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MUJERES DEL CAMPO
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Cinco historias sobre equidad de género en proyectos financiados por el FIDA en Centroamérica
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Foto de portada: productoras de granos básicos de La Másica, Honduras.
La equidad de género es uno de los principios básicos en las estrategias de lucha contra la pobreza que promueve el FIDA a través de los proyectos que financia. Bajo este principio se busca tratar equitativamente a hombres y mujeres en función de sus respectivas necesidades. En el contexto del desarrollo, este enfoque suele demandar medidas planificadas para compensar las desventajas históricas y sociales de la mujer. La integración de la perspectiva de género en los proyectos es el proceso por el cual la reducción de las brechas en las oportunidades de desarrollo entre mujeres y hombres, y el trabajo en pos de la igualdad entre ellos, se convierten en una parte integral de la estrategia, las políticas y las operaciones de la organización o proyecto. Aquí presentamos cinco historias de mujeres emprendedoras apoyadas por programas de desarrollo rural cofinanciados por el FIDA en El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras y Panamá.
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Un trabajo elaborado por el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y la Unidad Regional de Asistencia Técnica (RUTA). Se agradece la participación de las beneficiarias y beneficiarios así como del personal de los proyectos visitados para elaborar esta publicación. Dirección: Carmen Eugenia Morales, Enlace de FIDA/RUTA Marco Tulio Sierra, Especialista en Proyectos, RUTA Redacción y edición: Gabriela Hernández Herrera Fotografías: Gabriela Hernández y proyectos. Diseño: Mónica Schultz Clarke San José, Costa Rica Enero 2010
Cinco historias sobre equidad de género en proyectos financiados por el FIDA en Centroamérica
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Los cinco proyectos visitados en Centroamérica Los proyectos visitados para conocer algunas de sus experiencias en materia de equidad de género son el Programa Nacional de Desarrollo Local (PRONADEL) de Honduras, el Programa de Desarrollo de las Verapaces (PRODEVER) en Guatemala, el Programa de Reconstrucción y Modernización Rural (PREMODER) en El Salvador, el Programa de Desarrollo Económico de la Región Seca de Nicaragua (PRODESEC), y el Proyecto Ngäbe-Buglé (PNB) en Panamá. El Programa Nacional de Desarrollo Local (PRONADEL), de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) de Honduras, beneficia a más de 30.000 familias campesinas, organizadas en 438 grupos de base. El proyecto finalizó en diciembre de 2009. El PRONADEL ha invertido US$56,978.000 en ocho años, de los cuales US$36.5 millones provienen de dos préstamos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), US$6.5 millones del BCIE, US$5 millones del PNUD, US$2.3 millones del Gobierno de Honduras, y US$6.6 millones como contraparte de los actores locales. El Programa de Desarrollo de las Verapaces (PRODEVER) es una iniciativa del Gobierno de Guatemala que ha inyectado más de US$26 millones en siete años de trabajo, de los cuales cerca de $15 millones provienen de un préstamo del FIDA, $5 millones de la OPEP y el resto de la contraparte nacional. PRODEVER beneficia a 20.000 familias y ha sido ejecutado por el Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ), abarcando nueve municipios de Alta Verapaz y cuatro de Baja Verapaz. El Programa de Reconstrucción y Modernización Rural (PREMODER) en El Salvador, es ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Se inició en el año 2003 para beneficiar a pobladores rurales pobres de cinco departamentos afectados por los terremotos del 2001. Contempla una inversión de US$24.5 millones, de los cuales $20 millones provienen de un préstamo del FIDA, $4.5 millones los aporta el Gobierno de El Salvador y $900 mil son contraparte de los beneficiarios. El Programa de Desarrollo Económico de la Región Seca de Nicaragua (PRODESEC) se inició en setiembre de 2004 y contempla una inversión de US$25 millones en seis años, hasta finales del 2010. De este monto, US$14 millones provienen de un préstamo blando del FIDA, US$3.9 millones del BCIE, US$4 millones del Fondo de Desarrollo Campesino (FONDECA), US$1.8 millones del Gobierno de Nicaragua, y US$1.1 millón como contraparte de los beneficiarios. El Programa lo ejecuta el Instituto de Desarrollo Rural (IDR). El Proyecto Ngäbe-Buglé (PNB) del gobierno de Panamá fue diseñado para beneficiar a 30.000 personas de manera. Se inició en 2003 con una inversión de US$33 millones, de los cuales US$25 millones provienen de un préstamo del FIDA y el monto restante es aportado por el Fondo de Inversión Social (FIS) de la Presidencia de la República de Panamá. El gran propósito del PNB es mejorar las condiciones económicas y sociales de las comunidades indígenas y los campesinos pobres en los 16 territorios de la Comarca Ngäbe- Buglé, y de 15 corregimientos aledaños a la Comarca, que pertenecen a las provincias vecinas de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas.,
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Con una unión y solidaridad ejemplares, las integrantes de la Asociación Municipal de Mujeres Las Guadalupanas están abriendo puertas para beneficiar a toda la población femenina de San Pablo Tacachico, un pequeño pueblo del departamento La Libertad. La granja que abrieron, con apoyo del PREMODER, les está permitiendo consolidarse como organización y proyectarse como líderes en la comunidad, con grandes planes para el futuro.
