[Escribir texto] TERCER GRADO

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA [Escribir texto] TERCER GRADO CONTENIDO 21. Galileo lee. 22. Niñito, ven... 23. El delfín. 24. Adivinanzas para jóvenes

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GUÍA PARA ESCRIBIR UN TEXTO ARGUMENTATIVO
Lic. Fernanda Álvarez Chamale Comprensión y Producción de Textos UNSa – Facultad de Humanidades   GUÍA  PARA  ESCRIBIR  UN  TEXTO  ARGUMENTATIVO    

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LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA

[Escribir texto] TERCER GRADO CONTENIDO 21.

Galileo lee.

22.

Niñito, ven...

23.

El delfín.

24.

Adivinanzas para jóvenes detectives.

25.

La peor señora del mundo.

26.

Dos poetas.

27.

El peinado de la tía Chofi.

28.

Los diez amigos.

29.

La rana.

30.

Lo que mi tío piensa de Cristóbal Colón.

31.

El león que no sabía escribir.

32.

El pájaro del alma.

33.

¿Qué te gusta más?

34.

Tú no me vas a creer.

35.

Cosas que podrías hacer.

36.

Dos poemas para pensar.

37.

Las palabras que se lleva el viento.

38.

La huesuda tabla del ocho.

39.

Sapo y Sepo quieren un helado.

40.

Nuevos juegos de palabras.

41.

Confieso que he soñado.

42.

El gallo.

43.

Nuestra vecina la Luna.

44.

Yo espero...

45.

Cuando sea grande quiero ser...

46.

Dichos de bichos.

47.

¿Sabes contar hasta un googol?

48.

Para masticar a gusto.

49.

Érase una niña.

50.

Hola bebé.

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA

21.

TERCER GRADO

Galileo lee

A Galileo, el niño de este cuento, le gusta leer: pero su maestra y él tardaron un poquito en descubrirlo. Había una vez un niño que leía. Y la maestra le decía: -¡Mal! ¡Repítelo! Y el niño intentaba repetir. Pero apenas

Y la maestra gritaba:

acababa, otra vez la gritería:

-¡Mal! Dice: La casa de Cata es una

-¡Mal! ¡Repítelo!

lindura.

Y al niño le daba vergüenza. Trataba de

Pero el niño ya no oía, se confundía.

esforzarse, y a la hora del “veamos”

-¡Lee, niño!

nuevamente sucedía.

Y el niño brincaba, se sacudía, despertaba

-Hugo bebe guantes –leía.

y leía:

-¡Mal, tonto! Dice: Hugo be-be a-gua an-

-La maestra es monita.

tes.

-¡Mal! Dice: La maestra es bonita.

La maestra corregía y, mientras, el niño

Todo el grupo se reía. La maestra se

soñaba que un día sería portero y que en

desesperaba. Y el niño lloraba.

su próximo cumpleaños iba a ir a la

obligado a escribir 365 veces “La maestra

tienda y ordenar que le diesen esos

es bonita”.

guantes, ésos de la repisa. “Y entonces –

Por

pensaba- seré el mejor, ¡ya no más dedos

tiempo para descansar y pensar.

torcidos!”

“Pero, ¿por qué siempre yo?”, pensó el

-¡Lee, niño!

niño cuando volvieron a clases y la

Y el niño despertaba, asustado, y era

maestra lo escogió:

obligado a leer lo que la maestra quería,

-Lee, Galileo.

pero... ¡Nada! Sólo podía ver lo que

El niño tembló, se afligió y leyó:

sentía. El niño, temeroso, balbuceaba:

-Teco ladró, saltó y murió.

-La casa de Cata es una basura.

suerte

llegaron

las

Y era

vacaciones:

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA TERCER GRADO

La maestra comprendió y con dulce

-¡Muy bien! ¿Saben? En estas vacaciones

mirada, preguntó:

estuve

-¿De qué murió Teco?

Cenicienta, una joven con mucha suerte.

El niño no entendió. ¿Habrá escuchado

¿Quién de ustedes conoce a Cenicienta?

bien? ¿Podría responder tranquilo? Y se

¿A quién le gustan los cuentos de hadas?

soltó a contar que Teco, su perro, un día

Nadie respondió. El grupo calló.

salió apresurado, no escuchó el claxon y

Pasaron

murió atropellado. Al platicarlo, el niño

comenzó a sacar de su bolsa, un montón

lloró y se desahogó.

de cuentos de hadas y brujas, de reyes y

La maestra miró al niño.

reinas, sirenas y muñecas, gigantes y

El niño miró a la maestra y ahora sin

enanos, vampiros y dragones.

temblar, ya más tranquilo, releyó:

-¿Alguno de ustedes quiere conocer la

-Tico ladró, saltó y mordió.

historia del niño-portero?

La maestra le aplaudió y dijo:

¿Adivinen quién levantó primero la mano?

leyendo

unos

el

cuento

minutos,

la

de

la

maestra

Lia Zats, Galileo lee. México, SEP-Editora Le, 1992.

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA

22. Niñito,

ven...

TERCER GRADO

Niñito, ven; puras y bellas van las estrellas a salir. ¡Y cuando salen las estrellas, los niños buenos, a dormir!

Niñito, ven; tras de la loma la Luna blanca va a asomar. ¡Cuando la Luna blanca asoma, los niños buenos, a soñar!

Niñito, ven; ya los ganados están mugiendo en el corral. Cierra tus ojos fatigados en el regazo maternal.

Niñito, ven; sueña en las rosas que el viento agita en su vaivén. Sueña en las blancas mariposas... ¡Niñito, ven! ¡Niñito, ven!

Amado Nervo “Niñito ven”, en Si ves un monte de espumas y otros poemas. Antología de poesía infantil hispanoamericana, Ana Garralón (Antologadora) México, SEP-Anaya, 2002.

