LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL DEL CORDERO. Domingo, 8 de agosto de 2010 Bogotá, Colombia REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D

32 REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D. bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por

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William Soto Santiago
William Soto Santiago 27 de enero de 1991 Cayey, Puerto Rico Este mensaje predicado por nuestro amado hermano William Soto Santiago es distribuido

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bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador, y nos veremos en la Cena de las Bodas del Cordero. Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, sean con ustedes, ustedes que están presentes y con los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones, los cuales también pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor en estos momentos allá en las ciudades o países donde ustedes se encuentren. Dejo aquí con ustedes al ministro para que les indique a ustedes cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor, y así cumplan el mandato de Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y en cada nación dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Dios les bendiga y les guarde a todos. “LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO.”

LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO Domingo, 8 de agosto de 2010 Bogotá, Colombia

LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO

NOTA AL LECTOR Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

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que predicó el Día de Pentecostés, los que escucharon que eran como tres mil personas, preguntan: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Le preguntan a Pedro y a los apóstoles, Pedro les dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos (y para los que están cerca).” Y fueron bautizados como tres mil personas y fueron añadidos a la Iglesia en aquel día como tres mil personas, así comenzó, nació la Iglesia del Señor Jesucristo el Día de Pentecostés, y todavía se sigue bautizando en agua en el Nombre del Señor Jesucristo a todos los que vienen a los Pies de Cristo nuestro Salvador, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en las personas el nuevo nacimiento, y así nacen en la Casa de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Reino de Dios en la esfera espiritual. El bautismo en agua es tipológico, es simbólico, el bautismo en agua es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, por eso es tan importante. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan sencillo como eso es el simbolismo del bautismo en agua, es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Por eso nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección al ser bautizados en agua en Su Nombre. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les

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Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino, sálvame Señor, hágase realidad en mí la salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén. Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén. Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?’ Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. El bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo y aun el mismo Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista. Juan no lo quería bautizar y Jesús dijo: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó y el Espíritu Santo vino sobre Jesús y moró en Jesús, y el Espíritu Santo vendrá sobre todos los que creyentes en Cristo que lo reciben como Salvador y son bautizados en agua en Su Nombre. El apóstol Pedro dijo cuando le preguntan en el mensaje

LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO Rev. William Soto Santiago, Ph.D. Domingo, 8 de agosto de 2010 Bogotá, Colombia uy buenos días, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o internet en diferentes naciones; que las bendiciones del Creador de los Cielos y de la Tierra sean sobre todos ustedes. Para esta ocasión leemos en el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, en el capítulo 19, verso 7 en adelante, donde nos dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “LOS LLAMADOS A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO.” Aquí tenemos tres, cuatro cosas muy importantes: Los

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llamados; la segunda, La cena, ¿qué cena? De las Bodas, y el Cordero. El llamado a la Cena de las Bodas del Cordero es el llamado de parte de Dios que conforme a las parábolas del padre de familia, le preparó una boda, una cena de boda a su hijo ahí en San Mateo, capítulo 22, verso 1 al 14 y San Lucas, capítulo 14, verso 15 al 24. El Cordero es aquel del cual Juan dice en San Juan, capítulo 1, versos 29 al 36, cuando vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Ese es el Hijo de Dios: Jesucristo, el Ángel del Pacto, y ese es el Esposo. Estando en medio de Sus discípulos, Juan el apóstol o Juan el Bautista, le dicen a Juan que aquel del cual dio testimonio, ahora le seguían más personas; miren lo que Juan dice, San Juan, capítulo 3, versos 26 en adelante dice: “Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” Y aquí Juan el Bautista presenta a Jesucristo como el Esposo, y ese es el Cordero de Dios, el Hijo de Dios, el Ángel del Pacto, el Verbo que era con Dios y por el cual Dios creó y a través del cual Dios creó todas las cosas conforme a San Juan, capítulo 1, versos 1 al 18: “Y aquel Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y fue conocido por el nombre de Jesús,” conforme al nombre que el Ángel Gabriel le dio a la virgen María para que le colocara al niño que ella iba a tener

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corridas a Colombia, y que Dios bendiga al presidente anterior grandemente, lo cuide y también lo use grandemente en beneficio de toda Colombia en todo lo que haga como político, como diplomático en todas las formas que trabaje en favor de Colombia. Y que Dios bendiga al nuevo presidente grandemente, y lo use en favor de Colombia y la paz de Colombia se haga una total realidad. En todas las naciones podemos estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Todavía pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, ya que en la parábola el siervo dice al padre de familia, o sea, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto dice a Dios el Padre: “Se hizo como tú mandaste y todavía hay lugar,” todavía hay lugar en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo y nuestros ojos cerrados los que han venido a los Pies de Cristo, repitan conmigo esta oración que estaremos haciendo en estos momentos: Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, Señor, doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento.

