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Foro Internacional sobre Desarrollo Sostenible del Turismo e Innovación Cartagena de Indias (Colombia), 24 de junio de 2014
Informe Introductorio de Base Desarrollo Sostenible del Turismo A.
Introducción
La sensibilidad de la sociedad hacia las cuestiones medioambientales, surgida hace unos 30 años de manera organizada, se ha consolidado de manera global. El movimiento inicial, centrado en el medio natural, se ha ampliado a los ámbitos social, económico y cultural y hoy es una exigencia básica en cualquier proyecto ligado al desarrollo de un territorio. De este modo, considerando las oportunidades que brinda el turismo a la sociedad como impulsor de la generación de empleo, del desarrollo de infraestructuras y de la distribución de la riqueza, se hace preciso fomentar políticas de gestión turística que incluyan el principio de sostenibilidad como eje fundamental en sus planteamientos.
B.
Orígenes del desarrollo sostenible
El concepto de desarrollo sostenible surge en la década de los años 80 del pasado siglo. Concretamente, el documento “Estrategia Mundial para la Conservación”, elaborado en 1980 por la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza (UICN) junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), fue el primer documento que integró conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Asimismo, este documento sentó las bases filosóficas y científicas del “Informe Brundtland” que la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD) de la ONU presentó ante la Asamblea General en 1987 y donde se emplea el término “Desarrollo Sostenible” en tres dimensiones: el crecimiento económico, la inclusión social y el equilibrio medioambiental.
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El informe, denominado “Nuestro Futuro Común”, definía el concepto de “Desarrollo Sostenible” como: “El desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". De conformidad con este informe, la Asamblea General convocó la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD)”, también conocida como la "Conferencia de Río" o la "Cumbre de la Tierra”, donde se debían "elaborar estrategias y medidas para detener o invertir los efectos de la degradación del medio ambiente". Entre las distintas medidas propuestas, cabe destacar la adopción de un programa de acción para el siglo XXI: “Agenda 21”. El programa es un plan detallado de acciones que deben ser acometidas a nivel mundial, nacional y local, por entidades de la ONU, los gobiernos de sus estados miembros y por grupos principales en todas las áreas en las que haya un impacto humano sobre el medio ambiente. Para poner en práctica este programa, se creó en el seno de la ONU la Comisión de Desarrollo Sostenible. Hoy en día, la Agenda 21 es la referencia para la aplicación del desarrollo sostenible en los territorios. Una década más tarde, durante la celebración de la “Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible” (2002) en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, quedó de manifiesto que el concepto no era completo si no se consideraban tres dimensiones como elementos claves de la sostenibilidad: la económica, la medioambiental y la socio-cultural. Por tanto para poder hablar de Desarrollo Sostenible se debe garantizar: 1.
La sostenibilidad medioambiental: el desarrollo ha de ser compatible con el mantenimiento de los recursos, los procesos ecológicos y la diversidad biológica.
2.
La sostenibilidad socio-cultural: el desarrollo sostenible ha de ser compatible con los valores de las personas y reforzar la identidad de la comunidad.
3.
La sostenibilidad económica: el desarrollo ha de ser económicamente eficiente, ha de beneficiar a todas las personas y los recursos han de ser gestionados de manera que se conserven para las generaciones futuras.
C.
