Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Universitario Virgen de las Nieves Granada

Clases de Residentes 2012 Histerectomía vaginal. Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Universitario Virgen de las Nieves Granada HISTEREC

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Clases de Residentes 2012

Histerectomía vaginal.

Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Universitario Virgen de las Nieves Granada

HISTERECTOMÍA VAGINAL. Emilia Pérez Gómez 9 de Enero del 2012 INTRODUCCIÓN Los primeros intentos de histerectomía vaginal se remontan a la antigüedad, cuando pretendían amputar el cuello uterino en úteros prolapsados1. En 1878 se realizó, por Czerny, la primera histerectomía vaginal reglada en útero canceroso. Entre 1880 y 1890 los cirujanos franceses como Doyen, Pean, Segond y Pozzi emplearon técnicas de troceado para el tratamiento por vía vaginal de los miomas. Todas estas técnicas culminaron cuando en 1901 Schauta practicó la primera histerectomía vaginal radical en el cáncer cervical uterino con supervivencia de la paciente. La idea fundamental que impulsó el desarrollo de la vía vaginal fue la menor morbimortalidad de estas técnicas comparadas con las de la histerectomía abdominal, que hacia el 1890 tenía un 30% de mortalidad, frente al 2% de la vaginal. Con el paso del tiempo y gracias a los progresos en la antisepsia, la anestesia, las transfusiones y los antibióticos, la histerectomía abdominal fue dominando en la mayoría de los países, quedando la histerectomía vaginal relegada a algunas escuelas centroeuropeas y, actualmente, francesas. En los últimos años, la introducción de la laparoscopia ha vuelto a interesar a los ginecólogos en la vía vaginal. Por otra parte, la medicina gestionada y la cirugía de corta estancia han contribuido también al renacer de esta técnica.

Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Histerectomía vaginal.

ANATOMÍA DESCRIPTIVA PARA LA HISTERECTOMÍA VAGINAL La histerectomía vaginal discurre sobre estructuras anatómicas idénticas a la histerectomía abdominal, pero con un abordaje inverso2. Es fundamental el conocimiento del plano vésico-uterino para el abordaje de los pilares de la vejiga o parametrios anteriores y el acceso al peritoneo anterior a través del fondo de saco vésico-uterino. 3Del mismo modo es necesario identificar anatómicamente el discurrir de los uréteres, próximos a los pilares o parametrios anteriores, y su entrada en la vejiga. a. La vejiga: la tracción sobre el cuello uterino tiene como finalidad traccionar el fondo vesical y provocar un espesamiento (por condensamiento de las fibras conectivas) del septo vesicouterino, creando un pseudoligamento transversal denominado tabique supracervical o supravaginal. La sección completa del tabique cervicovaginal permite el acceso al septo vesicouterino, que se comunica hacia ambos lados con el ligamento ancho. b. Los uréteres: las lesiones vesicales son relativamente frecuentes en la cirugía vaginal, mientras que las lesiones ureterales son excepcionales. En la histerectomía simple, el uréter se protege de dos maneras: -

Mediante la movilización del fondo vesical después de la sección del “tabique” supravaginal colocando una valva por debajo del trígono, en el septo vesicouterino. Esta valva permite sobre elevar y separar lateralmente el uréter izquierdo cuando se coloca hacia la izquierda a partir del septo vesicovaginal, y el uréter derecho hacia la diestra cuando se coloca hacia la derecha.

-

La arteria uterina es abordada en su bucle, a medio camino entre el uréter y la cara lateral del istmo.

c. Espacios: se conocen seis espacios parietales (dos mediales

y cuatro

laterales) y dos espacios interviscerales o tabiques (septos). -

Espacio retropubiano (espacio de Retzius); se encuentra por detrás de la sínfisis pubiana, delante de la pared vesical.

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-

Las dos fosas paravesicales.

