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Año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional Poder Judicial de la Nación TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL NRO. 4 DE LA CAPITAL FED

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Año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional

Poder Judicial de la Nación TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL NRO. 4 DE LA CAPITAL FEDERAL CCC 29102/2014/TO1

FUNDAMENTOS   DE   LA   SENTENCIA   DICTADA   EN   LAS   CAUSAS  NROS. 29102/2014 (reg. interno nro. 4610) Y 18085/2014 (reg. interno nro.  4448) QUE TRAMITAN RESPECTO DE JAVIER ADOLFO GONZÁLEZ  Y CÉSAR EDUARDO ROMERO, CUYA PARTE RESOLUTIVA SE LEYÓ  EL DÍA LUNES 7 DE MARZO DE 2016.  Buenos Aires, 14 de marzo de 2016.     

Y VISTOS:

           Luego   de   dictado   el   veredicto   correspondiente   a   la   causa   nro.  29102/2014 (reg. interno nro. 4610) y nro. 18085/2014 (reg. interno nro. 4448),  ambas por los delitos de portación de arma de guerra sin la debida autorización  legal, resistencia a la autoridad y encubrimiento, seguidas respecto de  JAVIER  ADOLFO GONZÁLEZ (argentino, soltero, chofer de camión, nacido el 28 de   enero de 1976 en Ciudad Evita, pcia. de Buenos Aires, hijo de Héctor Adolfo   González,   con   domicilio   real   en   El   Blanquillo   2068,   Ciudad   Evita,   pcia.   de   Buenos Aires, ­actualmente detenido en el C.P.F. II de Marcos Paz­ y constituido   juntamente con la Sra. Defensora particular, Dra. Karin Perera Godoy, en la   avenida Corrientes 1386, piso 3ro., oficina “324”, de esta ciudad, identificado   mediante D.N.I. nro. 24.795.238 y registra el legajo de la P.F.A. nro. 28.540 y el   nro. O­2538869 ­26/3/2014­ del Registro Nacional de Reincidencia)  y  CÉSAR  EDUARDO ROMERO  (argentino, soltero, empleado,  nacido el 18 de julio de   1962 en Capital Federal, hijo de César Saúl Romero y Lilia Carmen Cosetta, con   domicilio real en Casa 123, Barrio Democracia, Ciudad Evita, pcia. de Buenos   Aires, y constituido juntamente con el Sr. Defensor particular, Dr. Juan Erasmo   González Sandoval, en la avenida Corrientes 11440, de esta ciudad, identificado   mediante D.N.I. nro. 14.884.423 y registra el legajo de la P.F.A. nro. 9.754.390 y   el   nro.   2.931.800   del   Registro   Nacional   de   Reincidencia),   se   reúnen   con   la  presencia del Sr. Secretario Dr. Ignacio Iriarte, los Sres. Jueces integrantes de este  Tribunal Oral en lo Criminal nro. 4, Dres. Adolfo Calvete, Julio César Báez e  Ivana   Bloch,   habiendo   presidido   el   debate   esta   última,   para   redactar   los  fundamentos de la sentencia.  

Actuaron   en   el   juicio   el   Sr.   Fiscal   General   Dr.   Marcelo 

Saint Jean y los Sres. Defensores particulares, Dres. Karin Perera Godoy y Juan  Erasmo González Sandoval. Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

 

Y CONSIDERANDO:

 

La Dra. Bloch dijo:

 

I.­ HECHOS:

 

Que   tengo   por   acreditado,   mediante   la   prueba   producida 

durante el debate, que el día 26 de marzo de 2014 entre las 11.15 y 11.18 h, Alberto  Santillán, quien cumplía funciones como empleado de seguridad en el salón de  entrada y salida de clientes de la Sucursal 42 del Banco Francés ubicada en la  Avda. Nazca 1922, recibió una comunicación telefónica de su compañero Javier  Baquier, quien se encontraba dentro del bunker del Banco, dándole aviso de que  en la fila de cajas se encontraba un sujeto ­a la postre el imputado César Eduardo  Romero­, cuyo aspecto fisonómico coincidía plenamente con el de un individuo  que dos meses atrás podría haber participado como “sacador” o “marcador” de un  robo   tipo   “salidera”   cometido   en   cercanías   de   la   sucursal   135   de   la   entidad  bancaria, sita en Av. Corrientes 5117. Acto seguido Santillán pudo observar entre  las fotografías suministradas por la gerencia de seguridad bancaria que el sujeto  señalado por Baquier efectivamente coincidía con el de las imágenes captadas por  las cámaras de seguridad en la última entidad mencionada.  

Romero   se   retiró   de   la   sucursal   a   las   11.18,   haciendo 

Santillán   lo   propio   a   fin   de   darle   aviso   a   personal   policial   que   se   hallaba   de  servicio   afuera   del   Banco   (el   oficial   Mario   Ismael   Gallo).   Una   vez   en   la   vía  pública, Romero caminó hasta llegar a la esquina de Av. Nazca y Camarones,  dobló por esta última y abordó del lado del acompañante, un vehículo de color  gris marca “Audi” modelo “A4 2.0 TDI” dominio GZW­014 que, posteriormente  se determinó, era de su propiedad y que se encontraba estacionado a unos 15 m de  la esquina ya mencionada, sobre la mano izquierda. Allí lo aguardaba el imputado  Javier Adolfo González ubicado en el puesto del conductor.  

Mientras   tanto,   Santillán   dio   aviso   de   la   situación   y   le 

exhibió las fotografías al suboficial Gallo. Cuando la luz del semáforo permitió la  circulación del vehículo, Gallo intentó detener la marcha del automóvil pero al  advertir su presencia, el conductor inició su fuga a alta velocidad colisionando  deliberadamente   con   un   automóvil   “Renault   19”   que   le   impedía   el   paso   y   se 

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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dirigió velozmente por la calle Camarones en dirección a  la Avda. San Martín.  Producto de dicha colisión el automóvil Audi perdió el paragolpes y la patente.  

El oficial Mario Oscar Procacci que se encontraba a unos 

metros del lugar en el móvil 100 de la Comisaría 41 fue alertado tanto por los  ademanes de Gallo como por el aviso expreso del propio Santillán, por lo que  rápidamente   se   inició   una   persecución   con   balizas   y   sirenas   por   la   calle  Camarones   en   dirección   a   Bolivia,   que   continuó   doblando   en   esta   última   de  contramano hacia Juan Agustín García, girando por  ésta hasta Andrés Lamas,  tomando esta última hasta San Blas, para luego tomar en contramano hacia la  calle Sánchez. En ese momento, el cabo Gerez que se desplazaba como ciclista  uniformado por la calle Sánchez, realizó señas para que el automóvil “Audi” se  detuviera, pero el conductor del vehículo merced a la alta velocidad con la que  dobló, no llegó a advertir su presencia, por lo que Gerez se arrojó de la bicicleta  que luego resultó embestida y destruida por el automóvil. Seguidamente, el Audi  A4   continuó   su   huída   por   Sánchez   hasta   Camarones   ­de   contramano­   donde  volvió a doblar y tomó nuevamente en contramano la calle Terrero, deteniendo su  marcha frente a la altura catastral 1957. Una vez allí González egresó por la puerta  delantera izquierda del rodado para continuar la fuga a pie doblando en la calle  Cervantes ­previo arrojar una campera que vestía­, donde fue aprehendido frente  al catastro 1934. En cambio, Romero logró bajarse del auto y darse a la fuga en  algún momento del trayecto.  

Previo a todo ello y cuando el automóvil pasó por la calle 

Lamas y Juan Agustín García, desde su interior se arrojó una gorra negra que  envolvía una pistola semiautomática marca “Tanfoglio” serie “Z14856” calibre  9x19 mm de funcionamiento normal y apta para el disparo, con un cartucho en su  recámara y otros doce cartuchos en su almacén cargador (la que fue encontrada  por   Mauricio   Alberto   Saretzky).   Los   trece   cartuchos   a   bala   presentaban   las  siguientes   características: uno (1) con proyectil de punta ojival truncada totalmente encamisado y con inscripción en culote “9mm LUGER CBC”; siete (7) con proyectil de punta ojival truncada semiencamisada y con inscripción en culote “9mm LUGER CBC”; uno (1) con proyectil de plomo desnudo pintado de azul y con inscripción en culote “9mm LUGER SPEER”; uno (1) con proyectil de plomo desnudo pintado de azul y con inscripción en culote “9mm LUGER PMC”; y dos (2) con proyectil de plomo desnudo pintado de azul y con inscripción en culote “9MM LUGER WIN”, de las cuales se deberá establecer calibre y características , idoneidad para sus fines específicos, calificación e identificación.

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

Ni   González   ni   Romero   tenían   autorización   para   portarla.   Dicha   arma  provenía del ilícito que damnificó a Walter Javier Vesio, a quien le fue sustraída  en su domicilio el 25 de agosto de 2011 con violencia en las personas y fuerza en  las cosas junto con dos cargadores con municiones.  

II.­ Que invitado durante la audiencia a prestar declaración 

indagatoria,   González   expuso  que   el   día   del   hecho   se   había   levantado   “como  siempre”, tomó unos mates en su casa y fue a buscar el colectivo a la casa de su  mamá tras ponerlo en marcha; agregó que como en frente de donde se encontraba  ubicado   el   colectivo   ­en   la   remisería­   estaba   “Oscar”   los   dos   comenzaron   a  charlar; en ese momento cruzó “Eduardo”, lo saludó, y le dijo: “¿no me haces un  favor que me olvidé el registro?” y le solicitó que lo llevase en su auto [el de  Romero] al centro; le respondió en principio negativamente porque debía “hacerle  el cambio de aceite al colectivo”, pero Romero le señaló que si lo llevaba le daría  cien pesos; entonces, para ganarse el dinero le terminó diciendo que sí. Señaló   a   continuación,   que   luego   fueron   al   centro,   que  estacionó el auto y Eduardo bajó; que éste volvió “al rato”, se sentó en el coche y  le gritó “dale, apurate, apurate”; que él no entendía qué pasaba y que “de repente”  Eduardo sacó un arma debajo del asiento; que sabía que estaba en problemas y  por eso arrancó el vehículo, aceleró, hizo un par de cuadras y Romero bajó del  auto; él lo estacionó y cruzó la calle. Aclaró que como Romero había bajado del  auto, él también descendió y en ese momento quedó detenido. Seguidamente   a   preguntas   del  Sr.   Fiscal   contestó   que   se  desplazó desde donde había dejado estacionado el vehículo pero que no sabía con  exactitud a lo largo de cuántas cuadras y que cuando se refirió a   “un par de  cuadras” lo había dicho “en sentido figurado”. Que cuando Romero sacó el arma a  él “se le cruzaron un montón de cosas en la cabeza” y que estuvo andando un  ratito en el auto, que no fue mucho tiempo; que durante el trayecto no había visto  si los seguía la policía; que no había visto nada porque no miraba los espejos, solo  quería   estacionar   y   bajarse   del   auto.   Agregó   que   cuando   arrancó   estaba   muy  nervioso.  

Seguidamente, el Sr. Fiscal Gral. le preguntó si en ese momento 

había   chocado   y   contestó   que   no   lo   recordaba   y   tampoco   si   embistió   a   una  bicicleta, tal como le fue consultado. Asimismo, el Sr. Fiscal Gral. le peguntó si  supo qué había ocurrido con el arma, a lo que respondió negativamente; aclaró  que en ese momento se “le bloqueó la mente por los nervios”. Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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Seguidamente, el Fiscal le preguntó si en otra oportunidad  había acompañado a Romero a realizar algún trámite y contestó que aquélla había  sido la primera vez que lo hacía. Luego remarcó que todas las mañanas hacía lo  mismo: pone en marcha el colectivo, le controla el aceite, se va a su casa, lo lava a  fin de ponerlo en condiciones para los pasajeros que viajan y luego de todo eso se  va a trabajar. Que ese día se encontraba en Ciudad Evita, y que cuando Romero le  dijo que lo acompañase al centro, subió al vehículo directamente del lado del  conductor y él manejó porque Eduardo le había dicho que se había olvidado el  registro en su casa; manifestó no recordar cuánto tiempo tardó en llegar desde  Ciudad Evita hasta el centro y contestó que durante el trayecto Romero sólo le dijo  que iba a hacer un trámite.  A preguntas del Sr. Defensor particular de Romero contestó  que con el Sr. Jaime Álvarez lo une una relación laboral, que trabaja “en negro”  para él y que es Álvarez quien le asigna los viajes. Por  último,  señaló que cuando  lo acompañó a  Romero a  hacer el trámite, su idea era volver e ir a trabajar.    

Por   otro   lado,   cuando   se   invitó   a   Romero   a   prestar 

declaración   indagatoria   se   negó   a   hacerlo   ­tal   como   en   la   instrucción,   ver  fs.  177/179 vta. de la causa nro. 4610­.  

III.­ Durante el debate declararon los siguientes testigos.

 

José Roberto SANTILLÁN. Relató frente al Tribunal que 

en   la   actualidad   presta   servicios   como   empleado   de   seguridad   privada   y,   a  preguntas del Sr. Fiscal General con relación a cuál fue su participación en el  hecho, dijo que el día en que ocurrió el suceso aquí investigado se encontraba  prestando servicios en la Sucursal nro. 42 del Banco Francés, sita en la Avenida  Nazca; más precisamente él se hallaba ubicado en el salón de entrada y salida de  clientes,   cuando   le   fue   advertido   mediante   línea   interna   de   teléfono   por   un  compañero que se hallaba en el “bunker” del Banco, que en la línea de cajas se  encontraba un hombre que había sido identificado en una de las fotografías tipo  identikit como un “sacador” o “marcador”. Explicó que se trata de personas que  ya han cometido algún ilícito tipo “salidera” en alguna otra sucursal del Banco.  Dijo que a raíz del llamado telefónico que recibió por parte de su compañero,  buscó las fotos y pudo identificar al hombre en una de ellas, que éste se retiró del  Banco sin realizar trámite alguno por lo que él salió detrás del hombre y le dio  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

aviso de lo sucedido a un policía que se encontraba de servicio afuera del Banco.  Explicó que todos los empleados de seguridad poseen las fotos de las personas  que han cometido salideras en otras sucursales y que en virtud de ello es que  deben estar alertas. Volviendo con su relato, manifestó que junto con el personal  policial   que   se   hallaba   de   consigna   afuera   del   Banco   se   dirigieron   hacia   la  esquina,   e   identificaron,   mediante   la   fotografía,   al   hombre   que   se   encontraba  dentro de la entidad bancaria; que a pedido del policía se dirigió, en busca de  apoyo, hacia un móvil policial que se encontraba a unos cinco o seis metros del  lugar, a cuyos tripulantes se puso en conocimiento de lo sucedido y, luego de ello,  retornó hacia la Sucursal, momento en el que pudo observar que sobre la calle  Camarones y su intersección con Nazca se encontraba un automóvil de color gris  que   salió   a   gran   velocidad   y   chocó   contra   otro   auto,   que   no   pudo   ver   quién  manejaba aquel auto pero sí que anteriormente el “marcador” había ingresado al  automóvil por el lado del acompañante. Dijo que, previo a dar aviso de lo ocurrido  al móvil policial, él había observado que aquel rodado se encontraba estacionado  sobre el lado izquierdo de la calle y que no podía salir porque el semáforo estaba  en rojo y los autos parados no se lo permitían; que cuando volvió al lugar observó  el momento en que el automóvil chocó contra un vehículo Renault 19 de color  bordó que quedó cruzado en medio de la avenida para luego seguir su marcha por  la calle Camarones, que el móvil policial lo persiguió y que luego de ello no vio  nada más. Dijo no recordar cuál era la marca del vehículo pero sí que era de color  gris. A   preguntas   formuladas   sobre   el   motivo   del   choque  manifestó que los tripulantes no querían ser identificados por los policías quienes,  previo a la colisión, les habían dado la voz de alto, aquéllos no quisieron detenerse  y luego del choque se dieron a la fuga. A pedido del Sr. Fiscal General se le exhibió la fotografía  obrante a fs. 27 de la causa nro. 4448, reconociendo la que se ubica arriba de la  hoja como aquélla que él tuvo a la vista para identificar al “marcador”. Seguidamente,   la   Sra.   Defensora   particular   del   imputado  González le preguntó a qué hora había sucedido el hecho, contestando el testigo  que fue entre las 11 y 12 del mediodía, explicando también que para no cometer  errores   es   que  identifican   a  las   personas   con  las   fotografías   que   tienen   en   su  poder; dijo asimismo que el personal policial se encontraba ubicado en frente de  los   dos   Bancos   (Francés   y   Nación)   ya   que   su   función   consistía   en   cuidar   de  ambos, y que fue él quien dio aviso de lo ocurrido al patrullero que se hallaba a  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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unos metros del Banco ya que aquél se encargó de detener el tránsito con el fin de  evitar que el vehículo se retirase. A   preguntas   del   Sr.   Defensor   Particular   del   imputado  Romero, contestó que hace cuatro años que trabaja para la empresa, pero que es la  primera vez que trabaja en entidades bancarias, antes era empleado de seguridad  de   mercaderías   en   tránsito   y   también   seguridad   privada.   Puntualmente,   en   la  sucursal trabaja hace tres años. Continuó su relato explicando que los “identikits”  los   suministra   Seguridad   Bancaria   ­S.G.A­   (SEGURIDAD   GERENCIA  ADMINISTRATIVA)   y   que   ellos,   a   su   vez,   son   provistos   por   el   Gerente   y  Subgerente, que quedan en su poder y que ellos deben guardarlos y consultarlos  todas las  semanas; respondió que no sabría decir si aquéllos  tienen un origen  judicial y, reiteró, que son entregados cuando ocurren ilícitos en otras sucursales.  Manifestó que el identikit en cuestión fue obtenido de la Sucursal nro. 135, que su  compañero, Javier Baquier, se encontraba en el casillero y que no trabaja más para  la empresa, que aquél le comunicó que había identificado a un hombre que se  hallaba   en   la   línea   de   cajas,   cuyas   características   coincidían   con   las   de   una  persona   fotografiada   como   un   “sacador”   o   “marcador”   y   que   las   fotos  suministradas   son   anexadas   a   una   carpeta,   las   que   deben   observar   todas   las  semanas.   Dijo que el identikit en cuestión se había realizado con motivo de la  comisión de un hecho anterior que sucedió en ese mismo Banco, que no supo  decir en qué fecha ocurrió, pero sí que sucedió en la sucursal nro. 135.  Por último, a preguntas formuladas por el Tribunal precisó  que la persona que se ubica en el casillero tiene más  tiempo para observar y  cotejar las fotografías, que es un procedimiento habitual y que cuando ocurre un  ilícito en otro Banco les envían las fotos y ellos deben estar atentos a ellas para  que no suceda lo mismo en su Sucursal.  

