Sermón en el día miércoles 17 de abril de Título: MUCHOS SON LLAMADOS, POCOS ESCOGIDOS Biblia: Romanos 9:1-33 Predicador: Pastor Dong Han David

1 2 3 4 5 Sermón en el día miércoles 17 de abril de 2013. Título: MUCHOS SON LLAMADOS, POCOS ESCOGIDOS Biblia: Romanos 9:1-33 Predicador: Pastor Do

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Sermón en el día miércoles 17 de abril de 2013. Título: MUCHOS SON LLAMADOS, POCOS ESCOGIDOS Biblia: Romanos 9:1-33 Predicador: Pastor Dong Han David Lee Iglesia Presbiteriana Reformada Esperanza Tte. 1ro. Leónidas Escobar 3913 c/ Av. Japón, Asunción, Paraguay www.evangelio123.org [email protected] (595) 021-301-706 / (595) 0981-815-179 ******************* Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo. que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

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No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas; ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (Pues no habían aún nacido, ni habían hecho ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia de Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. 19 Pero me dirás: ¿por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó?: ¿Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción. 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Allí serán llamados hijos del Dios viviente. 27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar; tan sólo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. 29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes. 30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por qué? porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado. INTRODUCCIÓN Es una realidad que vengo repitiendo y repitiendo, pero pocos creyentes notan la gravedad y la diferencia entre una y otra cosa. Hoy muchos creyentes consideran que “creer en el nombre de Jesús”, piensan que con decir “creo en el Señor Jesucristo”, y un poco más: consideran que el asistir a los cultos en sus respectivas iglesias es suficiente para “estar en salvación”, o que alcanzarán el cielo. Y no consideran cómo debe ser la vida de un creyente mientras vive en la tierra de los hombres. Mas así como nunca les viene la seguridad de la salvación porque piensan de esa manera, esa falta de seguridad no es más que una señal de la realidad: “que están creyendo mal”. ¿Por qué mal? Porque cada uno vive según sus propios pensamientos y niveles de verdad en la Palabra de Dios. Pues no se imaginan el nivel de gozo y de reposo que pueden ingresar o lo difícil y duro que puede

ser cuando Dios desecha al elegido para que viva en el desierto hasta su muerte. Lo que parece confundir a muchos hombres es “¿qué es fe?” “¿cómo se debe expresar la fe?” Algunos piensan que “nombrar a Jesús”, “pensar en él”, “todo lo que se acerca o se asemeja a Jesús”, ya es una expresión de fe en Jesús. Y no entienden que si no viven y se encaminan por el camino del pacto y “aprueba” en su fe, cuando no se “justifica” según la medida de Dios por medio de la fe; siendo llamado puede vivir la peor vida por su incredulidad; pero también cuando alcanza los niveles de justicia, de paciencia, de fe, de amor, de mansedumbre… es “escogido” para que reciba la tierra prometida y entre en el reposo de Dios. Mas Jesús mismo dice claramente: “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” (San Marcos 8:34-38)

Por eso, se debe aprender a vivir en la Palabra de Dios, en la fe a la altura de cumplir siempre “la justicia de Dios que es por fe”; al punto en el que seas “elegido” para seguir adelante y entrar en las próximas etapas hasta el reposo de todas tus obras. Por eso, hoy les voy a enseñar este principio que nos enseñó el Señor Jesús: “muchos son los llamados, mas pocos los elegidos”. Saben que este pasaje ha sido de mucha polémica porque siempre han considerado que el creyente simplemente debe responder con su fe en Jesús; por tanto, ha sido difícil responder qué significa “muchos son llamados, mas pocos los elegidos”. Y ha entrado una serie de teorías, inclusive la de “pérdida de la salvación”, o casos similares. EN ISAAC TE SERÁ LLAMDA DESCENDENCIA Les voy a plantearles un problema que usualmente vemos en las familias de los creyentes. Hablemos de algunas realidades. Muchos padres creyentes desean que sus hijos sean bendecidos, y sobre todo buscan que sean sobresalientes en el mundo, por ello, oran mucho por ellos. Pero no muchos se preocupan en orar diciendo: “Señor, quiero que ellos sean entendidos en el Temor

