Para escribir   novela histórica      José Juan Picos       

 

José Juan Picos

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    A mis compañeros de trabajo, por no darme nunca el más odioso   de los consejos: "No te metas en líos". Al contrario.   Gracias. 

 

 

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Para escribir novela histórica

Contenido  Sobre el autor .................................................................................................................... 8  ¿Qué no es una novela histórica? ..................................................................................... 9  Antecedentes............................................................................................................... 13  La prehistoria (de tu novela)........................................................................................... 14  Un tomate bizantino ....................................................................................................... 23  ¡A investigar tocan! .................................................................................................... 25  Carne a los huesos ...................................................................................................... 26  La vida pequeña .......................................................................................................... 26  «España nunca fue árabe». ......................................................................................... 27  Podaderas en las sombras. .......................................................................................... 29  Escollos traicioneros. .................................................................................................. 30  «¿Me vale la enciclopedia de mi comunión?»............................................................ 33  Mira quién mira .............................................................................................................. 37  El narrador omnisciente .............................................................................................. 37  El narrador testigo ...................................................................................................... 38  El narrador protagonista ............................................................................................. 39  ¿Y tú de quién eres?........................................................................................................ 41  ¡Gladiadoras en el Coliseo, ya!................................................................................... 43  Sin segundo no hay primero. ...................................................................................... 47  ¿Tuteas o voseas? ........................................................................................................... 49  ¡Por todos los dioses!...................................................................................................... 52  Palabras mayores ............................................................................................................ 55  Marguerite Yourcenar................................................................................................. 55  Ken Follet ................................................................................................................... 55  Arturo Pérez-Reverte .................................................................................................. 55  Matilde Asensi ............................................................................................................ 56  Manuel Mújica Laínez ................................................................................................ 56  Amin Maalouf ............................................................................................................ 56  Gore Vidal .................................................................................................................. 57  Robert Graves ............................................................................................................. 57  Ildefonso Falcones ...................................................................................................... 57  Lindsay Davis ............................................................................................................. 57  ―Cuadernos del escritor―

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Santiago Posteguillo ................................................................................................... 58  Francisco Narla ........................................................................................................... 58  Bibliografía orientativa ................................................................................................... 59  Bibliografía para cualquier ocasión ............................................................................ 59  Bibliografía que hace época ....................................................................................... 60  Bibliografía de ambientes ........................................................................................... 60  Bibliografía delicatessen ............................................................................................ 61     

 

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Para escribir novela histórica

Sobre el autor  José Juan Picos es guionista de televisión con veinte años de experiencia y doctor en Periodismo. Ambas facetas de su currículum, junto con un gusto innato por el conocimiento del pasado, han contribuido a su vocación como escritor de novela histórica. La suma del ejercicio de imaginación del guionista, por un lado, y del rigor periodístico por el otro han dado como resultado la edición del manual Para escribir novela histórica y la creación de una obra de este género: El viento de mis velas (peripecias de un empedernido bebedor de café). Es también autor de una sátira sobre la televisión, un mundo que conoce de primera mano: Sálvame, la telebasura como autoayuda. En paralelo, mantiene un blog de curiosidades históricas que lleva el mismo título de su primera novela: http://vientodemisvelas.blogspot.com.es/ . Por si fuera poca inmersión en el océano de las infinitas historias de la Historia, ejerce como tutor de un taller de novela histórica en la Escuela de Formación de Escritores.      

 

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Para escribir novela histórica

¿Qué no es una novela histórica?  Pues todo lo demás. Aquí termina la introducción… Menudo chasco, ¿no? Respuesta de cajón, claro. Una menos obvia incluso rescataría de ese “todo lo demás” a la ciencia ficción, pues hay quien la considera la novela histórica del futuro. ¿Y dónde encajamos la ucronía, que puede ser una novela histórica especulativa y aún más ficticia? ¿Cómo sería el mundo si el Eje hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial, tal y como narra Philip K. Dick en El hombre en el castillo? ¿Y si la expedición de la Armada Invencible no hubiera acabado en desastre? Ahí tienes Britania conquistada, de Harry Turtledove. Ahora imagina que España hubiera ganado a EE.UU. en 1898: Fuego sobre San Juan, de García Bilbao y Sánchez Reyes. Por no hablar de cierta literatura fantástica, como Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, tópicamente resumida en una versión de la Guerra de las Dos Rosas, el cruel conflicto entre las casas de Lancaster (Lannister) y York (Stark). O por no mentar El señor de los anillos, donde, si nos vamos a la versión cinematográfica, los eorlingas de Rohan son, por sus yelmos y corazas, una mezcla de vikingos a caballo, jinetes tracios y clibanarios sármatas. He dicho vikingos, sí. Me refiero a algunos de los extras a caballo que llevan cascos con anteojos, una especie de antifaz metálico que les cubre la cara entre la nariz y la frente. Son los propios de los señores de la guerra boreales y no esos otros con cuernos, que jamás existieron en la realidad histórica. Como lo oyes... Los cascos vikingos cornudos son una invención romántica del pintor sueco August Malmström. En 1820 ilustró con ellos La Saga de Frithiof, un clásico de la literatura oral nórdica datado en la Antigüedad tardía. Posteriormente, cuando se estrenaron las cuatro óperas de Wagner que componen El anillo del nibelungo, dicho tocado renació, especialmente en La Valquiria (1870) y en El ocaso de los dioses (1876). Eran los tiempos del acorazado y artillado nacionalismo de Otto von Bismarck y del sueño de una Prusia dominante en Europa, del que se diría que la Merkel es heredera. Los dos párrafos anteriores te avisan ya de una condición inexcusable del novelista histórico: la documentación rigurosa. "Sí, sí, muchas gracias por el dato y el aviso. Tomo nota. ¿Pero qué es una novela histórica?", insistirás con todo derecho.

