Homenaje a O Higgins en Rotary Club-Providencia

Homenaje a O´Higgins en Rotary Club-Providencia Lorenzo Çaglević Baković 20/8/ 2014 Estimado presidente Jorge, queridos amigos rotarios. Hoy celebra

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Homenaje a O´Higgins en Rotary Club-Providencia

Lorenzo Çaglević Baković 20/8/ 2014

Estimado presidente Jorge, queridos amigos rotarios. Hoy celebramos los 236 años del nacimiento de uno de los padres de la patria, según mi modesta opinión, creo que el más grande de todos y el que tiene múltiples facetas las cuales, año a año, ustedes han tenido la paciencia de escucharme. Recuerdo que, durante la presidencia de Franco, les hablé acerca de las mujeres en la vida de O`Higgins, posteriormente, durante la presidencia de Hernán les conté acerca de quién fue el verdadero padre de O`Higgins, me refiero obviamente en el

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sentido valórico, y les conté acerca de su estrecha relación con el precursor venezolano don Francisco Miranda. En esta ocasión, cuando el presidente Jorge me distinguió al pedirme que me hiciera cargo de este nuevo homenaje, quise referirme a otra faceta, tampoco tan conocida de O`Higgins. Así entonces esta noche me referiré al O`Higgins-Huaso, así con mayúscula, para destacar ese aspecto de la vida de don Bernardo, amante de la tierra, de los animales, de la agricultura y, resulta obligado señalar, de las innovaciones en la explotación del campo que él introdujo tanto en Chile, como durante su voluntario, pero patriótico exilio, en el Perú. Su condición de hombre de campo, estuvo marcada desde sus primeros días. Los historiadores mencionan tres versiones del sitio exacto de su lugar de nacimiento. Unos señalan la casona familiar en lo que hoy se denomina Chillán Viejo, otros señalan que fue en la casa de las hermanas Olate, próxima a la iglesia de los franciscanos, pero la más aceptada sería en la Hacienda El Palpal de propiedad de su abuelo materno don Simón Riquelme en las afueras de Chillán. No obstante, en cualquiera de los tres lugares donde doña Isabel hubiera dado a luz a este varón, olían a nuestro campo chileno, a ganado y a la tierra húmeda de Agosto. Asimismo los primeros cuatro años de su triste infancia, marcada por su condición de hijo nacido fuera de matrimonio, los pasó en esos parajes de campo, tranquilos y bucólicos que imprimieron para siempre en su alma el cariño por la tierra, dejando en su carácter cierto dejo de nostalgia y melancolía. Como ustedes conocen, muy niño es trasladado a Talca a la casa de los Albano –De la Cruz, por orden de su padre don Ambrosio, 2

quien ya había asumido la gobernación del entonces Reino de Chile, pero a los 10 años retorna a Chillán–aunque sin tener contacto alguno con su familia materna, la cual no se sabe a ciencia cierta si estaba enterada de que el niño Bernardo se encontraba ahí, debido al secretismo dispuesto por don Ambrosio, para no producir cometarios que pudieran entorpecerle su carrera política, o bien, si su propia familia Riquelme, prefería no enterarse, por la protección de la reputación a doña Isabel, su madre, quien había contraído matrimonio a menos de dos años del parto del niño Bernardo y, por supuesto que, guardando las apariencias de una soltera, para evitar la maledicencia de la hipócrita sociedad provinciana de la época. Ahí, en Chillán, realiza entonces sus primeros dos años de estudios en el colegio franciscano, llamado de Los Naturales, llamado así porque en el establecimiento estudiaban también los hijos de algunos caciques araucanos y O`Higgins, junto con las primeras letras y elementales conocimientos de matemáticas, tiene también la ocasión de conocer algo del Mapudungún. Pero tan pronto cumple los doce años, su padre a la sazón el Gobernador de Chile, siempre actuando con la discreción del que quiere auto-protegerse, envía a Bernardo a Lima, donde sigue su vida solitaria y triste por el total alejamiento familiar, viviendo en diferentes casas, siempre con apoderados designados a la distancia por su padre, y en diferentes países; como el Perú, España e Inglaterra. Así entonces, va a ser sólo cuando Bernardo, ya convertido en un hombre de 24 años, regrese a Chile en el año 1802 y cuando hereda la Hacienda Las Canteras en Los Ángeles- legado material de su padre, ya fallecido en el quizás más importante cargo 3