Subinspector   Mariano   Oscar   PROCACCI,  quien   actualmente 

presta servicios en la Comisaría 41 de la Policía Federal, dijo que el día del hecho  se encontraba en una “incidencia” a unos 50 metros del lugar cuando, mediante  gestos, el Cabo Gallo le indicó que algo estaba ocurriendo,  momento en el que  observó que un automóvil marca “Audi” de color gris que se hallaba estacionado  salió “arduamente” y embistió para despejar el camino a la huída; luego huyó a  gran velocidad por la calle Camarones, previo perder el paragolpes del vehículo  junto con la patente. Que el rodado continuó derecho por la calle Camarones,  tomando Bolivia en contramano, luego siguió por Juan Agustín García, dobló en  Lamas y después tomó San Blas en contramano ­él iba detrás del rodado como  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

jefe   de   móvil­   cuando   intentó   embestir   al   Cabo   1°   Gerez,   destruyéndole   la  bicicleta. Dijo que cuando pasó por el lugar este último le hizo señas, momento en  el que vio la bicicleta aplastada en el piso. Que el trayecto finalizó en la calle  Terrero, que cuando él dobló vio que el imputado González ­a quien señaló en la  audiencia­ huía corriendo hacia la calle Cervantes, que tenía puesto un abrigo de  color blanco, pero cuando dobló en la esquina tenía colocada una remera oscura.  Agregó que lo vio muy agitado.  Dijo no recordar de qué lado del auto bajó González, y que  él solamente se encargó de su aprehensión, ordenando su formal detención a otra  persona ya que regresó al lugar donde se encontraba detenido el vehículo gris que  perdía aceite. Manifestó que en el momento en que quiso aprehender al imputado  se produjo un leve forcejeo entre ambos y que aquél manifestaba que él no había  sido (sic). Continuó su relato señalando que cuando se encontraba en el lugar  donde se hallaba el vehículo en cuestión se acercó un hombre ­un vecino­ y le  entregó un “quepi” negro y una pistola marca Tanfoglio junto con sus municiones,  refiriéndole que todo ello había sido arrojado desde el vehículo marca “Audi” que  según refirió el vecino era perseguido por un patrullero, más precisamente que  una persona abrió la puerta del vehículo y tiró los elementos mencionados a la  vereda, cree que sobre la calle Lamas. Seguidamente, dijo que luego del hecho  tomó conocimiento, como Jefe de calle, de que personal de seguridad del Banco  Francés, debido a la modalidad de salideras bancarias, había identificado en un  álbum   de   fotografías   a   una   persona   que   allí   se   encontraba   como   “marcador”,  habiéndole dado aviso de ello al Cabo 1° Gallo. Con relación al arma, dijo que  ésta se encontraba con municiones en la recámara, lista para usar.  A   pedido   del   Sr.   Fiscal   General   se   le   exhibió   el   arma  secuestrada, manifestando que coincidía en un todo con la que él había visto pero  que, debido al paso del tiempo, no podría asegurar que la pistola poseyera la  misma numeración.  A preguntas de la Sra. Defensora Particular del imputado  González, contestó que entró en persecución alrededor de las 11.30 o 12 del medio  día. Reiteró que su chofer estaba atento al volante y que cuando se encontraban a  unos 50 metros del vehículo, el Cabo Gallo le hizo señas, que vio cómo embistió  al   otro   auto   por   lo   que   pensó   que   no   estaba   “haciendo   nada   bueno”,   que   la  persecución duró muchas cuadras, más de quince y que él solamente aprehendió  al imputado y trató de asegurar el procedimiento, lo que consiste en la palpación  de   armas,   no   pudiendo   recordar   si   efectuó   la   requisa.     Dijo   que   desde   la  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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aprehensión   hasta   que   llevaron   al   detenido   a   Comisaría   las   actuaciones  demoraron, aproximadamente, una hora y media o dos y puntualizó que el hombre  que le entregó el “quepi” le manifestó que había visto cómo desde un vehículo  marca  “Audi”,  alguien   abrió   la  puerta   y  arrojó   la  gorra,   y  que  detrás   de   éste  circulaba un patrullero a gran velocidad. Por último, refirió que su subalterno que  lo secundaba era el Sargento Otero y que cree fue quien formalizó la detención del  imputado, en tanto que su chofer era el Cabo 1° Prátola. Con   relación   a   la   bicicleta,   dijo   que   no   se   abocó   a   su  secuestro y que tampoco volvió a ver las actuaciones con posterioridad al hecho.  A pedido del Sr. Fiscal General, se dio lectura de un tramo  de su declaración obrante a fs. 6, el que a continuación se transcribe: “y toma en   contramano la calle Terrero y deteniendo su marcha frente a la catastral 1957,   tras lo cual egresó del lado del conductor una persona masculina”, ratificando el  testigo   sus   dichos   volcados   en   aquella   oportunidad.     Es   decir,   concretamente,  ratificó que fue del lado del conductor de dónde descendió González.  

El  Cabo   1°   Gerardo   Osvaldo   PRATOLA  manifestó   que   al 

momento del hecho cumplía funciones, en la Comisaría 41 de la Policía Federal,  como chofer del móvil 100 y que el día en cuestión se encontraba, con motivo de  una incidencia ocurrida en la vía pública, a pocos metros del Banco Francés,  cuando tomó conocimiento, por dichos de una persona de sexo masculino, de lo  ocurrido en dicha entidad bancaria. Que por el espejo retrovisor del móvil vio que  el Cabo 1° Gallo en medio de la avenida Nazca hacía señas con las manos en  dirección hacia un vehículo con la intención de que éste se detuviera; dijo que en  ese momento pudo observar cómo el automóvil “se le tiró encima” a Gallo y que  en el trayecto chocó contra otro auto, continuando el vehículo gris por la calle  Camarones. Manifestó que era evidente que el rodado huía ya que iba a gran  velocidad y tomó varias calles en contramano; que a bordo del móvil policial  emprendió   la   persecución   del   rodado,   con   balizas   y   sirenas,   en   tanto   su  compañero emitía las  alertas  correspondientes, que al llegar a la calle Terrero  observó al vehículo detenido con la puerta abierta, momento en que su compañero  le advirtió que uno de los tripulantes se había bajado del auto, que huía a pie para  el lado de Cervantes y que durante el trayecto se había descartado de una campera  de color claro ­que luego vieron­ y que al ser divisado le impartieron la voz de  alto y aquél se detuvo.  Relató que en el momento de la detención el imputado decía  que él no había sido y que tanto él [Prátola] como su compañero se dirigieron al  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

lugar donde estaba el auto, en tanto que otro personal policial se hizo cargo de la  detención. Que también se secuestró un arma de fuego que fue entregada por un  civil, quien refirió que la habían descartado en una calle ­tapada con un quepi de  color negro­, que no pudo recordar qué calle era. Con relación al arma, contestó  que si bien la vio no podía precisar qué arma era y que recuerda que el auto era un  Audi de color gris plata, que perdía aceite y le salía humo del motor.  A   pedido   del   Sr.   Fiscal   General   se   le   exhibieron   las  fotografías del automóvil obrantes a fs. 162, las que fueron reconocidas por el  testigo, así como también el arma secuestrada en autos, refiriendo creer que era la  misma que se utilizó en el hecho, ya que su morfología era similar y ambas eran  chiquitas y de color negro, aunque no podría determinar el calibre.  Finalmente, a preguntas formuladas por el Tribunal contestó  que antes de que el Cabo 1° Gallo hiciera las señas no había visto el automóvil en  cuestión estacionado, ya que él se encontraba abocado a una incidencia a pocos  metros de donde estaba Gallo.  

El Suboficial Mario Ismael GALLO, en su calidad de numerario 

de   la   Comisaría   41   de   la   Policía   Federal;   a   preguntas   del   Sr.   Fiscal   General,  expuso que el día del hecho investigado en autos, alrededor de las 11 u 11.15 h, se  encontraba prestando servicios de prevención frente al Banco Francés, sito en la  Avenida Nazca de esta ciudad, cuando personal de seguridad privada de dicha  entidad bancaria se acercó hasta él y le exhibió una fotocopia con una fotografía,  indicándole que la persona que allí se encontraba y que en aquel momento se  hallaba   dentro   del   banco,   había   participado   con   anterioridad   de   una   “salidera  bancaria”. Relató que cuando aquella persona se retiró del Banco, hizo lo propio  detrás de ésta el empleado de seguridad privada y es en ese momento cuando le  avisó a él respecto de lo ocurrido, le exhibió la fotografía y señaló al sujeto que se  retiraba por la calle Nazca, doblando en Camarones y, luego de haber recorrido  diez metros aproximadamente, ingresó del lado del acompañante a un vehículo  marca   “Audi”   que   estaba   estacionado   del   lado   izquierdo,   sobre   la   calle  Camarones, a unos veinte metros, aproximadamente, de la Avenida Nazca. Dijo  que en aquel momento el semáforo ubicado sobre la calle Camarones estaba en  rojo,   motivo   por   el   cual   supuso   que   cuando   abriera   el   paso,   es   decir   cuando  cambiara la luz a verde, se iba a ir; por ello mientras aguardaba el cambio del  semáforo le indicó al empleado de seguridad que de aviso al móvil policial 100,  que se hallaba próximo al lugar, para que le brindaran apoyo. Continuó su relato  manifestando que cuando el semáforo se puso en verde, se encargó de detener el  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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tránsito con el fin de que el vehículo no pudiera salir, pero contrariamente a ello,  aceleró y siguió para adelante, por lo que él se tuvo que correr para un costado;  que delante del coche se encontraba aguardando el semáforo un vehículo marca  “Renault”, el que fue embestido por el “Audi” gris que se dio a la fuga por la calle  Camarones; justo en ese instante se acercó el móvil 100, al que mediante señas le  indicó que aquél era el automóvil en cuestión, motivo por el cual dicho móvil  emprendió su persecución. Finalmente, dijo que otro móvil policial se encargó de  realizar el secuestro de la chapa patente del vehículo Audi que había quedado  tendida  en el suelo.   

El Cabo 1°  Pablo Germán  GEREZ: relató que el día del hecho 

se encontraba recorriendo el radio jurisdiccional de la Comisaría 41 de la Policía  Federal, en calidad de ciclista, oportunidad en la que escuchó las modulaciones  del Comando Radioeléctrico que indicaban el recorrido de los móviles policiales  que se hallaban en persecución de un automóvil marca “Audi”. Dijo que mientras  trataba   de   encontrarlos,   a   fin   de   brindar   apoyo   y     tomar   conocimiento   de   la  situación, escuchó que el vehículo se dirigía en contramano por la calle San Blas,  que luego dobló por Sánchez en sentido del tránsito y que ahí “me encontraron a  mi”(sic), que trató de detenerlos pero doblaron muy rápido, por tal motivo dejó la  bicicleta y se colocó en medio de los autos que estaban allí estacionados, a unos a  veinte metros de la esquina, aclarando que pasaron a gran velocidad y que por tal  motivo no creía que lo hubiesen visto; que inmediatamente pasaron por el lugar  los móviles policiales a quien, mediante señas, les indicó la dirección hacia donde  se dirigió el vehículo; luego le solicitó a un hombre que se trasladaba en una  motocicleta de un “delivery” que lo llevara a fin de seguir al vehículo en cuestión,  pudiendo ver que éste ya se encontraba detenido. A preguntas de la Sra. Defensora Particular del imputado  González respondió que no sufrió lesiones y que su bicicleta fue “pasada por  encima” (sic) por el vehículo en cuestión la que luego fue secuestrada y que él no  se encargó de realizar la requisa del imputado que resultó detenido.  A pedido del Sr. Fiscal General, se dio lectura de parte de  su declaración testimonial de fs. 34, la que a continuación se transcribe:  “que  dicho   vehículo   venía   por   San   Blas   de   contramano,   en   dirección   a   Sánchez,   escuchando la sirena del móvil 141 que venía detrás de él, hasta que el AUDI al   llegar a Sánchez dobla velozmente, por lo que el dicente le hace señas para que   se detenga, notando en una fracción de segundo, que el conductor del mismo, al   percatarse de la presencia del dicente, quien se encontraba uniformado, dirige el   Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

auto en su dirección con el fin de atropellarlo, por lo que rápidamente y para   salvaguardar su vida, se arroja de la bicicleta en la que circulaba, viendo que el   AUDI choca a dicho rodado, destruyéndolo casi en su totalidad”. Con relación a  este   episodio   el   testigo   aclaró   que   no   hubo   una   intencionalidad   de   parte   del  conductor del vehículo de atropellarlo, sino que el hecho sucedió en virtud de la  gran velocidad a la que circulaba el rodado.  

Mauricio   Alberto   SARETZKY:   a   preguntas   del   Sr.   Fiscal 

General, dijo que el día del hecho se encontraba circulando a bordo de su vehículo  por   la   calle   Andrés   Lamas   y   que   delante   suyo,   a   unos   cincuenta   metros  aproximadamente,   dobló   un   automóvil   que   venía   por   la   calle   Agustín   García,  notando en dicho momento que algo cayó del rodado y que detrás de éste pasó, a  gran velocidad, un móvil policial. Dijo que detuvo su vehículo, con el objeto de  ver qué era lo que se había caído, notando que sobre la vereda se encontraba un  gorro con una pistola, que tomó tales objetos y los colocó en su automóvil para  luego dirigirse hacia el lugar donde se encontraban los patrulleros, a unas tres  cuadras, más precisamente en la intersección de las calles Camarones y Terrero.  Manifestó que el gorro tenía visera y era oscuro, que no recordaba el color y que  el arma que halló era una pistola, que no tenía tambor y que era “toda de color  negro”. A preguntas de la Sra. Defensora Particular del imputado  González, dijo que halló el gorro en la intersección de las calles Andrés Lamas y  Juan   Agustín   García   y   que   los   móviles   policiales   se   encontraban   a   unos  trescientos metros de dicho lugar. Que cuando arribó allí, informó al personal  policial que había levantado algo que se había caído de un auto que era perseguido  por un patrullero. Seguidamente, a pedido de la Sra. Defensora se leyó parte  de la declaración obrante a fs. 11 con relación a una omisión en la que habría  incurrido el testigo, ratificando en la audiencia que cuando vio a la comisión  policial les avisó qué era lo que había encontrado, aclarando que cuando ocurrió  la secuencia él iba por la calle Andrés Lamas y que vio el momento en que el auto  giró, encontrándose luego con muchos móviles policiales y que ante ello se acercó  a fin de entregar lo que se había caído de un auto cuando éste dobló.  A preguntas formuladas por el Tribunal, dijo que si bien no  podía brindar precisiones respecto de cómo se cayó el arma, sí pudo observar que  cayó  del lado derecho del vehículo, no recordando si se abrió y se cerró una  puerta  ya  que  el  automóvil  iba  a  gran  velocidad;  que  fue una  secuencia  muy  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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rápida   y   que   luego   de   ello   continuó   circulando   unos   metros   hasta   que   vio   al  personal policial. Por   último,   se   le   exhibió   el   arma   secuestrada   en   autos,  contestando el testigo que era similar a la que halló el día del hecho.  

