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1 NUMERO 57 h11...-_ NOVIEMBRE 1952 REVISTA MENSUAL ILUSTRADA AÑO IX - NUM. 57 NOVIEMBRE 1952 Dirección y Administración: RR. PP. Mercedarios. D

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NUMERO 57 h11...-_

NOVIEMBRE 1952

REVISTA MENSUAL ILUSTRADA AÑO IX - NUM. 57

NOVIEMBRE 1952

Dirección y Administración: RR. PP. Mercedarios. Duque de Sexto, 32. Teléfono 26 65 44 MADRID Precios de suscripción en España: De bienhechor: 50 pesetas - Anual mínima: 25 pesetas

Sumario Intención misional de noviembre Al habla con el Cardenal Protector San Serapio Nuestros difuntos Terciarios La Virgen de la Merced en Grecia La Virgen en el Perú El Hermano Flaminio Algo que no sabías Don Andrés García Tejado Restauración de la iglesia de Herencia El Domund en Alarcón Salutación a la Virgen del Cobre Nuevas Misioneras

266 Fr. José Martínez, O. de M. 267 Fr. Elías Gómez, O. de M. 270 Fr. Gumersindo Placer, O. de M. 272 Fr. Jaime Asensio, O. de M. M. I. Sr. D. Francisco Aguirre. Fr. Nazario Diz, O. de M. 274 275 Fr. Juan B. Núñez. O. de M. 277 Fr. V. M. Gómez de los Infantes, O. de M. 279 La Redacción. 280 Corresponsal.

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282 La Cronista. 285 Excma. Sra. de Castán Tobefias. 287 Amer.

Con las debidas licencias LA

ERCE D.-NOVIEMBRE 1952,

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•AQUI, ROMA Al habla con nuestro Cardenal Protector

INTENCION MISIONAL DE NOVIEMBRE

Muy cordialmente agradezco la gentileza del reverendo Padre Elías Gómez al acceder tan cumplidamente a mi ruego de que visitase, en nombre de LA MERCED, al eminentísimo Cardenal Protector, solicitando de él unas declaraciones para este número de noviembre. Me importa aclarar que el «simple estilde Teología» que así se dice en sus diente de cuartillas—es Comendador-Rector del Mercedario Colegio Mayor de la Vera-Cruz, en Salamanca, y actualmente, después de haber hecho brillantemente el Doctorado, amplía y profundiza su vasto saber teológicomístico en la Roma de los Papas. Por causas fortuitas y ajenas a nosotros lamentamos no poder publicar la fotografía con la bendición autógrafa del señor Cardenal. En su lugar reproducimos esta suya recientísima.

Por la solución cristiana del problema social en el Africa del Sur Fray José Martínez, Mercedario No faltan personas, con instintos auténticamente diabólicos, que han intentado atacar a la Iglesia Católica precisamente por la parte social, diciendo que nunca le han preocupado los intereses sociales de su hijos. Nada más falso y lejos de la realidad. La Iglesia de Cristo ha tenido en todo el transcurso de su historia plena conciencia de su responsabilidad, y, por tanto, nunca le han pasado inadvertidos problemas tan trascendentales. Pero, sobre todo, desde el gran Pontífice León XIII, estas cuestiones han alcanzado tal importancia, que no hubo Papa al que no le hayan preocupado grandemente estos problemas. Aún está reciente la publicación de la última Encíclica de Su Santidad Pío XII, Evangelii proecones, sobre las Misiones, y en ella una de las cosas que más recomienda Su Santidad a los misioneros católicos de todo el mundo es esta de la cuestión social, pues, como dice muy sabiamente Su Santidad, «no dudo que es éste uno de los medios más mágnílicos y estupendos para conquistar almas para Cristo», v esto lo estamos viendo en la realidad. La intención misional de este mes se fija en la solución del problema social en el Africa del Sur, ya que es de verdadera necesidad y urge sobremanera el darle una pronta y cristiana solución. Los dos millones y medio de blancos de la Unión Sudafricana llevan a cabo en los momentos actuales una tendencia racista tan extrema, que los problemas sociales existentes en su recentísimo país, a causa de la rápida evolución de ciudades riquísimas y de su poderosa industria minera antes y mucho más extensa ahora, se van envenenando gradualmente. Es necesario darle una cristiana solución. De lo

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contrario, el comunismo, que tanto está trabajando, se saldrá con la suya, y la Iglesia Católica verá de nuevo correr regueros de sangre de sus hijos. Por eso, los misioneros tratan de oponerse por todos los medios que estén a su alcance tanto a los excesos racistas como a las dificultades meramente económico-sociales. Estos problemas sociales son uno de los factores que obstaculizan verdaderamente la labor de nuestros misioneros, pues la situación social y económica de la inmensa masa pagana del Africa del Sur es verdaderamente desastrosa y triste. Una rápida industrialización, el auge vertiginoso de las nuevas ciudades y la necesidad de obreros—a quienes se retribuye su trabajo a precio ínfimo—son problemas muy dignos de tenerse en cuenta, ya que frecuentemente quedan en ellos muy mal paradas la dignidad y libertad humanas. La competencia que el negro hace al obrero blanco ha provocado ya un sinnúmero de medidas legislativas y violentas para abajarle. Eso ni es cristiano ni humano. Lo duro, lo bajo, lo menos retribuido, para el negro ; lo fácil, las buenas pagas, para el blanco. No me extraña, pues que la Iglesia luche titánicamente e insista continuamente y sin cesar en sus principios fundamentales de igualdad y fraternidad. Pero sus palaras caen en el desierto. Pidamos, pues, al Señor que se cumplan estos deseos de nuestra Santa Madre Iglesia que se le dé una pronta y cristiana solución a los poblemas sociales del Africa del Sur, que tanto afectan a aquellos hermanos, parte esco ffidísima de la Viña del Señor. e-

NUM. 57.-LA MERCED

EL DIRECTOR

Las ciudades, como las personas, unas Precisamente nombrado, hace dos meses, por son más afortunadas que otras. ¿Quién lo el Santo Padre, Protector de la Orden de la duda? Dígalo, si no, la Roma de mis tormen- Merced. Habían sido dos las veces que me cupo en tos. Ayer, capital de un vasto imperio ; hoy, cabeza de la única Religión verdadera : suerte el ver al Cardenal Micara. Pero, en ; Siempre con mimos de gran señora! Y, ambas ocasiones, «a longe». Pontificando él por si fueran pocos estos y otros muchos re- como Vicario de Roma, enfundado en aquella g alitos que le deparó la Providencia, tiene la su esbelta figura de Príncipe eclesiástico reCiudad de las Siete Colinas el privilegio de nacentista, con cierto aire señorial de los que su inmediato Pastor sea el Papa. Por- Médicis. Nunca, empero, tuviera yo el alto que, sí, a diferencia de todas las otras ciuda- honor de hablar personalmente con él. ¿Códes del globo, el inmediato Obispo de Roma mo iba, ¡ pobre de mí!, a pensar en tal cosa : es nada menos que Pío XII. ¡ Bien que se ni menos a soñar con que un día fuese recip avonea la Ciudad Eterna con distinción se- bido en audiencia privada por la personalimejante 1 dad eclesiástica más encumbrada de Roma. Claro es que los múltiples y variados pro- después del Papa, y que ( oh, sancta simblemas que pesan sobre la augusta persona plicitas! ) su Eminencia se prestara a una fadel Pontífice Romano le impiden ocuparse miliar conversación con un simple estudianp ersonal y directamente de su «diócesis». te de Teología! Fué el 16 de este mes rosariero de octuPara ello tiene el Vicario General, siempre un p restigioso y apostólico Cardenal de la bre. Una hermosa mañana otoñal. Me acomIg lesia. Ho y lo es el EMINENTÍSIMO CLEMEN- paña el muy inteligente y bondadoso Padre T E M ICARA, Cardenal con el título de Santa Eugenio Marianecci, Superior Provincial de M aría Supra Minerva, y Obispo de Velletri. nuestra Provincia Mercedaria de Roma. A LA MERCED. -NOVIEMBRE 1952

