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EL PORFIRIATO Y LA REVOLUCIÓN EN VALLE DE SANTIAGO, GUANAJUATO, MÉXICO, (SEGUNDA PARTE) Enrique Mendoza T. Antropólogo e historiador
POBLACIÓN» El manejo de los datos disponibles presenta un problema: las categorías utilizadas por los gobernadores y presidentes municipales no son uniformes; lo que para uno es hacienda, otro lo cataloga como estancia o rancho. Ahora bien, estas diferentes denominaciones pueden reflejar un proceso de definición reglamentaria sobre las condiciones agrarias, ya sea anivel estatal o nacional, en los años posteriores a las leyes de 'Desamortización de bienes de manos muertas'; de 'Colonización' y de 'Deslindes'.9 Teniendo en consideración los tipos de asentamientos humanos (cabecera, pueblos, haciendas y ranchos), se puede afirmar, con base en el Cuadro relativo al Censo de Población de Valle de Santiago para el año de 1882 (ver Cuadro No. 1), que la población estaba equitativamente distribuida.
8 Es muy escasa la información disponible ya que en las fuentes de archivo consultadas —Protocolos Municipales y Cartas del Presi dente Municipal— no se hace mención alguna a la concentración de la población. 9 Como desconocemos las causas por las cuales se denomina de una uotra forma a los terrenos, en este estudio adoptamos, sin reparo, las categorías establecidas en los diferentes informes.
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El Padre y General José Reyes Vega"
Fuente: "Memoria del Listado Libre y Soberano de Guanajuato, leída por el C. Gobernador L i e . Manuel Muñoz Ledo, en la solemne instalación del 10° Congreso Constitucional, verificado el 15 de septiembre de 1 X 8 2 " . Cuadro No. 42.
También se observa que la población rural era el 69.58% del total del municipio, ya que los pueblos —San Gerónimo y La Magdalena— eran poblaciones indígenas, motivo por el cual se las considera como rurales. El porcentaje restante, 30.42%, es población urbana. Estas cifras enseñan la relativa alta concentración de la población en la cabecera municipal, lo cual hace pensar en la poca importancia que como núcleos de concentración de población tenían las haciendas para esa época. Si se analizan los porcentajes correspondientes a estas últimas, previa aclaración que los datos no especifican si la población allí existente era de medieros, aparceros, peones acasillados o jornaleros10, se observa que apenas el 14.32^0 del total de los habitantes del municipio de Valle de Santiago vivían enhaciendas. Es de destacar el alto porcentaje, 48.17%, de población concentrada en los 98 ranchos; esto confirma la importancia que ya tenían las labores agrícolas para este año de 1882. Si se compara este porcentaje con el correspondiente a las haciendas, es más clara la poca importancia que tenía este sistema en Valle de Santiago, a pesar de que para estos años, como durante todo el Porfiriato, en el resto de la nación este tuvo gra apoyo y fue su período de gran esplendor.
10 "...el sistema de hacienda estaba compuesto por tres tipos de economia: la del hacendado, la de los aparceros o arrendatarios asentados en la tierra de la hacienda y la de los comuneros o pequeños propietarios, cuyas parcelas se contrataban fuera de la hacienda, pero estaban íntimamente relacionados con el funcionamiento de ésta. ...los hacendados incluían a todos sus empleados bajo el rubro genérico de peones... los peones acasillados, que parecen haber sido un grupo relativamente privilegiado, estaban sometidos al dominio patriarcal del hacendado, con quien mantenían relaciones que trascendian la esfera del trabajo. Frecuentemente estaban endeudados y su libertad de movimiento era restringida. Su salario tenía tres componentes: el pago de dinero, las raciones de maíz y el usufructo de una casa con su cortijo para animales menores y pequeñas siembras. Los peones eventuales eran por lo general comuneros habitantes de pueblos vecinos que trabajaban para completar los ingresos que obtenían de sus parcelas o bien para cumplir un acuerdo que obligaba al pueblo a proporcionar trabajadores a cambio de ciertas concesiones de la hacienda. También había un grupo menor —el más cercano al proletariado moderno— de indios vagos que no tenían tierras y que fluctuaban entre el campo, las minas y la ciudad. Los arrendatarios que pagaban su renta en dinero, recibían como los aparceros que pagaban con parte de su cosecha y trabajo, una parcela, semilla y a veces casa del hacendado" (Semo 1975:78)
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El bajo porcentaje correspondiente a los pueblos, 7.09%, halla su explicación en que éstos eran indígenas, motivo por el cual muchos se desplazaban hacia nuevos sitios, debido a la presión ejercida por los blancos para adquirir nuevas tierras, a lo cual se suma el interés y la necesidad del indígena por integrarse a la vida de los blancos, para así no estar relegado a un segundo plano dentro de la vida social del municipio." Ahora bien, si se analizan las cifras anteriores con base en los grupos de edad se obtienen los resultados siguientes: La distribución de la población presenta las mismas características que en el cuadro anterior. Es sorprendente la equidad en la distribución por 49.58% masculina y 50.42% femenina. Ahora bien, si se descomponen estos porcentajes en grupos de edades, se obtienen casi los mismos resultados en las columnas de hombres y mujeres: 30.19% y 30.75% respectivamente. Igual situación se presenta en los otros dos grupos: 19,39% de niños y 19,67% de niñas. Como se observa, el mayor porcentaje, 60,94°7o, corresponde a la población adulta, y la restante, 39,06%, es infantil. El porcentaje de la población económicamente activa, al menos en potencia es 60.94%; en este grupo se incluyen hombres y mujeres. Ahora bien, si se tiene en cuenta que el porcentaje anterior incluye a personas no aptas para el trabajo, ya sea por su avanzada edad o porque tienen deficiencias físicas o mentales, se podría suponer que este porcentaje es menor; pero, si se considera que en las faenas del campo también partici-
"Es sorprendente la equidad en la distribución por sexo: 49.58% masculina y 50.42% femenina."