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“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” Lo más importante que el ser humano tiene en su alma, eso es lo que en realidad es la persona, por eso es que Cristo pregunta: “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Pero el cuerpo no es ningún problema porque en la resurrección recibe otro cuerpo, pero si se pierde el alma, se perdió la persona que es alma viviente. El ser humano siempre tiene que estar haciendo decisiones, y entre ellas grandes decisiones también, pero ninguna de esas decisiones coloca al ser humano en la Vida eterna, excepto una sola: recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Por lo cual se predica el Evangelio de Cristo para que todas las personas tengan la misma oportunidad de recibir a Cristo y obtener la Vida eterna. En las demás naciones pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo dentro de algunos minutos para que así Cristo les reciba en Su Reino. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Bogotá y en todas las ciudades de la bella Colombia, y los está llamando en este tiempo final, y esperamos que Dios bendiga grandemente a Colombia bajo el nuevo mandato presidencial del nuevo presidente, el cual es muy buen presidente, el cual está bien capacitado al igual que lo estaba el presidente anterior. Han sido dos bendiciones grandes que le han venido

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por obra y gracia del Espíritu Santo. Es la mujer más bienaventurada porque es la única mujer en la Tierra que tuvo un Hijo sin intervención de un hombre, por obra y gracia de Dios, por creación divina. Por eso encontramos que ella tiene una posición muy importante en el Reino de Dios, cuando la veamos, cuando estemos ya transformados la vamos a ver y vamos a hablar con ella y nos va a contar mucho mejor la historia de cómo todo sucedió. Y ahora, Jesucristo es el Cordero de Dios, el cual tomó nuestros pecados, se hizo mortal y por lo tanto tuvo que morir en lugar nuestro para que nosotros podamos vivir eternamente, y así efectuó la obra de la redención en la Cruz del Calvario para reconciliarnos con Dios por medio de ese Sacrificio Expiatorio efectuado en la Cruz del Calvario, del cual el apóstol San Pablo nos dice en Romanos, capítulo 5, verso 6 en adelante: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” La muestra del amor de Dios tan grande hacia nosotros, es que de tal manera nos amó que Dios envió a Su Hijo Jesucristo al mundo para morir por nosotros: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Esa es la demostración del amor de Dios más grande dada de parte de Dios para la familia humana. Y ahora, veamos lo que a continuación nos dice el apóstol: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

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Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados , seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” Esa reconciliación entre el ser humano y Dios para tener paz con Dios el ser humano, fue tipificada en el sacrificio de expiación del macho cabrío del día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, esa fiesta de la expiación que se efectuaba cada año conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, y que luego Cristo en la última cena con Sus discípulos tomando el pan partiendo y dando a Sus discípulos dice: “Comed de él todos, éste es mi cuerpo,” y tomando la copa de vino y dando gracias al Padre da a Sus discípulos y dice: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Está mostrando ahí Cristo que Él ha venido para establecer un nuevo Pacto con el ser humano, el mismo que dio el pacto al pueblo hebreo a través de Moisés en el monte Sinaí que es el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Recuerden que Cristo dijo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.” Antes que Abraham fuera. ¿Y cómo era Cristo antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, eso es lo que estaba prometido que sería la Venida del Mesías en Malaquías,

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Yo escuché la invitación bajo la predicación del Evangelio de Cristo y acepté la invitación al recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, por lo tanto, somos bienaventurados porque hemos sido convidados a la Cena de las Bodas del Cordero y hemos aceptado la invitación. Si hay alguna persona que todavía no ha aceptado la invitación, lo puede hacer en estos momentos, pues al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo nace la fe de Cristo en su alma porque la fe viene por el oír la Palabra, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Y ahora, tiene la oportunidad de confesar a Cristo como único y suficiente Salvador para que Cristo les reciba en Su Reino y queden reconocidos por Cristo como personas que han aceptado la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero. Pueden continuar pasando acá al frente para orar por ustedes, y los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues ya tienen conocimiento del bien y del mal y por consiguiente pueden recibir a Cristo, pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos también en la oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. No hay otro Salvador, solamente hay uno, y Su Nombre es Señor Jesucristo, por eso es que decimos: nuestro amado Salvador Jesucristo, Él es el Salvador de la humanidad. Lo más importante en la vida es la Vida eterna, no hay otra cosa más importante, a tal grado que el mismo Señor Jesucristo dice:

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esas son las personas bienaventuradas, tienen la bienaventuranza más grande que una persona pueda tener, son los convidados, los invitados, los convidados a la Cena de las Bodas del Cordero en donde la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo, se casará con Jesucristo el Hijo de Dios en el Cielo. Y luego queda Cristo coronado como Rey para reinar sobre la Tierra, y Su Iglesia también, como la Reina, coronada como la Reina para reinar con Cristo sobre la Tierra por mil años y luego por toda la eternidad. Para una persona es una bienaventuranza grande ser coronada como rey, y una mujer ser coronada como reina, y así es para Cristo y Su Iglesia cuando reciba el Reino terrenal, sea coronado por Su Iglesia en el Cielo para reinar en la Tierra sobre el Trono de David en el Reino de David, que es el Reino de Dios terrenal que será restaurado en la Tierra. La Capital será Jerusalén porque esa es la Ciudad de Dios, la Ciudad del Rey, y todo el territorio de Israel será el Distrito Federal, y de ahí saldrá la bendición de Dios, la paz y el conocimiento de Dios para todas las naciones. Será un Reino mundial en donde la paz llegará hasta todos los rincones de todas las naciones, por eso Él es el deseado de todas las naciones, porque todas las naciones desean tener un Rey que traiga la paz para Su pueblo y para todas las naciones, porque todos queremos la paz mundial. Y ahora, el llamado a la Cena de las Bodas del Cordero es muy importante para toda persona porque ninguna persona podrá estar en la Cena de las Bodas del Cordero si no ha escuchado el llamado y si no ha aceptado la invitación para la Cena de las Bodas del Cordero, “bienaventurados los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero.” Recuerden que cuando hay una invitación, pues esa persona es bienaventurada, así es para todos los creyentes en Cristo.

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capítulo 3 lo dice; aquí en este capítulo 3, verso 1, nos habla del mensajero precursor que fue Juan el Bautista y también nos habla del Mesías que vendría. Dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí...” Ese mensajero fue Juan el Bautista, el mismo Juan el Bautista así lo reconoce y el mismo Jesús dice también que si lo quieren recibir, él es aquel Elías que habría de venir. También aparece en el capítulo 4 de Malaquías, y luego de venir ese precursor, ese profeta preparándole el camino al Señor, que vendría, dice: “...y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (o sea, Dios el Padre, el Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, ¿y quién más?), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” O sea, Dios el Padre en el Ángel del Pacto, el Ángel del Pacto que le aparecía a los profetas Abraham, a Isaac, a Jacob, el Ángel con el cual Jacob luchó y no lo soltó hasta que recibió la bendición de ese Ángel, y después le pregunta: “¿Cuál es Tu Nombre?” Y el Ángel no le da a conocer su Nombre, pero él sabía que era el Ángel de Dios, porque después luego ahí en ese mismo capítulo 32 Jacob, vean lo que hace en el verso 29 al 30, dice: “Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió (miren, el varón era un hombre pero de otra dimensión)... Y el varón respondió : ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” Estos hombres de Dios, estos profetas cuando veían al Ángel de Dios, al Ángel del Pacto, decían que habían visto a

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Dios, ¿por qué? Porque estaban viendo la imagen del Dios viviente, el cuerpo angelical de Dios, y esa imagen del Dios viviente, el cuerpo angelical de Dios veamos quién dice el apóstol Pablo que es; Colosenses, capítulo 1, verso 15 dice en adelante, hablando de Jesucristo: “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” ¿Quién es la imagen del Dios invisible? Jesucristo en Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto, por eso Él podía decir: “Antes que Abraham fuera, yo soy,” Él es ese Ángel del Pacto. Y ahora, veamos nuevamente a San Pablo, el cual tenía esa revelación tan grande en el capítulo 1 de Hebreos, verso 1 en adelante donde nos dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.” ¿Cómo es que Dios habla? Por medio de los profetas, a través del Espíritu Santo que es el Ángel del Pacto, un espíritu es un cuerpo de otra dimensión: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.” Y ahora, nos ha hablado por el Hijo, por Jesucristo, a quien constituyó heredero de todo, Él es el heredero de toda la creación, y los creyentes en Cristo son herederos de Dios y coherederos con Cristo, no heredan solos, sino con Cristo, son coherederos con Cristo: “...y por quien asimismo hizo el universo.” Y ahora, San Pablo dice que por medio de Cristo, el Hijo de Dios, Dios hizo el universo, en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra. Y ahora, estamos viendo que Jesucristo no es cualquier persona común, es la persona más importante que ha pisado