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23. El

TERCER GRADO

delfín

¡Bienvenido! La cría del delfín nace dentro del agua. Lo primero que sale del vientre de su madre es la cola. En cuanto nace, inmediatamente, otro delfín hembra lo lleva hasta la superficie para que respire. Dentro de poco, la cría ya es muy grande, pero no tardará mucho en ser del tamaño de su madre. La cría delfín no se separa de su madre hasta los cuatro o seis años. La cría mama la leche de su madre sin perder una sola gota. En muy poco tiempo y con la ayuda de su madre, aprende a nadar.

Quince años después Un día, cuando el delfín ya es casi adulto, tiene que separarse de su madre. Ya está preparado para vivir solo. Al principio se queda con otros delfines jóvenes.

La vida del delfín, ¿a la de quiénes se le parece?

Renée Le Bloas, El delfín. México, SEP-SM, 2001.

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24.

Adivinanzas para jóvenes detectives

TERCER GRADO

Los reto a que sean unos auténticos detectives y logren resolver las siguientes adivinanzas. ¡Suerte! su luz roja, verde y oro. Tiene tronco, alguna rama,

El semáforo

es un personaje mudo, a los pájaros los ama,

Primo hermano del ratón

en diciembre está desnudo.

pero capaz de volar,

El árbol

como está mal de visión se guía por su radar.

Son los ojos de las casas en pueblos y en capitales,

Murciélago

te miran cuando tú pasas a través de sus cristales.

Al lápiz siempre lo ayuda

Las ventanas

para hacer rayas derechas. Luego las mide y no hay duda

Si no sabes qué es un sema,

de que quedan muy bien

ni tampoco qué es un foro,

hechas.

súmalos, pues no te quema

La regla

Antonio A. Gómez Yebra, Oro parece: Libro de adivinanzas para jóvenes detectives. México, SEP-Hachette, 2002.

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25. La

peor señora del mundo

TERCER GRADO

En el norte de Turambul, había una vez una señora que era la peor señora del mundo. Era gorda como un hipopótamo, fumaba puro y tenía dos colmillos puntiagudos y brillantes. Además, usaba botas de pico y tenía uñas grandes y filosas con las que le gustaba rasguñar a la gente. A sus cinco hijos les pegaba cuando sacaban malas calificaciones en la escuela, y también cuando sacaban dieces. Los castigaba cuando se portaban bien y cuando se portaban mal. Les echaba jugo de limón en los ojos lo mismo si hacían travesuras que si le ayudaban a barrer la casa o a lavar los platos de la comida. Además de todo, en el desayuno les servía comida para perros. El que no se la comiera debía saltar la cuerda ciento veinte veces, hacer cincuenta sentadillas y dormir en el gallinero. Los niños del vecindario se echaban a correr en cuanto veían que ella se acercaba. Lo mismo sucedía con los señores y las señoras y los viejitos y las viejitas y los policías y los dueños de las tiendas. Hasta los gatos y las gaviotas y las cucarachas sabían que su vida peligraba cerca de la malvada mujer. A las hormigas ni les pasaba por la cabeza hacer su hormiguero cerca de su casa porque sabían que si lo hacían la señora les echaría encima agua caliente. Era una señora mala, terrible, espantosa, malvadísima. La peor de las peores señoras del mundo. La más malvada de las malvadas. ¿Oh no? Pero cierto día...

¿Qué pasaría cierto día? Alguno de ustedes ¿ya leyó este libro?, para que nos cuente la historia. ¿Cómo le harían ustedes para librarse de esta amenaza?

Francisco Hinojosa, La peor señora del mundo. México, SEP-FCE, 2001.

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26. Dos poetas

Muchos poetas muy importantes han escrito para que los lean las niñas y los niños. Dos de ellos son Amado Nervo, mexicano, de quien ya hemos leído algunos versos, y Germán Berdiales, argentino, a quien vamos a conocer en esta lectura. Para ser justos y equitativos, un poema por cabeza. Pongan atención. Buen viaje

La tijera de mamá

Con la mitad de un periódico va y en la fuente de mi casa va navegando muy bien. Mi hermana con su abanico Sopla que sopla sobre él. ¡Muy buen viaje, muy buen viaje buquecito de papel! Amado Nervo

Cuando me recorta el pelo la tijera de mamá, va diciendo en su revuelo: chiqui- chiqui-chiqui-cha..., aletea, viene y va, y a mi oído cuchichea, chiqui–chiqui- chiqui, cha. Cuando el pelo me recorta la tijera de mamá, charla más de lo que corta: chiqui–chiqui- chiqui, cha. Germán Berdiales

Un barquito de papel y unas tijeras que nos cortan el pelo. A muchos no se los corta su mamá, sino el peluquero, pero las tijeras platican igual. ¿Se han fijado? La próxima vez que les corten el pelo, pongan el oído atento, a ver si entienden qué les cuentan.

Amado Nervo “Buen viaje” y Germán Berdiales “La tijera de mamá”, en Antología de poesía infantil hispanoamericana, Ana Garralón (Antologadora). México, SEP-Anaya, 2003.

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27. El peinado de la tía Chofi

Una historia ¡de pelos! Fíjense. Seguro que conocen a alguien que se parezca a la señora de esta lectura. A mí no me gustan las bodas. Pero a mi

- ¡Yo sé lo que es! Es un mayate.

tía Chofi le encantan. Se viste con

-¿Y eso qué es? –interrogó mi hermana.

plumas, pieles, piedras y guantes. Y hay

-Un mayate –les informé- es una especie

algo que siempre me quita la respiración:

de escarabajo, pero más rechoncho y

su peinado. Y es que cuando hay una

escandaloso.

boda, primera comunión, quince años o

El insecto voló en picada y ¡zaaaas!, se

funeral, mi tía Chofi hace una cita en el

zambulló en el peinado.

