Sobreviviendo al infierno:

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc L ibertad y O rd en L ibertad Contenido y O rd e n JUAN MANU

2 downloads 164 Views 18MB Size

Recommend Stories


temporada en el Infierno
J. A. lUMBA UD temporada en el Infierno V",11ra ..patio'" de l. PARRBL 'JatoArd'" !\ I A L SENECA lIIIIItloo 1008299 J. A. RIMBA UD Una tempora

INFIERNO EN LA TORAH
INFIERNO EN LA TORAH INFIERNO Y SEPARACION DE YHWH EN LA TORAH!! PUEDE LA SEPARACION ETERNA….SER ENTENDIDA EN LA TORAH? 9-1/06 . Por El Rabino/Herman

Story Transcript

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro

Surviving hell: Inside the Farc

L ibertad

y O rd en

L ibertad

Contenido

y O rd e n

JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN Presidente de la República President of the Republic

Content

JUAN CARLOS PINZÓN BUENO Ministro de la Defensa Nacional Minister of National Defense JORGE ENRIQUE BEDOYA VIZCAYA Viceministro de Defensa para las Políticas y Asuntos Internacionales Vice-minister for politics and international affairs

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla”......................... 13 “If they leave the door opened, all guerrilla will leave” Salud Hernández-Mora

DIANA MARGARITA QUINTERO CUELLO Viceministra para la Estrategia y la Planeación Vice-minister for strategy and planning

La pesadilla de ‘Jóhnatan’................................................................. 23 “Jonathan’s” nightmare Orlando León Restrepo

LUIS MANUEL NEIRA NÚÑEZ Secretario General Ministerio de Defensa General Secretary for Ministry of Defense

Marcada para morir........................................................................... 31 Tagged to die Juan Jacobo Castellanos

MARÍA CONSUELO RODRÍGUEZ DÍAZ Secretaria de Gabinete Cabinet Secretary

El nuevo comienzo de ‘Valentina’...................................................... 39 “Valentina’s” new beginning Jorge Luis Durán Pastrana

BG. MAURICIO RICARDO ZÚÑIGA CAMPO Coordinador Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado Coordinator for Group of Humanitary Attention to Demobilized

“Ni profesional de la revolución, ni salvador del mundo.................... 53 “Neither professional of revolution, nor word savior” Indalecio Castellanos

OLGA BEATRIZ ACOSTA VALENCIA Jefe Comunicación Sectorial Chief of Communications for Defense Sector IVETH CARMEN ARISTIZÁBAL Asesora Comunicaciones Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado Communications adviser for Group of Humanitary Attention to Demobilized

De ‘Bryan’ a Sebastián...................................................................... 63 From ‘Bryan’ to Sebastian Éduard Soto

JORGE HERNÁN MAHECHA R. Coordinación Editorial Editorial coordinator

Las sobrevivientes............................................................................ 75 The survivors Juanita León García

FOTOGRAFÍAS PHOTOGRAPHS

Cuando la vida venció a la muerte.................................................... 83 When life conquered death Jorge Hernán Mahecha

José Luis Cubillos Mauricio Orjuela Felipe Ricardo

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado”................................................ 91 “My 15th birthday party was a curettage” Alirio Fernando Bustos Valencia

DISEÑO, CORRECCIÓN E IMPRESIÓN DESIGN, SPELL-CHECKING AND PRINTING IMPRENTA NACIONAL DE COLOMBIA Bogotá, D. C., Colombia 2015

Los benditos hijos de Lorena............................................................ 99 The blessed children of Lorena Mónica Holguín Galvis

Advertencia

Warning

Las afirmaciones y opiniones expresadas en los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y protagonistas. No comprometen el pensamiento institucional del Ministerio de Defensa Nacional.

All the statements and opinions expressed in signed articles are solely responsability of the authors and protagonists. Do not compromises the official thinking of Ministry of Defense.

Los años perdidos........................................................................... 107 The lost years Diego Fajardo

Contenido Content

5

Llanto en el Ariari............................................................................ 115 Crying in the Ariari Gina Natalia Segura “Por un fusil perdí un hijo y 16 años de mi vida”............................. 123 “For a rifle I lost a son and 16 years of my life” Johan Triana Berdugo “Las Farc son como animales de selva”.......................................... 131 “The Farc are like jungle animals” Harvy Armando Rodríguez Chávez Casi una década en el infierno......................................................... 137 Nearly a decade in hell Gina Natalia Segura Heredera de la guerra...................................................................... 145 Heiress of war Laura Marcela Hincapié Sufrir el infierno, para luego perdonar.............................................. 153 Suffer in hell, to then forgive Indalecio Castellanos El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc........................... 161 The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the Farc Jimmy Montes La guerrilla me mató el derecho de ser mujer.................................. 171 Guerrilla killed me the right to be a woman Iveth Carmen Aristizábal Desmovilización: En busca del tiempo perdido............................... 179 Demobilization: In search of lost time Diego Camilo Argüello

Prólogo Prologue

Juan Carlos Pinzón Bueno ministro de defensa nacional -minister of national defence-

6

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

En la infatigable lucha que el Gobierno nacional a través de sus Fuerzas Armadas ha realizado en las últimas décadas para acabar con las organizaciones terroristas que delinquen en el país, la desmovilización ha sido una herramienta que ha demostrado su eficacia para desvertebrar a esos grupos al margen de la ley.

In the tireless struggle that the National Government, through its military has made in recent decades to crack down on terrorist organizations that commit crimes in the country, demobilization has been a tool that has proven its effectiviness to dismantle these groups outside law.

Desde 2002 hasta finales de mayo del 2015, 28.811miembros de estos grupos ilegales, por presión de las acciones de la fuerza pública y por entender que se trata de una pelea sin sentido, abandonaron la lucha armada. De ellos, el 71 por ciento pertenecía a las Farc.

Since 2002 to the end of May 2015, 28.811 members of these illegal groups, under pressure from the actions of the Security Forces and understanding that it is a senseless fight, abandoned the armed struggle. Of those, 71 percent belonged to the Farc.

Todos estos hombres y mujeres, ante todo, son colombianos. Gente de todas las regiones del país que debido a las amenazas, a los engaños y falsas promesas de los jefes de esos grupos terroristas salió de los campos y las ciudades para tomar un fusil y servir a los intereses de unos pocos, renunciando a sus propios sueños.

All these people, men and women, are Colombian. People from all regions of the country that, due to threats, to deception and false promises from the leaders of these terrorist groups, left the countryside and cities to take a rifle and serve the interests of a few, giving up their own dreams.

Quiénes mejor que ellos, los desmovilizados, para que cuenten las historias de horror, de desgracia y frustración que vivieron desde que ingresaron a las Farc hasta el momento que tomaron la acertada decisión de abandonar la guerra y volver al seno de sus familias y la sociedad. Parte de esas historias, que como Ministro de Defensa he tenido la oportunidad de conocer de primera mano, están recopiladas en Sobreviviendo al infierno: las Farc desde adentro, un libro que cuenta con el aporte de reconocidos periodistas para que a través de sus letras los colombianos y el mundo sepan lo que ha sido y es capaz de hacer esa estructura criminal.

Some of those stories, that as defense minister I had the opportunity to know first hand, are compiled in Surviving Hell: the Farc from within, a book that has the support of renowned journalists to through their letters the Colombians and the world know what that criminal structure had done, and what the are able to do. All these testimonies are full of pain and anguish and are the perfect radiography of the conflict, that because of the Farc, we have had to suffer in recent decades.

Todos estos testimonios están llenos de dolor y de angustia y son la radiografía perfecta del conflicto que, por culpa de las Farc, hemos tenido que padecer durante las últimas décadas.

So these stories should not be stored in files or in memory of those who have suffered directly but must go to light, especially now when the country is heading towards peace.

Por eso esas historias no deben quedar guardadas en los expedientes o en la memoria de quienes las han padecido directamente, sino que deben salir a la luz pública, y más ahora cuando el país está encaminado hacia la paz.

So these stories should not be stored in files or in the memory of those who have suffered directly, but must come to light, especially now when the country is heading towards peace.

En este sentido, no puede haber verdades alternativas o historias nuevas sobre lo que pasó en Colombia. Específicamente en el caso de las Farc, ellos mismos la escribieron: está en sus computadores, en sus escritos y contado por los desmovilizados. Los colombianos debemos asegurarnos de que todo esto quede en la memoria del país y que las generaciones por venir lo sepan, para que haya una reconciliación como debe ser: con verdad y con las cosas como son.

In this sense, there can be no alternative truths or new stories about what happened in Colombia. Specifically in the case of the Farc, they wrote it themselves, it is in their computer, in their writings and told by demobilized. Colombians must ensure that all this remains in the memory of the country and future generations know it, to have a reconciliation as it should be: with truth and with things as they are.

Juan Carlos Pinzón Bueno

ministro de defensa nacional

8

Who better than them, demobilized, to tell the stories of horror, misery and frustration experienced since joining the Farc and so far they made the right decision to abandon the war and return to the bosom of their families and the society.

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Juan Carlos Pinzón Bueno minister of national defence

Prólogo Prologue

9

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro

Surviving hell: Inside the Farc

10

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

11

Por SALUD HERNÁNDEZ-MORA

Profile of SALUD HERNÁNDEZ-MORA

Periodista colombo-.española. Vive en Colombia hace 14 años. Es corresponsal del diario El Mundo de España y columnista del diario El Tiempo. Además a dirigido varios programas televisivos de opinión. Escribió el libro Viajes a la Colombia Profunda.

Colombian - spanish journalist. She lives in Colombia 14 years ago. She works as correspondent for El Mundo journal (Madrid-Spain), and as columnist for El Tiempo journal (Bogotá - Colombia). She has directed several TV programs and wrote the book “Viajes a la Colombia Perdida” (Travels to the lost Colombia).

I

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave” Ingresó a las Farc sin razón alguna. No lo empujaron ideas revolucionarias ni las miserias de su hogar. Se incorporó tras una borrachera, por un arrebato de hombría y porque era demasiado joven para saber lo que hacía. Lo llamaremos Fabián. Tenía 14 años y raspaba matas de coca. Con otros dos amigos salió al pueblo un 26 de diciembre a tomar cerveza. Cuando estaban embriagados apareció un grupo de guerrilleros y se pusieron a bromear con ellos. –Vamos a ingresar –propuso eufórico uno de los raspachines. “Usted no es capaz”, se retaban entre el trío, matados de risa. –Muchachos, el que quiera ingresar, las puertas están abiertas. Si quieren conocer cómo es la guerrilla, caminen –ofreció el comandante de escuadra. –Sí, vamos –exclamaban los borrachos divertidos. –Mañana vengo por ustedes –indicó el subversivo.

12

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

He joined the Farc with no reason. He was not pushed by revolutionary ideas nor the miseries his home. He joined after a drunken outburst by manhood and because he was too young to know what he did. We will call him Fabian. He was 14 and scraped coca plants. With two other friends went into town a December 26 to drink beer. When they were drunk, it appeared a group of guerrillas and began to joke with them. –We are joining, proposed euphoric one of the pickers. “You don’t dare”, they challenged each other among the trio, laughing so loud. –Boys, the one who wants join, the doors are open. If you want to know how the guerrillas are, come in -offered the squadron commander. –Yes, we will, -exclamed the funny drunken. –Tomorrow we will come for you, -quoted the subversive.

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave”

13

A la mañana siguiente cumplió su palabra. Los encontró en una tienda. –¿Qué piensan de lo de anoche? ¿Sí se van a venir? –preguntó a los tres muchachos, aún enguayabados. –Pues claro –respondieron al unísono. Ninguno quería dar la impresión de que se rajaba por blando. –Caminen para el campamento –los invitó en tono amable. Y lo siguieron. A los pocos días Fabián supo que no se trataba de una película festiva ni de aventuras fugaces. Las Farc no son ningún juego.

“La primera vez que maté me temblaba la mano”, rememora este joven de mediana estatura, aspecto campesino y sonrisa fácil, que habla pasito, como en la selva. “Había un miliciano que era muy asesino y tenía a un man amarrado. El tipo lloraba, decía, “no me hagan nada, no hice nada”. El miliciano preguntó: “¿Quién le va a hacer?” y el comandante dijo: “entierren a ese perro, que le haga el nuevo”, “y me dieron un revólver. Yo tenía 14 años y no era capaz de manejar el arma, a uno se le olvida del miedo. Apunté, cerré los ojos y le di. Era un muchacho alto, crespo, blanco, como santandereano, tenía como unos 28 años. En esos casos, cuando queda vivo, llega otro y lo remata. Ese día Armando lo remató. Lo mataron por sospecha, luego supieron que no tenía nada que ver. Después uno tiene eso en la cabeza y cuando presta guardia y se va a lo oscuro, le da miedo. Piensa a qué horas viene el man a cogerme. Pero eso es mientras se acostumbra uno a esa vida”. No tardó mucho en acoplarse. “Recibimos instrucción básica y a los tres meses subíamos las lomas con 30 kilos de arena a la espalda. Cuando pasamos esa prueba nos entregaron el armamento y nos mandaron para un área”.

14

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

The next morning he kept his word. He found them in a store. –What do you think about last night? Will you come? he asked the three boys, still on a hangover. –Of course -Answered in unison. None wanted to give the impression of weakness. –Walk to the camp. -invited amiably. And then they followed. A few days later Fabian knew there was not a festive film nor shooting adventures. The Farc are not a game.

“The first time I killed, my hand was shaking,” recalls this young man of medium height, peasant looks and easy smile, low voice, as in the jungle. “There was a militiaman who was a murderer and had a tied man.The man cried, he said, “Don’t do anything to me, I did nothing.” The militiaman asked: “Who is going to do it?” And the commander said, “bury the dog, you the new do it”, “then I got a gun. I was 14 and was not able to handle the weapon, one forgets the fear. I pointed out, I closed my eyes and shot. He was a tall white boy, curly, such as a Santander man, around 28 years old. In those cases, when he remains alive, other comes and finishes. Armando finished him off that day. He was killed on suspicion, then they found out that he had nothing to do. After you have in mind that, and when giving guard and go to the darkness, you get afraid. I thought at what time the man will come to catch me. But that is what you get used to in this life. “ He didn’t took too much to adapt himself. “We received basic instruction and three months later, we climbed the hills with 30 kilos of sand on the back. When we passed that test we were given weapons and were sent to an area. “ Fabian was born and raised in Guaviare, around Miraflores, one of the great and powerful kingdoms

Fabián nació y creció en el Guaviare, alrededor de Miraflores, uno de los grandes y poderosos reinos que tuvo el narcotráfico. Para el muchacho, las matas de coca y la guerrilla formaban parte del paisaje. Vivía con su mamá, siete hermanos y con una sucesión de padrastros con los que no siempre congeniaba. Estudió hasta sexto grado, aprendió lo básico, aunque ya casi no se acuerda de leer, y a los 12 años estaba raspando. Le gustaba tener plata en el bolsillo para tomar con sus amigos y en su casa no le daban un peso. De sus hermanos, tres se unieron a las Farc, cada cual por su cuenta. Con el transcurrir del tiempo, dos se volaron y la menor murió. “No coincidí con mi hermana, la mataron, tenía 18 años. Yo no sabía que estaba metida allá. Me enteré porque un día me dijo un comandante ‘¿quiere que le haga como le hicieron a su hermana?’”.

that had the drug. For the boy, coca plants and the guerrillas were part of the landscape. He lived with his mother, seven brothers and a succession of stepfathers with whom he didn’t congeniate. He studied until sixth grade, he learned the basics, but almost can’t remember how to read, and at age 12 he was scraping. He liked having money in the pocket to drink with friends as at home he did not get a penny. About his siblings, three joined the Farc, each one on his own. Over the years, two flew and the youngest died. “I do not agreed with my sister, she was killed, she was 18. I did not know she was stuck there. I learned because a commander told me one day ‘you want me to do as they did to your sister?’“. –How do you mean? I asked. –You did not realize that the little bitch wanted to flee? -he told me.