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las ocho y media, en punto, estábamos su- sas; en Colombia, que es un trozo de las enbiendo la escalinata de mármol del gran Pa- trañas de España, y en Argentina, tan es palacio de la Cancillería Apostólica, una de cu(Bélgica guarda los mejores recuerdos del yas fachadas se asoma al Corso, Víctor Ma- nuel. (El pueblo italiano madruga mucho. Cardenal Micara y se honra considerándolo Entre sus muchas virtudes cuenta la de ser como un ilustre belga más. Allí estuvo en muy trabajador.) En este magnífico Palacio las dos pasadas guerras mundiales, primero cuatrocentesco, obra de Bramante, en donde como Auditor de la Nunciatura, después coresidió la Corte Imperial (año 1810) y en mo Nuncio Apostólico. Sus gestiones fueron donde fué proclamada la República Roma- acertadísimas. Precisamente de Bélgica lo na de Mazzini, viven hoy día dos ilustres llamó el Papa para nombrarlo Cardenal. No purpurados; en el primer piso, S. E. el Car- olvidemos que estamos hablando con uno denal Micara; en el segundo, S. E. el Carde- de los más prestigiosos miembrös del Cuerpo Diplomático Pontificio... En Colombia nal carmelita Piazza Fondati. Llegados al primer piso, y después de ad- asistió al Congreso Eucarístico Nacional; en mirar el patio de columnas de inimitable Argentina, corno Secretario de Nunciatura.) forma arquitectónica, penetramos en el ma- —Eminencia, con todos los defectos que ravilloso salón de los frescos del Vasari. Es tenga nuestra Patria, los españoles nos senla sala de espera de todos aquellos que visi- timos orgullosos de los servicios prestados a tan al Cardenal Micara. Allí están aguardan- la Religión y a la Humanidad en el curso de do ,en riguroso turno, Párrocos de Roma, je- nuestra Historia. rarquías de la Acción Católica Italiana, etc. —Ya lo creo, Padre. ¡Fueron. servicios imDe vez en cuando aparece en el salón un jo- ponderables! Y dígame, ¿Tenemos muchas ven Padre franciscano que, juntamente con vocaciones mercedarias en España? el Hermano lego de D. Guanella, forman la —Gracias a Dios; no faltan, señor Cardeúnica servidumbre del Cardenal. Quien, sin nal. Hubiera medios económicos suficientes, embargo, introduce las visitas en el despacho y nuestros Seminarios podrían más que duparticular es un elegante caballero secular. plicarse. Pero... Nuestra espera no fué larga. Los timbres —¿Cuántas Provincias tenemos? suenan con frecuencia. Una de las llamadas —Dos, Eminencia : la de Aragón y la de tiene por objeto ordenar : «Que entren los Castilla. Ambas surgidas heroicamente de Padres Mercedarios.» No bien se había abier- las cenizas a que fueron casi reducidas en la to la puerta del despacho, cuando el mismo Cardenal se levanta presurosa y cariñosa- última guerra civil. —Ya estoy enterado de los inmensos esmente del sillón, para darnos la mano, que fuerzos realizados, así como del prolífico trabesamos con reverencia. ¿El Padre español que quería visitarme?

—Sí, Eminencia ; el mismo—contesté.

¡Benissimo, benissimo! ¡Español! ... ¡España! Nuestra Orden Mercedaria es espa-

ñola por los cuatro costados—continúa diciendo el Cardenal—. Siempre Me fué simpática la noble España. Pero ahora, Protector de la Merced, tengo que quererla mucho más.

¿Conoce España, Eminencia? —Le diré, caro Padre. No estuve en España y, al mismo tiempo, puedo decir que estuve en España...

—Eminencia, eso parece contrario al principio de contradicción : «No estuve... y estuve...» (El Vicario del Papa celebra la broma con risa franquísima. La amabilidad y la sencillez reverberan en su persdna. Nos hace sentar. junto a él. Y sigue hablando.) —Le explicaré. No he pisado nunca territorio ibérico. Estuve, sin embargo, en Bélgica, en donde España dejó huellas glorio-

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bajo apostólico que desarrollan. Usted. ¿a cuál de las dos Provincias pertenece? A

la de Castilla, señor Cardenal.

¿La mayor en personal de entre todas las Provincias de la Orden?

—Justamente. ¿Cuáles son las principales publicaciones actuales de Castilla?

Adelante y «coraggio»! Reciban mis mayores alientos y mi cordial bendición.

nosa. Concluidas todas las cuestiones a resolver, y resueltas a las mil mavarillas, le-

faltaba más!

—Salude en mi nombre a todos los Mercedarios de España, así como a todos los devotos de la Merced.

¡

—¿Su bendición, señor Cardenal Protec- vantados, le besamos el anillo, en despedida, expresándole cordialmente nuestra gratitud. tor? ¿Y podria ser escrita? ¿Cómo no? Escrita y muy escrita. ¡ No Su Eminencia me vuelve a repetir : (Al momento le presento una gran fotografía suya, que ya llevaba yo al efecto, para que, cuando buenamente tuviera oportunidad, escribiese en ella la bendición. Se la presento y le digo): Aquí, Eminencia, ¿sería posible? —No, no — dice sonriendo amablemente, después que contempló la fotografía—. Aquí no. Le daré otra fotografía mía mejor, y



allí, sí.

—Muchísimas gracias, Eminencia. --A usted, Padre. Y que sirva como una prueba de afecto a mis Mercedarios de España.

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Recordando un grito muy español aquí en Roma, pronunciado por tantos peregrinos : «España por el Papa», remedé yo. —Eminencia : Corno primer mercedario español que ha tenido la dicha de visitar a V. E., y creyendo interpretar el sentimiento de mis hermanos compatriotas, permítame que le diga : ¡ Los Mercedarios españoles por su Cardenal Protector!

—Y el Cardenal Protector por .161ercedarios españoles—replicó el Eminentísimo Carde-

na ldon Clemente Micara, Vicario de la Diócesis Romana, Obispo de Velletri y Protector de la -Orden Mercularia.

(Mientras escribe la Bendición, aprovecho aquel momento de silencio para fijar mis ávidos ojos en las fotografías que, cerca del *** Crucifijo que preside la mesa del despacho. destacan : la de S. S. el Papa y la del ingeComo unas pascuas de contento bajé, casi niero don Francisco Micara. Dos amores de su Eminencia : Pío XII, cuyo Vicario es y saltando. , las escaleras de la Cancillería Aposcuyo íntimo afecto tiene ; y su hermano tólica. Me sentía inefablemente satisfecho de Francisco, humilde e inteligente como él, que la Merced contase como Protector a un casado con una distinguida señora y Pre- Cardenal de las dotes y virtudes del Cardesidente del Consejo Parroquial de nuestra nal Micara. Al propio tiempo, con el corazón Parroquia romana. Varias veces le he visto lleno de gratitud, daba gracias al Papa que a don Francisco entre los Padres Merceda- así se -dignó obsequiar a los Hijos de San rios, formando Comunidad, cual si fuese un Pedro Nolasco, y daba gracias también, allá fraile más, disimulando admirablemente que en mi interior, haciéndolas pasar por mi repertenece a noble y rica familia de Fras- flexiva memoria, a ciertas humildes personas (cuyos nombres callo por no profanar su hucatti...) • Escrita y firmada la Bendición, aún siguió mildad) que han tenido parte decisiva en largos minutos nuestra conversación sobre que la Orden de la Merced tenga hoy dia tal la labor apostólica, misional e intelectual de Cardenal Protector. A ellas nuestra veneralos Merceclaricis españoles. Su Eminencia, ción y que ; Dios se lo pague! hablando en todo momento un corredto casFR. ELÍAS GÓMEZ tellano. Con el Muy Rvdo. P. Marianecci trató también asuntos relacionados con las obras Roma, octubre de 1952. de la nueva Iglesia Parroquial de Santa Bo-