11 Eric R, Wolf dice al respecto: "La libertad para el propietario de as significaría una mayor libertad para adquirir más tierras y añadirlas a sus ya grandes tenencias; la libertad para el indígena —que ya no estaba sujeto a su comunidad y ahora era amo de su propiedad— significaría la capacidad de vender su tierra y unirse a la muchedumbre de despedidos que buscaban empleo." (1974:30)
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CUADRO No. 2. Valle de Santiago. Distribución de la población de acuerdo con grupos de edad. 1882
Fuente: "Memoria del Estado Libre y Soberano de Guanajuato, leída por el C. Gobernador Lic.. Manuel Muñoz Ledo, en la solemne instalación del 10° Congreso Constitucional, verificada el 15 de septiembre de 1882". Cuadro No. 42.
pa parte de la población infantil, aunque su trabajo se limite únicamente a los períodos de siembra y recolección, el total de la población económicamente activa se incrementa. Para el año de 1887 la distribución de la población, teniendo en cuenta los agregados sociales era: CUADRO No. 3. Valle de Santiago. Censo de población para el año 1887.
Fuente: Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio. Dirección General de Estadística. Cuadros Sinópticos y División Territorial de la República Mexicana. Estado de Guanajuato. México, 1887. Of. Tip. de la Secretaría de Fondo, p. 192.
Se observa que ahora aparece una nueva categoría: la estancia. Esta categoría es una ramificación de los ranchos, ya que algunos de los terrenos que en 1882 estaban catalogados como ranchos, ahora son estancias; pero el número total de ranchos y estancias, 98, es igual que en la primera fecha. En el lapso de cinco años, 1882 a 1887, el número total de habitantes sufrió una disminución de 2.430 personas. Hasta el momento las causas del este decrecimiento nos son desconocidas. Pero bien se puede deber a movimientos emigratorios, ya que no aparecen en las fuentes consultadas, datos sobre epidemias, las cuales han podido propiciar una mortandad mayor que la tasa promedio, o puede que los datos de ambos censos no sean muy fiables, lo cual es muy probable para esa época. Así mismo, se presenta un decrecimiento en la población de la cabecera municipal: en 1882 era del 30.42% y cinco años más tarde, 1887, era del 23.62% di total para cada año.
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La situación contraria sucede en la población rural, ya que mientras en 1882 el porcentaje era del 69.58%, ahora, en 1887, es del 76.38%. Estos hechos pueden hallar su explicación en los efectos de las leyes de Desamortización de bienes de manos muertas, de Colonización, y de Deslindes, aunque siempre se ha dicho que estas leyes favorecieron a los grandes terratenientes.12 Pero en Valle de Santiago, al igual que posiblemente en otros lugares, como se ha dicho, el sistema de las haciendas no presentó las mismas características —tanto sociales como económicas— que lo definen e identifican. Es posible pensar que estas leyes de desamortización, según se observó, favorecieron a los pequeños propietarios (ranchos y estancias), ya que estas categorías son las que reflejan un mayor aumento, porque el porcentaje correspondiente a los dos pueblos también sufrió un pequeño aumento en su población: 7.09% en 1882 y 7.37% en 1887. Es importante destacar un hecho en las haciendas el porcentaje de población no sufrió alteración alguna, 14.32% en ambas fechas, lo cual puede servir para sustentar la afirmación anterior en relación con las leyes de Desamortización, de Colonización y de Deslindes. Esta aseveración puede estar respaldada con una de las conclusiones a que llegó José Ignacio Urquiola en su estudio sobre Valle de Santiago (1982), para el cual hizo uso de nuestras mismas fuentes documentales. Afirma Urquiola que: "Al seguir la trayectoria de varias haciendas por un período de 50 a 100 años [aproximadamente desde 1820s hasta 1930s], su propiedad cambia muchas veces de manos. Como nota común, no se formaron mayorazgos y fue regla constante la partición de
12 Esta interpretación es planteada por Jesús Silva Herzog así: lo. ...los resultados de las leyes referidas fueron contrarios a los propósitos de sus autores, quienes pensaron que al desamortizar las propiedades eclesiásticas se crearía la pequeña propiedad y se estimularía el desarrollo agrícola e industrial de la República. Por desgracia no fue así... 2o. Las propiedades no fueron a dar a manos de los arrendatarios, sino a las de los denunciantes, en su mayor parte ricos propietarios territoriales, que de esa manera agrandaron sus ranchos y haciendas. "(Tomo I. 1973:15-16). Para el caso concreto de Valle de Santiago afirman Héctor DíazPolanco y Laurent Guye. "Puede decirse que las Leyes de Reforma (particularmente la Ley de Desamortización de 1856 y la ley de Nacionalización de los bienes del clero de 1859) fueron acogidas con júbilo por una buena parte de los terratenientes y arrendatarios de Valle de Santiago. Las fincas rústicas constituían lo esencial del patrimonio eclesiástico... la Iglesia era una rentista que se conformaba con dar sus haciendas en arriendo, y no se preocupaba por mejorar el estado de las construcciones o por realizar inversiones que aumentaran el valor de las fincas... La casi totalidad de los terratenientes de Valle estaba endeudada, pues de las 32 haciendas registradas, 5 eran propiedad del clero, otras 3 estaban embargadas, y 17 reportaban adeudos a favor de corporaciones eclesiásticas. Tan sólo 7 fincas... escapaban al dominio de la Iglesia... La buena marcha de las haciendas, que, según un estereotipo, son en todo momento sólidas unidades autosuficientes, estaba supeditada en cierto grado al suministro de fondos, por parte del capital usurero, ya se trate de corporaciones eclesiásticas o ya de prestamistas particulares... un considerable número de los terratenientes de Valle y todos los arrendatarios de las fincas del clero van a sacar provecho de las Leyes de Reformas y se convertirán, por lo tanto, en aliados del gobierno liberal". (1876:36-36).
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bienes entre los herederos a la muerte del propietario. Esto dio lugar a fases de partición y reunificación en las haciendas. Estas fases intermedias fueron propicias para la entrega de la propiedad en arrendamiento... [y añade el autor más adelante] Hubo también muchos casos de arrendatarios que se quedaron en la condición de tales, sin llegar a adquirir tierras en propiedad..." (1982: 208-213).
