La Odisea: poema épico o la primer novela griega? Trabajo de las anagnórisis como recorrido isotópico. María Laura Piccioni Febrero 2005

La Odisea: ¿poema ´epico o la primer novela griega? Trabajo de las anagn´orisis como recorrido isot´opico. Mar´ıa Laura Piccioni Febrero 2005 1 ´In

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EL MOTIVO DE LA ANAGNÓRISIS EN LA NOVELA GRIEGA: DE LA ODISEA, DE HOMERO, A QUÉREAS Y CALÍRROE, DE CARITÓN DE AFRODISIAS* PASCUAL BARCIELA, Emilio epb

2005, de 10 de febrero, por la que, 6626 Jueves 24 febrero 2005 BOE núm. 47
6626 Jueves 24 febrero 2005 Subdirección General de Programas de Fomento de la Investigación Técnica sobre la Calidad de Vida Puesto adjudicado: Núm

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La Odisea: ¿poema ´epico o la primer novela griega? Trabajo de las anagn´orisis como recorrido isot´opico. Mar´ıa Laura Piccioni Febrero 2005

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´Indice 1. Introducci´ on

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2. Encuadre te´ orico

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3. ¿Qu´ e lugar ocupa la anagn´ orisis en la Odisea?

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4. A modo de cierre.

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5. Bibliograf´ıa

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1.

Introducci´ on

La intenci´ on de este trabajo es proponer una lectura de La Odisea desde un concepto eje para el an´ alisis de la literatura griega, que puede bien valerse como ((columna vertebral)) de la obra desde una posible lectura semi´otico-formalista. El concepto de la anagn´ orisis (o reconocimiento) es propuesto por primera vez de manera sistem´ atica, por Arist´oteles en su Arte Po´etica.

2.

Encuadre te´ orico ¿Qu´e es la anagn´ orisis?

Arist´ oteles distingue dos tipos de acciones en el cap´ıtulo III del Arte Po´etica (si bien este concepto est´ a aplicado al g´enero tragedia, nos parece interesante poder pensarlo en esta obra): la acci´on sencilla que culmina sin peripecia ni anagn´ orisis; y la acci´ on complicada que termina con anagn´orisis o mudanza de la fortuna, siempre que surja esto de una situaci´on causal y no por azar, ya que es el azar, lo que le quita verosimilitud a la f´abula narrativa. Otra idea importante para entender la anagn´orisis y sus diferentes manifestaciones, es lo que Arist´ oteles llam´ o revoluci´on, y que defini´o como ((la conversi´on de los sucesos en contrario)). La anagn´ orisis (o reconocimiento) seg´ un Arist´oteles, es la ((conversi´on de persona desconocida en conocida, que remata en amistad o enemistad entre los que se ven destinados a dicha o desdicha. El reconocimiento m´as aplaudido es cuando con ´el se juntan las revoluciones, como acontece con el Edipo.)) (Arte Po´etica, pp.48) Se distinguen dos g´eneros de anagn´orisis: ((de una persona sola respecto de la otra, cuando esta ya es conocida de la primera, y a veces es necesario que se reconozcan entrambas)). (Arte Po´etica, pp.48) Las variaciones en la f´ abula narrativa est´an entendidas desde las diferentes combinaciones entre los tipos de acciones y el lugar que en ellas ocupa la anagn´ orisis. Puede cometerse la acci´ on con pleno reconocimiento de la situaci´on: Eur´ıpides representa a su Medea matando concientemente a sus hijos; puede cometerse una acci´ on ignorando lo que se hace al momento de cometerla y darse luego el reconocimiento: como el Edipo de S´ofocles o puede ser que se est´e por cometer algo irremediable, y reconoci´endola, no haya forma de evitarla: aqu´ı reside la esencia del ag´on tr´agico que conduce irremediablemente a la Hibris (desmesura), el Orestes de Eur´ıpides se encuentra en una gran disyuntiva, cumplir con las leyes de los dioses patriarcales y vengar la muerte de su madre, o acatar las leyes de las diosas matriarcales y perdonarle la vida a la suya. Haga lo que haga, rompe el equilibrio c´ osmico-religioso y entra en la desmesura de ignorar definitivamente a una estirpe completa de dioses. Mata a su madre a sabiendas de lo que est´ a haciendo: esto es lo que se entiende como el destino infranqueable del h´eroe tr´ agico. Si bien el an´alisis acerca de la tragedia no se refleja tal cual en la obra que analizaremos, nos sirve para entender los conceptos que manejaremos en el mismo.

