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Las Bodas del Cordero
APOCALIPSIS 19:5-9 “Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios” La vida de Fe de todo cristiano, creyente ferviente de Cristo Jesús, Hijo de Dios, se basa en una esperanza eterna. Que Jesús, siendo Dios, vino a la tierra a ofrecer su vida en sacrificio y nos concedió la redención (perdón). Que a través de esa redención, logramos la gracia de poder acercarnos al trono celestial de nuestro amado padre, y poder solicitar que de su amor y misericordia nos conceda la salvación de nuestras almas. Esta salvación se grafica en una vida nueva, una vida Eterna junto a Él, donde la paz, el amor, la armonía y la felicidad serán del diario vivir (Ap. 21: 1 y ss). Allí nunca más entra el dolor, ni la angustia, ni la enfermedad, ni cosa inmunda (Ap. 21:27). Allí no habrá más llanto ni dolor (Ap. 21:4). Esta es nuestra fe, esta es nuestra esperanza; que el vendrá, y nos llevara a su casa a habitar con el por la eternidad. Dentro de esas promesas, tenemos una profética, muy clara detallada en la biblia. Apocalipsis o también llamado Revelaciones, nos describe detalladamente los hechos y sucesos que acontecieron, acontecen y sucederán en la historia de la humanidad. Capitulo tras capitulo vamos visualizando la obra creadora, redentora y restauradora de Dios para con nosotros. En este libro vemos como Dios rescatará a una iglesia restaurada, renovada, transformada por su poder. Esta iglesia será llevada a lugares celestiales a vivir con El por la eternidad. Esta iglesia es también llamada “novia” y que será arrebatada por el “novio” y juntos celebraran las nupcias celestiales. Es en el capítulo 19, donde se nos dice que el tiempo de las bodas ha llegado y a la novia se le ha concedido el vestirse de lino fino. Estas bodas ocurren luego que Dios arrebate a su novia, y la libre de la Gran Tribulación que sufriran los que despreciaron el nombre de Cristo; y su vez reprenda a la Gran Babilonia, la Gran Ramera, la corrupción que contamina el mundo con sus prevaricaciones. Veamos como ocurren las bodas.
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LAS BODAS DE NUESTRA ACTUALIDAD La sociedad actual, moderna como se hace llamar, viene cayendo cada día más en menosprecio de los valores personales. El respeto, la amabilidad, el honor, la sinceridad, el ser integro, son tesoros muy escondidos, y son pocos los que las hallan y practican. Los mandamientos de Dios han sido dejados de lado, y la “Babilonia” ha contaminado a la humanidad con falsas creencias, ideologías huecas, falsos maestros y falsos profetas que ofrecen doctrinas baratas y tontas. La corrupción ha calado en las bases sociales de la familia haciéndola débil. Los padres han olvidado su responsabilidad en el hogar delegándola a la madre. Los hijos se han ensoberbecido asumiendo conductas rebeldes y prepotentes, deshonrando a los padres. El matrimonio hoy solo se ve como actos civiles o sociales, y ya no con el fundamento real con el cual Dios lo creo. “No es bueno que el hombre este solo, le haré ayuda idónea” (Gen 2:18). Los valores que conforman el noviazgo y el matrimonio hoy han sido desnaturalizados. La virginidad, el amor incondicional, el respeto a la pareja, el trabajo; en fin, cada uno de los pilares de un matrimonio han sido cambiados por la infidelidad, el libertinaje, la convivencia convenida, la independencia de géneros. Nuestra sociedad tiene un mal endémico: Ya no hay familias comprometidas en sí mismas ni con Dios. Hace más de 50 años, se les enseñaba a los jóvenes a prepararse para formar una familia. A ser trabajadores, honestos, respetuosos, fieles. Los varones sabían que educarían hijos, que mantendrían un hogar y amarían a una sola mujer. Las niñas crecían esperando entrar de blanco a un altar, tener a un príncipe azul de marido y criar hijos. Hoy en día se forman jóvenes independientes de los padres y de Dios. Jóvenes consumidores del mundo que les presentan. Con objetivos egoístas y muy personales. Solo ellos. Estudiar, trabajar, progresar, obtener éxito y si en medio de eso se presenta alguna “relación”, que esta no afecte su meta; y si es amenazado por esta relación, simplemente se corta. Hoy en día el compromiso del matrimonio religioso es tratado como un acto comercial, o civil. Da lo mismo uno que lo otro. Al fin y al cabo, la mentira del diablo se sigue difundiendo “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” (Gen. 3:4-5). Esta sociedad engañada, juega a ser Dios. A dominar su vida (como si pudiera). Han impuesto sus reglas. La vida del hombre y la mujer hoy es como la de un animal, por instintos. Desean y poseen. Los sentimientos son pequeños estorbos que pueden ser remplazados por dinero. La gente se casa y se divorcia, como quien consigue
