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INSTRUCCION PRÁCTICA SOBRE EL
.MAG NETISMO 'AN 1MAL. OBRA ESCRITA EN FRANCÉS
POR J. P. F. DELEUZE,_ PRECEDIDA DE UNA NOTICIA HISTÓRICA SOBRoE LA VIDA y LOS TRABAJOS DEL AUTOR , Y SEGUIDA DE UNA CARTA ESCRITA AL MISllO POR UN MEDICO EXTRANJERO.
Traducida al español
POR MANUEl ARANDA V SAN JUAN.
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BARCELONA: rMPRENTA COOPERATIVA , .t CARGO DE 1. TORRE NS, calle de Ave ll il. , núm. 6.
1873.
AL SEÑOR
Permitidme que ~onga vuestro nombre á la cabeza de una "obra destinada á generalizar los principios enunciados en "Vuestros escritos, y las consecuencias de los hechos que habeis observado. Á no ser por vos el magnetismo hubiera -caido en' el olvido despues de Mesmer, del mismo modo que cayó despues de Van-Helmont. Nadie se ocuparia hoy de él .si la más activa caridad no os hubiera dado el valor de sacrificar vuestro tiempó, de despreciar las críticas, de desafiar, en fin, todos los obstáculos, para est ablecer una ver-dad que nos ilumina acerca de las facultades de nuestra alma, y sobre los medios de emplear estas facultades en la curacion ó alivio de los males de nuestros semejantes. Á vos es á quien debo los conocimientos que he adquirido, los que he propagado, y el poco bien qU& he tenido la dicha de hacer. Recibid, sellor Marqués, el homenage de la gratitud y de la respetuosa adhesion de vuestro discípulo
DELEUZF.
NOTICIA HISTÓRICA SOBRE
LA VIDA Y LOS TRABAJOS DE DELEUZE.
(José-Felipe-Francisco) nació en Sisteron (Bajos-Alpes), en el mes ,de Marzo de 1753. Deseando -emprender la carrera de ingeniero militar pasó á París, en 1773, á estudiar las matemáticas; pero habiéndose suspendido los nombramientos de oficiales de di,cha arina, entró en la de infantería éon el grado de alférez. -Tres años despues, con motivo de haberse reformado el cuerpo en que servia, se retiró, entregándose al estudio de las ciencias naturales. Vivia en una -casa de campo, cerca de Sisteron, cuando leyó por "primera vez, en 1785, los pormenores de las curas 'operadas en Buzancy; lo' cua~ le pareció una locura, y hasta sospechó que se habia querido ridiculizar á los partidarios del magnetismo, refiriendo prodigios que rechazaba el buen sentido. Sin em~argo, habiendo sabido que uno de sus amigos (M. D. de Aix) , hombre de una razon fria y de clara inteligen~ia, habia ido á ver á Mesmer á casa de M. Servan; que, de vuelta á Aix, habia tratado de magnetizar, y que tenia una sonámbula, resolvió ir á encontrarle para asegurarse de si aquello podia ser verdad. DELEUZE
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VI-
«Hice el viaje á pié, dice Deleuze, recogiendo algunafS yerbas; el segundo dia llegué á Aix á las.doce dela mañana, de~pu.e.s de haber andado de~de las cuatrode la madrugada. Entro en casa de mi amig·o, le ex,: pongo el motivo de mi viaje, le suplico me diga quées lo que se debe pensar de los prodigios que me han . referido; se sonrie y me responde friamente: Quedaos'!I'De1'é.is lo que es ; l~ enferma debe venir á las tres. »A esta hora, en efecto, llega la enferma con algunas personas que debian hacer la cadena. Me apresuro á formar parte de ella, y veo dormirse á la enferma, despues de algunos minutos_ Yo contemplaba todo esto· lleno de asom bl'o ; pero no pude mirar mucho ' tieID:po~' en ménos de un cuarto de hora me quedé tambien dor~ mid,o. Durante mi sueño hablé mucho y me agité, en· términos que interrumpí la cadena; lo que supe por..· qu.e me lo dijeron cuando desperté, y porque ví que' todos los circunst.antes se reian; pero no porque yo re-:cordara algo. Al dia siguiente no me dormí, observ~ el sonambulisI;I1o, y rogué á. mi amigo que me. diera {i conocer los procedimientos. »])e vu.elta á mi casa, hice la prueba del magnetis.... mQ en las enfermas que. habitaban los lugares vecinosj á :Qli casa de campo .. Me guardé bien de preocupar sW: ima.gin.adon: las toqué con diversos pretextos, persua", diéndolaS que unas ligeras fricciones las harían bastante provecho., De' este modo obtuve efectos curiosos y saludables que fo·rta1ecieron mi creencia ~ »Á 'Últimos del otoño fui á la ciud-ad: me dirigí á. Uli médico jóven:, hombre de mucho mérito, que tenia 131. discrecion de dudar y el deseo de, fijar su opinion por. medio de experimentos. Le s:upliqué que me i1ildicar~
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una persona bastante. enferma para que, si el magneti-sIDO llegaba. á curarla, la prueba fuese evidente; Fe.ro cuyo estado no fuese tan peligroso que debiese. temer verla morir durante la operacion .. Me condujo á casa. de una enferma, que lo estaba hacia siete años. Esta muje; sufria habitualmente los más crueles dolor.e s; estaba extremadamente hinchada; tenia en el bazo una obstruccion muy voluminosa, que se dejaba ver al exterior, y no p()dia andar ni echarse boca arriba. Produj EZ en ella crisis de· sudores y de orina; la sangre volvió a tomar su curso natural , la hinchazon y la obstruccion desaparecieron, y la dejé en estado de salir y de ocuparse en sus quehaceres. Se dormia cuando yo. la. tocaba, pero no era sonámbula. »Poco despues : M. D., íntimo amigo mio, magnetiz6 á, una jóven de diez y seis años, hiJa de padres respeta,bles y muy considerados. Asistí al procedimiento; esta. jóve-n nos. dictaba consultas para. los enfermos é. interesantes prescripcis perfectamente aislados, y cny,as faculta .... -rles interiores han adquirido mucha energía se encU6JlttM. SOllRE EL MAGNETISMO.
86 INSTRUCCION PRÁCTICA. frecuentemente en una disposicion de la 'que puede sacarseel mjlyor partido, áJin de 'hacerles seguir un régimen ó ejecutar cosas útiles para ellos, pero contrarias á sus costUID-bres ó á sus ' inclinaciones. Merced á esta disposicion, el magnetizador puede imprimirles durante el sonambulismo, y -despues de haberse convenido con ellos, una idea ó una voluntad á la que obedecerán en el estado de vigilia, sin que' ~epan darse cuenta de ello. El magnetizador dirá, por ejemplo, al sonámbulo: (( Entrareis en casa á tal hora; nó ireis esta noche al teatro; os abrigareis de tal manera; no opon'-dreis ninguna dificultad para ,tomar tal remedio; no toma,reis licores ni café; no volvereis á ocuparos de tal objeto; desechareis tal temor; olvidareis tal 'cosa, etc.» Ersonámbulo se sentirá impulsado á hacer lo que le ha sido prescrito; -se acomodará á ello sin sospechar que es un recuerdo; tendrá aficion á lo que le habeis aconsejado y aversion á lo que te 'habeis ·prohibido. Aprovechaos de este imperio de vuestra 'voluntad únicamente para el bien del enfermo y de acuerdo· -~r el WMtfi.lmli~tM; mI COMO Sé ~sen'a
SOiUt-g :l;L MÁG.NETISMO.
