LOCUCIONES Y FRASES PROVERBIALES. Fernando Carratalá Teruel

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LOCUCIONES Y FRASES PROVERBIALES Fernando Carratalá Teruel

Locución y frase proverbial en el DRAE. El DRAE define la locución como aquel grupo de palabras que forman sentido; y, más concretamente, como la combinación fija de varios vocablos que funciona como una determinada clase de palabra. Y, con respecto al vocablo frase, el DRAE lo define, desde una perspectiva gramatical, como el conjunto de palabras que basta para formar sentido, especialmente cuando no llega a constituir oración; y, desde una perspectiva lingüística, como la expresión acuñada constituida generalmente por dos o más palabras cuyo significado conjunto no se deduce de los elementos que la componen -y, en este sentido, el DRAE presenta como sinónimos los vocablos frase y grupo-. Y en cuanto a la frase hecha, el DRAE la define como la que es de uso común y expresa una sentencia a modo de proverbio (“En el medio está la virtud”. “Nunca segundas partes fueron buenas”); y, asimismo, como la que, en sentido figurado y con forma inalterable, es de uso común y no incluye sentencia alguna (“¡Aquí fue Troya!” “Como anillo al dedo”). Y con respecto a la frase proverbial, el DRAE remite, para su definición, a frase hecha (la que expresa una sentencia), por lo que ambas denominaciones deben ser consideradas como sinónimas. Valor gramatical de los diferentes tipos de locuciones. De acuerdo con la definición académica de locución, puden distinguirse las siguientes clases: •









Locución sustantiva. La que hace oficio de sustantivo: “Le preocupa mucho el qué dirán” (la opinión pública reflejada en murmuraciones que cohíben los actos); “No cree en el más allá” (el mundo de ultratumba). Locución adjetiva. La que hace oficio de adjetivo: “Le obligaron a adoptar una decisión de tomo y lomo” (de consideración o importancia); “El vino de Rioja está de rechupete” (muy exquisito y agradable). Locución pronominal. La que hace oficio de pronombre: “De sus problemas me salpicará alguno que otro” (unos cuantos, pocos). Locución verbal. La que hace oficio de verbo: “Aunque la solución del problema era fácil, le costó mucho caer en la cuenta” (venir alguien en conocimiento de algo que no lograba comprender o en que no había parado la atención). Locución adverbial. La que hace oficio de adverbio: “Preparó de antemano (con anticipación, anteriormente) el equipaje, para evitar retrasos de última hora”; “Tomó la decisión de repente (súbitamente, sin preparación, sin discurrir o pensar) y le salió mal la inversión”.







Locución prepositiva. La que hace oficio de preposición: “Iban en pos de [= tras] la felicidad” (es decir, tras una cosa pretendiendo conseguirla); “Costó en torno a [= alrededor de] doscientos euros” (es decir, aproximadamente, poco más o menos). Locución conjuntiva. La que hace oficio de conjunción. “Procuraré complacerte con tal (de) que no me pidas cosas imposibles” (es decir, en el caso de que..., con la precisa condición de que...); “Una vez que hayas terminado el balance, te marchas” (es decir, supuesto que..., siendo así que...). Locución interjectiva. La que equivale a una interjección: “¡Santo cielo!, qué tarde se me ha hecho”; “¡Rayos y truenos!, se ha pinchado la rueda delantera”.

Por su parte, Julio Casares [1] llama locución a la “combinación estable de dos o más términos, que funcionan como elemento oracional y cuyo sentido unitario, familiar a la comunidad lingüística, no se justifica, sin más, como una suma del significado normal de los componentes”. En este sentido, noche toledana es una locución, ya que con la conexión fija de ambos vocablos se designa la “noche que se pasa sin dormir”. Casares divide las locuciones en dos tipos: significantes o conceptuales, y conexivas o no connotativas. Las locuciones significantes están dotadas de significación; y pueden subdividirse en los siguientes grupos: •

Nominales, que equivalen a un nombre. Y entre las nominales, pueden distinguirse estas clases: –







Denominativas, que sirven para nombrar una persona, un animal o una cosa: hombre rana (el provisto del equipo necesario para efectuar trabajos submarinos), tocino de cielo (dulce compuesto de yema de huevo y almíbar cocidos juntos hasta que están bien cuajados). Singulares, que equivalen a un nombre propio: huevo de Colón (cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio). Infinitivas, que siempre se presentan en infinitivo: coser y cantar (locución que denota que aquello que se ha de hacer no ofrece dificultad ninguna).