Me explicaré, Eminencia. Como órgano de la Orden Tercera y Cofradías Mercedarias, se edita LA MERCED, cuyo cometido es la formación piadosa de nuestros Hermanos seculares. En plan científico y cultural, Estudios es nuestro exponente. Ambas se publican en la Casa de Investigación y Estudio de Madrid. Fuera de la capital de España se escriben otras laudables publicaciones : Sal-Lux, en el Colegio Mayor de Poyo; Tirso, en El Ferrol del Caudillo; Mensajes, en Bilbao, dependiendo de LA MERCED. —Maravilloso resurgir, Padre. Me encanta todo eso. ¡ Animo ! ¡Piedad y estudio! NUM. 57.-LA MERCED

LA MERCED. --NOVIEMBRE 1952

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SAN SERAPIO

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Su fiesta: 14 de noviembre Fray Gumersindo Placer, Mercedario •

La fundación de la Merced es una de las grandes obras de la Edad Media, y su actuación como Orden Redentora fué un terremoto social y espiritual. Por la piel de Europa corrió este movimiento, q u e tenía como base esencial la igualdad de los hombres; lo mismo se redimía al fraile que al bracero. Y en un movimiento así no extraña que se diesen cita los más diversos caracteres en psicología y en santidad. Uno de los grandes peregrinos de la santidad es San Serapio. Los siglos medievales están llenos de peregrinos, y por todos los caminos que van a Roma, a la Tierra Santa y bajan a España, pasan los romeros, turbas nómadas de la fe. Serapio no viene en plan de suplicante, o de penitencia ; no arrastra su bordón, ni trae ropas malolientes ; avanza con naturalidad, muy hombre, muy masculino, virilmente fuerte, y parece ser portador de un espíritu grande y noble. Diriase que la audacia, la generosidad y la alegría se pintan en su rostro, las lleva en su porte. Mediano de cuerpo, enjuto, alegre e infatigable, con aire belicoso, nuestro héroe siente, con Cristo, que va a ser cooperador en la instalación de un orden nuevo. Trae algo de locura de amor en sus venas. Le juega con fortaleza en el corazón, y salta a los labios, la consigna del Profeta : «El Señor es mi luz y mi salud. z A quién temeré? Si se levantan guerras contra mí, no temerá mi corazón». Se dice que nació en pañales de humedad, junto al Támesis. Otros creen que viene de la norteña Escocia y que las gaitas tocaron en su nacimiento, y los hielos polares briza270

ron su cuna. En la última página que sobre su biografía acabo de leer se le da por nacido en un castillo cercano a Londres. Fueron sus padres Rothlando y Rowena, emparentados con Ricardo, Corazón de León, rey de Inglaterra, q u e tomó parte en la tercera Cruzada. La educación que recibió estuvo llena de hidalguía. Le infundieron una tierna devoción a la Pasión del Señor, y la manifestación más rica y afee" tuosa de esta idea fué su amor a la Santa Cruz. No es un ser quimérico, sino, por el contrario, es una personalidad definida, enérgica, perfectamente formada en escuela de paladines, de los que abundó en aquella época la Isla de los Santos. Podemos preguntar de nuevo : su personalidad, ¿es la fuerza primitiva de un pueblo joven, vigorizado por la sangre inyectada en no 'lejanas invasiones, o es sencillamente la fuerza del espíritu cristiano? Lo cierto es que procede de un país nórdico. Se opera en él la conjunción de un mundo germánico con otro románico. El primero no está suficientemente cristianizado, el segundo se cree el depositario de Cristo. Pero no nos .dejemos llevar de discusiones demasiado históricas o sutiles. Lo que importa es llevar a Cristo, participar de las perfecciones de Cristo, ser otros Cristos. Aquí, Serapio gozó de una piedad heroica ; la firmeza de la fe colmaba su alma de un contenido de eternidad. Cuando aparece en España, hace contacto con los mercedarios. Siente la grandeza de su ideal. La Merced es tan grande como

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57. LA MERCED

z.

cualquiera de las empresas colectivas de la Edad Media, por ejemplo : el levantar catedrales, la defensa de Occidente contra el islamismo, las Universidades o el nacimiento de las nacionalidades. Se encontró con San Pedro Nolasco y otros caballeros de la Merced, e ingresó en la Orden. Desde entonces se enroló en la empresa internacional de la libertad, como podía haberse ido a la otra internacional de las Cruzadas ; fué cuestión de vocación. Al fin y al cabo se hizo cruzado mercedario ; la cruz que le pusieron al pecho le recordaría la devoción que desde niño sintiera por la Santa Cruz, y, fiel a su consigna, predica, alienta, ora, recluta hombres, y tal se manifestó su espíritu, que llegó a ser Maestro de Novicios. No contento con la expansión latina de la Orden, quiso llevar a su pueblo la caridad de la santa Redención y, según algún historiador, «se fundó en Inglaterra algunas Encomiendas, que florecieron hasta el tiempo de la Reforma». Nos lo imaginamos pidiendo la limosna de la redención, recorriendo los caminos de Aragón y Castilla, sin conocer bien las veredas, ni las paradas, atravesando a pie o a caballo ríos y cariadas, unas veces en compañía de mercaderes y caminantes, y otras completamente solo. Su pensamiento iba con él, y era el pensamiento : Dios. De Dios ba jaba a su Cristo, y entonces el buen mercedario veía el rostro suplicante del Redentor ; en las lindes del cielo, en las hojas del chopo y en la onda del río veía la mirada ansiosa del Divino Maestro, y el alma se le encendía en amores y ansiaba el sacrificio de su propia vida como ofrenda expiatoria Otra vez la Cruz vuelve a colgarse del pecho de Fray Serapio. Es el mismo Fundador, San Pedro Nolasco, quien le llama a las primeras filas de la Redención. Si algún día Pensó en venir a España para luchar contra los sarracenos, ahora se le cumplen sus deseos; pero ya no será encuadrado en huestes militares, sino en batallones de más alta esp iritualidad, cuales son los formados por - los soldados de la caridad, es decir, los merc edarios redentores. La santidad que iba metida en el tuétano de nuestros padres le hizo gr anadero de vanguardia, vasallo del Gran Rev. Con la bendición del Fundador partió en cu alquiera de los bergantines que hacían la c rrera por los puertos de Africa. Su presencia y su voz denotaban al Caballero de Cristo. P redicó entre los moros la consigna merce daria, aquella idea que es el orgullo de los LA ME RCED. NOVIEMBRE 1952

tiempos apostólicos, a saber : que esclavos y hombres libres, señores y clientes, africanos o europeos, estaban unidos como hermanos en la gran libertad de Cristo. Había, pues, que romper las cadenas de la esclavitud, y para ello iba él. De cómo le recibieron y lo que en aquellas tierras le sucedió, lo cuentan las crónicas de la Merced. El Caballero vertió su sangre en la empresa y ganó un nuevo título de heráldicas eternidades : el de Mártir. Los moros le sometieron a bárbaro descoyuntamiento, le colgaron de un aspa, le sacaron a torno las entrañas, túrdigas de su piel fueron banderolas de tan sádica fiesta, y el crac de sus huesos daba fe de su heroica generosidad. En el ario 1731, cuando en toda la Orden de la Merced se celebraban las fiestas de su subida a los altares, en Barcelona aparecieron tres «Oratorios Sacros» ensalzando su martirio. En uno de ellos, titulado : «Vencer matando, y muriendo», el poeta nos deja ver al Mártir atado a la cruz y pronunciando su ofrecimiento a Cristo : «Ya buen lesus me veo vezino al dulce fin de mi deseo de Redemptor con el felize nombre que Vos tornastes al hazeros Hombre. Estos que el lobo del Rebaño vuestro robó, y quiere passar a su siniestro míseros afligidos, han de ser por mi cargo redimidos.

o mi Dios, si 'merezco, que acepteys esta Vida, que os ofrezco, permitid, que mi amor por su rescate en holocausto cruel la sacrifique, y assi el efecto, y el nombra patifique.»

