Fe victoriosa Parte 3

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Fe victoriosa – Parte 3 La fe lo llama (1) Pastor Erich Engler

Nuestra fe es la victoria. Nos habíamos referido a un interrogante que queremos responder. ¿Cómo puedo llegar a percibir o saber que me estoy moviendo en la dimensión de la fe? ¿Cómo puedo saber si estoy creyendo de verdad por algo o solamente lo estoy deseando, o solamente se trata de una vaga esperanza? ¿Cómo es que se percibe y sabemos con certeza que nos encontramos actuando realmente en la fe? Hemos dicho en primer lugar que la fe es una expectación. ¡Aleluya! la fe es poseer convicción, estar convencido. Y definida desde el griego la fe es una plena convicción o bien una firme convicción. Y si uno está convencido entonces puede aguardarlo. ¡Aleluya! Si uno está convencido de algo lo espera y esto lo hemos considerado como el primer aspecto. Y la expectación, la espera está incluido el gozo, ¿verdad? ¡Aleluya! Nuestra hermana Carolina, esperó su niño durante nueve meses. Nueve meses de esa expectante alegría. ¡Aleluya! Cuando tú aguardas algo siempre existe la combinación con el gozo. ¿Cómo puedo saber si me estoy moviendo verdaderamente en la fe? En primer lugar cuando tú lo aguardas. Cuando tú te alegras y gozas por aquello que aguardas, entonces tú estás en la fe. La última vez hemos dicho que en la fe a causa de que estamos plenamente convencidos, lo aguardamos con gozo, podemos verlo anticipadamente. Pero no lo podemos ver con nuestros ojos físicos y naturales, sino con los ojos de nuestro corazón o de nuestro espíritu. Nosotros lo contemplamos, resumido podemos decir que se trata de tener una visión. Cuando lo estamos esperando y aguardando podemos imaginarnos en nuestro corazón y en nuestro espíritu, como se habrá de cumplir. Por ello afirmamos que la fe ve anticipadamente el cumplimiento. La fe ve como el cumplimiento, la manifestación se acerca y esto ya sucede cuando no hay nada visible al respecto. Si lo puedes ver y aguardar te encuentras en la fe. El tercer punto al que me quiero referir hoy es respecto a como podemos comprobar si todavía nos encontramos en la fe o seguimos estando afirmados en ella, cuando estamos plenamente convencidos lo aguardamos con gozo, 1

podemos ver y contemplar anticipadamente su cumplimiento entonces podemos confesarlo y proclamarlo. ¡Aleluya! Nosotros lo aguardamos, estamos viendo venir su cumplimiento, y entonces comenzamos a hablar respecto a ello. De esa manera lo llamamos a la existencia. ¡Aleluya! Por eso no deberías estar llorando y quejándote o lamentándote. Afirmar que uno cree y quejarse a la misma vez, no es andar en la fe y eso nunca va a funcionar. Cuando lo vemos en verdadera fe, entonces también lo podemos llamar a la existencia. Acompáñame a la carta a los Romanos. Ya nos habíamos referido brevemente a lo que quiero mencionar ahora, vayamos a Romanos capítulo 4 porque ese es un pasaje grandioso. Aquí Dios nos demuestra cómo es que Él cree, porque Dios es un Dios de fe. Romanos capítulo 4, leeremos este el versículo 16. Aquí se está refiriendo a Abraham. Romanos 4 versículo 16: “Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros” Por decirlo así Abraham es nuestro padre en la fe. Él es la primera persona que encontramos en la Biblia, de la cual se afirma que creía de una manera tan firme a Dios, que debido a ello su fe fue contada por justicia. Por ello es que él llega a ser nuestro padre en la fe. Y luego dice en el versículo 17: “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes ) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”. “y llama las cosas que no son, como si fuesen”. ¿Llama Dios a las cosas que no son como si fuesen? ¿Denomina Dios cosas que aún no son existentes en lo natural como si lo fueran? Si, si, evidentemente lo hace. Está escrito aquí: y llama las cosas que no son, como si fuesen”. ¿Puede Dios dar vida a los muertos?, amén. Esto es algo que el hace constantemente. Tú estabas muerto y él te ha vivificado, amén. Puede ser que digas: "yo nunca estuve muerto", si bien eso es cierto la cuestión es que tú no vivías espiritualmente. Porque estar espiritualmente muertos significa estar separados de Dios. Esa es la situación del hombre pecador, que no tiene una relación espiritual con Dios. Eso