La crisis alimentaria en América Latina: causas y consecuencias

La crisis alimentaria en América Latina: causas y consecuencias. 1 Introducción. En América Latina (AL) entre mediados de la década de los 80’s y de

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La crisis alimentaria en América Latina: causas y consecuencias. 1

Introducción.

En América Latina (AL) entre mediados de la década de los 80’s y de los 90’s se ha vivido procesos intensos de conquista y consolidación de la democracia, dejando atrás a las dictaduras militares; pero, simultáneamente se ha implementado –por impulso, sino por imposición, de organismos internacionales y bajo los lineamientos del Consenso de Washington-, modelos de desarrollo de corte neoliberal, basados en la apertura de mercados y priorizando la exportación, principalmente de materias primas; se ha disminuido –sino eliminado- la participación del Estado en la producción y comercialización, dando prioridad a la iniciativa de las empresas privadas y a la inversión extranjera. Como sostiene Marcel Valcarcel, bajo este enfoque: el crecimiento económico vuelve a ser considerado como el motor del desarrollo y del progreso social y presentado como el instrumento y la finalidad del desarrollo al cual hay 1 que sacrificar, si fuese necesario, las exigencias sociales de la población . No podemos desconocer algunos avances en el campo social y político en la región en estas dos décadas. Incluso, la tasa de crecimiento del PIB de America Latina en el último lustro ha sido favorable y mayor que el promedio mundial; se ha calculado que el grado de apertura de la economía ha pasado de 2 32% en 1995 a 49% en el 2006 . Pese a estos avances, AL es un continente donde la pobreza ha disminuido muy poco, en 1980 habían 136 millones de pobres (40,5% del total) y al 2006 se había incrementado a 205 millones (38,5%); asimismo, la desigualdad se ha mantenido y en algunos países se ha incrementado, tenemos el índice de GINI más alto del mundo (49,3%) donde el 10% más rico del 3 continente posee el 48% de la renta total; mientras que el 10% más pobre recibe tan sólo el 1,6% . Del mismo modo, la desigual en la distribución de la tierra se mantiene pese a las reformas agrarias que se han sucedido en América Latina, desde las precursoras de la revolución de México (1910), la boliviana (1953) y cubana (1959), y las posteriores como las de Perú (1969) y Chile (1969). La extrema concentración de un activo productivo tan importante como es la tierra, excluye del acceso a la misma a vastos sectores de la población rural, que puede evidenciarse, en parte, por el análisis de Francisco 4 García Pascual . Tabla 1: América Latina, Distribución de la superficie agraria(*) Tamaño del Nº de Superficie Predio explotaciones agraria % % (millones) (millones de ha) < a 5 Has 11,4 56% 26,9 3% 5 a 100 Has 7,5 37% 241,8 25% > a 100 Has 1,6 8% 681,3 72% Total 20,5 100% 950 100% (*) Datos aproximados construidos en función a los censos de los países Fuente: Franco García Pascual. 2003. Elaboración propia 5

Asimismo, los coeficientes de Gini comparados de distribución de la tierra a nivel mundial muestran la inequidad en América Latina.

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Conceptualización del desarrollo y del desarrollo rural, FLACSO. 2007. CEPAL, Anuario estadístico de América Latina y el Caribe, 2007 Banco Mundial, BIRD, 2006. 4 La agricultura latinoamericana en la era de la globalización y políticas neoliberales. Revista de Geografía p. 9 – 23. 2003. 5 Deininger and Olinto (2002) and UNDP (1993). Mencionados por Banco Mundial. Desigualdad en América Latina y el Caribe. 2 3

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Tabla 2: Coeficientes Gini de distribución de la propiedad de la tierra D&O UNDP Región (i) (ii) América Latina 0,81 0,74 Medio Oriente y África del Norte 0,67 0,56 Norteamérica 0,64 África Sub-Sahara 0,61 0,51 Europa Occidental 0,57 Asia del Sur y del Este 0,56 0,52 (i) muestra los promedios del periodo 1950-1994; (ii) muestra los valores alrededor del 1981. Fuente: Deininger and Olinto (2002) and UNDP (1993)