–¿Cómo así? –pregunté. –¿Usted no se dio cuenta que esa perrita se iba a volar? –me dijo.

“They hung on the feet to my sister and another girl. It was in March last year. She had four years of being there.”

“La colgaron de los pies a mi hermana y a otra muchacha. Fue para marzo del año pasado. Ella tenía cuatro años de estar allá”.

He remained enrolled by eight years, belonged to First Front. It exercises control in his native Guaviare. They assigned, among other criminal work, protect illicit crops and cope in different ways the Army and the National Police. In his baptism as a fighter he did not fulfill its mandate and could have cost him dearly.

Ocho años permaneció enrolado al Frente Primero, que ejerce su control en su Guaviare natal. Le asignaron, entre otras labores delincuenciales, proteger cultivos ilícitos y enfrentar de distintas maneras al Ejército y la Policía Nacional. En su bautizo como combatiente no cumplió su cometido y pudo haberle costado caro. “Yo iba de puntero, me boté al piso y no disparé. Después el comandante me regañó y me dijo que me la perdonaba porque era la primera. En el siguiente hostigamiento pensé: aquí toca dar plomo para ganar puntos, y di un rafagazo por todos lados sin apuntar. En el tercero ya era bueno

“I was in the front, I sank onto the floor and did not shoot. Then the commander scolded me and told me that he forgave me because it was the first. The following harassment I thought, here I have to shoot to earn points, and shooted a burst without targeting anywhere. In the third one, I was already good in combat. I was ‘franco’ (sniper), but lost the vision, I can’t see well (myopic), yet I calculated and hit. You get used to this life, if I get to flee, they kill my family”.

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave”

15

en el combate. Estuve de franco (francotirador), pero perdí la visión, no veo bien (miope), y aun así calculaba y le pegaba. Uno se acostumbra a esa vida y si me llego a volar, me matan a mi familia”. Aunque era un tropero disciplinado, no siempre le agradaban las funciones que le asignaban, en especial si afectaban a civiles y mujeres. “Si yo miraba a una polochera –muchacha que se mete con un policía–, la llamaba y le decía: ‘Búsquese otro hombre porque ese man la mete a usted en problemas’. Si ella volvía a estar con él y uno la ve, llama la atención a la mamá. Cuando es la tercera, la matan de una y la dejan en la basura”.

También debía imponer las normas de conducta que dictan las Farc en las poblaciones remotas que dominan. “Ahora hay mucha gente que mete marihuana y perica, gente que se pone areticos, que son mechudos. Uno les dice: peluquéese o le bajamos con todo; quítese ese aretico, compañero. Si no obedecen, les dices que se vayan. Pero al marihuanero le dan oportunidades. Le decimos: para evitar ese inconveniente a su familia, deje ese vicio. Y si sigue, hágalo fuera del pueblo que aquí no es permitido. Si no obedece, ¿va a dejar o no va a dejar? A la tercera lo amarran. El marihuanero se abre del pueblo o deja el vicio o no sale más de su casa”. Mientras estuvo en las Farc, si bien se hacía cuestionamientos sobre algunas reglas, se limitaba a cumplirlas por miedo y por la disciplina que le habían inculcado. Rara vez las desobedecía, menos elevaba la voz o renegaba; tenía por consigna no llamar la atención y mantener las mejores relaciones posibles con sus jefes para evitarse problemas. “Si el compañero cae herido y veo que no se puede recuperar, la orden es rematarlo para que no lo cojan vivo. O un guerrillero que cae en una mina y

16

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Though a disciplined fighter, he not always liked the functions assigned to him, especially if affecting civilians and women. “If I looked at a ‘polochera’ (woman that gets involved with a policeman), I called and said, ‘Find yourself another man because that man will get you in trouble.” If she returned to be with him and you see it. Then we warned her mother. At the third one, we killed her at once and leave her in the trash”.

He also had impose standards of conduct that dictate the Farc in remote populations which dominated. “Now there are many people that gets marijuana and cocaine, wear earrings, and unkemp. One tell them: Have a haircut or we will come down with everything; remove earring, mate. If you do not obey, you tell them to leave. But we give opportunities to the marijuana smoker. We say: to avoid such inconvenience to your family, leave this vice. And if it continues, do it, but outside the town, here is not allowed. If you do not obey, will you leave it or will not leave it? The third time we tie him. The marijuana smoker leaves the town or leaves the vice or keep at home”. While in the Farc, although some questions about rules was made, it was limited to comply out of fear and discipline they had been taught. Rarely he disobeyed and less raised his voice or complained; His slogan was not to call attention and maintain the best possible relations with his bosses to avoid problems.  «If the companion is injured and I see that he can not recover, the order is finish he off so he can’t be caught alive and give information. Or a guerrilla fighter who falls into a mine and is mutilated, what will he serve for? He should be finished, because, if he recovers and go back to the civilian life and can give information, it is a danger if he starts to give coordenates. If it’s a soldier, the order is to finish them off.»

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave”

17

queda mocho, ¿para qué va a servir? Se le remata porque, además, si llega a recuperarse, de pronto se va a la vida civil y puede dar información, es un peligro después que empiece a dar coordenadas. Si es soldado, la orden es rematarlos”. Para Fabián, joven extrovertido, dicharachero, la prohibición de intimar con la población, en especial con las muchachas, era uno de los mandamientos guerrilleros que más detestaba. “No se puede hablar con una civil. No puedo recibir una gaseosa de nadie así le ofrezcan y tenga sed porque de pronto el civil le dice a uno ¿usted por qué no se vuela? Yo la embarré y me iban a fusilar los mismos compañeros porque me puse con una civil. Ellos se dieron cuenta y le dijeron al comandante”, cuenta. Por fortuna para Fabián, solo le impusieron uno de los castigos habituales: abrir trincheras, ranchar varios días seguidos, cargar leña.

“Es una vida difícil, empieza enero y los doce meses son lo mismo. Allá usted solo hace planes de cómo vamos a entrarles a esos manes (Ejército/Policía), no se puede uno relajar. Lo que pasa es que uno se adapta y ahora me pregunto a qué horas pasaron todos esos años. Si dejaran la puerta abierta, se viene toda la guerrilla menos los que tienen mando” afirma. La falta de libertad para cualquier nimiedad, desde ir al baño hasta ennoviarse, empezó siendo una molestia pasajera y terminó desesperándolo. “En la guerrilla apenas tuve dos compañeras. Usted pide permiso para estar con ella y no es cuando uno quiera, sino cuando el comandante quiera. Si él dice que sí, es sí; si no, es no. Lo puede hacer uno sin su permiso, pero es muy peligroso. Hay mujeres que se hacen sancionar por una relación”, asegura. “La primera novia ahí sigue. La segunda llevaba solo tres meses (en las Farc). Se puso a tomar, se emborrachó, decía que la mamá no la quería y la guerrilla le prometió que allí no le iba a faltar nada.

18

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

For Fabian, an outgoing-witty young man, prohibition of intimacy with the people, especially girls, was one of the most hated guerrillas commandments. “You can talk to a civilian. I can not get a soda from anyone, even if they offer it and I was thirsty because suddenly the civil can tell you -Why do not you flee?I spoiled things and I were going to shoot by my same classmates because I started with a civilian. They found out it and told the commander.” -he says. Fortunately for Fabian, they imposed only one of the usual punishments. To open trenches, to cook for several days, carrying wood.

“It’s a hard life, it begins January and twelve months are the same. There you just make plans for how we will get into these men (Army / Police). One can not relax. What happens is that you adapt and now I wonder how fast all those years have passed. If they leave the door open, all guerrilla would leave, less the ones in command. -He assures The lack of freedom for any trifle, from going to the bathroom to start courting, began as a temporary discomfort and ended in desperation. “In the guerrillas jI just had two companions. You ask permission to be with her and not when you want, but when the commander wants. If he says yes, yes; It is otherwise not. You can do it without his permission, but it is very dangerous. There are women who were sanctioned for a relationship”, he says. “My first girlfriend is still there. The second took only three months (Farc). She began to drink, got drunk, said the mother did not want her and the guerrillas promised that there was not going to miss anything. She was given eight days to think and the girl joined, she thought that was easy, but now she was getting tired, suffered a lot. She was sent as sentinel and fell asleep. She was friendly, laughing, telling jokes and there began serious, imagining losing things”. Despite knowing that his girlfriend regretted to join and sensed that his experience in the guerrilla would

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave”

19

Le dieron ocho días para que pensara y la pelada se metió, pensaba que eso es fácil, pero ya se estaba aburriendo, sufría mucho, la mandaban de centinela y se quedaba dormida. Era de ambiente, se reía, contaba chistes y allá empezó seria, imaginándose las cosas que perdía”. Pese a saber que su novia estaba arrepentida de enlistarse y presentir que su experiencia en la guerrilla sería un tormento, nunca le contó sus planes de fuga. Una cosa era tener relaciones y otra bien distinta confiar secretos que podían costarle la vida. “Allá usted está solo, no es amigo de nadie, lo que piensa téngalo para usted. Es peligroso ponerse a hablar, compañero; yo estoy como aburrido porque si usted le cae un poco mal, lo avienta con el comandante; para ganar puntos, dice que usted tiene ganas de volarse. Más de uno se ha hecho fusilar por hablar. Uno no se puede fiar de nadie. Ahorita es que uno empieza a confiar”.

En los meses antes de volver a la civilidad, cambiaron las prioridades de su Frente. “Uno se dedicaba a cobrar vacunas y a hacer reuniones con campesinos por todo el Guaviare para que siembren coca; esto no se puede dejar acabar –les decíamos–. Siembren cinco hectáreas de coca y una de comida”. Fabián se desmovilizó a primeros de marzo del 2015, y lleva grabada en la memoria el recuerdo de su novia adolescente y de los demás niños que quedaron en los campamentos. “En cada comisión hay muchos. Ya no recogen de 20 para arriba. El más pequeño en mi grupo es de 12 años, una niña. Se metió porque era de familia muy pobre y ve al guerrillero bien vestido, con las botas, su pistola y ellos la invitan, ‘¿va tomar con nosotros?’. Después que le empiezan a gastar plata, se va con ellos. Otros entran a las Farc porque les gusta, porque les queda bien el arma, porque le dejó el marido”.

20

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

be a torment, he never told his escape plans. One thing was having sex and quite another trust secrets that could cost his life. “There you are alone, you can’t be friend of anybody, what you think, keep it for yourself. It is dangerous to begin to talk, mate; I am tired because if someone dislikes you, he tells the commander; to earn points, he says you want to flee. More than one has been shooted for speaking. One can not trust anyone. Right now is that you begin to trust”.

In the months before returning to civilian life, they changed their priorities of their Front. “One was dedicated to collect vaccines and hold meetings with farmers throughout the Guaviare to plant coca. -This can not be left end. We told them. -Plant five hectares of planted coca and one of food”. Fabian was demobilized in early March 2015, and he keeps on his memory the image of his teenager girlfriend and other children who were left in the camps. “There are many in each committee. They no longer recruit boys from 20 up. The smallest in my group is 12 years, a girl. She joined because she came from a very poor family and she sees the guerrilla, well dressed, his boots, his gun and inviting her, ‘will drink with us?’. After they begin to spend money on her, she goes with them. Others enter the Farc because they like, because a gun fits them, because her husband is gone, etc”. We talked, two months after his departure in a bustling city. He likes watching unsuspecting people on the platform, watch them; sit in a cafe and share with a friend free, without feeling to be watched, feel they are free people. Even though he adopted the decision to seek the Army to demobilize because he discovered on his Front they suspected him and that could mean death. Did not have to see his desire to regain quotidian freedoms. The new life seems a wonderful gift, he enjoys any insignificance and feel that his future belongs him.

Conversamos, dos meses después de su salida en una ciudad bulliciosa. Le gusta ver pasar gente desprevenida por el andén, observarla; sentarse en un café y compartir con un amigo frescos, sin sentir que los vigilan, sentir que son personas libres. Si bien la decisión de buscar al Ejército para desmovilizarse la adoptó porque descubrió que en su frente sospechaban de él y eso podía significar la muerte, no tuvieron que ver sus ansias de recuperar libertades cotidianas. La nueva vida le parece un regalo maravilloso, disfruta cualquier insignificancia y siente que su futuro le pertenece. “Yo quiero estudiar en el Sena, ser un psicólogo, un maestro, técnico ambiental, agrónomo. Si no, me meto a trabajar en construcción. Me gusta la ciudad, no estoy aguantando hambre, duermo bien, aprendo cosas que le sirven a uno, no tengo que pedir permiso y allá hasta para tomarme un vaso de agua tengo que decirle al comandante y si dice no, pues no”.

“I want to study in SENA, be a psychologist, a teacher, environmental technician, agronomist. If I do not, I will work in construction. I like the city, I’m not suffering hunger, I sleep well, I learn useful things, I do not have to ask for permission, and out there even to have a glass of water I had to tell the commander and if he says no, then no”. A few days ago accidentally he met a girl. “We dated, we got in a park and spend an afternoon talking jibber-jabber an afternoon. Instead, you never spoke quietly there, it should be quickly. Because if you did, there was someone watching and thinking this man is a suspect. Everything there is to think destructive things. It was eight lost years, is a fight that does not make sense; you kill and does not know why. But it is a story that was written, and I turned and begin another sheet”.

Hace unos días conoció por casualidad a una muchacha. “Nos pusimos una cita, nos entramos a un parque y la pasamos sabroso hablando cháchara una tarde. En cambio, allá usted nunca hablaba tranquilo, era a los afanazos, porque si lo hacía, ya tenía alguien mirando y pensando este man está como sospechoso. Allá todo es pensar cosas destructivas. Fueron ocho años perdidos, es una lucha que no tiene sentido; usted mata y no sabe ni por qué. Pero es una historia que fue escrita, ya le di la vuelta y empiezo otra hoja”.

“Si dejan la puerta abierta, se viene toda la guerrilla” “If they leave the door opened, all guerrilla will leave”

21

Por ORLANDO LEÓN RESTREPO ESCOBAR

Profile of ORLANDO LEON RESTREPO ESCOBAR

Nacido en Medellín. Comunicador social-periodista egresado de la Universidad de Antioquia. De su trayectoria profesional se puede decir que ha trabajado como programador de Cable Sistema en Medellín, reportero del Noticiero Todelar de Antioquia, Radiosucesos RCN y Radio Paisa en Medellín. Ha sido corresponsal de Noticias Uno (primera etapa) y actualmente es jefe de la Redacción Nocturna. Ha ganado dos premios del Círculo de Periodistas de Bogotá y un premio Simón Bolívar.

