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PONENCIA “CÁDIZ: SUR DE EUROPA Y ENCRUCIJADAS DE LAS AUTOPISTAS DEL MAR”. D. Jorge Ramos Aznar. Delegado Especial del Estado. Cádiz, 4 de octubre de 2012
Buenos días: Es para mí un honor comparecer ante ustedes para participar en la XXX Semana de Estudios del Mar que tenemos el honor de que se celebre en Cádiz. Cádiz que forma parte de forma muy significativa en la propia historia del mar. Hasta aquí, por tanto, todo correcto y previsible en función de la finalidad de divulgación del mar y sus consecuencias en el territorio y en la población. Menos coherente, en principio, el asunto del que voy a tratar, es una síntesis entre Territorio-Mar, en su vertiente puramente de generadora de actividad económica y bienestar para los ciudadanos. Resulta una entelequia en la situación de crisis mundial, en general, y en la de España y 1
Andalucía, en particular, abordar una cuestión que tiene una clara incidencia en las políticas de gastos, pero no es menos cierto que hablar de Infraestructuras es sinónimo de hablar de progreso. Y para alcanzar este progreso hay que resaltar la importancia de los emprendedores en la realidad económica actual, porque “sin emprendedores no hay empresas y las empresas configuran la economía”, siendo éste el trinomio básico y primordial para fomentar la actividad económica y propiciar la creación de empleo. Efectivamente, no se entiende en un contexto globalizado como el actual el disociar que el mar es un vehículo esencial y prioritario en las relaciones comerciales entre territorios, pero no es menos cierto que las infraestructuras del transporte por carretera y ferroviario, especialmente, condicionan la vocación difusora en el comercio internacional que tienen los puertos. Esto es así, desde el momento en que para potenciar los tráficos marítimos hay necesaria y obligatoriamente que contar con unas infraestructuras terrestres que 2
acerquen y hagan competitivos los productos que luego se intercambian o transfieren vía marítima. El esquema económico de hoy, se basa fundamentalmente en dos consideraciones: La competitividad y la movilidad. Un territorio para ser competitivo desde el punto de vista económico requiere de unas infraestructuras en tierra que resulten atractivas para la iniciativa privada en su implantación (accesibilidad, costes, etc..) y, en paralelo, de una garantía de accesibilidad y movilidad que sitúen sus productos en tiempo y forma en los mercados. España en general y Andalucía en particular han tenido y siguen teniendo en la actualidad, aunque con menos intensidad, graves problemas de comunicación y conexión por su condición de espacio periférico del núcleo de la actividad en Europa esencialmente. Tenemos una renta de situación en Andalucía envidiable: Unión entre dos mares, Frontera Sur de Europa, Unión entre dos continentes y puerta de entrada al Mediterráneo. A la vez contamos con el 3
sistema portuario de interés general de Estado más importante de España, los puertos de Huelva, Cádiz, Algeciras, Málaga, Motril, Carboneras y Almería que por sí solos constituyen una oferta envidiable en los tráficos de mercancía y pasajeros. Este conjunto potencialidad.
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Por otro, contamos con una clara debilidad derivada de la lejanía a los Centros de Negocios que se sitúan mucho más al Norte y ello condiciona la propia competitividad de nuestro territorio. La falta y carencia de comunicaciones terrestres y ferroviarias a través de grandes corredores que conexionen los centros de producción con los puertos de exportación e importación constituyen una clara amenaza y hacen que el sistema portuario mencionado no tenga, aun siendo muy importantes sus números, la trascendencia que debería tener. Es evidente que una conexión ferroviaria que conecte los centros productivos andaluces entre sí y con el resto de las regiones españolas y el territorio europeo es esencial para nuestro sistema portuario. 4
Igual ocurre con los grandes ejes Norte-Sur necesarios en las comunicaciones por carretera. Si a esto añadimos la desconexión que asimismo se produce entre los centros productivos y los propios puertos, nos encontramos con el núcleo del problema que tenemos en nuestra tierra. Resulta difícil entender en el Siglo XXI y en un mundo obligado de globalización que exige una competitividad atroz, el hecho de que el sistema portuario andaluz no tenga conexión entre sí y tampoco con los mercados nacionales e internacionales, especialmente con el corazón de Europa. En este contexto que se da en Andalucía, definido por la falta de cohesión y vertebración territorial entre los centros productivos los mercados y los puertos entre sí, es donde surge a partir de 2002 y de la mano de la entonces Comisaria Europea de Transportes, Loyola de Palacio, el rebautizo de las grandes rutas marítimas del Comercio como “Autopistas del Mar”.