Más de 50 mujeres se superan con exitosa granja en El Salvador
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La mañana del 18 de febrero de 2009, un gran acontecimiento marcó la vida de más de 50 mujeres de San Pablo Tacachico, un pequeño municipio del departamento La Libertad, en El Salvador. Ese día, arribaron las 1.500 gallinas ponedoras con las cuales se inició la producción de la granja de la Asociación Municipal de Mujeres Las Guadalupanas (ADEMGUAPE). El arribo de las gallinas significó la culminación de una primera etapa de esfuerzo en que se dio forma a la organización, creada un año antes, se diseñó el plan de negocios, se hizo el diagnóstico de mercado, se gestionó el proyecto y se recibió el desembolso de US$39.750 por parte del Programa de Reconstrucción y Modernización Rural (PREMODER). Además se construyó la primera galera de la granja y las oficinas, y se seleccionaron y compraron las aves que ese día llegaban, entre otros muchos detalles. También fue el punto de partida para todo lo que vendría a futuro: un largo y desafiante proceso de producción, de consolidación organizacional, de salir adelante como
mujeres emprendedoras, de ver realizarse sus sueños, de mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias, y de empezar a ejecutar sus planes de solidaridad con las otras mujeres de la comunidad.
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5 Por eso las gallinas fueron recibidas con esmero. “Por el traslado llegaron estresadas y seis socias durmieron durante dos noches en la granja para cuidarlas, dándoles agua, separándolas para que no se ahogaran hacinadas, y orientándolas”, cuenta María Julia Portillo, Presidenta de ADEMGUAPE y líder indiscutible de este emprendimiento apoyado por PREMODER y el FIDA.
Excelente producción
Pineda, una de las vendedoras con más carisma de la asociación.
Planes para ayudar a otras mujeres Para el futuro, las socias de ADEMGUAPE tienen grandes planes. Lo primero es aumentar su negocio con otra galera para otras 1.500 gallinas. La idea es que las ganancias sirvan para construir una “Escuela de Formación para la Mujer” a nivel del municipio.
Con la seriedad y dedicación de las socias de ADEMGUAPE, eran de esperarse los buenos resultados obtenidos en los primeros meses de operación de la granja. En marzo, se inició la postura de huevos y para julio de 2009 ya se estaba produciendo a un 92% de la capacidad, con un promedio de 43 cartones diarios de 30 huevos cada cartón.
“En San Pablo Tacachico hay una problemática social, altos índices de violencia intrafamiliar, falta de participación, una mayoría de mujeres jefas de hogar y un alto índice de analfabetismo”, explica María Julia Portillo, Presidenta de ADEMGUAPE. “Por eso queremos ofrecer más formación en género y otros temas de interés”, agrega.
Las socias desarrollaron una gran ofensiva en mercadeo en tiendas, mercados y comunidades vecinas. Hicieron un paquete de promoción que incluyó un brochure y tarjetas de presentación. “Somos más de 50 mujeres, madres de familia y jefas de hogar, que luchamos por llevar sustento cada día a nuestras familias a través de la producción y venta de huevos frescos, gallinas de descarte y gallinaza” indica el brochure.
