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Panel 3. ¿Qué hacer para que las regiones no fracasen en la construcción de paz y de desarrollo rural?
Moderador: Manuel Ramiro Muñoz. Ponentes: Miriam Villegas, Claudia Jiménez Jaramillo, Willmer Vanegas, Benjamín Mosquera, Cesar Díaz.
Miriam Villegas Miembro de la Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo y Paz ¿Qué hacer para que las regiones no fracasen en la construcción de paz y desarrollo rural? Una de las claves está en el compartir de experiencias exitosas. En nuestro caso, uno de los escenarios más importantes para que las regiones puedan tener lecciones exitosas, es precisamente escenarios como los de los programas de desarrollo y paz. Yo no digo que sean los únicos que existen en el país, sé que existen diferentes redes de organizaciones sociales, mesas de actores y ONGs, pero lo que a mí me corresponde es mirar qué son los programas de desarrollo y paz, qué han hecho, y sobre todo, en esta oportunidad que tenemos de una paz territorial, podamos utilizar lecciones y aprendizajes de estos escenarios que se han construido desde hace 19 años en los territorios del Magdalena Medio. Ayer Cesar Jerez nos decía que el presidente había dicho: “No, ustedes no van a construir la política pública. La política pública la construye el Gobierno”. Pero yo creo que uno si puede incidir en la construcción de esa política pública, desde los territorios, y yo creo que este escenario es importante. Por eso quería contarles brevemente que son los programas de desarrollo y paz. Los programas básicamente son una estrategia de construcción desde la base con las organizaciones, que se sitúa en el corazón del conflicto, no son programas para desarrollar proyectos ni son programas para ser operadores de proyectos. Son estrategias sobre todo de acompañamiento que se sitúan en el conflicto. Por eso se llaman de desarrollo y paz, no de paz y desarrollo, el Gobierno tiene otra estrategia que es de paz y desarrollo, paz para pacificar la región pero antes del desarrollo, creían que había que pacificar para luego hacer el desarrollo. Nosotros por el contrario, creímos que primero hay que hacer el desarrollo y luego ir construyendo la paz, y ese desarrollo es el que hace los cambios estructurales de los conflictos que hay en la región. Esos conflictos se vuelven unas oportunidades, yo decía que las regiones que han tenido más conflicto son las que mejor van a poder trabajar luego de la operatividad de los acuerdos de paz, porque son las regiones que están más entrenadas en resolver esos conflictos y son los que han logrado volverlos una oportunidad.
Los programas de desarrollo y paz, se convirtieron en una red, el primero arranco en el Magdalena Medio, y de ahí se fueron replicando en diferentes partes del país, sobre todo en las zonas más conflictivas y hoy hay 23 programas de desarrollo y paz. Los programas han tratado de generar la capacidad en las comunidades, hacer el acompañamiento, para mí lo más importante ha sido la experiencia de los acompañamientos, yo creo que el acompañamiento no simplemente contempla aspectos técnicos, estos tienen que desencadenar procesos y es la única manera en que el acompañamiento es viable en las comunidades. En desarrollo rural, hemos acompañado la finca campesina con producto líder, por lo general un producto de tardío rendimiento, que en un modelo de economía campesina ha podido ser muy exitoso. Por ejemplo, en infraestructura, se ha acompañado a las comunidades a poder resolver y poder tener asesoría legal en sus derechos para la infraestructura que desplaza a las comunidades. Lo que uno tiene que hacer es capacitar en derechos humanos a las comunidades que tienen que resolver estos problemas y negociar en igualdad de condiciones. Estos programas de desarrollo y paz, y con las oportunidades que se nos vienen hoy en día de una paz territorial, creo que es la mayor oportunidad que tenemos, la paz hay que hacerla en el territorio, se está haciendo en el territorio. Hay experiencias que son las que tenemos que potencializar para que sirvan como plataforma, una plataforma que pueda fortalecer el territorio. El territorio está conformado por los acuerdos, la movilización social, las organizaciones que están ahí y que piensan con diferentes visiones el territorio, no todas las visiones son las mismas, tienen que haber diferentes visiones y estas visiones son las que componen el territorio. En el enfoque de paz territorial, los programas llevan 19 años haciendo esta paz