PROPIETARIOS DE BIENES Una vez calmados los ánimos después de la caída de Maximiliano (su imperio comenzó a derrumbarse en julio de 1867) y reestablecida la paz intestina, perturbada por las luchas de liberales y conservadores, el país inició un período de estabilidad durante el cual se suponía que la economía estaría orientada hacia un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Con estas ideas se inició 'El Porfiriato'. 1877-1910. Fue durante este período que México comenzó su proceso de 'modernización' y las haciendas, conocieron su máximo esplendor y contaron con el apoyo del gobierno; pero este apoyo sirvió para que los ricos acrecentaran sus caudales a eosta de los pobres, ya que la Ley de Deslindes afectó únicamente a los pequeños propietarios.13 En relación con las condiciones en Valle de Santiago no es mucha la información disponible, ya que el primer dato, aparecido en 1894, hace referencia a la situación que vivía el municipio en el año de 1875. Para el año de 1882, las personas que poseían bienes inmuebles o tenían establecido algún negocio en Valle de Santiago, estaban distribuidas así:
CUADRO No. 4. Valle de Santiago. Número de propietarios de fincas urbanas y rústicas, de giros mercantiles y establecimientos industriales 1882
"Fue durante este período que México comenzó su proceso de 'modernización' y las haciendas conocieron su máximo esplendor."
Fuente: "Memoria del Estado Libre y Soberano de Guanajuato, leída por el C. Gobernador Lie. Manuel Muñoz Ledo, en la solemne instalación del 10° Congreso Constitucional, verificado el 15 de septiembre de 1882". Cuadro No. 4.
13 "...Y así, cuando se nos ha dicho que el ministerio de Fomento ha deslindado 30.000.000 de hectáreas de tierras nacionales, debemos tener presente dos cosas importantes: la primera que esos deslindes no han servido, para desmoronar ni en pequeña parte las grandes acumulaciones de propiedad territorial existentes en nuestro país... la segunda cosa... tras esos treinta millones de hectáreas han corrido muchos más millones de lágrimas pues no son los poderosos hacendados quienes han visto caer de sus manos esos millones de hectáreas, sino los miserables, los ignorantes, los débiles... los que no pueden llamar compadre a un Juez de Distrito, a un gobernador ni a un ministro del Estado". (Silva Herzog 1873:21)
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Es claro que en relación con el promedio de los 32 municipios del Estado el número de propietarios de fincas urbanas vallenses es casi el doble. Esta relación permite suponer la importancia de Valle de Santiago en la vida de Guanajuato. El porcentaje de propietarios de giros mercantiles y establecimientos industriales, 3.33%, confirma, en parte, la afirmación anterior, ya que unos y otros están estrechamente relacionados, dado que no es difícil pensar que lo que se mercadeaba eran productos agropecuarios. Esta interrelación entre 'fincas rústicas' y 'establecimientos comerciales' comienza a dibujar dos hechos: la importancia del capitalismo mercantil (y tal vez usurero) en la región, por una parte, y el poco peso que las haciendas podrían tener en la economía local, por la otra, con lo cual se ratifica nuestra afirmación expresada al momento de hacer el análisis de la composición de la población (cf. Cuadro No. 1). Sobre este respecto afirman Díaz-Polanco y Guye: "...los datos sobre la economía de las haciendas de Valle son muy escasos... la idea que reflejan... las fincas de Valle difieren bastante de los estereotipos que circulan acerca de las haciendas. Para empezar, si exceptuamos el latifundio de Parangueo con sus 19.578 has., todas tienen una extensión limitada en comparación con los criterios de la época. De las 30 haciendas mayores del municipio, 15 tienen menos de 500 has. de labor en promedio; 9 tienen 1.078 has. de labor en promedio y solamente 5 tienen una superficie total de más de 2.000 has. (con un promedio de 1.428 has. de labor)... Estas haciendas, de tamaño relativamente reducido, dedicadas principalmente al cultivo directo, no eran el universo social cerrado que se pinta habitualmente. Los terratenientes y grandes arrendatarios radicaban casi todos en la ciudad de Valle, y no en las haciendas. Al parecer, casi toda la mano de obra estaba encomendada a jornaleros diseminados en las rancherías de los alrededores de la finca y no a peones acasillados, fincados dentro del perímetro de la hacienda. El hecho más notable es la casi total inexistencia de tiendas de raya en las haciendas. Varios factores pueden explicar esta curiosa e interesante ausencia. En primer lugar gracias a la fuerte densidad de población, en la zona existía abundante mano de obra disponible y, por lo tanto, no era necesario recurrir al mecanismo del endeudamiento
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"Para este año, 1882, ya existía, por parte de un sector de la burguesía agraria el acaparamiento de tierras y la especulación con éstas."
para ligar los peones con la hacienda. En segundo lugar, todas las haciendas del municipio se encontraban relativamente cerca de la ciudad de Valle; así, peones, medieros y rancheros, podían fácilmente realizar sus compras en el núcleo urbano. En tercer lugar, debido a su poca extensión, las haciendas empleaban una fuerza de trabajo reducida, que constituía un mercado demasiado limitado como para justificar la instalación de una tienda. Esta ausencia de las tiendas de raya tiene una gran significación, pues implica que no se daba en Valle el avasallamiento de la mano de obra a través del endeudamiento, fenómeno que se considera, por lo general, como la característica de las haciendas porfirianas. Estos elementos parecen indicar que las haciendas vallenses eran fundamentalmente centros de producción estrechamente vinculados a la cabecera municipal y al mercado nacional, y no los asientos de microsociedades cerradas frente al mundo exterior". (Díaz-Polanco y Guye 1976: 43-46. Énfasis añadido).
La cifra anterior (3.33% de propietarios de giros mercantiles y establecimientos industriales) toma más importancia si se tiene en cuenta que dentro de las cantidades totales están incluidas las principales ciudades del Estado, tales como Guanajuato, León, Celaya e Irapuato. De otra parte, es significativo que tan sólo haya en el municipio 59 propietarios de fincas rústicas, ya que el porcentaje que esta cifra representa, 1.55%, es casi la mitad del promedio del Estado: 3.13%. Ahora bien, si se tiene en consideración que para esta misma fecha existían en el municipio de Valle 30 haciendas y 98 ranchos, se podía pensar que el número de propietarios de fincas rústicas debería de ser, al menos, de 128; pero la realidad era muy diferente. Estos datos permiten afirmar que para este año, 1882, ya existía, por parte de un sector de la burguesía agraria, el acaparamiento de tierras y la especulación con éstas. Esta afirmación será demostrada más adelante.
CUADRO No. 5. Valle de Santiago. Número de propietarios de fincas urbanas y rústicas, de giros mercantiles y establecimientos industriales. 1882.
Total Estado
50.95
29.91
19.14
12.715 100
Fuente: "Memoria del Estado Libre y Soberano de Guanajuato, leída por el C. Gobernador Lie. Manuel Muñoz Ledo, en la solemne instalación del 10° Congreso Constitucional, verificado el 15 de septiembre de 1882". Cuadro No. 5.