de Jehová”, “que ellos sean valientes, esforzados para que sean hacer toda justicia de Dios que es por fe”. Y tampoco les enseñan teniendo esto en mente y como objetivo, más bien enseñan simples “historias bíblicas” que no enriquecen en la “justicia de Dios que es por fe” que sí es examinado por el Señor. En cambio, desean que asistan a la iglesia, sean bendecidos por Dios para que tengan la sabiduría de Salomón, que sean ricos como Job, que tengan la fe de Abraham, que sean valientes como David. Bueno… todo lo bueno le han agregado en una mezcla bíblica. Lo que muchos no entienden es que “no” se puede orar de esa manera, porque el “don” que desean de cada persona bíblica que citan implica un discipulado de toda una vida, que deben ser entrenados y además solamente se puede darse en determinados momentos de la historia de Dios y de los hombres en Cristo. Además, ¿tiene el padre y la madre la capacidad de enseñarles para que sean entendidos y crecidos de esa forma? ¿O simplemente quieren los dones para que su hijo sobresalga en el mundo? Es buena la oración si sabe cómo educarlos y lograr que sea así. Pero si no lo sabe enseñarles, más bien esa oración es de condenación a su hijo. Porque al decir: que tenga la fe de Abraham; y deberá ser enseñado en toda la paciencia para que pueda ser “el padre de los creyentes”; esperar veinticinco años para

tener un hijo de la promesa, otros tantos más para entregar a su hijo en sacrificio. Luego otros años para que sea discipulado como David…; ochenta años para tener la mansedumbre de Moisés y guiar a un pueblo fuera de Egipto. ¿Saben de todo esto los creyentes que hoy oran de esa forma? ¿Por qué no oran simplemente según el pacto que sí ha recibido su hijo, y es la obra, el tiempo perfecto y para eso está “creado” por Dios? Por eso, no se debe orar de esa forma. Cada hijo tiene una pacto único, una promesa única; y los padres tienen que ser lo suficientemente sabios para guiarlos, entrenarlos según el “propósito” de Dios; ¡eso es lo más sabio que pueden hacer! Y NO HAY QUE BUSCAR SOLAMENTE LOS DONES DE LOS HOMBRES BÍBLICOS, PORQUE LOS DONES EXISTIERON PORQUE LOS HOMBRES FUERON DISCIPULADOS SUFICIENTEMENTE PARA RECIBIRLOS Y USARLOS. ¡Y ESOS DONES FUERON NECESARIOS PORQUE LOS TIEMPOS ASÍ LO EXIGÍAN! A pesar de todos “ESTOS” buenos deseos que tienen los padres respecto a sus hijos, en muchos casos, los hijos de creyentes son impredecibles cuando son adultos.

¿POR QUÉ? ¿Por qué no tienen la misma fe de los padres, ni el mismo entusiasmo, ni la misma fortaleza, ni la misma dedicación en las iglesias? Porque: ¡eran tan dóciles y obedientes cuando se iban a la escuela dominical!, pero cuando se hicieron jóvenes o universitarios, cada día se apartan más y más. Algunos son muy livianos en su fe, otros apenas están asistiendo, otros se casan con incrédulos. Y estos son los cuestionamientos “silenciosos” que hacen muchos creyentes: ¿Por qué mi hijo no resultó como yo? ¿Por qué no es mejor? No faltan aquellos quienes culpan a la iglesia, o la educación bíblica que ofreció la iglesia… Incluso vemos a hijos que están totalmente perdidos. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estuvo el error? Es porque se está cumpliendo fielmente las palabras de Jesús: “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.” Muchos dirán: Pero he orado por mis hijos, he servido a la iglesia, pedí a Dios que dé las mejores bendiciones a mis hijos…

