ENCONTRANDO JUNTOS UN CAMINO 1 Consideraciones para un acompañamiento psicoterapéutico a victimas de violaciones a los Derechos Humanos

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ENCONTRANDO JUNTOS UN CAMINO1 Consideraciones para un acompañamiento psicoterapéutico a victimas de violaciones a los Derechos Humanos. Para Empezar La Corporación en el transcurso de cerca de 15 años de existencia ha mantenido la atención clínica terapéutica como uno de sus ejes centrales de atención. Mediante su integración con otros componentes, ha desarrollado capacidades institucionales y técnicas para la promoción del bienestar y el desarrollo integral de las comunidades y personas víctimas de violencia sociopolítica en diferentes áreas del país con base en un enfoque de atención psicosocial desde la perspectiva de los derechos humanos. El modelo distintivo de intervención de la Corporación AVRE, es una metodología orientada a dinamizar, fortalecer y asesorar el componente psicosocial a través de entidades coejecutoras, con la óptica de generar progresivamente en ellas capacidades locales o institucionales para una futura autonomía, o algunos niveles de independencia en el desarrollo de acciones cualificadas y propias en atención de salud mental y psicosocial. Mediante el empleo de diversas modalidades de atención, busca que las personas, las organizaciones y las comunidades cuenten con elementos para afrontar y mitigar el impacto que ocasionan la violencia sociopolítica Esta propuesta surge en medio de unas circunstancias en que ha transcurrido la historia de Colombia a partir de la segunda mitad del siglo XX. Para recordar, el conflicto armado (no declarado) en el país ya supera los 45 años y se ha constituido en uno de los más antiguos del continente. Su recrudecimiento, a partir de 1975 2 , ha provocado un importante deterioro en las condiciones de vida de los colombianos, causando enormes estragos al país en general y especialmente a la población civil, quienes constituyen el 90% de quienes se han visto afectados, comprometiendo en mayor o menor grado la salud mental de los individuos, su capacidad de relacionarse entre sí y sus posibilidades de reconstrucción. A lo largo de estos años las practicas violatorias de los derechos humanos, han ocasionado muerte de miles de civiles, exterminio de partidos políticos, grupos y lideres de oposición, desaparición de mas de cuatro mil personas, el desplazamiento forzado de casi tres millones de personas (entre 1985 y 2006) y la huida de miles de personas al exterior 3 ,4 . El siglo XXI no ha sido tan prometedor en estos aspectos; nos han traído diversas dinámicas del conflicto de las que podemos resaltar: Una leve disminución de muertes violentas, de una tasa de

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Ponencia realizada por Hernando Milla psicólogo de la Corporación AVRE, para el I Congreso Virtual en Salud Mental y Derechos Humanos. Abril 2008 2

FRANCO S. El quinto: no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. Bogotá, Tercer Mundo, IEPRI. 1999. P. 25 - 31 3 CORPORACIÓN AVRE. Acompañamiento psicosocial y atención humanitaria en el contexto Colombiano. Bogotá, Arfo Impresores.2005. p. 83 4 Codhes informa. Boletín de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, No. 69, Bogotá, Colombia, 12 de septiembre de 2006. Disponible en http://www.codhes.org/Info/Boletines/BOLETIN69DEFINITIVO.pdf

