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Romero
ACHSC / 32 / Romero Sweig, Julia. Inside the Cuban Revolution: Fidel Castro and the Urban Underground. Cambridge (Massachusetts): Harvard University

Story Transcript

 

1    

 

Foto Melchor Romero

2    

 

INDICE Prólogo.

4

Introducción

6

Nelson Barrera. Enrique Kerlegand

10

Juguetón, obediente y profesional. Gaspar López Poveda

14

Nelson un verdadero ídolo. Fernando Ballesteros 19 Nelson Barrera, leyenda de la LMB. José Medina Herrera El almirante. Carlos Carvajal Medina

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Nelson hizo buena una predicción del abuelo Mora Nelson. José Eduardo Sánchez Rosado Estadísticas

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Pensamiento beisbolero Otras caricaturas

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De revolucionario a pelotero. El estadio Nelson Barrera Romellón una interpretación histórica. Fernando J. Cab Pérez Galería.

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  PRÓLOGO

Este año se ajusta el décimo aniversario del trágico accidente que costó la vida a Nelson Barrera Romellón, el más grande jonronero que ha existido en el béisbol profesional en México y miembro distinguido del Salón de la Fama del béisbol mexicano. Nelson, nacido en Ciudad del Carmen, Campeche, jugó 26 temporadas en la Liga Mexicana de verano desempeñándose como infielder (principalmente tercera y primera base), además de que muchas veces fue requerido como bateador designado. Sin embargo, por su deseo de jugar todos los días, llegó a estar prácticamente en todas las posiciones en el diamante: catcher, segunda base, short stop, jardinero izquierdo y guardabosque derecho. Pero en lo que más sobresalió fue por poseer una extraordinaria habilidad para conectar la pelota. Era conocido por su poder al batear y también se distinguió por su oportunidad para producir carreras y decidir juegos clave. Era de los peloteros que se le amaba o se le odiaba. Toda la afición le rindió siempre pleitesía y nunca pasó desapercibido. En el parque de pelota en que se paró, los que le iban a sus equipos le reconocían con aplausos y sus contrarios intentaban con gritos desconcentrarlo, lo que pocas veces lograban, porque Barrera siempre fue una amenaza para los pitcher contrarios y una garantía en la defensa. Por ese motivo, la directiva del Club Piratas de Campeche ha tomado la iniciativa de declarar a la temporada 2012 como el “año de Nelson Barrera”, con el propósito de homenajear a este destacado jugador nativo del estado, que es el líder en cuadrangulares de todos los tiempos en la LMB con 45 vuelacercas; además de encabezar la lista en carreras producidas de por vida con 1 928; en bases totales con 4 872; también en homeruns con las bases llenas al conectar 13; así como en carreras producidas para un jugador mexicano en una temporada con 134 y en bambinazos en un juego de 7 entradas con 3. Este libro es parte de las actividades que se han realizado para la difusión de la imagen y la trayectoria de Nelson Barrera, principalmente entre los niños y jóvenes de Campeche para que no se pierda la memoria de éste que ha sido nuestro más grande representante 4    

  en el béisbol profesional y que su nombre y sus logros perduren por siempre y se mantengan dentro del colectivo popular a pesar del paso de las generaciones.

Ing. Gabriel Escalante Castillo Presidente del Consejo de Administración del Club de Béisbol Piratas de Campeche

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  INTRODUCCIÓN

¿Quién es Nelson Barrera? Preguntó mi hija Gabriela en cierta ocasión que almorzábamos pescado frito en los cocteleros que se encuentran junto al mar, detrás del estadio de béisbol. -Es el mejor

jugador de béisbol, nacido en Campeche, que ha

participado en la Liga Mexicana- fue mi respuesta. Resumía así toda la gran trayectoria de este pelotero originario de Ciudad del Carmen que dejó honda huella en su paso por el deporte profesional en nuestro país. No podía hablarle de sus 26 temporadas en el circuito veraniego, ni de su récord de 455 homeruns de por vida, ni de los 2 mil 937 hits que conectó. Nada de eso, pero mi sencilla respuesta fue entendida por una niña de escasos seis años de edad. Luego reflexioné sobre esa situación y concluí diciendo “qué bueno que el parque de pelota se llame Nelson Barrera Romellón, es una manera de perpetuar su nombre y dejarlo inscrito para siempre en nuestra historia, ya que el inmueble es parte de la ciudad, de la cotidianidad de la gente, es punto de referencia y centro de reunión para muchos eventos”. Quienes tuvieron la idea de bautizar al estadio así, dieron un paso importante para la permanencia de Nelson Barrera en el tiempo. Ahora lo importante es difundir tanto la imagen como la trayectoria de Nelson, principalmente entre los niños y jóvenes de Campeche, para que no se pierda la memoria de este que ha sido nuestro más grande representante en el béisbol profesional y que su nombre y sus logros perduren por siempre y se mantengan dentro del colectivo popular a pesar del paso de las generaciones. Fue precisamente el 14 de julio de 2011, durante la ceremonia del noveno aniversario luctuoso del pelotero, cuando fui convocado por Enrique Rosado Méndez, presidente del club “Piratas de Campeche” para escuchar una plática que sostenía con el pitcher Francisco Campos. Ahí, el capitán del equipo le hablaba al Lic. Rosado Méndez de la necesidad de realizar un homenaje trascendente a Nelson Barrera cuando se cumpliera el décimo aniversario de su trágico deceso. Don Enrique me pidió que le ayudara con algunas propuestas y, entre otras, surgió la idea de realizar una exposición fotográfica en el recinto de los inmortales del béisbol campechano, anexo al campo deportivo, así como 6    

  la edición de un libro conmemorativo que ayudara a difundir a nivel local y nacional el recuerdo de este destacado personaje en la historia del rey de los deportes. La tarea no fue fácil. Desafortunadamente en Campeche no existen archivos especializados ni mucho menos fototecas que nos ayudaran a realizar el trabajo. Hubo que apoyarnos en personas que desinteresadamente colaboraron con nosotros para lograr el éxito en esta tarea. Agradecemos al Archivo del Béisbol de la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (ADABI); al archivo del periódico “Crónica” de Campeche; así como a los fotógrafos Héctor Zavala, Melchor Romero; a los caricaturistas Terrazas y Román por las imágenes que nos proporcionaron. También damos las gracias a los periodistas Enrique Kerlegand, Fernando Ballesteros, Gaspar López, Carlos Carvajal, José Medina, José Eduardo Sánchez y al historiador Fernando Cab por sus ilustrativos escritos. Tanto la exposición como el libro vienen a formar parte de un interesante proyecto de promoción, difusión y enseñanza que lleva a cabo la directiva del equipo “Piratas” en su intensa labor de acercar a los niños, a los jóvenes, a los adultos y a las familias enteras, al conocimiento y la práctica del béisbol como un ejercicio tanto de entretenimiento como de salud física y mental. Debo reconocer que nunca me cayó bien Nelson Barrera. Su liga con los “Diablos Rojos del México” provocó en mí una completa animadversión hacia él, tanto como hacia el “Cananea” Reyes y el “Kalimán” Robles, entre otros pingos. Ni aún cuando jugó con los “Piratas” lo miré con buenos ojos. Sin embargo en el año 2002, un día que llevé a mi hijo Melchor al consultorio del Dr. José Luís Córdova González, cirujano dentista, en la calle 18 entre 55 y 53 dentro del recinto amurallado, me encontré con Nelson en la antesala. Tenía enfrente a mi odiado enemigo. Lo miré y le hablé: Es usted Nelson Barrera ¿verdad? Si –contestó-. Mucho gusto en conocerle –le dije-. Para servirle –agregó mientras hacía una ligera reverencia con la cabeza. Ese fue todo el diálogo que tuve con el más grande jonronero que ha existido en la Liga Mexicana. A pesar de todo el resentimiento que sentía por él, al haber contribuido muchas veces a derrotar a los “Piratas”, no pude hacer otra cosa que sentirme orgulloso de haberlo saludado. 7    

  A 10 años de su lamentable fallecimiento, me ha tocado el honor de dirigir este proyecto de homenaje en el que he llegado a conocer más y mejor a ese hombre que dio todo por el deporte que practicó de manera sobresaliente. Nelson Barrera le dejó al béisbol mexicano un ejemplo de lo que debe ser un jugador tanto dentro, como fuera del diamante. Era una persona muy modesta y humilde, pero muy grande y la grandeza, en ese sentido, se reconoce siempre. Asimismo esperamos que este sea el inicio de una serie de acciones que incidan, en lo particular,

en la permanencia eterna del nombre de Nelson Barrera entre los

campechanos sean aficionados o no y, en lo general, del conocimiento profundo de todo el béisbol en el estado.

Mtro. José Gabriel López Martínez Compilador.

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Nelson Barrera jugando con los Piratas de Campeche en 1992. (Foto Archivo del periódico Crónica de Campeche)

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NELSON BARRERA Por Enrique Kerlegand T.* Me siento con derecho de citar mucho de lo que hizo Nelson Barrera a lo largo de su brillante carrera, hay razón como el hecho de recordar aquel triple que conectó en 1977 en el parque del Seguro Social. Me tocó describirlo porque estaba en turno de la narración que este servidor compartía con Oscar “Rápido” Esquivel. Fue el primer año de Nelson con los Diablos Rojos de México y en la LMB. Recuerdo bien que en esa séptima entrada, el manager Cananea Reyes lo mandó de emergente y puso un batazo entre center y right para apuntarse el batazo de tres bases. Nelson corría bien en los inicios de su carrera, lo que se aunaba a su poder para hacer posible este tipo de batazos que resulta espectacular en un juego. En sus primeros tres años se mostró como un especialista del triple, tanto así que después de los primeros tres años ya acumulaba 23, lo que, al través de la historia nadie había acumulado tantos batazos de tres esquinas en ese lapso. En 1979 logró su mejor cifra al despachar 12. Quien se iba a imaginar por esos años que este hombre se convertiría en el rey del cuadrangular de por vida, al final de cuentas su gran especialidad. Aparte de haber cultivado una gran amistad con él y Betty, su esposa y compañera de siempre, hubo muchas cosas que nos unieron. La última fue el ingreso al Salón de la Fama, aquel día del año 2003 en Monterrey fue un momento inolvidable para este servidor. Tuve la fortuna de ser elegido el mismo año que Nelson, su número 16 estaba ahí plasmado y este servidor se convirtió en el comunicador número 16 en ingresar al Recinto de los Inmortales. Ese año también fueron elegidos Andrés Mora, Enrique Romo y Fermín “Burbuja” Vázquez. Este último otra representación peninsular pero de la vieja guardia. 10    

 

También compartimos momentos en la Liga Mexicana del Pacífico, no olvidamos aquella primera temporada que trabajamos en las transmisiones de radio de los Tomateros de Culiacán, aquel juego de postemporada donde Nelson Barrera dio batazo entre dos sobre el pitcheo de Mercedes Esquer para que los Tomateros dejaran en el camino a los Mayos de Navojoa y con eso el pase a la serie final contra los Naranjeros de Hermosillo. En esta serie de campeonato se hizo notar nuevamente el bateo de Nelson para ganar el banderín y con ello el viaje a la Serie del Caribe que se celebró en Caracas, Venezuela. Recuerdo también la temporada 1987-88 que este servidor fue parte de las transmisiones por radio de los Potros de Tijuana, Nelson fue refuerzo del equipo que se coronó y fuimos a la Serie del Caribe que se celebró en Santo Domingo, República Dominicana. Nelson fue seleccionado para el equipo ideal una vez más. Realmente muchos recuerdos, mucha historia la que escribió Nelson con su poderoso bat, tocándonos en suerte y por designios del destino ser testigo de estos acontecimientos al lado del gran sluggers campechano. Con esta edición se le hace merecido homenaje, uno más de sus paisanos agradecidos por lo que Nelson realizó a lo largo de su carrera profesional. Los felicitó porque ese tipo de reconocimientos jamás se olvidan, queda como un legado para toda su familia. También podemos decir que, sin ninguna duda, jamás hemos visto tanto interés en mantener la imagen de un triunfador en el mundo del beisbol, como lo hacen en todo Campeche. Héctor Espino fue un grande pero en Chihuahua no tuvo reconocimientos, en cambio sí lo hicieron en Hermosillo, Sonora. Con los Naranjeros se convirtió en un símbolo de la LMP. Prueba está la construcción del estadio “Héctor Espino” que está a punto de pasar a la historia porque habrá nuevo estadio el próximo año, pero no olvidan a Espino porque la avenida que conduce al nuevo estadio llevará su nombre. Este inmueble se llamará Estadio Sonora.

