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I.F.D. “MARIANO MORENO”
PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA
Cátedra: Práctica docente IV
Profesora: Bentatti, María Angélica.
Alumno: Bernardi, Gonzalo Alejandro
Curso: Cuarto año.
Año: 2011.
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SECUENCIA DIDÁCTICA Escuela: Normal Figueroa Alcorta.
Profesor titular: Iván Vieyra.
Curso: 5to año A
Practicante: Gonzalo Alejandro Bernardi
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Eje: Oralidad, lectura y escritura en el ámbito de la literatura.
Contenido: Participación en situaciones de intercambio dialógico: conversaciones, discusiones y debates sobre temas propios del ámbito de la literatura.
Tema: Lo monstruoso en la literatura
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LO MONSTRUOSO EN LA LITERATURA
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Fundamentación El origen de este corpus literario está influenciado por la construcción de uno anterior, ambos resultantes de una práctica constante de lecturas, escrituras y reescrituras, y a la perspectiva a la cual aprendimos y adherimos a planificar en el profesorado de lengua y literatura y su coherencia con lo que son los nuevos contenidos curriculares provenientes del ministerio de educación de la provincia de Córdoba. Quizás el aspecto más interesante y relevante para mencionar sea el abordaje de la intertextualidad que poseen las obras escogidas independientemente del género, época, autor y nacionalidad del texto que en diálogo con otras ramas del arte tales como pintura, música y cine conforman un conjunto destinado a la formación de los estudiantes como lectores capaces de abordar todo tipo de lectura de creciente complejidad. Es además importante señalar que se dará preponderancia a la oralidad en el análisis de las obras para dar la oportunidad a los estudiantes de tomar la palabra en público con más frecuencia. El papel que como practicante representaré será el de docente mediador que guiará y escuchará a los estudiantes para fortalecer un ambiente de interacción en el cual se pueda establecer un máximo de nivel interpretativo de los textos a analizar. El tema escogido para este corpus es Lo monstruoso en la literatura, a través del mismo conoceremos y reflexionaremos acerca del rol que lo monstruoso ha tenido en la literatura y en el arte. Puedo mencionar, con respecto a esto, por ejemplo, la intolerancia
humana
hacia
lo
diferente,
hacia
seres
diferenciados
de
la
convencionalidad social a la cual se puede pertenecer según el contexto o época de producción del relato. Lo monstruoso ha sido también un modo de explicar y conocer lo desconocido a lo largo de la historia, verbigracia de esto es la representación que el español y el europeo del siglo XV se figuraban de los habitantes de América, por ejemplo la designación de patagones a los nativos del sur de lo que hoy es Argentina debido a sus contexturas. Ahora bien, ¿qué es un monstruo? El monstruo suele definirse en relación con una norma que resulta violada: es una deformación o un desvío del orden natural o del orden divino; es una desmesura o una carencia que violenta cada uno de los seres. Puede tratarse de un desorden físico pero también de un desorden moral (la excesiva maldad, la excesiva lujuria, la carencia de todo sentimiento humano) o incluso estético (la fealdad extrema y también la turbadora belleza de efectos demoníacos).1
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Dorra, Raúl ¿Para qué los monstruos? http://www.elementos.buap.mx/num22/pdf/13.pdf
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Por otro lado Claude Kappler realizó una tipología del monstruo, entre otros los principales son los derivados de la antítesis (lo contrario al hombre), la carencia, el cambio en relación a los hombres, la modificación del tamaño, mezcla de sexos e hibridación (sirenas, centauros, etc) En fin, se presentarán en el corpus un amplio material textual y audiovisual que darán cuenta de gran parte de las diferentes concepciones de lo monstruoso identificado principalmente con lo que el ser humano no ha estado familiarizado y con necesidades políticas, sociales y culturales que han llevado a considerar monstruoso lo diferente. Se analizarán autores como Julio Cortázar (No se culpe a nadie, Las puertas del cielo), Elsa Bornemann (El titiritero), Alejandra Pizarnik (El infierno musical, La condesa sangrienta), Edgar Allan Poe (El gato negro), Horacio Quiroga (La gallina degollada) entre otras obras. Por último es importante reiterar que en cada caso se dará importancia a la reflexión de los estudiantes considerando las relaciones intertextuales entre todo el material a analizar.
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Objetivos
Establecer relaciones intertextuales entre obras de la literatura universal y nacional atendiendo a los contextos de producción y los vínculos con el arte. Apropiarse de prácticas de lenguaje diversas que permitan una participación plena en el contexto escolar y extraescolar. Participar en paneles de discusión siguiendo las reglas establecidas y sustentando puntos de vista. Reflexionar acerca de los mecanismos de discriminación, alienación, enajenación y sometimiento a través del análisis de obras literarias y del arte en general.
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No se culpe a nadie Julio Cortázar Lectura del cuento: el practicante leerá el cuento mientras los estudiantes lo siguen cada uno con su copia.
No se culpe a nadie El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pulóver azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pulóveres, irse encerrando, alejando. Sin ganas silba un tango mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pulóver en el armario y empieza a ponérselo delante del espejo. No es fácil, a lo mejor por culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pulóver, pero le cuesta hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atardecer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro, con una uña negra terminada en punta. De un tirón se arranca la manga del pulóver y se mira la mano como si no fuese suya, pero ahora que está fuera del pulóver se ve que es su mano de siempre y él la deja caer al extremo del brazo flojo y se le ocurre que lo mejor será meter el otro brazo en la otra manga a ver si así resulta más sencillo. Parecería que no lo es porque apenas la lana del pulóver se ha pegado otra vez a la tela de la camisa, la falta de costumbre de empezar por la otra manga dificulta todavía más la operación, y aunque se ha puesto a silbar de nuevo para distraerse siente que la mano avanza apenas y que sin alguna maniobra complementaria no conseguirá hacerla llegar nunca a la salida. Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con los dos brazos y el cuello. En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas. por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver Si fuese así su mano tendría que salir fácilmente pero aunque tira con todas sus fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos aunque en cambio parecería que la cabeza está a punto de abrirse paso porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz y la boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obligándolo a respirar profundamente mientras la lana se va humedeciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara de azul. Por suerte en ese mismo momento su mano derecha asoma al aire al frío de afuera, por lo menos ya hay una afuera aunque la otra siga apresada en la manga, quizá era cierto que su mano derecha estaba metida en el cuello del pulóver por eso lo que él creía el cuello le está apretando de esa manera la cara sofocándolo cada vez más, y en cambio la mano ha podido salir fácilmente. De todos modos y para estar seguro lo único que puede hacer es seguir abriéndose paso respirando a fondo y dejando escapar el aire poco a poco, aunque sea absurdo porque nada le impide respirar perfectamente salvo que el aire que traga está mezclado con pelusas de lana del cuello o de la manga del pulóver, y además hay el gusto del pulóver, ese gusto azul de la lana que le debe estar manchando la cara ahora que la humedad del aliento se mezcla cada vez más con la lana, y aunque no puede verlo porque si abre los ojos las pestañas tropiezan dolorosamente con la lana, está seguro de que el azul le va envolviendo la boca mojada, los agujeros de la nariz, le gana las mejillas, y todo eso lo va llenando de ansiedad y quisiera terminar de ponerse de una vez el pulóver sin contar que debe ser tarde y su mujer estará impacientándose en la puerta de la tienda. Se dice que lo más sensato es concentrar la atención en su mano derecha, porque esa mano por fuera del pulóver está en contacto con el aire frío de la habitación es
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como un anuncio de que ya falta poco y además puede ayudarlo, ir subiendo por la espalda hasta aferrar el borde inferior del pulóver con ese movimiento clásico que ayuda a ponerse cualquier pulóver tirando enérgicamente hacia abajo. Lo malo es que aunque la mano palpa la espalda buscando el borde de lana, parecería que el pulóver ha quedado completamente arrollado cerca del cuello y lo único que encuentra la mano es la camisa cada vez más arrugada y hasta salida en parte del pantalón, y de poco sirve traer la mano y querer tirar de la delantera del pulóver porque sobre el pecho no se siente más que la camisa, el pulóver debe haber pasado apenas por los hombros y estará ahí arrollado y tenso como si él tuviera los hombros demasiado anchos para ese pulóver lo que en definitiva prueba que realmente se ha equivocado y ha metido una mano en el cuello y la otra en una manga, con lo cual la distancia que va del cuello a una de las mangas es exactamente la mitad de la que va de una manga a otra, y eso explica que él tenga la cabeza un poco ladeada a la izquierda, del lado donde la mano sigue prisionera en la manga, si es la manga, y que en cambio su mano derecha que ya está afuera se mueva con toda libertad en el aire aunque no consiga hacer bajar el pulóver que sigue como arrollado en lo alto de su cuerpo. Irónicamente se le ocurre que si hubiera una silla cerca podría descansar y respirar mejor hasta ponerse del todo el pulóver, pero ha perdido la orientación después de haber girado tantas veces con esa especie de gimnasia eufórica que inicia siempre la colocación de una prenda de ropa y que tiene algo de paso de baile disimulado, que nadie puede reprochar porque responde a una finalidad utilitaria y no a culpables tendencias coreográficas. En el fondo la verdadera solución sería sacarse el pulóver puesto que no ha podido ponérselo, y comprobar la entrada correcta de cada mano en las mangas y de la cabeza en el cuello, pero la mano derecha desordenadamente sigue yendo y viniendo como si ya fuera ridículo renunciar a esa altura de las cosas, y en algún momento hasta obedece y sube a la altura de la cabeza y tira hacia arriba sin que él comprenda a tiempo que el pulóver se le ha pegado en la cara con esa gomosidad húmeda del aliento mezclado con el azul de la lana, y cuando la mano tira hacia arriba es un dolor como si le desgarraran las orejas y quisieran arrancarle las pestañas. Entonces más despacio, entonces hay que utilizar la mano metida en la manga izquierda, si es la manga y no el cuello, y para eso con la mano derecha ayudar a la mano izquierda para que pueda avanzar por la manga o retroceder y zafarse, aunque es casi imposible coordinar los movimientos de las dos manos, como si la mano izquierda fuese una rata metida en una jaula y desde afuera otra rata quisiera ayudarla a escaparse, a menos que en vez de ayudarla la esté mordiendo porque de golpe le duele la mano prisionera y a la vez la otra mano se hinca con todas sus fuerzas en eso que debe ser su mano y que le duele, le duele a tal punto que renuncia a quitarse el pulóver, prefiere intentar un último esfuerzo para sacar la cabeza fuera del cuello y la rata izquierda fuera de la jaula y lo intenta luchando con todo el cuerpo, echándose hacia adelante y hacia atrás, girando en medio de la habitación, si es que está en el medio porque ahora alcanza a pensar que la ventana ha quedado abierta y que es peligroso seguir girando a ciegas, prefiere detenerse aunque su mano derecha siga yendo y viniendo sin ocuparse del pulóver, aunque su mano izquierda le duela cada vez más como si tuviera los dedos mordidos o quemados, y sin embargo esa mano le obedece, contrayendo poco a poco los dedos lacerados alcanza a aferrar a través de la manga el borde del pulóver arrollado en el hombro, tira hacia abajo casi sin fuerza, le duele demasiado y haría falta que la mano derecha ayudara en vez de trepar o bajar inútilmente por las piernas en vez de pellizcarle el muslo como lo está haciendo, arañándolo y pellizcándolo a través de la ropa sin que pueda impedírselo porque toda su voluntad acaba en la mano izquierda, quizá ha caído de rodillas y se siente como colgado de la mano izquierda que tira una vez más del pulóver y de golpe es el frío en las cejas y en la frente, en los ojos, absurdamente no quiere abrir los ojos pero sabe que ha salido fuera, esa materia fría, esa delicia es el aire libre, y no quiere abrir los ojos y espera un segundo, dos segundos, se deja vivir en un tiempo frío y diferente, el tiempo de fuera del pulóver, está de rodillas y es hermoso estar así hasta que poco a poco agradecidamente entreabre los ojos libres de la baba azul de la lana de adentro, entreabre los ojos y ve las cinco uñas negras suspendidas apuntando a sus ojos, vibrando en el aire antes de saltar contra sus ojos, y tiene el tiempo de bajar los párpados y echarse atrás cubriéndose con la mano izquierda que es su mano, que es todo lo que le queda para
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que lo defienda desde dentro de la manga, para que tire hacia arriba el cuello del pulóver y la baba azul le envuelva otra vez la cara mientras se endereza para huir a otra parte, para llegar por fin a alguna parte sin mano y sin pulóver, donde solamente haya un aire fragoroso que lo envuelva y lo acompañe y lo acaricie y doce pisos.
Comentarios acerca de la lectura: el docente pedirá a los alumnos que hagan una valoración del cuento de acuerdo con las sensaciones ocasionadas por el texto: - El docente dirá: dado que ya han leído algunos cuentos de Cortázar, ¿qué opiniones pueden emitir acerca de No se culpe a nadie? Análisis del cuento: se realizarán reflexiones orientadas mediante preguntas orales por parte del practicante: - ¿A qué compromiso debe asistir el personaje del relato? (su mujer lo espera para comprar un regalo de casamiento) ¿Creen que este compromiso ejerza presión sobre él? ¿Por qué? ¿Cómo se manifiesta esta tensión en el relato? (si le causa presión, silba para distraerse, cuando no puede ponerse el pulóver piensa en que la mujer lo debe estar esperando, hace frío y tiene que salir para comprar un regalo. En verdad no debe tener ganas de ir, lo hace por obligación con la mujer) - El practicante dirá: hay situaciones en nuestra vida cotidiana que nos provocan indirectamente cierta repulsión, un malestar que se expresa en nuestro humor y en nuestras acciones más simple. Enumeremos algunas de estas situaciones, piensen en sus actividades cotidianas, ¿cuáles les resultan molestas? A continuación el practicante elegirá a un estudiante y le pedirá: imaginate ese momento que te causa tensión, tomá el pulóver e intentá ponértelo errando la posición de los brazos y el cuello hasta que te resulte sofocante, luego intentá quitártelo sin que puedas hasta que al final logras sacártelo. ¿Qué sensaciones te produjo? (ahogo, no podía respirar, me producía un fuerte calor en la cara y el cuerpo y la sensación mayor de no querer cumplir con lo que tengo que hacer) - ¿Qué aspectos se describen de la vestimenta del personaje? (el traje gris, una camisa y un pulóver de lana azul) ¿Por qué creen que escoge un pulóver azul? (porque es un color común para los hombres y además está acorde con el compromiso que tiene) El pulóver, ¿es verdaderamente de su agrado? (quizás no y posiblemente no se de cuente, se lo pone porque le queda bien y además otros, como su mujer, esperan que se vista de esa manera) En base a todo esto ¿Qué rasgos de personalidad demuestra el personaje? (es alguien estructurado que hace todo según las obligaciones que tiene a diario, deja de lado otras actividades atractivas para cumplir siempre con su deber) Ahora, ¿Cuántos personajes tiene el cuento? (él mismo por un lado y la mano derecha por el otro) - Pensemos ahora en la mano derecha, ¿qué sucede con esta mano a lo largo del relato? (se va independizando del cuerpo y ataca al hombre mientras éste intenta sacarse el pulóver) El practicante, en este punto, invitará nuevamente al estudiante que experimentó con el pulóver y le pedirá que represente lo que uno de sus compañeros leerá del relato. Fragmentos a leer: Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con …los dos brazos y el cuello. En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas. por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver Si fuese así su mano tendría que salir fácilmente pero aunque tira con todas sus
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fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos aunque en cambio parecería que la cabeza está a punto de abrirse paso porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz y la boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obligándolo a respirar profundamente mientras la lana se va humedeciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara de azul… …Entonces más despacio, entonces hay que utilizar la mano metida en la manga izquierda, si es la manga y no el cuello, y para eso con la mano derecha ayudar a la mano izquierda para que pueda avanzar por la manga o retroceder y zafarse, aunque es casi imposible coordinar los movimientos de las dos manos, como si la mano izquierda fuese una rata metida en una jaula y desde afuera otra rata quisiera ayudarla a escaparse, a menos que en vez de ayudarla la esté mordiendo porque de golpe le duele la mano prisionera y a la vez la otra mano se hinca con todas sus fuerzas en eso que debe ser su mano y que le duele, le duele a tal punto que renuncia a quitarse el pulóver, prefiere intentar un último esfuerzo para sacar la cabeza fuera del cuello y la rata izquierda fuera de la jaula y lo intenta luchando con todo el cuerpo, echándose hacia adelante y hacia atrás, girando en medio de la habitación, si es que está en el medio porque ahora alcanza a pensar que la ventana ha quedado abierta y que es peligroso seguir girando a ciegas, prefiere detenerse aunque su mano derecha siga yendo y viniendo sin ocuparse del pulóver, aunque su mano izquierda le duela cada vez más como si tuviera los dedos mordidos o quemados, y sin embargo esa mano le obedece, contrayendo poco a poco los dedos lacerados alcanza a aferrar a través de la manga el borde del pulóver arrollado en el hombro, tira hacia abajo casi sin fuerza, le duele demasiado y haría falta que la mano derecha ayudara en vez de trepar o bajar inútilmente por las piernas en vez de pellizcarle el muslo como lo está haciendo, arañándolo y pellizcándolo a través de la ropa sin que pueda impedírselo porque toda su voluntad acaba en la mano izquierda…
- La concepción de “lo derecho” y lo “izquierdo”, ¿qué ideas les sugiere? Después de las respuestas el practicante realizará comentarios acera de la concepción cultural que en occidente se tiene acera de las manos: La tradición popular identifica la mano derecha con lo racional y la mano izquierda con lo irracional e instintivo. Hay algunos puntos que resultan interesantes para saber: Diestra es la palabra utilizada para designar a la mano derecha, esta señala cualquier habilidad (ser diestro suele decirse), es la destreza la cualidad de esta mano. Es interesante también que al aprendizaje de cualquier disciplina se lo llame adiestramiento. Lo diestro y siniestro tiene diferentes acepciones, los sentidos que se desprenden son lo recto y lo torcido, lo luminoso y lo tenebroso y otros aspectos. Lo derecho se asocia también con hacer recto lo torcido, la parte izquierda o siniestra señala en general la mala dirección, el camino difícil y oscuro. Desde el punto de vista político las acepciones derecha e izquierda tienen su origen en la revolución francesa: la asamblea constituyente trabajaba en Versalles para dar una nueva constitución al reino de Francia. Entre los miembros de la constituyente se daban tendencias muy diversas que iban desde el absolutismo más rancio (una parte notable de la asamblea estaba formada por la nobleza y el clero) al constitucionalismo más radical pasando por el sector más moderado, que conformaba la mayoría de la asamblea. El 11 de septiembre de 1879, la asamblea discutía acaloradamente acerca de qué facultades tenía el monarca con respecto al poder legislativo representado por la asamblea. La discusión se centraba en qué tipo de veto podía interponer el rey frente a las decisiones de los parlamentarios, En un momento dado, los miembros de la Asamblea favorables a otorgar al rey un derecho de veto amplio se sentaron a la derecha del presidente. A su vez, los partidarios de recortar el derecho de veto al máximo se sentaron a la izquierda (esto se supone que fue aleatorio y espontáneo) Desde entonces la “leyenda urbana” dice que la derecha encarna al conservadurismo liberal, elitista, a la burguesía acomodada, un costumbrismo 11
de valores familiares y morales de inspiración religiosa pero materializados. La izquierda encarna valores igualmente materiales, pero laicos anticlericales y colectivistas, inspirados del racionalismo francés y del comunismo proletario. La impronta de izquierda es la del igualitarismo social.2 Un siniestro es una desgracia, la mano izquierda, en las representaciones sagradas es la mano del rigor, es el conjunto de de condiciones que impone necesariamente la sacralización de lo profano. La mano derecha es la de la gracia, la que “bendice”, es misericordiosa. En la concepción cristiana, Jesús está sentado a la derecha del Padre.
