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ESCUELA INTERNACIONAL DE PROTOCOLO DE ELCHE
ORDENACIÓN PRESBITERAL EN LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA DE MADRID
“EL QUE QUIERA SERVIRME, QUE ME SIGA” (Jn12, 26)
Begoña Hernández Agustí Octubre 2009
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PROYECTO TÉCNICO
ORDENACIÓN PRESBITERAL EN LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA DE MADRID
“EL QUE QUIERA SERVIRME, QUE ME SIGA” (Jn 12,26)
Begoña Hernández Agustí
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CAPITULO I La iglesia católica 1.1 El origen de la religión católica 1.2 La estructura de la Iglesia Católica 1.3 La Diócesis 1.4 El Orden eclesiástico 1.5 El Papa 1.6 Concilio Vaticano II
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CAPITULO II La Catedral 2.1 Historia del origen de la Catedral 2.2 La Catedral de la Almudena 2.2.1 Historia 2.2.2 Construcción 2.2.3 La Virgen de la Almudena 2.2.4 Otras obras de arte 2.2.5 Último empuje a la obra 2.2.6 Dimensiones 2.2.7 Materiales de construcción
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CAPITULO III La Ordenación- Historia 3.1 Historia de la Ordenación 3.2 Grados y formas del ministerio ordenado actual 3.2.1 La Ordenación Episcopal, plenitud del Sacramento del Orden 3.2.2 La Ordenación de los Presbíteros, cooperadores de los Obispos 3.2.3 La Ordenación de los Diáconos, en “Orden al Ministerio” 3.3 Esquema del ritual de 1990 3.4 Rito de la Ordenación de un Presbítero 3.4.1 Introducción 3.4.2 Ritos preparatorios 3.4.2.1 Elección 3.4.2.2 Homilía 3.4.2.3 Promesa 3.4.2.4 Promesa de Obediencia 3.4.2.5 Letanía 3.4.2.6 Imposición de la manos y plegaria de la oración
36 41 41 43 44 46 47 47 48 48 49 49 50 50 51 3
3.5 Ritos explicatorios 3.5.1 Investidura con estola y casulla 3.5.2 Unción de las manos 3.5.3 Presentación del pan y del vino 3.5.4 Ósculo de la paz 3.6 Misa que se debe oficiar 3.7 Pasos hacia el presbiterado 3.8 Preparación previa de los diáconos para ordenarse Presbíteros
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CAPÍTULO IV Elementos necesarios 4.1 Lugar de la celebración 4.2 Pasos y elementos para la organización del acto 4.2.1 Libro de la ordenación 4.2.2 La casulla 4.2.3 El gremial 4.2.4 El santo crisma 4.2.5 La jofaina
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CAPÍTULO V Ordenación 5.1 Preliminares 5.2 Ubicación de los protagonistas principales 5.3 Distribución de los asientos en el Altar 5.4 Comienzo de la ceremonia
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CAPÍTULO VI Primera Misa 6.1 Misa en su parroquia Conclusiones Bibliografía Anexos Glosario
83 86 87 88 112
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ORDENACION PRESBITERAL EN LA CATERAL DE SANTA MARIA DE LA ALMUDENA DE MADRID PROYECTO FINAL Introducción. El ¿por qué? de este proyecto. Lo primero que tengo que decir es que yo era contraria ha hacer un proyecto de investigación. Pienso que esta carrera está enfocada, fundamentalmente, a la organización de actos. La mayoría de las disciplinas estudiadas, Protocolo Oficial, Religioso, Deportivo, etc. tienen como fin la organización de un acto. Nos conocemos Reales Decretos, Ordenes Ministeriales, Organismos Oficiales, Listados de Precedencias, Organismos Internacionales, etc., solo con el fin de poder organizar nuestros actos de la mejor manera posible, con sentido y siguiendo las normas establecidas. Seguridad, Hostelería, Imagen, Informática, Diseño, son asignaturas que nos ayudan a que nuestro Acto se entienda, se diseñe y se desarrolle de forma impecable. Con todo ello tenía algo claro, mi trabajo tendría que ser la Organización de un Acto. Tuve que cambiar mis ideas cuando, tras asistir a la Ordenación Presbiteral de mi sobrino, pensé que era uno de los actos más bonitos que yo había podido, hasta entonces, presenciar. Me gustó tanto que nada más regresar de Madrid pase por la Escuela para proponerlo y que me dieran su visto bueno. Dejé a un lado mi anterior idea de proyecto, para embarcarme en esta, aun cuando tuviera que entrar en una parte de investigación ya que sin unas aclaraciones previas y ahondar un poco en los principios del Cristianismo, no se puede entender la inmensa simbología que contiene una Ordenación. Espero que este trabajo pueda trasmitir a quien lo lea, parte de la emoción y curiosidad que a mi me produjo el asistir al mismo.
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Agradecimientos Mis agradecimientos son variados y no podría ir señalando posiciones en un escalafón, aunque si me gustaría agradecerle inmensamente a mi sobrino Joaquín Hernández Martínez el invitarme a este acto tan fundamental para su vida. A la Escuela Internacional de Protocolo de Elche y en especial a Concha y José Luis por su gran apoyo, a Alberto por la paciencia con todos durante los años de de carrera, y a Arantxa y Joaquín por su amistad y compañerismo. A Sergio Escalera Aicua , cuando siendo Director de la Escuela de Valencia se molesto en enviarme un libro, varias fotocopias y algún recuerdo personal de asistencia a una ordenación, para que viera dichos programas, invitaciones, etc. y pudiera hacerme una idea de las misma y animarme a que me embarcara en este proyecto. Mi agradecimiento a D. Joaquín López Serra, presbítero de la Basílica de Santa María de Elche por haberme proporcionado herramientas necesarias para poder investigar. A Don Jesús Junquera – canónigo de la Catedral - que me mando sus notas y tuvo la amabilidad de, telefónicamente, explicarme como organiza él las ceremonias. A Ricardo de Prado, que sacó tiempo para echar un vistazo el último día, antes de imprimirlo y me aporto alguna idea. A mis hijos que han tenido que estuviera implicada en la casa de acostumbrados, quitándoles tiempo, encantados de que ya no estuviera me han ayudado.
aguantar que su madre no la forma a la que les tenía aunque puede que estuvieran tan encima de ellos. También
Extender mi agradecimiento a todo aquel que de alguna manera ha colaborado en mayor o menor medida conmigo, para poder llevar a cabo este proyecto.
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CAPITULO I La Iglesia Católica 1. 1 El origen de la religión católica El ser humano ha hecho uso de las religiones para encontrar sentido a su existencia y para dar trascendencia y explicación al mundo, el universo y a todo lo imaginable. Las numerosas religiones que la humanidad ha conocido desde sus inicios han de comprenderse como maneras diferentes que el hombre ha tenido desde sus orígenes de explicar la relación de su unión con el mundo y con sí mismo. Esta relación, presente aunque misteriosa, es vivida por el hombre religioso de forma que, al mismo tiempo que se siente independiente, puede dialogar con ese mundo invisible y superior. La creencia, la plegaria y el culto, son elementos principales por parte del creyente. Para algunas religiones (hinduismo, cristianismo, judaísmo e islamismo entre las conocidas) el origen de la propia religión entre sus rasgos esenciales proviene directamente de una revelación de Dios. En las politeístas el fundamento se da una fragmentación del absoluto para poder expresar mejor la diversidad de lo real; aun así es estas religiones se tiende a que uno de los dioses esté por encima de los demás o supeditan la dependencia de dioses y hombre a un poder absoluto. La religión examinada en sus múltiples manifestaciones introduce siempre una serie de creencias mas o menos elevadas con relación a un ser absoluto- llámese Dios, o de cualquier otro modo- y un conjunto de reglas de comportamiento. Unas se pueden llamar morales y otras relativas al culto. La religión o la institución religiosa van en paralelo con las condiciones sociales, económicas y culturales de cada época y la idiosincrasia de cada pueblo. Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha caracterizado por la búsqueda continua de algo más, después de la muerte y en la creencia de seres superiores a los simples mortales. Brujos, grandes sacerdotes, oráculos, sacerdotisas, druidas, chamanes, pedían por los faraones, los emperadores, los nobles.
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La religión era utilizada de forma arbitraria para amedrentar a los humildes, explotándolos. Los dioses eran benevolentes con las altas esferas y descargaban su ira contra el débil. La religión no estaba cerca del pueblo, este no podía paga a sacerdotes ni podía costearse sacrificios, quizás por ese motivo las religiones universales como el cristianismo caló en el pueblo. Su Dios no era un dios vengativo, por el contrario era un Dios justo, bondadoso, que defendía a su pueblo de sus enemigos, que no priorizaba a los ricos, a los señores, incluso que adoctrinaba negando la prioridad de la riqueza. El hombre tenía que ser rico en virtudes, no en bienes, “los pobres alcanzarán el reino de los cielos”. Una religión así, tan distinta de las anteriores conocidas en la que los dioses eran seres vengativos o ansiosos de sacrificios, ayudó a que el cristianismo se extendiera de forma rápida entre los humildes, los esclavos, las mujeres. Tras la venida y muerte de Jesús el cristianismo se expande por el Imperio romano, pero fue Constantino I el Grande, en el siglo XIII quien legalizo, por intereses tácticos, el cristianismo y fue establecida como religión oficial del Imperio Romano por el emperador Justiniano en el siglo IV. El Cisma de Oriente (fechado en 1054) separó en dos facciones el cristianismo, marcando una línea entre Oriente y Occidente y posteriormente Lutero y su reforma (1517), dividió en dos la Iglesia de Roma. A partir de ese momento hay tres grandes facciones cristianas dentro de la Iglesia, la ortodoxa, la protestante y la católica. 1.2 Estructura de la Iglesia Católica También conocida como Iglesia católica, apostólica y romana, es la iglesia cristiana mas grande del mundo con 1147 millones de bautizados en 2007 (17,2% de la población mundial). De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, esta es Una, Santa, Católica y Apostólica. Estos cuatro atributos unidos entre sí, indican rasgos de la Iglesia y de su misión. Unidad: La Iglesia es una debido a su origen. Dios es uno. Santa: La iglesia es santa porque Santo es su fundador. Católica: es católica por su significado de “universalidad”. Apostólica: es apostólica porque tiene que guarda y trasmite las enseñanzas oídas a sus apóstoles.
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La Iglesia Católica es una sociedad gobernada y ordenada por el Papa y los obispos. Sobre esa base se puede hablar de dos iglesias, la universal y la particular. La primera comprende a toda la comunidad de fieles y cuenta con una autoridad central y suprema; la segunda tiene un espacio de actuación restringido a lo territorial y lo comunitario, pero persigue los mismos fines que la universal. La estructura de la Iglesia se asienta sobre dos pilares: Roma como sede central y la diócesis como Iglesia particular, habiendo órganos intermedios para lograr una mayor eficacia. Esta estructura está pensada para adaptarse mejor a los modelos de la sociedad civil. Las diócesis cuentan con parroquias, estas, a su vez, pueden agruparse en arciprestazgos. Las diócesis, además, se unen formando provincias eclesiásticas, y en algunos países pueden ser regiones. Cuando los obispos se reúnen dentro de un ámbito nacional de le llama Conferencia Episcopal. El primado actúa como representante de la Iglesia de un país. 1.3 La diócesis Al frente de la misma se encuentra el obispo diocesano. Si la diócesis es muy grande y el obispo no puede atender todas las tareas encomendadas a su persona, este puede pedir un o varios obispos auxiliares. Si no fuera el obispo y fuera la Santa Sede quien determina mandar otro obispo a la diócesis este sería un obispo coadjutor. La diferencia entre ambos solo radica en la iniciativa del nombramiento. Ambos, además, serán nombrados vicarios generales. Las diócesis deben dividirse en partes o en parroquias. Esto significaría ser parte de los fieles que integran la diócesis. La palabra párroco procede del griego y viene a significar”habitar cerca, ser vecino”. La iglesia adopto este término para designar al presbítero que se encargaba de un modo fijo de cuidar los fieles de una iglesia. Al igual que con el obispo, se puede contar con uno o varios vicarios parroquiales que colaboren con el párroco. En las parroquias puede constituirse un consejo pastoral presidido por el párroco e integrado por los fieles.