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Los tipos de anagn´ orisis que Arist´oteles estipula son varios: las se˜ nas, que pueden ser naturales o sobrepuestas. Este tipo respeta las ideas mitol´ ogicas o populares con respecto a los personajes o las historias. Por ejemplo la cicatriz de Odiseo, por la cual lo reconoce su ama de leche; la inventada por el poeta, por lo tanto es completamente artificio; la memoria de lo pasado, que surge del contacto visual o auditivo con alg´ un objeto. Por ejemplo en la conversaci´on con Alcinoo, Odiseo oyendo al citarista y acord´ andose de sus haza˜ nas, llora y por su llanto es llamado a un reconocimiento; la v´ıa del argumento, que se corresponde con la explicitaci´on de los motivos que conducen al personaje a deducir un reconocimiento.

Desde una mirada ling¨ u´ıstica. Ahora bien, desde el punto de vista de la enunciaci´on, la anagn´orisis es un acto de habla que obliga la existencia expl´ıcita de un sujeto de la enunciaci´on, con un enunciado concreto. Podemos decir que sin enunciado no hay reconocimiento, y que s´ olo hay anagn´ orisis cuando el personaje lo convierte en enunciado, ya que en el teatro cl´ asico (tanto tragedia como comedia) el reconocimiento es un acto puramente discursivo, los personajes enuncian a la vez que lo piensan. Puede darse el caso de sospechas que los personajes van entretejiendo mentalmente y en silencio (en este caso piensan y no hablan), pero u ´nicamente en el momento del enunciado se logra la anagn´orisis. Pi´ensese en la cantidad de evidencias que posee Edipo para su reconocimiento, y en el exclusivo momento de su descubrimiento: ((¡Ay, ay, todo se ha aclarado! ¡Oh luz, sea esta vez la u ´ltima vez que te vea qui´en naci´ o de quienes no deb´ıa, vivi´o con quienes no le era l´ıcito y mat´o a quien le era prohibido!)) Enunciaci´ on y anagn´ orisis se superponen en un solo acto. Pero no s´ olo en la tragedia ocurre que los personajes se manifiestan a trav´es de los actos de habla. Pi´ensese sino en las dos grandes ´epicas hom´ericas donde, seg´ un Codino, los personajes no poseen una coherencia psicol´ogica an´aloga a la de la novela moderna, ya que ((la existencia afectiva de estos hombres est´a volcada toda hacia el exterior, se agota en la vida de relaci´on que compromete a toda la personalidad y no da mucha cabida para la formaci´on de esos sentimientos y resentimientos privados que constituyen para nosotros la nota dominante de un car´acter.)) (Codino, pp. 17-19)

3.

¿Qu´ e lugar ocupa la anagn´ orisis en la Odisea?

Teniendo en vista el concepto, intentaremos comprender qu´e lugar ocupa en la obra de Homero. Y como primera hip´otesis planteamos la idea de que la anagn´ orisis funciona a modo de factor constructivo de la obra, es decir, como eje vertebral de la misma. Cuesti´ on que intentaremos resolver a lo largo de este desarrollo.