Juan Manuel SOPLAN.  Manifestó conocer a ambos imputados 

del barrio y, a preguntas del Sr. Fiscal General, dijo que a Javier (en referencia al  imputado González) lo conoce hace diez años, que tiene un colectivo y que realiza  viajes en micros escolares. Puntualizó que tomó conocimiento de que al nombrado  “lo agarraron” en Flores por haber cometido un hecho del que no estaba bien  informado. Que el día del suceso González cruzó a la agencia de remises donde él  trabaja   a   tomar   unos   mates,   la   que   queda   ubicada   en   la   intersección   de   las  Avenidas Central y Mitre de Ciudad Evita. Dijo no recordar qué día detuvieron a  González pero que el día del hecho, González había puesto en marcha el colectivo  justo   en   frente   de   la   agencia   y   cruzó   a   tomar   unos   mates   con   él;   que   dicha  secuencia   se   repetía   a   diario   y   que   en   aquella   oportunidad,   mientras   se  encontraban charlando sobre fútbol, arribó al lugar un auto de color gris del que  bajó Eduardo, que  éste y González se apartaron unos metros y comenzaron a  conversar,   pudiendo   escuchar   que   aquél   le   solicitaba   a   González   que   lo  acompañara a realizar un trámite, ante lo cual Javier le dijo “ahora vengo”, paró el  colectivo y se fue. Refirió no saber cuál era la relación entre ellos, suponiendo que  como   Javier   tenía   un   comercio   podían   conocerse   de   ahí.     Manifestó   que  supuestamente González a esa hora (en alusión al horario en que se fue en el auto  con Romero) tenía que ir a trabajar y que luego de que se enterara de que había  sido detenido no volvió a verlo ni a él ni a Romero, reiterando que los dos son  conocidos del barrio. El  señor  Fiscal  le  preguntó  si  pese  a  encontrarse  a   unos  metros de González y Romero pudo oír la conversación, respondiendo que sí, que  sólo pudo escuchar que hacían referencia a un “trámite” y que si bien le llamó la  atención toda la situación, no le dio importancia.   A preguntas de la Sra. Defensora del imputado González  dijo creer que Eduardo tenía una distribuidora y que con anterioridad al día en que  sucedió el hecho aquí investigado, lo había visto en otras oportunidades por el  barrio, aclarando que esta vez sólo escuchó que le pedía a González si lo podía  acompañar a hacer un trámite. A   preguntas   del   Sr.   Defensor   Particular   de   Romero  manifestó que a los dos días de aquel episodio se enteró de que González estaba  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

detenido, ya que se le rompió el auto y como sabía que aquél tenía herramientas  su intención era pedírselas. A instancias del Tribunal refirió que en aquel momento no  sabía bien qué tipo de trabajo hacía González, solo que hacía viajes, que ese día  tenía que ir a trabajar y que todos los días una o dos horas antes de ir a trabajar  ponía   el   colectivo   en   marcha   para   verificar   que   no   tuviera   fallas.   Aclaró   que  siempre salía en el mismo horario.  Por último, dijo que cuando se fueron Romero y González  en el auto del primero fue este último quien condujo y que no sabe por qué no lo  hizo el propietario.   

Oscar Alberto PÁEZ: refirió tener una relación de amistad con 

Javier González y no conocer al imputado Romero. A preguntas de la Dra. Karin Perera Godoy respondió que  la última vez que vio a González fue hace, aproximadamente, un año y medio, dos  años; que éste   tiene micros escolares y que solía parar a media cuadra de su  trabajo. Que diariamente González ponía el micro en marcha, tomaban unos mates  y después se iba a trabajar, que solían hablar de trabajo.  Refirió no conocer a Romero y que el día del hecho no vio a  González con ninguna persona ya que no prestó atención.  

Jaime ÁLVAREZ:  manifestó frente al Tribunal conocer a Javier 

González, que a ambos los unía una relación laboral, ya que él se dedica a alquilar  colectivos y el imputado con su propio vehículo trabajaba para él, aclarando que  no conocía a Romero. A   preguntas   de   la   Sra.   Defensora   particular   dijo   ser  empleador directo de González y que este último trabajaba de lunes a viernes y a  veces los sábados y domingos hacía un trabajo extra y que muy rara vez faltó al  trabajo, lo que sucedió en alguna oportunidad cuando se le rompió el vehículo. Refirió   que  vive  a   unas   quince   cuadras   del   domicilio   de  González en la localidad de Ciudad Evita y que no conoce sus amistades, con  excepción de Adrián que fue quién los conectó.  A preguntas  del Sr. Defensor del  imputado  Romero, dijo  que normalmente su horario de trabajo comenzaba entre las 14 y 15 h, hasta las 22  o 24 h, dependiendo de la demanda que hubiera y que ambos trabajaban para la  Municipalidad; que los micros son utilizados por los recolectores o “cartoneros”,  que se dedican a tal actividad desde hace seis años, en tanto que González trabaja  en el rubro hace tres años. Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

Año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional

Poder Judicial de la Nación TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL NRO. 4 DE LA CAPITAL FEDERAL CCC 29102/2014/TO1

A preguntas del Sr. Fiscal General dijo que el horario del  trabajo dependía de la demanda de cada ruta, que él se encargaba de la logística  para una empresa, que a partir de las 14 h lo llaman y van hacia un punto a buscar  a los recolectores ­que a su vez tienen un delegado­, suben al micro y los llevan a  Capital   Federal   a   recolectar,   que   en   la   época   en   que   sucedió   el   hecho   aquí  investigado el trabajo se realizaba solo por la tarde. A preguntas del Tribunal dijo desconocer cómo se prepara  el colectivo previo al horario de partida y que el día en que González fue detenido  no contó con su servicio, motivo por el cual lo llamó a la radio y éste nunca lo  atendió, enterándose al otro día de lo sucedido y que en la actualidad la esposa de  González se hizo cargo del trabajo. El Sargento 1°  Orlando Alberto ENRÍQUEZ, refirió no  saber   cuál   era   el   motivo   de   su   citación   ni   recordar   nada   vinculado   al   hecho  investigado en autos, por tal motivo y, a pedido de Sr. Fiscal General, se dio  lectura de su declaración testimonial prestada a fs. 88, reconociendo en testigo su  firma allí inserta y ratificando que lo que obra allí es lo que sucedió en aquel  momento.  

Asimismo, se incorporó por lectura al debate los testimonios del 

Ayudante   de   la   P.F.A.,  Rubén   CABALLERO,  José   LAINIO  y  Julio   Daniel  PELLEGRINI.  

 Rubén Caballero expuso a fs. 4/vta. de la causa nro. 4448: 

“(e)n   el   día   de   la   fecha,   siendo   las   12.10   horas   aproximadamente,   momentos   en   los   que   se  encontraba recorriendo el radio jurisdiccional, en el horario de 12.00 a 18.00 horas, en su calidad  de Jefe de Servicio Externo del cuarto II, fue solicitada su colaboración por personal de parada en  la   avenida   Nazca   con   la   intersección   de   la   calle   Camarones   de   esta   ciudad,   informando   que  producto   del   hecho   instantes   antes   en   el   lugar   se   encontraba   con   CHAPA   PATENTE  COLOCADA, CON DOMINIO GZW­014, CON PARTES DE PLÁSTICO DE PARAGOLPES  DE   COLOR   NEGRO,   por   lo   que   quien   declara   interiorizado   de   los   pormenores,   procede   al  secuestro   del   mismo,   dado   a   que   formaba   parte   de   las   presentes   actuaciones,   solicitando   la  presencia   de   dos   testigos   hábiles:   SR.   MARCELINO   PALLAROLA,   DNI   7.603.408,   DE   66  AÑOS DE EDAD, DDO. EN LA CALLE PASAJE CALFUCURA 2881 DE ESTA CIUDAD Y  SR. CARLOS LAFROC, DNI 22.042.811, DE NACIONALIDAD ARGENTINO, DE 43 AÑOS  DE EDAD, DDO. EN LA CALLE MACHAIN 4284 DE ESTA CIUDAD, ante quienes se labró la  correspondiente acta, la cual fue firmada por las partes, previa lectura de la misma en alta voz,  entregándola en este acto a la instrucción, juntamente con la chapa patente.”  

 

Por su parte, José Laino declaró a fs. 141/142 de la causa 

nro.   4448  “(q)ue   concurre   a   esta   dependencia   en   su   calidad   de   responsable   del   sector  PREVENCIÓN   DE   ILÍCITOS   dependiente   de   la   Gerencia   de   SEGURIDAD   DEL   BBVA­

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

FRANCÉS, con sede en el lugar que diera por domicilio. Que dicho sector tiene por objeto entre  otras tareas, llevar un registro estadístico de los delitos que llegan a su conocimiento que puedan  damnificar a clientes, usuarios y/o la propia entidad, como así también, realizar un análisis fílmico  de estos hechos a fin de implementar las medidas preventivas que correspondan para minimizar  riesgos. Que en tal sentido, en el día de ayer, pasada la hora 11.00, encontrándose en el lugar de  trabajo, toma conocimiento telefónico que en la sucursal número 042 denominada NAZCA, sita en  la Avenida Nazca 1922, Capital Federal, uno de los vigiladotes privados allí asignados, había  detectado el ingreso de una persona del sexo masculino, vestido con camisa y pantalón de jean,  portando una carpeta de color azul, señalando en su sector como partícipe en salideras bancarias  con el rol de SACADOR. Que de inmediato, procedió a visualizar esta sucursal en imágenes,  ratificando   plenamente   lo   expresado   por   el   vigilador,   realizándose   posteriormente   el  procedimiento dispuesto para estos casos, consistente en dar inmediata intervención a la policía  jurisdiccional,   cuyos   resultados   también   tomó   conocimiento.   Manifiesta   el   declarante   que   el  recurso de seguridad advirtió la presencia de este masculino, por impresiones fotográficas que  oportunamente fueron hechas conocer a todas las sucursales por sistema informático y a manera  de   ALERTA   ya   que   el   sindicado,   se   lo   tiene   registrado   ingresando   en   la   sucursal   135  SCALABRINI ORTIZ, sita en Avenida Corrientes 5117, de fecha 30­10­13 y sucursal 039 VILLA  PUEYRREDÓN, ubicada en Avenida Mosconi 2816, de fecha 14­2­14; filiales en las cuales en los  días indicados, sendos clientes resultaron asaltados en la vía pública luego de realizar un retiro  dinerario. En ambas oportunidades, con similares características físicas y de vestimenta según  análisis fílmico, se lo observó a quien fuera visto en el día de ayer en sucursal NAZCA. Que no  registra denuncias ni tampoco la identidad de los clientes/víctimas.”    

Por último, Julio Daniel Pellegrini, a fs. 147/vta. de la causa nro. 4448,  relató “(q)ue concurre a esta dependencia por haber sido citado. Al respecto refiere que el pasado  día 26 del corriente mes y año, siendo las 11.30 horas aproximadamente, en momentos en que se  encontraba   concurriendo   a   su   lugar   laboral,   haciéndolo   por   la   calle   Terrero   casi   esquina  Camarones,   pudo   observar   cómo   por   la   última   arteria   mencionada   (Camarones)   circulaba   de  contra mano a gran velocidad un rodado particular marca AUDI, modelo A4, de color plateado, el  cual dobló por la calle Terrero también de contra mano, pudiendo ver que el automóvil por razones  que   desconoce   frena   rápidamente   a   varios   metros   del   firmante   (50   mts.   aproximadamente),  pudiendo observar el signante que dicho rodado era perseguido por varios patrulleros. Luego de un  breve lapso de tiempo, y al tranquilizarse un poco de lo sucedido, fue solicitada su colaboración  por personal policial, a fin de oficiar de testigo con el objeto de secuestrar la unidad (AUDI, con  daños en su parte frontal), de la cual no recuerda dominio, haciendo dicha diligencia junto a otra  persona, quien  también  ofició de testigo. Que momento más  tarde  se hizo presente un tercer  masculino a bordo de un auto particular Chevrolet Corsa de color dorado, quien entregó a los  uniformados una pistola de fuego con su correspondiente cargador con proyectiles, y una gorra de   tela color negra, manifestando dicho individuo que el arma y el gorro, habían sido arrojados desde  el interior del rodado AUDI, en la citada persecución. Luego de ello, el declarante firmó un acta  junto al otro testigo, labrada por personal policial. Por  último deja constancia que debido a la  velocidad en que se desplazaba el rodado AUDI y los metros de distancia que se encontraba el  declarante del hecho, no pudo visualizar ni a su conductor no pudiendo corroborar tampoco si se  

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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encontraban otras personas dentro de la unidad. Al presente no puede aportar mayores datos de  interés a la causa que se investiga.”    

 

Asimismo, se incorporó al debate la siguiente prueba pericial: los 

informes periciales del arma secuestrada de fs. 23, los informes periciales de fs.  46, 47 y 169, los peritajes practicados por la División Laboratorio Químico de fs.  190, 199/200 y 298, el informe realizado respecto de los celulares secuestrados de  fs.   206/230,   el   informe   efectuado   por   la   División   Balística   (fs.   265/269)   y   el  informe médico­legal de fs. 69.

 

Como   prueba   documental   se 

incorporaron el acta de detención de fs. 30, las actas de secuestro de fs. 5, 8 y 31,  las fotografías del arma secuestrada de fs. 24, las fotografías que lucen a fs. 27,  43/44, 48/50, 53/56, 161/162, 239/241 y 248, el informe de dominio de fs. 35, las  copias de la cédula verde del vehículo secuestrado y de su patente (fs. 36/37), el  plano de persecución que luce a fs. 41, el acta de extracción de sangre de fs. 70,  las copias certificadas del expediente nro. 43056/2011 del Juzgado Nacional en lo  Criminal de Instrucción nro. 46, obrantes a fs. 88/118,  el informe del ReNAr de  fs. 185, el informe de transacciones de la Policía Federal Argentina de fs. 194/195,  el informe del RePAr de fs. 295, todos los CDs reservados, las fotografías de  González que lucen a fs. 2 del legajo para el estudio de la personalidad, como así  también el informe ambiental de fs. 12/15 de dicho legajo y el certificado de  antecedentes.  

Finalmente, se incorporó la chapa­patente “GZW­014”, el arma y 

las municiones secuestradas.     IV.­ Luego, se le concedió la palabra al Dr. Marcelo Saint Jean para su  su alegato final, quien comenzó relatando el hecho que imputó: “el 26 de marzo  de 2014, aproximadamente a las 11 y 30, un empleado de seguridad de la sucursal  42 del  Banco Francés  detectó  en la  fila de  cajas  la  presencia de  una persona  sospechada de haber participado dos meses atrás en un hecho delictivo ocurrido  en la sucursal 135 del mismo banco y le dio aviso a su compañero Santillán; esta  persona después  se supo que era César Romero. Como el  hombre  salió de  la  entidad,   Santillán   hizo   lo   propio   para   avisarle   a   personal   policial   que   estaba  afuera; Romero caminó por Av. Nazca, dobló en Camarones y abordó por el lado  del   acompañante   un   automóvil   Audi   ­registrado   a   su   nombre­   que   estaba  estacionado   frente   al   2915   y   en   el   que   lo   aguardaba   Javier   González   tras   el  volante. El Suboficial Gallo, a quien Santillán había advertido de la presencia del 

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

sospechoso,   intentó   detener   la   marcha   del   vehículo,   pero   González   chocó  deliberadamente un Renault para salir del lugar donde estaba y partió raudo por  Camarones  hacia Av. San Martín;  Gallo también le  había  avisado  al Subinsp.  Procacci, quien estaba a cargo de un patrullero conducido por el Cabo 1º Prátola y  emprendió la persecución del Audi por Camarones, Bolivia, de contramano por  Andrés Lamas y San Blas, siempre con balizas y sirena. Cuando el Audi dobló en  Sánchez lo estaba esperando el Cabo 1º Gerez a bordo de una bicicleta, tras haber  seguido el trayecto del auto por radio; el policía hizo señas para que se detuviera,  pero a la velocidad que venía no frenó y arrolló la bicicleta. Luego el auto dobló  en contramano por Terrero y se detuvo frente al 1957, donde descendió González  para intentar huir a pie, pero fue detenido por Procacci en Cervantes 1934; en  algún   momento   del   trayecto,   evidentemente,   Romero   logró   bajarse   del   auto   y  darse a la fuga. Durante el procedimiento, se acercó Saretzky y les entregó a los  policías un arma envuelta en un quepi que habían arrojado desde el Audi cuando  pasó por Andrés Lamas al 2100; se trataba de una pistola semiautomática cal.  9x19,   marca  Tanfoglio,   cargada   con   un   proyectil   en   la   recámara   y   otros   doce  proyectiles en el almacén cargador; por ello se atribuye a ambos imputados la  portación ilegítima de dicha arma, además de haberla recibido ambos a sabiendas  de su origen ilícito entre el 25 de agosto de 2011 y la fecha del secuestro; aquel  día, alrededor de las 10 y 30, dos hombres ingresaron a la vivienda de Walter  Javier   Vescio,   sita   en   Pereyra   1530,   y   sustrajeron   el   arma   entre   otras  pertenencias”.   

Refirió   que   tanto   la   materialidad   del   hecho   que   relató   como   la 

autoría   de   ambos   imputados   se   encontraban   sostenidas   por   abundante   prueba;  reprodujo las declaraciones de Santillán, los policías intervinientes y Saretzky, y  tuvo en cuenta las fotografías de Romero que tenía el personal de seguridad del  Banco, donde se lo sindicaba como sospechoso de “marcador”, y el resto de la  prueba documental y pericial, entre la que se destacaba la que determinó que el  arma era apta para el disparo y que provenía de un ilícito; que también debe  considerarse   la   declaración   indagatoria   prestada   en   la   tercera   oportunidad   por  González y que incrimina a Romero, aclarando que se encontraba habilitado para  valorar partes de ella y descartar otras, según se encuentren ratificadas o refutadas  por otras pruebas.   