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1.4 Orden eclesiástico Clasificaremos en tres los órdenes eclesiásticos: Jerárquico Personal Institucional Orden Jerárquico Episcopal, con obispos diocesanos y titulares sin diócesis (constituye la plenitud del sacerdocio). Presbiteral (no puede administrar todos los sacramentos). Diacona (de naturaleza inferior) Orden personal. Sumo Pontífice (Su Santidad el Papa) Cardenales. Forman parte del Colegio Cardenalicio con su Decano. Son Príncipes de la Iglesia. Arzobispo Obispos Arciprestes Sacerdotes Diáconos, ministros eclesiásticos de segundo grado en su dignidad. Orden institucional Conferencia Episcopal, una por país. Provincias eclesiásticas que agrupan varias diócesis con su Arzobispo. Diócesis, territorio dentro de una provincia eclesiástica, con su obispo. Arciprestazgo, distrito en el que se divide una diócesis. Parroquias, comunidad de fieles a cuyo frente está un párroco. 1.5 El Papa Es Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo de la Provincia de Roma y Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. El Papá lo es por ser el Obispo de Roma, y sucesor de San Pedro que fue el 10
primer Obispo de Roma, ya que la Iglesia católica afirma que a la Iglesia Universal la guía aquel que ocupa la cátedra de la ciudad. 1.6 Concilio Vaticano II El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica, convirtiéndose en uno de los más importantes eventos históricos del siglo XX. Fue convocado por el Papa Juan XXIII, quien lo anunció en enero de 1959. Convocado el 25 de diciembre de 1961. El Concilio constó cuatro sesiones, presidiendo la primera Juan XXIII, el 11 de Octubre de 1962, pero no pudo concluirlo al fallecer el 3 de junio de 1963. Las siguientes etapas fueron convocadas y presididas por Pablo VI, su predecesor. El Concilio fue clausurado el 8 de diciembre de 1965. En este Concilio se contó con representantes de todos, de las distintas lenguas y raza, e incluso de otras confesiones religiosas cristianas. Durante los años de trabajo se redactaron 16 documentos, que definen y constituyen la situación de la Iglesia en el momento actual.
CONSTITUCIONES: Dei Verbum (Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación) Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia) Sacrosanctum Concilium (Constitución sobre la Sagrada Liturgia) Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual) DECLARACIONES CONCILIARES: Gravissimum Educationis Educación Cristiana)
(Declaración
sobre
la
Nostra Aetate (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas)
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Dignidatis Humanae (Declaración sobre la libertad religiosa) DECRETOS CONCILIARES: Ad Gentes (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia) Presbyterorum Ordinis (Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros) Apostolicam Actuositatem (Decreto sobre el apostolado de los laicos) Optatam Totius (Decreto sobre la formación sacerdotal) Perdectae Caritatis (Decreto renovación de la vida religiosa)
sobre
la
adecuada
Christus Dominus (Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos) Unitatis Redintegratio (Decreto sobre el ecumenismo) Orientalium Ecclesiarum (Decreto sobre las Iglesias orientales católicas) Inter Mirifica (Decreto comunicación social)
sobre
los
Medios
de
El Concilio Vaticano II, significó un antes y un después en el lenguaje de la Iglesia, debido a la sobriedad y la sencillez que se usaron en ellos, haciendo más accesible su comprensión para un sector mucho más amplio dentro de la propia iglesia. (1)
(1)En este trabajo se hace varias veces referencia a la Constitución Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia) y se han usado textos del Decreto Conciliar Presbyterorum Ordinis (Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros). 12
1.7 Mensaje del Concilio a toda la Humanidad
Venerables hermanos: La hora de la partida y de la dispersión ha sonado. Ahora debéis abandonar la asamblea conciliar para ir al encuentro de la humanidad a difundir la buena nueva del Evangelio de Cristo y de la renovación de su Iglesia, por la que nosotros hemos trabajado juntos desde hacía cuatro años. Momento único éste, de una significación y de una riqueza incomparable. En esta asamblea universal, en este momento privilegiado en el tiempo y en el espacio, convergen a la vez el pasado, el presente y el porvenir. El pasado, porque está aquí reunida la Iglesia de Cristo, con su tradición, su historia, sus concilios, sus doctores, sus santos. El presente, porque abandonamos Roma para ir al mundo de hoy, con sus miserias, sus dolores, sus pecados, pero también con los prodigios conseguidos, sus valores, sus virtudes. El porvenir está allí, en fin, en el llamamiento imperioso de los pueblos para una mayor justicia, en su voluntad de paz, en sus sed, consciente o inconsciente, de una vida más elevada; esto es precisamente lo que la Iglesia de Cristo puede y debe dar a los pueblos. Nos parece escuchar por todo el mundo un inmenso y confuso clamor, la pregunta de todos los que miran al Concilio y nos preguntan con ansiedad: "¿No tenéis una palabra que decirnos... a nosotros los gobernantes, a nosotros los intelectuales, los trabajadores, los artistas; a nosotras las mujeres, a nosotros los jóvenes, a nosotros los enfermos y los pobres?". Estas voces implorantes no quedarán sin respuesta. para todas las categorías humanas…….
Terminando….. Así, pues, finalmente ha concluido hoy, con la ayuda de Dios, todo cuanto se refiere al Sacrosanto Concilio ecuménico. Y con nuestra apostólica autoridad decidimos concluir a todos los efectos las constituciones, decretos, declaraciones y acuerdos, aprobados con deliberación sinodal y promulgados por Nos, así como el mismo Concilio ecuménico, convocado por nuestro predecesor, Juan XXIII, el 25 de diciembre de 1961, iniciado el día 11 de octubre de 1962 y continuado por Nos después de su muerte,
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mandamos y también ordenamos que todo cuanto ha sido establecido sinodalmente sea religiosamente observado por todos los fieles para gloria de Dios, para el decoro de la Iglesia y para tranquilidad y paz de todos los hombres. Hemos sancionado y establecido estas cosas, decretando que las presentes letras sean permanentes y continúen firmes, válidas y eficaces, que se cumplan y obtengan plenos, íntegros efectos y que sean plenamente convalidadas por aquellos a quienes compete o podrá competer en el futuro. Así se debe juzgar y definir. Y debe considerarse nulo y sin valor desde este momento todo cuanto se haga contra estos acuerdos por cualquier individuo o cualquier autoridad, conscientemente o por ignorancia. Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, el año 1965, tercero de nuestro pontificado. PABLO, PAPA VI.
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CAPITULO II LA CATEDRAL 2.1 Historia del origen de la Catedral de Santa María de la Real de la Almudena (1202-1868)
Figura 1. Maqueta de la Iglesia de Santa María de la Almudena por León Gil de Palacios (1830) La actual catedral de la Almudena esta ubicada en un enclave distinto al que debiera haber sido, ya que la Iglesia de la Almudena se encontraba entre las calles Mayor y Bailén, pero fue derribada en 1868, diciéndose la ultima misa el 26 de Octubre. La Iglesia que durante años lucho por ser la catedral madrileña se ve amenazada por diversos planes. Ya se la nombra en el Proyecto de mejoras de Madrid de Mesonero Romano (1846) porque entorpecía la unión de la zona del palacio con la Iglesia de San Francisco pero su desahucio es definitivo se acomete tras la desamortización de Madoz (1855). Así en año 1861 se aprueba el plan de apertura de la calle Bailén, ampliándola hasta la Iglesia de San Francisco el grande, lo que implica el derribo de un gran numero de edificaciones. Entre ellas esta Iglesia que interfería en el proyecto. El 26 de Octubre de 1868 se dice la última misa y se clausura la Iglesia, trasladando la mayor parte de los tesoros, incluida la imagen de la Virgen (talla de pino estilo medieval tardío) al convento del Sacramento. Posteriormente esa imagen fue trasladada a la catedral que se estaba construyendo y el resto de los tesoros se dispersaron, encontrándose actualmente varios cuadros en el Museo del Prado.
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La Iglesia ocupaba el solar de la mezquita principal del Madrid Musulmán y tras la conquista de la ciudad por Alfonso VI sería consagrada y luego sustituida por una iglesia románica. Era el principio de la villa y la primera vez que se nombra es en el año 1202. Su aspecto medieval se fue perdiéndose tras las distintas remodelaciones de las que fue objeto en un intento de engrandecerla. Al principio del siglo XV se eliminó el claustro y se añadió la torre. Se fueron añadiendo capillas para enterrar familias importantes. Primero Carlos I, que obtiene una bula del papa León X para convertirla en colegiata, años después Felipe II obtiene la bula papal de Clemente VIII para derribar la iglesia y edificar otra mayor que fuera más acorde tanto con la imagen que custodiaba como con el rango de la ciudad, pero ambos proyectos fracasaron por la oposición del cabildo de Toledo que no quería que la villa de Madrid se disgregara de la archidiócesis de Toledo de la que dependía.
Figura 2. Grabado del siglo XIX de la Iglesia de Santa Maria de la Almudena 16
Durante el reinado de Felipe IV se vuele a plantear la idea y se elaboran planos para una iglesia nueva, incluso el día 15 de abril de 1613 se coloca una primera piedra y una cruz, en un acto público, pero la precaria situación económica de la monarquía posponen las obras que finalmente caen en el olvido, llevándose a cabo unas ligeras mejoras en 1638. Finalmente se derriba en 1868. Existen dos maquetas de la misma, ambas en el Museo Municipal de Madrid, una de León Gil de Palacio (1830) y otra de José Monasterio Riesgo inspirada en la maqueta anterior (1945-1950
Figura 3. Maqueta obra de José Monasterio Riesgo (1045-1950
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2.2 Catedral de la Almudena 2.2.1 Historia La catedral de la Almudena es un caso diferente y peculiar, y es que nada tiene que ver con el resto de las catedrales españolas. Aunque como ya se ha dicho anteriormente, desde el siglo XVI y coincidiendo con la capitalidad, se había intentado dotar a Madrid de de un edificio de prestigio como sede del obispado, otros edificios tuvieron preferencia como puede ser El Escorial o la inacabada catedral de Valladolid. Como ya se ha comentado antes durante el reinado de Felipe IV y por expreso deseo de su esposa doña Isabel de Borbón, se inician las gestiones para dotar a Madrid de una catedral vinculada a Santa María de la Almudena. Próxima a dar a luz en 1623 ofrece a la Virgen de la Almudena fundar una capilla en la vieja parroquia, pero la historia se repite y ahora no es Isabel de Borbón sino el dolor por la muerte de la reina Maria de las Mercedes de Orleáns (devota de la Virgen de la Almudena como su antecesora la reina Isabel) la que impulsa a Alfonso XII, tras su muerte, a consolidar el proyecto. Cabe destacar que entre estos dos episodios históricos nombres como Mesoneros Romanos o Fernández de los Ríos ya habían intentado dotar a Madrid de una nueva diócesis y por consiguiente una catedral. Las Cortes Constituyentes de 1859 también habían planteado la necesidad de hacer coincidir la capital de la monarquía con una sede diocesana aprobándose en el concordato de 1851, junto con las sedes de Vitoria y Ciudad Real. Desde 1623 hasta 1878 no se pudo avanzar nada dicho proyecto y es en ese año cuando la Reina Maria de las Mercedes (1860-1878) impulsa la cesión por parte del Rey de un terreno junto a la Plaza de la Armería. El proyecto fue aprobado por RO en 1880. El 4 de abril de 1883, el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la catedral de la Almudena, con la intención, tras la muerte de su esposa poderla enterrar en un lugar al que había dedicado sus esfuerzos en su corto reinado y en el templo de la Virgen por la que ella tenía una gran devoción como hija de Madrid, ya que esta no podía ser enterrada en el Panteón Real del Monasterio del Escorial al haber muerto sin descendencia. Conforme a este proyecto se empezaron las obras, no habiendo más cambios al haberse concebido como catedral, algo que sirvió para apoyar la petición de nueva sede episcopal que se alcanzó de forma definitiva en 1885. La reina Maria de las Mercedes fue enterrada en el Monasterio del Escorial, en la capilla de San Juan, hasta que en el año 2000 fueron trasladados sus restos a la 18
catedral de la Almudena por expreso deseo del rey Alfonso XII (1857-1885). El rey, que murió sin haber podido cumplir los deseos de su esposa, siempre quiso que el su cuerpo descansara en esta capilla. En 1907 la Infanta de España doña Isabel de Borbón ponía una de las últimas piedras de la girola y cuatro años más tarde la cripta se abría al culto: era el 31 de mayo de 1911.
Figura 4. Detalle de la tumba de la reina Maria de las Mercedes de Orleáns en la Catedral de Santa Maria la Real de la Almudena, en una de las capillas laterales, debajo del retablo donde se encuentra la Virgen de la Almudena, en ella se pueden apreciar detalle del escudo donde figuran las armas de España (simplificadas con Castilla y León, por su esposo) y las de Orleáns por su padre el duque de Montpersier (tres flores de lis de los Borbones con lambel en el Jefe) En el se puede leer la frase “Maria de las Mercedes de Alfonso XII dulcísima esposa”
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2.2.2 Construcción Desde 1883 hasta la consagración por parte del Papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993, 110 años después, los proyectos e interrupciones se han sucedido de forma continua.
Figura 5. Maqueta del proyecto de Francisco de Caldas
El primer arquitecto fue Francisco de Caldas, (Marques de Cubas 1826- 1899), alumno de la primera promoción de arquitectos de Madrid, quien quiso levantar una inmensa iglesia neogótica sobre una cripta románica. La iglesia subterránea o “cripta” se realizó sobre los planes previstos pero con grandes esfuerzos debido a su ubicación. Fue terminada en 1911.
