LA BATALLA DE GUADALETE

LA BATALLA DE GUADALETE Por su parte el rey Rodrigo, conocido el descalabro de los suyos y el saqueo de la provincia, luego de reunir a todos los godo

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LA BATALLA DE GUADALETE Por su parte el rey Rodrigo, conocido el descalabro de los suyos y el saqueo de la provincia, luego de reunir a todos los godos salió al paso de los árabes y se apresuró con valentía a detenerlos. Y habiendo llegado al río que se llama Guadalete, cerca de Asidona, que ahora es Jerez, el ejército africano acampó en la otra orilla. [...] Y se luchó sin interrupción durante ocho días, de domingo a domingo, hasta el punto de perecer casi dieciséis mil del ejército de Tárik. Pero ante el insistente empuje del conde Julián y de los godos que estaban con él son desbordadas las líneas cristianas, que resultaron indolentes, débiles e incapaces de combatir por el largo periodo de paz y la buena vida, y volviendo grupas ante los obstáculos, en domingo, el cinco de los idus del mes de Sawwal del año 92 de los árabes [18 de julio de 711], en la era 752 [714 de la era cristiana], el rey Rodrigo y el ejército cristiano son vencidos y perdieron la vida en una huida sin esperanza. Por su parte, los dos hijos de Witiza que se habían confabulado con el conde Julián estuvieron al lado del rey Rodrigo en esta batalla y, uno por la derecha y otro por la izquierda, comandaban las alas, y se dice que la noche anterior se entrevistaron con Tárik a fin de que, al retirarse ellos de la lucha, el ejército de los godos fuera vencido con facilidad y, una vez muerto el rey Rodrigo que, como hombre de altas miras, dejaría que le mataran antes que huir, el trono vacante pudiese corresponderles a ellos; pues no se les pasaba por la mente que los árabes pudieran o quisieran quedarse con su patria, y por ello, abandonadas las armas, escaparon tan pronto como estalló la contienda. Tárik también les había prometido eso mismo y que les devolvería todo lo que había pertenecido a su padre. [...] Se desconoce por completo qué sucedió con éste [Rodrigo], salvo que en tiempos recientes se halló en Viseo, ciudad de Portugal, una tumba con esta inscripción: “Aquí yace Rodrigo, el último rey de los godos.” Rodrigo Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España

ESCRIBIR NUESTRA HISTORIA - La batalla de Covadonga Lee las dos versiones de la Batalla de Covadonga y responde a las preguntas Versión 1 “Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva y que el ejército de Alkama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de una cueva. Pelayo dijo: "Así pues, confiando en la misericordia de Jesucristo, desprecio esa multitud y no temo el combate con que nos amenazas. Tenemos por abogado cerca del Padre a Nuestro Señor Jesucristo, que puede libarnos de estos paganos". Alqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como a Dios no le hacen falta lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los caldeos emprendieron la fuga...” Crónica de Alfonso II

Versión 2 “Dice Isa Ibn Ahmand al-Raqi que en tiempos de Anbasa Ibn Suhaim al-Qalbi, se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Belay [Pelayo]. Desde entonces empezaron los cristianos en al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islámicos, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta que llegara Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo “Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?”” Crónica de Al-Maggari 1. ¿Qué tema comparten los dos textos? 2. Según los dos textos fueron los musulmanes los que decidieron abandonar el lugar y no pelear más; pero ¿por qué lo hicieron? ¿Qué motivos explica cada texto? 3. ¿Uno de los textos menciona un episodio milagroso, ¿cuál? 4. ¿Cuál de los dos textos da menos importancia a la batalla? ¿Por qué? 5. ¿Hay algún término peyorativo (de menosprecio) con el que se hable del enemigo? ¿En qué texto aparece? 6. Después de este ejemplo, ¿podrías explicar porqué los historiadores deben utilizar diferentes fuentes para explicar un hecho histórico?

TEXTO ABDERRAMÁN / ABD-AR-RAHMAN I “Pero aunque los abasíes gobernaban gran parte del Asia Occidental y el Norte de África y eran la mayor potencia del mundo, había musulmanes que no reconocían al califa de Bagdad. Los abasíes, al parecer, se habían adueñado del poder [...] derrocando a la dinastía anterior, los omeyas. Para evitar problemas posteriores, el primer monarca abasí hizo matar fríamente a todos los omeyas que pudo hallar, para que no hubiese nadie que pudiera reclamar legítimamente el trono y hallar seguidores con quienes provocar una guerra civil. La tarea fue llevada a cabo con eficiencia y, de hecho, sólo escapó un omeya. Éste era Abderramán, nieto del omeya que había sido califa por la época de la victoria de Carlos Martel en la batalla de Tours [Poitiers]. Después de años de estar escapando por los pelos, logró atravesar todo el Mediterráneo, desde Siria hasta España. Desembarcó en España en 756 y allí, a cuatro mil quinientos kilómetros de Bagdad, se hizo rey de esa tierra con el nombre de Abderramán I [...]. Abderramán estableció su capital en Córdoba, y bajo su gobierno España se convirtió en una nación musulmana completamente independiente. Fue un soberano ilustrado, que gobernó durante una generación sobre una tierra cada vez más próspera. Sus años de fugitivo acosado quizá le hicieron comprender qué tipo de vida debe llevar una minoría perseguida, por lo que evitó las persecuciones. Concedió a los cristianos la libertad religiosa mediante el pago de un impuesto razonable, mientras los judíos