-

Las dos fosas pararrectales

-

El espacio retrorrectal

-

El espacio o septo vesicovaginal y vesicouterino

-

El espacio o septo rectovaginal

Histerectomía vaginal.

d. Fascias: son un plano de tejido conectivo que envuelve vísceras y músculos. Las fascias pelvianas están representadas por las fascias viscerales (rectal, vaginal, uterina, uretral y vesical) y la fascia del diafragma pelviano. e. Ligamentos: los ligamentos viscerales son reforzamientos conectivos del tejido celular pelviano y se dividen en dos grupos: 1. Ligamentos laterales: acompañan a las arterias terminales de la hipogástrica. •

Ligamento genital: es el más complejo. Se compone de tres partes en continuidad: el parametrio que acompaña a la arteria uterina, el paracervical (“ligamento cardinal” o “ligamento de Mackenrodt”) y el paracolpos o paravaginal.



Ligamento vesical: parece insertarse en el parametrio de donde sale junto a la arteria vesicoumbilical. Constituye el pilar externo de la vejiga o “parametrio anterior”.



Ligamento rectal: se inserta en el seno sacroiliaco bordeando el recto junto con la arteria rectal media y las ramas nerviosas destinadas al recto.

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Histerectomía vaginal.

2. Ligamentos sagitales: vehiculizan los nervios del plexo hipogástrico. Están constituidos por los ligamentos uterosacros y los ligamentos vesicouterinos que constituyen los pilares internos de la vejiga. f. Suelo pélvico: está formado por dos capas fibromusculares, el diafragma pélvico y el diafragma urogenital4. 1. Diafragma pélvico: tiene forma de embudo. Está compuesto por el músculo elevador del ano y el músculo coccígeo. El músculo elevador del ano forma un receptáculo sobre el que descansan los órganos abdominales y pélvicos. Se origina en el hueso púbico cerca del a sínfisis, y alcanza la espina ciática a través del arco tendinoso del músculo elevador. Se pueden distinguir tres segmentos del elevador:



El músculo puborrectal: abarcan las fibras que forman los llamados pilares elevadores, que lateralmente entrelazan con el músculo esfínter anal externo.

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Histerectomía vaginal.

El músculo pubococcígeo: fibras musculares que se dirigen desde

el

pubis

al

cóccix.

Una

parte

de

estas

fibras

pubococcígeas, junto con fibras del puborrectal se irradian en la pared vaginal para formar el músculo pubovaginal (elevador de la vagina). •

El músculo ileococcígeo: fibras que discurrren desde el hueso ileal al cóccix.

El diafragma pélvico se completa posteriormente por el músculo coccígeo, que se extiende desde la espina ciática hasta el cóccix y el sacro e incluiría las fibras finales del elevador del ano que se insertan en el cóccix. 2.

Diafragma urogenital: esta formado fundamentalmente por el músculo perineal transverso profundo que se inserta en el cuerpo perineal. Tiene su origen en la porción inferior del isquion y de la rama inferior del pubis, y se dirige al hiato urogenital, al cual rodea para formar un esfínter urogenital. Anteriormente la capa muscular se transforma en el ligamento transverso perineal (ligamento preuretral). El borde posterior libre del diafragma está reforzado por el músculo superficial transverso del periné que se origina en la tuberosidad isquiática y se inserta también en el cuerpo del periné. Los músculos bulbocavernoso e isquiocavernoso se encuentran localizados superficialmente en el diafragma urogenital.

La histerectomía vaginal, generalmente sencilla, se puede complicar si descuidamos la situación anatómica concreta de la enferma.

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Histerectomía vaginal.

INDICACIONES Las indicaciones de histerectomía vaginal pueden ser las mismas que para la histerectomía abdominal. Puede decirse que siempre que exista indicación de histerectomía y no se den las contraindicaciones absolutas, se puede optar por la vía vaginal. En general, la vía vaginal supone un menor trauma quirúrgico para la enferma, con una recuperación y restablecimiento del ritmo intestinal más rápido. En mujeres obesas, ancianas o con úteros atróficos, la vía abdominal ofrece mayores dificultades quirúrgicas en cuanto a técnica, independientemente de tener mayor morbilidad que la vía vaginal. Las principales indicaciones son: 1. Tratamiento del prolapso genital: la indicación más frecuente 2. Histerectomía vaginal sin prolapso. 2.1.

