La escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia

Ensayo La escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia María De Castro Zumeta1 1 Profesora Asociada de Universidad de C

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Ensayo La escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia María De Castro Zumeta1 1

Profesora Asociada de Universidad de Carabobo. Facultad de Ciencias de la Educación. Departamento de Ciencias Pedagógicas. Coordinadora de la Práctica Profesional I en la FaCE-UC. Licenciada en Educación, Mención Ciencias Sociales, Magister en Historia de Venezuela, candidata a Doctora en Educación de la UC. [email protected]

RESUMEN La escuela es una institución que integra a la familia y a la comunidad en sus interrelaciones, cumpliendo un papel socializador, orientadora de la necesidad de la convivencia social. Cuando se altera la paz se generan escenarios de violencia que obstaculizan una sana convivencia. Se considera la formación de valores ciudadanos para la convivencia desde la experiencia de los sujetos de la escuela primaria, entendiendo la escuela como un ethnos con su mundo de relaciones. La investigación se orienta con los fundamentos de la fenomenología y la hermenéutica, siendo cualitativa etnográfica de carácter descriptivo-interpretativa. El recorrido metodológico parte del concepto de mundo de la vida cotidiana, incorporándose los postulados del teórico Alfred Schütz. Estas reflexiones surgen del estudio que se adelanta con escolares entre 6 a 12 años de la EB “Dr. Lisandro Lecuna” ubicada en Naguanagua, estado Carabobo, Venezuela, donde utilizando la observación y el diario de campo se han percibido acciones que contradicen una sana convivencia, situación para reflexionar en relación al papel que está cumpliendo la escuela primaria venezolana en la formación de valores ciudadanos para la convivencia. Palabras Clave: Escuela primaria, valores ciudadanos, convivencia.

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María De Castro Zumeta. Revista Educación en Valores. Vol. 1 N° 21. Enero-Junio 2014 pp. 47-55

The primary school in the formation of civil values for coexistence

ABSTRACT

A school is an institution that integrates family and community in their interrelationships, fulfilling a socializing role, guiding the need for social interaction. So when peace is disturbed, violent behaviors and scenaries are generated hinding healthy life. The formation of civil values for coexistence is considerated from de experience of primary school subjects, understanding the school as an ethnos within its own world. This research is oriented to fenomenological and hermeneutic principles, with a qualitative, etnographic, interpretative and descriptive character. The concept of everyday life is the methodological route, which incorporetes the principles of Alfred Schütz theory. These reflexions arise from the study being carried out with school children between 6-12 at Lisandro Lecuna Basic School, Naguanagua, Carabobo state, Venezuela. Observation and field diary let counselors and researcher perceived certain actions which contradict healthy living. This experience let us make a reflexion about the role Venezuelan primary school is serving to the formation of civil values for coexistence. Key words: primary school, civil values, coexistence.

Iniciando un recorrido La educación es un proceso que implica la relación entre docentes, estudiantes y otros miembros de la familia, la escuela y la comunidad, abarca una serie de matices que se mezclan y dan origen a un entramado que se cruza y entrecruza en relaciones de complejidad, cuestión que permite comprender su importancia más allá del cumplimiento de ciertas funciones como el establecimiento de vinculaciones entre teoría y práctica; la puesta en ejercicio de manera eficiente y eficaz de un cúmulo de teorías o de una serie de contenidos para dar cumplimiento a un programa o un pensum de estudios de acuerdo a las políticas educativas nacionales, entre otras que evidencian su valor social en la formación de valores. La escuela, entendida en su sentido amplio como una organización donde converge la familia y la comunidad, es una institución clave

para la formación, transmisión y reforzamiento de valores para la vida, la convivencia y la práctica de una acertada ciudadanía. En la escuela se ejercita la construcción de los lazos sociales que se tienen o de los que se aspira tener, en ella como microespacio de la realidad se interpreta y reinterpreta el entorno que envuelve a la institución escolar como reflejo de la sociedad. Cabe destacar que en la búsqueda de una sociedad donde prevalezca la cohesión social se requieren escuelas comprometidas en la formación de valores ciudadanos para la convivencia que hagan efectiva la orientación de los niños, niñas y adolescentes al ejercicio de su ciudadanía. En este sentido, una de las necesidades más apremiantes de la sociedad venezolana es el impulso de valores ciudadanos para el ejercicio de una convivencia armoniosa, cuestión que invita a la realización de investigaciones que intenten la comprensión e interpretación de los elementos de carácter