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En Veracruz poco se hizo, diríamos que nada, para reconocer la trayectoria de Celerino Sánchez, Beto Ávila, Vinicio García y otros grandes nacidos en ese estado. Recientemente falleció Ramón Arano pero todavía no vemos que se promuevan homenajes para reconocer su trayectoria. El Juego de Estrellas que se celebró en Monterrey llevó el nombre de Ramón Arano. Eso fue bueno, pero bien vale la pena hacer mucho más para no olvidar su imagen, que sirva de ejemplo para tantos jóvenes que desean hacer carrera como jugadores. Por esa razón felicito a la Biblioteca de Campeche y al club Piratas de la LMB, su esmero en aumentar los reconocimientos que en vida y ahora en su memoria le dedican a Nelson Barrera año con año. No se pierde el interés. Todo esto también ayuda al béisbol, saber mantener presente la imagen de los ídolos del querido deporte, en vida o fallecidos, resulta una manera de contrarrestar la falta de ética de la televisión nacional e internacional que abruman al tele auditorio con tantos juegos y programas de fútbol. No les importa las preferencias de la gente, que en materia de béisbol son millones en todo el país, por el afán de lucrar porque la publicidad al fútbol en la televisión les tiene absorbidos los sesos a los patrocinadores que pagan lo que les piden con tal de aparecer en todos los eventos futbolísticos.

*Enrique Kerlegand es cronista deportivo. Uno de los máximos conocedores de la historia del béisbol mexicano

   

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  Jugando  para  los  Diablos  Rojos  del  México   (Foto:  Archivo  del  Beisbol)                   13    

       

JUGUETÓN OBEDIENTE Y PROFESIONAL Por Gaspar A. López Poveda*

La vida y la actitud de Nelson Barrera son tan sencillas que se pueden resumir fácilmente, aunque quizá algunos no alcancen a interpretarlas y entenderlas a primera vista. Es muy fácil contar la historia del campechano cuando hablamos de sus marcas y sus grandes batazos, que lo colocan en un altar de privilegio en nuestro béisbol, pero había que estar más atentos, había que entenderlo, si pretendemos hacer una evaluación más profunda de él; había que traducir la luminosidad de sus ojos y escuchar el timbre de su voz para comprenderlo en toda su dimensión, para ver en su interior y para apreciar el color del cristal de su mirada. No es cuestión de párrafos; no es cuestión del número de palabras ni de expresiones literarias, sino de entendimiento, de la agudeza para ver lo invisible, de la astucia para traducir lo que decían sus palabras, de la capacidad para comprender el significado, el timbre, de los sonidos que salían de su boca. Hablar de Nelson no es contar cómo estaba vestido, sino cómo te veía, con qué alegría te atendía, con qué afabilidad se dirigía a ti y qué llevaban impregnadas sus expresiones. El presidente de la Liga Mexicana de Béisbol, Plinio Escalante Bolio, lo comparó en una ocasión con Héctor Espino, en el plano personal, lejos del diamante. Afirmó: Espino era serio, muy serio; Nelson era muy juguetón”. Como periodista, uno tiene que saber cómo ver a las personas en lo físico y en lo espiritual y tratar de ser realista a la hora de describirlo. Y no confundirse. Tal vez el trato frecuente te ayude a dar una mejor opinión, aunque en el caso de Nelson 14    

 

con dos o tres conversaciones te daba la impresión que lo entendías y lo apreciabas.

Hablar del “slugger” campechano no sólo debe ser hablar de sus jonrones o de sus carreras producidas; debe ser algo más. Hablar de su honestidad, de su aprecio a la vida, de su cercanía con Dios, de su profesionalismo y del reconocimiento de la gente, aquí y allá. Con singular alegría y orgullo me contó una vez, en la caseta de los Diablos Rojos en el Parque Kukulcán de Mérida, la gran experiencia que vivió cuando llegó en 1985 al campo de entrenamiento de los Medias Blancas de Chicago. Sus ojos se iluminaron y, al relatarlo, parecía que lo volvía a vivir. “No sabes la gran satisfacción que sentí cuando, al llegar a mi armario en el ‘club house’, tenía mi nombre y (colgado) el uniforme número 16, el que siempre he utilizado”. Era lo que se había ganado. Era el respeto de los Medias Blancas a uno de los más temibles bateadores de la historia del béisbol mexicano. Lástima que no lo conocí tan a fondo; lástima que no hubo tiempo para entenderlo mejor y poder contarles a las nuevas generaciones lo que fue en verdad, no como cañonero, que eso lo dicen las estadísticas (aunque hay algunos que recuerdan que muchos batazos se los dio a la voladora “Comando”), sino como ser humano; lástima que faltaron encuentros para descifrar sus códigos y para poder desmenuzar sus virtudes y el encanto que lo rodeaba para que lo comprendan los jóvenes de hoy. Sí, como dice Plinio Escalante, era juguetón. Mientras otros se dirigían a los demás con respeto y seriedad, con rigurosa parquedad, con ahorro de sonrisas y economía de palabras, Barrera cambiaba el “señor” por el “paisano” y el apretón de mano por el choque de puños, como si uno fuera su compañero de equipo. 15    

 

El profesionalismo era una característica intrínseca en él. No era necesario verlo mediante una radiografía o con un ultrasonido, sino se notaba a leguas en sus actitudes y en su conducta. Con los Diablos Rojos, los Tecolotes, los Guerreros, con sus adorados Piratas e, incluso, en la Liga Campechana con los Cafés de Calkiní, donde conviví brevemente con él cuando mi hijo Fanz López Mena estuvo bajo su dirección, siempre se condujo así, desquitando cada peso que recibió. Nelson se entregó siempre al cien por ciento —o quizá más—, buscando en cada acción el beneficio colectivo, antes que el personal. Un ejemplo fue aquel squeezeplay en la Serie del Caribe de Maracaibo, Venezuela, cuando, a una orden loca de “Cananea” Reyes, quizá el mánager del que más aprendió, ejecutó un toque suicida para dar a las Águilas de Mexicali el título del clásico caribeño. O con la caballerosa actitud, llena de deportivismo, con la que habló tras la inesperada eliminación de los favoritos Diablos Rojos ante los Leones de Yucatán, en cuatro encuentros, en los pléiofs de 1984. O con una estampa que vi en el cuarto de vídeo del Parque del Seguro Social de la capital, donde Nelson repasaba los “swings” del partido de la víspera acompañado de un couch, congelando las imágenes para ver sus errores y modificar sus movimientos, que ejecutaba luego con un bate imaginario, con las manos cerradas y los puños uno arriba del otro. Para mí fue impactante ver a un tipo que perseguía los grandes récords, dedicar tiempo al análisis; fue asombroso ver a una estrella de nuestro béisbol, con 23 jonrones y 101 producidas en la campaña, prepararse para ser mejor. Ahora los jóvenes entenderán por qué es el máximo tumbabardas del béisbol mexicano. Ese profesionalismo se destilaba en su personalidad. Además de atento y fraterno, Nelson nunca denotaba tristeza, mucho menos miedo, aunque, eso sí, era una castañuela cuando estaba contento. 16    

 

Su expediente está inmaculado, limpio. Muchas veces le protestaron sus bates, presuntamente por ilegales, pero nunca le pudieron comprobar nada; nunca fue víctima de una sanción por indisciplina o algo que se le parezca. Siempre obedecía. Lo confirma la ejecución de la loca orden de “Cananea” en Maracaibo. Pese a que tenía la autoridad para decir lo que pensaba o lo que quería, se mantenía discreto, de perfil bajo en ese aspecto. El carmelita solía ser comedido y medía el alcance de sus palabras. Incluso, no hacía aspavientos en el dógaut, ni en el terreno, ni en el autobús Sus acciones dejaban ver un alma joven, alegre, que, en el otoño de su carrera, cuando comenzó a dirigir, trataba a sus jugadores de manera sencilla. No era el trato de padre a hijo como suelen hacer algunos mentores para que sus pupilos no rebasen la delgada línea entre el que manda y el que obedece, sino que su trato era de amigo a amigo. Por eso, cuando murió el béisbol lo lloró. Por eso, a diez años de ese infausto suceso, el béisbol mexicano lo recuerda y lo añora. Su poderoso “swing” está eternizado en la estatua que sus amigos le hicieron. Ahora, el béisbol mexicano se prepara para rendirle un homenaje, uno más, cuando se celebre el Juego de Estrellas en 2013 en Oaxaca, donde el derby de jonrones llevará su nombre. Ese día, seguro Nelson nos regalará una sonrisa y chocará su puño con el nuestro. ¡Bien, paisano! *Cronista  en  Megamedia  

 

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  Con  los  Guerreros  de  Oaxaca     (Foto  Melchor  Romero)  

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NELSON….UN VERDADERO ÍDOLO Por Fernando Ballesteros* CULIACÁN._ La primera vez que escuché el nombre de Nelson Barrera fue en el invierno de 1984. Entonces yo había cumplido 9 años de edad y hasta donde tengo uso de razón, fue la primera ocasión que mi padre me llevó a la casa de los Tomateros de Culiacán, ‘El Gral. Angel Flores’. Fue, precisamente, la temporada 1984-85 que catapultó a Nelson hacia la fama, cuando disparó 15 jonrones y produjo 68 carreras para los guindas de Juan Manuel Ley. Sin duda había nacido una estrella y muy pronto se convirtió en el primer ídolo de mi infancia beisbolera. Bajo el mando del ‘Paquín Estrada, pero liderados siempre a la ofensiva por el tercera base nativo de Ciudad del Carmen, Campeche, los Tomateros disputaron dos finales consecutivas contra los Aguilas de Mexicali. La primera fue ganada por Culiacán en siete trepidantes duelos, cuya hazaña del equipo sinaloense fue haber viajado a Mexicali para sacarles los últimos dos partidos. Fue esa temporada en la que Derek Bryant era tercero en la alineación, Nelson Barrera el cuarto y Lorenzo Bundy el quinto. El otrora cronista en radio de los Tomateros, Jaime Francisco Cortez, tuvo el ingenio de bautizarlos como “La Triple B de la Destrucción” (Bryant-Barrera-Bundy). Mi admiración hacia Nelson iba más allá de ser la figura del entrañable equipo de mi infancia. Era doblemente especial porque desde los 6 años de edad yo jugaba la tercera base en la Liga Infantil Culiacán, AC, de tal forma que quería imitarlo en todo. 1985-86

19    

 

Para el verano de 1985, Nelson se perdió la mitad de la temporada con los Diablos Rojos del México y de todas formas alcanzó a conectar 16 jonrones con

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impulsadas. Llegó nuevamente el invierno y Barrera tuvo otra notable campaña con 13 cuadrangulares y 41 producidas en una liga tan corta como la LMP. Su nombre ya era coreado por miles de fanáticos culichis cada vez que se escuchaba por el sonido local en el estadio. Los Tomateros, otra vez con Bryant, Barrera y Bundy, avanzaron de nuevo a la gran final contra Mexicali. Ya se había convertido en un verdadero Clásico, en el cual los Águilas estaban sedientos de venganza. Lo que sucedió durante esa final, jamás podré olvidarlo. En uno de esos juegos cardiacos en Culiacán, el manager contrario Benjamín ‘Cananea’ Reyes pidió tiempo a los ampayers cuando anunciaron el turno al bate de Nelson Barrera. ‘Cananea’ exigía a los umpires que revisaran el bate de Nelson, mientras la fanaticada abucheaba al legendario manager. En esa época se usaba que el aficionado llevaba su radio al estadio para escuchar al maestro de la crónica, Agustín De Valdez. Y fue así como nos pudimos enterar de lo que realmente protestaba Reyes en el terreno de juego. “Lo que pide ‘Cananea’ es que abran el bate de Nelson porque supuestamente está lleno de corcho”, dijo por radio Agustín de Valdez con el drama que le caracterizaba. Barrera no cayó en el “juego” de su timonel en verano con los Diablos Rojos. Lo que hizo enseguida enardeció más a los fanáticos: Se plantó frente a ‘Cananea’ y le puso varios bates para que él mismo eligiera con el que deseaba que bateara. Luego Barrera se dirigió a home para tomar su turno y conectó un jonrón. El estadio, con sus cerca de 10 mil aficionados, casi se venía abajo. Su poder estaba fuera de toda duda. El cuarto bate de los Tomateros le había dado una lección al también llamado ‘Pelón’ Mágico’. EL TOQUE SUICIDA 20    