es estar espiritualmente separados de Dios, estar espiritualmente muertos. Esta persona vive, su espíritu vive pero está separado de Dios y de la comunión con él. Por ello considerado espiritualmente está muerto. Por ello es que afirmamos que Dios todos los días vivifica muertos. ¡Aleluya! Cuando contemplamos como personas reciben a Jesucristo en sus vidas, en ese momento estamos viendo cómo muertos resucitan, amén. No pienses que la resurrección de los muertos se refiere solamente a la resurrección física. Cuando una persona se cae muerta y tú oras por ella, por ejemplo te arrojas sobre ella como lo hizo el apóstol Pablo aplicando la unción, fue el caso cuando aquel joven se cayó de la ventana, a causa de la larga predicación de Pablo. Factiblemente este día fue un día caluroso, y a medianoche este joven se cayó de la ventana porque no podía oír más a causa de su cansancio. Pablo muchas veces predicaba entre 4 y 8 horas, eso es algo que yo sospecho. Este joven fue vivificado, aquí se trata de una resurrección corporal, pero no limites ello a lo físico, Dios resucita muertos todos los días. Y cuando observamos personas entregan su vida a Cristo entonces estamos contemplando una resurrección. ¡Aleluya! en ese caso no se trata de una resurrección corporal, se trata de la resurrección interior, el espíritu es resucitado. El espíritu es renovado, ¡Aleluya! ¿Puede Dios dar vida a lo que está muerto? Evidentemente es así. 2

La resurrección en relación al espíritu es realmente el milagro mayor, porque en eses caso el espíritu humano en es renacido. Ese es el milagro más grande de todos. Bueno, si eso no es un problema para Dios, entonces nos preguntamos ¿es para Dios posible vivificar células muertas?, amén. ¿Puede vivificar tejidos muertos? ¿Puede Dios por ejemplo vivificar articulaciones, arterias, venas que ya no funcionan correctamente?, amén. Él está capacitado para hacerlo, todos los días vivifica lo que estaba muerto. ¡Aleluya! Ese es nuestro Dios, en otro Dios no queremos creer. Él puede hacerlo, él puede vivificar lo que ya está muerto. ¿Puede Él vivificar aquello que a tus ojos ya ha muerto en tu situación, puede vivificarlo? ¿Puede Él vivificar un cuerpo, cuando ya existe un diagnóstico médico que afirma que no hay más esperanza?, amén. Si, Él lo puede hacer. Él puede hacerlo y no es algo muy difícil para Él. ¿Sabías que para Él no es nada complicado y difícil?. En este ejemplo Él renovó y restauró cuerpos envejecidos. Dios llama aquello que no existe como si existiera. ¿Podemos hacer eso nosotros también? ¿Podemos llamar a la existencia aquello que hoy todavía no es una realidad? Abraham lo hizo a causa que primeramente oyó de Dios, el cual le cambió el nombre de Abram a Abraham, lo que significaba que sería padre de muchas naciones. Te habré de mostrar como sucedió eso en cuanto a Abraham. Pero vayamos al capítulo 10 con el fin de aclararlo aún más, la fe lo llama a la existencia. Cuando nosotros estamos convencidos, lo aguardamos con gozo, lo podemos ver anticipadamente, entonces lo llamamos a la existencia. En Romanos capítulo 10 vemos como funciona este principio. Leamos allí desde el versículo 4: "pues el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Moisés escribe así que la justicia que es por la ley: "el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas". ¿Qué sucederá con esa persona? Vivirá por ellas. Se refiere aquí a vivificar. Seguimos leyendo: "Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, (¿dónde?) En tu boca y en tu corazón". Es muy interesante que esto no quede en nuestro corazón, te das cuenta cuanto se habla respecto al corazón, yo también predico o hablo mucho respecto al corazón, en los círculos cristianos se habla mucho respecto del corazón, respecto a la actitud del corazón y ello realmente es importante, pero has notado que todo no acaba allí. Por el contrario "en tu boca" lo encuentras ubicado en primer lugar y luego en tu corazón. ¡Gloria al Señor! Debido a ello algo que todavía no se ha manifestado en la realidad, que tú proclamas con tu boca, va hacerse una realidad existente en tu corazón. Un predicador dijo que si es difícil creer con el corazón, comienza entonces a hablarlo, confesarlo y proclamarlo. Habla mucho de ello a fin de que se establezca como una verdad en tu vida. Confesiones establecen verdades. Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón". Y luego dice: "Esta es la palabra de fe que predicamos"