Ambas tablas ratifican la concentración del recurso tierra en AL, donde el 56% de las explotaciones accede al 3% de la tierra y el 8% al 72% de este recurso. El coeficiente GINI de la distribución de la propiedad de la tierra es aun mucho peor que en los ingresos y el mayor en comparación a las otras regiones del mundo. Este hecho tienen mayor relevancia por cuanto la tierra, y los recursos naturales que ella contiene, no es sólo un recurso productivo –para algunos ciertamente lo es- sino el espacio vital del que gran parte de la población rural obtiene sus alimentos, desarrolla sus actividades socioculturales y económicas. Su inequitativa distribución o los procesos de reconcentración (sea por dotaciones o asignaciones fraudulentas, por compra, alquiler o concesiones) han incentivado a la lucha por la tierra a través de organizaciones como el MST en Brasil, Bolivia y en Paraguay y por organizaciones regionales como por ejemplo la VIA Campesina. En este contexto, la agricultura en muchos países de AL ha priorizado las exportaciones agroindustriales sobre la producción de alimento básicos. La tasa de crecimiento de la superficie sembrada de cereales de 6 1990 a 2007 en AL fue del 5% mientras que la superficie de oleaginosas creció en 75% . Se ha registrado una disminución o un estancamiento de la contribución del sector agrícola al PIB, que se ha mantenido entre el 7% y el 8%. De igual manera, la población dedicada a la agricultura ha disminuido en promedio, 7 pasando de ser 24% en 1990 al 20% de la Población Económicamente Activa (PEA) al 2004 . Actualmente, la población total de AL es de unos 540 millones de habitantes. La FAO ha estimado que la población económicamente activa dedicada a la agricultura alcanzó su máximo nivel con 45 millones de personas a mediados de los años ochenta y que desde entonces habría disminuido hasta unos 43.5 millones en 2003 (FAO, 2004). Los datos de la relativa baja contribución de la agricultura al PIB y la baja en la población dedicada a la agricultura puede estar indicando que muchas de las actividades realizadas por población campesina indígena no llega a tomarse adecuadamente en las cuentas nacionales (caza, pesca, recolección de bosque, actividades agroforestales, etc.). Asimismo, en estos porcentajes no se considera el real aporte y contribución de la agricultura al desarrollo nacional; en muchos países de la región la producción agropecuaria es la base de gran parte de las actividades comerciales e industriales, lo que implica una fuerte incidencia del comportamiento sectorial en la competitividad y el desarrollo de territorios y espacios rurales. Igualmente, la agricultura afecta directa e indirectamente en los ingresos de la población; es un sector que continúa siendo un importante generador de divisas; en varios países de la región es la principal fuente para la creación de capacidad de compra externa; incide en el alivio a la pobreza, el ordenamiento territorial y la sustentabilidad ambiental y la generación de empleos directos e indirectos. En este marco que acabamos de describir es que se debiera analizar la subida de precios de alimentos y de la crisis alimentaria en los países de nuestra región, que ha provocado efectos diversos en la

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http://faostat/fao.org. CEPAL. 2007; datos similares presentados por FAO 2004

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población latinoamericana. Sin olvidar que, además, viene acompañada de la crisis energética y del cambio climático, temas sobre los que no abundaremos mayormente en el presente documento.

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La crisis alimentaria en el continente y sus efectos sobre los precios de los alimentos.

La subida de los precios de los alimentos, junto a los del petróleo y de otras materias primas, pese a que su manifestación ya viene de hace un lustro, sin duda que ha emergido y se ha dejado sentir con mayor fuerza en el curso del 2007 y 2008 como uno de los temas de mayor relevancia en la agenda internacional, tanto a nivel de gobiernos como de agencias internacionales y de los medios de comunicación masivos. En 2006 se acrecienta y alcanza su máximo nivel en el primer trimestre del 2008, en que el precio promedio de los alimentos se ha elevado sobre el 50% respecto al primer trimestre del año anterior tanto en América Latina como en el resto del Mundo (Soto Baquero - Faiguenbaum, agosto 2008). La tendencia alcista en América Latina se ha manifestado de diferentes maneras en los distintos grupos de productos agrícolas. Durante el período Junio 2007 – Junio 2008, son los cereales y los aceites vegetales los productos que tienen mayor incremento en precios -en torno al 70%-; los lácteos que incrementaron bastante en el 2007 muestran una tendencia decreciente durante el 2008, y el alza del 8 precio de las carnes ha sido tan sólo del orden del 12% . La subida de los precios de los alimentos y de combustibles afecta también a los costos de producción, los costos de transportes, aumento de precios de fertilizantes y agroquímicos, aumento del precio de otras materias primas para la industrialización. Así mismo se habla de escasez de recursos naturales para producir, como el agua y la tierra por lo que existe incertidumbre respecto al abastecimiento mundial de alimentos. 9

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De acuerdo a la FAO y a Prudencio la volatilidad implícita de los precios de los alimentos -que son las previsiones del mercado sobre la evolución de los precios- es uno de los principales factores de la subida de los precios de los alimentos, que conlleva consigo la especulación como factor importante para la subida de los precios, más que una verdadera escasez, ya que su producción a nivel mundial alcanzaría para cubrir la necesidades de la población mundial, por lo que se considera esta crisis como un efecto del modelo de desarrollo y de consumo actual. El alza del precio de los alimentos es uno de los componentes centrales de los procesos inflacionarios en la Región y en términos generales, la inflación en los países de la Región se explica en una alta proporción por el alza de precios de los alimentos, tal como se aprecia en la tabla N°3. La inflación en los alimentos supera en 73% a la inflación general, siendo en muchos casos la principal causante de la misma.

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Fernando Soto Baquero y Sergio Faigueanbaum. Aumento de los precios en América Latina y El Caribe. Grupo de políticas RLC- FAO. Agosto 2008. 9 Perspectiva Alimentarias Julio – 2008. Actualización sobre la volatilidad de los precios de alimentos. P. 61 – 63. 10 Julio Prudencio. ¿Hacer cumplir el derecho humano a la alimentación adecuada o que incrementen sus ganancias? La Paz, Julio de 2008.