 

Al final esa seria final fue ganada por Mexicali, sin embargo, Barrera fue uno de los refuerzos de lujo que llamó ‘Cananea’ para reforzar el equipo mexicano que disputaría la Serie del Caribe durante febrero de 1986 en Maracaibo, Venezuela. El nombre de Nelson Barrera ya había traspasado fronteras y en el Caribe lo conocían como un gran cañonero mexicano. Recuerdo haber seguido muy de cerca esa serie por televisión. No me perdí ninguno de los seis partidos del equipo mexicano, pero jamás olvidaré el segundo de la serie que enfiló a los aztecas al campeonato. En noveno inning, con el marcador empatado a 7 carreras ante República Dominicana (Águilas Cibaeñas), vino a batear Nelson con corredor en tercera base y un out. Era un juego tenso y cualquier cosa se esperaba de Barrera, menos lo que hizo a continuación. Después de haber sacado un foul, Nelson ejecutó a la perfección un squeazeplay y México dejó regados en el terreno a los de ‘quisqueya’. Esa jugada inverosímil no sólo marcó el rumbo del torneo, sino que es una de las recordadas en la historia de las Series del Caribe. ÉXITO, FAMA Y LA FOTO Llegó luego el verano de 1986 y Nelson tuvo su primera gran temporada espectacular con los Diablos Rojos: .350 de porcentaje, 37 jonrones y 125 carreras producidas. Para entonces yo ya era un fiel seguidor a los ‘escarlatas’ en la LMB. Todo por seguir a Nelson Barrera. De allí en adelante fueron temporadas consecutivas en las que Barrera era el amo y señor de los jonrones en la LMP y LMB, donde se codeaba con ese monstruo llamado Willie Aikens. Simultáneamente a su éxito y fama, Barrera también comenzó a ser abucheado por los fanáticos de Culiacán. 21    

 

Y es que todos los años, antes de reportar a los entrenamientos del equipo, se armaba todo una novela mediática sobre su contrato con el Club Tomateros. Se convirtió en un ave de tempestades y era todo un ritual verlo dirigirse hacia el home en cada turno, cuando arreglaba el terreno con sus spikes mientras anunciaban su nombre. La mitad le aplaudía. La mitad le abucheaba. Y todos se levantaban de sus asientos cuando la pelota viajaba detrás de la barda. Para entonces, a fines de los 80’s, Agustín de Valdez ya lo presentaba como ‘El Almirante Sin Barco’…Nelson Barrera Romellón. Como buen campechano, a Nelson le gustaban mucho los mariscos y acostumbraba ir al Restaurante Cuevas, de gran tradición en Culiacán desde 1960. El pelotero siempre pedía camarón crudo con cebolla, aguacate y salsa casera. Los dueños del local la bautizaron como “Tostada Nelson Barrera” y hasta la fecha los comensales la siguen pidiendo.

MANAGER Un año después de que inicié mi carrera como reportero en el diario Noroeste de Culiacán, me tocó entrevistar a quien fuera mi ídolo de niño. Si, Nelson había regresado a Culiacán, donde se retiró como jugador al terminar la temporada 19954-95. Ahora volvía como manager emergente a mitad de campaña y llevó al equipo a disputar la gran final contra (atinó usted: Mexicali), cuya escuadra dirigida por ‘Paquín’ Estrada se coronó en cinco juegos. El poco tiempo que lo traté me di cuenta que era un tipo bonachón y sincero. Nunca me negó una entrevista, aunque me faltó conocerlo más porque sorpresivamente ya no regresó a dirigir el siguiente invierno a los Tomateros a pesar de que hizo un buen trabajo. GARRA 22    

 

Podría escribir un libo acerca de Nelson Barrera, pero me quedo con la frase que le escuché al empresario Alfredo Harp Helú (propietario de Diablos Rojos y Guerreros de Oaxaca), cuando lo entrevisté en marzo pasado en la ‘Verde Antequera”. “Ese campeonato de los Guerreros de Oaxaca (1998), lo ganamos con la garra de Nelson Barrera”.

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EL 11 DE OCTUBRE de 1987, Nelson Barrera se tomó una fotografía con la familia Ballesteros Medina en una inauguración de la Liga local Veteranos Japac. En la gráfica aparece Fernando Ballesteros (de anteojos), autor de este escrito.

*Fernando Ballesteros es director de la Revista Puro Béisbol y del portal www.purobeisbol.com.mx. Su columna Zona de Contacto se publica en seis diarios de la República Mexicana.

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NELSON BARRERA, LEYENDA EN LA LMB José Medina Herrera* Escribir de Nelson Barrera Romellón (1957-2002), es plasmar una gran trayectoria, de un hombre que amo el rey de los deportes y en el cual tiene un lugar privilegiado y que para quienes estamos inmersos en el béisbol nos da gusto hablar del legado que dejo para las futuras generaciones y para el béisbol nacional, un gran ejemplo de perseverancia, constancia y arrojo, quien se desempeñara como antesalista, cátcher, primer base de los Diablos Rojos, Tecolotes, Piratas y Guerreros en la LMB. Fueron 26 temporadas que militó en el circuito de México, en donde todavía pudo seguir escribiendo y dejando récords, aunque un 14 de julio del 2002, todo se quedó estático con su partida y es que para quienes lo conocieron ampliamente aun esta fresco cuando un joven flacucho llegó al campamento de los Diablos Rojos en el año de 1977 y comenzó lo que a final de cuentas fuera una gran carrera dentro del béisbol. Y los récords de Nelson, han quedado para superarlos como él lo hizo, y entre ellos podemos citar el del 19 de abril del 97 cuando conectó su jit que le diera el empate del récord de mil 573 carreras producidas. Y como recordar que para que todo esto ocurriera fue en 1974 cuando Armando Barajas acude a su casa para solicita a su familia su firma para ser integrante de los Diablos, pero a su llegada no va al primer equipo sino es mandado a las sucursales en Lagos de Moreno, Fresnillo y la liga del Centro, pero el día llegó y su debut fue en la temporada del 77 y bajo el mando de otro grande como lo fue Benjamín “Cananea” Reyes. Y desde ese entonces se une a la casta divina de los Diablos entre quienes se menciona a Miguel Suárez, Patrick Burque, Abelardo Vega, Antonio Villaescusa, Ramón “Abulón” Hernández, David Villagómez, Luis Meré, Alfredo Ortiz, René Chávez, Carlos Ibarra entre

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  otros grandes y nace el mote de “El Almirante”, que Oscar “Rápido” Esquivel le pone porque venía de una tierra donde hubieron piratas y provenía de un puerto. Sus dos primeros jonrones los conecta en su temporada de debut, el primero ante Carl Cavanaugh de los Petroleros y era el principio de lo que tras muchos años de trabajo en el rey de los deportes lo convirtieron en el máximo cañonero de la Liga Mexicana de Béisbol hasta la actualidad. Y entre sus otras anécdotas que son muchas y que lo hicieron distinguirse por se un jugador que sudada la camisola, está la Serie del Caribe de 1986, en Venezuela, cuando bajo el mando de Benjamín Reyes, en un acuerdo secreto con su manager realiza un toque magistral e impulsa la carrera del gane para ganar el título y segundo para México en su historia, lo que habla de saber jugar el béisbol como un grande Nelson Barrera por esa gran trayectoria y que tuvo también alguno tropiezos que fueron menos, tenía en su faceta de manager lo que a final de cuentas le daría otro triunfo más, ya enfundado en la franela de los Guerreros de Oaxaca como manager jugador, desde la temporada del 96, fue haciendo el trabajo que culminó en 1998, cuando alcanzaron el milagro oaxaqueño de ganar el título para este club, dejando en el camino a equipo grandes como Sultanes y Diablos y además ser el Jugador Más Valioso. Y llegó la cita con el destino cuando aun con el equipo de los Guerreros de Oaxaca, Nelson Barrera escribiría de nueva cuenta su nombre en los récords y aunque con algunas cuestiones extra béisbol, que nadie le quería pitchear, corría la temporada 2001 e iba por el trono del máximo cañonero de todos los tiempos del “Supermán de Chihuahua”, Héctor Espino. Nelson sufrió para alcanzar el 453, por todo lo que conllevaba primero empatar la marca de Espino y después superarla, para él, su familia y quienes seguían lo que se marcaba ya como una hazaña estaba por llegar, y fue el 31 de mayo en el estado “Eduardo Vasconcelos” casa de los Guerreros, cuando Nelson Barrera conectó un lanzamiento de Gaudencio Aguirre de los Olmecas de Tabasco, dio el histórico jonrón el 454 y que

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  pasaba a la historia y ya después dejar la marca en 455 que de acuerdo a los que saben de béisbol ha quedado para muchos años para superarla. El legado de Nelson Barrera para el béisbol mexicano es grande y que habla del gran trabajo que realizó a lo largo de 26 temporadas en que milito en el circuito, porque lo que deja hasta el momento de retirarse como sublíder de todos los tiempos con un porcentaje de bateo .298, juegos jugados 2 mil 738 sublíder de todos los tiempos, hits 2 mil 937 sublíder de todos los tiempos; dobles 464, sublíder de todos los tiempos; jonrones 455 líder de todos los tiempos, carreras producidas mil 927, líder de todos los tiempos, Asimismo tiene más jonrones conectados en cinco juegos consecutivos 7; más jonrones conectados en un juego de siete entradas 3, más hits extravases conectados de todos los tiempos 972; más temporadas produciendo 100 carreras o más 6; más carreras producidas en una temporada para jugador mexicano 134; más bases obtenidas con los hits en todos los tiempos 4 mil 872; más bases obtenidas con los hits de extravases en todos los tiempos 2 mil 907 y más ponches recibidos en todos los tiempos mil 500. De los momentos históricos de Nelson Barrera, podemos citar que un 19 de abril del 97 iguala la marca de mil 573 carreras producidas del “Supermán” Héctor Espino. El 6 de mayo del 2001, el Almirante pega su cuadrangular de por vida 453 con lo que empata el récord de todos los tiempos también en poder de Héctor Espino y el 31 del mismo mes a sus 43 años entró a la inmortalidad del béisbol mexicano con su cuadrangular 454 y más adelante dejó su marca en 455. Como también llegar a su tierra en 1992 y jugar con el equipo de su estado, donde también manager jugador y estuvo por tres temporadas y dejar también número importantes dentro de la historia de los Piratas de Campeche y en donde a final de cuentas también dice adiós al béisbol tras ese gran paso de 26 temporadas en el circuito. De acuerdo a los expertos Nelson todavía tenía mucho que dar al béisbol mexicano, pero también dicen que los grandes también pasan por situaciones como la que hizo partir a este gran jugadora que para muchos es el mejor, aunque para otros uno más, pero que 27    

  en la historia del béisbol mexicano la dejó escrita con sus propias acciones dentro y fuera del terreno de juego. Y es así que en el 2003 Nelson Barrera durante la convención del béisbol mexicano el primero de marzo fue designado para ingresar de manera directa por sus grandes logros al Salón de la Fama del Béisbol mexicano, con lo que aun después de todo consiguió un logro más en su carrera que ha quedado como ejemplo de las generaciones futuras de beisbolistas de nuestro país y muy claro de Campeche. Ese 14 de julio del 2002, murió el hombre, el beisbolista, el amigo, el padre de familia, pero nació la leyenda de Nelson Barrera Romellón…