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muchas veces á consecuencia ·de los tratamientos magnéticos ', y para. indicar los medios de di r.tgirle hácia Un fin provechoso, evitando sus inconvenientes . . He dicho con sobrada:claridad que esta Cl'ísis podria lI-egar .á ser tan fu.nesta siseconttatiase á la iIlatura,leza, como sa.ludable si se tuviese la discrecion de Uenderla y secundarla. No ignorQ que se pueden citar Illgunos ejemplos de haber ()btenido bneuos resultados por medio de una imprudente ótadia; ptoo 65t05 ejemplos son rttros; una prudente reserva ru) 'puede nunca perjudicar, ycullndo se prescinde de ella., el:pónese uno á. los mayores pelig'fos. No queda, pues, nada .de esencialqlle decir Mbre la apli~aciofl del sonambulismo al tratamiento de las enfermedades j y cuando\ empecé á es(;ribir este ~apítül() no me propuse ir más aHá {1). Babia reoSllelto pa,aT en ~ilencio los fenómenos extraordinarios; habia pensa.do que los que 00 los hubieran 'Visto, me t()ma;rian por un visi6natio, y q·\le no sólo pesaria sobre mí semejante reputacion, sillO que podria ser Qbstáculo al bienqu.e yo q\lerria hacer; porqne lo miMlto nos guiamos por los consejos de un homllre sujeto á iluliioneil que por los de otro que carece de bu'tlla fé" Peto; despues de haberlo reflexionado, he creído que debiaceder á 'cOnsideraciones más importantes, y sobrepOllerme á 19s temores del amor prepio . Me decido, pues, á hablar de lIn estado muy singular, porque puede presentarse .á 'OtrOs como se me ha presentado á mí y á varios de mis ami(ll Los di.,~t80S 86DiltDbu108 flt'essnten l1mótl'lNlOS m.uy diferuntes j el único oa"áott'T d,istint4'Vo l' coos,Willte del IlOnllln/)U!iWlO, ·es la ElxliHencia de un Bue-vo modo de percepcion. Asi es .que hay sonambuJoS aislados, olros '(fue no ló Sub ; tos bllSl' que S"(JJl mGvlbles como ImantlS, oLros que 116.10 Ue.nell fa .:!u1\aa.ta inli9rior.es; algunos cuyas ¡¡ens8cionell están lodas 'Concenlradas en el ~pigá&lrro ; otros hacen uso dg alg-unos de sus sentidas, y vários. en fin, que, despues de d-espertarse, conservan por espacio db cleltot1etn[JO el teé u etlfó tIe trenta. años. Existen dos gra:ndes- clases de enfermedades; las agudaS,. cuya. m~ucha. es rápid~, y qu'c:, una vez dominado el peligrOo que presentaban en su desarru}lo.,. terminan despt,les de un. periodo conocido, al cual sucede laeonnlecencia; y las ctá~ ]loicas, caya. duracion es iHmitada,. incierta su maFcha ¡Variádos sus síntomas' y crísia, sÍn qu~' se co.nozca ninguD :rrredio enteramente seguro de alcanzar su curadO'n. Estas enferinedades O'casiO'nan á veces la muerte del enre'rOlO al cabO' de algun ~iem'Po, haciendo á menudo que su existencia. sea, dblorosa (), lán~llicda.; muesas de ellas son incurables; pero no pued~ asegurarse con respectO' á.. ninguna r en qué época. se presenia.rn u.na. eósis que anuncie el restableei.. mientO' ó la muerte. :La cO'nducta def magnetizadO'r sef:Í¡ muy. diferente en estas dós clases. de enfermedades·, . En la.s agudas, se llamará a~ ' médico tan luego como, sea pos¡'ble,. y se segu:irán sus. prescripciones;: pero diéiénctole que se desea emplear el magnetíSffio. como aaxiliar. No ~l'eo qltellln mMia), de sano> critério Sit- oponga a. que se. haga uso de dicho. agente con el e.xclosi-.o 0bjew de cu.rar al enférmo. Si cO'nsidera absolutamente inútil su aplica. racultades p~cu)jares á los sonambulos , no puede imitarlas.
183 fermedad, determinar el sitio de los dolores, descubrir lo que ningun médico podria presumir, y describir con exactitud el cará.cter, las costumbres y las inclinaciones de los que les consultaban. He visto otros que han curado enfermedades agudas sumamente graves y achaques crónicos é inveterados, cambiando con osadía el tratamiento que habian seguido hasta entonces. Cada uno de los sonámbulos á que me refiero tiene métodos de ·exploracion que le son propios. Los unos se fijan desde luego en el mal más grave; los otros examinan particular y 5Ucesivamente todos los órganos, empezando por la cabeza, y hasta haberlos visto aisladament P , no procuran determinar su influencia recíproca. Otros hay que para ha~r este exámen se limitan á tomar con una mano el pulso del enfermo, mientras con la otra se palpan su propio CUerpO: de este modo sienten por simpatía cuáles son los órganos afectados, y experimentan los dolores del enfúmo, tan vivamente á veces, que se resienten de ellos aun despues de la sesion. Algunos contestan á las consultas que se les dirigen sobre personas ausentes y que les son desconocidas. Se les presentan cabellos ú objetos que el enfermo haya llevado durante algunos dias sobre el estómago y á raíz de la carne (1); l(} cual basta para que se pongan en relacion con él hRsta tal punto que describirán exacta y minuciosamente su estado físico y moral. No quiero suponer que siempre acierten; pero les he yisto muchas veces obtener el más asombroso. éxito en casos en que no podia guiarles nada , y en que la enfermedad, ohjeto de la consulta, presentaba caractéres demasiado raros para que hubieran podido adivinarlos por casualidad. Si el fin del que consulta no es el de recabar consejos, sino el de poner á prueba al sonámbulo, ES rosible que aun sin saberlo, ejerza una influencia que le proporcione nuevos motivos de robustecer su credulidad. SOBRE EL MAGNETISMO.
('1) Es menester que eslos objetos ha ya n sido e nvueltos en un papel, y que al pres6!otarle el paque te al sonámbulo no se b¡¡ya abierto.