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Los procedimientos po´eticos propios de la Odisea delatan un m´etodo de construcci´ on novedoso para la ´epoca. Existe lo que Kirk llama un prop´ osito po´etico unificador (1990, pp. 90) que apunta a una composici´on monumental. Esta composici´ on monumental construida en forma de ensamblaje de composiciones previas -con mucha distancia en el tiempo- necesita de procedimientos narrativos particulares, que no exist´ıan en la estructura de la poes´ıa oral ejercitada por los aedas. Entre estos procedimientos o artificios narrativos se encuentra la anagn´ orisis. Ahora bien, ¿cu´ ales eran esas composiciones que se estipulan en un marco de diez siglos previos? Como muy bien Codino explica, tenemos por un lado el ciclo de Troya, que se corresponde a los motivos, hechos y consecuencias de esta guerra. Otro ciclo ´epico era el de los Nostoi, donde se narraban todos los Retornos; este peque˜ no poema ´epico s´olo abarcaba cinco libros. Muchas partes han sido retomadas y adaptadas de f´abulas populares atribuidas a otros protagonistas del ciclo ´epico, como por ejemplo, las aventuras narradas entre el canto IX y el XII est´ an basadas en los relatos de la nave Argo que estaba en la b´ usqueda del vellocino de oro. La Telemaquia, como se denomina a los cuatro primeros cantos, es de un origen tard´ıo, y establece con firmeza los v´ınculos con el ciclo troyano. Existen tambi´en diferentes versiones orales de lo que Codino considera ((un momento fundamental de todo el poema: el del reconocimiento de Odiseo y Pen´elope)) (pp. 26). Y aunque Codino no lo enumere en este extenso art´ıculo, existen vestigios del ciclo Tebano, encarnados en la figura de Tiresias. Debido a la complejidad del material que Homero 1 utiliza como fuentes, a la rigidez estructural que deb´ıan conservar algunos episodios harto conocidos por los oyentes, y a la distancia en el tiempo que estos contenidos conservaban, es f´acil comprender el uso de artificios narrativos particulares que no siempre conduc´ıan a ilaciones l´ ogicas. Estas inconsistencias estructurales o anomal´ıas -como Kirk las llama-, se deben en una primera instancia a la necesidad de estos procedimientos narrativos particulares, que funcionaban de modo an´alogo ((a las f´ ormulas a peque˜ na escala o las unidades de frase fija)) (Kirk, pp. 102). Como por ejemplo, los principios de duplicaci´on tem´atica y de reverso: el buen porquerizo Eumeo tiene su contrapartida femenina en Euriclea y su reverso en el malvado pastor Melantio. Otro artificio narrativo, es el de los exemplum, o cuento con moraleja, elemento presente ya en la poes´ıa oral. Pero el artificio al que nos abocamos en este trabajo es el de la anagn´ orisis.

Las anagn´ orisis en la Odisea. Este recurso es utilizado en sus diferentes tipos aristot´elicos y, desde el principio al final del poema. Podr´ıamos enumerar las anagn´orisis de menor a mayor importancia o por orden de aparici´on en el poema, el caso es que en esto hay una coincidencia: la anagn´ orisis principal o ((momento fundamental de todo el poema)) (pp. 26) -como Codino la llama -, la que da sentido a las anomal´ıas m´as ´ importantes de todo el poema, aparece casi al final en el Libro XXIII. Esta es el reconocimiento de Odiseo y Pen´elope. 1 No es nuestra intenci´ on en este trabajo entrar en disquisiciones filol´ ogicas acerca de la unicidad o multiplicidad de la figura del poeta, utilizaremos esta denominaci´ on -Homeroconsider´ andola como nombre propio atribuido a la categor´ıa del autor. Sin menospreciar los esfuerzos filol´ ogicos por distinguir esta problem´ atica, sostenemos que de ninguna manera queda afectada la monumentalidad del poema y mucho menos las figuras de quienes trabajaron en ´ el.