territorial, han generado compromiso de la sociedad civil, los programas también han acompañado los procesos que ya no son procesos políticos administrativos sino territoriales, y se centran en la reconstrucción de confianza, que es lo más importante para poder hacer trabajo territorial articulado. Hay un paralelismo entre las diferentes cosas que el Gobierno está haciendo y que hacen los programas de desarrollo y paz, de esto, lo que se debe hacer es trabajar articuladamente a fin de garantizar que con todas las lecciones aprendidas se puedan identificar maneras de hacerlo conjuntamente. Retos que se plantean en la relación a los derechos y aspiraciones territoriales, no me voy a detener en eso, porque es lo que todo el mundo tiene enemistado, todos tienen enemistado el acceso a la tierra, es el primer reto. Se necesita para la paz, una reestructuración de las instituciones que tienen que ver con este primer punto de la Habana, que es la tierra y el desarrollo rural. Con las instituciones que tenemos es imposible, uno llega al Incoder y se sorprende porque hay dinero, 450 mil millones de pesos era el presupuesto del Incoder, y no se había ejecutado, con todas las
necesidades que se tienen de tierras en este país, y cuando uno va a ejecutar, no puede ejecutar, es absolutamente imposible con todo el tema de la ley 80, que es todo por convocatoria, las convocatorias hay que pasarlas por tres meses para cada parte y queda que a los nueve meses puede sacar uno la convocatoria y se acaba el año, así se termina en que no se puedo lograr la convocatoria de tierras, de proyectos productivos. Entonces si no hay una reestructuración en la cual no hayan convocatorias, donde precisamente se aplique ese desarrollo rural con enfoque territorial, pues va a ser imposible que las entidades públicas puedan ejecutar. Por eso cuando el alto comisionado habla de que están buscando la manera de cómo operativizar esos acuerdos en los territorios, la preocupación de él es esa, ¿con qué instituciones? ¿Quiénes hacen sinergia en los territorios? ¿Cuáles son esas instituciones? ¿Con quién tendremos que ejecutar esos acuerdos? Acuérdense que va a haber un fondo para la paz, pero lo que se está mirando cómo se va a hacer eso, es muy importante que no sean las instituciones del Estado, porque sino, no se va a poder hacer. Hay que buscar una figura de cómo se van a operativizar esos acuerdos de la Habana a través de recursos que se necesitan para esto. En todo lado que uno llega hay un problema de tierra, que me la quitaron, que soy tercer ocupante, que no tengo el título, la idea es que se ésta pensando nuevamente como se constituye el Incoder como un instituto para la tierra, y se abre el instituto de desarrollo rural, que uno no sabe al final si es bueno o malo, pues lo uno tiene que ver con lo otro, sin tierras pues no hay desarrollo rural. Pero en este momento el Gobierno está en ese trabajo de arquitectura institucional. Simplemente lo que se ha dicho, es que no hay la receta que responda a la expectativa, y que garantice el éxito, pero lo que sí es muy importante es que el desarrollo es un producto de la propia comunidad y no serán otros sino sus propios miembros, quienes lo constituyan. Finalmente, hay que considerar que el territorio se reconstruyo para la guerra con todos los actores que estaban en la guerra, este territorio no es el mismo que se construyó para antes de la guerra, lo que tenemos que hacer es reconstruir este territorio para la paz, y eso se hace con un ordenamiento territorial, sin ordenamiento territorial es muy complicado, y debe ser un ordenamiento paralelo al ordenamiento minero, y al ordenamiento ambiental, porque el ordenamiento no puede ser cada uno por su lado, esto es lo que pasa, cuando se superponen y se generan conflictos por el uso de la tierra. El ordenamiento tiene que ver con figuras como la zona de reserva campesina, los territorios colectivos de las comunidades afro, y los resguardos de las comunidades indígenas, estas son medidas de protección, que hoy en día no son compatibles, no se puede hacer una zona de reserva campesina donde hay un resguardo indígena o donde hay un título colectivo, esto también ha sido parte del conflicto.
Willmer Vanegas Líder Campesino coordinador de la mesa de interlocución y negociación de Montes de María. Estos escenarios para nosotros son bastante significativos, porque es la oportunidad de dar a conocer lo que nos ha sucedido, lo que nos ha venido sucediendo, pero también lo que queremos para nuestra región.