Hoy, en Romanos 9 nos cuenta de varios casos en el cual no se interviene el hombre, ni las obras de los hombres, pero nacen siendo escogidos o no escogidos. ¿De qué depende para que el hombre siempre reciba la misericordia de Dios? Pues justamente por “las reglas” del reino de Dios. Porque los creyentes se dejan estar, porque consideran que estar en Jesucristo es lo suficiente, porque siempre están diciendo: “tengo fe”, “estamos sirviendo a Jesús en la iglesia”. No saben que lo importante viene después; a partir de eso: “qué” es lo que hace con su fe, “qué” puede hacer con su fe. Y SOBRETODO NO DESAPROVECHAR LAS OPORTUNIDADES, Y OBEDECER LAS ÓRDENES DE Dios. Pues hoy todos los creyentes hacen o creen de cualquier manera, “total suponen que hacen con fe y eso es el todo”. YO LES DIGO: “NO ES NADA SI NO SE HACE SEGÚN LA JUSTICIA DE DIOS QUE ES POR FE”. O sea, cada obra, cada servicio, cada principio, cada doctrina, cada mandamiento, cada actitud, cada palabra, cada obra, cada forma de vida EN JESUCRISTO EXISTE Y EXIJE un nivel o una justicia de Dios que es por fe.

Además, todo se debe hacer en el “camino de su pacto”, en el los tiempos y términos de las promesas y condiciones que impone Dios. Muchos creyentes se casan según las leyes de los hombres impíos, pero esperan que sus hijos sean creyentes; y esperan que sus maridos o mujeres se conviertan a Cristo. Oran y ayunan para que Dios “toque” sus corazones, a eso la iglesia también se suma “irresponsablemente” a ese pedido, y también el “pastor” lo desea fervientemente porque el padre es un diácono muy “relevante” para la iglesia… Pero nadie miró, nadie midió según la justicia de Dios que es por fe, nadie juzga si el creyente por guardar todos los mandamientos de Dios ha sufrido, ha soportado, ha sacrificado porque ha elegido a Dios antes que a las presiones y deseos de los hombres. Los hombres “de fe”, simplemente “concretan” sus deseos carnales y luego “con fe en Jesús” y en “nombre de Jesús” piden que sus actos y los resultados de sus actos “sean aceptables y bendecidos por Dios”. ¿Dónde está la justicia de Dios que es por fe? Pues justamente por estas cosas y por estos actos de los creyentes, muchos son llamados, pero poco los elegidos. Porque todos buscan su propio beneficio, pero nadie “se abstiene” de sus deseos de la carne porque el mandamiento de Dios así le impide. Pocos

renuncian porque su pacto y el camino y los tiempos de su pacto no pueden coincidir ni conllevarse ambos asuntos, y debe tomar una decisión. ¿Cuántos eligen a Dios? ¿Cuántos eligen su pacto porque confían en las promesas de Dios? Otros creyentes se ha acelerado, y cometiendo fornicación tienen hijos en su juventud por medio de un amor pasajero; y esperan que ese hijo sea un creyente, un elegido… ¿?. Hoy, muchos creen que Dios es de ARCILLA, que los mandamientos de Dios pueden ser moldeables y manipulables como la ARCILLA en el deseo del hombre corrupto. ¿Todo esto se santificará porque pide en nombre de Jesús? ¿Y qué hay de la justicia de Dios que debe alcanzar una iglesia sobre estos temas? ¿Cuántas iglesias enseñan “enfáticamente” respecto a estas cosas? ¡NI EN LA PROPIA ENSEÑANZA DE LA PALABRA DE DIOS LAS IGLESIAS Y SUS PASTORES LOGRAN IMPONER LA JUSTICIA DE DIOS QUE ES POR FE! Otros no quieren tener hijos porque están apurados, porque desean alcanzar ciertas metas en el mundo de los hombres, y después quieren hijos. Se casan de alguna manera fuera de las reglas de la ley de Dios, y esperan que Dios tenga misericordia.