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Entre los enterramiento que efectuados en la cripta se encuentra el del Francisco de Caldas (Marqués de Cubas). En su lápida figura la inscripción de Princeps Arquitectus.
Figura 6. Interior de la Cripta
Intervinieron otros arquitectos como Miguel de Olavaria (discípulo y sucesor del Marqués de Cubas), Enrique Repullés y Vargas (18251922), en 1922 continúa el arquitecto Juan Moya y posteriormente Luis Mosteiro. En 1936 se paralizan las obras y en 1944 se convoca un Concurso Nacional para su continuación que ganaron los arquitectos Fernando Chueca Gotilla (1911-2002) y Carlos Sidro. Hacía 1950 construyeron el claustro y posteriormente la fachada principal de órdenes superpuestos entre dos torres. En 1965 se vuelven a parar las obras por falta de fondos económicos y el nulo apoyo del nuevo ayuntamiento pasando casi 20 años hasta que hasta que en 1984 y siendo arzobispo de Madrid Monseñor Suquia, se creó un Patronato que supo aunar el apoyo de instituciones tanto públicas como privadas para finalizar la obras de la fachada oriental, la cabecera y el crucero, pudiendo llevar a cabo estas reformas en un breve plazo. 21
Figura 7. Fachada principal de la Catedral de la Almudena
Figura 8 La Catedral fue consagrada por el Papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993, siendo la primera y única catedral consagrada por un Papa fuera de Roma. Conmemorando este momento se puede ver una de las puertas y la estatua que se encuentra cercana a la entrada de la calle Bailen obra de del escultor Juan de Ávalos (1911-2006), en la plaza dedicada al Pontífice.
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2.2.3 La Virgen de la Almudena El retablo donde se halla la imagen es obra de Juan de Borgoña, pintor del Emperador Calos V (1468/70-1536), constituido por doce tablas que representan escenas de la vida de Jesús y de María que se encuentra en el crucero de la nave derecha, frente a la entrada por la calle Bailen. Procede de la Capilla del Palacio Arzobispal y fue cedido por el Cardenal Suquia a la Catedral.
Figura 9. Vista general de la capilla donde se pueden apreciar el retablo, la imagen de la Virgen y la tumba de la reina
Es un altar elevado con dos escaleras laterales con barandillas de bronce. La Virgen está colocada en la hornacina central de este valioso retablo. Bajo el arco formado por las escaleras, se halla el altar y en esta capilla descansan los resto de la reina María de las Mercedes.
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Figura 10. Detalle del retablo e imagen de la Virgen
La imagen de la Virgen de la Almudena data de finales del siglo XV, principios del XVI y es atribuida al holandés Diego Copin. La anterior imagen, de la que no se tiene certeza de su origen, fue encontrada en el año1085 aunque su antigüedad esta fechada en 370 años antes.
Dicha imagen, según cuenta la leyenda, fue encontrada en uno de los cubos de la muralla romana cerca de la puerta de la Vega y cercano a un almacén de trigo, por lo que no se sabe a ciencia cierta si su nombre de origen árabe proviene de la palabra "Almud" que es una medida de trigo (como homenaje al granero frente al que se la encontró) o de "Almudayn" que significa en el muro, por el lugar en el que fue encontrada. Figura 11. Detalle del libro donde se habla del descubrimiento. Museo de la Catedral
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La Virgen de la Almudena es nombrada patrona de la Archidiócesis de Madrid desde 1997 por el papa Pablo VI. La noche del 2 de abril de 1993, la imagen fue retirada de su capilla original en la Real Colegiata de San Isidro y llevada al taller de la sacristía de la Catedral para su restauración habiendo siendo coronada canónicamente el 10 de noviembre de 1948. La Virgen y el Niño lucen las coronas de la ceremonia de coronación, realizadas con la plata y las joyas que regaló el pueblo de Madrid. Son obra de Juan José García. El Niño presenta en su mano a la Virgen la medalla de brillantes que le concedió el Ayuntamiento de Madrid en 1946, siendo ésta la primera que se concede, ya que la Virgen de la Almudena es también Patrona del Ayuntamiento. La Virgen lleva el fajín de Capitana General, honores que se le concedieron con motivo de su coronación el 10 de noviembre de 1949, así como los bastones de mando de Capitana General y Alcaldesa de Madrid. Está sobre el Trono de plata, regalo de Felipe IV de Austria y el pueblo de Madrid. Junto a ella la alumbran dos ángeles de plata que, junto con el Solio, son las únicas piezas que se conservan del retablo de plata en el que estaba la Virgen en la Iglesia de Santa María, y que se mandó derribar en 1868 La Virgen y el Niño tienen el rostro moreno porque, según cuenta la tradición, cuando se la ocultó en el muro en el año 712, les dio pena dejarla a oscuras y junto a Ella dejaron dos velas encendidas. Cuando en el año 1085 el Rey Alfonso VI la encuentra, todavía estaban encendidas las velas, después de más de trescientos años. La imagen que vemos es de finales del siglo XVII, y tal y como se ve hoy, desde 1911, fecha en que fue restaurada para la inauguración de la Cripta de la Catedral. En el año 2002 fue restaurada en el taller de N. S. De la Almudena por D. Raimundo Cruz Solís y su y su equipo. Las pinturas de los lados del retablo son de escuela madrileña del siglo XVII, y proceden de la antigua iglesia de Santa Mar. La Virgen estuvo vestida hasta finales del siglo XIX. Tiene vestidos y mantos regalo de la nobleza, y es de resaltar el que donó la Reina Mª Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, en el siglo XVIII, y los donados por la Reina Isabel II. 25
La Real Esclavitud conserva varias joyas donadas a la Virgen, entre las que resalta una sortija, que fue de la Reina Mª de las Mercedes, primera esposa de Alfonso XII. La Reina Mª de las Mercedes, única Reina que nace y muere en Madrid, reposa a los pies de la Virgen de la Almudena, según dejó mandado su esposo Alfonso XII. A ella se debe la construcción de la Catedral. La Virgen tiene concedidas oficialmente: •
La Medalla del Ayuntamiento de Madrid
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La Medalla de la Diputación de Madrid
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La Medalla de la Cruz Roja
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La Medalla de la Nobleza de Madrid
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La Medalla de la Guardia Civil
Coronas de la Virgen: 1. Coronas del siglo XVIII autor: L. Pecul Restaurada por A. Martínez en 2002 2. Coronas de la Coronación autor: Juan José García. 1948. 3. Coronas de diario autor: Ansorena 4. Gran Aureola autor: Juan José García. 1948.
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2.2.4 Otras obras de arte Al comienzo de la girola, se encuentra la Capilla del Santísimo. En la intersección con el crucero, cerca de ésta, se expone un gran cuadro, que presidió durante algún tiempo el altar mayor de la catedral, representando Los preparativos para la Crucifixión, una de las obras maestras del pintor barroco Francisco Ricci (16141685). A los pies de este lienzo, un excelente Cristo yacente de Juan de Ávalos de anatomía muy realista. En el brazo del crucero opuesto, se puede contemplar un retablo de factura moderna compuesto por tablas góticas, de los siglos XIV-XV. La capilla central de la girola está dedicada san Isidro labrador y su esposa, santa María de la Cabeza, cuyas imágenes, tallas policromadas de estilo barroco (siglos XVII-XVIII), flanquean el arca funeraria, del siglo XIII, y que durante un tiempo contuvo los restos incorruptos del santo (actualmente, en la Colegiata de San Isidro). También podemos hallar una original obra de arte medieval, con diversas escenas pintadas con pasajes de la vida del santo.
Figura 12. Arca funeraria del siglo XIII que se hallaba en la Colegiata de San Isidro y donde reposaban los restos del santo y de su esposa. Hasta que la Catedral de la Almudena fue consagrada ejerció de catedral provisional desde 1885. Otras piezas fueron trasladadas a la Catedral desde esta Colegiata como el Cristo de Juan de Mesa y la sillería del coro. 27
En la girola nos encontramos con un retablo de Berruguete
Figura 13. Cristo de Juan de Mesa y Velasco (1583-1627) llamado Cristo de la Buena Muerte o de los Estudiantes. Hay dos copias más en España del mismo autor.
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2.2.5 Último empuje a la obra La Catedral de la Almudena se ha seguido realizando actuaciones con la colocación de las obras realizadas por artistas como Ramón Chaparro, José Luis Parés y Consuelo Perea entre otros pero sin duda son las puertas de bronce del escultor Luis A. Sanguino las cobran una gran importancia.
Detalles de las puertas
Figura 14. Puerta central de la Armería.
Figura 15. Alfonso XII y María de las Mercedes.
Puerta central a la plaza de la Armería. La Virgen de la Almudena bajo la Trinidad acompaña al pueblo de Dios en el Jubileo del III Milenio. Alfonso XII aparece abatido y arrodillado ante la pérdida de su esposa. La reina María de las Mercedes aparece en actitud de abrazar la resurrección de Cristo.
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Figura 16. Los Reyes de España
Figura 17. Felipe II y el Escorial
En la puerta principal de la calle Bailén aparecen los actuales reyes de España. Juan Carlos y Sofía presencian bajo un dosel la ceremonia de consagración de la catedral. Felipe II aparece junto a la obra arquitectónica cumbre de su reinado, el Monasterio de San Lorenzo en El Escorial.
Figura 18. Detalle de la puerta del Evangelio 30
Figura 19. Puerta de la Virgen de la Almudena
Cuando Juan Pablo II consagró la catedral de Santa María la Real de la Almudena el 15 junio de 1993 estaba a falta aún, de muchos detalles, las puertas actuales todavía no estaban colocadas, y había unas puertas provisionales. Con motivo de la boda del Príncipe en el 2004, fue cuando a la Catedral se le acometieron una importante serie de reformas. Las puertas actuales son un elemento importante a destacar dentro de la catedral. Por la iconografía, por las dimensiones, por lo novedoso y por lo que representan. Las puertas de bronce de la fachada que da a la calle Bailén representan: la lateral de la izquierda, el hallazgo de la Virgen de la Almudena por el Rey Alfonso VI de Castilla, en el año 1085; la central, recuerda el día de la inauguración de la Catedral por el Papa Juan Pablo II, con imágenes de los Reyes, Doña María de las Mercedes, madre del Rey, y el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, Ángel Suquía; y la puerta lateral derecha, representa la procesión de la Virgen de la Almudena el 9 de noviembre, día de su fiesta, por las calles de Madrid. En ella se ve al actual Cardenal
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Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y los monumentos más emblemáticos de la ciudad. La fachada que da a la plaza de la Armería, frente por frente al Palacio Real, tiene a su vez tres puertas. La central tiene adornos con el tema trinitario, ante lo que fue el Nuevo Milenio del 2000; la puerta del Evangelio hace referencia a la Monarquía católica de España, con efigies de los reyes desde la Reconquista; la puerta de la Epístola está dedicada a la evangelización de Hispanoamérica. El recorrido por sus puertas es una catequesis sobre la devoción a la Virgen de la Almudena y un repaso y homenaje a la Monarquía que tanto tuvo que ver con la construcción de este templo.
Figura 20. Cuadro del rey Alfonso XII y la reina María de las Mercedes. Igualmente con motivo del enlace del su alteza Real el Príncipe Felipe, fueron encargados los frescos y vidrieras que adornan la catedral, siendo Cardenal Arzobispo de Madrid don Antonio María Rouco Varela, siendo esta la primera boda oficiada en la Catedral.
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Fue el fundador de los Neocatecumenales, Kiko Argüello, quien recibió el encargo de pintar en el ábside de la Catedral una corona narrando los momentos más importantes de la vida de Cristo. En el centro, el Pantocrátor o segunda venida de Cristo, que sostiene en su mano derecha las Sagradas Escrituras. A los lados Bautismo, Transfiguración, Crucifixión, Resurrección, Ascensión, Pentecostés Todo sobre fondo dorado y siguiendo siempre el modelo de los iconografía clásica. Los frescos tienen una clara influencia bizantina
Figura 21
Figura 22
Figura 23
Figura 21. La Crucifixión Figura 22. El Pantocrátor o segunda venida Figura 23. La Resurrección
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Figura 24. Ascensión
Figura 26. Transfiguración
Figura 25. Pentecostés
Figura 27. Bautismo 34
Sobre las pinturas se instalaron siete vidrieras, de cristal de murano, dedicadas a la voz de Dios, con el sustantivo "palabra" traducido en diferentes lenguas: latín (verbum), griego (logos), hebraico (dabar), siríaco (melaj), cirílico (slovo) y español (palabra).
Figura 29.
Figura 30.
Las vidrieras presentan un estilo puramente abstracto En la séptima vidriera, la del centro, se inscribe el nombre de "María", la patrona de la Catedral.