Precisó   que   González   había   reconocido   haber   cometido   ciertas 

acciones y la materialidad de ciertos hechos, pero que intentó explicarlas en su  beneficio; que había asumido haber realizado las maniobras relatadas al volante  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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del Audi y la existencia del arma de fuego que después se secuestrara, pero había  dicho que desconocía que estaba en el auto y que con ella Romero lo amenazó  para que condujera; no obstante, Procacci lo había visto descender del Audi del  lado del conductor e intentar darse a la fuga, lo que fue ratificado por Prátola; que  a ello se sumaba que Santillán había visto a Romero subir al auto del lado del  acompañante. Como adelantó, otros fragmentos de la declaración de González  fueron mendaces: “dijo que Romero le había pedido que condujera su auto porque  se había olvidado el registro de conducir y necesitaba ir hasta el centro, pero este  encuentro fue en Ciudad Evita, donde vive Romero, por lo que hubiera resultado  más fácil volver a su casa a buscar el registro que pedirle el favor a un tercero a  cambio de cien pesos, sobre todo si tenía pensado cometer un ilícito; también dijo  que ni bien se subió Romero al auto, tras haber estado en el banco, extrajo el arma  de debajo del asiento y lo apuntó, a partir de lo cual González explicó que se  había bloqueado y que no recordaba prácticamente nada, pero omitió justificar  una   serie  de   conductas   que  demuestra   que  no  se  trataba  de   una  persona  bajo  amenazas”.  Le pareció curioso que González hubiese subido al auto sin hacer mayores  preguntas y que tampoco averiguase en todo el trayecto desde Ciudad Evita qué  tenía que hacer Romero en el centro; que González también había dicho que,  después de que Romero fuera al banco, sólo condujo “un ratito”, pero los policías  habían   dicho   que  la   persecución   se  extendió   durante   quince   cuadras   y   que  el  patrullero llevaba encendidas la baliza y la sirena; que el imputado no sólo no  recordaba esto último, sino tampoco el intento de Gallo de detener el tránsito al  inicio de la persecución ni el de Gerez, que terminó con su bicicleta arrollada, lo  cual no podía explicarse por el supuesto shock provocado por las amenazas de  Romero, porque se había tratado de maniobras intensas y drásticas, y porque, al  fin   y   al   cabo,   provenían   de   una   persona   conocida   del   barrio,   no   de   alguien  desconocido que lo amenazó intempestivamente. Argumentó que González podría  haber realizado maniobras menos peligrosas o, al menos, preguntado a Romero  “¿qué te pasa?” o un mínimo pedido de explicación, y no arrancar de inmediato  llevándose   por   delante   el   Renault,   de   un   modo   tan   violento   que   perdió   el  paragolpes con la chapa patente, ni huir alocadamente de la policía por quince  cuadras y, en algunos tramos, de contramano; y continuó esta huida después de  que el arma con la que supuestamente Romero lo estaba amenazado hubiera sido  descartada,   como   lo   declaró   Saretzky,   y   que   el   propio   Romero   se   bajara   del  vehículo, dado que Procacci y Prátola sólo vieron hacerlo al propio González.  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

Reprodujo las declaraciones de los testigos que aportó la defensa de González,  que apenas dieron cuenta de cómo había sido el encuentro de éste con Romero y  el horario en que solía comenzar su jornada laboral; entendió que había prueba  suficiente   que   descartaba   estas   explicaciones   que   brindó   González   y   que  permitían sostener su responsabilidad en el suceso. Agregó que la presencia de  Romero se encontraba probada por González, Soplán y Páez; la existencia del  arma estaba acreditada por los dichos de González, más de allá de la versión que  había brindado, Saretzky, quien vio cómo la arrojaban del Audi en medio de la  persecución, y Pellegrini, cuya declaración había sido incorporada por lectura;  que   el   automóvil   es   propiedad   de   Romero   e,   incluso,   se   había   secuestrado   el  paragolpes con la chapa patente que dejó tras chocar con el Renault al inicio de la  huida; que las fotos y filmaciones de la sucursal 42 ubicaron a Romero ingresando  al banco a las 11 y 12, y en la foto de fs. 27 ­de la sucursal 135­ se pudo ver que se  trataba de la misma persona y que se sospechaba de él como “marcador” (también  se lo vía en las fotos de las sucursales 02 y 309); que los testigos también lo  habían visto salir del banco y subir al  Audi  del lado del acompañante antes de  arrancar.   Reiteró   que   ambos   imputados   compartieron   la   violenta   huida,   la  portación del arma y el descarte que habían hecho de ella.   

Calificó los hechos como resistencia a la autoridad, dado que el 

modo de la fuga constituye un hecho autónomo: “la orden de detención de la  policía   fue   evidente   e   inconfundible,   y   generó   la   oposición   activa   de   los  imputados que se materializó en la violencia que la huida mostró desde el inicio  hasta el final”; que dicha figura concurría de manera real con la de portación  ilegítima de arma de guerra ­estaba en el interior del habitáculo del  Audi, en la  esfera   de   custodia   de   ambos   y   a   su   entera   disposición,   y   en   condiciones  inmediatas   de   uso­;   y   que   ésta   concurría   idealmente   con   el   delito   de  encubrimiento, que había sido probado con las actuaciones labradas respecto del  robo en la vivienda de Vesio, y las declaraciones de Enríquez y Celina Gómez,  dado que ninguno de los imputados estaba en condiciones legales de tenerla.   

A la hora de fundamentar su pedido de pena, tuvo en cuenta como 

agravantes el daño provocado a terceros ­el  Renault  que chocó y la bicicleta de  Gerez­, el enorme riesgo provocado durante la huida respecto de particulares y del  policía que tuvo que tirarse a un costado para evitar que lo atropellara, más allá de  la intencionalidad o no de González de hacerlo, y las demás pautas enumeradas en  el art. 41, Cód. Penal. Requirió que se les impusiera a González y Romero la pena  de cuatro años de prisión, accesorias legales y el pago de las costas del juicio, por  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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ser coautores de los delitos que había calificado, y que, además, conforme a lo  dispuesto en art. 23, Cód. Penal, se decomisara el automóvil Audi de Romero.  

Seguidamente, se le concedió la palabra a la Sr. Defensora 

particular del imputado González, Dra. Karin Perera Godoy, para su alegato  final, quien comenzó poniendo de resalto las contradicciones que había habido en  las  declaraciones  de los policías tanto con relación a los  hechos como con el  testigo Saretzky. En primer término, que el Cabo Gallo había dicho que los hechos  dieron comienzo entre las 11 ó 11 y 15, mientras que a fs. 1/2 había dicho que fue  anoticiado a las 11 y 45; que dicha declaración había sido tomada en la Comisaría  a las 12 y 30, lo que no se condecía con el tiempo que debió haber transcurrido  entre los hechos y su llegada a la Seccional. Por otro lado, en su declaración de fs.  25/26,   el   testigo   Santillán   había   dicho   que   su   compañero   le   avisó   que   había  identificado a una persona sospechosa dentro del banco mediante una fotografía a  las 11 y 20 y que le advirtió a los policías que estaban afuera a las 11 y 45, pero en  la audiencia de debate había dicho que el episodio en el banco ocurrió entre las 11  y las 12; que el acta de detención era la pieza que daba plena fe del acto. No  obstante, el Subinspector Procacci había dicho que Gallo le avisó de la presencia  de este supuesto sospechoso a las 11 y 35, por lo que no podía anoticiar de este  suceso antes de que hubiera ocurrido. También dijo que hubo inconsistencias en la  declaración de Saretzky: “cuando les entregó el arma a los policías les dijo que la  habían  tirado  desde  la   ventanilla   del  Audi,  mientras  que  aquí   dijo  que  habían  abierto la puerta para arrojarla”. Agregó que detectaba otras inconsistencias en las  declaraciones del Subinspector Procacci y el Cabo 1º Prátola, dado que ambos  habían dicho que su patrullero estaba en Av. Nazca 1822 y no podían haber visto  al Audi, que estaba estacionado sobre Camarones; que le llamó la atención que no  hubieran visto cuándo se arrojó el arma si estaban persiguiendo el auto y sí lo  hiciera Saretzky. Que durante la instrucción, este último había dicho que el arma  la habían arrojado sobre Andrés Lamas al 2100 ó al 2200 y que había visto la  comisión policial a 200 metros, mientras que en la audiencia de debate dijo que  habían arrojado el arma sobre Andrés Lamas y que había visto a los policías a 300  metros; que era imposible que los hubiera visto porque la detención ocurrió en  Terrada 1977. Que, asimismo, este testigo había dicho que encontró el arma a las  11 y 25, lo que no se condecía con que Gallo hubiese sido anoticiado a las 11 y  45;   que,   en   consecuencia,   Saretzky   había   incurrido   en   falso   testimonio   o   los  policías, en falsedad ideológica. Destacó que cuando detuvieron a González no le  secuestraron ningún arma, sólo su celular; que, a estar a los dichos de Saretzky, el  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

arma fue arrojada desde el lado del acompañante, por lo que nunca pudo haberla  portado  González  sino quien  estaba  en ese  lugar.  Concluyó   que las   supuestas  pruebas de cargo son completamente inconsistentes y contradictorias, tanto en los  horarios como en los hechos; que los policías no vieron que se hubiera arrojado el  arma y Saretzky había dicho que fue del lado del acompañante, el Cabo 1º Gerez  había dicho que el conductor del Audi no había tenido intención de atropellarlo;  que la fotografía que tenía el personal de seguridad del banco como sospechoso de  haber cometido ilícitos era de Romero; que el auto también era de Romero y era él  quien iba del lado del acompañante. Así, pidió la absolución de su asistido porque  nunca portó el arma; que no correspondía acusarlo por el delito de encubrimiento  porque aportó datos de quién era su compañero ni se probó que conociera su  origen ilícito, porque estaba debajo del vehículo.   

A su turno, tomó la palabra el Dr. Juan Erasmo González 

Sandoval, defensor del imputado Romero, para su alegato final, quien comenzó  anunciando que iba a plantear la nulidad de los presentes actuados, toda vez que  se   habían   iniciado   con   la   clara   intención   de   detener   a   los   aquí   imputados  restringiendo de esta manera su derecho de circulación; que se había violado el  principio de inocencia porque se detuvo a Romero por un hecho por el cual nunca  fue siquiera imputado; que esta investigación se había iniciado a partir de una foto  relacionada con un hecho supuestamente ocurrido dos o tres meses atrás, pero  nunca   había   mediado   un   procesamiento;   es   decir,   el   disparador   jamás   había  existido y teñía de nulidad los actos subsiguientes; citó el fallo “Montes, Paulina”  de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.  

Que, para el caso en que no se hiciera lugar al planteo de 

nulidad, deseaba poner de manifiesto algunas contradicciones que había advertido  en las pruebas producidas durante el debate; de la declaración de Santillán destacó  que un compañero de trabajo le había avisado a éste que una persona que estaba  en la zona de cajas había cometido un delito dos meses antes en otra sucursal del  mismo banco; que Santillán salió del banco y le dio aviso al Cabo Gallo con la  clara intención de que se detuviera a Romero, reiteró que sobre la base de una  imputación   inexistente   y   no  probada.   Remarcó  que   los   dichos   de   Santillán   se  contradijeron con los del Subinsp. Procacci, quien había contado que Gallo le hizo  señas para que detuviera el vehículo y es por sólo ellas que actuó; que mientras  todo esto sucedía lo único que había hecho Romero era salir normalmente del  banco y subirse a su propio auto, a la espera del cambio del semáforo; que, no  obstante, el auto realizó una maniobra anormal, de la que resultó el impacto en un  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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Renault 19 que también estaba esperando el cambio del semáforo, y se inició una  persecución en la que el patrullero de Procacci y Prátola siempre dijeron seguir al  Audi de cerca y sin perderlo de vista. Sostuvo que la versión prestada por Procacci  fue mendaz, porque dijo que el Audi atropelló la bicicleta del Cabo 1º Gerez a  propósito, pero que el propio Gerez había negado en la audiencia de debate que se  hubiera atentado intencionalmente contra su vida o su bicicleta porque, debido al  exceso de velocidad del Audi, su conductor no pudo haberlo distinguido; que esto  demostraba   la   intención   solapada   de   perjudicar   a   Romero;   reiteró   que   la  persecución se inició con la intención de detener a una persona que había sido  vista en el banco, pero cesó una vez detenido el vehículo, porque Romero no  intentó fugarse del lugar. Por otro lado, Saretzky nunca había podido precisar que  el vehículo de donde vio caer el arma fuera el mismo en el que se transportaban  los imputados; no había brindado ningún tipo de detalles acerca del auto, pese a  que se trataba de uno de alta gama, que se encontraba chocado y hasta había  dejado partes en el trayecto; que los policías mismos dijeron que, al momento del  secuestro, parecía “un geiser” debido a todos los líquidos que emanaban de él; que  este cuadro no podía haber pasado desapercibido a Saretzky cuando se acercó a  entregarles el arma a los policías y, sin embargo, no pudo identificar el auto; que  esta falta de identidad entre los dos vehículos creaba un estado de duda. Agregó  que Saretzky, pese a que dijo que el auto estaba a unos escasos cincuenta metros  del auto, no había podido precisar de qué parte “salió” el arma, ni si el arma  estaba en la calzada o en la vereda; que la fiscalía sólo podía recurrir a hipótesis  para sostener su acusación y, en tren de plantear hipótesis, también podría decirse  que   Saretzky   era   quien   portaba   el   arma;   se   preguntó   qué   hubiera   pasado   si  Saretzky no se topaba con el operativo policial y seguía su trayecto; que no podía  justificarse que se hubiese apoderado del arma, alterando la escena de los hechos,  en lugar de haber llamado al 911 y esperar la llegada de la policía. Refirió que no  era lo mismo prueba que probabilidad; que según enseña Marino de Malatesta en  “Lógica   de   las   pruebas   en   materia   criminal”   son   conceptos   cualitativa   y  cuantitativamente   contradictorios:   “prueba”   hace   referencia   a   la   certeza   y  “probabilidad”, a la duda. Cuestionó que no se hubiera hecho una prueba de ADN  sobre el quepi que se secuestró, que no se hubiera buscado huellas dactilares en el  arma, que nunca se le hubiera exhibido a Saretzky el Audi, pese a que seguía  secuestrado,   ni   que   no   se   le   hubiera   recibido   declaración   al   empleado   de  seguridad que alertó a Santillán; que toda esta falencia probatoria no podía ser  cargada sobre los imputados. Respecto del delito de resistencia a la autoridad,  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

argumentó que no hubo fundamento legal que obligara a los imputados a acatar la  orden de detención; que salvaguardar el derecho a la libre circulación no podía de  ninguna   manera   configurar   un   delito.   Por   otro   lado,   el   Sr.   González   estuvo  sentado siempre del lado del conductor, por lo que sólo él tenía el dominio del  hecho; que la ley no podía exigirle a Romero un comportamiento sobrehumano,  por ej., que se arrojara del vehículo una vez iniciada la fuga, porque habría puesto  en peligro su vida; que, asimismo, nunca se había probado que el Sr. Romero se  hubiera fugado del lugar del hecho. Con respecto a la imputación que le dirigió  González, que había sido el único fundamento para procesar a Romero, consideró  que fue efectuada para alivianar su situación procesal, lo que era entendible pero  no atendible, porque contradecía las circunstancias de tiempo, modo y lugar en  que se desarrollaron los hechos; que carecía de todo valor probatorio y debía  tenerse en consideración que González ya registraba un antecedente por portación  de arma de fuego. Con relación al delito de encubrimiento, refirió que su asistido  nunca tuvo el arma ni se probó que supiera de su existencia, por lo que pidió la  absolución. Reiteró su pedido de nulidad, que era absoluta, porque el hecho que  diera motivo a la presente investigación no existió; que no había habido una causa  legal que lo justifique; que la exhibición de fotos en el banco había violado el  principio de inocencia y el derecho a la intimidad personal. Que, para el caso en  que se rechace su pedido de nulidad, solicitó que se absuelva a su cliente por  inexistencia de delito; que, a su vez, el delito de tenencia de arma requiere el  conocimiento cabal del sujeto activo y que se demuestre la libre disponibilidad  para ambos imputados; que en los hechos resultó claro que González era quien  tenía el dominio del hecho y que intentó fugarse cuando descendió del vehículo,  hasta detenerlo a dos cuadras del auto; su defendido, en cambio, se había quedado  en el lugar. Para el caso en que se desoiga el pedido de absolución por inexistencia  de delito, requirió que se llegue a la misma solución pero porque no se había  traspuesto el estado de la duda.  

Finalmente,   la   Sra.   Presidente,   le   corrió   traslado   al  Dr. 

Marcelo Saint Jean del planteo de nulidad interpuesto por la defensa de Romero:  aclaró   que   los   imputados   no   habían   sido   detenidos   por   un   hecho   anterior   de  “salidera”, porque, efectivamente, no había mediado denuncia ni investigación a  su respecto; que, en rigor, lo más probable era que el policía interviniente sólo  había pretendido identificar a Romero, toda vez que hasta ese momento apenas  contaba un testigo diciéndole que la persona que le señalaba tenía similitudes con  la de una fotografía; refirió que el hecho que se le imputaba en esta causa no  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

Año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional

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guardaba ninguna relación con lo ocurrido en la Sucursal 135. Agregó que aunque  no había sido el motivo central del planteo, la defensa también había aludido a  una supuesta violación de la intimidad de su cliente, configurada en el acto de  fotografiarlo, dejando de lado que esas fotos fueron tomadas en un lugar público y  en una ocasión que no tiene alguna protección constitucional especial, como es la  fila de un banco; que no se había vulnerado ningún derecho con esas fotos ni éstas  fueron objeto de difusión, sino que habían obedecido a una actividad meramente  prevencional de parte del banco, entidad que tiene todo el derecho de proteger los  intereses de sus clientes; que tampoco había mediado ardid para obtenerla, dado  que es público y notorio que los bancos tienen cámaras de seguridad registrando  todo lo que sucede en su interior; que se le ocurría que sólo podría descartarse una  fotografía si se la usara con un fin ilícito, pero que no era este el caso, en el que se  la obtuvo y se la usó legalmente; entendió que debía rechazarse el planteo de la  defensa.     

No hubo contrarréplica.

Finalmente,   concedida   la   palabra   al   señor  Javier   Adolfo 

GONZÁLEZ  manifestó   que   no   tenía   nada   por   decir.   Seguidamente,   tomó   la  palabra César Eduardo ROMERO, quien dijo que era inocente y que no había  hecho   nada  (conf.   art.   393,   último   párrafo,   del   Código   Procesal   Penal   de   la  Nación).  

