ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA (UNESCO) Discurso del Sr.FedericoMayor

DG/99/7 Original: Español, francés e inglés ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA (UNESCO) Discurso del Sr.

1 downloads 51 Views 33KB Size

Recommend Stories


ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION, LA CIENCIA Y LA CULTURA
CLT-98Konf.2 10/4 2 de febrero de 1998 Original: Inglés ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION, LA CIENCIA Y LA CULTURA CONFERENCIA I

ORGANEACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION, LA CIENCIA Y LA CULTURA. COMITE INTERGUBERNAMENTfi DEL DECENIO MUNDIAL
CLT-95/CONF.207/4 PARIS, 13 de diciembre de 1994 Original: Francés e inglés ORGANEACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION,LA CIENCIA Y LA CULT

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN. Cuadragésima octava reunión
Distribución: limitada ED/BIE/CONFINTED 48/4 Ginebra, 30 de abril de 2008 Original: Francés ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, L

- FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA. (UNICEF). MEMORIAS ORGANIZACION PANAMERICAN'A DE LA SALUD (OPS)
-- . . " . ... I.__ _ -. +.,.- I 'i tc.- *- . ..2 . . - ORGANIZACION PANAMERICAN'A DE LA SALUD (OPS) ..- INSTITUTO DE.NUTRICI~NDE CEN

EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION
EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION 1968 ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION EL ESTADO MUN

las Naciones Unidas para
Bangladesh Programa Conjunto de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra las mujeres Programa Conjunto: Programa Conjunto de las Nac

Story Transcript

DG/99/7 Original: Español, francés e inglés

ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA (UNESCO)

Discurso del Sr. Federico Mayor

Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

en la ceremonia inaugural del coloquio organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre “América Latina y el Caribe en el umbral del nuevo milenio”

UNESCO, 8 de marzo de 1999

DG/99/7

(El Director General empieza su discurso en francés)

Señor Presidente del BID, Excmo. Sr. Ministro de la Cooperación y la Francofonía, Excelentísimas señoras, Excelentísimos señores, Señoras, señores, Queridos amigos: Mucho me complace desearles la más cálida de las bienvenidas a esta Casa de la UNESCO, casa de todas las culturas, de todas las libertades, de todas las lenguas y, también, casa de la comprensión y de la escucha. Escuchar y comprender la diversidad, la diferencia, es la base de la tolerancia. Y la tolerancia es hoy más necesaria que nunca si queremos vivir juntos en un mundo en paz y legarlo a nuestros hijos. Aclararé que tolerancia no es sinónimo de debilidad ni de indulgencia. Hay que respetar las opiniones y convicciones de los demás sin dejar de ser fiel a las propias ideas y convicciones. También hay que ser firme en unos cuantos principios y valores que sirven de fundamento a la vida común de una humanidad digna de este nombre. Pienso, por ejemplo, en los valores que menciona la Constitución de la UNESCO, como la justicia, la libertad, la igualdad o la solidaridad. La UNESCO tiene a su cargo diversas tareas que debe realizar en sus esferas de competencia –la educación, la cultura, la ciencia y la comunicación-, pero una sola misión: construir la paz en la mente de los hombres. Antes de empezar a hacer algo, tendemos muchas veces a plantearnos preguntas que son correctas, pero en orden equivocado. Nos preguntamos cuánto, cómo, con quién, antes de preguntarnos PARA QUÉ. Tenemos, pues, que recuperar el sentido de las prioridades, encontrar el eje de nuestra acción, recobrar la misión esencial que nos ha sido encomendada. Para la UNESCO, se trata de edificar la paz. Para edificar la paz debemos conocer el pasado, debemos conservar la memoria de lo que ha sucedido y transmitirla a las jóvenes generaciones para que puedan aprovechar tanto los fracasos como los éxitos pasados. Para edificar la paz hemos de tener también imaginación y audacia. Lo pasado pasado está, y no podemos hacer nada con el pasado, simplemente describirlo, contarlo, transmitirlo, preservar sus restos, no podemos deshacer lo que se ha hecho. Pero el futuro… el futuro está por escribir. Es el único patrimonio intacto que nos queda, y es el continente de los jóvenes. La UNESCO está encargada, por cierto, de salvaguardar el patrimonio cultural de la humanidad, en particular esos monumentos arquitectónicos extraordinarios erigidos por nuestros antepasados. Pero está encargada de conservar y transmitir algo más que piedras; tiene a su cargo cosas más frágiles aún, más amenazadas: algunas palabras, que sólo se pronuncian ya temblando, como justicia o “amor”. Algunas palabras y algunos valores, el más alto de los cuales es el carácter único de cada vida humana. Deber de memoria, deber de imaginación, deber de escucha: con todos estos deberes hemos de cumplir para las generaciones que vendrán después.

