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ANATOMÍA APLICADA
DE LOS PEQUEÑOS ANIMALES
Prof. José Luis Morales López
Reptiles: órganos genitales. Mª Elena Artacho Reinoso Mª Elena Cabrera López José Luis González Martos.
CONSIDERACIONES GENERALES: Para comprender correctamente como se manifiestan los diversos procesos patológicos en reptiles es muy importante conocer las principales características anatómicas y fisiológicas que los diferencian del resto de órdenes animales. Ante todo debe recordarse que todos los reptiles son poiquilotermos o heterotermos. Con esto indicamos que su actividad metabólica es dependiente de la temperatura externa o ambiental. Así pues, cualquier cambio térmico que se dé en el medio donde se desenvuelven repercutirá en factores tan importantes como la actividad reproductora. Cuando se pretende observar la anatomía y fisiología de las tortugas, debe considerarse el principio según el cual el desarrollo ontogénico es una síntesis del desarrollo fílogénico. Así pues, en los reptiles se observan estructuras adultas que sólo se mantienen en el desarrollo embrionario de muchos mamíferos, ejemplo de ello es la disposición del aparato genitourinario que mantiene la estructura de los gonadonefrotomos, y sólo algunas veces se dan migraciones de los esbozos testiculares. Sin duda alguna, este es la clase de animales que más divergencias presenta en el sistema esquelético-muscular entre las especies que la componen. El modelo estándar
seria el cuerpo de un Saurio, que no es mucho más diferente que el resto de los vertebrados. El cráneo de los reptiles es variable según la especie. Los quelonios y los saurios suelen tener una estructura craneal y mandibular compacta con relación a los ofidios. La columna vertebral en los quelonios presenta fusión de todas las vértebras excepto las cervicales y caudales. En lo referente a la estructura costal cabe destacar que los quelonios presentan una adaptación resultado de un proceso evolutivo en el que se han unido las costillas y las estérnebras a la vez que se han dispuesto alrededor de las cinturas escapulares o pélvicas (que son a su vez consecuencia de la unión de la escápula, coracoides y clavícula o sacro y pelvis respectivamente) originando el caparazón. Los miembros anteriores y posteriores mantienen estructuras idénticas el resto de vertebrados
El aparato respiratorio mantiene una estructura más o menos primitiva. Los quelonios poseen el conjunto de traquea y bronquios principales alargado respondiendo a la adaptación de un cuello muy articulado y largo. Los pulmones se sitúan adosados a la pared dorsal interna del caparazón. Poseen una estructura interna bien desarrollada, separada en bronquios y alvéolos. El intercambio gaseoso no se da únicamente en los pulmones sino también puede darse (sobre todo en galápagos) en los sacos cloacales puesto que están altamente vascularizados y se puede dar un intercambio de oxigeno con el agua que los llena. Este intercambio también se da en la faringe o a nivel cutáneo en algunos quelonios de
caparazón blando. La capacidad de oxigenación sanguínea fuera de los pulmones es un factor que compensa la existencia de un solo ventrículo cardíaco y la consecuente mezcla de sangre oxigenada y no oxigenada en la mayoría de los reptiles. Desde el punto de vista estructural el aparato circulatorio de los quelonios, tienen un tabique ventricular incompleto en el corazón, pero desde el punto de vista funcional, el miocardio actúa como si tuviese cuatro cavidades. Además del sistema portal hepático, hay un sistema portal renal. El aparato digestivo mantiene una analogía clara con el de los mamíferos. El estómago tiene una gran capacidad sobre todo en los quelonios herbívoros, donde los contenidos suelen ser bastante voluminosos. El hígado mantiene funciones de síntesis de bilis (la vesícula está presente en todas las especies de reptiles), síntesis de glucógeno, almacén de azúcares, vitaminas......El páncreas se encuentra situado a lo largo del duodeno y junto a él se encuentra el bazo, con forma globosa en casi todas las especies reptilianas.