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Otra verdadera joya es el órgano construido en Barcelona en 1990, por el organista Gerhard Grenzing,
Figura 31. Órgano de la Catedral
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2.2.6 Dimensiones La Catedral de la Almudena es un templo de 102 metros de longitud y 73 de altura con una mezcla de diferentes estilos: neoclásico en el exterior, neogótico en el interior y neorrománico en la cripta. La fachada, de órdenes superpuestos entre dos torres, da a la plaza de la Armería, enfrente del Palacio Real de Madrid. Sobre el crucero del templo se levanta una cúpula doble, exterior e interior, con tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes ventanas. A diferencia de otras catedrales, con una orientación este-oeste (hacia Roma), la de la Almudena tiene una orientación norte-sur, fruto de su concepción como parte integrante del conjunto del Palacio Real de Madrid. Sus dimensiones son las siguientes: o Longitud total: 102 metros. o Longitud de la nave central: 82 m. o Longitud del crucero: 68 m. o Ancho de la nave principal: 12,5 m. o Altura de la cúpula hasta la cruz: 73 m. o Superficie total: 4.800 m2.
Figura 32. Planta de la Catedral de Santa Maria la Real de la Almudena 37
2.2.7 Materiales de construcción La cripta de la Almudena está construida con tres nuevos materiales, que no son tradicionales hasta estas épocas en Madrid. La realización de nuevas vías de transporte por ferrocarril permite la entrada de estos materiales a un precio competitivo con la piedra tradicional madrileña. Además, ya en el proyecto del Marqués de Cubas se primaba la utilización de nuevos materiales como una seña diferenciadora en el Madrid de finales del siglo XIX: Los primeros sillares del zócalo y de las basas de las columnas están construidos con una piedra dolomítica (dolomicrita), procedente de Baides (Guadalajara). La fachada de tonos blancos con vetas de tonos rosados corresponde a calizas micríticas veteadas del Jurásico del Maciço Calcário Estremenho (Portugal) que se siguen explotando actualmente, y la parte más ornamental de la portada está realizada con una caliza oolítica procedente también de Portugal y con las que se construyó el Monasterio de Batalha.
Figura 33. Exterior de la Catedral Cripta
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La Catedral se continúo a partir de 1911 con la denominada piedra de Novelda (Alicante). Esta piedra es una caliza que se clasifica como biocalcarenita al estar formada por una acumulación de restos de fósiles (foraminíferos, moluscos, briozoos, etc.) que presenta un tono crema. En la zona de balaustrada se utilizó piedra procedente de Colmenar de Oreja (Piedra de Colmenar). En la actuación de Chueca Goitia, finaliza la cúpula con piedra de Bateig (Alicante), que son similares a las de Novelda al proceder de la misma formación geológica y de la misma área de extracción. La cubierta es de pizarra procedente de la cantera de Valdemiguel, Carballeda (Orense). La portada principal con sus dos torres es de granito, en donde resalta la presencia de gabarros de gran tamaño, por lo que la piedra podría proceder de canteras de la zona de Zarzalejo (Madrid). La portada que da a la calle Bailén muestra por el contrario una menor cantidad de gabarros, siendo de tono más blanco. Ambas fachadas presentan cornisas, basas y capiteles de columnas y ornamentación en piedra de Colmenar, siguiendo la construcción tradicional de Madrid y copiando las trazas y estilo del Palacio Real de Madrid, que se encuentra a su frente.
Figura 34. Fachada principal.
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CAPITULO III La Ordenación - Historia 3.1 Historia de la Ordenación Jesucristo instituyó el sacramento del Orden con la llamada misional conferida a los apóstoles. Su palabra, poderosa y salvadora, les llamó y, al enviarlos sin mediación de rito alguno, los constituyó en enviado, el Apóstoles. Jesucristo por su reiterado mandato verbal fue enviando a los que el Espíritu Santo lleno con la gracia de sus dones, para que evangelizasen al pueblo de Dios y lo presidiesen. Esta manera de concebir la misión como una designación del Señor, que arranca del Nuevo Testamento, se mantuvo viva en la naciente Iglesia, y por ello, cuando hubo que sustituir a Judas en el colegio apostólico, Pedro propuso al pueblo que presentase a quienes considerasen dignos de ocupar el lugar vacante por la deserción del traidor. El pueblo participó presentando a dos candidatos, pero la proclamación se dejó directamente en las manos del Señor al que se pidió en la oración que mostrase al que había elegido. Se echó a suertes la elección entre ambos y al recaer en Matías, este fue agregado a los once. Matías, al igual que los restantes Apóstoles, ocupó un lugar en el colegio apostólico por designación directa del Señor. Consultar a Dios por medio de la suerte sagrada no supuso una ingeniosa solución adoptada por Pedro en un momento de indecisión, sino que respondía a la antigua tradición bíblica de invocar a la decisión divina par que presentara su decisión mediante el urim y el tummim (2). Ejemplo de este recurso a la suerte sagrada aparece en los libros de Esdras (2,63) y Nehemías (7,65), y de igual manera procedió Saúl para que Yahveh diese a conocer al pecador escondido que impedía el beneficio divino sobre el pueblo (Sam 14, 41). Cuando Cristo había resucitado de entre los muertos, y los Apóstoles ya habían sido designados sus testigos, estos recurrieron al rito de la suerte divina para que el mismo Jesús proclamase al que tenía que ser el Apóstol sustituto de Judas. Recurrir a echar a suertes para esta designación, supone asumir un rito, por elemental que éste sea, con el que transmitir el apostolado (2)Destino sagrado por el cual los antiguos hebreos estaban habituados a seguir las manifestaciones de la voluntad divina. 40
Rito que no había sido promulgado por Jesús en el momento institucional, porque como ya se ha dicho, para elegir a sus Apóstoles no empleo otro rito que su palabra institucional. Al comprobar que inicialmente no hubo rito institucional del sacramento del Orden y comprobar que los Apóstoles recurrieron a una costumbre veterotestamentaria para elegir a Matías como sucesor de Judas, surge como problema teológico la pregunta sobre el modo como fue instituido el sacramento del orden respecto a la determinación del signo sacramental. Para aportar claridad se puede reducir a cuatro grupos las variadas interpretaciones La institución inmediata, que la sostienen quienes afirman que Jesucristo la instituyó inmediatamente y sin mediación alguna de los siete sacramentos. La institución mediata, que la defienden quienes admiten que Jesucristo instituyó determinados sacramentos a través de segundas personas, como pueden haber sido los Apóstoles y la Iglesia. La institución in concreto, que es la opinión de cuantos afirman que Jesucristo en el momento de la institución especificó la materia y la forma de todos y cada uno de los siete sacramentos: esta fue la teoría propuesta por Santo Tomás de Aquino. La institución in genere, proposición sustentada por quienes aseguran que Jesucristo al instituir los sacramentos tan solo determino la finalidad salifica de cada uno de ellos y el sentido genérico del signo, aunque no los elementos significantes, que los dejó a la concreción de la Iglesia, que por ello puede cambiarlos. Hay que añadir que entre los escolásticos estuvo vigente el principio fundamental según el cual la Iglesia no puede instituir sacramento con defensores tan distintos como santo Tomás de Aquino y Lutero que identificaron la institución divina de los sacramentos con la ejecución por parte de Jesucristo del rito sacramental, sosteniendo que instituir un sacramento equivalía a determinar la materia y la forma del mismo. Como consecuencia de este planteamiento, negaron la posibilidad de evolución de los elementos rituales. Hipólito de Roma en su Tradición Apostólica, el primer ritual de los sacramentos que se conserva en la literatura cristiana, ocupa un 41
lugar preferente la administración del sacramento del orden en los tres grados ministeriales del episcopado, presbiteriano y diaconado. Y como nota común de todos ellos aparece la imposición de las manos como característica propia de cada una de las ordenaciones, cuyo efecto particular es glosado por la plegaria de la consagración que la acompaña. Así, en la ordenación del obispo, al ordenado le imponen las manos todos los obispos asistente, aunque la oración consagratoria solo la pronuncie el presidente, y en ella pide a Dios para quien esta ordenando el Espíritu Principal como corresponde al que ejerce el sacerdocio primero. En el caso del presbítero impone las manos el obispo propio con los presbíteros asistentes. La oración de ordenación, pronunciada tan solo por el obispo, pide para el ordenado el Espíritu de gracia y de consejo propios para del presbiterio. Por último, en el caso del diácono, le impone las manos solamente el obispo por que no es ordenado para el sacerdocio, si no para el servicio del obispo.
Figura 35. Jesús ordenando a sus apóstoles En los tres casos el gesto de la imposición de manos ha de ser interpretado como una evocación al Espíritu Santo, con significado distinto en cada uno de ellos y por tanto con distinto efecto. 42
Tanto la teología como el ritual del presbiteriano han sufrido considerables cambios a lo largo de la historia. En la iglesia romana primitiva, predominaba el carácter colegial del presbiterado como consultores de los obispos. Los presbíteros concelebraban la Eucarística con el obispo, de acuerdo con su rango. Algunos preparaban a los catecúmenos para el bautismo, y asistían al obispo durante la liturgia del bautismo. El obispo les consultaba decisiones pastorales o administrativas y le reemplazaban en alguna ausencia ocasional. Más tarde, las liturgias orientales y gálicas acentuaron las funciones ministeriales de “enseñar, obedecer, bautizar y bendecir al pueblo en relación con el presbiterado del obispo. El ministerio principal del presbítero era la transformación del pan y del vino del cuerpo de Chisto. Tenía la responsabilidad de una parroquia rural bajo su cargo. Hacía el siglo XIII, en el pontifical se enumeran detalladamente sus funciones sacerdotales:”El sacerdote debe ofrecer, bendecir, presidir, predicar y bautizar”. Los dos significados primarios del presbiterado recibidos de la tradición son: El presbiterado es un colegio al servicio del obispo. El sacerdocio existe para la santidad del pueblo de Dios a través del ministerio sacramental. El ritual de 1968 restauró el equilibrio entre estos dos significados al acentuar el papel del presbítero como colaborador del obispo en la edificación de la Iglesia. Como en el caso del ritual de ordenación episcopal, el ritual de ordenación presbiteral acumulaba un gran número de ritos secundarios, que eclipsaban la plegaria de ordenación, considerándose, para muchos, la entrega de la patena y el cáliz del vino como el rito esencial de la ordenación. Durante siglos se discusión si era la imposición de las manos o la presentación de los objetos característicos de los poderes transmitidos, o ambos. El papa Pió XII, en la Constitución Apostólica Sacramentun Ordinis (1947), resolvió la disputa al decretar que el signo del sacramento era la imposición de manos y la forma, la plegaria de la ordenación. Pablo VI lo confirmó en su Constitución apostólica por la que se aprueban los nuevos ritos para la ordenación del diácono, del presbítero y del obispo (18 de junio de 1968).
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En 1968 se había acometido una serie de pequeñas reformas como la plegaria de la ordenación del presbítero donde se había cambiado el final para incluir una mayor perspectiva misionera.”Sean sinceros colaboradores del Orden episcopal, para que la palabra del evangelio llegue a toda la tierra, y todos los pueblos, congregados en Cristo, formen el pueblo santo de Dios”. Después de su publicación, la plegaria de ordenación recibió numerosas críticas: por no reflejar las condiciones actuales del ministerio donde el presbítero debe trabajar en una parroquia, por acentuar en presbiteriano como un “segundo rango”, devaluándose quizás a los ojos de los fieles, y por no enumerar las funciones propias de un presbítero. En respuesta a las criticas sobre la revisión de 1968, la de 1990 es un gran cambio y centra el rito de ordenación presbiteral en la plegaria de la ordenación. Los textos latinos diferencian entre presbyter y sacerdos. Ambos órdenes comparten el sacerdocio ministerial y son sacerdos, es decir, sacerdotes. Esta forma es consecuente con el rito de la ordenación del Pontificale Romanun de 1962, que titula el rito “De ordinatione prebyterorum”, una práctica al menos tan antigua como la versión latina de la Tradición Apostólica, que se suele datar a principios del siglo III, en su sección “De presbyteris”. Más recientemente, el catecismo de la Iglesia Católica habla del sacramento del ministerio apostólico, comprendiendo tres grados: episcopado, presbiterado y diaconado, y de la ordenación como integración de la persona en el orden de los obispo, de los presbíteros y de los diáconos. La traducción del latín “presbyter” se ha transformado en una cuestión lingüística, teológica, y política, a la que se añade el uso popular de “sacerdote” para distinguir el segundo grado del sacramento de ordenación del primero, ya que ambos, presbíteros y obispos, están ordenados al sacerdocio.