Primero que todo quería contextualizarlos, comentándoles un poco de lo que es la región de Montes de María y la complejidad que esto tiene. Primero que todo, Montes de María es una región que comprende 16 municipios en estos momentos que hacen parte de Bolívar y Sucre, es una región pluricultural, en donde confluyen diferentes actores, en este sentido, se convierte en una región bastante apetecible para las acciones de los diferentes actores. En un principio hubo una fuerte intervención de la guerrilla, luego llegan los paramilitares con todo lo que esto contiene y también hay que decir que la región de Montes de María está ubicada estratégicamente en corredores deseables para los grupos armados, pero también para el Narco y el micro tráfico, lo que nos pone en el ojo del huracán. Además, ha sido una región bastante intervenida por ONGs, por lo que ha entrado muchos recursos, pero hay que decir que algunas de las acciones que han implementado estas organizaciones han tenido daños. La iniciativa que hemos emprendido es que estamos tratando de construir tejido social, hemos planteado una mesa de interlocución y concertación para los Montes de María, dado que esta es una región muy compleja. Montes de María se venía planteado diferentes formas de protección del territorio, están los compañeros Afro con sus consejos comunitarios, los compañeros indígenas con sus cabildos y resguardos, pero también hay una comunidad campesina que quiere constituir su territorio, cuando un territorio es pluricultural y cada vez que uno quiere hacer su lado, empujando al otro para entrar yo, ahí se genera el conflicto. Entonces la primera respuesta que nosotros tendríamos para que las regiones no fracasen en la construcción de paz, es lograr dirimir y concertar los conflictos sociales que existen en los territorios, poniendo a concertar a nosotros mismos para llegar a acuerdos y construir modelos de desarrollo propio en conjunto. Es por eso, que nosotros estamos planteando la de mesa de interlocución y que es lo que hemos venido haciendo en este espacio, hemos logrado la articulación de los consejos comunitarios, los resguardos indígenas y las comunidades campesinas, planteándonos un territorio multiétnico y pluricultural, pero respetando nuestras diferencias y sabiendo hasta donde llega el derecho de uno y respetando los derechos de los otros. Esto para nosotros es construcción de paz y haría que la paz no fracasara en los territorios. Por otro lado, una vez concertado y entendiendo cada quién sus derechos, hemos venido planteando un modelo de desarrollo propio, identificando las grandes problemáticas que tenemos, pero no quisimos quedarnos en plantear las problemáticas, sino que consideramos que la construcción de paz, parte por la construcción de propuestas desde las comunidades. Sabemos que hay miles de problemáticas, pero también hemos venido planteando la solución a todas estas problemáticas, si se plantea una paz territorial, esa paz debe de partir de la iniciativa de las comunidades, y fortalecer lo que ya existe, para no empezar de cero. Otra respuesta, para que la paz en los territorios no fracase, hay que llegar a cada uno de los rincones de los territorios rurales, para que conozcan que es lo que se está planteando como paz, pero más que para que conozcan, es para que puedan aportar y contribuir desde sus propuestas todos y cada uno de los que existimos en los territorios, eso es construcción de paz, y eso lograrían que en un futuro la refrendación de los acuerdos tenga éxito.
Hay que tener en cuenta también los diferentes sectores sociales, lo hemos venido haciendo en la mesa de interlocución, hay que escuchar la voz de las mujeres, desde su visión y cómo se están planteando las mujeres, qué piensan las mujeres del proceso de paz, cómo construyen paz las mujeres. Pero también hay una apuesta importante y es que hay una gran problemática con el tema de nuestros jóvenes, los jóvenes son el futuro y no podemos construir una paz, sin pensarnos lo que están pensando los jóvenes y sin construir con ellos conjuntamente la paz. Montes de María es una región en donde el conflicto armado, afecto inmensamente a nuestros jóvenes, entonces hay que construir oportunidades para que los jóvenes que están en el campo sin oportunidades, no se vinculen a los grupos armados. La solución que proponemos es vincular a los jóvenes y crear oportunidades laborales para ellos, pero hablándose en los términos del campo. Hay otro tema importante en la construcción de paz, es que se debe generar apoyo para las comunidades campesinas que producen alimentos. Es triste decir pero en Montes de María, los indígenas, los campesinos y las comunidades afro, se están quedando sin tierra para cultivar. No se puede pensar en construcción de paz, si no se subsanan esas deudas históricas con los campesinos y la población rural. Colombia se está convirtiendo en un país que dejo de producir alimentos para la humanidad, para producir alimento para las maquinas, en muchas tierras se ve un manto verde, pero no es yuca, no es maíz, no es plátano, no es comida, es palma aceitera para producir Biodiesel. Por eso, hay que empezar por replantear esa política y ese modelo de desarrollo económico, y es triste porque en las negociaciones en la Habana, lo primero que ha dicho el Gobierno es que el modelo no se toca, pero nosotros no nos imaginamos como se construye paz, sino se modifica el modelo que se está planteando. Como conclusión, nosotros les decimos que para construir paz y para que la paz no fracase en los territorios, la paz tiene que partir de la construcción y de lo que ya hay en las comunidades, desde la iniciativa de las comunidades y de sus propuestas. Finalmente, nosotros esperamos y planteamos que en el marco para la paz, nuestras propuestas se conviertan en políticas públicas de desarrollo rural.