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INSTRUCClON PRÁCTICA
Á lo que acabo de decir acerca de las cualidades variables, pero á -Veces asombrosas de los sonámbulos de profesion, debo agregar que he observado en muchos de ellos bastante rectitud y sen~ibilidad; les he visto tomarse el más vivo interés por sus enfermos, magnetizándolos con celo, así como tambien distinguir cuidadosamente aquello de que se creian seguros de lo que les parecia solamente probable, y negarse á contestar á una consulta cuando no se reconocian con suficiente lucidez, ó cuando, por considerar desesperado el es.tado del enfermo, no querian dar á conocer su opinion sobre la enfermedad. ·Como la determinacion de recibir diariamente consultas 'que les fatigan , obliga á estos sonámbulos á ser cautos y á renunciar á otras ocupaciones, es natural que sean indemnizados del trabajo que se toman y del sacrificio de su tiempo. Las personas que se dirigen á ellos pagan con gusto cierta retribucion si han recihido útiles consejos, y como no se les ha querido engañar, no pueden quejarse si han satisfecho simplemente su curiosidad. _~sto es cuanto puedo decir para justificar un abuso que subsistirá mientras el magnetismo no se practique en el seno de las familias, bajo la direccion de los médicos, abuso que no debe condenarse de ningun modo, dadas las circunstancias actuales (1). 11 ) Ciertos hom:qres que no se han tomado nunca la molesUa de aver·iguar los servicios prestados por 103 sonámbulos de qUQ hablo, quisief;m que la policía les prohibiese recibir ccnsultas. Semejante prohibicion Ber~J causa do inconvenientes mucho más graves que los que se pretendieran evitar. Por de pronto, dichos sonámbulos no encontrariau magnetizador que, guiado de un celo de!\interesado, consintiera en dirigirhH y en sOótener sus fuerzas. Además, aquellos de estos sonámbulos que tienen más delicadeza. se harian un deber de renunciar á una ' 'Práctica que les fuese prohibida. Por último, los que, á pesar de la prohibicio:l, continuasen recibiendo enfermos, como correrían el rie;:go Gonsiguiellte, se haTian pagar. un precio más elevado por sus servicios • .Y p.xigi'·ian el secreh, y las flersonas que ·le3 hubiesen consultado, no se ',¡¡Lreverian á SDmeter á un médi;:;¡ la aplobaciDn de sus prescripciones. por temor de comprometerles.
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Pero, sin que sea mi ánimo hacer una aplicacion particular, sin desaprobar lo que ya existe , debo demostrar que los sonámbulos de profesion, y sobre todo los que han llegado á suscitarse una crísis por sí mismos, deben inspirar por lo general ménos confianza que aquellos de quienes he hablado anteriormente y que, en el estado de vigilia, ip;noran las facultades de que se hallan dotados durante el sueño. Lo que voy á decir se funda en los verdaderos principios del magnetismo, y está confirmado por numerosas observaciones. Para que un sonámbulo juzgue perfectamente el estado de un enfermo, es preciso que se identifique de algun modo con él. Ahora bien: el motivo que determina á identificarse con un sér que sufre no puede ser más que el sentimiento ne la compasion , el amor del bien , que supone el olvido de sí mismo, y cuya pureza debe alterar necesariamente el interés personal. Cuando el sonambulismo muy continuado se convierte en una costumbre, establécese cierta comunicacion entre este estado y el de vigilia. Ya no obra solamente el instinto , y las ideas preconcebidas, los recuerdos, las preocupaciones, los intereses, se confunden con esa especie de inspiracion que desarrolla en el sonámbulo una facultad absolutamente extraña á aquellas de que gozamos en nuestro .estado bormal. Los sonámbulos de profesion rara vez se abstraen de cuanto les rodea, lo que hace presumir que no han llegado al grado de concentracion que generalmente precede á la lucidez perfecta. Como ven muchos enfermos durante el dia, las imp resiones que reciben cambian de naturaleza á cada momento , y es por lo tanto muy difícil que se identifiquen alternativamente con cuantos van á consultarles; por otra parte , no consiste todo en ver la enfermedad, en describir sus síntomas, en adivinar su orígen, sino que además de esto se exige del sonámbulo que indique el tratamiento más oportuno, y la facultad de ver los remedios es tan diferente de la que permite ver el mal , que no siempre van unidas. Resulta
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de aquí que muchos de los sonámbulos de profesion tienen una farmacopea particular; recetan, segun las circunstancias, cierto número de remedios que conocen por haberse servido de ellos, y sus complicadas prescripciones contienen al parecer con frecuencia cosas inútiles. La lucidez de los sonámbulos varia por momentos. Clla.ndo. un sonámbulo que admita consultas .con ·el solo objeto de aliviar á una persona que padece, siente que no se encuentra en un momento de lucidez perfecta, dice á su magnetizador: - « Hoy no veo bien; será preciso que vuelva el enfermo á ver si me hallo en una disposicion más favorable.No conozco bien la enfermedad; no pue,do ver el remedio.Sospecho esta ó la otra cosa, pero no · estoy seguro, y no puedo resolver, etc., etc.» - Los sonámbulos que reciben diariamente á muchos enfermos, cada cual á: la hora que le han indicado, se consideran obligados á responder á las preguntas que les dirigen; y con tal de que no se sientan muy cansados, no se cuidan de examinarse para estar seguros de su lucidez. No pretenden engañar á nadie, es cierto; pero se atienen á las primeras impresiones que experimentan, y prescriben remedios con arreglo á las costumbres que han contraido. Como desean que todos queden persuadidos de su lucidez,' apelan. á cierta sagacidad para expresarse, y si observan que no se consideran exactas sus apreciaciones, emplean muchos circunloquios para rectificar su juicio queriendo dar á entender que no se les ha ~omprendido ben. Aun cuando no descubran la enfermedad esencial, adivinan casi siempre alguno de sus·síntomas, y si advierten que causan sorpresa, se apmvechan de esta circunstancia para aumentar la confianza que se tenga en ellos. Si los remedios que han recetado no producen el efecto que esperaban, no por eso. creen haberse equivocado, y encuentran pretextos para disculpar su error, y razones plausibles para modificar el tratamiento. Todo esto puede suceder sin que lo adviertan ellos mismos y con la mejor buena fé por su parte; porque nuestro.