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3.2 Grados y formas del ministerio ordenado actual La Ordenación Episcopal, la Ordenación de los Presbíteros, la Ordenación de los Diáconos. El Ministerio Ordenado es un don de Dios, que se recibe por imposición de manos del Obispo y la Oración Consagratoria (2) es decir, por el sacramento del Orden (sexto sacramento), para colaborar con Él en el cuidado del pueblo de Dios. Existen tres grados dentro del Ministerio Ordenado:
3.2.1 La Ordenación Episcopal, plenitud del Sacramento del Orden "Entre los diversos ministerios que existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son los transmisores de la semilla apostólica". La forma esencial para el sacramento es la epíclesis (3), que consiste en las palabras: « te suplicamos, oh Señor, infundas en ellos el Espíritu Santo, que los fortalezca con los siete dones de tu gracia, para que cumplan fielmente la obra del ministerio ». Los siete dones tienen origen en un pasaje de Isaías 11, 2, recogido por la versión ampliada que de él hicieron los Setenta. Se trata de los dones del Espíritu otorgados al Mesías, que vienen después comunicados a los nuevos ordenados.
(3) Oración consagratoria La materia de la ordenación diaconal es la imposición de las manos por parte del Obispo; la forma la constituyen las palabras de la oración consacratoria, que se articula en los tres momentos de la anámnesis, de la epíclesis y de la intercesión (9) 9) Cf. ibidem, 20; C.I.C., can. 375, § 1. La anámnesis (que recorre la historia de la salvación centrada en Cristo) recuerda a los « levitas », refiriéndose al culto, y a los « siete » de los Hechos de los Apóstoles, refiriéndose a la caridad. La epíclesis pide la fuerza de los siete dones del Espíritu para que el ordenando esté en condiciones de imitar a Cristo como « diácono ». La intercesión exhorta a una vida generosa y casta.
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"Para realizar estas funciones tan sublimes, los apóstoles se vieron enriquecidos por Cristo con la venida especial del Espíritu Santo que descendió sobre ellos. Ellos mismos comunicaron a sus colaboradores, mediante la imposición de las manos, el don espiritual que se ha transmitido hasta nosotros en la consagración de los obispos". El Concilio Vaticano II “enseña que por la consagración episcopal se recibe la plenitud del sacramento del Orden”. De hecho se le llama, tanto en la liturgia de la Iglesia como en los Santos Padres, "sumo sacerdocio" o "cumbre del ministerio sagrado". "La consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar, también las funciones de enseñar y gobernar... En efecto... Por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre ("in cius persona agant")". "El Espíritu Santo que han recibido ha hecho de los obispos los verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores". "Uno queda constituido miembro del Colegio episcopal en virtud de la consagración episcopal y por la comunión jerárquica con la Cabeza y con los miembros del Colegio". El carácter y la naturaleza colegial del orden episcopal se manifiestan, entre otras cosas, en la antigua práctica de la Iglesia que quiere que para la consagración de un nuevo obispo participen varios obispos. Para la ordenación legítima de un obispo se requiere hoy una intervención especial del Obispo de Roma por razón de su cualidad de vínculo supremo visible de la comunión de las Iglesias particulares en la Iglesia una y de garantía de libertad de la misma. Cada Obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias: "Mas si todo obispo es propio solamente de la porción de grey confiada a sus cuidados, su cualidad de legítimo sucesor de los apóstoles por institución divina, le hace solidariamente responsable de la misión apostólica de la Iglesia". Todo lo que se ha dicho explica por qué la Eucaristía celebrada por el obispo tiene una significación muy especial como expresión de la 46
Iglesia reunida en tomo al altar bajo la presidencia de quien representa visiblemente a Cristo, Buen Pastor y Cabeza de su Iglesia. 3.2.2 La Ordenación de los Presbíteros, cooperadores de los Obispos "Cristo, a quien el Padre santificó y envió al mundo, hizo a los obispos partícipes de su misma consagración y misión por medio de los apóstoles de los cuales son sucesores. Estos han confiado legítimamente la función de su ministerio en diversos grados a diversos sujetos de la Iglesia". "La función ministerial de los obispos, en grado subordinado, fue encomendada a los presbíteros para que, constituidos en el orden del presbiterado, fueran los colaboradores del Orden episcopal para realizar adecuadamente la misión apostólica por Cristo. "El ministerio de los presbíteros, por estar unido al Orden episcopal, participa de la autoridad con la que el propio Cristo construye, santifica y gobierna su Cuerpo. Por eso el sacerdocio de los presbíteros supone ciertamente los sacramentos de la iniciación cristiana. Se confiere, sin embargo, por aquel sacramento peculiar que, mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los sacerdotes con un carácter especial. Así quedan identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que puedan actuar como representantes de Cristo Cabeza”. "Los presbíteros, aunque no tengan la plenitud del sacerdocio y dependan de los obispos en el ejercicio de sus poderes, sin embargo están unidos a éstos en el honor del sacerdocio y, en virtud del sacramento del Orden, quedan consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza, a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, para anunciar el Evangelio a los fieles, para dirigirlos y para celebrar el culto divino.” En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, "sino para una misión amplísima y universal de salvación hasta los extremos del mundo, dispuestos a predicar el Evangelio por todas partes”.
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"Su verdadera función sagrada la ejercen sobre todo en el culto o en la comunión eucarística. En ella, actuando en la persona de Cristo y proclamando su misterio, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de su Cabeza; actualizan y aplican en el sacrificio de la misa, hasta la venida del Señor, el único sacrificio de la Nueva Alianza: el de Cristo, que se ofrece al Padre de una vez para siempre como hostia inmaculada". De este sacrificio único, saca su fuerza todo su ministerio sacerdotal. "Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas. En cada una de las comunidades locales de los fieles hacen presente de alguna manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día". Los presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el beso de paz del obispo a fin de la liturgia de la ordenación significan que el obispo los considera sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos les deben amor y obediencia. "Los presbíteros, instituidos por la ordenación en el orden del presbiterado, están unidos todos entre sí por la íntima fraternidad del sacramento. Forman un único presbiterio especialmente en la diócesis a cuyo servicio se dedican bajo la dirección de su obispo". La unidad del presbiterio encuentra una expresión litúrgica en la costumbre de que los presbíteros impongan a su vez las manos, después del obispo, durante el rito de la ordenación. Por la ordenación se confiere a los presbíteros el sacramento que, “mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los Sacerdotes con un carácter especial. Así están identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que pueden actuar como representantes de Cristo Cabeza”. (Concilio Vaticano II). En consecuencia los presbíteros tienen parte en el sacerdocio y en la misión del Obispo. Participando, en el grado propio de su ministerio, del oficio ,del único mediador, Cristo. 3.2.3 La Ordenación de los Diáconos, “en Orden al Ministerio” "En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, a los que se 48
les imponen las manos “para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio". En la ordenación al diaconado, sólo el Obispo impone las manos, significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su "diaconía". Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marcó con un sello ("carácter") que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo "diácono", es decir, el servidor de todos. Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecidlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado “como un grado particular dentro de la jerarquía”, mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. Es apropiado y útil que los hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, "sean fortalecidos por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado".
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3.3 El esquema del ritual de 1990 es el siguiente: Orden de la Ceremonia Ritos iniciales Liturgia de la Palabra Liturgia de la Ordenación Elección Llamada de los candidatos Presentación de los candidatos Elección por el obispo y asentimiento del pueblo. Homilía Promesas Promesa del elegido Promesa de obediencia Súplica Titánica Invitación a la oración Letanía Oración conclusiva Imposición de manos y plegaria de ordenación Imposición de manos Plegaria de la oración Ritos explicatorios Investidura con la estola y la casulla Unción de las manos Entrega del pan y del vino Ósculo de paz Liturgia de la Eucaristía
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Rito de conclusión Bendición solemne 3.4 Rito de la ordenación de un presbítero 3.4.1 Introducción. Se podría sintetizar en cuatro apartados: La sección I presenta una síntesis doctrinal sobre la importancia de la ordenación, sacada básicamente de Lumen gentium 28(3). Acentúa la recepción por parte del presbítero de un carácter sacramental que configura al ordenado a Cristo cabeza. Los presbíteros constituyen un colegio prebisteral con su obispo, colaboran con el orden episcopal, y comparten el sacerdocio y la misión del obispo. Cristo es el único mediador, pero los presbíteros comparten esa función sobre todo en el culto eucarístico, al ejercer el ministerio de la reconciliación, y al presentar las súplicas de los fieles a Dios Padre. Dentro de los límites de su autoridad, ejercen la función pastoral al reunir a la familia de Dios como una comunidad en la unidad, y la conducen en el Espíritu a través de Cristo a Dios Padre. Finalmente, se afanan en la predicación de la palabra y la enseñanza. Acentúa la naturaleza colegial del presbiteriano y la triple función de la presidencia pastoral, la enseñanza y la santificación, aunque la función de santificar recibe más énfasis que las otras dos. Insiste en la autoridad limitada del presbítero, citando aquí Lumen gentium 28(4). Su autoridad es limitada porque esta subordinada a la plenitud de la función presente en el oficio episcopal. La sección II subraya los deberes y ministerios de quienes participan en el rito de la ordenación, empezando por el papel de los fieles que asisten a los candidatos a la ordenación con sus oraciones. Ya que un presbítero es nombrado a favor de toda una iglesia local, el clero, especialmente todos los presbíteros, y los fieles están invitados a la ordenación de forma que tomen parte de la ordenación el mayor número posible.
(4) Lumen Gentium. Constitución dogmática sobre la Iglesia 51
Esta sección esta incompleta al no nombra de de forma específica el papel activo de los fieles en el mismo rito de la ordenación, concretamente el asentimiento del pueblo que sigue a la elección por parte del obispo, su papel activo en la súplica litánica, y su oración silenciosa durante la imposición de las manos y la plegaria consagratoria. La sección III da directrices para la celebración de la ordenación- el obligado retiro espiritual de cinco días, dónde y cuando debe tener lugar la celebración, qué misa ritual debe usarse- y describe la gran parte del rito La sección IV hace una lista de ritos para la celebración. 3.4.2 Ritos preparatorios 3.4.2.1 Elección: El diácono llama por sus nombres a quienes serán ordenados a los que van a ser ordenados, los cuales se acercan y responden: “Presente”· Entonces un presbítero designado por el obispo, habitualmente alguno que haya estado encargado de la formación de los candidatos, pide al obispo que en nombre de la “santa madre iglesia” ordene a los candidatos. El obispo pregunta si el presbítero en quien ha delegado los considera dignos. Este presbítero responde:”Según el parecer de quienes los presentan, después de consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que han sido considerados dignos”. El obispo, entonces, elige a los candidatos diciendo:”Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos ha estos hermanos nuestros para el Orden de los presbíteros”. Todos los presentes asienten diciendo “demos gracias a Dios” o cualquier otra forma según sean las costumbres regionales. En algunos sitios este acto es acompañado, con frecuencia, de un aplauso. Los candidatos son llamados y escogidos, y no asumen la función de presbítero por su cuenta, sino por invitación de la Iglesia y por la elección del obispo. Cuando el presbítero delegado pide la ordenación en nombre de la “santa madre iglesia”, esta claro que lo esta haciendo en nombre de todo el pueblo, y no exclusivamente de la jerarquía eclesiástica. De esta manera el pueblo cristiano, los encargados de su formación y el presbítero que habla quienes conocen y presentan a los candidatos para ser ordenados y desean recibirlos como presbíteros.
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3.4.2.2 Homilía A partir del Concilio Vaticano II, la homilía sugerida, instruye a la asamblea sobre la naturaleza del sacerdocio ministerial, siendo el punto de partida el sacerdocio universal del Pueblo de Dios derivado de su participación en el sacerdocio de Cristo. El presbítero cumple su ministerio sacerdotal en nombre de Cristo a favor de toda la humanidad. El trabajo de Cristo como Maestro, Sacerdote y Pastor tiene continuidad en el sacerdocio universal. Los presbíteros son colaboradores del orden episcopal a quienes se unen en la función sacerdotal y en el servicio del pueblo de Dios. El obispo se dirige a los elegidos y les habla de sus deberes para llevar a cabo el triple ministerio de Cristo de enseñar, santificar y la presidencia pastoral “creer lo que leéis, enseñad lo que creáis, y practicar lo que enseñéis”. El obispo exhorta a los elegidos a darse “cuenta de los que hacéis e imitad lo que conmemoráis”. Finalmente les pide que reúnan los fieles como una familia unida, y que a través de Cristo, en el Espíritu Santo los lleven hacía Dios. Que recuerden al buen pastor que no vino a que le sirviera, sino a servir y que su vida personal debe corresponderse con el ministerio público. 3.4.2.3 Promesas Las promesas expresan los valores insertados en el ministerio sacerdotal: trabajar con el obispo, predicar, celebrar los sacramentos, orar, e imitar a Cristo. Los elegidos declaran su intención de encargarse de la función de presbítero a través de las siguientes promesas. Promesa de desempeñar la función sacerdotal en el rango presbiteral como buenos colaboradores del Orden de los Obispos. Promesa de ejercer el ministerio de la palabra con dedicación y con sabiduría, predicando el Evangelio y enseñando la fe católica. Promesa de celebrar con fe y reverencia los misterios de Cristo trasmitidos por la Iglesia, y en especial el sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, para alabanza de Dios y santificación del pueblo cristiano.