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Creo que estamos actuando correctamente cuando afirmamos que somos una iglesia que podemos denominar como "palabra de fe", amén. Esto es así porque nosotros predicamos la palabra de fe. Por ello podríamos decir que congeniaríamos bastante con el apóstol Pablo, amén. Debido a lo que lo que dice la escritura aquí, yo estoy por la fe y no en contra de la fe. Porque está escrito aquí que tenemos que predicar la palabra de fe, ¿verdad? Hemos sido encomendados con ello, y se nos encomendó el trabajo que predicar la palabra de fe. Y entonces nos preguntamos ¿por qué escuchamos tantas predicaciones impregnadas con incredulidad, dudas y preocupaciones? Y todo ello desde el púlpito cristiano, por parte de predicadores. Lamentablemente esos mensajes no tienen nada que ver con la palabra de fe. Y leemos ahora en Segunda de Corintios un pasaje que me ha bendecido mucho. Podría predicar todos los domingos respecto de este pasaje. Segunda de Corintios en el capítulo 4. Hace algunas semanas habíamos considerado este pasaje, pero estoy seguro que te habrá de bendecir nuevamente. Cada vez que lo leo, júbilo se manifiesta en mí. Segunda de Corintios capítulo 4 y desde el versículo 1 comienza de la siguiente manera: “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos”. ¿Qué quiere decir esto? No desmayamos o como dice en otra versión no nos dejamos desanimar. ¿Me estás oyendo atentamente? No nos dejamos desanimar, aun cuando algunas circunstancias externas se han manifestado negativamente. A pesar de ello seguimos creyendo que las cosas van a mejorar y que venceremos. Por ello no desmayamos. Seguiremos leyendo en el versículo 7. Pablo describe aquí su ministerio, y éste no era siempre fácil, pero el afirma en el versículo 7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” Él se refiere aquí a la luz divina, a la iluminación por parte de Dios. A la luz que se encuentra en su corazón, a la luz del Evangelio y del poder de Dios. Y ten en cuenta lo que dice en el versículo 8: “que estamos atribulados en todo”. Es posible que a veces esto sea también así en nuestra vida, que estemos atribulados y presionados en todo. Eres atacado por personas en diferentes ámbitos, te presionan y atacan a causa de tu fe. ¿Cuál es la frase siguiente? “mas no angustiados” o más correctamente "pero no abatidos". ¿Puedes oír hablar a la fe? Aun cuando es así en tu vida como le fue a Pablo, fue atribulado una y otra vez durante sus viajes misioneros, lo puedes estudiar en la Biblia, vas a comprobar que a veces era realmente duro, pero a pesar de ello él dice como frase siguiente: "pero no abatidos". Y luego expresa: "en apuros" o bien "acorralados, perplejos sin ver una salida”. Pero ¿qué?: “mas no desesperados”. ¡Aleluya! yo aquí oigo hablar a la fe. Puede ser que la situación sea complicada, el problema puede ser este u otro, pero Pablo comienza inmediatamente a llamar a la existencia aquello que todavía no era una realidad, a fin de que se manifieste. No vemos ninguna salida, no hay esperanza, pero ¡Aleluya! en ello no 4

desesperamos. Y esto porque Dios ya ha preparado una salida, es posible que nosotros no veamos una salida, pero Él ya la ha preparado. Pablo dice: "somos perseguidos”, e inmediatamente él se ubica en la fe. Sabes que la mayoría de la gente cuando les oyes, quedan detenidos en el primer aspecto al informar respecto a la persecución o al problema. “Y no veo una salida, todos me persiguen, estoy derribado y me estoy muriendo todos los días, etc. etc.” ¿Pero como es con Pablo aquí? Se queda el detenido allí en el informe, de ninguna manera él dice que son perseguidos pero que no están desamparados. También afirma que son derribados, pero ¿qué dice? “pero no somos destruidos”. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! “llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, (¿para qué?), para que también (para que la vida) la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos". ¡Aleluya! ¿Comprendes? Por una parte el apóstol Pablo ve las dificultades con las que tiene que luchar pero por otra parte, cada vez cuando los problemas se presentan, el dirige su cámara hacia otra perspectiva, y afirma que no están confundidos ni abandonados. Dios ve la salida anticipadamente, aunque yo no la vea, Él la ve. Eso es fe. Pablo llama a la existencia aquello que él todavía no ve o todavía no posee, lo llama a la existencia. Este pasaje es una gran bendición ¿verdad? Cuando la próxima vez te sientas derribado contempla este pasaje. Lee este pasaje en voz alta y has énfasis sobre todo en la segunda parte, amén. Regresemos a Romanos 10, allí estábamos considerando la palabra de fe. Ahora comenzamos a leer en el versículo 9. Romanos 10 versículo 9. La fe lo aguarda, la luz ve anticipadamente como habrá de manifestarse. “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (subraya la palabra confesares), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, (¿que sucederá entonces contigo?) serás salvo”. Esto es lo que sucede diariamente, todos los días hay personas que son resucitadas de los muertos. Todos los días muertos son vivificados. En el versículo 10 está escrito: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa (subraya la palabra confiesa) para salvación”. Con la boca se confiesa para salvación. El versículo 11 dice: “Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”. Y en el versículo 12: “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que (es rico para con todos los ¿qué?, los que le invocan;” Los que le invocan. Cuando le invocas al Señor, quizás te recuerdas cuando fue en tu caso la primera vez, tú le invocas por primera vez, en ese caso hiciste justamente aquello que leímos en Romanos capítulo 4, que Dios llama a la existencia lo que no es y se lleva a cabo. Tu no eras salvo hasta el momento en que tu invocaste el nombre del Señor y que creíste en tu corazón, en ese instante se hizo realidad. Lo que no era, es existente ahora, ¡aleluya! Quizás 5

no sentiste nada ni tuviste una experiencia espectacular, pero sucedió de verdad. Era una realidad. De la misma manera es con la sanidad, la primera vez que oramos por nuestra sanidad la hemos recibido en nuestro corazón, en nuestro espíritu. No importa si lo sientes en tus emociones o no. Ese es el secreto, la salvación está presente y la hemos recibido. La llamamos a la existencia y comenzamos a hablar de ella y a meditar en ella. Eso es lo que haces en tu vida cristiana, meditas sobre una cosa, comienzas a hablar respecto de ella, vienes a las reuniones y lees esta Palabra con más intensidad. Así es como se manifiesta la salvación en ti. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! Aquí están presentes personas que conozco desde hace algunos años, y así como puedo contemplarlos hoy, es evidente que la salvación ha producido mucho más fruto en vosotros, se ha manifestado mucho más intensamente que hace algunos años atrás. Yo conozco a personas que están desde su primer día como nuevas criaturas en Cristo aquí en la Iglesia, nosotros denominamos a estas personas "cristianos bebés", ellos llegan a la fe y primero son bebés espirituales, y los observo al cabo de algunos años y puedo comprobar que la salvación se manifiesta año tras año más intensamente en ellos. Están cada vez más seguros y firmes, eso es manifestación. De la misma manera es con la sanidad ¡Aleluya! Semana tras semana, mes tras mes, año tras año seguimos avanzando, hacemos pasos hacia adelante. De pronto te va mejor aquí o allí, ciertos dolores desaparecen y mucho es arreglado. ¡Gloria al Señor! Así es como funciona cuando nosotros invocamos. Leamos en el versículo 13: “porque todo aquel que invocare”, (¿notas el detalle? "que invocare", ¿qué va a suceder con él?), será salvo”. “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Tienes que comprender que no es posible creer y ejercitarse en la fe si no se ha oído la predicación, el mensaje proveniente de Dios. Es imposible invocar si previamente no comenzamos a creer aquello que hemos oído. Uno comienza a invocar cuando lo aguarda, cuando se está convencido y este principio funciona en todos los ámbitos. En todos los ámbitos tu invocas o llamas a existencia cuando tu previamente estás plenamente convencido. Y llamas a existencia aquello que no es. ¡Aleluya! Acompáñame a la carta a los Hebreos y nos dirigimos al capítulo 10, aquello que tú hablas e