*Cronista deportivo campechano

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EL ALMIRANTE Por Carlos Carvajal Medina * Nelson Barrera Romellón, es considerado el mejor beisbolista que ha tenido el estado de Campeche, en el llamado béisbol profesional. “El Almirante”, como se le conoció, o bien “Cabezón” como también le decían sus compañeros y amigos, fue un pelotero que brilló en las dos principales ligas del llamado rey de los deportes del béisbol mexicano, como es el caso de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y en la Liga Mexicana del Pacífico (MEXPAC). El poder en las muñecas era una de las cualidades que tenía Nelson Barrera Romellón para decidir un encuentro, solo se necesitaba un swing para encaminar al triunfo de su equipo. Se ganó el cariño de los aficionados de la capital del país, donde jugó muchos años para los Diablos Rojos del México, también es recordado en Culiacán, Sinaloa, donde jugó para los Tomateros, en el invierno, por un espacio de 12 campañas. En la Liga Mexicana de Béisbol, dejó huella cuando el 31 de mayo del 2001, rompió la máxima cifra de cuadrangulares que existía en el circuito que eran de 453 bambinazos y que tenía en su poder el “Superman de Chihuahua” Héctor Espino, en aquel día en el estadio Eduardo Vasconcelos, Nelson Barrera Romellón implantaba un nuevo récord al conectar su jonrón 454 de por vida en la LMB, ante los envíos de Gaudencio Aguirre, de los Olmecas de Tabasco. A final de cuentas, Nelson Barrera Romellón finalizó con 455 jonrones y de esa manera es el hombre récord en ese renglón en la Liga Mexicana de Béisbol. Fueron 26 temporadas que el carmelita jugó en la LMB, inició en la campaña de 1977 con los Diablos Rojos del México, donde conectó sus primeros dos vuelacercas, en 66 juegos, con 187 veces al bat, 44 hits, cinco dobles, siete triples, 27 carreras producidas, 11 bases, 37 ponches y tres robos de bases. 29    

 

En sus primeras cuatro temporadas con los escarlatas conectó 18 cuadrangulares. Para la temporada de 1981 fue a jugar con los Tecolotes de Nuevo Laredo, donde también jugó en 1982, en un par de temporadas con la novena fronteriza, consiguió 18 jonrones, misma cifra que había logrado en sus primeras cuatro campañas con los Diablos Rojos. Retornó a la marabunta roja, en 1983 con 12 cuadrangulares. Fue en su octava temporada como jugador en la LMB, cuando mostró un gran poder al conectar 23 jonrones y además por primera vez rebasaba la cifra de los tres dígitos, al producir 101 carreras, con 26 años de edad. Se puede decir que en 1984 tuvo un gran año, al terminar de jugar con los Diablos Rojos del México. Estuvo con los Tomateros de Culiacán, en la campaña 1984-85 en la Liga Mexicana del Pacífico y por primera ocasión conseguía 15 jonrones y 68 carreras impulsadas, en el invierno lo más que había conectado eran 7 bambinazos en la campaña 1983-84 y 26 remolcadas en su año de debut con los Ostioneros de Guaymas, en la temporada 1979-80. El 17 de octubre de 1984 ya contaba con 27 años de edad y mostraba mayor madurez en el ámbito deportivo, el interés lo mostraban los scouts y el pelotero campechano, con los números que conseguía ese año en la Liga Mexicana del Pacífico, le valía para que fuera invitado a entrenar con los Medias Blancas de Chicago, en 1985. Nelson Barrera, fue enviado a Triple A, con el Búfalo, principal sucursal de ese equipo ligamayorista, pero no tardó mucho y regresó a la novena comandada por Benjamín “Cananea” Reyes. En 1985 únicamente jugó 65 encuentros, con 16 jonrones y 49 carreras impulsadas, sin embargo en la serie final de ese año, el tercera base carmelita, conectó un jonrón con la casa llena y de esa manera los Diablos Rojos del México, eran los campeones y eliminaban a los Tecolotes entonces de los Dos Laredos.

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El “Almirante” estaba en su apogeo, llegó la temporada de 1986 y por primera ocasión conseguía 37 cuadrangulares además de 125 carreras impulsadas. La mata seguía dando grandes frutos y llegó la temporada 1987 y con 29 años de edad, el pelotero campechano, impuso una nueva marca de carreras impulsadas con 134 para un jugador mexicano, además de que conectó 42 jonrones, de hecho fue la máxima cifra en su historial de bombardero, ese año por segunda ocasión Barrera, fue campeón con el México Rojo. En 1988, los escarlatas consiguieron el bicampeonato de la liga mexicana y una pieza importante en dicha coronación fue precisamente el pelotero campechano, quien logró su mejor promedio de bateo con un .372 en 129 encuentros, con 31 jonrones y 124 carreras producidas. Por tercer año consecutivo conectaba 30 o más jonrones por temporada. Las campañas 1985, 1987 y 1988 fueron las tres ocasiones en que Nelson Barrera Romellón, fue campeón con los Diablos Rojos del México. En 1989 conectó 27 batazos de cuatro esquinas y en 1990 fueron 20. Para la temporada 1991 regresó a superar la cifra de los treinta, cuando atizó 36 vuelacercas, además 102 carreras producidas y .299 de average en bateo. La temporada 1992 vestía su tercer uniforme en el circuito veraniego y ahora le correspondía defender los colores del equipo de su estado natal, los Piratas de Campeche, donde jugó tres temporadas. Cuando llegó a los filibusteros, era su temporada 16 en la liga mexicana, curiosamente ese número 16 era el que portaba en su uniforme y que lo distinguió por todos los estadios de béisbol. En 1992 logró 25 jonrones para la causa filibustera, al año siguiente atizó 26 cuadrangulares y en 1994, logró 23 batazos de cuatro esquinas, para un total de 74 jonrones con el uniforme de los filibusteros en tres campañas. Para 1995 regresó a los Diablos Rojos del México y conectó 17 bambinazos. 31    

 

Le tocaría el turno a los Guerreros de Oaxaca, en la temporada 1996 era el primero de seis calendarios con el escuadrón bélico y donde impondría el récord de jonrones. En sus dos primeras campañas con el equipo de la Verde Antequera, conectaría once cuadrangulares en cada una de las temporadas. En 1998 el “Almirante” se desempeñó como mánager-jugador y consiguió que los Guerreros de Oaxaca, lograran ser los campeones de la LMB. En ese año registró 15 jonrones, misma cifra que logró en 1999. En el 2000 fueron 23 bambinazos. Para el 2001, empató la marca de más jonrones en la liga mexicana, que tenía Héctor Espino, con 453, el 6 de mayo. Romper el récord era la noticia en esos momentos y los reflectores giraban alrededor de Nelson Barrera Romellón, sin embargo tuvieron que pasar 25 días para que el bombardero campechano, escribiera su nombre con letras doradas en el libro de récords de la liga mexicana, fue el 31 de mayo, cuando Nelson, atizó su jonrón 454 en el Eduardo Vasconcelos de Oaxaca, ante Gaudencio Aguirre de los Olmecas de Tabasco. Llegaba la temporada del 2002, la que fue su última campaña en la Liga Mexicana de Béisbol y jugó con dos equipos: Diablos Rojos del México y Piratas de Campeche, lo hizo por un corto tiempo ya que únicamente fueron cinco cotejos que sumó en ambas novenas. Ese año no conectó cuadrangular y tuvo 12 turnos al bat con tres hits, promedio de bateo de .250 Fue el año del 2002 que marcaba un fin en esta tierra para el “Almirante”, y como fue su costumbre muchas veces al decidir un juego, donde solo necesitaba un corto tiempo, con un swing largo, así despidió ese año, donde estuvo brevemente con los Diablos Rojos del México, fue mánager-jugador de los Piratas de Campeche, director de deportes del estado, hasta que llegó es domingo trágico del 14 de julio, cuando un rayo lo fulminó en cuestión de segundos, para que muriera electrocutado. 32    

  *Vocero del Club de Béisbol “Piratas de Campeche” y comentarista de Televisión y Radio de Campeche (TRC) canal 4 TV

Nelson Barrera y Leonardo Guillermo, dos peloteros carmelitas en 1980 (Foto archivo Tribuna de Campeche)

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  NELSON HIZO BUENA UNA PREDICICÓN DEL “ABUELO” MORA

Entrevista realizada en Oaxaca a Nelson Barrera Romellón, que publicó el Diario de Yucatán en dos entregas, el 4 y 5 de junio de 2004, tres años después de romper la marca de jonrones de Héctor Espino.

Tras 15 juegos sin conectar cuadrangular, el mánager de los Guerreros de Oaxaca decidió descansar la víspera y el receso funcionó. Un machucón de faul mantuvo con vida a Nelson Barrera, quien en el siguiente pitcheo, en cuenta de 3-1, dibujó el jonrón 454 que superaría la marca de Héctor Espino un histórico 31 de mayo de 2001 en el Estadio Eduardo Vasconcelos de Oaxaca. Impasible, Nelson Barrera permaneció en la caja, viendo el vuelo de "doña blanca" que abandonó el parque por el jardín izquierdo, que poco antes había salido de la mano del pítcher olmeca Gaudencio Aguirre. Nelson recorrió las almohadillas con la mirada al plomizo cielo y las lágrimas se confundieron con su sudor. "¡Lo logramos!", dijo Nelson a su esposa María del Carmen, quien recibió de regalo la guanteleta del jonronero. De esta forma, el mánager-jugador, quien dos años antes había llevado al campeonato a los Guerreros de Oaxaca, pegó el cuadrangular 454 para establecer la nueva marca de todos los tiempos de la Liga Mexicana. Con este leñazo, Barrera rompió el récord que por 17 años mantuvo el inmortal Espino, quien atizó 453 bambinazos en su carrera.

Todo un guerrero Desde que era pequeño germinó en Nelson la pasión por el béisbol. El guante, el bate y la pelota eran sus juguetes predilectos. En una entrevista, "El Almirante" recordó cómo de pequeño se encerraba en su estrecha habitación en Campeche para escuchar por radio las transmisiones de los partidos de béisbol. "Me deleitaba con las jugadas de mis ídolos, entre ellos don Héctor Espino", expresó en aquella ocasión el pelotero. 34    

  Nelson Barrera alternaba el juego de pelota con los estudios: asistía por la mañana a la escuela y jugaba por la tarde en polvorientos campos. A los 13 años de edad terminó la secundaria y debutó en el béisbol en primera fuerza, pero sus padres, don Manuel y doña Elvia, se opusieron a que hiciera carrera en este deporte. "Ellos deseaban que continuara mis estudios y terminara una carrera profesional, pero en una reunión familiar, con mis padres y mis tíos, se decidió mi futuro, incluso hubo un ultimátum, ya que me dijeron que si me iba mal regresaría a la escuela". Nelson aceptó el reto, pero en un principio surgieron dudas y un mal presentimiento de que podía fracasar. "Ahora veo que no fue así y aquí sigo, todavía dando guerra, y empatando récords de mi ídolo el señor Espino", expresaría el pelotero tras su hazaña. Profesional a los 16 años El toletero se presentó al parque del Seguro Social para buscar una oportunidad con la novena escarlata. Era uno de aquellos 170 jóvenes que asistieron al parque capitalino para probarse. "Fui uno de los seleccionados en ese ''try out'' y los afortunados fueron enviados a la Liga Central y Tabasqueña. "En 1974 llegué a mi primera práctica con los Diablos Rojos. Me impresionó ver a peloteros de la talla de Ramón ''Abulón'' Hernández, Antonio Villaescusa, Abelardo Vega, Ramón ''Diablo'' Montoya, Miguel Suárez y Trinidad Aguirre. De estas figuras, Barrera recordó que recibió apoyo incondicional del ''Diablo'' Montoya y de Villaescusa.Pacto con Dios La llegada del campechano a los Diablos le sirvió para codearse con gente madura y experimentada que lo impulsó en su trayectoria. "Me inculcaron a no dejarme de nadie", dijo en ese entonces el ahora inmortal pelotero. El jugador recordaría gratos recuerdos del inolvidable Benjamín "Cananea" Reyes, quien después de haberlo entrenado en los jardines, en tercera base, en segunda y en primera durante dos campañas, en 1979 —dos años después de su debut— decidió asignarle la esquina caliente, donde se desempeñó con gran acierto, aunque al final de su carrera fungió como mánager-jugador y designado. Volvió a sonreír Sin duda, para "El Almirante", una de sus mayores satisfacciones fue sonreír el día que empató la marca de jits de 2,753, que pertenecía a Héctor Espino. 35    

