La Comunicación No Verbal en la Clase de Español de los Negocios

La Comunicación No Verbal en la Clase de Español de los Negocios EVA ZAERA ACCENSI Instituto Jinling, Universidad de Nanjing “La mejor razón que tene

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La Comunicación No Verbal en la Clase de Español de los Negocios EVA ZAERA ACCENSI Instituto Jinling, Universidad de Nanjing

“La mejor razón que tenemos para dedicar tiempo a estudiar la cultura es la de aprender algo útil y revelador sobre nosotros mismos. Puede ser un proceso interesante, a veces angustioso, pero merece la pena. Una de las formas más efectivas de aprender sobre uno mismo consiste en tomar con seriedad las culturas de los otros”. T. Hall (1914-2009)

Introducción Entramos en un auditorio, huele a éxito, se escuchan risas, el sonido de nuestro dedo sobre el papel cuando ojeamos el programa, el susurro de una mamá al niño inquieto de la segunda fila… y de repente se abren las cortinas, y aparecen las bailarinas. Toda la sala fija la mirada en ellas y éstas con sus movimientos, expresiones y emociones crean una música interior en la mente de todo el público que hace casi innecesario el acompañamiento musical. Esta música interior, muchas veces inaudible pero siempre presente, que compartimos todos en ese momento causada por la coreografía del ballet es el tema que nos ocupa hoy: la Comunicación No Verbal. Piensen en los movimientos armónicos de un director/a de orquesta, un mimo, un bebé que tan sólo emite balbuceos o sollozos en sus primeros meses de vida… todos ellos con su danza corporal y facial nos hablan y activan en nosotros el bagaje cultural y significativo inherente a cada gesto, movimiento o postura. Así es la comunicación, como la música: por un lado, necesita de lo verbal (la letra), y por el otro, requiere de lo no verbal (la coreografía) para transmitir de forma completa el mensaje de la canción. Y sino, piensen en un cantante que no expresa nada con su cara y cuerpo mientras canta la letra, y aunque ésta sea la mejor canción que hayamos escuchado nunca, se nos presenta desnuda, vacía de sentimiento, coherencia y de credibilidad por la ausencia de este acompañamiento corporal, no verbal. Lo no verbal Más allá de estas metáforas, la comunicación no verbal alude a todos los signos y sistemas de signos no lingüísticos que comunican o se utilizan para comunicar (Cestero, 2006:57). Asimismo, la comunicación no verbal (que a partir de ahora denominaremos CNV) ocupa una parte importante en la emisión, recepción y comprensión de un mensaje, sea éste intencionado o no, en cualquier acto comunicativo o interacción humana. Incluso cuando no queremos comunicar, comunicamos porque el cuerpo habla constantemente. Así lo determinó en 1967 el antropólogo Albert Mehrabian, en un artículo titulado Decodificación de la comunicación inconsciente, quien señaló que la credibilidad de la CNV es mayor que la de las palabras en una situación comunicativa sobre emociones y sentimientos, cara a cara y cuando se produce una incongruencia. De esta manera, establece la “regla de las tres V” en referencia a los tres canales comunicativos: verbal, vocal y visual. Según Mehrabian cuando se produce esta situación comunicativa concreta donde las palabras sobre nuestras emociones y la CNV no están en sintonía, se percibe como incoherente o ambigua, y el mensaje que recibe nuestro interlocutor procede un 7% de las palabras que utilizamos, un 38% de la voz y un 55% de nuestro lenguaje corporal. También Ray Birdwhistle, pionero de la kinésica o “disciplina que estudia el significado expresivo de los gestos y de los movimientos corporales que acompañan a los actos lingüísticos” (RAE, 2015), afirma que en una conversación normal, la información es transmitida