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63 por cien mil habitantes, en el año 2000 a 37 por cada cien mil personas en el 20065 . Si bien los datos nos muestran un cambio por otro lado se identifica que buena parte de ellos corresponden a asesinatos selectivos en donde las víctimas con frecuencia han sido líderes comunitarios y activistas sociales. La situación de violencia sociopolítica ha adquirido nuevos matices, por una parte el incremento y mantenimiento del fenómeno de desplazamie nto afectado por hechos relevantes, como han sido el diseño, implementación y desarrollo del Plan Colombia y de megaproyectos, la política de erradicación de cultivos ilícitos, negociaciones de paz con las FARC y posterior suspensión en el 2002. El progresivo control territorial avalado por las estrategias paramilitares en donde a través de expropiaciones, incrementos de monocultivos industriales e ilícitos, se han fortalecido los monopolios agroindustriales y terratenientes ganaderos. Las modalidades de violación de DDHH e infracciones al DIH por parte del Estado, a través de la militarización de numerosos espacios urbanos y rurales, involucrando la sociedad civil a través de los programas como los soldados campesinos y las redes de informantes. El proceso de desmovilización de los grupos paramilitares (cerca de 30.000 según el octavo informe de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA6 ), con un marco jurídico (Ley 975 de 2005) que no garantiza los derechos fundamentales de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación integral. Lejos de ser un proceso de desmovilización, está dando lugar a una reingeniería del paramilitarismo lo cual se puede evidenciar en los informes de la Misión de Verificación y en los testimonios de las víctimas en las diferentes regiones del país , reconociéndose la creación de nuevas estructuras paramilitares que continúan ejerciendo control político y social por medio de la intimidación, los asesinatos selectivos, las amenazas y la persecución a líderes y organizaciones de base y de defensa de DDHH. Asociado a esto, otras condiciones que han incidido en la situación nacional, han sido las audiencias publicas de los exjefes paramilitares cuya proceso y divulgación vienen ocasionando gran zozobra y desconfianza en la población, como también las injusticias derivadas del proceso de desmovilización v/r los alcances a la verdad justicia y reparación a los que tienen acceso las víctimas. Los diversos informes divulgados a lo largo del año 2007, han mostrado el proceso de revictimización en que se han estado sometidas las victimas por la desinformación frente a los procesos de denuncia, los escasos espacios para la participación, limitación en las garantías como victimas, aumento en la exposición a los riesgos por muerte y desplazamiento continuo vinculado a

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Fuente: Observatorio de Derechos Humanos y DIH del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, Vicepresidencia de la República. 2006. disponible en: http://www.derechoshumanos.gov.co/observatorio/indicadores/2006/diciembre2006.pdf 6 OCTAVO INFORME TRIMESTRAL DEL SECRETARIO GENERAL AL CONSEJO PERMANENTE SOBRE LA MISIÓN DE APOYO AL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA (MAPP/OEA). Organización de Estados Americanos. 14 Febrero de 2007 Disponible en http://www.mapp-oea.org/documentos/informes/Trimestrales 20MAPP/8vo 20infcolombia-MAPP.pdf

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estos procesos y finalmente las dificultades y severas limitaciones para llevar a cabo estos procesos de justicia. 7 Es por ello que ahora nos encontramos a comunidades y organizaciones coartadas, aterrorizadas por las amenazas y por el lento exterminio de sus líderes. No obstante algunas de estas organizaciones han desarrollado estrategias para la exigibilidad de sus derechos a partir de la realización de esfuerzos conjuntos, una de estas acciones es la creación del Movimiento Nacional de Crímenes de Estado, conformado en el año 2005, del que hacen parte organizaciones de diferentes zonas de país. Y de ello, entonces… En medio de este ambiente critico en el que se ha mezclado una sensación artificial de justicia, la legitimación por parte del estado de los paramilitares desmovilizados y su proceso de reorganización y rearme, una precaria política de paz, junto con escasos recursos económicos y humanos para impulsar las iniciativas de reparación integral, es que ocurren los espacios en que se llevan a cabo los procesos de atención terapéutica. Con lo esbozado arriba, es posible entender cuáles son las problemáticas que enfrentan las víctimas, quienes han quedado en medio de este conflicto. De manera esquemática, ha sido un grupo predominantemente de mujeres8 , quienes además presentan condiciones de violación a su derechos por ser familiares de asesinados de secuestrados(as) y desaparecidos(as); victimas de persecuciones y amenazas, así como de tortura física y psicológica, como de abuso sexual. Para cada uno de ellos y ellas un panorama como el arriba descrito, además de sus perdidas materiales, físicas y emocionales, ocasiona una condición de deterioro en su dignidad por la inequidad, manipulación de su sufrimiento y perdida de autonomía. Esto como lo señala C. Fernández9 , son cuestiones producidas por condiciones ilegitimas favorecidas por factores económicos, jurídicos y sociales, los que promueven la máxima desigualdad entre los individuos y por ende facilitan los daños a las personas y la ocultación de las violaciones a los derechos humanos. Así es que el daño a los individuos, no es solamente en esta dimensión, sino un daño a la sociedad y al sistema democrático. Desde este punto de vista es necesario vislumbrar la dimensión moral que poseen los derechos fundamentales a partir de la identificación de un Estado en el que hay una considerable debilidad para garantizar, proteger y promover su cumplimiento. Ello hace que se vaya perdiendo las bases que sustentan los derechos humanos en relación con los valores de solidaridad, igualdad así como