DG/99/7 - pág. 2

Señoras y señores: Con un placer siempre renovado rindo homenaje, por conducto de su Presidente, a la labor que realiza el Banco Interamericano de Desarrollo para estimular, acompañar y apoyar los esfuerzos que hacen los países de la Región América Latina y el Caribe con objeto de federar, respetando su diversidad, las dinámicas contemporáneas. Esta acción, realizada con la perseverancia que requiere la dificultad de los actuales desafíos, se caracteriza también por el afán de innovar, de encontrar constantemente enfoques nuevos de una realidad sometida a rapidísimas transformaciones. Este sello de originalidad es patente en el coloquio que nos ha congregado aquí y cuya concepción me parece ejemplar en diversos aspectos. En primer lugar, en lo que respecta a sus objetivos anunciados. Se trata en efecto para ustedes de intentar durante estos dos días llegar a una visión colectiva, si no común, tanto de los problemas que aquejan a sus países respectivos como de sus relaciones con la mundialidad y de las posibles opciones de intervención frente a esos problemas y esos vínculos. Resulta ya trivial, desde luego, recordar la necesidad actual de cooperación y concertación; ninguno de nosotros, ninguno de nuestros países, por muy poderoso, rico y audaz que sea, puede permanecer aislado en un planeta que se ha vuelto tan pequeño y tan frágil. Para algunos, pensar en la posibilidad de un planteamiento colectivo por parte de una región tan diversificada, fragmentada incluso, como América Latina y las Antillas, es una utopía. Conocen mal la energía, la imaginación, la tenacidad de estas poblaciones, celebradas con tanto esplendor en las literaturas contemporáneas de los países de la región, tanto si se trata de las efervescentes creaciones de los escritores de las Américas o de las novelas tan coloristas de los autores criollos, ya sean en francés, en inglés, español o portugués. Así pues, creo profundamente en la posibilidad del triunfo del esfuerzo colectivo sobre la miseria, la resignación, el desamparo o el cinismo. En segundo lugar me gustaría insistir en la envergadura de la temática propuesta para sus debates, en los que se articularán todos los elementos de esa aventura humana que se llama desarrollo. ¿Cómo podría la UNESCO no estar complacida al ver tan fuertemente integrados en la reflexión los aspectos culturales, sociales y éticos de nuestra dificultad de vivir en este fin de siglo? La realidad no es solamente económica, ni solamente política ni, tampoco, solamente cultural; es todo ello a la vez, con otras vertientes, de las que conocemos algunas y no llegamos a entender otras. Todo deseo de aprehender esta realidad sin tener en cuenta los vectores fundamentales de los comportamientos humanos está abocada al fracaso. Deben ustedes iniciar pues sus trabajos con confianza. Esta confianza me parece tanto más justificada cuanto que todos ustedes juntos representan a las fuerzas vivas de la región. Proceden ustedes, en efecto, de todas las esferas de actividad de sus países – asuntos políticos, asuntos sociales, sector privado, acción cultural, medios de comunicación, etc. Su diálogo, el intercambio de sus experiencias constituyen pues una ventaja insustituible para la construcción de una visión global de las realidades y del futuro de la región. Representan ustedes además a la primera generación que puede utilizar las nuevas tecnologías de la comunicación para dar otra dimensión y otro impulso a la cooperación regional. Tampoco olvido –y ésta es otra de las originalidades de esta reunión que deseo destacar- que todos ustedes son jóvenes activos, con cierta experiencia ya de las responsabilidades en sus respectivos campos, pero que tienen aún por delante decenios para tomar decisiones. El impulso y el afianzamiento, el deseo y el conocimiento, la inocencia y la experiencia, como diría el poeta William Blake: éstos son los elementos articulados que necesitamos para cruzar el umbral del milenio.