Mas tienen que saber que la descendencia de Dios, siempre se aplica la ley de Isaac. Fíjense, por más que Abraham sea un hombre del pacto, el hijo que nació de Agar, Ismael no es considerado del pacto. ¿Por qué? Porque nació bajo pensamientos, planes y debilidades de hombres. Los hijos de Cetura que le nacieron a Abraham, tampoco entraron o pertenecieron en la descendencia de Dios; ¿por qué? Porque Jehová dijo claramente que el hijo que nazca de Sara, Isaac sería considerado descendencia. Por eso Jesús dice claramente: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. (San Juan 1:12-13) ¿Por qué es tan importante: En Isaac te será llamada descendencia? Principalmente Isaac es un hijo que nace siguiendo los principios de la justicia de Dios que es por fe, porque es el fruto de la promesa del pacto. Pues Jehová había prometido que le nacería un hijo de Sara, y tuvieron que esperar hasta el tiempo de Dios, con edad avanzada, en tiempos en que Sara había

perdido la esperanza de tener hijos porque ya no tenía la costumbre de las mujeres. Entonces, ¿cuántos son los hijos de creyentes que nacieron bajo estas condiciones? Muchos son hijos de madres solteras cuyos padres están perdidos en el mundo, hijos prematrimoniales, hijos concebidos no según la justicia, sino según tratamientos médicos. Y luego cuestionan a la iglesia porque sus hijos se han apartado de la fe… Porque los creyentes no siguen atentamente las reglas de Dios, sino que siguen sus impulsos, siguen la mente de los hombres impíos, siguen según la economía de los hombres, de los deseos. No son las muchas obras, sino que se haga cada uno según a la medida de la justicia de Dios que es por fe, que dependerá del tiempo, del lugar y del pacto. Y así comienza primeramente la degradación, porque los creyentes siempre buscan hacer las cosas fáciles, buscan hacer las cosas aceleradamente, buscan acortar los caminos, buscan realizar mucho sin justicia. ¿Y esperan que Dios junte los platos rotos? Entonces, lo que comenzó bien, las cosas, las formas, el entusiasmo, las codicias, la mala enseñanza, el camino fuera del pacto y el desconocimiento, hace

que poco a poco el hombre vaya cayendo, y de primero pasa a postrero. Y todos los hombres, especialmente los creyentes tienen una capacidad única de excusarse de todo; de darle una razón a por qué su proceder está bien y correcto, o por qué Dios le entenderá su acto. Sí, muchos fueron llamados… ¿pero qué hicieron con ese llamamiento? ¿Hicieron la justicia de Dios que el Padre Celestial esperaba de cada persona o se abocaron a utilizar la fe, los milagros, los dones, las promesas en sus propios beneficios, ganancias, bendiciones carnales y mundanas? MUCHOS SON LLAMADOS, POCOS SON ESCOGIDOS La biblia nos enseña de qué manera muchos son llamados, pero pocos son escogidos. Son pocos los escogidos porque no creen en el pacto, ni caminan en la senda angosta del pacto. Hoy sí existen muchos hombres quienes son llamados, creen en el Señor Jesús, son sacados de Egipto por medio del Pacto de Jesucristo porque fueron escogidos desde antes de la fundación del mundo. Pero pocos se esfuerzan para creer, para realizar toda obra de justicia de Dios que es por fe para ser

escogido para ser patriarca de una dinastía que llegue a mil generaciones. La mayoría de los creyentes con como los israelitas, fueron sacados de Egipto, se bautizan como los israelitas; pero el amor al mundo que dejaron, la falta de fe hacia el nuevo mundo que Dios le guía, la impaciencia, la rebeldía, la codicia, la murmuración, la fornicación hace que se pierdan. Y así como seiscientos mil hombres mayores de veinte años fueron llamados, ellos por incredulidad y rebeldía cayeron y solamente 2 fueron “escogidos” para entrar en la tierra prometida a Abraham, a Isaac y a Jacob: “Caleb y Josué”. Así también los hijos de estos seiscientos mil entraron, pero aún faltaba en ellos que hicieran la justicia de Dios que es por fe para que pudieran ser “escogidos” para ser herederos del pacto. Hoy también los creyentes son así; ellos creen en Jesús, fueron rescatados del mundo, se bautizaron, confesaron que creen en Jesús como Señor y Salvador; pero eso no significa que hayan realizado toda justicia de Dios que es por fe. ESO ES SIMPLEMENTE EL “LLAMAMIENTO”. Pero a partir del conocimiento de Cristo Jesús tienen que aprender a hacer toda justicia de Dios que solamente puede darse cuando se vive y se encaminan a su pacto, cuando hacen la justicia de Dios