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Las primeras anagn´ orisis se hallan en la Telemaquia -libros I al IV-, aunque existen anomal´ıas que conducen a la posibilidad de que la misma constituya un elemento estructuralmente separado del poema y post hom´erico. Un ejemplo de esto es la reiteraci´ on de la asamblea divina que se da en el libro I y se reitera en el libro V, como si en ning´ un momento antes se hubiera dado. Una posibilidad es que se haya pensado con el fin de seleccionar las andanzas de Odiseo sin la Telemaquia. La primer anagn´ orisis se da en el libro I y es cuando Tel´emaco descubre que Mentes no es sino una deidad, aunque no llega a saber que se trata de Atenea. En el libro II, ya en la tierra de N´estor, ´el mismo se da cuenta de que el acompa˜ nante de Tel´emaco -M´entor- no es tal, sino que se trata de Atenea. Estas anagn´ orisis son del tipo que Arist´oteles denomina por se˜ nas, ya que por el comportamiento sobrenatural de la diosa es reconocida por los humanos. La u ´ltima anagn´ orisis de la Telemaquia est´a en el libro IV y es Helena quien reconoce a Tel´emaco por el parecido casi id´entico a su padre. Y aunque Menelao sospecha que puede ser ´el, s´ olo cuando Helena lo dice, se produce el momento de la anagn´ orisis (pp. 61 de la edici´on consultada). Y aqu´ı se da lo que en el apartado anterior mencion´ abamos acerca de que la enunciaci´on y la anagn´orisis se superponen en un solo acto. En el libro IX comienza el relato de Los viajes de Odiseo -como lo llama Graves-, y se prolonga hasta el libro XII. Homero coloca toda esta narraci´on en el enunciado de Odiseo, e introduce la figura de lo que Codino llama flash back, lo suficientemente prolongado como para que ocupe toda su peripecia. Aqu´ı, el motivo retardante entre el comienzo de una acci´on y su final, nos indica que ((una construcci´ on meditada de este tipo, que parece destinada al lector m´as que al oyente -mientras que la poes´ıa griega, al menos hasta el siglo V a de C, nunca estuvo destinada a la lectura-, exige la presencia de elementos estructurales que la poes´ıa oral no necesitaba [...] partes extensas que s´olo interesan por la funci´on que tienen en la compaginaci´ on de los poemas y que no podr´ıan tener existencia independiente)) (Codino, pp. 9). Como ya dijimos anteriormente, es en este flash back donde aparece el relato basado en las aventuras de Jas´on y los Argonautas en busca del vellocino de oro, y numerosos agregados de episodios tradicionales populares. En el libro IX, la anagn´ orisis se da en el tradicional motivo de Outis. Es el c´ıclope Polifemo, quien reconoce a Odiseo luego de ser cegado su u ´nico ojo: ((...pues, me vaticin´ o lo que hoy sucede: que ser´ıa privado de la vista por mano de Odiseo)), procedimiento que sirve para enlazar la figura de Odiseo a un esquema previo -como lo es este episodio-, y para reiterar y afirmar una figura que ser´a el cl´ımax del poema, ya que, la cadena de anagn´orisis sucesivas revela su radical importancia en la de Pen´elope. En el libro X, quien reconoce a Odiseo es la hechicera Circe que prevenida por Hermes, sabe que vendr´ a un var´on a quien no le har´a efecto su p´ocima. Desde el psicoan´ alisis del mito, podemos leer en Circe la figura de la ayuda sobrenatural -como lo denomina Campbell (1998, pp. 70)- que se halla en el momento de la partida hacia el camino de las pruebas. Esta figura, que por lo general es femenina, es dadora de elementos que facilitar´an el camino del h´eroe; y tiene que ver con la idea de protecci´on del vientre materno. En este caso, a pedido de los dioses, Circe otorga a Odiseo instrucciones para su siguiente prueba. Y, m´ as tarde, al regreso de ´esta agregar´a nuevas instrucciones para resolver los peligros que lo acechan. El libro XI suele presentarse por algunos te´oricos como portador de chocantes anomal´ıas. Es la primer Katabasis -o Descenso al Hades- del poema, y presenta varios elementos que luego se reiterar´an en el libro siguiente como si nunca

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hubieran estado. Sin embargo, este libro est´a plagado de anagn´orisis. El primer reconocimiento introduce el elemento del ciclo tebano al que hac´ıamos referencia cuando alud´ıamos a las fuentes: Tiresias, el adivino ciego que profetizara en Tebas ha muerto, y es a ´el a quien ha ido a buscar Odiseo. De all´ı obtiene la informaci´ on que tanto necesita y que le permitir´a orientar mejor su traves´ıa. El reconocimiento es instant´aneo: Tiresias el ciego, en el reino de Hades, sigue viendo perfectamente. El descenso al mundo de los muertos es una de las pruebas que el h´eroe debe enfrentar en su camino, seg´ un Campbell (pp. 94), y tiene que ver con la equiparaci´ on que para el psicoan´alisis tienen el vientre materno, la prisi´on, la celda y la tumba. Tal vez por esto es que nos encontramos luego con la anagn´orisis, tan adecuada por cierto, de Anticlea. Es la madre de Odiseo quien encabeza la lista de mujeres que pasar´ an a reconocerlo. Seg´ un Kirk, este g´enero denominado ((Cat´ alogo de Mujeres)) tiene sus ra´ıces en la antigua poes´ıa beocia, que es cultivada con contemporaneidad a Homero, por el poeta Hes´ıodo. Los reconocimientos posteriores al cat´alogo, son de sus compa˜ neros muertos en batalla: Agamen´ on, Aquiles, Patroclo, los Ayax, etc. Aqu´ı tambi´en se reitera la historia de Egisto y Clitemnestra, que es narrada en la Telemaquia en dos ocasiones: en el libro I en la asamblea ol´ımpica y en el libro IV en la corte del rey Menelao. El u ´ltimo reconocimiento en este libro es el del semidi´os Heracles.

