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Date submitted: July 4, 2011

Conservación y promoción del patrimonio étnico, la identidad y la representación en EE. UU.: Los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes

M. Gloria de Sá Sonia Pacheco & Judy Farrar Universidad de Massachusetts-Dartmouth North Dartmouth, MA, USA

Translation provided by: the FamilySearch Translation Division

Meeting:

107 — Dispossessed persons: preserving culture in an age of migration — Genealogy and Local History Section

Resumen: A pesar de encontrarse concentrados principalmente en algunas zonas urbanas industriales del noreste del país, donde han sido el grupo étnico más importante por más de un siglo, hasta hace poco, los luso-americanos han permanecido invisibles en gran manera y no han tenido poder en las comunidades donde se han establecido. El presente documento examina la forma en que la fundación de los archivos lusoamericanos Ferreira-Mendes de la Universidad de Massachusetts-Dartmouth, al igual que los programas y las iniciativas que se han emprendido, contribuyen a realzar el sentido del fortalecimiento y de la identidad entre los portugueses que viven en los EE. UU., y al mismo tiempo a que conserven y se conecten con su patrimonio cultural.

Introducción: El historiador francés Pierre Nora argumenta que, en el mundo moderno, no existe tal cosa como el pasado o la historia en un sentido objetivo (1989); sino que ambos se construyen de forma social mediante las acciones de los grupos y de las instituciones, tales como aquellas que él llama lieux de mémoire, o sitios de memoria, de los cuales los archivos son un excelente ejemplo. No obstante, al igual que otros sitios de memorias, los archivos los crean habitualmente las personas con poder con el fin de proteger o de mejorar su posición dentro de la sociedad. El pasado se controla y el futuro se determina mediante archivos; hay ciertos relatos que reciben privilegios y se conservan, mientras que otros se marginan y quedan en el olvido (Shwartz y Cook 2002); ciertos grupos reciben atención, mientras que a 1

otros se les mantiene en el anonimato. De ese modo, el patrimonio étnico, las memorias, la historia, la identidad y la representación se construyen, en gran medida, por las acciones de las personas que evalúan, seleccionan, conservan e interpretan los fragmentos de cultura que se guardan en las instituciones y que se utilizan para representar a un grupo determinado. Dado ese proceso de construcción social, Fentress y Wickham (1992) contienden que una de las maneras más eficaces en las que los grupos sociales pueden controlar su propia historia, identidad y representación es el tomar parte activa en recolectar, preservar, interpretar y poner a disposición los elementos en bruto de sus propias memorias, esto es, crear sus propias instituciones de recuerdos o memorias. Eso es precisamente lo que los portugueses establecidos en los EE. UU. hicieron el 18 de septiembre de 2009. En horas de la tarde de ese soleado día, Jean MacCormack, rector de la Universidad de MassachusettsDartmouth, cortó la cinta con lo cual se inauguraron los archivos luso-americanos FerreiraMendes. Fue una ocasión trascendental. Entre los cientos de personas que se dieron cita a la ceremonia se encontraban el embajador de Portugal en los EE. UU., João de Vallera; los representantes luso-americanos del estado de Massachusetts, António Cabral, Michael Rodrigues y John Quinn; el alcalde luso-americano de Fall River, Robert Correia; otros funcionarios gubernamentales de Portugal y EE. UU.; personal administrativo, catedráticos y estudiantes de la UMD; representantes de la prensa local y portuguesa; y orgullosos miembros de las comunidades luso-americanas. El rector MacCormack se refirió a los archivos como “un importante hito” en la historia de la universidad y un recurso de carácter internacional para las personas interesadas en la historia de los portugueses en los EE. UU. Otília Ferreira, hija de Affonso Gil Mendes Ferreira, de quien toman su nombre los archivos, comentó que tanto para ella como para la mayoría de los luso-americanos era un “sueño hecho realidad”. Es como darse cuenta de que, como lo expresó el profesor Frank Sousa, director del Centro de estudios y cultura de Portugal de la UMD, a los portugueses finalmente se les estaba tomando en cuenta después de casi 200 años de pasar desapercibidos. En su mensaje de apertura, el profesor Sousa, principal impulsor del proyecto de los archivos, señaló que, además de ser una manera de recordar y rendir tributo a nuestros antecesores, la fundación de los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes contribuye a “ampliar la a veces reduccionista etiqueta de 'laboriosos' que se atribuye a los portugueses mediante la divulgación de [sus] importantes contribuciones al ámbito intelectual y cultural de EE. UU.”.