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“Autopistas del Mar” que tienen por objeto reactivar el transporte marítimo de corta distancia en Europa, sobre todo para hacer frente a la congestión que registran desde hace tiempo los principales ejes de Carreteras Transfronterizos, y en especial en lo que respecta a España, el de los Pirineos. Hasta aquí muy bien porque tal apuesta supone el descongestionar, con lo que ello supone desde el punto de vista medioambiental y la apuesta por la sostenibilidad, los grandes ejes de comunicación terrestre en cuanto al transporte de mercancías, pero ello no deja de ser una intención desde el momento en que los grandes ejes de comunicación hasta el momento, y en lo que respecta a Andalucía, no son sino una utopía que sigue sin cumplirse desde hace más de una década en que se definió “a través del Libro Blanco la Política Europea de Transportes de cara al 2010”. Esos grandes ejes eran los denominados grandes corredores que, en lo que respecta a nuestra tierra, contemplaban el Corredor Mediterráneo, el
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Corredor Central y en menor medida el Corredor Atlántico. Corredor Mediterráneo que desde los Pirineos transcurría por todo el Litoral Español y conexionaba todo el sistema portuario andaluz hasta Cádiz; el Central, representado por la conexión férrea para pasajeros y mercancías en ancho internacional UCI, y que fundamentalmente desde la frontera francesa llegaba al Puerto de la Bahía de Algeciras; y en menor medida, el Corredor Atlántico que posibilitaba la conexión de Andalucía Occidental con el Algarve portugués y la región de Extremadura. La realidad es tozuda, el corredor terrestre que corresponde al tramo Español del Arco del Mediterráneo aún no ha llegado a Almería desde la Comunidad Valenciana; el Corredor Central sigue sin ser una realidad y los tráficos portuarios del Puerto de la Bahía de Algeciras recorren una orografía complicada en el tramo AlgecirasBobadilla, en el que la velocidad media no excede de 57 Km/h, y la conexión de Huelva en ese Corredor Atlántico no existe como tal. 7
Por tanto poca descongestión se puede hacer en unos corredores estratégicos de carácter TransEuropeo que no existen, a la vez que sigue sin existir la conexión de los centros productivos con los puertos andaluces, lo que nos lleva a la conclusión de que estamos ante una simple formulación de carácter retórico o de principios, que no se ha abordado con la celeridad necesaria y todo ello implica que Andalucía es incapaz hasta el momento de transformar su economía en una economía productiva competitiva, entre otras cosas y con independencia de la falta de vocación empresarial que hay en nuestra tierra, del contar con esas Infraestructuras. Esta situación, responde a la realidad, y la realidad viene marcada para demostrar precisamente todo lo expuesto, el hecho de que en su mayoría los Puertos Andaluces se aprovechan de su renta de situación estratégica para captar (y ahí están las estadísticas) tráficos de transbordo y no para introducir en el mercado europeo los propios productos generados en esta tierra.
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Se podrían poner infinidad de ejemplos al respecto, la falta de accesibilidad al sistema portuario andaluz consagra esperpentos como: La producción agrícola de Extremadura sale por Valencia porque sus comunicaciones son más fluidas y completas; los asentamientos industriales del Valle del Guadalquivir optan o por el Levante Español o por el Puerto Seco de Madrid. Resulta dramático, y a la vez frustrante, que el concepto de las Autopistas del Mar, como vía de salida de los productos andaluces, no sea una realidad y que esta realidad se deba a que no se han sabido o podido hacer los deberes para fundamentalmente conectarnos con los mercados europeos y que otros territorios adelanten a Andalucía en la llegada a los mercados, como es el caso de los productos hortofrutícolas de Marruecos que se sitúan en el corazón del comercio antes que los propios andaluces. Yo sé que hablar de hacer todo lo que no se ha sabido o querido hacer en la última década es complicado, y más en la situación actual de crisis
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mundial con efectos particularmente dañinos en la economía española. Pero sé también que cuando toque o cuando se pueda, pero siempre con carácter prioritario, habrá que llevar a cabo esta ingente operación de infraestructura logística que permita el plantearse un nuevo modelo económico y productivo en Andalucía y a su vez multiplicar por diez el papel de nuestros Puertos a través de esas Autopistas del Mar. Habrá que hacer muchas cosas, habrá que definir muchas estrategias, pero definidas éstas, habrá que acometerlas. Porque de ello va a depender el nuevo rumbo económico en Andalucía y que nuestra tierra, mi tierra, ocupe por sus potencialidades y por la valía de su gente el papel que sin duda no ocupa en la actualidad. Yo veo en un horizonte obligado, porque no hay otro, una Andalucía vertebrada, y conectada a sus Puertos, mediante las comunicaciones que hoy definen la competitividad, y a través de grandes 10
espacios productivos que a su vez si hacemos los deberes como debemos, implicarán la creación de grandes nodos logísticos que ampliarán los Hinterland económicos actualmente muy pequeños. Estamos en Cádiz y Cádiz es precisamente el ejemplo que se puede y se debe poner al respecto: Contamos con dos Puertos de interés general importantísimos, el de Cádiz con un incipiente tráfico de contenedores que complementa su oferta crucerística; el de Algeciras, líder en España y en el Mediterráneo en el tráfico de contenedores, (pero sólo en transbordo); contamos con una importante industria naval y aeronáutica de primera generación; contamos con un espacio geográfico envidiable conexión entre dos mares por donde transita la economía y puerta de entrada del Continente Africano; contamos con una industria y producción agroalimentaria de primer nivel; tenemos unas posibilidades tremendas en materia turístico-residencial y por tener, tenemos la Zona Franca de Cádiz, artífice experimentado en el comercio.
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No tenemos comunicación rápida y perpendicular hacia Europa de nuestros Puertos, por no tener, no tenemos ni la conexión ferroviaria entre los dos sistemas portuarios de la Provincia; no tenemos las comunicaciones e infraestructuras del transporte necesarias. Esa es nuestra debilidad y ese tiene que ser nuestro reto. Muchas gracias.
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