SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 9

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DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE, 2013 LATINO. Semanario Latinoamericano de Oregon
EL The Only Weekly Hispanic Newspaper of Oregon VOL 22 No. 25 DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE, 2013 www.ellatinodehoy.com LATINO d e Hoy GRATIS/FREE S

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I SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

KAFAEI,

I>£

afael Sanzio nació en la ciudad de Urbino, capital de un ducado que formaba parle de los dominios de la Iglesia. Juan Sanzio su padre fué pintor, y le hizo dedicarse des'^^ la infancia al mismo arte; pero viendo los rápidos í"'ogresos del joven Rafael, quiso darle por maestro el meí"" profesor que entonces habia, y le condujo á Perusa '•onde le hizo entrar en la escuela de Pedro Yanucci, Hablado el Perugino. _ Este fue' el último pintor célubre del siglo XV. ODservaba aun aquella especie de simplicidad primitiva í.^^ Candidez religiosa, que después cedió su lugar á cualades de ejecución mas brillantes aunque á nuestro mof ""^ pensar tneuos puras y en cierto modo mas pro, ' s . £i color de dicho maestro era claro sin ningún U '.^1' y aun sin ningún estudio en las mezclas : sus comj- ,'"^"°nes eran de una regularidad que prendaba la vista So '"^'^'o, su dibujo esmerado si no era fino y ^rmoniofael*''^ fispresiones eran contemplativas y tranquilas. Raesp . "modeló prontamente sobre estos ejemplos por una •pf^r ''* simpatía instintiva que le impelía á imiiar con Zura '^'^ ^^^^^ '^s formas cuya gracia, verdad y dulsa '^'^'"tUuian la principal belleza. Hallándose en Peru''ios ciflí'*^ ''^ llegar á la edad de 17 años, compuso vatilo d ? 0 ^' *." ^"^ cuales al paso que conservaba el eslUQ.y- . ^^^fugino, daba ya á sus obras mas animación y ente. Por entonces concurrió con Pinturrichio, ^^SU'tda se'ric.—TOMO II.

9

UBBIHO.

otro discípulo del Perugino , a decorar con frescas la H blioteca que sirve hoy de sacristia a' la Catedral da Sieiu. En los primeros años del siglo XVI se había firmado en Florencia un foco revolucionario que cambió i» faz de lai artes. Leonardo Vinci que liabia nacido machos años antes en aquella ciudad, se hallaba entonces eu el. apogeo de su reputación : distinguíanse sus obras v;or a a trabajo á la vez mas estudiado y mas gracioso que el de los artistas que le habian precedido, y parecía trazar una nueva senda. Miguel Angc! que se hallaba en la fiar de su juventud, y que hasta entonces solamente se liaKía distinguido por su cincel, escedió repentinamente á Leonardo Vinci por Ja ejecución de su cartón de la Cnerr.c de Pisa, cu el que la habitud de la anatomía y la dirección particular de su genio, le permitieron hacer brillar todo lo mas maravilloso, dificil y profundo qxie encierra la ciencia del dibujo. En Florencia era donde se determinaba aqnel movimiento científico que iba á elevar al arte á un grado mas alto del' que se habia visto eri el siglo precedente, aunque hacje'ndole perder algunas ñe, sus mas preciosas cualidades. Rafael que había bebido en Perusa en la fuente 3él arte sencillo y religioso de la edad media, conccíp ¡a necesidad de apropiarse los nuevos progresos á que ia ciencia conduela á la piutur». F u e á Florencia en iSOjyper-' raaneció en 1504. Obligudo & pasar á Urbino p a r e a n » del fallecimiento de sus padres, volvió en ISOSáíaKÍa&í 12 de enero de 1840.

SEMANARIO PINTORESCO KSPANOL.