Por esas mismas razones, las socias de ADEMGUAPE están promoviendo que la Alcaldía de San Pablo Tacachico establezca una Política de Género, pues el 58% de los habitantes de este municipio son mujeres (aproximadamente 13.000 de una población total de 23.000 personas).
El resultado fue una base de 40 clientes en los primeros cuatro meses de trabajo, fruto de una sólida capacitación en mercadeo.“He aprendido mucho en las capacitaciones; cómo vender y cómo tratar a un cliente”, afirma Francisca
“A través del PREMODER he aprendido mucho, las jornadas de género me han ayudado a valorarme más y me propusieron que fuera Concejal; yo acepté a partir del 1 de mayo de 2009 y ahora estoy sirviendo al pueblo”, expresa Rosalina Menjívar, otra de las socias de ADEMGUAPE. De este modo, la asociación no es solo una plataforma para la superación de las 50 socias, sino una base para reducir las diferencias de género en este munipio salvadoreño.
Además de capacitación gerencial, las socias de ADEMGUAPE han recibido entrenamiento en producción avícola y mercadeo. Actualmente son excelentes productoras y vendedoras, con un promedio de ventas de casi 38.700 huevos por mes.
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Con gran valor y determinación, 13 mujeres del municipio de Condega avanzan en salir de la pobreza y algunas de la violencia doméstica para convertirse en exitosas microempresarias. La capacitación en liderazgo y un plan de negocios para elaborar jugos naturales han hecho la diferencia y tranformaron sus vidas de manera radical.
Microempresarias realizadas en Nicaragua
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Al hablar con ellas, visitar las instalaciones de su microempresa, conocer sus logros y observar el cafetín que ahora tienen, cualquiera se impresiona frente a microempresarias tan organizadas, exitosas y conocedoras de su negocio. Tal es la transformación y el avance que han tenido las integrantes de la Asociación de Mujeres Sol Naciente de Condega (AMSONAC), en el Departamento de Estelí, que son apoyadas por el Programa de Desarrollo Económico de la Región Seca de Nicaragua (PRODESEC), que cofinancia el FIDA y ejecuta el Instituto de Desarrollo Rural (IDR). Estas socias producen los jugos naturales más sabrosos del municipio bajo la marca “Jugos Tropicales del Norte”, tienen un encadenamiento productivo con productores de frutas de la misma zona a los cuales les compran la materia prima, tienen un cafetín y dan empleo a cuatro mujeres más. Y todo eso lo han logrado en apenas cuatro años. “Yo hacía tortillas, coyolitos y cajetas, y mandaba a mis hijos a vender a la calle. Vivía encerrada entre cuatro paredes y me sentía una mujer incapaz”, cuenta Alma Ligia González de 53 años y Presidenta de la Asociación. Ahora, Alma es
la líder indiscutible de una microempresa pujante y ha ayudado a otras mujeres a mejorar su vida. El punto detonante fue un Taller sobre Hornos Solares que recibieron en el 2005 en la Casa de la Cultura del municipio, que estuvo acompañado de varias charlas sobre liderazgo. Ahí nació el grupo con 20 mujeres de las comunidades de San Diego, El Jobo y Santa Rita, muchas de las cuales tenían en común una historia de violencia doméstica y de pobreza extrema. Actualmente, las socias son 13. “En los talleres de liderazgo nos dimos cuenta de que sí somos capaces y que valemos. Entonces nos organizamos, empezamos a buscar financiamiento y el IDR nos ayudó a elaborar un plan de negocios para procesar jugos naturales con financiamiento del PRODESEC. Hoy tenemos muchos logros”, asegura Alma. El grupo recibió un aporte de US$10.000 del PRODESEC para la compra de los equipos industriales y semi industriales necesarios para desarrollar la producción, al tiempo que recibieron capacitaciones en aspectos contables, gerenciales, de mercadeo y de liderazgo. Posteriormente, recibieron US$10.000 más para la construcción y equipamiento del cafetín.