Salón de Belleza Elodia.

-Quítenmelo, pero sin descomponer el

En ese lugar, la señora Elodia realiza el

peinado –advirtió la tía.

milagro: agarra los pocos pelos rojos de

Nos

mi tía. Después los lava, los seca, los

profundidades de esa selva roja.

estira, les hace crepé, los extiende y los

El peinado seguía intacto y el insecto

soba hasta transformar la escasa cabellera

seguía adentro. De nada valieron súplicas,

de mi tía en un edificio de fantasía. Lo

amenazas

hornea durante varias horas en el

procedimientos.

secador y después lo rocía con siete

-Ni modo -se impacientó papá-. Se nos

litros de laca para darle firmeza.

hace tarde. Tendrás que ir con... con...

El día de la boda, mi tía llegó a nuestra

eso.

casa con un peinado que medía dos

Mi tía, aunque nerviosa, sabía que no

metros de altura.

tenía alternativa.

Cuando abrimos la puerta para salir, se

La fiesta transcurría normalmente, pero a

escuchó un zumbido. Al levantar la vista

cada rato mi tía se sobresaltaba. Cuando

descubrimos un bicho que se acercaba

terminamos de cenar y empezó la

volando a toda velocidad.

música, mi tía ahogó un grito.

-¿Qué es eso? –preguntó mamá.

-¿Qué te pasa? -le pregunté.

asomamos

ni

temerosos

los

más

a

las

rudos

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-Creo que el escarabajo está bailando –

-Es mi aparato para la sordera –

susurró.

respondió ella con una sonrisa de pánico.

Me asomé y, efectivamente, el escarabajo

Entonces sucedió lo peor: el escarabajo

estaba bailando.

salió

Observé fascinado que el merengue del

superficie y zumbó malévolamente.

pastel tenía grandes semejanzas con el

-¡En el peinado de la tía Chofi hay un

peinado de mi tía.

animal! –gritó la novia.

Llegó el momento de felicitar a los

A mi tía, de horror, se le erizaron los

novios. Mi tía se levantó y, al abrazar a la

pelos, ¡y el peinado se desbarató!

novia...

Fue la mejor boda que he asistido. En la

¡ZZZZZZZZZZZZZZZ! El escarabajo

siguiente invitación, la tía Chofi se

decidió volar dentro del peinado.

compró un sombrero.

del

peinado,

caminó

-¿Qué ruido es ése? –preguntó la novia, asustada-. Parece que viene de tu cabeza, tía.

Vivian Mansour Manzur, El peinado de la tía Chofi. México, SEP-FCE, 2004.

por

su

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28. Los diez amigos -¡Basta! -¡Suelta a tus hermanos! En una mano cerrada pueden morir asfixiados. -¿Quiénes son ustedes? Preguntó Pulgar con voz de villano. -¡Nosotros somos los dedos de la otra mano! -¡Yo me llamo Chiquito, y Bonito! -dijo el más bajito. -Yo soy el Señor del Anillito -dijo el vecino. -¡Yo soy Loco! -dijo el grandote, que no era tan loco. -¡Yo soy el Escarba-mocos! -dijo el que tenía cara de goloso. -Y yo soy el ¡Mata-piojos! -dijo el gordito que tenía nombre, voz y cara de maloso. -¡Mucho gusto! -dijeron todos. Luego se abrazaron y uno a uno se preguntaron: -¿A qué vamos a jugar? -Yo quiero jugar a pipis y gañas. -Yo a las manitas calientes. -¡Mejor toquemos la flauta! -¡Silencio! Todos tenían mil ideas y hablaban sin parar. Pero Loco habló más alto y todos escucharon: -Todos nosotros somos todos los dedos de las dos manos. ¡Entonces! ¿Por qué discutimos tanto a qué jugaremos?, si todos, juntitos, del más grande, al más pequeño... ¡a todo podemos jugar! ¿Qué quieren inventar?

Ziraldo Alves Pinto, Los diez amigos. México, SEP–Melhoramientos Melbooks, 1986.

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29. La rana Cuando la rana quiere gozar,

la lumbre a la escoba,

viene la mosca y la hace gritar.

la escoba a la araña,

La mosca a la rana.

la araña a la mosca,

La rana en el agua se echa a nadar.

la mosca a la rana.

Cuando la mosca quiere gozar,

La rana en el agua se echa a nadar.

viene la araña y la hace gritar.

Cuando el agua quiere gozar,

La araña a la mosca,

viene la llave y la hace callar.

la mosca a la rana.

La llave al agua,

La rana en el agua se echa a nadar.

el agua a la lumbre,

Cuando la araña quiere gozar,

la lumbre a la escoba,

viene la escoba y la hace gritar.

la escoba a la araña,

La escoba a la araña,

la araña a la mosca,

la araña a la mosca,

la mosca a la rana.

la mosca a la rana.

La rana en el agua se echa a nadar.

La rana en el agua se echa a nadar.

Cuando la llave quiere

Cuando la escoba quiere gozar,

gozar,

viene la lumbre y la hace gritar.

viene el plomero y la

La lumbre a la escoba,

hace gritar.

la escoba a la araña,

El plomero a la llave,

la araña a la mosca,

el agua a la lumbre,

la mosca a la rana.

la lumbre a la escoba, la escoba a la araña,

La rana en el agua se echa a nadar.

la araña a la mosca,

Cuando la lumbre quiere gozar,

la mosca a la rana.

viene el agua y la hace gritar.

La rana en el agua se echa a nadar.

El agua a la lumbre, S/A, ¡A jugar! Lírica popular. México, SEP-Artes de México, 2007.