Odiseo Laert´ıada, un h´eroe ling¨ u´ıstico. Ahora bien, cuando Odiseo se haya depositado por los Feacios en el puerto de Forcis -en el libro XIII- Palas Atenea envuelve todo con una niebla que lo hace irreconocible. Atenea, la diosa de los ardides, del disfraz y de las metamorfosis, aprecia en Odiseo estas caracter´ısticas que lo hacen similar a ella. Kirk habla de una ((protecci´ on casi enamorada)) (pp. 98) de parte de la diosa. En este libro Atenea lo expresa dici´endole: ((Astuto y falaz habr´ıa de ser quien te aventajara en cualquier clase de enga˜ nos, aunque fuese un dios el que te saliera al encuentro. ¡Temerario, invencionero, incansable en el dolo! ¿Ni a´ un en tu patria hab´ıas de renunciar a los fraudes y a las palabras enga˜ nosas, que siempre fueron de tu gusto? Mas, ea, no se hable m´ as de ello, que ambos somos peritos en las astucias, pues si tu sobresales mucho entre los hombres por tu consejo y tus palabras, yo soy celebrada entre todas las deidades por mi prudencia y mis astucias.)) (pp. 193 de la edici´on consultada). Este momento tan importante puede verse desde el psicoan´alisis del mito como el cruce del umbral del regreso (Campbell, pp. 200), donde el h´eroe que regresa, para completar su aventura debe sobrevivir al impacto del mundo. Por eso el s´ımbolo m´ as utilizado es el despertar de un sue˜ no profundo. Detalle que Kirk se˜ nala como una transici´ on: ((la transici´on es desde el distante y m´agico pa´ıs de Esquerria de vuelta a las realidades de los pretendientes en ´Itaca, y el poeta crea un efecto fascinante de intemporalidad mientras que el h´eroe duerme como si estuviera muerto en las tablas de la popa)) (pp. 99). La clave en esta interpretaci´ on, seg´ un Campbell, es la existencia del elemento que evita el contacto directo de la corporeidad del h´eroe con el mundo real, que en este caso es, la m´agica nave feacia que deposita a Odiseo dormido en la playa. En su despertar encontramos el tema del no-reconocimiento. Cuesti´on que nos permite rastrear este par de opuestos -reconocible/ irreconocible- en todo el