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DÉCIMO INFORME TRIMESTRAL DEL SECRETARIO GENERAL AL CONSEJO PERMANENTE SOBRE LA MISIÓN DE APOYO AL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA (MAPP/OEA). Organización de Estados Americanos. 31 Octubre 2007. Disponible en http://www.mapp-oea.org/documentos/informes/Trimestrales_ MAPP/CP19075504ESPX.doc 8

Algunos datos de la atención realizada por AVRE durante el 2007 : recibieron atención un total de 398 personas, de las cuales el 71% lo integraron mujeres, y el 29% restante fueron hombres, Estas acciones, se llevaron a cabo por medio de acuerdos para remisión de consultantes y concertación de talleres terapéuticos con un total de 44 organizaciones. Edad promedio 39 años. De quienes reciben atención individual el 27% son familiares de asesinados, 22% victimas amenazadas, hostigadas y 16% familiares de detenidos desaparecidos. 9 FERNÁNDEZ VILLANUEVA, C. Relaciones interpersonales y derechos humanos: la desigualdad y los límites de la dignidad. En: DE LA CORTE, L. BLANCO, A. SABUCEDO, J. M. (Eds) Psicología y Derechos Humanos. Barcelona, Icaria Editorial, 2004. Pg. 69 - 72

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de libertad, afectando no solo estos principios sino muchos que se derivan de ellos como son la condición de genero, etnia, edad, raza, dentro de otros. Es aquí, en esta dimensión, que las condiciones morales se integran en la experiencia e identidad individual, ejercida en relación con los otros en un contexto cultural y social. De esta manera esta conciencia humanitaria, que promueve el reconocimiento de los derechos humanos, se fundamenta a partir de fenómenos psicoló gicos como son los de valores y los procesos de identificación y autoidentificación de las personas.10 Con ello se quiere mostrar cómo los hechos que vulneran los derechos fundamentales, ocasionan un grave deterioro en múltiples dimensiones, por un lado el malestar directo experimentados, la perdida de confianza individual y de otro, en las relaciones sociales que sobre las cuales se han adoptado los principios de los Estados. Es así comprensible la deslegitimación de las instituciones, falta de credibilidad y especialmente la sensación de desprotección por la impunidad que se evidencia, resultado de estas condiciones sociales y políticas que mantienen este estado de cosas. El ámbito del acompañamiento psicosocial y en salud mental. Comenzar un proceso en la atención psicoterapéutico en medio de graves violaciones a los derechos humanos implica un múltiple proceso al que debe enfrentarse, tanto quien demanda de esta atención, como de quien la brinda. En esta perspectiva y deteniéndonos en quienes solicitan de este trabajo, hombres y mujeres, adultos podemos observar los siguientes aspectos: Primero el reconocimiento del malestar experimentado, bien sea desde su propia subjetividad, o a partir del contraste o identificación por otros. Aceptación de una relación de confianza/ protección por quien le brinda su conocimiento mas allá del reconocimiento del rol profesional Entender que esta necesidad de apoyo/ayuda es ocasionada, motivada por los efectos producidos por hechos que han atentado contra su dignidad como persona, como ciudadano, como ser humano. Poder desvincular la causalidad de su malestar de si mismo para trasladarla a un agente externo, en el que un conocido/desconocido ejerció su poder destructivo con un propósito como es el de descalificarlo como persona, como sujeto. Entrar a encontrar una alguna clave que pueda darle comprensión a acto y hechos que se salen de la lógica y de la comprensión del común de las personas, y finalmente reconocer que se es o ha sido victima de violaciones a los derechos fundamentales No es empresa fácil con estos presupuestos iniciar un proceso de ayuda en donde los valores se han visto quebrados, en donde la credibilidad en los seres humanos se ha disminuido, en donde se ha encontrado que el silencio es la mejor protección para conservar su vida. Aquí nos enfrentamos a diversos desafíos terapéuticos, que se presentan al momento en que ocurren estos encuentros bien sea inmediatamente posterior a los acontecimie ntos, o bien luego de haber 10

