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1 LAS DOTES Y LA DIFERENCIACIÓN CAMPESINA: UNA APROXIMACIÓN A PARTIR DE LA EXACCIÓN SERVIL DEL MATRIMONIO 1 Rosa LLUCH BRAMON Universitat de Barcelon

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LAS DOTES Y LA DIFERENCIACIÓN CAMPESINA: UNA APROXIMACIÓN A PARTIR DE LA EXACCIÓN SERVIL DEL MATRIMONIO 1 Rosa LLUCH BRAMON Universitat de Barcelona La diferenciación económica entre los remensas Buena parte de los campesinos de la llamada Cataluña Vieja en la baja edad media eran remensas, es decir, eran personas sometidas a la servidumbre y ligadas a un señorío concreto y a una tierra concreta. Estos remensas eran, por lo tanto, personas jurídicamente no libres a quienes sus señoríos les exigían, cuando convenía, los llamados malos usos. Y estas exigencias arbitrarias llegaban hasta tal punto que eran las que caracterizaban y distinguían a los remensas de los campesinos libres. Aunque en toda la Europa feudal había campesinos serviles, los catalanes son conocidos, entre otras razones y sobre todo, porque a partir de 1462 y en dos ocasiones se alzaron en armas contra las señorías feudales de las que dependían y, por si no fuera poco, según la mayoría de medievalistas, les vencieron. Este no es el lugar ni el momento para replantear esta cuestión, pero lógicamente en función de los motivos que se considere les llevaron al enfrentamiento bélico, la percepción sobre la resolución del conflicto será diferente. En cualquier caso, es fundamental que tengamos en cuenta e intentemos calibrar la diferenciación económica entre los remensas para entender todo el proceso y su distinta implicación y satisfacción final. Pierre Vilar se preguntaba hace años si se trató de una revuelta de la riqueza o de la pobreza. Durante años la historiografía –y también la “mitificación” popular– ha tendido a presentar a los remensas como un colectivo de campesinos desgraciados, pobres y miserables que, tras satisfacer todas las demandas señoriales –tanto las ordinarias como las extraordinarias–, tenían serias dificultades para subsistir. Sin duda los remensas estaban obligados a satisfacer pagos elevados, injustos y abusivos a sus señores feudales, pero, aun con ello, el colectivo de los campesinos de remensa no puede ser considerado de ningún modo como un grupo de campesinos pobres, con muy poco nivel económico y con muchas dificultades para poder sobrevivir. El estudio de la documentación nos muestra cada vez más claramente que había 1

Este artículo se ha realizado en el marco de los proyectos de investigación HUM2007-64612/HIST y HAR2008-02960/HIST.

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diferentes niveles y diferentes potenciales económicos entre los siervos catalanes. Algunos consiguieron acumular mansos y tierras tras las muertes producidas por la peste de 1348 y sus posteriores rebrotes; algunos eran bailes y desarrollaban labores para sus señoríos e, incluso, arrendaban las rentas que éstos percibían. Así pues, no es ninguna novedad asegurar que los remensas catalanes no conformaban un grupo homogéneo, cuando menos desde el punto de vista económico, aunque sin duda sí desde el punto de vista jurídico. Ya señalaba Guy Bois que era necesario distinguir claramente entre la diferenciación jurídica (tanto la de la tierra como la de las personas) y la económica, derivada de la explotación de la tierra 2 . Esta diferenciación es la que condiciona la jerarquización en el seno de las comunidades campesinas, como asimismo ha indicado J. Fernández Trabal, refiriéndose también a tierras gerundenses 3 . Los remensas eran siervos porque tenían su origen en un manso o en una tierra servil, que era el o la que les exigía su condición jurídica de personas no libres. Este detalle es importante porque ya indica diferencias importantes: ellos tienen mansos y tierras en propiedad. Ciertamente los capbreus señoriales –y otro tipo de documentación– han provocado algunas confusiones, porque a menudo los campesinos que menos tierra reconocen tener, pertenecen de hecho a otros señoríos a los que están adscritos y las personas que cabrevan más posesiones son las que son propias de la señoría que lo ha encargado (aunque el caso que presentaremos más adelante no es un ejemplo de esto). De hecho, cuando confrontamos dos capbreus de dos señorías diferentes, pero de la misma parroquia, las personas que en uno reconocen ser propias y que aseguran tener un manso y varias tierras, aparecen en el otro como personas no propias que no tienen ningún manso pero sí unas pocas tierras y al revés 4 , de tal forma que solo con uno tendríamos una visión sesgada de la realidad.

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G. BOIS, Crise du féodalisme. Economie rurale et démographie en Normandie Orientale du début du 14è siècle au milieu du 16è siècle, Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, Paris 1976, p. 143. 3 J. FERNÁNDEZ TRABAL, Una família catalana medieval. Els Bell-lloc de Girona 1267-1533, Ajuntament de Girona-Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona 1995, pp. 180-192. 4 Así sucede, por ejemplo, al contrastar dos capbreus de la parroquia de Camós, Archivo Diocesano de Gerona (ADG), Pia Almoina, Camós, núm. 256 y Archivo de la Corona de Aragón, Hisenda, Monacals, núm. 946. R. LLUCH BRAMON, Els remences de l’Almoina del Pa de la Seu de Girona (segles XIV i XV), Tesis Doctoral, Universitat de Girona, 2003, p. 52, nota 80.

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El ejemplo más claro de este tipo de interpretaciones erróneas es el trabajo de Antoni Lluís Sanz sobre el valle de Aro que concluía que los remensas tenían muchas menos posesiones inmuebles que sus convecinos libres y por ello se les calificaba como miserables 5 . Lluís To demostró, más tarde, que a causa del llamado ius baroniae, los remensas estaban obligados a declarar todas las tierras que poseían al señor directo de sus mansos y de sus propias personas (incluso las alodiales) 6 . Así queda claramente demostrado, además, en el estudio sobre la revisión de la diferenciación campesina en el valle de Aro, realizado por Xavier Marcó. Una de las conclusiones principales de este trabajo es que la sociedad campesina no era tan extremadamente desigual como la había descrito A. L. Sanz. Y eso es así porque la inmensa mayoría disponían de bastante tierra para garantizar la manutención de sus familias y muchos, aparte del cultivo de sus tenencias, también llevaban a cabo actividades complementarias 7 . Casi todos estos campesinos del valle de Aro del siglo XV eran personas adscritas y ligadas a una señoría feudal y, por lo tanto, remensas. Los remensas, como propietarios del dominio útil de mansos y tierras serviles, tenían que satisfacer a la señoría los malos usos cuando correspondía. Este vínculo se perpetuaba a sus descendientes aunque no poseyeran o no vivieran en ningún lugar o manso servil. El hecho de tener que pagar las exacciones derivadas de la servidumbre, sobre todo porque penalizan momentos decisivos de la vida, como el matrimonio, la muerte o la salida del manso, ha contribuido a la visión peyorativa que durante siglos se ha tenido de los siervos catalanes y a que hayan sido considerados como económicamente desfavorecidos y las víctimas del sistema feudal. El sometimiento a los malos usos les impedía ser personas libres, disponer libremente de sus bienes y de sus personas y, hasta cierto punto, prosperar. Además, en momentos cruciales tenían que sufrir la interferencia y el control del

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A. L. SANZ, "La Pabordia d'Aro de la Catedral de Girona, 1180-1343", La formació i expansió del feudalisme català, Estudi General, 5-6, Girona 1985-1986, pp. 419-436. 6 L. TO, “La diferenciació pagesa a la diòcesi de Girona (segle XIV): una nota metodològica”, M. BARCELÓ, G. FELIU, A. FURIÓ, M. MIQUEL y J. SOBREQUÉS (eds.), El feudalisme comptat i debatut. Formació i expansió del feudalisme català, Universitat de València, 2003, pp. 441-463. 7 X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro a la segona meitat del segle XV. Aproximació prosopogràfica a una comunitat rural en temps de guerra i de revolta, Trabajo de Investigación, Departament de Geografia, Història i Art, Universitat de Girona, 2007.

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señorío 8 ; esto se entiende mejor si pensamos, por ejemplo, en una muerte intestada o sin descendencia directa. Sin embargo, vuelvo a repetir que los remensas tienen posesiones inmuebles por las que tienen que satisfacer estas exigencias abusivas de las señorías en las y de las que viven y trabajan, situación de la que no gozaban todos sus contemporáneos. No hay duda que los pagos efectuados por los malos usos son un excelente indicador del nivel de vida tanto de quien lo ha originado como de su manso de origen. Y eso porque, en teoría, todos (excepto la libertad de las jóvenes casaderas fijada por la costumbre en 2 sueldos y 8 dineros) solían ser proporcionales a los bienes muebles del causante del pago. Por ello, y a diferencia de lo que a menudo se ha propuesto y hecho, deberíamos interpretar los valores pagados por estas exacciones serviles como un indicador del nivel económico del remensa y no sólo como un indicador de la presión del señorío o de la coyuntura del momento (que también podían influir). En este sentido, los malos usos eran un excelente instrumento en manos de los señores feudales para controlar mejor sus propiedades así como los cambios en el dominio útil, además de facilitarles el control de la fuerza productiva de la que disponían. Asimismo, a través de estas exigencias, los dominios se aprovechaban de la situación económica de sus adscritos: a mayores bienes y recursos, más elevada era la parte correspondiente al señorío. Si bien es cierto que, en determinadas circunstancias o coyunturas, el mayor o menor interés del señorío o del remensa y/o sus necesidades puntuales podían hacer variar –a favor tanto de unos como de otros– la cantidad a satisfacer 9 . Sin duda, las señorías podían estimular e influir directa e indirectamente en el nivel de vida de sus campesinos

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En palabras de Freedman, los malos usos “were linked to shifts in inheritance o dowry amb allowed lords substantial influence if not control over their tenants’ succession and marriage”, P. FREEDMAN & P. MARTINEZ SOPENA, “The Historiography of Seigneurial Income in Spain”, P. MARTINEZ SOPENA y M. BOURIN (eds.), Pour une anthropologie du prélèvement seigneurial dans les campagnes médiévales (XIè-XIVè siècles): réalités et représentations paysannes: colloque tenu à Medina del Campo du 31 mai au 3 juin 2000, Paris, Université Paris I Panthéon-Sorbonne, 2004, p.108. 9 Pienso, por ejemplo en aquellas redenciones gratuitas de personas que renuncian inmediatamente al dominio útil de unas tierras que inmediatamente se establecen y pasan a ser trabajadas por otros remensas que se comprometen a habitarlas, trabajarlas y, lo que es más importante, a pagar, desde ese momento, los censos correspondientes. R. LLUCH BRAMON, Els remences. La senyoria de l’Almoina de Girona als segles XIV i XV, Associació d’Història Rural – Universitat de Girona, Girona 2005.