César Díaz Comité de integración del Macizo Colombiano (CIMA) y Coordinador Nacional Agrario (CNA) Hemos podido realizar nuestro trabajo de manera intercultural, con comunidad campesina, con comunidad afrodescendiente y con comunidad indígena y esto nos ha dado una enseñanza, es como entendernos desde una construcción múltiple, pero también como entendernos en una organización especifica en un territorio. Ubicándonos en la pregunta, ¿Qué hacer para que las regiones no fracasen en la construcción de desarrollo y paz?, uno diría que la respuesta es no perdernos en que la parte constituye el todo y que el todo afecta la parte.
Nosotros nos dejamos meter la mentira, una mentira que nos ha rondado por más de doscientos años de vida republicana, nos dijeron que saliéramos del yugo del español, a pesar de ese primer intento de independencia, las exclusiones siguieron y siguieron. La mentira es la promesa rota del capital, estamos enfrentados a un modelo, que se llama capitalismo. La promesa rota del capital nos dijo que primero teníamos que acumular, incluso con la idea que la naturaleza era infinita y que después llegaría la hora de la repartición y la redistribución, y supuestamente para eso era el Estado, promesa rota, doscientos cuatro años de vida republicana en Colombia y estamos más pobres que en aquella época de nuestros antepasados, y quizá en condiciones de esclavismo, mental y monetario. La primera ruptura que hay que hacer es entender que estamos subyugados bajo un modelo, pero que además las elites no quiere reconocer, que es un modelo esclavista, antihumano, es un modelo de muerte, y nosotros como comunidades rurales, estamos en resistencia y estamos desarrollando otro modelo. La segunda acción que se debe hacer, es el autoreconocimiento y exigir el reconocimiento, reafirmar que tenemos valores y un modelo propio, el modelo de la economía campesina, indígena y afro, y ese modelo está vigente en el mundo a pesar de las dificultades. Nos dijeron que los campesinos no valíamos nada porque nos sabíamos y éramos ignorantes. Y nuestros padres y nuestros abuelos que hicieron, fueron los profesionales de una de las profesiones más antiguas del mundo, la agricultura es la profesión que le permitió al ser humano diferenciarse de las bestias, de ser civilización, porque domestico a las plantas y a los animales para su beneficio, pero no sabemos nada, somos ignorantes y esa es una de las formas culturales para justificar el genocidio que ha vivido este país. La violencia de los años 50, no se está evaluando en este país y es el origen de la actual violencia. Nosotros creemos como herederos de la luchas, como herederos de esos campesinos, indígenas, afro, que fueron desplazados en los años 50, que el otro aspecto para no fracasar, es no olvidar y es tener memoria, y saber los orígenes de lo que nos está pasando hoy. También hay que ver que la vigencia de la economía campesina sigue alimentando a los colombianos, muy a pesar de que el modelo económico quiere importar la comida. En el macizo colombiano, vemos que familias muy extensas están viviendo en menos de una hectárea, y es en este espacio que producimos la comida para los centros urbanos de esta región, incluyendo Cali. Pero el espejismo del desarrollo nos dice que hay que exportar, y mientras nosotros nos adecuamos a los sistemas productivos, a cumplir la norma, por atrasito nos mandan el maíz, la harina, la comida. Sin embargo, sin apoyo del Estado y con los tratados de comercio encima, tenemos la capacidad de abastecer el 66% de la población de Colombia con comida. Advertencias que hemos hecho desde las comunidades y desde centros de investigación, los alimentos han sido modificados genéticamente y no sabemos que nos pueda pasar comiendo lo que nos mandan, qué es mejor conocer al productor y darle la confianza de que él está haciendo lo que yo necesito consumir, o comprar alimentos kilométricos, que cada vez vienen de lugares más lejos y no sabemos que nos produce. Por eso, decidan bien que van a consumir, para que estén sanos.