Para finalizar con los comentarios el practicante leerá el pasaje bíblico de Caín y Abel: Caín y Abel Adán tuvo dos hijos, Caín y Abel: éste fue pastor y aquél labrador. Uno y otro ofrecían dones al Señor; Caín de los frutos de la tierra, y Abel de lo mejor de su ganado. Mas el Señor aceptaba las ofrendas de Abel, inocente y bueno, pero no las de Caín, porque era malo. Por esto se llenó Caín de enojo y envidia contra su hermano, y en su amargura ni levantaba los ojos al cielo. Dijo el Señor a Caín: "¿Por qué envidias a tu hermano? ¿No está en tu mano el hacer el bien o el mal?" Pero Caín era sordo a la voz de Dios y tramaba en su mente feroces designios. Un día convidó a Abel a un paseo por el campo y cuando estuvieron solos lo acometió y lo mató. Después de tan horrible delito, Dios llamó a Caín y le dijo: "¿Dónde está tu hermano?" Y Caín contestó con altivez: "No lo sé. ¿Soy yo, acaso, el guardián de mi hermano?" Mas Dios le dijo: "La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra; tú serás maldito: la tierra que labrares no te dará fruto; andarás por ella errante y vagabundo." Caín, entonces, desesperado, huyó de sus parientes, y fue infeliz toda su vida.
- El practicante continuará preguntando: ¿Qué representan cada uno de los hermanos en el relato? (Abel representa lo bueno, lo inocente, el hombre que hace lo correcto y Caín la envidia, el pecado, el mal) ¿Cómo podemos asociar el pasaje bíblico con el personaje del cuento que estamos analizando? (la mano derecha se puede relacionar con Caín porque intenta dañar y hasta matar al cuerpo del personaje, la mano izquierda está relacionada con Abel ya que éste tenía la posibilidad de hacer el bien) - Considerando todo esto, ¿hay envidia de la mano derecha hacia la izquierda? ¿Por qué la ataca? (no tiene envidia, la ataca por defender al cuerpo, además es la única parte del cuerpo que puede ofrecer mayor resistencia, puede intentar hacer el bien) ¿Qué piensan que está recriminando esta mano derecha al personaje? (le está recriminando su forma de vida, él es muy estructurado, tanto que hasta esta mano que es racional lo ataca para poner fin esa condición) - ¿Qué sucede con el personaje al final del cuento? (no soporta más lo que le está pasando y en ese descontrol cae por la ventana) Imagínense ahora a ustedes en esa situación final ¿Cómo se defenderían de la mano derecha? (la atacaría con la mano izquierda, trataría de atarla, etc) En base a estas sugerencias Piensen algún final alternativo para el cuento. - Para finalizar, ¿por qué creen que el título del cuento sea No se culpe a nadie? (porque él es responsable de su vida y más allá de las obligaciones que podamos tener siempre hay opciones o maneras diferentes de afrontarlas sin olvidarnos vivir)
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Fuentes: - http://www.mounier.es/revista/pdfs/039031033.pdf - http://mundo-tradicional.blogspot.com/2010/11/diestra-y-siniestra-nota-sobre-el.html
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El titiritero Elsa Bornemann Lectura del cuento: el practicante leerá el cuento mientras los estudiantes lo siguen cada uno con su copia. El titiritero Llegó por vez primera y única a nuestro barrio pocos días después de anunciar su espectáculo mediante carteles que nos sorprendieron una mañana, camino hacia la escuela. Estaban pegados sobre todas las paredes de la manzana en la que se levantaba el edificio del colegio, así que no hubo alumno de la vecindad que no lo viera. Todos nos sentamos – de inmediato – magnetizados por el misterioso hombrecito de larga capa negra y sombrero aludo que nos invitaba – desde los afiches – a asistir a su “GRAN FUNCIÓN GRATIS GRAN – LOS TÍTERES DEL TERROR – ESTRENO MUNDIAL EL PRÓXIMO DOMINGO EN EL PARQUE DE LOS PATRICIOS – A LAS DIEZ, JUNTO A LA FONTANA, LOS ESPERA MISTER ADRENAL” ¡Con cuánta ansiedad esperamos aquel domingo! Funciones de títeres veíamos con frecuencia y nos encantaban, pero nunca habíamos presenciado una “de terror”… ¡Vaya si ese Míster Adrenal sabía cómo despertar la atención infantil! La mayoría de los chicos del barrio – que raramente aparecíamos por el parque antes de las once domingueras- estábamos allí desde muy temprano, aguardando el arribo del titiritero. Cuando llegó – a las diez en punto – casi todo el niñerío de Patricios (y una multitud de adultos, tan interesados como los pequeños, aunque no lo confesaran…) se había dado cita junto a la enorme fuente. Míster Adrenal llegó solo, como brotado por arte de magia de los arbustos que salpicaban – en su derredor – la casa del guardián del parque. Nos extrañó que no portara una valija siquiera, ni que se presentara acompañado por algún ayudante. - ¡EL TEATRO DE TÍTERES ES MI PROPIA CAPA! – anunció – de repente – una vez que se aquietó el murmullo generalizado que había provocado su aparición. Entonces se subió a un banco del parque, sacó sus dos brazos por entre las aberturas frontales de la capa e inició la función. Creo que ninguno de los que fuimos sus espectadores – aquella mañana – ha vuelto a presenciar una obra tan terrorífica. Los dos únicos títeres que actuaron (llamados Martirio y Delirio) nos condujeron hacia increíbles zonas del terror. Los brazos derecho e izquierdo de Mister Adrenal parecían tener una vida propia y desesperante. Su capa se movía de aquí para allá – en su inquietante vuelo de seda – mientras Martirio y Delirio se iban asemejando – más y más, a cada instante – a verdaderas criaturas humanas. Dos pesadillas en miniatura, tan insoportablemente repulsivas eran. Y para qué describirlas, si tu imaginación – de seguro – ya las estará viendo tales cuales eran. Sí. Así. Con esos ojos. Con esas bocas. Con esas diminutas manos inventadas para rozar lo espeluznante. Y también pronunciando esas palabras que solo podían convocar al espanto. Aunque estremecido de miedo, lo cierto era también que otra sensación conmovía al auditorio: la de percibir que estaba ante un extraordinario artista, frente a un titiritero excepcional y dos no menos excepcionales muñecos. Comenzaba a llover a cántaros cuando Míster Adrenal dio por finalizada su obra, no sin antes anunciar que ofrecería una nueva y última función esa misma tarde, si las condiciones del tiempo lo permitían para las seis. Hizo entonces unas volteretas y Martirio y Delirio agradecieron – con reverencias y aplausos de sus propios bracitos – la fuerte ovación que coronó sus actuaciones. De inmediato, el titiritero volvió a introducirlos debajo de la brillante capa y se escabulló – presuroso – entre el gentío que comenzaba a retirarse del parque (también de prisa, para no mojarse demasiado). A pesar del aguacero, mis amiguitos y yo decidimos que seguiríamos a Míster Adrenal antes de que se nos evaporara entre las aguas. Queríamos conversar con él, averiguar de dónde venía, cuáles eran los secretos de su aterrador pero incomparable arte, hacerle – en fin – un montón de `preguntas pero – por sobre todo – ver de cerca, bien de cerca de los horripilantes títeres. ¿Quién de nosotros se animaría
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a tocarlos? ¿Quién se atrevería a enguantárselos con la misma tranquilidad con la que manipulábamos nuestros propios títeres, hechos en la escuela? - Yo, ¡ni loca! – repetía Mechita, mientras correteábamos bajo la lluvia tratando de alcanzar a Míster Adrenal. – ¡Se me erizan los pelos de sólo pensar en Martirio y Delirio! Puaj. En cambio, Martín, Eugenio, Mariela y yo alardeábamos de lo lindo: cada uno aseguraba que iba a ser el primero en tomar a los títeres, en abrazarlos incluso. La silueta de Míster Adrenal se perdía ya en el interior de la casa del guardián cuando – con las lenguas afuera y empapados – los cinco chicos llegamos al jardincito que se abría frente a la vivienda. - Ajá. Con que se está hospedando en este lugar – dijo Eugenio. - Bajas todas las persianas… Raro, ¿no? – agregó Martín. Mariela y yo nos acercamos – entonces - a la puerta de entrada que – minutos antes – se había cerrado tras el ingreso del titiritero. De orejas pegadas a la gruesa madera con aldabón, tratamos de escuchar alguna voz, algún sonido que proviniera del interior de la casa, antes de llamar. Pero lo cierto es que no oíamos nada. Silencio más silencio que – como es obvio – nos desconcertó. - Golpeamos o ¿no? – cuchicheábamos indecisos. - ¿Y si se acostó y se enoja? ¿Qué hacemos? Fue entonces cuando Mariela – la más audaz de los cinco – pulsó suavemente el picaporte. ¿Qué sorpresa! La cerradura estaba sin llave y la puerta empezó a abrirse con lentitud, impulsada por el leve empujoncito de la mano de nuestra amiga. Detrás de ella nos arracimamos los demás- entre temerosos y excitados – hasta que un empellón de Eugenio – que quiso hacerse el gracioso – nos arrojó a los otros cuatro hacia el interior de la casa. Durante unos segundos que se me antojaron inacabables, vimos – entonces – lo que nunca debimos ver. Aún me estremezco al recordarlo. Sin su capa ni el sombrero, sentado junto a una mesa sobre la que temblaba la luz de una lámpara y de espaldas a la puerta, Míster Adrenal. Tenía los codos apoyados sobre la tabla y se sostenía la cabeza con ambas manos cuando lanzó aquellos pavorosos alaridos, no bien advirtió nuestra presencia. Al instante nos dimos cuenta del por qué de su actitud. Y fueron nuestros gritos de horror los que se mezclaron – como un relámpago – con los suyos y con los de otras dos bocas, antes de escapar – atropellándonos en desordenada huída – a través del parque. Un largo rato después – y ya los cinco amigos reunidos en la tibia cocina de la casa de Mariela – intentamos contarle a sus padres lo que nos había pasado. Tuvo que transcurrir otro largo rato para que pudiéramos hacerlo con cierta claridad, espantados como seguíamos por lo que habíamos visto. De todos modos, no nos creyeron; como tampoco la familia de Martín, ni la de Mechita, ni la de Eugenio, ni la mía. - Sugestionados están. Tremenda la impresión que les causaron esos títeres – nos dijeron los mayores. – Ese Míster Adrenal tiene un talento extraordinario, es un artista singular pero no le vamos a permitir que vuelva a actuar para los niños… Cálmense. Ya mismo vamos a ir hasta la casa del guardián para hablar con él. Un pequeño grupo de padres se dirigió – entonces – hacia el parque, dispuesto a charlar con el titiritero. - ¡Ahora van a ver que no mentimos! – les repetíamos los chicos una y otra vez. - ¡Lo que les contamos es la pura verdad! La lluvia continuaba volcándose con fuerza alrededor de las siete menos cuarto de la tarde, hora en que los adultos regresaron con el informe de que nadie había acudido a sus llamados en la casa del guardián y que la puerta estaba cerrada con candado, como era habitual cuando el viejo cuidador se alejaba de allí. - Ni rastros de Míster Adrenal – nos dijeron. – Seguramente suspendió la función de las dieciocho y se marchó. También, con esta lluvia… Inútil nuestra insistencia en reiterarles - entre lágrimas – el desdichado episodio que nos había tenido como testigos. No nos creyeron ni una palabra y – para colmo – nos aconsejaron que guardáramos el secreto de lo que ellos suponían “una alucinación colectiva”, “una visión producto del pánico”. - Ya se les pasará el “chucho”… - nos decían. – Los demás van a pensar que están locos si cuentan lo que nos confiaron a nosotros, queridos.
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- ¿Quién puede “tragarse” tamaña historia…? Nadie les creerá. Desde aquel día y hasta la fecha, Eugenio, Mariela, Mechita, Martín y yo callamos, y el paso de los años hizo que comprendiéramos las recomendaciones de nuestros padres. Pero ninguno de los cinco duda acerca de la realidad de lo ocurrido en la casa del guardián, de lo visto – entonces –y que ahora viene a formar parte de un cuento. Sabemos que es la única vía para transmitirlo, sin que la gente murmure que nuestra salud mental deja mucho que desear. Y bien. Acaso si no me hubiera sucedido a mí, tampoco yo creería que los brazos de Míster Adrenal existían con independencia del resto del cuerpo, que Delirio y Martirio no eran títeres fantásticos sino dos criaturas encarnadas a partir de los hombros del titiritero. Dos pequeños seres, cuyas espantosas cabezas ocupaban los lugares que debían de haberle correspondido a sus manos. Dos engendros, especie de hermanos siameses del artista y tan reales como cualquiera de nosotros. Los alaridos de Míster Adrenal y los chillidos que Martirio y Delirio emitieron durante aquellos instantes en que los cinco amiguitos los sorprendimos tales cuales eran, persisten en mi memoria con el vigor de una sirena de otros mundos, aunque jamás haya vuelto a tener noticias de sus vidas.
Comentarios acerca de la lectura: el docente pedirá a los alumnos que den una opinión acerca del cuento: - ¿Qué sensaciones les produjo la narración? Análisis del cuento: - ¿Qué datos proporciona el texto acerca de la contextura física de míster Adrenal? (un hombrecito de capa negra y sombrero aludo) ¿Cómo se imaginan los rasgos de la cara? (con pintura blanca y roja, arrugas, boca grande y nariz aguileña). - Los títeres se llaman Martirio y Delirio, ¿qué pueden decir de estos dos términos que dan nombre a los títeres? (martirio es algo que produce sufrimiento o dolor, puede referirse a alguien que lo provoca o que lo padece; delirio está relacionado con la locura) Si pensamos en la mano derecha de No se culpe a nadie, ¿qué nombre le asignarían? ¿Por qué? - El texto dice con respecto a los títeres: Dos pesadillas en miniatura, tan insoportablemente repulsivas eran. Y para qué describirlas, si tu imaginación – de seguro – ya las estará viendo tales cuales eran… Luego el practicante dirá: he observado en las clases del profesor Iván que han hecho dibujos interesantes con el cuento Las doce a Bragado, ¿podrían realizar un dibujo del titiritero junto con Martirio y Delirio? Además a la vez, ¿podrían dibujar paralelamente a la mano derecha del cuento No se culpe a nadie? El practicante escogerá entre los interesados a dos o tres alumnos para que vayan realizando los dibujos para presentarlos al final de la clase. Llegado el momento los admiraremos y compararemos con la ilustración que Diego Bianchi ha realizado para el cuento (la ilustración se mostrará en el momento de realizar la comparación) - En el cuento no se especifica los diálogos del espectáculo del titiritero, lo único que nos dice el narrador es que tanto niños como adultos estaban impresionados por el terror. Teniendo en cuenta la gestualidad, los sonidos y las palabras como recursos, ¿qué temas piensan que podrían haber desarrollado los títeres? (perros endemoniados, chicos desaparecidos y mutilados por extraños, etc) ¿Pueden arriesgar una conversación entre Martirio y Delirio? Tengan en cuenta lo dialogado acerca de las manos derecha e izquierda, ¿tendrá alguno de los títeres preponderancia sobre el otro? ¿Quién piensan que pueda ser el de la mano derecha o izquierda? ¿Por qué? (Martirio puede ser la mano izquierda por ser la más sensitiva, Delirio puede ser la mano derecha ya que el delirio es una condición de la razón humana) - Los padres de los chicos dicen que los amiguitos tuvieron “una alucinación colectiva” y además dicen…Los demás van a pensar que están locos si cuentan lo que nos confiaron a nosotros… ¿Piensan qué los chicos imaginaron todo lo que vieron en la casa del guardián? ¿Por qué? (No lo imaginaron, lo que pasa es que no les creen 15
porque son chicos) ¿Qué estrategia utiliza el narrador para dar veracidad a los hechos? (el narrador dice que transmite lo sucedido mediante este cuento para que no duden de su estado mental) Ahora bien, probablemente en el transcurso de sus vidas se hayan topado con una persona que les haya causado miedo o terror, por ejemplo algún hombre con rasgos y actitudes misteriosas a nuestro entender. Brevemente ¿qué anécdotas pueden narrar a la clase? En el caso de que no se animen a contar alguna experiencia el practicante comenzará narrando una propia: Años atrás, en mi infancia, había en Ballesteros un vagabundo que vivía en la calle, su aspecto era andrajoso y tenía la barba muy encrespada. Se decía que comía raíces de los árboles y que insultaba a los chicos si lo miraban mucho, lo llamábamos “El loco Giordano”, conocíamos su apellido porque formaba parte de una familia reconocida del pueblo. Los rumores acerca de él eran muchos, se decía que había pertenecido al ejército y que además había vivido en Perú (esto último es verdad según la familia) y que allí se casó con una mujer, tuvo hijos y era feliz, pero por algunas cuestiones relacionadas con el tráfico de drogas fue apresado y le lavaron el cerebro. Al ser liberado, luego de unos años, fue enviado de regreso a Argentina. En el imaginario del pueblo se decía que no quería recordar su vida pasada y que si alguien lo llamaba por su antiguo sobrenombre “Cacho” él lo atacaba. Este es el punto que importa, ya que en un asado que habíamos organizado con mis compañeros de colegio lo vimos pasar por la calle y uno de nosotros lo llamó ¡¡Cacho!!, él solo se dio vuelta, nos insultó con los agravios más conocidos y continuó su camino. Desde ese día evitamos cruzarnos con Cacho, aún hoy cuando todos lo llaman así y él vive con su familia, adaptado ya a la sociedad. - Para cerrar la clase admiraremos las ilustraciones y el practicante pedirá comentarios acerca de las impresiones causadas por las imágenes en relación a los cuentos, primero a los dibujantes y luego a los demás: ¿Por qué te imaginaste de este modo los personajes? ¿Se imaginaban ustedes del mismo modo a los mismos? ¿Cómo se los representaban?
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El infierno musical Alejandra Pizarnik Proyección del cuadro El infierno musical de El Bosco, reproducción de una canción de la banda gótica Lacrimosa “Alles unter Schmerzen” y lectura del canto XIII de la divina comedia. El practicante preguntará: ¿qué sensaciones les transmite la confrontación de estas obras? (tristeza, sufrimiento, dolor) ¿A qué época creen que pertenece el la imagen?, ¿y el texto? Luego de esto el practicante realizará una breve reseña del cuadro y de la divina comedia de Dante Alighieri. El infierno musical de Alejandra Pizarnik leva el título de uno de los detalles de la obra pictórica El Infierno de Hieronymus Bosch , llamado por el artista “El infierno musical”. Bosch es un pintor medieval que recreó en una serie de cuadros escenas del purgatorio, el paraíso y el infierno dantescos. El infierno musical es posible interpretarlo desde el recorrido visual los siguientes símbolos pictóricos y oníricos propios de una imagen del infierno. Decir lo indecible dentro de una imagen abstracta y a veces poco exacta de un paisaje desconocido y aterrador, es lo que Bosch manifiesta en esta especie de imagen surrealista del infierno. Seres reconstruidos en sí mismos de una manera amorfa de realidades asimilables a objetos conocidos por nuestra propia humanidad, por nuestros propios preceptos 3 que son obvios y directos a la mirada muchas veces cerrada y concreta del aquí y el ahora.