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Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin (¿y qué es el Alfa y Omega? El Señor Jesucristo). Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.” Lo mismo que le prometió a la mujer samaritana, y lo mismo que les prometió el último día de la fiesta de los tabernáculos, para que todo aquel que tenga sed le dará agua, el agua de la Vida eterna, porque Él es el fuente, Cristo es la fuente del agua de la Vida eterna. Y en... dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” Privilegio grande ser un hijo de Jesucristo, hijo de Dios por medio de Jesucristo. Luego en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 dice (16 al 17): “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Agua de Vida eterna, el Espíritu Santo para todos aquellos que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, dan testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como Salvador, son bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en ellos el nuevo nacimiento, y así han tomado el agua de la Vida eterna y han obtenido la Vida eterna. Esas personas que lo han recibido son las ovejas de las cuales Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna.” El único que nos puede dar Vida eterna es el Señor Jesucristo, el buen Pastor, conforme a San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante. Y ahora, los llamados a la Cena de las Bodas del Cordero,

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creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” Esa agua de Vida eterna que correrá como un río en el interior de la persona, es el Espíritu Santo, y es también la vestidura de boda, por eso es que luego en San Juan, capítulo 14, verso 26 Cristo dice a Sus discípulos: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Esa es el agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo. Luego en el capítulo 16, verso 26 dice: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.” Y luego en el capítulo 16, versos 7 en adelante dice: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré (y el consolador es el Espíritu Santo). Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.” Y ahora, veamos lo que nos dice Apocalipsis con relación al Espíritu Santo que es el agua de Vida eterna, Apocalipsis, capítulo 21, versos 5 al 7 dice: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

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este planeta Tierra, y por eso la virgen María es tan importante, porque tuvo el privilegio de traer al mundo a la persona más importante, al Hijo de Dios. Por eso fue que Elisabet su parienta dice que es un honor, una honra tan grande que Dios le da de recibir a la madre del Señor. Y ahora sigue diciendo San Pablo: “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...” ¿Quién es la imagen misma de la sustancia de Dios? Jesucristo, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Su cuerpo angelical: “...y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.” Y ahora, estamos viendo que Jesucristo es la persona más importante que Dios tiene, no solamente en la Tierra, sino en el Cielo también, está sentado a la diestra de Dios, por eso Él pudo decir en San Mateo, capítulo 28, verso 16 al 20: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Él es el que tiene el poder, porque el que tiene el poder en un reino, es el que está sentado en el Trono; y de esto fue que también Cristo dijo en San Lucas, capítulo 19, verso 11 en adelante dice: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.” ¿Y quién es ese hombre noble que se fue a un país lejano

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para recibir un reino y volver? Jesucristo que va al Cielo para recibir un Reino, porque es sentado en el Trono de Dios, Dios lo coloca allí, recibe el Reino y entonces volverá; en Su venida viene por Su Iglesia para la Cena de las Bodas del Cordero, para el matrimonio, o sea, la unión de Cristo con Su Iglesia que se llevará a cabo en el Cielo en el Reino celestial. Y después regresará con Su Iglesia a la Tierra para comenzar el glorioso Reino mesiánico. Y ahora, mientras Él se va, reparte talentos en la parábola de los talentos y en la parábola de las minas (pues minas, las dos cosas son dinero), y los manda a trabajar para que multipliquen lo que Cristo les da. Y la cosa es que cuando regresa y pide cuenta, no le quita lo que habían recibido, sino que le deja lo que les había dado, y lo que habían ganado, también se los deja a esas personas; al único que le quitó fue al que no hizo nada, porque Dios no quiere vagos en Su Reino. Y ahora, encontramos que en la parábola del rey que le prepara una cena de boda a su hijo en San Lucas, vamos a verlo primero, capítulo 14, verso... dice: “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.