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subjetivo y estructurales presentes en ámbitos complejos como lo representa la escuela. Es importante destacar que el proceso de socialización del sujeto en la cotidianidad, las rutinas, las costumbres, los actos repetitivos realizados con internalización y conciencia, entre otros, crean representaciones y símbolos de valores que hacen distinguir al sujeto como individuo pero también como parte de un grupo. En este accionar, la problematización en la formación de valores en el niño implica la búsqueda de autonomía de los sujetos dentro de un marco de relaciones interdependientes y procesuales en la escuela pero también en la familia, tomando en cuenta la intersubjetividad. Todo este marco de relaciones complejas se puede comprender en contextos específicos que forman parte de un modelo societal donde tiende a valorarse al individuo en su mundo de vida. De acuerdo a lo expresado, resulta de interés aproximarse a una interpretación teórica del papel de la escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia. En las páginas siguientes serán considerados planteamientos teóricos del pensamiento de Alfred Schütz (1989) como mundo de la vida cotidiana y sus dimensiones (espacial, temporal y social), la actitud natural y la situación biográfica. Igualmente, serán considerados los postulados referidos a la educación de teóricos como John Dewey, Jean Piaget y Lawrence Kohlberg (citados por Berk 2006), los cuales presentan en sus teorías elementos para reflexionar en el papel que juega la escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia. La escuela: entre lo individual y lo colectivo en la formación de valores Los fundamentos de la educación en nuestro país, están orientados a formar en ciudadanía y para la vida, considerando un proceso de 49 |

socialización del sujeto en la escuela, la familia y la comunidad, en cuyas interacciones se constituyen sus mundos de vida cotidiana. La escuela como “morada o espacio de lo común institucionalizada” (Redón: 2012: 2) en la mayoría de los países del mundo es una institución clave junto con la familia y el entorno en la transmisión, formación y reforzamiento de valores para la vida. Se puede afirmar que en la escuela se hace el ejercicio para construir los lazos de la sociedad que se tiene o se aspira tener; y, desde ella, como microespacio de la realidad, se interpreta y reinterpreta el cosmos social. De acuerdo a los planteamientos de John Dewey (2004), la educación debe hacer que cada uno encuentre su propia felicidad realizada en la medida en que hace que se mejoren las condiciones de los otros; al interpretar a este filósofo del siglo XIX, Carbonell (2000) reconoce sus aportes para la comprensión del papel de la escuela y destaca que “concibe la escuela como un espacio de producción y reflexión de experiencias relevantes de vida social que permite el desarrollo de una ciudadanía plena” (p. 47). En su obra, Dewey también refiere el reconocimiento de la influencia de los diferentes ambientes en la formación del individuo y refiere que: La escuela tiene (…) la función de coordinar dentro de las disposiciones de cada individuo las diversas influencias de los diferentes ambientes sociales en que se introduce. Un código prevalece en la familia; otro, en la calle; un tercero, en el taller o el comercio; un cuarto, en la asociación religiosa. Cuando una persona pasa de uno de estos ambientes a otro, está sometida a presiones antagónicas y se halla en peligro de dividirse en un ser con diferentes normas de juicio y emoción en las distintas ocasiones. Este peligro impone a

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María De Castro Zumeta. Revista Educación en Valores. Vol. 1 N° 21. Enero-Junio 2014 pp. 47-55 la escuela una misión estabilizadora e integradora (Dewey, 2004:30).