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7 un aumento de casi el 800% en la producción, empleando apenas el 50% de su capacidad. Su principal cliente es la Alcaldía Municipal de Condega que compra los jugos para distribuirlos a escuelas como parte de un programa de refrigerios para escolares financiado por la Cooperación Austriaca, que igual apoya al grupo. La gente del municipio también les compran jugos. Pero la visión a futuro es pasar de micro a empresarias fuertes y están tramitando el registro sanitario para vender los jugos a nivel nacional en comercios, bases militares, hospitales y escuelas.
“Ahora somos mujeres realizadas” Pero más allá de lo comercial, el negocio de los jugos naturales ha propiciado una mejora radical en la vida de las socias de AMSONAC. Muchas eran amas de casa que nunca salían y no se creían capaces. Ahora, organizadas, están dando pasos gigantescos. Además de producir jugos tropicales, las socias de AMSONAC instalaron un cafetín en Condega donde también venden panes y repostería.
A pensar en grande Al principio, las mujeres plantearon un modesto proyecto para cría de pollos, pero inmediatamente los técnicos del PRODESEC las retaron: “ustedes no van a salir de la pobreza con eso; tienen que pensar en grande” les dijo Hugo López, Oficial de Proyectos del IDR-PRODESEC en Estelí. “Entonces ellas cambiaron y empezaron a ver qué alternativa era mejor: jugos, granja, soya, derivados de cerdo o fábrica de tortillas. A cada actividad se le dio calificación y la idea más factible, la que ganó en el macrofiltro y microfiltro de ideas de negocios, fue la de fabricación de jugos, porque ya ellas sabían cómo procesarlos, tenían parte de los equipos y disponen de materia prima en la región pues Condega es un municipio altamente productor de frutas”, explica Hugo López. En efecto, la producción de jugos naturales ha sido un éxito y de 10 galones semanales que producían han pasado a una producción inicial de 70 galones por semana, 50 unidades en envase de 7 onzas, 20 unidades en presentaciones de 1 litro y 20 unidades en envases de litro y medio. Esto significa
“Yo era ama de casa, ahora estoy separada y vivo sola con mis hijos. Ha sido un gran logro haberme liberado de la dependencia en que vivía”, relata Marisel Martínez quien hoy es Promotora de Liderazgo en la Asociación y usa su propio testimonio para dar ejemplo de lo que una mujer puede lograr. “A mis 55 años soy la Tesorera del Proyecto de Jugos, me siento diferente y con valores que no creí que tenía. Soy promotora de hornos solares, hago informes, hago cheques y mucho más”, explica Francisca Fuentes, otra socia. “Yo soy maestra y tengo cuatro hijos, y ahora mi familia se da cuenta de que yo soy capaz; yo he cambiado y eso también beneficia a mi familia”, afirma Silvia Flores, Secretaria de AMSONAC. “Mi esposo emigraba a trabajar a Costa Rica y yo cosía, pero siempre había querido estar organizada. Ahora me siento una mujer realizada y tengo a mis tres hijos estudiando. Aquí podemos trabajar dignamente y nos sentimos con la autoestima en alto”, indica, por su parte, Francisca Gómez, Responsable de Producción en el Proyecto de Jugos. Y así, una a una, las socias de AMSONAC son una muestra de mujeres empoderadas y microempresarias cuya vida de pobreza está quedando atrás.
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8 Catorce socios de la Asociación Flor de Algodón, la mayoría mujeres, crearon esta organización y reactivaron su producción de textiles con el apoyo del PRODEVER desde el año 2002. Ahora exportan a Estados Unidos y a Europa, y con las ganancias compran alimentos, siembran, pagan la educación a sus hijos y algunos hasta han comprado un terreno. Su meta es crear nuevos mercados y vender más. Para eso diseñaron una nueva colección y abrieron su propia página web.