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Tabla 3: Tasas de inflación general y de alimentos (Junio 2007-junio 2008)

País Argentina (1) Aruba Bolivia (1) Brasil Chile Colombia Costa Rica República Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Haití México Nicaragua Panamá Perú Paraguay Trinidad & Tobago Uruguay Venezuela ALC (promedio)

Inflación Anual Diferencia entre (julio 2007 - julio 2008) inflación general y de alimentos General Alimentos 9,1 8,9 -0,2 8,4 6,5 -1,9 14,8 24,7 9,9 6,2 14,6 8,4 9,5 17,7 8,2 7,5 13,0 5,5 14,2 23,8 9,6 12,2 13,9 1,7 9,9 19,7 9,8 9,0 16,4 7,4 14,2 19,4 5,2 15,8 21,5 5,7 5,4 9,2 3,8 23,1 33,3 10,2 9,6 15,1 5,5 5,8 9,7 3,9 13,4 24,3 10,9 11,3 23,1 11,8 8,0 15,1 7,1 33,7 49,9 16,2 8,7 15,1 6,4

(1) cifras junio 2007-junio 2008 Nota: Dato de inflación alimentaria de Argentina corresponde al mes de abril. En el caso de Bolivia corresponde al mes de marzo. Cifras de meses posteriores no disponibles debido a cambio metodológico en ambos países. En el caso de Venezuela son cifras referidas al área metropolitana de Caracas. Fuente: FAO-RLC en base a información oficial de los países 11

Los efectos de esta inflación de acuerdo al Informe de RLC – FAO son: •• El alza del precio de los alimentos es uno de los componentes centrales de los procesos inflacionarios en la Región. •• La inflación se ha tornado en una de las principales preocupaciones en la Región. •• El proceso inflacionario en la Región se considera, en general, como un fenómeno importado. •• La transmisión de los precios internacionales a los precios internos de los alimentos no ha sido igual para todos los países, son los países centroamericanos, con economías dolarizadas, que importan alimentos y combustible los más perjudicados. •• Alimentos caros significan mayor pobreza: impacto distributivo regresivo. •• Un empeoramiento en una ya muy desigual distribución del ingreso es el principal impacto que se espera del alza de precios de los alimentos. •• Se estima que serían más de 26 millones las personas que pueden caer en la pobreza en la región. •• Podría esperarse adicionalmente un serio deterioro nutricional en los países con mayor pobreza y en donde más de la mitad de su consumo energético proviene de los cereales.

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Soto Baquero y Faigueanbaum.

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En este contexto, los países de Centroamérica y El Caribe y aquellos afectados por los fenómenos climáticos adversos están especialmente desprotegidos ante la crisis alimentaria, por lo que se presenta un escenario difícil, ya que si priman los intereses económicos puede ser desastroso para la Región y el Mundo. Consideramos que estamos ante una triple crisis: alimentaria, energética y ambiental, que cuestiona a nivel global, regional y local la manera en que nosotros logramos abastecernos de alimentos y energía ahora, y sobre cómo lo harán las generaciones futuras. Una interrogante que no es nueva pero que se ha vuelto a poner en el debate público para tomar medidas y/o políticas para garantizar la seguridad alimentaria regional.

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Puntos de vista sobre las razones del incremento de precios de los alimentos básicos.

Según las apreciaciones de organismos como el BM, BID y la FAO, el comportamiento de los precios de los alimentos tiene como principales causas de su escalada:

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La disminución de la oferta (nacional o local) debido a pérdidas climáticas. El incremento de la demanda (mundial) de productos agrícolas que obliga a un mayor dinamismo comercial externo. El aumento de los costos de producción: fertilizantes (potásicos y fosforados), en este caso debido fundamentalmente a una insuficiente oferta. La reducción paulatina de la cantidad de tierras dedicadas a usos agrarios, que sumado a la escasez de agua también afecta a la producción agraria. La depreciación del dólar incrementando la demanda de productos procedentes de los Estados Unidos. El aumento de las inversiones internacionales en mercados agrarios. Los fondos de inversión internacionales incrementaron su interés por invertir en mercados agrarios, dentro de una estrategia de diversificación. Medidas restrictivas adoptadas por los países exportadores. La combinación entre la menor oferta de los países exportadores tradicionales y la mayor demanda de los importadores, debido a su preocupación por garantizar los suministros aumentó aún más los precios en 2008. La inusual actividad financiera especulativa sobre los commodities o mercancías agrícolas, está incidiendo directa y rápidamente tanto en los precios de los productos reales como en su volatilidad. El aumento de la producción de agrocombustibles y el cambio climático.