Si las cifras anteriores son ordenadas de otra forma, para ver la distribución de estos propietarios dentro del municipio, se obtienen los resultados siguientes: Este cuadro pone de manifiesto la alta concentración de propietarios de fincas urbanas en Valle de Santiago,. 73.59%, cifra esta que está muy por encima del promedio de los 32 municipios del Estado, 50.89%. La cifra correspondiente a Valle es fiel reflejo de la importancia que ya tenía desde esta época el poseer predios en la cabecera municipal, aunque la misma no fuera muy poblada. En contraposición, también es clara la poca concentración de propietarios de fincas rústicas, 11.13%, ya que dentro
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del mismo municipio este porcentaje también es superado por el correspondiente al número de propietarios de giros mercantiles y establecimientos industriales, 15.28%. Esta última relación permite afirmar que para el año 1882 Valle de Santiago ya tenía un sector comercial importante o al menos mayor que el sector agrícola. En 1882, mientras Valle de Santiago ya tenía un sector comercial importante, el Estado de Guanajuato tenía inclinación hacia las labores del
"En 1882, mientras Valle de Santiago ya tenía un sector comercial importante, el Estado de Guanajuato tenía inclinación hacia las labores del campo."
c a mp o .
La situación contraria se presenta a nivel del Estado, ya que el número de propietarios de fincas rústicas es superior al de propietarios de giros mercantiles: 29.9197o y 19.14% respectivamente. Estos datos dejan ver que el Estado de Guanajuato tenía una cierta inclinación hacia las labores del campo, mayor que hacia el comercio o la industria. Esta inclinación puede ser debida a que dentro del territorio del Estado se halla enclavada la rica región agrícola conocida como 'El Bajío'. Pero, también es necesario recapacitar un poco sobre este asunto ya que Valle de Santiago está ubicado, como se ha visto, casi en medio del Bajío. Si se tiene en consideración la localización de esta ciudad, es muy extraño que no se dé el impulso necesario a la agricultura en una región que es 'la despensa de México'. Este extraño fenómeno puede deberse, como se dijo anteriormente, al acaparamiento que tenían los 59 propietarios de las fincas rústicas, lo cual no creaba incentivo para que el posible agricultor se dedicara a las faenas del campo, y prefiera buscar su sustento económico en otras actividades, o en caso de trabajar en la agricultura, no siente tanto incentivo como si el terreno fuera de su propiedad. BIENES RAICES El acaparamiento de tierras en Valle de Santiago, en comparación con el total del Estado, encuentra su explicación en el elevado precio de éstas: pero éste a su vez es consecuencia directa de la disponibilidad de riego con que cuenta la región.14 De otra parte, si en Guanajuato se llegaron a adelantar deslindes, los efectos de las compañías deslindadoras son muy claros en Valle en general en todo el Estado15, ya que en 1875 el valor de la propiedad rústica en Valle era de $ 1.043.718 y en el Estado era S 21.044.66116; mientras que para el año 1882 estas cantidades descendieron a $ 993.895 y $ 20.405.65917, respectivamente. 14 Es posible que el sistema de riego sea el primero de la nación, ya que: "Se pueden encontrar construcciones de ingeniería hidráulica, grandes presas, acueductos o complejos sistemas de irrigación, creadas por los misioneros durante el Siglo XVI, en el centro y en el occidente de México (Yuriria)... "(Moreno Toscano 1974:60) 15 "...siempre que una compañía deslindadora ha emprendido trabajos de habilitación de baldíos, en un Estado, el valor de la propiedad agraria ha descendido allí rápidamente". (Citado por Silva Herzog 1973:20) 16 Datos tomados de "Memoria sobre la Administración Pública del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el lo. de abril de 1895". 17 Datos tomados de "Memoria leída por el C. Gobernador del Estado Libre y Soberano de Guanajuato Lic. Manuel Muñoz Delgado. 1982".
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VALOR DE LOS BIENES RAICES
La contraposición ciudad-campo es muy clara cuando se analiza el valor de las propiedades urbanas y rurales, ya que la diferencia de valor a través del tiempo nos indica el auge o caída de uno de estos sectores en relación con el otro, a la vez que manifiesta la importancia que van adquiriendo en la vida económica de la nación y las facilidades que ésta ofrece para agilizar el transporte y comercio de los artículos agrícolas. Para el año 1882 la situación en Valle de Santiago era:
CUADRO No. 6. Valle de Santiago. Valor de la propiedad 1882.
Fuente: "Memoria del Estado Libre y Soberano de Guanajuato, leída por el C. Gobernador Lie. Manuel Muñoz Ledo, en la solemne instalación del 10° Congreso Constitucional, verificado el 15 de septiembre de 1882". Cuadro No. 6.
Se observa que la contribución del municipio de Valle de Santiago al valor total de la propiedad en el Estado es apenas del 5.0%; porcentaje que está por encima del promedio, 3.13°7b para los 32 municipios con que contaba el Estado para esta época. Es más alta esta proporción, 5.2% en Valle contra 3.13% de promedio en uno de los 32 municipios, en el valor de la propiedad urbana, con lo cual se demuestra, al menos en parte, que Valle de Santiago ocupa ya desde este año, 1882, un lugar destacado dentro del Estado. En cuanto hace relación al valor de la propiedad rústica, Valle sigue sobre el promedio: 4.87% y 3.13% respectivamente. Este hecho puede ser consecuencia de: lo. ser uno de los municipios con mayor cantidad de tierras (1.683 caballerías); 2o. contar con un sistema de riego, que a pesar de no ser muy perfeccionado, era uno de los primeros de la nación como lo diría años más tarde, en 1895, el Gobernador del Estado: "En la visita que últimamente practiqué a algunos de los pueblos del Estado, por los rumbos del Sur y del Occidente, tuve ocasión de palpar en lugares que conocía yo muy bien hace muchos años, las grandes ventajas de la irrigación y del perfeccionamiento de los cultivos. Tengo actualmente una sección de ingenieros haciendo los estudios necesarios para perfeccionar el sistema de irrigación en el Valle de Santiago, y para aprovechar las aguas del Río Lerma en el completo regadío de aquellas regiones y las de Salamanca e Irapuato... con obras relativamente fáciles se puede hacer de riego una inmensa superficie de terrenos de los más fértiles que se encuentran en el Estado.