Al final del tercio distal del intestino grueso se encuentra el conducto excretor que es común al aparato digestivo, urinario y reproductor. En efecto, los conductos de los tres aparatos mencionados desembocan en la cloaca tanto en machos como en hembras de todas las especies lo cual tiene una importante repercusión patológica. El aparato urinario de los quelonios está compuesto por dos riñones localizados en la región ventrocaudal del caparazón, caudal al acetábulo. De los riñones parten sendos uréteres que desembocan en la vejiga urinaria, a nivel del cuello de ésta. La vejiga es bilobulada y presenta una pared con gran capacidad de distensión. En los procesos de micción, la orina (ácido úrico y sales de uratos) llega a la cloaca a través del urodeum. El aparato genital presenta las gónadas (testículos u ovarios) localizados cranealmente a los riñones. Los machos presentan un pene extensible de gran desarrollo, liso y de
coloración oscura, que no presenta función de micción. Para la eyaculación, el pene presenta un surco seminal por donde sale el semen. Cuando no está erecto, yace ventromedialmente en el proctodeum, sobre el suelo de la cavidad celómica. Las hembras poseen ovarios lobulados donde se da la formación de los folículos y desembocan en unos largos oviductos donde tiene lugar la formación de las envolturas del huevo y van a la cloaca. Dependiendo de la fase del ciclo reproductivo, el ovario de una hembra adulta contiene folículos ováricos en distintos estadios de desarrollo y/o cuerpos lúteos. También se observan estructuras constituidas por tejido conectivo fibroso con macrófagos cargados con pigmento similar a la lipofuscina, correspondientes a los cuerpos albicans. El oviducto se divide en cuatro regiones principales: infundíbulo, mágnum, útero y vagina; está tapizado por un epitelio cilíndrico ciliado con células caliciformes ocasionales. Existe una especie de criptas tapizadas por epitelio cúbico de citoplasma eosinófilo, que almacenan los nutrientes para los espermatozoides que no alcanzan un óvulo. En algunas especies de quelonios, los gametos masculinos pueden sobrevivir hasta seis años y fecundar un óvulo pasada esta fecha. También existen acinos glandulares formados por células epiteliales cúbicas con citoplasma granular eosinófilo, por debajo de la mucosa. Allí tiene lugar la calcificación del huevo.
La formación del huevo (más calcificado en los quelonios) comporta cierta descalcificación del esqueleto materno, sobre todo del caparazón. Los huevos de los reptiles no poseen chalazas por lo que no deben moverse mientras se están incubando dado que el embrión sufriría graves cambios posicionales y traumatismos que le podrían provocar la muerte. La temperatura de incubación de los huevos es un factor de vital
importancia en la determinación del sexo en muchas especies de reptiles pero no en todos. Cambios bruscos de la temperatura, o incubaciones demasiado calientes o frías pueden ocasionar una alta mortalidad o malformaciones embrionarias. Los testículos constan de numerosos túbulos seminíferos separados por tejido conectivo intersticial fibrovascular. Cada túbulo presenta una membrana basal, sobre la que se observan espermatogonias y, ocasionalmente células de Sertoli que se tiñen más pálidas histológicamente. En los túbulos seminíferos en reposo solamente los espermatocitos primarios y las células de Sertoli se encuentran presentes. En los testículos activos se encuentran espermatocitos primarios, secundarios y espermátidas, así como espermatozoides maduros con la cabeza orientada hacia la membrana basal. En el tejido intersticial se encuentran las células intersticiales de Leydig, caracterizadas por poseer un núcleo grande, redondo, con nucléolo distintivo y citoplasma finamente granular. Estas células también presentan cambios estacionales. El epidídimo está tapizado por un epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado con estereocilios que ocupan hasta un 25% de la luz cuando no hay espermatozoides. El estroma consta de tejido conectivo con algunas fibras musculares lisas. El conducto deferente está tapizado por un epitelio simple cilíndrico con estereocilios, y su pared es gruesa y muscular. El hemipene se compone de tejido eréctil vascular fibroso, elástico y muscular. Está tapizado por un epitelio cilíndrico bajo o epitelio escamoso poco queratinizado. Donde el epitelio es cilíndrico existen numerosas células caliciformes que tienen como función lubricar. En los penes de los quelonios están presentes los melanocitos subepiteliales.
RETENCIÓN DE HUEVOS Especie: Trachemys scripta elegans (tortuga de orejas rojas) Edad: 8 años Peso: 1,5 Kg Anamnesis: La tortuga se da golpes en la cloaca con las extremidades posteriores. Ha sufrido cambios en el comportamiento en el último mes: se desplaza con relativa velocidad y se muestra inquieta buscando lugares donde desovar, realiza movimientos de excavación con las extremidades posteriores pero no consigue materializarla.
Pruebas complementarias: - Palpación: se pueden palpar los huevos calcificados introduciendo los dedos por los espacios inguinales. Así se diagnostica una gestación o una puesta inminente. - Radiología: esta técnica puso en evidencia la existencia de tres huevos calcificados. Se miden los diámetros máximos de los huevos y el diámetro mínimo de la arcada pélvica. Así se confirma que pueden circular por ese espacio.
