Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa

Sonia Reverter Bañón UniversitatJaurne I de Castelló Cuerpo de muier. Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu acti

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Sonia Reverter Bañón UniversitatJaurne I de Castelló Cuerpo de muier. Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros

y en mí la noche entraba su invasión poderosa. Para sobrevivirme te forjé como un arma, como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. Pero cae lo hora de la venganza, y te amo. Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. jAh los vasos del pecho! iAh los ojos de ausencia! iAh las rosas del pubis! jAh tu voz lenta y triste! Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Pablo Neruda

1. Introducción: el verbo hecho carne Provenimos de una cultura en la que encontramos un texto fundacional básico en el cual se nos revela el nexo de la palabra y el cuerpo:

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Este artículo se enmarca en el proyecto 'Violencia contra las mujeres: una mirada a traves de la imagen y la palabro.. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la muier.

"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. luan 1 :1). "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros> (vers. 14).

Según la tradición cristiana que ha moldeado la civilización occidental Dios, que es verbo, se manifiesta en carne. Esa manifestación es Jesucristo, quien actúa de doble representación: representante de Dios en la Tierra, y representante humano ante Dios. Jesucristo es, como humano, verbo hecho carne, lagos hecho carne, y por ello sujeto a corrupción y muerte tanto como a placer y goce. Podemos interpretar que en esta tradición, que es la cristiana y occidental, la palabra es el modo de acercarse lo divino a lo humano, es decir la manera en que se funde la palabra y et cuerpo. Y esa fusión va a ser precisamente el símbolo más poderoso de nuestra cultura, es más es ella misma, la fusión, el pilar fundamental de nuestra cultura. La ~alabrcoencarnada es el origen mismo de lo humano, de tal manera que la carne sin palabra, el cuerpo sin texto, no es sino materia no revelada. Ahora bien, ese tandem de logos y cuerpo ha entrado en la cultura occidental marcado como un dualismo con función absolutamente dicotómica: a pesar de que el logos se hace carne no se funde uno en otro. El pensamiento occidental se ha mostrado casi exquisitamente cuidadoso, desde Sócrates, en separar la mente y su cualidad -la razón- del cuerpo y su cualidad -la pasión -. Seminales pensadores que entran a engrosar cualquier manual de historia del pensamiento europeo (por breve que éste sea) muestran su inequívoco apoyo a seguir esta línea dual que caraterizará de manera significativa el pensamiento de Descartes, por ejemplo. Si durante más de veinte siglos el lema de Occidente respecto de esta cuestión pudiera haber sido «Pienso luego existo., dando así cuenta de la existencia a través del pensamiento y la razón, en el siglo XX el lema, dando un vuelco existencialista podría ser, como bien dijo Ortega y Gasset, «Existo luego pienso.. El siglo XX ha representado, en este sentido, una crisis importantísima que entre otras cosas, ha puesto de manifiesto que, efectivamente, ni el sujeto es todo razón (damos la bienvenida al psicoanálisis), ni la carne está tan descarnada que no contenga ningún significado en sus entrañas. El logos se hizo carne, y por tanto así parece que tenemos que aceptarlo, como una unión en la que, como una cinta de Moebius,' no cabe dicotomía ni posibilidad de elección o privilegio. La teoría feminista es, como en otros muchos campos del conocimiento, la 1 Lo metáfora de la cinta de Moebius como la mejor representoción de la relación del cuerpo y la mente es originalmente de lo teórica feminista Elizobeth Grosz (en Volotile Bodies: Toword o Corporeol Ferninisrn, Indiana University Press, 1994).

científica que más está ahondando en una superación de las viejas dicotomías occidentales.

2. ¿Por qué para las feministas el cuerpo es importante? La estructura corporal del suieto es un aspecto fundamental de la lucha feminista. Ei cuerpo es, como las feministas vienen señalando desde los 60, el punto de intersección entre lo físico, lo simbólico y lo material. Es la superficie básica sobre la cual se inscriben los códigos de raza, sexo, clase, edad, etc. Como han afirmado muchas feministas (Rosi Braidotti, Judith Butler, Luce Irigaray...) el cuerpo no es, por tanto, una entidad individual, sino significativamente social, cultural y política. Trabaios como los de Michel Foucault y Jacques Derrida han retado claramente desde los ochenta el tradicional discurso cartesiano de un dualismo que subordina el cuerpo a la mente. Desde entonces el cuerpo se ha mostrado claramente como el locus a través del cual se eiercen las relaciones de poder. Las feministas han sido ávidas en ver no sólo que el cuerpo es ese sitio de formación de poderes de control y dominación, sino que también puede ser significado como sitio de resistencia y subversión. El cuerpo sirve como primera categorización, que a su vez será la primera división que se impondrá a un ser humano, el sexo. Esta categoría juega el punto de partida sobre el cual se va a construir la diferencia sexual, y por tanto es punto crítico de constitución del patriarcado, pues se revela como la división esencial a partir de la cual se justifica un determinado discurso de poder. Precisamente este discurso de ~ o d e patriarcal r extiende la diferencia sexual creando una segunda categorización, alineada con el sexo, la del género. Con estas dos categorías (sexo y género) se desencadena el proceso de significación de un cuerpo. En este proceso el cuerpo femenino ha sido y sigue siendo identificado con una serie de significaciones, de las cuáles es difícil escapar. La poesía de Pablo Neruda que encabeza este trabajo nos da una buena muestra de ello. El cuerpo femenino se representa y se significa como débil, dulce, blanco, entregado, con gracia; mientras el masculino adquiere connotaciones de fuerza, vigor, ~ o d e e r incluso violencia. Esas son la coordenadas que nuestra cultura y sus imaginarios han construido para nosotras y ellos. Cambiarlas es un trabajo arduo, en el cual las feministas están especialmente empeñadas. Las luchas feministas, sin importar el momento ni la agenda ~olítica,suponen una incorfomidad con los patrones de construcción de los cuerpos de muieres. Primero de manera menos obvia, y a partir de los 60 de forma cada vez más explícita, los