en los tiempos y lugares, y en las obras que decidirán si serán “ESCOGIDOS” para recibir o no la herencia de Dios y entrar en su reposo. Les corresponde creer en el pacto y comenzar a renunciar a muchos bienes del mundo y encaminar sus vidas hacia esa tierra, haciendo toda justicia. Como Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” (San Marcos 8:34-38) Así que TODAS LAS ACCIONES TIENE UNA JUSTICIA, TODO MANDAMIENTO TIENE UNA JUSTICIA. Y el discipulado es justamente eso: aprender a hacer toda justicia. Pero cuando el creyente logra una serie de justicias que se relacionan con alguna promesa de su pacto; se reconfirma el pacto.

Fijémonos en los ejemplos de Abraham, ustedes saben que el hombre recibió tres tipos de promesas en su pacto. Dice en Génesis 12:5-7 “Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.” De esta manera, Jehová le mostraba y comunicaba a Abraham que había alcanzado la primera justicia según su promesa. Dice en Génesis 15:3-6: “Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” Esta es la segunda justicia que hizo, y esto fue extendiéndose hasta que recibió a su hijo, se confirmó

la justicia cuando escogió a Isaac y echó a Ismael; y finalmente cuando ofreció a su hijo único en los montes de Moriah. Finalmente en Génesis 22:16-18 “y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” Con esta justicia que hizo Abraham, Jehová juró por sí mismo. “Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 6:16-20) Verán que siempre antes existen una serie de actos, de obras, de hechos en el cual el hombre es

preparado hasta que pueda realizar la obra de justicia que es por fe, para que sea confirmada su promesa, y así su pacto. Entonces, cada vez que consigas esto, están alcanzando tu estás más y más apto para ser escogido para una etapa posterior, para adentrarte en el siguiente nivel de fe y de la intimidad en el Espíritu Santo. NO DESECHÉIS AL QUE HABLA En Hebreos 12:25-29: Mirad que no desechéis al que habla. Porque sino escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tentamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Tienen que saber que siempre existe un tiempo “óptimo” y un tiempo “límite” para que el creyente pueda ser “escogido”, pues si no “quedará postrado”. Es

cierto que Dios llamará muchas veces, enviará a sus siervos de diferentes formas; pero muchos creyentes hoy están amando demasiado el mundo y no se percatan de eso; y en lugar de escuchar y responder, más bien rechazan, maltratan y matan a los que les son enviados”. Y finalmente son desechados. Por eso, el número de los escogidos es siempre poco. CONCLUSIÓN Tienes que creer y hacer un tremendo esfuerzo para creer y permanecer en la fe, tienes que discipularte fuerte y oportunamente para que puedas permanecer en toda justicia. Ciertamente que todos los llamados tienen la misma oportunidad, pero los engaños, las enseñanzas, los falsos maestros, las habladurías y doctrinas de hombres hacen que pocos resulten “escogidos”. Por eso dice en 1 Corintios 10:5 “pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto”. No basta la fe, ni se engañen por la fe; sino siempre tienen que medirse de esta forma: ¿estoy haciendo la justicia de Dios que es por fe necesario en

este caso? ¿Estoy alcanzando la justicia que Dios exige para estar siempre entre los elegidos? Tu oración siempre tiene que apuntar a estas preguntas, y es el Espíritu Santo quien te tiene que responder. Y si no, tendrás que perfeccionarte, elegir, cortar, renunciar todo lo necesario para alcanzar esa justicia. Jesús dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.” (San Mateo 16:2628) ¡Que Dios te bendiga, hombre sabio!

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