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dependientes a través del cobro de los malos usos, perdonando o rebajando su precio o, también, intentando aumentarlo 10 . En otras ocasiones he mantenido que la servidumbre era un arma de doble filo que podía beneficiar y perjudicar a la vez tanto a los remensas como a las señorías feudales porque lo que había en juego era el dominio tanto útil como directo de la tierra 11 . Ahora bien, creo que hay que un paso más y darle la vuelta al argumento. Hay mansos remensas que aparecen en los capbreus con un número considerable de tierras, que pagan dotes nada despreciables, que documentamos comprando tierras, incluso arrendando las rentas señoriales, pero que no aparecen nunca o casi nunca como pagadores de malos usos, aunque reconocen estar sometidos a ellos. No hay duda que no se ha conservado toda la documentación, pero aún con ello, me parecería demasiado casual que la pérdida hubiera sido tan selectiva. Esto tiene una clara explicación: todos los malos usos podían ser evitables. Por un lado, esto muestra la capacidad y la posibilidad de tomar decisiones y de buscar situaciones que eviten la exigencia arbitraria del señor feudal. Por otro, demuestra también que además de ahorrarse el pago de los malos usos, se podía evitar que el señorío se inmiscuyera en asuntos privados y personales y que sacara un beneficio económico de ello. Así pues, la situación dentro de la comunidad y la diferencia de potencial económico puede observarse también, aunque sea por la vía indirecta, en el hecho de que hay mansos y familias que no pagan los malos usos. Aunque, naturalmente tenemos que tener presente que los remensas no siempre tenían la oportunidad de elegir o podían sacar provecho, en su propio beneficio, de las reglas del juego que se les había impuesto. La exacción servil de los matrimonios: la firma d’espoli forçada 12

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Aunque la documentación no nos permite valorar detalles fundamentales en algunas de estas cuestiones, por ejemplo, cuáles son las razones que explican que unos hermanos paguen unas redenciones mucho más altas que otros, cuando lo lógico sería pensar que si ambos compran su libertad es para abandonar el mismo manso, del que no serían los herederos; si así fuera, la posible legítima recibida sería la misma o, por lo menos, no muy dispar. 11 Por ejemplo, en R. LLUCH BRAMON, “El mas i la servitud en els segles XIV i XV. Una aproximació”, El mas medieval a Catalunya, Banyoles, 1998, pp. 85-94, y R. LLUCH BRAMON, Els remences… 12 Para una descripción más detallada y exhaustiva, véase R. LLUCH BRAMON, Els remences…

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Para muchos historiadores, los pagos derivados de los matrimonios son una de las pruebas más fehacientes de la pertenencia a la servidumbre: “There is no service in the world which so quickly proves a man to be a villein as making a fine for marriage” 13 . En opinión de Marc Bloch, la condición servil quedaba patente por el sometimiento a tres exacciones: la sujeción al chevage (una capitación anual), al formariage (la prohibición de casarse fuera de la jurisdicción del señor) y la mainmorte (un impuesto sobre la herencia) 14 . Para el caso concreto de Cataluña, P. Freedman afirma que alrededor del 1200 y sobre todo a lo largo del siglo XIII, las exacciones específicas sobre el matrimonio y la herencia estaban asociadas con la condición servil, a no ser que fueran ya sus indicadores 15 . Cuando los remensas se casaban, al igual que el resto de sus convecinos, siempre pagaban y/o recibían una dote del cónyuge que entraba en el manso 16 . Pero en función de quien fuera el nuevo cónyuge o su manso o familia de origen, de si era o no de remensa, a los pagos habituales generados por los enlaces matrimoniales, tenían que efectuarse otros. Básicamente, la redención y/o la firma d’espoli forçada, que no tenía que pagar el mismo manso, naturalmente. Sin embargo y en cualquier caso, lo que provoca el matrimonio exogámico, entendido como el matrimonio entre personas que pertenecían a diferentes señoríos feudales aunque fueran de la misma parroquia, es encarecerlo considerablemente 17 . Y eso es

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Year Books of the Reign of King Edward the Third, apud R. FAITH, “Debate. Seigneurial control of women’s marriage”, Past and Present, núm. 99 (1983), p. 133. 14 M. BLOCH, La société féodale: la formation des liens de dépendence, Albin Michel, París 1949. 15 P. H. FREEDMAN, The Origins of Peasant Servitude in Medieval Catalonia, Cambridge University Press, Cambridge 1991, p. 83. El mismo historiador afirma que “seigneurial control of marriage and inheritance would be essential to the symbolism of servitude (the mals usos) and also to the economic interest of lords in preventing fragmentation through partible inheritance and assuring the occupations of tenements by males of working age”, P. FREEDMAN y P. MARTINEZ SOPENA, “The Historiography of Seigneurial Income in Spain”…, p.107. 16 De hecho, a partir de mediados del siglo XIII, ninguna mujer podía casarse si no podía aportar una dote a su marido puesto que “legalmente sin dote no hay matrimonio”, C. BATLLE i T. VINYOLES, Mirada a la Barcelona medieval des de les finestres gòtiques, Rafael Dalmau, Barcelona, 2002, pp. 146-148. 17 La historiografía inglesa ha discutido si con estas exigencias se castigaba o no el matrimonio exogámico. Véase, por ejemplo, E. SEARLE, “Seigneurial control of women’s marriage: the antecedents and function of merchet in England”, Past and Present, núm. 82 (1979), pp. 3-43; R. FAITH, “Debate. Seigneurial control of women’s marriage”, Past and Present, núm. 99 (1983), pp. 123-160; E. SEARLE, “A rejoinder”, Past and Present, 99 (1983), pp. 148-160, y R. SMITH, “Further models of Medieval Marriage. Landlords, Serfs and Priests in Rural England, c. 1290-1370”, dins Georges Duby. L’écriture de l’Histoire, De Boeck Université, 1996, pp. 161-173, M. MÜLLER, “The function and evasion of marriage fines on a fourteenth-century English manor”, Continuity and Change, núm. 14 (1999), pp. 169-190, entre otros.

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así para los dos núcleos familiares y económicos afectados, tanto para el que se desprende de un miembro como para el que lo gana. De manera que cabe pensar que antes de decidir cuál sería el cónyuge elegido, tenían que valorar estos pagos extras, que, sin duda y con otra opción de matrimonio, se podrían ahorrar. La firma d’espoli forçada era el mal uso destinado a gravar el matrimonio de los hombres y mujeres de remensa, pero solo de los que tenían y trabajaban mansos y tierras, sobre las que tenían que asegurar parte de la dote recibida 18 . Gravaba las nuevas entradas en el señorío al igual que las redenciones gravaban las salidas. La firma implicaba que el remensa tenía que asegurar forzosamente –de aquí el calificativo de “forzada” 19 – por lo menos la mitad de la dote que recibía de la persona que entraba en el manso sobre sus bienes inmuebles, es decir, sobre sus tierras y posesiones. A cambio de esta hipoteca o seguro, el señor directo de las tierras obligadas (que firmaba autorizándolo 20 ) tenía derecho a recibir un laudemio como compensación que, según las Costumbres de Girona 21 , equivalía a 2 sueldos por cada libra, es decir al 10% del valor asegurado 22 . El estudio del dominio de la Almoina del Pan de la Seo de Gerona demostró que este tipo de exacciones, en la práctica, las satisfacían no solo los remensas de la institución sino también otros que, sin lugar a dudas, pertenecían a otros señoríos, pero que tenían alguna posesión inmueble de la Almoina. Esto constituye una prueba más, por si fuere necesaria, de que era habitual y común que en la Gerona bajomedieval los campesinos tuvieran tierras para más de uno y de dos señoríos. En cualquier caso, estas posesiones de otros dominios podían permitirles beneficiarse de la situación. Los remensas podían decidir no asegurar todo el valor de la dote sobre los bienes de la propia señoría porque quizá dichos bienes no tenían 18

En algunas de las cartas de franquicia y de población de las villas catalanas se especifica también la exención de esta exacción sobre el matrimonio de sus habitantes (J. M. FONT I RIUS, Cartas de población y franquicia de Cataluña. Vol. I y II., CSIC, Instituto Jerónimo Zurita y Escuela de Estudios Medievales, Madrid-Barcelona 1969 y 1983). 19 En el primer capítulo de la Sentencia Arbitral de Guadalupe en el que se suprimían todos los malos usos, aparece como "firma de spoli violenta”. 20 Como dice Gaspar Feliu, “el señor se hacía remunerar espléndidamente su firma”, G. FELIU, “Els antecedents de la remença i els mals usos”, Quaderns de la Selva. Estudis en honor de Pons Guri, núm. 13 (2001), p. 220. 21 T. MIERES, Costums de Girona, edición crítica y traducción de A. COBOS FAJARDO, Biblioteca d'Història Rural, Girona 2001, pp. 146-147. 22 En algunas zonas inglesas esta exacción se calculaba teniendo presente la tierra poseída, por ejemplo, E. D. JONES, “The Spalding Priory merchet evidence from the 1250s to the 1470s”, Journal of Medieval History, vol. 24 (1998), pp. 155-175.

