Hablar con Jesús ESPIGANDO EN LOS SALMOS. Reflexiones eucarísticas en la intimidad del sagrario. 2ª edición. J. M. Casasnovas, s. j

Hablar con Jesús ESPIGANDO EN LOS SALMOS Reflexiones eucarísticas en la intimidad del sagrario 2ª edición J. M. Casasnovas, s. j. DESCLÉE DE BROUWE

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Hablar con Jesús

ESPIGANDO EN

LOS SALMOS Reflexiones eucarísticas en la intimidad del sagrario 2ª edición J. M. Casasnovas, s. j.

DESCLÉE DE BROUWER

Índice A manera de guía y ayuda .....................................

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“Himnos” ................................................................ 13 1. “Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva”. Salmo 95 ............................................................ 15 2. “El Señor bendice a su pueblo con la paz”. Salmo 28 ............................................................ 19 3. “...Con él se alegra nuestro corazón y en su santo nombre confiamos”. Salmo 32 ............................................................ 25 4. “Tu diestra me sostiene”. Salmo 62 ........... 31 5. “Dichoso el que tú eliges”. Salmo 64 ........ 37 6. “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. Salmo 66 ............................................................ 43

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

7. “Bendito el Señor cada día”. Salmo 67 ...... 49 8. “Que los montes traigan paz”. Salmo 71.. 53 9. “Para ti es mi música, Señor”. Salmo 100 . 59 10. “¡Qué el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga!”. Salmo 113 B ....................... 65 11. “Dichoso el hombre que teme al Señor”. Salmo 127 .......................................................... 71 12. “El salmo de la familia dichosa”. Salmo 127 bis.................................................... 75 13. “Alabad al señor porque es bueno”, “Tañet para su nombre que es amable”. Salmo 134 .......................................................... 79 14. “Te ensalzaré, Dios mío, mi rey”. Salmo 144 - 1 ................................................... 83 15. “El señor es clemente y misericordioso”. Salmo 144 - II ................................................... 89 16. “El señor es fiel a sus palabras”. Salmo 144 - III .................................................. 95 17. “Que todas tus criaturas te den gracias, señor”. Salmo 144 - IV ................................... 101 4

ÍNDICE

18. “Día tras día, te bendeciré”. Salmo 144 - V.................................................... 107 “Súplicas”................................................................ 113 19. “Bendito el señor que me escucha”, “Mi corazón le canta agradecido”. Salmo 27 ............................................................ 115 20. “Levántame en el día terrible, yo confío en ti”. Salmo 55 ............................................................ 121 21. “Mi alma se refugia en ti”. Salmo 56 .......... 127 22. “Para mí, lo bueno es estar junto a Dios”. Salmo 72 - I ....................................................... 133 23. “Para mí, lo bueno es... hacer del Señor mi refugio”. Salmo 72 - II ...................................................... 139 24. “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”. Salmo 84 ............................................................ 145 25. “Salva a tu siervo que confía en ti”. Salmo 85 ............................................................ 151 5

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

26. “... Porque tú, Señor eres bueno y clemente”. Salmo 85.................................... 157 27. “Baje a nosotros la bondad del Señor”. Salmo 89 ............................................................ 163 28. “Pero gritaron al Señor...”. Salmo 106 ........ 169 29. “Da fianza a favor de tu siervo”. Salmo 18 - XVI (Ain) ...................................... 175 30. “De dónde me vendrá el auxilio”. Salmo 120 .......................................................... 181 31. “Señor Dios, mi fuerte salvador”. Salmo 139 .......................................................... 185 32. “En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti”. Salmo 142................... 191 33. “Por tu clemencia, Señor, sácame de la angustia”. Salmo 142 - I ....................... 197 Gratitud y confianza.......................................... 201 34. “Me libró porque me amaba”. Salmo 17... 203 35. “Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza”. Salmo 17 - I ....................................................... 209 6

