Se acerco a la ventana. Habia un gran patio radeado dl redes altas y pobladas de balcones, pera era como estar (' desierto. El cielo se vela sobre los techos no ya Hmpido blanquecino, invadido por una patina opaca, asi como en 1 moria de Gnei una blancura opaca iba borrando todo recue: sensaciones, y una indistinta, quieta mancha de luz indic presencia del sol como una sorda punzada de dolor.
La aventura de un fot6grafo
Con la primavera, cientos de miles de ciudadanos salen el domingo con el estuche en bandolera. Y se fotograHan. Vuelven contentos como cazadorescon el morral repleto, pas an los dias esperando con dulce ansiedad las fotos reveladas (ansiedad a la que algunos afiaden el sutil placer de las manipulaciones alquimicas en la camara oscura, vedada alas intrusiones de los familiares y acre de acidos al oHato), ysolo cualldotienen las fotos delante de los ojos parecen tomarposesion tangible del dia transcurrido, solo entonces el torrente alpino, el gesto del nene con el cuba, el reflejo del sol en la pierna de la esposa