ESCRITORAS HISPANOAMERICANAS DEL XIX Y SU IMPORTANCIA HOY

ESCRITORAS HISPANOAMERICANAS DEL XIX Y SU IMPORTANCIA HOY MARY G. BERG Harvard University Los últimos diez años han visto la publicación de centenar

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ESCRITORAS HISPANOAMERICANAS DEL XIX Y SU IMPORTANCIA HOY MARY G. BERG

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Los últimos diez años han visto la publicación de centenares de libros por mujeres hispanoamericanas, entrevistas con autoras, y evaluaciones críticas de la obra de autoras hispanoamericanas desde Sor Juana hasta el presente. Dentro de un contexto de una reexaminación mundial de la historia y la literatura de mujeres, ya es posible reevaluar obras y autoras casi olvidadas (o consideradas desde una sola perspectiva limitada) para alterar y ampliar la historia conocida (convencionalmente aceptada) de la trayectoria de la literatura en Hispanoamérica. De las muchísimas autoras excelentes del siglo xix que merecen más atención crítica, se comentarán aquí aspectos de la obra de dos: Juana Manuela Gorriti (Argentina, 1818-1892) y Clorinda Matto de Turner (Perú, 1852-1909), dos escritoras ligadas por una amistad fuerte de larga duración. Las dos fueron reconocidas en su época como escritoras de importancia, y no han sido totalmente olvidadas en el siglo XX: han sobrevivido en forma mínima, reducida, Juana Manuela Gorriti como escritora romántica de leyendas incaicas y Clorinda Matto como voz de protesta social indigenista en Aves sin nido.

JUANA MANUELA GORRITI

Juana Manuela Gorriti se conoce mejot hoy en día por ser sujeto de tres novelas recientes, la de más difusión siendo Juanamanuela mucha mujer (1980) de Martha Mercader. Como fenómeno de la novela contemporánea esto tiene cierto interés; coloca a Gorriti entre la compañía de otras figuras históricas ambiguas presentadas en novelas como Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, El mundo alucinante de Reinaldo Arenas, y Noticias del imperio de Fernando del 449

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Paso y muchas otras novelas recientes que reexaminan al s. X K en un intento de comprender mejor las raíces de ciertas inquietudes del s. XX. Como las otras novelas contemporáneas, Mercader también presenta en Juanamanuela mucha mujer una historia inconclusa, no resuelta, ambigua, de varios niveles temporales y espaciales que se entrecruzan y que se iluminan por su yuxtaposición inesperada. Las novelas contemporáneas se basan en un nuevo escrutinio de textos tanto como de vidas del s. XIX; en el caso de la novela de Mercader, se replican (como en espejo) los propios esfuerzos de Juana Manuela Gorriti de entender y comunicar las experiencias de su vida en sus últimos libros, que son mezclas de autobiografía, memorias, anécdotas, filosofía moral, recetas, elogios de amigos o de libros, y comentarios sobre las casi-repeticiones intermitentes de experiencias vitales. La novela de Mercader nos sirve como puerta abierta hacia el pasado, hacia una recuperación de libros desechados por no caber dentro de géneros aceptables. Una ojeada breve a dos de estos libros (dos de los más de cincuenta que publicó Gorriti) indicará algunos de los aspectos de interés para un lector contemporáneo. Peregrinaciones de una alma triste, novela episódica terminada en Buenos Aires en 1875 para que se pudiera incluir, dedicada a las mujeres de Buenos Aires, al comienzo de la colección en dos tomos, Panoramas de la vida, que se publicó en 1876. Es una de varias novelas estructuradas a base de viaje, con una narradora-viajera que presta unidad a una serie de incidentes o historias distintas. Peregrinaciones es la historia de Laura, hija de una familia limeña de clase alta, que huye de su casa y viaja sola por Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Una narradora, buena amiga de Laura, apunta lo que Laura le contó de sus aventuras, una técnica que pretende explicar ciertos saltos o lapsos en la historia. La voz primaria es la de Laura, recordada o transcrita por su amiga. Laura describe cómo, a la edad de veinte años, se moría de tuberculosis, demasiado protegida y mimada por su familia, excesivamente medicada por su doctor, sofocada por el ambiente de hogar triste donde todos hablan en voz baja y lamentan «la pobre moribunda» (30). Animada por la desesperación, deja de tomar su medicina, recoge su dinero ahorrado, consigue escaparse de la casa, y viaja en tren para embarcarse en Callao, angustiada pero determinada: Pero yo había resuelto cerrar los ojos a todo peligro, y asiendo mi valor a dos manos, puse el pie en la húmeda escalera del vapor; rehusé el brazo que galantemente me ofrecía un oficial de marina, y subí cual había de caminar en adelante: sola y sin apoyo (35).