Fibroma uterino

2.2.

Hemorragia uterina anormal

2.3.

Adenomiosis

2.4.

Neoplasia intraepitelial cervical

2.5.

Carcinoma endometrial estadio I: podría ser apropiado el abordaje vaginal en mujeres obesas o con alto riesgo quirúrgico

2.6.

Cáncer de cuello uterino sin invasión a parametrios

Criterios para valorar la vía de acceso: Contraindicaciones Antes de decidir la vía de la histerectomía es preciso valorar las condiciones de la paciente y realizar una buena anamnesis. 1. Condiciones anatómicas que dificulten la vía vaginal: vagina estrecha, falta de descenso uterino, diámetro bituberosidad menor de 9 cm, arco púbico menor de 90 grados. 2. Intervenciones quirúrgicas previas Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Histerectomía vaginal.

3. Fijación del útero: endometriosis, adherencias, EPI crónica. 4. Tamaño y forma del útero: en pera invertida, miomas enclavados en la pelvis, que dificultarían la vía vaginal. 5. Necesidad de procedimientos asociados 6. Presencia de otras enfermedades quirúrgicas susceptibles de ser resueltas en la misma operación 7. Preferencias de la paciente 8. Obesidad 9. Experiencia del equipo quirúrgico 10. Indicaciones oncológicas En resumen, la ACOG da unas directrices muy simples: “La decisión de la vía en una histerectomía se basa en la anatomía de la paciente y la experiencia del cirujano”.

Histerectomía vaginal en Prolapso genital • Fisiopatología del prolapso genital: niveles de DeLancey: El prolapso genital es el descenso o desplazamiento de los órganos pélvicos, como consecuencia del fallo de las estructuras de soporte y sostén representadas por la fascia endopélvica y el músculo elevador del ano. Clásicamente se consideraba que la fascia endopélvica era el principal soporte de los órganos pélvicos. Pero hoy sabemos que el músculo elevador es el que ejerce de soporte continuo, siendo la fascia un sistema de fijación adicional que en condiciones normales está sin tensión, pero cuando hay un aumento de presión que rebasa la capacidad de soporte del músculo, o cuando el músculo se relaja, la fascia se tensa y evita el descenso de los órganos pélvicos.

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Histerectomía vaginal.

DeLancey (1992) describió tres niveles de sostenes conjuntivos: nivel I o sostén vaginal apical, nivel II o sostén vaginal medial y nivel III o sostén distal5. El nivel I está representado por los ligamentos cardinales (estabilidad lateral), y los uterosacros (estabilidad posterior) que sostienen el cérvix y la parte superior de la vagina sobre el elevador. Un defecto a este nivel está asociado a prolapso uterino y a veces con enterocele. El nivel II de sostén depende de las inserciones paravaginales a lo largo de la vagina (fascia pubocervical y septum rectovaginal) hasta el arco tendinoso de la fascia pélvica. Los defectos del nivel II anteriores se asocian con cistocele o hipermovilidad uretral,

y los defectos vaginales medios

posteriores con rectocele. El nivel III describe las inserciones más distales de la vagina, incluido el periné. Los defectos a este nivel se asocian con hipermovilidad uretral, defectos perineales y a menudo con rectocele6.

• Clasificación de los prolapsos 1. Clasificación clásica: La clasificación más usada hasta el momento data de 1972-1976. Fue ideada por Baden y cols., Llamado sistema de media distancia pues toma como punto de medición estándar el introito vaginal. Este sistema de clasificación, usado por más de 20 años y hasta la actualidad por muchos clínicos, ha probado no ser del todo eficaz ya que conlleva, Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Histerectomía vaginal.

sobre todo, diferencias importantes cuando se es usado en la misma paciente por diversos observadores. Grado I: Descenso entre posición normal e introito. Grado II: Descenso a nivel del introito. Grado III: Descenso por fuera del nivel del introito. Grado IV: Prolapso total, fuera del plano vulvar.