Tal oración fué aceptada por el cielo, y murió en Argel el 14 de noviembre de 1240, por orden de Selim-Benimerin, rey de aquella ciudad. Su compañero de redención, Fray Berengario, había vuelto a España con más de ochenta personas por ellos redimidas : pero él se quedó en rehenes, en cumplimiento del cuarto Voto de la Orden, y la Cruz que había adorado desde niño le acogió en sus brazos. La imaginería antigua y moderna le representan atado a una Cruz, coronado por un ángel, y hecho su cuerpo un mar de heridas. Los fieles le invocan en los dolores de intestinos, fracturas, quebraduras y otras dolencias, valiéndose de un aceite bendecido ritualmente y al que se da el nombre de Aceite de San Serapio. —271

daria, el saber que un Jadeando hemos día, Señor, inviolablellegado, Señor, los mente, tendríamos los que vivimos a este sufragios cristianos supunto de la vida. Un ficientes para purgar cansancio congojoso todas las motas de banos invade. Quererro adheridas a nuesmos unos momentos tro espíritu, que nos de laxitud, de relajaempequeñecen ante miento nervioso, y torVuestra Santidad. namos nuestra mirada Leímos, Señor, mua lo que atrás ha quechas veces en nuestras dado. Recodos peliReglas que en detergrosos donde a pique minados días del año estuvimos de hundirofreciéramos la Santa nos. Vuestra mano, Misa por todos los faSeñor, nos sostuvo... llecidos dentro de la Muchos, sin embargo, Orden Tercera, que no pueden acompason también todos los ñarnos en esta tarea que un día profesaron mental de recordar. ante vuestro altar. PeNos han dejado para siempre, mejor dicho, Vos los llamas- NUESTROS r°, ¿ hemos pensado lo que esta manera de rogar, todos por todos, nos teis a una vida más duradera. viene a traer de nuevo, de laborioso? Sabemos el desconsuelo que lleva Que todos, Señor, mancomunados consigo, Señor, el morir cuando las nos acuciaremos más fácilmente a la manos permanecen todavía sin llenardifícil ascensión que es Vuestro cielo. se, cuando el alma no redondeó su maQue si uno desfallece, hay en nuesdurez. Una larga purificación, dolorosa Utra conducta ejemplo o consejo, fuery sin mérito, espera entonces en los za suficiente para aupar su ánimo a misterios de la eternidad. regiones confortantes. Que ya no cabe La amistad no vende en el peligro. la bella teoría de una vida indepenLa caridad padece el martirio en ludiente, libre, como la que lleva la osgar del atormentado. La hermandad o tra encerrada en sus dos valvas. recuerda ante el altar. Todas estas virSNuestra vida es de comunidad. O tudes fructifican, Señor, en el alma de de comunión. Hemos dado nuestra vuestros terciarios. palabra de honor. Pensemos también Un infinita piedad por aquellos que en el honor que incluye esa palabra han partido se averigua, Señor, en las E dada, esa promesa. ¡ Qué parecida seConstituciones de la Orden Tercera. rá entonces nuestra vida a la de aqueAllí se manda, se exige, el sufragio de llos primeros cristianos que incluían valor infinito, la Santa Misa, por aquel en sus oraciones diarias los nombres que acaba de fallecer ; pero también se de aquellos hermanos que habían famanda recordar al que queda tan lejos llecido ! Nuestra oración queda puesde nuestra vida actual, que ya su nomta, Señor, al servicio de aquellos que bre ha sido olvidado. Y en este mes, los están en el seno del purgatorio ; que, difuntos terciarios anónimos tendrán como yo, se revistieron un día del los sufragios que necesiten. blanco escapulario, convencidos del Quizá en nuestra vida haya existido, como sortilegio que lleva consigo mercomo un móvil decisivo, como gran sced a la promesa de Vuestra Inma.cu motivo para abrazar esta vida merce(Continúa en la página 278)

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NUM. 57.-LA MERCED

La Faneroméni,Virgen de la Merced en Grecia

«... Finalmente, no quiero terminar este

de escaso valor artístico. Con la curiosidad natural pregunté al párroco de la iglesia, quien tampoco supo darme razón de cómo había venido a parar allí aquella imagen. Me dijo que hacía ya siglos que allí se veneraba, que hacía muchos milagros, que los ortodoxos habían querido llevarla a su iglesia, pero que milagrosamente la imagen había vuelto otra vez a su santuario católico, pero no pude sacar nada cierto acerca de su origen en la isla. Quizá alguno de los padres Mercedarios de nuestra España, que, después de la batalla de Lepanto, se dedicaban al rescate de los cristianos cautivos de los turcos, la llevó allí en alguna de sus excursiones de redención y la dejó al grupo de católicos de origen genovés que vivían entonces en ese pueblo y de quienes descienden sus habitantes de hoy. Lo que sí aseguro es que tuve una alegría grandísima y sentí honda emoción al ver que la imagen de María más venerada y amada por el actual pueblo griego católico, la que los animó y consoló en sus luchas por conservar la verdadera fe entre los peligros del cisma, fué un regalo de España, a la que por algo llaman la patria de María Santísima.»

trabajo sin hacer mención de un cuadro de la Santísima Virgen, que aunque no sea ni bizantino, ni de origen oriental entra en algún modo en este tema. Me refiero a la Virgen Faneromérá o la Aparecida, venerada con igual devoción por «ortodoxos» y católicos en su santuario de la isla de Tinos, en el Egeo. Es el santuario más famoso del próximo Oriente, pero no es de rito bizantino, sino de rito romano o latino. »Tuve ocasión de ir a venerar esta santa imagen de la gloriosa Madre de Dios, y desde el puerto al Santuario, que está en un pueblecito del interior, hice el viaje con un sacerdote de la isla, también de rito romano, al que pregunté por el origen y significación de esta advocación mariana, la Aparecida. Mi compañero de viaje, que debía de ser poco aficionado a curiosidades históricas, me dijo que no estaba cierto, pero que le p arecía que por el vestido blanco con que estaba representada la imagen, y por el nombre y aun por el día en que celebraban allí la fiesta, que se trataba de la Virgen de Lourdes o aparición de la Inmaculada. Cual no sería, pues, mi sorpresa cuando, al arrodillarme ante el altar mayor del templo y Del artículo «Iconografía Mariana en el fijarme en la santa imagen, me encontré que era la españolísima Virgen de Nuestra Se- Oriente Bizantino», por el M. I. Sr. Don flora de la Merced de Barcelona, como lo Francisco Aguirre, publicado en la «Revista de mostraba, sin lugar a dudas, su manto y de Letras» de la Universidad de Oviedo, es capulario blanco, sobre el que aparecía ario XI, ps. 199-210. Agradecemos a nuestro buen amigo el Cl aramente el escudo de las barras de Aragón y la cruz de la catedral de Barcelona. señor Aguirre la gentileza del envío de una Se trata de una tabla grande de estilo rena- separata y la autorización para publicar esta c imiento, a mi parecer del siglo XVI o xvii, interesante información. LA MERCED