ÍNDICE

36. “A tus manos encomiendo mi espíritu”. Salmo 30 ............................................................ 213 37. “Tú, el Dios Leal, me librarás”. Salmo 30 - I ....................................................... 219 38. “Pero yo confío en ti, Señor”. Salmo 30 - II ...................................................... 225 39. “Sed fuertes y valientes de corazón”. Salmo 30 - III..................................................... 229 40. “Tu nombre es bueno”. Salmo 51 ............... 233 41. “En Dios confío y no temo ¿qué podrá hacerme un mortal?”. Salmo 55 - II............ 239 42. “Te daré gracias ante los pueblos, Señor”. Salmo 56 - II ...................................................... 245 43. “Tú, Señor, fuiste mi esperanza desde mi juventud”. Salmo 70 ........................................ 251 44. “Yo, en cambio, seguiré esperando, redoblaré tus alabanzas”. Salmo 70 - II, 14 - 24 ...................................... 255 45. “Dichoso el hombre a quien tú educas”. Salmo 93 ............................................................ 261 7

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

46. “Cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene”. Salmo 93 - II ...................................................... 267 47. “Bendice alma mía al Señor, y no olvides sus beneficios”. Salmo 102 ............................ 273 48. “El Señor transforma el desierto en estanques”. Salmo 106 - II ............................. 279 49. “Amo al Señor”. Salmo 114 .......................... 285 50. “Guíame por el camino eterno”. Salmo 138 .......................................................... 291 51. “Te doy gracias, Señor, porque me has escogido portentosamente”. Salmo 138, bis ................................................... 295 52. “¡Dichoso el que espera en el Señor su Dios!”. Salmo 145 ............................................ 301 53. “El Señor sana los corazones destrozados”. Salmo 146 ............................. 307

8

A manera de guía y ayuda

J

esús rezaba los salmos. Los aprendió de labios de sus padres en las largas tardes de Nazaret. Los evangelios nos dicen que Jesús, como buen judío, recitó con sus discípulos los salmos de acción de gracias después de la Última Cena (S.113B al 117). Los salmos forman parte esencial en la oración de la Iglesia. Aunque son antiguos, no por eso dejan de ser profundamente humanos y por ello hondamente actuales. Con una pequeña explicación, los salmos no son difíciles de rezar; y pronto nos resultan una oración nuestra que es un ‘eco’ a la oración con la que Jesús agradecía a su Padre el cariño y el cuidado que tenía de Él. Por esto, al rezar estas reflexiones eucarísticas junto al Sagrario o haciendo una visita espiritual, nos uniremos a la oración perenne de Jesús por todos nosotros. Podemos y debemos hacer nuestras las palabras del salmista como Jesús lo hizo al rezar el salmo 22: ‘El señor es mi Pastor nada me 9

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

falta...’. O cuando recitaba el salmo 85: ‘Salva a tu siervo que confía en ti...’. O cuando daba gracias a su Padre con el salmo 100: ‘Para ti es mi música, Señor...’. Al orar los salmos, podemos hacer nuestros los sentimientos que Jesús tenía cuando los recitaba, como al rezar el salmo 26:‘El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré?...’. Los salmos se pueden agrupar en: (A) “himnos” que comienzan con una exhortación o alabanza divina. (B) “súplicas” que son invocaciones a la grandeza, bondad y misericordia de Dios con petición de auxilio pronunciadas por una persona o por un colectivo. (C) Los salmos de “gratitud y confianza” por la inmensa bondad y benevolencia de Yahvéh, como el salmo 17:‘Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza...’. Deseo insistir en que estas ‘reflexiones eucarísticas’ están escritas para que nos ayuden a orar e intimar con Jesús Eucaristía. No pretenden ser ni un comentario exegético a los salmos ni un estudio bíblico de ellos. Son pautas para ayudar, al cristiano de a pie, a hacer su visita al Santísimo con piedad y devoción, con alegría y amistad. También hay que notar que no se comentan los 150 salmos del salterio, sino que he ido ‘espigando’ de algunos salmos las frases que a mí me han ayudado a intimar más con Jesús Sacramentado y a pasar unos momentos de gozosa amistad con Él. 10

A MANERA DE GUÍA Y AYUDA

Y es esto lo que desearía: que al rezar estas ‘espigas’, el lector se sintiera más amado, mejor comprendido y más fuertemente arropado por el que es, ayer, hoy y siempre, el AMOR DE LOS AMORES. J. M. Casasnovas, s. j.

