Instituto Politécnico Nacional. Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Guanajuato. Título: A Mi Generación

Instituto Politécnico Nacional Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Guanajuato Título: “A Mi Generación” Tema: Sociedad Auto

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Instituto Politécnico Nacional

Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Guanajuato

Título: “A Mi Generación”

Tema: Sociedad

Autor: Yépez Quiroz Rodrigo

Número de Boleta: 2010660450

Tel: 477-717-1385 email: [email protected]

Yo disfruto leer, no lo hago mucho, pero procuro leer de todo. A veces me gustaría tener mas tiempo para hacerlo… no es cierto, si tengo tiempo, lo que pasa es que no me doy el tiempo suficiente. Pero trato de revisar un poco de todo: novelas, revistas, artículos, libros de texto, noticias, obras de teatro, incluso, algún libro de superación personal -que muy de vez en cuando, te deja un buen consejo-. Reflexionando sobre situaciones incidentales, la razón más importante por la que leo es que a veces (si estás de humor y bien atento a las cosas) te encuentras con algo que no esperabas encontrar: por ejemplo algún dato curioso sobre el lugar donde vives; cosas que no sabías sobre personajes famosos; situaciones que aunque ya conocías, nunca te pusiste a pensar en ellas. Y fue precisamente esta cuestión la que me motivó a escribir el presente ensayo. Supongo que la primera pregunta que surge con lo anterior es ¿Qué leyó? Y la segunda ¿Dónde? La realidad es que fue casualidad encontrarme esta publicación, pues fue resultado de una serie de circunstancias. La primera fue la presencia de la Feria Nacional del Libro de León, a la cual asistí buscando algo completamente diferente. Resulta que después de encontrar lo que buscaba y caminando entre los stands, me topé con un anuncio de una revista que me agrada, tanto, que la compro mensualmente. Al entrar, encontré algunos números especiales que tenía interés en leer y no había encontrado, así que de inmediato pagué por ellos y regresé muy satisfecho a mi casa. Este número especial que acababa de adquirir lleva en el título la palabra “Generaciones” y al empezar a leerlo me di cuenta de que era un análisis de la sociedad actual, clasificando y ubicando a las personas, (según el año en el que hayan nacido) precisamente, en una generación. El número -como todo lo producido por esa editorial-, fue interesante desde el principio, empieza por mencionar a los responsables de estos estudios sociales (William Strauss y Neil Howe), así como su origen; como ya dije, bastante interesante. Pero la revista no me atrapó realmente hasta que llegué a una sección con una suerte de línea de tiempo (de 1433 a 1997) con una estructura muy peculiar: Cada sección de dicha línea contenía un periodo determinado (el primero, 1433-1460 y el último, 1982-

1997) con un nombre, como “Baby Boomers”, “Generación X”, etc. denotando de ésta manera el nombre dado a cada generación según el lapso en que haya nacido. Contenía también nombres y fotografías (o pinturas para las generaciones muy antiguas) con algunos personajes destacados de cada una. Como es de esperarse, los personajes mencionados en cada generación son mundialmente reconocidos y (por lo general) personas brillantes. Estos variaban entre artistas, científicos y políticos. Por mencionar algunos de generaciones recientes se encontraban: Octavio Paz, Juan Pablo II, Francis Ford Coppola, Martin Luther King, Carlos Monsiváis, Roman Polanski, Fernando Botero, Joaquín Sabina, Jim Morrison, Steve Jobs, Lance Armstong, Spencer Tunick, Dan Brown, Carl Sagan, en fin… la lista era bastante grande y se trataba de un desfile de personalidades que provocaba (al momento de leerlo) una sonrisa por la humanidad.Mi sonrisa adquirida cambió rápidamente a desconcierto cuando llegué a la última generación: la “generación Y” o “Millenial” (personas nacidas entre 1984 y 1997)… mi generación. Donde las personas destacadas eran los Jonas Brothers, Lady Gaga, Ellen Page, Rihanna Lindsay Lohan, Kelly Osbourne y más. Simplemente increíble… creo que las únicas personalidades que me parecieron más o menos respetables eran José María de Tavira, María Sharápova y Javier Hernández (Montes de Oca Sicilia & Masse, 2011). Otra vez: increíble... Después, la revista se dividía en 3 secciones, en la primera hablaba de los hippies, en la segunda de la “generación x”, y finalmente, de los “millenial”. Dejé de leer por miedo a encontrar una crítica que me deprimiera aún más. Dejando de lado mi desagrado por el trabajo o los logros de las personas mencionadas, y sobre todo, mi eterna pregunta ¿Por qué ese individuo es famoso, si no tiene ningún talento? Me puse a pensar, ¿Es deseable que nuestra generación se distinga por esos personajes? Claro, yo sé que la mayoría de los que pertenecemos a ésta generación aún somos algo jóvenes para tener otra clase de reconocimiento (científico por ejemplo); aún así, me pareció un indicador muy desalentador, ¿Por qué parece que nuestra generación no figura para algo mas loable que malos intérpretes de canciones y películas?