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d e Mtídicis donde peniiaDecióhaste 1 5 0 8 . T u v o dos maest r o s ; uno fue Bartolomeo su contemporáneo que &.• un l>uen estilo de dibujo unía coloridor muy rico y mas a r monioso que el de sus rivales j el o l r o M a s a c c i o q u e m u e r t o en el siglo precedente Iiabia dejado en la capilla del Carmine modelos en que Ríif^el podía e n c o n t r a r reunidos la graciosa sencillez de la edad inedia que tanto amaba, y el principio de aquel estilo hacia el cual se dirigía todo e l arte moderno de su siglo. P o r grandes que fuesen sus deseos de ponerse d e s d e l u e g o en armonía con los progresos que diariamente L a cia la pintura , los cuadros que ejecutó en Florencia que í o n n u m e r o s o s , llevan aun la impresión fiel de las leccion e s y de los ejemplos del Perugino. La sobriedad casi d e s n u d a de li) composición, la claridad de los t o n o s , la e x a c t i t u d un poco seca del dibujo, la dulzura de las espresion e s , causan aun el m j y o r embeleso; esto es lo que llaman el p r i m e r estilo de R a f a e l , y hay personas que le prefiel e n á los que después siguió. Fortificado Rafael por los estudios que había h e c h o , I r a t ó de luchar con Leonardo Vinci y Miguel Á n g e l en tol lugar mismo de su triunfo , y se dirigía á Florencia á . solicitar obras dignas de sostener la comparación cou las d e aquellos dos maestros, cuando fue llamado á R o m a . E l p a p a Julio I I después de haber abierto la carrera á SU genio, quiso coronar por la gloria de l a s a r l e s la s u p r e m a c í a que h, manera que le diese el tio Antonio su molino, y que la Juans^le quisiese á ^1 y no quisiese á su marío, como Dios manda. Habiais de ver allí, como la bruja escomenzó ;á hacer redondeles en el suelo con uua vara de junco, diciendo muchas oraciones en latin y no sé cuantas palabrotas, y como dio una patada en un ladrillo , y el ladrillo se levantó, y salió un bote de ojálala , y del bote de ojálala salió un monigote muy feo con unos vigotazos.... — P u e s señor, vamos á lo prencipal que es el probo molinero, el cual saliendo una noche para el pueblo con una carga, al llegar muy cerca de la huerta de Panucho, T¡ó uua mujer sentada en una piedra que le pidió de limosna un poco de arina para bacci una loria. E l que tenía muy güeñas entrañas y hacía muchas caridades, mas que se la dio sin pensar en tal cosa y siguió su camino. Vamos á que cuando venía de vuella , se topa á la mesma mujer que encarándose con é l , le dá un cacho de torta, y le dice: « C o m e , Antoulo, que tendrás u e seciá, y arrea la ínula de priesa-quc haces falta en el mol i n o , y tu mujer está con un fraile.» Entonces el probé mozo echó á andar , y sintió un desfallecimieato tan grande en el estógamo que se comió la torta ; pero apenas hubo acabado de tragarla, cuando los demonios se le r e partieron por el cuerpo, y empezó á echar humo por las narices y por la boca, y á torcer los ojos y dar unos "ritos tan feroces que la muía espantada derribó los costales y echó á correr por los campos sin poderse contener. Por fin, arrastrando y como pudo el desdicháo Antonio se golvió á su molino cuando vido que por una ventana se descolgaba un fraile de Sau Francisco con unas barbas que daba espanto el mirarle. Entró lodo asustáo en su casa, y busca por aquí, busca por allí, mas que no encontró á su mujer. Pues señor, empieza á sentir un ruido como si arrastrasen cadenas, y un rumor de cerrojos, y Utt caer de peñascos sobre el techo quebrantando las t e j a s , que parecía que Dios le llamaba á juicio, y que se hundía la casa. ¡ A y , se me olvidaba decir que la rueda del molino andaba ella sola sin que naide la tocase y que todo el trigo se puso negro como si le hubieran d e saumáo con azufre. Pues señor, el probecico Antonio, sin saber lo que se hacia, echa á correr rio abajo, sin parar un minuto, y al llegar á la charca de la perdiz, como quien vá al camino de Madril, se sienta en una piedra á descansar; cuando cálate que sale del agua un monigote muy feo con un gorro colorado en la cabeza, y dempues de aquel sale otro, y dempues otro; en fin hasta doce monos lodos con gorros de color : luego que los TÍdo se puso á tiritar como un azogue; pero ellos sin h a cerle diño nenguno se pusieron á armar un baile muy estraño, haciéndoles el son desde las nubes con panderet a s , no se sabe quien ; pero y o aprendo que serían los diablos, porque ¿quién sino ellos se habia de poner á cantar á aquellas horas ? Pues como iba diciendo, d e m pues que arremataron el baile, sacaron una red muy larg a , muy larga, y se pusieron a' pescar; y á. poco tiempo sacarou un pez que tenia una cabeza muy disforme y una cola lo menos de dos leguas; cuyo pez asi que se sintió \