V.­   PLANTEO   DE   NULIDAD.  En   forma   previa   a   cualquier 

pronunciamiento   resulta   necesario   expedirse   acerca   del   pedido   inicial   de   la  defensa del imputado Romero. Vale aclarar que en el veredicto del 7 de marzo  ppdo. se omitió incluir el punto dispositivo correspondiente, pero dado que aún  restaba   leer   los   presentes   fundamentos   del   fallo,   razones   de   practicidad  desaconsejan dictar una aclaratoria a ese solo efecto; en consecuencia, se tratará  ahora sin más trámite y deberá interpretarse que la parte dispositiva que integra  esta sentencia rectifica aquel veredicto.  

La defensa requirió que se anulara la totalidad de “los presentes 

actuados”, en la inteligencia, según su óptica, de que se habían iniciado a partir de  las fotografías con las que contaba el personal de seguridad del Banco Francés;  planteó que se había afectado su derecho de circulación porque la intención de las  autoridades –a expensas de los dichos de Santillán– fue la de detenerlo, que se  había violado el principio de inocencia porque se lo detuvo por un hecho por el  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

cual   nunca   fue   siquiera   imputado,   y   que   se   había,   finalmente,   vulnerado   su  derecho a la intimidad personal.  

Más allá de los aspectos procesales  del planteo, que analizaré a 

continuación, no es un detalle menor que sus premisas son falaces o, en todo caso,  producto de una distorsión de lo sucedido. La instalación de cámaras de seguridad  apuntando hacia las cajas –con las que se había obtenido la foto cuestionada–  obedece   a   un   imperativo   legal,   como   es   la   Comunicación   A­5308   del   BCRA  (Medidas mínimas de seguridad en Entidades financieras), dictada en el marco de  la ley 26.637, entre muchas otras; el art. 2.10 de la mencionada Comunicación  dispone “(t)odas las casas de las entidades deberán contar con un circuito cerrado  de televisión (CCTV), con la finalidad de registrar imágenes que permitan una  clara   identificación   de   los   rasgos   individuales   de   las   personas   y   contribuyan  efectivamente   en   la   investigación   de   hechos   delictivos   y   aporten   pruebas  sustantivas”.  

En síntesis, no hubo afectación de la intimidad personal, por cuanto 

la obtención de imágenes se encuentra autorizada legalmente, por no decir que la  instalación de cámaras es obligatoria; tampoco es subrepticia, porque las cámaras  no están ocultas y su existencia es pública y notoria; y ni siquiera se difundieron  públicamente esas imágenes, sino que se usaron dentro de los objetivos previstos  por los lineamientos de seguridad señalados. Ya me habré de expedir acerca del  modo en que administraban las fotografías las autoridades del Banco Francés con  el   solo   objeto   de   brindar   seguridad   a   su   clientela;   en   este   contexto,   la  circunstancia   de   que   personal   de   seguridad   tuviera   la   foto   de   Romero   no   era  arbitraria, dado que el día que se había tomado, en otra sucursal había ocurrido un  ilícito ­en puridad en dos sucursales como luego se verá­, más allá de que después  se hubiera o no ventilado el episodio en sede judicial.  

En   idéntico   sentido,   la   supuesta   violación   del   derecho   de 

circulación tampoco tiene asidero. Como se ha dicho, el uso de las fotografía de  Romero no puede calificarse como arbitrario, y tampoco, en consecuencia, que se  lo hubiera querido identificar, porque ese parecía ser el objetivo de Santillán y de  los   policías   que,   a   su   pedido,   intentaron   detener   al   vehículo   en   el   cual   se  conducían los imputados. En otras palabras, las autoridades del Banco contaban  con fotografías de sospechosos que recopilaban con intenciones preventivas en  atención a la modalidad propia de las “salideras” bancarias y, frente al hecho de  encontrarse   con   una   de   esas   personas,   resultaba   lógico   que   procuraran   su  identificación.   Es   decir,   Santillán   no   intentó   detener   a   Romero   porque   “había  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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cometido un hecho” con anterioridad, porque, en efecto, no había constancias de  ello, pero sí que había coincidido en tiempo y lugar, por lo que valía la pena  identificarlo con fines preventivos.  

Finalmente, también debe desecharse que fuera violado el principio 

de inocencia. Como vengo diciendo el intento de identificar a Romero cuando fue  advertida su presencia dentro del banco no fue arbitrario. No importa que los  ilícitos con los cuales se lo relacionaba no se hubieran formalizado judicialmente;  como se advierte del modo en que se conducía la seguridad de la entidad, el  personal recopilaba fotografías de personas sospechosas que habían estado en el  lugar cuando había ocurrido algún episodio. Es sabido que no todos los hechos se  denuncian y, cuando ello sí ocurre, no es indefectible que se determine quiénes  fueron sus autores; este es el sentido y el contexto en el que el Banco Francés  desarrolla sus investigaciones de prevención. Ello también avienta la idea de que  personal   de   seguridad   le   hubiera   tendido   una   celada   o   algo   por   el   estilo.  Precisamente,  la  idea  que  ha sobrevolado  sobre  varios  pasajes  de  los  alegatos  defensivos acerca de una suerte de confabulación en contra de los imputados será  desechada al momento de elaborarse el análisis probatorio en cada uno de los  puntos en los que fue sugerida.  

Por lo demás, la persecución no se inició a causa de la fotografía en 

cuestión,   sino  porque   González   no   obedeció   a   la   orden   policial   de   detener   el  vehículo   que   conducía.   Así,   corresponde   rechazar   el   planteo   de   nulidad  interpuesto por la defensa del imputado Romero    

VI.­  Que corresponde, entonces, analizar la entidad probatoria de 

la totalidad de los elementos de convicción incorporados al debate. Tal como fue  expresado al comienzo de este voto, entiendo que los sucesos detallados en el  acápite I han sido reconstruidos sobre la base de la prueba producida en el juicio y  valorados   de   conformidad   con   las   reglas   de   la   sana   crítica   (arts.   241   y   398,  segundo párrafo, del Código Procesal Penal de la Nación).  

No resulta necesario extenderse demasiado sobre la materialidad 

del acontecimiento histórico ni sobre la participación que, según el caso, les cupo  a los señores González y Romero. Su comprobación general surge prácticamente  de la sola exposición de la prueba y alcanza entonces con subrayar los dichos  coincidentes en lo fundamental y esencial de todos los testigos, sumados al resto  de la prueba reunida. Por otra parte, ninguno de los extremos esenciales que hacen  al sustrato fáctico ha sido específicamente puesto en crisis por los imputados, sin  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

perjuicio de lo que corresponda señalar en punto a la calificación legal y a la  autoría en el acápite correspondiente.  

En   primer   lugar   todos   los   testigos   del   hecho   son   contestes   en 

cuanto a las circunstancias esenciales de tiempo y lugar, las que se encuentran  también absolutamente corroboradas por la prueba documental presentada. De  este modo, entonces, he de ingresar en la respuesta al primer planteo de la señora  Defensora del imputado González que objeta dichas circunstancias.  

Ninguna duda cabe sobre la presencia de los aquí imputados en el 

lugar de los hechos ni tampoco sobre el horario en el que allí se encontraban. En  efecto, el testigo Santillán declaró durante el debate que había observado a quien  luego fue identificado como Romero en la sucursal 42 del Banco Francés ubicado  en la Avda Nazca 1922 entre las 11 y las 12 del mediodía. Dicha afirmación se  encuentra corroborada y precisada por el registro fílmico obtenido en la sucursal  bancaria, en el que claramente puede observarse que Romero ingresa al Banco a  las 11.12 (ver CD “BBVA Francés sucursal 042­ Nazca­ 26/2/2014”­ o fs. 14 a 17  de la carpeta con impresiones de las imágenes del respectivo CD) y se retira a las  11.18   (fs.   20   de   la   carpeta   mencionada).   Esto   último   coincide   también   en   su  aspecto temporal con lo señalado por el testigo José Laino ­responsable del sector  prevención   de   ilícitos   dependiente   de   la   Gerencia   de   Seguridad   del   BBVA­ Francés­ quien indicó que “en el día de ayer [26 de marzo] pasadas las 11”  tomó  conocimiento   telefónico   acerca   de   que   en   la   sucursal   nro.   42   uno   de   los  vigiladores asignados, había detectado el ingreso de un persona de sexo masculino  señalado en su sector como partícipe de salideras bancarias (declaración de fs.  141/2, incorporada para su lectura).  

Ello   se   concatena   a   la   perfección   con   el   tramo   siguiente   de   la 

secuencia, en tanto el oficial Gallo ­quien es avisado por Santillán acerca de la  situación­ ubica los hechos en los que tomó parte en el horario aproximado de las  11 u 11.15. Nuevamente esto concuerda de forma acabada con el registro fílmico  en el que puede observarse incluso como a las 11.18 Santillán exhibe a Gallo una  fotografía   ­obviamente   aquélla   en   la   que   Romero   era   sindicado   posible  “marcador” de salideras bancarias­ (ver fs. 21 de la capeta mencionada en la que  se observa a Santillán con la fotografía en su mano y fs. 22 donde se la exhibe a  Gallo).  Todo ello vuelve a concatenarse con el tramo siguiente de la secuencia:  aquél en el que interviene el agente Procacci. Éste ubica la persecución que realiza  respecto del automóvil Audi entre las 11.30 y las 12, lo que vuelve a guardar  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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conexión temporal con los tramos anteriores. Ello es así pues entre uno y otro se  intercala   la   caminata   de   Romero   de   unos   30   m   hasta   llegar   al   automóvil  conducido por González, la espera ante la luz roja del automóvil Audi que intenta  salir y la embestida al Renault 19.   

La persecución, tal como la narran todos los agentes que 

participaron se desarrolló a lo largo de quince cuadras (ver croquis a fs. 42 de  ambas causas) a lo que debe sumarse una breve fuga a pie del imputado González.  Ello se adecua perfectamente con lo declarado por Julio Daniel Pellegrini quien  como ocasional transeúnte observó el último tramo de la persecución que sitúa a  las   11.30   aproximadamente   (declaración   de   fs.   147/vta.   incorporada   para   su  lectura). Todo ello se corresponde también con lo plasmado en el informe de  transacciones   registradas   por   el   Centro   de   Comando   y   Control   de   la   Policía  Federal   Argentina   de   fs.   194/5   ­cuyo   horario   se   emite   automáticamente   en   el  documento impreso­ y en el que consta que un móvil de la Comisaría 41 persigue  un automóvil Audi por la calle Camarones, que dobla en Bolivia en contramano y  que luego se inicia una persecución a pie de un masculino, logrando su detención,  lo que es reportado a las 11.37.  

Ello, a su vez, se engarza adecuadamente con el hecho de que la 

presencia de los testigos de rigor fuera requerida a las 11.40 (v. fs. 9 y 10 de  ambas causas) y que el acta de secuestro de la pistola, del celular y la cédula verde  que se encontraban en el automóvil haya sido suscripta a las 11.50 (fs. 8), así  como que las declaraciones de los testigos del secuestro se hubiesen efectuado a  las 11.55 y 11.57 (fs. 10 y 9, respectivamente). Lo mismo cabe reputar respecto de  que   el   acta   de   detención   y   notificación   de   derechos   de   González   se   hubiese  firmado a las 12 h (fs. 30) y que el acta de secuestro del teléfono celular que tenía  aquél en su bolsillo trasero derecho se hubiese confeccionado a las 12.15 h (fs.  31). Estas actuaciones  también coinciden temporalmente con las efectuadas de  modo paralelo por el oficial Rubén Caballero, en cuya declaración de fs. 4 que fue  incorporada por lectura diera cuenta del secuestro a las 12.10 de la chapa patente  del automóvil Audi ­que había caído en la vía pública tras la colisión a la que  luego haremos especial referencia (ver también acta de fs. 5)­. Y si quedara alguna  mínima duda sobre la veracidad de lo consignado acerca de la secuencia horaria,  puede notarse también que en la respuesta de la D.N.R.P.A. acerca de la existencia  de pedidos de secuestro que hubiesen pesado sobre el automóvil marca Audi y el  informe   de   dominio   ­que   también   son   impresos   con   el   horario   colocado   de  manera automática­ luce el indicador de las 12.27 (fs. 35). Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

 

En   suma,   no   hay   fisura   temporal   alguna   en   tanto   el   tiempo 

transcurrido entre lo registrado por el material fílmico de las 11.18 en punto al  egreso   de   Romero   de   la   entidad   bancaria   y   la   aprehensión   de   su   consorte  González a las 11.40 tras la persecución, es el tiempo que lógicamente tuvo que  insumir el derrotero descripto y que fue refrendado en cada uno de sus tramos por  todos  los testigos  y la prueba tecnológica que apoya la determinación de esta  secuencia.  

Por lo demás, en ningún momento el imputado González negó su 

presencia en ese horario ni en ese lugar que ­tal como vimos­ indican de modo  conteste todas las pruebas. Ello coincide, a su vez, con lo señalado por el testigo  Soplán,   amigo   del   imputado   González,   quien   también   ubicó   en   horas   de   la  mañana   el   tramo   correspondiente   a   la   partida   de   González   y   Romero   en   el  automóvil Audi ­propiedad de este último­ desde Ciudad Evita. Debe aclararse  que   no   es   solo   el   horario   y   lugar   de   los   hechos   aquello   no   cuestionado   por  González, sino que en oportunidad de ejercer su defensa material ni siquiera negó  la existencia de un arma, limitándose a señalar que no era él quien la portaba sino  su consorte (sobre ello haremos referencia ut infra).  

Es por ello que, producto de lo observado durante el debate, no 

alcanza a comprenderse el planteo formulado por la señora Defensora acerca del  horario en el que habrían ocurrido los hechos ni menos aun cómo ello incidiría en  una solución distinta de la causa. En rigor de verdad dicho planteo, por un lado,  sólo parece apuntar a una discordancia entre lo declarado en sede de instrucción y  durante el debate por el cabo Gallo, a partir de lo cual la letrada realiza distintas  derivaciones   cuando   lo   coteja   con   cada   una   de   las   restantes   declaraciones   y  prueba documental. Sin perjuicio de que es lo declarado durante el juicio la única  prueba   que   los   jueces   conocen   y   pueden   conocer   al   momento   de   decidir,   la  esforzada   letrada   no   hizo   siquiera   uso   de   la   herramienta   legal   que   le   hubiera  permitido   incorporar   los   dichos   cuestionados   y   tratarlos   debidamente   en   su  alegato   para   sí   demostrar   que   se   trataba   de   una   verdadera   contradicción.   Me  refiero a la que le proporcionaba el art. 391, inc 2, del Código Procesal Penal de la  Nación. Por ello mismo, adelanto, tampoco podré expedirme sobre otras tantas  referencias que la esforzada Defensora efectúa respecto de datos extraídos de las  declaraciones brindadas durante la instrucción. De todos modos, volviendo a la  cuestión   temporal,   y   aun   si   se   siguiera   como   hipótesis   que   existe   una  contradicción   con   lo   que   el   agente   Gallo   hubo   afirmado   durante   la   etapa  instructoria, esta discordancia es no solo mínima ­teniendo en cuenta que siempre  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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se habla de horarios aproximados­ sino que, como pudo observarse durante el  debate, ha sido totalmente desdibujada en tanto se han arrimado innumerables  pruebas que permiten reconstruir en detalle ­como pocas veces­ el suceso tanto en  su aspecto temporal como espacial. Por lo demás, y como ya se adelantó, no se  advierte  cuál  sería,   en  su  caso  la  importancia  de   esa  mínima  discordancia   en  relación   con   los   sucesos   que   aquí   se   investigan.   Lo   mismo   puede   predicarse  acerca   de   la   disimilitud   que   la   letrada   también   advertiría   en   el   caso   de   las  declaraciones del testigo Santillán, a lo que habría que agregar que allí ni siquiera  se observa una verdadera contradicción si tal como afirma la Defensora durante la  instrucción el testigo había indicado que el episodio en el Banco ocurrió a las  11.20 y durante el debate lo ubicó entre las 11 y las 12.  

Sentado lo anterior ­en cuanto al planteo específico del horario­ 

debe   decirse   que   los   restantes   extremos   que   hacen   al   supuesto   fáctico   se  encuentran   también   sobradamente   probados.   No   ha   sido   controvertido   que  Romero se encontraba en el interior del Banco y que se retiró sin realizar trámite  alguno (ver al respecto las declaraciones de Santillán, Gallo y Laino, así como el  CD y las fotografías antes mencionadas). Sobre la proximidad del agente Gallo  puede   decirse   que   lo   afirmado   tanto   por   Santillán   como   por   él   mismo,   es  refrendado por las fotografías que lo ubican entre el Banco Francés y el Nación.  Tampoco hay dudas acerca de la razón que motivó la sospecha sobre la presencia  de Romero en el Banco (de lo que ya nos ocupamos in extenso al referirnos a la  nulidad planteada). En efecto, las fotografías y los CDs de las respectivas jornadas  evidencian claramente que Romero fue sindicado como presunto “marcador” en  virtud de dos ilícitos cometidos por anterioridad en otras sucursales del mismo  Banco. Sobre esta particular situación el testigo Laino ­responsable del sector  prevención de ilícitos del BBVA­ refiere que el 30 de octubre de 2013 y el 14 de  febrero de 2014 fueron asaltados  dos  clientes en las  proximidades  de distintas  sucursales del Banco Francés según lo que dichos clientes informaron aunque no  denunciaron  (ello se encuentra asentado en la documentación que luce a fs. 25 de  la   carpeta   antes   mencionada   en   donde   se   observan   mails   internos   del   Banco  enviados por el propio Laino en referencia a lo ocurrido en las sucursales 135 y  309 del Banco Francés y en cuyos correspondientes CD se observan imágenes de  Romero en ambas fechas: “haciendo tiempo” en un caso y “pidiendo cambio” en  caja en el otro; ver también copia de la fotografía respecto de la sucursal 135 a fs.  27 de esta causa exhibida durante la audiencia). Obviamente, y como ya se aclaró,  nada podría aquí decirse ­so riesgo de vulnerar garantías constitucionales­ acerca  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

de una efectiva participación de Romero en esos hechos, mas ello no es óbice para  considerar dichas imágenes como explicativas del orgien de los acontecimientos  que aquí se ventilan. La exhibición de dicha fotografía al agente Gallo puede verse  en el CD a las 11.19 como se dijo y fue relatada por los involucrados Santillán y  Gallo.  