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un trabajo. Las mujeres ya no confían en el hombre, lo ven como un adversario al cual hay que vencer. La convivencia de “parejas” se ha convertido en la salida, o más bien excusa para dar rienda suelta a sus deseos carnales, sin compromisos reales. La televisión, cine, música, radio, arte, cultura, literatura, la política, los gobiernos, escuelas y aun sociedades religiosas, están sucumbiendo ante la apostasía que la “Gran Babilonia” está imponiendo. Los homosexuales, lesbianas, transexuales, fornicarios, idolatras, adúlteros, afeminados, sodomitas, herejes; han invadido todo ámbito mundial, haciéndole creer y convencer a este mundo que ellos son los indicados; que ellos no son una enfermedad, que ha crecido tanto, que ahora hay que considerarla, y tratarla, y soportarla. Bien dice la Palabra de Dios “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Is. 5:20). Pero esta corrupción tendrá un fin. “más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Rom. 5:20). Dios ha enviado a Jesús para que todo aquel que en El crea, no se pierda sino tenga vida eterna. Y somos, nosotros, el pueblo de Dios, el llamado a anunciar la verdad al mundo. Somos la luz y la sal de esta tierra que debe demostrar, con su palabra, y sus acciones, una nueva sociedad. Un tipo de persona que si sabe vivir de acuerdo a los principios divinos de nuestro creador. Y a este pueblo, dedicado, separado; Dios lo ha llamado “su novia”.
LAS BODAS EN LOS TIEMPOS BÍBLICOS. En los tiempos bíblicos el valor dado a las uniones maritales era muy alto y especial. Muy distinto al que ya hemos expresado que es hoy en día. LOS ESPONSALES.- Era el compromiso matrimonial o noviazgo, y tenían un significado más serio y obligatorio que nuestros noviazgos actuales. Los esponsales era un compromiso de obligaciones matrimoniales, aceptadas por los novios, ante testigos y con la bendición de Dios; es decir prácticamente eran esposos. Desde ese momento el novio y la novia, estaban legalmente casados. NOVIAZGO.- Los desposados, tenían un tiempo de preparación para llegar a la boda. El esposo (novio) debía pagar al padre de la novia la dote. Se retiraba a su casa por un periodo, durante el cual debía preparar la casa o morada donde traería a su esposa (novia). PROCESIÓN O ARREBATAMIENTO.- La novia se prepara y se atavía a la espera que venga el novio a llevarla a su nueva morada. El novio, en su mejor
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traje, viene acompañado de amigos en medio de cánticos y fiesta. Los novios, antorcha en mano salen juntos rumbo a su nuevo hogar. LAS BODAS.- Incluye una cena, es una festividad que duraba aproximadamente 14 días.
CRISTO Y LA IGLESIA Esta escena del novio y la novia, se ha repetido durante todo el tiempo entre Dios y su pueblo. La Biblia está llena de las referencias que hace en que El es el novio, el esposo, el amado, y nosotros su novia rescatada, su esposa amada. El Señor nos refiere que incluso este es un gran misterio (Efesios 5:32). Cristo se compromete con su novia, la iglesia, y ha pagado la dote por ella ofreciendo su propia sangre. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Jn. 3:16). “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Cor. 6:20). “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18-19). La iglesia, su novia se encuentra en el intervalo de la espera que el Novio, nuestro señor Jesús, el esposo, que venga por nosotros a llevarnos a su morada celestial. Y El lo prometió: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Jn. 14:2-3). Este es el tiempo en que la novia, aguarde preparada, ataviada, lista con la lámpara encendida para recibir al esposo. Este es el tiempo que nos toca vivir. Y a esta novia se le ha concedido vestirse de LINO FINO. El lino fino, es el símbolo de vestimenta pura, santa, agradable, perfecta. Este tipo de tela era usado solo por la orden sacerdotal judía. El pueblo común, y simple no la usaba. Solo los santificados y separados para el servicio del Señor podrían vestirlo. Era una ropa que denotaba realeza, integridad, valor, honor, justicia, paz, amor.