No se si pueda responder la pregunta anterior, pero creo que puedo “caracterizar” (en algunos aspectos) a mi pobre generación para darnos una ligera idea de ese incómodo ¿Por qué? Creo que lo primero que salta cuando se habla de la generación millenial es nuestra dependencia a la tecnología: más específicamente a las redes sociales. Respecto a esto, debo decir que es un alivio que todos entre una edad de 15 y veintitantos años tengan una solución para todos los problemas del mundo, lo malo es que se no pasa de “post” en Facebook. Igualmente siento tranquilidad por las próximas elecciones presidenciales, porque las redes sociales me dicen que casi todo el mundo está perfectamente informado por ver un debate entre candidatos, y de la noche a la mañana, la mayoría de nosotros nos convertimos en críticos políticos tan ácidos e ingeniosos, que bien podríamos dejar a

Víctor

Trujillo sin empleo. Pero no quiero que se piense que ésta clase de tecnología sólo sirve para eso, también nos ayuda a comunicar eventos de vital importancia como lo que vamos a comer hoy; lo bonita que se ve nuestra mascota con su nuevo corte de pelo; el récord que rompimos jugando “Angry Birds”; y por supuesto, lo bien que la estamos pasando en la reunión con los amigos, tan bien que en vez de estar platicando con ellos “Twiteamos” que la estamos pasando de maravilla. Afortunadamente el Facebook nos ha dado algo muy valioso, y es una medida casi universal para la calidad; con esto me refiero a los “likes” porque resulta ser una métrica muy útil para medir tu calidad como… lo que sea que hagas; es decir que si eres músico, mientras más “likes” tenga tu canción, tiene mas calidad; si eres fotógrafo (porque claro, uno se vuelve fotógrafo al tener una “Nikon” o una “Cannon” con más de 5 cifras en el precio) así que también puedes medir la calidad de tus fotos con “likes” y lo mejor de éste parámetro es que nada tiene que ver con la cantidad de amigos que tengas en Facebok. Sólo espero que con esto se note que las redes sociales no son malas, lo malo es el uso y la importancia que les damos, porque a pesar de mi sarcasmo de mal gusto, también he visto que se logran cosas buenas por las redes sociales, como la realización de proyectos.