Born in Medellin. Social communicator-journalist graduated from the University of Antioquia. From his career can be said that he has worked as a programmer of Cable System in Medellín, a reporter for the Newscast Todelar of Antioquia, Radiosucesos RCN Radio and Radio Paisa in Medellin. He has been a correspondent for News One (first stage) and actually he is head of the Night Drafting. He has won two awards from the Circle of Journalists in Bogotá and a Simon Bolivar Prize.

l

La pesadilla de ‘Jóhnatan’

“Jonathan’s” nightmare La mirada de Antonio Parrado* sigue siendo dura y cerrera, como puño. Sus ojos delatan su desconfianza. Es entendible: no lleva siquiera dos meses fuera de la guerrilla de las Farc.

The gaze of Antonio Parrado* remained harsh and wild as a fist. His eyes reveal his mistrust. It is understandable: he has been out of the Farc guerrilla for less than a couple of months.

Huyó de la selva, dejando la organización a la que ingresó desde los 12 años y a compañeros con los que convivió durante los últimos 20. Y aunque ahora se encuentra arropado por el anonimato que brinda estar en una gran ciudad, el temor a ser delatado es permanente.

He fled from the jungle, leaving the organization which he had joined since the age of 12 and his comrades with whom he lived during the last 20 years. And even now that he is protected by anonymity being in a big city, the fear to be ratted is permanent.

Su desconfianza no es nueva. Atrapado desde niño en el sino de su vida campesina, obligado a los sencillos pero duros trabajos agrícolas y luego a la estrecha y azarosa cotidianidad selvática de la guerrilla, nunca se ha sentido cómodo con la vida de la ciudad.

His mistrust is not new. Since he was a kid trapped in the fate of his peasant life, forced to the simple but hard farm work and then to the close and haphazard daily life of the guerrilla in the jungle, he has never felt comfortable with the life of the city.

Nació en Vista Hermosa (Meta) y desde los cinco meses vivió con sus padres y hermanos en una zona boscosa de Mesetas, en el mismo departamento, a donde su familia llegó a principios de la década de los años 70, como muchas otras, con el sueño de colonizar los vastos llanos colombianos.

22

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

He was born in Vista Hermosa (Meta) and from his five months he lived with his parents and siblings in a wooded area of Mesetas in the same department where his family arrived at the beginning of the 70’s like many others with the dream of colonizing the vast colombian eastern lowlands.

La pesadilla de ‘Jóhnatan’ “Jonathan’s” nightmare

23

Allí, con sus padres y sus cuatro hermanos (una mujer y tres hombres), aprendió a cultivar maíz, yuca y a cazar lapas (una especie de roedor) y venados. Para equilibrar la precaria economía familiar, su padre salía cada tanto  a trabajar en fincas cercanas, donde conseguía sal y manteca, elementos escasos en aquellas zonas.

There, with his parents and his four siblings (one woman and three men) he learned to cultivate corn, yucca and hunt limpets (a species of rodent) and deer. To balance the precarious family economy, his father went every now and then to work on nearby farms, where he got salt and lard scarce items in those areas.

Apenas a los 10 años comenzó a asistir, junto con sus dos hermanos mayores, a la única escuela que había en la región. Una pequeña casa a la que llegaban luego de cabalgar durante hora y media.

At barely 10 years began to attend, along with his two older brothers, to the only school in the region. A small house where they arrived after riding for an hour and a half.

Las clases terminaban con la llegada del mediodía. Era entonces cuando los caballos deshacían los pasos y los regresaban de vuelta a la finca para trajinar de nuevo el campo. Al caer la noche, los esperaban las tareas escolares casi siempre a la luz de las velas o de lámparas de petróleo.

The classes ended with the arrival of the midday. It was then when the horses traced back their steps and return to the farm to work in the field again. As night fell, they did their schoolwork almost always with the light of candles or oil lamps.

Entre la escuela y la casa, la guerrilla era una imagen omnipresente, como esos grandes árboles o piedras del camino. Los muchachos uniformados y armados que pasaban por su finca lo impresionaban. “Me alegraba verlos, porque eran los únicos que nos visitaban en la casa”, recuerda.

Al cumplir los 12 años, un miliciano de la zona conocido como ‘Pata’e juete’ le preguntó si quería ser parte de las Farc. “No recuerdo qué fue lo que me dijo, pero yo acepté, a pesar de que mi papá no quería que nos metiéramos en eso; él no quería nada con la guerra. Incluso, no quería que prestáramos el servicio militar”, dice. Dos días después de la propuesta, Antonio huyó con el miliciano. Se citaron a las cinco de la mañana. Antonio solo llevó lo que tenía puesto y una muda de ropa. “Caminamos toda la mañana y parte de la tarde. Llegamos a un campamento, a dos horas de La Julia, que se llama La Raya Vieja. Era un reguero

24

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Between school and home, the guerrillas were an omnipresent image as those large trees or stones in the path. Boys armed and uniformed who passed by his farm impressed him. “I was glad to see them because they were the only ones who visited us in the house”, he recalls.

When he was 12 years old, a militiaman in the area known with the alias of ‘Pata e juete’ asked him if he wanted to be a part of the Farc. “I can’t remember what I said, but I accepted, despite the fact that my dad didn’t want us to involve in that; he did not want anything to do with war. He didn’t even want us to enlist in military service,” he says. Two days after the proposal, Antonio fled with the militiaman. They cited at five in the morning. Antonio only took what he was wearing and a set of clothes.  “We walked the whole morning and part of the afternoon. We arrived at a camp, two hours from La Julia, which is called La Raya Vieja. It was a jumble of wood and plastic shops. I was received by ‘Rogelio’,

de tiendas de madera y plásticos. Me recibió ‘Rogelio’, el comandante del frente 40. Él fue quien me nombró ‘Jóhnatan’, el alias de otro guerrillero que había muerto días antes de mi llegada. Me dieron dos mudas de ropa y un morral”. Su primera compañera fue una mujer de 33 años a quien llamaban ‘Maritza’. Era como una madre sustituta. Le enseñó a vivir en la guerrilla. Los instruyó sobre el reglamento y sobre las funciones principales que el niño debía cumplir en el campamento. El padre de Antonio no tuvo conciencia del enorme poder de la guerrilla en la zona hasta que fue a la Junta de Acción Comunal del sector a pedir ayuda para que le devolvieran a su hijo. El jefe del frente, cuya palabra era ley, se negó e inmediatamente dio la orden para que el niño recibiera un entrenamiento básico.

En el campamento había tantos niños como en su primera escuela, pero los lápices y los cuadernos no eran la herramienta de aprendizaje. Debían cargar todo el tiempo un palo con un peso similar a un fusil AK47 (cerca de 6 kilos) para que se fueran acostumbrando hasta recibir el arma de dotación. Allí también le regalaron un consejo vital para un guerrillero: “Nos decían que no perdiéramos el fusil, porque de eso dependería nuestra vida”. A los 16 años ya estaba en una columna de orden público, al mando de un guerrillero llamado ‘Céspedes’. Y como sabía de agricultura, le ordenaron cultivar productos de pancoger para alimentar a la tropa, cerca de 350 hombres. Y en medio de esas jornadas, recuerda que participó en la construcción de una carretera que comunicaría las veredas de Mansitas, La Julia, Las Rosas y La Pista.

the commander of the front 40. He was the one who appointed me ‘Johnatan’, the alias of another guerrilla fighter who had died a few days before my arrival. They gave me two set of clothes and a backpack”. His first wife was a 33 years old woman called ‘Maritza’. She was like a surrogate mother. She taught him to live in the guerrillas. She instructed him about the regulation and the main functions that the child should fulfill in the camp.  Antonio’s father had no awareness of the enormous power of the guerrillas in the area until he went to the Community Action Board of the sector to ask for help to get his son back. The front leader, whose word was law, refused and immediately gave the order that the child receive a basic training. 

In the camp there were as many kids as in his first school, but pencils and notebooks were not the learning tool. They had to carry all the time a stick with a weight similar to an AK47 rifle (about 6 kilos) so they get accustomed until they receive the staffing weapon. They also gave him a vital advice for a guerrilla fighter: “We were told that we should not lose sight of the rifle, because our life would depend on it”.  At the age of 16 he was already in a public order column, under the command of a guerrilla fighter called ‘Cespedes’. And as he knew agriculture, they ordered him to cultivate subsistence products crops to feed the troops, about 350 men. And during those days, recalls that he participated in a road construction that would link the sidewalks of Mansitas, La Julia, Las Rosas and La Pista. A few years after ‘Rogelio’ sent him along with seven other guerrillas to receive instruction as nurses, work that would become later in one of the reasons for abandoning the guerrillas.

Unos años después ‘Rogelio’ lo envió junto con otros siete guerrilleros a recibir instrucción como

La pesadilla de ‘Jóhnatan’ “Jonathan’s” nightmare

25

enfermeros, labor que se convertiría más tarde en una de las motivaciones para abandonar la guerrilla. ‘Ánderson’ y ‘Yolima’ fueron sus instructores en ‘medicina de guerra y del monte’. Eran unos guerrilleros curtidos en primeros auxilios, suturas, canalizaciones, reanimaciones, algunos tratamientos contra el paludismo y otros virus. Eran expertos en las condiciones más adversas. Fueron los mejores profesores, porque un año después, ya con el alias ‘Jóhnatan’, estaba preparado con la sapiencia que da la práctica. En

26

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

‘Ánderson’ and ‘Yolima’ were their instructors in ‘war and mount medicine’. Some guerrillas were experts in first aid, sutures, pipes, reanimation, some antimalarial treatments and other viruses. They were experts in the most adverse conditions.

la selva el año rural es permanente. “Mi primer paciente fue un chino al que le decían ‘Boliqueso’; tenía unos 14 años y había recibido un disparo en el estómago desde un helicóptero ‘Arpía’. Me tocó hacerle una laparotomía y lo logré salvar”.

They were the best teachers, because a year later, with the alias of ‘Johnatan’, was ready with the wisdom given by practice. In the jungle the rural year is permanent. “My first patient was a boy who they called ‘Boliqueso’; he was about 14 years old and had been shot in the stomach by a ‘Harpy’ helicopter. I had to perform a laparotomy and it saved him”.

Como enfermero, más que como combatiente, aprendió que la guerra es un péndulo que se mueve entre la vida y la muerte. “Vi a compañeros con sus intestinos afuera por heridas con arma de fuego, amputados por las minas que ellos mismos sembraban o que morían a pesar de la atención que se les prestaba, porque no había droga o equipos”.

As a nurse, rather than as a fighter, he learned that war is a pendulum that moves between life and death. “I saw comrades with their intestines out by firearms wounds, amputees by mines that they themselves had sown or dying in spite of the attention that was paid to them, because there were no drugs or equipment”. He also learned that in the jungle is worse a pregnant woman than a war wound. Through his hands passed hundreds of women in that state, to which he was forced to practice abortions, despite the fact that many went by their last gestation months.

La pesadilla de ‘Jóhnatan’ “Jonathan’s” nightmare

27

También aprendió que en la selva es peor una mujer embarazada que una herida de guerra. Por sus manos pasaron cientos de mujeres en ese estado, a las que lo obligaron a practicarles abortos, pese a que muchas pasaban por sus últimos meses de gestación. Antonio no puede sacar de la cabeza la brutalidad de uno de esos episodios, y hay noches, incluso, que tiene pesadillas:

“Un jefe guerrillero llamado ‘Darío huesitos’ ordenó amarrar a una guerrillera rasa de pies y manos a un árbol. Luego le dieron drogas por vía oral y uterina para provocarle el aborto. Como la mujer tenía ocho meses de embarazo, le propuse a ‘Darío’ que lo dejara nacer porque nos podría servir a futuro, pero no aceptó –cuenta–. Lo que más recuerdo era como lloraba y suplicaba que no le hicieran eso y el llanto de varias compañeras de ella, pero fueron silenciadas con amenazas de castigo. Ella pedía que dejaran vivir al bebé al que incuso ya le tenía nombre”. Fue por esos días que la frustración comenzó a sembrar en la mente de Antonio la idea de fugarse. “En el campo de batalla caen muchos guerrilleros y soldados. Muchos de mis compañeros ni sabemos dónde quedaron y las familias nunca sabrán de ellos. Hay zonas donde se sostienen combates y solo lo saben los guerrilleros, los militares y los micos. Eso me desmotivó y empecé a pensar que al final no hay futuro y esta guerra no parece que fuera a tener un final”. Mientras Antonio cavilaba la idea de poder salir de la guerrilla, fue nombrado enfermero general del frente 40 tras recibir capacitación en traumatología. Fue enviado al campamento del ‘Mono Jojoy’. Allí duró un año y recibió instrucción de alias ‘Laura Villa’, una médica reclutada en la Universidad Nacional.

28

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Antonio cannot remove from his head the brutality of one of these episodes, and there even are nights in which he has nightmares: 

La idea de abandonar la vida que había conocido desde los 12 años solo se pudo concretar años después.

From there he called one of his brothers, who was a guerrilla fighter and had been demobilized. Both fled to Bogota.

“A guerrilla leader called ‘Dario huesitos’ ordered to tie a plain guerrilla woman of hands and feet to a tree. Then she was given oral and uterine drugs to cause abortion. As the woman was eight months pregnant, I proposed ‘Dario’ to let the child born because he could serve us in the future, but he did not accept –he says. What I remember most was how she cried and begged them not to do that and the crying of several of her companions, but they were silenced with threats of punishment. She asked to let the child live for whom she already had a name”.

En abril del 2015 pidió una autorización y salió hacia Florencia (Caquetá) para un tratamiento médico. Desde allí llamó a uno de sus hermanos, quien era guerrillero y se había desmovilizado. Ambos huyeron hacia Bogotá.

The harsh look of Antonio remains intact. Maybe his distrust will only diminish when the promises he was made are fulfilled and he can leave the past behind him.

It was in those days that the frustration began to plant in the mind of Antonio the idea of escape. “In the battle field fall many guerrillas and soldiers. Many of my comrades we don’t know where they were and their families will never know of them. There are areas where combats are held and only known by the guerrillas, military and the monkeys. That discouraged me and I began to think that at the end there is no future and this war did not seem to have an end”.

He doesn’t like reading much, but he wants to study and expects that what he learned in the mount was worthwhile and that he will be able to exercise that knowledge.

La dura mirada de Antonio sigue intacta. Talvez su desconfianza solo disminuya cuando las promesas que le hicieron se cumplan y pueda dejar atrás su pasado.

No le gusta leer mucho, pero quiere estudiar y tratar de que lo que aprendió en el monte haya valido la pena y pueda ejercerlo. Lo que más anhela ahora es reconstruir su vida con su familia, sus padres, sus hermanos y también con la mujer que fue su pareja durante los últimos cuatro años que estuvo en la selva. “Espero que algún día me llame y me dé la buena noticia de que dejó la guerrilla”.