  Al llegar a la inicial, después de pegar una rola de jit al campo corto, recibió la pelota de manos de su couch, Alfonso Pulido. Le pelota adquirió de pronto un valor incalculable, pues se vistió de historia luego de que el parador corto de los Tigres, Trinidad Robles, no pudo concretar el aut. Fue en el octavo episodio. "Fue un logro más en mi carrera", dijo emocionado. La hazaña causó doble satisfacción para Nelson Barrera, pues la consiguió en el Parque del Seguro Social, un estadio que lo vio crecer como pelotero y donde vivió grandes glorias enfundado en la casaca de los Diablos. Cuando Nelson Barrera llegó a los Diablos, en 1977, el batboy más viejo de la Liga Mexicana, Antonio "Abuelo" Mora, sentenció: "Ahí viene el que romperá los récords de Héctor Espino". Y se cumplió el vaticinio del "Abuelo": el 19 de abril de 1997 Nelson empató la marca de más carreras producidas (1,573) del "Supermán" de Chihuahua. Con bates de corcho o sin corcho; con pelotas "Comando" o sin ellas, el veterano Nelson Barrera llegó a los 400 jonrones en su paso por la Liga Mexicana de béisbol. "Qué sigan dudando; a lo largo de mi carrera me han abierto muchos bates y nunca ha pasado nada. Tengo la conciencia tranquila", expresaría en alguna ocasión al ser cuestionado por ello". Conectó la noche del jueves 25 de junio de 1998 el ansiado cuadrangular contra un lanzamiento de Roberto Garibay. "Fue el batazo en el que menos pensé que sería jonrón. Una línea por el jardín izquierdo que apenas pasó la barda. Cuando llegué a la inicial fui el hombre más feliz de esa noche desastrosa", dijo. "En esos momentos pensé en mi primer jonrón. Lo conecté en el Parque del Seguro Social en 1977. Ese año sólo di dos y mira, ya llegué a 400", dijo aquella vez. Los Guerreros en esa ocasión conectaron tres jonrones, pero cayeron por paliza de 17-7 ante los Olmecas de Tabasco. Hombre que demostró sus profundas convicciones y creencias, producto de años en el terreno de juego, referiría en alguna ocasión que "lo más importante es tener la confianza en uno mismo, ya que hay un Dios que te cuida, que te quiere y que te puede ayudar a salir adelante". Sin cábalas ni supersticiones, para el toletero sólo existía un ritual que efectuaba cada vez que salía al terreno: Encomendarse siempre a Dios. 36    

  "No hago nada más que encomendarme a Dios, decirle que me libre de toda lesión, de todo mal y que no se presente ninguna lastimadura para poder seguir jugando", externaría el jugador durante la última entrevista concedida al diario Noticias de Oaxaca. ¿Continúa el pacto con Dios? "Claro que sigue y sólo terminará hasta que él me llame... Hasta la muerte".

El héroe de los Diablos en 1988 (Foto Archivo del Béisbol)

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NELSON Por José Eduardo Sánchez Rosado*. El próximo 17 de octubre de este año, el “almirante” Nelson Barrera Romellón festejaría el aniversario número 55 de su existencia, dicha celebración no llegará, porque el 14 de julio del 2002, uno de los inmortales del béisbol mexicano y orgullo de los campechanos dejó de existir víctima de una descarga eléctrica. Hablar de Nelson Barrera Romellón es hablar de una figura del llamado rey de los deportes, como es el béisbol; uno de los inmortales, quien desde sus primeros años de su contacto con esta disciplina deportiva mostró

lo que sería más

adelante. Una de sus principales hazañas fue superar el récord de otro de los inmortales del béisbol mexicano como lo fue Héctor Espino, el llamado “supermán” de Chihuahua. Nelson Barrera

posee aún el récord de más cuadrangulares

conectados en la Liga Mexicana de Béisbol, que es de 455 en total; además de mil 928 carreras impulsadas. En la Liga Mexicana del Pacífico impuso también marcas no superadas hasta el momento, como conectar ocho cuadrangulares con las bases llenas. El béisbol es el juego de las ciencias exactas, porque son los números, los que marcan la diferencia entre ser y no ser. Los expertos en el tema atribuyen a los fuera de serie de esta disciplina, tener la facultad de medir la velocidad, el tiempo y la distancia para conectar a un objeto que viaja a 150 kilómetros por hora o más con un madero impulsado a esa misma velocidad o superior para convertirse en el cuadrangular o en el batazo decisivo en un encuentro de béisbol. Nelson Barrera Romellón nació con esa virtud un 17 de octubre de 1957 en Ciudad del Carmen, fue hijo de Nidelvia Romellón Pérez y Manuel Barrera. En la capital del Estado vivió un corto tiempo y parte de su adolescencia, en el predio ubicado en el cruce de las calles Allende por 20 en el barrio de San José en 38    

 

compañía de su tío José Ángel Romellón Pérez, ya en ese entonces mostraba cualidades que lo convertirían en la gran estrella del béisbol mexicano. Su primer contacto con el deporte se registra cuando su madre lo lleva a practicar béisbol en los terrenos que en la actualidad albergan las instalaciones del DIFCarmen, en la bella isla, sitio donde funcionó hace más de tres décadas el campo infantil “Héctor Pérez Martínez”. Su progenitora, Nidelvia Romellón Peréz lo puso a las órdenes del entrenador, Franco Cruz Salas, manager del equipo “Piratas de Tlacotalpan”, quien en un inicio batalló con el temperamento y la indisciplina del nuevo niño, pero dejó ver sus facultades, suficiente para obligar al entrenador a tener paciencia. Transcurridas algunas semanas el pequeño Nelson Barrera estaba convertido en el cuarto bat de su equipo y su fuerza empezó a reflejarse, lo anterior tuvo sus consecuencias porque empezó

a incomodar a los vecinos que tenían sus

viviendas detrás de la barda del jardín izquierdo sobre la calle 35; las pelotas bateadas por el pequeño se estrellaban sobre los techos de lámina de las familias asentadas en esa zona de la ciudad y como era de suponerse les resultaba molestoso. Con el tiempo,

los equipos de segunda y tercera fuerza de la localidad se

disputaban a la nueva estrella, todo fue cuestión de tiempo; a los 16 años de edad le llegó la oportunidad para incursionar en el béisbol de paga, esto

fue en

1974. Debutó en la Liga Central con el equipo de Ébano, en su primer año su porcentaje de bateo fue de .253. Al año siguiente pasó al equipo de Lagos de Moreno y terminó empatado como líder en carreras producidas con 51 con Clemente Juárez, pero en 1976 produjo 63 carreras con la novena de Fresnillo, Zacatecas, para finalizar como campeón de este departamento. En los tres años que participó en esa liga conectó

22

cuadrangulares.

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Su gran año en esta etapa de su vida como deportista profesional fue en 1977, al llegar a la organización de los Diablos Rojos del México, desde los primeros días de los entrenamientos, el legendario “Abuelo” Mora, quien por años fungió como bat boy de este equipo, pronosticó que Barrera Romellón sería un fuera de serie y con el paso de los años impondría nuevas marcas, entre ellos el de Héctor Espino, otra de las glorias de la pelota mexicana. Fue un sábado por la tarde de 1977 cuando en el transcurso de un partido en el desaparecido estadio del Seguro Social, que jugaban los Diablos Rojos del México se anunció el debut de dos novatos, producto de la cantera de los pingos, uno de ellos era Nelson Barrera Romellón, el otro Dagoberto Román, el primero en el jardín central y el segundo en el derecho, la pizarra lo permitía. Quienes ese sábado por la tarde acudieron al estadio o bien tuvieron oportunidad de presenciar ese partido en blanco y negro porque todavía la televisión a color era escasa, nunca imaginar que en esos momentos eran testigos del nacimiento de una nueva estrella del béisbol mexicano, quien pasearía su gloria por todos los estadios del país donde se juega y se jugó béisbol profesional. Ya sea en el norte, el centro o en el sur el nombre de Nelson Barrera con su número 16 en la espalda quedó en la mente de los aficionados a este deporte, como es el béisbol, aún las nuevas generaciones. El record de 1573 carreras impulsadas, marca que por años estuvo en poder de Héctor Espino, Nelson Barrera Romellón lo rompió el 22 de abril de 1997 en el Estadio Eduardo Vasconcelos de la ciudad de Oaxaca, al remolcar con un hit a la pradera derecha a Darrell Deak. Ese memorable día, el “Almirante” llego a la caja de bateo en la novena entrada, en un cotejo en contra de los Olmecas de Tabasco y al segundo lanzamiento del pitcher Rosario Cázares envío la pelota entre los jardines derecho y central para impulsar desde la intermedia al norteamericano Darrell Deak, para producir de esta manera la carrera 1574 en su trayectoria. 40    

 

Con esa producción dejó atrás el récord que por 17 años se mantuvo en poder del famoso “Superman de Chihuahua”. Su cifra de producciones la cerraría en 1,928, la mejor de la historia en el béisbol de verano. De manera coincidente

cuatro años más tarde, en ese escenario y frente al

mismo equipo, Barrera descargó su cuadrangular 454 frente a los lanzamientos de Gaudencio Aguirre, quitándole de esta manera a Espino el cetro de jonrones de todos los tiempos. Nelson extendería esa cifra a 455. Dentro de los momentos más relevantes en la trayectoria del “Almirante” destaca el squeezplay que realizó en 1988 en Republica Dominicana para darle el campeonato a México en esta serie internacional; es digno de mención, el cuadrangular con las bases llenas que conectó ese mismo año en la final de la Liga Mexicana en el desaparecido Parque del Seguro Social ante los Tecolotes de Nuevo Laredo y de esta manera le dio el banderín a los Diablos Rojos del México y el campeonato conseguido en 1998 con los Guerreros de Oaxaca en su primera experiencia como mánager. Otro de los aspectos anecdóticos en la vida del “Almirante” fueron sus inicios como jugador de Liga Mexicana en el jardín central, pero además jugaba principalmente tercera base y primera;

además

muchas veces fue requerido

como bateador designado, sin embargo llegó a jugar prácticamente todas las posiciones en el diamante: Cátcher, segunda base, short stop, jardinero izquierdo y derecho. Además de poseer habilidad para conectar la pelota, era conocido por su poder al batear,

en muchas ocasiones estaba en la lista de líderes de

cuadrangulares de la liga. Pero lo mejor de Nelson era su oportunidad para decidir juegos clave y producir carreras de manera oportuna. Era de los peloteros a los que se le amaba o se le odiaba, todo dependía del lugar donde estuviera,

pero toda la afición le rindió siempre pleitesía, los de sus

equipos, principalmente el México, le reconocían con aplausos; sus contrarios, en especial los de Tigres,

con los gritos que intentaban desconcentrarlo, lo que

pocas veces lograban, porque Barrera siempre fue una amenaza para los 41    

 

lanzadores contrarios y una garantía en la defensa. El número 16 del México fue retirado en honor a Barrera. En un recorrido por su trayectoria, luego del debut del verano de 1977 con los Diablos Rojos del México, era todavía muy joven y no terminaba de demostrar su talento con el equipo capitalino, debido a lo anterior fue trasladado en 1981 al equipo de Nuevo Laredo, en ese equipo jugó dos temporadas. En 1983 regresó con el México, equipo en el que se ganó los calificativos de 'estrella' y 'favorito de la afición' por su gran juego. Barrera llamó la atención de los Medias Blancas de Chicago de las Ligas Mayores, en 1985 y fue a jugar

a la

sucursal de clase AAA, los Bisontes de Búfalo, pero no pudo destacar y regresó con los Diablos Rojos, donde fue parte fundamental para que el equipo escarlata obtuviera su campeonato número ocho. En 1987 tuvo su mejor temporada en la liga de verano, al lograr

un porcentaje de bateo de .349, 153 jits con 42

cuadrangulares; 134 carreras producidas y .705 en el coeficiente de bateo. Su desempeño fue pieza fundamental en la obtención del campeonato de la liga en esa temporada. En 1992

Barrera Romellón fue adquirido por el equipo de su estado natal, los

Piratas de Campeche, equipo en el que estuvo por tres temporadas en dicho periodo mantuvo sus buenos números. Para 1995 regresó por una temporada al México y al año siguiente pasó a los Guerreros de Oaxaca equipo que debutaba en la liga y

contaba estrechas relaciones con el México. Con este equipo

consiguió el campeonato de 1998 como manager-jugador, al vencer a Monclova en la serie final. Este fue el primer y único título de Oaxaca hasta el momento. Estuvo con los Guerreros hasta la temporada de 2001. En esta última temporada logró superar a Héctor Espino como el máximo jonronero de todos los tiempos en la Liga Mexicana, y al año siguiente formó parte de dos equipos, del México y de Campeche, aunque poco pudo hacer en esta campaña al tener poca participación.