mayormente mediante signos no verbales (65%), y en segunda instancia, verbalmente (35%). Es decir, estos estudios verifican que también escuchamos con los ojos. La competencia cultural en la enseñanza de la CNV El origen del estudio de la CNV nos lleva al siglo XIX con los estudios de Charles Darwin sobre el hombre, sus orígenes y similitudes con los animales, concretamente con la obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales publicada en 1872 donde recogía las emociones faciales (expresiones) del ser humano, su significado inherente a la cultura y el papel que juegan en la sociedad. Y le siguieron David Efron con Gesto, raza y cultura de 1941, un estudio sobre la comunidad judía e italiana en Nueva York… hasta que en la década de los 50 la comunicación adquiere protagonismo en diferentes ámbitos científicos, entre ellos, destaca la Psiquiatría, la Antropología, la Sociología, etc. Destacamos, entre otros nombres, las investigaciones del antropólogo Ray Birdwhistell (Introducción a la Kinésica, 1952) pionero en el estudio de la kinésica (movimientos corporales), Edward T. Hall centrado en la proxémica o uso del espacio (El lenguaje silencioso, 1959); Paul Ekman, psicólogo estadounidense especializado en las emociones, las expresiones faciales y su universalidad (Universal facial expressions of emotion, 1970); Flora Davis y su obra titulada La Comunicación No verbal de 1971, etc. Los citados estudios confirieron a esta disciplina autoridad y valía académica a partir de los años 50 y principalmente, los 70 del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad aún no disponemos de un conocimiento profundo sobre esta área ni tampoco de un corpus teórico sólido que nos permita comprenderlo de forma unívoca, causado, principalmente por la dificultad metodológica y la interdisciplinariedad de su estudio (Cestero, 2006:57). Tal y como se puede apreciar, la CNV como objeto de estudio cuenta con pocos años de vida, pero sí, de un creciente interés y relevancia académica desde diferentes áreas que le otorgan a día de hoy, el carácter de una disciplina transversal, interdisciplinar e indispensable para comprender al ser humano, la cultura y el proceso comunicativo de toda sociedad. Pero hasta ahora nos hemos referido a estudios e investigadores mayormente estadounidenses, ¿y en España de qué salud goza la CNV? Por un lado, Fernando Poyatos, desde 1970, es el autor español más prolífico en el estudio riguroso y científico de este ámbito como disciplina y sus aplicaciones, principalmente por el estudio que hoy nos ocupa, lingüística y didáctica de lenguas1. Y por el otro, a Ana María Cestero especializada en la aplicación didáctica de la CNV en la enseñanza de ELE con una vasta bibliografía específica en enseñanza de lenguas. Destacamos de la labor de Poyatos el innovador término triple estructura básica referida a los componentes imprescindibles para todo acto comunicativo: lingüístico, paralingüístico y kinésico. Es decir, las palabras o componente verbal (lingüístico); la voz, su ausencia (silencio) y sus propiedades fónicas (paralingüístico); y las posturas, maneras y gestos corporales (kinésico). A estos signos no verbales primarios o básicos debemos añadir los secundarios o sistemas de comunicación no verbales culturales: la proxémica y la cronémica. Podemos definir la proxémica como todo aquello: “conformado por los hábitos relativos al comportamiento, al ambiente y a las creencias de una comunidad que tienen que ver con la concepción, el uso y la distribución del espacio y con las distancias culturales que mantienen las personas en interacción” (Cestero, 2006:63)

1

Aunque sus aplicaciones alcanzan otros campos: medicina, psiquiatría, enfermería, arquitectura, ropa y complementos, artes plásticas, mundo de los negocios y de las relaciones comerciales, industria turística y hostelera, en las tareas policiales, judiciales, y el teatro y el cine (Poyatos, 2003:68).

Y la cronémica también participa en toda interacción humana ya que: “el tiempo también comunica, bien pasivamente, ofreciendo información cultural, bien activamente, modificando o reforzando el significado de los elementos del resto de sistemas de comunicación humana. Su estudio se ha denominado cronémica, que se define como la concepción, la estructuración y el uso que hace del tiempo el ser humano” (Cestero, 2006:64) En otras palabras, la cultura determina e influye en estos signos y sistemas no verbales que afectan a nuestra forma de percibir, entender y pensar el mundo que a la vez, condiciona nuestra manera de actuar, comportarnos y comunicarnos en la sociedad. Es decir, es el marco de toda interacción y acto comunicativo. Por tanto, la cultura puede ser compartida o no por los hablantes de una misma lengua, por ejemplo: puede darse un encuentro entre un nativo español, que ha interiorizado la cultura adscrita a la lengua desde su niñez y ha residido toda su vida en el mismo lugar sin contacto alguno con otra cultura ni lengua, y un no-nativo que domina el castellano pero no su bagaje cultural porque ha adquirido la L2 en su país de origen sin recibir conocimientos socioculturales de la lengua meta ni tampoco, en consecuencia, consciencia intercultural. Y esta sincronía cultural o la falta de ella es la que garantiza o no el éxito en la interacción. Pero, ¿qué entendemos por cultura? Hablamos, en este caso, de cultura en sus tres variables o sentidos (Miquel, L. y Sans, N., 2004): 1. Cultura con “ce mayúscula” o “gran cultura”. Geografía, historia, política, economía, sociedad, arte, literatura… conforman lo que conocemos como CULTURA y generalmente, se la ha adjudicado una enseñanza más formal y pasiva (exposición y explicación por parte del profesorado, y entendimiento y memorización por parte del alumnado). 2.