Otra mentira del capital, que nos metieron, es que este país es urbano. Este país tiene más del 96% de área en territorio rural, este país tiene más del 70% de su población en pueblos rurales. Cometimos decisiones equivocadas, nos fuimos a las ciudades a estar mejor y estamos peor. No negamos la cuidad, pero creemos que la opción de este país siempre ha sido lo rural. Una exigencia que nosotros estamos planteando a este modelo y lo que puede ser una idea de paz sustentable, es que nos reconozcan a los campesinos como sujetos de derechos, que reconozcan que el campesinado en este país es cultura diferenciada, y que por tanto, debe tener unos derechos reconocidos de manera diferenciada también, y nos integramos en el campo como sujeto agrario al lado de las comunidades afro y las comunidades indígenas. Estamos diciendo que tenemos territorio y que en ese territorio con nuestras formas de autoridad, vamos a ejercer nuestra autonomía. Nosotros específicamente, los del macizo, estamos dignificando la hoja de coca como alimento, pero el problema es que como algunos se les dio por meter la nariz, entonces la declararon ilícita. La hoja de coca tiene 16% de proteína y nuestros mayores en el macizo colombiano la manbean, experiencia campesina de manbeadores, que lograron sobrevivir a pesar de la pobreza, existir y resistir a partir de la base alimentaria de la hoja de coca. Debemos dignificar estos productos. Desde la Cumbre Agraria: campesina, étnica y popular, estamos reivindicando la necesidad de cambiar las reglas para poder establecer un acuerdo de iguales, para discutir el modelo económico que no quiere discutir el Gobierno con la insurgencia, pero lo tiene que discutir con nosotros porque se van a aplicar los acuerdos de paz en nuestros territorios y si nosotros no decidimos eso como se hace, no nos los van a imponer. Nosotros desde los pequeños fondos hemos logrado integrarnos a la economía de autoabastecimiento, para nosotros mismos y ser libres, a la economía solidaria con el vecino en el intercambio y a la economía de mercado con los productos que nos han funcionado para abastecer a las ciudades y abastecer a otros países. Este compromiso también debe ser compensado, estamos alimentando, estamos garantizando la vida en el campo, el Estado como redistribuidor y con la promesa que hicieron, debe encargarse de invertir en el campo. Somos héroes y heroínas de todavía existir en el campo, a pesar de la guerra, del despojo, del desplazamiento y el no tener apoyo oficial de la institucionalidad. En este sentido, una política de desarrollo rural, tiene que pasar por consultarnos, por tenernos en cuenta y en esa discusión estamos con el Gobierno Nacional. Finalmente, decirles que en el tema de las alianzas estamos juntos y venimos caminando juntos desde hace un tiempo con comunidades rurales, agrarias, pero que es necesario la junta con la gente de la cuidad. En esa propuesta de jurisdicción popular, cabe lo comunal, lo sindical, lo solidario, para construir una propuesta humanista que no está centrada en la competencia con el otro, ni en pisotear los derechos de los otros, sino en complementarse y en articularse para defender lo que es de todos. Seguimos construyendo identidad campesina, identidad indígena, identidad Afro, pero sobre todo un reto grande que es el de construirnos como sujeto agrario integral para este país y recuperar la identidad de pueblo colombiano.