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En la Liga Mexicana del Pacífico Culiacán

jugó 15 temporadas, para los Tomateros de

para los Potros de Tijuana

y Mayos de Navojoa En su honor fue

nombrado el estadio del equipo de Campeche, el

Estadio “Nelson Barrera

Romellón”

Muerte El 14 de julio del año 2002 el mundo del béisbol se conmocionó al darse la noticia de la muerte de Nelson Barrera Romellón, alrededor de las cinco de la tarde un aguacero cayó sobre la ciudad de Campeche, el viento y la lluvia levantaron una sombrilla

de playa instalada en el techo de su domicilio localizado en el

fraccionamiento “Flor de Limón”, Barrera Romellón trató de evitar la pérdida del cubre sol, pero la estructura metálica del objeto tocó los cables de alta tensión y sobrevino la tragedia, al morir electrocutado el almirante. Esa temporada

los

Diablos Rojos vencieron a los Tigres en la serie final y el título fue dedicado en honor al “Almirante” Nelson Barrera Romellón. Por sus muy altos méritos en campaña “El Almirante” ingresó en el 2003 al Salón de la Fama con sede en Monterrey, sitio donde se entronizan a quienes hicieron historia por el apasionante mundo del rey de los deportes.

*Reportero de Televisión y Radio de Campeche (TRC)

43    

 

Nelson Barrera, como manager-jugador de Oaxaca en 1998 los guio a ganar el campeonato de la Liga Mexicana (Foto Héctor Zavala)

44    

 

ESTADÍSTICAS     Año

EQUIPO

JJ VAB

CA

HC

H2

H3

HR

CP

BB

SO

BR AVE

TB SLG

1977

México

66

187

23

44

5

7

2

27

11

37

3 .235

69 .369

1978

México

128

433

41

106

15

4

1

48

32

64

3 .245

132 .305

1979

México.

137

540

75

147

17

12

9

72

27

78

4 .272

215 .398

1980

México

90

339

42

103

13

1

6

44

33

42

6 .304

136 .401

1981

Nuevo Laredo

117

423

54

112

13

2

8

52

44

80

5 .265

153 .362

1982

Nuevo. Laredo

114

391

53

110

23

0

10

52

38

64

5 .281

163 .417

1983

México

108

391

52

122

14

4

12

60

31

70

12 .312

180 .460

1984

México

114

449

71

159

121

7

23

101

37

63

9 .354

263 .586

1985

México

65

219

47

64

8

1

16

49

36

36

5 .292

122 .557

1986

México

129

486

102

170

27

5

37

125

36

66

8 .350

318 .654

1987

México

118

438

97

153

26

2

42

134

43

70

6 .349

309 .705

1988

México

129

460

90

171

26

0

31

124

50

51

7 .372

290 .630

1989

México

124

460

66

130

16

2

27

96

42

79

2 .283

231 .502

1990

México.

124

464

61

129

26

2

20

82

35

64

6 .278

219 .472

1991

México

110

394

79

118

14

1

36

102

50

64

1 .299

242 .614

1992

Campeche

130

484

74

133

12

1

25

87

44

96

3 .275

222 .459

1993

Campeche

114

389

53

116

19

0

26

75

44

46

3 .298

213 .548

1994

Campeche

112

404

52

111

24

0

23

78

26

65

5 .275

204 .505

1995

México

93

298

38

87

17

0

17

71

19

43

0 .292

155 .520

1996

Oaxaca

110

398

48

121

23

0

11

78

33

48

7 .304

177 .445

1997

Oaxaca

120

445

57

138

30

1

11

82

38

67

5 .310

203 .456

1998

Oaxaca

111

389

76

125

31

1

15

110

47

37

2 .321

203 .522

45    

  1999

Oaxaca

102

346

48

95

16

0

15

64

42

53

4 .275

156 .451

2000

Oaxaca

93

346

55

99

16

0

23

71

21

74

2 .286

184 .532

2001

Oaxaca

75

265

30

71

12

0

9

43

30

41

0 .268

110 .415

2002

México-Camp.

5

12

1

3

0

0

0

1

0

2

0 .250

3 .250

2738 9850 1485 2937

464

53

Totales (26)

455 1928

889 1500

113 .298 4872 .495

 

  Nelson  Barrera  en  1993   Foto  Enciclopedia  del  Béisbol  Mexicano  

46    

      Estas   son   las   estadísticas   de   bateo   y   fildeo   que   tuvo   Nelson   Barrera   en   su   paso   por   el   Béisbol   Invernal.     Año

EQUIPO

JJ VAB

CA

HC

H2

H3

HR

CP

BB

SO

BR AVE

TB SLG

1979-80 Guaymas

72

264

22

58

10

0

4

26

16

51

1 .220

80 .303

1980-81 Hermosillo

76

240

23

58

6

3

2

23

21

48

0 .242

76 .317

1981-82 Nav.-Guay.

79

132

12

32

6

0

1

8

14

28

1 .242

41 .311

1982-83 Culiacán

60

226

17

44

4

1

5

23

29

41

5 .195

65 .288

1983-84 Culiacán

63

218

29

57

8

1

7

23

19

40

7 .261

88 .404

1984-85 Culiacán

71

276

46

84

13

1

15

68

18

49

3 .304

144 .522

1985-86 Culiacán

71

277

41

68

7

0

13

41

19

56

2 .245

114 .412

1986-87 Culiacán

61

227

42

68

11

1

19

62

20

38

1 .300

138 .608

1987-88 Culiacán

59

204

29

52

3

0

16

40

28

40

4 .255

103 .505

1988-89 Culiacán

48

167

16

47

5

1

8

21

15

25

1 .281

78 .467

1989-90 Culiacán

67

248

24

59

15

0

5

37

17

39

1 .238

89 .359

1990-91 Culiacán

66

235

27

52

7

0

9

28

28

45

2 .221

86 .366

1991-92 Culiacán

59

207

23

44

11

0

7

19

16

61

3 .213

76 .367

1993-94 Cln.-Nav.

61

221

29

66

8

0

11

34

24

37

0 .299

107 .484

1994-95 Culiacán

53

172

19

53

7

0

9

26

9

18

4 .308

87 .506

966 3314

399

842

121

8

131

479

293

616

Totales (15)

35 .254 1372 .414

 

47    

 

  Tomatero  de  la  Liga  mexicana  del  Pacífico  donde  jugó  19  temporadas   (Foto  Archivo  del  Bésibol)  

48    

 

  Pensamiento  beisbolero  por  Galoma.  

49    

 

  Caricaricatura  por  Juan  Terrazas  

 

50    

 

  Caricatura  por  Román  Rivas       51    

 

De revolucionario a pelotero: El estadio Nelson Barrera Romellón Una interpretación histórica. Por Fernando Jesús CAB PÉREZ*

Introducción Mucho antes de que las disciplinas deportivas se diversificaran en Campeche, el deporte de mayor arraigo en la ciudad capital era el béisbol, pero frente a la carencia de campos adecuados para el entrenamiento de los peloteros, hace más de cincuenta años comenzó la construcción de un parque en los terrenos que ahora ocupa el estadio Nelson Barrera Romellón. Ciertamente, el inicio de las obras de construcción del campo fue la respuesta a un grupo de beisbolistas aficionados, no obstante, los orígenes del inmueble y su ulterior desarrollo y consolidación estuvo ligada estrechamente a decisiones gubernamentales. Primero como Estadio Municipal, después como parque deportivo Presidente Venustiano Carranza y, por último, como estadio Nelson Barrera Romellón, todos estos nombres fueron el reflejo de las corrientes de pensamiento en turno. En el presente trabajo se hará un breve recorrido histórico del inmueble, mostrándolo no solamente como el resultado de una inquietud deportiva, sino también como la expresión ideológica de quienes manejaron los destinos de la entidad. Para su realización se hizo una considerable recopilación de fuentes periodísticas, informes de gobierno y algunas imágenes del estadio, que permitieron observar gráficamente la evolución de su estructura física, aunque desafortunadamente no fue posible encontrar fotografías del estadio en su primera etapa.

52    

 

Como se puede leer en el título de esta investigación, la vida del estadio se inserta en dos etapas: la de sus primeros años, con los nombres de Estadio Municipal y Venustiano Carranza, ambos inmersos en los momentos de mayor esplendor de un régimen que se autodenominaba “revolucionario”, en virtud del movimiento armado que le dio origen; y una segunda etapa distinta a la anterior, ahora envuelta en un discurso desligado de la Revolución y más orientado a exaltar lo campechano. En este último contexto nace el estadio Nelson Barrer Romellón. Antecedentes históricos Según las crónicas locales, antes de la existencia de un estadio profesional de béisbol, en las primeras décadas del siglo XX ya existían en la capital campechana pequeños terrenos acondicionados para la práctica de este deporte en campos como El Prado, Buenavista, El Tamarindo, 20 de Noviembre, Leandro Domínguez -este último vigente hasta nuestros días-,y en otras áreas más.1 Sin embargo, fue entre 1957 y 1958 cuando Leovigildo Gómez Hernández, presidente municipal de Campeche y a petición de un grupo de deportistas del barrio del Camino Real, se entrevistó con don Luís Pavón, quien era dueño de los terrenos contiguos a la batería de San Matías, con el objetivo de construir un campo beisbolero entre la avenida Las Palmas y el manglar. Tiempo después de iniciadas las gestiones, Pavón entregó a las autoridades municipales una orden para poner en marcha la obra. En consecuencia los árboles y las palmeras fueron derribados para levantar una barda. Este primer campo fue de gran aceptación entre los vecinos procedentes de la Estación Antigua, el cerro de Bellavista y de las calles próximas a las vías férreas. La buena acogida de los habitantes no pasó desapercibida por el alcalde Gómez Hernández, quien a meses de impulsar la primera etapa constructiva del estadio, decidió que el Ayuntamiento se hiciera cargo del inmueble con la finalidad                                                                                                                         1

 

Crónica. 28 de diciembre de 2008. p. 6.  

53  

 

de colocarle las gradas, los techos y el alumbrado. En esta breve época, a este parque se le bautizó con el nombre de Estadio Municipal.2

El bautismo revolucionario del parque deportivo: Presidente Venustiano Carranza Corrían los últimos años de la década del cincuenta y en el estado, como en el resto del país, el clima de estabilidad económica se materializaba en la construcción de modernos edificios listos para ponerse al servicio de la sociedad y de las instituciones del Estado mexicano. En Campeche como en la República, fueron abiertas instalaciones destinadas a renglones prioritarios como el de salud, educación y, por supuesto, el deportivo, todas hechas en nombre de la Revolución Mexicana. En un escenario similar, Alberto Trueba Urbina (1955-1961) promovió como jefe del Ejecutivo estatal su política de modernización de la entidad, a la que denominó Campeche Nuevo. Dicha política consistía en hacer de la capital campechana una ciudad progresista en el rubro urbanístico, que la transformara hasta alcanzar un alto nivel semejante ala de las grandes urbes; por consiguiente el gobernador emprendió la ardua tarea de rellenar una amplia franja marítima.3El estado era testigo del “espíritu revolucionario” del mandatario en su mayor esplendor. Aunque fuera de la órbita del Campeche Nuevo, el Parque Deportivo -así llamado popularmente el inmueble en su fase inicial- se insertó en esta dinámica constructiva de hacer de las obras de gobierno una de las bondades más de los gobiernos de la Revolución hacia su pueblo. La tarde del 20 de noviembre de 1958, con motivo de la celebración de los 48 años del inicio del movimiento revolucionario y sin estar completamente concluido el recinto, fue celebrado por                                                                                                                         2

Crónica…Ibid.   El Espíritu Público. 7 de agosto de 1957. p. 4.  