Desarrollo sostenible del turismo
Definido el desarrollo sostenible, quedaba dar un paso más, ajustar este concepto a la actividad turística en el mundo. Así pues, la Organización Mundial del Turismo (OMT), tomando como referencia la definición de desarrollo sostenible del Informe Brundtland, define la sostenibilidad turística en la “Conferencia Euro-Mediterránea sobre turismo y desarrollo sostenible” (1993) como: 2
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“El desarrollo del turismo sostenible satisface las necesidades de los turistas y regiones anfitrionas presentes, al mismo tiempo que protege y mejora las oportunidades del futuro, está enfocado hacia la gestión de todos los recursos, de tal forma que se satisfagan todas las necesidades económicas, sociales y estéticas, al tiempo que se respeta la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de apoyo a la vida”. La OMT especifica que el turismo sostenible no puede contemplarse como una categoría de turismo concreta, sino que los principios del desarrollo sostenible deben ser aplicados a cualquier desarrollo turístico. Aunque son abundantes las aproximaciones al concepto de turismo sostenible, se podrían señalar unos principios comunes: La planificación basada en objetivos económicos, socioculturales y ambientales. La utilización de la “capacidad de carga” para cuantificar las limitaciones de los recursos turísticos. La toma de decisiones participativa. Además, según la OMT, el turismo en el marco del desarrollo sostenible debe: Mejorar la calidad de vida de la población local. Incrementar la calidad de la estancia del visitante. Mantener la calidad del medio ambiente, del que dependen tanto la población local como los visitantes. Incrementar la rentabilidad económica de la actividad turística. Factor económico Hace referencia a la eficiencia del modelo de desarrollo económico, que ha de beneficiar a todas las personas y “gestionar los recursos de modo que se conserven para generaciones futuras”. La sostenibilidad económica asegura un crecimiento económico equitativo, que beneficia a todos y brinda a los residentes la oportunidad de crecer y desarrollarse. Se debe facilitar al local la posibilidad de decidir si desea crear y mantener una actividad turística ligada al territorio. Bajo esta premisa, es preciso generar las condiciones que posibiliten un crecimiento económico sostenible y permitan la creación de puestos de trabajo estables y productivos, minimizando los posibles impactos negativos derivados de la propia actividad.
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Factor socio-cultural La sostenibilidad social hace referencia al fomento de las relaciones entre individuos y el uso colectivo de los bienes comunes. La actividad turística facilita el contacto entre personas de bagajes culturales y socioeconómicos muy diferentes. Esa interacción evoluciona en distintas etapas y, si bien en las primeras fases el desarrollo de la actividad turística suele ser acogida con entusiasmo por los residentes, a medida que se desarrolla, se aprecia una retirada de este apoyo inicial. Ese cambio de actitud aparece cuando se traspasa el umbral de tolerancia y el impacto de la actividad turística comienza a afectar negativamente a la población local. Este fenómeno afecta de igual manera al turista, ya que la falta de satisfacción de los primeros suele ser percibida por lo segundos, lo que puede suponer una pérdida de calidad en su experiencia en el destino. Por su parte, la sostenibilidad cultural hace referencia al respeto y puesta en valor de la cultura o culturas existentes en el destino. Así deben adquirir especial relevancia su historia, sus costumbres, sus celebraciones, sus creencias, etc., que comprenden una identidad propia y diferencial que ha de ser tenida en cuenta en el desarrollo turístico del territorio. Factor medioambiental El factor medioambiental está claro. Cualquier desarrollo ha de ser compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales, de la diversidad biológica y de los recursos naturales. Un entorno conservado tiene un valor real para la actividad turística y, como tal, puesto en valor contribuye a incrementar la renta de los residentes. El turismo puede ser un factor determinante en la revalorización del entorno natural de una zona y, lo que es más importante, de su preservación como fuente de riqueza para los residentes. No obstante, la actividad turística también genera impactos negativos que habrá que gestionar para minimizar sus efectos.
D.
El marco internacional
Los principios del desarrollo sostenible de la actividad turística se han debatido en diversos foros internacionales. Algunas de las iniciativas más importantes ha sido: La Carta Mundial de Turismo Sostenible de Lanzarote (1995): En 1995 se celebró la “Primera Conferencia Mundial de Turismo Sostenible” respaldada por la OMT, PNUMA, UNESCO y la Unión Europea.
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El objetivo fue incluir el turismo dentro de la estrategia del desarrollo sostenible, haciéndolo compatible con el mantenimiento de la diversidad biológica, la identidad cultural de las comunidades y la gestión de los recursos. El resultado fue la generación y difusión de la “Carta del Turismo Sostenible” donde se citan dieciocho principios en los que debe fundamentarse el desarrollo turístico sostenible. Asimismo, se define el desarrollo sostenible como: “Un proceso que contempla una gestión global de los recursos con el fin de asegurar su durabilidad permitiendo conservar el capital natural y cultural, incluyendo las áreas protegidas.” Agenda 21 para la Industria de Viajes y Turismo (1996): La “Agenda 21 para la Industria de Viajes y Turismo” publicada en 1996 por la OMT, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) y el Consejo de la Tierra, señala las acciones que deben tomar los gobiernos y la empresa privada para garantizar los objetivos de la “Cumbre de la Tierra”. Esta agenda especifica una serie de aspectos para integrar el turismo y el medio ambiente de forma que sea posible garantizar la sostenibilidad local, entre ellos, destacan los siguientes:
El desarrollo sostenible ha de formar parte del negocio del turismo.