Cultura a secas o también denominada cultura con c minúscula. Es decir, aquellos conocimientos teóricos y prácticos (normas, conductas y pautas sociales) que interiorizamos desde pequeños, podríamos decir que es el conocimiento silencioso y estándar de una cultura. Por ejemplo: llegar a la sala de espera del hospital y saludar (Buenos días o buenas tardes). Generalmente, este acto tan esperado y compartido en la sociedad española es inusual, por no decir inexistente, en la sala de espera de un hospital en China. Si alguien en España entra en la sala de espera de una consulta médica sin saludar será interpretado como un acto maleducado porque el resto de pacientes esperan ser saludados. Aunque en este contexto, los otros pacientes pueden disculpar el no saludo por la situación (hospital, enfermedades, malestar, dolor que impiden saludar…). En cambio, en China si una entra en la sala de espera y saluda, habitualmente resulta extraño para el resto de pacientes o para una misma ante la no-respuesta porque no forma parte de la cultura china saludar en esta situación y/o a desconocidos.

3. Cultura con K “kultura”. Es la cultura perteneciente a un individuo o colectivo concreto y restringido. Por ejemplo: la cultura compartida en un instituto de Madrid por la juventud (argot juvenil) con unos códigos compartidos por esa comunidad a los cuales el alumnado debe saber adaptarse social o culturalmente, es decir, ser capaces de identificarlos para adecuarse lingüística y comunicativamente.

Figura 1: La cultura y sus acepciones

¿PERO USTED NO SABE…?

La cultura con mayúsculas

-

quién escribió “El Quijote” la fecha de la batalla de las Navas que Madrid es una Comunidad Autonóma que Picasso pintó “El Guernica”

TODO LO QUE USTED QUISO SABER Y JAMÁS SE ATREVIÓ A PREGUNTAR SOBRE

La cultura (a secas) -

cultura para entender. cultura para actuar. cultura para interactuar comunicativamente.

CÓMO CONDUCIRSE EN…

La kultura con K

-

Vallekas, colega Marbella, señora marquesa En las Ventas y olé.

Nota. Fuente: Miquel, L. y Sans, Rubio (2004).

Y aquí nos encontramos con uno de los puntos débiles de la enseñanza de ELE y ENE; la poca, vaga o parcial consideración por la competencia cultural inherente a la competencia comunicativa de cualquier lengua. Generalmente, se tiende a enseñar la cultura en mayúsculas desatendiendo o infravalorando las dos restantes, principalmente la cultura a secas. He aquí una de las funciones más prioritarias que debemos desarrollar el profesorado de lenguas extranjeras: enseñar cultura en todas sus acepciones y lengua. El concepto de cultura siempre ha sido y es muy discutido por la complejidad y dificultad que supone definirlo e implica una ardua tarea de conceptualización, de esta manera según la disciplina a tratar, su definición varía por los intereses de la ciencia en cuestión. En la presente investigación, en consecuencia, vamos a usar la denominación que Poyatos utiliza para este concepto por ser una definición completa: “La cultura puede definirse como una serie de hábitos compartidos por los miembros de un grupo que vive en un espacio geográfico, aprendidos, pero condicionados biológicamente, tales como los medios de comunicación (de los cuales el lenguaje es la base), las relaciones sociales a diversos niveles, las diferentes actividades cotidianas, los productos de ese grupo y cómo son utilizados, las manifestaciones típicas de las personalidades, tanto nacional como individual, y sus ideas acerca de su propia existencia y la de los otros miembros”. (Poyatos, 1994:25)