2. Clasificación POP-Q: El sistema POPQ de clasificación del prolapso genital consiste en la medición de nueve puntos en vagina y perineo que se agrupan en una tabla de 3x3. El himen se considera el punto 0 de medición. Requiere medir 8 sitios para crear un perfil vaginal antes de asignar etapas ordinales. Todas las mediciones son en centímetros, las mediciones proximales (por arriba del himen) o superiores son consideradas negativas. Las mediciones distales (por abajo del himen) o inferiores son consideradas positivas. Se realiza bajo maniobras de esfuerzo máximo, semi-sentada en mesa de exploración ginecológica (45°) y realizando tracción de órganos (cérvix). Este sistema es el recomendado por la ICS (1996) para la clasificación del prolapso. Es reproducible con un nivel de evidencia I. Pretende evaluar objetivamente el prolapso. Nos permite una descripción más precisa del soporte pélvico, observar sitios específicos de estabilidad o progresión del prolapso en el tiempo por un mismo o diferente observador y finalmente similares juicios como resultado de una reparación quirúrgica. Tienen más valor académico que clínico y práctico.

• Indicaciones del tratamiento quirúrgico del prolapso genital 1. Prolapsos sintomáticos: Igual o mayor a segundo grado con sensación de peso o presión vaginal Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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2. Asociación de clínica de incontinencia urinaria o fecal 3. Disfunción sexual 4. Dolor pélvico crónico, tras descartar otra causa 5. Edad y estado general de la paciente, que puede recomendar un tratamiento conservador. Actualmente no está demostrado el beneficio de la reparación quirúrgica de los prolapsos asintomáticos < de II grado, ni la reparación “profiláctica” de otros compartimentos asintomáticos.

• Objetivos de la cirugía del prolapso 1. Obtener un buen resultado anatómico 1.1 Restaurar la longitud y el eje (la inclinación) de la vagina 1.2 Restituir las estructuras responsables de la estática de la pelvis (fascias o tabiques). Cuando no sea factible la adecuada reconstrucción se valorará la utilización de mallas. 2. Buen resultado funcional 2.1 Mantener o restablecer la continencia urinaria y fecal 2.2 Mantener la función sexual normal 2.3 Eliminar el dolor pélvico 3. Efecto duradero 3.1Prevenir la recidiva 3.2Prevenir el prolapso de otro compartimento

TÉCNICA QUIRÚRGICA El principio de la intervención es asegurar las secciones de los ligamentos suspensores y las hemostasias preventivas de abajo arriba, a la inversa de como se desarrollan las acciones por vía alta.

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Posición, preparación de la paciente -

Se realizará de forma rutinaria profilaxis antibiótica y heparínica

-

Es necesario contar con dos ayudantes, situados a ambos lados del cirujano, que faciliten las maniobras quirúrgicas con funciones coordinadas y que utilicen convenientemente las valvas vaginales de bayoneta.

-

La intervención se realiza con la paciente en posición de litotomía dorsal2 con ayuda de perneras para elevar los miembros inferiores y con el plano vulvo perineal sobresaliendo unos centímetros del borde de la mesa operatoria.

-

Se realizará sondaje vesical (opcional) y desinfección del campo

-

La anestesia puede ser general o locorregional.

-

Se debe evaluar con la paciente anestesiada el aparato genital interno y su nivel de fijación mediante tacto bimanual o efectuando tracción sobre el cérvix con una pinza de Pozzi.

-

Se sitúa una valva de peso sobre la vagina posterior, y si los labios menores no son atróficos se separan con puntos de fijación a la piel.