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Los labradores de Valle... han tenido el buen juicio de dar tregua a añejas y constantes cuestiones de aguas, y de obsequiar fielmente mis disposiciones, que no se han encaminado, como no se encaminarán, a otro fin que al procurar la concordia entre ellos, a impulsar sus legítimos intereses, y a coadyuvar a que sus predios alcancen el elevadísimo valor que están llamados a tener por sus condiciones peculiares."18
Es de sumo interés conocer la proporción o relación existente entre el valor de las propiedades urbanas y las rústicas, tanto en Valle de Santiago como en el Estado, porque esta puede enseñar la importancia de uno u otro sector en la vida comercial de la región. CUADRO No. 7. Valle de Santiago. Valor de la propiedad 1882.
Fuente: "Memoria del Estado Libre y Soberano de Guanajuato. Lie. Manuel Muñoz Ledo. 1882". Cuadro No. 7.
Es clara la mayor proporción en Valle de Santiago, 66.06%, y en general en todo el Estado, 67.86%, del valor de la propiedad rústica en comparación con el de la propiedad urbana: 33.94% y 32.14% respectivamente. Estas cifras ponen muy en claro la importancia que tenían las actividades del campo en Guanajuato, o al menos son fiel reflejo de la buena calidad de las tierras, y de su gran capacidad productiva. Ahora bien, cruzando el cuadro relativo al valor de la propiedad (Cuadro No. 6), con el que enseña el número de propietarios (Cuadro No. 4), y haciendo un cálculo para un solo propietario, se obtienen los resultados siguientes:
CUADRO No. 8. Valor de la propiedad para un solo propietario. 1882
Fuente: Memoria leída por el C. Gobernador del Estado Libre y Soberano de Guanajuato. Lic. Manuel Muñoz Ledo, 1882. Cuadro No. 8.
18 Memoria sobre Administración Pública del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el lo. de abril de 1895".
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"El bajo valor de un inmueble urbano en Valle de Santiago es fiel reflejo de la alta concentración de propietarios de fincas urbanas."
Este cuadro pone de manifiesto el elevadísimo valor de la propiedad rústica en Valle de Santiago, ya que mientras un propietario tiene un predio —teóricamente de una misma extensión y calidad de tierras— en cualquier lugar del Estado (promedio), cuyo valor es de $ 5.358; este mismo predio en Valle vale $ 16.846. Este desmesurado contraste puede ser debido a las facilidades de riego con que cuenta el municipio, como ya se dijo previamente, o también, este valor puede ser la explicación del por qué tan sólo hay en Valle de Santiago 59 propietarios de fincas rústicas, ya que cualquier persona no siempre podría disponer del dinero necesario para comprar un predio de esta clase, lo cual permite, como ya se vio previamente, la especulación y acaparamiento de las tierras por unas cuantas personas. En relación con la propiedad urbana no hay mayor significación en los datos obtenidos con este cruce de información. El bajo valor de un inmueble urbano en Valle de Santiago es fiel reflejo de la alta concentración de propietarios de fincas urbanas (Cf. Cuadro No. 5), a pesar de que el valor de una propiedad en Valle, como en cualquier otro municipio del Estado, es casi el mismo, ya que sólo hay una diferencia de casi $ 200.oo. Lo que sí es muy claro es el mayor valor de la propiedad rústica sobre la urbana. PROPIEDAD RUSTICA Una vez aclarada la situación del municipio de Valle de Santiago en relación con el total del Estado, al menos en cuanto al valor de los bienes raíces, tanto urbanos como rústicos, al igual que en lo relativo a los propietarios, se puede entrar a estudiar concretamente las propiedades rústicas. Para el año de 1875 la situación era:
CUADRO No. 9. Estado de Guanajuato. Superficie de las propiedades rústicas. 1875. (medida en caballerías)
Fuente: "Memoria sobre la Administración Pública del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el Io de abril de 1895". Nota: La selección de los municipios de Ciudad González y de La Luz corresponde con aquellos municipios que tienen mayor y menor superficie en el Estado, respectivamente.
El cuadro permite observar que Ciudad González es el municipio que cuenta con mayor cantidad de caballerías, 8.530; cifra que representa el 18.25% del total de las tierras del Estado. Es sorprendente este porcentaje en contraposición con el municipio de La Luz, el más pequeño en extensión,.
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que tan sólo cuenta con 4 caballerías (0.009% del total del Estado), y todas éstas son de cerril. Estos dos municipios ponen muy de manifiesto la desigualdad en el acceso a tierras entre las localidades, hecho que se repite, teniendo en cuenta las proporciones en la distribución de la riqueza, ya sea a nivel municipal o a nivel estatal, entre municipios ricos y pobres. Valle de Santiago ocupa un lugar intermedio entre los dos anteriores; pero a nivel del Estado de Guanajuato, es uno de los municipios que cuenta con mayor cantidad de tierras, 1.683 caballerías. De los 32 municipios que contaba el Estado de Guanajuato para esta fecha, 1875, sólo le superaban en superficie otras siete localidades.
''Teniendo en cuenta la calidad de las tierras, es sorprendente que Valle de Santiago sea el municipio que controla mayor cantidad de tierras de riego."
Ahora bien, teniendo en cuenta la calidad de las tierras, es sorprendente que Valle de Santiago sea el municipio que controla mayor cantidad de tierras de riego, 213 caballerías, o sea el 13.40%, muy por encima de Ciudad González, 47 caballerías, cifra que representa un 2.96%. Los municipios que le siguen en importancia son: Salvatierra, 181 caballerías; Celaya, 158; e Irapuato, 118. Es de destacar que Yuriria, a pesar de estar al pie de la laguna del mismo nombre, solamente tenía 9 caballerías de tierras de riego. En cuanto hace a las tierras de temporal, cerril y monte, Ciudad González, como es de esperarse, era el municipio que controlaba mayor cantidad de caballerías: 18.67%, 19.39% y 17.83% respectivamente en los totales de cada grupo. Valle de Santiago ocupa un lugar intermedio en cada una de estas categorías; pero con el transcurso del tiempo cada vez aportaba mayor cantidad de tierras de riego, gracias al sistema con que contaba para dotar de agua a sus tierras. Si se analizan los datos anteriores en relación con cada uno de los municipios se obtienen los resultados siguientes: CUADRO No. 10. Estado de Guanajuato. Clasificación de las tierras con base en su calidad. 1875.
Fuente: "Memoria sobre la Administración del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el 1° de abril de 1895".