Benjamín Mosquera Representante de las comunidades afrodescendientes del Bajo Anchicayá Las comunidades venimos planteando iniciativas de construcción de paz y proponiendo como creemos que se puede construir una paz duradera en este país, vemos con buenos ojos todos los inicios que se están haciendo para conseguir la paz. Pero quería desde la visión nuestra como comunidad afro, plantear algunos elementos que consideramos vitales en ese ejercicio de construcción de paz. Para nosotros es muy importante que ese concepto de la interculturalidad, se interiorice, se conozca, pero a la misma vez, se aplique como es. Uno de los artículos de la constitución nos plantea que Colombia es un país multiétnico y pluricultural y eso es cierto, algunos dicen que es un país de naciones, porque hay realidades distintas. Conocer al otro como diferente pero también entenderlo como importante, en este país se ha fomentado el descalificar al otro porque piensa distinto a mí, en ese escenario es muy difícil construir paz cuando yo no reconozco al otro como importante. En esa medida, el gran reto a nuestros gobernantes y para nosotros mismos es pensar en esa Colombia donde quepamos todos, donde todos tengamos derecho para estar. Un elemento indispensable para alcanzar la paz, tanto en las regiones como en Colombia, es aplicar ese concepto que está en la constitución, de que somos diferentes. Desde la política, tener en cuenta esas particularidades, una cosa es el pensamiento afro, otra cosa el pensamiento indígena, el campesino. Para que la paz sea duradera, se debe tener en cuenta esas iniciativas locales y esas iniciativas sectoriales, aunque deben confluir en una puesta común, una puesta general, en la que todos nos recojamos pero respetando esas particularidades que cada uno tiene. Desde el año 1993, tenemos una ley, la ley 70 del 1993, que reconoce a las comunidades afro y nos visibiliza. A partir de esa ley, uno de sus decretos más importantes, es el decreto 1745 que nos da la facultad de constituir consejos comunitarios. Lo que sucede es que la constitución ya cumplió 20 años y nuestra ley también, y todavía hacen falta capítulos importantes por reglamentar, esto también es motivo de preocupación y sospecha. Otra cosa que nos genera preocupación y nos llama la atención, es que en uno de los discursos del nuevo Gobierno, planteaban que una de las acciones a desarrollar era derogar la consulta previa, toda vez que ha interferido en el desarrollo del país, porque le ha puesto freno al tema de las locomotoras mineras y todos los macroproyectos. Pero para nosotros es el único mecanismo que tenemos para poner freno al atropello que hemos sufrido las comunidades afro, campesinas e indígenas, esto es preocupante. Motivo por el cual, nosotros hemos avanzado en propuestas como la de plantear que, la consulta previa se hace en el territorio y con la comunidad, que los espacios de decisión sean las asambleas que se tengan en ese territorio, y sea la misma comunidad quien avale o no lo que se propone. En Colombia es muy difícil encontrar una experiencia de consulta previa, porque el modelo que se ha aplicado es mediante el ofrecimiento a los líderes y se logra
convencer a los líderes. Entonces nosotros en el Bajo Anchicayá quisimos tener una nueva experiencia, se crearon dos mesas en esta consulta previa, una mesa donde se van a discutir los intereses y el espíritu de la consulta previa, y otra mesa donde se va a discutir todos los temas que la empresa quiera hablar de sostenibilidad, si la empresa quiere invertir en la comunidad, bienvenido sea, pero no se pueden confundir las cosas, una cosa es el derecho legítimo que tiene la comunidad y otra cosa es lo que se quiera ofrecer a la comunidad. Resultados de este ejercicio, es importante que la comunidad se empodere de este proceso, pero lo más importante, que la compañía entienda y asuma que hay una autoridad en el territorio, que tiene un territorio colectivo, y que representa a una comunidad. A partir de esto, para nosotros la construcción de paz debe partir de un reconocimiento mutuo, tanto que los que están en el territorio, como de los que llegan a hacer uso del territorio. Pensamos que es muy importante primero identificar unos intereses comunes entre los actores que están en el territorio, segundo cuales son los intereses sectoriales o particulares, para que podamos identificar hasta donde llega la apuesta mía y hasta donde la del otro, y un tercer elemento, son los espacios interculturales, lo que me interesa a mí pero le interesa a usted también, entonces como se va a concertar para sacarlo adelante. Finalmente, nosotros como comunidad afro hemos considerado muy válido reconocer que es necesario una instancia y un espacio nacional donde se recojan a los afrodescendientes de este país, porque estamos por todas partes. Ese escenario que se ha creado, que se llaman la NAFRO, es un espacio que nos va a permitir realizar acercamientos al Gobierno, aunque hay que admitir que es un espacio muy diverso, porque vienen afrodescendientes de todas partes del país, con diferentes tendencias, conocimientos, influencias, y es en ese escenario que venimos a ponernos de acuerdo y a dialogar. Queríamos plantear que la paz en estos territorios se da, siempre y cuando entendamos que el otro es diferente pero también importante y que los derechos son de todos, debe haber un trato para que todos los colombianos nos sintamos parte de este país. Para lograr esto, pensamos que hacen falta espacios de conocimiento, donde nos conozcamos y donde el Gobierno conozca a las comunidades, y podamos plantearle quienes somos y cuáles son nuestras aspiraciones.