Descripción de la técnica quirúrgica La intervención comienza con la colocación de las valvas laterales y posteriores, seguida por la colocación de las pinzas de Pozzi o por dos pinzas de Museux, una en cada labio del cuello uterino. De esta manera se puede ejercer una tracción firme sobre el cuello uterino que permite apreciar la movilidad uterina y permitir la inversión de la parte más alta de la vagina al traccionar del útero hacia abajo. 1. Incisión pericervical anterior: Se realiza por debajo del límite de inserción de la vejiga sobre el cuello uterino, por encima de la transición entre la pared lisa del portio y la pared rugosa de la mucosa vaginal.

El corte debe ser perpendicular incluyendo la fascia de

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Halban. Para localizar el sitio se debe relajar la tracción sobre el cuello uterino, observándose así el abombamiento, justo por debajo de las pinzas de Pozzi. La circuncisión vaginal nos permite acceder al espacio vesicovaginal. Realizar dicha incisión en el lugar adecuado es importante para el transcurso rápido del resto de la intervención. La valva anterior se coloca en el espacio anteriormente descrito y la vejiga se separa hacia arriba. Los ligamentos, y con ellos los uréteres se desplazan lateralmente con el dedo.

2. Incisión pericervical posterior: Comienza en la parte final del lado derecho de la incisión anterior y sigue en un corte inclinado hasta juntarse con el extremo izquierdo de la misma. Tanto la pared como la fascia vaginales se cortan en la línea media (lo cual abre el espacio rectovaginal), mientras que en las partes laterales de la circuncisión sólo se incide la pared vaginal. 3. Sección del septo supravaginal El ayudante de la izquierda tracciona hacia abajo del cérvix mediante las pinzas mientras aplica contrapresión hacia arriba con la valva anterior. De esta manera las fibras del septo supravaginal que trascurren medialmente desde la cara anterior del cérvix al polo inferior de la vejiga, se tensan. Empleando unas pinzas de disección el cirujano secciona las fibras del septo cerca del cérvix. La punta de las tijeras de disección debe orientarse hacia el cérvix. Este

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espacio abierto entre la vejiga y la pared anterior del cérvix está limitado lateralmente por los ligamentos vésicouterinos (pilares de la vejiga).

4. Disección de la vejiga y desplazamiento del uréter: Se coloca una valva anterior en el espacio vesicocervical (ayudante de la derecha), con lo cual se rechaza el polo vesical. De esta manera los ligamentos vesicouterinos se colocan a tensión. Los uréteres entran en la vejiga cerca de este punto. Para evitar ocasionar daños en el uréter durante la ligadura y posterior disección de los parametrios, el cirujano empuja hacia afuera bilateralmente las fibras de los pilares de la vejiga con el dedo índice hasta que los uréteres también quedan desplazados fuera del campo operatorio. La reflexión del peritoneo se hace visible en la pared anterior del cérvix como un semicírculo blanquecino. Manteniendo la valva de bayoneta entre la vejiga y el cuerpo uterino se realiza el pinzamiento de los pilares o parametrios anteriores. Tras el corte y la ligadura de los pilares se podrá desplazar la vejiga y alejarla mediante el dedo pulgar del cirujano, que con la ayuda de una gasa, realiza maniobras de deslizamiento sobre le cuello y el cuerpo para rechazar la vejiga, o empleando la valva de bayoneta. 5. Apertura del fondo de saco de Douglas El separador anterior se retira y el útero se tracciona hacia arriba y afuera. Se despega la mucosa vaginal con ayuda de unas pinzas y tijera de disección, apareciendo por detrás el pliegue del peritoneo posterior. Se procede a su apertura transversal mediante bisturí o con tijeras de disección. La punta de

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las tijeras debe orientarse hacia el cérvix. El tejido conectivo laxo subyacente es disecado de la misma manera hasta penetrar en la cavidad peritoneal.