Tampoco está en duda que Romero abordó el automóvil gris marca 

Audi estacionado  a la  vuelta  de la  entidad  bancaria  sobre la  calle  Camarones  ­automóvil de su propiedad conf. fs 35 y 36­ en el lugar del acompañante. El  ingreso al automóvil del lado del acompañante fue visto tanto por Santillán como  por   Gallo   (a   10   m   de   la   esquina   por   Camarones   afirma   Gallo,   cerca   de   la  intersección dice Santillán, estacionado sobre la mano izquierda). A ello debe  agregarse que el testigo Soplán, amigo de González, precisó también que Romero  ocupaba el lugar del acompañante ya al salir de Ciudad Evita, lo que ­a mayor  abundamiento­   también   fue   señalado   por   el   imputado   González   durante   su  declaración indagatoria.  

Ahora bien, a diferencia de lo que señala la señora Defensora con 

el fin, nuevamente de marcar una discordancia, ni el agente Procacci ni tampoco  Prátola   proporcionaron   durante   el   debate   la   dirección   catastral   en   donde   se  encontraban a bordo del patrullero. Procacci sólo afirmó que estaban a 50 m del  vehículo Audi. De todos modos lo importante es que ellos sin lugar a dudas vieron  el momento inmediatamente posterior al ingreso de Romero en el vehículo y lo  hicieron a expensas de las señas realizadas por Gallo ­puntualizando Prátola que  lo hizo por el espejo retrovisor­. Es decir, pudieron observar el momento en que el  automóvil Audi partió rápidamente, lo que claramente era visible desde el lugar  en que se encontraban. Por otro lado, resulta incomprensible la objeción de la  esmerada Defensora porque no hay duda alguna de que fue este patrullero el que  los   persiguió,   conforme   lo   que   puede   afirmarse   a   partir   de   los   tramos  subsiguientes.  

También   confluyen   los   testigos   en   afirmar   que   la   presencia   de 

Procacci ­que se encontraba en las proximidades­ fue solicitada simultáneamente  por Santillán que se acercó a aquél siguiendo la indicación del agente Gallo y por  el   propio   Gallo   que   le   hacía   señas   para   alertarlo   sobre   la   situación   (ver  declaraciones de Gallo y Santillán). En efecto, cada uno pudo afirmar lo percibido  por sus sentidos: es claro que cuando Santillán buscó a Procacci no pudo ver que  Gallo   también   lo   estaba   llamando,   tal   como   de   modo   totalmente   natural   y  espontáneo ambos lo relatan. Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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Fueron varios también los testigos que pudieron observar que el 

rodado marca Audi no podía salir de su lugar de aparcamiento porque el semáforo  estaba   “en   rojo   y   había   autos   parados”,   así   como   también   que   finalmente  emprendió   su   marcha   a   gran   velocidad   por   la   calle   Camarones   y   chocó  fuertemente contra un  automóvil Renault 19 desoyendo la voz de alto del agente  Gallo ­lo que lo obligó a “correrse para un costado” según sus propias palabras, o  lo que es lo mismo según lo relató Prátola: “se le tiró encima a Gallo”­. Fueron  varios también los que pudieron afirmar que los imputados a bordo del automóvil  mencionado  siguieron su marcha por dicha  arteria pero ya perseguidos  por el  móvil 141. Sobre todas las circunstancias antes descriptas son totalmente contestes  los testigos Santillán, Gallo, Procacci y Prátola. Procacci observó también cómo  el automóvil perdió el paragolpes y la patente durante la colisión, lo que condice a  su vez con lo declarado por el ayudante Rubén Caballero en punto al secuestro de  la chapa patente con partes de plástico de paragolpe en la avenida Nazca en su  intersección con la calle Camarones (ver fs. 4 y acta de fs. 5).  

Sobre el trayecto de la persecución luego de tomar por Camarones 

­que ya Gallo y Santillán por sus ubicaciones no pudieron observar­ son contestes  todos los testigos con mayores o menores precisiones según la participación que  les cupo a quienes estuvieron involucrados en ella y tal como puede verse en el  croquis   de   fs.   42:   tres   cuadras   por   Camarones   hasta   Bolivia,   por   Bolivia   en  contramano durante dos cuadras, luego por Agustín García cinco cuadras, para  doblar por Andrés Lamas ­momento que observa también el testigo civil Saretzky  a quién luego haremos referencia­ y luego por San Blas a contramano dos cuadras  ­lo   que   incluso   fue   oído   por   el   agente   Gerez   merced   a   las   modulaciones   del  comando radio eléctrico­, para luego doblar en Sánchez ­aquí fue el incidente con  Gerez al que haremos referencia seguidamente­ y luego Camarones, nuevamente a  contramano.   Este   último   tramo   también   fue   observado   por   un   transeúnte  ocasional, Julio Daniel Pellegrini ­fs. 147­ quien ofició como testigo del secuestro  del automóvil (afirmó que “circulaba a gran velocidad un rodado particular marca  Audi que dobló por la calle Terrero también de contramano pudiendo ver que  frenó y era perseguido por muchos patrulleros­, donde se detuvo el automóvil al  doblar   por   Terrero”).   Como   puede   observarse,   este   derrotero   observado   en   su  totalidad   por   los   agentes   Prátola   y   Procacci   ­quienes   estaban   a   cargo   de   la  persecución­ contó además durante varios tramos con el testimonio conteste de  testigos pertenecientes a la fuerza como Gallo y Gerez, pero también ajenos a ella,  vgr. Santillán, Saretzky y Pellegrini. Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

 

Con   respecto  al   episodio   que  involucró   al   agente   Gerez,  resulta 

también incomprensible la objeción de los dos defensores particulares. En efecto,  el   defensor   de   Romero   afirmó   que   Procacci   fue   mendaz   al   endilgar   una  “intencionalidad” con respecto a la embestida contra el agente que los imputados  no tuvieron. Considero que no puede hablarse de mendacidad, pues si bien quien  vivió   el   episodio   de   modo   directo   ­Gerez­   ha   señalado   que   no   hubo   una  “voluntad” de atropellarlo sino una suerte de imprudencia por la velocidad, bien  pudieron desde la posición del patrullero ­y sin animosidad alguna para con el  imputado­ interpretar que el conductor del automóvil Audi estaba embistiendo a  Gerez con conocimiento de ello, máxime al advertir el estado en el que quedó la  bicicleta. No se trata de una “mentira” del agente Procacci conforme lo señala el  esmerado Defensor sino de una distinta y explicable interpretación de los hechos,  que de todos modos y como se verá en la calificación legal ­precisamente merced  a   los   dichos  de  Gerez  y  de  las   demás  circunstancias  de  la   causa­,  no  será   el  episodio que para el tribunal ha de tener entidad como para ser subsumido en el  delito de resistencia (la que quedará circunscripta al primer e indiscutido hecho de  violencia contra el agente Gallo y en el que se hizo caso omiso a la voz de alto por  él impartida). Por otra parte, tampoco fue el hecho que motivó la acusación del  señor   Fiscal   General,   quien   expresamente   manifestó   que   la   embestida   fue  producto de la velocidad sin ninguna otra intencionalidad. Por lo tanto, ello deja  vacío de contenido a este planteo defensivo.  

Tampoco se encuentra controvertido lo ocurrido durante el último 

tramo   de   la   persecución,   es   decir   el   de   la   huída   a   pie   de   González,   quien  descendió   del   lado   del   conductor   y   arrojó   la   campera   que   vestía   –ver  declaraciones de Procacci y Prátola en donde se especificó que la campera fue  encontrada posteriormente, así como la declaración del testigo Pellegrini.  

Con respecto a la entrega del arma por parte de quien la encontrara 

previamente   ­Mauricio   Alberto   Saretzky­,   el   subinspector   Procacci   y   el   cabo  Prátola indicaron durante la audiencia que aquélla se produjo en el momento en el  que el automóvil Audi ya se había detenido. De modo totalmente coincidente se  expresó el vecino Pellegrini. A fs. 147 de su declaración incorporada por lectura  puntualizó que “vio cuando un masculino a bordo de un Chevrolet Corsa entregó  una pistola con proyectiles y una gorra, diciendo que habían sido arrojados”. Lo  alegado   por   los   señores   Defensores   acerca   de   la   falta   de   precisión   en   la  declaración de Saretzky sobre el modo concreto en el que fue arrojada el arma  (desde   la   ventana   derecha   o   abriéndose   la   puerta   derecha   del   autómovil),   no  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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reviste   mayor   importancia.   Lo   cierto   y   concreto   es   que   Saretzky   observó   el  momento en el que el arma era arrojada desde el lado derecho del vehículo, lo que  también fue recordado por el subinspector Procacci como referido por aquél al  momento de entregar el arma y, como se dijo, por el testigo Pellegrini.   

Por lo demás, el hecho de que Saretzky hubiera podido observar el 

momento en el que se arrojó el arma y no hubiera hecho lo propio el personal  policial   que   perseguía   a   los   imputados   ­lo   que   también   fuera   objetado   por   la  Defensa­ tiene una clara y lógica explicación. En efecto, Saretzky venía en su  automóvil por la calle Lamas, tal como indicara, mientras que el automóvil Audi  tomó Lamas desde Agustín García. Es precisamente en el momento en el que  dicho   automóvil   dobla   –según   lo   refiere   Saretzky   en   tres   pasajes   de   su  declaración­   cuando   observa   que   cae   un   objeto   desde   el   Audi.   Saretzky   se  encontraba 50 m detrás, pero por Lamas. Es por ello que pudo ver el preciso  momento en el que se arrojó el objeto, lo que lógicamente no podía ser visto por  el patrullero que seguía al Audi porque que al momento en el que hizo el giro  necesariamente   todavía   se   encontraba   sobre   Agustín   García.   También   puede  explicarse   fácilmente   ­a   diferencia   de   lo   que   señala   la   señora   Defensora   del  imputado   González­   que   Saretzky   hubiera   podido   observar,   desde   donde   se  encontraba, que los móviles policiales estaban detenidos en Camarones y Terrero.  Es  claro que Saretzky, que venía en su vehículo, se viera forzado a seguir su  marcha por Lamas en el sentido del tránsito ­ya con el arma en su poder­ y no por  San Blas como lo hicieron el automóvil Audi y el patrullero, en tanto éstos se  desplazaban   a   contramano;   es   claro   también   que   con   solo   avanzar  indefectiblemente hacia la siguiente esquina de la misma calle Lamas ­o sea en su  intersección con Camarones­ pudiera ver perfectamente a los móviles policiales  que tan solo se encontraban a una cuadra ­Terrero y Camarones­ (ver plano de fs.  42). Por lo demás, la afirmación del señor Defensor de Romero acerca de que  Saretzky no había podido determinar que el vehículo de donde vio caer el arma de  fuego fuera el mismo que transportaba a los imputados, no tiene asidero alguno,  pues   si   bien   el   testigo   manifestó   que   no   recordaba   la   marca   del   vehículo   sí  memoró   en   todo   momento   que   el   objeto   cayó   del   vehículo   que   venía   siendo  perseguido por un móvil policial (justamente es por ello que le llamó la atención  que un objeto fuera arrojado desde aquél). Y lo mismo afirmó el testigo ­para este  tramo, de oídas­ Pellegrini. De anverso, resulta inverosímil la hipótesis planteada  por el esmerado Defensor: que fuera Saretzky quien portaba el arma. En primer  lugar por qué no se comprende cuál sería la razón por la que entonces Saretzky  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

entregaría esa arma al personal policial, en segundo lugar porque es el propio  imputado González quien admite la existencia del arma en el interior del vehículo  ­aunque   niega   que   fuera   él   quien   la   portara   endilgándole   tal   conducta   a   su  consorte de causa­ y en tercer lugar porque no solo los policías ­si el defensor  apuntara a una suerte de “confabulación” contra su defendido­ sino que también el  testigo  Pellegrini,  totalmente  ajeno  a la  fuerza  policial,  vio  el  momento y  los  términos de la entrega del arma por parte de Saretzky.  

Como   ya   dijimos   todos   los   testimonios   y   la   reseñada   prueba 

instrumental y documental se ven también completadas por las ya mencionadas  actas de secuestro de fs. 5, 8, 31 de ambas causas y por el acta de detención de  González a fs. 30 de la causa que acreditan lo concerniente al lugar en que se  llevaron a cabo cada uno de esos procedimientos, así como también el aspecto y  vestimenta del imputado González y las características de lo secuestrado. A ello  se agrega, los informes periciales respecto del gorro, teléfonos y la patente (fs. 46,  47 y 169 de ambas causas y las fotografías a fs. 48/50).  

VII.­ Que corresponde pues ahora, establecer la adecuación típica 

del supuesto de hecho acreditado en el acápite anterior.  

Considero que en el caso del imputado González el hecho debe ser 

subsumido en el tipo penal de “resistencia a la autoridad” (art. 239 del Código  Penal) y en el de “portación de arma de guerra sin la debida autorización legal”.  A este último tipo penal también se adecua la conducta del imputado Romero.  

En el caso se presentan claramente los elementos del tipo objetivo 

“resistencia a la autoridad”, en tanto González, quien como ya se determinara  conducía el vehículo marca Audi se opuso con violencia a la acción dispuesta por  el funcionario ­suboficial Gallo­ para hacerle cumplir algo (voz de alto).  

Se trató claramente de una secuencia que “ha revestido la entidad 

suficiente como para comprometer el desarrollo del acto funcional que se esta(ba)  llevando a cabo por la autoridad” (D’ Alessio Andrés, Código Penal de la Nación   ­Comentado   y   Anotado­,   tomo   II,   La   Ley,   Buenos   Aires,   2009,   p.   1179).   El  imputado González se resistió al funcionario que estaba actuando en ejercicio de  sus   funciones,   haciendo   un   uso   indiscutido   de   violencia   para   oponerse   al  cumplimiento de la orden impartida por la autoridad. La orden de detención del  suboficial   Gallo   fue   ­tal   como   señala   el   señor   Fiscal   General­   evidente   e  inconfundible (ya hemos señalado en el acápite anterior que todos los testigos  involucrados en ese tramo fueron contestes acerca de la existencia de dicha orden)  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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y que generó la oposición activa del imputado, quien desoyendo la voz de alto  chocó el automóvil Audi que conducía contra un  automóvil Renault 19 y luego  emprendió la fuga a una velocidad tal en dirección al agente Gallo que lo obligó a  “correrse   para   un   costado”   en   tanto   “se   le   tiró   encima”.   Desobediencia   que  durante todo el trayecto en el que se desarrolló implicó ignorar sistemáticamente  la voz de alto causando otros tantos daños materiales y poniendo en peligro a las  personas que por allí se desplazaban.  

En un caso similar a éste en el que el imputado realizó persistentes 

intentos de fuga sin golpear de manera efectiva al personal policial, se afirmó que  ello no permitía descartar la figura de resistencia a la autoridad “ya que para que  se configure ésta no son necesarios golpes de puño, patadas o cabezazos, sino que  …   alcanza   con   cualquier   acción   destinada   a   trabar   el   ejercicio   de   un   acto  funcional (CCC Sala VII, causa 24.767, “Bruno Sebastián”, del 3 de septiembre  de 2004; con cita de Creus).  

En cambio, y como ya puede apreciarse, sí asiste razón al señor 

Defensor particular del imputado Romero en punto a que no puede concluirse a  partir de las pruebas de la causa que éste también haya sido sujeto activo del tipo  penal de resistencia, puesto que establecido como está ­conf. el acápite anterior­  que   él   ocupaba   el   lugar   del   acompañante   y   no   habiéndose   constatado   que   se  hubieran desplegado conductas distintas a la temeraria conducción del vehículo,  mal   puede   atribuírsele   esa   participación   a  quien   no   lo  conducía,   sin   importar  obviamente si en su fuero interno ­exento de la autoridad de los magistrados­  acordaba con tal despliegue. Debe quedar claro que no hay dudas acerca de la  actitud   elusiva   de   los   dos   imputados,   mas   ello   no   se   extiende   a   una   actitud  activamente   violenta   y   refractaria   de   ambos.   Es   por   ello   que   César   Eduardo  Romero debe ser absuelto en orden al delito de "resistencia a la autoridad" por el  que fuera acusado. Por los mismos fundamentos, no se hará lugar al pedido de  decomisar   el   automóvil   marca   Audi   patente  GZW­014,   propiedad   de   César  Eduardo Romero, efectuado por el Sr. Fiscal Gral.  