Tratamiento: - Primero, tras detectar radiográficamente la presencia de huevos, se optó por un tratamiento conservador. Se deja a la hembra en un sitio tranquilo, hidratándola y proporcionándole alimentos de fácil digestión. No se obtienen buenos resultados. - A continuación se opta por un tratamiento farmacológico. Consiste en provocar la puesta administrándole calcio al 10% y posteriormente se administra oxitocina intramuscular. No da resultado. - Finalmente se recurre al tratamiento quirúrgico con objeto de extraer los huevos.
Preoperatorio Se administra medetomidina y ketamina vía intramuscular treinta minutos antes de la intervención como medicación preanestésica. También se le administran analgésicos. Una vez que se ha inducido la anestesia se le administra anestesia inhalatoria con isofluorano.
Durante la realización de la celotomía en quelonios, los pulmones reciben el peso de todas las vísceras intracelómicas, por lo que se ladea ligeramente el caparazón a derecha o izquierda para al menos dejar libre uno de los campos pulmonares de esa presión. Aún así, se practica una respiración asistida moviendo las extremidades anteriores y posteriores hacia dentro y hacia fuera del caparazón de vez en cuando. A lo largo de la operación se controla la temperatura con un termómetro rectal. Bajo el animal se coloca una manta térmica para mantener su temperatura corporal preferida a lo largo de la intervención quirúrgica. Se le aplican electrodos tipo pinza de cocodrilo en las axilas y fosas inguinales para realizar periódicamente un electrocardiograma y así monitorizar la frecuencia y ritmo cardiacos.
Se colocan pequeñas torundas de algodón en las fosas axilares e inguinales para mantener las extremidades en extensión, aumentando así el área pulmonar.
Intervención La apertura de la cavidad celómica o celotomía es un procedimiento quirúrgico muy empleado en reptiles. Es particularmente útil en la resolución de distocia que no cede al tratamiento médico. En quelonios la realización de una celotomía es algo más compleja que en otros grupos de reptiles debido a la presencia del caparazón óseo. Se limpia el campo quirúrgico con povidona yodada y alcohol y se procede a realizar la osteotomía del peto con una sierra circular. Es importante irrigar constantemente el
campo operatorio con suero fisiológico templado para evitar que el roce de la sierra queme el tejido óseo durante el corte, impidiendo una buena cicatrización posterior.
Hay que tener en cuenta que durante el corte se produce una gran cantidad de polvo y el contacto de éste con la conjuntiva ocular del cirujano puede servir de vehículo de diversos gérmenes con potencial zoonósico (especialmente Salmonella spp.) El tamaño de corte ha de estudiarse con detenimiento antes de realizarlo ya que una vez realizado no es posible ampliarlo. Los cortes se realizan con una inclinación de 45º para conseguir una mejor unión de los bordes durante el cierre al terminar la intervención. Se realiza un corte en forma de cuadrado dejando sin cortar uno de los lados, en este caso el medial. Hay que respetar la musculatura que se inserta en el peto: la musculatura pelviana, consiguiendo con ello conservar la irrigación sanguínea la cual será de extrema importancia para acelerar la cicatrización ósea.
Existen dos venas abdominales ventrales que transcurren a ambos lados de la línea media y cuya presencia hay que tener en cuenta. Aunque es preferible evitar seccionarlas, en caso de necesidad pueden ligarse y cortarse.
Una vez abierta la cavidad celómica, se abre el cuerno uterino derecho y se extraen tres huevos calcificados. Se sutura el útero. En el cuerno uterino izquierdo se observan cuatro huevos no calcificados que se extraen de la misma forma. Al suturar el cuerno uterino izquierdo se observa que está necrosado siendo imposible suturar. Además, los ovarios se
encuentran repletos de folículos. Ante la expectativa de un futuro problema de retención de huevos es conveniente realizar una ovariohisterectomía. Se liga la arteria ovárica y se extraen los ovarios. Asimismo se extirpan los cuernos uterinos y se liga la arteria uterina. Se realiza la sutura de la membrana celómica con material reabsorbible.
Tras la sutura de la membrana celómica, se cierra la tapa ósea colocando pomada antibiótica en sus bordes. El sellado definitivo del peto se realiza con malla de fibra de vidrio y resinas epoxy de rápida polimerización, comenzando por los bordes externos y colocando sucesivas capas de fibra con resina hasta conseguir un cierre hermético. Debe evitarse que la resina caiga en los bordes de la herida pues esto daría lugar a un proceso de no-unión.
Postoperatorio Tras la intervención hay que realizar un tratamiento antibiótico agresivo y mantener al quelonio en un terrario caliente y bien hidratado mediante sueroterapia. La cicatrización completa se consolida uno o dos años después de la cirugía, tiempo durante el cual el animal no debe hibernar.