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30. Lo que mi tío piensa de Cristóbal Colón

Tengo un tío marinero. Es capitán de un

Un tal Bjarne Herfulson, fue en busca de

buque y conoce todos los mares. Se

su padre, quien se había ido con Erik el

llama José Miguel Arrizabalaga. Se los

Rojo. Bjarne se perdió y encontró otro

juro que así se llama. Un día le pregunté

lugar que no era Groenlandia. Él junto

si conocía la historia de Cristóbal Colón,

con sus marineros, fueron tal vez los

el almirante que dicen que descubrió

primeros

América en el año 1492. Y vaya si me

continente americano.

contestó...

-Entonces

-Ese viejo lobo de mar era muy cabezón,

descubrieron América?

pero yo creo que no fue él quien

-Bueno –me dijo-, tal vez fueron los

descubrió América.

chinos, porque en

-¡Órale, tío! Entonces, ¿quién descubrió

encontrado barcos chinos y en las

América? –le pregunté.

tumbas de algunos norteamericanos se

Mi tío se quedó pensativo un momento y

han hallado antiguas monedas chinas.

me contó lo siguiente:

-¿y hubo alguien más que llegó a América

-Mucho antes de que Colón naciera,

antes que Colón?

valientes marineros exploraron los mares

-Sí, los vascos. Por casualidad. Ellos

y conocieron regiones alejadas de sus

buscaban las ballenas y el bacalao y sin

propios pueblos.

quererlo llegaron a Canadá.

Hubo un noruego, Erik el Rojo, que por

-Pero, entonces, ¿por qué en la escuela

asesinar a un hombre en Islandia, fue

nos

expulsado de su pueblo y se fue a

América?

Groenlandia, que él no conocía. Tiempo

-Pues... porque los chinos nunca tuvieron

después, fue en busca de su familia y

mucho interés en explorar estas tierras.

amigos

Los vascos no querían revelar sus rutas y

y

Groenlandia.

fundó

un

pueblo

en

europeos

enseñan

–le

que

en

tocar

pregunté-

el

¿ellos

México se han

Colón

descubrió

no informaron sobre lo que habían

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descubierto.

Y

cuando

los

vikingos

Y a mí eso me cae bien de él. ¿Y a ti?

llegaron a América, los corrieron los nativos a flechazos. Y ninguno de ellos se imaginó que esas tierras eran un inmenso continente

donde

florecían

grandes

ciudades. La hazaña de Colón consiste en que él seguía un sueño y regresó. Y a él lo siguieron otros. Su viaje cambió el mundo.

Annuska Angulo Rivero, Lo que mi tío piensa de Cristóbal Colón. México, SEP-R. Mireles Gavito, 2006.

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31. El león que no sabía escribir

TERCER GRADO

El león no sabía escribir. Pero eso no le

¿quiere trepar conmigo a los árboles?

importaba porque podía rugir y mostrar

Tengo también plátanos. ¡Exquisitos!

sus dientes. Y no necesitaba más.

Saludos, León.”

Un día, se encontró con una leona.

“¡Pero noooooo!”, rugió el león. “¡Yo

La leona leía un libro y era muy guapa. El

nunca escribiría algo así!” Rompió la carta

león se acercó y quiso besarla. Pero se

y bajó hasta el río.

detuvo y pensó: “Una leona que lee es

Allí el hipopótamo le escribió una nueva

una dama. Y a una dama se le escriben

carta.

cartas antes de besarla.” Eso lo aprendió

Al día siguiente, el león llevó la carta a

de un misionero que se había comido.

correos. Pero le habría gustado saber

Pero el león no sabía escribir.

qué había escrito el hipopótamo. Así que

Así que fue en busca del mono y le dijo:

se dio la vuelta y el hipopótamo leyó:

“¡Escríbeme una carta para la leona!”

“Queridísima amiga: ¿Quiere usted nadar

Al día siguiente, el león se encaminó a

conmigo y bucear en busca de algas?

correos con la carta. Pero, le habría

¡Exquisitas! Saludos, León.”

gustado saber qué era lo que había

“¡Noooooo!”, rugió el león. “¡Yo nunca

escrito el mono. Así que se dio la vuelta

escribiría algo así!” Y esa tarde, le tocó el

y el mono tuvo que leerla.

turno al escarabajo. El escarabajo se

El

mono

leyó:

“Queridísima

amiga:

esforzó tremendamente e incluso echó perfume en el papel. Al día siguiente, el león llevó la carta a correos y pasó por delante de la jirafa. “¡Uf!, ¿a qué apesta aquí?”, quiso saber la jirafa. “¡La carta! -dijo el león-. ¡Tiene perfume de escarabajo!” “Ah -dijo la jirafa-, ¡me gustaría leerla!”

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Y leyó la jirafa: “Queridísima amiga:

Y el león se puso a rugir. Rugió todas las

¿Quiere usted arrastrarse conmigo bajo

maravillosas cosas que él escribiría, si

tierra?

supiera escribir.

¡Tengo

estiércol!

¡Exquisito!

Saludos, León.”

Pero el león no sabía. Y, así, continuó

“¡Pero noooooo! -rugió el león- ¡Yo

rugiendo un rato.

nunca escribiría algo así!”

“¿Por qué entonces no escribió usted

“¡No lo has hecho!”, dijo la jirafa.

mismo?”

“¡No! -rugió el león- ¡Noooooo! ¡No! Yo

El león se dio la vuelta: “¿Quién quiere

escribiría lo hermosa que es. Le escribiría

saberlo?” –dijo.

lo

mucho

que

me

gustaría

verla.

“Yo” -dijo la leona-.

estar

juntos.