diferentes feminismos inciden en la necesidad de subvertir las normas por las cuales interpretamos los cuerpos femeninos [y por ende, también los masculinos]. Desde el giro postestructuralista de la teoría feminista esa interpretación sólo podrá variar cuando variemos la construcción de los cuerpos de mujeres; la cual, a su vez, sólo empezará a cambiar s i somos capaces de dar significados e interpretaciones diferentes. El circulo constructivo-interpretativoha puesto en primera linea de la agenda feminista la labor de resignificación de muchos de los patrones y símbolos culturales. Es a partir de los 80, impulsado por los logros de las luchas políticas feministas, por la formación de la teoría feminista y por las consecuencias de los trabaios de teóricos descontructivistas como Foucault, cuando se hace urgente una revisión que se extienda más allá de las luchas políticas por la igualdad; o lo que es lo mismo, cuando se hace evidente que para cambiar el patriarcado la lucha política tiene que entrar sin miramiento en la esfera de lo simbólico, de la significación, y llegar así a una nueva manera de entender los significados. De manera importante se empieza a entender que para llegar a un cambio que pueda recoger las demandas de las mujeres no es suficiente con una igualdad legal, sino que es urgente una masiva reorganización de lo simbólico. En un sentido importante se hace evidente que para lograr una igualdad a todos los niveles es prioritario cambiar el significado de lo que pueda ser y apolítica)). Los diferentes feminismos han sido pioneros en interesarse en cuestiones relacionadas en cómo los cuerpos se contruyen, y cómo eso tiene mucho que ver con coordenadas que van más allá de lo material. Desde la reflexión feminista se ha puesto de manifiesto que las presumciones naturalistas y biologicistas de gran parte de las teorías filosóficas y sociológicas al explicar el cuerpo han sido las más de las veces fruto meramente, no de una mirada reflexiva y crítica, sino de un orden social patriarcal que de esa manera se iustificaba y posibilitaba su pervivencia. A partir del Segundo sexo, donde Simone de Beauvoir dejaba claro que el género tenía que ver poco con la biología y mucho con la construcción del patriarcado, las feministas han ido extendiendo el manto constructivista hasta descubrir que el sexo, la sexualidad y el mismo cuerpo también están construidos por el mismo orden. Destapar esta mascarada ha jugado un papel central en el pensamiento feminista. La razón de ello es que el cuerpo constituye la base sobre la que se construye la subietividad y la identidad, así, nuevos modelos de corporalidad supondrán nuevas subietividades. Y este, podemos decir, constituye uno, sino el principal y básico, de los obietivos de los feminismos.

El cuerpo es un texto de la cultura, es, como la filosofía postestructuralista afirma, un 'locus de control s o ~ i a l Pero . ~ no hay necesidad de recurrir a discursos y escuelas filosóficas, pues ya hemos visto como hace miles de años la Biblia nos habló del verbo hecho carne,. Interpreto estas palabras en el sentido de que el cuerpo es más que carne; es también símbolo, texto y discurso. Veamos ahora la significación de tales símbolos y textos a la luz del debate sobre la modificación [y resignificación) del cuerpo.