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suficiente valor, o bien estaban obligados por el establecimiento de una tierra concreta 23 , o preferían cumplir con lo forzado y asegurar el resto de la dote en otras tierras y evitar así el excesivo control del señor y proporcionarle unos ingresos extraordinarios aún más elevados. Son muchas decisiones, cuyos motivos y argumentos se nos escapan. Lógicamente debían preferir asegurar la dote sobre tierra libre, ahorrándose no sólo el laudemio sino las interferencias señoriales. Si así fuera, deberíamos afirmar que la firma d’espoli forçada era un mal uso proporcionalmente más gravoso para los mansos pobres que para los acomodados. De hecho, otros historiadores ya han destacado que las diferencias económicas y sociales eran más visibles y notorias entre los pequeños campesinos propietarios de unas pocas tierras que entre los que tenían un manso y tierras que podían soportar mejor las cargas señoriales. Una de las “utilidades” de este mal uso era permitir la intervención de los señores en las bodas de sus vasallos; es decir, a través de su exigencia los señores pretendían garantizar la unidad y la integridad del manso remensa y de sus tierras, necesaria para el buen funcionamiento y mantenimiento del dominio señorial. En opinión de P. Benito, “la suscripción de los señores en los actos de esponsalicio tiene que relacionarse con la lucha señorial por el control de los establecimientos y la reivindicación de la cuota de los laudemios a principios del siglo XIII” 24 . Esta sería una de las razones que contribuye a explicar por qué este mal uso sólo lo pagan personas que viven y trabajan en mansos, a diferencia de los otros que son exigidos a personas que hace tiempo viven fuera del manso de origen y que ya no trabajan sus tierras. 23

En algunos capbreus y establecimientos de tierras se especifica con claridad qué parte de la dote deberá asegurarse sobre determinada posesión. Por ejemplo, el 7 de noviembre de 1360, Bernat Serra de Aiguaviva reconoció que tenía para la Almoina un yermo de 4 vessanes llamado Sureda en su misma parroquia, por el que pagaba como censo anual 8 sueldos. Se comprometió, además, a que cuando alguien entrara en el manso Serra a causa de un matrimonio se deberían asegurar 100 sueldos sobre este yermo (ADG, Pia Almoina, Brunyola, núm. 934). En el libro de cuentas de 13861387 (Archivo Histórico de Gerona (AHG), Hospici, núm. 26 (1386-1387), fol. LCCV v.), un asentamiento informa que “Bernardus Serra de Aquaviva, tenens pro Elemosina directe quandam possessionem terre vocatam Suureda, que olim fuit de pertinenciis mansi de Vineis, super quam tenetur obligare quecumque intravit homo vel mulier in manso suo Serra, ratione matrimonii, de dote que ad ipsum portabitur centum s.”. La institución cobró 10 sueldos por este seguro. 24 P. BENITO I MONCLÚS, Senyoria de la terra i tinença pagesa. Estudi sobre les relacions agràries al comtat de Barcelona de la fi dels sistemes d’explotació dominical als orígens de l’emfiteusi (segles XI-XIII), Tesi Doctoral, Universitat de Barcelona, 2000, p. 627.

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Dado que las cantidades pagadas en concepto de firma d’espoli forçada están en directa relación con la dote aportada por el cónyuge que entra en el manso, resultan un buen indicador del potencial económico de los dos mansos que se relacionan gracias al nuevo matrimonio. Esto era así porque cabe pensar que en el momento de casar a alguno de sus miembros debía buscarse una pareja proveniente de una familia similar con la que interesara establecer vínculos, aunque fuera necesario efectuar más pagos de los estrictamente necesarios. Aunque la teoría decía que se tenía que asegurar por lo menos la mitad de la dote, diversos ejemplos 25 demuestran que se aseguraba más, de manera que no podemos conocer cuál era la dote recibida sólo con el pago de la firma, aunque podemos aproximarnos. Con todo, tenemos que tener en cuenta otra cuestión: en algunas ocasiones, los administradores de la Almoina especifican y reconocen que aceptan cobrar menos de lo acostumbrado (o de lo que podían pedir) porque consideran que los que tienen que pagar son pobres 26 . Cuando, además, se especifica el montante de la dote, se observa que es inferior a la mayoría. Veamos un caso concreto, en el matrimonio entre el pubill 27 Berenguer Palomer de Castanyet y Sibila, hija de Berenguer Balaguer de Brunyola, remensa de la Almoina, aportó 150 sueldos como dote, que es la más baja de todas las consignadas en los libros de cuentas. Se aseguró sobre los bienes de la Almoina y “fuit compositum quare pauper” que le satisficieran 11 sueldos, en lugar de los 15 preceptivos. Este hombre había tenido que redimirse para casarse con la heredera del manso y por ello había pagado 110 sueldos por su libertad 28 . ¿No habría sido más lógico tener una dote de 260 sueldos y ahorrarse la redención? 25

De los 31 asentamientos del último cuarto del siglo XIV que consignan la dote recibida, en tres no sabemos qué cantidad se hipoteca sobre los bienes del señor, 2 aseguran el valor total de la dote, 7 exactamente la mitad de su valor y 19 más de la mitad. La documentación no aporta ninguna pista para explicar estas diferencias pero, hoy por hoy, me inclino a pensar que era una libre decisión de la persona que tenía que obligar parte de la dote y pagar su correspondiente laudemio en función de sus necesidades y voluntades. 26 Este sería el caso de, “Franciscus Adroverii de Villaasinorum fecit instrumenta nupcialia cum Francisca, uxor sua, filia Petri Textoris, dicti loci, in posse Johannis de Fontcoberta, notario Gerunde, prima die novembris MCCCLXXVII, in quibus obligavit posse que tenetur pro Elemosina pro CC s. et quare est pauper fuit conventum quod solvat XVI s. de laudismio quos solvit in diversis solucionibus”, AHG, Hospici, núm. 23 (1376-1377), fol. XXX. 27 Es decir, el hombre que se casa con la pubilla o heredera de un manso. 28 ADG, Pia Almoina, Brunyola, núm. 713. El 28 de marzo de 1382, Berenger Palomer prestó homenaje a la Almoina y reconoció que era remensa a causa de su matrimonio en el manso Balaguer

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De manera más excepcional, los señoríos aceptaban pagos inferiores a los que tenían derecho a percibir porque, a cambio, se aseguraban otros ingresos futuros. Sin duda, les interesa mucho más el nuevo poblamiento de algún manso abandonado o no habitado, con todo lo que esto implica, tenerlo siempre habitado y trabajado permanentemente, recibiendo los censos y otros pagos ordinarios establecidos así como posibles pagos extraordinarios, en lugar de una firma d’espoli más elevada. Cuando así sucede, los administradores lo especifican claramente en los asentamientos de los libros de cuentas; así se observa en el caso del manso Viu de Aro, sobre el que, en 1398-1399, se asegura la totalidad de una dote de 600 sueldos que recibe el marido de la hija y heredera del manso, la Almoina cobró sólo 40 sueldos (y no los 60 que podía exigir) porque el manso, que llevaba 40 años abandonado, volvía a estar permanentemente habitado 29 . La Almoina del Pan de la Seo de Gerona era una institución benéfica destinada a repartir pan entre los pobres de la ciudad que obtenía sus ingresos de un amplio dominio territorial que incluía muchos mansos y tierras en un extenso territorio alrededor de la ciudad de Gerona. De sus campesinos serviles cobraba cuatro de los malos usos a los que estaban sometidos los remensas catalanes. También, cuando podía, la firma d’espoli forçada, como queda claramente documentado en los libros de cuentas que sus pabordes o administradores llevaban anualmente. Dichos libros recogen 424 pagos en concepto de firma d’espoli entre 1331 y 1452. Esta cifra requiere unas reflexiones. Me explico: el dominio de la Almoina era amplísimo y aunque no se han conservado todos los libros de cuentas es imposible que sólo se casaran 424 remensas. Hay que recordar que su estudio demostró que personas que no pertenecían a la institución también le pagaron por este concepto. Probablemente, unas cuarenta de las firmas cobradas las satisficieron personas que no eran de la Almoina. Con lo cual, no hay duda que los remensas podían –y querían– evitar el pago de esta exigencia señorial casándose con gente del mismo señorío (y repito que así se ahorraban también la redención

de Brunyola (ADG, Pia Almoina, Brunyola, núm. 714), también se dejó constancia del acto en el libro de cuentas del año 1381-1382. 29 “Anthonia, fila d’en Terragrassa, hereua e proprietaria del mas Viu d’Aro, a pres marit en G. Sala de Romanya, aporta-y de adot XXX ll., que le muler li a assegurades sobra lo mas […]. Composa a XL s. e foli feta gracia per tal cum se poblava de nou que en XL ayns avia que no y avia estat nul hom”, AHG, Hospici, núm. 35 (1398-1399), fol. LXXXII v.