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funeral de Moisés. Y luego en el Monte de la Transfiguración aparecen Moisés y Elías con Jesucristo, están vivos. Los creyentes no mueren, lo único que muere es el cuerpo físico, pero Dios les dará un cuerpo nuevo, cuando Cristo resucitó, con Él resucitaron los santos del Antiguo Testamento y aparecieron a muchos en la Ciudad de Jerusalén, y cuando Cristo subió al Cielo, subieron con Él al Cielo, ya ellos están allá, y nosotros vamos a ir con Él también muy pronto. Y ahora, el llamado a la Cena de las Bodas del Cordero del Día Postrero, es el mensaje final de Cristo en este tiempo final. Todavía hay lugar en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo para todos aquellos que desean vivir eternamente. Cristo les habló a las personas de su tiempo acerca de agua de vida, a la mujer samaritana, y le dijo que si ella supiera quién era el que le pedía de beber, ella pediría agua, le pediría a Él, y Él le daría agua de vida, agua que salta para Vida eterna (y eso está en el capítulo 4, verso 10 al 14 de San Juan). Y el capítulo 7, versos 37 al 39 de San Juan, el último día de la gran fiesta de los tabernáculos Jesús se pone en pie y dice a gran Voz a todos los que estaban allí presentes: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba,” y esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él. “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” Esa es una invitación muy grande de parte de Cristo para todos los seres humanos, y dice ese pasaje de la siguiente manera para que lo tengan claro. Dice: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que

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la Iglesia. En San Lucas, también capítulo 13, verso 25 al 27 nos habla que cuando el Padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, entonces van a venir diciendo: “Señor, Señor, ábrenos,” pero ya será demasiado de tarde. Pero todavía está abierta la puerta de la Casa de Dios, el cual es Cristo, Él dijo: “Yo soy la puerta, el que por mi entrare, será salvo,” San Juan, capítulo 10, verso 9. Y ahora, el llamado a la Cena de las Bodas del Cordero todavía está siendo escuchado en todas las naciones, la predicación del Evangelio de Cristo para recibirlo como único y suficiente Salvador confesando a Cristo nuestras faltas, errores y pecados, pidiendo perdón a Cristo, y Cristo perdonándonos y lavándonos con Su Sangre y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Él bautizándonos con Espíritu Santo y Fuego y produciendo en nosotros el nuevo nacimiento. Y así es como nos da la vestidura de boda, el vestido de boda que es el Espíritu Santo, y luego nos dará el vestido de boda exterior que es el cuerpo nuevo y eterno, para estar completos, vestidos completamente y poder ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo porque para el lugar donde van a ir con Cristo no hay vuelos aéreos que nos puedan llevar, pero Cristo ya fue, subió. Hay solamente una forma de llegar a ese lugar, y es teniendo un cuerpo glorificado y eterno que es interdimensional, como el de Jesucristo. Así será el arrebatamiento de la Iglesia o rapto de la Iglesia del Señor Jesucristo. También hay carros de fuego, los Ángeles con carros de fuego están en todos los lugares. El profeta Elías fue arrebatado en un carro de fuego, los que le llaman hoy en día ‘platillos voladores,’ esos son los carros de fuego, y cuando Moisés murió el diablo quiso tomar el cuerpo de Moisés, y el Arcángel Miguel luchó y no lo permitió, se encargó del

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Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.” El siervo es el Espíritu Santo que es enviado del Cielo para traer la invitación, el llamado, la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, para esa gran fiesta celestial. A través de la predicación del Evangelio de Cristo viene esa invitación, cuando una persona está escuchando la predicación del Evangelio de Cristo conforme a como Cristo ordenó: “ Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” La persona está escuchando la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, para esa unión del ser humano con Cristo, el Esposo o Novio de Su Iglesia, o sea, de todos los creyentes en Él que forman Su Iglesia. San Pablo dijo: “Yo os he desposado como una virgen pura a Cristo” (Segunda de Corintios, capítulo 11, verso 2). Y ahora, es con Su Iglesia Novia que Cristo se casará y vendrán a ser una misma carne, Cristo tiene Su cuerpo glorificado y los creyentes en Cristo tienen la promesa de que van a ser glorificados, van a ser transformados, y entonces serán una misma carne, cuerpos glorificados ambos, Cristo y todos los creyentes en Cristo. Para eso es la resurrección de los muertos en Cristo, dice el