Reseña de la inmigración portuguesa a los EE. UU.: A menudo, no se ha utilizado ningún tono de celebración al referirse a los portugueses establecidos en los EE. UU. A pesar de que han estado presentes en EE. UU. desde el siglo XIX y de encontrarse concentrados principalmente en unas cuantas zonas urbanas industriales del noreste del país, donde han sido el grupo étnico más importante, hasta hace poco, los luso-americanos han permanecido invisibles en gran manera y no han tenido poder en las comunidades donde se han establecido. El hecho de pasar desapercibidos se ha atribuido a su bajo nivel académico y a la tradición de no participar en asuntos políticos (Moniz 1979, Smith 1974), así como a la estructura económica y social que limitaba su progreso socioeconómico (de Sa y Borges 2009).

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Figura 1

Inmigración portuguesa a los EE. UU.: 1850-2007

120,000 104,754

100,000 82,489

80,000 70,568

65,154

60,000 44,829

42,685

40,000 25,874

20,000

25,987

15,186 13,971 1,299 2,083

3,518

13,928 6,765

8,359

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Fuente: 2007 Estadística del anuario de inmigración

La inmigración de portugueses a los EE. UU. se produjo en dos etapas principales (figura 1). La primera tuvo relación con el desarrollo industrial del país a principios del siglo XX y alcanzó su nivel máximo alrededor de 1920, con 82.489 inmigrantes que llegaron entre 1910 y 1920. Esa etapa de inmigración se detuvo en la década de 1920 con la aprobación de las leyes de origen nacional, con las cuales se estableció un cupo muy bajo para la inmigración procedente de Portugal. Esos sucesos se tradujeron en un período de letargo de treinta años en cuanto a inmigración de portugueses (Pap 1981). Durante ese lapso muy pocos inmigrantes llegaron a EE. UU. y muchos volvieron a Portugal, algunos hasta con hijos y cónyuges de nacionalidad estadounidense. Los que se quedaron eran principalmente obreros de industrias de la costa este y trabajadores agrícolas de California. La segunda etapa alcanzó su punto máximo alrededor de 1970 y fue considerablemente mayor que la primera. Por ejemplo, entre 1970 y 1979 entraron a los EE. UU. 104.754 personas (figura 1). Comenzó con la aprobación de las leyes para refugiados de las Azores de 1958, las cuales permitían que se establecieran en los EE. UU. las familias afectadas por la erupción del volcán Capelinhos, pero la causa principal fue la aprobación de la ley de inmigración y naturalización de 1965, la cual abolía los cupos nacionales e introdujo un sistema centrado en la reunificación de las familias. Según Williams (2005:112), los nuevos inmigrantes no se diferenciaban mucho de los anteriores. Solamente había dos características que los distinguían: “la educación y el sentido de la nacionalidad”. Los recién llegados tenían mejores niveles académicos que sus antecesores y se consideraban ciudadanos de Portugal en lugar de originarios de algún pueblo o de alguna isla en particular. Sin embargo, como lo señaló el propio Williams, en lo que 3