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interés influye sin que lo observemos en nuestro modo de ver las cosas, en nuestro juicio y en nuestra conducta. Esta es la clase de ·sonámbulos que han ido á ver con frecuencia los médicos predispuestos contra el magnetismo, deseosos de motivar su incredulidad por medio de experimentos, y casi siempre han conseguido cogerlos en un renuncio, habiendo sacado en consecuencia que todos los que pretendian tener pruebas de la lucidez de Jos sonámbulos eran otras tantas víctimas de su superchería. Si hubiesen conocido los principios del magnetismo, no habrian sacado semejante consecuencia. Los son~mbulos á quienes se dirigen preguntas insidiosas, se quedan como cortados,y si la vanidad ó el . temor de confesar su ignorancia les decide á contestar, se· esfuerzan, se turban, hablan por conjeturas, y no tardan 'en ponerse en contradiccion consigo mismos á los ojos de los que son más instruidas que ellos. Además, para que un sonámbulo sea 'lúcido, es preciso que le sostenga la voluntad y la confianza del ,que le magnetiza, y que la persona con quien se le pone en relacion desee recibir de él útiles consejos. Si está ' exento de todo interés, si conserva su independencia, dirá al que acude á consultarle y cuyas disposiciones no le parecen convenientes: « No puedo atenderos.; no me encuentro en disposicion de contestar á vuestras preguntas; » pero, en el caso contrario es natural que eche mano de los recursos d~ su imaginacion para Rustituir las faculta- . ·des instintivas de que carece (1). A pesar de todo, estos sonámbulos pueden ser muy útiles., y segun he dicho, hay algunos dotados de las facultades más sorprendentes, y cuya bondad de corazon se sobrepone á (1 ) Cuonto digo aquí está basado en hechos que me han referido, y en mis pro[lias observaciones. Nunca me he permitido consulLar sonámbulos para ponerlos á prueba ; solamente he visitado á aquellos de quienes me constaba qu e habian dado pruebas de penetracioD. Cflnsidero. muy poco con velliente emplear medios insidiosos para conocer la verilad; la cual se revela por si misma al que la busca con perseverancia 'J buena fé. . Do
188 INSTRU'CCION PRÁCTICA cualquier otro sentimiento. Aun aquellos cuya penetracion es muy imperfecta, tienen en ciertos momentos y á manera de un relámpago, una lucidez maravillosa. Puédese acudir á ellos, no para ponerlos á prueba, sino para escuchar con la mayor atencion sus pareceres, y para sacar de ellos algunas luces. Despues de la sesion, y no durante la misma, es cuando se debe pesar, combinar y discutir lo que han dicho para apreciar el grado de confianza que merecen. Voy á indicar la conducta que debe observarse para no tener nunca nada que temer. Si os decidís á consultar á uno de dichos sonámbulos, no os lhniteis á informaros de si el que se os indica ha dado pruebas de lucidez; procurad saber igualmente si por su conducta se ha granjeado siempre el aprecio de los demás. Podemos tener la incertidumbre de que un sonámbulo no se equivocará; pero es preciso al ménos contar con la seguridad de que es incapaz de engañar. Si el sonámbulo tiene por magnetizador á un hombre prudente é instruido, esto será de por sí un motivo de confianza. C'nlend.o de más tiemp.o, quieren unir á la práctica del magnetism-o el estudio de l.os fenómen.os que presenta, hacer uso ,de él en grande escala, establecer tratamient.os para euidar á.. ,la.' VeE muehos enfermos, f.ormar discípulos capaces de se-
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cundarlos, tener sonámbulos que les ilustren, reunir, com-, parar y coordinar los fenÓmenos de modo que resulte de ellos un cuerpo de doctrina regular, cuyos principios sean ciertos, y cuyas consecuencias, extendiéndose de dia en dia, les lleven á nuevas aplicaciones. Esta clase está separada de la precedente por un gran número de grados que es preciso recorrer sucesivamente ·ántes de encontrarse en disposicion de descubrir un horizonte más. extenso; Aconsejo, por lo tanto: á los de la primera clase, -que no piensen en salir de su círculo, á no ser que dispongan de todo su tiempo y tengan conocimientos preliminares. Su mision es ya bastante elevada; extraños á las vanidades.. humanas, á las inquietudes que acompañan á toda tentativa nueva, á las incertidumbres que nacen del choque de las, opiniones y de los diferentes puntos de vista bajo los cuales se presentan los objetos, ,disfrutan de la satisfaccion de hacer" bien sin mezcla alguna y sin distraccion~ Que sean bastante ' euerdos para no preocuparse de las teorías, para no buscar los fenómenos extraordinarios; que continúen empleando ~on confianza recogimiento los procedimientos que mayor utilidad les han reportado, sin más objeto que curar ó aliviar ' al enfermo por quien se interesan. Cuando hayan obtenido. una curacion; harán mencion de ella sencillamente, para in- , ducir á otras personas á emplear los mismos medios'. La Instruccion que publico es -suficiente para servirles de norma en todos los casos, y lo 'que es más, ni siquiera tendrán necesidad de acudir á ella sino en determinadas ~ircunstancias. . E~ cuanto á los que desean pertenecer á la segunda clase~ les invito á considerar desde luego la carrera'que tienen que recorrer, pues vale más que no entren en ella que detenerse á la mitad de la empresa. Por lo que respecta á la práctica, un:a sencillez prudente es preferible á la ciencia, y en lo relativo á la teoría, las nociones imperfectas nos exponen á> peligrosos errores. El labrador que cultiva su campo como lo· ~ultivaban sus padres~ recoge cada año el fruto de sus sudo-
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'res j pero si pretende, siguiendo sus ideas, crearse un mé.,todo nuevo, se expone á arruinarse ántes de adquirir los conocimitmtos necesarios por su propia experiencia. Yo no deberia meterme á dar á los demás la mayor parte -· de los conocimientos que deben tener; pero siento su necesidad, reconozco la superioridad de los que los poseen, y puedo indicar la marcha que es preciso seguir para adquirirlos, y sobre todo, la disposicion de espíritu necesaria para . encaminar su aplicacion hácia el objeto que se proponen. Por. consiguiente, creo útil terminar esta obra con algunos consejos á los que pretenden remontarse á una region que ;por mi parte s610 he vislumbrado; pero cuya posicion me es bien conocida merced á las relacioues de los que la han re-corrido con más 6 ménos resultado. Supongo que los hombres á quienes me dirijo están enteramente convencidos de la virtud del magnetismo, y que han reconocido en sí mismos la facultad de hacer uso de él y de producir los más sorprendentes y saludables efectos. Sin esta primera condicion, lo que voy á de.cir seria completamente inútil. De desear es que los que quieran estudiar el magnetismo ,tengan desde luego nociones elementales de física, anatomía, fisiología y medicina, á fin de apreciar mejor los hechos, y .de no ser víctimas de los errores que se encuentran en mu·-chos libros. Es asimismo necesario que estén versados en la ;parte de la filosofía que trata del origen de las ideas, del des.arrollo y de la relacion de las diversas facultades del alma, .con objeto de que 1).0 vayan á parar en vanos sistemas al ver ,ciertos hechos maravillosos. ~ Suponiendo que se posean las facultades, las disposiciones 'Y los conocimientos preliminares de que acabo de hablar, es ¡preciso leer ordenadamente cuanto se ha escrito sobre el magnetismo. Soy de opinion de que los que ignoran las len~as extranjeras.pueden empezar por mi Historia crít,ea, no porque esta obra valga más que otras muchas, sino por-que presenta un conjunto, porque da una idea de la histo-