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apóstol Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 en adelante: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.” O sea, que no se puede heredar el Reino de Dios para vivir eternamente con este cuerpo de carne, tiene que ser con un cuerpo nuevo y eterno, y lo vamos a ver aquí: “He aquí, os digo un misterio (recuerden, este es uno de los misterios grandes de la Escritura): No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir); pero todos seremos transformados.” Una transformación física va a venir para todos los creyentes en Cristo, todos los que han aceptado la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. ¿Cuándo va a ser esa transformación? Dice: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta...” La final trompeta es el mensaje final de Dios, porque cuando se suena una trompeta se convoca al pueblo, y se ha estado convocando al pueblo a la Cena de las Bodas del Cordero que será en el Cielo; la predicación del Evangelio de Cristo ha estado siendo escuchada por millones de seres humanos, y algunos no se han dado cuenta que esa es la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero. Sigue diciendo: “...a la final trompeta...” Y ahora, la final trompeta es el mensaje final de Dios para el pueblo, eso cumplirá lo que está en la parábola de la cena en donde el siervo que es el Espíritu Santo, le dice al Padre: “Se ha hecho como dijiste, y todavía hay lugar en tu casa.” La casa es la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Casa de

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“Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” El Orden sacerdotal de Cristo, el Mesías en Su Reino, son los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, que es llamada también la Esposa del Cordero, bajo el nuevo Pacto. Y ahora, los llamados son los escogidos de Dios que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo y son llamados con el Evangelio de Cristo, y en el Día Postrero el mensaje de Cristo llamando a los últimos con los cuales Cristo completará Su Iglesia; y luego la resurrección de los muertos creyentes en Cristo en cuerpos eternos, y la transformación de los que estemos vivos en ese momento. Yo deseo que pronto ocurra esa resurrección y transformación y que la mayor parte de los que estamos aquí no tengamos que ver muerte, sino ser transformados estando vivos, todos los creyentes en Cristo han escuchado la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero, y por eso son bienaventurados: “Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.” Estamos en un tiempo en que de un momento a otro entra a la Casa de Dios el último escogido, el último con el cual se completará la Iglesia del Señor, y luego la puerta se cerrará. Conforme a la parábola de las diez vírgenes, vino el Esposo y las que estaban preparadas entraron con Él a las bodas y se cerró la puerta. Ya no habrá más oportunidad para entrar a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque ya se habrá completado

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sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos (los veinticuatro ancianos son los doce patriarcas hijos de Jacob y los doce apóstoles del Señor. Judas perdió el trono, pero lo tomó otro, otro apóstol, a otro apóstol le fue dado) Y ahora dice: “...y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero (o sea, delante de Cristo que es el Cordero de Dios, pero ya está como León de la Tribu de Judá); todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” “No temáis manda pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino,” dice Jesucristo a los creyentes en Él. Y ahora, aquí en el capítulo 20, verso 4 en adelante del Apocalipsis, también dice: “Y vi tronos (ya está comenzando el milenio, el Reino Milenial), y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús (o sea, todos los que han muerto como mártires creyentes en Cristo)...” Dice: “... y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” Y ahora vean, eso es el Reino Milenial del Señor:

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Dios bajo el nuevo Pacto. San Pablo dice: “¿No sabéis que vosotros sois templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Así es para cada creyente en Cristo, y la Iglesia compuesta por los creyentes en Cristo es un Templo espiritual en donde mora Dios, San Pablo dice que la Iglesia es columna, vamos a ver, vamos a leer este pasaje de San Pablo para que podamos comprender lo grande, lo importante que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y se entra a ella por medio de creer en Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y eso es nacer del Agua y del Espíritu, nacer del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, de lo que le dijo Cristo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San Juan: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Y ahora, vean aquí en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 15 dice San Pablo: “Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.” Y ahora, vean cómo San Pablo dice que la Casa de Dios es la Iglesia del Dios viviente, la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Casa de Dios como Cuerpo Místico de creyentes, y también cada creyente en Cristo como individuo es casa de Dios, templo de Dios, porque Dios mora en su alma, en su corazón, que es el Lugar Santísimo de la persona como individuo, es la parte más importante de la persona, es lo que en realidad es la persona: alma viviente. Y ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo luego que han transcurrido estos dos mil años de Cristianismo desde el tiempo de los apóstoles hasta acá, todavía hay lugar en la Casa de Dios. Dios está construyendo un Templo por medio de Cristo, un Templo espiritual que es Su Iglesia, y durante estos