Se siente verdaderamente liberada: Rompí el método del doctor, y comí, bebí, corrí, toqué el piano, canté y bailé: todo esto con el anhelo ardiente del cautivo que sale de una larga prisión. Parecía450

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me que cada uno de estos ruidosos actos de la vida era una patente de salud; y olvidaba del todo la fiebre, la tos y los sudores, esos siniestros y huéspedes de mi pobre cuerpo (37).

Es una mujer libre: joven, bella, con dinero suficiente, motivada solamente por la compulsión de mantenerse en movimiento continuo. Como otras mujeres (y hombres también) en la ficción de Gorriti, se desmaya en momentos de tumulto emocional (aunque no en momentos de peligro verdadero: funciona muy bien cuando atacan los bandidos o cuando ocurren desastres naturales) pero se vuelve a enfermar solamente cuando se queda demasiado tiempo en un lugar. Nadie le sugiere que es mala idea viajar sola. Escoge los caminos más arduos y venturosos, siente impaciencia cuando se demora el viaje en muía que cruzará los Andes —«el ansia de partir me devoraba» (42)— y opta por la ruta más peligrosa por la selva amazónica, viajando en canoa a Balsapuerto y siguiendo a Moyobamba. Aquí sí, dice, «vestirme de hombre, evitando así las dificultades infinitas que las faldas encuentran en todo, esencialmente en un viaje» (228). En otros cuentos de Gorriti, vestirse de hombre puede ser entrada a privilegios masculinos, pero aquí Laura vuelve a su identidad femenina para ir a un baile en Moyobamba al cual asiste todo el pueblo; Laura se sorprende al ver que los sirvientes bailan con los terratenientes y se declara «encantada de aquella democrática costumbre» (233). En todos los lugares que visita, Laura es tratada con generosidad y respeto. Es huésped de los que conoce al viajar, a veces gente rica, a veces los campesinos más pobres. Gran parte de la novela es compuesta por lo que le cuentan a Laura de sus vidas y experiencias, dentro del marco de las impresiones de la viajera. Muchos son cuentos de violencia, de desastre y de injusticia; Laura viaja por tierras donde hay ataques de bandidos, de indios desterrados, de ejércitos que buscan reclutas, de gente pobre y desesperada después de años de guerra civil. Laura intenta ayudar cuando puede. Escucha con atención y simpatía, y da buenos consejos. En muchas ocasiones, es instrumental en la implementación de justicia o restitución: devuelve un niño perdido a su madre; participa en el rescate de dos huérfanos; permite que el hijo ilegítimo de su abuelo se apropie de parte de la fortuna familiar; compra la libertad de una familia de esclavos en el Brasil; y con frecuencia consigue mediar entre los lados opuestos. La novela empieza como rebelión contra restricciones sociales, pero Laura se convierte en una especie de conciencia nacional al describir los problemas que encuentra en cada país. Viaja entre las gentes marginales; habla con campesinos, esclavos, bandidos, y sobre todo con mujeres. Se reafirma la validez de cualidades morales positivas (compasión, generosidad, justicia) entre la gente común, a pesar del caos social: guerras civiles, tensión entre indios y campesinos, tiranía política y militar, bandidos por todas partes, robos, homicidios. Como mujer, y sobre todo como mujer desconectada de una estructura familiar, Laura carece de po451