Se observa que casi la mitad (el 48.37%) de las tierras de Valle son aptas para la agricultura; motivo por el cual el municipio ocupa lugar destacado dentro del Estado. De esta cantidad, el 12.66% son de riego, o sea que son aprovechables durante todo el año con un mismo cultivo; el porcentaje restante, el 35.71%, es de temporal, y se puede utilizar durante todo el año pero con rotación de cultivos. La otra mitad de las tierras, el 51.63%, son poco o nada aptas para la agricultura, ya que el 26.08% son de cerril y el 25.55 son de monte. Estas tierras son aptas para el gana-
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do caprino, pero no toda la gente que habitaba los campos tenía facilidades para invertir dinero en estos ganados, motivo por el cual las tierras eran desaprovechadas. A pesar de la gran extensión de Ciudad González, es sorprendente que apenas un 32.41% del total de sus tierras sean aptas para las labores del campo. Esta cifra está compuesta por un 0.55% de riego y el 31.86% de temporal. Se pone de manifiesto que Valle de Santiago, con 1.683 caballerías, tenía mayor cantidad de tierras aptas para la agricultura. Merece lugar destacado la gran pobreza de La Luz, ya que las 4 caballerías que posee el municipio son todas de cerril, lo cual hace pensar en el tipo de economía que tendría este municipio, al igual que en su suerte futura. Se observa que del total del Estado, cuya superficie era de 46.748 caballerías, 1.589 caballerías eran de riego, un 3.40%, cifra ésta muy baja si se tiene en cuenta que el Estado es atravesado, en parte, por el Río Lerma, y que además cuenta con las aguas de la Laguna de Yuriria. Una tercera parte de la superficie del Estado, el 31.14%, era de tierras de temporal. De las tierras restantes, el 42.41% eran de cerril y el 23.05% de monte. De estas cifras se deduce que aunque más de la mitad de las tierras del Estado, (el 65.46%) no eran aptas para las labores del campo, Guanajuato es uno de los principales centros productores de artículos primarios, esto debido fundamentalmente a la gran productividad del Bajío. La importancia del Estado como centro productor de alimentos comienza ya desde esta época. "Es, pues, muy importante nuestra Agricultura; y con un esfuerzo simultáneo colectivo, con la protección de vosotros como legisladores, podrá decirse antes de muchos años que Guanajuato es el granero de la República, como se dijo hace tiempo que Italia era el granero del Mundo."19
MINIFUNDIOS Y LATIFUNDIOS
El valor fiscal de las propiedades rústicas para el año 1894 sufrió un aumento en relación con el año 1882, ya que en esta última fecha los predios tenían un valor de S 993.895 en Valle de Santiago y de $ 20.405.659 en el Estado; ahora, en 1894, tienen valor de $ 1.578.600 y de $ 32.990.000 respectivamente, como se observa en el Cuadro No. 11. Es sorprendente que desde el año 1882 (fecha en la cual había 59 propietarios de fincas rústicas en Valle de Santiago y 3.803 en todo el Estado), hasta 1894, doce años más tarde, la cantidad de propietarios ascienda a 91 y 5.443 respectivamente. Este gran incremento en el número de propietarios puede ser consecuencia, como se dijo anteriormente, de la Ley de Desamortización de Bienes de la Iglesia, porque ésta, como se ha veni do sosteniendo, favoreció en el Estado de Guanajuato a los pequeños propietarios, cosa además poco común en un proceso de repartición de tierras en el cual tienen manifiesto interés distintos sectores sociales. Esta dinámica, que aquí se afirma como regional, es convalidada por el estudio local de Valle de Santiago porque:
19 "Memoria sobre la Administración Pública del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el lo. de abril de 1895".
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CUADRO No. 11. Estado de Guanajuato. Valor fiscal y repartición de la propiedad rústica. 1894.
Fuente: "Memoria sobre la Administración Pública del Estado de Guanajuato presentada al Congreso por el Gobernador Lic. Joaquín Obregón González el 1o de abril de 1895".
"el proceso local toma un rumbo distinto del que se observa durante el porfiriato a nivel nacional. Lo que distingue al campo vállense en estos años, no es el fortalecimiento de los grandes latifundios, su expansión a costa de las comunidades indígenas, sino el fraccionamiento de varias haciendas y el surgimiento de pequeñas unidades de producción con características propias: los ranchos. El principal mecanismo responsable de la parcelación de las haciendas es el sistema de herencia. Al morir un terrateniente o su esposa, se efectúa un inventario de los bienes acumulados por la pareja durante sus años de vida matrimonial; se atribuye la mitad de esos bienes al cónyuge supérstite por 'gananciales en el matrimonio'; la otra mitad se reparte entre los demás herederos. Tal sistema se aplicó, a todo lo largo del siglo XIX y fue una de las causas de la disolución de las grandes fortunas de los años cincuentas (las de José Antonio Benito González y de Manuel Roa, por ejemplo). Lo nuevo en el período a que nos referimos ahora, es que estas divisiones de bienes se multiplican y se hacen irreversibles en la medida en que los herederos ya no permanecen al frente de sus predios, sino que los venden a individuos ajenos a la familia. Las parcelas salen así del patrimonio familiar y llegan a constituir unidades de producción autónomas. Las ventas de fracciones predominan netamente: de las 177 operaciones de venta de predios rústicos que se registran en Valle, de 1881 a 1910, tan sólo 27 implican el traspaso de propiedad de una hacienda entera; las otras 150 se refieren a venta de ranchos o fracciones de haciendas. Este proceso es de tal dimensión, que algunos 'recién llegados' al seno de la clase terrateniente de Valle tienen que realizar numerosas operaciones de compra de terrenos para lograr establecer una unidad de producción de importancia". (Díaz-Polanco y Guye 1976: 41-42).