Avanzado el siglo XXI, es ampliamente reconocido el rol que en la familia tienen los padres y/o responsables en la educación de sus hijos y también el hogar como espacio fundamental de aprendizaje, porque “en la trama familiar cotidiana, más que en ningún otro ámbito social, se forja el espíritu del comportamiento humano” (Santana, 1999: s/p). Además, está el entorno comunitario como un espacio donde se desenvuelve el sujeto compartiendo con otros y donde se promueven relaciones sociales que se van estructurando en el hogar y en la escuela. En el entorno adquiere relevancia el sistema comunicacional, como la televisión y las redes sociales, medios donde tienden a proyectarse patrones de conductas que pudieran ser imitadas por los sujetos receptores, principalmente en el caso de los niños, niñas y adolescentes cuyo desarrollo cognitivo esta en formación. Para Jean Piaget –citado por Carbonell (2000)la escuela debe contribuir al desarrollo de los individuos, socializarles metódicamente, facilitarles que adquieran conocimientos, valores, que desarrollen su inteligencia y que lleguen a convertirse en adultos autónomos. Propone tres factores que influyen sobre el desarrollo moral: el desarrollo de la inteligencia, las relaciones entre iguales y la progresiva independencia de la coacción de las normas de los adultos. Piaget también vincula la formación de valores al ejercicio de la democracia. El ejercicio de la democracia como sistema de gobierno pero también como forma de vida, implica una serie de prácticas dirigidas a una convivencia que permita asumir conductas de respeto, tolerancia, justicia, solidaridad e igualdad. De acuerdo a Juárez

el ciudadano del siglo XXI está modificando sus valoraciones en relación consigo mismo y con su entorno. Lo que antes no se consideraba valioso, ahora si lo es y viceversa: hay una tendencia a rechazar todo orden establecido y a exaltar las conductas individuales sobre las sociales (2005:134).

El planteamiento anterior invita a la reflexión en tanto reconoce la existencia de cambios en las valoraciones de los ciudadanos lo que a su vez pudiera contradecir el espíritu de la democracia y los principios y valores rectores de la educación venezolana expresados en el artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación (2009) y en el artículo 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Además, cuando se altera la paz social, se generan escenarios de violencia que obstaculizan una sana convivencia y, por ende, la cohesión social. La cohesión social ha sido definida como “el grado de interdependencia entre los miembros de una sociedad” (González, Pérez J., Reche R., y otros, s/a: s/p). Este concepto resulta relevante porque rescata la importancia de contribuir al logro de un ciudadano pleno para la sociedad en la cual le toca desenvolverse. Si los ambientes se tornan violentos se genera intolerancia en la cotidianidad, según los expertos en el tema porque la socialización en ambientes violentos, tendrá inevitablemente consecuencias sobre el adulto que tenderá a relacionarse también de forma violenta y a reproducir relaciones autoritarias. La violencia genera intolerancia, y precipita la búsqueda de soluciones por cuenta propia, afectando de manera dramática, la vida institucional del país (Pereira y Misle, 2009: 40).

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La actuación violenta genera problemas de salud, de socialización, emocionales y cognoscitivos lo cual afecta la convivencia del sujeto en su entorno y la práctica de valores ciudadanos. Violencia no es solo agresión física sino también insultos, tratos humillantes, burlas; actitudes que generan irrespeto y la falta del reconocimiento de cómo se siente el “otro” cuando “yo” actúo de manera violenta a través de “mis” acciones o palabras. ¿De quién es la responsabilidad cuando se forma en valores? La situación planteada hasta el momento ha propiciado en nuestro país acciones desde las políticas públicas nacionales y en diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG) para disminuir esta problemática de violencia asociada a la formación en valores ciudadanos para la convivencia. Entre ellas cabe mencionar la creación del Manual de la Valija Didáctica para la Formación en Educación Ciudadana y Rescate de Valores (Mayo 2008) editado por el Consejo Moral Republicano para fomentar los valores ciudadanos, y en hacer posible que los venezolanos que conozcan el “Proyecto de Formación Cívica y Rescate de Valores” [sic] sean personas solidarias, responsables, justas, respetuosas o tolerantes, que promuevan como misión de vida los derechos y deberes ciudadanos(p. 13).