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Promesa de invocar la misericordia de Dios a favor del pueblo que les ha sido encomendada observando el mandato de orar sin desfallecer. Promesa de unirse cada día más estrechamente a Cristo, Sumo Sacerdote, quien se ofreció a sí mismo al Padre por nosotros como victima pura, y con él consagrarse a Dios para la salvación de todos. Estas promesas acentúan la naturaleza colegial del presbiterado en la unión con y al servicio del obispo. El ritual revisado de 1990 cambia el orden de la segunda y la tercera promesa, respecto al de 1968, situando la promesa sobre el ministerio de la palabra antes de la que afecta a la celebración de la liturgia, resaltando así la dimensión “profética” del ministerio presbiteral. La promesa de orar sin desfallecer por el pueblo de Dios es otra innovación. Las dos están relacionadas. El carácter sacerdotal del presbiterio es más evidente que sus funciones de enseñanza y gobierno. 3.4.2.4 Promesa de obediencia Arrodillados ante el obispo, con las manos juntas entre sus manos, el candidato a la ordenación promete respeto y obediencia al obispo diocesano, un gesto originario de la relación feudal entre el señor y su vasallo. La promesa de obediencia al obispo se originó en el momento de las controversias por las investiduras laicas, cuando el clero estaba sujeto al señor feudal. La promesa al obispo se oponía a la investidura laica al acentuar que el sacerdote está sujeto al obispo y solo al obispo. En el caso de que el elegido que pertenece a una comunidad religiosa, el problema sigue existiendo en el rito de 1990, donde el candidato pone sus manos entre las del obispo, pero promete obediencia tanto al obispo como a su legítimo superior, aunque en el rito de 1968 el problema era mayor, ya que el presbítero religioso, poniendo sus manos entre las del obispo diocesano, prometía obediencia a su ordinario, que era su superior religioso. 3.4.2.5 Letanía La letanía, una oración de la Iglesia universa, es cantada sobre el elegido mientras está postrado en tierra. La letanía difiere de la usada en el rito de la ordenación episcopal en que no se nombra a 54
todos los apóstoles. Sin embargo pueden ser añadido los nombres de los santos, como el patrón, el titular o fundador de la iglesia, o los santos de los que tiene que se ordenados, u otras peticiones adecuadas a la ocasión. 3.4.2.6 Imposición de las manos y Plegaria de la oración A través de la imposición de las manos y de la plegaria de la ordenación, es trasmitido el don del Espíritu Santo para la función del presbítero. Después que el obispo ha impuesto las manos en silencio, todos los presbíteros presentes imponen las manos sobre cada uno de los elegidos en silencio. La Tradición Apostólica de Hipólito explica este gesto:” a causa del espíritu común”. Por este gesto los presbíteros reciben al elegido en el colegio presbiteral. La plegaria de ordenación fue cambiada de forma significante en el rito de 1990. Actualmente se titula”plegaria es ordenación” cuando en el rito de 1968 se titulaba “plegaria de consagración”. Plegaria de la ordenación de un presbítero (1990) Asístenos, señor, padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, autor de la dignidad humana y dispensador de todo don y gracia; por ti progresan tus criaturas y por ti se consolidan todas las cosas. Para formar el pueblo sacerdotal, tú dispones con la fuerza del Espíritu Santo en órdenes diversos a los hijos de los ministros de tu Hijo Jesús. Ya en la primera alianza aumentaron los oficios, instituidos con signos sagrados. Cuando pusiste a Moisés y Aarón al frente de tu pueblo, para gobernarlo y santificarlo, les elegisteis colaboradores, subordinados en orden y dignidad, que les acompañan y secundan. Así, en el desierto, diste parte del espíritu de Moisés, comunicándolo a los setenta varones prudentes con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo. Así también hiciste participes a los hijos de Aarón de la abundante plenitud otorgada a su padre, para que un número suficiente de sacerdotes 55
Ofreciera, según la ley, los sacrificios, sombra de los bienes futuros. Finalmente, cuando llego la plenitud de los tiempos, enviaste al mundo, Padre santo, a tu Hijo Jesús, Apóstol y Pontífice de la fe que procesamos. El, movido por el Espíritu Santo, se ofreció a ti como sacrificio sin mancha, y habiendo consagrados a los apóstoles con la verdad, les hizo participes de su misión; a ellos, a su vez, les distes colaboradores para anunciar y realizar por el mundo entero la obra de salvación. También, ahora, Señor, te pedimos nos concedas, como ayuda a nuestra limitación, estos colaboradores que necesitamos para ejercer el sacerdocio apostólico. Te pedimos, Padre Todopoderoso, que confieras a estos siervos tuyos la dignidad del presbiterado; renueva en sus corazones el espíritu de santidad; reciban en ti el segundo grado del ministerio sacerdotal y sean en su conducta, ejemplo de vida. Sean honrados colaboradores del orden de los obispos, para que su predicación, y la gracia del Espíritu Santo, la palabra del Evangelio dé fruto en el corazón de los hombres y llegue hasta los confines del orbe. Sean con nosotros fieles dispensadores de tus misterios, para que tu pueblo se renueve con el baño del nuevo nacimiento y se alimente de tu altar; para que los pecadores sean reconciliados y sean confortados los enfermos. Que en la comunión con nosotros, Señor, imploren tu misericordia Por el pueblo que se les confía y a favor del mundo entero. Así todas las naciones, congregadas en Cristo, 56
formarán un único pueblo tuyo que alcanzará su plenitud en tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos Todos responden: Amén 3.5 Ritos explicatorios Los símbolos visuales y las oraciones que acompañan los ritos explicatorios expresan lo que ha tenido lugar durante el rito sacramental y son signos visuales de las tareas del oficio. Todos los símbolos del oficio pertenecen a la función sacerdotal del presbítero, no hay en este rito ninguna acción que represente las funciones pastorales o de enseñanza. El nuevo presbítero ya recibió el Libro de los Evangelios en su ordenación como diácono. Esta falta de ritos referidos a la presidencia pastoral o a la enseñanza tiene como función restringir simbólica y visualmente el oficio presbiteral a la función santificadora. 3.5.1 Investidura con la estola y la casulla Los recién ordenados son ayudados por otros presbíteros a colocarse la estola a la manera propia de los presbíteros y a ponerse la casulla, el ornamento más solemne llevado por el presbítero o el obispo al presidir una Eucaristía. La estola, signo indispensable básico de la ordenación, es una prenda en forma de banda que llevan los diáconos, los presbíteros y los obispos. Obispos y presbíteros lo llevan alrededor del cuello, con los extremos colgando por delante. Los diáconos la llevan cruzada sobre el pecho desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha. Esta acción no es acompañada de formulas, ni se le da ningún significado simbólico, como en los rituales medievales. 3.5.2 Unción de las manos El obispo unge las manos de cada nuevo presbítero con el crisma y dice: “Jesucristo, el Señor, a quien ungió con la fuerza del Espíritu Santo, te auxilie para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer a Dios el sacrificio”. La unción con óleo es un signo de la unción del Espíritu Santo, que ha ocurrido a través de la imposición de las manos y de la plegaria de la ordenación.
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El rito de 1990 aclaró más el gesto al omitir la sugerencia de poder cantar el himno, Veni, creador Spiritus mientras el nuevo presbítero es vestido y el obispo le unge las manos. El ritual recomienda cantar el salmo 109(110) o algún canto similar. Cuando dicho salmo haya sido el responsorial de la liturgia de la Palabra, la antífona es: “Cristo, el señor, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, ofreció pan y vino (aleluya)”. 3.5.3 Presentación del pan y del vino Algunos de los fieles presentes llevan el pan sobre la patena y el cáliz conteniendo el vino y el agua para le celebración de la Misa. Estos símbolos son los de las tareas del presbítero: presidir la celebración de la eucaristía y seguir a Chisto crucificado .Es el diácono el encargado de recibirlos y dárselos al obispo, quien a su vez los pone en las manos de cada uno de los recién ordenados diciendo:”Recibe las ofrendas del pueblo santo para presentarlas antes Dios. Considera lo que realizar e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. El ritual actual vincula el rito de la ordenación directamente con el contexto eucarístico y con el servicio del presbítero en nombre del Pueblo de Dios. 3.5.4 Ósculo de la paz El obispo y todos, o al menos alguno, de los presbíteros presentes dan el beso de la paz a los recién ordenados. Con el ósculo de la paz el obispo sella la admisión de sus nuevos colaboradores en su ministerio. Por el beso de la paz, los presbíteros dan la bienvenida a los recién ordenados. Este beso no sustituye al de la paz del rito de la comunión. 5.6 Misa que se debe oficiar Puede emplearse la Misa ritual, “En la que se confieren las Sagradas Órdenes” excepto en las Solemnidades, los domingos de Adviento, Cuaresma, Pascua y los días de la octava de Pascua. En estos casos se dice la Misa del día con sus lecturas. Proclamado el evangelio, la Iglesia Local pide al Obispo que ordene a los candidatos. El presbítero encargado informa al Obispo, que le pregunta, ante el pueblo, de que no existen dudas acerca de los candidatos. Los candidatos, en presencia del Obispo y de todos los fieles, manifiestan la voluntad de cumplir su ministerio, según los deseos de Cristo y de la Iglesia bajo la autoridad del Obispo. El las letanías los presente invocan la gracia de Dios para los candidatos. 58
3.7 Pasos hacia el presbiterado Estos son los pasos previos que se había de recorrer para ser presbítero. Actualmente alguno de ellos está en desuso. Tonsura: Rito preparatorio que precedía a la recepción de las antiguas órdenes menores Ostiario: Clérigo que había obtenido la primera de las órdenes menores, hoy suprimida, cuyas funciones eran abrir y cerrar la iglesia, llamar a los dignos a tomar la comunión y repeler a los indignos. Lector: Católico seglar que ha recibido el primero de los dos ministerios establecidos por la Iglesia y cuyo oficio es proclamar la palabra de Dios en actos litúrgicos. Exorcistado: Clérigo que en virtud de orden o grado menor eclesiástico tenía potestad para exorcizar. Acólito: En la Iglesia católica, seglar que ha recibido el segundo de los dos ministerios establecidos por ella y cuyo oficio es servir al altar y administrar la eucaristía como ministro extraordinario. Subdiácono: Clérigo ordenado de epístola Diácono: Ministro eclesiástico y de grado segundo en dignidad, inmediato al sacerdocio. Presbítero: Clérigo ordenado de misa. Obispo: Prelado superior de una diócesis, a cuyo cargo está el cuidado espiritual y la dirección y el gobierno eclesiástico de los diocesanos.
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Pasos Actuales Lector Acólito Diácono Presbítero Obispo 3.8 Preparación previa de los diáconos para ordenarse presbíteros Para llegar al momento de su ordenación el presbítero ha tenido que prepararse durante varios años. Después de haber terminado los estudios obligatorios y el bachillerato, el primer año de estancia en el seminario es un año de introducción. A este primer año le siguen seis más de estudios de filosofía y teología. Cuando ya están preparados, es cuando son investidos diáconos y ayudan en la parroquia a la que han sido conferidos cerca de un año o como mínimo seis meses, pasados los cuales son ordenados presbíteros. Hay que cumplir unos requisitos, incluso de edad para poder ser ordenados fijándose la edad mínima que actualmente está en 25 años, aunque en algún caso muy excepcional se ha rebajado la edad a 24 años pero con un permiso especial. Se pretende de esta forma que cuando los jóvenes entren en el seminario tengan una idea lo más aproximada de a donde se dirigen dado la importancia de la elección. Actualmente, en España las vocaciones son más tardías y es fácil encontrar chicos que se ordenen con 28 ó 30 años. En fechas cercanas a la ordenación se retiran durante 5 ó 6 días. El retiro se efectúa durante todos los años de seminario al iniciarse el curso académico. El año de su ordenación lo hacen dos veces.