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Pues bien, veamos en concreto las condiciones de Valle de Santiago. Con base en el cuadro anterior se observa que el 26.37% de las propiedades rústicas en esta localidad tienen un valor inferior a $ 1.000. Ahora bien, si se hace referencia a la columna correspondiente al Estado, es sorprendente que para esa época, en la cual el sistema de las haciendas está en su apogeo, un 53.20*70 de las propiedades están dentro de esta categoría, de $ 250 hasta $ 1.000, con lo cual queda de manifiesto la importancia de las pequeñas propiedades en Guanajuato. En la siguiente categoría, propiedades cuyo valor fluctúa entre $ 1.000 y S 5.000, los porcentajes correspondientes al número de propiedades desciende un poco, pero no dejan de ser igualmente importantes, ya que en Valle el 20.88% de las propiedades están dentro de esta categoría; mientras que a esta misma corresponden, a nivel estatal, el 28.46%. Si se toman en cuenta estas dos categorías, propiedades cuyo valor va desde $ 250 hasta S 5000, se observa que en Valle de Santiago hay un 74.25% del total de predios dentro de esta categoría, con lo cual es obvia la importancia de la pequeña propiedad; pero esta afirmación es todavía más relevante a nivel del Estado, porque dentro de esta agrupación hay un 81.66% del total de propiedades rústicas o rurales. Si ahora se hace mención de las tres últimas categorías del cuadro: propiedades cuyo valor va desde $ 20.000 hasta $ 250.000, las cuales, por su elevado valor bien pueden ser consideradas como grandes propiedades o latifundios, se observa que en Valle de Santiago hay un 24.18% de las propiedades dentro de esta agrupación, las cuales representan un 75.96% del valor total de éstas en el municipio. La situación es más clara y aguda a nivel de todo el Estado de Guanajuato, ya que mientras hay un 6.52% del total de propiedades dentro de este grupo, éstas representan un 61.61% del valor total de las tierras del Estado.
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CONCLUSIONES
Hasta ahora se ha venido sosteniendo que en Valle de Santiago tuvo gran importancia la pequeña propiedad o los minifundios, en contraposición al sistema de las haciendas. El origen de los minifundios bien puede ser a partir de las Leyes de Desa mortización de Bienes de Manos Muertas (1856), época en que la Iglesia fue despojada de las tierras que poseía en el país, con lo cual las hacien das de San Nicolás de los Agustinos (fue la mayor hacienda que tuvo la Iglesia en territorio mexicano), y las de San Isidro y San Ignacio (propie dad de los Jesuítas), que están ubicadas en Valle de Santiago, pasaron a ser posesión de la Nación. Lo mismo aconteció con las tierras que eran propiedad de las comunidades indígenas, ya que con las Leyes de Refor ma (1856 y 1857), las tierras comunales fueron declaradas fuera de la ley, forzando la repartición y propiedad individual de las mismas entre la po blación indígena. De otra parte, las compañías deslindadoras llevaron a cabo su tarea en las tierras expropiadas a la Iglesia, en las tierras comunales y en las zonas baldías. Este hecho nos hace pensar que las antiguas haciendas de San Nicolás de los Agustinos y las de San Isidro y San Ignacio fueron deslindadas, pasando buena parte de ellas a manos de los terratenientes o de las mismas compañías20, pero de todas formas, parte de estas tierras fueron adjudicadas a pequeños propietarios o a algunos indígenas que trabajaban en las haciendas. En el trabajo ya clásico de Friedrich Katz (1974) sobre las condiciones de las haciendas del período presidencial de Porfirio Díaz, el autor regionaliza a las haciendas mexicanas, da cuenta de las condiciones laborales de la fuerza de trabajo de las mismas haciendas, a la vez que determina condiciones económicas distintas para cada una de las tres regiones que identifica: norte, centro y sur de México. Con base en las particularidades de cada región Katz explica por qué y cómo participaron los campesinos mexicanos de ese proceso revolucionario. Consecuencia de este análisis sería el afirmar que la totalidad del sector campesino participó activamente de la revolución. Sin embargo, lo que aquí se ha venido mostrando es que ni en Valle de Santiago, ni en el Estado de Guanajuato en general, se presentaron las condiciones de escasez de tierras, carencia de fuentes de empleo ni hambrunas, como sí ocurrieron en otros lugares del territorio nacional. Por tanto, es necesario añadirle al esquema de Katz un cuarto modelo, o tal vez caso, en 20 Eric R. Wolf dice que "las propiedades de la Iglesia pasaron en gran parte y conservando su extensión a manos de los partidarios de Juárez y aunque se creó de esa forma una nueva aristocracia terrateniente, no por eso dejaba de ser aristocracia... Además, bajo la nueva legislación el gobierno obtenía el derecho de vender tierras públicas a compañías de fomento o de hacer contratos con las compañías deslindadoras pagándoles con la tercera parte de las tierras deslindadas. [Fueron deslindadas alrededor de 30.000.000 de hectáreas de tierras nacionales]. Las leyes de Reforma de mediados del siglo XIX habían fomentado la propiedad privada de la tierra como un medio para apoyar e1 crecimiento de la propiedad agrícola familiar; pero la tierra así liberada sólo intensificó el crecimiento de los latifundios". (Wolf 1974:33-74)
"¿Se podría afirmar que la totalidad del sector campesino participó activamente en la 'revolución'?"
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el cual no hubo interés campesino por participar del conflicto, y este podría ser Guanajuato, además de otras posibles regiones del territorio nacional.
¿Se podría afirmar que la totalidad del sector campesino participó activamente en la "Revolución"? Teniendo en cuenta la situación del campesinado del Valle de Santiago, y en general la de todo el Estado de Guanajuato, se afirma que en el movimiento revolucionario no tuvo mayor participación el campesinado guanajuatense. Por otra parte, es posible que el campesino de esta parte del Bajío estuviera desanimado ante la 'Revolución'; dado que durante el movimiento armado que concluyó en la Independencia (1821) este Estado tomó parte muy activa. En efecto, "...al salir de la Guerra de Independencia... El Bajío había sufrido, más que cualquier otra región del país, las consecuencias de estos diez años de inseguridad y de ir y venir de los diversos ejércitos. La ciudad de Valle fue saqueada e incendiada, algunas haciendas fueron objeto seguramente de requisiciones de granos y de animales; en la totalidad de las haciendas hubo interrupción de las comunicaciones y falta de mano de obra, por el enganche de los trabajadores en las tropas de uno y otro bando. Las minas de Guanajuato, que constituían el principal mercado para la producción agropecuaria del Bajío, permanecieron inactivas durante los años de la guerra; buena parte de ellas sufrieron daños irreversibles, de manera que el despegue de esta actividad en los años veinte es muy lento. En pocas palabras la economía de las haciendas fue quebrantada durante este período de crisis... La situación de depresión se ve agudizada por el endeudamiento. Las más de las fincas de Valle arrastran, desde hace varios decenios, gravámenes que impiden una rápida recuperación.