Si tuviera que relacionar el concepto de “proyectos” con el de “generación Y” usaría la palabra “apatía”…característica infalible de mi querida generación. Reflexionemos un momento, cuando alguien nos presenta una idea ¿Qué es lo primero que pensamos? Yo creo algo así como “no es la gran cosa, se me pudo ocurrir a mí” o “no es tan mala, pero tiene muchos errores”, y puede que tengamos o no razón, pero suponiendo que si, si se te pudo ocurrir eso, o algo mejor incluso. ¡Pero no fue así! Se le ocurrió a alguien mas y nos guste o no, tenemos que vivir con eso. Ahora, si creemos que la propuesta de la otra persona tiene errores entonces ¿Por qué no ayudarla? Yo se por qué, por que somos extremadamente apáticos, porque, al parecer, tenemos mejores cosas que hacer, creemos que la otra persona no nos va a entender u otras mil razones, que de razón no tienen nada. Pero a veces, también es culpa de quien propone: si nos hacen alguna corrección, la tomamos demasiado personal y pensamos que la otra persona desea sabotear nuestra propuesta o algo peor, no nos ponemos a pensar que al final del día, los demás no ganan nada con perjudicarnos. Tampoco reflexionamos mas allá de paradigmas personales; por ejemplo, el más común en nuestra generación: “Yo lo sé todo”, casi a nadie suele detenerse y pensar “mmm...tal vez el otro tenga algo de razón”, por eso no dejamos que nadie nos ayude y nos quedamos con proyectos a medias, que bien pudieron ser mucho mejores. Aunado a lo anterior no nos ayudan nada las expresiones artísticas (como las películas o televisión) y técnicas mercadológicas actuales que nos dicen que hay que ser viscerales o pasionales para tener éxito en la vida; y no digo que no debamos serlo, pero también hay que ser un poco racionales, de lo contrario podemos terminar haciendo cosas de las que al final nos arrepentimos, sobre todo trabajando con otras personas en algún proyecto. Debe ser por eso que cada vez que un profesor llega con una idea medio innovadora para enseñar, nunca funciona, porque mi generación (o la apatía que cargamos), no quiere que funcione. Por último quiero reflexionar sobre qué pensará alguien de una generación anterior, supongo algo como: “tienen las cosas demasiado fáciles”, y sospecho que es cierto, también creo que no tiene nada de malo… hasta que analizas que

quiere nuestra generación, la respuesta es bastante simple: éxito fácil. Queremos ser ricos y famosos de la noche a la mañana, y si lo logramos haciendo algo frívolo y sencillo, mucho mejor. No nos damos cuenta que son contados los casos de éxito de esa clase, la gran mayoría se lograron con mucho esfuerzo, disciplina, constancia y todos esos valore que la “generación x” y los “Baby Boomers” tratan de inculcarnos. Y es que no hace falta mas que una breve ojeada para darnos cuenta de que queremos diseñar máquinas, sin estudiar ingeniería; construir, sin saber arquitectura; hacer cine, sin estudiar cinematografía; pintar o tomar fotos, sin observar; queremos escribir, sin leer, hablar, sin escuchar… en términos generales: queremos actuar, sin pensar. Si no fuera yo el autor del presente ensayo, y lo leyera pensaría “bueno… y éste individuo: ¿Quién es o qué se cree? ¿Acaso es perfecto? ¿Está él haciendo algo para cambiar, aunque sea como persona?” Menciono esto porque claro, criticar es muy fácil, cambiar: no lo es tanto. Y no, no soy diferente a ésta generación en las cuestiones mencionadas, tengo los mismos defectos y tal vez mas. Con esto estoy haciendo algo con poco, o nada de sentido: criticando defectos propios, efectivamente, no tiene nada de coherencia. Pero creo firmemente una cosa: para cambiar y mejorar, primero debemos darnos cuenta de que estamos MAL, estamos MUY MAL. Invito a quien sea que lea esto a que antes de tratar de cambiar haga una reflexión sobre la situación colectiva, creo que de algo servirá. Yo, por lo pronto, voy a dejar un rato mi laptop, apagaré mi Ipod y hablaré con la gente que tiene algo que proponer, voy a escucharlos, trataré de ayudarlos y dejaré que ellos me corrijan a mí, porque estoy seguro que debajo de toda nuestra frivolidad y deseos de éxito sin esfuerzo hay personas que valen la pena. También voy a darme más tiempo para hacer mi tarea y leer… empezando por el artículo de la revista… espero que no sea un deprimente golpe de realidad. Bibliografía:   -­‐

Montes  de  Oca  Sicilia,  M.,  &  Masse,  F.  (2011).  Generaciones.  Algarabía  Tópicos:  Las   Generaciones,  14-­‐39.  

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