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CAPITULO IV ELEMENTOS NECESARIOS 4.1 Lugar de la celebración Como ya se dicho con anterioridad la iglesia local a cuyo servicio se ordenan los presbíteros, ha de prepararse para la celebración de las Órdenes. Esta debe hacerse en la iglesia catedral o en las iglesias de aquellas comunidades de las que son oriundos algunos de los candidatos, o en otra iglesia de gran importancia. Si se fueran a ordenar presbíteros de alguna comunidad religiosa, puede hacerse la Ordenación en la iglesia de la comunidad donde vayan a ejercer su ministerio. Es propio de todos los fieles de la diócesis acompañar con sus oraciones a los candidatos al prebiteriado. Ello se hace principalmente en la oración universal de la Misa y en las preces de Vísperas. Dado que el presbítero es constituido a favor de toda la Iglesia local, deben ser invitados a la Ordenación de presbíteros los clérigos y otros fieles, de manera que asistan a la celebración en el mayor número posible. Principalmente deben ser invitados todos los presbíteros de la diócesis a la celebración de las Órdenes. Puesto que es aconsejable la asistencia de un gran número de fieles, la Ordenación se suele hacer en sábado tarde, domingo o día festivo, excluyendo el Triduo Pascual, el Miércoles de Ceniza, toda la Semana Santa y la Conmemoración de todos los fieles difuntos. En este caso la ordenación se lleva a cabo el sábado día 3 de mayo de 2008 presidida por D. Antonio Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de la diócesis de Madrid Alcalá y en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena. Los diez y seis jóvenes que se ordenan se han formado en el Seminario Conciliar de Madrid y cada uno esta adscrito a distintas parroquias madrileñas por lo que la ordenación se lleva a cabo en al Catedral a la que pertenece el Seminario y las distintas parroquias. Han sido invitados todos los presbíteros de la diócesis y principalmente los párrocos de las parroquias a los que han sido designados los nuevos ordenados. También se encuentran acompañándolos los presbíteros que han participado en su educación durante sus años de seminarista, y los párrocos de las parroquias donde han crecido, que normalmente son las personas
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que descubren que hay vocación en algunos de los chicos que se acercan a ayudar en las tareas de la misa o de la catequesis. Igualmente se invita a los fieles de las parroquias donde se han desarrollado como diáconos y a sus familiares. 4.2 Pasos y elementos para la organización del acto Aunque para sus organizadores, este sea un acto que no reviste una gran complicación, visto desde fuera nos parece un acto complejo y complicado. Indudablemente las tablas de las personas encargadas del mismo y el hecho de que la ceremonia no cambie de forma habitual, y solamente las reformas de la Iglesia , que como ya se ha dicho, la última fue en 1990, ayuda ha que una ceremonia tan multitudinaria, se organice de forma dinámica. La ceremonia y las personas invitadas a ella, y el porque están invitadas a la misma, ayuda a que se desarrolle de forma distendida, sin preocuparse de un protocolo rígido. Este protocolo si que esta presente en la Ceremonia del Acto, pero el protocolo religioso, está bien estructurado, las precedencias dentro de los actos están claramente especificadas, por lo que aunque sea un acto de gran envergadura, su planificación es sencilla. Si bien es verdad que para este momento han de hacerse algunos cambios como girar los bancos de las capillas hacía el altar mayor, o colocar bancos y sillones detrás del mismo altar para los presbíteros invitados en correspondencia con los invitados que hayan confirmado su presencia. Se ha de poner un aviso, en los espacios adecuados para ello, dentro del templo, para avisar a los fieles de la ceremonia y esto se hace con un mes de antelación. Igualmente se gira una circular a todos los presbíteros de la Diócesis (que asiste el que puede) y se invita a los obispos de la Conferencia Episcopal. Estos no siempre asisten, aunque en este caso se contó con la presencia de dos miembros del Consejo Cardenalicio
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Objetos que se tienen que tienen que prever: 4.2.1 Libro de la Ordenación: En realidad con este nombre nos referimos al Pontifical Romano, texto que nos va indicando los pasos de la ordenación para diáconos, presbíteros y obispos. 4.2.2 La casulla: La casulla es la vestimenta propia del presbítero. Esta tiene que estar preparada, ya que después de la imposición de las manos, estos serán ayudados a vestirse por otros presbíteros que habrán asistido a la ceremonia. En este acto en concreto y al tratarse de un número amplio de nuevos ordenantes, la casulla que les será impuesta descansa desde el principio de la ceremonia en la silla que ellos utilizan durante la ceremonia. 4.2.3 El gremial: Se llama gremial al paño cuadrado del mismo color que los ornamentos que se ponía sobre las rodillas el obispo cuando esta sentado al celebrar de pontifical. Hoy, los obispos solo lo usan con un sentido práctico: al usar el óleo sagrado estando sentado – caso de la ordenación-, para no mancharse la casulla. El gremial que hoy es privativo del obispo, también fue utilizado por los sacerdotes en los siglos XIII y XIV y consistía en un paño rectangular de lino o seda según los casos. Desde el siglo XIV, se ha llevado en las procesiones por el sacerdote y sus dos ministros. Diacono y subdiácono a manera de frontal de altar, llamándose entonces delantal procesional, utilizado todavía en algunos lugares y dando testimonio de ello abundantes pinturas y relieves. 4.2.4 El santo crisma: Son los oleos con los que se ungen a los nuevos diáconos. Es una mezcla de aceite y bálsamo para ungir a quienes se bautizan o confirman, igualmente, como en este caso, se utiliza para ungir a los sacerdotes cuando se consagran u ordenan. Este óleo se bendice una vez al año durante la misa vespertina del Jueves Santo. Por lo general antes de comenzar la celebración de la Cena del Señor se reciben solemnemente estos oleos sagrados en la misa Crismal celebrada por la mañana por el obispo reunido con el presbiterio. En esta procesión solemne los oleos son llevados en tres ánforas preciosas que se guardan en un lugar previamente destinado para ellas, en la Iglesia. Para esta ceremonia se saca la parte de ese óleo que se tenga prevista usar en la ceremonia. 4.2.5 La jofaina: Vasija en forma de taza, de gran diámetro y poca profundidad, que sirve principalmente para lavarse la cara y las manos. Este lavado de manos no sustituye al propio de la misa. Este se hace para lavarse de forma externa al haber estado tocando los oleos
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CAPITULO V Ordenación
Figura 36. Diacono llegando a la catedral
Figura 37. Familiares de los diáconos acercándose a la catedral 64
5.1 Preliminares La catedral está abierta desde la 17:00 horas para la entrada de público invitado. Los bancos más cercanos al Altar están reservados para los familiares más allegados a los nuevos ordenantes. Estudiantes seminaristas y colaboradores ayudan a sentar a los invitados. En la invitación recibida figura la puerta, la fila y el nº de banco adjudicado a cada familia (anexo I) aunque no todos los familiares están sentados juntos. Dos de ellos (los padres) tienen más cercana la posición que el resto. También la invitación que corresponde esta situada lo más cerca posible del lugar que corresponde al familiar ordenado.
Figura 38. Familiares acomodados en los lugares designados
Anteriormente cada diácono ordenante ha mandado una invitación previa a sus familiares y amigos para invitarles a la asistencia al acto (anexo II). Sobre los bancos del pueblo asistente y los del clero invitado, se encuentra un libro (anexo III) para seguir la liturgia de la Ordenación. También hay un libro sobre las sillas de los ordenantes. 65
La ceremonia comienza a las 18:00 horas y se prevé una duración aproximada de 2 horas. Antes de comenzar (media hora), los diáconos ordenantes (ya revestidos con el alba y la estola cruzada, al modo diaconal) esperan al obispo en la capilla del Santísimo, situada en el ábside de la catedral. Allí están rezando y preparándose.
Figura 39. El obispo llega por una puerta lateral. Lo reciben, los canónigos, la Cruz y los ciriales, él les bendice, y van en procesión a la misma capilla donde los diáconos están rezando. El pueblo congregado en el templo lo recibe también en pie. En la capilla ora unos momentos delante del Santísimo en el Sagrario. Acabada la breve oración todos van en procesión a la sacristía del fondo para comenzar desde allí.
Figura 40. Saliendo de la Sacristía Mayor
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Entran en la Sacristía Mayor y cuando llega la hora, y desde este punto situado a la derecha de la entrada principal del la catedral empieza la ceremonia, con el pueblo en pie, entrando en procesión en el siguiente orden:
Figura 41. Procesión de entrada
Acólito turiferario acompañado de dos acólitos con velas Lector Acólito cruciferario Un diácono con el Evangelio en alto Resto diácono Presbítero Diáconos ordenantes Obispos Obispo presidente Acólitos y diáconos asistentes del presidente
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5.2 Ubicación de los principales protagonistas La entrada es por el pasillo principal de la catedral que desemboca en el altar mayor donde los distintos estamentos van ocupando sus respectivos asientos.
Figura 42. Cátedra
El altar mayor se haya ubicado debajo de la cúpula y es redondo La cátedra del obispo esta situado a la derecha del pasillo central, debajo de la cúpula y a la izquierda del Altar Mayor. 68
Detrás del Altar se colocan los obispos acompañantes, detrás los canónigos y los presbíteros. Estos sacerdotes que han sido invitados, ayuda, asisten y acompañan durante la ordenación, se van colocando de mayor a menos importancia estando más cerca del Altar Mayor los que ostentan mayor grado.
Figura 43. Cardenales invitados, canónigos y el Rector del seminario
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Figuras 44 y 45. Presbíteros ordenantes dirigiéndose a sus asientos Delante del altar se han puesto 16 sillas, 8 a cada lado de la entrada del pasillo central que es el lugar que ocuparán los diáconos ordenantes. Sobre estas sillas es donde descansa la casulla con la que se han de revestir cuando sean ordenados. La estola es la misma pero después de este momento cambiaran la forma de ponérsela.
Figura 45
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5.3 Distribución de los asientos en el Altar Mayor
Los diáconos ordenantes tienen sillas a los pies del altar. Detrás del altar se sitúan los cardenales invitados y detrás de ellos el Rector del seminario y el Maestro de Ceremonias y el resto de los presbíteros participantes. El Obispo presidente se sienta en su cátedra por lo que el sillón del obispo que vemos a un lado es el que se pone para los momentos de la ceremonia en los que oficia sentado y se traslada delante del altar; momentos como la unción de las manos y la entrega del pan y el vino. 71
5.4 Comienzo de la Ceremonia. Cuando todos los presentes han ocupado sus puestos se da comienzo a la ceremonia. El Maestro de Ceremonias presenta a los diáconos ordenantes a la asamblea.
Figura 46 Rector del Seminario Los diáconos son llamados por el rector del Seminario Conciliar de Madrid D. Andrés García de la Cuerda y se van levantando uno a uno, según se les va nombrando. 72
Figura 47. Esperando la llamada del Rector
Empieza la homilía y terminada esta, delante del altar.
todos juntos se colocan
Comienza el interrogatorio que se hace de manera conjunta.
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De uno en uno van subiendo hasta el Arzobispo presidente y colocan las manos entre las suyas en señal de obediencia, y en este momento es cuando prometen obediencia a su superior.
Figura 48. Prometiendo obediencia Caso de pertenecer a una orden, promete obediencia al superior y la orden y a su obispo. El Obispo va toda con la Mitra, propia de la celebración. Todos se levantan y oran.
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Figura 49. Demostración de humildad Todos se postran en tierra y se cantan las letanías de los santos.
Figura 50. Imposición de las manos. Los elegidos se acercan de uno en uno ante el obispo y se arrodillan. El obispo impone las manos sobre la cabeza de cada uno de los elegidos. 75
Figura 51. Esperando la imposición de las manos del resto de los presbíteros. Después todos los presbíteros presentes imponen las manos sobre cada uno de los elegidos, no haciéndalo así los otros obispos presentes en la ordenación.
Figura 52. Imposición de manos 76
Figura 53. Plegaría de la Ordenación Al finalizar, los ordenados se ponen de rodillas y el obispo, con las manos extendidas, pronuncia la Plegaria de la Ordenación.
Figura 54. Vista general. Plegaria de la Ordenación
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Terminada la plegaria, vuelven a sentarse.
Figura 55. Ayudando a vestirse la casulla. Algunos presbíteros, elegidos por los ordenados, se les acercan y les ayudan a vestirse la casulla y a colocarse la estola al estilo presbiteral. El obispo unge con el sagrado crisma las palmas de las manos de cada ordenado. Acto seguido se lava las manos y los nuevos ordenados se desplazan a la sacristía cercana al altar – Sacristía del Santísimo- para lavarse volviendo a ocupar sus puestos ante el altar. 78
Los fieles se acercan llevando el pan en la patena y el cáliz con el vino y el agua para la celebración de la misa.
Figura 56. El obispo coloca en las manos el Santo Cáliz
El diácono lo recibe y se lo entrega al obispo, quien a su vez, lo deposita en las manos de cada ordenado.
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Figura 57. Ósculo de la Paz
Se va cada uno a su sitio en el altar y reciben la acogida. El obispo le da el Ósculo de la Paz
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Figura 58. Acercándose a participar en el rito de la Comunión
Figura 59. Rito de la Comunión 81
El diácono invita a todos a inclinarse para recibir la Paz y el obispo los bendice. Todos los asistentes se preparan para salir en el mismo orden que se ha procedido a entrar. Los nuevos presbíteros se colocan detrás de los presbíteros asistentes cerrando la procesión el obispo presidente.
Figura 60. Foto de familia. Los nuevos presbíteros.
Figura 61. Foto de familia con el Obispo y el Recto
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Figura 62. Monseñor Rouco Varela invita a los presentes a unirse a la foto.