invocas es un aspecto esencial de la fe. Se trata de la confesión de fe. Nosotros oímos mucho respecto a la confesión de pecados, muchas veces oímos hablar respecto a la confesión de pecados pero esa es sólo una forma de confesión. Existen otras formas de confesión. Una forma de confesión es la confesión de fe. Existe la confesión de la esperanza. Aquello que nosotros creemos, Hebreos capítulo 10 versículo 23. ¡Aleluya! Hebreos capítulo 10, versículo 23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza”, ¿Qué habíamos aprendido? Que la esperanza bíblica no es semejante a la esperanza que encontramos en el mundo, sino que la esperanza bíblica aguarda en plena convicción. ¿Qué podemos afirmar entonces? "Mantengámonos firmes en la profesión o confesión de nuestro 6

aguardar, esperar, esperanza". Aquello que estás aguardando confiésalo, que proclámalo. Mantente firme en tu confesión de expectación y esperanza, porque entonces estarás creyendo, estarás creyendo. Mantenerse firmes en la profesión o confesión de nuestra esperanza, es una confesión de fe. Quizás preguntes: ¿durante cuánto tiempo hay que mantenerse firmes? ¿Durante cuánto tiempo hay que invocar, proclamar, aguardar y verlo anticipadamente en nuestro corazón? Todo el tiempo que sea necesario, porque el versículo 35 está escrito: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. ¡Aleluya! Puedes percibir que entre la acción de creer y el momento en que se efectiviza aquello por lo cual has creído se encuentra la acción de mantenerse firmes, de perseverar. Esperar y aguardar firmemente en paciencia a fin de poder recibir la manifestación de la promesa. Y aquí en medio de esto está escrito que esto es la voluntad de Dios. Otra vez el versículo 36: " porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios” ¿con qué está relacionado hacer la voluntad de Dios? Está relacionado con aguardar y esperar, a perseverar firmemente, a tener paciencia. ¿Estamos haciendo la voluntad de Dios cuando perseveramos firmemente? Cuando aguardamos y esperamos, estamos haciendo la voluntad de Dios. "Para qué obtengáis la promesa”. ¡Aleluya!. ¡Gloria al Señor! leemos en el versículo 38: “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma." ¿Comprendes esto? Esto sucede tan frecuentemente. La gente escucha el mensaje de la fe y están entusiasmados, porque por ejemplo escuchan la primera vez en su vida que su situación no es desesperanzada. De pronto piensan que su situación puede cambiar. Todo aquello que dicen otros, que dicen los médicos, que dice mi entorno, todo ello, para Dios no es algo que carece de esperanza. Ellos oyen y ven en el espíritu, convicción se establece, comienzan a aguardarlo y luego comienzan también a confesarlo durante un tiempo. Y si después de seis meses o un año los cambios no son todavía sumamente visibles de la manera que lo deseaban, entonces retroceden, retroceden y se acaba la actitud de perseverar firmemente. Y cuando esa actitud llega a su fin, entonces también dejamos de andar en la voluntad de Dios y por lo tanto no experimentamos la manifestación de la promesa. En cuanto a aquello por lo que creemos. Porque acabamos de leer aquí que entre la actitud de aguardar y perseverar firmemente está presente el componente de la paciencia. Y si luego de medio año o un año los resultados todavía no son tan visibles como lo estábamos deseando, comenzamos a retroceder y entonces está escrito que el Señor no tiene complacencia con nosotros. Y sucede que no recibimos aquello que estuvimos creyendo. Lamentablemente esto le sucede a muchos, que escuchan y oyen la palabra de fe, pero ellos no perseveran hasta el final. Ellos no consideran el componente que es esperar todo el tiempo que sea necesario. Te digo que este aspecto es muy importante. Nosotros somos una iglesia de fe, nosotros creemos que todo es posible para que el que cree, ¿verdad? Nada es imposible para aquel que cree. Absolutamente nada le es imposible. Pero podemos decir: "pero nosotros estamos esperando tanto tiempo", tenemos que esperar todo el tiempo que sea necesario, amén. Ese es un aspecto que oímos muy poco en las predicaciones de fe. Nos vamos a referir también 7