Pese a los esfuerzos desarrollados a través de políticas públicas por parte del gobierno, con preocupación se escucha constantemente entre maestros y padres, representantes o responsables la expresión “la escuela ya no es la misma”. En el encuentro con los “otros” se escucha como reclamo con un toque nostálgico “la escuela no es como antes” y entre “nosotros” se comenta con insistencia “en mis tiempos…no éramos así”. Pero, esta es una 51 |

problemática que no solo experimenta Venezuela, Redón (2012) de la Universidad Católica de Valparaíso en Chile advierte que: En la dinámica de la cotidianidad de la escuela, se observan episodios que de tanto repetirse se vuelven “normales” (…) la acción agresora se invisibiliza, lo anormal se vuelve “normal” y los docentes hacen como “si nada pasa” ante el cansancio por la repetición de esas conductas. Ello refleja una pérdida del sujeto en la configuración de su dignidad, su respeto en la vida cotidiana de la escuela, en la que se supone se forja su identidad y su sentido ciudadano (Redón, 2012:11).

Por otra parte, desde la escuela se alzan voces que reclaman a la familia por la poca atención que presta a sus hijos, se escuchan a los maestros decir “la familia de hoy no es la misma”. En el medio de estas dos instituciones socializadoras está la comunidad como espacio que pareciera carecer de normas y donde la convivencia tiende a convertirse en una supervivencia. Al reconocerse la importancia de la escuela para el fortalecimiento de la convivencia ciudadana y los cuestionamientos que recibe por aspectos operacionales, direccionales o curriculares, que también pudiera tener situaciones estructurales, se debe destacar que en la escuela se escenifican dos escenarios: uno es el vinculado a la institución, es el mundo formal de los horarios, del currículo, de la clase; y el otro, es el mundo informal, el de los mismos niños y niñas interactuando a través de sus mecanismos sociales (juegos, canciones, conversaciones) que realizan a la hora del recreo o en la propia aula de clases, dentro de la propia formalidad de la escuela y sus normas. A esto se incorpora como parte de un currículo oculto el mundo del hogar y el mundo en su comunidad, que aportan a la

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construcción de la vida cotidiana de los sujetos y las organizaciones. En busca de significado Este trabajo se inscribe en el paradigma interpretativo porque en él la realidad es dinámica y diversa dirigida al significado de las acciones humanas, la practica social, la comprensión/interpretación y la significación/resignificación. Este paradigma está orientado al descubrimiento, a una relación de participación democrática y comunicativa entre el investigador y el objeto investigado, busca penetrar en el mundo de los hombres y las mujeres, está centrado en las diferencias, donde la investigación y la acción están en constante interacción, la acción es fuente de conocimiento y la investigación se constituye en sí una acción. Entre los autores representativos del paradigma interpretativo está Martín Heidegger (2012) quien refiere la interpretación de la interacción social en la que propone que se deben estudiar las interpretaciones y los significados que las personas le dan cuando interactúan, en distintas situaciones y la realidad social en la cual viven, esto es constante y los significados que se le otorgan pueden modificarse por otros, estos cambios son importantes para el interaccionismo simbólico. Para éste autor, la existencia es comprender e interpretar. En Heidegger toma importancia la palabra alemana “dasein” que significa ser-ahí, porque para este autor la existencia humana consiste en ser-en-elmundo, es un ser-con-los-otros, con otras personas, otras perspectivas. La relación con el mundo se basa en una red de intereses, necesidades y significaciones (González, 2004: 129). También representante del paradigma interpretativo es Alfred Schütz (1989) quien afirma que la acción del individuo y el significado a que ésta apunta son lo único sujeto a la comprensión; para él la estructura social del mundo social es significativa no solo para