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Es por eso que Dios reclama una novia revestida con este material. Lino, y del fino. Y dice que este lino fino, son las acciones de los justos. Y es que hoy en día se necesita de una iglesia activa, una iglesia dinámica. Ya basta de ser una iglesia de cuatro paredes y reuniones dominicales. Basta del conformismo simple de hacer solo lo que se nos dice, y no buscar más allá. Basta de calentar asientos y engordar nuestra vida espiritual sin darle sentido. Dios quiere una novia que resplandezca, no solo que se vista, sino que brille, que impacte e ilumine a la vida de otros. No basta solo con creer, no basta solo con decir, no basta solo con querer hacer……… como dice la canción ……”es necesario morir”. Si porque es necesario que el grano de trigo caiga en tierra y muera para dar fruto. (Juan 12:24). Muchos creyentes quieren una vida espiritual ligth, “tranqui”, soft, sin compromisos, una vida simple, es decir quieren ser tibios. No se calientan, no quieren quemar en el fuego de Dios. Algunos aun quieren conservar sus vidas y no se dan cuenta que quien quiera salvar su viva la perderá, pero quien la pierda por causa de Jesús y del evangelio la salvara. (Mr. 8:34). Dios pide una novia santa y brillante, pero el mundo nos ha contagiado y nos quiere convencer que podemos ser una novia moderna, al estilo de la vida conyugal actual. Queremos solo convivir con Dios, sin casarnos, aprovechar sus beneficios sin dar nuestra vida completa. MENTIRA, IMPOSIBLE, ES UN ENGAÑO. “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” (1 Jn. 1:5-10). La novia debe estar lista al retorno del novio. El ya ha anunciado su venida, nos dice “he aquí vengo pronto”. Y nosotros no sabemos ni el día ni la hora, pero debemos estar TODOS LOS DÍAS CON EL VESTIDO PUESTO. Cada día debemos esperar con la lámpara encendida, la comunión diaria con el Espíritu Santo. No seamos como las vírgenes imprudentes de Mateo 25. El novio puede
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tardar, pero aunque el sueño nos quiera vencer, estemos siempre llenas de la presencia del Espíritu Santo. Siempre estemos pendientes de hacer su voluntad, de cumplir sus mandamientos, de amar al prójimo, de predicar su palabra, de ser felices y tener el éxito que Dios quiere para cada uno de nosotros. Las bodas están cerca y se necesita de un vino nuevo para disfrutar, y el vino nuevo solo se puede servir en odres nuevos, llenos del poder y la vida del Espíritu Santo. El quiere un pueblo Santo como El, perfecto como El, libre de la esclavitud del pecado, el quiere liberarnos de los lazos que el diablo ha sembrado en los hogares, de la humillación que la sociedad hace al hombre, a la mujer, a la familia. Jesús viene a traer un mensaje de salvación real, en vivo, en línea. Es para hoy la salvación. Hoy podemos dejar atrás las vestiduras amargas y negras, y revestirnos de un nuevo hombre. Las cosas viejas pueden quedar atrás y todo hacerse nuevo, el puede llenarnos de su amor y derramar su bendición sobre nosotros. Solo debemos renovar nuestro compromiso sincero con El de amarlo por sobre todas la cosas, con todo nuestro corazón, con todas nuestra alma, y con todas nuestras fuerzas. El nos ama tanto, que nos da cada día la oportunidad de regresar a sus brazos, y El con voz susurrante y dulce nos dice: TE AMO MI AMOR. TE AMO IGLESIA, TE AMO. Hay una mesa para las cena de las bodas esperándonos. Hay un sitio allí dispuesto para que cenemos con él. A veces solo hace falta cerrar ojos y pensar. “Solo me imagino, ese día vendrá, cuando este junto a Él, solo me imagino, cuando adorar será lo que haga por la eternidad”. Y ese día los cielos se abrirán, las estrellas brillaran más que nunca, el sol y la luna danzaran juntos, Los ángeles entonaran los cánticos, y todos sus hijos “celebraremos las bodas del cordero”. Y es que es una boda, una fiesta, allí hay alegría, algarabía, danza, gozo. Las bodas se celebraban con fiesta y gozo, y hoy el mensaje nos dice: Bienaventurados los invitados a estas bodas, gozaos y alegros y dadle Gloria. Pues es momento de gozo y jubilo de celebrar y declararle al mundo entero: ¡¡¡¡ MARANATHA CRISTO VIENE!!!!