¿A qué estilo pertenece la canción escuchada? ¿Qué sensaciones trasmite? (melancolía, tristeza) Aquí el practicante se referirá brevemente al gótico musical: 4
El movimiento gótico Lo que hoy se denomina “movimiento gótico” tiene sus orígenes a finales de los años setenta en el Reino Unido, y ha perdurado con más o menos vitalidad en casi toda Europa y en el mundo occidental, con formas ligeramente diferentes entre los distintos países donde hoy día tiene presencia. Por eso se escucha hablar del “gótico italiano”, del “gótico alemán”, del “gótico francés”, cada uno con su especificidad. Esta subcultura nacida del movimiento punk, e inspirada en el cine expresionista Alemán y en la literatura romántica, se caracteriza por una estética sombría, macabra y muchas veces provocadora. Esta última se traduce en códigos que podemos observar en la vestimenta (moda gótica). Esta corresponde a un estilo que se basa en lo elegante, donde el negro es el color predominante, con accesorios o elementos considerados como misteriosos, sexy, provocadores y excéntricos. De alguna manera nos regresa a una cierta estética y ética de la vida, donde el principio fundamental es el ser, es el encontrarse y estar consigo mismo. Un estilo de vida que privilegia la atmósfera sombría, melancólica, mórbida, fantástica y romántica, calificativos que se reencuentran en una “cultura musical gótica” con distintas orientaciones musicales. En general, la música gótica se inspira en lo que se conoce como “música clásica”, y desde allí se exploran los temas universales propios del imaginario, de lo fantástico y nostálgico que nos regresa al romanticismo del siglo XIX. La música ante todo expresa una suerte de tensión entre los sentimientos y el ambiente que ella instaura: los temas de las canciones, los sonidos inquietantes y la sensualidad de las voces etéreas femeninas y los tenores hacen un conjunto, una atmósfera que tiende a lo cinematográfico y a lo teatral. Es una música que busca siempre la expresión de la belleza en el sufrimiento, la melancolía y la muerte.
Lectura y análisis de poemas pertenecientes a la obra El infierno musical de Alejandra Pizarnik en relación a la obra pictórica El infierno musical de El Bosco. - El infierno musical: ¿Qué sensación les produjo el poema? Si tenemos en cuenta la canción escuchada, en el poema ¿mediante qué está representado este infierno musical? (el lenguaje, las
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Fuente: http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2006/basso_c/html/index-frames.html
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Fuente: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/705/70517520003.pdf
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palabras) Al enunciar estas palabras ¿Qué está haciendo el yo poético? (Está recordando) Ahora pensemos en el final de un día o una serie de días en los que hemos tenido que afrontar situaciones límites o difíciles, ¿cuáles pueden mencionar? ¿Es posible dejar de pensar en ellas? En el poema, los recuerdos ¿qué sensación le imprime al sujeto? (una sensación de desgarramiento) Si el infierno está representado por las palabras, ¿es posible dejar de pensar, dejar a un lado el lenguaje? ¿En qué momento dejamos de pensar? (no es posible dejar de pensar, solo durmiendo podemos evitarlo) ¿De qué otro modo dejaríamos de pensar? (con la muerte) El yo poético, ¿pretende la muerte? ¿por qué? (pretende morir porque los recuerdos lo desgarran). Observemos la imagen pictórica, ¿Mediante qué objetos está representado el lenguaje? (por los instrumentos musicales) ¿por qué creen que la música se asemeja a la palabra? (es difícil dejar de escucharla, aún en nuestro interior puede seguir sonando) - La palabra del deseo: Las expresiones Esta espectral textura de la oscuridad y Este hundirse sin hundirse ¿Qué están representado? (la desolación y el sentimiento de estar perdido) ¿Cuáles son las certezas del mundo real del personaje? (no tiene posesiones y la mirada de un ser amado) ¿Qué sensación piensan que siente al enunciar esta certezas? , (desolación, tristeza, etc) Pensemos en la última estrofa, el lenguaje, ¿es suficiente para expresar nuestras sensaciones?, ¿cómo se advierte en estos versos? (nos dice que no hay palabras para expresar la soledad) - Los de lo oculto: Con respecto al poema anterior, ¿qué nos confirma? (que las palabras no son suficientes para expresar un gran dolor) La frase imagen mordida por los perros del desconsuelo, ¿qué les sugiere? (dolor, desesperación) Si recordamos el poema El infierno musical, los perros mencionados en la segunda estrofa de este poema, ¿están desgarrando su cuerpo?, ¿qué desgarran? (están desgarrando su interior, su alma) Observemos con cuidado este fragmento del la pintura de El Bosco, ¿qué detalles observan? (un caballero con armadura con una copa de oro en la mano, los perros están mordiéndolo, el aspecto de éstos es diferente, tienen manos de reptil), ¿qué pueden deducir de la copa de oro y la armadura? (que el dinero ni todo lo material del hombre es suficiente para la felicidad) Pensemos ahora en lo que conocemos hasta aquí de la poética de Pizarnik y específicamente en la concepción de la realidad que tiene el yo poético, ¿qué correspondencia encuentran con la imagen pictórica? (en la poesía se ve soledad, sufrimiento, dolor, un desgarramiento como en la imagen, además el yo poético no ya no quiere vivir) Llegada esta instancia, el practicante explicará: La construcción de un poema excede a lo plenamente inspiratorio, quizás hasta lo artístico aunque todo proceso de construcción lo sea. Los poetas y en este caso Alejandra Pizarnik no se vale únicamente de la inspiración, por detrás de su obra hay una búsqueda, una investigación del conocimiento, búsqueda siempre inacabada que deviene en una obra y luego con el paso del tiempo en obras posteriores nunca con las mismas características, sino siempre con una evolución, es un circuito con un trayecto circular que retorna con esa esencia primaria del poeta pero nunca con las mismas características. Quiero decir, no somos hoy exactamente los mismos que hace dos años. Heráclito, un filósofo griego decía al respecto que el fundamento de todo está en un cambio incesante, el ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. 18
Algo similar sucede con la poesía de esta autora que estudió filosofía y letras en la universidad de Buenos Aires, que se vio acompañada por la noche porteña, entre amigos escritores como Silvina Ocampo y Bioy Casares, entre alcohol, cigarrillos y mucha literatura. Una Alejandra Pizarnik que también se interesó por el estudio del psicoanálisis y el arte plástico. Ella decía que la pintura le brindaba todo lo necesario para la construcción poética y narrativa, buscaba para su poesía el mismo silencio que impone un cuadro. En palabras de ella: "En cuanto a la inspiración, creo en ella ortodoxamente, lo que no me impide, sino todo lo contrario, trabajar mucho tiempo un solo poema. Y lo hago de una manera que imita, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero la hoja de papel a un muro y la contemplo, cambio palabras, suprimo versos. A veces, al suprimir una palabra, imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su nombre. Entonces, a la espera de la deseada, hago en su vacío un dibujo que la alude. Y este dibujo es como un llamado ritual. (Agrego que mi afición al silencio me lleva a unir en espíritu la poesía con la pintura; de allí que donde otros dirán instante privilegiado yo hable de espacio privilegiado)".
Para finalizar atendamos a la última estrofa ¿qué imposibilidad tiene el yo poético? (no puede dejar de pensar) Los poseídos entre lilas I La ventana que menciona el yo poético, ¿está orientada hacia un exterior? (no) ¿hacia donde está orientada? (hacia el interior del yo poético) ¿Qué nos describe en su visión? (un café, sillas vacías, el cielo deteriorado), ¿qué relaciones encuentran con la imagen pictórica? (la mesa, el cielo, los perros) Las imágenes descriptas, ¿tienen sentido? (no, hay cierta incoherencia), ¿en qué momentos nuestra mente puede ver imágenes incoherentes? (en sueños) Considerando todo esto, ¿Qué pueden decir del pasado del yo poético? (Que ha sufrido mucho y esto lo atormenta) ¿cuál creen que sea el deseo del yo poético? (dejar de sufrir), ¿cómo puede conseguirlo? (con la muerte) II Primera estrofa El yo poético, ¿cree que se puede tener un dominio sobre la muerte? (no) ¿Cómo lo expresa? (dice que la muerte se entretiene tallando los huesos) Los perros, ¿qué representan? (la muerte). Pensemos en la expresión El silencio es de oro y la palabra de plata, ¿qué les sugiere? (qué el silencio tiene más valor) ¿por qué el silencio tiene más valor? (porque las palabras son el infierno musical)
Segunda estrofa De las personas muertas, ¿qué les queda a los vivos? (cenizas, manchas de sangre, uñas, etc) En esta descripción, ¿qué pecados encuentran? (avaricia, lujuria, los pecados capitales), ¿cuáles son los pecados capitales? ( lujuria, avaricia, envidia, ira, pereza, gula y soberbia), en la imagen pictórica, ¿encuentran estos pecados?, ¿cómo están representados? (hay humanos desnudos, sufriendo; un conejo se come a un hombre mientras lo defeca; hay cartas y dados, etc) Ahora, si pensamos en la ventana interior del poema anterior y la posibilidad del sueño como calma del infierno musical, ¿ha muerto ya el yo poético?, ¿por qué? (no ha muerto porque con la muerte encontraría el descanso) IV En el poema, ¿qué representa el lobo gris? (la muerte) 19
¿Tienen respuestas las preguntas del final del poema? (no) ¿Qué sensación causan estas preguntas sin respuestas? (desolación, tristeza) Considerando esto y el hecho de que el yo poético no le teme al lobo gris ¿qué desea el yo poético? (desea morir) El practicante finalizará diciendo que en los poemas se evidencia una fragmentación de la identidad del yo poético, fragmentación causada por la angustia existencia, el desamparo y la enajenación. Esa obra de Pizarnik es la última que escribe ya que un año después de su publicación (1971) se suicida ingiriendo pastillas para dormir, las cuales en algunas ocasiones las tomaba para contrarrestar el efecto de las anfetaminas. Muere un fin de semana de 1972 cuando había obtenido permiso para salir del hospital psiquiátrico en el que estaba internada por un cuadro depresivo intenso. Además para cerrar la concepción del arte poético, el practicante leerá la poesía Arte poético de Jorge Luis Borges: Arte poético Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo de los días del hombre y de sus años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara nos mira desde el fondo de un espejo; el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Ítaca verde y humilde. El arte es esa Ítaca de verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río interminable.
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Poemas e imágenes
La palabra del deseo Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse. ¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar.) El dolor en los huesos, el lenguaje roto a palabras, poco a poco reconstituir el diagrama de la irrealidad. Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba. Paso desnuda con un cirio en la mano,
El infierno musical
Golpean con soles Nada se acopla con nada aquí
castillo frío, jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no
Y de tanto animal muerto en el cementerio de huesos filosos de mi memoria
poder circundarla por no poder darle un
Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar entre mis piernas
de mis frases.
rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota
La cantidad de fragmentos me desgarra Impuro diálogo Un proyectarse desesperado de la materia verbal Liberada a sí misma Naufragando en sí misma.
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Los poseídos entre lilas I - Se abrió la flor de la distancia. Quiero que mires por la ventana y me digas lo que veas, gestos inconclusos, objetos ilusorios, formas fracasadas… Como si te hubieses
Los de lo oculto
preparado desde la infancia, acércate a la
Para que las palabras no basten es preciso
ventana.
alguna muerte en el corazón. - Un café lleno de sillas vacías, iluminado La luz del lenguaje me cubre como una
hasta la exasperación, la noche en forma
música, imagen mordida por los perros del
de ausencia, el cielo como de una materia
desconsuelo, y el invierno sube por mí
deteriorada, gotas de agua en una ventana,
como la enamorada del muro.
pasa alguien que no vi nunca, que no veré jamás.
Cuando espero dejar de esperar, sucede tu caída dentro de mí. Ya no soy más que un
- ¿Qué hice del don de la mirada?
adentro. - Una lámpara demasiado intensa, una puerta abierta, alguien fuma en la sombra, el tronco y el follaje de un árbol, un perro se arrastra, una pareja de enamorados se pasea despacio bajo la lluvia, un diario en una zanja, un niño silbando…
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- Proseguí. (En tono vengativo). Una
II
equilibrista enana se hecha al hombro una
Si viera un perro muerto me moriría de
bolsa de huesos y avanza por el alambre
orfandad pensando en las caricias que
con los ojos cerrados.
recibió. Los perros son como la muerte: quieren huesos. Los perros comen huesos.
- ¡No! Está desnuda pero lleva sombrero,
En cuanto a la muerte, sin duda se
tiene pelos por todas partes y es de color
entretiene tallándolos en forma de
gris de modo de que con sus cabellos rojos
lapiceras, de cucharitas, de cortapapeles,
parece la chimenea de la escenografía
de tenedores, de ceniceros. Sí, la muerte
teatral de un teatro para locos. Un gnomo
talla huesos en tanto el silencio es de oro y
desdentado la persigue mascando las
la palabra de plata. Sí, lo malo de la vida es
lentejuelas…
que no es lo que creemos pero tampoco lo contrario.
- Basta, por favor. Restos. Para nosotros quedan los huesos - (En tono fatigado). Una mujer grita, un
de los animales y de los hombres. Donde
niño llora. Siluetas espían desde sus
una vez un muchacho y una chica hacían el
madrigueras. Ha pasado un transeúnte. Se
amor, hay cenizas y manchas de sangre y
ha cerrado una puerta.
pedacitos de uña y rizos púbicos y una vela doblegada que usaron con fines oscuros y manchas de esperma sobre el lodo y cabezas de gallo y una casa derruida dibujada en la arena y trozos de papeles perfumados que fueron cartas de amor y la rota bola de vidrio de una vidente y lilas marchitas y cabezas cortadas sobre almohadas como almas impotentes entre los asfódelos y tablas resquebrajadas y zapatos viejos y vestidos en el fango y gatos enfermos y ojos incrustados en una mano que se desliza hacia el silencio y manos con sortijas y espuma negra que salpica a un espejo que nada refleja y una niña que durmiendo asfixia a su paloma preferida y pepitas de oro negro resonantes como gitanos de duelo tocando sus violines a orillas del mar Muerto y un corazón que late para engañar y una rosa que se abre para traicionar y un niño llorando frente a un cuervo que grazna, y la inspiradora se enmascara para ejecutar una melodía que
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nadie entiende bajo una lluvia que calma mi mal. Nadie nos oye, por eso emitimos ruegos, pero ¡mira! El gitano más joven está decapitando con sus ojos de serrucho a la niña de la paloma.
IV Alguna vez, tal vez, encontraremos refugio en la realidad verdadera. Entretanto ¿puedo decir hasta que punto estoy en contra? Te hablo de la soledad mortal. Hay cólera en el destino porque se acerca, entre las arenas y las piedras, el lobo gris. ¿Y entonces? Porque romperá todas las puertas, porque sacará afuera a los muertos para que devoren a los vivos, para que sólo haya muertos y los vivos desaparezcan. No tengas miedo del lobo gris. Yo lo nombré para comprobar que existe y porque hay una voluptuosidad inadjetivable en el hecho de comprobar. Las palabras hubieran podido salvarme, pero estoy demasiado viviente. No, no quiero cantar muerte. Mi muerte… el lobo gris… la matadora que viene de la lejanía… ¿no hay un alma viva en esta ciudad? Porque ustedes están muertos. ¿Y qué espera puede convertirse en esperanza si están todos muertos? ¿Y cuándo vendrá lo que esperamos? ¿Cuándo dejaremos de huir? ¿Cuándo ocurrirá todo esto? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuánto? ¿Por qué? ¿Para quién?
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La condesa sangrienta Alejandra Pizarnik Actividades: Lectura del cuento: en la clase anterior al desarrollo de las actividades el practicante entregará el cuento a los estudiantes para que lo lean en casa. Alejandra Pizarnik LA CONDENSA SANGRIENTA El criminal no hace la belleza; él mismo es la auténtica belleza. Jean Paul Sartre Valentine Penrose ha recopilado documentos y relaciones acerca de un personaje real e insólito: la condesa Báthory, asesina de 650 muchachas. Excelente poeta (su primer libro lleva un fervoroso prefacio de Paul Éluard), no ha separado su don poético de su minuciosa erudición. Sin alterar los datos reales penosamente obtenidos, los ha refundido en una suerte de vasto y hermoso poema en prosa. La perversión sexual y la demencia de la condesa Báthory son tan evidentes que Valentine Penrose se desentiende de ellas para concentrarse exclusivamente en la belleza convulsiva del personaje. No es fácil mostrar esta suerte de belleza. Valentine Penrose, sin embargo, lo ha logrado, pues juega admirablemente con los valores estéticos de esta tenebrosa historia. Inscibe el reino subterráneo de Erzébet Báthory en la sala de torturas de su castillo medieval: allí, la siniestra hermosura de las criaturas nocturnas se resume en una silenciosa de palidez legendaria, de ojos dementes, de cabellos de color suntuoso de los cuervos. Un conocido filósofo incluye los gritos en la categoría del silencio. Gritos, jadeos, imprecaciones, forman una "sustancia silenciosa", la de este subsuelo es maléfica. Sentada en su trono, la condesa mira torturar y oye gritar. Sus viejas y horribles sirvientas son figuras silenciosas que traen, fuego, cuchillos, agujas, atizadores; que torturan muchachas, que luego las entierran. Como el atizador o los cuchillos, esas viejas son instrumentos de una posesión. Esta sombría ceremonia tiene una sola espectadora silenciosa. LA VIRGEN DE HIERRO ...parmi les rires rouges des lévres luiantes et les gestes monstrueux des femmes mécaniques. R. DAUMAL Había en Nüremberg un famoso autómata llamado la "Virgen de Hierro". La condesa Báthory adquirió una réplica para la sala de torturas de su castillo de Csejthe. Esta dama metálica era del tamaño y del color de la criatura humana. Desnuda, maquillada, enjoyada, con rubios cabellos que llegaban al suelo, un mecanismo permitía que sus labios se abrieran en una sonrisa, que los ojos se movieran. La condesa, sentada en su trono, contempla. Para que la "Virgen" entre en acción es preciso tocar algunas piedras preciosas de su collar. Responde inmediatamente con horribles sonidos mecánicos y muy lentamente alza los blancos brazos para que se cierren en perfecto abrazo sobre lo que esté cerca de ella --en este caso una muchacha. La autómata la abraza y ya nadie podrá desanudar el cuerpo vivo del cuerpo de hierro, ambos iguales en belleza. De pronto, los senos maquillados de la dama de hierro se abren y aparecen cinco puñales que atraviesan a su viviente compañera de largos cabellos sueltos como los suyos. Ya consumado el sacrificio, se toca otra piedra del collar: los brazos caen, la sonrisa se cierra así como los ojos, y la asesina vuelve a ser la "Virgen" inmóvil en su féretro. MUERTE POR AGUA Está parado. Y está parado de modo tan absoluto y definitivo como si estuviese sentado. W. GOMBROWICZ El camino está nevado, y la sombría dama arrebujada en sus pieles dentro de la carroza se hastía. De repente formula el nombre de alguna muchacha de su séquito.