3

54    

 

primera vez un partido beisbolero sobre su terreno de juego en el marco del Campeonato Invernal de Béisbol.4 Las novenas que se enfrentaron en aquel histórico duelo fueron los representativos de la “Universidad de Campeche” y el “Hotel López”.Jorge González Betancourt fue el lanzador del primer equipo, mientras que por parte de los hoteleros, Ermilo Marentes estuvo sobre el montículo de los disparos. Los nombres de otros peloteros también se escucharon esa tarde: Jacobo Sandoval, Juan Cardona, Samuel May y Roger Martínez. No obstante, el partido concluyó empatado a cuatro carreras tras el desarrollo de las nueve entradas, pues la iluminación no estaba completamente instalada y al caer la noche el parque fue envuelto completamente por la penumbra.5 Pese a este encuentro, el Estadio Municipal -nombre que le dieron las autoridades- se inauguró oficialmente el 28 de diciembre de ese mismo año por el gobernador Trueba Urbina y el edil Leovigildo Gómez. El jefe del Ejecutivo develó la placa conmemorativa durante la serie entre un club campechano y otro yucateco (“Selección Campeche” y “Sidra Pino” de Mérida, respectivamente). A decir del periódico gubernamental El Espíritu Público, el estadio facilitaría el desenvolvimiento de la juventud campechana y era la “expresión plástica” de las metas del régimen.6 Cabe destacar que la construcción del Estadio Municipal fue dirigida por el arquitecto Alberto del Rivero Gual en un periodo de diez meses y costó alrededor de medio millón de pesos. El inmueble era de concreto armado, contaba con 15 gradas y 32 palcos; el terreno de juego estuvo rodeado de una barda, además de contar con un estacionamiento que medía aproximadamente 17 mil metros cuadrados. Según el testimonio periodístico, las muestras de entusiasmo de la

                                                                                                                        4

El Espíritu Público. 21 de noviembre de 1958. p. 5.   El Espíritu…Ibid.   6 El Espíritu Público. 29 de diciembre de 1958. p. 1.   5

55    

 

afición eran formas de agradecimiento del pueblo hacia su gobernante, por el “hermoso” parque puesto a su servicio.7 Muy poco tiempo duraría el recinto beisbolero con su primer nombre, ya que de nueva cuenta la sombra de la Revolución Mexicana apareció en su corta vida. Todo comenzó cuando el régimen emanado de ella, a través del voto mayoritario de

la

Cámara

de

Diputados,

decidió

homenajeara

Venustiano

Carranza,8declarando el año de 1959 como “Año del Presidente Carranza”, en un contexto que también coincidía con la celebración del centenario de su natalicio el 29 de diciembre. De este modo, la causa fundamental del cambio de nombre del estadio obedeció a la disposición del sistema político de rendir un homenaje nacional al varón de Cuatro Ciénegas, uno de los símbolos más glorificados por los dirigentes de la posrevolución en sus discursos públicos, quienes calificaban su desempeño durante la lucha armada como la de un hombre virtuoso y limpio. Sobre todo, Venustiano Carranza era recordado como el artífice de la Constitución Política de 1917,9 que desde entonces regía los destinos de la nación mexicana tras el desorden legal que dejó el enfrentamiento bélico. Siendo Campeche una de las entidades más leales a los hombres y progresos que la Revolución Mexicana trajo consigo, se sumó a la propuesta de enaltecer la memoria del jefe del constitucionalismo y contribuyó con su granito de arena a exaltar a Venustiano Carranza sustituyendo el nombre del Estadio Municipal por el del presidente revolucionario. Para el siguiente sexenio se respetó este nombre, sin embargo, con el afán de impregnarle un sello propio a su gobierno que lo distinguiera de su antecesor, José Ortiz Ávila (1961-1967) dio un giro a la administración del estadio.

                                                                                                                        7

El Espíritu… p. 4.   El Espíritu Público. 17 de diciembre de 1958. pp. 1 y 8.   9 El Espíritu Público. 21 de diciembre de 1958. p. 3.   8

56    

 

Entre las acciones más significativas del mandato de Alberto Trueba Urbina sobresalió la creación de la Universidad de Campeche, por lo que fue en este renglón donde se operó una de las modificaciones cardinales estimuladas por el gobernador Ortiz Ávila, quien sin negar su carácter revolucionario, convirtió a este centro de estudios en la Universidad del Sudeste. El patrimonio de la máxima institución educativa del estado quedó constituido por los terrenos sobre los cuales se construyeron las modernas instalaciones universitarias, el teatro de la ciudad Francisco de Paula Toro y el parque deportivo Presidente Venustiano Carranza, así como su estacionamiento.10 El polémico gobernante tomó la protesta a los directivos de la nueva casa de estudios en una nutrida ceremonia realizada en el campo del Venustiano Carranza el 20 de noviembre de 1965 (Imagen 1).11Así mismo, las mejoras en la iluminación del recinto fueron incluidas como parte de los logros del sexenio en el aspecto de la urbanización y los servicios públicos, pues el signo que acompañó a Ortiz Ávila fue el de la edificación de modernos conjuntos arquitectónicos que transformaron radicalmente el antiguo aspecto colonial y provinciano de la capital campechana.

Imagen 1

                                                                                                                        10

Periódico Oficial. 31 de agosto de 1965. p. 11.   Abud Flores, José Alberto y Ramayo Lanz, Teresa. Cinco Lustros de Vida Campechana(1965-1990). Campeche. 1994.   11

57  

 

 

En el transcurso de los años setenta el Coloso de San Matías -como también lo conocen algunos aficionados- fue entrando en una etapa de decadencia, ya que sufrió un progresivo deterioro en su estructura física, en cierta medida producida por el abandono paulatino de las autoridades universitarias y, principalmente, porque el inmueble era poco aprovechado para la práctica del rey de los deportes. Su espacio fue utilizado para la coronación de los reyes del carnaval mientras que los pequeños torneos beisboleros no despertaban el entusiasmo de los funcionarios deportivos. El sistema de alumbrado del parque sufrió severos daños, solamente quedaban en pie las torres carcomidas, las cuales estaban a punto de derrumbarse. Los cables del Coloso fueron robados, las mallas de los palcos destruidas y las bardas en deplorables condiciones (Imagen 2). En pocas palabras, sin el mantenimiento necesario el inmueble estaba lleno de escombros. Ni siquiera el nombre del distinguido revolucionario parecía sacudir la conciencia de los servidores públicos que decían honrar a los héroes que le dieron vida a las instituciones que ellos heredaron.

Imagen 2.

A principios de 1978 el rector de la Universidad del Sudeste, Ermilo Sandoval Campos, más preocupado por la educación intelectual que física, manifestó abiertamente su deseo de vender el parque de béisbol con la intención

58    

 

de adquirir mayores recursos para la compra de material académico.12 La declaración del jerarca universitario desató el rechazo de ciertos sectores inquietos por la escasez de espacios para la formación y el entrenamiento de los beisbolistas. A las críticas se sumaban las voces que exigían la apertura de nuevos espacios para el fomento del deporte en general, en razón de que las pocas unidades deportivas eran propiedad de particulares. El argumento básico de los detractores de la controvertida decisión del rector universitario era la de permitir el crecimiento de los vicios entre la juventud campechana al arrebatarles el campo deportivo. El problema se agudizaba tomando en cuenta que la reparación del estadio hubiera costado alrededor de diez millones de pesos y que los gobiernos estatal y municipal no contaban con ese presupuesto, por lo que una solución propuesta en ese momento para volver funcionales las instalaciones era el traspaso del inmueble al dueño de algún equipo de la Liga Mexicana de Béisbol.13 El debate continuó a través de cartas y notas aparecidas en los periódicos locales, pero la llegada del año 1980 cambiaría la incertidumbre sobre el destino del Venustiano Carranza. Luego de las expresiones de molestia incluso de los propios artífices de la construcción del estadio, quienes opinaban que el inmueble era del pueblo y solo éste tenía el pleno derecho de quedarse con la estructura,14a finales de 1979 arribó a Campeche el rumor del traslado de la franquicia del club Alacranes de Durango a la ciudad capital, trayendo consigo la posibilidad de salvación del campo deportivo.15 La noticia se confirmó días después con las negociaciones entre la directiva de Alacranes de Durango y el gobernador Eugenio Echeverría Castellot (19791985), quien ordenó el inicio de las obras de remozamiento del parque Venustiano                                                                                                                         12

Tribuna. 27 de febrero de 1978. p. 10.   Tribuna… Ibid.   14 Tribuna. 25 de marzo de 1978. p. 10.   15 Tribuna. 19 de octubre de 1979. p. 1.   13

59    

 

Carranza.16La Liga Mexicana exigía instalaciones cómodas para garantizar la seguridad tanto del pelotero como de la afición, por lo que la reconstrucción del conjunto beisbolero era un hecho. La comunidad campechana consideró que ésta era una medida que impulsaba el rescate de la vieja estructura y aplaudió su restauración. Uno de los criterios que se tomó en cuenta para el traslado de la franquicia duranguense a la capital campechana era la excelente ubicación del estadio Venustiano Carranza, por encima del campo Resurgimiento de Ciudad del Carmen, que en aquellos días disputó la sede con el de Campeche. Las reparaciones estuvieron a cargo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas encabezado por el arquitecto Fernando Arana Dorantes e incluyó un nuevo graderío tubular desarmable, pintura, techado de la parte central, nivelación del campo de juego, siembra de pasto y arreglo total de la instalación eléctrica (Imagen 3).17 La obra tuvo un costo de 18 millones de pesos.18

Imagen 3.

                                                                                                                        16

Tribuna. 21 de octubre de 1979. p. 1.   Tribuna. 24 de octubre de 1979. p. 10.   18 Primer Informe de Gobierno de Eugenio Echeverría Castellot. 7 de agosto de 1980. p. 82 y 83.   17

60    

 

Más tarde se confirmó que el nuevo equipo de la Liga Mexicana de Béisbol, ahora conocido como Piratas de Campeche, debutaría el 14 de marzo de 1980. Según la prensa, conforme se acercaba la fecha de inauguración del campeonato las obras todavía estaban inconclusas. Por ejemplo, a escasos cincuenta y cuatro días de arrancar la temporada, la siembra del pasto continuaba a paso lento, además de que la moto conformadora y el tractor utilizados para le nivelación del diamante constantemente sufrían averías (Imagen 4).19

Imagen 4.

El suspenso disminuyó cuando el presidente del máximo circuito beisbolero en México y el dueño del club filibustero, Antonio Ramírez Muro y Álvaro Lebrija, respectivamente, supervisaron los avances de remozamiento (Imagen 5).20Sin embargo, aun faltaron aspectos pendientes que se resolverían con el paso de los años, como la ampliación del estacionamiento a través de acciones de relleno de la zona costera. Desafortunadamente para la causa beisbolera, el día de la reinauguración del parque Venustiano Carranza hubo algunas fallas en el terreno de juego, pero poco a poco el estado físico del campo fue mejorando en los siguientes encuentros.                                                                                                                         19

Tribuna. 19 de enero de 1980. p. 8.   Tribuna. 23 de febrero de 1980. p. 1.  

20

61    

 

Imagen 5.

El 14 de marzo de 1980 quedó registrado en los anales históricos del béisbol campechano por ser el primer partido de los Piratas de Campeche en la Liga Mexicana AAA y porque, tras la polémica de su frustrada venta, el Venustiano Carranza alcanzó la meta que trazaron sus creadores de convertirla en una suerte de “catedral” del béisbol en la entidad (Imagen 6).21La novena rival fue el de los Plataneros de Tabasco y entre los bucaneros que defendieron la camiseta estaban, entre otros, Jerry Hearston, Carlos “Yaqui” Ríos, Ignacio Valencia y Porfirio Ruiz, quien dio a la nave pirata su primer triunfo en el tercer partido de la misma serie contra los tabasqueños.

                                                                                                                        21

Tribuna. 15 de marzo de 1980. p. 1.  

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Imagen 6.

Echeverría Castellot era el alcalde electo en el lejano 1958 y acompañó el 20 de noviembre de ese año a su antecesor Leovigildo Gómez y al mandatario Trueba Urbina en la inauguración del Estadio Municipal. Más de veinte años después reinauguraba el mismo inmueble ampliado y restaurado ocupando la gubernatura de Campeche. No obstante, más que reconocimientos a trayectorias revolucionarias de figuras del pasado, las nuevas generaciones demandaban en el último tercio del siglo XX mayores espacios de participación deportiva.