Las prácticas sostenibles serán las que controlarán el mercado a largo plazo.
La importancia de la asociación entre el gobierno, la industria y la sociedad civil estableciendo una serie de herramientas de implementación para el sector público y el sector privado.
Carta Europea de Turismo Sostenible en Espacios Protegidos (1997): La “Carta Europea del Turismo Sostenible en los Espacios Protegidos” se inscribe en las prioridades mundiales y europeas expresadas por las recomendaciones de la Agenda 21, adoptadas en la Cumbre de la Tierra en 1992 y por el V programa de Acciones Comunitarias en medio ambiente (V PACMA). La carta es una iniciativa de la Federación EUROPARC que tiene como objetivo global promover el desarrollo del turismo en clave de sostenibilidad en los espacios naturales protegidos de Europa e implica la conservación de los recursos para las generaciones futuras, un desarrollo económico viable y un desarrollo social equitativo. Orientada a los gestores de los espacios naturales protegidos y a las empresas, representa un compromiso voluntario para aplicar los principios de turismo sostenible. Sus objetivos fundamentales son los siguientes: 5
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Fomentar el apoyo a los espacios protegidos de Europa, que representan una parte fundamental de nuestro patrimonio y se deben conservar para las generaciones actuales y futuras.
Mejorar el desarrollo sostenible y la gestión del turismo de los espacios protegidos, teniendo en cuenta las necesidades del medio ambiente, de los residentes locales, las empresas y los visitantes.
Código Ético Mundial del Turismo (1999): El Código, adoptado por la resolución A/RES/406(XIII) de la decimotercera Asamblea General de la OMT (Santiago de Chile, 1999), sienta los grandes principios del desarrollo sostenible y responsable del turismo. El código enuncia los principios que deben guiar el desarrollo del turismo con el objetivo de reducir al mínimo los efectos negativos sobre el medio ambiente y el patrimonio cultural. Asimismo, establece una serie de principios que promueven un orden turístico mundial equitativo, responsable y sostenible, en beneficio mutuo de todos los sectores de la sociedad y en un entorno de economía internacional abierta. Estos principios, que servirán de marco de referencia para los diferentes agentes del sector del turismo, establecen las normas éticas que deben adoptarse para el desarrollo del turismo por parte de los destinos, los gobiernos, los turoperadores, los agentes de viaje, los trabajadores del sector y los viajeros. Los principios del Código Ético Mundial para el Turismo se resumen en los siguientes artículos: 1. Contribución del turismo al entendimiento y al respeto mutuo entre hombres y sociedades. 2. El turismo, instrumento de desarrollo personal y colectivo. 3. El turismo, factor de desarrollo sostenible. 4. El turismo, factor de aprovechamiento y enriquecimiento del patrimonio cultural de la humanidad. 5. El turismo, actividad beneficiosa para los países y las comunidades de destino. 6. Obligaciones de los agentes del desarrollo turístico. 7. Derecho al turismo. 8. Libertad de desplazamiento turístico. 6
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9. Derechos de los trabajadores y de los empresarios del sector turístico. 10. Aplicación de los principios del código ético mundial para el turismo. El diseño de la Agenda 21 para el Turismo en la UE: La sostenibilidad social, económica y ambiental del turismo europeo se considera trascendental para el desarrollo sostenible de Europa y para incrementar la competitividad y el crecimiento del sector turístico. De este modo, la Comisión Europea, creó el denominado “Grupo para la Sostenibilidad del Turismo” (GST) compuesto por diferentes actores del sector turístico, cuyo objetivo último fue la presentación a la Comisión de un documento que sirvió de base para que la Comisión aprobara en 2007 la Agenda 21 del Turismo Europeo. El contenido del Proyecto de la Agenda 21 parte de la necesidad de integrar criterios de sostenibilidad en el turismo europeo en su triple vertiente: ambiental, socio-cultural y económica, proponiendo una serie de medidas orientadas a:
La protección del medioambiente como elemento clave del desarrollo turístico.
Preservar la autenticidad socio-cultural de las comunidades receptoras de turismo conservando sus valores tradicionales y contribuyendo al intercambio cultural.