DG/99/7 - pág. 3

(El Director General prosigue en inglés) Excelentísimas señoras, Excelentísimos señores, Señoras y señores: Durante 40 años, todas las estrategias de desarrollo se han basado exclusivamente en el crecimiento económico. Se decía que el desarrollo tenía que ser “endógeno”, “continuo” o “sostenible”. Pero carecía aún de un rostro humano: hombres y mujeres no formaban parte de la ecuación. Por último, a finales del decenio de 1980, empezó a tenerse en cuenta el factor humano, con el “desarrollo humano”. Se agregaron entonces los aspectos educacionales, científicos y culturales. Las principales reuniones de las Naciones Unidas en los años 90 han sido hitos al respecto: primero la educación básica en Jomtien, la Cumbre para la Tierra después, y más tarde Copenhague, donde por primera vez en 40 años se abordó la cuestión del desarrollo social. Ahora ya sabemos lo que tenemos que hacer. Hemos debatido problemas de vital importancia, como son el papel de la mujer en el desarrollo, la población, los derechos humanos, el habitat. Nadie puede decir hoy en día que no sabemos qué tipo de desarrollo hace falta. Los jóvenes líderes de la generación a que pertenecen ustedes llegan al poder en un momento simbólico: un nuevo milenio entraña la promesa de una nueva era, hace pensar en un nuevo punto de partida, en oportunidades nuevas. Y, sin embargo, les estamos dejando un mundo con muy graves problemas, sobre todo los que plantean la pobreza, la desigualdad y la crisis del medio ambiente. Al abordarlos, al menos tendrán ustedes la ventaja de las lecciones aprendidas del pasado. No tenemos ya ninguna confianza en la fórmula reductora que suponen las soluciones impuestas desde las cumbres del poder, regidas por imperativos tecnológicos y comerciales. El mundo empieza a darse cuenta de las consecuencias de la cortedad de miras en la adopción de decisiones. Hay ahora una nueva conciencia de que los desafíos que se nos plantean están directamente relacionados entre sí. No se puede analizar ningún problema desde un punto de vista exclusivamente económico, político o técnico. Cada situación es una combinación de esos factores, más los factores culturales. Entender esto está llevando a un enfoque holístico, global, que implica múltiples asociaciones y respuestas múltiples e interdisciplinarias. Creo que la generación de ustedes sabrá ver en la complejidad y la rapidez del cambio que caracterizan el mundo moderno otras tantas oportunidades de romper viejos moldes y probar enfoques distintos. Las recientes crisis económicas y financieras que han afectado a muchos países del mundo no dejan lugar a dudas en cuanto a la necesidad de un nuevo enfoque. Se ve ahora que la globalización de los mercados y de las comunicaciones no puede convertirse en una auténtica globalidad, basada en la solidaridad y la distribución equitativa de los recursos, entendida como un solo destino para toda la humanidad. Hasta los más fervientes defensores de la libertad de mercado están empezando a reconsiderar sus criterios. Se van entendiendo de otra manera la importancia del liderazgo –el papel de los gobiernos nacionales, de las autoridades locales, de los dirigentes económicos y comunitarios- y la importancia del buen gobierno, la democracia y la obligación de rendir cuentas. Han vuelto a hacer su aparición el aspecto ético y el interés por la calidad de vida. Este retorno de la dimensión ética a la corriente dominante de la actividad humana ha sido durante mucho tiempo una preocupación de la UNESCO. En el campo de la bioética, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, aprobada primero