quienes viven en ese mundo sino también para sus intérpretes científicos. Según Schütz solo después de haber captado con seguridad el concepto del significado como tal, se puede analizar paso a paso la estructura significativa del mundo social. La preocupación de este autor consistirá en clasificar, organizar y comprender las formas de la relación intersubjetiva en el mundo de la vida. El objeto último del trabajo de Schütz es la caracterización de las formas de interacción en la vida cotidiana Uno de los conceptos claves de Schütz es el de mundo de la vida cotidiana, el cual define como la realidad experimentada dentro de la actitud natural por un adulto alerta que actúa entre y sobre ese mundo y entre los demás seres humanos. La realidad social es la suma total de objetos y sucesos dentro del mundo social y cultural, tal como los experimenta el pensamiento de sentido común de los hombres que viven su existencia cotidiana entre sus semejantes vinculados por múltiples relaciones de interacción (Schütz: 1989). Otro concepto que resulta importante en Schütz es el referido a la situación biográfica del sujeto, la cual consiste en el medio físico y sociocultural definido por el sujeto y dentro del cual ocupa una posición, posee un rol respecto de los demás y adopta una postura moral e ideológica. La utilización del teórico Alfred Schütz para el estudio es importante porque incorpora el mundo de la vida cotidiana, con lo que abre la posibilidad de interpretar los sistemas e instituciones y las relaciones cara a cara, pudiéndose valorar el conjunto de relaciones interpersonales y las actitudes de la gente, sus patrones aprendidos y la forma en que son reproducidos en la vida cotidiana. Los postulados de Alfred Schütz y Thomas Luckmann han sido interpretados por Dreher (s/f), quien en su trabajo destaca del concepto de Schütz de “mundo de la vida”, que su concepción parece adquirir gran importancia porque el mismo

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(…)incluye no solo la esfera del , sino especialmente al mundo social, y particularmente las ideas colectivas compartidas, tales como las realidades religiosas, científicas, artísticas o políticas con una estructura de sentido finita, pero también el mundo de los sueños y las fantasías(…) (P. 87).

Asimismo, el autor se pasea por los conceptos básicos de la teoría schutziana tales como: intersubjetividad, ego, alter ego, actitud natural, mundo de la vida cotidiana, estructura social, estructura espacial, estructura temporal, otro, encuentro, nosotros, motivos para y motivos porque. Llega a afirmar este autor que “Schütz propondrá una ontología de las formas de vida” (Dreher, s/f: 75). En este sentido, lo referido a lo intersubjetivo, al otro, al ego, al nosotros, al encuentro, a los motivos para y a los motivos porque propuestos por Schütz (1989) aunado a los conceptos de mundo de la vida cotidiana, la actitud natural y la situación biográfica, guían la postura asumida. Schütz identifica tres estructuras o dimensiones en el mundo de la vida cotidiana: la espacial, donde hace referencia a la relación cara-a-cara; la social, donde se encuentra a nuestro alcance el dominio de la experiencia de los sujetos que se encuentran en ella que son los seres humanos que son mis semejantes; y la temporal, el cual contiene elementos del pasado y del futuro. Contribución de otros autores para interpretar la formación de valores en niños Para John Dewey nacido en Burlington en 1859, la educación debe hacer que cada uno encuentre su propia felicidad realizada en la medida en que hace que se mejoren las condiciones de los otros, por esto “concibe la escuela como un 53 |