Honor a quien honor merece: el estadio Nelson Barrera Romellón La historia del estadio Nelson Barrera Romellón es un capítulo corto en comparación con su largo ciclo de vida como campo deportivo Presidente Venustiano Carranza. El escenario dentro del cual se originó su cambio de nombre no deja de presentar aspectos interesantes que valen la pena añadir. Más que engrandecer la gesta heroica de un dirigente revolucionario sin ningún nexo directo con nuestro terruño, la nueva dinámica del régimen reclamaba nuevos modelos de legitimación sostenida ahora en otras figuras más identificables con lo nuestro. 63    

 

El Venustiano Carranza llevó en el nombre durante más de cuatro décadas la impronta de la Revolución Mexicana, una orientación que fue desgastándose con el paso del tiempo cuando otras eran las reivindicaciones sociales y políticas. Cada administración imprimió su estilo de acuerdo a la lógica de su agenda gubernamental pero siempre teniendo como marco la línea revolucionaria de la cual presumían ser sus continuadores naturales. En el rubro de obra pública el estadio apareció como uno de los frutos de ese progreso “revolucionario”, pero otras aristas aparecieron y las transformaciones “revolucionarias” del régimen estuvieron en otros ramos. Durante la reapertura del Venustiano Carranza, en la memoria colectiva campechana el nombre del inmueble era sobre todo una costumbre y no el tributo del pueblo a un protagonista histórico de la Revolución Mexicana. Y con este nombre el parque fue escenario de derrotas filibusteras pero también de sus triunfos, como el primer campeonato del club dirigido por el timonel Francisco “Paquín” Estrada en 1983. Así mismo, por sus dimensiones, el Coloso de San Matías también fue testigo en las proximidades del nuevo milenio de ceremonias religiosas, espectáculos musicales y torneos deportivos. Con el arribo del siglo XXI llegó la reconstrucción total del estadio Venustiano Carranza y la posibilidad de rebautizar el parque deportivo con otro nombre. La decisión del gobernador Antonio González Curi (1997-2003) brotaba de su pasión por el rey de los deportes, pero también obedecía al programa gubernamental que llevó como bandera política: reconstruir la “Nueva Grandeza de Campeche”.Así, en esos años los discursos oficiales eran distintos a los mostrados por los hombres del poder de la segunda mitad de la centuria anterior. El mandatario definió un antes y un después en la historia campechana: el que consideraba un siglo perdido -el XX- porque no aprovechó las fortalezas pero ahondó las debilidades y otro radicalmente diferente, con expectativas reales de progreso, el siglo XXI. A decir de González Curi ésta nueva etapa arrancaría con los cambios impulsados desde la gubernatura mediante el combate a la pobreza, 64    

 

la creación de empleos y dos puntos muy importantes: por un lado hermanando a los campechanos y, por el otro, fortaleciendo la campechanidad, la identidad y la cultura locales.22 Desde este criterio el mandatario fomentó la inversión y la obra pública en toda la geografía estatal, pero muy particularmente en la ciudad de Campeche, donde edificó modernos edificios y plazas, uno de los cuales fue el malecón, convertido en símbolo de recreo y esparcimiento de propios, nacionales o extranjeros. Esta labor reconstructiva también abarcó unidades deportivas en diversos puntos de la capital, siendo el de mayor envergadura la completa reestructuración del estadio Venustiano Carranza. A casi veinte años de su última reinauguración, las gradas del conjunto ya mostraban signos de deterioro, por consiguiente,

para

evitar

accidentes

fue

necesario

cerrar

sus

puertas

temporalmente.23 Los juegos de la Liga Mexicana de Béisbol fueron reubicados en el campo deportivo Leandro Domínguez al tiempo que el Venustiano Carranza era objeto de la modernización prometida por González Curi. Se contempló que el estadio tuviera una capacidad para 5 mil 500 espectadores, de los cuales 2 mil 500estarían en butacas de fibra de vidrio con los colores del club Piratas. Otras áreas proyectadas eran los palcos y las gradas, además de un campo de juego nuevo con sistema de drenaje pluvial y riego con una monto inicial de 12 millones 500 mil pesos.24 Sobre la marcha de los trabajos se hizo el anuncio más sorpresivo de la obra: la modificación del nombre que ostentó el estadio por más de cuatro décadas. Por primera vez se planteaba la oportunidad de rebautizar al Coloso con el nombre de un genuino pelotero cuyos éxitos hayan puesto en alto a Campeche. La noticia agradó a muchos campechanos que sentían que Venustiano Carranza                                                                                                                         22

Segundo Informe de Gobierno de Antonio González Curi. 7 de agosto de 1999. pp. 14 y 15.   Primer Informe de Gobierno de Antonio González Curi. 7 de agosto de 1998. pp. 270 y 271.   24 Tercer Informe de Gobierno de Antonio González Curi. 7 de agosto de 2000. pp. 497 y 498.   23

65    

 

no era el nombre apropiado para un parque de béisbol. Entre las propuestas sobresalieron los apelativos de dos profesionales de la pelota que despertaban un sentimiento de admiración en los aficionados locales. El primero de ellos era Adriano Wong Cámara, legendario jugador de origen chino de los años cuarenta, cincuenta y sesenta que conquistara varios títulos en las ligas Peninsular y del Sureste de aquellos años, más un campeonato en la Liga Mexicana de 1957 defendiendo la camiseta de Yucatán; también incursionó en el béisbol cubano y el estadounidense. Sus contemporáneos lo recordaban como un triunfador en los montículos, razón por la cual se ganó el mote de El Chino de la Bola de Opio. El segundo beisbolista no era menos importante: el carmelita Nelson Barrera Romellón, quien poseía el record de cuadrangulares (455), así como ser uno de los jugadores mexicanos bateando arriba de 100 hits; era el máximo productor para una temporada (134) y de todos los tiempos con mil 924. Estas eran solo algunas de sus hazañas. Barrera Romellón había jugado en los clubes Diablos Rojos de México -con quienes fue campeón en 1985, 1987 y 1988-, Tecolotes de Nuevo Laredo, Piratas de Campeche y Guerreros de Oaxaca. Con este último ganó un título como mánager. Las autoridades estatales se inclinaron por estampar en el nuevo estadio el nombre de este último pelotero (Imagen 7).Sin duda, la prestigiada figura de Nelson

Barrera

reunía

uno

de

los

requisitos

medulares

del

proyecto

gubernamental de González Curi: la búsqueda de la unidad y ésta podría lograrse mediante la utilización de un símbolo capaz de generar consensos entre los campechanos; amén de que las proezas del ídolo beisbolista sobre el terreno de juego todavía estaban frescas en la memoria colectiva de los aficionados. De héroe revolucionario el estadio se convirtió en un héroe beisbolero de cuna campechana cuya fama había trascendido las fronteras locales.

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Imagen 7.

En el marco de la política de la campechanidad la administración estatal concluyó sin contratiempos el estadio Nelson Barrera Romellón, uno de los “más modernos del país” (Imagen 8), por su comodidad para apreciar los partidos, la iluminación, el campo de juego con su eficiente drenaje y bardas acojinadas para impedir lesiones a los jugadores. La reconstrucción se complementó con la pavimentación del estacionamiento, las calles que la circundaban y un nuevo acceso al conjunto deportivo. Estos detalles tuvieron un costo de 32 millones de pesos.25

                                                                                                                        25

Cuarto Informe de Gobierno de Antonio González Curi. 7 de agosto de 2001. pp. 461 y 462.  

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  Imagen 8.

Previo al partido inaugural entre los Piratas de Campeche y los Olmecas de Tabasco los seguidores de la “pelota caliente” mantenían la expectativa por ingresar a las instalaciones. A través de la prensa éstos leían que los pasillos contarían con áreas para el consumo de alimentos y refrescos, pero también las últimas labores sobre el jardín, la limpieza de las casetas de los equipos, las butacas y el palco de transmisiones, el riego del césped y la colocación del logo del club bucanero. Existía mucha confianza unas horas antes del canto del tradicional pléibol. Finalmente el 21 de marzo de 2002 fue inaugurado el estadio Nelson Barrera Romellón en una sencilla ceremonia donde los juegos pirotécnicos causaron el entusiasmo de los asistentes (Imagen 9). En el acto de apertura el gobernador Antonio González Curi entregó un reconocimiento de la Liga Mexicana al pitcher Francisco Campos por su efectividad e hizo lo propio con Roque Sánchez por ser el mejor tercera base. El mandatario efectuó el primer lanzamiento al alcalde Jorge Carlos Hurtado Valdez, quien fungió como bateador y de cátcher la hizo el presidente del club, Gabriel Escalante Castillo.26 El equipo de casa ganó esa noche (Imagen 10).

Imagen 9.

                                                                                                                        26

Tribuna. 22 de marzo de 2002. p. 1.  

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El gobernante reconocería que el inmueble tenía que mejorarse en algunos aspectos como la cafetería, baños y vestidores.27 Por otro lado, permaneció el compromiso para llevar a cabo la ampliación del estadio, mientras tanto, los eventos masivos realizados en su interior se resolverían instalando gradas laterales. Aunque la suerte del estadio, conocido a partir de ahora como Nelson Barrera Romellón, ya no sería como en los setenta cuando la Universidad del Sudeste pretendía ofrecérselo a quien pagara por el parque. Ya en otras manos comprometidas con el deporte de los batazos, el mantenimiento de campo deportivo sería permanente hasta la fecha.

Imagen 10.

Con el nombre de Nelson Barrera Romellón el estadio ha vivido la mejor etapa de su larga historia. Actualmente existe una mayor disposición para la conservación del Coloso de San Matías en sus más de cincuenta años de vida entre los campechanos. La directiva del club se ha esforzado para que el inmueble sea un escenario digno de la Liga Mexicana de Béisbol en los diez años que lleva con el nombre del ícono pelotero. Como tal ya fue testigo de la segunda coronación de los Piratas de Campeche en el 2004, una vez más con Francisco “Paquín” Estrada dirigiendo la nave filibustera, además del Juego de Estrellas.                                                                                                                         27

Tribuna…Ibid.  

69    

 

Epílogo Indudablemente, el cambio de nombre del estadio a Nelson Barrera Romellón significó la consolidación del mismo, luego de navegar en un mar de incertidumbre en los años setenta, y después de que en la siguiente década se pusieran las bases para lograr un inmueble donde se ofreciera a la población en general una liga beisbolera de alto nivel. El siglo XXI llegó acompañado con la proyección de un estadio moderno, promesa que se cumplió rigurosamente con los vientos renovadores de los discursos ideológicos. El énfasis puesto en la reivindicación de la cultura campechana abrió el camino para que fuera homenajeado -no sin razón y con mucha justicia-, a un paisano nuestro que sobresalió en el béisbol nacional rompiendo marcas, imprimiéndole su nombre al reconstruido estadio y, de paso, haciendo que éste culminara su ciclo como Venustiano Carranza, que procedía de un discurso viejo que no traía ningún signo de identificación con los campechanos.

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Estadio Nelson Barrera temporada 2015

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Centro de consulta Archivo General del Estado de Campeche (AGEC).

Fuentes hemerográficas Crónica. 2008. El Espíritu Público. 1958, 1959. Periódico Oficial. 1965. Tribuna. 1978, 1979, 2002.

Informes de Gobierno Echeverría Castellot, Eugenio. Primer Informe de Gobierno. 7 de agosto de 1980. González Curi, Antonio. Primer Informe de Gobierno. 7 de agosto de 1998. ___________________ Segundo Informe de Gobierno. 7 de agosto de 1999. ___________________ Tercer Informe de Gobierno. 7 de agosto de 2000. ___________________ Cuarto Informe de Gobierno. 7 de agosto de 2001.

*Licenciado en Historia por la U.A.C

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GALERÍA

Nelson Barrera tecolote en 1980 (Foto Archivo del Béisbol)

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Con los Tecolotes de Nuevo Laredo en 1981 (Foto Archivo del Béisbol)

Gabriel Escalante anuncia a Nelson Barrera como manager de los Piratas de Campeche en 2002 (Foto Archivo Crónica de Campeche)

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Sufriendo como manager de los Piratas

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Homenaje a Nelson Barrera, estadio Leandro Domínguez.. Con Javier Cu Espejo, Gabriel Escalante Castillo y edecanes. Foto Héctor Zavala

Con los Cafés de Calkiní resultó campeón de la Liga Campechana en 1997-98 (Foto Archivo Manuel Paredes)

76    

 

El Almirante Foto Archivo Crónica de Campeche

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Despedida con Oaxaca en el año 2000 Foto Héctor Zavala

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