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Traen a la nombrada: la condesa la muerde frenética y le clava agujas. Poco después el cortejo abandona en la nieve a una joven herida y continúa viaje. Pero como vuelve a detenerse, la niña herida huye, es perseguida, apresada y reintroducida en la carroza, que prosigue andando aun cuando vuelve a detenerse pues la condesa acaba de pedir agua helada. Ahora la muchacha está desnuda y parada en la nieve. Es de noche. La rodea un círculo de antorchas sostenidas por lacayos impasibles. Vierten el agua sobre su cuerpo y el agua se vuelve hielo. (La condesa contempla desde el interior de la carroza). Hay un leve gesto final de la muchacha por acercarse más a las antorchas, de donde emana el único calor. Le arrojan más agua y ya se queda, para siempre de pie, erguida, muerta. LA JAULA MORTAL ...Des blessures écarlates et noires éclatent dans les chairs superbes. RIMBAUD Tapizada con cuchillos y adornada con filosas puntas de acero, su tamaño admite un cuerpo humano; se la risa mediante una polea. La ceremonia de la jaula se despliega así: La sirvienta Dorkó arrastra por los cabellos a una joven desnuda; la encierra en la jaula; alza la jaula. Aparece la "dama de éstas ruinas", la sonámbula vestida de blanco. Lenta y silenciosa se sienta en un escabel situado debajo de la jaula. Rojo atizador en mano, Dorkó azuza a la prisionera quien, al retroceder -y eh aquí la gracia de la jaula-, se clava por si misma los filosos aceros mientras su sangre mana sobre la mujer pálida que la recibe impasible con los ojos puestos en ningún lado. Cuando se repone de su trance se aleja lentamente. Han habido dos metamorfosis: su vestido blanco, ahora es rojo y donde hubo una muchacha hay un cadáver. TORTURAS CLÁSICAS Fruits purs de tout outrage et vierges de gerçures. Dont la chair lisse et ferme appelait les morsures! BAUDELAIRE Salvo algunas inferencias barrocas --tales como la "Virgen de hierro", la muerte por agua o la jaula-- la condesa adhería a un estilo de torturar monótonamente clásico que se podría resumir así: Se escogían varias muchachas altas, bellas y resistentes –su edad oscilaba entre los 12 y los 18 años-- y se las arrastraba a la sala de torturas en donde esperaba, vestida de blanco en su trono, la condesa. Una vez maniatadas, las sirvientas las flagelaban hasta que la piel del cuerpo se desgarraba y las muchachas se transformaban en llagas tumefactas; les aplicaban los atizadores enrojecidos al fuego; les cortaban los dedos con tijeras o cizallas; les punzaban las llagas; les practicaban incisiones con navajas (si la condesa se fatigaba de oír gritos les cosían la boca; si alguna joven se desvanecía demasiado pronto se la auxiliaba haciendo arder entre sus piernas papel embebido en aceite). La sangre manaba como un geiser y el vestido blanco de la dama nocturna se volvía rojo. Y tanto, que debía ir a su aposento y cambiarlo por otro (¿en qué pensaría durante esa breve interrupción?). También los muros y el techo se teñían de rojo. No siempre la dama permanecía ociosa en tanto los demás se afanaban y trabajaban en torno a ella. A veces colaboraba, y entonces, con gran ímpetu, arrancaba la carne --en los lugares más sensibles-- mediante pequeñas pinzas de plata, hundía agujas, cortaba la piel de entre los dedos, aplicaba a las plantas de los pies cucharas y planchas enrojecidas al fuego, fustigaba (en el curso de un viaje ordenó que mantuvieran de pie a una muchacha que acababa de morir y continuó fustigándola aunque estaba muerta); también hizo morir a varias con agua helada (un invento de su hechicera Darvulia consistía en sumergir a una muchacha en agua fría y dejarla en remojo toda la noche). En fin, cuando se enfermaba las hacía traer a su lecho y las mordía. Durante sus crisis eróticas, escapaban de sus labios palabras procaces destinadas a las supliciadas. Imprecaciones soeces y gritos de loba eran sus formas expresivas mientras recorría, enardecida, el tenebroso recinto. Pero nada era más espantoso que su risa. (Resumo: el castillo medieval; la sala de torturas; las tiernas muchachas; las viejas y horrendas sirvientas; la hermosa alucinada riendo desde su maldito éxtasis provocado por el sufrimiento ajeno.) ...sus últimas palabras, antes de deslizarse en el desfallecimiento concluyente, eran: "Más, todavía más, más fuerte!" No siempre el día era inocente, la noche culpable. Sucedía que jóvenes costureras aportaban, durante las horas diurnas, vestidos para la condesa, y esto era ocasión de numerosas escenas de crueldad. Infaliblemente, Dorkó hallaba defectos en la confección de las prendas y seleccionaba a dos o tres cupables (en ese momento los ojos lóbregos de la condesa se ponían a relucir). Los castigos a las costureritas --y a las jóvenes sirvientas en general--
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admitían variantes. Si la condesa estaba en uno de sus excepcionales días de bondad, Dorkó se limitaba a desnudar a las culpables que continuaban trabajando desnudas, bajo la mirada de la condesa, en los aposentos llenos de gatos negros. Las muchachas sobrellevaban con penoso asombro esta condena indolora pues nunca hubieran creído en su posibilidad real. Oscuramente, debían de sentirse terriblemente humilladas pues su desnudez las ingresaba en una suerte de tiempo animal realzado por la presencia "humana" de la condesa perfectamente vestida que las contemplaba. Esta escena me llevó a pensar en la Muerte --la de las viejas alegorías; la protagonista de la Danza de la Muerte. Desnudar es propio de la Muerte. También lo es la incesante contemplación de las criaturas por ella desposeídas. Pero hay más: el desfallecimiento sexual nos obliga a gestos y expresiones del morir (jadeos y estertores como de agonía; lamentos y quejidos arrancados por el paroxismo). Si el acto sexual implica una suerte de muerte, Erzébet Báthory necesitaba de la muerte visible, elemental, grosera, para poder, a su vez, morir de esa muerte figurada que viene a ser el orgasmo. Pero, ¿quién es la Muerte? Es la Dama que asola y agosta cómo y dónde quiere. Sí, y además es una definición posible de la condesa Báthory. Nunca nadie no quiso de tal modo envejecer, esto es: morir. Por eso, tal vez, representaba y encarnaba a la Muerte. Porque, ¿cómo ha de morir la Muerte? Volvemos a las costureritas y a las sirvientas. Si Erzébet amanecía irascible, no se conformaba con cuadros vivos, sino que: A la que había robado una moneda le pagaba con la misma moneda... enrojecida al fuego, que la niña debía apretar dentro de su mano. A la que había conversado mucho en horas de trabajo, la misma condesa le cosía la boca o, contrariamente, le abría la boca y tiraba hasta que los labios se desgarraban. También empleaba el atizador, con el que quemaba, al azar, mejillas, senos, lenguas... Cuando los castigos eran ejecutados en el aposento de Erzébet, se hacía necesario, por la noche, esparcir grandes cantidades de ceniza en derredor del lecho para que la noble dama atravesara sin dificultad las vastas charcas de sangre. LA FUERZA DE UN NOMBRE Et la folie et la froideur erraient sans but dans la maison. MILOSZ El nombre Báthory --en cuya fuerza Erzébeth creía como en la de un extraordinario talismán-fue ilustre desde los comienzos de Hungría. No es casual que el escudo familiar ostentara los dientes del lobo, pues los Báthory eran crueles, temerarios y lujuriosos. Los numerosos casamientos entre parientes cercanos colaboraron, tal vez, en la aparición de enfermedades e inclinaciones hereditarias: epilepsia, gota, lujuria. Es probable que Erzébeth fuera epiléptica ya que le sobrevenían crisis de posesión tan imprevistas como sus terribles dolores de ojos y sus jaquecas (que conjuraba posándose una paloma herida pero viva sobre la frente). Los parientes de la condesa no demerecían la fama de su linaje. Su tío Istvan, por ejemplo, estaba tan loco que confundía el verano con el invierno, haciéndose arrastrar en trineo por las ardientes arenas que para él eran caminos nevados; o su primo Gábor, cuya pasión incestuosa fue correspondida por su hermana. Pero la más simpática era la célebre tía Klara. Tuvo cuatro maridos (los dos primeros fueron asesinados por ella) y murió de su propia muerte folletinesca: un bajá la capturó en compañía de su amante de turno: el infortunado fue luego asado en una parrilla. En cuanto a ella, fue violada --si se puede emplear este verbo a su respecto-- por toda la guarnición turca. Pero no murió por ello, al contrario, sino porque sus secuestradores - -tal vez exhaustos de violarla-- la apuñalaron. Solía recoger a sus amantes por los caminos de Hungría y no le disgustaba arrojarse sobre algún lecho en donde, precisamente, acababa de derribar a una de sus doncellas. Cuando la condesa llegó a la cuarentena, los Báthory se habían ido apagando y consumiendo por obra de la locura y de las numerosas muertes sucesivas. Se volvieron casi sensatos, perdiendo por ello el interés que suscitaban en Erzébeth. Cabe advertir que, al volverse la suerte contra ella, los Báthory, si bien no la ayudaron, tampoco le reprocharon nada. UN MARIDO GUERRERO Cuando el hombre guerrero me encerraba en sus brazos era un placer para mí... Elegía anglo-sajona (s. VIII) En 1575, a los 15 años de edad, Erzébet se casó con Ferencz Nadasdy, guerrero de extraordinario valor. Este coeur simple nunca se enteró de que la dama que despertaba en él un cierto amor mezclado de temor era un monstruo. Se le allegaba durante las treguas bélicas
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impregnado del olor de los caballos y de la sangre derramada --aún no habían arraigado las normas de higiene--, lo cual emocionaba activamente a la delicada Erzébet, siempre vestida con ricas telas y perfumada con lujosas esencias. Un día en que paseaban por los jardines del castillo, Nadasdy vio a una niña desnuda amarrada a un árbol; untada con miel, moscas y hormigas la recorrían y ella sollozaba. La condesa le explicó que la niña estaba expiando el robo de un fruto. Nadasdy rió candorosamente, como si le hubieran contado una broma. El guerrero no admitía ser importunado con historias que relacionaban a su mujer con mordeduras, agujas, etc. Grave error: ya de recién casada, durante esas crisis cuya fórmula era el secreto de los Báthory, Erzébet pinchaba a sus sirvientas con largas agujas; y cuando, vencida por sus terribles jaquecas, debía quedarse en cama, les mordía los hombros y masticaba los trozos de carne que había podido extraer. Mágicamente, los alaridos de las muchachas le calmaban los dolores. Pero estos son juegos de niños --o de niñas. Lo cierto es que en vida de su esposo no llegó al crimen. EL ESPEJO DE LA MELANCOLÍA ¡Todo es espejo! OCTAVIO PAZ ...vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo cuyo modelo había diseñado ella misma...Tan confortable era que presentaba unos salientes en donde apoyar los brazos de manera de permanecer muchas horas frente a él sin fatigarse. Podemos conjeturar que habiendo creído diseñar un espejo, Erzébet trazó los planos de su morada. Y ahora comprendemos por qué sólo la música más arrebatadoramente triste de su orquesta de gitanos o las riesgosas partidas de caza o el violento perfume de las hierbas mágicas en la cabaña de la hechicera o -sobre todo- los subsuelos anegados de sangre humana, pudieron alumbrar en los ojos de su perfecta cara algo a modo de mirada viviente. Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre y de sexualidad feroz que estas criaturas que habitan los fríos espejos. Y a propósito de espejos: nunca pudieron aclararse los rumores acerca de la homosexualidad de la condesa, ignorándose si se trataba de una tendencia inconsciente o si, por lo contrario, la aceptó con naturalidad, como un derecho más que le correspondía. En lo esencial, vivió sumida en su ámbito exclusivamente femenino. No hubo sino mujeres en sus noches de crímenes. Luego, algunos detalles, son obviamente reveladores: por ejemplo, en la sala de torturas, en los momentos de máxima tensión, solía introducir ella misma un cirio ardiente en el sexo de la víctima. También hay testimonios que dicen de una lujuria menos solitaria. Una sirvienta aseguró en el proceso que una aristocrática y misteriosa dama vestida de mancebo visitaba a la condesa. En una ocasión las descubrió juntas, torturando a una muchacha. Pero se ignora si compartían otros placeres que los sádicos. Continúo con el tema del espejo. Si bien no se trata de explicar a esta siniestra figura, es preciso detenerse en el hecho de que padecía el mal del siglo XVI: la melancolía. Un color invariable rige al melancólico: su interior es un espacio de color de luto; nada pasa allí, nadie pasa. Es una escena sin decorados donde el yo inerte es asistido por el yo que sufre por esa inercia. Éste quisiera liberar al prisionero, pero cualquier tentativa fracasa como hubiera fracasado Teseo si , además de ser él mismo, hubiese sido, también, el Minotauro; matarlo, entonces, habría exigido matarse. Pero hay remedios fugitivos: los placeres sexuales, por ejemplo, por un breve tiempo pueden borrar la silenciosa galería de ecos y de espejos que es el alma melancólica. Y más aún: hasta pueden iluminar ese recinto enlutado y transformarlo en una suerte de cajita de música con figuras de vivos y alegres colores que danzan y cantan deliciosamente. Luego, cuando se acabe la cuerda, habrá que retornar a la inmovilidad y al silencio. La cajita de música no es un medio de comparación gratuito. Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado. Mientras afuera todo sucede con un ritmo vertiginoso de cascada, adentro hay una lentitud exhausta de gota de agua cayendo de tanto en tanto. De allí que ese afuera contemplado desde el adentro melancólico resulte absurdo e irreal y constituya "la farsa que todos tenemos que representar". Pero por un instante -sea por una música salvaje, o alguna droga, o el acto sexual en su máxima violencia-, el ritmo lentísimo del melancólico no sólo llega a acordarse con el del mundo externo, sino que lo sobrepasa con una desmesura indeciblemente dichosa; y el yo vibra animado por energías delirantes. Al melancólico el tiempo se le manifiesta como suspensión del transcurrir -en verdad, hay un transcurrir, pero su lentitud evoca el crecimiento de las uñas de los muertos que precede y
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continúa a la violencia fatalmente efímera. Entre dos silencios o dos muertes, la prodigiosa y fugaz velocidad, revestida de variadas formas que van de la inocente ebriedad a las perversiones sexuales y aun al crimen. Y pienso en Erzébet Báthory y en sus noches cuyo ritmo medían los gritos de las adolescentes. El libro que comento en estas notas lleva un retrato de la condesa: la sombría y hermosa dama se parece a la alegoría de la melancolía que muestran los viejos grabados. Quiero recordar, además, que en su época una melancólica significaba una poseída por el demonio. MAGIA NEGRA Et qui le soleil pour installer le royaume de la nuit noire. ARTAUD La mayor obsesión de Erzébet había sido siempre alejar a cualquier precio la vejez. Su total adhesión a la magia negra tenía que dar por resultado la intacta y perpetua conservación de su "divino tesoro". Las hierbas mágicas, los ensalmos, los amuletos, y aún los baños de sangre, poseían, para la condesa, una función medicinal: inmovilizar su belleza para que fuera eternamente comme un rêve de pierre. Siempre vivió rodeada de talismanes. En sus años de crimen se resolvió por un talismán único que contenía un viejo y sucio pergamino en donde estaba escrita, con tinta especial, una plegaria destinada a su uso particular. Lo llevaba junto a su corazón, bajo sus lujosos vestidos, y en medio de alguna fiesta lo tocaba subrepticiamente. Traduzco la plegaria: Isten, ayúdame; y tú también, nube que todo lo puede. Protégeme a mí, Erzébet, y dame una larga vida. Oh nube, estoy en peligro. Envíame noventa gatos, pues tú eres la suprema soberana de los gatos. Ordénales que se reúnan viniendo de todos los lugares donde moran, de las montañas, de las aguas, de los ríos, del agua de los techos y del agua de los océanos. Diles que vengan rápido a morder el corazón de... y también el corazón de... y el de... Que desgarren y muerdan también el corazón de Megyery el Rojo. Y guarda a Erzébet de todo mal. Los espacios eran para inscribir los nombres de los corazones que habrían de ser mordidos. Fue en 1604 que Erzébet quedó viuda y que conoció a Darvulia. Este personaje era, exactamente, la hechicera del bosque, la que nos asustaba desde los libros para niños. Viejísima, colérica, siempre rodeada de gatos negros, Darvulia correspondió a la fascinación que ejercía en Erzébet pues en los ojos de la bella encontraba una nueva versión de los poderes maléficos encerrados en los venenos de la selva y la nefasta insensibilidad de la luna. La magia negra de Darvulia se inscribió en el negro silencio de la condesa: la inició en los juegos más crueles; le enseño a mirar morir y el sentido de mirar morir; la animó a buscar la muerte y la sangre en un sentido literal, esto es: a quererlas por sí mismas, sin temor. BAÑOS DE SANGRE Si te vas a bañar, Juanilla, dime a cuáles baños vas. CANCIONES DE UPSALA Corría este rumor: desde la llegada de Darvulia, al condesa, para preservar su lozanía, tomaba baños de sangre humana. En efecto, Darvulia, como buena hechicera, creía en los poderes reconstitutivos del "fluido humano". Ponderó las excelencias de la sangre de muchachas --en lo posible vírgenes-- para someter al demonio de la decrepitud y la condesa aceptó este remedio como si se tratara de baños de asiento. De este modo, en la sala de torturas, Dorkó se aplicaba a cortar venas y arterias; la sangre era recogida en vasijas y, cuando las dadoras ya estaban exangües, Dorkó vertía el rojo y tibio líquido sobre el cuerpo de la condesa que esperaba tan tranquila, tan blanca, tan erguida, tan silenciosa. A pesar de su invariable belleza, el tiempo infligió a Erzébet algunos de los signos vulgares de su transcurrir. Hacia 1610, Darvulia había desaparecido misteriosamente, y Erzébet, que frisaba la cincuentena, se lamentó ante su nueva hechicera de la ineficacia de los baños de sangre. En verdad, más que lamentarse amenazó con matarla si no detenía inmediatamente la propagación de las excecradas señales de la vejez. La hechicera dedujo que esa ineficacia era causada por la utilización de sangre plebeya. Aseguró --o auguró-- que, trocando la tonalidad, empleando sangre azul en vez de roja, la vejez se alejaría corrida y avergonzada. Así se inició la caza de hijas de gentilhombres. Para atraerlas, las secuaces de Erzébet argumentaban que la Dama de Csejthe, sola en su desolado castillo, no se resignaba a su soledad. ¿Y cómo abolir la soledad? Llenando los sobrios recintos con niñas de buenas familias a las que, en pago de
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su alegre compañía, les daría lecciones de buen tono, les enseñaría cómo comportarse exquisitamente en sociedad. Dos semanas después, de las veinticinco "alumnas" que corrieron a aristocratizarse no quedaban sino dos: una murió poco después, exangüe; la otra logró suicidarse. CASTILLO DE CSEJTHE Le chemin de rocs est semé de cris sombres P.J. JOUVE Castillo de piedras grises, escasas ventanas, torres cuadradas, laberintos subterráneos, castillo emplazado en la colina de rocas, de hierbas ralas y secas, de bosques con fieras blancas en invierno y oscuras en verano, castillo que Erzébet Báthory amaba por su funesta soledad de muros que ahogaban todo grito. El aposento de la condesa, frío y mal alumbrado por una lámpara de aceite de jazmín, olía a sangre así como el subsuelo a cadáver. De haberlo querido, hubiera podido realizar su "gran obra" a la luz del día y diezmar muchachas al sol, pero le fascinaban las tinieblas del laberinto que tan bien se acordaban a su terrible erotismo, de nieve y de murallas. Amaba el laberinto, que significa el lugar típico donde tenemos miedo; el viscoso, el inseguro espacio de la desprotección y del extraviarse. ¿Qué hacía de sus días y de sus noches en la soledad de Csejthe? Sabemos algo de sus noches. En cuanto a sus días, la bellísima condesa no se separaba de sus dos viejas sirvientas, dos escapadas de alguna obra de Goya: las sucias, malolientes, increíblemente feas y perversas Dorkó y Jó Ilona. Éstas intentaban divertirla hasta con historias domésticas que ella no entendía, si bien necesitaba de ese continuo y deleznable rumor. Otra manera de matar el tiempo consistía en contemplar sus joyas, mirarse en su famoso espejo y cambiarse quince trajes por día. Dueña de un gran sentido práctico, se preocupaba de que las prisiones del subsuelo estuvieran siempre bien abastecidas; pensaba en el porvenir de sus hijos –que siempre residieron lejos de ella; administraba sus bienes con inteligencia y se ocupaba, en fin, de todos los pequeños detalles que rigen el orden profano de los días. MEDIDAS SEVERAS ...la loi, froide par elle-même, ne saurait être accesible aux passions qui peuvent légitimer la cruelle action du meurte. SADE Durante seis años la condesa asesinó impunemente. En el transcurso de esos años, no habían cesado de correr los más tristes rumores a su respecto. Pero el nombre Báthory, no sólo ilustre sino activamente protegido por los Habsburgo, atemorizaba a los probables denunciadores. Hacia 1610 el rey tenía los más siniestros informes -- acompañados de pruebas-- acerca de la condesa. Después de largas vacilaciones, decidió tomar severas medidas. Encargó al poderoso palatino Thurzó que indagara los luctuosos hechos de Csejthe y castigase a la culpable. En compañía de sus hombres armados, Thurzó llegó al castillo sin anunciarse. En el subsuelo, desordenado por la sangrienta ceremonia de la noche anterior, encontró un bello cadáver mutilado y dos niñas en agonía. No es esto todo. Aspiró el olor a cadáver; miró los muros ensangrentados; vio la "Virgen de Hierro", la jaula, los instrumentos de tortura, las vasijas con sangre reseca, las celdas --y en una de ellas a un grupo de muchachas que aguardaban su turno para morir y que le dijeron que después de muchos días de ayuno les habían servido una cierta carne asada que había pertenecido a los hermosos cuerpos de sus compañeras muertas... La condesa, sin negar las acusaciones de Thurzó, declaró que todo aquello era su derecho de mujer noble y de alto rango. A lo que respondió el palatino:... te condeno a prisión perpetua dentro de tu castillo. Desde su corazón, Thurzó se diría que había que decapitar a la condesa, pero un castigo tan ejemplar hubiese podido sucitar la reprobación no sólo respecto a los Báthory sino a los nobles en general. Mientras tanto, en el aposento de la condesa, fue hallado un cuadernillo cubierto por su letra con los nombres y las señas particulares de sus víctimas que allí sumaban 610... En cuanto a los secuaces de Erzébet, se los procesó, confesaron hechos increíbles, y murieron en la hoguera. La prisión subía en torno suyo. Se muraron las puertas y las ventanas de su aposento. En una pared fue practicada una ínfima ventanilla por donde poder pasarle los alimentos. Y cuando todo estuvo terminado erigieron cuatro patíbulos en los ángulos del castillo para señalar que allí vivía una condenada a muerte. Así vivió más de tres años, casi muerta de frío y
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de hambre. Nunca comprendió por qué la condenaron. El 21 de agosto de 1614, un cronista de la época escribía: Murió hacia el anochecer, abandonada de todos. Ella no sintió miedo, no tembló nunca. Entonces, ninguna compasión ni admiración por ella. Sólo un quedar en suspenso en el exceso del horror, una fascinación por un vestido blanco que se vuelve rojo, por la idea de un absoluto desgarramiento, por la evocación de un silencio constelado de gritos en donde todo es la imagen de una belleza inaceptable. Como Sade en sus escritos, como Gilles de Rais en sus crímenes, la condesa Báthory alcanzó, más allá de todo límite, el último fondo del desenfreno. Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible.