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correspondiente). Sin embargo, la documentación no nos permite avanzar más en este sentido. La Almoina de Gerona cobró una gran variedad de cantidades de dinero en concepto de este mal uso. La firma d’espoli más baja aparece consignada en el manual de cuentas del año 1332-1333 y fue de sólo 1 sueldo. En teoría, pues, se habrían obligado algunos bienes de la institución por un valor de 10 sueldos y la dote aportada por el nuevo cónyuge sería, si siguiéramos las Costumbres de Girona al pie de la letra, de 20 sueldos. El valor más elevado pagado en concepto de firma, 280 sueldos, está consignado en el libro de 1405-1406, y fue abonado por Francesc Toron de quien volveremos a hablar. Sin embargo, los laudemios ingresados durante el siglo XV son, en general, inferiores a los del siglo precedente y hay menos variedad en las cantidades cobradas: la mayoría oscilan entre los 20 y los 80 sueldos. Los ingresos totales de la institución en concepto de firma d’espoli forçada muestran una clara tendencia a la baja entre la segunda mitad del siglo XIV y la primera mitad del XV. Entre 1331 y 1347, los remensas propios de la Almoina (o de otros señoríos) pagaron más de 8.375 sueldos a cambio de la autorización del señor consintiendo la hipoteca de su dote; entre 1348 y 1399, la cifra pagada es bastante superior, 9.023 sueldos. Por el contrario, desde el año 1400 hasta 1452 (cuando se ha documentado el último pago por firma d’espoli forzada), su cuantía descendió hasta los 5.192 sueldos, aunque hay que destacar que fueron pagados por muchas menos personas. En total, la Almoina de Gerona cobró más de 12.000 sueldos en concepto de firma d’espoli forzada entre 1331 y 1452.

Las dotes Los pabordes de la Almoina del Pan de la Seo de Gerona tardaron mucho en escribir cuál era la dote recibida por los remensas que le pagaban en concepto de firma d’espoli forçada en sus libros de cuentas, a pesar de que sin duda, debían conocer su valor. El manual de cuentas del año 1376-1377 es el primero en el que se registra esta información y desde entonces conocemos el valor de la dote de la mayoría de pagadores de la exacción que penalizaba el matrimonio exogámico. Desde 1376-1377 hasta 1451-1452, la documentación nos aporta el montante de

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113 dotes, 90 aportadas por mujeres y 23 por hombres que entraban en un manso tras su boda 30 . Todas estas dotes afectan el matrimonio de los titulares de las explotaciones campesinas, de los herederos o herederas del manso. Así pues, hay que tener presente que aun cuando algunas dotes son muy elevadas y debían suponer una “auténtica hemorragia” para el manso que tenía que pagarla, eran “el precio para garantizar el sistema de l’heredero” vigente en la Cataluña Vieja, en opinión de Mercè Aventín 31 . A partir de ahora tenemos que tener presente que en función de la dote que otorgaban los padres, el matrimonio de los hijos podía ser muy distinto. Sin duda una dote elevada permitía a quien la recibía conseguir un mejor partido y un manso más rico en el que entrar. No parece arriesgado afirmar que probablemente tanto la comunidad de origen como la de destino –si eran diferentes– conocían el valor de las dotes que podían recibir sus vecinos. Así pues, una dote elevada era la carta de presentación, el escaparate que veía la comunidad, pero también lo veía el señorío 32 . De tal forma que gracias a una dote elevada se enviaba un mensaje subliminal sobre el potencial económico del manso a su entorno 33 . Y esto porque “no hay mejor síntoma de enriquecimiento de una familia que su capacidad de pagar dotes cada vez más elevadas”

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. Aunque, lógicamente hay diversas variables que

influyen en el valor final cuando había que dotar a un hijo o hija el nivel económico del manso era determinante. En cualquier caso, si tenemos presente que la dote es una decisión meditada y valorada, en cierta manera podríamos decir que es una 30

Sólo en uno de los casos documentados en los libros de cuentas, se especifica que a parte de dinero, el dotado recibe “les armes e vestit que havia” (AHG, núm. 45 (1406-1407), fol. LXXX v.). Aunque en distintos de los pergaminos conservados por la Almoina, consta la entrega de distintos bienes como parte de la dote y del ajuar, por ejemplo unas piezas de vestir en 1317 (ADG, Pia Almoina, Gaüses, núm. 148) o tres tierras en 1324 (ADG, Pia Almoina, Brunyola, núm. 425), entre otros. 31 M. AVENTÍN I PUIG, “Els masos a la baixa edat mitjana. Família pagesa, petita explotació i mercat”, El mas medieval a Catalunya, Centre d’Estudis Comarcals de Banyoles, Banyoles 1998, p. 71. 32 Rosa Congost calificó como un “signo de clase” las dotes recibidas durante la época contemporánea en la Región de Gerona (R. CONGOST, Els propietaris i els altres, Eumo, Vic 1990, pp. 220-226); Pere Gifre, en su análisis de capítulos matrimoniales gerundenses del siglo XVII, añade “signo de clase y referente de la jerarquía social” (P. GIFRE RIBAS, En la prehistòria dels hisendats. De senyors útils a propietaris (Vegueria de Girona, 1486-1720), Tesis Doctoral, Universitat de Girona, 2009, p. 226). 33 X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro ... 34 L. TO, “Estrategias familiares y demografía: una aproximación a partir de las fuentes catalanas”, Demografía y Sociedad en la España Bajomedieval. Aragón en la Edad Media, Sesiones de trabajo. Seminario de Historia Medieval, Universidad de Zaragoza, Zaragoza 2002, p. 133.

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decisión política y de representatividad y de futuro, creo que son un buen indicador del nivel social y económico de los que las conceden. Gráfico 1. Cronología del valor de las dotes en los libros de la Almoina (en sueldos) La muestra de 113 casos aportada por los libros de cuentas de la Almoina ofrece una amplia gama de valores recibidos como dote (Véase el gráfico 1). Ahora bien, cierto es que las dotes del siglo XV son, en general, menos elevadas que en el siglo anterior, a diferencia de lo que sucede con los precios de la libertad de los remensas. De hecho, los precios pagados por la libertad de los campesinos del siglo XV eran más elevados que los del siglo XIV. Así pues, la afirmación emitida por Fernández Trabal sobre tierras también gerundenses según la cual “la tendencia alcista de las dotes que se observa en el dilatado periodo 1268-1348 muestra el aumento del valor de los patrimonios campesinos” 35 , no puede aplicarse a las dotes recibidas en el dominio de la Almoina. Más bien deberíamos hablar de una relativa caída del valor de las dotes que no va aparejada con una relativa caída del precio de la libertad de las personas ni de los otros pagos provocados por la servidumbre. Gráfico 2. Valor de las dotes en los libros de la Almoina (en sueldos) La mayoría de las dotes de la muestra estudiada son superiores a los 900 sueldos; bastantes de ellas superan los 1200 (Véase el gráfico 2). Todas estas cantidades son mucho más elevadas que cualquier otro ingreso proporcionado por los mismos hombres y mujeres de la Almoina a causa de su pertenencia a la servidumbre. Por ejemplo, la redención más cara documentada, la de todos los habitantes del manso Gombau de Riudellots de la Selva, fue de 900 sueldos, tal como consta en el libro de 1377-1378 36 . Aunque debemos tener presente que las redenciones eran pagos impuestos por los señores que económicamente no beneficiaban en nada a los pagadores por lo que debían intentar ahorrarse tanto dinero como podían. Por el contrario, la dote se pagaba voluntariamente e influía directamente en el bienestar de una hija o hijo. Hace tiempo que Mercè Aventín aseguró que era más fácil y barato comprar la propia libertad que conseguir una buena dote y nuestros datos así lo confirman 37 . El mercado de la tierra en el mismo 35

J. FERNÁNDEZ TRABAL, Una família catalana medieval..., p. 182. AHG, Hospici, núm. 22 (1376-1377), fol. LXXVII; en el mismo libro de cuentas se deja constancia de la venta de dicho manso por 800 sueldos. 37 M. AVENTÍN I PUIG, La societat rural a Catalunya en temps feudals. Vallès oriental, segles XIIIXVI, Columna Assaig, Barcelona 1996, p. 610, nota 66. 36

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dominio también arroja cifras inferiores, exceptuando algunos establecimientos puntuales de mansos. De hecho, en muy pocas ocasiones la suma de los ingresos generados por el mercado de la tierra de una misma parroquia iguala estas dotes más elevadas. Montserrat Richou, refiriéndose a la zona del bajo Maresme (también en la Cataluña Vieja) asegura, de forma similar a la de M. Aventín, que “el capital que los campesinos acostumbran a dedicar a la dotación de sus hijas no herederas es muy superior a la invertida en la adquisición de tierra” 38 .