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Para escribir novela histórica

Pues en primer término ―término sustantivo―, es una novela con todos sus ingredientes: tema, argumento, personajes, conflictos, giros y tramas divididas en introducción, nudo y desenlace. En segundo término ―término adjetivo―, te respondo con una aproximación: técnicamente, una novela histórica es una acción novelesca ambientada en un pasado real, sobre el que tenemos (aunque no siempre) fuentes y bibliografía.

NOVELA HISTÓRICA: acción novelesca (ficción) ambientada en un pasado histórico (realidad). Novela: sustantivo / Histórica: adjetivo

Es decir, si quieres dedicarte a la novela histórica, te enfrentas al doble de trabajo que la mayoría de tus colegas de otros géneros. Has de construir, como ellos, una historia y reconstruir, tú solo, la Historia. Pero ahora caigo en que sigo sin responder a la pregunta inicial: ¿Qué no es una novela histórica? Voy… Una novela de aventuras, o de capa y espada, no lo es, aunque la histórica no debe, bajo ningún concepto, dejar de ser aventurera. Recuerdo la definición que un crío daba al término en Juego de niños, el programa de los gallifantes: "Una aventura es un viaje con problemas". Una novela en general y una histórica en particular son, sin duda, un viaje: desde la inocencia al conocimiento; desde la ambición al éxito (o al fracaso); desde la idolatría al martirio; desde la gélida soledad a las llamas del amor. Con mucha más razón, para el lector es un viaje muy lejano todas y cada una de las veces que abre las tapas de una novela histórica. Y para el autor sería un grave contratiempo que sus personajes no tuvieran problemas. En Los tres mosqueteros (1846), novela aventurera por excelencia, Alexandre Dumas no rebuscó tanto en el pasado como Gustave Flaubert en su histórica Salambó (1862). La historia de la princesa cartaginesa, situada en la rebelión de las tropas mercenarias africanas tras la primera guerra púnica, provocó la aprobación de los arqueólogos de Cartago, admirados por el extraordinario trabajo de documentación del escritor.

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Las versiones y reediciones, más o menos contemporáneas, de romances y cantares de gesta tampoco son novelas históricas. Ni el Cantar de Mio Cid ni el de Roldán lo son, ni, desde luego, Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros, de John Steinbeck, basada en los escritos de un caballero del siglo XV, sir Thomas Malory. Tampoco es novela histórica un libro de Historia novelado; tampoco lo contrario, una novela con la balanza vencida del lado de la documentación. Me he encontrado en ocasiones con ese tipo de ficción, que no lo es, pues no muestra la inventiva del autor, sino que lo califica como buen documentalista y estudiante aplicado. Y que quizá no sabe a dónde van sus personajes, así que los hace cabalgar, como surfistas del pasado, en la cresta de un tsunami de fechas, hazañas y anécdotas que, como los pimientos de Padrón, unas ayudan y outras non. Ahora bien, en la categoría de verdaderos libros de texto entretenidos, es de ley mencionar a los historiadores anglosajones. Para documentarme sobre el siglo XVI mientras trabajaba en un manuscrito posteriormente aceptado por una agencia literaria, tuve que consultar obras de Geoffrey Parker y Henry Kamen, dos hispanistas británicos. En ambos casos hubo momentos en que disfruté con su lectura como si fuera la más amena de las novelas. Será por eso que cuando los historiadores anglosajones se lanzan a escribir novela histórica son de lo más entretenido y espectacular, amén de dosificar la documentación con mucho oficio. Dos de mis favoritos son Steven Saylor, un historiador de Texas autor de la saga del sabueso Gordiano, ambientada en el tránsito de la República romana al Imperio; y Paul C. Doherty (alias Paul Harding, Anna Apostolou o Vanessa Alexander), otro historiador, este británico, que narra las aventuras, entre otros personajes, del dominico Fray Athelstan en el Londres del siglo XIV. Muy al contrario, los académicos de la Historia en nuestro país aún no han decidido si a la horda de heréticos novelistas históricos que nacemos como hongos nos mandan a la horca, a la hoguera o nos fumigan. Una horda que, más que al ejército de Atila, se parece al de Pancho Villa: abogados como Ildefonso Falcones; filólogos como Santiago Posteguillo; pilotos comerciales como Francisco Narla; ingenieros como Jorge Molist; neurólogos como María Gudín, o periodistas como Arturo Pérez Reverte. Aprovecho la circunstancia para avanzarte otra condición que no debe olvidar el novelista histórico: no ser pomposo.

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