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n~S'l'Rt1éOl014 PRÁéTICA
lis,. pme:bas, }>focedilJ:riit.nto!1 ~ fenó~enos, aplicadod á lit ~uracioD. de AS enftMédáde-s. y mtmóS de éVÍtar -sUS .InCoJlvenientes, ~ ~ llll; pórque en eila -se 11311á 'Un! ~dntá Mtic'ia de.1odos les'libt()S qoe ;hllblaila-pareeMó .en 'tánciá $0- bretl mismo aSUOOJ ien 1& época. ett qtie ft publiqué. ' . Á estos libros, que he clasificado,' se añadirán 19s A1Jltle~: 4k1 Jlagnetisme);,la ]JÜJIió-ee,ca del Magnetismo, y ótras ó'b1'l!S; recj,entemente impresas éUyo catidogo eslá:eíl obteilelr . .Ad'e-más" no se descuidará informarse de las objeciones hechag, por los médicos, -y de la 6xplieaeion que han dado ácerca d~ los fenómenos cuya realidad se hlln visto obligádos á: re-cu-· nocer (1}. . Se. consu11atin las ohras- de fisioJog:fa y de medicina, tú- )'..' autores, al ,tratar de las cnestiones extrañas :d magnetismo, ha.n~ tenido. que cOB'venir en su aecion y en los ekctd9'. que produae; tait es la obra de M. Georget, titula:da PtSioio,-gí'l I del sistéftUJ, nt~cn(). Se buscarán, en fin, las relacionés. de las enfermedades en que se han presentado expCltttáneamente algunos de los fenómenos más notables del magnetismo,;. como puecIe. v'erse en las o-bras de'l dottor :Petetju y en la. biÑorla d~}a cu-raeion de MUe. JIlr1a ,. por el bardn acá y allá del foco, los rayos se cruzan, los colores son más brillantes, y las imágenes enteramente desfigura.das. Por inconcebible que ~octricta
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sea la penetracion de los sonámbulos, no es por eso ménos .incontestable; no hay exageracion alguna en -lo que se ha dicho de ellos; pero en cada individub se limita á ciertos objetos, y está contenida en cierto órden de ideas, y únicamente por la comparacion dt un gran número de hechos, en los que se haya establecido una línea divisoria entre. la verdad y las ilusiones, es como podrá llegarse á reconocer la extension de que es susceptible, así como su orígen y las condiciones que favorecen su desarrollo. Si dos magnetizadores quisieran establecer, cada uno por su parte, una teoría del sonambulismo en vista de lo que dicen los sonámbulos, es más_que probable que no habria la menor semejanza entre ambas teorías. Voy más allá, y me atrevo á afirmar que raciocinando en vista de algunos fenómenos considerados aisladamente, se puede llegar, no tan sólo á las hipótesis más originales, sino hasta negar la realidad del magnetismo. Be demostrado los muchos errores á que se expone el exámen incompleto y circunscrito de los fenómenos del magne-· tismo: ahora debo ocuparme de los que resultan de una aplicacion inconsiderada de los conocimientos que le son extraños. . Abrigo la íntima conviccion de que jamás se harán verdaderos progresos en la ciencia del magnetismo mientras se vayan á buscar sus principios en otras ciencias. Pretender esplicar el magnetismo por ta electricidad, por el galvanismo, por consideraciones anatómicas sobre las funciones del cerebro y de los nervios, es como sí se quisiera esplicar la vegetacion por la cristalografía. Es indispensable que los .s~... bios Y los médicos estén persuadidos de que los conocimientos más profundos en física y en fisiología no les permitirán jamás descubrir la teoría del magnetismo, si bien les serán útiles para preservarse de muchos errores; colocándoles en disposicion de discernir lo qne pertenece al magnetismo de lo que se debe á otras causas, suministrándoles medios de comprobacion, y autorizándoles á desechar cualquiera con-
SOBRE EL MAGNETISMO.
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secuencia que fuese esencialmente contraria á las verdades probadas por la física. El magnetismo, considerado como un agente, es enteramente distinto de los demás agentes dé la naturaleza; tiene sus leyes que no son las mismas que las de la materia. -Considerado como una ciencia, tiene sus principios particulares que sólo pueden ser conocidos por la observacion, y de los que no se podria formar una idea sino estudiando las demás ciencias; esto es lo que puedo dar como cierto, y hé aquí ahora lo que me permito añadir como una opinion que es la mia y la de muchos hombres ilustrados, pero que no pasa de ser una opínion. La teoría del magnetismo se funda en un gran principio: en que existen en la creacion dos clases de sustancias, esencialmente distintas por sus caractéres y por sus propiedades: el espíritu y la materia: sustancias que obran una sobre otra, pero teniendo cada cual sus leyes propias. Muchas de las que regulan la accion de la materia sobre la materia han sido sueesivamente conQcidas por la observacion, determinadas por el cálculo, y comprobadas por la experiencia. Tales son las del movimiento, de la atraccion,' de la electricidad, de la transmision de la luz, etc. No sucede lo mismo con el espíritu; por más que esté demostrada la existencia de nuestra alma, y aun cuando conozcamos muchas de sus facultades, su naturaleza es un misterio, su ! union con la materia organizada es un hecho inconcebible, y desconocemos la mayor parte de las leyes por las que el espírítu obra sobre el espíritu. Los cuerpos vivientes compuestos de espíritu y materia obran sobre los cuerpos vivientes por la combinacion de las propiedades de las dos sustancias. Vése que hay en esta accion dos elementos distintos y un elemento mixto. El conocimiento de las leyes que Il)s rigen constituye la ciencia del magnetismo, y únicamente por la observacion, la distincion y la comparacion ,de los diferentes fenómenos podrá llegarse al descubrimiento y á la determinacion de dichas leyes.
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INSTRUCCION PRÁCTICA.
Síguese de aquí que los que quieran formular una teoría del magnetismo sobre las própiedades de la materia, así oomo los que pretendan hallarla en las solas facultades de alma, se alejarán igualmente de la verdad. Siendo el magnetismo una -emanaci,on de nosotros mismos', dirigida por la voluntad, -participa en igual grado de las dos sustancias que componen ' nuestro sér. . No es este el lugar oportuno de desarrollar esta idea. Como -el objeto que me he propuesto es enseñar la práctica del magnetismo, si me he permitido indicar la marcha que deben seguir y las dificultades que tendrán que vencer para realizar su objeto los que quieran estudiarle á fondo, ha sido -más bien para contenerlos que para escitarlos. Son inútiles, pues, mayores detalles; y por lo tanto me· limitaré á resumir en breves palabras lo que he dicho en el presente 'capítulo. Para practicar el magnetismo no se requiere más que voluntad, confianza y caridad; y todos cuantos libros se han escrito desde que se trató de él como de un descubrimiento, .no han añadido nada esencial á los tres principios proclamados por nuestro respetable maestro M. de Puységur: Volun-
tad activa hácia el bien; creencia firme en su virtud; confianza entera al emplearlo. Para darse cuenta de la causa y de la concordancia de los fenómenos, es necesario haber adquirido desde luego y por propia experiencia una entera conviccion del poder del agente; y despues haber adquirido un conocimiento general de la naturaleza física, y luego de la organizacion de hombre, y de los diferentes estados en que pueden encontrarse; es -preciso, por último, elevarse á otrO órden de ideas para re'conocer la influencia del espíritu sobre la materia organi'zada, y para esplicarse cómo obra un hombre sobre otro por ' su voluntad. Bendigamos al Cielo porque el ejercicio de una facultad laI\ útil, tan sublime como la del magnetisma, no exija más ,- ' .