fueron realmente favorecidos”. ASIMOV, Isaac, La Alta Edad Media (Madrid; Alianza, 1982), pp. 166-167.

TEXTO EMIRATO INDEPENDIENTE Y CALIFATO “Empezaba lo que los historiadores dan en llamar el Emirato independiente. ¿Qué quiere decir eso? Que el Emir ya no dependía del lejano Califato (que había pasado de Damasco a Bagdad), salvo en el aspecto religioso. El califa seguía siendo el jefe de todos los creyentes musulmanes, pero Abderramán I tenía todo el poder político de la España musulmana en sus manos. El momento más brillante de los Omeyas en España corresponde a la época de un sucesor suyo que gobierna a lo largo de la primera mitad del siglo X: Abderramán III. Además, este Abderramán se vio tan fuerte, tan poderoso, que incluso se atrevió a proclamarse Califa. Él y no otro era el jefe de todos los creyentes musulmanes; al menos, en el territorio que caía bajo su dominio: en España. Y eso comenzará en un año fácil de recordar, porque es una año capicúa: el 929. Bajo Abderramán III el ejército tendrá una fuerza tan notable, con mercenarios que vienen de todas partes (cosa curiosa, hasta de Europa Oriental, con los eslavos), que Abderramán III hará incursiones por todo el norte de España volviendo a tener bajo su control a ciudades tan lejanas como Zaragoza.” FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel, Pequeña Historia de España (Madrid: Espasa, 2010), págs. 86 y 87.

ABD AL-RAHMAN III SE PROCLAMA CALIFA “El acontecimiento concreto más importante de la historia interna de al-Andalus durante el reinado de Abd al-Rahman III se relaciona con la amenaza de los fatimíes [dinastía norteafricana cuyo jefe se había proclamado califa y que aspiraba a unir alAndalus a su territorio]. Este acontecimiento fue la asunción por Abd al-Rahman III de los títulos de "califa" (jalīfa) y de "jefe de los creyentes" (Amīr al-mu'minīn), junto con el sobrenombre de al-Nāsir li-dīn Allāh (defensor de la religión de Dios). Al reivindicar este título, lo que se afirmaba no era un derecho universal a gobernar a todos los musulmanes, sino la independencia del gobernante de Al-Andalus respecto a toda autoridad política [y también religiosa] musulmana superior. Para apoyar esta pretensión Abd al-Rahmān III podía alegar su carácter de descendiente de los califas de Damasco; ya desde antes los Omeyas españoles se hacían llamar "hijos de los califas". La reivindicación no se dirigía, pues, contra los Abbasíes, sino que se proponía hacer frente a la pretensión de los fatimíes y proporcionar a los reyezuelos del norte de África una cierta justificación teológica de la soberanía que debían a los Omeyas de Córdoba.” MONGOMERY WATT, W, Historia de la España islámica, Madrid, Alianza Editorial.

ALMANZOR “En los días de aquél (Vermudo II) por lo pecados del pueblo cristiano, aumentó el número de los sarracenos y su rey, que adoptó el falso nombre de Almanzor —como él no hubo ni habrá otro en el futuro—, tomando consejo de los musulmanes del otro lado del mar, y con todo el pueblo ismaelita, entró en los confines de los cristianos y comenzó a devastar muchos de sus reinos y a matar con la espada.

Estos son los reinos de los francos, el reino de Pamplona, y también el reino leonés. Ciertamente devastó ciudades y castillos y despobló toda la tierra hasta que llegó a las zonas marítimas de la España Occidental y destruyó la ciudad de Galicia en la que está sepultado el cuerpo del beato Santiago apóstol. Pues había dispuesto ir al sepulcro del apóstol para destruirlo, pero aterrándose volvió. Destruyó iglesias, monasterios y palacios y los quemó con fuego en la era 1035. El rey celeste acordándose de su misericordia, tomó venganza en su enemigo y comenzaron a perecer de muerte súbita. El rey Vermudo, ayudado por el Señor comenzó a restaurar en mejor sitio este lugar de Santiago.” “Almanzor, a quien la divina venganza dio tanta licencia que. agrediendo por 12 años consecutivos los confines de los cristianos, tomo León y las demás ciudades, destruyó la iglesia de Santiago y las de los santos mártires Facundo y Primitivo, como arriba indiqué, con otras muchas que es largo contar, manchó todas las cosas sagradas con osadía temeraria y, al final, hizo a todo el reino tributario suyo. Pues en aquellos tiempos en España, pereció todo el culto divino, cayó toda la gloria de los cristianos y los tesoros amontonados en las iglesias fueron todos arrebatados. Cuando por fin la piedad divina compadeciose de tanta ruina, se dignó quitar esta calamidad de las cervices de los cristianos. El año 13 del reinado, después de muchos espantosos estragos de cristianos, Almanzor fue interceptado en Medinacelli, gran ciudad, por el demonio que lo había poseído, y está sepultado en el infierno.” Historia Silense