Adjetivales, equivalentes a un adjetivo: de rompe y rasga (de ánimo resuelto y gran desenfado).











Verbales, compuestas de un verbo que, asimilando su complemento directo o preposicional, forma un predicado complejo: poner [a alguien] de vuelta y media (insultarle; tratarle mal de palabra, llenarle de improperios). Participiales, introducidas generalmente con hecho: hecho polvo (sumamente abatido por las adversidades, las preocupaciones o la falta de salud). Adverbiales -tradicionalmente llamadas modos adverbiales-, equivalentes a un adverbio: a deshora(s) (fuera de sazón o de tiempo; de repente, intempestivamente). Pronominales, equivalentes a un pronombre: cada quisque (cada cual; designa separadamente a una persona en relación a las otras). Exclamativas, equivalentes a una oración exclamativa: ¡ancha es Castilla! (locución que se usa para alentarse alguien a sí mismo o para animar a otras personas para obrar libre y desembarazadamente).

Las locuciones conexivas sirven de nexo gramatical, y pueden ser: •



Conjuntivas -tradicionalmente llamadas modos conjuntivos-, empleadas como conjunciones: “Nadie ha venido, al menos que yo sepa” (en este caso, la locución se emplea para denotar una excepción o salvedad). Prepositivas, empleadas como preposiciones: “La caja de zapatos está encima de [= sobre] la cama” (es decir, en la parte superior de...).

La frase proverbial y su diferencia respecto de la locución. La frase proverbial debe ser entendida como una combinación estable de dos o más términos, que se diferencia gramaticalmente de la locución en que no puede funcionar como elemento oracional. En palabras de Julio Casares, “es siempre algo que se dijo o se escribió, y su uso en la lengua tiene el carácter de una cita, de una recordación, de algo que se trae a cuento ante una situación que en algún modo se asemeja a la que dio origen al dicho. Su valor expresivo no está en las imágenes que pueda contener, cosa que es esencial en las locuciones significantes, sino en el paralelismo que se establece entre el momento actual y otro pretérito, evocado con determinadas palabras”. Entre otros muchos ejemplos de frases proverbiales, Casares cita los siguientes: •

Díjolo Blas, punto redondo. Frase que se usa para replicar a quien presume de llevar siempre la razón.





Al buen callar llaman Sancho. Frase que aconseja prudencia o parquedad en el hablar. Contigo pan y cebolla. Expresión que se usa por los enamorados para ponderar su desinterés material.

Locución, frase hecha y frase proverbial, según el “Diccionario de uso del español”, de María Moliner. En la obra de María Moliner se define la locución como la “expresión pluriverbal de forma fija que se inserta en el habla como una pieza única, constituida por una oración simple o compuesta o una parte de oración. Se emplea particularmente en las expresiones locución adverbial, locución conjuntiva y locución prepositiva, con las que se designan respectivamente adverbios, conjunciones y preposiciones pluriverbales.” [2]. De la frase hecha -que remite a locución-, se recoge la siguiente información: “Expresión preformada que se intercala corrientemente en el habla, sin introducir en ella ninguna variación, o, a lo más, las que impone la flexión de algún elemento de ellas; como Estar con el agua al cuello, Ahí me las den todas, ¡Gracias a Dios! Se diferencia del modismo o el giro en que estos no constituyen una oración completa; se diferencia de la frase proverbial en que no encierra una sentencia. Algunas frases extranjeras de esta clase se intercalan en el lenguaje culto en su idioma original: E tutti contenti, Eppur si muove.” [3]. Y, con respecto a la frase proverbial, puede leerse: “Frase hecha que encierra una sentencia; como De sabios es mudar de consejo, Cada uno puede hacer de su capa un sayo. A veces, son frases históricas con que se sugiere la semejanza entre la ocasión presente y aquella en que fueron dichas; como París bien vale una misa”. [4]

REPERTORIO DE ACTIVIDADES PRÁCTICAS Actividad 1. Explicar el significado de las siguientes locuciones e incluirlas en otras tantas frases. • • • • • • •

Tren correo. Niño gótico. Pedir peras al olmo. Beber alguien los vientos por otra persona. Hecho un brazo de mar. Ni que. ¡Viva la Pepa!

Actividad 2. Averiguar el sentido de las siguientes frases proverbiales y recavar información sobre su origen. • • • • • • • • •

Estar en la gloria. Tomar el olivo. A la porra. (¡Vaya usted a la porra, señor soldado!) Despedir o echar a alguien con cajas destempladas. ¡Que te den morcilla! La de Dios es Cristo. Hablar por boca de ganso. París bien vale una misa. Dársela a alguien con queso.