What he most yearn for now is to rebuild his life with his family, his parents, his brothers and also with the woman who was his mate during the past four years that he spent in the jungle.  “I hope that someday she will call me and give me the good news that she left the guerrilla”. *NAME CHANGED AT THE REQUEST OF THE SOURCE.  

*Nombre cambiado por solicitud de la fuente

As long as Antonio ruminated the idea of being able to walk out of the guerrilla, he was appointed as general nurse of the 40 front after receiving training in traumatology. He was sent to the camp of ‘Mono Jojoy’. There he lasted for a year and received instruction from alias ‘Laura Villa’, a physician recruited in the National University. The idea of leaving the life he had known since the age of 12 was only able to realize years later.  In April of 2015 requested an authorization and left for Florencia (Caqueta) for a medical treatment.

La pesadilla de ‘Jóhnatan’ “Jonathan’s” nightmare

29

Por JUAN JACOBO CASTELLANOS

Profile of JUAN JACOBO CASTELLANOS

Inició su carrera periodística en el programa Yo sé quién sabe lo que usted no sabe, en 1996. Posteriormente trabajó con el noticiero de Canal Capital. Su carrera en medios continuó con Caracol Radio; actualmente trabaja en Noticias Caracol, en el canal que lleva el mismo nombre. También se ha desempeñado como jefe de comunicaciones de la Corporación Taurina de Bogotá y de la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias del Distrito Capital.

He began his career as a journalist in the program Yo se quien sabe lo que usted no sabe. (I know who knows what you do not know), in 1996. He later worked with the Canal Capital News. His career in media continued with Caracol Radio; He currently works in Caracol News on the channel with its same name. He has also served as head of communications for the Bogotá Bullfighting Corporation and the Department of Emergency Prevention and Attention of the Capital District.

l

Marcada para morir Tagged to die Lo único que le gustó de estar en la guerrilla fue el nombre que le pusieron: ‘Natalia’. El verdadero, Dalia, le parece muy cursi. Ese es el único recuerdo positivo de los casi 16 años que estuvo como miliciana de las Farc y que hoy, a pesar de haberse desmovilizado, la tienen marcada porque su cabeza tiene precio.

The only thing she liked about being in the guerrilla was the name they gave her: ‘Natalia’. The real one, Dalia, seems too corny. That is the only positive memory of the nearly 16 years she spent as a militant of the Farc and today, despite being demobilized, they have marked her because she has a price on her head.

A los 16 años ‘Natalia’ fue reclutada en Bilbao, en el Tolima. Como otros nuevos guerrilleros, fue llevada a un campamento para recibir entrenamiento. Allí, al poco tiempo, recibió la primera muestra de la violencia que tendría que presenciar por casi dos décadas. “Una vez, casi muero en un bombardeo recién entrada a la guerrilla. Estaba en un sitio que le llaman La Estrella, en entrenamiento, caían las bombas cerca de nosotros y yo solo pensaba en mi mamá y mis hermanos. Me tocó tirarme por un barranco y ahí quedé lesionada de un pie. Nunca se me curó”, recuerda.

At 16 ‘Natalia’ was recruited in Bilbao, Tolima. Like other new fighters, she was taken to a camp for training. There, soon after, she received the first sign of violence that would have to be present for almost two decades. “Once, I almost died in a bombing as soon as I joined the guerrillas. It was in a place they call La Estrella, in training, the bombs fell near us and I only thought of my mother and my brothers. I had to throw myself off a cliff and my foot was injured. It never healed “, she recalls.

Dos años después tuvo que participar en el ataque a un pueblo. “Me tocó ver morir a otros guerrilleros. A mí me hirieron en una pierna. Yo

30

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Two years later I had to participate in an attack on a village. “I got to see other fighters die. I got hit on a leg. I could not stand anymore. I sat on a stone and didn’t want to do anything else, “ she recalls.

Marcada para morir Tagged to die

31

no podía más. Me senté en una piedra y no quería hacer nada más”, recuerda. Mientras eso ocurría, su familia, inocente, pensaba que la joven Natalia trabajaba en cultivos de café juntando algún dinero para poder sostenerse. Luego de esos eventos ‘Natalia’ fue asignada como miliciana en su pueblo, San Antonio. Allá conoció a un guerrillero de quien quedó embarazada. De él nunca más tuvo noticia y a ella le tocó sobrellevar el embarazo sola, fajándose permanentemente para evitar ser descubierta. Logró dar a luz en el hospital del pueblo y luego de un mes tuvo que dejar su hijo al cuidado de su amiga Carmelita. Siete meses después el pequeño fue recibido por la madre de ‘Natalia’, con quien siguió viviendo.

Tres años después, nuevamente quedó en embarazo. Gracias a que trabajaba en el pueblo pudo evitar ser sometida a un aborto, como ocurre en todos los casos donde las guerrilleras quedan en ese estado. El nuevo niño también quedó al cuidado de la abuela materna. Mientras ‘Natalia’ desarrollaba actividades de inteligencia para las Farc, conoció a Róbinson, un campesino que se ganaba la vida trabajando en las fincas de la zona. Mientras él se dedicaba a sembrar, ‘Natalia’ iba a los campamentos guerrilleros a llevar información y recibir instrucciones. Trataba siempre de llegar el viernes al mediodía para que su pareja no sospechara nada. En una de esas travesías, la mujer sufrió un accidente que la marcaría hasta el día de hoy. “En una estadía en el campamento nos cayó el Ejército y tuvimos que salir corriendo. En la huida yo me tropecé y me golpeé en la parte de atrás de la cabeza. Primero pensé que era un simple chichón, pero como me estaban dando tantos

32

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

While this was happening, her family, innocent, thought the young Natalia worked in coffee plantations collecting some money to sustain herself. After those events ‘Natalia’ was assigned as militia in her hometown, San Antonio. In that place, she met a fighter who she became pregnant. From him she never had news and she had to cope with the pregnancy alone, wraping herself up constantly to avoid being discovered. She managed to give birth in the hospital of the town, and after a month she to leave her child in the care of her friend, Carmelita. Seven months later the boy was received by the ‘Natalia’s mother, who continued to live with.

Three years later, she was pregnant again. Because she was working on town, she could avoid of being subjected to an abortion, as in all cases where the guerrilla females are in that state. The new child was also on the care of the maternal grandmother. While ‘Natalia’ developed intelligence activities for the Farc, she met Robinson, a farmer who earned a living working in the village farms. While he was engaged in planting, ‘Natalia’ went to the guerrilla camps to carry information and get instructions. She always tried to arrive on Friday at noon so her partner did not suspect anything. On one of these voyages, she suffered an accident that marked her life until today. “In a stay on the camp, the Army came and we had to run away. On the run I tripped and got hit in the back of the head. First I thought it was just a bump, but as I had so many headaches, the town doctor ordered me several tests and found that I had a malignant tumor,” says the woman. Despite her medical condition, Natalia gave birth other two children. The last pregnancy was discovered by one of the guerrilla leaders, but by

dolores de cabeza el médico del pueblo me mandó varios exámenes y resultó que se había formado un tumor maligno”, cuenta la mujer. A pesar de su condición médica, Natalia dio a luz a otros dos niños. El último embarazo fue descubierto por uno de los jefes de la guerrilla, pero por la intervención de otro subversivo logró llevarlo a término. Sin embargo, tiempo después de dar a luz, ella y su familia sufrirían la persecución de las Farc por lo que consideraron una traición a su disciplina. “Me enviaban mensajes que me iban a matar. Un día, un jueves a las tres de la tarde, estaba sola con mi hijo pequeño, de un año. Acababa de bañarlo, luego me fui a bañar yo. El baño quedaba afuera de la casa. Llegaron tres tipos y a uno de ellos yo lo distinguí como guerrillero. Ellos me dijeron que venían por mí y cogieron al niño y le apuntaron

the intervention of another subversive, she managed to accomplish it. However, after giving birth, she and her family would suffer the persecution of the Farc for what they considered a betrayal of their discipline. “They send me messages that I would be killed. One day, a Thursday at 3:00 p.m., I was alone with my one-year old little son. I just had bathed him, then I went to bathe myself. The bathroom was outside the house. Three men arrived and I could recognize one of them as a guerrilla. They said they came for me and took the child and pointed a gun to his head. I told them to kill me and let the child go. In the end, one of them said that gave me three days to leave. When my husband came I told him. At first he did not believe me, but the next day it appeared some blood painted signs on the house that said “you are going to die, son-of-a-bitch”.

Marcada para morir Tagged to die

33

Duramos dando vueltas en el pueblo hasta que un señor se conmovió y nos dio un lugar”, recuerda. A pesar de lo ocurrido, Natalia siguió vinculada a la guerrilla como miliciana. Esta vez su fachada era un puesto de verduras en el parque principal del pueblo, donde, mientras vendías cebolla y tomate, recogía información de interés para sus jefes en las Farc. El temor a ser ejecutada o que algo les ocurriera a sus hijos y a su pareja era constante en la vida de Natalia, por lo que el día en que llegó a su puesto de venta ‘Andrés’, no dudó por un instante en abandonar la guerrilla.

“Yo pensé que él estaba muerto, pero en realidad él se había desmovilizado; era un compañero que tuve. Él me dijo que lo mejor era que entrara al programa porque ya la justicia me tenía fichada y en cualquier momento me podían echar mano”, asegura.

con una pistola en la cabeza. Yo les decía que me mataran y dejaran ir al niño. Al final, uno de ellos dijo que me daba tres días para irme. Cuando llegó mi esposo yo le dije. Al principio no me creyó, pero al día siguiente en la casa aparecieron pintados letreros con sangre que decían “se va a morir, perra hp. Con lo que Róbinson se ganó esa semana, 70.000 pesos, salimos de allá. A los tres días, en el momento que huíamos, alcanzamos a ver a los guerrilleros que venían por nosotros. Afortunadamente en ese momento apareció una patrulla de la policía que nos ayudó a salir y nos acompañó hasta que pudimos coger flota. Llegamos a Rioblanco y nadie nos daba posada.

34

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

With the money that Robinson earned that week, 70,000 pesos, we left there. Three days later, at the time we fled, we could see the guerrillas who came for us. Fortunately at that time it showed up a police patrol who helped us out and escorted us until we could get a bus. We arrived at Rioblanco and nobody gave us a place to stay. We spend hanging around in town until a man was moved and gave us a place, “ she recalls. Despite what happened, Natalia remained linked to the guerrilla militia. This time, its facade was a vegetable stand in the main square of the village. In which, while selling onion and tomato, she collected information of interest to their heads in the Farc.

A pesar de temer que fuera una trampa, ‘Natalia’ decidió confiar en ‘Andrés’ y viajó hasta Bogotá para ingresar al programa de desmovilización. Llegó a la ciudad, donde su ex compañero de armas la recogió y la puso en contacto con el personal del Gobierno. Pero no fue el fin de su tragedia. Días después tuvo que traer a Bogotá a su hijo mayor, Brayan, a quien un jefe guerrillero quería reclutar. Él, junto con Jóhnatan y Róbinson, sus otros dos hijos, también tuvieron que huir y terminaron luego refugiándose en la finca de su abuelo materno, en el Tolima. El último de sus hijos, José Gabriel, decidió quedarse a vivir con ella en Bogotá. Pensando que la pesadilla había terminado, Natalia y su esposo comenzaron una nueva vida en los barrios marginales a los lados de la vía que conduce de Bogotá a Villavicencio. Ayudada por algunos conocidos, ingresó al negocio del

Fear to be executed or something could happen to her children or partner was a constant in Natalia’s life. Therefore the day that ‘Andres’ came to her selling stand, she didn’t hesitate to give up the guerrillas.

“I thought he was dead, but in reality he had been demobilized; He was a fellow I had. He told me that the best option was to join the program because justice fingerprinted me and I they could had me anytime,” she says. Despite fears that it was a trap, ‘Natalia’ decided to trust ‘Andrés’ and traveled to Bogotá to enter the demobilization program. She arrived to the town where his former fellow soldier picked her up and put her in contact with the Government staff. But it was not the end of the tragedy. Days later she had to bring her eldest son Brayan to Bogota, whose a guerrilla leader wanted to recruit. He, along with Johnatan and Robinson, her two other children, also fled and took refuge in their maternal grandfather’s farm, in Tolima. The last of his sons, Jose Gabriel, decided to stay with her in Bogotá. Thinking that the nightmare was over, Natalia and her husband started a new life in the urban slums on the way from Bogota to Villavicencio. Aided by some acquaintances, she joined the recycling business. Today she lives with her mother, her younger son and a dog in a house made of bricks and tin roof, trying to rebuild their lives. However, the threat of the Farc continues. Recently, when she traveled to Rioblanco to visit her children, militiamen discovered it and tried to kill her in a café in the main park. She managed to escape and get out of town. But she knows she can not go back because she is already tagged for death. After what happened, Natalia just leaves the ranch to go to work at the recycling company. Her husband could not stand the pressure and returned back to Tolima to work on farms again.

Marcada para morir Tagged to die

35

reciclaje. Hoy vive junto con su mamá, su hijo menor y un perro en una casa de bloques de ladrillo y techo de lámina tratando de reconstruir su vida. Sin embargo, la amenaza de las Farc no ha cesado. Hace poco tiempo, cuando viajó a Rioblanco para visitar a sus hijos, unos milicianos la descubrieron e intentaron asesinarla en una cafetería del parque principal. Ella logró huir y salir del pueblo, pero sabe que ya no podrá volver porque está marcada para morir. Después de lo ocurrido, Natalia apenas abandona el rancho para ir a trabajar a la empresa de reciclaje. Su esposo no aguantó la presión y regresó al Tolima a trabajar nuevamente en las fincas.

She says does not fear for her life. “It’s God’s will if I am killed, so they can bury me and it’s over”, but she assures she does not want to abandon their children. And most than the fear of the Farc bullets, her greatest sadness is to die as a result of the tumor she has on her head. “I’m waiting to see if I can get a surgeon, because sometimes the pain is so strong that I can not get out of bed. If I do not go out, I do not work, and nobody will be able to eat anything here. Gone are the promises of aid and a prosperous future working for the Farc. Today she only asks God to give her time to see their children grow up and prevent them to follow the path she took.

Dice que no teme por su vida. “A la de Dios, si me matan, pues que me entierren y se acabó esto”, pero asegura que no quiere abandonar a sus hijos y que antes que temerle a las balas de las Farc, su mayor tristeza es morir como consecuencia del tumor que tiene en la cabeza. “Estoy esperando a ver si me pueden operar porque a veces los dolores son tan fuertes que no puedo salir de la cama. Y si no salgo, no trabajo y aquí no come nadie”. Atrás quedaron las promesas de ayuda y de un futuro próspero trabajando para las Farc. Hoy solo le pide a Dios tener tiempo para ver crecer a sus hijos y evitar que sigan el camino que ella recorrió.

36

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Marcada para morir Tagged to die

37

n

Por JORGE LUIS DURÁN PASTRANA

Profile of JORGE LUIS DURÁN PASTRANA

Nacido en Barrancabermeja hace 44 años, este comunicador social y periodista ha ganado varios premios, entre ellos el de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB). Trabajó como periodista en Vanguardia Liberal y en El Tiempo, donde fue redactor de la sección Justicia, y editor del diario Mío. Igualmente, ha sido editor jefe en La Opinión, en Cúcuta, y profesor de los programas de periodismo de las universidades Francisco de Paula Santander y Jorge Tadeo Lozano. Actualmente es asesor y editor de productos periodísticos en el Ministerio de Defensa.