LA TOMA DE GRANADA EN 1492: EL FIN DE AL-ANDALUS “La misma noche del 1 de enero de 1492, el visir, que había permanecido junto a los rehenes, emprendió el regreso a Granada, acompañado en esta ocasión por varios oficiales cristianos a los que debía introducir en la ciudad conforme a los acuerdos. Penetraron en ella de noche, por el camino que habían tomado mi padre y sus compañeros de cautiverio, lo que tenía la ventaja de no despertar demasiado pronto las sospechas de la gente de la ciudad. Al día siguiente por la mañana, se presentaron en la torre de Comares donde Boabdil les entregó las llaves de la fortaleza. Pronto llegaron, siempre por el mismo camino apartado, unos cuantos centenares de soldados castellanos que se apoderaron de las murallas. Un obispo izó una cruz encima de la atalaya y los soldados aclamaron gritando tres veces «Castilla», «Castilla», «Castilla», lo que era costumbre entre ellos cuando tomaban una plaza. Al oír aquellos gritos, los granadinos comprendieron que ya había ocurrido lo irreparable y, estupefactos de que un acontecimiento tan considerable se hubiera producido con tan poco estrépito, se pusieron a orar y a salmodiar con los ojos empañados y las rodillas flojas”. MAALOUF, Amin, León el Africano (Madrid: Alianza, 1994).

UNA CARTA PUEBLA “Sea conocido por todos los hombres que yo, Ramón Berenguer Barcelona, y yo, Ermengol, conde de Urgel, damos a vosotros todos de Lérida, las casas y patios y huertos y fincas y toda la ciudad damos todo el territorio sin cargas señoriales, para hacer de ella lo

IV, conde de los pobladores de Lérida. Os que quisiereis,

y darlas, venderlas o empeñarlas a quien quisiereis, excepto a caballeros y eclesiásticos. Os damos también los prados y pastos, fuentes y aguas, bosques y leñas y la caza, el llano y el monte para todos vuestros usos. Os concedemos también a todos que, en lo sucesivo, no paguéis ningún derecho feudal. Y que, en lo sucesivo, seáis libres y tengáis seguras todas vuestras posesiones y heredades. Hecha esta carta en el mes de enero, año del Señor 1149”

EL ANTISEMITISMO EN CASTILLA. LOS SUCESOS DE 1391 “Estando el rey en Segovia recibió noticias de que el pueblo de la ciudad de Sevilla había robado la Judería, y que la mayor parte de los judíos que allí se encontraban eran hechos cristianos, y a muchos dellos se les daba muerte. Y que una vez que tales noticias se conocieron en Córdoba y en Toledo, hicieron lo mismo, al igual que en otros muchos lugares del reino. Y cuando el rey supo que los judíos de Sevilla, Córdoba y Toledo eran destruidos, aunque enviaba cartas y ballesteros a otros lugares para defenderlos, la situación estaba tan agitada que no se echaron atrás en nada de lo que hacían; incluso cada día el problema se acrecentaba más; y hasta tal punto llegó que lo mismo ocurrió en Aragón y en las ciudades de Valencia, Barcelona, Lérida y otros lugares. Y ello se hacía más con la intención de robar que de defender la religión. Y lo mismo quería hacer la gente a los moros que vivían en las ciudades y villas del Reino, aunque no se atrevieron por temor a que los cristianos que estaban prisioneros en el reino de Granada y fuera de las fronteras fuesen muertos. Y el comienzo de toda esta situación y ataque contra los judíos se produjo por las palabras que inducían a tal acción que había pronunciado el Arcediano de Écija, que estaba en Sevilla; que antes que muriese el rey don Juan, ya había comenzado a predicar contra los judíos; y la gente del pueblo, bien inducida por tales sermones, bien con la intención de robar, y no teniendo además miedo al rey por la corta edad que tenía y por la falta de acuerdo que existía entre los señores del reino, por todo ello vino a producirse este desafortunado suceso que hemos contado.” PEDRO LÓPEZ DE AYALA, Crónica de Enrique III, en Crónicas de los reyes de Castilla.

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