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poema. La ingeniosidad de Odiseo consiste en la capacidad de moverse en ambos terrenos: lo desconocido y lo conocido, la mentira y la verdad, lo invisible y lo visible, lo cubierto y lo desnudo. El episodio de los C´ıclopes, tiene que ver con una trampa ling¨ u´ıstica; como as´ı tambi´en, cada vez que dice ser otro y para ello construye toda una f´ abula de su supuesta vida y fortuna. Aunque el momento parezca de suma desnudez -esc´enica por cierto-, como el episodio de Naus´ıcaa en el libro VI, el enga˜ no ling¨ u´ıstico nunca cesa. Las falsas historias y los personajes que inventa son la contrapartida ling¨ u´ıstica del mismo elemento que en su versi´on esc´enica constituye el disfraz y las metamorfosis divinas. Odiseo se disfraza para entrar en Troya, y el caballo de madera que se presenta a los troyanos, no es m´as que una ingeniosa trampa. Se disfraza ante su fiel porquerizo Eumeo y ante los pretendientes, y confunde a su propio padre Laertes. Es la caracter´ıstica principal de este personaje -la ingeniosidad-, lo que nos lleva a detectar a este par opositivo como una isotop´ıa, que nos habilita a pensar nuestra hip´ otesis de trabajo. Eco distingue la definici´on greimasiana de la palabra isotop´ıa de una propuesta suya: ((Greim´as (1970: 188) define la isotop´ıa como ’un conjunto de categor´ıas sem´anticas redundantes que permiten la lectura uniforme de una historia’. [...] —isotop´ıa— se ha convertido en un t´ermino-saco que abarca diversos fen´ omenos semi´oticos gen´ericamente definibles como coherencia de un trayecto de lectura, en los diferentes niveles textuales. )) (Eco, pp. 131-132). Los niveles detectados en nuestro poema son dos: el nivel de la historia (o f´ abula) y el nivel del discurso. Que en este caso resulta dif´ıcil separar ya que el momento de la enunciaci´on coincide con el acto de la anagn´orisis; el nivel de lectura discursivo se superpone con el de la f´abula. Para decirlo en otras palabras, la anagn´ orisis como procedimiento discursivo, es decir, como acto de habla, se vuelve elemento de la f´ abula. Odiseo hace cosas con palabras: miente, relata historias falsas, y en esas historias se construye a s´ı mismo a trav´es de su propio discurso. ¿Por qu´e este tipo de h´eroe es tan diferente al de la Il´ıada? Una de las rupturas m´ as importantes que Codino rescata es el concepto de iniciativa humana. Los personajes de la Il´ıada est´ an m´as condicionados por el hado, y en la mayor parte del poema ((se atribuye a los dioses el est´ımulo inicial de un acto, aunque sea ruinoso.)) (pp. 21). La Odisea destruye por completo esa idea, cuando al comienzo del Libro I Zeus proclama: ((¡Oh dioses! ¡De qu´e modo culpan los mortales a los n´ umenes! Dicen que todos los males les vienen de nosotros, y son ellos quienes se atraen con sus locuras infortunios no decretados por el destino.)) (pp. 22 de la edici´on consultada) Con este discurso, seg´ un Codino, Zeus proclama la libertad y la responsabilidad de la iniciativa humana. Y Odiseo es un h´eroe movido por est´ımulos interiores m´ as complejos y por momentos m´as contradictorios, que los h´eroes de la Il´ıada. La curiosidad, la astucia, la audacia y la prudencia, se agudizan antes est´ımulos diferentes a la batalla frente a Troya. Con la guerra terminada, la paz es un per´ıodo nuevo y desconocido. Las relaciones sociales se complican. La realidad es nueva: existe en el siglo VIII ad C un per´ıodo de transici´on de la democracia primitiva -puesta de manifiesto en la Il´ıada-, al Estado pol´ıtico aristocr´atico. Y es la inseguridad de la transici´on y el hecho de tener que, constantemente, ((construir o mantener su sistema de relaciones)) (Codino, pp. 28), lo que lleva al individuo a posturas de astucia y de propia iniciativa. Cuesti´on social que se ve reflejada en este personaje de Homero2 . 2 Considerar

que la literatura sea un ((hecho social)) nos lleva a pensar los v´ınculos con la

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Odiseo es un personaje que encarna cuestiones pol´ıtico-sociales, en el libro XX y m´ as tarde en el XXIII. Tener que dar cuentas a la sociedad de la muerte de los pretendientes es algo que lo pone en conflicto. Se lo plantea a Atenea y luego a su hijo Tel´emaco, ¿c´ omo han de responder a la sociedad por la muerte de estos varones tan ilustres que en definitiva son el sustento econ´omico del ´ es el rey y debe tener una respuesta, aunque la diosa resuelva todo pueblo? El de una manera casi milagrosa.