Cuadro 1. Dotes consignadas en los libros de cuentas de la Almoina de Gerona, 1376-1452 VALOR (en sueldos)

NÚMERO DE CASOS

PORCENTAJE

< 600 15 13 % 600-900 27 23,8 % 901-1200 31 27,4 % 1201 - 2000 31 27,4 % 2001-3000 7 6% > 3000 2 1,7 % TOTAL 113 casos 100 % Sin duda, pues, los remensas de la Almoina destinaban considerables recursos a dotar a sus familiares a pesar de que eran conscientes de que con la opción de matrimonio escogida deberían satisfacer un pago extraordinario (Véase el cuadro 1). A mi modo de ver, hay mucho en juego con cada nuevo matrimonio no sólo las relaciones personales sino también las relaciones económicas y productivas, entre otras. Y todo ello porque, “el campesino se socializaba dentro del matrimonio” 39 y porque el matrimonio escogido “tenía por objetivo obtener el reconocimiento social del incremento patrimonial” 40 . Las dotes recibidas son un claro indicador del diferente nivel económico de los dos mansos involucrados, tanto el de origen como el de destino y eso se ve con más claridad cuando el matrimonio es entre personas de una misma parroquia. Un 38

M. RICHOU, El Baix Maresme a l’època baix medieval (1348-1486), Tesis Doctoral, Universitat de Barcelona, 2007, p. 286. 39 F. GARCIA-OLIVER, “Pautes de consum i nivells de vida de la pagesia catalana: la casa i l’interior domèstic”, J. BOLÒS, A. JARNE i E. VICEDO, Condicions de vida al món rural. Cinquè Congrès sobre sistemes agraris, organització social i poder local, Institut d’Estudis Ilerdencs, Lleida 2006, p. 48. 40 M. AVENTÍN, “Família i unitat d’explotació”, en J. M. SALRACH (coord.), Història Agrària dels Països Catalans: Edat Mitjana, Universitats dels Països Catalans i Fundació Catalana per a la Recerca, Barcelona 2004, p. 498.

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buen ejemplo lo ofrece la parroquia de Brunyola, en la que la Almoina no sólo era la señora mayoritaria sino que era propietaria de su castillo y poseía, desde 1381, el mero y mixto imperio. La dote más alta y también la más baja que tenemos documentadas las recibieron mansos de esta población. La más baja, de 150 sueldos, la recibió el citado hombre que se casó con la heredera del manso Balaguer. Ahora bien, como ya hemos visto, en el pago de la firma d’espoli forzada correspondiente, el paborde aclara que al tratarse de personas pobres, accedía a cobrar menos de lo que le correspondía. No hay duda de que estos 150 sueldos son muy pocos, sobre todo si los comparamos con el precio de la libertad de tres hombres redimidos en el mismo libro de cuentas: 120, 240 y 275 sueldos, respectivamente. Es importante destacar que las rentas que la Almoina percibía de esta parroquia de Brunyola se arrendaron durante el siglo XIV, por unos precios mucho más elevados que el resto de parroquias de donde recibía censos e ingresos. Hasta 1354-1355 los pabordes las arrendaron por poco menos de 2.000 sueldos anuales, desde 1376-1377 los arrendatarios pagaron 3.540 sueldos y en el último año en el que sabemos que se arrendaron, 1386-1387, se pagaron 4.000 sueldos. Entre la dote de 150 sueldos y la más alta de 5.500, hay una gran variedad: 1 de 300, 1 de 400, 3 de 500 y 3 más de 600, 1 de 700, 1 de 800, 2 de 900, 5 de 1.000, 2 de 1.300, 1 de 1.500, 1 de 1.800, 4 de 2.000, y 1 de 2.400, 1 de 2.500 y 1 de 4.000. Estas diferencias entre las dotes recibidas en la misma parroquia también han sido detectadas por J. Fernández Trabal en sus estudios sobre tierras gerundenses. En principio, las diferencias entre ellas deberían responder al diferente potencial económico de cada uno de los mansos y familias de la parroquia y a la mayor apetencia del matrimonio con lo que ello conlleva, pero no siempre lo podemos afirmar, como se desprende del caso de la dote más elevada de toda la muestra trabajada. La recibió, en 1405-1406, un hijo del manso Toron de Brunyola que se casó con la heredera del manso Companyó o Estanyol del mismo lugar. Una veintena de años antes, en 1386-1387, la chica que se casó en dicho manso había aportado una dote de 2.500 sueldos. El año 1404-1405 otro hijo del manso Toron había recibido una dote de 1.000 sueldos, mientras que una hermana suya, en 1406-1407, una de 1.500. Así pues el caso del manso Toron sirve también para hablar de las

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diferencias que se observan entre las dotes recibidas por personas originarias del mismo manso. Sin duda, la disponibilidad económica del momento y la obligación de dotar otros miembros en un corto plazo de tiempo debían influir, así como cuál era el manso en el que debía entrar el cónyuge dotado. Con todo, las diferencias son considerables. Lo mismo pasa con las dos mujeres que entraron al manso Amat de Viladasens, una en 1398-1399 con una dote de 3.000 sueldos, mil más que los recibidos por otra mujer que allí se casó en 1429-1430. Aunque no hay duda que hay un factor determinante en la dote de 5.500 sueldos: se trataba de un hombre no heredero que se marchaba para casarse con la heredera de otro manso 41 . De la dote, se aseguraron 2.800 sueldos “sobre el manso que tienen para la Almoina” y se pagaron 280 sueldos en concepto de firma d’espoli forçada; de hecho se trata del segundo pago más elevado por este concepto. Como destaca J. Mullan, refiriéndose también a los pagos exigidos a causa de los matrimonios de algunos campesinos ingleses, “marriage […] was a way to enter into another family’s inheritance and some were prepared to pay well for it. The large fines, therefore, were often a reflection not just of the desirability of the heiress but also of the attractiveness of the estate” 42 . En la Cataluña Vieja medieval, donde regía el sistema del heredero único, la atracción que podía ejercer la heredera de un manso para cualquier hombre que tenía que abandonar el suyo de origen al no ser el heredero, es indudable. Y si además los dos mansos eran vecinos, como en este caso, las relaciones familiares y económicas que se establecían con el matrimonio, también interesaban a todos los implicados. En otras ocasiones, los cónyuges foráneos aportaban el mismo valor como dote, caso de los 800 sueldos recibidos por el manso Soler de Vilavenut, los años 1414-1415 y 1436-1437, respectivamente. También de los 1.200 recibidos por las dos esposas de Nicolau Ros del manso Ros de Cassà de la Selva, en 1429-1430 y 1436-1437 (en este ejemplo probablemente se trate del mismo marido). En estos

41

El mismo año reconoció que era remensa de la Almoina porque, a causa de su matrimonio, había entrado en el manso Estanyol o Companyó (ADG, Pia Almoina, Brunyola, núm. 921). 42 J. MULLAN, “The Time and Place of Entry and Marriage Fines on the Bishopric of Winchester Estates: 1350-1400”, P. MARTINEZ SOPENA y M. BOURIN (eds.), Pour une anthropologie du prélèvement seigneurial dans les campagnes médiévales (XIè-XIVè siècles): les mots, les temps, les lieux: colloque tenu à Jaca du 5 au 9 juin 2002, Paris, Publications de la Sorbonne, 2007, p. 408.

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casos, pues, podemos hablar de regularidad a la hora de dotar descendientes y de aceptar nuevos miembros a lo largo de los años. En general, las dotes recibidas por los hombres que se casan con herederas son, casi siempre, más bajas que las recibidas por las mujeres cuando se casan con los herederos de mansos. También sucede así en el valle de Aro, pero no en la comarca del Vallès 43 . No obstante y tratándose de personas sometidas a la servidumbre, no podemos olvidar que la mayor parte de estos hombres tenían que comprar su propia libertad antes de poder casarse. Por ello, el gasto económico que su familia o manso de origen tenía que asumir a causa de su matrimonio era más elevado. Cuadro 2. Dotes documentadas en distintos territorios de la Cataluña Vieja (13291521) (en %) 44 VALOR (en sueldos) 3000

Valle de Aro 1329-1369 28,1 43,75 25

3,1

Almoina 1376-1452 13,27 23,9 27,43 27,43 6,2 1,77

Bajo Maresme 1349-1481 29 24 26 17 2 2

Valle de Aro 1451-1521 11,7 63,3 20 4,2 0,8

En comparación, las dotes pagadas y recibidas por algunos mansos del valle de Aro (una parte de los cuales también formaba parte del dominio de la Almoina y/o eran también de condición servil) son bastante inferiores a los que recibieron los de esta benéfica institución (Véase el cuadro 2). Aunque hay que añadir que algunas dotes del valle de Aro fueron recibidas por los cónyuges de los hijos e hijas no herederos que se casaban con otros no herederos y que, sin duda y como hemos visto, este factor no puede obviarse 45 . Los campesinos del bajo Maresme, algunos de los cuales también eran remensas, recibieron unas dotes mayoritariamente inferiores a las que nos ofrecen los pagos de nuestra muestra, a pesar de que 43

X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro ... y M. AVENTÍN I PUIG, La societat rural a Catalunya … 44 L. TO, “Estrategias familiares y demografía…” para el Valle de Aro 1329-1369, RICHOU, El Baix Maresme …, para el bajo Maresme y X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro ..., para el valle de Aro 1451-1521. 45 L. TO, “Estrategias familiares y demografía…” y X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro ....