Reproducción de un video acerca de la condesa Erzébet Báthory: se reproducirá un video a modo de powert point con datos biográficos de la condesa y las maquinarias utilizadas por ésta para torturar y matar, a la vez el video aclara que algunas de estas máquinas fueron utilizadas por la inquisición. Se apreciará además en el video, y a continuación de lo anterior, el trabajo de ilustración realizado por Santiago Caruso acerca del cuento de Alejandra Pizarnik.5 Relectura del cuento y formulación de preguntas orientativas: el docente leerá nuevamente el cuento deteniéndose según las divisiones que ha realizado la autora, los alumnos lo seguirán con su propio texto teniendo la posibilidad de leer para el grupo quien lo desee. En cada caso el docente realizará preguntas orientadas al análisis del mismo. -
El docente se referirá a la intertextualidad que realiza Pizarnik con la obra de Penrose: como ya sabemos según lo leído en el cuento, la condesa sangrienta es una novela de Valentine Penrose. Alejandra Pizarnik se sintió atraída por el personaje de la condesa y seleccionó partes de la novela para comentarlas en una revista literaria. La intertextualidad que realizó Pizarnik no fue una mera rescritura sino que lo dotó con sus características literarias convirtiendo esa reseña en un texto autónomo que lejos de ser un plagió se convirtió en un excelente cuento. La virgen de hierro
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¿Qué características tiene la virgen de hierro? (es metálica, del tamaño de un humano, está desnuda y maquillada, tiene cabellos rubios hasta el suelo, puede sonreír y mover los ojos) Según lo leído, ¿qué significado pueden deducir acerca del término autómata? (es una máquina similar a un humano en figura y movimientos pero que a su vez no lo es) El docente agregará: la figura del autómata es utilizada por diversos autores y pensadores como Freud, Verne, Piglia pero en Burton esta figura es utilizada para el terror mediante un enfrentamiento de un mecanismo que intenta reemplazar al humano pero no lo consigue la narración suele impactar al lector. En la condesa sangrienta, la virgen de hierro es una autómata ¿qué características posee para impactar al lector? (impacta su sonrisa, sus ojos que se mueven y los puñales que matan con un abrazo mortal) Muerte por agua / La jaula mortal
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¿En qué tiempo verbal están narrados estos episodios? Si los hechos ocurrieron hace siglos ¿qué sensación les produce la narración en presente? (es como si los sucesos estuvieran sucediendo ahora y siempre) El docente cerrará: la novela de Penrose está narrada en un tiempo verbal en el cual abunda el pretérito. Alejandra Pizarnik utiliza el presente para crear un tiempo permanente, un mundo apartado a manera de otra dimensión en el que el poder absoluto de la condesa se intensifica y su libertad de acción es inalterable. Torturas clásicas 5
Fuentes: http://www.youtube.com/watch?v=j3srTodykyY http://www.youtube.com/watch?v=aeYEDQffbw4&feature=related
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¿Qué tipo de mujeres prefiere la condesa? (jóvenes de entre 12 y 18 años) ¿Se menciona o se deja entender en el texto la práctica de sexo homosexual? ¿de qué manera llega al goce la condesa? (no se deja entrever la homosexualidad de la condesa, ella llega al goce mediante la tortura y muerte de las muchachas) El practicante agregará: debemos tener en cuenta al hablar de la condesa la diferenciación entre objeto y meta sexuales6: el objeto es coincidente con las muchachas vírgenes, la meta sexual está fuera de lo convencional ya que el placer no se da por los órganos sexuales sino a través de una doble acción por parte de la condesa: una es la contemplación de las torturas realizadas por sus sirvientas, y la otra es una participación desenfrenada por parte de ella que parece llegar hasta el éxtasis. ¿Se hace mención a lo que piensa la condesa? Teniendo en cuenta las acciones que realiza sumadas a su silencio ¿qué sensaciones les produce? (el terror de un ser oscuro; estremecimiento, asco, etc) El practicante cerrará: no se devela los pensamientos de la condesa para dejar abierto al lector un grado de repudio, erotismo u obscenidad. La fuerza de un nombre
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El título de condesa ¿a qué clase social medieval pertenece?(a la nobleza) ¿Qué privilegios tuvo nobleza durante su apogeo? ¿Hubiera podido alguien de clase inferior realizar estos asesinatos de manera impune? ¿Por qué? (nadie que no fuera un noble podría haber realizado estos asesinatos ya que los condicionamientos de las clases inferiores era muy grande, estaban sometidos a la voluntad de la nobleza) Un marido guerrero
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Durante el período que pasa con su marido, ¿qué intensidad tienen sus manifestaciones criminales? ¿A qué se debe su moderación? (durante su matrimonio solo infringía algunas torturas que no llegaban a ser fatales) Exceptuando el marido ¿ha habido una autoridad paralela a la condesa? (ella y su marido eran la máxima autoridad) Considerando lo que sabemos en el cuento, ¿en qué momento se desata el monstruo? ¿Qué ha obtenido la condesa con la muerte de su marido? (la condesa da rienda suelta a su perversión al morir el marido ya que con su muerte obtiene mayor libertad) Hemos dicho que la condesa prefiere muchachas vírgenes y también hemos leído la transformación de su vestido blanco a rojo mediante la sangre de sus víctimas. Si consideramos el deseo de poder absoluto de la condesa, ¿qué pudo significar para ella perder la virginidad? ¿Qué intenta mediante este ritual? (para una persona tan dominante perder su virginidad quizás haya significado un golpe a su ego al sentirse dominada por alguien más. Por este motivo prefiere matar a jóvenes vírgenes) Si es necesario el docente agregará: el ritual de la transformación del vestido blanco en rojo mediante sangre virgen puede significar no la recuperación de la virginidad sino la recuperación de su poder y libertad absoluta, la no sumisión a ningún ser. El espejo de la melancolía
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Considerando lo hablado acerca del automatismo y el fracaso de la transferencia del objeto a sujeto. ¿Qué sucede con la condesa y su espejo? (el texto menciona a criaturas que habitan los espejos, es posible que la condesa posea alguna de estas criaturas) ¿En qué consiste el mal denominado melancolía? ¿Cuál es el remedio para la condesa? (el “yo” está prisionero en un interior oscuro y de sufrimiento donde el tiempo transcurre lentamente; la condesa consigue mitigarlo con el goce mediante las torturas y gritos de sus víctimas) 6
Freud, Sigmund “Tres ensayos de teoría sexual” (1905) en Obras Completas (Standar Edition).
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El texto dice Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical, ¿Qué relación pueden establecer entre la melancolía y los poemas de El infierno musical? (en la vida exterior de estas personas hay una farsa que representan y en su interior hay un sufrimiento expresado por las limitaciones de todo medio de expresión, solo lo deliberadamente prohibido, el dolor y la muerte pueden calmar momentáneamente el dolor) Si pensamos en las diferentes situaciones que afrontamos cotidianamente como el contexto escolar, nuestra vida en familia, la relación con nuestros amigos, etc. Sus comportamientos ¿difieren de algún modo? ¿Por qué? Según esto ¿poseemos una libertad absoluta? (nuestros comportamientos son diferentes de acuerdo a las circunstancias a las que estamos expuestos, no poseemos una libertad absoluta porque dependemos de las situaciones y condicionamientos sociales que tenemos con respecto a ellas) ¿Sería posible obtenerla? (no es posible obtener una libertad absoluta porque vivimos en una sociedad que posee reglamentos, leyes y modos de vivir considerados adecuados), esta limitación, ¿puede producir tendencias monstruosas? ¿Por qué? Enumeren posibilidades. ¿Qué posibilita a la condesa tener una libertad absoluta? (la condesa es totalmente libre por su condición de máximo poder, no hay nadie en su castillo que pueda enfrentarla y quienes viven fuera parecen no enterarse o son indiferentes a los hechos por pertenecer Erzébet a la nobleza) El docente cerrará: la contemplación y profundo deseo de la condesa puede explicarse y relacionarse con las personalidades libertinas y el límite que llega a la apatía que según Maurice Blanchot representa una paradoja en el sentido de que la potencia absoluta coincide con la impotencia. Para el libertino, que está en busca del goce infinito, no queda más que la apatía. El hecho de satisfacer el deseo produce una baja en la excitación, lo que significa que para que ese valor se mantenga constante el distanciaría al otro hasta encerrarse sobre sí, en una soledad absoluta y en una clausura que es, a un tiempo, potencia e impotencia, deseo absoluto y ausencia de deseo. Si tenemos esto en cuenta podemos entender los desbordes de placer que consigue la condesa al lograr, mediante métodos cada vez más extremos, vencer su apatía. Magia negra ¿Cuál es el temor de Erzébet? ¿Cómo cree solucionarlo? (El temor de la condesa es la muerte y el envejecimiento y cree que puede detenerlos mediante baños de sangre) Las líneas finales del último párrafo dicen: …la animó a buscar la muerte y la sangre en un sentido literal, esto es: a quererlas por sí mismas, sin temor. ¿Qué diferencia a Erzébet de un criminal común? (no le interesa dañar a un sujeto sino obtener lo que posee)
Baños de sangre -
¿Cuál es la finalidad de los baños de sangre? (detener la vejez) Anteriormente había mencionado que la transformación del vestido blanco en rojo tenía como fin una recuperación simbólica de la virginidad. Lo que acabamos de averiguar ¿refuta lo anterior? ¿Por qué? (si es refutado, según lo leído parece que solo intenta detener la vejez) El docente agregará: llegado a este punto debemos mencionar la complejidad de la condesa como ser hermético, hay en ella una serie de contradicciones como la que nos acaba de surgir. Anteriormente vimos sus pasajes de contemplación de la muerte a una intervención directa que hace difícil encuadrarla como libertina, melancólica, sádica o una simple criminal, quizás hay en ella un poco de todo lo mencionado. Alejandra Pizarnik deja abierto al lector la interpretación final, no nos devela nada. Castillo de Csejthe
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¿Qué gran contradicción observamos en esta parte del relato? ¿En qué consiste tal contradicción? (la condesa no estaba siempre en ese trance de los melancólicos y libertinos ya que se ocupaba además de otras actividades) Si consideramos la reflexión que realizamos anteriormente acerca de nuestro comportamiento en diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, ¿estamos expuestos a contradicciones? ¿Por qué? (no siempre nos comportamos de la misma manera ya que estamos expuestos a diferentes situaciones) ¿Con que fin Pizarnik deja ver tales contradicciones en la condesa? (Alejandra Pizarnik muestra a la condesa con más realidad, no como un personaje de ficción) Si es necesario el docente agregará: podemos concluir que los seres humanos estamos expuestos a contradicciones debido a una esencia producto no solo de nuestra naturaleza sino también de nuestras relaciones sociales. En el caso de la condesa tal contradicción se ve claramente entre sus actividades diurnas y nocturnas, a tal punto que nos lleva a dudar de la explicación psicológica y hasta fantástica realizada en relación al espejo y su estado de melancolía. Quizás tanto Penrose como Pizarnik tuvieron en cuenta a Erzébet Báthory como personaje histórico. Habiendo ya establecido al comienzo la particularidad del tiempo en el cuento, ¿qué características tiene el espacio? ¿de qué modo colabora con el tiempo para la realización de las muertes? (es posible advertir un tiempo y un espacio cerrados en sí mismos donde un ser que ejerce un poder absoluto sobre los demás habitantes reina como un dios) Medidas severas Al final entra otra autoridad en el castillo para dar fin a las muertes, ¿de qué manera es castigada la condesa? (es encerrada hasta que llegue su muerte) Considerando el estado de melancolía de Erzébet, ¿es el encierro la causa de su privación de libertad? ¿Cuál es su verdadera cárcel? (la deliberada realización de las muertes conseguían aislar a la condesa por un breve tiempo de la “silenciosa galería de ecos y espejos que es el alma humana”) El final cierra: ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible. ¿Están de acuerdo con esta afirmación? ¿Por qué? (la afirmación es verdadera ya que el ser humano posee una gama de características muy diversa, sin ningún condicionamiento que lo regule se haría imposible vivir en sociedad) El practicante continuará refiriéndose brevemente al castillo de Cachtice donde habitó la condesa sangrienta: El castillo de Cachtice conocido también como castillo de Csejthe está ubicado en los Cárpatos eslovacos, a las afueras de la ciudad de Trencin perteneciente al antiguo reino de Hungría. Hoy solo es posible ver sus ruinas ya que el castillo fue destruido en 1708. Cachtice fue construido en el siglo XIII y es hoy visitado por aquellos turistas que por la historia o por la literatura conocen la historia de Erzébet Báthory conocida como La condesa sangrienta, muchos creen que su historia inspiró al famoso Conde Drácula de Bram Stoker.
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Ventana por donde le suministraban los alimentos.
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Lectura y análisis de poemas pertenecientes a Las flores del mal de Charles Baudelaire: para cerrar el docente dirá: La vida de la condesa sangrienta reforzó una concepción oscura y pecaminosa que culturalmente y desde antaño se ha tenido acerca de la mujer. Toda esta carga cultural junto con la biografía de Erzébet Báthory no solamente inspiraron a Bram Stoker sino que ha múltiples escritores como por ejemplo E. T. A. Hoffmann quien escribió el cuento Vampirismo, cito un el fragmento final del cuento: Maldito aborto del infierno, ya sé por qué aborreces el alimento de los hombres: te cebas en las tumbas, ¡mujer diabólica! Apenas había proferido estas palabras, la condesa, dando alaridos, se abalanzó sobre él con la furia de una hiena y le mordió en el pecho. El conde dio un empujón a la rabiosa mujer y la tiró al suelo, donde entregó su espíritu en medio de las convulsiones más espantosas. El conde enloqueció
A continuación vamos a leer y analizar poemas pertenecientes a Charles Baudelaire, francés que vivió entre 1821 y 1867 quien se ganó el título de poeta maldito: EL VAMPIRO Tú que, como una cuchillada, Has entrado en mi corazón quejumbroso; Tú que, como una manada de demonios, enloquecida y adornada, viniste, De mi espíritu humillado A hacer tu lecho y tu dominio;
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-infame a quien estoy ligado como el forzado a la cadena, como al juego el jugador empedernido, como el borracho a la botella, como a los gusanos la carroña, -¡maldita, maldita seas! He rogado a la rápida espada Que conquiste mi libertad, Y he dicho al pérfido veneno Que socorra mi cobardía. ¡Ay! El veneno y la espada me han desdeñado y me han dicho: "No eres digno de que te liberen de tu maldita esclavitud, ¡imbécil! -de su imperio si nuestros esfuerzos te libraran, ¡tus besos resucitarían el cadáver de tu vampiro!"