SOBRE EL MA.GNETISMO.
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que la sencillez de la fé, la pureza de inteneion "Y el desarrollo del sentimiento natural que nos asocia á los padecimientos de nuestros semejantes "y nos inspira el deseo y la esperanza de aliviarlos. ¿ Qué necesidad tenemos de consultar las luces vacilantes' del espíritu, si para obrar eficazmente basta que nos dejemos guiar por los impulsos del .corazon?
NOTAS.
Mucho tiempo hacia que estaba terminado el manuscrit() de esta obra: habíale sometido á la aprobacion de las personas' que se ocupan del magnetismo y á quienes yo conoci~, su impresion estaba ya muy adelantada, cuando tuve que :su,spenderla por ciertas ocupacíones imprescindibles. Durán~e este intérvalo~ he ' tenido ocasion de observar muchos tratamientos, de ver nuevos fenómenos y de adquirv- dalos que me obligarian á introducir algunas modificaciones ó adi-~iones en lo que ya tenia escrito. Creo lo mejor colocar aquí en forma de notas algunas de dichas observaciones, indicando la página, ó solamente el capítulo á que pueden re-fe,rirse. Una circunstancia tan feliz para mis lectores como para mí, me hace abrigar la esp,eranza de añadir á estas notas otros datos no ménos interesantes. He tenido la ventajosa proporcion de conferenciar muchas veces con un médico eXtranjero que ha fijado actualmente su residenCia en Paris, y que está versado en el conocimiento de las ciencías físicas á la vez que en 'el 'del magnetismo. Le he 'rogado que examinara mi trabajo con la más severa crítica, ya para apoyar, ó ya para. .combatir mis opiniones, y ha prometido enviarme dentro de pocos dias una carta en la eual me expondr~ francamente :sus ideas, autorizándome á publicarla. No hay para qué decir si haré uso de este permiso que agradezco en el alma.
y
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NOTAS. NOTA 1, CAPíTULO 11, pág. 22.
Para kacer los pases jamás kay que emplear etf;. He observado muchas vecés que las personas que no tienen "'costumbre de " magnetizar", creen necesario emplear mucha. fuerza, á cuyo fin, contraen todos sus músculos, y esfuerzan su "atencion y su voluntad. Este método no es bueno, y por lo contrario, las más de las veces es perjudicial. Cuando se tiene una voluntad tranquila y constante, y una atencion sostenida por el interés que inspira el enfermo, obtiénense los efectos más saludables sin necesidad de tomarse la menor moiestia. Hay casds en que es preciso dar una sacudida, oponerse á una falsa direccion, venc~r un obstáculo, sostener 6 terminar una crÍsis; entonces puede requerirse una fuerza. extraordinaria, pero jamás debe "apelarse á ella al principio de un tratamiento~ Nadie debe fatigarse por los procedimientos magnéticos; bastante hay con el cansancio que produce la emision del flúido. I
NOTA 2, CAPíTULO II. He dicho que, al terminar cadasesion de magnetismo, era oportuno desembarazar al enfermo del flúido superabundante, haciendo pases trasversales, 6 más allá de las extremidades, y he insinuado que algunas veces convenia ex,traer el llúido del enfermo en vez de cargarle de otrQ que le fuese extraño; pero no he insistido en este punto todo ~o que debia, ni he"indicado los casos en qu~ este método negativo es de gran importancia, por lo cual voy á explicarme con más amplítud. . Cuando existe una' sobrescitacion de las fuerzas nerviosas,. una gran i'r ritacion, 6 una predisposicion inflamatoria, prodúcese por lo comun calma extrayendo el flúido; y muchasveees se hace desaparecer el mal, que se escapa con aquel. En la inflamacion cerebral, por ejemplo, es conveniente hacer pases, empezando por la parte inferior de la cabeza para atraer el flúido hácia fuera, ya sea por los lados, 6 ya porel occipucio. El médico que, segun he dicho, ha ofrecido ha-
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NOTAS.
cerme algunas observaciones sobre mi obra, mencionará sin duda el procedimiento de que hablo. Con este motivo voy á citar un hecho muy notable, que hace poco tiempo be tenido ocasion de presenciar: M. H .... , teniente de navío, fué hace pocos dias á ver á M. N.... , de quien me ocuparé en breve. Cinco aüos atrás habia tenido una insolacion, y desde entonces padecia frecuentes dolores de cabeza. Cierto dia en que est e dolor le molestaba sobremanera, M. N... tuvo la ocurrencia de llenar un vaso de agua magnetizada , y de cubrirlo con un trapo, á fin de que al volverlo boca abajo no se derramase el agua, y vuelto de este modo, se lo aplicó á M. H ... , que estaba inclinado, en la parte posterior de la cabeza. En seguida se puso á hacer pases desde la cabeza al vaso para atraer el flúido y hacerle entrar en el agua. M. H ... sintió que se escapaba algo de su cabeza para penetrar en el agua. A los cinco minutos el dolor cesó enteramente. No sé si se reproducirá; pero no cabe duda de que se le hará desaparecer valiéndose del mismo medio. En muchas circunstancias podrá aplicarse este ' procedimiento, al que debe acompañar una intencion análoga. Estoy persuadido de que si alguien hubiese bebido despues de la operacion el agua contenida en el vaso, se habria encontrado bastante indispuesto. NOTA
3, CAPíTULO
n.