Según Poyatos, pues, una cultura nace y se desarrolla por la interacción entre dos individuos y se diferencia de las otras por el contacto con personas pertenecientes a otras culturas que disponen por un lado, de un bagaje pasivo tangible (arquitectura, por ejemplo) y por el otro, activo e intangible (conductas, actitudes, modus vivendi, etc.) diferentes que dan fruto a la interculturalidad. Por tanto, enseñar/aprender una lengua, en este caso español, siempre implica enseñar, entender y practicar una cultura inscrita a ella sin la cual no podemos proporcionar una adquisición integral de la L2 a los estudiantes. No solo deben ser competentes lingüísticamente sino también culturalmente para asegurar la COMPETENCIA COMUNICATIVA y SOCIOCULTURAL, la CONSCIENCIA INTERCULTURAL y en consecuencia, la COMPETENCIA INTERCULTURAL. LENGUA + CULTURA = COMPETENCIA COMUNICATIVA Y SOCIOCULTURAL Consciencia intercultural

COMPETENCIA INTERCULTURAL Figura 2: La competencia intercultural Comunicar es negociar La negociación ha estado presente desde el principio de la humanidad por la necesidad de interactuar con otros individuos y pactar. Desde edades tempranas aprendemos a negociar con nuestros familiares y amistades, más tarde con nuestra/s pareja/s y también, en el ámbito laboral. Nos pasamos la vida negociando, vendiendo(nos), comprando ideas, productos, emociones y sentimientos. Este proceso de negociación siempre es bidireccional desde el principio hasta el final (incluso el silencio es una respuesta). Comprender cómo la expresión corporal que acompaña a nuestras palabras condiciona el éxito o el fracaso de una negociación, resulta imprescindible para las teorías actuales que integran los factores emocionales y cognitivos en la explicación del comportamiento humano (Gordillo, F, López, R., Mestas, L. y Corbi, B. 2014:646). Y en consecuencia, conocer y aprender a controlar el comportamiento humano en la sociedad en general, y en los procesos de negociación o comerciales en particular garantizan el éxito de dicha transacción. Hoy el objeto de nuestro estudio da un paso más para centrarnos en la CNV en la clase de español con fines específicos o profesionales, el Español de los Negocios (de aquí en adelante, ENE). El español se ha convertido principalmente en la última década en un activo económico por el creciente número de acuerdos bilaterales entre los países integrantes de Mercosur y los BRICS, especialmente el interés de China por Latinoamérica. El futuro comercial, por tanto, pasa por el español. A este respecto disponemos de otro autor, Fernández-Conde quien en su libro La enseñanza de la cultura en la clase de español de los negocios constata esta realidad: “Podemos afirmar que el Español de los Negocios en particular y la lengua española en general, se han convertido en recursos económicos de primer orden, productos que se pueden vender y exportar” (Fernández-Conde, 2005:50). La lengua (y todo aquello implícito en ella, cultura y CNV) es un instrumento más en la resolución de los conflictos entre las personas sean de la índole que sean (personales, sociales, comerciales, políticos, etc.). Capacitar a nuestro alumnado en la clase de ENE de las herramientas culturales y no verbales adecuadas en el ámbito de los negocios facilitará una comunicación eficaz en el ámbito profesional que desembocará en resultados positivos para la organización empresarial que representen. Para ello, primero, deben conocer y dominar los canales, emociones, signos no verbales y usos de la lengua