Desarrollo de operaciones económicas viables a largo plazo que garanticen que los beneficios socio-económicos se distribuyen entre los distintos actores del sector.
Partiendo de estas premisas, se proponen acciones muy diversas y de carácter voluntario, entre las que cabe destacar el diseño de unos criterios para la concesión de una etiqueta ecológica aplicada a los alojamientos turísticos, la “Etiqueta Ecológica Europea”, o la aprobación del “Reglamento Europeo de Ecogestión y Ecoauditoría” (EMAS).
E.
La sostenibilidad en el contexto “smart”
Lejos de caer en el olvido, el concepto de sostenibilidad ha ido adquiriendo mayor relevancia con el tiempo. Por ello ha sido incluido como premisa en grandes proyectos de desarrollo territorial de este siglo XXI como son las ciudades inteligentes y los destinos turísticos inteligentes. La ciudad inteligente combina en un modelo urbano la protección del medio ambiente, la eficiencia energética y la rentabilidad económica. Un ecosistema donde infraestructuras, servicios y tecnología se unen para ofrecer una mayor calidad de vida al ciudadano.
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Por otro lado, ya no se habla exclusivamente de destinos de calidad, de destinos excelentes o de destinos puramente sostenibles. A estos conceptos se les suma la tecnología y el tratamiento de datos (“Big Data”) y evoluciona hacia un nuevo modelo: los Destinos Turísticos inteligentes. El destino inteligente aúna los conceptos de sostenibilidad (toma como referencia la definición de la sostenibilidad de la OMT, más enfocada al sector turístico), conocimiento e innovación tecnológica en torno a los destinos turísticos. Ya existen algunos casos de ciudades o destinos que empiezan a despuntar por su apuesta por la sostenibilidad dentro del paradigma “SMART”. Málaga inició en el año 2009 un proyecto pionero en el mundo que desarrolla nuevos sistemas y tecnologías para reducir el consumo energético de la ciudad. El proyecto considera conceptos clave en energía inteligente necesarios para contribuir a los objetivos 20-20-20 en el 2020.
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% (30% si se alcanza un acuerdo internacional).
Ahorrar el 20% del consumo de energía mediante una mayor eficiencia energética, además, en cada país el 10% de las necesidades del transporte deberán cubrirse mediante biocombustibles.
Promover las energías renovables hasta el 20%.
La iniciativa es una apuesta por un uso racional de la energía que incluirá contadores eléctricos del consumo y sistemas avanzados de telecomunicación para optimizar la red de distribución y potenciar a su vez la calidad del servicio. Además potenciará las energías renovables para aplicarlas al alumbrado público y a una flota de vehículos eléctricos que favorecerán la movilidad sostenible. Otra de las iniciativas la protagoniza Vancouver, ciudad que también hizo público en 2009 su plan de sostenibilidad a 10 años: “Vancouver 2020”. Su objetivo es convertir a la ciudad en líder mundial de la sostenibilidad en el año 2020. Para lograr este objetivo, se ha propuesto una serie de acciones, entre las que destacan las siguientes:
Crear 20.000 nuevos empleos sostenibles y convertirse en un gran centro de negocios.
Reducir las emisiones de carbono en un 33%, llegando a consolidarse como ciudad líder en la lucha contra el cambio climático.
Incrementar el uso de energías renovables.
Mejorar la eficiencia de las construcciones existentes en un 20%.
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Fomentar los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público.
Plantar hasta 150.000 árboles para incrementar los espacios verdes.
Reducir la huella ecológica per cápita en un 33%.
Reducir la huella de carbono de la producción de alimentos en un 33 %.
F.
Los sistemas de indicadores de desarrollo sostenible
El desarrollo de los indicadores ambientales tiene sus orígenes en la década de los 90 del siglo XX. Los líderes del G7 solicitan a la Organización para la Cooperación Económica y de Desarrollo (OCDE) que identifiquen indicadores que faciliten la toma de decisiones sobre las políticas económicas y ambientales. Así, se inició un programa pionero de indicadores medioambientales y se aportó una visión que vincula los problemas y oportunidades ambientales a los procesos económicos. Los objetivos de los indicadores de la OCDE son los siguientes:
Evaluar el progreso ambiental.