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dos mil años se ha estado trabajando en esa construcción de esa Iglesia, la Casa de Dios, la Familia de Dios en el Lugar Santo de ese Templo, y luego se pasa al Lugar Santísimo que es el otro lugar donde Dios coloca creyentes en Cristo, y eso corresponde a este tiempo final. A esa parte del Templo espiritual de Cristo es a donde son llamados todos los que faltan para completar la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, y el siervo que es el Espíritu Santo es el que trae a esas personas y el que habla por medio de Sus mensajeros en el tiempo final como lo ha hecho en otros tiempos, los cuales han hablado por medio del Espíritu Santo, han predicado el Evangelio de Cristo por medio del Espíritu Santo, y millones de seres humanos han venido a los Pies de Cristo y han entrado a la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, aceptando la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero que se llevará a cabo en el Cielo cuando Cristo complete Su Iglesia y termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, donde Él está como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre haciendo intercesión en el Lugar Santísimo del Templo celestial. Cuando Él termine, saldrá del Lugar Santísimo Cristo el Cordero de Dios para reclamar Su Iglesia, Su Novia, la cual Él ha redimido con Su Sangre para casarse con ella, unirse con ella; y luego también reclamar Su Reino y Su Trono porque Él es el heredero al Reino de David y Trono de David como le dijo el Ángel Gabriel a la virgen María, que “Dios le dará el Trono de David su Padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin,” cuando Él tome ese Trono, será cuando venga con Su Iglesia después de la gran tribulación. Y ahora, hay lugar todavía en la Casa de Dios para todas las personas que viven en este tiempo final. Por eso este es el tiempo del mensaje de final, de la trompeta final para

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preciosa. Reclama a todos los creyentes en Él nacidos de nuevo, los transforma; los muertos que... los que están muertos los resucita en cuerpos eternos, a los vivos los transformará, reclamará también el Reino, el Reino de David que es el Reino de Dios en la Tierra, reclamará también Su Trono, el Trono de David que es el Trono de Dios en la Tierra, al cual Cristo es el heredero. Recuerden que el Ángel Gabriel en el capítulo 1, versos 26 al 36 de San Lucas, le dice a la virgen María que “Dios le dará el Trono de David su Padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin.” Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo en ese Reino estará con Cristo, pues ella es la Reina, Su Esposa, la esposa del rey es la reina, y reinará con Cristo primero por mil años, y después por toda la eternidad. De esto es que nos habla el libro del Apocalipsis también, donde nos dice en el capítulo 1... capítulo 1 del Apocalipsis, verso 5 y 6 dice: “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” Y ahora vean, nos ha hecho reyes y sacerdotes del Orden sacerdotal celestial que es el Orden de Melquisedec, todos los creyentes en Cristo son miembros de ese Orden de Melquisedec celestial, del Templo celestial de la nueva Jerusalén o de la Jerusalén celestial. Y también son reyes de ese Reino celestial, son príncipes y princesas del Reino divino. En Apocalipsis, capítulo 5 también nos habla de esto en el verso 7 en adelante dice: “Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba

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“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.” No es un Templo de piedras, sino de piedras vivas, de seres humanos vivos, seres humanos con Vida eterna que han recibido de Dios a través de Cristo. Por lo tanto, esta es la Familia de Dios: “En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Cada creyente en Cristo es un templo espiritual donde mora Dios, por medio del Espíritu de Dios en la persona, y la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes es un Templo espiritual donde mora Dios y se manifiesta Dios por medio de Sus diferentes mensajeros, y esa es la Casa de Dios donde Él ha estado juntando a Sus hijos, donde los ha estado colocando y se están preparando para la Cena de las Bodas del Cordero. La Cena de las Bodas del Cordero será en el Cielo, antes de lo que es llamado “la gran tribulación” o el tiempo en donde el juicio divino caerá sobre la Tierra, durante un lapso de tiempo de tres años y medio, pero antes de comenzar ese tiempo que corresponde a la segunda parte de la semana número setenta de la profecía de Daniel, capítulo 9, antes de eso Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo completando Su Iglesia, saldrá del Trono de Intercesión, tomará el Título de Propiedad de mano del Padre que está en el Trono sentado con el librito escrito y sellado. Ese Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, ese Título de Propiedad de la Vida eterna, y lo abre en el Cielo y hace Su Obra de Reclamo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, reclama todo lo que Él ha redimido con Su Sangre