Actividad 3. Explicar el significado de las frases proverbiales formadas con la palabra cabeza que están incluidas en las siguientes frases. •







“Presenta en otro momento la reclamación, porque si le calientas la cabeza ahora, te atenderá de mala gana”. (Frase coloquial: Calentarle a alguien la cabeza). “Después de la multa de tráfico por exceso de velocidad que le han puesto a mi compañero, he escarmentado en cabeza ajena y conduzco con más prudencia”. (Frase: Escarmentar en cabeza ajena). “Tras muchas dificultades, levantó cabeza y ahora los negocios le funcionan satisfactoriamente”. (Frase coloquial: Levantar cabeza). “Se le ha metido en la cabeza que tiene comprarse un apartamento en Benidom, y no descansará hasta que lo logre”. (Frase coloquial: Metersele a alguien en la cabeza algo).

















“Desde que sufrió la hepatitis, no ha levantado cabeza”. (Frase: No levantar cabeza). “Aunque le pasó por la cabeza abandonar los estudios, superó el bache y terminó brillantemente la carrera”. (Frase coloquial: Pasarle a alguien algo por la cabeza). “Comprendo que perdieras la cabeza ante una situación tan comprometida”. (Frase: Perder la cabeza). “Le he quitado de la cabeza, no sin dificultades, que le regale a su hijo pequeño una motocicleta”. (Frase coloquial: Quitar a alguien de la cabeza algo). “Es tiempo ya de que sientes la cabeza y de que lleves una vida más ordenada”. (Frase coloquial: Sentar la cabeza una persona que era turbulenta y desordenada). “El cochino dinero se le ha subido a la cabeza y se ha vuelto muy orgulloso”. (Frase: Subirse a la cabeza algo material o inmaterial, como el vino, la vanagloria, etc.). “No le hagas caso, porque tiene la cabeza a pájaros y no sabe ni lo que hace ni lo que dice”. (Frase coloquial: Tener la cabeza a las once, o a pájaros). “El proyecto de fin de carrera le traía de cabeza y no le dejaba tiempo para el descanso”. (Frase: Traer de cabeza).

Actividad 4. Relacionar cada frase proverbial con la expresión equivalente; y, para ello, repetir el número donde corresponda. Emplear, a continuación, en textos de invención propia, tales fases proverbiales, de forma que quede explícito su sentido. [1] Cuando las ranas críen pelo. [2] Tener alguien la sartén por el mango. [3] De pelo en pecho. [4[ [Ser] de armas tomar. [5] Sacar de quicio a alguien. [6] No llegarle a alguien la camisa al cuerpo. [7] Metido en carnes. [8] Dar alguien la cara por otra persona.

[9] Ir rabo entre piernas. [10] Estar hecho unos zorros. ********** [ [ [ [ [ [ [ [ [ [

] Defender a alguien ] Irritar. ] Valiente y robusto. ] Sonrojado, avergonzado. ] Estar asustado. ] Nunca. ] Fatigado. ] Enérgico y resolutivo. ] Grueso. ] Mandar.

Actividad 5. Recoger algunas locuciones y frases proverbiales en las que intervenga la palabra perro; y, una vez explicado su sentido figurado, dramatizar situaciones que permitan su empleo.

SUGERENCIA DE RESPUESTAS Actividad 1. Inclusión de locuciones en contextos, una vez explicado su significado. •













Tren correo. El destinado normalmente a transportar la correspondencia pública: “El tren correo ha vuelto a llegar con retraso”. Niño gótico. Joven presuntuoso e insustancial: “Ese niño gótico tiene menos sentido común del que aparenta”. Pedir peras al olmo. Esperar en vano de alguien lo que naturalmente no puede provenir de su educación, de su carácter o de su conducta: “Pretender que adelgace es pedir peras al olmo”. Beber alguien los vientos por otra persona. Estar muy enamorado de ella: “Mi vecino bebe los vientos por una compañera de trabajo”. Hecho un brazo de mar. Dicho de una persona, ataviada con mucho lujo y lucimiento: “Acudió a la boda hecho un brazo de mar y llamó la atención por su elegancia”. Ni que. Como si. Úsase ante un subjuntivo para negar una suposición. Úsase más en frases exclamativas. “¡Ni que fuera yo tonto!”. ¡Viva la Pepa! Locución interjectiva irónica. Úsase para referirse a toda situación de desbarajuste, despreocupación o excesiva licencia. (Por alusión a la Constitución de 1812, promulgada el día de san José).