Productoras de textiles en Guatemala
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Tejiendo manteles, individuales y servilletas de alta calidad 100% algodón, estos indígenas mayas de la etnia Achí, originarios de la aldea Chuaperol, en Rabinal de Baja Verapaz, están saliendo adelante. La Asociación de Desarrollo Flor de Algodón (ADIFA) se formó en 2003 con el apoyo del PRODEVER, un año después de que sus primeros socios se integraran al intensivo programa de capacitación previsto para las organizaciones apoyadas por el Programa. “Asistimos a talleres durante seis meses en Cobán sobre administración, agricultura y actividad pecuaria. Al año nos dijeron que si queríamos organizarnos como una asociación ellos nos apoyaban con los papeles y así podríamos exportar nuestros productos”, recuerda María Ana Lajuj, Presidenta de ADIFA y principal impulsora del grupo. María Ana, junto con otras mujeres viudas de la guerra de los ochenta, había aprendido a tejer mediante un programa del Centro de Integración Familiar y UNICEF. Eran finales de los ochenta y se acababan de firmar los Acuerdos de Esquipulas, que conducirían después a la firma de los Acuerdos de Paz. Para esa época María Ana tenía 16 años y aún no tenía hijos, así que aprendió muy bien el oficio de los tejidos. Era un grupo grande de mujeres de cinco comunidades que trabajaban juntas, muchas con niños y niñas huérfanos de padre. Pero durante la década de los noventa no les fue bien. No se conseguía mercado para los productos y la mayoría del grupo emigró a ciudad de Guatemala o se fueron a trabajar en fincas.
“Cuando llegó PROVEDER en 2002, sólo quedábamos siete mujeres en el grupo y nos ofrecieron la capacitación. Ahora ya somos una Asociación con personería jurídica y se unieron otros socios; actualmente somos 10 mujeres y 4 hombres”,explica María Ana. Para apoyar a este grupo, PRODEVER ha invertido en capacitaciones, especialmente para fortalecimiento gerencial, la construcción de un área de revisión y empaque del producto, participación en ferias y ruedas de negocios, asistencia técnica para mercadeo y comercialización, un equipo de cómputo así como apoyo en el diseño de una nueva colección y una página web. En este proceso también han participado instituciones como Agexport y Manos Mayas.
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9 El cambio se siente La inversión del PRODEVER y el esfuerzo de los indígenas ha valido la pena. Se propusieron elaborar productos de alta calidad y crearon un Comité de Control de Calidad. Apoyados por PRODEVER y Agexport hicieron tres rondas de exportación a Bélgica y ahora, a través de la Organización Manos Mayas, están exportando a Estados Unidos. Cada socio tiene dos telares y trabajan en casa.Los principales productos son manteles, individuales y servilletas, pero también elaboran hamacas, bolsos, bufandas, centros de mesa, chalinas, güipiles, cojines y monederos. En 2007, el grupo hizo ventas por un total de 2,000.000 de quetzales (US$240.000 aproximadamente). En 2008, año de crisis, las ventas no fueron tan buenas, pero aún así cada socio ha estado percibiendo ganancias entre 1.000 y 3.000 quetzales por pedido cada dos meses (entre $190 y $570 aproximadamente), lo que totaliza un ingreso libre de entre $1.140 y $3,420 anuales. Para estos empresarios, este dinero sirve para comprar alimentos y sobre todo para costear la educación de sus hijos, aunque a algunos también les ha alcanzado para sembrar maíz y frijol, hacer mejoras en su casa y hasta comprar un terreno. “Yo le compré un terreno a mi mamá en 3.000 quetzales, y ahí sembré milpa y frijoles que ya estamos por cosechar”, relata Juana Capriel, una de las socias. María Ana Lajuj y su esposo Paulino Sarpec también compraron un terreno, en el cual invirtieron 50.000 quetzales. Para otras socias la gran ventaja no es solo ganar dinero, sino poder trabajar en casa y así cuidar de sus hijos. “Yo vengo desde lejos y si llueve mucho no puedo pasar el río, por eso me gusta este trabajo porque puedo hacerlo en la casa y puedo estar con mis hijos. Además gano dinero y a mis hijos no les falta nada”, explica María Lorenza Manuel, otra de las socias. De este modo, los productores también están enseñando el oficio a sus hijos y rescatando valores tradicionales Achi´es como el respeto y amor a la familia, a la vida y a la naturaleza. Lo mismo destaca Ángela Berta Sánchez: “Esto me ayudó a darle el estudio a mi hijo que está en la escuela. Yo
María Ana y Paulino revisan información de las ventas en la computadora facilitada por PRODEVER . Los socios proyectan hacer cambios a los telares para aumentar la producción y abrieron un sitio en internet para mercadeo . hago servilletas e individuales. Puedo trabajar en la casa y sembramos milpa para el consumo”. “Cuando nos pagan compramos maíz, comida, frijoles, de todo”, indica por su parte Cipriana Capriel, otra de las socias, mientras que Juliana Román asegura que le va mejor con este trabajo.