Estar

Y el león, de afilados colmillos, contestó

tumbados, holgazaneando, bajo un árbol.

suavemente: “Yo no he escrito porque

Sencillamente, ¡mirar juntos el cielo al

no sé escribir.” La leona sonrió.

Sencillamente,

anochecer! ¡Eso no puede resultar tan difícil!”

Si queremos decir algo, con nuestros propios sentimientos e ideas, tenemos que escribirlo nosotros mismos.

Martín Baltscheit, El león que no sabía escribir. México, SEP-Lóguez Ediciones, 2007.

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32. El pájaro del alma Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo habita el alma. Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe. Y no sólo saben que existe,

Cuando alguien nos quiere,

saben también lo que hay en su interior.

el Pájaro del Alma salta, dando pequeños y alegres brincos,

Dentro del alma, en su centro,

yendo y viniendo, adelante y atrás.

está, de pie sobre una sola pata, un pájaro: el Pájaro del Alma. Él siente todo lo que nosotros sentimos.

Cuando alguien nos llama por nuestro nombre, el Pájaro del Alma presta

Cuando alguien nos hiere,

atención a la voz para averiguar qué clase

el Pájaro del Alma vaga por nuestro

de llamada es ésa.

cuerpo, por aquí, por allá, en cualquier dirección, aquejado de fuertes dolores. ¿Pueden escuchar a su Pájaro del Alma? ¿Qué les dice hoy? ¿Cómo está?

Mijal Snunit, El pájaro del alma. México, SEP-FCE, 2005.

Jaime Blume Sánchez, Tú no me vas a creer. México, SEP-Ekaré, 2005.

Jaime Blume Sánchez, Tú no me vas a creer. México,

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA TERCER GRADO

33. ¿Qué te gusta más? Dos ratones con patines o dos patones bailarines, tres chamacos dormilones o tres chamucos comelones, cuatro dragones morados o cuatro tragones mareados, cinco melones sonrientes o cinco pelones sin dientes, seis pulguitas en tu cama o seis nalguitas sin pijama, siete lunas y un lago o siete cunas y un mago, ocho tacos de tortillas u ocho cacos de rodillas, nueve árboles alados o nueve ángeles helados, diez niñas y un sombrero o diez piñas y un rumbero, que volvamos a iniciar o que volemos a inventar.

Un rumbero es alguien que toca o que baila rumba, un ritmo tropical, muy sabrosón. A ver quién inventa otra frasecita como éstas. Las voy a repetir.

María Luisa Valdivia, ¿Qué te gusta más? México, SEP, 1994.

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34. Tú no me vas a creer

Antenoche estuvo el Malo

las patas como palmeras

-tú no me vas a creer-

y la carrera de trueno.

ronco, peludo y feo, que me quería comer.

Corrimos la noche entera, cruzamos varios esteros,

Son sueños, mi niño; sueños.

y al saltar sobre una roca el caballo cayó muerto.

Me amarró con gruesas cuerdas, me cubrió con negra capa,

Trece lagartos azules

y mientras todos dormían

Hicieron ronda de muerte...

me arrastró fuera de la casa.

Tanto de menos te eché,

Un caballo lo esperaba,

que entonces tú... y El Malo...

era grande como el cielo,

Hay una manera de librarse de las pesadillas. Dibújenlas, escríbanlas, platíquenlas a sus padres y sus amigos. A veces creemos que somos los únicos que las sufrimos. Conocer las de nuestros familiares y amigos nos enseña que todos las padecemos, y nos ayuda a deshacernos de ellas.

Jaime Blume Sánchez, Tú no me vas a creer. México, SEP-Ekaré, 2005.

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35. Cosas que podrías hacer ¿Qué harías con una nariz como ésta? Si fueras un elefante, utilizarías la nariz para darte un baño. Si fueras un topo, utilizarías la nariz para encontrar el camino bajo tierra. Si fueras una hiena, encontrarías tu próxima comida con la nariz.

¿Qué harías con unas orejas como éstas? Si fueras un grillo, oirías con las orejas que tienes en las rodillas. Si fueras un hipopótamo, cerrarías las orejas cuando estuvieras debajo del agua.

¿Qué harías con una cola como ésta? Si fueras un escorpión, tu cola podría dar una picadura. Si fueras una lagartija, te desprenderías de la cola para huir. Si fueras una jirafa, te sacudirías las molestas moscas con la cola.

¿Qué harías con unos ojos como éstos? Si fueras un lagarto cornudo, echarías chorros de sangre por los ojos. Si fueras un pez cuatro ojos, podrías mirar dentro y fuera del agua al mismo tiempo. Si fueras un camaleón, podrías mirar a dos sitios a la vez.

Steve Jenkins, ¿Qué harías con una cola como ésta? México, SEP–Juventud, 2005.

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36. Dos poemas para pensar Como otros días, hoy vamos a leer dos poemitas. Pero estos versitos de hoy son muy especiales. Son versos para pensar. Pongan mucha atención y vamos a ver si pueden imaginarse lo que dicen estas dos lecturas. Verso y reverso, haz y envés, la otra cara de la Luna no la ves.

Hay palabras que se dicen al derecho y revés, cuando pases esta página puede ser que ya no estén.

El cuento de nunca empezar

Érase una vez un cuento que nadie puede contar, que acaba por el principio y- empieza por el final.

Érase una vez un cuento que se cuenta sin contar, cuando empieza ha terminado, cuando acaba va a empezar.

Juan Carlos Martín Ramos, “Verso y reverso”, en Las palabras que se lleva el viento. México, SEP-Everest, 2004.