DE LA CORTE, L. Valores, identidades y derechos morales en la modernidad tardía. En : DE LA CORTE, L. BLANCO, A. SABUCEDO, J. M. (Eds) Op Cit.Pp 28 - 33

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transcurrido años de estos. En ocasiones su intensidad no es tan determinante tanto por su frecuencia. También nos encontramos con casos en los que esta violación a los derechos se expresan en diversos hechos violatorios, que no es posible determinar claramente cual de ellos ha es el que provoca el sufrimiento actual. Estas consideraciones para AVRE exigen algunas condiciones y convic ciones particulares que difiere del trabajo en otros contextos clínicos psicológicos. Partimos entonces que los daños emocionales ocasionados en las víctimas responden a hechos de violencia sociopolítica emanados de vínculos interpersonales, en donde la afectación tiene principalmente un origen social, en el que se ha hecho uso de la disparidad de fuerza y hubo alguien con poder suficiente para intencional y deliberadamente violentar de diferentes modos, la voluntad y los derechos de otros. Es por ello que la relación terapéutica que se genere no puede replicar este ejercicio de poder a través del silencio, la negación de la realidad o la instilación al olvido. Por ello resulta teóricamente imposible llevar a cabo una práctica con presupuestos de neutralidad terapéutica, de distancia y de límites, con quienes han sido victimizados por otros seres humanos, pues estos y estas tienen devastado su sistema de creencias y necesitan saber en que sistema de creencias se ubica quien pretende ayudarlos. Por otra parte esta demostrado que es moralmente imposible permanecer neutral en el conflicto: víctima - perpetrador. 11 ,12 En este sentido consideramos muy importante que una relación terapéutica además, debe ofrecer un vínculo comprometido el que implica a un terapeuta en una actitud activa, solidaria y definida frente a la realidad y una apertura a que el proceso terapéutico constituya en sí mismo un primer momento de resocialización del daño, transformándolo en una experiencia que puede ser compartida 13 . La atención terapéutica en este ámbito, busca también la desvictimización, ya que la victimización intenta neutralizar el “poder” que cada persona tiene como atributo individual, busca colocarla en un lugar de “no-poder” mediante la intimidación, el miedo, el dolor y la desesperanza. En estos términos la atención terapéutica a víctimas de la violencia, como lo ha planteado Herman14 , implica ante todo un proceso de empoderamiento y recuperación o creación de relaciones interpersonales en las víctimas. Aspectos que son deteriorados y deformados por los acontecimientos violentos, con el fin de restaurar sus capacidades básicas de unidad, autonomía, competencia, identidad, intimidad y ciudadanía.

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CASTAÑO, B. L. El trabajo Psicosocial: Reflejo de posiciones éticas y políticas. En: CASTAÑO, B.L., JARAMILLO, L. E., SUMMERFIELD, D. Violencia Política y Trabajo Psicosocial. Aportes al Debate. Corporación AVRE, Bogotá 1998 P 42 - 43 12 KORDON, D., EDELMAN, E., LAGOS, M., KERSNER D. Abordaje clínico y rol profesional. En EATIP - GTNM/RJ – CINTRAS –SERSOC. Paisajes del dolor. Senderos de esperanza. Salud mental y derechos humanos en el cono sur. Buenos Aires 2002. Disponible en http://www.psicosocial.net//index.php?option=com_docman&task=docclick&Itemid=8&bid=245&limitstart= 0&limit=10 13 LIRA, E., BECKER, D.,CASTILLO, M. I. Psicoterapia de victimas de represión política bajo dictadura: Un desafío terapéutico, teórico y político. En INSTITUTO LATINOAMERICANO DE SALUD MENTAL Y DERECHOS HUMANOS, ILAS. Derechos Humanos: Todo es según el dolor con que se mira. ILA, Santiago 1989 P 48 14 HERMAN, J. L. Trauma and recovery. Basic Books, New York, 1997. P 133 - 197