Las anomal´ıas de la anagn´ orisis central. Al iniciar este trabajo, marcamos la existencia de una anagn´orisis principal que da sentido a las anomal´ıas m´ as importantes de todo el poema. El problema se establece cuando se superponen las diferentes versiones del reconocimiento entre Pen´elope y Odiseo y la intenci´on del autor del poema monumental. ¿En qu´e momento Pen´elope reconoce a Odiseo? La primer anomal´ıa con respecto a este tema se da en el libro XVIII, cuando Odiseo vestido de mendigo -ya en su propio palacio-, se alegra de ver a Pen´elope fingiendo una actitud de predisposici´ on a nuevas nupcias. Kirk propone la resoluci´on de esta anomal´ıa pensando en la posibilidad de que, en otra versi´on ya haya ocurrido la anagn´orisis entre ellos. En el siguiente libro, se vuelve a repetir la misma opci´on. Pen´elope cuenta a Odiseo acerca de su intenci´ on de realizar el certamen. ¿Existe aqu´ı un acto de desconocimiento absoluto como intenta plantearnos el autor monumental para poder postergar el momento de la anagn´orisis y realzar as´ı el cl´ımax? ¿O puede haber habido alguna versi´ on en el que este momento haya sido pensado en un ambiente de complicidad? El personaje de Eur´ıclea pone en el poema -en este mismo libro XIX-, una de las anagn´ orisis con m´ as pathos. El descubrimiento y la conmoci´on ante la cicatriz de Odiseo dan a este momento especial relevancia. En el libro XXI se produce el certamen del arco y las flechas. Pen´elope hab´ıa propuesto casarse con quien lograra la prueba. ¿A qu´e se debe su insistencia en la participaci´ on del mendigo que hospeda en su palacio, a quien no conoce? Esta anomal´ıa vuelve a denotar la existencia de otra versi´on en donde la anagn´ orisis se hubiera producido en el canto XIX. Finalmente, en el libro XXIII, se da el tan esperado momento. Pen´elope reconoce a su esposo en una anagn´orisis que utiliza lo que Arist´oteles denomina la v´ıa del argumento. Ya que es la elaborada descripci´on del t´alamo nupcial lo que advierte a Pen´elope la presencia real de Odiseo. Pero aqu´ı no terminan las inconsistencias estructurales con respecto a este reconocimiento tan postergado. En el u ´ltimo libro -XXIV-, se da el segundo momento de ultratumba -N´ek¨ uia-, donde en la voz de Afimedonte, uno de los pretendientes muertos, se vuelve a hacer alusi´on a una complicidad entre Odiseo y Pen´elope para la trama del certamen. Lo que supone una vez m´as el previo reconocimiento. Hasta aqu´ı rastreamos la figura narrativa del reconocimiento. sociedad del momento en que ´ esta se produce, y m´ as que nunca en producciones de car´ acter colectivo como lo son los poemas hom´ ericos.

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4.

A modo de cierre.

En este rastreo pudimos observar de qu´e manera la isotop´ıa del reconocimiento nos propone una dicotom´ıa central en la obra. Esta unidad de sentido que gira en torno al par de opuestos (desconocido/ conocido, enga˜ no/ desenga˜ no, verdad/ mentira, vestido/ desnudo, etc. ), parece presentarse como organizadora de los acontecimientos, cuesti´ on que creemos puede verse claramente reflejada en las anomal´ıas estructurales que se rigen en funci´on de la misma. Como creemos haberlo puesto de manifiesto en este recorrido isot´opico del poema, la anagn´ orisis funciona a modo de columna vertebral de la obra, o, para ponerlo en t´erminos formalistas, es el factor constructivo de la Odisea. La presencia de este elemento hace Homero haya llegado a una ((s´ıntesis grandiosa, pero tambi´en a su punto final. Ahora el poeta se convierte en un creador aut´ onomo, su mundo es ef´ımero y su p´ ublico mutable.)) (Codino, pp. 28) Con Homero se pone punto final a la ´epica arcaica y se encuentra en el l´ımite de una ´epica moderna. Entramos en el mundo de la fabula artificial, al punto de provocar inmensas anomal´ıas: lo que importa ya no es conservar fidedignamente el mito, sino la naciente obra nueva. Cuesti´on que Robert Graves manifiesta con total soltura: ((...aunque tiene el aspecto de epopeya, la Odisea es la primer novela griega 3 y, por tanto, completamente irresponsable en lo que concierne a los mitos...)) (pp. 430)

))

3 La

negrita es nuestra.

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5.

Bibliograf´ıa Arist´ oteles: Arte Po´etica, Campbell, Joseph (1959): El h´eroe de las mil caras. Psicoan´alisis del mito. Fondo de Cultura Econ´ omica, Buenos Aires, 1998. Codino, Fausto (1994): Homero, traducci´on de N´estor Miguez para el Centro Editor de Am´erica Latina (Bs. As.), Publicaci´on Fascicular de la Revista P´ agina 12, Fasc´ıculo n´ umero 92 de la colecci´on ”Los Hombres de la Historia”. [Original: Fausto Codino, Introduzione a Omero, Tur´ın, 1965] Eco, Umberto (1979): Lector in fabula. La cooperaci´on interpretativa en el texto narrativo, Editorial Lumen, Barcelona, 1999. Graves, Robert: Los viajes de Odiseo en ”Los mitos griegos I”, Buenos Aires, 1967. Homero: La Odisea, traducci´on castellana de Luis Segal´a y Estalella, Editorial Losada, Buenos Aires, 1983. Kirk, G. S.: Homero en Easterling y Knox (1985) (compiladores) Historia de la Literatura Cl´ asica, Tomo I, Gredos, Madrid, 1990, pp. 56-108.

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