3. Modificación del cuerpo como subversión y resistencia. Apuntes para un debate En la concepción feminista y constructivista del cuerpo se hace evidente que no hay un divorcio entre mente y cuerpo. Los diferentes feminismos se han afanado en hacernos ver que precisamente la carne de la muier ha sido significada e interpretada por el patriarcado como la más carnal, y por ello la peor de todas las matrerialidades corporales. Mientras que el varón está representado por y en su racionalidad, la muier se reduce a carne; a una carne que sangra, produce y reproduce; una carne incapaz de razonar propiamente; y sujeta, las más de las veces, al destino sublime de toda carne: el deseo. Por ello, para las muieres queda reservada la función de ser objetos de deseo; y en su defecto, simplemente objetos. Las modificaciones del cuerpo tienen el resultado de imprimir marcas en el cuerpo que puedan ser interpretadas como formas de pertenencia social. En ellas el cuerpo humano opera como espacio político que clama por su lealtad, compromiso y pertenencia. En este sentido cualquier marca resultado de la modificación del cuerpo puede ser interpretada como una práctica, tanto normalizadora, como subversiva. En el discurso y concepción de la modernidad ilustrada el cuerpo es individual y separado de la mente, aunque sea a la vez el bastión claro que sirve de demarcación de la identidad primaria y básica del suieto. M e refiero a la demarcación sexo y género. En esa estructuración tanto la mente como el cuerpo están llamados a un orden. las sociedades patriarcales tienen en común la característica de que ese llamamiento se hace básicamente a través del sexo y del gé nero. El cuerpo se presenta de maneras diferentes en base precisamente a esa demarcación. Tras-

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2 En palabras de la biólogo y filósofa Donno Haraway, la relación entre cuerpo y lenguaje es en realidad una metáfora (ver en su libro Ciencia, cyborgs y mugres. Lo reinvención de lo noturolezo. Ediciones Cátedra. Universidad de Valencia, 1995, iraducido por Manuel Talens. El original se publicó corno Simions, Cyborgs and Women. The Reinventian of Nohire. London: Free Associotion Books, 1991. ES interesante seíialar al lector o lectoro el cambio en el título, pues ha sido motivo de debote y extrañeza entre la comunidad feminista hispano parlante].

pasar o subvertir ese orden se interpreta como un insulto, si le damos un sentido y un significado si pensamos que no tiene tal sentido y es tan sólo un juego. En los dos transgresor; o una casos (de transgresión o de mero juego), sin embargo se irrumpe el orden y lo establecido. Y por ello hay una alerta que nuestra conciencia nota: es la alerta de la frontera entre el orden y el caos, lo propio y lo impropio. Las modificaciones «normativizantes>, serán, en contrapartida, aquellas que cuenten con el apoyo del discurso dominante en el poder y que retroalimenten a su vez ese mismo discurso. Eiemplo claro de ello es la cirugía plástica, que alimenta el discurso del cuerpo como obieto que ha de ser bello y joven. También las dietas, con el objetivo de llegar a la delgadez impuesta por las supermodelos. O incluso prácticas tan generalizadas e ingenuas como la depilación. Es obvio que las muieres han sido los sujetos afectados mayoritariamente por todas estas prácticas normativizantes, y siguen siendo las que están masivamente bajo ese control corporal. los hombres homosexuales, en cuanto que rompen la frontera inicial y básica de la división por sexos son los que siguen como objetos de ese control. Parece que el control corpo rol aumenta en cuanto aumenta la carga de feminidad del cuerpo. Aunar los prototipos de cuerpos normativizados con el deseo y la seducción es una de las múltiples formas de reforzar el discurso dominante. Deseo y seducción acaban siendo también mecanismos controlados por las políticas del orden. Y las tecnologías están al servicio de esas políticas (máquinas de musculación, cirugía plástica ...). Podriamos decir entonces que los cuerpos son modelados por la máquina del cuerpo del conocimiento. Para autores como J. Baudrillard queda manifiesto que la teoría es una máquina tecnológica y como tal controla y normativiza. La energía de la maquinaria social es el deseo, y en las sociedades capitalistas es el deseo de producción; convertido mayoritariamente en deseo de consumir en las sociedades postcapitalistas. Las tecnologías nos atan más y más a tiempos codificados, estandarizando expe riencias del tiempo. Y también nos atan más a espacios, reterritorializando constantemente espacios y símbolos. La experiencia subjetiva se estandariza, quedando poco tiempo y espacio para cualquier ansia y deseo de subversión. El cuerpo se desmaterializa para ser la representación constante de significados y códigos construidos y reconstruidos permanentemente. En ese cuerpo desmaterializado su materia ha pasado a ser un texto las más de las veces con una lectura única. Frente a ello ha empezado a surgir la fantasía de lo virtual como experiencia que reemplace a la carne; los chips, los cables, las terminales, como sustituto de los órgano^.^

3 Para un acercamiento al tema de la influencia de las tecnologías sobre los cuerpos, en especial los cuerpos de las muieres, ver Ann Balsarno, Technologies of the Gendered Body, Duke Universiiy Press, 1996.

La circulación del poder (mejor diríamos los emicropoderes* como apunta M.Foucault) ha llegado a colonizar el cuerpo: el cuerpo es un taitoo, y así sólo puede ser reconocido desde la semiología. Como dice el cantante y performer RuPaul aWe are born naked, the rest is d r a g ~ . ~ Según Donna Haraway5 no hay manera de tener una visión objetiva, a no ser que sea absolutamente parcial:

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