Con   respecto   a   la   adecuación   de   los   hechos   al   tipo   penal   de 

portación de arma de guerra sin la debida autorización legal, no cabe duda alguna  según lo afirmado en el acápite relativo a la valoración probatoria que la pistola  semiautomática marca “Tanfoglio” serie “Z14856” calibre 9x19 mm  fue arrojada  desde el automóvil durante el escape en cuestión, lo que denota que ésta estaba  siendo portada por quienes se encontraban en el automóvil con anterioridad a ese  momento. La existencia del arma y su reconocimiento fueron afirmados por todos  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

los testigos mencionados en el capítulo anterior ­ver también acta de fs. 8­, a lo  que se agrega lo manifestado por el propio imputado González. Es por ello que, a  diferencia de lo que sostiene el señor Defensor del imputado Romero, no se trata  de una huérfana declaración de quien pretende deslindar su responsabilidad en  perjuicio del coimputado, sino que en lo que hace a la existencia de dicha arma en  el   automóvil   en   cuestión   solo   viene   a   refrendar   lo   que   ya   se   encontraba  plenamente probado por distintos medios, tal como pudo verse. En efecto, dicha  declaración en lo que aquí se discute ­la existencia del arma dentro del automóvil­  guarda total cohesión con las circunstancias de modo, tiempo y lugar acreditadas  por todo el plexo probatorio.  

Es claro que se trata de un arma de guerra, conforme la calificación 

del art. 4 del decreto 395/75, en atención a su calibre y que según el informe  pericial obrante a fs. 23 de ambas causas, se desprende que el arma de fuego  secuestrada que poseía un cartucho en su recámara y otros doce en su almacén  cargador, resulta de funcionamiento normal y presenta buen estado, por lo que  resultaba apta para el disparo.  

Corresponde también señalar que a fs. 123 y 185 se incorporó la 

respuesta enviada por el RENAR respecto de González y lo propio se hizo a fs.  151 y 159 de la causa respectiva respecto de Romero, determinándose que no se  encuentran inscriptos como legítimos usuarios de armas de fuego y por ende no  estaban autorizados a su tenencia ni portación.  

Como   ya  hemos   visto,  se  encuentra   plenamente   probado   que  el 

arma de guerra para cuya portación los imputados no estaban autorizados estuvo  por un tiempo dentro del habitáculo del automóvil marca Audi patente GZW­014  y   por   ende  en   la   esfera   de   custodia,   y   a   entera   y   cierta   disposición   de   los  imputados y también sabemos que el arma de fuego se encontraba en condiciones  de uso inmediato (en el mismo sentido CCC, Sala VI, causa nro. 40.332, “García  Fernando”, del 2 de noviembre de 2010, entre muchos otros).  

Sentado lo anterior y ya adentrándonos en la interpretación del tipo 

penal, considero que el delito de portación tal como lo sostiene un vasto sector de  la jurisprudencia “no requiere para su configuración el constante contacto físico  con el objeto cuya tenencia desautorizada la ley veda (y que) por ello el hecho de  que el encartado no llevara consigo la cosa, no es óbice para su configuración …  máxime   con   la   posibilidad   de     disponer   física   e   inmediatamente   del   [arma  cargada]” (CCC, Sala V, causa nro. 19.822, “Aguirre, Darío Gastón”, del 19 de  septiembre de 2002   y causa 22.345, “Ramírez Julio, del 15 de agosto de 2003,  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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entre muchas otras). Precisamente, el citado se trataba de un caso en el que el  arma se secuestró en el interior de un vehículo. Asimismo se ha afirmado que  “(p)orta quien lleva consigo, entre sus ropas, en su vehículo o en sus manos un  elemento (por ejemplo un arma cargada) en condiciones de uso inmediato” (CCC,  Sala VI, causa nro. 23.059, “Kovar, Miguel Angel”, del 20 de agosto de 2004).  Por ello se ha considerado en muchísimos casos que constituían   portación de  arma   de   fuego   los   supuestos   en   “dónde   ésta   fue   hallada   muy   a   mano   del  imputado” (ver las innumerables citas ­muchas de ellas en casos de automóviles­  en Sabrina Namer, Reseña de jurisprudencia: Tenencia y portación de armas de   fuego, Revista de Derecho Penal y Procesal Penal, octubre de 2008, nro. 10, pág.  1751 ss [1757]).  

Asumiendo, entonces, que la portación no requiere de un contacto 

físico permanente, es consecuencia inexorable de ello que también su modalidad  compartida   en   tanto   se   den   los   requisitos   de   cercanía   para   su   acceso   en  condiciones inmediatas de uso para cada uno de los imputados, debe ser afirmada.  Así, por ejemplo, se ha considerado, a mi modo de ver correctamente, que hubo  portación compartida cuando el arma en cuestión se encontraba ubicada entre la  palanca de cambios y el freno de mano (in re "Aguirre", ya citado) e incluso se lo  ha hecho en un caso, a mi criterio más cuestionable, en el que el arma se hallaba  bajo el asiento del conductor (conf. CCC , Sala VII, in re “Almonte de León” del  23 de octubre de 2003, entre muchos otros). En el caso “Fernando García” ya  citado se ha dicho: “(t)eniendo en cuenta que uno de los indagados se descartó del  arma tras advertir la presencia policial y que ésta fue incautada en la vía pública,  se infiere que el elemento estaba en la esfera de custodia de ambos (y que) tenían  la posibilidad cierta de disposición (por lo que) podemos hablar de una coautoría  respecto del delito de portación ilegítima de arma de fuego, donde el reproche  conjunto de la figura prevista por el art. 189 bis, inc. 2°, párrafo cuarto del código  sustantivo, se justifica en la medida en que ejercieron los supuestos autores una  portación compartida del arma, en el marco de una esfera de custodia también  compartida”.  

Es claro que para ello los dos sujetos debían tener conocimiento de 

que tenían dentro de su esfera de custodia un arma en condiciones inmediatas de  uso (dolo).  Y es el propio modo de comisión de los hechos un claro indicador del  dolo en ambos inculpados. En efecto, a la ya afirmada cercanía del arma para los  dos se suma la actitud elusiva propia de ambos ante la presencia policial ­ver lo  dicho ut supra­, lo que impide afirmar que alguno de ellos ignorara lo que el otro  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

sabía (como podría ocurrir en el supuesto en que el arma se encontrara debajo del  asiento de uno de los tripulantes y que esta situación fuera desconocida por el  otro).   De   modo   similar   se   ha   pronunciado   la   Cámara   Nacional   Criminal   y  Correccional en un caso análogo al presente sosteniendo que “(e)l conocimiento  de  la presencia del arma se verifica  a partir  de la aceleración  que produjo el  automóvil al percibir sus ocupantes la presencia policial … y del lugar ­visible­ en  donde se encontraba” (in re "Aguirre" ya citado). Sobre los dichos exculpatorios  de   González   en   tanto   no   se   relacionan   con   el   desconocimiento   acerca   de   la  existencia del arma en el vehículo sino de lo que podría entenderse, en principio,  como una causa de justificación, me expediré en el acápite correspondiente.  

Con respecto a la figura del encubrimiento es claro que a partir de 

la ya afirmada portación compartida de un arma sin la debida autorización, no  puede determinarse sin más quién de los imputados o si los dos simultáneamente  receptaron  el   objeto   como   procedente   del   ilícito  anterior.   En  el   requerimiento  ­tácitamente también en la acusación­ se afirmó que la circunstancia de que fuera  habida en poder de ambos  imputados permitía tener por probado que ellos  la  habían recibido de un tercero para su uso y a sabiendas de su origen ilícito. Mas  ello   no   necesariamente   es   así.   En   efecto,   de   ese   modo   y   sin   mayor  fundamentación   se   tuvo   a   la   figura   del   encubrimiento   como   asimilada  inexorablemente a la de la portación ilegítima, postura que no se haría cargo de  que   se   está   claramente   ante   dos   figuras   diferenciadas,   cuya   autoría     debe  establecerse en cada caso. En efecto, en el punto en el que se ha recortado la  secuencia traída a estudio no puede afirmarse si los dos imputados han llegado a  la posesión del arma por receptación con conocimiento de su origen ilícito, sino  tan solo con conocimiento de que no eran sus legítimos portadores, tal como ya  fuera establecido. Es por ello que en virtud de la hipotética concurrencia material  entre ambas figuras, corresponde absolver a los dos imputados en orden al delito  de encubrimiento agravado por el que fueran acusados.    

VIII.­  Que   no   se   han   verificado   causas   que   excluyan   la 

antijuridicidad, la culpabilidad o la punibilidad de las conductas típicas aplicables.  

Los dichos del imputado González que parecen aludir, en principio, 

a una suerte de estado de necesidad o coacción no pueden tener acogida favorable.  En   efecto,   a   la   afirmación   del   señor   Fiscal   General   acerca   de   que   resultaba  absolutamente inverosímil que González abandonara su tarea diaria (tal como la  describen los testigos Soplán, Páez y Álvarez) para conducir hacia el centro en un  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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auto ajeno desconociendo el motivo, debe agregarse también que los dichos de  González acerca de una suerte de amedrentamiento no condicen en absoluto con  las constancias de la causa. En primer lugar porque no se explica cómo ya desde  un primer instante González partió conduciendo a alta velocidad (conforme los  dichos de todos los testigos) cuando con el automóvil aun estacionado y luego  varado   por   la   presencia   de   otros   rodados   ­a   punto   tal   que   tuvo   que   embestir  fuertemente a uno­ tenía la clara posibilidad de huir del vehículo. Pero aun cuando  se considerara que este comportamiento no le era exigible, es claro que lo que  contradice de modo absoluto sus dichos acerca de su participación "coaccionada",  lo constituye el hecho de que una vez que se hubo arrojado el arma desde el  automóvil ­es decir el objeto que tanto lo amedrentaba­ aquél siguió manejando a  toda velocidad casi cinco cuadras más y en dos oportunidades ­por San Blas y por  Camarones­   incluso   en   contramano.   No   se   explica,   entonces,   cómo   ante   la  inexistencia de la alegada amenaza que lo obligaba a conducir del modo en que lo  hizo, continuara en esa tesitura. También resultaría inexplicable su huída a pie  cuando ya no solo el arma sino ni siquiera el propio Romero se encontraba en el  lugar. Y menos explicable según su versión resulta el hecho de que durante esa  huída a pie se hubiese despojado de la campera que llevaba puesta, lo que lejos de  indicar su ajenidad respecto de los hechos, es reveladora ­en tanto habitual ardid­  de  su relación  con la  conducta delictiva previa. Por otra  parte, este particular  detalle   implica   una   clara   elaboración   racional   acerca   de   lo   conveniente   que  tampoco encaja con lo que sería el comportamiento de una persona “bloqueda”  (estado   en   el   que   González   dijo   encontrarse   a   punto   tal   de   no   recordar   que  embistió una automóvil y una bicicleta, que circuló varias veces a contramano y  que lo perseguían varios patrulleros con balizas y sirenas). En suma, ninguno de  los extremos mencionados guarda conexión de sentido con una posible coacción o  con un estado de semi inconciencia, producto de esa misma coacción.  

Por   todo   lo   expresado,   entiendo   ­como   ya   se   adelantó­   que   el 

comportamiento de César Eduardo Romero configura el delito de portación de  arma de guerra sin la debida autorización legal (art. 189 bis, inciso 2do., párrafo  4to del Código Penal) en carácter de autor (art. 45 del mencionado Código). En  tanto que las conductas de Javier Adolfo González son constitutivas de los delitos  de portación de arma de guerra sin la debida autorización y de resistencia a la  autoridad (art. 189 bis, inciso 2do., párrafo 4to y 239 del Código Penal) en calidad  de   autor,  los   que  concurren   materialmente   entre   sí  (arts.   45  y   55  del   Código  Penal). Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

 

IX.­  Que, en consecuencia, sólo cabe considerar cuál es la pena 

que corresponde imponer a los acusados. En dicho cometido y tal como lo ha  expresado la Corte Suprema de Justicia de la Nación  in re  “Fernando Ramírez”  (Fallos   CSJN   330:490)   las   pautas   para   su   mensura   deben   expresarse  explícitamente,   teniendo   en   cuenta   que   los   arts.   40   y   41   no   indican  necesariamente el sentido en que deben ser valoradas.  

En el caso de Romero no hay circunstancias agravantes de peso que 

permitan apartarse del mínimo legal establecido para la figura, de por sí ya muy  elevado.  

Distinta   es   la   situación   de   González,   en   tanto   en   primer   lugar 

confluyen en su caso dos delitos que concurren materialmente y además porque  respecto del delito de resistencia a la autoridad debe ponderarse como extensión  del daño causado los  producidos por González en su conducción temeraria al  embestir   fuertemente   tanto   al   automóvil   Renault   19   como   a   la   bicicleta   que  conducía   el   agente   Gerez   (sobre   el   estado   en   el   que   quedó   esta   última   ver  fotografías a fs. 43/44 y 161) y como extensión del peligro causado, el propio de  desplazarse en horas de la mañana y por calles transitadas a altísima velocidad y  varias veces a contramano, provocando un claro riesgo para los particulares que  por   allí   circulaban.   Ello   conjugado   con   los   atenuantes   derivados   de   la   buena  impresión causada durante la audiencia así como de la acreditada habitualidad  laboral del imputado, me conducen a incrementar en dos meses el mínimo legal  establecido para la figura concursal.  

La ponderación conjunta de tales pautas ­de conformidad con los 

arts. 40 y 41 del Código Penal­ me llevan, entonces, a proponer al acuerdo que se  imponga a César Eduardo Romero la pena de tres años y seis meses de prisión y a  Javier Adolfo González la pena de tres años y ochos meses de prisión.  

Toda vez que la pena de prisión impuesta supera los tres años, debo 

expedirme sobre la aplicación del art. 12 del Código Penal. En dicho cometido,  considero que corresponde declarar su inconstitucionalidad y, consecuentemente,  no aplicarla en el presente caso (conf. sentencia dictada el 22 de abril de 2013, en  la causa nro. 3895/4051 seguida respecto de Cristian Gustavo Gatti y otros.). Sin  perjuicio de compartir las consideraciones formuladas por mi distinguido colega  Dr. Báez en oportunidad de la deliberación y que a continuación expondrá, haré  un par de consideraciones adicionales.

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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Simplemente quiero señalar que en la hipótesis de la suspensión de 

la patria potestad (responsabilidad parental en el nuevo Código Civil y Comercial  de la Nación, conf. art. 638 ss.), no observo otro contenido sino aflictivo en el  hecho de que quien se encuentre privado de su libertad por más de tres años no  pueda decidir sobre cuestiones trascendentes que involucren a sus hijos menores.  Dicho contenido aflictivo que implica despojar a cierto grupo de condenados de  las decisiones que hacen a la crianza de los hijos menores durante el tiempo que  dure la condena, no se condice ni con el trato humanitario o tratamiento humano  ni   con   el   respeto   debido   a   la   dignidad   inherente   al   ser   humano   que   debe  observarse   durante   la   ejecución   de   la   pena   conforme   el   art.   XXV   de   la  Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 5.2 de la  Convención   Americana   sobre   Derechos   Humanos,   art.   10.1   del   Pacto  Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, entre otros conf. art. 75, inc. 22  de   la   Constitución   Nacional).   Tampoco   con   el   principio   de   proporcionalidad  mínima de la pena en cuanto al costo en términos de afectación de derechos de los  condenados.  

En   efecto,   la   histórica   y   anacrónica   redacción   del   art.   12   del 

Código Penal ­nacida bajo el ropaje de un loable objetivo tuitivo­ ha devenido  inconstitucional   en   función   de   la   evolución   del   derecho   constitucional   de   los  derechos humanos, en tanto no se condice con la progresiva atenuación de los  efectos   del   encierro   que   se   viene   propugnando   modernamente   desde   la  "Declaración Universal de Derechos Humanos" del 10 de diciembre de 1948; las  "Reglas   Mínimas   para   el   Tratamiento   de   Sentenciados"   (Ginebra,   1955)   y   el  "Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos" (Asamblea General ONU,  19 de diciembre de 1966, principio que ya se encuentra presente en el decreto  412/58 ratificado por la ley 14.467, actualmente contenido y profundizado por la  ley 24660 en consonancia con otros documentos internacionales como las "Reglas  Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de la Libertad"  (Reglas de Tokio. dic. de 1990).  

Parece de algún modo un contrasentido que mientras el art. 32 de la 

ley 26.472 modificatoria de la ley de Ejecución Penal 24.660, prescribe que “(e)l  juez de ejecución, o juez competente, podrá disponer el cumplimiento de la pena  impuesta en detención domiciliaria: (…) f) A la madre de un niño menor de cinco  (5)   años   o   de   una   persona   con   discapacidad,   a   su   cargo”,   arrebate   al   mismo  tiempo a quien se encuentra privado de libertad con penas mayores a tres años, el  ejercicio   de   la   patria   potestad   (a   su   vez   no   logra   comprenderse   cómo   se  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

compatibilizan los casos en los que una persona con arresto domiciliario y que  convive con el menor, tiene ­al mismo tiempo­ suspendido el ejercicio de la patria  potestad). Por otra parte, en los restantes casos, se hace recaer en el progenitor que  se encuentra en libertad, toda la responsabilidad en las decisiones ­también las  económicas­ que involucren a los niños, debiendo así asumir ­generalmente las  mujeres­ un doble rol parental.  