Born in Barrancabermeja 44 years ago. This social communicator and journalist has won several awards, including the Inter American Press Association (IAPA) and the Bogotá Journalists Circle (CPB). He worked as a journalist in Vanguardia Liberal and El Tiempo, where he was editor in the Justice section, and editor of the daily Mio. He has also been chief editor at La Opinion, Cucuta, and professor of journalism programs at Francisco de Paula Santander and Jorge Tadeo Lozano Universities. Currently he is a consultant and editor of newspaper products at the Ministry of Defense.

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning No se habían completado seis meses desde que se enclavó en el monte para un supuesto curso político del frente ‘Felipe Rincón’, de las Farc, cuando ‘Valentina’, desesperada, puso su vida en manos de ‘Cincomil’, uno de los cabecillas de esa estructura.

It had no pass six months since she went into the bush to a allegadly political course from the Front ‘Felipe Rincón’ of the Farc, when ‘Valentina’, desperate, put his life in the hands of ‘Cincomil’ (‘Five Thousand’), one of the ringleaders that structure.

“Ya no aguanto más acá. Pégueme un tiro en la cabeza, comandante”, le suplicó al jefe guerrillero una tarde de diciembre de 2013 como si, paradójicamente, le estuviera pidiendo un favor del que dependiera su vida.

“I can not take it anymore”. Shoot me in the head, commander”, she begged the guerrilla leader an afternoon, December 2013 as if, paradoxically, she were asking a favor from whin her life depended.

En ese punto perdido de la región del Losada Guayabero, en el Caquetá, los días la habían llenado de motivos para no estar metida en una selva con gente con la que no se sentía bien, escuchando discursos que no entendía, cumpliendo órdenes que no le gustaban, haciendo el ejercicio que no deseaba y, peor aún, añorando a una hija de dos años a la que amaba. Los 1,73 macizos metros de la guerrillera debieron verse en ese momento más inmensos que nunca y resueltos a cualquier cosa, porque

38

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

In this remote region of Losada Guayabero, in Caqueta, days were filled with reasons to not to be stuck in a jungle with people she didn´t feel well with. Listening to speeches she didn’t understand. Under orders she didn`t like, doing the exercise she did not want, and worse, longing for a twoyears old daughter she loved. The massive guerrilla’s 1.73 meters tall, should be seen in the more immense than ever and determined to do anything now, because ‘Cincomil’, surprised by the unusual request and with the strength of the words of ‘Valentina’, the only thing

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

39

‘Cincomil’, sorprendido con la insólita petición y con la firmeza de las palabras de ‘Valentina’, lo único que atinó a hacer fue pedirles a dos de sus hombres que le quitaran de inmediato el fusil AK47 y que la relevaran de cualquier obligación. El jefe guerrillero pensó, talvez, que ‘Valentina’ podía cometer una locura y más aún porque no era la primera manifestación de la mujer, de entonces 19 años, de dejar atrás su incipiente vida de guerrillera. “Además, me le quitan la reata y el arnés. Mejor dicho, me le dejan nada más el uniforme y en botas y la dejan allá en el cambuche”, ordenó ‘Cincomil’ mientras los dos guerrilleros conducían a ‘Valentina’ al improvisado dormitorio debajo de una ceiba. La noche ya acechaba y ‘Valentina’, mascullando su rabia e impotencia, comenzó a ordenar sus pocas pertenencias debajo del grueso plástico cuando llegó otro guerrillero con una razón del comandante. ‘Cincomil’, dijo su compañero, le impuso la sanción de cavar 150 metros lineales de trinchera de un metro de profundidad; tenía que empezar de una vez. La tarea culminó dos días después, cuando los pájaros de la montaña empezaban a ocultarse para despedir el día y ella sumergía las manos en una quebrada helada para calmar las manos en carne viva. Ese tipo de situaciones era lo que tenía aburrida a ‘Valentina’ en las Farc: hacer obligada cosas que en su casa, en una vereda caqueteña, no hacía. Allá, a pesar de la eterna mala relación con sus padres y cuatro hermanos menores, sus quehaceres se limitaban a ordeñar las cuatro vacas y estar al lado de su mamá. Precisamente el día en que tomó la infortunada decisión que cambiaría su vida, ‘Valentina’ estaba

40

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

he managed to do was to ask two of his men to take off immediately the AK-47 and relieved her of any obligation. The guerrilla leader thought, perhaps, that ‘Valentina’ could do something crazy and even more because it was not the first manifestation of the woman, then 19, leaving behind her fledgling guerrilla life. ‘Cincomil’ -said her companion-, imposed the sanction to dig 150 meters of trench, each one a meter deep. I had to start again. The task culminated two days later, when the mountain birds hide to end the day and she immersed her hands in a cold stream in order to soothed her raw hands. Such situations was what had discouraged ‘Valentina’ in the Farc: She must do things that she wouldn’t do at home, in a Caqueta village. There, despite the bad relationship she always had with her parents and four siblings, her duties were limited to milk four cows and stand beside her mother. Just the day she made the unfortunate decision that would change her life, ‘Valentina’ was on her parent’s small farm. A week ago, in late July 2013, she had come to visit them, from Florencia, capital of Caqueta, twhere she worked as a maid. Before, she had passed through the village where her daughter’s father live, to leave the girl to him, who no longer had any romantic relationship with. Being in her father’s house, ‘Valentina’ saw several times and on different days a camouflaged man that she knew from long ago, and he was walking on the sidewalk with the air that gives to believe that everything revolves around him. It was ‘Cincomil who one morning, after observing for a while, he decided to speak. “How grown up you are!; it has been a long time since we saw you around here, “he told the young woman after affably greet her parents, as if he were not extorting 40,000 pesos yearly per cow they had.

en la pequeña finca de sus papás. Una semana atrás, a finales de julio de 2013, había llegado a visitarlos desde Florencia, la capital del Caquetá, donde trabajaba como empleada doméstica. Antes había pasado por el caserío en el que vive el padre de la niña para dejarla con él, con quien ya no tenía relación sentimental alguna. Estando en la casa paterna, ‘Valentina’ vio en varias ocasiones y en días diferentes a un hombre de camuflado que conocía de tiempo atrás y que se paseaba por la vereda con el aire que da el creer que todo gira alrededor de él. Era ‘Cincomil’, quien una mañana, después de observarla por un buen rato, se decidió a hablarle. “Cómo está de grande; tenía rato que no la veíamos por acá”, le dijo a la joven mujer luego de saludar afablemente a sus papás, como si no los estuviera extorsionando con 40.000 pesos anuales por cada vaca que tuvieran. “Uno a ellos los conoce de tiempo atrás porque son los que se la pasan por ahí; además, sabe que son de la guerrilla porque tienen uniforme diferente al del Ejército –recuerda ‘Valentina’–. Ese día él (‘Cincomil’), después de hablar un rato, me invitó a un curso político que iba a dar durante tres meses”. Como no estaba haciendo mucho en la casa y para evitar las peleas que fijo y por cualquier motivo tendría con sus padres, le dijo al guerrillero, después de recibirle el pocillo de café cerrero que se tomó, que sí, que ella lo acompañaba.

‘Cincomil’ anotó el nombre y la edad reales de ‘Valentina’ en una lista que llevaba doblada en el bolsillo del camuflado y les dio unas indicaciones a ella y a sus papás. Al amanecer de tres días después, de un descampado de la vereda, un bus partió con rumbo incierto y dentro de él 22 muchachos; el mayor tenía 21 años y la menor 13. ‘Valentina’ era una de las pasajeras.

“One can recognize them from time before, because they wander out there; They are also known as guerrillas because their uniform is different from the Army”, ‘Valentina` recalls. As she was not doing too much at home and in order to avoid the constant quarrels she had with her parents, she told the guerrilla, after receiving the cup of black coffee that drank, that yes, that she will scort him.

‘Cincomil’ wrote down the real name and age of ‘Valentina`, in a list that he keeped bended on the pocket of the camouflage, then he gave some instructions to her and her parents. Three days later at dawn, from a field on the village, a bus departed with uncertain course, inside it there were 22 youngsters, the older one had 21 years old and the youngest one 13, ‘Valentina’ was one of the passengers.

“Hence there is no exit” The first thing she felt was a push from behind and then she found herself thrown on the floor. ‘Valentina’ had not finished raising her head when she saw boots as steel decks, plied her to crash his face throughout the body. It was, she says while swatting the heat with the hand-in a town south of the country-, about a minute of kicking everywhere that ‘Cincomil’ gave her, with the excuse of harden her character. November blunted. She attended a political course on October but, with her 5th grade of primary as background, she couldn’t understand anything. From the 22 young people who came, there were only 15 left. The rest was sought by their parents, who with different arguments and pleas were taken home. “When the course had finished, I asked ‘Cincomil’ what would happen to us, because they had said that as soon as we finish it, we could leave -’Valentina’

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

41

“De aquí no hay salida” Lo primero que sintió fue un empujón por la espalda y luego se vio tirada en el piso. ‘Valentina’ no había terminado de levantar la cabeza cuando vio botas que, como mazos de acero, le surcaban por la cara para estrellarse en todo el cuerpo. Fue, cuenta espantando el calor con la mano en la casa donde vive –en una ciudad del sur del país–, cerca de un minuto de patadas por todos lados que le propinó ‘Cincomil’ con la excusa, supo después, de endurecer su carácter. Despuntaba noviembre y el curso político, del que su quinto de primaria no le permitió entender casi nada, había culminado el último día de octubre. De los 22 jóvenes que llegaron, quedaban 15: el resto fue buscado por sus padres, quienes con diferentes argumentos y ruegos se los llevaron a casa. “Cuando terminó el curso le pregunté a ‘Cincomil’ qué pasaba con nosotros, que ya habíamos completado todo y ellos habían dicho que apenas terminara, nos íbanos –narra ‘Valentina’–. Él solo contestó que ‘los que se quedaron se quedaron; de acá no hay más salida’ y de una nos ‘encampamentaron’, nos metieron más al monte al curso básico con armas”.

Segundos antes de que la cosieran a patadas, ‘Valentina’ se había acercado al cabecilla guerrillero para decirle que estaba cansada y que se quería devolver para la casa. La repetida queja, se enteró tres días después de la golpiza por la mujer del subversivo, fue el motivo del brutal castigo: era la séptima vez que ella manifestaba en público su deseo de irse. La primera fue dos días después de arribar al campamento. “Me cogieron de ejemplo para para que los demás no se rebotaran. Pero otros de los que llegaron

42

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

narrates-. He just replied: ‘those who remained are remained; hence there is no exit ‘, then they “camped” us, we were taken deeper to the mountain on the basic course with weapons”.

Seconds before got abused by kicking, ‘Valentina’ had approached the guerrilla leader to say she was tired and wanted to return to back home. The uncesant complaint, heard three days after the beating by the wife of subversive, was the reason for the brutal punishment. It was the seventh time she publicly expressed her desire to leave. The first one was two days after arriving at the camp. “I was taken as example for others to not rebel. But some of those who came with neither wanted to be there. Because one think that at any time the Army could arrive or there will be a bombing. So more than one were punished by kicking, like a dog, for whatever bullshit. In the mountain nobody can express anything, and they treat us as if we were not human.” What ‘Valentina’ regards is to other facts in which she was a direct witness or heard on their way through the front ‘Felipe Rincón’ and, well indexed, she stores in the drawers of memory. For example, she remembers the time ‘Brigitte’, the 13 years old girl who boarded the bus with her that led to misfortune. She flew camp and after being caught and spent two months with their days and nights, chained to a Cedar as a furious animal. It occurred in December 2013. ‘Valentina’ received the guard shift from 6:00 to 20:00 and gave her, on time to ‘Brigitte’, so she went bed. At one in the morning the commander of the squadron was awakened and asked if he had given surveillance, because there was nobody.

“We went to look at the position, and the girl (‘Brigitte’) didn’t respond; She was gone about eleven o’clock at night. They began to look for

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

43

conmigo tampoco querían estar allá, pues uno piensa que en cualquier momento llega el Ejército o hay un borbandeo. Por eso a más de uno lo cogieron a pata, como a un perro, por cualquier pendejada. En el monte uno no puede decir nada y lo tratan como si no fuera gente”. A lo que se refiere ‘Valentina’ es a otros hechos que fue testigo directo o escuchó en su paso por el frente ‘Felipe Rincón’ y que, perfectamente indexados, guarda en los cajones de la memoria. Por ejemplo, recuerda la vez que ‘Brigitte’, la niña de 13 años que abordó con ella el bus que las condujo a la desgracia, se voló del campamento y tras ser atrapada estuvo dos meses, con sus días y noches, encadenada a un cedro como animal furioso. Ocurrió en diciembre de 2013. ‘Valentina’ recibió el turno de guardia de seis a ocho de la noche y se lo entregó, puntual, a ‘Brigitte’, para irse a dormir. A la una de la mañana el comandante de la escuadra la despertó para preguntarle si había cedido la vigilancia, porque no había nadie.

“Fuimos a mirar el puesto, y la pelada (‘Brigitte’) no estaba –recuerda–; se había ido como a las once de la noche. Comenzaron a buscarla y a las seis de la mañana ya estaban de vuelta con ella amarrada. Ahí fue cuando la encadenaron y a los pocos días le hicieron un consejo de guerra, donde salió fusilamiento, pero no se cumplió porque es menor de edad”. En los 61 días siguientes nadie le pudo hablar a ‘Brigitte’ por orden expresa de ‘Guillermo’, uno de los cabecillas del frente ‘Felipe Rincón’, so pena, en el mejor de los casos, de terminar compartiendo con la niña la cadena y el cedro. “Le daban la comida ahí encadenada y al final ella terminó de verdad pareciendo un animalito con rabia”, apunta ‘Valentina’.

44

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

her and at six in the morning and were back with her tied. That’s when they chained her and after few days made a court martial to her, where the veredict was shooting, but it was not fulfilled because she was a minor. “ In the following 61 days no one could talk to ‘Brigitte’ by the order of ‘William’, one of the leaders of the front ‘Felipe Rincón’, otherwhise, in the best case, to end sharing the same destiny of the girl. “They gave her food, there, chained. At the end she really looked like a rabid animal,” says ‘Valentina’. In another very fresh memory driver of her, there was the case of ‘Yésica’, a guerrilla with not more than 22 years old. After six months, a pregnancy, product a love of desire in the middle of the jungle, was evident on the worn uniform. They had not asked permission with their casual partner; and even they had requested, they would have never granted, because in the Farc, only the leaders have the right to bring children into the world. “There most women are put the ‘stacks’ on the arm (contraceptive implant), but something happened and that thing didn’t not work to ‘Yésica’, and she also practiced ‘the rhythm’. Commanders then called one of the special doctors who they have for it, then took out the baby”. Doctors are actually healers learning, by trial and error, to heal wounds, remove bullets, neutralize the bite of the ‘whistles’ -the mosquito that transmits the leishmaniasis-, relieve stomach pains, alleviate diabetes with sugar cubes and take babies from the womb of women with barbaric techniques. She didn’t die because she was “fortunate” -says ‘Valentina’. Within weeks, still bruised and with the pain of emptiness in his soul, she along with her occasional lover and father of the child must dig 300 meters of trench.