Claudia Jiménez Jaramillo Abogada, consultora y ex directora ejecutiva del Sector de la Minería a gran escala ¿Qué le pasa al sector privado colombiano que ha generado esta desconfianza en los otros actores sociales importantes que tiene el país?, esto tiene que haceros reflexionar de manera profunda. Represento una mentalidad empresarial moderna y quiero simplemente compartir mi visión con ustedes para que nos preguntemos y encontremos esos puntos de consenso y de convergencia, que los hay, lo hay que hacer es descubrirlos, y unir esfuerzos para sacarlos adelante. Represento una mentalidad empresarial que hoy entiende que la actividad de emprender no es solamente crear riqueza, sino que está totalmente condicionada con un relacionamiento armónico y pacífico con el entorno, ningún negocio es viable si las comunidades no están de
acuerdo, ningún negocio es viable si se deteriora irreparablemente el medio ambiente. Los empresarios de hoy, por lo menos el sector empresarial que conozco bien, el sector minero energético, es un sector que ha entendido y ha hecho esfuerzos para por lo menos escuchar que el relacionamiento con el entorno es más importante que la mentalidad y el desarrollo empresarial, y por entorno se entiende comunidad, se entiende medio ambiente y se entiende institucionalidad local. Puede que muchas de las cosas que yo les diga no las van a compartir, pero si he encontrado coincidencias que creo que vale la pena resaltar, una a la que me apego es la idea que expreso Benjamín, de que no hay que descalificar al interlocutor de ninguna manera, así es que yo quiero pasar de una lógica de enemigo, de conflicto, a una lógica de consensos, de búsqueda de consensos. Para hablar de construcción de paz y desarrollo rural, por lo menos quisiera proponer tres consensos específicos: 1. Se requiere sin duda el respeto a través de un dialogo institucionalizado sobre todo en un contexto diverso, interétnico e intercultural, en donde se busca el valor compartido, en donde todos ganamos, en donde el crecimiento es conjunto, es integral, es de todos. 2. La importancia y la función de las instituciones. 3. La heterogeneidad del desarrollo rural, en donde nuestra propuesta no es la lógica de destrucción económica, sino la compatibilidad e incluso el apalancamiento entre diferentes entidades económicas a cualquier escala. Sobre el primer consenso quisiera exponer que, las cifras oficiales dicen que el 14% de la población pertenecen a las comunidades étnicas y que tienen un territorio correspondiente más o menos al 32% de la totalidad del territorio nacional. Es una realidad, con la que tiene que vivir el resto del país y ustedes como comunidades y los otros actores que componen los otros sectores económicos. Entonces creo que lo mejor y lo más pragmático es que busquemos convergencias y consensos para poder tener una visión conjunta, en donde pertenezcamos todos. El uso de la tierra es fundamental, para muchos actores sociales, económicos que tiene el país. Entonces si quiera debemos empezar por lo menos a converger o darle cabida a la noción misma de territorio, en un contexto diverso como el nuestro. Entiendo que territorio para cada actor es diferente, dentro de las concepciones debemos encontrar una manera de hacerlas compatibles para que cada grupo, con sus diferentes intereses legítimos. Lo que yo quisiera plantear es que hay necesidad de una visión única de país. El segundo consenso, es la necesidad de una institucionalidad que permita materializar esa visión única de país, ese primer consenso debe ser materializado por unas instituciones. Países que tiene características similares a Colombia, como Brasil, Perú o Chile, pero Canadá y Australia también, tan diversos como nosotros, tan biodiversos como nosotros, han encontrado su manera de desarrollo y de bienestar de sus comunidades, como porque Colombia no va a poder hacerlo. Estos países han encontrado un camino hacia al desarrollo y la clave en términos generales está en las instituciones. Las instituciones colombianas tienen bastantes debilidades, nos hemos visto en la necesidad de fortalecerlas, de coordinarlas, de alinearlas.