Integrar las preocupaciones ambientales en las políticas sectoriales.
Integrar las preocupaciones ambientales en la política económica.
En 1994 la OCDE publicó el libro “Indicadores Ambientales”, que fue ampliado y reeditado cuatro años más tarde con un lema más genérico: “Hacia el desarrollo sostenible. Indicadores Ambientales” (OCDE, 1998). El modelo propuesto por esta institución se basaba en la clasificación de los indicadores según la fórmula de Presión-Estado-Respuesta (PER), estructurando la información de una manera sencilla para conocer las relaciones causales existentes entre la economía y el medio ambiente. El modelo obedece a una lógica según la cual las actividades humanas ejercen presiones sobre el entorno y los recursos ambientales alterando, en mayor o menor medida, su estado inicial. La sociedad identifica estas variaciones y puede decidir la adopción de medidas (respuestas) que tratarían de corregir las tendencias negativas detectadas. Como consecuencia de estas actuaciones se supone, o espera, una mejoría del estado del medio ambiente. Programa de trabajo en Indicadores de Desarrollo Sostenible (IDS) de la Comisión de Desarrollo Sostenible (CDS) En el capítulo 40 de la Agenda 21, documento adoptado en Río de Janeiro (1992) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se hace referencia a la necesidad de
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implementar Indicadores de Desarrollo Sostenible (IDS) para monitorizar el progreso bajo ese concepto. Durante los años siguientes a la Conferencia de Río, la Comisión para el Desarrollo Sostenible (CDS) de las Naciones Unidas impulsó diversas iniciativas a favor del desarrollo sostenible. Como resultado de todas ellas se aprobó en abril de 1995, un programa de trabajo sobre indicadores de desarrollo sostenible (IDS). El programa de trabajo generó un listado de 134 indicadores y desarrolló hojas metodológicas para todos ellos, que fueron publicados en el libro “Indicators of Sustainable Development Framework and Methodologies” (Naciones Unidas, 1996), más conocido como “el libro azul de los indicadores”. El Sistema Europeo de Indicadores Turísticos La Comisión Europea está comprometida desde hace tiempo con la promoción del desarrollo sostenible del turismo en Europa y ha introducido diversas herramientas cuyo fin es facilitar la buena gestión medioambiental de las empresas. En 2013, la Unidad Política de Turismo de la Comisión Europea puso en marcha el sistema europeo de indicadores sobre turismo (ETIS), con el objetivo de ayudar a las autoridades locales en la medición y el seguimiento de las actuaciones de turismo sostenible de sus destinos. El objetivo de esta iniciativa fue proporcionar un conjunto de herramientas a las organizaciones de gestión de destinos turísticos con las que fuera posible evaluar y gestionar su sostenibilidad. Así, el sistema consta de un manual de instrucciones, un conjunto de indicadores principales, una serie adicional de indicadores opcionales y una base de datos, concebidos todos los componentes como un instrumento que cualquier destino pueda utilizar sin necesidad de recibir formación específica. El sistema ETIS se articula en torno a 67 indicadores, 27 principales y 40 opcionales, distribuidos en 4 categorías:
Gestión del destino.
Impacto social y cultural.
Valor económico.
Impacto medioambiental.