Poco tiempo despues de Mesmer, que explicaba todos los fenómenos de magnetismo por causas puramente físicas, algunas personas, incurriendo en el esceso opuesto, sustituyeron á su teoría un sistema de espiritualismo. M. Barbarin, hombre muy piadoso, pero lleno probablemente de ideas místicas, pretendió que todos los procedimientos eran inútiles y que bastaba la fé y la voluntad para hacer prodigios. Los que adoptaron sus opiniones se ponian á rezar al lado del lecho del enfermo, y muchas veces lograban curarle. El resultado que hayan podido obtener no prueba nada en cuanto á la verdad de sus priúcipios, y ei estado de concentracion que exige este método puede tener desagradables conse-
NOTÁS. ·
eUencias. Nuestra alma es el principio de los movimientos ' voluntarios; da impulso al flúido nervIoso; pero en tanto que ' permanece unida á la materia organizada, está destinada á obrar en el exterior por medio de los órganos, ya sea inme-· diatamente, ó ya por una emanacion que se extiende á cierta distancia, como los rayos que parten de los cuerpOs luminosos. Me he propuesto abstenerme de entrar en el terreno de la teoría, y habria guardado silencio acerca de las opiniones de los espiritualistas, si, no existiesen al presente hombres bien inteilcionádos, que, desdeñando el magnetismo, emprenden el tratamiento de los enfermos por medio de prác-: ticas que consideran más poderosas y eficaces. No hay duda; ' de que obtienen algunas curaciones; que producen ,un sonambulismo extático, y que sus sonámbulos se persuaden de que están inspirados ; pero esto puede ocasionar errores, y perturbar la imaginacion, no s610 de los crisiacos, sino ' también de los que los consultan. Recuérdense las singula..res ideas que se habian apoderado de los sonámbulos 'de Sue.cia, y se verá que no hay nada más contrario á la razono Así pues, no consideremos el sonambulismo como un estado sobrenatural en el 'que se tienen"visi6nes é inspiraciones celes'tes; véamos más bien en él la: extensioil de nuestras facultádes, y tal vez el deSarrollo ·de un sentido interior que se -despierta cua !ldo los sentidos exteriores están aletargados. Em1l1eemos el magnetismo como un medio de ayudar á la natu'1'aleza, de reanimar las fuerzas, de restablecer el equilibrio, de facilitar la circulacion, y no nos imaginemos que el hombre puede darse á sí mismo ni dar á 10& demás el poder de hacer 'milagros. Aun cuando los procedimientos' no tuviesen más ventaja que la de impedir que se extraviara la imagi;.. nacion, esto s610-recomendaría su uso. NOTA
4,
CAPíTUIlo
111.
, Entre los efectos · que produce el tratamiento magnético~ hay uno del que es muy conveniente estar advertido, habiéndome olvidado de oc uparlj1e- de él. '~oy á reparar esta omision. Cundo un enfermo tiene un cauterio,' sucede muchas veces que éste se cierra á las ·pocas sesiones de magnetismo j pero
NOTAS. 233 esto no debe inspirar cuidado, pues es una prueba de que los humores toman otra direcciono He dirigido el tratamiento de una señora que estaba muy enferma hacia muchos años, y á la que se le secaron dos cauterios que se le habia encargado que mantuviera abiertos. Alarmóse al principio; pero no tardó en encontrarse mejor, y en seis semanas qued6 perfectamente curada.
NOTA
5,
CAPÍTULO
IV, pág. 52 .
Parece que el agua magnetizada no ejerce ninguna influencia sobre las personas que toda'/)ía no lo kan estado. Las observaciones que me han comunicado recientemente me han probado que mi conjetura era falsa, y que el agua magnetizada obraba á veces de un modo muy eficaz sobre personas que no habian sido magnetizadas nunca. Puedo eitar, entre otros ejemplos, el de una mujer que padecia hacia mucho tiempo dolores de est6mago, y que fué curada en breve por dicho medio. Tambien pueden ejercer una accion muy saludable los objetos magnetizados, aunque no se haya establecido de antemano la necesaria relaciono NOTA
6, CAPÍTULO V.
He dicho que los sonámbulos no tenian todos los dias la misma perspicacia, pero me he olvidado de advertir que la pierden algunas veces con respecto á tal 6 cual enfermo con quien hace poco tiempo están en reiacion, mientras que demuestran mucha con respecto á otros. Esta anomalía es una cosa muy singular; pero, por desgracia, he visto muchos ejemplos de ella. Me explicaré. Sucede con bastante frecuencia en las enfermedades crónicas muy graves que en la primera consulta el sonámbulo ve de una manera admirable el estado anterior· y el actual del enfermo, y propina remedios que producen desde luego .!i,:,:~o alivio y al cabo de algunos dias una mejoría tal que se ~0~ sidera la curacion como cosa segura. Todo lo que anuncia se realiza, y la confianza que en él se deposita parece bien fun-
234 ·
NOTAS •.
dada. Pero despues el estado del enfermo cambia y se agrava. El sonámbulo continúa prescribiendo remedios que no producen el efecto que esperaba de ellos; ya no juzga más que por instin·to, por intuicion; conj etura, tienta; procura remediar accidentes que ·no habia previsto, y se reconoce demasiado tarde que no debia haberse dado tan ciego crédito á sus prescripciones. . 'Es preciso, pues, conducirse con la misma prudencia é igual circunspeccion durante todo el período del tratamiento, sin abrigar la conviccion de que el sonámbulo no pueda equivocarse al segundo 6 tercer mes porque haya visto bien y obtenido un buen resultado en los primeros dias. Tan lueg() como el sonámbulo cesa de anunciar con exactitud el efecto que producirán.sus remedios y las crísis que tendrán lugar. cesará tambien la confianza en él depositada. Es enteramente inútil pedir al sonámbulo ia explicacion de lo que siente; la mayor parte del tiempo no se halla ·en estado de darla; pero jamás debe equivocarse en el anuncio de los efectos que se experimentarán. Lo que acabo de decir se aplica más particularmente á los sonámbulos de profesion. Un sonám'bulo que s610 esté encargado de dos 6 tres enfermos, con los cuales se identifique, conserva casi siempre toda su penetracion, 6 si la pierde, lo conoce y lo avisa. NOTA
7,
CÁPÍTULO
V, al final.
El tratado de sonambulismo del doctor Bertrand es la primera obra escrita ex profeso sobre este asunto, y la única en que se le ha considerado bajo diferentes aspectos, echándose de ver por ella que sú autor es un hombre muy instruido en medicina, fisiología y metafísica. Y en efecto, el doctor Bertrand compara en ella el sonambulismo natural, el que se presenta en muchas enfermededes, el que :Sé debe á la exaltacion de la imaginacion, y el que procede del tratamiento magnético, y prueba que todos ofrecen fen6menosanálogos, derivados de una misma causa. Tambien hace volver al 6rden natural muchos hechos que se habian atribuido á causas sobrenaturales, y deduce una conclusion muy importante, la cual es, que si desde luego se hubiesen conocido los efectoS
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NOTAS.
del sonambulismo magnético, no se habrian atribuido al diablo los que producían ciertos supuestos hechiceros; á una inspiracion celeste los que se veian entre los profetas de las Cevennes, ni á la influencia del diácono Paris 101l que se manifestaban en Saint-Medard. Pero me parece qua se ha equivocado en lo que dice acerca de la accion del magnetismo y de los principios de la misma. Ha buscado en la fisiología la explicacion de los fenómenos que dependen' de otra ley; ha generalizado las observaciones que le son propias, y ha mirado como ilusiones varios hechos mucho ménos sorprendentes que los que ha visto, cuando no se conciliaban con su teoría. Si hubiera sido testigo de muchos de los que han pasado ante mi vis'ta, si hubiese discutido las pruebas de muchos de los que han referido personas ilustradas, no habria rechazado lo que llama pretensiones de los magnetizadores. No me permitiria ninguna observacion crítica sobre dicha obra, si no la hubiese considerado bastante instructiva é importante para deber recomendar su lectura. Añadiré que aun cuando M. Bertrand no esté dotado de una gran fuerza física, ha curado por medio del magnetismo enfermedades nerviosas muy graves y muy inveteradas, lo cual no demuestra de ningun modo la verdad de su ingeniosa teoría; pero sí prueba que posee muchas de las escelentes cualidades que forman el buen magnetizador. NO'l'A
8, AmOloN
AL CAPÍTULO
VI.