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completar Cristo Su Iglesia, porque no se puede perder ni un miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo porque están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. De eso es que nos habla San Pablo también, acerca de esas personas que tienen sus nombres allá escritos. En el capítulo 12 de Hebreos, verso 22 en adelante dice: “Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos.” ¿Dónde están inscritos los nombres de los primogénitos, de los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo? Están inscritos en el Cielo, Dios pensó en usted y en mí desde antes de la fundación del mundo, así como nosotros cuando estábamos jóvenes pensábamos en tener niños, en tener hijos, y ya hasta los nombres ya los estábamos escogiendo, cuánto más Dios. El nombre de cada uno de los que formarían Su Iglesia, Dios lo pensó y ya cada persona desde antes de la fundación del mundo tiene su nombre dado por Dios, y si le pusieron el que no era aquí en la Tierra, no se preocupe que eso se arregla después, cuando tenga el cuerpo nuevo, el cuerpo nuevo pues tendrá también el nombre nuevo. Y ahora, vean ustedes, nuestros nombres están escritos ¿dónde? En el Cielo de donde esperamos al Señor, o sea, en la Ciudad celestial, Jerusalén la celestial, ahí están nuestros nombres escritos; porque el nuevo nacimiento no es terrenal, es del Cielo, y por eso es que el apóstol San Pablo hablándonos de nuestra ciudadanía como creyentes en Cristo, nos dice en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos...” ¿Dónde está nuestra ciudadanía como hijos e hijas de Dios?

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Está en los Cielos, ahora nuestra ciudadanía terrenal por el nacimiento físico que obtuvimos en la Tierra, pues está en la nación donde hemos nacido, pero tenemos doble ciudadanía porque nacimos de nuevo, y entonces la ciudadanía del nuevo nacimiento es celestial: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” ¿Para qué estamos esperando al Señor? Para la transformación de nuestros cuerpos, para tener un cuerpo igual al cuerpo glorificado que Él tiene, para eso es que Él en el Día Postrero vendrá a Su Iglesia. Si, Su Venida a Su Iglesia es el misterio más grande de todos los misterios: va a transformar nuestros cuerpos, el cuerpo de la humillación nuestra, porque estando en estos cuerpos siendo hijos e hijas de Dios, siendo príncipes descendientes de Dios, hemos venido a la Tierra en un cuerpo mortal, incorruptible con muchos problemas de salud y todo tipo de problemas, pero esa no es la clase de cuerpo que Dios predestinó desde antes de la fundación para nosotros. Hemos venido en un cuerpo terrenal, mortal, corruptible en la permisiva voluntad de Dios, pero en el programa de la redención entraremos al cuerpo eterno y glorificado que será a la semejanza del cuerpo físico de Dios que es el cuerpo de Jesucristo glorificado. Tan sencillo como eso. Y cuando tengamos ese nuevo cuerpo, seremos jóvenes para toda la eternidad, inmortales y entonces la Familia de Dios, la descendencia de Dios será igualita a Jesucristo el Hijo de Dios, cuerpos eternos y glorificados, carne de Su carne, hueso de Sus huesos.

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La Iglesia del Señor Jesucristo es la Iglesia Novia o la Esposa del Cordero, así como Adán; era el hijo de Dios, Adán, recibió una compañera, la sacó Dios del mismo Adán, llamada Eva, para reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios; y luego el segundo Adán que es Cristo, Dios le dio también una compañera la cual sacó de Su costado herido, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la segunda Eva para reproducirse Cristo, el Hijo de Dios, en muchos hijos e hijas de Dios. Por lo cual dice el apóstol Pablo en Efesios, capítulo 2, verso 15 en adelante dice: “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” La Familia de Dios, pues son los hijos e hijas de Dios, por eso el Señor Jesucristo enseñó a Sus discípulos a orar cuando ellos le dicen a Jesús en el capítulo 6 de San Mateo: “Enséñanos a orar,” y entonces Cristo les dice: “Ustedes orarán así, y ahí les enseña el Padre nuestro: “Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra.” Y quienes puedes llamar a Dios: Padre, pues son los hijos, y estos son los que nacen del Agua y del Espíritu, que son las personas que reciben a Cristo como único y suficiente Salvador:

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