respecta a educación, la diferencia no era tan marcada; más bien era cuestión de no contar con ninguna educación o con cuatro años o menos de estudios. Del mismo modo que sus compatriotas de la primera etapa habían sido el grupo con menos instrucción académica que llegó en las primeras décadas del siglo XX (Banick 1971) con un índice del 40% de analfabetismo en 1920, así también los que llegaron después de 1965 se encontraban entre los que tenían menos estudios de ese período. Por ejemplo, en 1980, el 38% de los que habían llegado durante los 15 años anteriores sólo contaban con un nivel académico de cuarto grado o menor, lo cual es el porcentaje más alto de cualquier otro grupo de inmigrantes, a excepción de los laosianos (Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., 2008). Los inmigrantes de la segunda etapa también eran semejantes a sus antecesores en cuanto a su distribución geográfica y ocupacional. Debido a que esa etapa de inmigración de portugueses se centraba en el proceso de reunificación de las familias constituido por inmigrantes de la primera etapa o por sus descendientes nacidos en suelo estadounidense que los patrocinaban, ni bien cambiaron las leyes de inmigración los nuevos inmigrantes se inclinaron por establecerse en las comunidades donde vivían sus patrocinadores y por buscar empleo por medio de familiares y conocidos. De esa manera, aunque los que llegaron después de 1960 preferían las zonas urbanas de la costa este y tendían a establecerse más en los alrededores de la ciudad de Nueva York que sus compatriotas anteriores, en gran medida, los patrones de distribución geográfica y ocupacional no tuvieron cambios significativos con su llegada (Williams 2005: 116-134). Tales condiciones sirvieron para reafirmar la cultura y los estereotipos étnicos, y contribuyeron para que los portugueses fuesen el grupo de origen europeo que menos se integró a la sociedad en el último trimestre del siglo XX. Fundamentalmente, para 1980, mientras la mayoría de los estadounidenses con raíces europeas habían subido al nivel de la clase media, y prácticamente no había diferencias entre unos y otros, los portugueses siguieron perteneciendo ante todo a la clase trabajadora y se caracterizaban por sus altos niveles de concentración en cuanto al lugar y a la ocupación, así como también a la endogamia (Lieberson y Waters 1988). No obstante, en las dos última décadas del siglo, el número de inmigrantes portugueses que llegaron a los EE. UU. tuvo una marcada disminución, cayendo de un promedio de 10.500 al año durante la década de 1970 a 2.600 en la de 1990. Esa tendencia continuó hasta el siglo XXI, con sólo un promedio de 1.045 al año que llegó entre 2000 y 2007, alcanzando un total de 8.359 personas (figura 1). Al mismo tiempo, la restructuración económica forzó a los portugueses a salir de sus nichos laborales habituales de manufactura y agricultura, mientras que los nuevos grupos de inmigrantes con bajos niveles de capital humano tomaban los empleos menos deseados, lo cual les permitió ascender en la escala ocupacional. Los cambios migratorios y estructurales produjeron importantes transformaciones demográficas, sociales y económicas entre los portugueses en los EE. UU. Si bien las transformaciones fueron positivas en cuanto a la integración social y económica, esos procesos ponen en peligro la identidad y el patrimonio de los portugueses. Consciente de tales sucesos, un grupo de líderes académicos, políticos y comunitarios, con el respaldo de la Universidad de Massachusetts-Dartmouth, han emprendido varias iniciativas que apuntan a la conservación y promoción del patrimonio portugués, y al mismo tiempo facultan a los luso-americanos para fortalecer su identidad étnica al exponerlos a su legado y al relacionarlos entre ellos. En la siguiente sección de este documento se describe la historia de ese proceso con particular atención en la creación de los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes y de sus programas e iniciativas, incluso la amplia digitalización de periódicos en portugués, los cuales se han puesto a la disposición en internet sin costo alguno.