político de la América Española, el de Virrey del Perú- que O`Higgins, junto con reencontrarse y, prácticamente, reconocer a su madre y a su media hermana, vuelve a la tierra, que tanto añoraba, para convertirse en hacendado y agricultor. En esta, su primera hacienda, de nada menos que casi 17000 cuadras, de acuerdo a la antiguas medidas españolas, lo que significa para entenderlo en nuestro sistema métrico actual, a aproximadamente a unas 25.000 hectáreas, una enorme extensión de tierra, entre terrenos de monte y terrenos llanos. Don Bernardo la recibió en el año 1802, según el inventario de su herencia, con 3000 cabezas de ganado y plantaciones y enseres menores. Pero parecía que Las Canteras estaba esperando efectivamente para su progreso a un hombre como él, comprometido con la tierra, que no fuera un hacendado de levita, ni tampoco poseyera la tierra como un bien propio de la aristocracia, sino que se instalara a vivir y trabajar en el campo, que tuviera ideas futuristas y que fuera culto, característica de muy pocos hacendados de esa época. Así es que, don Bernardo, no dudó en cambiar sus zapatos europeos por botas de caña muy alta, espuelas de plata de rodaja grande, poncho de lana y un sombrero alón. Según lo describe en su libro el historiador especializado, don Raúl Dinator Moreno: “Era, ni más ni menos, un Huaso, pero un huaso culto y al mismo tiempo un pensador de vanguardia, en relación a qué le convenía al país en cuanto a la explotación racional de los campos agrícolas” Así fue entonces como este, huaso- agricultor, introduce en Chile el primer arado de punta de fierro (antes se usaba solo el de madera), la rotación de los cultivos, y varias otras técnicas 4

agrícolas muy innovadoras, que eran reflejo de lo observado durante su estadía en Europa. En dos años plantó 85.000 plantas entre vides y frutales y las acondicionó con canales y cercas, a la usanza europea. Construyó bodegas, compró enormes fondos de cobre y de fierro forjado y ya en el año 1810, la información disponible nos señala que es posible constatar que se producían 1400 arrobas de vino (+ de 22000 lts) y algo más de 200 litros de aguardiente. Además producía papas y trigo en abundancia y grandes cantidades de alfalfa para alimentar el ganado que se había multiplicado enormemente. En el año 1808 termina la construcción de una cómoda casa patronal de 15 dormitorios y otras regias instalaciones. Debido a este adecuado y moderno manejo, su hacienda que, como ya se dijo, la recibió con 3000 cabezas de ganado contaba, antes de iniciarse el período de la revolución independentista en 1810, con 7 mil cabezas de vacunos, 1000 caballares, 3000 caprinos, 2000 ovejas y prósperas producciones de trigo, de cebada, de vino y de quesería, por nombrar sólo los ítems más importantes. No obstante, la holgada condición económica que va alcanzando O`Higgins en ese momento, no duda en abandonarla por ese bien mayor que constituía para él una patria libre y cambia su poncho para vestir, por primera vez, el uniforme militar, con el cual nosotros estamos más habituado verlo en los retratos de la época, a pesar de que, no nos olvidemos, sólo fue militar por un espacio aproximado de 10 años de su vida, en circunstancias que agricultor lo fue por casi 30. Fue así entonces que, acompañándose de los inquilinos, huasos de su hacienda, y con caballos y enseres de su propiedad hace sus primera incursiones