''Se afirma que en el movimiento revolucionario no tuvo mayor participación el campesinado guanajuatense.''
En Valle de Santiago, son por lo menos 9 los casos en que la exigencia de pago de los réditos vencidos obliga al hacendado a rematar parte o la totalidad de su finca... Es probable que los demás hacendados del distrito evitaran embargos y remates sólo mediante pago de fuertes sumas a los detentores de las hipotecas." (Díaz-Polanco y Guye 1976: 31-32): pero al ver que el problema agrario no tuvo solución alguna para esa época, pudo haber pensado que a través de la 'Revolución' tampoco lograría la propiedad de la tierra, motivo por el cual se mantuvo al margen de ésta. Esta afirmación relativa a la no participación del campesinado vállense es compartida por los compañeros de trabajo Héctor Díaz-Polanco y Laurent Guye cuando afirman: "El movimiento revolucionario no tiene en Valle ni remotamente la importancia y la profundidad que alcanzó en Morelos o Chihuahua. La tormenta que sacude al país, toca a Valle por la tangente. Sus manifestaciones se expresan básicamente en dos formas: la primera es la aparición de numerosas pandillas armadas que asolan el municipio, notablemente en su porción Suroeste. ...La segunda forma en que se manifiesta la rebeldía del campesinado vallense es legalista. Se trata de las reivindicaciones de tierras solicitadas en virtud de las primeras disposiciones agrarias promulgadas por Venustiano Carranza." (1976-52-54). Este hecho pudo estar fundamentado en las 'Adiciones al Plan de Gua-najuato', que en enero de 1915 publicó el mismo Carranza, adiciones mediante las cuales proponía llevar a cabo una reforma agraria tendiente a la disolución de los latifundios y a la creación de pequeñas propiedades, con lo cual pretendía ganarse el respaldo de los diversos sectores campesinos. Pero esta acción legalista en ningún momento es producto del proceso de consolidación capitalista en el agro, y por tanto no se le debe homologar con las peticiones y reclamos de otros grupos campesinos, tales como los zapatistas de Morelos.
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''Los estudiosos de 'las revoluciones' no abordan en momento alguno los análisis de otras regiones distintas a las tradicionales: centro y norte de México."
Ahora bien, no se descarta la posibilidad de que los minifundios en Valle de Santiago, y en Guanajuato, sean propiedad de unos cuantos terratenientes, quienes compran las pequeñas extensiones a nombre de sus familiares o con prestanombres, para posteriormente especular con ellas, ya sea dándolas en arriendo o en aparcería a los verdaderos agricultores. Pero si este fuera el caso, seguramente los campesinos de la región hubieran tomado parte muy activa en el movimiento de 1911, con miras a obtener la propiedad de la tierra, hecho que, según la historia, no sucedió Finalmente, y para dar respuesta a la pregunta planteada en la primera parte del presente trabajo, relativa a si hubo una Revolución (con mayúscula), o si, por el contrario, el período llamado de 'la revolución' no fue más que la mera coexistencia de diversos movimientos sociales armados, con elementos comunes y no comunes entre ellos, o sea varias 'revoluciones' (con minúscula), las evidencias aquí planteadas permiten sustentar la segunda opción, mas no la primera. Pero esta afirmación es válida para el Estado de Guanajuato, como ya quedó demostrado más arriba, como también para parte del Estado de Guerrero, y para la mayoría de los estados ubicados al sur del Istmo de Tehuantepec, ya que los estudios sobre dicho período que hasta el presente se conocen, se concentran en las regiones en las cuales actuaron los 'zapatistas', los 'villistas', los 'huertistas', los 'carranzistas', los 'obregonistas', etc., y los estudiosos de 'las revoluciones' no abordan en momento alguno los análisis de otras regiones distintas a las tradicionales: centro y norte de México. Si estos hechos están claros en aquellas regiones o estados que 'se mantuvieron al margen de la revolución' (sic); la llamada "Revolución" (con mayúscula) está en entredicho en la región de Morelos, en donde actuó el "Centauro del Sur", Emiliano Zapata. En efecto, si para Adolfo Gilly, "la trayectoria del zapatismo es, en la revolución mexicana, la forma concreta de ese fenómeno presente en todas las revoluciones: 'la doble revolución', la revolución en la revolución, la vía por la cual las masas persisten en afirmar sus decisiones más allá de las inevitables mediaciones de las direcciones, el camino de su autonomía y su autogobierno organizado. Para medir los alcances últimos de esta revolución campesina específica que fue la revolución mexicana hay que seguir los pasos del zapatismo". (1979:37)
Para Arnaldo Córdova ese zapatismo tiene una interpretación muy clara, a la cual se acoge el autor de este trabajo. Dice Córdova: "¿Puede hablarse, legítimamente, de una revolución, en el caso del movimiento zapatista? Mucho de lo que hoy se conoce sobre Zapata y el zapatismo... nos indica que no. Ese retorno al pasado en el que se cifra el localismo del movimiento, la falta de
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un proyecto nacional de desarrollo y la falta de una concepción del Estado son elementos que impiden concebirlo como una revolución. Una revolución, política o social, nunca es local, ni mira a reestablecer el pasado; una revolución es nacional, y por ello mismo se plantea como primer objetivo la toma del poder político. Si todo esto entra en la concepción y en la acción del Zapatismo, habrá entonces que hablar de éste como una revolución frustrada, es decir, de una revolución que no fue...". (1981: 154)
Sin embargo, no dejará de haber quienes afirmen que sí hubo revolución, porque el Estado mexicano de la post-revolución es distinto al Estado del porfiriato. De esto no cabe la menor duda; pero si a este cambio se le quiere denominar revolución, ésta sería al estilo de las revoluciones burguesas que estudia Barrington Moore1 (1973), dado que el cambio experimentado fue de unos generales liberales de las guerras de la reforma (185O's), quienes ocuparon cargos gubernamentales, a unos gobernantes que se hicieron famosos como efecto de su participación en los conflictos aciales del segundo decenio del presente siglo; pero en ningún momento hubo un acceso al poder por parte de los llamados "sectores populares"; lo verdaderamente revolucionario se vivió en las artes, ya que desde la pintura, la escultura, la literatura y la música, el pueblo fue fuente de inspiración para distintas obras, y los sectores acomodados se apropiaron de las expresiones culturales populares como símbolo de "lo mexicano". 1
Moore. Barrington. Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia, Barcelona: Península 1973.
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