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La Virgen en la conquista del Perú por Pizarro

Gloria de Chile y de la Orden Mercedaria

Fray Nazario Diz, Misionero Mercedario en Puerto Rico Francisco Pizarro es otro de los grandes conquistadores españoles que se distinguió por su devoción a la Virgen. Tomó parte en el voto que hicieron Balboa y Enciso cuando desembarcaron en el Darién; asistió, con el descubridor del Pacífico (Balboa), a la toma de posesión del nuevo mar y vitoreó el estandarte con las armas reales y la Virgen; repitió la oración que Pedrarias, en otra toma de posesión del mismo mar, iba dictando a sus capitanes y soldados, poniendo las tierras e islas que se descubriesen bajo el amparo de María Santísima. Entró en el Perú acompañado de varios Padres Mercedarios, que le iniciaron en la devoción a la Virgen bajo la advocación que ellos veneraban como patrona : la Virgen de la Merced. Entre éstos son célebres el Padre Antonio Bravo, el primero que celebró la primera misa en Lima; el Padre Miguel de Orenes, fundador de la ciudad de Piura, y el Padre Francisco de Bobadilla, que intervino en las luchas de Pizarro y Almagro por la cuestión de Cuzco. Teniendo, pues, a su lado a tan buenos compañeros y a la Virgen por auxilio, aquel intrépido conquistador, con 175 hombres, 67 caballos, tres cañoncitos pedreros, 20 ballestas v menos arcabuces, se interna denodadamente por montes, ríos y barrancos; prende a Atahualpa mientras le rodeaban sus ejércitos, más numerosos- que las estrellas del cielo; derrota a sus capitanes, y a los pocos años los españoles dominaban un territorio mayor que Europa, que a través de los siglos fueron ganando para la civilización y el cristianismo. Y todo esto lo hizo Pizarro, como dice el Padre Pedro Ruiz Naharro, Mercedario, ayudándole Dios y su Madre Santísima, de quien siempre fué muy devoto. «Cada mañana—dice Herrera daban gracias a Dios; a las tardes decían la Salve y otras oraciones; sabían las fiestas y tenían cuenta con los yenes y domingos, y así es como los libró Dios de tan grandes trabajos.» Es lo más verosímil que Pizarro y sus compañeros extremeños, al emprender su temeraria ascensión al corazón de los Andes en busca del inca, teniendo siempre la muerte a dos pasos, hicieran votos y promesas a la Virgen de Guadalupe, Patrona de su tierra. Por lo menos, cuando Pizarro, después de tanteado el terreno en su primer viaje, vino a España a capitular con el emperador servicios y mercedes, visitó el célebre santuario, llevándole las primicias de la tierra descubierta.

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Consta también que tenía costumbre de rezar el oficio de Nuestra Señora o, por lo menos, de llevarlo siempre consigo. Esto se deduce del inventario de sus bienes, que su hijo Francisca reclamó al tutor, Antonio Rivera; entre ellos figuran unas «Horas de Nuestra Señora» guarnecidas en oro. Además, como Cortés, predicaba la devoción a María entre sus soldados, ante quien los hacía arrodillarse antes de cada batalla, y perdonaba vidas y hacía mercedes siempre que ponían de por medio el nombre de Santa María. Y la Virgen, por su parte, no podía dejar de corresponder a estas muestras de veneración. . Son muchos los episodios en la conquista del Perú donde se ve la mano de la Virgen de im modo claro. Si algún paso hay en esta famosa conquista que pueda compararse a la «Noche Triste» de Cortés es el cerco de Cuzco, desesperado arranque de los incas para arrojar a los españoles de su país. Lo que la Virgen hizo por ellos en aquel día lo refiere el Padre Acosta del siguiente modo «En la ciudad del Cuzco, cuando estuvieron los españoles cercados y en tanto aprieto, que sin la ayuda del cielo fuera imposible escapar, cuentan personas fidedignas, y yo se lo oí, que, echando los indios fuego arrojadizo sobre el techo de la morada de los españoles, que era donde es ahora la iglesia mayor, siendo el techo de

cierta paja que allí llaman «Chicho» y siendo, las hachas de tea muy grandes, jamás prendie.i, ni quemó cosa, porque una Señora que estaba en lo atto apagaba el fuego luego, y esto visiblemente lo vieron los indios y lo dixeron muy admirados.» Fuese o no cierto este milagro y otros que. cuenta los historiadores, el caso es que como tales los tuvieron y agradecieron, lo que basta para 'demostrar la devoción y confianza que en María tenían. Y a nadie puede extrañar que Nuestro Señor, por mediación de su madre, hiciese semejantes • milagros, aunque no todos los conquistadore s . fliesen dignos de ellos. Esto y mucho más es lo que hizo en los primeros tiempos del cristianismo, cuando solamente por medio de una especial Providencia de Dios podía propagarse una religión tan contraria a las inclinaciones naturales del hombre en aquella época, de costumbres tan corrompidas.

EL HERMANO FLAMINIO m Con este cariñoso nombre, sencillo CO() su vida, ha pasado a la historia científica de Chile y de América el célebre religioso mercedario Fray Flaminio Ruiz Pereira, nacido. en Chillón, el ario 1883, y muerto en Santiago ,e1 8 de noviembre de 1942. Al cumplirse diez años de su niuerte, queremos recordar su memoria para hacer justicia a su labor y darle a conocer a las presentes generaciones. Durante veintisiete arios desempeñó la cátedra de Ciencias Naturales en el Colegio de San Pedro Nolasco de la capital, y bajo sus sabios consejos.y enseñanzas se forjaron centenares de ex alumnos. Fué fundador del Jardín Zoológico de Santiago, en compañía del R. P. Pedro A. Díaz, merceclario; don Carlos Reed y el Dr. Aure-

liano Oyarztín. El Hermano Flaminio pertenece a esa pléyade de frailes mercedarios que en estos cincuenta arios han honrado altamente su Orden : Excmo. Sr. Pedro A. Valenzuela, eminente filólogo; R. P. Ramón Cerda, brillante orador sagrado; R. P. Diego A. Rojas, músico y artista ; R. P. Carlos Infante, apóstol y misionero. Su labor científica fué amplia y meritoria. Fundó el ario 1926 la «Sociedad de Historia Natural», en compañía del sabio chileno don Carlos Portes; fundó, además, la «Sociedad ' Chilena de Entomología», y fué socio fundador y miembro de número de la «Academia d e Ciencias Naturales de Chile» de la Univ ersidad Católica de Santiago; fué miembro c orrespbridiente de la «Sociedad Entomológica de Francia», agraciado con Medalla y Diploma el año 1930; y•en 1932 la «Sociedad E ntomológica de España» le otorgó iguales t ítulos. Publicó el destacado sabio mercedarío dieciocho monografías sobre temas cient íficos, entre los que se destacan «Los Díptedos», «Los Coleópteros», «Los Apidos», aparecido s en la «Revista Chilena de Historia Natural». En la «Revista Universitaria de la U. C.», d e Santiago, aparecieron nueve coIa.boracio.nes suyas sobre «Los Himrnanöpteros». y en 1929, la «Revista de Educación» órgano o ficial del correspondiente Ministerio, registró su trabajo «Cazando insectos».