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El principio fundamental de empoderar, persigue la recuperación del propio control de su conducta y de la experiencia, proceso que puede describirse en tres etapas: la primera comprende la recuperación del control, que permita la sensación de seguridad. La segunda, reconstruir y trasformar la historia de los hechos traumáticos y finalmente restaurar la conexión entre las víctimas y la sociedad. Es por ello que para AVRE, como estrategia central en la atención terapéutica, se encuentra el establecimiento de alianzas y asocio con organizaciones afines en el acompañamiento psicosocial, para llevar a cabo los estos procesos. Esta forma de relación, de coejecución, implica la realización en forma conjunta y en corresponsabilidad de acciones psicosociales y en salud mental a victimas de violaciones al los DDHH y al DIH., para lograr así complementariedad, sostenibilidad e impacto. Este principio de coejecución se fundamenta en el papel que tiene la vinculación de las victimas a procesos organizativos, el que viene a actuar como elemento para recuperar y reintegrar a las personas entre si y a los grupos, rescatar la confianza y credibilidad, con el fin ultimo de promover la reconstrucción del tejido social deteriorado por la violencia sociopolítica. Las acciones terapéuticas bajo esta estrategia se llevan a cabo con socios locales de diversas regiones o zonas del país, en coejecución, en donde a través de presencias periódicas, (mensuales o bimensuales), se realizan las atenciones terapéuticas, las que a partir de estas relaciones con las organizaciones, se puedan mantener y apoyar las acciones realizadas, durante los intervalos en que se llevan a cabo cada uno de los encuentros. De esta manera las organizaciones adquieren también un papel protagónico dentro de la mitigación del impacto y los procesos de promoción y prevención de la salud mental en las victimas de violaciones de los Derechos Humanos e infracción al DIH. En este marco es que como terapeutas asumimos un compromiso ético y una conciencia del ser como sujeto social que se encuentra inmerso en un devenir histórico y por ende social y político lo que conlleva una “claridad” y apuesta desde la construcción y reconstrucción de relaciones humanizantes y dignificantes. Se esperaría que el trabajo del profesional de la salud trascienda la atención a la víctima y se aproxime a personas y grupos de la sociedad que permanecen inermes para apuntar a su desalineación posibilitando un saber crítico sobre si mismas y sobre su realidad, provocando espacios de colectivización de la problemática. Este trabajo, al lado de la victima requiere de aquellas habilidades que permitan, la escucha, la empatía y respeto por las personas. La sensibilidad, entendimiento y solidaridad, así como la capacidad para asumir una conciencia social con una visión sociopolítica de los hechos de violencia. Otro supuesto que se deriva de lo anterior es que los métodos o estrategias empleadas como acciones terapéuticas no exigen un único esquema teórico explicativo. Ellos actúan como instrumentos o herramientas15 que van a permitir el logro de objetivos en la atención clínica como 15

El grupo de GTNM/RJ de Brasil, hace una interesante propuesta respecto a no exclusividad de enfoque terapéutico en la atención a victimas de violencia. COIMBRA, C., CALHAU, J., VITAL-BRASIL, V., BENEVIDES R. Prácticas clínicas y derechos humanos. En EATIP - GTNM/RJ – CINTRAS –SERSOC. Paisajes del dolor. Senderos de esperanza. Salud mental y derechos humanos en el cono sur. Buenos Aires