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der tanto como la gente con quien habla. Evita la confrontación en cuanto posible: se esconde de bandidos, huye de desastre, y pide ayuda. Es una mujer independiente y de coraje, pero no se presenta como capaz de resolver problemas nacionales serios: mantiene su rol de observadora. Si Peregrinaciones de una alma triste es ejemplo de un texto ahora interesante por su perspectiva femenina, un libro como El mundo de los recuerdos fascina al lector contemporáneo por otras razones. Juana Manuela Gorriti publicó El mundo de los recuerdos en 1886, a los 68 años, con el deseo aparente de reflexionar sobre su vida de aventuras y riesgos y de pérdidas personales. Es uno de varios libros donde Gorriti mezcla reminiscencias autobiográficas y narraciones ficticias, donde celebra sus amistades y sus recuerdos de una niñez feliz pero también su capacidad de invención: las anécdotas pueden basarse en la realidad, pero de pronto se convierten en ficciones melodramáticas de coincidencias y encuentros fatales, para devolvernos en el segmento siguiente a datos obviamente —bueno, nada es obvio— reales de su propia vida. La voz que narra y comenta es la de la autora (aunque no se nombra) y su presencia continúa es el hilo unificador del libro. Los recuerdos narrados presentan por lo menos dos perspectivas contrastantes. Con frecuencia, una perspectiva sirve como marco: al escuchar la música de Verdi en Lima, se acuerda la narradora de su niñez en el campo argentino en «Romería a la tierra natal»; al volver a La Paz, se acuerda de sus primeras experiencias en esa ciudad (en «La Paz»). Más común es un doble cuento: en «El amartelo» narra (en capítulos alternados) las experiencias tristes de dos familias que ha conocido, una familia india pobre boliviana y la otra próspera de Lima, que han sufrido la muerte de hijos por causas misteriosas —en el momento de dolor, «en aquella hora aciaga, la elegante dama y la humilde india, tenían un mismo corazón: corazón de madre» (139). Muchos cuentos contrastan memorias de dos tiempos: un recuerdo del general Martín Güemes jovial y cariñoso se yuxtapone al recuerdo de su muerte unos años después (en «El general Martín Güemes», estos dos momentos ya alejados en el pasado al contar las anécdotas— «Grato es y saludable para el alma, en nuestra época descreída y degenerada, evocar el recuerdo de esos hombres sublimes, y seguir la huella de luz que dejaron en pos de sí» (340). Se acuerda (en «Chincha») de aventuras que compartió con su amiga, la escritora Mercedes Cabello de Carbonera, evocando la época cuando se divertían juntas pero también el dolor que siente al reflejar en los cambios infligidos por el tiempo. En muchos capítulos, Gorriti logra captar, describir, cristalizar las alegrías, los placeres del pasado —hay unas descripciones extraordinarias de cómo era la vida social en Pueblitos de Bolivia cuando ella era joven casada con militar, por ejemplo, en «El banquete de la muerte»— para luego contrastar esos momentos con otros. Hay una continua evaluación y reevaluación de los episodios contados. Esta complejidad de El mundo de los recuerdos lo convierte en un texto de gran interés para lectores contemporáneos. 452

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CLORINDA MATTO DE TURNER Para mantener cierto paralelismo, se podrá escoger, de la obra de Clorinda Matto de Turner también, un libro que se presta a una lectura feminista y otro que interesa por su complejidad o ambigüedad de perspectivas. Pero la verdad que todos los libros de Clorinda Matto tienen un fuerte componente de militancia feminista (y reformista, en un término social más amplio, claro), y todos se pueden leer con atención a sus ambigüedades, a lo que no se declara abierta y explícitamente, a los subtextos. Ejemplos de estos dos aspectos de la narrativa de Matto: la recurrencia del tema de la violación sexual (se examinará aquí en algunas escenas de Aves sin nido) y el tema de la complejidad de la Verdad dramatizada por una serie de posibilidades simultáneas, de senderos bifurcados (aquí analizado tal como se presenta en índole). Aves sin nido (1889) generalmente se lee dentro de un contexto de preocupación indigenista. No fue la primera novela peruana que señaló la injusticia prevalente en la consideración del lugar de la población indígena en la vida peruana, pero por varias razones sí tuvo una influencia importante en el movimiento reformista. Como todas las novelas de Matto, Aves sin nido revela y dramatiza males profundos de la realidad peruana: venalidad e inhumanidad de clérigos católicos, corrupción política que afecta todos los niveles de la sociedad, y el fracaso de todas las instituciones públicas que tienen como deber promover la justicia y la igualdad de derechos civiles. Las novelas piden reformas eclesiásticas, militares, legislativas y educacionales. Éstos son los aspectos de las novelas que se discuten con frecuencia. Son también novelas con protagonistas-mujeres que analizan las vidas de ellas y de otras mujeres de las comunidades donde viven. Aves sin nido es la historia de la educación de Lucía Marín, totalmente inocente e ignorante al principio del libro, desilusionada y muy consciente de sus limitaciones al final. También es una historia romántica de amor: un amor frustrado entre dos hijos ilegítimos engendrados por violaciones, hijos de madres que han conseguido sobreponerse a los desastres juveniles y hacerse vidas respetables dentro de la comunidad, casándose con hombres que aceptan a los hijos como si fueran suyos. Dentro de este marco violento de violaciones iniciales (antes de la acción de la novela) y desesperación final cuando los dos jóvenes descritos como modelos perfectos de como deben ser los nuevos peruanos (inteligentes, liberales, educados, morales) son revelados como seres ilegítimos cuya unión también sería ilegítima (son medio-hermanos) e inmoral, se presentan una serie de violaciones morales, legales y sexuales. Si se frustran estas violaciones, es por pura casualidad, como en el caso de Teodora. Cuando los reformadores liberales logran destituir al gobernador corrupto de Killac, el oficial mandado por el gobierno nacional para encargarse de la situación es el coronel Bruno Paredes, un hombre egoísta, sensual y cruel. Él y sus oficiales eligen establecerse en la hacienda de un viudo próspero, don Gaspar y 453