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algunos de estos nuevos cónyuges también estaban obligados a pagar la exacción derivada del matrimonio de los siervos y reconocían que la pagaban a sus señores feudales 46 . Hay que destacar que la mayoría de las dotes por las que los campesinos tuvieron que pagar la firma d’espoli forçada a la Almoina de Girona se encuentran en la franja de los 900 a los 2.000 sueldos, mientras que en las demás zonas son mayoritariamente inferiores a 900 sueldos. También se observan diferencias en relación a la zona del Vallès, donde “la dote de una chica de familia campesina media y alta era de casi 800 sueldos en el siglo XIV, de cerca de los 1.000 en el XV y de 1.500 en el XVI” 47 . De hecho si tenemos en cuenta las medianas de las dotes pagadas, las diferencias con la muestra aquí estudiada son todavía más visibles (Véase el cuadro 3). Por ejemplo, en el siglo XIV la media de las dotes recibidas en la ciudad de Gerona, exceptuando las del patriciado, era de 995 sueldos y a lo largo del siglo XV los artesanos de la construcción dotaban como media más de 1000 sueldos 48 .

Cuadro 3. Mediana de dotes documentadas en distintos territorios de la Cataluña Vieja 49 PERÍODO

TERRITORIO

CASOS

1278-1331 1310-1348 1398-1425 1376-1452 1501-1521

Amer Besalú Valle de Aro Almoina Valle de Aro

93 97 67 113 56

MEDIANA (en sueldos) 300 640 800 1.000 800

MEDIANA (Hl. Trigo) 18,08 38,58 48,22 60,28 48,22

Así las cosas, las diferencias entre las dotes otorgadas a los propietarios de mansos de la Almoina de Gerona con las recibidas por otros campesinos de la misma Cataluña son considerables y parece que poco o nada tienen que ver con la condición jurídica de los campesinos que las pagan y las reciben. Los valores 46

M pp. 305-311. M. AVENTÍN I PUIG, La societat rural a Catalunya …, p. 479. 48 S. VICTOR, La construcció i els seus oficis a la Girona del segle XV, Ajuntament de Girona, Girona 2004, p. 294. 49 Según datos de L. To (Amer y Besalú), X. Marcó (valle de Aro) y R. Lluch (R. CONGOST, P. GIFRE, R. LLUCH, X. MARCÓ, T. MIKES, R. ROS, L. TO, “Els capítols matrimonials: una font per a l'estudi dels grups i les desigualtats socials de la Catalunya Vella. Una visió de llarga durada: segles XIII, XIV, XV, XVII, XVIII i XIX”, XXI Seminari d'història econòmica i social. Fonts per a l'estudi dels grups i les desigualtats socials, Universitat de Girona, 25-26 de junio de 2009). 47

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documentados se asemejan a los que, en el Vallès, recibían las familias campesinas calificadas de medio y altas por Mercè Aventín. Cierto es que la información sobre las dotes de la Almoina proviene de los libros de contabilidad de dicho señorío (en los que se recogía todo lo que ingresaba y todo lo que gastaba con mucha precisión), mientras que los otros datos se han obtenido gracias al vaciado de documentación privada y, sobre todo, de registros notariales. ¿Radicará ahí la explicación de las diferencias en los valores de las dotes? ¿Tenemos que entender que la situación económica de buena parte de los campesinos remensas de la Almoina era considerablemente mejor que la de otros señoríos y zonas, incluso las más cercanas, vecinas y colindantes 50 ? ¿O quizá los que pagaban por firma d’espoli eran los que más recursos tenían? Pero, por eso mismo, ¿por qué pagar una cantidad de numerario al señorío que era evitable y no invertirla en bienes muebles o inmuebles? ¿O serían aquellos a quienes no les importaba la intromisión señorial en una decisión tan personal? O, más bien, aquellos a quienes interesaba esta intromisión señorial. Sin duda, la hipoteca de parte de las propiedades, con el consecuente pago del mal uso correspondiente y su puesta por escrito, a la larga podía suponer una indudable garantía de propiedad. Pero, ¿tantas garantías de su dominio útil de la tierra necesitaban los remensas? Francamente, lo dudo. A la pregunta de si serían éstos matrimonios por amor, respondería que todavía lo dudo más. Ya decía al empezar que, al fin y al cabo y por muy siervos que sean, los remensas que pagan por casarse son titulares de explotaciones campesinas.

Un estudio de caso: la parroquia de Camós Fijémonos en lo que sucede en otra de las parroquias del señorío de la Almoina de Gerona: Camós, que era la segunda o tercera que más ingresos 50

La documentación trabajada no nos permite conocer cuál era el plazo real del pago de las dotes para poder valorar con mayor exactitud no sólo el potencial económico sino, sobre todo, la disponibilidad económica de la familia dotadora. Según X. Marcó, lo más habitual era que en el momento del matrimonio se pagara la mitad del dinero y todos los bienes muebles y que el resto de la dote se satisficiera en el plazo de 8 a 10 años (Homes, dones i masos de la vall d’Aro ..., p. 94); Lluís To ya había apuntado que unos diez años solían ser lo normal en la misma zona (L. TO, “Estrategias familiares y demografía…”, p. 132). Según M. Richou, el 14% de los campesinos del bajo Maresme tardaron unos 7 años a satisfacer la totalidad de la dote, el 12% 9 años, los que tardaron más, 15 años, representan el 3%, los que la pagaron antes de la boda, el 5% y los que necesitaron sólo un año, el 1%. M. RICHOU, El Baix Maresme …., pp. 288-289.

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aportaba anualmente a dicha institución. Las dotes recibidas por sus mansos, entre 1404 y 1440, también muestran una considerable variedad. La más baja fue de 600 sueldos, tres fueron de 1.100 y dos destacaban mucho por encima de las demás, una fue de 2.800 sueldos y la otra de 3.000. La dote de 2.800 sueldos la aportó Antonia, hija de Arnau Esterriola de la parroquia de Fontcoberta a Jaume Arnau, heredero y propietario del manso Arnau, como consta en el libro de 1404-1405. Los titulares de este manso eran uno de los dos bailes que la Almoina tenía en Camós y por esto tenían derecho a recibir una parte de los censos y prestaciones que los vecinos de la parroquia prestaban a la institución anualmente. Además, unos miembros del mismo manso Arnau arrendaron el monto total de las rentas que la Almoina recibía, como consta en varios libros de cuentas: en 1398-1399 por 611 sueldos; en 1409-1411, junto a un barbero de Gerona, pagaron 502 sueldos; y en 1414-1415, de nuevo solos, arrendaron los ingresos por 481 sueldos anuales 51 . A cambio de un pago anual, los arrendatarios se quedaban el total de los ingresos ordinarios más la mitad de los extraordinarios (malos usos, laudemios, etc.). Con estos arrendamientos los Arnau ejemplifican claramente su opción de mejorar, incrementar y diversificar sus ganancias. Ni que decir tiene que con este tipo de arrendatarios el señorío ganaba más, si cabe, puesto que el arrendatario no sólo era su representante en la parroquia sino un vecino más que debía también pagar laudemios y malos usos y que, desde la proximidad (y por su propio interés) estaría muy predispuesto a controlarlo todo mejor y a no permitir que se escapara ningún ingreso ni ninguna información susceptible de convertirse en dinero. “El baile era un agente señorial de primer orden, la mano recaudadora, los ojos y el oído del señor” 52 y si, además, también es el arrendatario de las rentas, no hay duda que será al máximo eficaz en su labor. La dote más elevada documentada en Camós es la tercera más alta de las consignadas en los libros de cuentas. Margarita, hija de Pere Batlle de la parroquia de Sant Gregori, recibió 3.000 sueldos de dote que aportó a su matrimonio con

51

En opinión de García de Cortázar los arrendatarios de las rentas señoriales conformarían la aristocracia aldeana, J. Á. GARCÍA DE CORTÁZAR, La sociedad rural en la España medieval, Siglo XXI, Madrid 1988, p. 161. 52 P. GIFRE RIBAS, En la prehistòria dels hisendats..., p. 55.

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Narcís Tassi, heredero y propietario del manso Tassi de la parroquia de Santa Maria de Camós. Él aseguró 1.700 sobre “lo mas e tot ço que ten per l’Almoyna”. El paborde y la Almoina por la firma d’espoli correspondiente recibieron 170 sueldos que Narcís Tassi pagó el mismo año. El 22 de febrero del mismo 1406, dicha Margarita prestó homenaje y reconoció ser sierva de la Almoina 53 . No hay duda, pues, que este manso Tassi y sus propietarios eran remensas de la Almoina del Pan de la Seo de Gerona. De hecho, en diversas ocasiones aparecen en la documentación prestando homenajes serviles varios miembros –viejos y nuevos– de este manso. El primero data del año 1318, cuando Elisenda, hija de Ramón Amat, de la parroquia de Santa Cecília de Montcal, se casó con Bernat Tassi tras haberse redimido por los acostumbrados 2 sueldos y 8 dineros 54 . En 1344, la boda del hijo de este Bernat Tassi, Ramón, con una chica de la parroquia de Sant Julià de Ramis, también provocó el reconocimiento de su adscripción 55 . Poco antes, en 1333, un tal Pere Gifre de la parroquia de Canet d’Adri, compró su libertad por 55 sueldos a la Pabordia de Agosto de la Seo de Gerona porque se casaba en el manso Tassi 56 . Años más tarde, en 1372, una tal Brunissenda, hija de Pere Salvatella y de Berenguera de la parroquia de Fontcoberta, y viuda de Guillem Julià, calcetero de Gerona, también se hizo mujer propia de la Almoina porque se había casado con Berenguer Tassi, quien también reconoció su propia adscripción como señor útil del manso Tassi 57 . El último homenaje servil prestado a causa de este manso es el de Margarita que aportó los 3.000 sueldos de dote. A su vez, dos miembros de este manso obtuvieron la redención de la Almoina de Gerona. El primero fue otro Bernat Tassi que quería marcharse del manso y del dominio en el año 1381-1382 porque “intravit mansum Francisce Lapar de Sancti Vicencii de Camonibus”, la Almoina recibió en un solo pago 275 sueldos por su

53

“Margarita, filla de P. Batla de Sant Gregori, muler de Narcis Tassi de Camos feu homanatge ab carta feta per en Narcis Symon, notari, a XXII de fabrer del any MCCCCVI”, en AHG, Hospici, núm. 44 (1405-1406). 54 ADG, Pia Almoina, Camós, núms. 136 y 430, respectivamente. 55 ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 186. En el libro de cuentas del año 1342-1343 se encuentra el pago de este instrumento. 56 ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 348. 57 ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 221.