Actividad 2. Explicación del sentido de frases proverbiales, así como de su origen. •





Estar en la gloria. Estar muy contento y gozoso. Se denomina gloria al estrado hecho sobre un hueco abovedado en cuyo interior se quema paja u otro combustible para calentar la habitación. Tomar el olivo. Huir, escapar. Despedirse, marcharse. Esta frase proverbial procede de la jerga taurina -con el sentido de “guarecerse en la barrera”-; y alude a los olivos que se hallan en los campos donde pastan los toros y a los que, en ocasiones, es preciso subirse para evitar una cornada. ¡Que te den morcilla! Frase coloquial que indica desprecio, mala voluntad desinterés, etc., hacia alguien. Su origen hay que buscarlo en la costumbre que existía de envenenar morcillas para matar a los perros callejeros.













A la porra. A paseo. Locución adverbial coloquial que se usa para manifestar el desagrado o desaprobación de lo que alguien propone, dice o hace. (Echar, enviar, mandar a paseo). Mandar a un soldado a la porra -“¡Vaya usted a la porra, señor soldado!"- equivalía a castigarle con un arresto que se cumplía en donde el tambor mayor del regimiento colocaba un bastón con empuñadura de plata, llamado, precisamente, porra. Despedir o echar a alguien con cajas destempladas. Frase coloquial que significa despedirlo o echarlo de alguna parte con gran aspereza o enojo. El origen de esta frase proverbial se remonta a la época en que se celebraban ejecuciones públicas, acompañadas, por lo general, de redobles de tambores cuyas cajas habían sido aflojadas para que produjeran un ruido desagradable. La de Dios es Cristo. Gran disputa, riña o pendencia. Úsase más con los verbos armarse, haber, ser, etc. Esta frase proverbial tiene su origen en las disputas teológicas que se produjeron en el Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, con motivo de discutirse la doble naturaleza divina y humana de Jesucristo; concilio que redactó el Credo, en el que se afirma la consustancialidad divina del Padre y del Hijo. Hablar por boca de ganso. Decir lo que otro ha sugerido. La palabra ganso, entre otras acepciones, tiene la de “entre los antiguos, ayo o pedagogo de los niños”. La expresión -según José María Iribarren [5]- alude a la repetición que los niños hacen de las ideas y juicios oídos a los encargados de su crianza, y cuyo verdadero sentido en muchos casos no comprenden. París bien vale una misa. Frase coloquial que expresa la conveniencia de ceder en algo si el beneficio que se piensa obtener compensa. El origen de esta frase está en la conversión al cristianismo de Enrique IV -que toleró el protestantismo con el Edicto de Nantes-; conversión acompañada del comentario de que París bien vale una misa. Dársela a alguien con queso. Engañarle, burlarse de él. El origen de esta frase proverbial está en el cebo que se pone a los ratones para cazarlos en la ratonera. [6]

Actividad 3. Explicación del sentido de frases proverbiales en las que interviene la palabra cabeza. •









Calentarle a alguien la cabeza. Quebrantar la cabeza (cansar con pláticas necias). Escarmentar en cabeza ajena. Tener presente el suceso adverso ajeno para evitar la misma suerte. Levantar cabeza. Salir de una situación desgraciada. Recobrarse o restablecerse de una enfermedad. Metérsele a alguien en la cabeza algo. Perseverar en un propósito o capricho. (Figurarse algo con poco o ningún fundamento y obstinarse en considerarlo cierto o probable: “Aunque estaba equivocado, se le había metido en la cabeza que le iban a subir el sueldo”). No levantar cabeza. No acabar de convalecer de una enfermedad, padeciendo frecuentes recaídas.



Pasarle a alguien algo por la cabeza. Antojársele, imaginarlo.



Perder la cabeza. Faltar u ofuscarse la razón o el juicio por algún accidente.











Quitar a alguien de la cabeza algo. Disuadirle del concepto que había formado o del ánimo que tenía. Sentar la cabeza (una persona que era turbulenta y desordenada). Hacerse juiciosa y moderar su conducta. Subirse a la cabeza (algo material o inmaterial, como el vino, la vanagloria, etc.). Ocasionar aturdimiento. Tener la cabeza a las once, o a pájaros. No tener juicio. Estar distraído. Traer de cabeza. Dicho de una persona o de una cosa: Provocar molestias a alguien.