española; y segundo, analizar y reflexionar sobre las similitudes y diferencias entre su lengua materna y la L2, este proceso reflexivo, progresivo y personal es imprescindible para adquirir la competencia intercultural indispensable para negociar. Compartir una lengua no es suficiente para ser un buen negociador en español porque no se comparte la cultura, los gestos y expresiones corporales y faciales ni sus significados; en consecuencia se producen constantemente interrupciones en la comunicación, malentendidos, incertezas, miedos o simplemente incomprensión. En otras palabras, el choque cultural y las diferencias culturales causadas por la falta de competencia intercultural por parte de uno o de los dos interlocutores finalizan con el fracaso de la negociación y una experiencia personal negativa. Así lo constatan varios estudios, entre ellos, un caso de las empresas alemanas en España (Villar, 2006:990). Aunque estas empresas alemanas multinacionales recurren a centros especializados o consultorías para que sus empleados adquieran una correcta formación intercultural; la formación recibida es voluntaria, escasa, subjetiva, obsoleta, insuficiente, distorsionada y en el mayor de los casos, inadecuada. Ya que muchos directivos que habían recibido dicha instrucción, antes de trabajar en España, confundían la cultura empresarial española con la de otros países de habla hispana, presentaban creencias estereotipadas de la cultura española, etc. Creencias que cambiaron o desaparecieron con el tiempo por el contacto diario con la cultura empresarial española, la experiencia y algún que otro malentendido. De esta manera, al final algunos de estos ejecutivos manifestaban en dicha investigación las ventajas de complementar la forma de negociar de ambas culturas para aprender unos de los otros, mejorar el trabajo en equipo y en definitiva, alcanzar los resultados económicos esperados con el cumplimiento de los objetivos empresariales. No obstante, si la cultura materna del estudiante es próxima a la adquirida con la L2 (por ejemplo, un castellanohablante y un estudiante italiano de español), pueden evitarse y/o superarse las respuestas negativas ya citadas porque los interlocutores entienden los códigos culturales porque son cercanos y a veces, compartidos. Es el caso, por ejemplo, del saludo o presentación entre un castellanohablante y un estudiante italiano de español que será más cercano que entre un hispanohablante y un estudiante chino de español. Los primeros se estrecharán la mano o se besarán sin pudor, y en cambio, en los segundos si no son conocedores de la cultura del otro, se producirá un malentendido (el chino espera no tener contacto físico y el español sí). Aunque es necesario señalar que la proximidad cultural no nos exime de estos malentendidos, también suceden entre hablantes de culturas próximas, incluso más que entre lejanas; porque en el caso de los segundos uno ya espera dichos obstáculos, y en cambio, en los primeros por la proximidad creemos superarlos. A continuación vamos a analizar básicamente la proxémica en ENE para ejemplificar y justificar la necesidad de incluir la CNV en nuestras programaciones didácticas como elemento básico para aprender y asimilar el español con fines profesionales. Podríamos continuar con la profundización de la triple estructura básica de Poyatos y la cronémica para tener una visión más completa del estudio y aplicación de la CNV en ENE, así como de otros elementos: verbales, como la fraseología de los negocios y los gestos correspondientes, y no verbales que también comunican: la indumentaria, la imagen, uso de complementos, etc. Pero por razones de tiempo y espacio, hemos delimitado el estudio de la presente investigación al uso del espacio por su alto componente cultural.

La distancia más larga entre dos personas es un malentendido Por esta razón, es vital distinguir las culturas según el grado de familiaridad. Para ello, Hall (1989) nos propone dos tipos de cultura: las culturas de contacto y las culturas de no contacto.

Árabes

+ contacto

Latinos Mediterráneos Africanos-afroamericanos Asiáticos, indios y pakistanís

- contacto

Anglosajones y eslavos

Figura 3: Culturas de contacto y de no contacto Tal como podemos ver en el gráfico, las culturas de menor contacto son las correspondientes a los anglosajones, eslavos y al continente asiático. Por tanto, hay que prestar mayor atención al componente cultural y a la competencia intercultural cuando nuestro grupo de alumnos está compuesto por éstos para capacitarlos comunicativamente para encuentros con los hispanohablantes. Saber dar un buen apretón de manos, mantener la mirada con una leve sonrisa o tocar a nuestro interlocutor en el momento adecuado pueden decidir el principio de una relación comercial fructífera o su final. La confianza y la credibilidad en el mundo de los negocios juegan un papel decisivo para empezar o no negocios con empresas extranjeras. La pertenencia a una cultura de contacto o no está intrínsecamente vinculada con el uso del espacio, la proxémica. En los países latinoamericanos y en España se interpreta como un gesto de confianza el contacto físico que puede beneficiar el proceso comercial, y la distancia entre interlocutores es más corta que en otras culturas. En cambio, para los anglosajones y asiáticos puede representar una agresión a su espacio personal y vital, una intromisión a su intimidad e indirectamente, una violación a la entidad, institución u organización que representan. De este modo, la distancia entre interlocutores es uno de los factores más decisivos en las relaciones comerciales. Generalmente, tal como apuntan Longo y Lourenco (2007) las personas se incomodan cuando la distancia respecto a un desconocido es menor a la longitud del brazo extendido, si alguien vulnera este espacio personal, no sólo está penetrando físicamente nuestro espacio sino también nuestra zona de seguridad. Hall (1989) divide las distancias según la cultura estadounidense en 4 tipos: íntima (hasta 45 cm.), personal (45 a 75 cm. que está limitada por la extensión del brazo), social (1,20 m. a 2 m.) y pública (3 m. a 4 m.) que adaptadas al mundo de los negocios se presenta como: Figura 4: Distancia interpersonal en los negocios Distancia Mínima

Modo cercano Cuerpo a cuerpo

Modo alejado 15 a 40 cm.