Sus investigaciones sobre «Carabus de Chile» fué reconocida por todos los hombres de ciencia como la mejor en su género que se haya escrito en nuestro país. y fué solicitada para su estudio por diversos centros científicos de las Universidades de los EE. UU., entre ellas, la Universidad de Notre Dame, en Indiana. El «Boletín de la Sociedad Entomológica de Chile» publicó «Notas sobre la Centis Nigerrima» y, a la vez, la «Revista Chilena de Historia Natural» publicó de preferencia su valioso trabajo «El Género Geroglosus en Chile». Su obra de mayor aliento es, sin duda, su monografía sobre las abejas chilenas, pues el sabio mercedario hizo investigaciones de preferencia en la familia de los «Himmenópteros». Dicho trabajo fué publicado por la «Revista de Historia Natural». _Hay varios trabajos inéditos, que constituyen su obra póstuma. Pero la mayor gloria, fuera de sus profundos conocimientos, es la creación del «Museo de Ciencias Naturales» del Colegio San Pedro Nolasco, de Santiago, considerado el mejor del país, entre los Liceos Fiscales y Colegios particulares. Son más de veinticinco años de ímproba labor científica y cultural, habiendo coleccionado pacientemente centenares de ejemplares de mamíferos, aves, reptiles, insectos, invertebrados, conchas, fósiles, caracoles, crustáceos, pieles. plantas, semillas, etc., etc. El ario 1941, el sabio fraile mercedario inaugura una Exposición para dar a conocer a los estudiosos, y especialmente a los escolares, esta joya nacional. Durante un mes fué visitada por centenares de hombres de ciencia, por profesores, alumnos fiscales y de colegios particulares. El Hermano Flaminio atendió en aquella ocasión, en forma especial, a los periodistas nacionales y extranjeros, dando a concer su paciente labor . benedictina con su modestia y sencillez, ya características. Lo que más llamó la atención y actualmente acontece, fué la colección de trescientos mil insectos (300.000), destacándose sobremanera la colección de «mariposas» chilenas, americanas y exóticas. Esta colección

(Contintia en la pagina 276)

LA MERCED. -NOVIEMBRE 1952 NUM. 57.-LA MERCED



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es considerada como la primera de América, junto con las que existen en Río de Janeiro y en el Museo de Sao Paulo. Se especializó también el Hermano Flaminio en antigüedades de la isla de Pascua, desierto de Atacama. Alacalufes, Tierra del Fuego, Araucanía, época incaica y cultura del Altiplano y Tihaunaco. Con ello dió origen al interesante Museo de Antigüedades del Colegio de los PP. Mercedarios en Santiago, que consta de varias secciones : Etnografía, Sección Religiosa y Numismática. Gracias a su obra, así como el Seminario Pontificio de Santiago y la «Recoleta Dominica» presentan, con justo orgullo, al estudioso sus valiosas bibliotecas, verdaderos arsenales de la ciencia sacra y profana, así el Colegio San Pedro Nolasco, de la capital, presenta al erudito de Chile y del extranjero y a todos los que deseen investigar, especialmente a los alumnos chilenos, su valioso Museo de Ciencias Naturales, fruto de treinta arios de trabajo de este modesto monje blanco de ejemplar vida, sabio y escritor, el recordado Hermano Flaminio, que tuvo el alto honor de ser considerado en Europa y América como un naturalista eminente.

Dado su gran prestigio científico y el cariño de sus numerosos ex alumnos, el ario 1939 celebró sus bodas de plata como profesor de Ciencias Naturales, tomando parte en ellas la mayoría de las Sociedades culturales de Santiago y algunas del extranjero. Fruto de su piedad eucarística es la Sociedad «Los pajes del Santísimo Sacramento», que tiene más de treinta y cinco arios de existencia en el Colegio. En sus funerales, hace diez arios, se dieron cita numerosos hombres de ciencia, testimoniando su admiración y su respeto por el sabio chileno que perdía la patria y América. Hoy, al cumplirse el décimo aniversario de su muerte, el recuerdo de los que fuimos sus alumnos y sus hermanos se renueva, y el querido Colegio, abriendo las puertas de sus valiosos Museos, da a conocer, desde hoy, una vez más, su obra predilecta.

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Fray Víctor M . G. de los Infantes, Mercedario

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Mercedario. Ministro del Colegio de San Pedro Nolasco. Santiago de Chile, noviembre 1952. ;->

(Viene de la página 274) Pues ahora que un mundo nuevo para convertir a su santa religión se brindaba a los misioneros españoles, como en los primeros tiempos del imperio romano se presentó a los Apóstoles ,es natural que Cristo les prestase aun ayuda especial, la cual se la impartió por medio de su Madre, hacia quien los conquitadores sentían tierna devoción. Y no cabe duda que la Virgen se mostró espléndida con ellos. Respecto a Pizarro, después que en vida llovieron sobre él honores y riquezas pocas veces vistos, hasta el punto de que su fama perdura entre las de los mayores capitanes que han asombrado al mundo, en la hora de la muerte, cuando cayó vilmente asesinado por los almagristas, el nombre de Jesús fué la última palabra que pronunció, lo que es indicio de que Dios recogía en su gloria a quien moría confesándolo e invocándolo. Así pagó la Virgen sus finezas y amores. Con la muerte santa y plácida del cristiano. Pudo morir como romano, que brío y pujanza no le faltaban; pero prefirió morir como cristiano, con el arrepentimiento de los pecadores y la esperanza de los justos. Muerte q-ue no .deja de ser, dado el carácter de Pizarro. un milagro más de los mu-

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Pizarro

chos que la Virgen sembró en las tierras feli-

ces de las Américas hispanas. Así, con héroes y amantes de María como Pizarro, es como pudo lograrse que naciera un día el sol de la fe en el Perú. Con razón podemos decir que Perú nació para Cristo en brazos de María. Cuando se hundieron los últimos resplandores del sol incaico en el abismo de los océanos nació por los picos nevados de los Andes esta bella y radiante aurora, más limpia que el mismo arrebol, en cuyos brazos venía el sol de la vida, con el amor de su Juego y la verdad de su luz, a ocupar el lugar que abandonaba para siempre el viejo sol de los incas. La obra emprendida por Francisco Pizarro fué continuada y secundada por sus hermanos, Hernando Juan y Gonzalo, los cuales, mediante sus grandes trabajos e increíbles hazaria, les quitaron las infernales tinieblas en que morían y les dieron la luz evangélica en que viven. Termino, pues, con estas exclamaciones del inca Garcilaso IOh nombre y genealogía de los Pizarros, cuánto te deben todas las naciones del mundo viejo por las grandes riquezas que del nuevo les has dado! ¡Bendígante las gentes de siglo en siglo! NUM. 57.--LA MERCED