En algunos individuos existe una potencia magnética verdaderamente prodigiosa, cuya causa no pretendo descubrir, pero sobre la cual me creo en el deber de decir algunas palabras, 1.0 para invitar á los que están naturalmente dotados de ella á emplearla sin ostentacion, sin ánimo de producir efectos sorprendentes, sino con sencillez, con prudencia y únicamente con intencion de hacer bien; 2.° para que en ciertos casos plledan los enfermos dirigirse á los que, segun voz pública, han hecho curas maravillosas, y 3.° para que se sepa bien que la facultad de que hablo tiene sus límites, en términos de que el que puede efectuar ciertos prodigios no conseguiria llevar á cabo efectos ménos sorprendentes, por no ser del mismo género.
236 .
NOTAS.
Así es que muchos ,magne,tízadores producen elsonambu-.. Hsmo con una extraordinaria faeilidad, espeÍ'an,do de esta crísis el resultado que , des.e an, al paso que otro~ no ~o o~.: tienen casiilUnca"á, pesar de lo cual no dejan de' haeer 'ménos bien al enfermo. Unos curan soÍamente ciertas enfermed'a des; otros alivian,ó curan indistin,tamente todasJas , qu~ . son curables. Los hay que operan por la sola voluntad, shl: ningun procedimiento magnético aparente" y que pueden, llegar á ejercer esta accion á distan da; para lo cualse ponen en relacion con el enfermo que se ha,dirigido á e~los, uniéndose .de intencion á él, Y valiénd,ose de la comU:nicaciond~ ideas y sentimientos. Se han vistó,' en fin, magnetizadores que, poseyendo una· fuerza ' extraordinaria, solamente hacian uso de ,ella para producir'fenómenos asombrosos sIn ninguna utilidad. ' Estos últimos ponen al magnetismo en ridículo; alejan' de él á las personas prudentes, y suministran armas á los que le juzgan peligroso. No,me cansaré de recomenda...: á las personas partidarias de la buena doctrina que no vayan. á ver nunca esos 'experimentos de curiosidad; pues no sacariande ellos instruccion algima, y hasta cIerto p.u nto tendrían que echarse en.cara el haberlos autorizado COD,SU pre' . . . sencia. Para dar una idea de las facultades especiales de que están 4otados ciertos magnetizadores,:y del uso que de ellas deben hacer, voy á re~erir sucintamente lo que me ha determlnado á reflexionar sobre este asu'nto. El año pasado tuve ocasion de conocer al conde de G ..•.• con quien me unió desde luego una estrecha amistad: este caballero me ha comunicado sus observaciones, y me ha ~e~ cho testigo de muchos hechos que me han probado cuán superior es su potencia á la de la mayor parte de los magnetizadores. Tales son lo~ que paso á enumerar: ' .. 1. o Una señora, jóven aun, padecia bastante porque desde muchos años atrás, la sangre habia dejado detener su curso natural. Habia apelado inútilmente á los recursos de la m~ dicina, á 103 que le habian indicado varios son{tmbulos~ ' :r se habia h son de la más alta importancia; porque demuestran que estos no son infalibles, ni siquiera en su desarrollo natural, ni en la direccion que ellos mismos han tomado, sin que, por cuestionesintempestivas, se les haya conducido á regiones hácia las cuales su tendenci¡¡. espontánea no les haya llevado. Quese haga ahora la aplicacion de lo que acabo de decir, á esos sonámbulos en los que el sonambulismo ha sobrevivido á las condiciones. orgánicas que le han hecho nacer; que se hacen poner en este estado varias veces por semana, y que tienen indiféren-temente consultas con todo el mundo; de seguro se partici-
DE UN MÉDICO .
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pará de mi conviccion de que, en este sonambulismo, care' cemos doblemente de señales positivas para distmguir la inspiracion instintiva de la rutina y la reminisccncia, y que, en las enfermedades graves no podríamos 4ecidirnos á seguir . ciegamente los consejos de tales sonámbulos, cuando se trata. de seguir una senda opuesta á la que está trazada por la . ciencia médica. Esta oposicion, verdaderamente recelosa, tiene lugar con mucha frecuencia, hasta con sonámbulos de un . órden superior¡ y yo, médico, me he encontrado varias veces en la más cruel confusion, fluctuando entre la conviccion que me daban mis conocimientos en medicina y la confianza ' que aquellos habian sabido inspirarme con pruebas reiteradas de una gran lucidez. No pretendo por esto que el sonambulismo esté necesariamente ligado á un estado enfermizo, que deba desaparecer -con la enfermedad, y que degenere en desvario si continúa despues del restablecimiento de la salud. Esto es cierto en la mayor parte de los casos ; pero no es una regla general. Hay séres en los queel sonambulismo se conserva yaun se exalta ·eada vez más, sin que la enfermedad influya en ellos. Existen séres privilegiados cuya vida está consagrada á practicar el bien, y que muestran de una manera asombrosa las fuerzas singulares que dormitan en el alma humana, fuerzas de que hasta ahora tampoco ha dudado nuestra. psicología, y que el orgullo cie útífico ha considerado más -cómodo negar que observar. Estos séres unen la más admirable pureza moral á la más alta exaltacion del instinto conservador y á la más penetrant.e intuicioD. He tenido la dicha de conocer tres de los séres expresados cuyas facultades jamás se han alterado ¡ pero estos tres no ejercian este don divino sino por caridad. Nada ha sido más pernicioso para los progresos del magnetismo y para las aplicaciones que de él pueden hacerse; nada ha opuesto más obstáculos á las observaciones imparciales; nada ha suscitado tantas discusiones inútiles é interminables, como la precipitacion de varios escritores en establecer un sistema, segun los hechos conocidos, para combatir, escudados por este baluarte, los hechos nuevos que 'venían á derribar las barreras que habian levantado. Espí-
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CARTA
ritus incapaces de elevarse á altas concepcioncs, se han:, creido con derecho á negar los hechos que no estaban de' acuerdo con sus explicaciones sistemáticas ; mientras que otros han creido aniquilar la verdad de las ohservaciones· cuando lograron derribar la teoría que de la misma se nabía ' derl llcido. Es natural el coordinar los hechos á fin de abar('