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La creación de los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes: El 18 de septiembre de 2009 fue, sin duda, un día para celebrar lo que fue el resultado de años de empeño y de contribución por parte de muchas personas, las cuales apoyaron la enseñanza del portugués en la Universidad de Massachussets-Dartmouth (UMD). La UMD está ubicada en el poblado de Dartmouth en el estado de Massachusetts, EE. UU., entre New Bedford y Fall River, las dos ciudades con mayor concentración de portugueses en el país, y ha ofrecido clases en portugués desde 1960. En respuesta a la demanda de capacitación en el idioma y la cultura de Portugal que se derivó a consecuencia de la inmigración de portugueses tras la erupción del volcán Capelinhos, la universidad abrió un programa de estudios avanzados en portugués a mediados de la década de 1960, y en 1975 fundó el Centro para el mundo de habla portuguesa. El importante papel que jugó el centro en fomentar la enseñanza del portugués a nivel universitario y secundario ayudó a que la UMD llegara a ser la institución más importante de estudio del idioma y la cultura de Portugal en EE. UU. Todo esto también atrajo el apoyo de la comunidad local que vio a la UMD como a un agente central de la conservación y promoción del patrimonio luso-americano. A raíz de ello, la biblioteca de la universidad recibió en 1975 un obsequio de una colección casi completa del Diário de Notícias, un periódico en portugués de circulación diaria publicado en New Bedford de 1919 a 1973. El regalo, el cual fue hecho por las hijas del último dueño del periódico, João Rocha, junto con la creación en 1996 del Centro de estudios y cultura de Portugal, inspiró a la biblioteca de la universidad para recabar otros documentos relacionados con la presencia de portugueses en los EE. UU. A medida que aumentó la cantidad de materiales, se comenzó a contemplar la idea de dedicar un archivo específicamente a la comunidad luso-americana. En 2004, el Centro de estudios y cultura de Portugal, en colaboración con los archivos y el departamento de colecciones especiales de la Biblioteca Claire T. Carney, propuso la idea a la administración de la universidad. La propuesta fue recibida con entusiasmo y el proyecto pasó a formar parte de un empeño importante por impulsar el creciente programa de estudios sobre la cultura de Portugal de la institución. Ese mismo año se estableció el programa de maestría en portugués y tres años más tarde, en 2007, el programa de doctorado en estudios luso-afro-brasileños. Con el fin de completar la propuesta, el Centro de estudios y de la cultura de Portugal, bajo el liderazgo de su director el profesor Frank Sousa, comenzó una intensa campaña para recaudar fondos, cuya meta era encontrar un espacio apropiado para la creciente colección y contratar personal calificado para supervisar las operaciones correspondientes. La respuesta a tales tareas fue extraordinaria para una comunidad a la que se le solía acusar de prestarle poca importancia a la educación. En 2005 se creó un fondo de beneficencia de 1,5 millones de dólares a fin de apoyar las actividades de los archivos bajo el auspicio del Centro de estudios y cultura de Portugal. La Sra. Otília Ferreira, profesora jubilada, cuyo padre, Affonso Gil Mendes Ferreira, fuera uno de los fundadores de la radio luso-americana a principios de la década de 1930, hizo el donativo principal de la campaña para recaudar fondos y obtuvo así el derecho de que el nuevo archivo llevara ese nombre. En honor a las contribuciones hechas por su padre para la promoción del lenguaje y de la cultura de Portugal en EE. UU., así como sus muchas labores de beneficencia para ayudar a otros conciudadanos portugueses, ella escogió el sobrenombre de “Ferreira-Mendes” por el cual fue conocido Affonso Gil Mendes Ferreira entre su vasta radio audiencia por más de cuarenta años. Entre otras personas e instituciones que donaron al fondo de beneficencia inicial se encuentran la Fundación luso-americana de Lisboa (FLAD); Anthony Andrade, fundador y presidente de A&H Printing, quien además es socio de la firma de inversiones Legg Maso; 5