fuera del agua comenzó á quejarse y á llorar como una crialurica recién nacida. Pero esto no es nada: ya veréis, ya veréis.— Aquí la Caquirucha hizo una breve pausa para dar nn tiento á la redoma, y prosiguió así. «Estábamos en el pez que lloraba como un niño, y ahora sabréis , que dempues se apareció ea una nube la mesina mujer de I« loria , que según se dice era ni mas ni menos que la tia Garrucha, la bruja de quien hablamos ?utes. Es de advertil, que esta hechicera , como todas las demás presonas que deprenden la magia negra , se mudaba la fisonomía del rostro cuando se le antojaba , y así es que el molinero no la conoció. Pues señor, traía un candil en la mano zurda, y una nabaja en la derecha ; dio con la lúa en los ojos al pez, el cual al continenli se puso tan manso como una paloma y dejó de llorar, abrióle el pecho la bruja con la nabaja , y le sacó una vegiguita , lo hecho i. la charca, y al instante , y como mano de sanio se desepararon las aguas y salió de ellas un cuervo con alas blancas , que comenzó á revolotear hasta que apagó la luz, Entonces la tia Garrucha cogió al probé Antouio de un brazo, y montándole á caballo encima del c u e r v o , le dijo ; « Tente firme y no tirites que en dos horas le voy á llevar á Valencia pira que veas á tu mujer.» Y como si fuera un relámpagj echaron á volar los dos , y otoa» día no se ha guelto á saber lo que se ha hecho del p r o beciUo. —¿Y la molinera (dijo con vehemencia y prontitud la joven espigadora) qué se hizo después de ese aconteció tan prodijioso ?— La molinera , continuó la vetusta , an>duvo rodando por el mundo , hasta que se acomodó á servir en casa del picaren que soleciló la perdición de su marío, y malas lenguas dicen.'... pero dejemos do m o r niui-íiciones porque á cada uno su alma en su palma. = Vamos á que desde el dia en que Amonio se fué por los aires caballero en el cuervo, naide se atrevió á acercarse al molino ni á pescar en la charca , porque se sentía un ruido que daba pavor, así como si arrastraran cadenas por el suelo y dieran aldabazos en las puertas: á mas de e s t o , todas las noches a l a mesma hora se veía asomar un candil en la ventana que cae á la acequia, y se oian unos gemidos como los que dan las almas en pena ; por lo cual dieron las gentes en decir que aquel molino era del d u e n de ; y habiendo ido el señor cura y la señora justicia, COB el guisopo y los santos evangelios 4 echarle de allí, l a vieron que volverse airas porque uo pudieron resistir el felor del azufre que había al rededor de la casa , y porque vieron salir por la mesma ventana donde estaba el can» dil un brazo largo y seco envuelto en una manga de fraile. , ., , Al llegará este punto los dos chiquillos sobrecogidos de pavor creyendo ver ante sus ojos el fraile d é l a manga, se arrojaron en los brazos da su madre haciendo un gesto s i multáneo de espanto; entonces el perro acechador se ayalanzó de un salto sobre la loria que quedó abandonada en el suelo; la Cartuja dio un grito y enarboló el garrote para pegarle; entre estos vaivenes la frágil mesa pierde el equi-j, librio, y la redoma rueda con estruendo haciéndose mi pedazos contra las piedras ,y rociando la seca arena con el licor de Baco : la Caquirucha se levanta enfurecida de su asiento y vomita imprecaciones contra los chicos y los perros; la espigadora imita su ademan y la devuelv* injuria por injuria y manoteo por manoteo; el m a n d o sale á su defensa;, y jura no volver á pisar el humbral de la hospedería.... ¡ A Dios plácidos coloquios! ¡ A Dios envidiable paz de la cabana! El miedo de un chiquilte y la "olosina de un galgo acaban de derrocar en este punto" tu imperio: la civil discordia ha arrojado ya so fatal manzana sobre esa mesa de p i n o , y dado bruíW fin al cuento de lumeia. C. D u í .

SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

E l REY

B S I J.A.

VB.OCSSIOKT.

(Conclusión. Véase el n ú m e r o a n t e r i o r ) .