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su hija Teodora. Paredes y sus compañeros consideran a la expedición como ocasión de continuo jolgorio..., barricas de vino, cajones de cerveza, todo iba en profusión. Los dos ciegos violinistas del pueblo no cesaban de manejar el arco, arrancando mozomalas y huainus a las sonoras cuerdas del violín. No se le ocurre a Paredes que Teodora resistirá sus atenciones; es su costumbre seducir a toda mujer que le atrae: Esta vez la escogida por el coronel para formar número en la ya larga lista de su martirologio de hombre emprendedor, era, pues, una graciosa joven en cuya casa recibió sincero hospedaje la nueva autoridad. Teodora, entrada ya en sus veinte años, era de pequeña estatura, ojos vivos y mirar sereno. Vestía un gracioso traje de percal rosado con ramajes teñidos de color café, rodeado el cuello con un pañuelo de seda color carmesí en forma de esclavina, sujeto hacia el pecho con un prendedor de oro falso con piedra imitación topacio. Sus largos cabellos, esmeradamente cuidados, estaban trenzados y sujetos al extremo con cintas de listón negro. El corazón de Teodora no estaba desierto. Apalabrada en matrimonio, debía ir a los altares tan pronto como llegase su novio, destinado en la administración de una finca, donde ahorraba parte de sus sueldos para atender a los gastos de una boda decente, con padrinos notables, tres días de mantel largo y músico de viento. Teodora nació con carácter impetuoso y varonil. Salvada la niñez, sus pasiones se manifestaron ardientes... (Aves, 142). Teodora está perfectamente consciente de las intenciones predatorias de Paredes; su «resistencia no dejó de llamarle la atención, aumentando sus deseos» (143). Es Teodora quien alerta a su padre; él no ha percibido ningún indicio de la amenaza: más bien él la cree contentísima con tanta fiesta alegre. Asustado, la ayuda a escaparse, distrayendo a los oficiales con vino y comida. Los oficiales hablan abiertamente de cómo «prontito cazaremos a la rata, sí» (143), bromean con malicia, y suponen que don Gaspar se da cuenta de lo que sucede y que entrega su hija. Tedodora logra huir a una casa segura donde estará protegida; es Teodora misma que se da cuenta que debe escapar sola (con un sirviente que la acompaña), montada en caballo con la admirable «agilidad de la campesina» (150), mientras vuelve su padre a la casa para despistar a los oficiales borrachos. Por pura suerte se salva: sus perseguidores están demasiado borrachos para seguirla rápidamente, las mentiras de su padre convencen, y lo más importante, Paredes recibe una comunicación del gobierno que le hace partir inmediatamente. Si hubiera vuelto unos momentos antes don Gaspar, se habría encontrado con un Paredes colérico que gritaba «Canalla de viejo... lo fusilo sin formar el consejo de guerra. Para algo es uno autoridad» (152). Pero como no está, se reanuda la fiesta, y don Gaspar toca la guitarra y canta, «quedando reconciliados raptores e injuriado» (155), sin rencores aparentes. 454