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son las disminución del sufrimiento, prevenir la aparic ión de trastornos emocionales, el fortalecimiento y desarrollo de las capacidades individuales y colectivas para afrontar los hechos de violencia sociopolítica., que les permita no solo reconstruir su proyecto de vida sino también, participar en procesos para la reivindicación de sus derechos a partir de las acciones de reparación integral. 16 Ahora particularmente valioso hemos encontrado dentro de la atención a victimas de violencia las siguientes acciones17 ,18 . Facilitar la verbalización de aquello que no se ha podido poner en palabras. Ello implica la posibilidad de una escucha activa y respetuosa. Reconstruir, contextualizar y comprender los hechos Se trata de contribuir a articular y dar sentido a los hechos con la elaboración personal que permita el reconocimiento de lo singular y especifico de cada sujeto, en su historia personal. Ello permite una comprensión de lo ocurrido partir de su experiencia que permita así superar la inseguridad y fatalismo. Otorgarle nuevos sentidos y significados a los hechos de violencia y comprender la naturaleza de su propio impacto emocional. Las personas requieren reconstruir, su apreciación del mundo, requieren de revisar su versión con las de otros y de los efectos que ha ocasionado, para así comprenderlo que se siente y lo que se piensa, permitiéndoles recuperar el control en ellos mismos, en el marco del fortalecimiento de su dignidad y libertad. Promover la comprensión de las causas del conflicto y cuales son los intereses en juego. Es significativo que las vic timas comprendan que los hechos de violencia ocurridos obedecen a algo mayor y externo que no depende de actuaciones personales. Con ello se trata de comprender que estos hechos están fundamentados en intereses socioeconómicos y políticos en donde se involucra a la población civil. En este punto vemos muy relevante el proceso mediante el cual la persona llega a reconocerse como victima. Aquí nos referimos no solo al hecho jurídico de haber sido objeto de un delito, como puede ser de lesión, daño o pérdida, sino por ende de haber sido objeto de una violación a los derechos humanos. Este cambio de perspectiva permite proponer una dimensión diferente del hecho violatorio, en donde se abandona la postura de un agente pasivo, sino por el contrario impulsa el carácter proactivo de todas las personas, adquiere un nuevo sentido de su postura respecto a lo ocurrido y especialmente el reconocimiento y revaloración de sus derechos para de esta manera proponer la perspectiva y la posibilidad de la exigencia en la protección y reparación de los derechos vulnerados.

2002. Disponible en http://www.psicosocial.net//index.php?option=com_docman&task=docclick&Itemid=8&bid=245&limitstart= 0&limit=10 16 JARAMILLO, L.E. Intervención Psicosocial en Situaciones de Guerra. En Castaño, B. L.; Jaramillo, L. E.; Summerfield, D. Violencia Política y Trabajo Psicosocial. Santa fe de Bogotá. Corporación AVRE. 1998. Págs. 56 - 69 17 CORPORACIÓN AVRE. Acompañamiento psicosocial y atención humanitaria en el contexto Colombiano. Op. Cit. P 124 - 127 18 KORDON, D., EDELMAN, E., LAGOS, M., KERSNER D. Abordaje clínico y rol profesional.

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Considerar y legitimar esto permite rescatar la identidad individual que ha sido maltratada, la conciencia moral de si mismo respecto a otros y con de esta manera promover su ubicación dentro de un espacio social dentro del cual se define, (como mujer, hombre, ciudadano) y del cual hace parte. Otras acciones que se pueden identificar son las de identificar los recursos individuales y colectivos que se despliegan y que se puedan potencia r para el afrontamiento de los hechos. Las comunidades y las personas no son victimas pasivas, ellos son actores comprometidos en responder a los desafíos y oportunidades de sus vidas. El impacto de la guerra es tan grande que puede reducir las capacidades disponibles, debido a la directa interacción entre los recursos efectivos, inefectivos o disfuncionales. El reconocer aquellos potencial y efectivamente útiles redunda en el proceso de fortalecimiento y aseguramiento de autonomía. Facilitar la evaluación y constatación de las perdidas, los daños y los cambios. El propiciar estos momentos permite que las personas puedan identificar en qué áreas de la vida subjetiva y material se ha ocasionado deterioros y pérdidas y los efectos que ha traído para el ella y su entorno. En este ámbito, no menos importante están las acciones dirigidas a promover la restauración del estado de equilibrio anterior en que se encontraba la persona, previo a los hechos a través de intervenciones especificas sobre aquellos malestares y quejas que interfieren su funcionamiento habitual bien sea emocional, cognitivo, actitudinal o en otras dimensiones como pueden ser los nivel de la salud en general, en lo laboral, social, interpersonal y familiar. Esperamos entonces, desde AVRE, aportar en la recuperación integral de las víctimas directas y sus comunidades o sectores sociales a los que pertenecen. Promover acciones e iniciativas para mantenimiento de la capacidad de respuesta de la sociedad civil frente a las dinámicas de guerra y destrucción y finalmente impulsar la reconstrucción social y política como un proceso continuo, durante y después del conflicto, para así contribuir a la superación de la impunidad con reparación, justicia y verdad.

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