En otra de las gavetas de la memoria tiene fresco, muy fresco, el caso de ‘Yésica’, una guerrillera de no más de 22 años a la que las cuentas y la ciencia le fallaron: después de seis meses, el embarazo, producto de un amor de afán en medio de la selva, fue evidente sobre el camuflado desgastado. No habían pedido permiso con su pareja ocasional; y así lo hubieran solicitado, jamás se lo habrían concedido, cuenta ‘Valentina’, pues en las Farc solo los jefes tienen el consentimiento para traer niños al mundo. “Allá a la mayoría de mujeres nos ponen las ‘pilas’ en el brazo (anticonceptivo subdérmico), pero algo pasó y esa joda no le funcionó a ‘Yésica’, y eso que ella también se cuidaba con lo del ritmo –explica–. Entonces los comandantes llamaron a uno de los médicos especiales que tienen para eso y le sacaron el pelaíto”. Los médicos en realidad son teguas que aprenden, a ensayo y error, a curar heridas, sacar balas, neutralizar la picada de los ‘pitos’ –el mosquito que transmite la leishmaniasis–, aliviar dolores estomacales, paliar la diabetes con terrones de azúcar y sacar bebés de las entrañas de las mujeres con técnicas bárbaras. No se murió “de vainas”, cuenta ‘Valentina’, y a las pocas semanas, aún magullada y con el dolor del vacío en el alma, junto con el amante ocasional y padre del niño, ‘Yésica’ debió cavar 300 metros de trinchera. “Como este pasaron varios, pero es que yo me había hecho amiga de ‘Yésica’ y por eso me dio duro, porque ella además quería volarse y tener al pelao”. El problema, agrega, es que los guerrilleros nuevos se van acostumbrando a todas las atrocidades de las Farc y al final, atemorizados, optan por seguir dejando pasar sus vidas en el monte. A ella le pasó.

“As this, many things happened, but had became Yésica’s friend and that was hard to me. Because she also wanted to fly away and having the baby”. The problem, is that the new guerrillas are getting used to all the atrocities of the Farc and in the end, they choose, with fear, to continue letting their lives in the bush. That happened to her. Another of the fears that accompany the guerrillas, new and old, is that the Army gets them by surprise, that the bomb or by forgetfulness, they fall into one of their own traps or land mines. And ‘Valentina’ had good reasons to panic these improvised devices. In March 2014 she patrolled in the coolness of the morning, along with other guerrillas in the jungle of Caqueta. When one of those who accompanied her, the -oldest one- ordered to stop the march to install a mine. Before you start to maneuver the load, the explosive expert asked his four companions to stay away about 50 meters, so if anything happened, it was just him. They ignored and hid behind a huge tree. A few seconds later they heard an explosion that scared away birds and tapirs, formed a hubbub of monkeys and rained for a few seconds crumbs of land. There were no shouts or cries for help.

“He was gone nowhere, and all cut to pieces. Then you start to fear of these things, planes and bombers. Upon arrival of the army, as one can be the next to fall. To see your companions dead, even when the same Farc’s shoot them, it’s even more frightening. So you start to think again, no matter how, to leave the mountain.”

A bad example Eight months after she accepted the proposal of ‘Cincomil’ at Easter of 2014 ‘Valentina’ left the mountain to visit her family.

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

45

Antes de empezar a maniobrar la carga, el explosivista les pidió a sus cuatro compañeros que se retiraran unos 50 metros, para que si algo pasaba, solo fuera a él. Hicieron caso y se ocultaron detrás de un vasto árbol.

The master of the house went out to finish his day in the corral, and the two women set out to assemble the meal. After a few minutes of silence, Valentina’s mother told that her younger sister, aged twelve, had told her that wanted to take her same path.

A los pocos segundos escucharon una explosión que ahuyentó a pájaros y dantas, formó una algarabía de micos y puso a llover por unos segundos boronas de tierra. No hubo gritos ni pedidos de ayuda.

The news reawakened the desire to fly the guerrillas, that desire that fear and routine had began to tame. “I went and looked for my sister and told her how come she could think about that. I told all the bad things they do to recruited children there, about everything one suffers and that’s no life for anyone. I almost shake her to stop being an asshole “.

“Quedó vuelto nada, todo cortado y en pedazos. Entonces uno le coge miedo a esas cosas, a los aviones y los borbandeos, a la llegada del Ejército, pues uno puede ser el próximo en caer. Ver compañeros muertos, incluso cuando la misma Farc los fusila, mete más susto y uno vuelve a pensar que como sea se tiene que ir del monte”. Un mal ejemplo Ocho meses después de que a mala hora aceptó la propuesta de ‘Cincomil’, la Semana Santa de 2014 ‘Valentina’ salió del monte para visitar a su familia.

Otro de los miedos que acompañan a los guerrilleros, nuevos o viejos, es que el Ejército les llegue de sorpresa, que los bombardeen o que por olvido caigan en una de sus propias trampas, como las minas antipersona. Y ‘Valentina’ tenía buenas razones para tenerles pánico a esos artefactos improvisados. En marzo de 2014 patrullaba en el fresco de la mañana junto a otros guerrilleros por la selva del Caquetá cuando uno de los que la acompañaba –el más curtido– ordenó parar la marcha para instalar una mina.

46

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

She arrived as if she had gone in the morning to going around the village. She got in the kitchen, served some coffee, and greeted her parents raising eyebrows and head. “Good day, dad; good afternoon, mom. “ They did not talk much and less of what they did in the mountain. Only generalities about the health of everyone, how difficult was the situation. About of of the sick cow, the hen that doesn’t put eggs, and whether she planned to visit her daughter, by then, three years old. “I can not, tomorrow I have to be there again,” she said.

Llegó como si se hubiera ido en la mañana a hacer una vuelta al pueblo. Entró a la cocina, se sirvió café en un abollado pocillo de peltre y saludó a sus papás levantando cejas y cabeza. “Buenas tardes, apá; buenas tardes, amá”. No hablaron mucho y menos de lo que ella hacía monte adentro; solo generalidades sobre la salud de cada uno, de lo difícil que estaba la situación, de la vaca que se enfermó, de la gallina que no quiere poner y de si tenía pensado visitar a la niña, para entonces de tres años. “No puedo, mañana tengo que estar allá otra vez”, contestó.

The roosters had not welcomed the next day when ‘Valentina’ began her return to the guerrilla camp. Before leaving, she said goodbye to her parents and sister of twelve, who was still asleep in the communal room, then she made the sign of the cross on her. In the next four months she did not stop thinking one day about how to run from the front ‘Felipe Rincón’ and drew in her mind the best escape plan, but she overturned it whenever she saw an atrocity of the guerrilla leaders. As the other new minors in the camp - “they may be my brothers” - women undergoing abortions - “what it happen to me” - or shootings and merciless punishment - “If I get caught, I will get the same”. Until July 19, 2014 came. A public policy guerrilla command , personally led by ‘Cincomil’, prepared to ambush the Army troops that permanently patrol around San Juan de Losada. We had bomb, rifle shots, landmines ready cylinders ... The plan failed to them: shortly before five in the morning the next day, the soldiers surprised them where they were entrenched. After the fighting, it appeared the corpse of ‘five thousand’ and two badly wounded guerrillas, along with communications equipment, weapons and uniforms.

El jefe del hogar se fue a terminar la jornada en el corral, y las dos mujeres se dedicaron a montar la

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

47

comida. Después de unos minutos de silencio, la mamá de ‘Valentina’ le dijo que la hermana menor, de doce años, le había dicho hace unos días que quería coger su mismo camino. La noticia le despertó nuevamente el deseo de volarse de la guerrilla, que el temor y la rutina ya empezaban a amansar. “Fui y busqué a mi hermana y le dije que cómo se le ocurría eso. Le conté todas las vainas que les hacen a los niños que reclutan allá, lo que uno sufre y que eso no es vida para nadie –recuerda–. Casi la sacudo para que dejara de ser pendeja”. Los gallos no le habían dado la bienvenida al día siguiente cuando ‘Valentina’ empezó su retorno al campamento guerrillero. Antes de salir se despidió de sus padres y a su hermana de doce años, que aún dormía en el cuarto comunal, la santiguó. En los siguientes cuatro meses no dejó de pensar un solo día en cómo huir del frente ‘Felipe Rincón’, y trazaba en su mente el mejor plan de fuga, pero lo desbarataba cada vez que veía una atrocidad de los jefes guerrilleros, como menores de edad nuevos en el campamento –“pueden ser mis hermanos”–, mujeres sometidas a abortos –“qué tal que me pase a mí”– o fusilamientos y castigos inmisericordes –“donde me cojan, me hacen lo mismo” –. Tendría que llegar el 19 de julio de 2014. Un comando guerrillero de orden público, liderado personalmente por ‘Cincomil’, preparaba una emboscada a las tropas del Ejército que permanentemente patrullan los alrededores de San Juan de Losada. Les tenían listos cilindros bomba, ramblas, ráfagas de fusil, minas antipersona… El plan les falló: poco antes de las cinco de la mañana del día siguiente, los soldados les cayeron de sorpresa donde estaban atrincherados.

48

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

49

Después de los combates aparecieron el cadáver de ‘Cincomil’ y dos guerrilleros mal heridos, además de equipos de comunicación, armas y material de intendencia.

“Ese día ellos no se reportaron por radio, y a las seis de la tarde una muchacha llegó al campamento con un papel y se lo dio a ‘Guillermo’ –cuenta ‘Valentina’–. Él nos reunió a todos y nos contó que habían matado a ‘Cincomil’ y cogido a dos compañeros, uno era amigo mío; yo de una pensé que me tenía que volar porque la próxima muerta o capturada podía ser yo”. Con los nervios de que podría ser delatada y de quien va a cometer un acto que podría costarle la vida, en los días siguientes ‘Valentina’ planeó todo con tres compañeros que siempre habían secreteado con ella las ganas de irse. Uno de ellos era ‘Andrés’, comandante de escuadra. La fecha acordada, el 30 de julio de 2014, ‘Valentina’ no estaba de guardia, pero sí le tocaba la ‘rancha’ en la noche. Preparó fríjoles, arroz y trozos de carne de res de forma rápida para estar desocupada a las cinco de la tarde. ‘Andrés’ distribuyó los turnos de vigilancia de tal forma que a él le tocara de seis a ocho de la noche y de esa hora hasta las diez estuviera otro de los guerrilleros con quienes habían organizado todo. “Le dije a ‘Andrés’ como a las 8:05 que me iba ya y me contestó que lo esperara, que él también arrancaba. A las 8:30 de la noche pasamos, sin armas y sin víveres, el puesto de guardia donde estaba el compañero y él solo nos dijo ‘de aquí para allá defiéndanse y no se vayan a dejar agarrar porque saben que si pasa, los ‘pelan’ (fusilan)’”, narra. La fuga concluyó alrededor de las nueve de la noche del día siguiente, cuando con el estómago lleno de pocas frutas y agua de quebradas

50

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

“That day they did not report by radio, and at six in the afternoon, a girl came to camp with a paper and gave it to ‘William’. He called us together and told us ‘Cincomil’ was killed and two companions were caught, one was my friend. At that time I thought I had to fly because the next dead or captured could be myself ” With nerves to be betrayed and who is going to commit an act that could cost her life, in the following days ‘Valentina’ planned everything with three companions who had always talked in secret with her their desire to leave. One was ‘Andrés’ , squadron commander. The agreed date, July 30, 2014, ‘Valentina’ was not on duty, but he played the ‘blight’ in the evening. He prepared beans, rice and beef pieces quickly to be unoccupied at five in the afternoon. ‘Andrew’ distributed monitoring shifts so that he would touch her 6:00 to 20:00 and from that time until ten was another of the guerrillas who had organized everything. “I told ‘Andrés’ around 8:05, that I was leaving and he replied to wait for him. He also will leave. At 8:30 pm, without weapons and without food, we passed the guard post where there was a partner and he just said ‘From here, defend yourself and do not get caught because you know what would happen, they will ‘ Peel you ‘(shoot them)’ “-she relates-. The escape ended around nine in the evening of the next day, when filled with few fruits and water streams stomach came to the village of San Juan de Losada. The next morning they boarded a ‘line’ (private cars carrying passengers) to San Vicente del Caguan (Caqueta). Only when they were there, they really felt free. On the road they were afraid to meet their former teammate ahead and order to kill them, or to be identified by the Army as subversive.

llegaron al caserío de San Juan de Losada. Al amanecer siguiente abordaron una ‘línea’ (carros particulares que transportan pasajeros) a San Vicente del Caguán (Caquetá). Solo cuando estuvieron allí se sintieron realmente en libertad. En la carretera temían encontrarse con sus excompañeros de frente y la orden de matarlos o que el Ejército los identificara como subversivos. “Días después nos presentamos cada uno por su cuenta y con susto al batallón ‘Cazadores’. Nos dimos cuenta de que era mentira que nos iban a torturar para sacar información y que después nos tirarían desde un helicóptero para estrellarnos con la selva. Eso es lo que le dicen a uno en las Farc para meterle miedo”, apunta ‘Valentina’ mientras cuelga con las uñas arcoíris la llamada que le está entrando al celular. Sonríe y los ojos le brillan por primera vez en dos horas. Es su novio, quien sabe de su pasado y la ha apoyado en el proceso al que ingresó desde que se acogió al Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado.

“Y aquí vamos. Ahora estoy más tranquila y ya no quiero que me maten –apunta–. Lo que quiero es estar con mi hija, seguir estudiando en el Sena y trabajar. Ese año por allá en las Farc perecieron veinte. Fue un error muy grande; uno ve cosas muy malas que hacen y le toca hacer a uno”. El teléfono celular vuelve a sonar y ella a sonreír.

“Days later we present each one on its own and scared to the battalion Cazadores. We realized it was a lie that they were going to torture to extract information and then we would be taken on a helicopter to be thrown out in the jungle. That’s what they tell you on the Farc to get you scared, “said ‘Valentina’ while hanging with her rainbow nails the call that is entering in her phone. Smiles and her eyes shine for the first time in two hours. He is her boyfriend, who knows about her past and has supported her in the process by which she joined since she benefit from the Program of Humanitarian Attention to the Demobilized.

“And here we go. Now I’m calmer and no longer want to be killed -she says-. What I want is to be with my daughter, keep studying at SENA and working . That year in the Farc there were killed twenty. It was a big mistake; one sees very bad things they do force one to do”. The cell phone rings again and she smiled. Again it is the boyfriend, whom she met about three months working in a transport company. He is an inter-municipal bus driver, perhaps leading her to the elusive happiness and very different from the bus she embarked along with 21 other young one morning in 2013 and brought them to misfortune.

Nuevamente es el novio, a quien conoció hace unos tres meses trabajando en una empresa de transporte. Él es chofer de bus intermunicipal, tal vez el que lleve a ‘Valentina’ a la esquiva felicidad y muy diferente al que ella se embarcó junto con otros 21 jóvenes una mañana del 2013 y los llevó al infortunio.