La producción de agrocombustibles se incrementó de manera importante en Estados Unidos a partir de 2002, auspiciado su gobierno, debido al incremento del precio del petróleo y con el objetivo medioambiental de promover el uso de combustibles limpios. La FAO considera que la producción de agrocombustibles es la responsable del alza de preciso entre un 10 y un 15% del nivel de precios actual, razón por la cual ha puesto la lupa sobre los programas de combustibles alternativos, que utilizan tierra arable para fines energéticos, provocando una reducción en la oferta de los productos destinados a la 12 alimentación humana y el encarecimiento de bienes de consumo (FAO, 2008) . Sin embargo, otros análisis de la situación inflacionaria global consideran que la relación entre agrocombustibles y la subida de los precios de los productos agrícolas es significativamente mayor, como del Instituto Internacional de Investigación Sobre Políticas Alimentarias que otorgan cerca al 30% de la subida de precios de cereales al aumento de demanda para producción de agrocombustibles (IFPRI, 13 2008 ). Más recientemente, Don Mitchell, economista del Banco Mundial, concluye que el fuerte incremento en el 12 13

FAO. Aumento de los precios en América Latina y el Caribe. Documento electrónico, agosto de 2008 Rosegrant, M; “Biofuels and Grain Prices: Impacts and Policy Responses” IFPRI, 2008

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uso de productos agrícolas (7% de los aceites vegetales y 11% de maíz producidos globalmente) para la fabricación de agrocombustibles, han sido responsables de un 70-75% del incremento en los alimentos 14 desde el año 2002 (Banco Mundial, 2008 ). Estos organismos plantean que de mantenerse la expansión actual de la producción de agrocombustibles se acrecentará el desvío de cultivos con fines energéticos, incrementando la demanda de los alimentos destinados a estos fines, produciéndose una reducción de la oferta alimentaria. Según el Instituto 15 Internacional de Investigación de Política Alimentaria de mantenerse el ritmo de crecimiento de los programas de agrocombustibles el valor del maíz ascendería en al menos 26% para el 2020. Sin embargo, acota, de duplicarse la expansión de cultivos para generar energía, el alza sería de alrededor del 72%. Ciertamente, y como ejemplifica el caso estadounidense de cultivos de soya desplazados por la producción de maíz, los mayores estímulos económicos para la producción de productos agrícolas que sirven de insumo a la industria agroenergética, puede desplazar la siembra de otros alimentos, lo que crea un círculo vicioso con el alza de precios en otros artículos básicos (FAO, 2008) y el desplazamiento sucesivo de otros productos (Banco Mundial, 2008). Otro elemento que incidió en los precios de los alimentos, según la FAO y el BID, es el efecto negativo que los cambios climáticos tienen sobre las cosechas de alimentos. Son 97 los países que han sufrido inundaciones catastróficas, de los cuales 9 están en América Latina. Asimismo, en diversos países y regiones las producciones han sido afectadas por la sequía, inundaciones y las olas de calor (Ecuador, Bolivia, Perú, Guatemala, Haití). A todo ello se deben sumar los cambios importantes en gran parte de la amazonía, donde se registran inusuales sequías prolongadas y lluvias muy concentradas en el tiempo. A ello se suman las quemas descontroladas que están disminuyendo dramáticamente la cobertura boscosa y con pérdidas de cultivos, animales domésticos, fauna y flora silvestre, patrimonio de las familias afectadas y biodiversidad. En la gestión 2007-2008 se han perdido importantes volúmenes de producción (arroz, maíz, ganado) destinados al consumo familiar como al mercado en las zonas tropicales y en la amazonía, sobre todo en Ecuador, Perú, Bolivia y partes de Brasil. A su vez, en regiones de valles y altiplano las sequías, lluvias concentradas, granizadas y riadas también han contribuido a la pérdida de la producción (tubérculos, trigo, maíz, hortalizas). Estos aspectos también han incidido en el incremento de los precios de los productos, al menos en espacios nacionales (CIPCA, 2007). Sin alejarse de estos factores, autores como Ian Angus plantean que la actual crisis alimentaria tiene como origen factores netamente estructurales, que están vinculados a la privatización de la tierra y del agua, a la liberalización comercial que ha permitido la apertura indiscriminada de los mercados de los países pobres, y al monopolio en la cadena de distribución de alimentos, que hoy hace que millones de personas no puedan acceder a estos como en el caso de Haití (Angus, 2008). A estos se deben sumar otros factores como el mantenimiento de los subsidios por parte de los países ricos a sus campesinos -en el 2006, 80.000 millones de euros16- y la especulación en las bolsas de valores del mundo y el incentivo a la producción de monocultivos para la exportación desarrollada en los últimos 30 años por políticas del BM, el BID y el FMI. Esto plantea que la actual crisis alimentaria no es un hecho aislado, sino mas bien una manifestación de la crisis del modelo agrícola que se ha llevado a cabo en la región y el mundo durante las últimas décadas, y que ha provocado que los países ricos obliguen a los países pobres a abrir sus mercados, e inundarlos con alimentos subvencionados, con resultados devastadores para los productores de países 14

Banco Mundial, 2008; Mitchell D, "A Note on Rising Food Prices", Policy Research Working Paper 4682.

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Von Braun Joachim. El aumento en los precios de los alimentos ¿Qué hacer?. International Food Policy Research Institute (IFPRI), enero de 2008. Washington, D.C.

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Citado por Melendez Rosas, Yomar. La Crisis Alimentaria. En: Agencia Latinoamericana de Información. Julio de 2008.