Figura 63. Terminada la sesión fotográfica e inmortalizado todo el acto, se cambian de ropa, para asistir al “Vino español” que el seminario ofrece a los nuevos diáconos y a sus familiares. 83
Figura 64. Asistentes al acto a la finalización del mismo. Al fondo de aprecian las vidrieras de la cúpula sobre el Altar Mayor.
Figura 65. El la foto de abajo vista de la Plaza de la Armería y del Palacio Real
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La ceremonia ha durado 1:50 minutos. Los asistentes a ella esperan fuera para encontrarse con sus familiares. Todos están invitados a asistir al “Vino Español” que se servirá en los jardines del Seminario Conciliar. No siempre se celebra de esta forma, depende de lo que los nuevos presbíteros hayan decidido, ya que en algún caso prefieren marchase a celebrarlo de forma más intima con su familia. Esta vez han querido celebrarlo todos juntos. El Seminario Conciliar de la diócesis de Madrid se encuentra escasamente a 10 minutos a pie desde la Catedral de la Almudena, bajando por la calle Bailén hacia la calle Mayor, se gira a la derecha hacia la plaza de San Francisco, y en la rotonda se coge la primera salida llegando a la calle San buenaventura, nº 9. Sobre las 20:30 está previsto que todos los invitados hayan llegado y se tienen preparadas en los jardines unas largas mesas con aperitivos y bocadillos para celebrar de forma conjunta la ordenación. Hasta allí se desplazan los familial, amigos, compañeros de seminario, compañeros de parroquia, profesores y todas las personas que de una u otra manera han ayudado a la organización de dicho acto y han colaborado en el.
Figura 67. Con sus padres y hermanos
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Figura 68. Con sus primos y un amigo y compañero Durante la merienda, el cardenal arzobispo D. Antonio María Rouco Varela se acercó a todos los grupos de personas allí congregadas saludando a todos los familiares de los recién ordenados
Figura 69. El Cardenal Rouco Valera con la autora del trabajo.
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CAPÍTULO IV
Primera Misa 6.1 Primera Misa en su parroquia Después del acto en los que ya se han ordenado presbíteros, se sucederán otros como lo anuncia la invitación personalizada del anexo II. Es la Primera Misa que celebra como presbítero.
Figuras 70. Fachada principal de la Parroquia de Santo Tomás Moro. Majadahonda (Madrid)
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A la que se invita a concelebrar a profesores y amigos, compañeros que quieren compartir con él ese día.
Figura 71. Concelebración de la Primer Misa. Esta Primera Misa se celebra en la parroquia a la que están asignados y al finalizar la misma, los fieles procesionan hacia el altar donde el nuevo sacerdote les bendice, siendo ayudado por sus familiares a repartir recordatorios (anexo IV)
Figura 72. Dando las manos y la bendición a los fieles asistentes.
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Terminada la misa, en los bajos de la iglesia parroquial tiene lugar una merienda organizada para celebrar el momento y a la que se ha invitado a todos los fieles. Esta merienda ha sido organizada por el grupo de catequistas y demás colaboradores de la parroquia.
Figura 73. Asistentes a la merienda en la Parroquia.
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CONCLUSIONES Después de estar una temporada intentando investigar sobre un tema, te entra el gusanillo. Creo que siempre o casi siempre, al dar por concluido el trabajo, te queda la sensación de que se podía haber hecho más, aun cuando estés satisfecha del resultado. Después de esto, estoy deseando pasear por todas las callejuelas que rodean la Catedral de la Almudena, ver esos tesoros que en algún momento vi, pero a los que no les presté tanta atención. Acercarme a la Colegiata de San Isidro, y descubrir esa ciudad que guarda un montón de rincones desconocidos para mí. Bien es verdad que en un viaje para ir a la biblioteca de San Dámaso, en el seminario madrileño, deambule por una parte del Madrid por el que no suelo pasear y que me trasportó dos siglos atrás. Quisiera poder asistir a otra ordenación sin estar tan implicada, para poder verlo desde otra perspectiva y desde más distancia emocional, disfrutar del acto puro y duro, y con el conocimiento que me ha reportado este trabajo, ir entendiendo en todo momento, los pasos que se van dando. Quizás no disfrute tanto como en la primera por la distancia familiar, pero estoy segura que descubriré algún dato más gracias a conocer, como ahora conozco, el desarrollo del mismo. Indudablemente la Iglesia conserva muchísimo protocolo en sus actos, pero sin investigar sobre ellos, no nos damos cuenta y cuando se sigue una ceremonia son conocer el porqué de las cosas no tenemos en cuenta de la inmensa simbología que hay en ellas. No nos llama la atención, simplemente los damos como hecho. Algo normal, sin plantearnos el porqué. Tengo que reconocer que los últimos días han sido una vorágine, el tiempo se escapaba de las manos sin casi darte cuenta, pero también diré que ha merecido la pena. Que he disfrutado y que cada cosa nueva que encontraba y que trataba de constatar, me hacía implicarme más, supongo que un mes más hubiera supuesto muchas más cosas y quizás un trabajo infumable, por lo que lo dejo aquí, contenta de lo que he aprendido, gracias a conversaciones personales con, lectura de los libros recomendados y a ese nuevo invento llamado “Internet”.
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Bibliografía Archivo Cabildo Catedral de Madrid Archivo Central de la Curia de Madrid Archivo de la Villa de Madrid. Ayuntamiento Boletín Oficial del Arzobispado de Madrid Alcalá Diccionario Real Academia Española de la Lengua Enciclopedia Larouse Libros: El sacerdote del Orden. Autor Susan k. Wood. Biblioteca Litúrgica. Pontifical Romano. Ordenación del Obispo, de los Presbíteros y de los Diáconos. Recopilación de textos Llamados a servir. Teología del sacerdocio ministerial. Autor Miguel Ponce Cuellar. Editorial Herder Ceremonial y protocolo religioso. Autor Sergio Escalera Ediciones Protocolo Fotos: Google DPV Delegación de Pastoral de Vocacional de Madrid Material Propio www.archimadrid.es www.wikipedia.com www.dpvmadrid.org www.madridmedia.es
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Anexo I Invitación de da la organización del acto a los diáconos ordenantes para ubicar a sus invitados.
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Anexo II Invitación personalizada que envían los diáconos ordenantes a sus familiares y amigos para invitarles al acto de su ordenación.
La invitación es un tríptico el que se puede ver como portada la imagen del Pantocrátor, al abrir nos encontramos con la imagen de la Virgen de la Almudena, y en la parte de detrás es donde se ha manuscrito la invitación.
En el interior se haya una oración y los horarios de la primera misa que dirán los nuevos presbíteros y que indica el día , lugar y hora en que se va a producir. Las fechas no coinciden para que todos y cada uno de ellos puedan asistir a la Primera Misa de sus compañeros.
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Anexo III Libro para seguimiento de la Ordenación Presbiteral
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Anexo IV Adverso y reverso de los recordatorios.
Figura 73
Figura 74
Figura 75
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Glosario Antífona: Breve pasaje, tomado por lo común de la Sagrada Escritura, que se canta o reza antes y después de los salmos y de los cánticos en las horas canónicas, y guarda relación con el oficio propio del día Basa: 1.-Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. 2.- Pieza inferior de la columna en todos los arquitectónicos excepto el dórico.
órdenes
Balaustrada: 1.- Con forma de balaustre. 2.- Serie u orden de balaustres colocados entre los barandales. Bula: Documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja. Cáliz: Vaso sagrado de oro o plata que sirve en la misa para echar el vino que se ha de consagrar. Capitel: Parte superior de la columna y de la pilastra, que las corona con forma y ornamentación distintas, según el estilo de arquitectura a que corresponde. Cirial: Cada uno de los candelabros altos que llevan los acólitos en algunas funciones de la iglesia. Ciriales: Acólito encarga de llevar el cirial. Claustro: Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento. Coadjutor: Eclesiástico que tiene título y disfruta dotación para ayudar al cura párroco en la cura de almas. Concordato: Tratado o convenio sobre asuntos eclesiásticos que el Gobierno de un Estado pacta con la Santa Sede.
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Cortes Constituyentes: Se denominan cortes constituyentes al parlamento o cortes, cuyos miembros representan la soberanía nacional, y que tienen el cometido y la capacidad de dictar o reformar la constitución Es muy habitual que las cortes constituyentes tengan un carácter efímero. Su cometido es crear o modificar la constitución y tras haberlo finalizado no permanecen en el poder sino que se convocan elecciones para la elección de un nuevo parlamento ordinario. Cripta: Lugar subterráneo en el que se acostumbra a enterrar a los muertos. Cruciferario: Encargado de llevar la Cruz Estola: Ornamento sagrado que consiste en una banda de tela de dos metros aproximadamente de largo y unos siete centímetros de ancho, con tres cruces, una en el medio y otra en cada extremo, los cuales se ensanchan gradualmente hasta medir en los bordes doce centímetros. Diócesis: Distrito o territorio en que tiene y ejerce jurisdicción espiritual un prelado, un obispo, arzobispo, etc. Diaconías: 1.- Distrito y términos en las que antiguamente estaban divididas las iglesias para el socorro de los pobres, al cuidado de un diácono. 2.- Casa en la que vivía el diácono Enclave: Territorio incluido en otro con diferentes características políticas, administrativas, geográficas, etc. Exequias: Honras fúnebres Gabarro: Nódulo de composición distinta de la masa de la piedra en que se encuentra encerrado. Galicana: Perteneciente o relativo a la Galia. Principalmente referido a la Iglesia de Francia y a su especial liturgia y disciplina. Girola: Nave o conjunto de naves que en la arquitectura románica o gótica circundan el altar mayor, rodeadas por el ábside, por extensión, la misma nave en catedrales o iglesias de cualquier estilo.
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Grey: Congregación de los fieles cristianos bajo sus legítimos pastores. Hisopo: Utensilio usado en las iglesias para dar o esparcir agua bendita, consistente en un mango de madera o metal, con frecuencia de plata, que lleva en su extremo un manojo de cerdas o una bola metálica hueca y agujereada, en cuyo interior hay alguna materia que retiene el agua. Hornacina: Hueco en forma de arco, que se suele dejar en el grueso de la pared maestra de las fábricas, para colocar en él una estatua o un jarrón, y a veces en los muros de los templos, para poner un altar. Idiosincrasia: Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad. Letanía: Oración cristiana que se hace invocando a Jesucristo, a la Virgen o a los Santos como mediadores, en una enumeración ordenada. Mitra: Toca alta y apuntada con que en las grandes solemnidades se cubren la cabeza los arzobispos, obispos y algunas otras personas eclesiásticas que tienen este privilegio. Neo-catecumenales: Institución católica laica que según sus estatutos se delimita como itinerario de formación católica y fundación de bienes espirituales. Iniciado por Francisco José Gómez de Arguello (más conocido como Kilo Arguello) y Carmen Hernández, que junto con un sacerdote italiano Mario Pezzi forman el equipo responsable internacional. El camino Neocatecumenal se inició en la década de los años 60 en el madrileño barrio de palomeras, extendiéndose por todo el mundo. En la actualidad tiene presencia en 6.000 parroquias y cuenta con 300 sacerdotes, 1.500 seminaristas y 72 seminarios. Coloquialmente se le denomina como “los Kikos”. Los estatutos definitivos fueron aprobados por la Santa Sede el 13 de junio de 2008 reafirmando de esta forma este itinerario como parte estructural de la Iglesia católica. Ordenación: Acción y efecto de ordenar y ordenarse. Oolítica : Dicho de un terreno: Formado de oolitos.
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Patena: Platillo de oro o plata o de otro metal, dorado, en el cual se pone la hostia en la misa, desde acabado el paternóster hasta el momento de consumir Pantocrátor: En el arte bizantino y románico, representación del Salvador sentado, bendiciendo, y encuadrado en una curva cerrada en forma de almendra. Pentecostés: 1.- Fiesta de los judíos instituida en memoria de la ley que Dios les dio en el monte Sinaí, que se celebraba 50 días después de la Pascua del Cordero. 2.- Festividad de la Venida del Espíritu Santo que celebra la Iglesia el domingo, quincuagésimo día que sigue al de Pascua de Resurrección, contando ambos, y fluctúa entre el 10 de mayo y el 13 de junio. Dormición de la Virgen: f. Tránsito de la Virgen Rito de aspersión: Acción de asperjar. Asperjar: hisopear Salmo responsorial: El que se lee o canta en la misa u otras funciones litúrgicas con respuestas aclamadoras del pueblo Salvífico: Perteneciente o relativo a la salvación Suplica litánica: oración litánica o letanía Solio: Trono (asiento con gradas y dosel) Turiferario: Encargado de llevar el incienso Ungir: Signar con óleo sagrado a alguien, para denotar el carácter de su dignidad, o para la recepción de un sacramento. Veterotestamentaria: testamento.
Perteneciente
o
relativo
al
antiguo
Zócalo: Cuerpo inferior de un edificio u obra que sirven para elevar los basamentos a un mismo nivel.
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