Página web y nueva colección Los socios de ADIFA saben que apenas están empezando y desean crecer. En 2009, buscando repuntar las ventas, la Asociación lanzó tres nuevas colecciones —Típica, Fuerza y Pastel— y abrió una página web (www.textildealgodon. com) para promocionar sus productos en todo el mundo y facilitar la comercialización. PRODEVER, FIDA, Agexport y Encadenamientos Empresariales les han asesorado en este proceso. “Este año queremos hacer nuevos clientes y después abrir un local para mostrar nuestros productos en Sololá. Ya tenemos una página web y de ese modo estamos dando a conocer lo que hacemos”, indicó Paulino Sarpec. La ADIFA es otra de las organizaciones que está avanzando en su consolidación y que se encuentra en pleno crecimiento, dando muestras de sostenibilidad, innovación y apropiación de los conocimientos necesarios para salir de la pobreza.
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Elaborado con apoyo de FIDA/RUTA
Magdalena, su marido, hijos, hijas, nietos y nuera trabajan conjuntamente en el negocio de la sábila.
Con menos de un año de haber empezado a producir, esta familia de Agua Caliente de Reitoca ya tiene una línea cosmética de cinco productos a base de sábila y ven el futuro prometedor.
Magdalena lidera un negocio familiar a base de sábila en Honduras
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Desde hace 15 años, Magdalena Ilovares empezó a procesar artesanalmente la sábila en la humilde aldea de Agua Caliente, municipio de Reitoca, departamento de Francisco Morazán, una zona seca y de difícil acceso en el centro sur de Honduras. Un vecino le regalaba las pencas de sábila y Magdalena hacía unos pocos jabones para vender y ayudar a la economía familiar. A su generoso vecino, le recompensaba con algunos jabones. Pero la inquietud de Magdalena estaba ahí,esperando la oportunidad para hacer de su habilidad un negocio, y desarrollar otros productos a base de sábila ya como una línea comercial. Su sueño se hizo realidad en el año 2008, luego de que Magdalena y su familia se incorporaron a los proyectos del PRONADEL en esta zona. Participaron en la asamblea local de presentación de propuestas con su iniciativa de elaborar productos cosméticos a base de sábila, y su iniciativa fue considerada viable e innovadora. Para entonces ya Magdalena había fundado una pequeña microempresa rural denominada “Productos Naturales Agua Caliente”, PRONAC. “Pero no teníamos fondos para trabajar, y en agosto del 2008 el PRONADEL nos dio 122,000 lempiras para iniciar nuestro negocio. También nos capacitaron para hacer cuentas
y manejar el dinero”, relata Magdalena a viva voz. De estos 122.000 lempiras (cerca de US$7.000), PRONAC recibió un primer desembolso en el 2008 y con eso empezaron a producir en noviembre de ese año, involucrando a diez socios y socias del núcleo familiar. Para julio del 2009, en menos de un año, el grupo ya había desarrollado cinco líneas de productos: champú, acondicionador, dos tipos de jabón, crema para el cuerpo (en dos presentaciones) y una pomada medicinal, cuyo costo unitario oscila entre uno y dos dólares. “Primero hicimos una encuesta entre la gente del pueblo para ver qué productos necesitaban y qué tamaño les servía para que el precio fuera accesible, así todos nos beneficiamos”, explica Magdalena.