6. Sección del parametrio (ligamentos uterosacros y cardinales o

de

Mackenrodt). El cérvix es traccionado hacia afuera y un poco hacia el lado contrario por el ayudante con ayuda de las pinzas de Pozzi. El cirujano introduce el dedo índice de la mano opuesta (con la cara palmar de la mano hacia arriba) en el interior del espacio de Douglas y con la ayuda de una pinza de Faure o similar coge el ligamento uterosacro correspondiente de manera que la punta de su dedo descansa sobre el canto uterino. La posición final de la pinza de Faure debe ser lo más perpendicular posible al eje del cérvix, convenientemente alejada de los vasos uterinos. El tejido pinzado se corta con tijeras fuertes o con bisturí. El pedículo es ligado con doble nudo, dejando los cabos de las suturas largos y deben ser fiados con un mosquito o similar. Tras la ligadura y sección de ambos uterosacros el ligamento cardinal o de Mackenrodt de cada lado es pinzado, cortado y seccionado de la misma manera. Si el grosor del parametrio lo permite, los ligamentos uterosacros y cardinales pueden ser ligados en un mismo tiempo.

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7. Apertura del peritoneo anterior: Con la valva de bayoneta sobre la vejiga, y una vez identificado el peritoneo del pliegue vésico-uterino, se levanta con una pinza de disección y se incide en la línea media con tijeras de cirujano prolongando la incisión lateralmente para permitir el paso del cuerpo uterino por la incisión realizada en el peritoneo. En este momento podemos realizar una inspección y palpación de las estructuras anexiales, confirmar el grado de tensión de los pedículos úteroováricos y de los ligamentos redondos, y evaluar claramente la posibilidad de volteo y exéresis uterina. 8. Pinzamiento de los vasos uterinos: .Con una ligera tracción lateral del fondo uterino y del cérvix, y con la colocación de una valva sobre la pared lateral vaginal, se pueden visualizar fácilmente las estructuras vasculares uterinas, el pedículo útero-ovárico, la trompa y el ligamento redondo. El pinzamiento se realiza con pinzas de Faure preferiblemente. En la pinza incluimos la vascularización uterina por dentro del punto tractor del pedículo parametrial. Esta pinza incluye parte del ligamento ancho. 9. Volteo del útero El volteo del fondo uterino puede realizarse mediante pinzas de Pozzi o erinas, o empleando un dedo si el útero es de pequeño tamaño. El volteo se puede llevar a cabo hacia delante o hacia atrás, según la posición del útero en ante o

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retroversión. Los vasos uterinos pueden pinzarse y seccionarse antes o después de la versión uterina, pero resulta más sencillo realizarlo antes. 10. Pinzamiento de los pedículos útero-ováricos y redondos Tras el pinzamiento y sección de los vasos uterinos, y una vez volteado el útero, se realiza el pinzamiento, ligadura y sección de los ligamentos úteroováricos, trompa y ligamento redondo. El corte debe realizarse alejado de las pinzas de Faure, lo más cercano posible al útero con la finalidad de dejar los pedículos largos.

11. Extracción de la pieza y control de la hemostasia. 12. Culdoplastia de McCall Para prevenir el enterocele o prolapso de la cúpula vaginal posthisterectomía, una vez extirpado el útero, la cúpula vaginal debe sujetarse en un punto de fijación pélvico situado más arriba de la vagina para elevarla a su posición normal. El objetivo de la culdoplastia de McCall es obliterar el fondo de saco de Douglas traccionando de los ligamentos uterosacros al otro lado de la línea media. Esta técnica está particularmente indicada cuando existe un importante fondo de saco de Douglas pero se recomienda su realización de forma rutinaria tras la realización de histerectomía vaginal para prevenir el prolapso de cúpula vaginal. Es más fácil realizar la sutura de los uterosacros en una fase temprana de la operación. Consiste en dar un punto a cada uno de los ligamentos uterosacros a 4-5 cm de sus orígenes, utilizando una sutura de reabsorción lenta del nº 0. Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Histerectomía vaginal.

El peritoneo posterior entre los pedículos puede englobarse en la sutura. Los dos cabos de la sutura de McCall se llevan a través de la pared posterior de la vagina y se atan sobre la misma. El nudo de la sutura se coloca dentro de la vagina y, traccionando de él, se juntan los dos ligamentos uterosacros. La unión de las suturas se pospone hasta el final de la intervención o hasta realizar la colporrafia posterior, ya que el desplazamiento posterior de la vagina hace el resto de la intervención más difícil.