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en desarrollo. El caso de México es dramático, hoy tiene que importar el 30% del maíz que requiere su población, o el caso de Bolivia que apenas produce el 20% de trigo que consume. Este escenario ha provocado que organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la FAO, reclamen al mundo medidas para controlar el aumento de los precios de los alimentos, en especial por los efectos negativos que tiene esta tendencia alcista para los pobres de las naciones con bajo nivel de desarrollo. Señalan que la situación de este segmento de la población más afectada se agudizará, y prevén que no se normalizarán los precios por lo menos en los 10 años próximos. Estiman además que por cada punto porcentual que sube en el índice mundial de los precios de los alimentos, unas 16 17 millones de personas adicionales en Latinoamérica podrían sufrir desnutrición .

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Los efectos del incremento de precios en los pequeños productores familiares.

Los países más afectados serán aquellos que son más dependientes de las importaciones y compra de los alimentos con altos precios. Los países con menos conflictos serán aquellos que logren abastecer su mercado local sin incrementar en demasía sus precios a los consumidores y los beneficiados los que logren aprovechar los altos precios en sus exportaciones y generen ingresos para sus productores y precios estables para sus consumidores. Los productores agrícolas, a pesar de la coyuntura favorable, no podemos decir, sin más, que serán beneficiados o perjudicados: Los productores especializados, ligados a los mercados de exportación pueden lograr beneficios económicos de alto riesgo ya que a pesar de obtener beneficios económicos – aunque no tan grandes 18 debido a la subida de los costos de los insumos por su escasez - pueden provocar costos sociales como la disminución de productos para consumo local y costos ambientales como la explotación indiscriminada de los recursos naturales, más aún si producen para agrocombustibles. Los pequeños productores campesinos indígenas tampoco serán ganadores netos en el sentido económico ya que, como sostienen Pellens y Elías, es importante considerar que el sistema de generación de ingresos de la familia rural campesina es bastante complejo, y resulta difícil generalizar que “el pequeño productor” sea un ganador o perdedor neto. La familia campesina tiene una economía diversificada entonces, la subida del precio de un(os) cultivo(s), no necesariamente tendrá un fuerte impacto en el total de sus ingresos. Por otro lado el grado de comercialización o de autoconsumo de la producción agrícola varía de una familia a otra; por lo que el impacto de los precios no les afectará en la misma medida. Y, no debemos dejar de considerar que las fuertes interrelaciones rural-urbanas de la familia extensa, convierten a menudo al productor rural también en consumidor urbano. Así, una nueva tendencia al alza de los precios agrícolas puede crear un ambiente favorable para los productores campesinos impactando positivamente sus ingresos agrícolas. El efecto positivo dependerá de su capacidad de apropiarse de la subida, de presentar excedentes productivos al mercado en momentos de altos precios y de su dependencia de los mercados para conseguir su seguridad alimentaria19. En general, se puede decir de los pequeños productores que en la medida que han construido bases económicas sólidas, diversificadas y con rubros perennes (agrícolas, pecuarias, agroforestales, pesca, caza, etc.) y parte de ella vinculada al mercado (nacional o internacional) tienen y tendrán mayor capacidad de resistir y adaptarse a cambios como los que se están dando con la crisis alimentaria. Empero otras crisis como la energética, el impulso de los agrocombustibles, el cambio climático, etc., requieren de los productores niveles organizativos sólidos que superen los espacios locales y nacionales 17

Soto Baquero Fernando y Faigueanbaum Sergio. Aumento de los precios en América Latina y El Caribe. Grupo de políticas RLC- FAO. Agosto 2008 18

Combustible, fertilizantes, tierra, semilla y agua La subida de los precios agrícolas y su efecto para los productores campesinos. Tom Pellens y Bishelly Elías. Cipca Notas 219. 24/ 02/ 2008.

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y encuentran vínculos de solidaridad y fuerza con sus pares de otros países para poder influir y hacer escuchar sus voces en espacios y niveles donde se toman decisiones que afectan de manera más global. Si bien eso ocurre con los pequeños productores, sin duda que quienes son afectados de una manera dramática por la crisis alimentaria son los pobladores urbanos (población de bajos ingresos económicos fijos o por cuenta propia y también las clases medias). La escasez de alimentos y la subida de precios inciden en cambios de hábitos de consumo, algunos se adaptan rápidamente al cambio (pobres) y otros más lentamente (clases medias), todos orientados al consumo de productos menos nutritivos.

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Políticas de los gobiernos de países latinoamericanos y organismos internacionales para reducir el impacto de la crisis alimentaria.

5.1.

Las medidas asumidas por los gobiernos.

Ante la crisis alimentaria los gobiernos de América Latina han tomado una serie de medidas y desarrollado acciones, algunas de ellas recomendadas desde el BM enfocados en tendencias administrativas y de política fiscal. Destaca entre los países de la Región el hecho que las medidas han estado orientadas a asegurar la disponibilidad de alimentos y al aumento de la oferta, sea a través de acciones en el ámbito del comercio internacional o de apoyo a la producción interna. En el otro extremo, las medidas referidas a la estabilidad de precios son escasas por ahora, probablemente porque se trata de medidas más complejas de diseñar e implementar, en general con horizontes de más largo plazo y por lo tanto menos propicias para atender situaciones de mayor urgencia. Como menciona el observatorio del hambre, hay un renovado protagonismo del sector público que está emergiendo en algunos países, interviniendo en áreas de políticas donde hasta hace poco estaba ausente. Se trata de programas públicos que involucran directamente a agencias gubernamentales en procesos de abastecimiento alimentario a la población, en algunos países incluso participando o coordinando en los procesos productivos. Por ejemplo, se pueden mencionar los programas de compras públicas de productos agrícolas a pequeños productores para su posterior distribución en las redes de alimentación social (como son los casos de Brasil y Panamá), o los dispositivos de abastecimiento de alimentos a la población (en Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Venezuela y Uruguay). Finalmente, aunque menos extendido, se puede mencionar la gestión pública de reservas estratégicas (inventarios) de algunos alimentos básicos, que países como Brasil, 20 Ecuador y Honduras han llevado a cabo y el seguro agrícola en Honduras y Costa Rica .