Actividad 4. Aclaración del sentido de frases proverbiales -mediante su sustitución por expresiones equivalentes- e inclusión de las mismas en contextos apropiados. [1] Cuando las ranas críen pelo [= nunca]. Expresión coloquial usada para dar a entender el tiempo remoto en que se ejecutará algo, o que se duda de la posibilidad de que suceda: “Después de haberme defraudado, recobrarás mi confianza cuando las ranas críen pelo”. [2] Tener alguien la sartén por el mango [= mandar]. Ser dueño de la situación, poder decidir o mandar: “Como tienes la sartén por el mango, aceptaré tus propuestas, aunque no esté de acuerdo con ellas”. [3] De pelo en pecho [= valiente y robusto]. Dicho de una persona, vigorosa, robusta y denodada: “Es hombre de pelo en pecho, y no le amedrantan los peligros”. [4] De armas tomar [= enérgico y resolutivo]. Dicho de una persona, de cuidado; que muestra bríos y resolución para acometer empresas arriesgadas: “Es un equipo de armas tomar y siempre salta al terreno de juego en busca de la victoria”. [5] Sacar de quicio a alguien [= irritar]. Exasperarle, hacerle perder el tino: "Me saca de quicio que llegues tarde al trabajo”. [6] No llegarle a alguien la camisa al cuerpo [= estar asustado)]. Estar lleno de zozobra y temor por algún riesgo o amenaza: “Tengo que hacer frente al pago de una deuda tributaria y sólo de pensarlo no me llega la camisa al cuerpo”. [7] Metido en carnes. [= grueso]. Dicho de una persona, algo gruesa, sin llegar a la obesidad: “Mi hermana lleva una dieta muy rigurosa porque está metida en carnes y desea perder peso”. [8] Dar/sacar alguien la cara por otra persona [= defender a alguien]. Salir a su defensa: “Ante el menor problema con la nueva dirección, sus compañeros darán/sacarán la cara por él”. [9] Ir alguien rabo entre piernas [= sonrojado, avergonzado]. Quedar vencido y abochornado, o corrido: “Aunque parecía muy gallito, le hicieron callar y se fue con el rabo entre las piernas”. [10] Estar hecho unos zorros [= fatigado]. Dicho de una persona o de un animal, estar maltrecho, cansado: “Apenas durmió y llegó al examen exhausto y hecho unos zorros”.

Actividad 5. Ejemplos de locuciones y frases proverbiales que incluyen la palabra perro. –

Locuciones. •



Como el perro y el gato. Locución adverbial coloquial. Úsase para explicar el aborrecimiento mutuo que se tienen algunos. De perro(s). Locución adjetiva. Dicho de una cosa, que es sumamente molesta y desagradable.

- Frases proverbiales. •









A otro perro con ese hueso. Expresión coloquial. Úsase para repeler a quien propone artificiosamente algo incómodo o desagradable, o cuenta algo que no debe creerse. Atar los perros con longaniza. Frase coloquial. Úsase para alabar, casi siempre con ironía, la abundancia o la esplendidez. Echar o soltar los perros a alguien. Frase coloquial. Vituperarle, echarle una bronca. Hinchar el perro. Frase coloquial. Dar a lo que se dice o hace proporciones exageradas. Tratar a alguien como a un perro. Frase coloquial. Maltratarle, despreciarle.

NOTAS. [1] Julio Casares: Introducción a la lexicografía moderna. Madrid, CSIC, 1969; 3.ª edición, 1992. [2] María Moliner: Diccionario de uso del español. Madrid, editorial Gredos, 1998, 2.ª edición; tercera reimpresión, de 2001; volumen II, pág. 211. [3] Ibídem, volumen I, pág. 1338. [4] Ibídem. [5] José María Iribarren: El porqué de los dichos: sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades. Pamplona, Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra -a través del Instituto Príncipe de Viana-, 1996. Estudio, introducción e índices a cargo de José María Romera. [6] Manuel Martín Sánchez da otra explicación, distinta a la reseñada del maestro Correas, y que recoge en Valdepeñas; es la siguiente: “En siglos pasados acudían a La Mancha, para comprar vino, mayoristas de otros lugares. Antes de cerrar el trato probaban la mercancía para comprobar su calidad y se les daba a gustar el mejor vino de las cosecha. Como se hacían varias pruebas, a fin de evitar la embriaguez, se acompañaban de trozos de queso manchego curado en aceite, de sabor muy fuerte, que adormecía el paladar del catador, al que luego se le daban a probar vinos de inferior calidad, imposibles de distinguir en su justo valor después de haber comido el queso de marras y engañarle de esta manera”. Del dicho al hecho. Diario El País, de 28 de junio de 1987.

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