Rasgos Propia de jefes y directores cuando hablan a sus secretarios. Contacto visual limitado y proximidad

Personal

45 a 74 cm.

75 a 125 cm.

La persona más importante se ubica a la derecha. El lugar central es el más desfavorable.

Negociadora (Social)

1,25 a 2,10 cm.

2,10 a 3,60 cm.

Conversaciones oficiales y socio-comerciales.

Pública

3,60 a 7,50 cm.

7,50 o más

Conferencias y discursos. Formalidad

Nota. Fuente: Gordillo, F., López, R., Mestas, L. y Corbi, B. (2014:654)

Estas distancias varían según la personalidad y cultura específica de cada individuo pero nos ayudan a entender los límites físicos en un contexto determinado. Una persona más extrovertida puede hacer un uso más restringido del espacio a diferencia de otra más tímida, la cual ampliará su burbuja personal. No obstante, en las negociaciones la distancia más usada es la social que se extiende de 1,25 m. a 3,60 m., aunque como ya hemos dicho varía según la cultura y personalidad. Otro autor, Puchol (2012) plasma esta diferencia de distancias interpersonales entre introvertidos y extrovertidos, por ejemplo: la zona negociadora para una persona tímida se amplía de 2 a 4m., en cambio, para una persona extrovertida, se reduce a 1,5 a 3 m. Si pensamos en un aprendiente coreano de español tímido, está distancia se verá ampliada considerablemente por la cultura (de no contacto) y personalidad. De este modo, en el mundo de los negocios el conocimiento, la adecuada interpretación, dominio y utilización de la CNV, más que en otras áreas, debe considerarse un indicador económico de éxito o fracaso. Avanzarse a los deseos de nuestros interlocutores favorece la negociación cooperativa para satisfacer las demandas de nuestro interlocutor, y éste a la vez, las nuestras. Si se alcanza este objetivo, no será necesario emplear la negociación competitiva ni el lenguaje corporal inscrito en ella, es decir, sólo se concebirá la negociación como un acto comunicativo cooperativo, no ofensivo ni defensivo. Consideramos que el conocimiento y aplicación de la CNV juntamente con el desarrollo de la inteligencia emocional 2 (gran componente afectivo: empatía, tolerancia, flexibilidad en situaciones ambiguas o desconocidas…) en los negocios supera y elimina esta barrera estratégica comercial unilateral centrada en los objetivos de una sola parte, y favorece el equilibro entre los intereses de unos y otros gracias a la empatía creada por la interculturalidad. ¿Qué CNV enseñar en el ENE? La ardua tarea de trasladar la CNV y la cultura correspondiente al aula de ENE, debe empezar con especificar qué cultura enseñamos. La cultura del español es plural así como sus hablantes, es decir, el español de España se diferencia del de Latinoamérica, y dentro de ésta entre los países que la integran. Así pues, debemos decidir qué cultura queremos enseñar ya que compartimos ciertos gestos (algunos innatos y universales como apuntaba Hall: la risa, la ira, la alegría, la tristeza, el enfado, el miedo…) pero su significado e interpretación difieren según el país de origen indiferentemente de compartir lengua o no, aunque la proximidad cultural y lingüística sea más cercana. Es vital dar a conocer a nuestro alumnado los rasgos concretos de cada negociador. A modo de ejemplo, vamos a ver el perfil del negociador español. A este respecto, en el año 2000 se llevó a cabo un proyecto llamado INES 3 para: por un lado, enseñar técnicas de negociación, las competencias lingüísticas en español para poder negociar y el lenguaje específico de las negociaciones; y por el otro, transmitir los conocimientos culturales imprescindibles para asegurar el éxito de una negociación con españoles, todo ello presentado en un paquete pedagógico que cubre las necesidades didácticas que surgen en el campo de las negociaciones (Señor, 2002). De este estudio se desprenden los rasgos del negociador español quien se caracteriza por: 1. Confianza (amistad). Es vital crear un clima de confianza antes de cerrar cualquier acuerdo comercial, sin ello, el éxito no está garantizado. 2. Improvisación. Falta de preparación, flexibilidad, espontaneidad, creatividad… El negociador sigue más su intuición que cualquier estudio sistemático o metodología. 2