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Observatorio del Hambre. Situación alimentaria en Al y El Caribe, RLC – FAO Mayo/ Junio 2008.

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Fuente: RLC – FAO Mayo/ Junio 2008.

Se puede mencionar preliminarmente que algunos resultados logrados con estas medidas, en general, son: -

5.2.

Los precios de los productos no se han incrementado en la magnitud de los precios internacionales o de países de otras regiones. Las políticas de importación de alimentos generan mayor dependencia de los precios internacionales y desincentiva la producción en los siguientes años. Las importaciones realizadas por los gobiernos, como el caso de Bolivia, significan un gasto de consumo con recursos públicos público, en desmedro de la inversión. En algunos casos, desde la perspectiva de los consumidores, han sido favorables las medidas asumidas porque se ha frenado la subida de precios, e incluso en algún caso, se ha bajado.

Las propuestas de los organismos internacionales para Latinoamérica ante la crisis alimenticia.

Los especialistas de la FAO, Banco Mundial, BID, PMA y otros organismos e instituciones que trabajan en el tema de la producción de alimentos han desarrollado una serie de propuestas de políticas que deben seguir los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe, éstas se pueden resumir en los siguientes puntos: 

Impulsar la reducción de los altos precios a partir de fomentar la capacidad productiva que tiene el sector privado, y en algunos casos público. Esto particularmente para los países con potencial de producción de granos.

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Establecer políticas para la producción de etanol y biodiesel serán fundamentales en la determinación de los precios de los alimentos dada la cada vez mayor participación de esta industria en la demanda por commodities agrícolas. Conjugar estrategias que reduzcan los efectos adversos y maximicen los potenciales beneficios de la nueva dinámica de los mercados agrícolas será una tarea primordial de los gobiernos en los próximos años. Una política de mayor acceso de los países en desarrollo a los mercados internacionales y la eliminación de subsidios ineficientes podrían ser una herramienta para evitar que la escalada en precios tenga un efecto neto negativo sobre la población más vulnerable. Favorecer políticas comerciales y coordinadas dirigidas a mitigar los efectos adversos sobre los consumidores vulnerables, e integrar a los productores familiares distantes a los mercados, en lugar de reforzar políticas unilaterales que profundicen el problema. Los gobiernos deben realizar esfuerzos para estimular la agricultura urbana, tras reconocer el rol central que puede desempeñar en la reducción de la pobreza, así como en mejorar el acceso de los más pobres a cultivos saludables y localmente producidos. Otras medidas que pueden adoptar los Gobiernos está en bajar los aranceles para la importación de alimentos básicos, reducir los impuestos sobre la producción agrícola, financiar la producción de semillas y fertilizantes y la construcción de vías públicas para transportar los productos y bajar costos

Al otro lado de estas propuestas, están las organizaciones, como Vía Campesina, que plantean que los Estados Latinoamericanos deberían enfocar sus esfuerzos en desarrollar una agricultura sostenible desde los pequeños productores, lo que significaría una ruptura con las políticas agrícolas de corte neoliberal, enfocada en la apertura comercial de alimentos, el monocultivo agroindustrial y la importación de alimentos. Dichas políticas implementadas en los últimos 30 años, han mermado la capacidad reproductiva de millones de familias campesinas y han deteriorado su situación social. En tal sentido, las organizaciones señalan que no se puede entender la crisis alimentaria sin considerar que en los años anteriores a la crisis, los países Latinoamericanos han sido empujados a través del monocultivo exportador a convertirse en economías importadoras de alimentos por las políticas de “libre mercado” promovidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Consenso de Washington (Vía Campesina, 2008). Desde una perspectiva similar, Millet y Taussaint consideran que los países en desarrollo están desprotegidos ante la crisis alimentaria, ya que las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial desde la crisis de la deuda los han privado de la protección imprescindible, provocando una reducción de las superficies destinadas a cultivos alimentarios e impulsando la especialización en uno o dos productos para la exportación; la desaparición de los sistemas de estabilización de los precios; el abandono de la autosuficiencia de cereales y la reducción de sus reservas; debilitamiento de las economías por una extrema dependencia de las evoluciones de los mercados mundiales; apertura de los mercados y apertura a la competencia injusta de los pequeños productores locales contra sociedades multinacionales. La crisis alimentaria, por tanto, es producto de un modelo económico impuesto desde los organismos internacionales que privó a las poblaciones pobres de las protecciones imprescindibles y las dejó a merced de la especulación (Damian Millet y Eric Taussaint, 2008).