SU. Son treinta ilias después , y el mismo iugar y h o r a , la iiiisnfia vieja y los cliicos Con mesa , mancebo y m o z a . Cada cual en su larca sigue en paz , a u n q u e se n o t a q u e todos tienen ios ojos d e l m a n c e b o en la faz l o r b a . E i , sin embargo , en silencio jirüsij;ue alentó su o b r a , fiín levantar la cabeza q u e sobre el p e c h o se a p o y a . T a n doblada la m a n t i e n e , q u e apenas la llama roja q u e dá la luz , a l u m b r a r l e las cejas fruncidas logra; Y alguna vez que el reflejo las n e g r a s pupilas toca , t a n viva luz r e b e r b e r a n q u e cliispas parece b r o t a n . L a verdad es, que u n a lágrima que á sus p á r p a d o s a s o m a , viene a n u n c i a n d o u n torrente en que el corazón se aboga. y el mozo , por n o a u m e n t a r d e los suyos la congoja , a d u r a s penas le tiene dentro el pecho v le sofoca, L a r g o ralo asi estuvieron en atención afani'sa , todos m i r a n d o al m a n c e b o , y este m i r a n d o á sus h o r m a s ; Hasta que al cabo Teresa , xuas sentida ó mas curiosa ^ le dijo : - ¿ e s t á s m a l o , Blas ? Jr á su voz limpia y sonora siguió otro largo intervalo de larga atención d u d o s a . N a d a el h e r m a n o responde , m a s ella su afán redobla ; q u e n o hay temor que la tenga la valla de u n a vez rota. —¡ Cómo estás tan cabizbajo !,,. y aquí Blas i n t e r r u m p i ó l a . ~¿^ ^'"^ tengo que decir i quien sin p a d r e y sin h o n r » debe vivir p a r a siempre ?— i r aquí la familia toda r o m p i ó en ahogados solloiog á tan infausta m e m o r i a . Sosegóse , y siguió Blas en voz l a m e n t a b l e y h o n d a , - E l r i c o , y nosotros p L b r e a , , débil la justicia y poca , y el r e y en caza y en g u e r r a . ¿ Q u í p u e d e alcanzar quien l l o r a ? —¿ Q u é , p o r libre se atrevieron,,.. —Poco menos , p u e s sus doblas p u d i e r a n m a s con los jueces ^ u e tas l e y e s . -Las ignoran! — dijo indignada Teresa. - r { o , h e r m a n a ; las acogotan ! «ontestó B l a s , s a c u d i e n d o *u mazo con ciega c ó l e r a . Siguió en silencia u i r o e s p a c i e ,

y «tra vei Teres» torna.

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— ¿ " M a s la sentencia cual fué,j?— dijo y calló vergonzosa. - ¿ L a sentencia? gritó Blá» revolviendo p o r las órbitas los negros y ardientes rjos. ¿ L a sentencia p i d e s ? óyela.— T o d o s se echaron de golpe s o b r e la mesilla coja , que vaciló al recibirles , á üir lo que tanto importa. - t ' S a b c i s que el de (Colmenares h o y piíigiie preverida goza en la iglrs'a , y que á Dios gracias y á mi diligencia propia se le p r o b ó que clió m u e r t e á p a d r e (que en paz reposa). P u e s bien , no se p o r q u é diablos de maldita gerigonza de conspiración que dicen q u e con su m u e r t e malogra, dieron p o r bien m u e r t o á p a d r e y al clérigo,... - ¿ L e perdonan? —No , vive D i o s , le c o n d e n a n ; ¡mas ved que dogal e ahoga! condenanle á que en u n a ü o no asista á coro , mas cobra su r e n t a , es decir , le m a n d a n q u e no trabaje y que coma.^* T o r n ó á su silencio Blas ^ y á sus sollozos la moza , ella cosiendo Sus cintas , y él m a c h a c a n d o sus h o r m a s .

IV. Está la raafiana limpia , a z u l , transparente, clara, y el Sol de entre nubes rojas espléndida luz d e r r a m a . T o d a es t u m u l t o S e v i l l a , músicas , vivas y danzas 5 t o d o movimiento el s u e l o , toda m u r m u l l o s el a u r a . C r u z a n literas y pages , mongos, caballeros, guardias, v e n d e d o r e s , alguaciles, > jienachos, pendones, mangas. F l o t a el damasco y las p l u m a s e n balcones y v e n t a n a s , y atraviesan besainanos d o n d e n o caben palabras. •Dcscórretise celosías , tapices visten las tapias y los abanicos o n d u l a n , y los velos se levantan. C u a n t a s heruuisas encierra Sevilla á su glori paca , cuantos b u e n o s caballeros en sus fortalezas g u a r d a , «líos p o r q u e son galanes , y ellas p o r q u e son bizarras ) las unas p o r q u e la a d o r n e n , los otros p a r a admirarlas. O y e n s e al lejos clarines , y chirimías y cajas , y í lengua suelta r e p i c a n ' esquilones y campanas. M a s no vienen los hidalgos a r m a d o s hasta las b a r b a s , a i el pálido r o s t r o asoman las bellas a m e d r e n t a d a s ; ^ u e n o d o b l a n los tambore*

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