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libertad 58 . En 1406-1407, año posterior al pago de la firma d’espoli de Narcís Tassi y Margarita Batlle, Joan, probablemente hermano suyo, también quiso marcharse del dominio de la Almoina porque quería hacerse clérigo y, por ello, el mismo preboste encargó que le hicieran la corona. Quizás este motivo es el que explica que su libertad costara 99 sueldos, que se pagaron en diferentes plazos 59 . Ahora bien, no podemos olvidar que según las Costumbres de Girona el precio de la redención se fijaba en función de los bienes que tenía el que se quería liberar 60 y que la disparidad entre ambos precios es considerable. El libro de 1343-1344 consigna el matrimonio de Ramón, hijo de Bernat Tassi con Dolça, que presta homenaje en 1344, pero consta que queda pendiente el pago correspondiente. Poco después, los libros de cuentas de 1350-1351 y 1351-1352 dejan constancia del matrimonio de un Tassi por el que la Almoina afirma cobrar 47 sueldos en concepto de firma d’espoli forçada, cifra que nos llevaría pensar, si se cumplieran todas las normas, en una dote de unos 900 o 1.000 sueldos 61 . El siguiente pago por este concepto fue de 1.700 sueldos, provocado por la elevada dote de 3.000 sueldos, el año 1405-1406. Ahora bien, el libro de 1439-1440, documenta como un Narcís Tassi, probablemente hijo del anterior, se casa con Elionor, hija del baile de Sant Jordi Desvalls que le aportó como dote 1.600 sueldos y que, a cambio de asegurarla, pagó 820 a la Almoina 62 . Así las cosas, en poco más de treinta años de diferencia la dote recibida por el matrimonio del propietario del manso se redujo a poco más de la mitad, sin que ningún dato nos pueda explicar esta diferencia remarcable. Por otra parte, tenemos documentada la participación de miembros de este manso Tassi en el mercado de la tierra durante el siglo XIV. El año 1321, el manso se desprendió de una tierra por 240 sueldos 63 . En 1360, Ramón Tassi compró una haza (feixa) de tierra a carta de gracia por 100 sueldos y el año siguiente la compró

58

AHG, Hospici, núm. 25 (1381-1382), fol. XXVII. AHG, Hospici, núm. 45 (1406-1407), fol. XCVIIIl. 60 J. M. PONS I GURI, Les col·leccions de Costums de Girona, Fundació Noguera, Textos i Documents, 16, Barcelona 1988, capítol 11, p. 64. 61 AHG, Hospici, núm. 9 (1343-1344), fol. XXXIX v., 17 (1350-1351), fol. XXX r. y 18 (1351-1352), fol. XXXIII, respectivamente. 62 AHG, Hospici, núm. 55 (1439-1440), fol. LI. 63 ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 140. 59

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definitivamente por 300 64 . En 1373, el mismo Ramón Tassi adquirió del heredero del manso Maruny una tierra y un olivar por 560 sueldos 65 . Todas estas tierras eran del dominio de la Almoina. Como también lo eran las 9 yugadas (jovades) que compró Berenguer Tassi a Bernat de Mas por 100 sueldos, por los que la institución cobró 33 de laudemio, tal como consta en el libro de cuentas de 1381-1382 66 . No hay ninguna duda de que los tenientes del manso Tassi de Camós supieron y pudieron aprovechar la coyuntura originada por la Peste Negra y sus posteriores rebrotes. Así como que su nivel económico era de los elevados de su parroquia. La comparación de los dos capbreus que la Almoina del Pan de la Seo de Gerona hizo de la parroquia de Camós lo demuestra con mucha claridad. El primer capbreu se llevó a cabo en los años 1321 y 1322 y el segundo en 1398 67 . En el año 1322, Bernat Tassi empieza diciendo que él, su familia y bienes son propios de la Almoina, a quien deben prestar intestias, eixorquias, redenciones y otras servidumbres propias de las personas serviles. Y esto porque tiene para dicha institución su manso, además de cinco piezas de tierra trabajadas. También especifica que tiene para distintos señores otras veintiuna piezas y dos más en alodio. De todas las tierras que tiene para la Almoina le presta tasca y diezmo y se compromete a llevar los correspondientes al vino a la casa la Masó, uno de los bailes del señorío en Camós. En el capbreu se especifica con total precisión qué y cuándo debe pagar como renta anual 68 , pero también que este manso recibe, a su vez, ingresos anuales fijos de algunos de sus vecinos por algunas de sus posesiones 69 . 64

ADG, Pia Almoina, Camós, núms. 206 y 224, respectivamente. ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 224. En el llevador de rentas de 1336, bajo los censos pagados por el manso Maruny, una nota añadida posteriormente también deja constancia de esta venta. 66 AHG, Hospici, núm. 23 (1376-1377), fol. XXV v. 67 ADG, Pia Almoina, Camós, núms. 250 y 256, respectivamente. 68 En Navidad, 3 sueldos y 6 dineros por 4 mitjanes de vino y 5 más por un haz de paja, así como 2 gallinas y 1 pierna de carne de 4 caballeros que valga 6 sueldos; por San Pedro y San Félix, media cuartera de trigo bueno y bello a medida vendible de Banyoles, 2 mitjanes de avena a medida vieja censal de Banyoles sin cal y 2 a medida vendible del mismo lugar; en Pentecostés, 1 queso, en Pascua, 3 huevos, en mayo, en agosto y en tiempo de sembrar 1 jova, además de 3 batudes en el mes de junio, y 1 podada, 1 cavada, 1 magencada durante el año. Por uno de los honores que había sido de Guillem de Camós, presta 5 dineros por un haz de paja, 1 medida de avena y 2 huevos por Pascua y 1 gallina por Navidad, y 2 dineros por una hogaza. Todos estos censos los debe recoger el baile de la Masó y el otro que la Almoina tiene en la parroquia, el ya citado del manso Arnau, recoge 1 mitjana de avena a medida vendible de Banyoles por San Félix. 69 Bernat Tassi hace constar que Arnau Bertolí le presta anualmente en Navidad 2 gallinas y 1 tasca de la cosecha de una tierra denominada Cabanyes, que Bernat Martorell le da 1 quarteró de cualquier 65

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En el capbreu de 1398, Berenguer Tassi también reconoce que él y su familia son propios de la Almoina de Gerona que tiene derecho a percibir los malos usos y servidumbres acostumbrados. Además del manso, tiene para la Almoina nueve piezas de tierra 70 , dos compradas al manso Bartomeu y otras dos al manso Maruny 71 y afirma que todo lo que tiene para dicha institución mide unas 37 vessanes y 25 jornales, es decir un poco más de 13’5 ha 72 . Para otros señores, tiene 22 tierras (aunque había renunciado a una por sus excesivos censos) y las dos piezas en alodio, lamentablemente no consta la extensión de ninguna de ellas. Ahora bien, lo más destacable de los cambios en las propiedades del manso Tassi entre 1322 y 1398 es que no sólo han aumentado el número de tierras que posee sino que ha conseguido agruparlas. Muchas de las afrontaciones de sus propiedades que antes colindaban con otros mansos ahora afrontan con bienes suyos. Y esto es así también para con la propia casa de su manso que, en 1398, limita con tierras suyas por los cuatro costados. Ni que decir tiene que la proximidad de las tierras también facilita su cultivo y trabajo porque ahorra desplazamientos innecesarios, entre otras cosas. Esto demuestra que los Tassi tenían un objetivo muy claro en relación a sus adquisiciones patrimoniales. La otra diferencia, sin duda relacionada con lo anterior, es que en el capbreu de 1398 se reconoce que han dejado de trabajar algunas tierras y que están baldías. Detalle que también demuestra como los tenentes del manso Tassi pudieron prescindir del cultivo de algunas tierras más alejadas y, seguramente, menos productivas, porque el trabajo de las nuevas compensaba la decisión y el esfuerzo. Como afirma Ferran Garcia-Oliver, “la disparidad de los niveles de fortuna [...] tiene también su reflejo en la cantidad, calidad y diversidad de los bienes muebles, pero sobre todo en las tierras que dirige cada explotación” 73 . Y un buen método para dar a conocer esta riqueza a la comunidad es con una buena dote que actuaría, cosecha que tenga la tierra denominada Ponts y que Pere Feliu de Palol le da 1 gallina un año y al siguiente 1 comida. 70 El 11 de marzo de 1420, Narcís Tassi de Santa Maria de Camós, capbrevó una tierra en la que había cuatro olivos a la Almoina, y lo mismo hicieron otros remensas con sus respectivas piezas de tierra. ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 257. 71 El manso Maruny, junto con otros había sido pregonado como manso abandonado el año 1351 por la ciudad de Gerona a petición de la institución (ADG, Pia Almoina, Camós, núm. 328). 72 C. ALSINA, G. FELIU y L. MARQUET, Diccionari de mesures catalanes, Curial, Barcelona 1996 y L. TO, “La diferenciació pagesa…”, p. 453. 73 F. GARCIA-OLIVER, “Pautes de consum i nivells de vida…”, p. 58.