Frank B. Sousa, presidente de Colonial Wholesale Beverage; Luis Pedroso, presidente de Accutronics; Elisia Saab, copropietaria de Advanced Polymers, Inc., la cual es una firma de tecnología médica de New Hampshire; Maria Alves Furman, egresada de la Universidad de Massachussets-Dartmouth, y ex directora ejecutiva de Standish, Ayer & Wood, la cual es una firma de consultoría en inversiones con sede en Boston; y John Galant de H & G Structures of Clearwater, Florida. De los 1,5 millones del fondo de beneficencia, $500.000 provinieron de los fondos de igualación de la Comunidad de Massachusetts. Posteriormente, el proyecto recibió contribuciones adicionales considerables de parte de personas y organizaciones, al igual que de los gobiernos de Massachusetts y de la Región Autónoma de las Azores. Entre esas donaciones hubo una por parte del Sr. Edmund Dinis, abogado jubilado luso-americano, político y propietario de la estación de radio en portugués WJFD, cuyo fin era crear la Colección Edmund Dinis de servicios políticos, jurídicos y públicos luso-americanos; un donativo del gobierno de la Región Autónoma de las Azores para mantener los archivos y compartir medios digitales; y fondos provenientes de la Comunidad de Massachusetts destinados para el edificio que alberga los archivos. Como se propuso en un principio, los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes habrían de contar con sus propias instalaciones dentro del Departamento de archivos y colecciones especiales de la Biblioteca Claire T. Carney de la UMD. Para tal fin, la universidad se dio a la tarea de renovar y hacer reformas en el entrepiso del edificio de la biblioteca, lo cual comenzó en 2007. Después de su terminación en 2008, las novedosas instalaciones de los archivos comprendían amplias áreas tanto de acceso público como restringido, con salas que llevan el nombre de los principales donantes a la causa. El área para el público incluye la sala de lectura Prince Henry Society of Massachusetts, Inc.; el vestíbulo Familias Costa y Silva; la galería William Q. y Mary Jane MacLean; y el vestíbulo Dorothy Santos. En las áreas restringidas se encuentra un grupo de oficinas, un cuarto de procesamiento y una cámara de almacenamiento climatizada. Esta última lleva el nombre de distintas entidades que generosamente donaron sus colecciones y apoyaron el proyecto de renovación, a saber: la colección de antepasados de las Azores y de la vida de Dennis Rezendes; la colección Edmund Dinis de servicios políticos, jurídicos y públicos lusoamericanos; la colección Frank B. Sousa de negocios y espíritu emprendedor; y la colección Carlton Viveiros. Junto con las tareas para edificar las instalaciones que albergara el archivo lusoamericano, la universidad también invirtió en la contratación de personal profesional que se encargará de su operatividad. En 2007, la profesora Glória de Sá, socióloga que estudia el proceso de integración de los portugueses a la sociedad estadounidense, fue nombrada directora y asumió la responsabilidad de dar a conocer los archivos por medio de publicaciones, la organización de coloquios, la recaudación de fondos y las actividades de promoción. En 2009, se contrató a Sónia Pacheco, de origen portugués y bilingüe, con el fin de implementar los planes para la elaboración de los archivos, incluso la organización de los principales materiales de consulta con los que ya se contaba; el aumento de la colección; y la puesta a disposición de servicios de consulta, catálogos y promoción. Contando ya con todos esos elementos al momento de la inauguración, los encargados de los archivos lusoamericanos Ferreira-Mendes se abocaron a la tarea de documentar, conservar y promocionar la cultura y la historia luso-americana.

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Conservación y promoción del patrimonio portugués, la identidad y representación en EE. UU.: En 1934, el presidente Franklin Delano Roosevelt firmó la legislación con la cual se crearon los Archivos Nacionales de EE. UU. y aseveró: “A fin de reunir los registros del pasado y de mantenerlos en edificios en los que se conserven para el uso de hombres y mujeres en el futuro, una nación debe creer en tres cosas: Deber creer en el pasado, deber creer en el futuro y sobre todo debe creer en la capacidad de su pueblo para aprender del pasado a fin de formarse un mejor criterio y forjar su propio futuro”. La respuesta de la comunidad luso-americana a la creación de los archivos Ferreira-Mendes demuestra que dicha comunidad también cree en ese concepto al estructurar, elaborar y organizar la memoria social de los luso-americanos, y al producir conocimiento y narrativas basados en las memorias que contiene la colección. Los archivos jugarán un papel fundamental en el desarrollo constante de la identidad de grupo, en la formación de la representación lusoamericana y en el entendimiento de esta cultura en el dominio público. Además, demuestra que la comunidad tiene la creencia de que las memorias contenidas en los archivos proporcionarán los cimientos de lo que Nietzsche (1994) llamó la “memoria de la voluntad”, es decir, la cohesión de grupo necesaria para abogar por los intereses de los luso-americanos dentro de la sociedad estadounidense de mayor magnitud. En los últimos años, pero particularmente desde su dedicación, los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes han recibido un caudal continuo de materiales donados por personas y organizaciones ansiosas de participar en el proceso de establecer las bases de la comprensión colectiva de su identidad como grupo étnico y de la forma en que encajan en la narrativa global de la historia y la cultura de EE. UU. Aunque aún se encuentran en una etapa incipiente, los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes ya constituyen la colección más grande de materiales que documentan la vivencia de los portugueses en EE. UU. Con alcance nacional, contienen documentos de lusoamericanos que se han distinguido en las áreas de la política, los negocios, el arte, el entretenimiento y la literatura; fotografías familiares, libros de recuerdos, cartas y relatos orales que ilustran la experiencia colectiva de la inmigración, el establecimiento y la vida en los Estados Unidos; registros genealógicos; una recopilación de periódicos comunitarios y una variedad de libros, objetos de colección y de interés, y grabaciones que documentan la historia social del grupo. Entre los objetos importantes se encuentran escritos del autor nacido en las Azores, Alfred Lewis; la colección Côrte-Real de Açoriana de Luis de Figueiredo; la biblioteca y los escritos personales de Antone Felix, profesor de portugués de la UMD y fundador del Centro para el mundo de habla portuguesa; ediciones y microfilmes originales de periódicos como Diário de Notícias, Portuguese Times y O Jornal; las colecciones de reportajes de “The Portuguese Around Us” [El portugués entre nosotros] y de Pedro Bicudo; y la colección de la Sociedad genealógica e histórica luso-americana. El principal objetivo de los archivos es poner esas exhaustivas y crecientes colecciones a disposición de todos los que tengan interés en la historia de los luso-americanos. Además de estar abierta al público durante las horas hábiles durante todo el año a fin de dar cabida a las necesidades de investigación de estudiantes y de otras personas u otros grupos que lleven a cabo estudios académicos o de historia familiar, los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes tienen como fin sobrepasar los confines de la comunidad local con el uso de medios electrónicos y establecer asociaciones con otras instituciones de conocimiento y memorias, a fin de intercambiar y compartir el material archivado. Por ejemplo, el proyecto Colección de periódicos digitales luso-americanos tiene la finalidad de digitalizar todos los principales 7