11

“Himnos”

C

omenzamos la primera parte espigando 18 salmos en los que se alaba al Señor más directamente, pues muchos salmos de ‘acción de gracias’ incluyen también la alabanza en su oración. Jesús alababa a su Padre cantando o rezando estos mismos salmos que ahora nosotros usaremos para lo mismo que Él hizo. Hay salmos que son estrictamente de alabanza, como el salmo 66 que dice: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. O el salmo 144: “Día tras día te bendeciré”. Otros le alaban por sus favores, como el salmo 62: “Tu diestra me sostiene”. El salmo 100 es muy explícito: “Para ti es mi música, Señor”. Pido al Señor Sacramentado que reciba, de tu corazón fiel, tu humilde oración de alabanza. De este modo, tú y yo nos sentiremos acogidos por la bondad de Dios que acepta nuestras muestras de aprecio y de gratitud en forma de alabanza. 13

1 “Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva”. Salmo 95 INTRODUCCIÓN

E

ste bellísimo salmo lo rezan todos los días miles y miles de cristianos al iniciar su alabanza matutina al Señor con el rezo del breviario. Es un himno procesional de elogio y súplica, pues a la vez que le alabamos, reconocemos que ‘el Señor es nuestro Dios y nosotros el pueblo que él guía y ovejas de su rebaño’. La segunda parte de este salmo es una admonición de parte de Dios para que ‘no endurezcamos nuestros corazones’ como los rebeldes israelitas en Meribá y en Massá que no entraron en la tierra de promisión. 15

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

Aquí, ante el Sagrario, recitémoslo con alegría y optimismo ya que Jesús Sacramentado se merece nuestro obsequio más sincero, nuestra alabanza más cariñosa y nuestra oración más profunda y recogida. ¿A dónde mejor que ante la real presencia de Jesús Sacramentado podemos nosotros ‘elevar nuestros vítores a la Roca que nos salva’? Aquí, llenos de fe, rebosantes de alegría, exultantes de gozo, repetimos este salmo de alabanza en unísono con los miles de hermanos y hermanas nuestras con los que formamos la Iglesia. COMENTARIO Es con una inmensa alegría con la que debemos recitar este salmo aquí ante el Santísimo. Pensemos que ‘bendecimos’ al Señor, que le reconocemos como dueño nuestro, que le adoramos como Creador del universo, que le aceptamos como guía y pastor, y que le damos gracias por ser Él quien es, nuestro Dios y Salvador. A la alabanza de la entrada, le sigue la ‘acción de gracias’ pues el agradecimiento es una secuela indefectible y concomitante al honor que damos al Señor con nuestros cantos e himnos que expresan nuestra fe viva y fuerte en la bondad de Jesús Eucaristía. Es que nuestro Dios es ‘un Dios grande, soberano de todos los dioses’. Por eso ‘tiene en su mano las simas de la tierra; son suyas las cumbres16

SALMO 95

de los montes; suyo es el mar porque el lo hizo y la tierra firme que modelaron sus manos’. Aquí ante el Santísimo, nosotros no sólo ‘nos postramos por tierra bendiciendo al Señor’ sino que afinamos los oídos para escuchar su palabra alentadora, su palabra aleccionadora, su palabra vivificadora con la que el Señor Sacramentado siempre nos instruye, nos robustece y nos anima. Le pedimos una vez más que nuestro corazón no se endurezca, sino que sea como el suyo,‘manso y humilde’, para poder responder tanto a la llamada de Dios como a la del prójimo. Señor Sacramentado, con qué alegría y con qué gozo te aclamo y te doy gracias porque eres un ‘Dios grande’, soberano de todos los dioses.Al alborear el día, te aclamo y te bendigo para que no permitas ‘que se endurezca mi corazón’; sino todo lo contrario; que mi corazón esté siempre abierto a escuchar tu palabra de vida y de virtud y a llevarla con sinceridad y humildad a mis hermanos más necesitados de tu cariño, de tu fortaleza y de tu amistad. SALMO 95 Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. 17

ESPIGANDO EN LOS SALMOS

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en sus manos las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: “no endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras”. Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: “Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso”.

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