El nuevo comienzo de ‘Valentina’ “Valentina’s” new beginning

51

Indalecio castellanos

Por INDALECIO CASTELLANOS Cucaita (Boyacá), 11 de julio de 1984, periodista con más de 25 años de experiencia en periodismo radial. Fue director de noticias de radio súper de Boyacá, coordinador de nocturna de RCN y actualmente es editor de noticias de RCN La Radio y director del programa La Noche de la Libertad. Ha sido profesor de radio en las facultades de periodismo de la Universidad Del Rosario, Javeriana y Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, también ha sido corresponsal del diario El Tiempo y colaborador de varios medios escritos del país.

T

Profile of INDALECIO CASTELLANOS Cucaita (Boyacá) , July 11, 1984 , journalist with over 25 years of experience in radial journalism. It was news director of Radio Súper Boyacá, Nocturna RCN coordinator and is currently editor of RCN La Radio news and director of Night of Freedom. He has taught radio journalism schools at the University of Rosario, Javeriana and Jorge Tadeo Lozano of Bogotá, it has also been a correspondent for the daily El Tiempo and contributor to several print media in the country.

“Ni profesional de la revolución, ni salvador del mundo “Neither professional of revolution, nor word savior” Tras 18 años de militancia en la guerrilla de las Farc, Eduardo decidió un día abandonar las filas y desde entonces ha dicho en todos los tonos posibles que lo hizo por convicción y no por cansancio, que la reintegración es un reto y una lucha durísima, que no hay arrepentimiento, sobre todo, “que no hay reversa”. En contravía de la visión que enseña que una buena parte de los jóvenes que ingresan a la guerrilla bajo coacción o son reclutados a la fuerza, él entró por voluntad propia y “completamente ideologizado” y se retiró “cuando su fuero interno le indicó que era el momento para hacerlo”. Es distinto de buena parte de los integrantes de la guerrilla, porque se fue convencido y dejó las filas cuando creyó que era el momento. Cuando le pregunté si en algún momento se planteó la posibilidad de enfilarse de nuevo, me dijo de manera reiterada: “No hay reversa, no hay reversa, no hay reversa”.

52

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

After 18 years of militancy in the Farc, Eduardo decided one day to leave the ranks and and since then, he has said in every shade possible that he made by conviction and not by fatigue, that reintegration is a challenge and a tough fight, there is no regret, and especially “no reverse”. Contrary to the view which says that a good portion of young people who enter the guerrillas under compultion or are forcibly recruited, he went willingly and “completely ideologized” and retired “when his heart told him it was the time to do it“. He is different from many of the members of the guerrilla, because he enrolled it convinced and left the ranks when he thought it was time. When I asked him if he had considered the possibility to join the ranks again, he said repeatldy: “No reverse, no reverse, no reverse”. He insists that “there has not been a upholdstered path of flowers because reintegration is a tough fight in economic, human and social terms”.

“Ni profesional de la revolución ni salvador del mundo” “Neither professional of revolution, nor word savior”

53

Insiste en que “no ha sido un camino tapizado de flores porque la reintegración es una lucha durísima en términos económicos, humanos y sociales”. Eduardo es un curtido hombre que asegura que “racional y conceptualmente” tenía claro que debía abandonar las filas, pero dice que eso es “como cortarse la mano y servirla para comérsela, es una cosa muy dura, muy berraca”.

Dice que abandonó la guerrilla cuando entendió que no había nada positivo que hacer, porque no había nada moralmente justo ni justificable. El regreso a la vida civil no fue fácil y tuvo que hacer el curso de todos los colombianos que se ven sometidos a la fila, al largo trámite y luego entender que “el monstruo que uno crea allá aquí no funciona”. Y desde la experiencia de un hombre que dice haber desarrollado su tarea guerrillera con convicción, se viene con esta frase que es una lección para quienes están pensando en abandonar las filas de la guerrilla o quienes acaban de regresar: “Puede que uno no sea un profesional de la revolución o un salvador del mundo, pero si tienes un trabajo y lo haces bien, la cosas van a mejorar”.

El ingreso Eduardo militó en las Juventudes Comunistas desde el año 1984 y dice que sus aspiraciones políticas se hicieron evidentes para cuando se adelantaba un proceso de paz que tuvo como escenario el cuartel general de las Farc en Casaverde y se produjo la reaparición pública del jefe guerrillero Jacobo Arenas. Asegura que tras el asesinato del ex candidato presidencial de la UP, Jaime Prado Leal, “no había otra cosa más lógica en mi mente que pasar al aparato armado”.

54

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Eduardo is a tested man who claims that “rational and conceptually” he was clear about leaving the ranks. And adds it is “like cutting one’s hand and serve it to eat it, it is very hard, a very tough thing”.

He says he left the guerrilla when he understood that there was nothing positive to do, because there was nothing morally right nor justifiable. The return to civilian life was not easy and had to make the course of all Colombians who are subject to the row, and then the long process; to understand that “the monster you created out there, does not work there”. And from the experience of a man who says he developed his guerrilla task with conviction, He sentences a lesson for those who are thinking of leaving the ranks of the guerrillas or who just returned: “You can not be a revolution professional, nor a world savior, but if you have a job and you do it well, things will get better”.

The join Eduardo was active in the Youth Communists since 1984 and he says that his political aspirations became evident when a peace process took place at the headquarters of the Farc in Casaverde and the the public reappearance of guerrilla leader Jacobo Arenas came forward. He ensures that after the assassination of former presidential candidate of the UP, Jaime Prado Leal, “there was nothing more logical in my mind to go to the armed ranks”. That’s when he appeared and was assigned to the Front 22, in Magdalena Medio, led by Guillermo Zuluaga, alias the ‘el Ciego’ (the blind man), then he was captured when he was in Tolima under the command of alias `Adán Izquierdo’. When he was released, he was almost three years between Ariari and Güejan rivers in the eastern Llanos basin, and later in Tolima as a guerrilla commander until 2005.

Fue entonces cuando se presentó y fue asignado al Frente 22, en el Magdalena Medio, al mando de Guillermo Zuluaga, alias el ‘Ciego’, luego fue capturado cuando se encontraba en el Tolima bajo las órdenes de alias ‘Adán Izquierdo’, y nuevamente en libertad estuvo casi tres años entre los ríos Güejar y Ariari, en los Llanos Orientales, y posteriormente en el departamento del Tolima como comandante guerrillero, hasta el año 2005. Fue a la guerrilla porque literalmente estaba convencido, pero sabe que no pasa lo mismo con centenares de colombianos que son reclutados a la fuerza. En esta militancia por la paz que Eduardo mantiene desde que se desmovilizó, en el año 2005, se ha encargado de desmitificar lo que llama el mercadeo de la guerrilla. Dice que el grueso de la guerrilla está compuesto por muchachas campesinas que huyen de un contexto familiar cruzado por la violencia y en el que el acoso sexual es pan de cada día y que los muchachos la mayoría de las veces se van “por tener algo que hacer”. “Lo digo con toda sinceridad y no me interesa hacerle ningún favor al movimiento armado ni causarle ningún daño, pero van a encontrar más de lo mismo y aumentado”, asegura el ex jefe guerrillero.

Con firmeza insiste en que la guerrilla tiene una estrategia para verse como algo atractivo entre los jóvenes, pero cuando se ingresa, “al día siguiente esa imagen se desmorona y se desvirtúa con la realidad, que indica que cuando se está adentro ya no hay reversa”. Eduardo tiene claro que también hay un grupo “muy pequeño de colombianos” que ingresa pensando que hay un enemigo de clases porque

He went to the guerrillas because he was literally convinced, but he knows that there is not the same with hundreds of Colombians who are forcibly recruited. In this militancy for peace that Eduardo kept since he was demobilized in 2005, He has been called to demystify what he calls guerrilla marketing. He says the bulk of the guerrilla is composed of peasant girls fleeing a family context crossed by violence and in which sexual harassment is the daily bread, and most of the boys, most of the times go “for something to do”.  «I say with all sincerity and I do not want to favor or cause any harm to the armed movement, but you will find more of the same and increasing,» said the former guerrilla leader.

Firmly he insists that the guerrillas have a strategy to seem attractive for young people, but when they entered, “the next day that image crumbles and is distorted with reality, indicating that when you are in, there is no reverse”. Eduardo is clear that there is also a “very small Colombian” group whose join the guerrillas thinking that there is an enemy of classes, because their parents were killed by paramilitaries and they know the story of the oligarchy and the people.

“The inner self” Eduardo succumbed to a political dream with which he began his militancy in the Juco (Communist Youth), and as he says jokingly and seriously, It came with “the full package of the revolution, the seizure of power and the dictatorship of the proletariat”. He relates that there was an episode that he qualifies as glaring, which made him understand that after 18

“Ni profesional de la revolución ni salvador del mundo” “Neither professional of revolution, nor word savior”

55

sus padres fueron asesinados por paramilitares y se saben el cuento de la oligarquía y el pueblo.

“El fuero interno” Eduardo sucumbió al sueño político con el que inició su militancia en las Juventudes Comunistas (Juco) y que como dice, en broma y en serio, venía con “el paquete completo de la revolución, la toma del poder y la dictadura del proletariado”. Y cuenta que hubo un episodio que califica de palmario, que le hizo entender que después de 18 años en la guerrilla tenía pocas esperanzas de

56

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

years in the guerrillas, he had little hope of saying something and through that, trying to change a state of things that were bothering him.

He explains that one day he was using an abandoned peasant ranch and “there came the wife of the commander, which had surgery on her butt, sillicone and everything, and we even had to put some planks, so she could pass on her heels, so her little feet would not get muddy.” While there was a tumult because the arrival of the woman, a female guerrilla told him that the girls were

decir algo y a través de eso intentar cambiar un estado de cosas que le estaban fastidiando.

Relata que un día estaba usando un rancho campesino abandonado y “allí llegó la esposa del comandante, a la que le habían hecho cirugías en la cola, silicona y toda la vaina y tuvimos que poner unos tablones para que pudiera pasar en sus tacones, sin que se le embarraran las paticas”. Mientras estaba el alboroto de la llegada de la mujer, una guerrillera le contó que las muchachas estaban con el periodo y no tenían toallas

with the period and had no pads, their commander told them to see what they can do, while the aforementioned woman had arrived rebuilt. At that moment the “inner self” began to indicate him that it was necessary to start questioning and that “watching what I watched, and thinking about what I watched, something was wrong”. The crisis became more evident when Eduardo began to feel that he was not able to look into the faces of young people who had just been recruited, nor these whose he gave a talk on “encouragement and motivation,” things that it seem he was lacking too.

“Ni profesional de la revolución ni salvador del mundo” “Neither professional of revolution, nor word savior”

57

higiénicas, su comandante le dijo que miraran a ver qué hacían, mientras la susodicha compañera había llegado reconstruida. En ese instante “el fuero interno” empezó a indicarle que era necesario empezar a cuestionar y que “observando lo que observaba y, pensando en lo que observaba, algo estaba mal”. La crisis se hizo más evidente cuando Eduardo empezó a sentir que no era capaz de mirar a la cara a los jóvenes que acababan de ser reclutados ni a quienes les daba una charla de “ánimo y motivación”, que él parecía ya no tener. “No me sentía capaz de decirles que este es un movimiento popular que lucha por el poder y por el pueblo y encarretarlos; y para completar, empecé a cuestionarme sobre los postulados ideológicos, hasta concluir que en el origen del movimiento que sus ideologías políticas no son ni leninistas ni marxistas y corresponden a otro tipo de corrientes y ese hallazgo para mí fue muy grave”, asegura.

Los cambios Con la misma claridad con que se enroló y con la que un día decidió abandonar para siempre la lucha armada, Eduardo afirma que “la masa campesina está mamada porque llevan 50 años escuchando que la guerrilla les dice que se van a tomar el poder y que ahora sí van a negociar”. Insiste en que la familia colombiana cada vez está compuesta por menos hijos, y así las cosas, los campesinos ahora están menos dispuestos a perderlos a manos de la guerrilla. Reflexiona en el sentido de que “el campesino tiene más educación y baja al pueblo a conectarse por internet con los familiares que tiene en otros

58

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

“I felt unable to to tell them that this is a popular movement fighting for power and for the people. then hook them. The worst thing is that I began to question the ideological postulates. I concluded that the origin of the movement, their political ideologies are neither Marxist nor a Leninist, and they belong to other kind of current. That discovery was very grave to me”, he assures.

The changes With the same clarity with which he joined and he also decided to leave the armed struggle forever, Eduardo states that “the peasantry are tired because they have heard for 50 years to the guerrilla telling them they are going to take power and now we are going to negotiate”. He insists that the colombian family increasingly consists of fewer children, and nos farmers are less willing to lose them at the hands of the guerrillas. He reflects on the fact that “the peasant has more education and go downtown to get online with family members who have elsewhere in the world, that’s why you can’t tell them the same speech about the rich and the poor, the murderous oligarchy and criminal and oppressed people, as now they have a little more of the world in mind“. He recognizes that farmers have genuine claims to do, but he calls something ‘perverse’ that the guerrillas “have taken the costume and identity, stole their claims and continues to prohibit them their political voice”. He insists that “the farmer often has nothing to do with the practices of the Farc and the Eln,” but warns that it will change because the countryside men are increasingly difficult to recruit. Then he takes the opportunity to express his political rethoric and to say that the Farc are experts in

“Ni profesional de la revolución ni salvador del mundo” “Neither professional of revolution, nor word savior”

59

lugares del mundo y por eso no se le puede echar el mismo discurso de los ricos y pobres, la oligarquía asesina y criminal y el pueblo oprimido, pues ahora tiene un poco más de mundo en la mente”. Reconoce que el campesino tiene reclamos genuinos que hacer, pero califica de perverso que la guerrilla “haya tomado el disfraz y su identidad, haya robado sus reclamos y no deja que exprese su voz política”. Insiste en que “muchas veces el campesino no tiene nada que ver con las prácticas de las Farc y el Eln”, pero advierte que eso va a cambiar porque al hombre del campo es cada vez más difícil reclutarlo. Y aprovecha para echar su ‘carreto’ político y decir que las Farc son expertas en administrar fracasos y que la dirección de ese movimiento es una élite a la que no le toca la guerra y un negocio de familias. Habla con la solvencia de quien tiene una formación política, pero dice que ahora su única militancia “es hablar con sinceridad y decir la verdad”. Insiste en que “cuando se obliga a una niña campesina a abortar y se convierte su cuerpo en la escena de un crimen, eso no es humanismo, ni leninismo, ni marxismo, ni nada. Eso hiede y lo hacen a conciencia para generar patologías criminales”. Y agrega que cuando a un muchacho de 13 años le dan el curso de pistolero, “no están formando un combatiente, sino un sicario”.

60

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

managing failures and the direction of that movement is an elite that does not go to the war and instead have a family business. He speaks with the solvency of having a political education, but now he said that his only militancy nowadays “is to speak honestly and tell the truth”. He insists that “when a peasant girl is forced to abort and her body turns into the scene of a crime, that is not humanism, not Leninism or Marxism, or anything. That stinks and do it thoroughly to generate criminal pathologies“. He adds that when a boy of 13 years is given the gunman course, “they are not forming a fighter, but a hitman”.