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37. Las palabras que se lleva el viento

Estas son las palabras que me ha traído esta mañana el viento. Palabras para hablar por casa, palabras que huelen a pan recién hecho. Palabras para hablar en paz, palabras que si dicen “blanco” dicen “negro”. Palabras que no son de nadie, palabras que no tienen precio. Palabras para hablar de cerca o de lejos. Palabras, palabras y más palabras. Palabras que se lleva el viento. Paisaje en el tintero. Miro por la ventana y escribo en el cuaderno. El paisaje está afuera y a la vez aquí adentro. La luz mancha la página debajo de mis dedos. Los pájaros son letras escritas en el viento. Las huellas del camino, palabras que me dicen si estás cerca o vas lejos. Un arroyo murmura dentro de mi tintero. De pronto, cae la lluvia. Borrón y cuento nuevo.

Juan Carlos Martín Ramos, Las palabras que se lleva el viento. México, SEP-Everest, 2004.

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA TERCER GRADO

38. La huesuda tabla del ocho La lectura de hoy es matemática, ya lo verán. Y además es colectiva: ustedes van a decir el coro, y yo voy a ir leyendo las estrofas. El Coro dice así, díganlo conmigo:

Aaah, aaah, ah... Aaah, aaah, ah...

Aaah, aaah, ah... Aaah, aaah, ah...

Estrofa

Aaah, aaah, ah...

Ocho por seis cuarenta y ocho, las

Aaah, aaah, ah...

calaveras comen bizcocho. Ocho por siete cincuenta y seis, las

Estrofa

calaveras no tienen rey.

Ocho por uno ocho, las calaveras salen

Ocho por ocho sesenta y cuatro, las

en vocho.

calaveras y su retrato.

Ocho por dos dieciséis, las calaveras

Ocho por nueve setenta y dos, las

comen mamey.

calaveras tienen tos.

Ocho por tres veinticuatro, las calaveras

Ocho por diez ochenta, las calaveras ya

van al teatro.

tienen clienta.

Ocho por cuatro treinta y dos, las calaveras tocan bongós.

Coro

Ocho por cinco cuarenta, las calaveras

Aaah, aaah, ah...

están en venta.

Aaah, aaah, ah... Aaah, aaah, ah...

Coro

Aaah, aaah, ah...

Aaah, aaah, ah... Aaah, aaah, ah...

Paula Rodríguez, “La huesuda tabla del ocho”, en Baila la tablita yo ya la canté, Tablas de multiplicar para jugar en clase. México, SEP-Hecho con amor x Hecho a mano, 2003.

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39. Sapo y Sepo quieren un helado Un caluroso día de verano, Sapo y Sepo

-¡Tengo que volver corriendo hasta

estaban sentados junto a la charca.

donde está Sapo! –exclamó.

-¡Sería estupendo tener ahora unos

El helado se derretía más y más.

helados bien fríos y dulces! -dijo Sapo.

Chorreaba por el saco de Sepo. Salpicaba

-Qué buena idea –dijo Sepo-. Espérame

sus pantalones y sus pies.

aquí, Sapo. Volveré enseguida.

-¿Dónde está el sendero? –gritó Sepo-

Sepo fue a la tienda. Compró dos

¡No veo nada!

grandes conos de helado de chocolate.

Sapo seguía sentado junto a la charca

Sepo lamió uno de los conos.

esperando a Sepo.

-A Sapo le gusta el de chocolate -

Un ratón pasó corriendo.

dijo Sepo-. Igual que a mí.

-¡Acabo de ver algo terrible! –gritó el

Sepo volvió por el camino.

ratón-. ¡Era grande y café!

Una gran gota blanda de helado se

-¡Algo cubierto de ramas y hojas avanza

escurrió por su brazo.

hacia aquí! –gritó una ardilla.

-Este helado se está derritiendo con el

-¡Ahí viene una cosa con cuernos! –

sol –dijo Sepo.

voceó un conejo-. ¡Sálvate! ¡Huye!

Sepo caminó más aprisa.

-¿Qué podrá ser? –preguntó Sapo.

Muchas gotas

Y aquella cosa con cuernos gritó su

de helado derretido

volaron por el aire. Caían en la cabeza de

nombre:

Sepo. -¡Sapo!

¿Qué podrá ser esa cosa tan extraña?

Arnold Lobel, Sapo y Sepo, un año entero. México, SEP-Alfaguara, 2001.

LEEMOS MEJOR DÍA A DÍA

40. Nuevos juegos de palabras

Aserrín, aserrán,

por los callejones,

los maderos

pasa una ratita

de San Juan

con veinte ratones.

piden pan,

Unos sin colita

no les dan;

Y otros muy colones.

piden queso,

Unos sin orejas

les dan un hueso

y otros orejones.

y se les atora

Unos sin patitas

en el merito pescuezo.

y otros muy patones.

TERCER GRADO

Unos sin ojitos Los de Roque,

y otros muy ojones.

alfondoque;

Unos sin narices

los de Rique,

y otros narigones.

alfeñique;

Unos sin hocico

los de Trique

y otros hocicones.

triquitrán.

Pasó una ratita con veinte ratones.

Arriba y abajo

Eufemia Hernández, Palabrerías: Retahílas, trabalenguas, colmos y otros juegos de palabras. México, SEP–Alfaguara, 2005.

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41. Confieso que he soñado

Soñé que un fantasma se echaba en el patio. Soñé que un fantasma se echaba en el patio de un castillo para tomar sol, venían unos niños a preparar su desayuno y lo manchaban de mostaza. Soñé que un bebé se tragaba un aro y le crecía una oreja en el estómago. Soñé que tomaba leche de una vaca. Soñé que había una explosión y se terminaba el mundo (No me acuerdo de lo que seguía). Soñé que escribía poemas en hojas sueltas y volaban. Hacia una bola con una hoja porque el poema no me gustó y también voló. Soñé que dos más dos eran tres. Soñé que me espantaban, que me daba vuelta para ver quién era y me convertía en estatua. Soñé que Caperucita Roja se comía al lobo. Soñé que un camello pasaba por el ojo de una chapa. Soñé que era millonaria y compraba muchísimos dulces, que me comía y después me inflé como un globo. Soñé que no había escuela y no tenia tareas, tampoco maestros en casa. Soñé que era una gigante y mis papás me obedecían, y todos me temían.