13. Cierre del peritoneo (opcional): Se cierra el peritoneo sobre el manguito vaginal con una sutura en bolsa de tabaco a través de la hoja posterior del ligamento ancho, ligamento úteroovárico,

trompa

y

peritoneo

pélvico

lateral,

dejando

los

pedículos

extraperitoneales. 14. Cierre de la vagina El cierre de la vagina se realiza con puntos entrecortados o sutura continua de reabsorción lenta. Una vez cerrada la vagina se anudan los puntos de fijación sobre la cúpula vaginal.

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Histerectomía vaginal.

Postoperatorio inmediato -

Se dejará sondaje permanente durante 24-48 horas

-

Normalmente se realiza taponamiento vaginal con una tira de gasa embebida

en

una

solución

antiséptica

que

se

mantendrá

aproximadamente 12-24 horas. -

Hospitalización de 48-72 horas

-

Convalecencia de 4 semanas

-

Se aconseja evitar relaciones sexuales, baños y esfuerzos físicos durante un mes

COMPLICACIONES La frecuencia de complicaciones intraoperatorias y postoperatorias depende en gran medida de los riesgos relativos de la paciente, como pueden ser la edad avanzada, enfermedades concomitantes (particularmente la diabetes, anemia, trastornos de coagulación, cáncer, inmunodepresión), obesidad…La tasa de complicaciones también dependen de la experiencia y cuidado de la cirugía, de si otros procedimientos (sobre todo colpoperineorrafia) están indicados junto a la histerectomía, de si se toman medidas profilácticas (anticoagulantes, antibióticos, terapia respiratoria) y de los cuidados postoperatorios. Las tasas de mortalidad operatoria varía según las series. Se ha calculado que oscila entre el 0.5 y el 1‰.7 El estudio VALUE8 publicado en el 2.002 que incluía 37.000 histerectomías, da los siguientes porcentajes de complicaciones totales: 11.8% en las abdominales, 12.3% para las vaginales y 14% en las laparoscópicas. Este mismo estudio separa las complicaciones intraoperatorias de las postoperatorias y concluye que existe una mayor frecuencia de complicaciones operatorias en la laparoscopia (urinarias y vasculares) y un ligero aumento de la frecuencia de complicaciones

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Histerectomía vaginal.

postoperatorias en las vaginales (sobre todo infecciosas en relación con las perineoplastias). 1. Infecciones: se engloban aquí los distintos cuadros, desde la fiebre sin causa aparente hasta las infecciones urinarias o de la cicatriz. En la mayoría de las estadísticas la morbilidad infecciosa es significativamente menor en las histerectomías vaginales que en las abdominales. 9La profilaxis antibiótica en pacientes sometidas a histerectomía vaginal reduce los casos de fiebre mórbida e infecciones pélvicas, sobre todo en mujeres premenopáusicas. Las infecciones postoperatorias del tracto

urinario se pueden evitar en gran

medida con la utilización de sondas urinarias asépticas y la retirada de la misma lo antes posible. 2. Hemorragias: la frecuencia varía entre el 1-10%. Se pierde como término medio de 300-500 ml. Las pacientes más jóvenes tienden a sangrar más que las menopáusicas. La hemorragia intraoperatoria debida a una lesión vascular o aun deslizamiento de una ligadura se puede controlar fácilmente si el vaso sangrante es expuesto con separadores y hay buena luz en el campo, pinzando y ligando el vaso. La frecuencia de sangrado postoperatorio está en torno al 2%. 3. Lesión en órganos vecinos: se deben generalmente a errores en la técnica, fundamentalmente unidos a un mal plano quirúrgico. La frecuencia registrada de lesiones intraoperatorias en vejiga es del 0.3-1%; en uréteres del 0.1-0.5%; y en intestino del 0.03-0.5%. La frecuencia de fístulas vesicovaginales está en torno al 0-0.2%, las utereovaginales entre el 0-0.1% y las rectovaginales del 0-0.06%. En las histerectomías vaginales la mayoría de las lesiones se producen durante la realización de las plastias anteriores y posteriores, y son mucho más raras cuando no se realizan estas técnicas complementarias. Lo grave no es tener una lesión, sino no darse cuenta de la misma. Por ello, si hay sospecha de lesión vesical es necesario recurrir a la instilación vesical de azul de metileno,