Otra característica de nuestra institucionalidad, es la falta de información. No puede ser que el país no pueda tener un mapa claro de donde hay una actividad social y económica, para hacer donde se puede realizar otra actividad económica, sin que se cree un punto de tensión en la práctica. Por esto, el tema de la planeación de un ordenamiento territorial, es fundamental. La debilidad institucional en el ámbito local, es decir, en municipios y departamentos es importante, el país debería hacer un cruzada de fortalecimiento de las alcaldías y las gobernaciones, para poder garantizar esa institucionalidad que todos pedimos y es a través de la cual el país se manifieste y actué. No se puede tener una institucional mediocre y vulnerable, sino una institucionalidad fortalecida, técnica, transparente que garantice el interés general. Hace falta también un acompañamiento y una información definitiva para poder determinar el uso del suelo y cuáles son las vocaciones de los territorios. Yo realmente creo que las alianzas público-‐privadas son una alternativa de las administraciones públicas, ni la sociedad civil puede sola, ni el Estado puede solo. No es solo una alianza coyuntural o una alianza oportunista, debe ser algo estructural, acostumbrarnos a trabajar juntos dentro de las diferencias. Trabajar con el sector privada no es corromperse. Nos podemos respetar y trabajar conjuntamente. Creo también que debe haber una mayor presencia del Estado en lo territorial. Lo nacional no entiende o no escucha el pálpito local, que es donde se desarrollan las cosas. El Estado tiene que jugar un rol activo, permanente, las mesas de interlocución con el Estado deberían ser permanentes y no sólo para apagar incendios, como está sucediendo hasta ahora. El tercer consenso, es que la construcción de la paz y el desarrollo rural, pasa por la lógica de compatibilidad de actividades económicas y no por la exclusión de ninguna de ellas, o por el dominio de ninguna de ellas. Hay que tener en cuenta que Colombia es un país biodiverso, por eso es tan importante el desarrollo agrícola a cualquier dimensión, cada uno debe encontrar su espacio y la satisfacción de sus necesidades.
Ideas centrales en las diversas perspectivas expuestas A continuación se listan las principales ideas asociadas a la construcción de paz y desarrollo rural, desde la diversidad de perspectivas expuestas: institucional, campesina, afrodescendiente y experiencia en empresa privada. Perspectiva desde un programa social y experiencia directiva institucional. − Acompañamiento a los procesos de desarrollo liderados desde las comunidades. El desarrollo es un producto de la propia comunidad y no serán otros sino sus propios miembros, quienes lo constituyan. − Integrar diferentes visiones del territorio. − Confianza, clave para hacer trabajo territorial articulado. − Conflictos entre todos los actores sociales por el acceso a la tierra.
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Reestructuración institucional desde el punto de vista de la burocratización de los procesos. Hacer sinergia entre las instituciones. Operativizar los acuerdos de la habana bajo en enfoque de una nueva institucionalidad que supere las trabas burocráticas. Ordenamiento territorial. Superposición de conflictos frente al uso de la tierra: comunidades, estado, empresa.
Perspectiva líderes campesinos − Espacios de encuentro para el dialogo, ejemplo: mesas interétnicas. − Modelo de desarrollo propio versus modelo desarrollo económico vigente. − Visión participativa de todos en el territorio: iniciativas y propuestas de la comunidad. − Propuestas de la comunidad convertidas en políticas públicas de desarrollo rural. − Reconocimiento de los derechos de los campesinos. − Alianzas entre las comunidades. − Recuperar la identidad del pueblo colombiano. − Visión histórica del conflicto en Colombia. − Construir al sujeto agrario colombiano. Perspectiva desde líderes afrodescendientes − Interiorización y conocimiento de la interculturalidad − Reconocimiento de la diversidad − Consulta previa − Escenarios de encuentro, dialogo y organización de las comunidades afrodescendientes. Miradas del sector empresarial privado − La importancia del relacionamiento con el entorno comunidad, medio ambiente e institucionalidad local. − Reconocimiento y respeto ante el interlocutor. − Lógica de consensos. − Respeto a través de un dialogo institucionalizado. − Crecimiento conjunto e integral para todos. − Uso de la tierra fundamental para todos los actores. − Encontrar convergencias entre las concepciones que los actores sociales tienen de territorio − Fortalecer la institucionalidad colombiana: coordinación y alineamientos. − Alianzas público-‐privadas. − En lo rural la compatibilidad de actividades económicas.
Conclusiones
Las conclusiones del panel se establecen a partir de los puntos de convergencia entre las diversas perspectivas, estas se resumen en tres aspectos: − El afianzamiento de procesos de desarrollo desde las comunidades mediante mecanismos efectivos de participación. − El fomentar la interculturalidad desde el reconocimiento y respeto entre los diversos actores presentes en el territorio, constituyéndose cada uno en un interlocutor válido. − La reforma en la institucionalidad pública colombiana.