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11 Florecen las capacidades “Qué me iba a imaginar que yo iba a poder hacer champú”, expresa emocionada Miriam Funes, quien es maestra de kinder en Agua Caliente y es socia de PRONAC. Miriam recuerda que tuvo que luchar para que le dieran permiso en el trabajo para asistir a la capacitación de tres días donde aprendió a fabricar champú y acondicionador. “Yo sabía que esto era importante y que iba a servir para toda la vida”, afirma Miriam con contundencia. Ella y tres socios más fueron a esa capacitación. Otros cuatro socios habían ido antes a capacitarse para elaborar jabón, uno de los principales productos que actualmente fabrican. Nely Funes, hermana de Miriam, cuenta que no es fácil hacer jabón: “Es un proceso de tres días. Primero se hace la mezcla de sábila con soda caústica y se deja reposar, al día siguiente se le agrega el aroma y se sigue batiendo, la mezcla es pesada; cuando ya se coagula se tapa y se pone a reposar otra vez; al día siguiente se corta y se empaca”, explica Nely. Todos los socios y socias han aprendido a elaborar los productos que ofrecen, enseñados por los que fueron a capacitarse. “Todos tenemos que saber, por si alguno falta”, indica Magdalena. Con el aporte del PRONADEL, el grupo adquirió gabachas y guantes para el proceso de fabricación,además de las materias primas. También plantaron su propia parcela de sábila. PRONADEL les ha capacitado en mercadeo y les ha apoyado para que asistan a ferias, especialmente las
Magdalena Ilovares es la Presidenta de PRONAC (Productos Naturales Agua Caliente). Ella es la líder de este negocio familiar, en el que participa también su esposo, Miguel Funes. La familia construyó un local para producir los cosméticos, justo al frente de la nueva parcela de sábila que han plantado y que cuida toda la familia (la foto de la izquierda muestra la construcción cuando estaba en proceso).
ferias del agricultor del INA (Instituto Nacional Agrario) y ferias patronales de los pueblos vecinos en Reitoca, San Miguelito, La Libertad, Curarén y otros. Además, instalaron una pequeña tienda en el centro de Reitoca en donde venden parte de los productos. El grupo también construyó un nuevo local para la fabricación de los cosméticos, pues durante el primer año tuvieron que hacerlos en la cocina de Magdalena. Con el nuevo local cumplirán un requisito indispensable para obtener el registro sanitario y así tramitar el código de barras y la marca comercial. Miguel Funes, esposo de Magdalena, y sus hijas se han encargado de estos trámites, con el apoyo de los técnicos del PRONADEL. “Vamos bien. Cada mes tenemos que depositar 6.650 lempiras para pagar el préstamo, y las primeras ventas nos están alcanzando para esto. Todavía no nos estamos repartiendo utilidades pero sabemos que apenas estamos empezando”, afirma Adela Funes, Secretaria de PRONAC. “La idea de nosotros es mejorar nuestro nivel de vida. No nos vamos a quedar aquí, vamos a hacer más productos y por eso estamos haciendo el local, para producir más”, concluye Magdalena, feliz de ver que su sueño por fin se está haciendo realidad.
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12 Más de 1.500 mujeres indígenas Ngäbe y Buglé han recibido becas para la educación de sus hijos e hijas entre 2004 y 2009. Están felices por el beneficio que esta ayuda representa para el futuro de sus niños y jóvenes, y también porque ellas han podido adquirir capacidades y empoderamiento al administrar los fondos. El Programa de Becas es una de las iniciativas más exitosas del Proyecto Ngäbe-Buglé (PNB). Indígenas Ngäbe beneficiarias de becas para sus hijos e hijas en las comunidades de Los Valles, Los Lajones y otras localidades.