Los “indicadores principales” son indicadores turísticos fácilmente medibles y que suelen ser recogidos de forma habitual en la mayoría de los destinos turísticos, mientras que los “indicadores
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opcionales” son más difíciles de obtener pero permiten hacer un análisis más profundo del destino turístico. El sistema se ha desarrollado considerando las experiencias previas con otros sistemas de indicadores y se ha perfeccionado a partir de la información recogida sobre el terreno en diferentes destinos de Europa. Con vistas a analizar la implementación del sistema ETIS, el sistema ha sido puesto a prueba por diez destinos piloto, en los cuales se han obtenido resultados positivos, a saber: St-Ives (Reino Unido), Burduy (Bélgica), Alqueva (Portugal), Florencia (Italia), Maastricht (Países-Bajos), Parque Nacional de Soomaa (Estonia), Calvià (España), St-Tropez (Francia), Oetzal (Austria) y Brasov (Rumania). La motivación para implementar este sistema se basa en la necesidad de afrontar los retos del turismo tomando decisiones inteligentes, basadas en información útil, procedente de indicadores específicos, que ayuden a que los destinos incremente su competitividad y logren mayor apoyo del gobierno. Midiendo sus resultados, la industria turística puede asegurar su papel protagonista en el ámbito de la economía verde. Indicadores de desarrollo sostenible para los destinos turísticos (Organización Mundial del Turismo, 2005) Desde principios de los años 90, la OMT ha estado a la cabeza de la elaboración de indicadores de sostenibilidad y de su aplicación al turismo y a los destinos. Así, se han realizado estudios y celebrado talleres en destinos de diversas regiones del mundo, con el objetivo de crear un sistema eficaz para apoyar una mejor toma decisiones en el ámbito turístico. De este modo, la OMT desarrolla esa guía de indicadores, concebida para ayudar a los gestores de destinos a obtener la mejor información para facilitar la adopción de decisiones más adecuadas respecto al desarrollo sostenible del turismo. En este sentido, los indicadores se proponen como componentes fundamentales del turismo sostenible y como instrumentos que pueden responder a los problemas más importantes de los gestores de los destinos turísticos. La guía desarrollada por la OMT se estructura de la siguiente manera:
Una introducción a los indicadores y a su utilización.
La descripción de un proceso participativo para la elaboración de indicadores en el contexto de los procesos de planificación turística.
Una lista de los problemas más corrientes con los que se tienen que enfrentar los destinos, con sugerencias de indicadores. 11
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Cuestiones básicas e indicadores básicos que pueden considerarse esenciales para la mayoría de los destinos.
Aplicaciones en los destinos, enumerando indicadores y problemas que son comunes a determinados tipos de destinos.
Aplicación de indicadores en la planificación y formulación de políticas turísticas.
Estudio de casos en los que se ilustran 25 ejemplos de aplicaciones exhaustivas de indicadores en diferentes niveles (nacional, regional, empresa, destino, etc.,) y a través de diferentes tipos de actividades turísticas (turismo de playa, comunitario, ecoturismo).
Recomendaciones dirigidas a autoridades públicas, empresas privadas, instituciones de investigación, organizaciones internacionales, etc.
G.
Conclusiones
El sector turístico ha mostrado una notable capacidad para adaptarse a los cambios del mercado, a pesar de los persistentes problemas económicos, impulsando el crecimiento y la creación de empleo en todo el mundo. De hecho, el turismo se ha convertido en un eje fundamental de desarrollo en muchos países debido a su capacidad de arrastre de otros sectores y de generación de riqueza. De acuerdo a las estimaciones de la OMT, en el año 2013 las llegadas mundiales de turistas internacionales crecieron un 5% con respecto al año anterior, alcanzando la cifra de 1.087 millones. Además se prevé que en el año 2014 se registre un crecimiento del 4%-4,5%, superando el pronóstico a largo plazo del 3,8% por año. Esta tendencia positiva registrada en el número de llegadas internacionales de turistas, se ha reflejado también en los ingresos por turismo internacional. En 2013, el total de ingresos derivados de exportaciones que generó el turismo internacional alcanzó los 1,4 billones de dólares, los ingresos obtenidos por los destinos turísticos debido a los visitantes de otros países crecieron en un 5%, hasta alcanzar 1.159.000 millones de dólares, mientras el transporte internacional de pasajeros supuso otros 218.000 millones. A la luz de estos datos, se deduce que el turismo es vital para la economía en su conjunto y para la economía de muchos países. La industria mundial del turismo estará influida por la nueva demanda, pero fundamentalmente por el reto de hacer frente a esta demanda de una forma sostenible. El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de conservar y proteger el medioambiente, ser viable económicamente y debe respetar a las 12
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comunidades locales desde una perspectiva social y cultural. De este modo, el turismo preservará los recursos naturales y culturales minimizando los impactos negativos (ecológicos, socio-culturales y económicos) y maximizando los impactos positivos. El turismo sostenible incorpora una nueva ética del turismo, ya que facilita el desarrollo de estancias de calidad en entornos seguros y atractivos, en los que se puede participar del intercambio cultural. De este modo, el turismo puede ser analizado como una actividad capaz de impulsar la cohesión social y económica y como una fuerza creativa para el enriquecimiento cultural mutuo. Una buena gestión del turismo exige garantizar la sostenibilidad de los recursos de los que depende.
H.
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