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además, como una carta de presentación o escaparate –y, quizá, reclamo– también para el señorío. En el libro de cuentas del año 1404-1405 hay un llevador de rentas de la parroquia de Camós 74 . Los Tassi reconocen que pagan exactamente lo mismo que decía el capbreu de 1322, junto a las variaciones del de 1398, pero desde entonces, y según el paborde, han pactado que pagarán anualmente 28 sueldos a la Almoina, catorce por Navidad y los otros catorce por San Félix. Justo es decir, que sólo cinco de los veintiocho mansos de Camós que aparecen, han conmutado el pago de sus censos a una cantidad en metálico 75 . Todo lo anterior me lleva a afirmar que los propietarios del manso Tassi destacaban entre los parroquianos de Camós. Cuando menos, como he dicho, su mejora como posesores de tierra es indudable, no sólo por el aumento del número de piezas sino por la calidad de éstas. Aun así, hay otro factor a tener en cuenta. Como se desprende de los homenajes, de las redenciones y de las firmas d’espoli forzadas, la mayoría de los cónyuges que se casaron con personas del manso Tassi eran originarias de otros señoríos, situación bastante habitual, pero además provenían de otras parroquias más lejanas. Esta situación parece más excepcional puesto que las estrategias familiares y/o matrimoniales hacían que los campesinos de manso se casaran con otros campesinos de manso de la misma parroquia o de parroquias muy próximas. De tal forma que los novios no se apartaban demasiado de sus mansos y familias de origen generando una “tupida red de parentesco que unía los distintos mansos” 76 . De parecida opinión es M. Aventín cuando afirma que “las familias buscaban las parejas de sus hijos no muy lejos, en el mundo de sus conocidos: el radio de atracción matrimonial iba de la masía vecina,

74

AHG, Hospici, núm. 34 (1404-1405), fol. CIII. Esta conmutación se mantiene en los llevadores de los libros de cuentas de 1405-1406, 1406-1407, 1460-1461 y 1485-1486 (AHG, Hospici, núms. 44, 45, 56 y 65, respectivamente). Por si no quedara claro y demostrando, por otra parte, la importancia y utilidad de los llevadores de rentas, una nota añadida al final del folio correspondiente en el llevador de todas las rentas de la Almoina realizado en 1336 también deja constancia de esta conmutación e informa que se encuentra en el libro de 1404 (“Repperitur in libro de CCCCIIII, folio CIII que es ver que per totes les coses desus dites, lo dit Tassi ha composat e fet pacte de pagar quescun any tant com plaura al pabordre XXVIII sous, ço es en la festa de Sent Feliu, XIIII sous e a Nadal, altres XIIII sous” (AHG, Hospici, núm. 4 (1336), fol. LXXV v.). 76 L. TO, “Estrategias familiares y demografía…”, p. 144 y X. MARCÓ, Homes, dones i masos de la vall d’Aro ..., p. 95. 75

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en el mismo pueblo, hasta el territorio que abrazaba el mercado comarcal, donde generalmente, la distancia no superaba los 10 km.” 77 . La esposa que aportó 3.000 sueldos como dote y que ha permitido presentar el caso de los Tassi como ejemplo de la mejoría y enriquecimiento de un manso remensa a lo largo de los siglos XIV y XV, era originaria de la parroquia de Sant Gregori, a unos 20 kilómetros de distancia y al otro lado de las estribaciones de la montaña de Rocacorba. De una parroquia más lejana era la otra esposa que entró en este manso y que también provocó la exacción servil del matrimonio: ya que era hija del baile de Sant Jordi Desvalls, a unos 30 kilómetros de Camós. Aunque quizá el ejemplo más sintomático de la apetencia de entrar en dicho manso lo personifica aquella mujer originaria de la parroquia de Fontcoberta (a unos 10 km) que al enviudar de un hombre que tenía oficio y vivía en la ciudad de Gerona, se casa con el propietario del manso Tassi y allí va a vivir. Desde finales del siglo XIV tenemos noticias de malestar entre los remensas y en ese período se inician las relaciones entre ellos y los monarcas catalanes que acabarán dando buen fruto 78 . El año 1448, el rey Alfonso el Magnánimo autorizó los remensas catalanes a organizarse en un sindicato en el que poder tratar su situación y que les representara ante los señores feudales. El miércoles 23 de octubre de 1448, se convocó con repique de campanas en la era del manso Besalú a los hombres de las parroquias de Santa Maria y San Vicente de Camós con licencia de Bernat Batlle, subveguer de Gerona. Entre los doce asistentes de Santa Maria, había un Narcís Tassi del manso Tassi y también un Pere del manso Arnau, “maior viginti duobus annis” 79 . Sin duda debe de ser el mismo Narcíso Tassi que paga por su boda en el libro de cuentas de 1439-1440 por asegurar 1.600 sueldos que su esposa había aportado al matrimonio y descendiente del Tassi que recibe la dote de 3.000 sueldos 80 .

77

M. AVENTÍN, “Família i unitat d’explotació”…, p. 480. J. FERNÁNDEZ TRABAL, “El conflicte remença a la Catalunya del segle XV (1388-1486)”, Afers, núm. 42/43 (2002), pp. 587-624. 79 M. M. HOMS I BRUGAROLAS, El sindicat remença de l’any 1448, Ajuntament de Girona, Girona 2005, pp. 155-156. 80 En el fogaje de 1497, también aparece este manso Tassi entre los fuegos de Camós, J. IGLESIAS, El fogatge de 1497, Fundació Salvador Vives i Casajuana, Barcelona 1991, p. 306. 78

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Hace ya muchos años Pierre Vilar, al referirse a las guerras remensas de la segunda mitad del siglo XV, indicó que en la base del conflicto remensa, “la Guerra de los Cien años del campo catalán”, se encontraba la contradicción entre el bienestar económico de los campesinos serviles y su condición jurídica degradada con el paso de los años 81 . A mi modo de ver, tanto el manso Tassi como el manso Arnau serían un buen exponente de esta contradicción y de las diferencias destacadas en el nivel de vida de los campesinos que, en opinión de Jaume Vicens Vives, son las que pueden explicar la diferente implicación en los dos procesos bélicos y, sobre todo, tras la “solución” del primero 82 . Hay que destacar, finalmente, que Flocel Sabaté da un paso más al considerar que lo que realmente se está consolidando en el proceso bélico y postbélico (y yo me atrevería a añadir, pre-bélico) era la jerarquización del campesinado. Dicho historiador destaca que a lo largo del siglo XV se produce un proceso de concentración del dominio agrario en detrimento de los campesinos medianos y pequeños y a favor de los que, a pesar de estar sometidos a la servidumbre, alcanzan una capacidad económica que les diferencia cada vez más entre los mismos remensas 83 . El estado actual de las investigaciones parece que me lleva a reafirmar que ser titular de un manso, a condición de que sea de remensa, con todo lo que ello conlleva y a pesar de la servidumbre y los malos usos, están en la base de diferenciación económica entre los campesinos de la Cataluña Vieja. Al contrario de lo que la lógica nos podría llevar a pensar, parece que pertenecer a un dominio señorial como el de la Almoina del Pan de la Seo de Gerona era más beneficioso y rentable que al contrario. Cada vez parece más claro que los remensas propietarios de manso remensa eran unos privilegiados económicamente y que se encontraban en la franja superior de la sociedad en la que vivían. Las dotes que reciben aquellos campesinos que entran a vivir como cónyuges del propietario en mansos de la Almoina y que, a causa de su entrada en el dominio, deben pagar la firma d’espoli 81

P. VILAR, Catalunya dins l’Espanya Moderna. Recerques sobre els fonaments econòmics de les estructures nacionals, Curial-Edicions 62, Barcelona 1986, vol. I, p. 255. 82 J. VICENS VIVES, Historia de los remensas (en el siglo XV), Ed. Vicens-Vives, Barcelona 1978. 83 F. SABATÉ, “Conflictes agraris i guerra civil a la Catalunya baixmedieval. Realitat i ficció historiogràfica”, Miscel·lània Ernest Lluch i Martín, vol. II, Fundació Ernest Lluch, Barcelona 2007, pp. 396-408.

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forçada, así lo muestran; y reitero que con otra opción de matrimonio podrían haberse ahorrado dinero y la intromisión del señor, con lo que no parece que les perjudicara en demasía. Quizá esto explica sus dotes más elevadas que las de otras zonas vecinas. A pesar de los malos usos, a pesar de la servidumbre; o quizá gracias a todo ello.

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Gráfico 1. Cronología del valor de las dotes en los libros de la Almoina (en sueldos)

18 16 14 12 10 8 6 4 2

1200-2000

2001-3000

>3000

1451-2

1449-0

1444-5

1440-1

1439-0

1436-7

1431-2

1430-1

1429-0

1423-4

1414-5

1409-0

1406-7

1405-6

1404-5

1403-4

1398-9

1386-7

1381-2

1378-9

1377-8

1376-7

0

30

Gráfico 2. Valor de las dotes en los libros de la Almoina (en sueldos)

31

31

27

15

7

2

Total

1200-2000

2001-3000

>3000

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