más explícitamente a la paciencia, a tener paciencia, porque paciencia y fe son una pareja, son un equipo, andan de mano en mano. No se trata de una hazaña cuando puedes creerle al Señor durante diez minutos, no es ninguna hazaña creerle a Dios durante una semana, no es ninguna hazaña creerle a Dios durante un mes pero es una hazaña si permaneces creyendo durante cinco años, o 10 años, o veinticinco años, o treinta años, o cincuenta años, eso sí es una hazaña y un buen rendimiento. ¿Amén? Lamentablemente muchos se encuentran entre esos diez minutos y esas décadas que hemos mencionado, de pronto retroceden y debido a ello se quedan sin recibir la promesa. Porque hemos leído que aguardamos la bienaventurada esperanza y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Y tú no crees que esta promesa simplemente se esfumará, sino que esperas hasta que te encuentres allí en el cielo, ¡Aleluya! Claro está que cuando lleguemos allí se acabó el tiempo de esperar y aguardar, evidentemente este acontecimiento es el que durante más tiempo habrás de esperar, pero tu sigues aguardándolo y esperándolo. Y si pasan años hasta que tu promesa se cumpla, sigues aguardando y esperando. No te preguntas por que razón todavía no se ha cumplido. Tú esperas y sigues aguardando. ¡Gloria al Señor! esto es muy importante. Contempla lo siguiente en el versículo 39, ¡Gloria al Señor! ahora vamos a hablar respecto de nosotros: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición (¿verdad?, ¿Pertenecemos a este grupo de personas o no?, no pertenecemos aquellos que retroceden), sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Esto lo encontramos en el versículo 39, nosotros no somos de aquellos que retroceden. Afirma esto en tu corazón, que no habrás de retroceder no importa lo que suceda en tu vida y en tu entorno. Permaneces firme en ese ámbito en que estás creyendo porque estás plenamente convencido. Tú llamas a la existencia aquello que no es para que sea una realidad. Tú llamas existencia estas cosas, amén. Para ir culminando este día, vayamos al Evangelio de San Marcos capítulo 11, ¡Aleluya! Marcos 11, versículos 22, 23 y 24. La fe llama a existencia. “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. ¿Cuántas veces hemos leído aquí palabras relacionadas a decir y expresar?, tres veces. Repito este pasaje otra vez: “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Tres veces. En este versículo encontramos una vez la palabra fe y tres veces lo relacionado a decir o a expresar. ¿Nos quiere decir el Señor algo con esto? Yo estoy plenamente convencido que nos quiere decir que tu confesión, aquellos que tú llamas a existencia, es tres veces más importante que aquello que tu crees en tu corazón.

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“Si alguien dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Tres veces. Invocar y llamar a la existencia lo que todavía no es, la fe se encuentra en el corazón y luego comenzamos a expresar, a llamar a la existencia. Comenzamos a expresarlo, a confesarlo, a llamarlo a la existencia. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! esto significa que tu comienzas a confesar que el aumento del sueldo habrá de manifestarse, amén. Mi nuevo trabajo está de camino, lo veo venir, el coche o carro que necesito lo veo venir. Tú comienzas a confesar y a proclamar lo que todavía no puedes contemplar con tus ojos naturales y físicos, aquello de lo cual estás plenamente convencido. Jesús dijo luego en el versículo 24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. O como lo expresa la NVI que es más correcta en este caso: “Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán”. “Crean que ya han recibido”, cuando tu comienzas a decirlo, a solicitarlo, a pedirlo, en ese instante ya lo has recibido. ¡Aleluya! ¿Cómo podemos discernir si una persona ha recibido o no? Cuando comienzan a pedir, a invocar entonces saben que lo han recibido. La única cuestión es que luego se trata solamente de una cuestión de tiempo, ¿puedes distinguirlo?, cuando esperan con paciencia y llenos de gozo, cuando lo ven en el espíritu que viene hacia ellos, comienzan a hablar de ello, a confesarlo y a llamarlo a la existencia. Eso me demuestra que estás creyendo de verdad. Eso me demuestra que estás afirmado en tu fe. ¡Gloria al Señor! Proclamar que ya hemos recibido. Esa es la verdadera fe, no se cree recién cuando se ve, no se