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El incidente es uno en una serie de ejemplos del abuso de la autoridad. Lo que sorprende es la seguridad de los oficiales de que se puede considerar a Teodora como diversión sexual accesible, una rata que se caza en cualquier momento, la pasividad no muy perspicaz de su padre —la salva pero es porque ella insiste—, y la aceptación general de que la autoridad no tiene limites, que puede abusar sin consecuencias. Paredes viene desde fuera de la comunidad para violar los derechos de todos. Pero Teodora rehusa su complicidad; representa la mujer peruana ideal tantas veces descrita y elogiada por Clorinda Matto (como en su discurso en el Ateneo de Lima, 6 de enero de 1889): vestida con modestia, austera (joyas falsas-decoración sin lujo), tradicional (trenzas), capaz de pasiones pero fiel al hombre y al casamiento que ella ha escogido, práctica, inteligente y fuerte («varonil»). Percibe inmediatamente cuáles son las intenciones de Paredes, y negocia su huida con éxito. El incidente denuncia males nacionales en este nivel, Teodora representa no solamente la mujer peruana sino también simboliza un Perú amenazado por explotadores; a la misma vez también celebra el coraje y la determinación de una mujer individual, sola, digna de ser considerada como ciudadana ejemplar. La segunda novela de Clorinda Matto, índole, publicada en 1891, es también la historia de la educación de una mujer, su trayectoria desde una inocencia y pureza inicial hasta una aceptación final de la complejidad de las relaciones humanas y de la sociedad. La novela es una serie de discusiones (e ilustraciones) sobre la posibilidad de averiguar las distinciones entre moralidad/inmoralidad, justicia/injusticia, lo público/lo privado, honra/deshonra y otras oposiciones binarias inherentemente ambiguas. Estas discusiones se desarrollan dentro de una red de alternativas de caminos posibles, opciones viables pero no igualmente satisfactorias. La novela es una denuncia de la corrupción y de la vulnerabilidad (debilidad) humana que la permite, pero se muestra qué difícil es escoger el mejor camino en cada momento de decisión. índole empieza con la bancarrota de los negocios de Antonio López; como no cree que puede anunciarlo a su joven esposa, Eulalia, ve solamente dos alternativas abiertas: o suicidarse, o cooperar con la mafia local en una empresa criminal. Es el primer secreto, y entra como serpiente en el jardín de Edén para multiplicarse espeluznantemente. Y es la primera decisión equivocada, públicamente inmoral, que tiene también una cantidad de consecuencias no previstas. La acción de la novela se basa en los esfuerzos que hacen Antonio y Eulalia para preservar su matrimonio, puesto en doble peligro por las decisiones iniciales de Antonio. Ellos tienen que decidir cuáles serán sus modelos, y son muchos los modelos que les atraen pero que al final rechazan. Acumulan el peso de ambigüedades que no se resuelven; Eulalia casi es violada por el cura parroquial con quien ha entrado en unas relaciones demasiado personales en parte para vengarse al darse cuenta de que Antonio la excluye de algo importante, y aunque al final, Antonio acepta que Eulalia se salvó al último momento de la violación, y que ella no 455

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provocó conscientemente el ataque, nunca podrán volver a la inocencia inicial. Y Antonio tampoco se escapa de las huellas de la experiencia; aunque se separó a tiempo de sus actividades criminales (fabricaban billetes de banco), sigue siendo el hombre que hizo ciertas decisiones por razones inválidas. Sobreviven la experiencia, pero el precio es alto. La presentación de estos ejemplos breves de dos obras de Juana Manuela Gorriti y dos de Clorinda Matto de Turner ha tenido como propósito mostrar por lo menos algunos aspectos de interés contemporáneo en la obra de estas dos escritoras que no deben ser olvidadas en el panorama de narradores hispanoamericanos. BIBLIOGRAFÍA J. M. GORRITI, Panoramas de la vida; colección de novelas, fantasías, leyendas y descripciones americanas, 2 tomos, Buenos Aires, Casavalle, 1876. —, El mundo de los recuerdos, Buenos Aires, Félix Lajouane, editor, 1886. C. MATTO DE TURNER, Aves sin nido, Buenos Aires, Félix Lajouane, 1889. Citas de edición de Buenos Aires, Solar/Hachette, 1968. —, índole (novela peruana), Lima, Tipo-Litografía Bacigalupi, 1891. —, Leyendas y recortes, Lima, Imp. «La Equitativa», 1893.

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