espacio de producción y reflexión de experiencias relevantes de vida social que permite el desarrollo de una ciudadanía plena” (Carbonell, 2000: 47). Por su parte, Jean Piaget, nacido el 9 de Agosto en el año 1886 en Neuchâtel y fallecido el 16 de septiembre de 1980 en Ginebra, tiene como mérito haber renovado por completo la noción del pensamiento que se tenía del niño. Sus trabajos de psicología genética y de epistemología buscan la respuesta a la pregunta de la construcción del conocimiento. La contribución esencial de Piaget al conocimiento fue de haber demostrado que el niño tiene maneras de pensar específicas que diferencian del adulto. Propuso Piaget cuatro etapas para el desarrollo cognoscitivo: la etapa sensoriomotora (del nacimiento a los 2 años); la preoperacional (de los 2 a los 7 años); la de las operaciones concretas (de los 7 a los 11 años); y la de las operaciones formales (de los 11 años en adelante). También propone que hay tres factores que influyen sobre el desarrollo moral: el desarrollo de la inteligencia, las relaciones entre iguales y la progresiva independencia de la coacción de las normas de los adultos Después, Lawrence Kohlberg (citado por Hersh, Reimer, Paolitto: 2002) nacido en Nueva York en 1927, autor del libro Psicología del desarrollo moral y discípulo de Piaget, ampliando los estudios de su maestro descubrió que el razonamiento moral parece evolucionar y complicarse progresivamente a lo largo de la adolescencia y hasta la edad adulta joven. Se puede afirmar que su visión responde a una teoría cognitiva-evolutiva al considerar varios estadios para el desarrollo de la moral: el primer nivel, el preconvencional entre los 4 y 11 años se caracteriza por el razonamiento moral de los niños, aunque según Kohlberg muchos adolescentes y algunos adultos persisten en éste razonamiento; el segundo nivel, el

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convencional, normalmente surge en la adolescencia y permanece dominante en el pensamiento de la mayoría de los adultos; y, el tercer nivel, el postconvencional, surge si acaso en la adolescencia o al comienzo de la adultez y caracteriza el razonamiento de sólo una minoría de adultos. Se establecen paralelismos entre el desarrollo moral y el desarrollo cognitivo (Hersh, Reimer, Paolitto: 2002: p. 57-58). En todo caso, para la discusión que se viene planteando, interesa destacar el nivel preconvencional, definido como la de "orientación hacia el castigo y la obediencia". En esta etapa la bondad o maldad de un acto depende de sus consecuencias. Se concibe también como la del "hedonismo ingenuo". En esta etapa las personas siguen las reglas con fines egoístas. Se valoran los actos en función de las necesidades que satisface. El niño todavía está enfocado en la moral material.

Una conclusión para continuar la reflexión Lo expuesto lleva a una serie de interrogantes no para concluir sino para generar inquietudes relacionadas con la escuela como institución de socialización y de cohesión social en la formación de valores ciudadanos del niño y la niña: ¿cómo es percibida la escuela primaria en la formación de valores ciudadanos?, ¿cómo cumple la escuela sus fines de formación para la convivencia?, ¿de qué manera desarrolla la escuela primaria el valor de la cohesión social ?, ¿se logran acuerdos de cooperación y participación mutua entre la escuela primaria, la familia y la comunidad para formar en valores ciudadanos? Para responder estas interrogantes, la escuela debe ser percibida como un ethnos, es decir, “una unidad de análisis” (Hurtado L., y Toro G., 1997: 108). La etnografía se define como “el método de investigación por el que se aprende el modo de vida de una unidad social

concreta (…) persigue la descripción o reconstrucción analítica de carácter interpretativo de la cultura, formas de vida y estructura social del grupo investigado” (Rodríguez, Gil y García, 1999: 44). En este sentido, en el marco de la discusión planteada, referida al papel de la escuela primaria en la formación de valores ciudadanos para la convivencia, se requiere de un profundo entendimiento del comportamiento humano y las razones que lo gobiernan, buscando explicar las razones de los diferentes aspectos de tal comportamiento (Gil, 1994). Esto implica un proceso de observación, descripción y análisis, en un encuentro con el otro, lo que “supone que el observador busca el sentido día tras día, semana a semana, mes a mes (Galindo C., 1998: 351). Se trata de un proceso complejo pero necesario porque en los tiempos actuales hay que repensar y reinterpretar el papel que está cumpliendo la escuela primaria venezolana en la formación de valores ciudadanos, porque este nivel de escolaridad incluye generaciones de relevo que deben comprometerse con la preservación de los modelos societales que garanticen la paz y la convivencia.

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