periódicos luso-americanos y de ponerlos a disposición en internet de manera gratuita. Llevada a cabo en colaboración con el Centro de estudios portugueses y con el generoso apoyo de donantes privados, la Comunidad de Massachusetts, la Región Autónoma de las Azores y la Fundación luso-americana, esta iniciativa ya ha puesto 84.000 páginas del Diário de Notícias (1919-1973) con capacidad de búsqueda y está disponible en internet. El sitio web del periódico se encuentra en http://lib.umassd.edu/archives/paa/diario.html. Para fines de 2010, se agregarán más periódicos al sitio. Entre ellos se encuentra el periódico O Heraldo Portuguez, publicado dos veces al año en Taunton por el homónimo de los archivos Affonso Gil Mendes Ferreira, el periódico O Colonial, publicado en New Bedford en las décadas de los 1920 y los 1930, y varias otros diarios de California, publicados a principios del siglo XX. Esto último se ha logrado en colaboración con la Sociedad fraternal portuguesa de EE. UU. y forma parte de la colección de la Biblioteca J. A. Freitas de San Leandro, California. Otro aspecto de la labor de los archivos en cuanto a la preservación y promoción del patrimonio portugués, y su identidad y representación en EE. UU. se realiza mediante la organización de eventos y el recibimiento de diversos tipos de visitantes. En los últimos doce meses, los encargados de los archivos ofrecieron una variedad de exhibiciones centradas en sus colecciones y colaboraciones con organizaciones asociadas, al igual que una amplia gama de presentaciones dirigidas a audiencias académicas y no académicas. Algunos ejemplos de esos programas incluyen la exhibición “El día de Portugal: Imágenes de medios de comunicación de la costa sur de Portugal”, la presentación “La comunidad protestante portuguesa de Antebellum, Illinois” y el taller de genealogía “Cómo encontrar antepasados portugueses”. Los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes también se han convertido en una parada de rigor para las personas o grupos importantes que visitan la UMC o el sur de Nueva Inglaterra, lo cual promueve la notoriedad y el orgullo étnico. Entre los célebres visitantes recientes se encuentra un grupo de representantes de varias universidades del extranjero; el ex presidente de la FLAD, Rui Machette; la Secretária Regional das Comunidades, Rita Dias; y la alcaldesa de Ponta Delgada Berta Cabral y ex senadora de EE. UU., Carol Moseley Braun. Dado que recopila, conserva, interpreta y pone a disposición los elementos esenciales de las memorias de los luso-americanos, los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes están jugando un papel importante en la formación de la identidad colectiva entre los portugueses establecidos en EE. UU. y está contribuyendo a un entendimiento de dicho grupo con mayor profundidad y matiz. Si desea contribuir con materiales o con otros recursos que aumenten la capacidad de los archivos para continuar con este proceso continuo, póngase en contacto con Sonia Pacheco, archivista de los archivos luso-americanos Ferreira-Mendes, llamando al número de teléfono (508) 999-8695 o por correo electrónico a la dirección [email protected].

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