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en la vida militar, y abandona su predio para combatir por la libertad de la patria. Esta decisión de don Bernardo, quien pudo haber continuado tranquilamente prosperando en su vida en el campo, al muy poco tiempo le mostró que sería de un altísimo costo. En efecto, muy pronto, a mediados del año 1813, la gran hacienda es convertida en cenizas por el pillaje y la destrucción que fue objeto. Como nos relata el historiador y biógrafo de O`Higgins, don Jorge Ibáñez Vergara: “La revancha de las fuerzas realistas haría caer sobre O`Higgins un total desenfreno, al incendiar las construcciones hechas en Las Canteras por el prócer pocos años antes, entre ellas la casa patronal de la hacienda, previo robo de todos sus enseres de valor. No escaparon a los actos de pillaje, la enorme ganadería de la hacienda y las posesiones de sus inquilinos” Posteriormente cuando, después de Chacabuco, él ocupa la primera magistratura del país, desde el año 17 al 23, tampoco, como Director Supremo de la Nación, tiene el tiempo necesario para dedicarse como corresponde a sus temas personales y consta que, al partir a su exilio, la condición de Las Canteras continuaba muy deteriorada. Don Bernardo llega al Perú en el año 23 y recién entonces puede retornar a la tierra, dado que este país, en agradecimiento a sus servicios aportados durante la revolución independentista, le entrega en donación dos haciendas vecinas, distantes entre ellas sólo pocos kilómetros, denominadas Montalván y Cuiba, en el valle de Cañete, y ambas, a una distancia aproximada de 150 kilómetros al sur de Lima, la capital. Estas dos haciendas que habían sido confiscadas inicialmente a personeros partidarios de 6

los realistas españoles, se encontraban en pésimo estado a punto que O´Higgins, muy decepcionado, llega a pensar en vivir su exilio en Inglaterra y en una carta a San Martín le expresa: “Montalván y Cuiba han sido completamente arrasadas y, si consigo arrendarlas, sin duda me pondré en marcha hacia Inglaterra” No obstante su alma de hombre de campo lo hace desistir de su idea primitiva y se dedica a sacar adelante ambos predios, no sin agradecer con nobleza, a pesar del estado de estas donaciones peruanas, ese gesto generoso, lo cual queda registrado en una entrevista de prensa en Lima en años posteriores: ”Por la Independencia de América sacrifiqué en Chile mis mejores años; mi salud y mis bienes, pero debo a la generosidad del Perú una vida tranquila y no mendigar mi subsistencia y la de mi familia” Don Bernardo junto a su madre y hermana se radican inicialmente en Montalván, hacienda de aproximadamente 1200 hectáreas. Por su parte la hacienda de Cuiba, de app. 800 hectáreas la deja a cargo de un administrador, JOSÉ TORIBIO PEQUEÑO, ciudadano peruano, pero quien estaba casado con una nana que O`Higgins llevó al destierro, de nombre Petronila Riquelme, conocida familiarmente como la Petita. La rutina de don Bernardo, como la de cualquier buen huaso, era la de levantarse al alba, desayunar y, montado en su caballo Zaino, recorrer sus plantaciones, vigilar el crecimiento del ganado, supervisar los despachos a Lima, tanto para sus clientes de abastecimiento habitual, como a su propio almacén de ventas, ubicado junto a su casa limeña de la calle Espaderos o Jirón de la Unión, como se la conoce hoy , y que finalmente lo dejaría a cargo de su hijo Demetrio O`Higgins Puga, cuando éste 7

ya hubo completado su educación. Después de almuerzo, dormía una corta siesta para continuar ahora con los quehaceres administrativos de las dos haciendas y contestar la numerosa correspondencia que recibía y enviaba a distintas personalidades y amigos y que hoy, gracias al arduo trabajo de Don Benjamín Vicuña Mackenna, tenemos la suerte de conservarla y conocerla. Ya, a la hora de la oración, se continuaba con una temprana cena familiar y durante la sobremesa le gustaba de tocar el acordeón, el piano o bien la armónica. También en las noches, límpidas y estrelladas del verano, gustaba de usar un antiguo telescopio para observar las estrellas. Con esta constante y disciplinada rutina de trabajo, la producción de estos dos predios le permitieron mantener dignamente a su familia, dado que su pensión , tan merecida por los servicios prestados como Libertador de Chile, fue suspendida por orden de, Ramón Freire Serrano, a la sazón Director Supremo de Chile, pero enconado enemigo político de O`Higgins, a pesar de que gran parte de la carrera de aquel se la debía a don Bernardo, pero no nos apartemos del relato de hoy y volvamos a lo agrícola. En sus predios de Perú, más allá de replicar sus experiencias obtenidas como progresista agricultor en Las Canteras, desarrolló en estas abandonadas tierras: ganadería; vino; caña de azúcar y ron. Es más, siempre pendiente de lo que sucedía en su amada patria, trataba de aconsejar adecuadamente a sus gobernantes, acerca de los mejores y más modernos métodos, tanto de cultivos como de las posibilidades de exportaciones agrícolas.