Y ustedes, ¿se acuerdan de lo que soñaron?

Califa Oche, Para escuchar: La tortuga que sueña. México, Colihue, 2006.

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42. El gallo

El gallo, el ganso, la gallina y el papagayo se burlaron del pollito cuando dijo que viajaría alrededor del Sol. El gallo, el ganso, la gallina y el papagayo no salían de su asombro cuando vieron que el pollito emprendió el viaje alrededor del Sol montado en el centro de un girasol. Y el Sol giraba con un emplumado corazón, y el corazón era el pollito que con el girasol giraba alrededor del Sol.

¿Se imaginan al pollito, montado en su girasol, dando vueltas como un astronauta alrededor del Sol? ¿Se habrá entrenado el pollito en la máquina centrífuga que vimos el otro día? ¿Habrá bajado al fondo de una alberca para prepararse y hacer frente a la falta de gravedad? Bueno, tal vez por hacer su viaje en un texto tan poético el pollito pudo pasar por alto esos preparativos. ¿Qué piensan ustedes?

Jairo Aníbal Niño, “El gallo”, en Panamericana, 2003.

El equipaje de la mariposa. México, SEP-

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43. Nuestra vecina la Luna Vamos a ver quién conoce la respuesta a las siguientes preguntas acerca de la amiga más cercana de nuestro planeta. ¿Existen el día y la noche en la Luna? Sí, ya que, como la Tierra, la Luna gira sobre sí misma, y ofrece una cara distinta al Sol.

¿Un día en la Luna dura lo mismo que en la Tierra? No. Un día en la Luna dura aproximadamente 28 veces más que en la Tierra, ya que la Luna tarda aproximadamente 28 días en dar una vuelta completa sobre sí misma.

¿Qué temperatura hace en la Luna? Hace mucho calor durante el día, unos 100 grados centígrados. Imagínense eso, aquí en la Tierra cuando pasamos de unos treinta grados comenzamos a asarnos. Y mucho frío durante la noche, hasta menos 150 grados centígrados. Aquí en la Tierra cuando llegamos a menos de diez grados comenzamos a congelarnos.

Ahora ya lo sabemos. Cuando miremos la Luna en las noches pensemos que la parte iluminada está de día, y la que no vemos está de noche.

Ana Alter, El Universo. México, SEP-VOX, 2002.

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44. Yo espero...

Yo espero... crecer. Yo espero... el amor. Yo espero... que el tren parta... o el fin de la guerra. Yo espero... un bebé... saber si es niña o niño. Yo espero... que sea el otro quien pida perdón. Yo espero... que el doctor diga “no es nada grave”. Yo espero... que ya no sufra más. Yo espero... que toquen a la puerta. Yo espero... que los hijos vengan a visitarme. Yo espero... que sea hora de salir al recreo.

Y ustedes, ¿qué esperan? Si hoy en la tarde alguien tocara a la puerta, ¿quién les gustaría que fuera?

Davide Calí, Yo espero. México, SEP-SM, 2008.

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45. Cuando sea grande quiero ser...

Veterinario Atiendo a los perros, a los gatos, a los

quieres llegar. Algo esencial en mi trabajo

pájaros. ¡Incluso a las serpientes! Tengo

es escuchar y aconsejar a mis clientes.

un consultorio en el que ausculto, vacuno y opero. Otros veterinarios atienden a

Astrónomo

los animales del campo o trabajan en las

Con sus millares de

fábricas de alimentos o de medicamentos

planetas, sus cometas y sus galaxias, el

para animales.

Universo me fascina. ¡Necesitaría varias

estrellas,

sus

vidas para estudiar todo lo que ofrece! Productor de giras

Por eso cada astrónomo debe definir

¡Soy la mano derecha de las bandas de

muy bien su campo de investigación.

música y de los cantantes! Me ocupo de organizar las giras, decidiendo cuándo y

Foniatra

dónde se realizarán las presentaciones:

En el hospital o en el consultorio, atiendo

tal día en tal sala, tal vez en otro o en

a niños que tienen problemas de lenguaje:

aquel estadio. Me encargo de alquilar los

los que tartamudean, los que no pueden

micrófonos y los amplificadores, del

pronunciar ciertos sonidos, los que

alojamiento y transporte de los músicos.

tienen problemas de lectura o de escritura.

Estilista Cortar el cabello es divertido, ¡pero nada

Y a ustedes, ¿qué les gustaría ser, de qué les

fácil! Hay que usar las tijeras sin que te

gustaría trabajar?

tiemble el pulso y tener claro dónde

Nadine Mouchet, Cuando sea grande quiero ser. México, SEP-Lamiqué, 2008.

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46. Dichos de bichos

El mosquito

El abejorro

Cuando al mosquito molesto

El abejorro se mete

le aplaudes para ahuyentarlo

adentro de cada flor

le estás dando con tu aliento

lentamente, lentamente,

un poco de calor humano.

para coserle un botón.

La pulga

Los piojos

A la pulga, por lo visto,

No está bien cerrar los ojos

le gusta la buena vida...

a los que padecen hambre...

y en la cama o en el circo

allá van los pobres piojos

va siempre muy bien vestida.

en busca de otra pelambre.

La cucaracha

El gusano de maguey

Aunque por fuera parece

Entre un pulque y un taquito

este insecto una carcacha

en las pencas del maguey

cuando algún peligro siente

este gusano está frito

¡sí corre la cucaracha!

aunque siga siendo el rey.