Gardner, Howard. La inteligencia reformulada: Las inteligencias múltiples en el siglo XXI. Paidós. INES o International Negotiations in Spanish. Proyecto enmarcado en el programa Leonardo y realizado por los centros docentes ESADE (Barcelona), Copenhagen Business School (Copenhagen) y Wirtschaftsuniversitätb Wien (Viena) con la colaboración de organizaciones empresariales: Fomento del Trabajo Nacional y AIEJEC, socio de la JEUNE (Jóvenes Empresarios de la Unión Europea) presentado a la Unión Europea en mayo de 2000. 3

3. Jerarquía. Los españoles a diferencia de los europeos, requieren de la aprobación de un superior antes de la toma de decisiones. La cadena de mando es vertical descendente y requiere de un tiempo y consulta. 4. Personalización. La frase “no te lo tomes personalmente” no funciona. El español no diferencia aquello profesional de lo personal, por tanto, el orgullo puede interferir fácilmente en la negociación para bien (elogio) o mal (crítica). 5. Factor tiempo. Impuntualidad, planificación flexible, poco respeto por el orden del día, etc. Son la prueba que el factor tiempo es diferente en España y la agenda no tiene un horario fijado sino que es una orientación. Los resultados de este proyecto nos ayudan a dibujar un perfil negociador más exacto del hombre o mujer de negocios español/a, pero no por ello, tal como ya hemos dicho, podemos extrapolar los resultados a otros países de habla hispana. Diferenciamos, por ejemplo, la cultura empresarial española de la mexicana. En este campo, Gesteland (2006) ha realizado un estudio comparativo entre ambas culturas que refleja las diferencias y similitudes en la cultura empresarial de estos países hispanohablantes. Los resultados obtenidos (Fuentes, 2006) demuestran estas divergencias culturales desvinculadas de la lengua que podemos resumir en: 1. México tiene una cultura empresarial basada en las relaciones (como China), a diferencia de España que presenta una cultura moderadamente centrada en los negocios (por ejemplo EUA). 2. El grado de formalidad de México y España es compartido, pero esta última es más moderada. 3. Ambos países presenta tiempos policrónicos aunque España es más moderada. En otras palabras, el tiempo y la puntualidad son más flexibles en ambos países, no obstante en el caso de la mexicana una reunión puede empezar con un retraso de 30 hasta 60 minutos sin que nadie se ofenda, pero en España, probablemente será motivo para no iniciar la negociación por ser considerado un acto ofensivo e irrespetuoso. En el lado opuesto tenemos a los países nórdicos, a los estadounidenses o los japoneses que presentan tiempos monocrónicos (muy rígidos en cuanto a tiempo y puntualidad). 4. En similitudes, tanto España como México son culturas expresivas (antagónicos de culturas asiáticas como China o Corea del Sur). En consecuencia, en la clase de ENE debemos superar los estereotipos y eliminar la creencia de muchos de nuestros estudiantes que tienden a pensar que todos los países de habla hispana comparten la misma cultura de negocios, e impartir la CNV adscrita a una cultura hispana según los intereses del curso o grupo-clase en cuestión. Si no consideramos esta creencia como docentes y mediadores interculturales, vamos a contribuir a la frustración comunicativa de nuestro alumnado por falta de eficacia, actitud y adecuación a los contextos a los que se enfrentarán en el futuro, y mermaremos su capacidad intercultural. Conclusión El Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas4 (MCER) ya contempla la enseñanza de la competencia sociocultural del alumnado (el conocimiento de la sociedad y la cultura correspondiente) y la consciencia intercultural (entendimiento, comprensión y apreciación de la relación entre el mundo de origen del estudiante y el mundo de la comunidad objeto de estudio). Asimismo el Plan Curricular del Instituto Cervantes5 (PCIC) establece como meta convertir al alumnado desde el principio en un hablante intercultural (PCIC, vol. A1-A2: 83-90). Mas de la teoría a la práctica se produce un vacío 4 5