La suspensión de la patria potestad (hoy responsabilidad parental) 

en nada contribuye tampoco respecto de otros fines expuestos en los tratados antes  mencionados, fines que recepta el art. 168 de la ley 24.660, que en su acápite de  Relaciones Sociales y Familiares establece que: “las relaciones del interno con su  familia,   en   tanto   fueren   convenientes   para   ambos   y   compatibles   con   su  tratamiento, deberán ser facilitadas y estimuladas”. Tampoco se compadece con  los   objetivos   constitucionales   de   resocialización   propios   de   la   ejecución  penitenciaria   (artículos   10.3   del   Pacto   Internacional   de   Derechos   Civiles   y  Políticos y 5.6 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en función  del artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional). En efecto, debe tenerse en  cuenta que la situación de encierro conlleva de por sí el debilitamiento del lazo  familiar que debe fortalecerse en tanto derecho a mantener el vínculo familiar y a  no ser objeto de injerencias arbitrarias en la familia. Por ello todo lo que vaya más  allá  de  lo  imprescindiblemente  necesario  en cuanto  a la  ejecución  de la  pena  implicaría una injerencia arbitraria. Debe tenerse en cuenta, además, que a los  padres incumbe la responsabilidad primordial respecto de sus hijos menores y es  por   ello   que   los   Estados   deben   proporcionar   las   herramientas   para   dar   plena  efectividad al ejercicio de esa responsabilidad a fin de dar a los niños un nivel de  vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social (conf.  art. V DADDH, 12 y 16 DUDH, 11 CADH, 17 PIDCyP, y 9, 27.1, 27.2 y 27.3  CDN), y el deber del Estado de proteger a la familia (art. 14 bis CN, 23 PIDCyP y  10 PIDESC, entre otros).  

Asimismo,   y   si   bien   el   concepto   de   “interés   superior   del   niño” 

(Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño) así como la exigencia  de brindar una atención primordial a dicho interés superior (art. 3 de la citada  Convención) han sido utilizados para justificar la más variada gama de decisiones  judiciales ­conceptos que se ven transformados según quien los pronuncie­, lo  cierto   es   que   suspendiendo   el   ejercicio   de   la   patria   potestad   [responsabilidad  parental] no sólo queda el padre a merced de las decisiones del otro progenitor sin  que   exista   fundamento   alguno   de   la   pena   que   permita   explicar   tamaño  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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cercenamiento ­obvio, siempre que el delito no guarde relación con el menor en  cuestión­,   sino   que   se   le   quita   también   al   menor   de   un   modo   indebido   y  desmedido, la necesaria “referencia paterna o materna”, según el caso, más allá de  la que de suyo se encuentra atenuada por la condición de encierro del progenitor.  A su vez, el art. 8.1 de la Convención mencionada obliga a los Estados parte a  respetar   el   derecho   del   niño   a   preservar   sus   relaciones   familiares,   las   que  obviamente   serán   mejor   aseguradas   en   tanto   ambos   progenitores   conserven   la  patria potestad [responsabilidad parental] sobre aquéllos. Por lo demás, también  en materia de responsabilidad parental puede propugnarse lo mismo que establece  la Convención de los Derechos del Niño en su art. 9.3 en cuanto a que deben  respetarse  los  derechos   del  niño  que esté separado  de  uno  o ambos   padres,  a  mantener relaciones personales o contacto directo con ambos  padres  de modo  regular (criterio receptado recientemente también a nivel infraconstitucional por  el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación).  

X.­ El resultado del proceso trae aparejada la imposición de costas 

causídicas   (artículos   29,   inciso   3º   del   Código   Penal,   530   y   531   del   Código  Procesal Penal de la Nación).  

XI.­

 Finalmente,   corresponde   remitir 

la   pistola 

semiautomática marca  Tanfoglio, serie Z14856, calibre 9x19 mm  al Sr. Juez a  cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción nro. 46, Secretaría nro.  134, en relación con la causa nro. 43056/2011.  

Tal mi voto.

 

El Dr. Báez dijo: Que adhiero al sufragio de la distinguida colega que lleva la 

voz en particular a la inconstitucionalidad del artículo 12 del C.P., más allá de las  consideraciones que efectuaré. Si bien es honesto destacar que, en el pasado, he  avalado   jurisdiccional   e   implícitamente,   las   accesorias   legales   un   abordaje  remozado de la cuestión me persuade a revindicar los esmerados argumentos de la  defensa   oficial   y,   por   esa   banda,   propiciar   la   punga   que   reviste   la   norma  mencionada con el texto supremo.  

No   se   me   oculta   ciertamente   que   en   mas   de   una   oportunidad 

(Causa   “Arguilea,   Ezequiel   Jesús”   rta.   5/4/202;   fallo   publicado   en   Revista   de  Derecho Penal y Criminología pág. 78 Año II, Numero 9,  Octubre 2012 Ed LA  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

LEY,   entre   muchas   otras)   he   tenido   la   ocasión   de   señalar   que  nuestra   Corte  Federal,  ha  apontocado  que las  leyes  debidamente  sancionadas  y  promulgadas  llevan   en   principio   la   presunción   de   validez   (Fallos   263:309)   siendo   que   la  declaración de inconstitucionalidad es un acto de suma gravedad, “última ratio”  del orden jurídico, ejerciéndose con carácter restrictivo y únicamente cuando la  repugnancia   con   la   cláusula   constitucional   es   manifiesta,   incompatible   e  inconciliable con ésta  (Fallos 306:325).  

También que ese propio tribunal ha resuelto que las leyes deben 

interpretarse   y   aplicarse   buscando   la   armonización   entre   éstas   y   teniendo   en  cuenta el contexto general y los fines que se informan de modo que no entren en  pugna unas con otras y no se destruyan entre si por lo cual debe adoptarse el  sentido   que   las   concilie   y   deje   a   todas   con   valor   y   efectos   (Fallos   309:1149;  307:518; 314:418).  

No obstante ello, estimo prudente, en la especie, y sin perjuicio del 

tratamiento que se suministre en cada caso en particular, penetrar en el delgado  péndulo que nos ofrece ese dicho marco excepcional y auspiciar, en este caso en  concreto,   la   ausencia   de   adecuación   de   dicha   norma   con   el   ordenamiento  supremo.  

Para ello he de analizar el primer segmento de la prohibición que 

germina de la manda que se cuestiona ­vinculada a la aptitud patrimonial­ para  luego penetrar en la lindante con el estado de familia que se impide.  

Es cierto que dicha norma ha sido reivindicada por cierta doctrina 

en función del carácter tutelar, no represivo, que alcanzaría a la interdicción del  recluso. Dicha interdicción, a juicio de  ésta, deriva de la falta de libertad del  penado, que finiquita cuando se extingue la pena y el sistema de incapacidad se  vincula no ya con la pena misma sino no con los efectos de ella (Díaz de Guijarro,  Enrique   “Capacidad   Civil   del   Liberado   Condicional”   J.A.   67­713/714;   Soler,  Sebastian  “Algunas  Cuestiones   Civiles   en  el   Proyecto  de Código  Penal”  J.A.  1960­VI­112).  

De manera invertida, estoy convencido que la propia regulación que 

cobija el Código Penal perfila un instituto que se entronca mas con el castigo que  con la protección tutelar del penado. Creo que el propósito de la interdicción legal  es esencialmente represivo y que tiene por objeto privar al condenado del ejercicio  de sus derechos civiles, infligiéndose por este medio un tormento adicional.  

Su   regulación como accesoria de la pena privativa de la libertad 

nos habla a las claras de su naturaleza retributiva. Concebir al penado como un  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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incapaz se sustenta en una alternativa lógicamente falaz: el condenado no es por  el solo dictado de la admonición una persona con inferioridad intelectual que ve  menguado el ejercicio de sus derechos por carencias volitivas.  

Me parece que imponer coercitivamente un régimen como el que 

venimos   despuntado   atenta   contra   el   derecho   de   propiedad   cuyo   resguardo  descansa en el artículo 17 de la Constitución Nacional.  

Desde ese sendero, puede darse la circunstancia paradojal que el 

condenado acceda a la libertad condicional y seguir inhabilitado   al no haber  expirado el tiempo de la condena.  

Más gravosa aun sería la situación que hallándose en libertad el 

tribunal ­en uso de sus facultades­ prorrogue la inhabilitación civil.  

Explican Zaffaroni, Alagia y Slokar (Derecho Penal. Parte General 

pág. 948 Ediar Bs. As. 2000) que la inhabilitación para la administración de los  bienes del penado es la adaptación de hogaño mas marcada de la muerte civil  desaparecida en Francia en 1854 y en Baviera en 1849.  

La pena accesoria por el cual se inhabilita al recluso ­colocándolo 

bajo la fusta del régimen de curatela­ para administrar sus bienes y disponer por  actos entre vivos es inconstitucional y trasunta a considerarlo un resabio de los  sistemas autoritarios lesivos a las garantías de los ciudadanos que colisionan con  los derechos humano y poco tiene que ver con una disciplina de excepción que la  Corte Federal ha calificado como ultima ratio (Fallos 320:2951).  

Por esa banda, se ha resuelto que la pena accesoria  impuesta  por 

el Código Penal en orden al ejercicio de ciertos derechos civiles atenta contra la  dignidad del ser humano y afecta a su condición de hombre produciendo un efecto  estigmatizante, innecesariamente mortificante   violatorio de los artículos 10 del  Pacto   Internacional   de   Derechos   Civiles   y   Políticos   ,   5.6   de   la   Convención  Americana de Derechos  Humanos  y 18 de la  Constitución Nacional (Tribunal  Federal de Mar del Plata “Andreo , Armando” LA LEY 1998­ F – 699).  

Estoy   convencido   que   el   instituto   ­cuya   inconstitucionalidad   se 

propugna­   exhuma   la   antigua   muerte   civil   incompatible   con   la   evolución   del  derecho en los tiempos que corren e, incluso, con una concepción del derecho  penal actual que tiende mas reparación del conflicto que a la retribución.  

Dicha   ponencia,   cabalga   sobre   territorios   comunes   con   lo 

predicado por calificada doctrina en cuanto predica que el sistema de la ley es  excesivo pues suple completamente la voluntad del penado puesto que pese a ser  un sujeto que no es  asimilable  en cuanto a su incapacidad  con los  dementes,  Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

sordomudos o menores que carecen de voluntad ( Belluscio, Augusto ­Zanonni,  Eduardo “ Código Civil “. T. I pág. 55 Astrea  Bs. As 1993).  

Partamos de la base que el penado no es un alunado o un estólido 

ni, mucho menos, alguien que vea aniquilada las pulsiones volitivas propias de la  vida comercial; por ello, si el peculio del recluso desea ser cobijado resulta mas  mesurado el régimen de asistencia ­prohijado por Llambías­ (Tratado de Derecho  Civil. Parte General. T. I pag. 422 Abeledo Perrot 1992) por el cual el éste no es  desplazado en forma mecánica de sus derechos sino llamado conjuntamente con  otro al desempeño de ese ejercicio; este régimen hace ver la luz a una actividad  compleja cuyo elemento psíquico está integrado por la voluntad del titular de los  derechos ejercidos, completada por la voluntad de la persona que lleva a cabo su  función en el marco del régimen del mandato por el cual el penado delega en un  tercero de su confianza el gobierno de sus bienes.  

Paso   analizar,   ahora,   la   segunda     hipótesis;   esta   deja   ya   de 

vincularse con  el aspecto cremastítico para anidarse en las relaciones de familia  que se ven diezmadas por la accesoria en trato.  

Dese ese mirador, dejando a salvo los casos específicos en los que 

el tribunal deba aplicar sanciones indisolublemente ligadas al delito – por ejemplo  la privación de la patria potestad ante el caso de un delito cometido por el padre  en perjuicio de su hijo ­su regulación automática a toda pena prisión superior a  tres años implica un ejercicio habilitante del poder punitivo lesivo de derechos de  raigambre   constitucional   (T.O.C.   Nº   15   causa   3537   “Cerreira,   Diego   “   rta.  11/10/2011; voto del juez Martín).  

Estimo   pues   que   la   prohibición   automática   de   la   pérdida   de   la 

patria potestad, por fuera de lesionar los derechos civiles básicos del ser humano,  suministrando un tratamiento mortificante del recluso, se alza contra la protección  constitucional de familia.  

No me parece compatible con los dictados de la lógica limitar  el 

vínculo  del   condenado   con  su  grupo  familiar   cuando  el  reproche  que  aquí   se  canaliza lejos está de alcanzar a éste ; no debe pasar desapercibida la protección  constitucional que abriga al núcleo familiar ­acorde a lo preceptuado en el art. 14  bis   de   la   Carta   Magna­   en   cuanto   introduce   en   el   ordenamiento   supremo   los  principios   básicos   relativos   a   la   protección   de   la   organización   familiar   por   el  Estado (Belluscio, Augusto "Manual de Derecho de Familia” pág. 17 Depalma  1991; Tribunal Criminal Nº 1 de Morón “Torres Ruiz Diaz Adrián Marcelo” rta.  1/9/2010; fallo publicado en LLBA 2011 ( febrero ). Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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Poder Judicial de la Nación TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL NRO. 4 DE LA CAPITAL FEDERAL CCC 29102/2014/TO1

 

Creo que el ya invocado carácter subsidiario de esta disciplina de 

excepción hace ver una prevalencia ­al menos  en este tramo­ de la institución  familiar ­pilar básico del Estado­ y la preservación de los estados parentales por  sobre   los   fines   propios   de   la   propios   de   la   política   criminal   (Magoja,   Rubén  Esteban “  Reflexiones  sobre el avenimiento desde  la política criminal “LLBA  2011 (febrero), 54 ).  

Estas son las razones que me llevan a proponer que se declare, en 

este caso en concreto, la inconstitucionalidad del artículo 12 del Código Penal.  

Así lo voto.

  El Dr. Calvete dijo:  

Que adhiero al voto de la distinguida colega que abrió el acuerdo, 

con la salvedad a la declaración de inconstitucionalidad del artículo 12 del Código  Penal,  aunque   no   me   explayaré   al   respecto,   dado   que   la   cuestión   ya   ha   sido  definida,   remitiéndome,   en   homenaje   a   la   brevedad,   a   los   fundamentos   del  decisorio del Tribunal Oral en lo Criminal n° 13 en el caso “Maza, Ernesto”, del  18/6/2015, en el que ha quedado plasmada la argumentación aludida al rechazo de  dicho remedio excepcional.  

De conformidad con el acuerdo al que llegaron los Sres. Jueces, las 

disposiciones legales citadas y por aplicación de lo establecido en los arts. 18 de  la Constitución Nacional y 396, 398, 399, 402, 403 y 530 del Código Procesal  Penal, el Tribunal, por mayoría;    

RESUELVE:  

I.­  NO  HACER  LUGAR  a  la   nulidad   planteada  por  Sr. 

Defensor particular, Dr. Juan Erasmo González Sandoval, a cargo de la asistencia  técnica de César Eduardo Romero.  II.­   ABSOLVER  a  Javier   Adolfo   GONZÁLEZ,   de   restantes  datos   filiatorios   obrantes   en   el   encabezamiento,   en   orden   al   delito   de  encubrimiento por la receptación de una cosa proveniente de un delito, agravado  por haber sido cometido con ánimo de lucro, por el que fuera acusado por el  Señor Fiscal General.  

III.­  ABSOLVER  a  César   Eduardo   ROMERO,   de   restantes 

datos   filiatorios   obrantes   en   el   encabezamiento,   en   orden   a   los   delitos   de 

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

encubrimiento por la receptación de una cosa proveniente de un delito, agravado  por haber sido cometido con ánimo de lucro y resistencia a la autoridad, por los  que fuera acusado por el Señor Fiscal General.  IV.­   DECLARAR   LA   INCONSTITUCIONALIDAD  del   art.   12  del  Código Penal.  

V.­   CONDENAR  a  Javier   Adolfo   GONZÁLEZ,   de   restantes 

datos   filiatorios   obrantes   en   el   encabezamiento,   por   ser   coautor   del   delito   de  portación de arma de guerra sin la debida autorización legal, en concurso real con  el de resistencia a la autoridad, por el que debe responder como autor (c. nro.  18085/2014   ­reg.   interno   nro.   4448­)   a   la   pena   de  TRES   AÑOS   Y   OCHO  MESES DE PRISIÓN y al pago de las costas procesales (arts. 29, inc. 3ro., 55,  189 bis, inciso 2do, párrafo 4to. y 239 del Código Penal).  

VI.­   CONDENAR  a  César   Eduardo   ROMERO,   de 

restantes datos filiatorios obrantes en el encabezamiento, por ser coautor del delito  de   portación   de   arma   de   guerra   sin   la   debida   autorización   legal   (c.   nro.  29102/2014 ­reg. interno nro. 4610­) a la pena de TRES AÑOS Y SEIS MESES  DE PRISIÓN y al pago de las costas procesales (arts. 29, inc. 3ro. y 189 bis,  inciso 2do, párrafo 4to. del Código Penal).  

VII.­   NO   HACER   LUGAR  al   pedido   de   decomiso   del 

automóvil marca Audi A4, dominio GZW­014, efectuado por el Sr. Fiscal General.  

VIII.­   REMITIR  la   pistola   semiautomática   marca 

Tanfoglio, serie Z14856, calibre 9x19 mm al Sr. Juez a cargo del Juzgado Nacional  en lo Criminal de Instrucción nro. 46, Secretaría nro. 134, en relación con la causa  nro. 43056/2011.  

Insértese   en   el   Registro   de   Sentencias   del   Tribunal, 

practique el Sr. Actuario los correspondientes cómputos de pena, comuníquese al  Juzgado   de   Instrucción   originario,   a   los   Juzgados   de   Ejecución   que   resulten  desinsaculados,   a   la   Policía   Federal   Argentina   y   al   Registro   Nacional   de  Reincidencia y Estadística Criminal; oportunamente, ARCHÍVESE.

Fecha de firma: 16/03/2016 Firmado por: JULIO CESAR BAEZ, JUEZ DE CAMARA Firmado por: IVANA VERONICA BLOCH, JUEZ DE CAMARA Firmado por: ADOLFO CALVETE, JUEZ DE CAMARA Firmado(ante mi) por: IGNACIO FABIAN IRIARTE, SECRETARIO DE CAMARA #24250780#149341230#20160316132824321

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