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Histerectomía vaginal.

a la inyección de indigo carmín y cistoscopia si se sospecha lesión ureteral, o a llenar la vagina de suero e hinchar el recto si se sospecha lesión rectal. 4. Neuropatías: el daño de un nervio, particularmente el femoral o peroneal es raro, y se deben al posicionamiento de la paciente en flexión forzada sobre la cadera o a la presión sobre la superficie externa de las pantorrillas por los soportes de la mesa de operaciones. Se resuelven espontáneamente. 5. Otras complicaciones: dispareunia, aparición de tejido de granulación o granuloma en la cúpula vaginal, prolapso de vagina, tromboembolias, íleo paralítico, dehiscencia de la herida, atelectasias…

HISTERECTOMÍA VAGINAL ASISTIDA POR LAPAROSCOPIA 3

El concepto de histerectomía vaginal asistida por laparoscopia (HVAL), nació

después

de

comprender

que

las

dos

vías

de

abordaje

pueden

ser

complementarias y no competitivas: la primera permite la realización más fácil de la segunda. La HVAL define un procedimiento quirúrgico que se inicia con el abordaje laparoscópico, la ligadura de los vasos uterinos por vía vaginal y concluye con la extracción vaginal del útero y sus anejos. Por contraste, cuando la ligadura de las arterias uterinas se realiza por vía laparoscópica, el procedimiento se le denomina histerectomía laparoscópica. Por consiguiente, todas las maniobras posteriores a esta ligadura de los vasos uterinos pueden ser realizados indiferentemente por vía laparoscópica o vaginal, con extracción del útero por vía laparoscópica, tras su morcelación, o bien por vía vaginal. El punto de pasaje es el momento en que se estima que la vía vaginal será más eficaz que la cirugía laparoscópica. Esto puede ser desde el final de la adhesiolisis, o después del tratamiento de los pedículos superiores. Dependerá de las condiciones locales para la vía vaginal y de la mayor o menor facilidad de las maniobras laparoscópicas. El tratamiento de los pedículos inferiores se puede realizar completamente por vía vaginal, o comprender la sección laparoscópica de los ligamentos uterosacros, que puede ser de considerable ayuda en un abordaje vaginal difícil. Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Clases de Residentes 2012

Histerectomía vaginal.

Indicaciones El objetivo principal de una histerectomía laparoscópica es la trasformación de una histerectomía abdominal en una vaginal. Para lograrlo se pude usar una combinación de técnicas operatorias laparoscópicas y, de esta forma, utilizar la vía vaginal en pacientes con endometriosis, adherencias pélvicas, patología anexial, miomas, cirugía previa pélvica y falta de descenso uterino. Las contraindicaciones relativas incluyen un útero muy grande, endometriosis severa, adherencias extensas y grandes masas ováricas si su malignidad no se puede asegurar. 9

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Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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Histerectomía vaginal.

8. Maresh MJ, Metcalfe MA; Mac Pherson K, et al. The VALUE National hysterectomy study: description of the patients and their surgery. BJOC 2002; 109:302-12 9. Käser O, Hirsch HA; Iklé FA. Atlas de Cirugía Ginecológica. Madrid: Marban; 2003. 10. Bagghis M, Kramer M. Atlas de Anatomía de la Pelvis y Cirugía Ginecológica. 2ª ed. Madrid: Médica Panamericana; 2006.

Emilia Pérez / Díaz López / Carmona Salgado

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