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Algo que no sabías

FRAY JUAN • B. NÚÑEZ NIETO

La Virgen en la Conquista del Perú por

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títulos y subtítulos; portadas multicolores de ¿Un libro? i Estaría bonito que con mis novelas de todos los climas y horizontes; rearios y mi cultura viniera usted ahora a pre- latos atormentados e inquietantes de espíritus en tinieblas ; libros de versos en angusguntarme si sé lo que es un libro! Desde «El Catón», donde aprendí a leer, tia ; tratados de mecánica, de política, de hasta los diccionarios de bolsillo y las guías filosofía, cargados de opiniones contradictoturísticas, todo ha pasado por mis manos. rias... Esto sí que es un paisaje. Yo no lo He visto también códices manuscritos, libros cambio por una temporada de excursión y en pergamino, en hojas de palma, en äminas descanso en la Costa Azul. Me alegro, amigo mío, de que haya re-de metal... i...! caído nuestra conversación sobre tu tema ; Ah, se me olvidaba! Sepa usted que preferido. Voy yo también a decirte mi opiuna de mis mayores delicias es huir de la nión. baraúnda de la vida, refugiéndome en la se- Sé muy bien que el espíritu cargado de renidad del pensamiento, en la sala de una números, fórmulas y preocupaciones de nebiblioteca pública o en mi biblioteca parti- gocios o familia, necesita, algunas veces, raculan Lo leo todo, TODO, sin dejar de de- chas juguetonas de aire fresco que ventilen nuestro interior y nos hagan más amable la • vorar libro alguno que esté a mi alcance. ¿Top o? Será algo menos. Tú sabes que estancia en él. Sé también que el estudio, con la pluma se ha abusado escandalosamen- la profesión, obligan a estar en contacto con t e. Hay muchos libros en el Indice, y otros ciertos hechos mundiales, progresos científimuchos que no están en él, pero que cual- cos, problemas de última hora... Está bien. En tu biblioteca deben aparecer los libros quier mano decente rehusa abrir. Bueno. No me venga con el mismo rollo que te aporten esos conocimientos. Comprendo que en tus horas de cansancio de siempre. Yo soy católico, apostólico y ro- mano, pero en esto de los libros no hay quien mental, circulen por tus manos revistas gräficas, deportivas y humorísticas, sin olvidarme pueda convencer. te de la insustancial «Codorniz». i ...! Lo que no comprendo es tu afirmación : Hace ya varios arios que me afeito el bigote, y n. adie tiene autoridad para poner «NADIE TIENE AUTORIDAD PARA PONER LÍMITE A lí mites a mis lecturas. Es tanta mi afición, res LECTURAS.» que mis i ya no saben descansar en la —1 ...! con templación de un paisaje natural. No, se- —Si, aunque alardeas de bigote, no te haré flor. El mejor espectáculo para mi vista son una injuria diciéndote que hace aún pocos los e scaparates de librería. El mayor gozo arios eras un simple bachiller en cierne, carp ara mi corazón, el desconcierto maravillo- gado de pánico y horror ante esa fiera mos o que en ellos aparece: montón informe de derna que llaman Examen de Estado. ReLA MERCED.— NOVIEMBRE

1952

277

cuerda lo que has oído en las aulas y lo que,. quizá inconscientemente, has oído y repetido en los círculos de estudio : La Iglesia tiene autoridad para imponer mandatos y castigar con penas a los transgresores, con independencia de toda autoridad temporal y poder humano. Es dogma de fe que la Iglesia tiene derecho a dictar leyes que no pueden ser conculcadas sin que sus violadores incurran en culpa ante los ojos de Dios.

DICE. O

católogo de libros cuya lectura está

prohibida a todos los católicos bajo pena de pecado. Sin embargo, hay otros muchos libros que tampoco pueden ser leídos, aunque no estén en el «Indice».

DON ANDRÉS GARCIA TEJADO

—No, esto no es ser, como tú dices. más papista que el Papa. Es sencillamente Que hay otras leyes generales a las que tenemos obligación de someternos. Para no alargar nuestra charla, voy a darte una norma de conducta y un recuerdo.

—$1, al repasar en tu memoria los man-

damientos que aprendiste de carretilla en el catecismo, no encuentras nada que hable de los libros. Pero es cierto que, además de esos cinco mandamientos que tú sabes de memoria, hay otro—común para todos los fieles— que se refiere a la CENSURA y PROHIBICIÓN de libros. c.• • 9

—La CENSURA de libros es el• examen que hace la Iglesia de un escrito que se va a editar, y el juicio de aprobación o reprobación de lo que en él se contiene. La PROHIBICIÓN de un libro obliga a no editarlo, ni leerlo, ni retenerlo, ni venderlo, ni traducirlo, ni proporcionarlo a otros de cualquier modo que sea. Como ves, amigo mío, no basta tener bigote para leer cuanto a . cada uno se le antoje. No se puede pensar en algunas cosas o traerlas a conversación sin cometer pecado, porque nos hacen verdadero daño y nos ponen en peligro de pecar. Por esta misma razón tampoco se pueden leer los libros prohibidos. Sería falsa y absurda la opinión de quien creyese que puede leer todo lo que se le antoje. •



—Ciertamente. La Iglesia publica un

IN-

Tu NORMA : Será licita la lectura de un libro siempre que no esté en el Indice, ni tampocd esté prohibido por otros decretos generales de la Iglesia o por la ley natural. Un 20 de diciembre era ajusticiado en San Gall (Suiza) Pedro Waser. , Por qué? La sentencia condenatoria le declaraba reo de lesa patria. El pensaba ser otra muy distinta la causa de su perdición. «Me ha perdido—decía momentos antes de morir—la impía obra de Strauss. Antes de leerla era yo un hombre honrado, pero con su lectura perdí la fe. Cuando me di cuenta de mi ruina, ya era tarde. Estaba consumada. Por un libro he llegado a no respetar la vida de mis semejantes y a traer la mía hasta el patíbulo.» RECUERDA :

¡ Amigo! Un buen libro puede hacernos felices. Un mal libro puede causarnos la ruina. La Iglesia pone límites a tus lecturas porque tiene derecho y obligación de salvaguardar la fe y las costumbres. No seas de los que gastan su tiempo y su dinero en eso que llaman un libro y no es más que un montón de basura.

NUESTROS DIFUNTOS TERCIARIOS (Viene de la yigina 272) lada Madre ; que se aunaron a mi vida espiritual, con la esperanza de que mi oración les fuera alivio, sostén y purgación. Y de que la oración de los hermanos reunidos fuera tan fuerte, que ya no existieran las trabas de nuestras mezquindades personales, para anular el derroche de vuestras misericordias. Me doy cuenta. Señor, de lo que significa, como un deber ineludible en mi vida, el culto a mis hermanos terciarios fallecidos. Que ellos cumplieron su palabra para con nosotros,

dándonos ejemplo, repartiendo su oración con nosotros, compartiendo su ideal y aspiración con los nuestros, ratificando nuestra fe con la suya, y, en suma, Señor, muriendo con los labios florecidos de «adioses» cristianos. Y es ahora cuando comienza la segunda parte, aquella en la que me toca ser «actor», Señor, y a ellos, a mis hermanos idos, «expectadores, en el sentido, Señor, de «expectación», de aguarde angustioso, de víspera decisiva... Y mi tarea, - Señor, la desempeñaré fielmente.

R. I. P.

FR. JAIME ASENSIO

278

Salamanca ha terminado un capítulo más de su historia con la muerte de don Andrés García Tejado. Porque eso fué la vida de don Andrés, una personificación y una sublimación de las virtudes salmantinas, de la Salamanca provinciana del sigloxix. Docto, su sabiduría la fué desgranando; año tras año, en las aulas universitarias en donde forjaba hombres, sobre todo, profesionales de la Medicina con un sentido responsable y humanitario de sus funciones. La visita de don Andrés a sus enfermos era la del médico que sabe mucho del arte de curar ; pero que sabe mucho más del corazón humano, del dolor moral, y al lado de la receta quedaba siempre aquella otra más valiosa, de unas gotas de humor, ingenioso y cristiano, que si hacen reír, alegran el ánimo y hacen pensar en ser un poquito mejores. Porque eso tenía don Andrés como un regalo más señalado del cielo. Su clara inteligencia y su rapidez de ingenio salpicaban su amena charla de ese fino humor, tan hispano, senequista y cristiano, que subyugaba, hacía reír y hacía pensar. Quien le conocía una vez no podía olvidarlo. Hombre sin ambiciones humanas, su ideal parecía ser hacer el bien con alegría, como quien cumple una cosa que le es connatural. Ahora, en su madurez otoñal, cada día le veíamos más cercano a Dios. El mismo nos lo decía, y a medida que su cuerpo cedía al peso de los años, cobraba quilates su visión sobrenatural de la vida. Se sentía cerca de Dios y a El corrió, alegremente, confiadamente, el 16 de octubre de 1952. Salamanca entera se sumó al duelo. No en vano veían en él a toda una época, y no en vano. consagró su vida a la Salamanca de sus ojos. Desde su puesto de Presidente de la Diputación unos años, o desde su cátedra de Medicina o en su vida privada, siempre alentó para Salamanca. La ciudad entera corrió a darle el último adiós y a depositar sobre su féretro el testimonio de su afecto con una plegaria a Dios por su alma. Unidos en el dolor y encomendándole al Señor, damos nuestro pésame a don Andrés García Blanco y familia, a don Manuel Garcia Blanco y demás familia del recordado finado. La Madre de la Merced lo haya acogido bajo su manto.