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Las propuestas de las organizaciones agrarias y de desarrollo rural ante la crisis alimentaria.

La crisis alimentaria ha sido incorporada en la agenda de las organizaciones tanto a niveles locales, 21 nacionales e internacionales. Entre otras, Vía Campesina , Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (ANORCA), Movimento dos tabalhadores rurais sem terra, Confederación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”, Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, etc., son las que han asumido posturas específicas. Con matices, plantean 21

La Vía Campesina es un movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas. Defiende valores e intereses básicos de campesinos e indígenas. Las organizaciones que la conforman vienen de 56 países de Asia, África, Europa y el continente Americano.

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que la actual crisis alimentaria es el resultado de muchos años de políticas destructivas que socavaron la producción nacional de alimentos, y obligaron a los campesinos/as a producir cultivos comerciales para compañías multinacionales. Esta situación fue impulsada por el BM, el FMI y otros organismos internacionales en los últimos 20-30 años y han forzado a los países en desarrollo a disminuir su inversión en la producción alimentaria y su apoyo a los/as campesinos/as y pequeños agricultores, que han sido la clave para la producción alimentaria en estas sociedades durante muchos años (Bello, 2008; Angus, 2008) Las organizaciones campesinas plantean la necesidad de garantizar la independencia y la soberanía alimentaria de todos los pueblos, para ello, señalan que es fundamental que los alimentos se produzcan en el marco de sistemas de producción diversificados, de base campesina. Es decir, deben enfocarse desde la visión de la soberanía alimentaria, como el derecho de todos los pueblos a definir sus propias políticas agrícolas. En cuanto a alimentación, proteger y regular la producción agrícola nacional y el mercado interno con el fin de lograr la autosuficiencia sin deshacerse de sus excedentes. Para ello no debe primar el comercio internacional sobre los criterios sociales, medioambientales, culturales o de desarrollo locales. Y es que, el simple acceso a los alimentos no basta, argumentan que se requiere en la actual crisis un mayor acceso a la tierra, al agua, y a los recursos necesarios para la producción agrícola. La alimentación no puede quedar abandonada al mercado global y a las manipulaciones del agronegocio, el hambre sólo puede ser enfrentado a partir del reestablecimiento de pequeñas y medianas granjas familiares como elementos cruciales de la producción de alimentos (Vía Campesina, 2008). La demanda central del movimiento de soberanía alimentaria es que los alimentos deben ser tratados primordialmente como una fuente de nutrición para las comunidades y países donde son producidos. En oposición a las políticas de agroexportación del libre mercado, insta a que haya una concentración en el consumo interno y la autosuficiencia alimentaria. Contrariamente a las afirmaciones de algunos críticos, las organizaciones campesinas señalan que la soberanía alimentaria no es un llamado al aislamiento económico o a un retorno a un pasado rural idealizado. Más bien, es un proyecto para la defensa y extensión de los derechos humanos, por la reforma agraria, y por la protección de la tierra contra su destrucción (Vía Campesina). La propuesta de organizaciones como Vía Campesina y la Cumbre de los Pueblos de Latinoamérica esta enfocada en que la Región debe generar la autosuficiencia alimentaria y al fortalecimiento de las economías campesinas como punto principal para enfrentar la crisis, esta propuesta según las organizaciones campesinas se debe desarrollar a partir de la implementación de acciones como ser: • • • • •

Garantizar el acceso a alimentos seguros, nutritivos, culturalmente apropiados y suficientes para sustentar una vida saludable con plena dignidad humana. Dar a la gente sin tierra y que labra la tierra –especialmente a las mujeres-, la propiedad y el control de la tierra que trabaja y devolver territorios a los pueblos indígenas. Asegurar el cuidado y el uso de los recursos naturales, especialmente la tierra, el agua y las semillas. Terminar con la dependencia de insumos químicos, de monocultivos comerciales y de una producción intensiva, industrializada. Regular y gravar con impuestos al capital especulativo e imponer un estricto Código de Conducta a las corporaciones transnacionales. Garantizar a los campesinos y a los pequeños agricultores, y a las mujeres del campo en particular, un aporte directo en la formulación de políticas agrícolas a todos los niveles.

En esta misma línea, las organizaciones campesinas alineadas dentro de la Vía Campesina plantean que los países deberían dar prioridad en sus presupuestos para ayudar a los consumidores más pobres para que puedan acceder a suficiente comida e impulsar la producción doméstica de alimentos para dejar de ser tan dependientes del mercado mundial. Otras organizaciones campesinas indígenas plantean que las políticas agrícolas deben ser formuladas por los agricultores a pequeña escala -quienes siguen siendo responsables de la mayor parte de la producción de los alimentos consumidos en todo el mundo- y para ello es necesario que las instituciones

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financieras internacionales y los organismos mundiales de desarrollo dejen de tener el poder que detentan actualmente. Habrá que resolver tres temas esenciales que están interrelacionados: tierra, mercados y la agricultura misma. Los pequeños productores señalan que se necesita una producción de alimentos más intensiva, pero intensiva en cuanto al trabajo y al uso sostenible de los recursos naturales. Plantean que hay que desarrollar sistemas de producción diferentes, sistemas que no estén enfocados exclusivamente en los cultivos principales como el maíz, la soja, el arroz y el trigo, sino que integren los alimentos locales que han sido olvidados desde la revolución verde. Las familias de pequeños agricultores pueden producir una gran variedad de alimentos que garanticen una dieta equilibrada y algunos excedentes para los mercados (CEPRID, 2008).