- ¿Qué visión de la mujer tiene el yo poético? (la de un demonio que tortura su espíritu), ¿y del amor? (el amor es un mal del cual no se puede librar) ¿Puede liberarse de su tormento? ¿Por qué? (porque ya es parte de él, está como infectado por la mujer) Al final, ¿Dónde reside el vampiro? (el vampiro reside en su interior, podría liberarse de la mujer, pero su mal puede volver a resurgir desde él mismo) El practicante cerrará diciendo que esta concepción de la mujer – pecado está implantada en su mayor parte en el hombre, la mujer representa para él el monstruo que puede infectarlo de sensualidad, amor, naturaleza y por lo tanto de pecado. La Metamorfosis del Vampiro. La dama, entre tanto, de su labios de fresa estremeciéndose como una serpiente entre brasas y amasando sus senos sobre el duro corsé, Decía estas palabras impregnadas de almizcle: Son húmedos mis labios y la ciencia conozco de perder en el fondo de un lecho la conciencia, Seco todas las lágrimas en mis senos triunfales. y hago sonreír a los viejos con infantiles risas. Soy para quien sepa contemplarme desvelada, la luna, y soy el sol, el cielo y las estrellas. Yo soy, mi amado sabio, tan docta en los deleites, Cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos, o cuando a los mordiscos abandono mi busto, tímida y ligera y frágil y robusta, Que en esos cobertores que de emoción se rinden, Impotentes los ángeles se perdieran por mí. Cuando hubo succionado de mis huesos la médula y muy lánguidamente me volvía hacia ella A fin de devolverle un beso, sólo vi rebosante de pus, un cáliz pegajoso. Yo cerré los dos ojos con helado terror y cuando quise abrirlos a aquella claridad, A mi lado, en lugar del fuerte maniquí que parecía haber hecho provisión de mi sangre,
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en confusión chocaban fragmentos de esqueleto, De los cuales se alzaban chirridos, como los de una agria e infernal veleta, o los de un cartel, al cabo de un vástago de hierro, que acaricia el viento en las noches de invierno.
- ¿Qué pueden deducir de las palabras de la mujer en el poema? (que su sensualidad es irresistible, puede dar placer a cualquier hombre), ¿qué pueden decir del verso imponentes los ángeles se perdieran por mi? (que hasta los ángeles caerían rendidos ante su sensualidad) Aquí el practicante agregará que se tiene la concepción de que los ángeles no tienen sexo, el poeta remarca de ese modo el poder de seducción femenino. ¿Qué concepciones encuentran en el poema acerca de la mujer? (en la primera estrofa se muestra a la mujer con toda su seducción y en la segunda se la ve como un monstruo, un ser feo y asqueroso) ¿Qué hecho separa una concepción de la otra? (una vez producido el coito el hombre ve en ella al pecado, se ha producido la metamorfosis del vampiro) Enumeren adjetivos que caractericen las dos visiones de la mujer – vampiro. El practicante pedirá a quienes les atrae dibujar qué realicen un dibujo que de cuenta de la metamorfosis del vampiro, ¿podrían dibujar la transformación de la mujer seductora a la mujer vampiro? - Reproducción de imágenes y lectura del mito de Lilith para reflexionar acerca de la condición de mujer – monstruo: se mostrará una serie de imágenes de Lilith, la primera mujer antes de Eva; la Esfinge, arpías y sirenas. En cada caso se preguntará: ¿Conocen a este personaje? ¿Cómo está conformada su figura? ¿Qué sensaciones les producen? En cada caso se hará una referencia a la imagen, especialmente en el caso de Lilith ya que ella es tomada por la narrativa gótica del siglo decimonónico.
Esfinge: monstruo femenino con rostro de mujer, pecho, patas y cola de león y alas como ave de rapiña (en algunas representaciones). Cuenta el mito que Hera (diosa griega del matrimonio y la familia) envío la esfinge a Tebas para castigar la ciudad por el amor culpable de Layo hacia Crisipo. El monstruo se estableció en una montaña para devorar a los viajeros.
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Arpías: Combinación de mujer y ave. Fineo, rey de Tracia tenía el don de la profecía, Zeus, el mayor de los dioses griegos, enojado con éste por revelar secretos del Olimpo lo confiscó a una isla con un festín al cual no podía acceder porque las arpías se lo arrebataban, otras versiones aseguran que éstas lanzaban excrementos sobre la comida. Las arpías son símbolo de la suciedad y la enfermedad.
Sirenas: en el mito seducían a los marinos con sus hemosas voces para atraerlos y devorarlos.
Imagen de fragmento de la capilla Sixtina
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Lectura del mito de Lilith: 7
Lilith, la primera compañera de Adán Según consta en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. En sumerio, la palabra "Lil" significa “Aire". El término más viejo relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili" (plural "Lilitu"), que parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra para "aire" o "aliento" era usada para "espirítu." Lilith estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para ella. "¿Por qué he de recostarme debajo de ti? - Preguntaba - Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual". La salida del Paraiso Lilith no obedeció la orden de sumisión que le impusieron; pensaba que era igual a su marido, que tenía los mismo derechos que él porque habían sido creados con el mismo barro, no se sentía inferior, ni débil, ni dependiente. Era una mujer íntegra y como tal quería gozar, al igual que Adán, de la vida y de todo lo que ésta implicaba, incluidos la sexualidad y el erotismo. Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, decidió abandonar el Paraíso, antes que someterse y renunciar a sí misma. Invocó el Nombre de Dios, innombrable en toda la tradición judía, por considerar que el Nombre verdadero de cualquier ser contiene las características de lo nombrado, y por lo tanto es posible conocer su esencia y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios se convierte, pues, en una osadía suprema, un acto de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave. Abandonó volando el Paraíso con unas alas que el mismo Dios le dio (de ahí su semejanza con los súcubos). Luego tomó residencia en una cueva en las costas de Mar Rojo, donde hasta estos días se encuentra según la leyenda. Acepta a los demonios del mundo como amantes, y desova muchos miles de niños demonio, fue llamada Madre de los Demonios, esposa de Asmodeus, el Rey de los Demonios. Adán, mientras tanto, se dio cuenta de que lamentaba la partida de Lilith. Fue con Iahveh y expuso su caso pidiendo su retorno. Iahveh concordó que una criatura del Edén no debería partir tan fácilmente del reino, y dispuso que tres ángeles la recuperasen. Éstos tres, Senoy, Sansenoy, y Semangelof, pronto encontraron a Lilith en su cueva y le exigieron su retorno con Adán por órdenes de Iahveh. Si rehusaba, le informaron, matarían a un ciento de sus hijos demonios cada día hasta que decidiera regresar. Lilith exclamó que incluso esta suerte era mejor que regresar al Edén y a la sumisión a Adán. Tan pronto como los Ángeles cumplieron su amenaza, Lilith también hizo una terrible proclamación. En respuesta por el dolor infligido, materia a los hijos de Adán. Juró atacar a los niños, e incluso a sus madres, durante el nacimiento. Juró también que los recién nacidos estaban en peligro de ser objeto de su ira, las niñas por veinte días y los niños por ocho. No solo esto, sino que también atacaría a los hombres en su sueño, robándoles su semen para dar nacimiento a más niños demonio, que reemplazarían a esos asesinados cada día. Ante la negativa de Lilith de regresar con Adán, Dios decidió dar una nueva compañera a su creación pues proclamó que "No es bueno que el hombre esté solo". Creó a Eva a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa al hombre. Lilith como Reina de los Vampiros A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después. Algunas tradiciones cuentan, que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los jóvenes que sucumbieron a su hechizo Esa condición diabólica de Lilith le ha llevado a ser también la Reina de los Vampiros.
- El practicante continuará: ¿por qué razón se va Lilith del paraíso? (que quiso ser sumisa ante Adán) Pensemos ahora en la familia tipo convencional, ¿cómo está conformada? (padre madre e hijos, generalmente un varón y una mujer). Tradicionalmente, ¿qué rol ha 7
http://hogueradesakura.blogspot.com/2006/03/el-mito-de-lilith-reina-de-los.html
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ocupado la mujer dentro de la institución familiar? (la de esposa ama de casa que cuida a sus hijos) El practicante continuará, desde las últimas décadas del siglo XX esta concepción ha cambiado parcialmente ya que la mujer no está ahora únicamente relegada a su hogar. ¿Qué piensan ustedes de la mujer que trabaja fuera de su casa?, ¿y de las que poseen cargos públicos? ¿Qué opinión creen que pueda tener un hombre que adhiere a la concepción de la familia tipo? (posiblemente crea que la mujer no es eficiente o no necesita realizar la actividad que fuere), ¿Creen que hoy por hoy hay aún personas con este pensamiento? ¿Conocen a alguien cercano a ustedes? El practicante cerrará: En el siglo XIX, aunque aún en el pensamiento de nuestros días, existió la concepción del hombre como fuerte e inteligente y la mujer como débil, instintiva, sumisa, de orgasmo frágil y sistema nervioso irritable. Ante esta debilidad se insistía en que la mujer se mantuviera alejada del conocimiento, incluso se sostenía la razón de la enfermedad en la mujer (su período menstrual), enfermedad que la hacía inferior ante el hombre que poseía el cuerpo sano. Esta enfermedad se prolongaba también a lo social, la mujer se podía mantener relativamente sana en el seno de su familia, siendo esposa y madre; una mujer independiente, fuerte e inteligente era considerada una mujer enferma y peligrosa por sus actividades diferenciadas. De hecho y con respecto al matrimonio, existió en Inglaterra (1867) un decreto en el cual el esposo enemistado podía exigir el divorcio alegando adulterio por parte de la esposa, la mujer para conseguir lo mismo debía probar además una horrenda crueldad, violación o sodomía. En este siglo las figuras mitológicas de la mujer y sobretodo la de Lilith tienen una importancia crucial en el arte. De Lilith nace la belleza de la mujer difunta, aquella muerta que conserva su poder de seducción. En conclusión, Lilith, la mujer fatal representa en este siglo a la mujer peligrosa fuera de las convenciones, un arquetipo que reúne en sí todas las seducciones, todos los vicios y todas las voluptuosidades (Praz, 1999: 392)
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El gato negro Edgar Allan Poe Actividades Reproducción de la película El gato negro de Stuart Gordon basada en el cuento y vida de Edgar Allan Poe: veremos el video que introducirá el análisis del relato del escritor estadounidense. Lectura del cuento: el practicante leerá el cuento y los alumnos lo seguirán con su propia copia. El gato negro Edgar Allan Poe No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales. Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre. Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato. Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla. Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle. Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor. Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia
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demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad. Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido. El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible. La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza. No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal. Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver. Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del
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animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar. Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho. Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él. Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer. Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste. Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros. El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal. Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen delpatíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte! Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón. Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más
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perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba. Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies. Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas. El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso. No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano". Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma. Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada. Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.
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-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez. Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón. ¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación. Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!
- Datos biográficos del autor: una vez leído el cuento el practicante referirá algunos datos a tener en cuenta acerca del escritor. Análisis de las obras: el practicante realizará una serie de preguntas orientativas para el análisis de la película y el cuento principalmente: - De acuerdo a los datos que conocemos de la vida de Edgar Allan Poe, a las características que presenta el personaje de la película y a las que demuestra el del cuento, ¿qué similitudes encuentran entre ellos? (el alcoholismo. En la película y el cuento los personajes matan a sus respectivas esposas y son descubiertos por el crimen; además las alucinaciones coinciden en la vida del escritor y en la representación que se hace de él en la película) ¿Creen que la vida que llevó Poe ha sido su inspiración para escribir el cuento?, ¿por qué? (sí, porque el alcohol colabora a la violencia). El practicante agregará que el alcoholismo crónico produce varios trastornos entre los cuales se encuentran los psíquicos: pérdida de la memoria, angustia, insomnio, es común además que se produzcan delirios y alucinaciones, afecciones que son peculiares en el mal denominado Delirium tremens. Poe lo padecía. - Si consideramos nuevamente los datos biográficos del escritor, su infancia y los problemas familiares y sociales, ¿colaboraron a su ruina?, ¿por qué? (la relación con su padre adoptivo era mala, además su trabajo de escritor era poco pago) En el cuento, ¿qué recuerdo tiene el personaje acerca de su niñez?, ¿es ésta similar a la infancia del escritor? (en el cuento el personaje dice haber tenido una infancia feliz en la que le gustaban los animales. Su infancia es diferente a la de Poe que parece haber sufrido) En la película se cita una frase de Poe que dice: Perversidad: la sed humana por la autotortura. En el cuento, ¿qué nos dice el personaje acerca de la perversidad? (releeremos el fragmento si es necesario) (la perversidad es un impulso primario del hombre, ¿quién no ha sentido ganas y hasta la necesidad de realizar una mala acción?) Si recordamos al personaje principal del cuento No se culpe a nadie de Julio Cortázar, ¿qué le recriminaba la mano derecha al personaje? (su manera estructurada de vivir). Pensemos ahora nuevamente en la función del alcoholismo en el cuento, ¿justifica éste todos los sucesos? ¿Qué les sugiere la idea de perversidad en relación a lo 45
sucedido con la mano derecha del cuento de Cortázar? (no es el alcohol el único móvil de los sucesos, hay una rebelión del personaje con su forma de ser del pasado) El practicante agregará que el alcoholismo es solo un recurso literario del escritor, aún más allá de sus propias tendencias alcohólicas. - Pensemos ahora, tanto en la película como en el cuento, en las características de personalidad que demostraban los personajes al inicio de las obras, ¿cómo era la relación que mantenía el personaje con su mujer y los animales? (En el relato el personaje dice tener una simpatía peculiar hacia los animales y su esposa, la cual posee el mismo afecto por las mascotas. En la película, en el comienzo, el personaje demuestra el mismo afecto) ¿Qué sucede con este afecto en el transcurso de las obras? (se va modificando ya que los personajes comienzan a dañar a sus seres queridos) El personaje del cuento ha cambiado su carácter hasta considerarse perverso en su concepción, ¿qué ha sucedido con el carácter de la mujer? (la mujer mantiene su personalidad, lo demuestra con el afecto con los animales), ¿y con el comportamiento del gato? (el gato comienza a evitar a su amo cuando éste demuestra signos de violencia) ¿Creen que el personaje llegue a sentir odio por su mujer y el gato negro?, ¿qué pueden representar para él estos personajes? (quizás los odie porque ellos representan lo que él era en su pasado, una persona bondadosa y amistosa, alguien que ya no es) Tanto en la película como en el cuento, ¿qué sucede con el gato negro? (el personaje comienza a maltratarlo, le saca un ojo y luego lo mata ahorcándolo con una cuerda. Luego aparece un nuevo gato con las características del anterior al que también en primer momento lo quiere y luego comienza a odiarlo), ¿por qué comienza a odiar a este gato? (porque le recuerda al anterior y también a todas sus acciones, incluidos los sentimientos de afectividad hacia el animal) Según esto, el personaje ¿logra despojarse de su pasado?, ¿por qué? (no logra hacer a un lado su pasado porque a pesar de que ha cambiado aún conserva algunos rasgos que están en su persona) - El personaje del cuento, ¿se considera él un monstruo? (si, refiere la historia para de algún modo calmar su conciencia, dice considerarse perverso, dice matar porque sabe que en algún momento las víctimas lo han amado) ¿Es necesario que el personaje nos confirme su monstruosidad para que lo asimilemos como tal?, ¿cuál es la concepción que tenemos de el otro, el monstruo en nuestra sociedad? (no es necesario que nos confirme su mal ya que sus actos hablan por sí mismos, un asesino en nuestra sociedad es considerado alguien monstruoso, diferente) Llegado a este punto, ¿qué similitud encuentran entre la condesa sangrienta y el personaje de Poe? (ambos dan rienda suelta a su libertad), ¿qué sucede con ellos al final de los cuentos? (son descubiertos y condenados) Retomando la idea de el otro, el monstruo, qué nos interesa más ¿los actos que ha cometido o la razón por la cual los han llevado a cabo? (interesan más sus actos porque irrumpen con nuestra forma de vida) Aquí el practicante agregará que es común en los cuentos de Poe encontrarnos con un personaje temible, ya que suele ser éste un desconocido, además, es común que como espectadores tengamos la tendencia a temer a lo desconocido, a lo diferente hasta el punto de odiarlo y pretender eliminarlo. Si pensamos nuevamente en el cambio que ha demostrado el personaje del cuento y su opinión perversa hacia sí mismo, ¿por qué creen que al final llame monstruo al gato? (porque le recuerda todo lo que él ya no es, además le recuerda sus asesinatos, el personaje necesita hacerlo a un lado para poder producir un cambio en su vida) El practicante cerrará diciendo que el nombre Plutón, en la mitología grecoromana es el nombre del dios del infierno quien representa a la maldad entre otras cosas.
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La gallina degollada Horacio Quiroga Referencia a la criminología con la aparición del positivismo: el practicante se referirá a la importancia de la antropología criminal para el sistema penal de fines del siglo XIX y principios del XX. A la vez se reproducirán una serie de imágenes de fotografías e ilustraciones de cráneos y criminales tomadas en consideración del sistema lombrosiano. La teoría de la peligrosidad nace con el positivismo criminológico y es adoptada en todo el mundo occidental. Esta escuela estaba representada principalmente por el veronés Cesare Lombroso (otros exponentes son Ferri y Garofalo) y tenía su fundamento en las ciencias naturales, además daba importancia a la personalidad del delincuente y su peligrosidad social. Esta corriente surge por el avance de la ciencia y la intención de superar a un estado liberal no intervencionista. El positivismo criminológico procura, en ese entonces, una intervención directa del estado y la individualización de la pena de acuerdo con la peligrosidad del delincuente, a partir de esto la personalidad del mismo es estudiada metódica y científicamente. Antes de la aparición de la metodología criminal no se distinguía entre delincuentes, sea cual fuere el delito cometido, todos eran tratados del mismo modo. Lombroso distingue al delincuente por una serie de Status: demente, histérico, alcohólico, delincuente por ímpetu, delincuente habitual, loco moral y delincuente de ocasión. La teoría de la peligrosidad negaba que la pena tuviera o debiera tener proporcionalidad directa con el delito, sino que debía ser proporcional al estado peligroso. Con el pasar de los años surge la teoría de la culpabilidad donde el juez determina la pena tomando en consideración la gravedad del delito. Lectura de un fragmento del libro de Gabo Ferro Degenerados, anormales y delincuentes que trata acerca de la particularidad de la antropología criminal de Lombroso. …Estas tesis doctorales comienzan a considerar hacia 1890 – favorable, crítica, directa o indirectamente – las teorías del médico fundador de la antropología criminal: Cesare Lombroso. Este veronés articuló ciertas ideas y teorías ya clásicas de la fisonomía y la frenelogía para afirmar la existencia de individuos anormales que por su particular constitución física y psíquica tienden al delito; en ellos el crimen resulta de su anormalidad orgánica, congénita o adquirida. Otra idea entonces radical del pensamiento de su Scuola Positiva (…) es la del atavismo; concepto que entendía que ciertos criminales portaban evidencias físicas propias del hombre primitivo e involucionado. Estos estigmas se medían en términos de formas o dimensiones anormales de – sobre todo – el cráneo y la mandíbula o asimetrías de la cara y el cuerpo en general. En síntesis, lo que se impone de las doctrinas de la escuela de Lombroso es: 1º - Los delincuentes suelen presentar anomalías biológicas que influyen en la determinación del delito. 2º - Algunos delincuentes presentan ausencia congénita de sentido moral, constituyendo el tipo de delincuente nato. 3º - El determinismo excluye toda idea del libre albedrío en los delincuentes. 4º - El criterio de la responsabilidad, en cualquier forma es falso y artificial. 5º - El objetivo de la lucha contra el delito no debe ser castigar al delincuente sino ponerlo en la imposibilidad de perjudicar a la sociedad. 6º - La represión debe hacerse según el criterio del peligro o temibilidad de cada delincuente, asegurando la defensa social. Así comienzan a convivir en la biblioteca primero, y en la prensa después, las didácticas ilustraciones de cráneos y cerebros – anónimos o reconocidos – junto a fotografías de “criminales”, locos y prostitutas, todos degenerados portadores de ciertos estigmas de su anormalidad.