Alberto Blanco, Dichos de bichos. México, SEP–Alfaguara, 2007.

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47. ¿Sabes contar hasta un googol? Si estas buscando un número realmente grande, ciertamente no será el 1. Uno es el número de plátanos que puedes mantener en equilibrio en tu nariz, si eres un buen equilibrista de plátanos. Pon un cero a la derecha de un 1, y se convertirá en 10. Siempre que pongas un cero a la derecha de un número, hará el número diez veces más grande. Diez plátanos serían muchos plátanos para que un mono los mantuviese en equilibrio. Pero, por supuesto, diez es todavía un número muy pequeño. Diez por diez son cien (10 X 10 son 100). ¿Dirías que cien es grande? Bueno, da igual, ¡es un montón de plátanos en equilibrio! Tal vez 100 águilas te podrían llevar de paseo panorámico por cielo, si quisieras hacerlo. Pero, si estás buscando un número de verdad, de verdad grande, ¡todavía te queda un largo camino por recorrer! Diez por cien son mil (10 X 100 son 1,000). Si cien pingüinos tuvieran cada uno diez bolas de helado en un cucurucho (cono o barquillo), serían mil bolas de helado. Mil, empieza a ser grande. ¡Pero no te pares ahí! ¿Qué número es para ustedes realmente grande?

Robert Wells, ¿Sabes contar hasta un googol? México, SEP-Juventud, 2004.

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48. Para masticar a gusto

TERCER GRADO

Hoy en día no es aconsejable ni bien visto andar mascando chicle todo el tiempo. En primer lugar, porque es desagradable ver a alguien que está continuamente mascando y salivando. Pero, además, porque el azúcar que endulza los chicles comerciales produce caries. Sin embargo, hasta principios del siglo XX podía hacerse a gusto, pues esto no era una preocupación. El verdadero chicle es un jugo lechoso que se extrae del tronco del chicozapote, un árbol oriundo de nuestro continente, y el chicle natural en general no se endulza. El líquido que se saca de los árboles se coagula y endurece fácilmente, y se vende en trozos. Los pobladores de Mesoamérica acostumbraban masticarlo en su estado natural para blanquearse los dientes. Chicle proviene de la palabra náhuatl tzictli.

Cristina Carbo et al., “Para masticar a gusto”, en 501 maravillas del viejo Nuevo Mundo. México, SEP, 1994.

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49. Érase una niña A Juana Inés le gustaba mucho el estudio. A los tres años ya había aprendido a leer y a los siete, cuando supo que sólo los niños podían continuar educándose suplicó a su madre que la vistiera de varón para asistir a la escuela. Estudió por su cuenta con gran empeño y si no cumplía con todas las tareas que se había propuesto, se castigaba ¡cortándose el pelo! que, según la moda de esa época, las mujeres usaban muy largo. Defendió con ahínco el derecho de la mujer a recibir educación. Sor Juana Inés de la Cruz, nombre que adoptó al tomar los hábitos como religiosa, fue una apasionada de las ciencias y las artes y llegó a ser una gran poetisa; por eso la llaman la Décima Musa. Ella escribió:

Érase una niña,

Esperen, aguarden,

como digo a usté,

que yo lo diré.

cuyos años eran ocho sobre diez.

Porque como dizque dicen no sé quien,

Esperen, aguarden,

ellas sólo saben

que yo lo diré.

hilar y coser.

Ésta (qué sé yo

Esperen, aguarden,

cómo pudo ser)

que yo lo diré.

dizque supo mucho aunque era mujer.

Pues ésta a hombres grandes

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pudo convencer;

que yo lo diré.

que a un chico cualquiera

Y aun una santita

lo saben envolver.

dizque era también sin que le estorbase

Esperen, aguarden,

para ello el saber...

Sor Juana, como le decimos a esta gran mujer, gran escritora, gran sabia, es un ejemplo a la vista. Niñas y niños, y los maestros también, todos podemos tener por el estudio y por el lenguaje un gusto tan grande como el que ella tuvo.

Cristina Carbo et al., “Érase una niña”, en 501 maravillas del viejo Nuevo Mundo. México, SEP, 1994.

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50. Hola bebé Desde hace mucho tiempo mamá, papá,

lo hace. Da vueltas y vueltas alrededor de

Bea, Isa y yo hemos esperado que llegue

la sala. Cada tanto tiempo se detiene y se

este día. Mamá tiene dolores y eso quiere

apoya en papá.

decir que estás listo para nacer.

Mamá ha dejado de caminar y se apoya

Isa y Bea hacen una cama gigante al lado

en papá. Se mece de un lado al otro. Y de

de la chimenea para mamá y el bebé.

vez en cuando grita. Grita tan fuerte que

Yo ayudo a mamá a colocar la ropa del

todo el pueblo se va a enterar de que

bebé en la mesa. Las calcetitas son tan

hoy vamos a tener nuestro bebé.

pequeñitas que sólo mis dedos caben

Tía Márgara me llama:

adentro.

-¡Corre! ¡Apúrate! ¡Ya se ve la cabeza!

-Juan, esta noche vestiremos al bebé con

Me arrodillo cerca de mamá y veo una

su ropa nueva- me dice mamá.

forma redonda entre sus piernas.

Es difícil imaginarlo.

Mamá puja y grita.

Me pregunto si será niño o niña.

¡De pronto, aparece... algo arrugado y

Me gustaría tener un hermano.

rojo! ¡Es...!

Le digo a papá que mamá debería sentarse a descansar, pero me dice que

Es el hermanito que están esperando, por

probablemente ella siga caminando. Y así

supuesto, pero ¿qué será? ¿Niño o niña?

Jenni Overend, Hola bebé. México, SEP-Ekaré, 2002.

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