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¿Qué se puede hacer desde una plataforma como el FRM?

Consideramos que espacios y plataformas como el Foro Rural Mundial podrían contribuir con propuestas y con participación en el debate regional o global sobre este tema; también con acciones específicas en campañas globales y acciones en terreno. Indicativamente se propone lo siguiente: -

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Declaración del "Decenio Internacional/mundial para el futuro de la agricultura familiar", con el propósito de fortalecer la sostenibilidad de los sistemas productivos de hombres y mujeres dedicados a la agricultura familiar (agricultura, ganadería, caza, pesca, actividades de recolección de bosque, etc.) por su contribución a la seguridad alimentaria de la humanidad, por sus funciones económicas, socioculturales, medioambientales y territoriales, tiene ventajas en el aprovechamiento de la tierra y en la generación directa e indirecta de empleos. Hacer un llamado a los gobiernos a poner todos los medios a su alcance para evitar el acaparamiento y concentración de tierras y recursos naturales como el agua y los forestales, que van en desmedro de millones de familias dedicadas a la agricultura familiar. Asimismo, a un acceso equitativo a la tierra y los recursos naturales, por parte de los pequeños productores. La desatención a este tema, de la agricultura familiar, estaría en contraruta a los esfuerzos desplegados hasta ahora por alcanzar los objetivos del milenio (2015), de superar el hambre de millones de personas. Adicionalmente, la defensa de la agricultura familiar y su ubicación en el centro de la atención, llevaría también a defenderla de los procesos que impulsan la producción de agrocombustibles, lo que supone la producción a gran escala y poniendo en riesgo precisamente a la agricultura familiar. Asimismo, interpelar y concienciar a la población de nuestros países y de la comunidad internacional sobre los modelos de desarrollo y estilos de vida que incentivan y promueven la depredación de los recursos naturales, contaminación del ambiente; desperdician energía y, concomitantemente, inducen y provocan crisis alimentaria. Influir en la masificación del acceso y uso de innovaciones tecnológicas adecuadas a las condiciones del medio y que favorezcan a la gestión sostenible de los recursos naturales, como el uso de tecnologías a base de energías alternativas (eólicas, hídricas, solares…). Hacer un nuevo esfuerzo para la protección y manejo de las semillas no sólo de los cultivos básicos sino también aquellos que son importantes en zonas locales y donde la población tiene como rubro principal de su alimentación y economía. Evitar que las áreas dedicadas a la producción de alimentos sean utilizadas para otros cultivos que respondan a demandas como el de la energía alternativa, como los agrocombustibles.

Todo o gran parte de lo dicho hasta aquí, implicaría la puesta en funcionamiento de un Foro permanente de seguimiento y vigilancia de estos y otros resultados que tienen que ver con la superación del hambre de millones de personas, sobre todo las más vulnerables, y el logro de la seguridad alimentaria duradera.

Lorenzo Soliz Bolivia, septiembre 2008

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Bibliografía BM, BIRD. Reducción de la pobreza y el crecimiento: círculos viciosos y virtuosos. 2006. Barcena, Alicia. Volatilidad de los precios de alimentos y energía en América Latina y el Caribe. CEPAL, Documento electrónico, 2008. CEPAL. Aumento en el precio de alimentos afectará la pobreza y distribución del ingreso en América Latina y el Caribe. Documento electrónico. Comunicado de prensa, 29 de agosto de 2008. CEPAL. Panorama social de América Latina. 2006 CEPRID. Más libre comercio no resolverá la crisis: Vía Campesina propone salidas a la crisis actual de hambruna. Documento electrónico CEPRID, 2008. CIPCA. Informe de pérdidas de cosechas por riesgos climáticos. 2007. FAO. “Iniciativa para América Latina y el Caribe sin hambre”. Documento electrónico, abril de 2008. FAO. Oportunidades y desafíos de la producción de agrocombustibles para la seguridad alimentaria y del medio ambiente en América Latina y El Caribe. Documento electrónico, abril de 2008. FAO. Aumento de los precios en América Latina y el Caribe. Documento electrónico, agosto de 2008. FAO. Tendencias y desafíos en la agricultura, los montes y la pesca en América latina y el caribe. 2004. KLIKSBERG, Bernardo. América Latina: La región más desigual de todas. Revista de Ciencias Sociales, sep. 2005, vol.11, no.3, p.411-421. Millet

Demien y Toussaint Eric. Repaso de las causas de la crisis alimentaria mundial. Revistas Electrónica Rebelión. Agosto 2008.

Pascual García Francisco. El ajuste estructural neoliberal en el sector agrario latinoamericano en la era de la globalización. En Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe 75, paginas 3 – 29, octubre de 2003. Vía Campesina. Justicia Global. Las alternativas de los movimientos del Foro de Porto Alegre. En Rafael Diaz-Salazar, Icaria editorial e Intermón Oxfam, 2002, p.87 y 90.

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