Mujeres empoderadas mediante exitoso programa de becas en Panamá
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El Programa de Becas para niños y jóvenes de los 16 territorios de la Comarca Ngäbe-Buglé, ha resultado ser uno de los mayores aciertos del PNB. Esta iniciativa se planteó como parte de la estrategia de equidad de género del Proyecto, pues no solo beneficia a los estudiantes sino que es un medio para capacitar y empoderar a las madres, que son las encargadas de recibir y administrar el dinero. Entre 2004 y 2009, el PNB ha becado a 1.677 personas, de las cuales 1.548 (un 97%) corresponden a niños y jóvenes de educación primaria, premedia y media de familias indígenas y campesinas. El Proyecto ha comprometido US$2.2 millones para el otorgamiento de becas y la mayoría de beneficiarios han sido mujeres: de los 1.677 becados, 733 son hombres y 944 mujeres. Los niños de primaria reciben una beca de US$250 anuales que se entregan en dos tractos de $125 cada uno, y los becados de premedia y media reciben una ayuda económica de $350 al año, divividos en dos pagos de $175 cada uno. Generalmente, las becas se otorgan por un período de tres años para cada beneficiario. La condición es que los becados y becadas se mantengan estudiando y muestren buenas calificaciones, pero las encargadas de retirar y administrar los fondos son las madres.
Muchas mujeres Ngäbe y Buglé recibieron por primera vez en sus vidas un cheque y ha sido una experiencia significativa para ellas, por el apoyo que representa para el estudio de sus hijos e hijas, y por el empoderamiento que les otorga la administración de dichos fondos. El Programa de Becas del PNB comprende: • Becas para estudios primarios, educación premedia, media y universitaria. • Formación técnica y laboral para jóvenes, hombres y mujeres.
M u j e r e s d e Pa n a m á
13 Estos colegiales Ngäbe caminan dos horas cada día para llegar desde Cerro Tula hasta el Colegio de Hato Chamí, y otras dos horas para regresar a sus hogares. El esfuerzo de los estudiantes y de sus padre es extraordinario para que los chicos y chicas se mantengan estudiando. En la foto de la derecha: estudiantes de primer ciclo en una comunidad Buglé. El Proyecto Ngäbe-Buglé diseñó el Programa de Becas para reforzar el proceso de desarrollo sostenible de la Comarca y para disminuir la desigualdad de oportunidades en el acceso a la educación por parte de las familias más humildes. “La beca nos ha ayudado bastante para comprar las cosas de la escuela, y lo que queda se usa en la comida”, cuenta Gloria González de la comunidad Paredón, quien administra la beca de su hijo de 12 años que se encuentra en sexto grado. “Me siento muy contenta porque nos apoyaron y mi niño está estudiando. Con la beca pude conseguirle vestido y zapatos”, afirma Cecilia González de la comunidad de Banquillo, otra de las beneficiarias cuyo hijo de 13 años está becado y cursando el tercer año básico. Un relato similar hace Evarista Sánchez de la comunidad de Batista: “Nos ayudó mucho porque tenía dos hijos en secundaria y otros niños en la escuela”. Su hijo de 16 años fue becado, cursa el quinto año en un colegio agropecuario y “le gustaría ser ingeniero”. Para varias mujeres entrevistadas, el apoyo recibido mediante las becas tiene un extraordinario valor, no solo por las oportunidades que abre para el futuro de sus hijos, sino por el soporte que esta ayuda significa para el entorno familiar y para ellas como “administradoras” del dinero recibido.
“Nunca en mi vida había cambiado un cheque”, cuenta Sofía Bordones de la comunidad Paredón Arriba. Ella y la mayoría de las indígenas Ngäbe y Buglé no saben leer ni escribir. Por eso aprecian lo que las becas pueden hacer por ellas y por sus hijos; unas becas que han mejorado la vida de miles de familias en la Comarca.
“Mi marido entiende que soy yo la que tiene derecho a cuidar la plata para mi hija y para la comida”, explica Juana Urriola, de la comunidad Paredón Abajo. Juana tiene 5 hijos, 4 son mujeres y su hija de 14 años recibe una beca y actualmente cursa segundo año de colegio.“Ella no me ha fracasado ningún año y yo le digo a los niños que estudien, porque ellos tienen esa suerte que nosotros no tuvimos, de poder estudiar y que nos dieran una beca”, agrega Juana. Estas niñas Buglé se trasladan diariamente en bote para asistir a la escuela, en la zona costera de la Comarca, limítrofe con la provincia Bocas del Toro.
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Elaborado con apoyo de FIDA/RUTA
Con esfuerzo, capacitación, empoderamiento y apoyo, miles de mujeres rurales centroamericanas están liderando proyectos y mejorando su calidad de vida.
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