Recuperado de http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf Recuperado de http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/plan_curricular/indice.htm

significativo por la gran cantidad de manuales de ENE y ELE, la mayoría, que principalmente se dedican a enseñar de forma fragmentada la competencia sociocultural e intercultural y reducen la enseñanza y adquisición de estas competencias a conocimientos superficiales, aislados y reducidos que ayudan más a extender y homogeneizar los estereotipos que a eliminarlos. Por ello, diseñar currículos especializados es el primer paso para romper estas barreras, la Guía para el diseño de currículos especializados6 del Instituto Cervantes ayuda a adecuar los contenidos a los sectores de actividad que demandan un uso especializado de la lengua, empero el docente será quién determine según lo observado en la clase qué, cómo y cuándo introducir y desarrollar cada elemento. El alumnado debe aprender a ser, estar y saber hacer en las situaciones comunicativas inherentes al español, pero más en el español de negocios por las particularidades que presenta. Esto significa que deben ser conscientes de que cada lengua es en general, un modo de ver y vivir la vida, no sólo de hablar; y en particular, un modo de comprar, vender, entender y negociar. Y es necesario aprender a cambiarse las gafas y ganar (adquirir) nuevos puntos de mira (lengua y cultura), así como adaptarse a cada situación y contexto. Asimismo, como docentes facilitadores debemos crear puentes de comunicación y comprensión bidireccional entre su cultura de origen y la cultura meta para potenciar los puntos fuertes de cada una de ellas y minimizar los débiles. Más debe ser un todo integrado, pragmático y funcional. Para ello, la enseñanza de la CNV en ENE debe ajustarse a las características y necesidades del grupo-clase y a partir de este (sea un grupo homogéneo o heterogéneo, multicultural, etc.) llegar a la cultura y CNV específica del español de los negocios (de Colombia, España, México, etc.). La CNV revela quiénes somos, de dónde somos, qué pensamos y qué sentimos. Por tanto, es un indicador de nuestra cultura. Y su enseñanza debe ir acompañada de reflexión, tiempo, respuestas y comprensión sobre cómo y por qué funciona de esta manera la cultura meta. Ya que la magnitud y profundidad de un malentendido cultural es: 1) proporcional a la distancia cultural e 2) inversamente proporcional a la probabilidad resolutiva. En otras palabras, como más complejo sea el malentendido por la diferencia cultural, mayor será la distancia entre los interlocutores, y menor la capacidad comunicativa y emocional de resolverlo. En fin, a pesar de lo que se pueda pensar, de la globalización no se desprende una unificación cultural sino que se mantienen y refuerzan las culturas locales, es decir, la glocalización. Muchas empresas multinacionales aunque participan de este mercado global y tengan entre sus filas a empleados multiculturales crean su imagen corporativa singular y definida, total o parcialmente por la cultura de origen del país de la matriz. Por tanto, es necesaria la adquisición de la competencia intercultural para garantizar una comunicación eficaz y flexible que tan solo se dará si el alumnado es capaz de construir un camino entre su cultura de origen y la del español de negocios. Individuos diferentes que hacen uso de los mismos códigos lingüísticos, comunicativos y culturales que garantizan el éxito personal y profesional. Con esta competencia el alumnado poseerá dos culturas complementarias y las combinará para superar las dificultades que puedan presentarse, así como buscar la mejor compenetración entre ambas para evitar la ansiedad, miedo, rechazo o frustración producidos ante una cultura desconocida. Todo ello gracias a la consciencia intercultural, al entendimiento de las similitudes y diferencias entre culturas que representa el primer estadio para pasar a la competencia intercultural. Deberíamos hablar, por tanto, no sólo de la enseñanza/adquisición de una segunda lengua sino también de la enseñanza/adquisición de una segunda cultura formando individuos íntegramente INTERCULTURALES capacitados para comprender, vivir, mediar y comunicarse dentro y fuera de la de ENE. La interculturalidad es una necesidad, una mediación, una actitud y un requisito para adquirir habilidades y competencias interpersonales pero sobretodo intrapersonales para conocerse y poder gozar conociendo. 6

Martín, E., Sabater, M. y García, A. (2012). Guía para el diseño de currículos especializados. Instituto Cervantes, Madrid.

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