Referencia oral del capítulo dos del libro de Gabo Ferro Degeneración y degenerados en la escuela argentina: el practicante leerá un fragmento del 47
libro en el que el argentino Carlos Octavio Bunge se basa en la clasificación que Magnan realiza de los degenerados mentales. …Considerando el desarrollo de la inteligencia, Magnan clasifica a los degenerados mentales en cuatro grupos: idiotas, imbéciles, débiles de espíritu y degenerados simples o superiores. ¿Cuáles son para estos tiempos las definiciones de tales calificaciones? Para Bunge: El idiota es el tipo ínfimo en la escala de la mentalidad porque su idiotez es síntoma de una afección orgánica de sus centros nerviosos. El estado embrionario de su mentalidad se manifiesta físicamente por falta de desarrollo del cerebro en peso y volumen; en calidad, cantidad (microcefalía), y generalmente por lesiones gruesas microscópicamente comprobables. (…) El tipo imbécil es diverso al del idiota. No es psicológica ni fisiológicamente tan inferior, y a más de su grado superior en mentalidad, existe entre ambos una diferencia médica fundamental. Según Gilbert Ballet, el imbécil es un degenerado funcional con estigmas de insuficiencia, aunque no con monstruosidades o deformaciones físicas. La idiotez, como dejo apuntado, es una afección orgánica de los centros nerviosos, mientras que la imbecilidad es simplemente una debilidad mental. Los débiles de espíritu del tercer grupo son individuos aparentemente normales cuya degeneración, al menos antes de la autopsia, se manifiesta mejor en el orden psíquico que en el físico… …Para su propia clasificación, el argentino aglutina estos tres primeros tipos de Magnam – idiotas, imbéciles y débiles de espíritu – en una sola categoría propia, la de “inferhombres”, que asimila a idiotas, locos y monstruos, dejando a los degenerados superiores o simples de la clasificación del francés como el estadío equivalente a su segundo grupo – los degenerados medios - … …Esquirol. Este autor, en lugar de clasificar al degenerado como Magnam, poniendo el eje en la inteligencia, clasifica a estos individuos bajo la luz del lenguaje: 1º - Idiotas de primero, segundo y tercer grado según que hablen o no hablen nada; 2º - Imbéciles, inferioridad evidente de la expresión, y 3º - Pobres o débiles de espíritu cuyo lenguaje es casi fisiológico.
Luego el practicante realizará una breve referencia oral acerca de la influencia de este pensamiento en la escuela argentina de principios del siglo XX. Lectura del cuento La gallina degollada de Horacio Quiroga: el practicante leerá el cuento y los estudiantes lo seguirán con su copia. La gallina degollada Horacio Quiroga Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio MazziniFerraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida. Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón. El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal. Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?
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Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres. Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre. —¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito. El padre, desolado, acompañó al médico afuera. —A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá. —¡Sí!... ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que...? —En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar detenidamente. Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad. Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota. Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos! Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores. Mas por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo, abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más. Con los mellizos pareció haber concluido la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad. No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
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Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba. —Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos. Berta continuó leyendo como si no hubiera oído. —Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos. Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada: —De nuestros hijos, ¿me parece? —Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos. Esta vez Mazzini se expresó claramente: —¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no? —¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!... ¡No faltaba más!... — murmuró. —¿Qué no faltaba más? —¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir. Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla. —¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos. —Como quieras; pero si quieres decir... —¡Berta! —¡Como quieras! Éste fue el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo. Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza. Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.
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Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga. Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini. —¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces...? —Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito. Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo tanto! —Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti... ¡tisiquilla! —¡Qué! ¿Qué dijiste?... —¡Nada! —¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú! Mazzini se puso pálido. —¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías! —¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos! Mazzini explotó a su vez. —¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora! Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios. Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra. A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina. El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación... Rojo... rojo... —¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.
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Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos. —¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo! Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco. Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa. Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca. De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó. Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más. Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo. —¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída. —¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó. —Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo. Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija. —Me parece que te llama—le dijo a Berta. Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio. —¡Bertita! Nadie respondió. —¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada. Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.
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—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror. Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola: —¡No entres! ¡No entres! Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.
Análisis del cuento: mediante preguntas orientativas se realizará una interpretación del relato: - Dramatización de la descripción de los idiotas por parte de los alumnos: El practicante pedirá a un estudiante que lea la descripción que se hace de los idiotas en el cuento para que otros cuatro la represente: Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida. Otras veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.
- Al comienzo del cuento, ¿qué sentimientos demuestran Berta y Mazzini el uno hacia al otro? (sienten amor y quieren tener un hijo) ¿Qué sucede con este sentimiento a lo largo del cuento? (se va modificando), ¿por qué? (porque sus hijos nacen normales y luego se tornan idiotas). ¿A qué adjudican ellos la causa de la idiotez de sus hijos? (la mujer acusa al marido por su descendencia, específicamente se refiere a los delirios que sufría el padre de su esposo. Mazzini culpa a su mujer llamándola Tísica). De ser necesario el practicante se aclarará brevemente las enfermedades mencionadas. Tísico: es una afección pulmonar conocida también como tuberculosis, esta enfermedad se caracteriza por una ulceración en los pulmones. Delirio: con el delirio el cerebro deja de funcionar correctamente presentando alteraciones en la atención y la capacidad de alerta. Además presenta trastornos de la conciencia, del pensamiento, de la memoria, de las emociones, la percepción, del tono muscular y del sueño. Quien lo padece puede sufrir de alucinaciones. Considerando los comentarios realizados antes de la lectura del cuento, Berta y Mazzini, ¿se consideran normales? (no se consideran normales debido a la creencia de que la degeneración proviene de la herencia genética) ¿Es el amor la causa por la cual insisten en tener hijos? ¿Qué busca el matrimonio? (no insisten en tener hijos por 53
el amor que sienten sino que buscan tener un hijo normal) En el cuento, ¿quién representa la normalidad? (Bertita, la hija que tienen luego de los idiotas) En base a esto, si se eliminara a las personas consideradas degeneradas, anormales y delincuentes ¿se lograría una sociedad libre de estas personas? (no, porque la herencia genética no asegura el devenir de los individuos en la sociedad) ¿Qué sucede con los idiotas luego del nacimiento de Bertita? (son abandonados por sus padres, una sirvienta se encarga de atenderlos) ¿Tienen los hermanos conciencia de que son considerados monstruos? (no, su afección mental se lo impide) ¿Dónde reside la idea de monstruosidad? (en los padres) Si tuvieran que usar el término “monstruoso” para definir a los personajes del cuento, ¿a quienes se lo asignarían?, ¿por qué? (a los padres, por el abandono a sus hijos y el constante deseo de normalidad) Considerando el deseo de normalidad de los padres y lo mencionado acerca de la concepción que la elite argentina dominante de la época tenía del inmigrante, ¿Cómo podría haber sido considerada la familia Mazzini-Ferraz ante la sociedad argentina? (como una familia diferente, como “el otro”, como el monstruo) Al final del cuento, ¿se imparte algún tipo de justicia? (los idiotas matan a la hermana, puede considerarse justicia pensando en el abandono que sufrieron de los padres. Quizás es la justicia que la sociedad de la época pensaba para quienes eran diferentes)
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El Chacal de Nahueltoro Dirección: Miguel Littin Guión: Miguel Littin Producción: Centro de Cine Experimental de Universidad de Chile Dirección de fotografía: Héctor Ríos Montaje: Pedro Chaskel Música: Sergio Ortega Año: 1969 Duración: 90 minutos Reproducción de la película El chacal de Nahueltoro: veremos la película prestando especial atención, como consigna, a las subdivisiones del film. (“La infancia de José”, “el andar de José”, “persecución y apresamiento”, “educación y amansamiento” y “la muerte de José”) Análisis del video: considerando lo estudiado acerca de el otro en general y de el delincuente en particular en el corpus, el practicante realizará una serie de preguntas orales: La infancia de José ¿Cómo fue la infancia de José? (tuvo una infancia difícil, pobre, escapó de su casa a los 8 años) ¿Qué opinión manifestó el hombre que lo encontró? (qué el niño no tiene la culpa, hay irresponsabilidad de los padres, dice que alguien debería encargarse de estos asuntos) José, ¿ha tenido algún tipo de educación? ¿Cómo se evidencia? (no, ninguna. Cuando un cura le pregunta si conoce a Jesús y si quiere hacer la comunión, José responde a ambas preguntas que no) La infancia, ¿incide en los actos futuros del personaje? (quizás si, ya que nadie le ha enseñado la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal) Con respecto a la infancia, ¿qué habíamos concluido de ella con el personaje de El gato negro? (el personaje se revela contra su infancia, no hay forma de predecir su futuro a través de ella) ¿Sucede lo mismo en la película? (no, la infancia de José justifica sus actos) Con sus patrones, ¿tuvo condiciones dignas? (parece que no, cambiaba de trabajo con frecuencia según la paga, uno de sus patrones lo mandaba a buscar leña sin guantes y no lo dejaba calentarse) El ambiente en que se desenvuelve en estos primeros años de su vida, ¿condiciona sus actos futuros? (si, porque se acostumbra a convivir con el maltrato) El andar de José ¿Cómo es recibido el personaje en los pueblos que visita? (lo expulsan de fiestas por borracho, lo tratan con desprecio por ladrón, es apresado por pelearse con el hermano de una mujer que lo había recibido en su casa) ¿Qué sucede con la mujer (Rosa) y sus cinco hijos? ¿Por qué la echan de su casa? ¿Por qué la gente se interesa por ella y sus hijos luego de ser asesinada? (la mujer es desalojada de su casa porque ya no es útil para su patrón debido a que su marido murió, le dicen que se vaya con el atorrante que dejó entrar. Luego es asesinada junto con sus hijos. La gente no se preocupa por ella, lo que le interesa es el asesinato, porque perturba el bienestar del pueblo y de la sociedad) De acuerdo con lo mencionado en clases anteriores acerca del delincuente, del degenerado como el otro, ¿qué características comparte José con esas concepciones? (es alcohólico y ha tenido una infancia ruda y sin educación) Estando sobrio, ¿hubiera cometido los asesinatos?, ¿por qué mata al bebé luego de la borrachera? (quizás los hubiera matado igual, o no. Dice matar a los niños para que no sufran) En la concepción de mundo de José, ¿podrían haber sobrevivido los niños?, ¿por qué? (tal vez el pensó que hubieran tenido una infancia tan dura como la de él) 55
Persecución y apresamiento Considerando lo mencionado, ¿los vecinos persiguen al asesino por alguna bondad hacia la familia?, ¿por qué lo hacen? (ayudan a atraparlo para restablecer el orden de las cosas, sino cualquiera puede atreverse a cometer actos delictivos) Cuando José es apresado, la justicia no comprende la razón por la cual comete los asesinatos, ¿qué argumentos utilizan para justificarlo? (dicen que de niño tuvo una infancia miserable, de sufrimiento y maltrato, un ambiente que le formó una personalidad anormal que lo hace reaccionar de una manera violenta sin respeto al orden y la moral) Toda persona con una vida similar, ¿está condenada al mismo destino?, ¿por qué? (no necesariamente, pero tiene mayores posibilidades de caer en actos delictivos) ¿Es José un anormal? (en la concepción de su época sí. Aunque no es un anormal, es una persona que no logra vivir bajo los preceptos de su entorno social) Educación y amansamiento / La muerte de José ¿Qué recibe José en la prisión? (educación) ¿Cuáles son los pilares de esa educación? (el sentimiento patriótico y la religión) Cuando el periodista entrevista a José en la prisión indaga acerca de su pasado con la madre, de su vida en la isla y a su vez le pregunta acerca de su desempeño en la cárcel, ¿qué contraste se manifiesta en el diálogo?, ¿se puede entrever alguna intención en el periodista? (tiene la intención de dejar manifiesta la educación que ha recibido José en la cárcel, éste pasa de ser un vago asesino a una persona de bien) La sociedad chilena, ¿a qué adjudica la causa de los asesinatos? (al alcohol y al ambiente en que vivió el personaje) José, ¿está de acuerdo?, ¿lo hubiera estado antes de ingresar a la cárcel? (José está de acuerdo con el pensamiento de la sociedad, quizás antes de haber recibido educación no lo hubiera estado o no hubiese podido emitir un juicio) ¿Qué le promete al presidente si le otorga el indulto? (ser un hombre humilde y trabajador, útil a la sociedad, promete cuidar a su madre) ¿Debe la escuela cumplir una labor similar? (si, debe ser una de sus funciones) Anteriormente mencionamos a la patria y la religión como los pilares de la educación, José ¿aprende estos valores?, ¿cómo lo manifiesta? (si, los aprende, los manifiesta con trabajo y devoción a Dios) ¿Qué deja de lado? (deja de lado su pasado y todo lo que fue) Considerando las rebeliones mencionadas en los cuentos No se culpe a nadie de Cortázar y El gato negro de Poe, ¿hay algún aspecto negativo en este amansamiento? (quizás si, una persona sumisa que deja de lado sus instintos adhiere a todo lo que le imponen) El director de la cárcel y los periodistas se sorprenden de los sentimientos de José hacia su madre, ¿por qué creen que les resulta curioso? (porque lo consideran un monstruo, un anormal) ¿Por qué creen que se opta por matar a José? ¿Qué opina el capitán al respecto? (lo matan porque es una persona peligrosa para la sociedad, el capitán hace una analogía con el brazo enfermo que el médico debe cortar para salvar la vida del pariente, ellos deben matar al delincuente para sanar a la sociedad) Teniendo en cuenta lo comentado al respecto en el cuento La gallina degollada, ¿están de acuerdo con este punto de vista? (no, porque eliminar a una persona no implica librar a la sociedad de delincuentes, no es la solución, además para qué le dieron educación si luego lo matan)
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Degenerados, anormales y delincuentes en la Argentina del siglo XX Redacción de una noticia a través de elementos propios del positivismo naturalista y su influencia en Argentina: el practicante presentará dos copias a los estudiantes que contendrán una noticia de la revista Caras y Caretas Los que matan por “la pelada” (estudios antropométricos, Gabino Delgado en Caras y Caretas, 23 de diciembre de 1899) obtenida del libro de Gabo Ferro Degenerados, anormales y delincuentes; una lista con terminología característica a la obra literaria naturalista e imágenes de delincuentes famosos de Argentina como El petiso orejudo, Robledo Puch, Ricardo Silvio Caputo y el odontólogo Ricardo Barreda. Con este material, los estudiantes, en grupos de dos integrantes, deberán redactar una noticia que podría ser publicada en la revista mencionada. - Lectura de la noticia Los que matan por “la pelada”: el practicante leerá la noticia y los estudiantes lo seguirán con su copia. - Redacción de una noticia para la revista Caras y Caretas. Consigna: En grupos de dos integrantes redacten una noticia que podría ser publicada en la revista Caras y Caretas de principios del siglo XX, para realizar la actividad pueden basarse en la noticia leída, la imagen del delincuente que posean y en la terminología característica del naturalismo. Terminologías propias del relato naturalista en Argentina: Perverso Depravado Torpe Grosero Bruto Insensato Loco Rencoroso Vengativo Cobarde Enfermo Idiota Tísico Alcohólico Engendro Monstruo
Miserable Avaro Envidioso Parásito Mentiroso Perseguido Melancólico Apático Prostituta Pobre diablo Homosexual Mal hereditario Hijo de prostituta Horrible bestia Ingénita tendencia al mal Herencia de sífilis
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Imágenes:
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Noticias escritas por los alumnos. (He integrado los escritos de lo alumnos obviando los nombres y correcciones realizadas para dejar plasmado la escritura inicial que realizaron)
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El fin del Ángel Negro Luego de cometer once homicidios, Robledo Puch es encarcelado. El conocido asesino Robledo Puch Sus continuos ataques hacia alias “Ángel Negro” ha sido personas inocentes realmente apresado luego de haber cometido demuestran el grado de envidia y el horrendo crimen de Alfredo miseria que presenta este sujeto Pérez, un sereno de supermercado. que, vale aclarar, tiene tendencias Nada más se podía esperar de esta homosexuales y ha heredado de su horrible bestia inhumana y su madre, una prostituta, la secuaz, Héctor Somoza, tan enfermedad de sífilis. miserable y enfermo como él. En Sin más que decir de este bruto conjunto ya han cometido tres insensato, solo esperamos que crímenes, de los cuales dos son ninguno de los crímenes que mujeres. Estas fueron abusadas cometió quede impune y que sexualmente por los monstruos y pague con su vida las vidas luego ejecutadas sin ningún tipo de robadas. remordimiento por ninguno de los dos engendros. Robledo Puch es un avaro, depravado e idiota que ya ha experimentado el demente acto de asesinar junto con su antiguo cómplice José Ibáñez, otro parasito como él, quienes en las primeras épocas de delincuencia actuaban con total impunidad detrás del arma de fuego. La locura e insensatez lo llevaron a matar a una pareja y su recién nacido hijo, acto que solo un perverso ser como él puede cometer junto con los efectos del alcohol que comúnmente ingería.
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EL MUNDO DEL “ÁNGEL NEGRO” Contaremos la trastornada y macabra historia del mundo de fantasía donde vivía este ángel negro. De una familia mal viviente, hijo de prostituta y padre idiota; nació el pobre diablo Robledo Puch. Hombre totalmente afeminado, cobarde y envidioso de sus hermosas víctimas mujeres y rencoroso con los hombres al cual les quitó su vida al negarse a darle el placer que pedía, como hombres con agallas, cristianos de buena fe. Era tan cobarde que no atacaba solo, manipulaba a sus cómplices con su cara angelical de niño desvalido, para que entraran en su mundo sub real, y así cometer estas atrocidades. Con su primer cómplice Ivañez, hombre con herencia de sífilis, paracito de la sociedad, mataron a una pareja joven con su dulce criatura recién nacida, por solo hecho de desear su felicidad. También en la abierta y sombría noche ejecutaron en la ruta a dos voluptuosas bellísimas jóvenes, al cual después de muertas abusaron sexualmente de ellas. Pero éste ángel negro no lo hacía por placer, sino que su retorcida y siniestra mente creía que de esta manera él obtendría la belleza para conquistar a sus amados. Su primer cómplice muere por su apestosa enfermedad adquirida de su sucia madre por revolcarse con hombres indignos y repelentes. Pero no termina su historia, sino que encuentra a su segundo cómplice Somoya, de una fealdad monstruosa semejante a una bestia de los más horribles cuentos de terror. Robledo y su secuas dieron a luz su homosexualidad ya que sacrificaron con armas de fuego a dos serenos, trabajadores de buena familia, para satisfacer su deseo sexual. Este “ángel negro” llamado así por su belleza y su vicio de matar por el solo hecho de complacer sus necesidades carnales, demostramos que no solo los demonios de la biblia existen.