DG/99/7 - pág. 4

en la UNESCO y después en las Naciones Unidas, sitúa firmemente la dimensión ética en el centro mismo de una nueva y primordial área de investigación. La Declaración sobre la responsabilidad de las generaciones actuales para con las generaciones futuras es la expresión de nuestra obligación ética de impedir que se inflijan daños irreversibles a nuestro patrimonio y de transmitirlo intacto. Actualmente está trabajando la nueva Comisión Mundial de la UNESCO de Etica del Conocimiento Científico y la Tecnología, que ha empezado por estudiar la ética del agua potable y la energía. Creo que los jóvenes son particularmente receptivos a este tipo de empresas. Con frecuencia oímos hablar de una crisis de valores en la sociedad contemporánea, pero me parece que el gran sentido de la importancia de los valores del que tantos jóvenes hacen gala hoy al rechazar el racismo, por ejemplo, o al protestar contra los daños que sufre el medio ambiente, supone una sólida base para la esperanza. Tenemos, tienen ustedes que responder a esta demanda creciente de una sociedad ética. Es cierto que también hay muchos jóvenes que han perdido toda referencia y se entregan a la desesperación. ¿Cómo podemos ayudarlos a orientarse, a encontrar una serie de referencias y metas valiosas en la vida? Para responder a esta pregunta, toda insistencia en la importancia de la educación en su sentido más amplio es poca: una educación del niño en un círculo familiar que le dispense cariño y le inculque la autoestima y el respeto a los demás, y una escolaridad que lo dote de autonomía personal y de fuerza para resistir a los cantos de sirena que representan las sectas religiosas o el consumo ilícito de drogas. Les insto a ustedes, en su calidad de líderes en diversos campos, a que hagan cuanto esté a su alcance para que nunca les falten oportunidades educativas a aquellos que dependen de ustedes. No hay ningún otro factor que cumpla una función tan determinante con miras a la Sociedad del Conocimiento del siglo XXI, que ha de ser un siglo basado en el saber y el compartir. (El Director General termina en español) Señoras y señores: Voy a concluir en castellano, y digo “castellano” porque el catalán también es un idioma español y, como saben, yo soy catalán, pero me encanta hablar en castellano. Desde esta torre de vigía que es la UNESCO, lo he repetido muchas veces: la necesidad más perentoria de nuestro tiempo es la de inculcar en todos los ciudadanos la urgencia de compartir. Compartir la riqueza, para que todos vivamos con un poco más de decoro; compartir los saberes, para fomentar el desarrollo endógeno y respetuoso del medio ambiente; compartir la responsabilidad cívica, para preservar la democracia y garantizar la paz. Medio siglo después de la fundación de las Naciones Unidas y de la UNESCO, el mundo se encuentra nuevamente ante el reto de transformar la realidad predominante de discordia, violencia y egoísmo, en una cultura de paz, solidaridad y desarrollo. En el marco de ese desafío, la UNESCO se esfuerza hoy por encontrar los medios de cambiar definitivamente las actitudes, los valores y los comportamientos, con el fin de promover la paz y la justicia social, la seguridad y la resolución pacífica de los conflictos. Los desequilibrios y las asimetrías que nuestras sociedades no han conseguido superar, amenazan actualmente no sólo el ritmo del desarrollo y la solidez de las instituciones, sino la

DG/99/7 - pág. 5

supervivencia misma de la especie humana. Un mundo donde el 20 por ciento de la población sigue disfrutando del 85 por ciento de los bienes de todo tipo, mientras la mayoría de los seres humanos carecen de los artículos más esenciales, no puede esperar un porvenir seguro, próspero y libre. Un mundo con 800 millones de analfabetos sometidos con frecuencia a la explotación y la pobreza extrema, incapaces de participar, no puede aspirar a consolidar la democracia. Un mundo donde la inmensa mayoría de las mujeres se encuentran en situación de inferioridad social y laboral -sólo el 5 por ciento asumen funciones de gobierno y menos del 10 por ciento son parlamentarias- difícilmente conseguirá moderar el crecimiento demográfico ni regular las corrientes migratorias. El siglo que termina ha visto grandes descubrimientos (los antibióticos, las telecomunicaciones, etc.), pero ha prevalecido la razón de la fuerza y hemos pagado con la vida de millones de seres humanos -muchos de ellos en la flor de la juventud- el precio terrible de la guerra. La violencia y la coacción han fracasado estrepitosamente. No podemos seguir siendo indiferentes a la inversión de recursos en armamentos para utilizarlos contra enemigos potenciales. No podemos tolerar que en razón de intereses económicos miles de niños sean víctimas de explotación laboral o de abusos sexuales. No podemos continuar, con una irresponsabilidad total, contaminando las aguas y el aire y destruyendo los bosques del planeta. No podemos aceptar el predominio de una cultura sobre las demás, ni permitir que se pierda la diversidad de nuestro patrimonio material y espiritual, que hemos de legar a las generaciones futuras.