cree recién cuando algo ya es existente, no creer recién cuando dentro de 10 años los médicos o profesores te puedan certificar un estado mejor de salud, sino que ya lo comienzas a proclamar y a confesar ahora, amén. El Señor es el que al final lo confirma. Para ir culminando vayamos al Evangelio de San Lucas, habremos de observar aquello que Jesús enseñó a los discípulos, nosotros hemos pedido al Señor al principio que nos enseñe a orar, que nos enseñe su Palabra. En Lucas 17 encontramos algo que siempre me ha entusiasmado, Lucas 17 en el versículo 5 los discípulos de Jesús le piden que les aumente la fe. Porque está escrito: “Dijeron los apóstoles (o los discípulos) al Señor: Auméntanos la fe”. ¿Estás interesado en tener más fe? ¿Más de la que ya tienes ahora? ¿Estás realmente interesado en ello? ¿O estás interesado en que tu fe sea fortalecida? ¿Y que esto suceda permanentemente? Lo que estás experimentando en la fe ahora es sólo el principio porque lo que será dentro de 10 años será mayor, porque no es un problema para ti creer por tu nuevo puesto de trabajo, o en algunos casos quizás creer por una casa propia, ¿esto es un problema para ti? ¿Estás interesado en que tu fe sea fortalecida y aumentada? ¿Estamos realmente interesados en ello?

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¿Podemos decirle lo mismo al Señor? Si nos es permitido decirle que nos aumente la fe. Podemos decirle al Señor, "Señor fortalece nuestra fe”, algunos a veces piensan que por medio de una oración con imposición de manos reciben fe y se convierten en héroes. La solicitud es correcta y legal pero no funciona por medio de imposición de manos. Observemos lo que Jesús les respondió, Jesús les dijo: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza” (este fue un golpe de nocaut), en otras palabras Jesús dice tu no necesitas más fe. ¿Me estás prestando atención? Los discípulos vinieron llenos de gozo diciendo “Señor auméntanos la fe, queremos tener una fe tan fuerte para poder creer cómo tu crees”. Y Jesús les dice en otras palabras, vosotros no necesitáis más fe, “porque si tuvierais fe como una semilla de mostaza”, la cual es una de las semillas más pequeñas que existen, yo sé que son muy pequeñas. “Podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”. Quizás también has leído cuando está escrito: “Si alguien dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. “…lo que diga le será hecho”. Lógicamente esto está referido de manera simbólica y alegórica. Como una metáfora. Para establecer una comparación en cuanto a la dimensión de fe en la que puedes creer. Aquí el Señor nos concede la respuesta, en ese sentido Él no quiere aumentar nuestra fe, sino multiplicar nuestra acción de llamar a la existencia, aquello que nosotros decimos. Porque la respuesta de Jesús es contundente: “porque si tuvierais fe como una semilla de mostaza”, ¿poseemos esa fe?, todos poseemos esa fe. Todos poseemos esa fe, porque todos tuvimos la fe necesaria para alcanzar la salvación en Cristo, y si tienes esa fe entonces seguramente tienes una fe como una pequeña semilla de mostaza. Porque el milagro mayor es cuando una persona es salva, ¿verdad? Muy bien. ¿Qué es lo que dice Jesús? “Si alguien dijere”. ¿Lo compruebas aquí otra vez? Aquí Él se distancia de la fe, con eso decimos que Él no realza ni remarca la fe. Si tuvieras fe entonces dirías, confesarías. Le hablarías a este Sicómoro, confesarías. ¿Comprendes ahora? Si tu le dices a Dios: “Señor aumenta mi fe, fortalece mi fe", él te responderá: "aumenta tu confesión y proclamación”. Entonces confiesa más, entonces proclama más lo que dice la Palabra de Dios. Si quieres tener una fe mayor o más fuerte, ello está relacionado aquí tres veces a “decir”, en otras palabras a llamar a existencia y una sola vez está mencionada la fe. Comienza a fortalecer tu comprensión y a encaminarla en el carril correcto. Deja de decir todo aquello que todos los demás piensan respecto de ti, sino lo que Dios dice respecto de ti. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! Amén. ___________________________________________________________________ Este y otros mensajes, están a su disposición para descargarlos gratuitamente y sin registración alguna en: 10

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