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Veamos, a modo de ejemplo, un testimonio que habla por sí sólo, y que es una fragmento de una carta que se encuentra en su epistolario la cual enviara a su amigo, el general don José Joaquín Prieto el 8 de Julio de 1830, Don Joaquín, como ustedes saben, también llegaría a ser presidente de Chile en el decenio 31-41: le aconseja a éste: “ Mi querido presidente y amigo; La provincia de Concepción puede producir y proveer trigos y harinas no solamente para Coquimbo, Huasco y Copiapó, sino también ser enviados a Lima a Guayaquil y a Panamá, con tal que el agricultor posea el necesario conocimiento, capital e industria. Ahora, vuelvo a llamar su atención sobre el mejor modo de traer cosechas al mercado: El valor del trigo chileno ha disminuido considerablemente en su precio por la falta de limpieza en que se vende al comerciante. Esta falta viene de la manera impropia que el trigo se extrae de la espiga. Para combinar y metodizar un sistema productivo séame permitido sugerir la necesidad de formar pavimentos o suelos de barro que, después de muy secos, sobre ellos, sea el trigo desgranado. Permítame igualmente, mi querido Jeneral, llamar su atención sobre el cultivo de la avena, especialmente en Chiloé y demás terrenos de temperatura fría donde el trigo y la cebada no se dan buenos y es mejor intentarlos en lugares más templados. Por otra parte, el modo de manufacturar vinos y conducirlos al mercado admite también grandes adelantamientos. De verdad yo estoy convencido, que si una debida atención se aplica a estas materias en Chile, el vino de Concepción encontrará un mercado ventajosísimo en Inglaterra.” Hay otro documento que es también muy revelador, en este caso dirigido a la SNA, sí la misma Sociedad Nacional de Agricultura que hoy tenemos en Santiago, cuyo actual edificio está en 9

Agustinas esquina Tenderini. Esta institución, que fuera creada en el año 1838 y que es la federación gremial más antigua del país, le otorga a don Bernardo, aún en el exilio, un Diploma de Reconocimiento como Agricultor Destacado en el año 1841, y le da el tratamiento honorífico de Patrono de esa sociedad, reconociéndolo como socio honorario y otorgándole plenos derechos en ese gremio. O`Higgins responde a esta distinción en los siguientes términos, de los cuales les entrego un fragmento: “Agradezco esta distinción, una de las más importantes y honrosas que haya recibido en mi vida. En efecto, he dedicado mucha parte de mi tiempo en considerar, madurar y en parte ejecutar medidas calculadas a promover la agricultura, su industria y bienestar” También, para mayor abundamiento, el propio diario “El Comercio de Lima”, nos muestra esta faceta de O`Higgins como agricultor innovador y laborioso, y dice: “Estimamos que don Bernardo O`Higgins no sólo ha sido uno de los primeros Agricultores, así con mayúsculas, sino el pionero que introdujo en el Perú las labores con los trapiches o molinos en la industria cañavera” En fin, son muchos los testimonios que hablan de esta faceta tan profundamente desarrollada por el prócer, como de tantos otros emprendimientos de su vida, donde puso su innegable pasión por hacer las cosas bien. Hoy, y finalmente, como una muestra más de los que les relato, les puedo contar que en la Sala de Conferencias del actual edificio del Ministerio de Agricultura, se ha querido dejar constancia para el bronce de una frase de O`Higgins que refleja, por cierto que otra época de desarrollo del país, pero en la que 10

deja trascender su cariño innegable por el noble trabajo de la tierra y lo dice en sus propias palabra: “El mejor y más seguro fundamento de la prosperidad, es sin duda la Agricultura”. Bueno amigos, ojalá que lo que he tenido el agrado de relatarles hoy haya sido de vuestro interés y no haya colmado vuestra paciencia, y si en el futuro, se olvidan de lo latoso que soy, y me vuelven a invitar, con todo gusto, les entregaré algún otro rasgo de la multifacética vida de nuestro padre de la patria, que esta noche, la de su cumpleaños 236, y al calor de la amistad de esta querida mesa rotaria, he traído al recuerdo. Muchas gracias por vuestra atención.

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