NUM. 57. LA MERCED

LA MERCED. NOVIEMBRE 1952

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La Iglesia de la Merced de Herencia ha sido remozada. Se ha construido Ja nueva torre, la de la derecha de la fotografía, dándole un aspecto más bello a la vieja construcción de Don Juan de Austria. Ha tenido que rehacerse el armazón interno de la cúpula, que, efecto del agua, tenia completamente desgastadas las cabezas de la vigas en que se apoyaba, con un evidente riesgo de caer, habiéndose inclinado unos veinte centímetros. Con la protección de Nuestra Santísima Madre, se han cambiado las vigas de madera por otras de hierro, asentándolas en un arco de cemento y votrilla, obteniéndose un magnífico resultado y cambiando la teja de uralita por láminas de cinc. Una Junta de Caballeros de la Villa, presidida por el P. Comendador Fray Antonino Díaz, ha realizado el esfuerzo de reunir los fondos necesarios pa-

ra ello. Todo el pueblo ha contribuido con cariño. Mención especialísima merecen los Patronos de la Iglesia, excelentísimo señor don Gabriel Enríquez de la Orden y doña Carmen Antolínez de Castro. Su generosa ayuda fué decisiva en la obra realizada. El agradecimiento es sentido, fraterno y gozoso. Este 24 de septiembre fué un día lleno. El señor Obispo de Ciudad Real, Prior de las Ordenes Militares, doctor clon Emeterío Echevarría y Barrera, se dignó celebrar la Misa de Pontifical. En el presbiterio se sentaron los Patronos; el pueblo en masa honró a la Virgen. A continuación se celebró el acto de la imposición de la Medalla de la Villa al ex Ministro de Agricultura don Carlos Rein Segura, al que acompañaron el excelentísimo señor Gobernador y el Director General de Colonización:

El señor Obispo recorre a pie las calles de Herencia.

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Aspecto del banquete ofrecido por la Junta de Obras de la Iglesia.

Presidencia del banquete. /pi ,un este moti-,..), izcit(1);ieslesr.elebrá una comida-huinieinealjeP,al-t?Ii:;:&'.111iraclehen da a derecha en la foto, por D. ,.dre S‹). •

`-'"(s4ri:,::i `--ludact riano, Excmo. Sr. Gobernador Real ; Excma. Sra. D.a Pc1;0,1 i .es de Enríquez de la Orde n : Gaj 9tcltiar,--ni.• Prior de las Ordenes Militares: briel Enríquez de la O rden: 1).' (I" 1- freres“ (le Enríquez de la Orden v .Antolineje'r Z.Itstr °' -61-11.11' ex Corchado; Excmo. Sr. D. C-.8r1()s 1.-111 Asi stiel.°/::2 1, 1 41-Inta.

Ministro de Agricultura. oi. eiik ro. Alcalde, miento en pleno, presidido P ic° Y los don José Buitrago; el Sr . Cur2 eSia. a Oras componentes de la Junta de

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oyienic tureJtoneJ La semana del Domund ha revestido este ¡ Primer día ! El programa ha de ser complee

año el ambiente del colegio de • un encanto especial. Todas, pequeñas y mayores, hemos rivalizado para conseguir doblar la cantidad reunida en años anteriores. Las de la quinta clase y las de I .° han sido durante la semana campeonas en recaudación. Las de 5.°, 6.° y 7.°, como la intensidad de nuestros estudios no nos permitía pasear mucho con los chinitos y negros, hemos procurado con nuestro sacrificio hacer algo y contribuir así al aumento del espíritu misionero que alienta en cada una de las alumnas. Espigando en los cuadernos de mis compañeras, he recogido algunas impresiones que lo demostrarán claramente.

Dice Conchita de Lora, de 7.° año «... Con mayor entusiasmo que otros años hemos visto acercarse la gran semana de las Mislones. Digo con mayor, porque para nosotras —las de sé ptimo—será la última que celebraremos en plan de alumnas. Todas, de común acuerdo, decidimos esforzarnos, superarnos, para cerrar con un broche de oro nuestras actividades misionales en el Colegio. Desde los primeros días de curso abundaban ya comentarios... ilusiones... fantasías... Y así fueron pasando los días. El aspecto de las clases va cambiando. A la paz, relativa, de antes se sucede un constante ir y venir por la escalera, por los pasillos y..., ¡ cosa extraña!, toda esta laboriosidad de hormiguitas blancas va a desembocar en una clase : ¡ I Primero ! ! —¿ Qué pasa allí?... e Por qué vamos todas ? —pregunta una despistada que no se ha dado cuenta de la arenga de nuestra profesora. —Tú ven, ya lo verás. Al poco rato salimos con cara risueña y llevando en la mano tres objetos: una hucha, un brazalete y un carnet. Chino ? e Negro ? Japonesito ? ¿ Indio ? La M. Lourdes nos deja escoger la raza Ya está roto el misterio de este movimiento tan inusitado. —¿ Lo has comprendido ? La clase de 1.° es el centro misional del Colegio. 282

Misa, Comunión. Rosario, sacrificios que nadie ve... es la parte principal, es el alma ; sin eso todos nuestros esfuerzos resultarán vanos. Por la tarde, el complemento de nuestro plan: la aventura. Bandadas de niñas uniformadas, con el distintivo del Colegio, echando a volar por las calles madrileñas. —«Una limosna para las Misiones»... Unos nos miran y señalan el bolsillo vacío. otros nos dicen que lo darán el domingo, otros nos echan «sólo 0,05 ptas.» ¡ Qué desilusión ! Insistimos, con nuestra gracia habitual, y la hucha se va llenando. El grupo que salimos con Juani nos divertimos la mar. ¡ Es tan salada para pedir ! Claro, que cuando estamos en nuestro apogeo, detrás de los chinitos" y negros, surgen las sombras de los fatídicos libros, problemas, traducciones. etc , y 1 qué vamos a hacer ! ¡ Al Colegio a vaciar las huchas !, porque antes es la obligación, y no está bien adornar la semana del Domund con un cero. Las parejas de postulantes van llegando La clase de 1.° se anima comentando los incidentes. —Mire, madre, un señor nos ha echado diez pesetas. —A mí veinticinco—añade otra. —¡ Qué suerte ! A nosotras, lo más, una peseta... La Madre va vaciando y contando. —Tú tienes 70 pesetas ; vosotras, 95... - Y yo ? —Esperad ; todo no lo puedo decir al mismo tiempo. Y nos vamos retirando a casita para estudiar. —Hemos recogido bastante, ¿ verdad ? —¿Quién ganará ? —Mañana lo veremos. Y al subir, después de la Misa, todas las miradas se clavan en el mágico cartel colocado en el sitio tradicional; el descansillo de la escalera. Este año es nuevo. Figura un mar fantástico. Los cursos están representados por barcas numeradas. A lo lejos, la Virgen, rodeada de salvajes. Es la meta. Según el dinero que se entregue, se está más o menos lejos de la Virgen. Algunas están en la orilla llorando. Por eso todas miramos. La M. a Paz es la que anuncia las alegrías y las decepciones. to :

NUM. 57.—LA MERCED

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