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El petiso orejudo
Cayetano Santos Godino, más conocido como el petiso orejudo, nació en la ciudad de Buenos Aires en 1896; era hijo de dos inmigrantes y tenia siete hermanos. Se dice que su padre era alcohólico, golpeaba a su mujer que era una maldita prostituta, él también había contraído la sífilis un tiempo antes que naciera su hijo. Desde niño asistió a varias escuelas, en las cuales sus compañeros se burlaban de él diciendo que era un pobre diablo, un idiota, y que tenia el aspecto de un monstruo, también lo trataban de cobarde, bruto insensato y torpe. Debido a su difícil infancia se convirtió en un asesino perverso y depravado, en una horrible bestia. Comenzó a matar siendo un adolescente. Su primer crimen fue cuando tenía ocho años, este tomó de la mano a un niño de veintiún meses, lo llevó a un baldío y allí lo golpeo con una piedra en la cabeza. Un tiempo más tarde estranguló a un niño de trece años y prendió fuego a una niña de cinco, arrojándole un fósforo. Entre otros de sus tantos crímenes también estranguló a un niño de 3 años, dándole trece vueltas al cuello con un piolín, a este luego le perforó la cien con un clavo de cuatro pulgadas. Este delincuente hijo de prostituta e insensato, hoy en día es prófugo de la justicia, si ven a esta horrible criatura CORRAN!!.
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25 de Diciembre de 1703 – Sección POLICIALES Diario “Caras y Caretas”
Cayetano Santos Godino, más conocido por su apodo “Petiso Orejudo” es un joven asesino en serie, uno de los mayores sociópatas en la historia de la Argentina. Fue responsable de la muerte de cuatro niños, siete intentos de asesinato y el incendio de siete edificios. Los primeros casos de este individuo enfermo y rencoroso: Miguel Depaoli: El 28 de septiembre de 1700, cuando Godino contaba con apenas 7 años se lleva a fuerza de engaños a Miguel Depaoli, de casi dos años, hasta un baldío y allí lo golpea para luego arrojarlo sobre un montón de espinas. Un policía que pasaba se percata de lo sucedido y lleva a ambos niños a la comisaría, de donde serían recogidos más tarde por sus respectivas madres. Otro de los casos es: Ana Nera: Al año siguiente, Godino (Hijo de un padre golpeador, alcohólico) agrede a una beba vecina de apenas 18 meses. La conduce hasta un baldío en donde la golpea repetidamente en la cabeza con una piedra. Nuevamente es descubierto por un policía quien pone fin al ataque y lo detiene -pero dada su corta edad-, es dejado en libertad esa misma noche. Cayetano Godino estuvo recluido poco más de dos meses y después regresó a las calles. Como ya no asistía a la escuela vuelve a dedicarse a la vagancia sigue siendo un pobre diablo y con vida miserable
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Las victimas mas relevantes del asesino depravado y monstruoso: Uno de los crímenes mas conocidos de este Cobarde es Arturo Laurora, el 25 de enero de 1701 se denunció la desaparición de un menor de 13 años. Al día siguiente se descubrió el cadáver en una casa puesta en alquiler en la calle Pavón. El cuerpo fue descubierto golpeado y semidesnudo, con un trozo de cordel atado alrededor del cuello. Las investigaciones no conducen a ningún lado. Y el segundo crimen es a Roberto Russo, el 8 de noviembre de 1702, Godino convence con engaños a la victima, de dos años, para que lo acompañe a un almacén en donde presuntamente le compraría unos caramelos. Lo lleva hasta un sitio baldío a pocas cuadras en donde le ata los pies y procede a ahorcarlo con un trozo de la cuerda que usa para atarse los pantalones. Son descubiertos por un peón del alfalfar, quien los entrega a las autoridades. Cayetano Godino declaró que había encontrado atado al niño y lo estaba rescatando cuando fueron descubiertos. Es liberado por falta de mérito. Después de un tiempo se detuvo a esta horrible bestia, porque era un parasito para la cuidad confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó a un Hospicio, en el pabellón de delincuentes con problemas psicológicos. Allí atacó a dos pacientes: uno inválido en una cama y el otro en silla de ruedas. Después intentó huir. Lo trasladaron entonces a la Penitenciaría Nacional.
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El ÁNGEL DE LA MUERTE Ofrecemos como una noticia entretenida e informativa, del Depravado y miserable, responsable de numerosos acontecimientos perversos y desagradables.
Eduardo Robledo Puch, “hombre” avaro, monstruo, mal viviente, apático. Aunque parezca lo contrario proviene de una buena familia. Uno de los últimos acontecimientos del bruto e Insensato y su cómplice fue que el despreciable Robledo aparece en los mismos lugares de siempre. Se ha notado un cambio en él. Está exultante, el se convierte en el centro de las reuniones. Habla de autos y de carreras. Anda más solo que un maldito perro vagabundo. Ibáñez (la horrible bestia de su cómplice) ha creído mejor separarse. Nadie debía sospechar y los muertos no hablan. Pero la mujer de Bianchi la noche del 3 de mayo no murió. Cuando estos cretinos salieron, ella fue arrastrándose hasta la estación de servicio de la esquina para pedir auxilio. Estaba bañada en sangre y hablaba de un hombre de pelo largo. El 15 de mayo --doce días después del primer golpe importante--, los locos de Ibáñez y Robledo visitaron "Enamour", una boite de Olivos. En el fondo había un jardín que da al río. La noche era fresca cuando los dos hombres forzaron una ventana y entraron. Revisaron minuciosamente y reúnen casi dos millones de pesos. Cuando se retiran, Robledo vio una puerta cerrada y la entorna para mirar adentro. Dos hombres --Pedro Mastronardi y Manuel Godoy--dormían el último sueño. Carlos Eduardo disparó varias veces sobre esos cuerpos. No hay un gemido. Cuando se le pregunta por qué los había matado, el engendro respondió: "Qué quería ¿que los despertara?" Desde entonces los “amigos” entraron definitivamente en el vértigo. El dinero voló de sus bolsillos en un desenfreno baladí. No querían ser hombres distinguidos, como los criminales de guante blanco. Estaban matando y lo saben. Intuyeron que ese vértigo los aniquilaría. Han escapado siempre, pero una simple circunstancia, un error mínimo puede perderlos. Decidieron apostarlo todo; también la vida de quienes se crucen a su paso. Robledo e
Ibáñez gastaron horas y horas frente a las barras de los boliches, también gastaron todo el dinero. Un día, ambos conocieron a Héctor Somoza, un chico de 17 años que trabaja en la panadería de su madre. Robledo lo ha visto antes, han conversado, han ido juntos a los balnearios el verano anterior. Las horribles bestias Iniciaron a Somoza. De la misma manera que habían iniciado a Ibáñez inició antes a Robledo. Roban algunas motos y Somoza, un día, aparece con un revólver. Pero Ibáñez no simpatiza demasiado con el nuevo socio. No le tenía confianza. Somoza vivía con su madre y una hermana en Olivos. Trabajaba todo el día en la panadería, era un chico formal que estaba cansado. Había discusiones; Ibáñez se sale con la suya al poco tiempo. La visita del 24 de mayo al supermercado "Tanty" no tuvo como huésped a Somoza. Sin embargo, éste presta su revólver a Robledo. No estaban seguros de que el techo se abriera con facilidad. Robledo llevo una barreta y cuerda de nylon para descender. Jorge se quedo de campana mientras Carlos trabaja. Siempre era así. Por fin, el material cedió. Dos chicos sin experiencia profesional habían destrozado otra vez la seguridad de un comercio. Entraron. En plena oscuridad trataron de no derribar las montañas de latas de conserva para no despertar al sereno Juan Scattone. Pero éste se despertó y avanzo. Robledo se agazapo y gatillo dos veces. Scattone se derrumbo. En las cajas había cinco millones de pesos. Destaparon una botella de whisky y brindaron en la oscuridad. Revisan al muerto y encuentran la llave de la puerta del personal. Salen repletos de billetes y montan en la motocicleta que habían dejado muy cerca. Estos tuvieron 20 días de
pacífica juerga.
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DIARIO “LA CRITICA” 4 de Diciembre de 1973 El Ángel Negro: Detenido el mayor asesino serial del país La historia de Carlos Robledo Puch quien (con menos de 20 años) entre el 15 de marzo de 1971 y el 3 de febrero de 1972 mató a 11 personas, incluidos dos de sus amigos.
Cuando tenía19 años y en el lapso de un año, Carlos Robledo Puch, mató a 11 personas, incluidos dos de sus amigos. La mayor parte de las víctimas fueron acribilladas a balazos, por la espalda o mientras dormían. Por eso de la darán prisión perpetua. "Nunca un caso criminal conmovió tanto a la sociedad argentina. Durante varios días toda actividad política, deportiva, artística pasó a segundo plano ante una evidencia: en Buenos Aires, un muchacho puede por sí solo quebrar todas las barreras de seguridad, matar y robar sin que la Justicia lo alcance hasta que la tragedia haya abrazado a muchos". Soriano se encerró en su casa durante semanas, leyó todo lo que se había escrito sobre el asesino y escribió una crónica; "Me interesó mucho lo que leí de Soriano porque él intentaba contar lo que pasaba en la cabeza del asesino. Creo que es lo mejor que se ha escrito de Robledo y luego al contactarme con un perito que lo analizó empecé a trabajar”. Pero Palacios fue más allá. No descansó en paz hasta que consiguió entrevistar en prisión al mismo Robledo. No fue fácil, primero por la burocracia del sistema penitenciario, luego porque el asesino múltiple no quiso durante todos estos años tener contacto con la prensa. "Trabajaba en ese momento en el diario Crítica de la Argentina y decidí escribirle una carta. Y el aceptó, porque su abuelo leía el diario Crítica, relató Palacios. Durante esos años a Robledo Puch le negaron varios pedidos de excarcelación y quizás esa sentencia que lanzó cuando recibió la condena (le dijo a los jueces: "Cuando salga los voy a matar a todos") surtió su efecto. Amante de las motos y los autos deportivos, nacido como el niño bien de una familia acomodada de Olivos, con un padre que trabajaba en la General Motors y era
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descendiente de la esposa de Güemes, y una madre de sangre alemana que era licenciada en química. Narrado en primera persona, tanto que en varios pasajes aparecen las impresiones del cronista que por momentos y a solas con el asesino denotan el sentimiento de temor (cuando tiene que ir al baño en la sala de entrevistas de la cárcel y darle la espalda a Robledo, o cuando le pregunta qué piensa hacer cuando salga del penal y Robledo contesta: "Ir a tu casa a tocar timbre, total me tirás un colchoncito y me arreglo"). Por estas causas fue detenido y condenado a prisión perpetua
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LA PERVERSA CASA DE LA CALLE 48
El mayordomo asesino Aquella ciudad turística, conocida como la capital de la provincia de Buenos Aires, mas precisamente en la casa de Calle 48 entre 11 y 12, fue la perversa escena de un crimen sin precedentes, con un fuerte sabor a venganza, en donde el tranquilo y comprensivo odontólogo se llevo la vida de su esposa, suegra e hijas. El gentil hombre lleva el nombre de Ricardo Alberto Barreda, es flaco, rencoroso y cobarde como una rata, malviviente y subordinado al poder feminista que reinaba en su hogar, con un asqueroso olor vengativo. Arto de realizar todas las tareas hogareñas, obligado por su respetuosa y amable esposa, y ser victima de constantes oprobios y humillaciones, asesinó a su esposa Gladys McDonald, su suegra Elena Arreche, y a sus dos hijas Cecilia y Adriana, de 4 melancólicos y miserables tiros de una escopeta. El parásito intento hacer que el perverso hecho haya sido el fin de un supuesto robo. Acción que solo puede realizar una horrible bestia y engendro como lo es Barreda. La justicia claramente pudo descubrir tal situación, y, presionado, la miserable bestia confesó el acto delictivo. Por otra parte, un renombrado y muy respetado perito afirmo con mucha seguridad, que la causa de este homicidio es la psicosis delirante, enfermedad que posee el pobre diablo del asesino.
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Los crímenes del Petiso Orejudo Cayetano Santos Godino fue declarado autor material de distintos crímenes con los cuales afectó a niños de distintas edades, este engendro, no más que un torpe error de la humanidad, es denominado en jerga popular como “El Petiso Orejudo” nacido el 31 de octubre de 1896. Con un mal hereditario que recibió de parte de sus padres que podría, sin ningún problema ni objeción de la sociedad, ser llamado idiotez sus padres son Fiore Godino (sifilítico y alcohólico) y Lucía Ruffo (prostituta). Sabemos que desde su nacimiento sufrió graves enfermedades las cuales afectaron su crecimiento a nivel social desde su niñez y de ahí parte su resentimiento y furia interna creemos por tanto que este “Buen muchacho” no puede soportar ni aceptar que haya niños en condiciones normales, por eso es sabido que ha participado de numerosos crimenes.
Entre sus delitos mas torpes que dejan en claro su locura encontramos el crimen de Arturo Laurora sin dudas un hecho de características enfermas por los rastros que quedaron en el cuerpo del niño de tan solo 13 años cuyo cuerpo quedo con claras marcas de asfixia y golpes. Uno de los crímenes mas atroces de este homosexual reprimido se dio el dia 7 de marzo de 1913 cuando Godino incendió a una niña de tan solo 5(cinco) años dejándola desfallecer entre el fuego, esta niña murió tras 16 dias de internacion a causa de las graves quemaduras que tenia en su cuerpo. Tras ser detenido confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes. Allí atacó a dos pacientes: uno inválido en una cama y el otro en silla de ruedas. Después intentó huir. Lo trasladaron entonces a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras.
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Reflexión acerca de la residencia El objetivo de esta reflexión está basado en la necesidad de complementar el período de residencia llevado a cabo en 5
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año sociales de la escuela Normal en el
sentido de realizar una autocrítica que pueda llegar a ser productiva y a incorporarse en el bagaje de conocimientos de la formación docente. En primera instancia podría decirse que las posibles soluciones acerca de la problemática a plantear quedarán en el plano de los supuestos ya que la residencia ha concluido. En la secuencia de clases planificada se abordó como tema Lo monstruoso en la literatura con el fin de acercar a los estudiantes algunas de las diferentes e indefinidas concepciones que se han tenido en el mundo occidental acerca de “el otro”, en el acervo cultural y social principalmente. Dos de los principales objetivos fueron por un lado establecer relaciones intertextuales entre los textos a analizar y favorecer la oralidad como medio para que los estudiantes tomen la palabra y emitan su opinión durante el proceso de enseñanza - aprendizaje, desde este punto de partida se pretendía llegar a una posición en la cual se pondría en cuestionamiento ciertos mecanismos sociales de discriminación, enajenación y sometimiento sin caer en el riesgo de realizar desmitificaciones extremistas. Más allá de que las relaciones intertextuales se lograron en gran medida, en el trayecto final de la residencia y en el momento en que analizamos una película basada en hechos reales, un alumno en particular y otros en general dejaron entrever explícita e implícitamente una valoración que de algún modo logró polarizar las reflexiones realizadas a lo largo de la secuencia didáctica. Particularmente, la película en cuestión fue El Chacal de Nahueltoro de Miguel Littin, rodaje chileno de la década de 1960 en el cual se cuenta la vida de Jorge del Carmen Valenzuela Torres, asesino de una familia y condenado a muerte. De acuerdo al corpus estudiado y a las características de la película se esperaba una respuesta positiva por parte de los estudiantes, me refiero a una valoración diferente en relación a la pena de muerte entre otras cuestiones que atañen a lo estudiado sobre todo con el positivismo naturalista en la Argentina. De este modo la problemática está planteada alrededor de la concepción final que adoptaron estos estudiantes luego de los textos analizados influyendo esto en el logro parcial de uno de los objetivos principales de la residencia como lo es la reflexión en relación a la diversidad social. Al respecto las preguntas que surgen espontáneamente son ¿qué podría haber hecho durante la práctica para acceder a una conclusión diferente?, y ¿qué podría hacerse en el caso de que la secuencia de clases continuase? 70
Con respecto al primer interrogante ya había mencionado al comienzo que se daba valor a la oralidad para el análisis de los textos, en el grupo hubo un conjunto de alumnos que participaron más activamente de las clases por lo que es posible que quienes mantuvieron cierto silencio pensaran en ese momento de manera diferente a los demás. Como practicante debería haber sondeado más en aquellos estudiantes que mantenían cierta neutralidad al respecto. No obstante, no deja de llamar la atención que el alumno que manifestó la opinión considerada “negativa” con respecto a la condena del Chacal, haya mantenido una participación activa en las clases demostrando otros puntos de vista, por lo que se produce una contradicción no solamente en su pensamiento sino también en cuanto a la reflexión en el plano de lo literario en relación al de lo real. En este punto y regresando a la realidad de ese instante, como practicante debería haber realizado una reflexión acerca del comentario de este estudiante haciendo referencia a lo analizado en clases anteriores aunque ello implicara no dar un cierre a la clase (era el último día de la residencia) y aquí hay otra cuestión a tener en cuenta ya que no es necesario atenerse demasiado a lo planificado, al tiempo estipulado para una secuencia, se podrían haber tomado algunos minutos de una clase siguiente para cerrar con el tema; un ejemplo claro de esto es que ninguna de las clases anteriores comenzaron y terminaron en el día sino que debido a los diálogos surgidos éstas se extendieron siempre más de lo estipulado. En relación a este interrogante también me produce una inquietud el hecho de que no siempre suelo dirigir las preguntas a la totalidad de la clase, es decir, he incurrido en el error de apoyarme en ciertos estudiantes que tienen una participación más recurrente en los temas tratados y que suelen tener una ubicación espacial cercana entre ellos ( aunque esto se ha modificado levemente cuando tuvimos clase en otra aula), en definitiva este estilo de abordaje oral deja abierta la posibilidad de que algunas voces no participen y las reflexiones sean centralizadas. En el caso de pensar una manera para abordar la problemática en clases subsiguientes sería propicio lograr un consenso institucional y planificar un proyecto específico en el cual se trabaje de manera articulada con otras asignaturas como por ejemplo Historia, Sociología y Música (pensando en los nuevos diseños curriculares). Desde Lengua y Literatura podría abordarse la concepción de “el otro” a través de los comienzos de América latina mediante, por ejemplo, el cuento Los embriones del violeta de Angélica Gorodischer, también Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Adelantado Gobernador del Río de la Plata de Alvar Núñez cabeza de vaca para luego avanzar en la historia Argentina con textos como la historieta de Ricardo Piglia
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Cabecita negra8 la cual está basada en el cuento Cabecita negra de Germán Rozanmacher , La fiesta del monstruo de Bioy Casares y Borges y Las puertas del cielo de Julio Cortázar hasta llegar a hacer una reflexión de quien es “el otro” en la actualidad mediante el análisis de textos de circulación social como por ejemplo diarios y periódicos.
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Piglia, Ricardo. La Argentina en pedazos. Buenos Aires, Ediciones de la Urraca, 1993
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