Señoras y señores: Es preciso insistir una y otra vez en que la paz duradera exige el desarrollo duradero. Y no hay desarrollo sin educación a lo largo de toda la vida. No hay desarrollo sin democracia, sin compartir mejor, evitando las inmensas disparidades que separan a los países más avanzados de los menos desarrollados. Y, dentro de cada país, a unos ciudadanos que tienen de todo de otros que carecen de casi todo. Los grandes problemas sociales de nuestro tiempo -desde el deterioro medioambiental a la violencia urbana, pasando por la droga, la explosión demográfica o la amenaza de los fanatismos religiosos o políticos- están ligados de una u otra manera a la tensión generada por la exclusión y la miseria que padecen millones de seres humanos. Mientras esta situación continúe, la democracia corre grave peligro, pues persistirá la tentación de sacrificar las libertades políticas al espejismo del desarrollo acelerado y al de la seguridad bajo un régimen autoritario. Miseria, radicalización, extremismo, violencia... son eslabones de un círculo vicioso que debemos saber romper con clarividencia y solidaridad. Y, sobre todo, con educación. Educación es que cada persona, cada ser humano, diga lo que piensa, piense lo que dice y actúe de acuerdo con su propio pensamiento. Esta es la visión de la cultura, la expresión suprema de nuestro comportamiento cotidiano. No hay más cultura que la cultura de la no violencia, la cultura del disentimiento, en un contexto de paz. Es por eso que hemos propuesto, como ustedes saben, que el año 2000, ese año de transición, sea el Año Internacional de una Cultura de Paz.

DG/99/7 - pág. 6

Con miras al año 2000, los premios Nobel de la Paz, junto con la UNESCO y las Naciones Unidas, han lanzado un llamamiento internacional para transformar la cultura de guerra y de violencia, en una cultura de paz y de conciliación. Esta evolución requiere la participación de todos, en el seno de la familia, de la comunidad, del país o de la región, y ofrece a los jóvenes y a las generaciones futuras valores que les permitan modelar un mundo más justo, más solidario, más libre y más próspero. Yo les ruego a todos que no vean sólo estos principios sobre los que se basa este año internacional, sino que firmen y hagan firmar a sus amigos y familiares, un manifiesto en el cual se dice que nosotros, sea cual sea nuestra raza, sea cual sea nuestro color de piel, nuestra ideología, nuestra visión, nuestra cultura, civilización o el punto de vista que defendemos, somos partidarios de la paz. En esto estamos todos de acuerdo, en que hay un requisito previo, una condición previa, que es la paz. Digamos todos: ¡basta ya! Arranquemos a la turbulenta historia de este siglo una nueva esperanza y dejemos que la rebeldía no violenta, la indocilidad creativa, la insumisión de quienes no se resignan a admitir lo inadmisible, hagan posible la transición al diálogo y a la tolerancia, a la serena consideración de las diferencias que nos separan, a fin de hallar soluciones imaginativas. El poeta catalán Jesús Massip escribió, con respecto a la indocilidad creativa, unos versos que hoy quisiera compartir con ustedes: “Ahora vuelven las horas” -dice el poema- “y nos encuentran maduros y dóciles”. Yo los exhorto a conservar el espíritu rebelde de la juventud, a no claudicar ante los graves problemas de nuestra época, a mantener la llama de la creatividad y la pasión por la justicia, que constituyen el estímulo más importante para afrontar los desafíos de la contemporaneidad. América Latina encarna todavía una gran ilusión: la renovada esperanza de lo que Carlos Fuentes llama “las culturas mestizas y peregrinas”. Del crisol fecundo donde se han fundido tantos pueblos y culturas, brota su enorme riqueza humana, su capacidad de resistir y renovarse. Yo quisiera que esa alta esperanza presidiera los debates e inspirara las reflexiones que ustedes van a realizar en estas jornadas. La UNESCO, casa de todos los pueblos y todas las culturas, acoge con profunda satisfacción este foro, que preludia un futuro más luminoso para este espléndido continente. Yo quiero concluir transmitiéndoles una idea. Me impresionó mucho oírsela a Vaclav Havel hace unos años: “No esperen nada de fuera. Las respuestas a sus preguntas –a sus preguntas esenciales, a su comportamiento cotidiano- están dentro de ustedes. No esperen a Godot, porque Godot no llegará. Porque Samuel Beckett nos engañó a todos. Godot no existe”.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.