Final Message Eduardo is now struggling everyday as an ordinary citizen, and he never published his guerrilla past at all. Because he expresses that “this is neither a profit nor a loss”. “We thought mistakenly that we were the fighters, we believed that, but I see the lady who leaves at three o’clock to sell coffee, and construction workers to shovel all day to get the money to educate their children and I am certain that these people are the real fighters, “ says the demobilized admiringly. He insists that the the first thing that a demobilized person should do is to recover their families or to build a family. Eduardo is proclaimed as a fighter to survive amid the uncertainties of any Colombian.

Mensaje final Eduardo está ahora en la lucha de todos los días como un ciudadano común y corriente, y su pasado guerrillero no lo publica para nada, porque expresa que “esto no es ni una ganancia ni una pérdida”. “Pensábamos ilusamente que los luchadores éramos nosotros, nos creíamos eso, pero veo a la señora que sale a las tres de la mañana a vender tinto y al obrero de la construcción que se va a echar pala todos los días para buscar la plata para educar a sus hijos y tengo la certeza que esa gente es la verdadera luchadora”, dice con admiración el desmovilizado.

The man who 18 years ago left the guerrilla by conviction says he will continue talking about truth versus what happens with the injustices committed by this armed group. He repeats his combat sentences, from combat to civility: “No reverse or regret, no shortcuts, and life must now be addressed from simple things”. And finally he reiterates as a slogan that “we must make the small daily duties with enthusiasm”.

Insiste en que quienes se desmovilicen lo primero que deben hacer es recuperar a su familia o construir familia. Eduardo se proclama como un combatiente para subsistir en medio de las incertidumbres de cualquier colombiano. El hombre que hace 18 años dejó la guerrilla por convicción dice que seguirá hablando de su verdad frente a lo que pasa con las injusticias que comete este grupo armado. Repite sus frases de combate, las del combate de la civilidad: “No hay reversa ni arrepentimiento, no hay atajos, y la vida ahora se debe abordar desde las cosas sencillas”. Y al final reitera como una consigna que “hay que hacer las tareítas del día a día con entusiasmo”.

“Ni profesional de la revolución ni salvador del mundo” “Neither professional of revolution, nor word savior”

61

Profile of EDUARD SOTO

Por ÉDUARD SOTO Editor de la sección internacional de El Tiempo, de Bogotá. Egresado de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Sabana, con especialización en Relaciones Internacionales y Política Comparada de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y ha sido becario en el diario El País, de Madrid, del Programa Balboa para periodistas jóvenes (hoy Íberis); del Instituto Histadrut de Israel y su programa de cubrimiento periodístico en zonas de conflicto, y del Programa Murrow, del Departamento de Estado de Estados Unidos.

s

He currently serves as editor of the international section of El Tiempo, of Bogota. A graduate of the Faculty of Social Communication from Universidad de la Sabana, has a specialization in International Relations and Comparative Politics at the Catholic University of Louvain (Belgium) and has been a fellow at the Spanish daily El País, in Madrid, the Balboa Program for young journalists (today Íberis); the Histadrut Institute of Israel and its program of journalistic coverage in conflict areas, and of the Murrow Program, of the Department of State in the United States.

De ‘Bryan’ a Sebastián

From ‘Bryan’ to Sebastian Sebastián recuerda nítidamente la noche del 18 de enero del 2012 cuando regresó a la casa de su abuela en Acacías (Meta). Hacía 16 años, cuando apenas era un adolescente, había desaparecido sin dejar rastro. La promesa de una guerrilla en la que supuestamente se trabaja poco y se gana lo suficiente para atender a la familia se lo llevó. Al llegar a donde se crió, a duras penas pudo reconocer lo que veía. Todo había cambiado. El paso del tiempo en el lugar, así como en su vida, había sido implacable. Una ventana entreabierta que dejaba ver una luz y con ella la figura de una de sus tías le dio esperanza. “Ya hay familia”, se dijo a sí mismo, como dándose ánimo y fuerza para golpear la puerta de la casa. Eran las 7.30 de la noche. Los perros ladraban ante el intruso. –Buenas noches, qué se le ofrece –dijo la mujer que se asomó. –Tía, ¿no me recuerda? Soy Sebastián, su sobrino. –No puede ser, él está muerto –dijo seca y rotunda la mujer con desconfianza. –No, tía, yo no estoy muerto.

62

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Sebastian clearly recalls the night of January 18th. 2012 when he returned to his grandmother’s house in Acacias (Meta). 16 years ago, when he was a teenager, had disappeared without a trace. The promise of a guerrilla in which supposedly there is few work and earns enough to help the family took him. When he arrived to the place he grew could hardly recognize what he saw. Everything had changed. The passage of time in the place, as well as in his life, had been ruthless.  A half opened window that allowed seeing a light and with it the figure of one of her aunts gave him hope. “There are family already”, he told himself, as giving encouragement and strength to hit the door of the house. It was 7.30pm. The dogs barking to the intruder. -Good night, what can I do for you? - said the woman who leaned out. -Aunt, don’t you remember me? I am Sebastian, your nephew. -You cannot be, he is dead – said the woman dry and categorically with distrust. -No, aunt, I am not dead.

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

63

Desde muy joven, la vida de Sebastián comenzó a ser tentada por la ilegalidad, como sucede con muchos de los muchachos de la región. “Mis papás tenían una finca en una vereda que le dicen Fresco Valle, como a una hora de Acacías. Era una finca ganadera y ahí nos criamos nosotros. Mis papás se separaron y nos quedamos con mi mamá, y yo me fui a trabajar por allá abajo a un sitio que le dicen Toledo. Cuando eso, estaba en apogeo la coca”, dice Sebastián acariciándose las manos, ásperas y morenas, y mirando a la nada, como intentando atraer los recuerdos de la época que lo llevó a tomar, a muy corta edad, la decisión que le cambió la vida. Además de su mamá, la familia de Sebastián la conforman ocho hermanos, a los que la precaria economía familiar intentaba dar estudio. Las mujeres ya estaban en el bachillerato y los gastos crecían, así que decidió ayudar. “Unos primos raspaban (coca) y les iba bien. Se internaban cuatro, cinco meses y regresaban con buena plata. Yo en la finca no ganaba mucho, porque el jornal era poco. Para ‘chicanear’ yo le dije a mi mamá que me iba. Y me fui. Me interné dos meses y luego un año. Les mandaba buena plata, porque yo para qué plata por allá. Les compré un ganado y les ayudé a mis hermanas. Pero mi mamá me decía que no volviera más por allá, que la cosa se estaba poniendo fea, que ella escuchaba rumores de que iban a venir los paramilitares. Yo le dije: ‘Mamá, no se ponga a ponerle cuidado a eso que yo no tengo problemas con nadie’”. Pero la época sin problemas no iba a durar mucho tiempo. “Un chino que le decían ‘Nacho’ me empezó a decir que uno en la guerrilla no trabajaba y que uno le podía ayudar a la familia con lo que necesitara. Yo regresé a la casa, pero no le comenté nada de

64

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

From a very young age, the life of Sebastian began to be tempted by the illegality, as happens with many of the boys in the region. “My parents had a farm in a sidewalk named Fresco Valle, about an hour from Acacias. It was a cattle farm and there we grew up. My parents were separated and we stayed with my mom, I went to work to a site named Toledo. By then, the coca was in full swing,” said Sebastian caressing his rough, and morays hands, and looking at nowhere, as trying to attract the memories of an era that led him to take at a very young age the decision that changed his life. In addition to his mother, Sebastian’s family consisted of eight brothers, to which the precarious family economy strive to give them education. The women were already in high school and the expenses were growing, so he decided to help. “Some cousins scraped (coca) and they were doing well. They went for four or five months and returned with good money. I did not earn very much in the farm, because the wage was insufficient. I told my mom that I was leaving. And I left. I went for a couple of months and then for a year. I sent them good money, because I didn’t need much. I bought some cattle for them and helped my sisters. But my mom told me not to go back there any more, that things were getting dangerous, she heard rumors that the paramilitaries were coming. I said to her: ‘Mom, don’t listen to them I have no problems with anyone’ “. But the time without problems was not going to last long.  “A guy named ‘Nacho’ began to tell me that in the guerrillas you did not have to work and that you could help the family with whatever they might need. I returned home, but didn’t tell anything about it to my mom. One is left deluding and foolishly I left”. He was 14 years old.

eso a mi mamá. Uno se deja ilusionar y de bruto me fui”. Tenía 14 años.

Ahí empezó la historia de Sebastián en la guerrilla de las Farc. Lo llevaron a la zona de La Macarena, donde su jefe fue nadie más ni nadie menos que el ‘Mono Jojoy’. “Cuando llegamos al campamento, lo primero que nos dijo el ‘Mono Jojoy’ fue que no había regreso, que ya éramos guerrilleros. Por allá, ya qué familia. Yo iba a llamar y no me dejaban. En ese tiempo no había celulares, así que tocaba salir al pueblo a llamar de esos teléfonos grandes. Me quitaron todos los documentos y quedé ‘paila’. Me echaron para los límites del Caguán y La Macarena”. Al principio, Sebastián vio en el ‘Mono Jojoy’ una figura casi paternal. “El man era muy atento. Nos decía: ‘Muchachos, qué necesitan, ¿están enfermos? Coméntenme sus problemas y uno le decía y el man lo atendía o lo mandaba de una al médico. Pero cuando yo dije que me habían ofrecido una cosa y mire cómo nos tenían y que me quería devolver para mi casa, ya nos dijeron: ‘Si se van los matamos y matamos a toda la familia. Ya sabemos dónde es que viven’. Ahí paró la discusión. Que se metan con lo que uno más quiere es berraco. Desde entonces estaba buscando el ‘patazo’ (la oportunidad) para irme”, recuerda Sebastián, mientras repica su celular con el ringtone de la canción Loco’, de Enrique Iglesias: “Te pido de rodillas, luna, no te vayas, alúmbrale la noche a ese corazón (…)”. No fue fácil convencer a la tía de que en efecto era Sebastián. Tanto que tal vez esa noche no lo logró, porque cuando él le preguntó por su mamá y sus hermanos, le dijo que no sabía nada de ellos y que fuera donde su tía Florinda, que allá sí le daban razón. Eso sí, le dio dos vasos de jugo de naranja que lo refrescaron para seguir la búsqueda de su familia.

There began the story of Sebastian in the Farc guerrillas. He was taken to the area of La Macarena, where its Head was no more any less than  ‘Mono Jojoy’. “When we arrived at the camp, the first thing that ‘Mono Jojoy’ said was that there was no return, that we were already guerrillas. There, you had to forget the family. I was going to call them and I was not allowed. At that time there were no cell phones, so you had to go to the town and call from one of those large public phones. They took all my documents and left me with nothing. They sent me to the limits of Caguan and La Macarena”. At the beginning, Sebastian saw in ‘Mono Jojoy’ a figure almost paternal. «The man was very helpful. He told us: ‘Boys, what do you need? Are you sick? Tell me your problems and when you told him he attended you or sends you to the doctor. But when I said that I had been offered something and that I wanted to return to my home, they told us: ‘If you leave we will kill you and kill your whole family. . We already know where they are living’. End of the discussion. That they mess with what one most wants is tough. Since then I was looking for the opportunity to go,” recalls Sebastian, while his cell phone rings with the ringtone of the song ‘Loco’ by Enrique Iglesias: “I ask you kneeled, moon, don›t go, light up overnight that heart (…) “. It was not easy to persuade the aunt that he was in effect Sebastian maybe that night he did not make it, because when he asked her for his mom and his brothers, she told him that she knew nothing about them and that he should go where his aunt Florinda, that she could give him some information. She gave him two glasses of orange juice that refreshed him to continue the search for his family. Upon arriving at the house of aunt Florinda the reception was different. When he barely knocked at the door, a cousin recognized him and began to shout of emotion: “¡My boy arrived, my boy arrived!.“

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

65

Al llegar a la casa de la tía Florinda el recibimiento fue diferente. Cuando apenas acababa de llamar a la puerta, una prima lo reconoció y empezó a gritar de la emoción: “¡Llegó mi chinito, llegó mi chinito!”. –¿Cuál? –le preguntó Florinda, y la prima le respondió: “Sebastián”. –Deje de molestar que él ya está muerto –dijo ella. Todas las primas que a esa hora ya estaban acostadas se levantaron por la algarabía. “Pregunté por mi abuela, y me dijeron que se había muerto en el 2007; pregunté por mis hermanas y me respondieron que habían conseguido marido, y les pregunté por mi mamá y me dijeron que estaba en Bogotá con la hermana menor y con Yeison –otro de los hermanos–, que estuvo con la Marina en Tumaco”. Solo faltaba llamar a la mamá para contarle que estaba vivo. En ese momento, Sebastián empezó a darse cuenta de que estaba empezando a cambiar su vida y que de alguna forma era como si en un lapso no hubiera existido. En el campamento guerrillero la vida de Sebastián había dado un giro dramático. Recuerda, como si fuera ayer, una frase del ‘Mono Jojoy’: “Si el guerrillero no sirve para matar, sirve para que lo maten”. Era como un mantra que se le metía en la cabeza a la ‘guerrillerada’ que les hace pensar todo el tiempo que tienen un enemigo y que a cualquier hora tienen que estar preparados para reaccionar. En esa dinámica Sebastián recordó el día que mató por primera vez. “Fue en un pueblito que le dicen Primavera. Estábamos en combate y usted sabe que balas van y balas vienen. Nos dieron la orden de abrirnos de a dos mientras salíamos al río, donde nos esperaba una lancha. Mi compañero iba corriendo y un soldado le salió por un lado y lo

66

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

-Who? -Asked Florinda, and the cousin replied: “Sebastian”. -Stop annoying he is already dead - she said. All of the cousins at that time were already in bed but were awakened by the buzz. “I asked for my grandmother, and I was told that she had died in 2007; I asked for my sisters and they replied that they were married, and I asked them for my mom and was told she was in Bogota with the younger sister and with Yeison - another of the brothers, who was with the Navy in Tumaco”. It was only left to call his mother to tell her that he was alive. At that time, Sebastian began to realize that his life was changing and that in some way it was as if in a period he had not existed. In the guerrilla camp Sebastian’s life had taken a dramatic turn. Remember, as if it were yesterday, a sentence of ‘Mono Jojoy’: “If the guerrilla fighter is not fit to kill, he will be fit to get killed.”  It was like a mantra in the head of the combatants that makes them think all the time that they have an enemy, and that at any time they have to be prepared to react. In this dynamic Sebastian recalled the day he killed for the first time. “It was in a tiny village named Primavera. We were in combat and you know that bullets come and go. We were given the order to open ourselves in two while we went out to the river, where a boat was waiting for us. My comrade was running and a soldier came out from the side and shoots him in the leg. “Lanza, help me to carry this one who is wounded’, shouted the soldier to one of his companions, when suddenly we were face to face. He became frightened with me, I got scared with him, and when he attempted to change the rifle in hand, I shot him down first”, says Sebastian, who took the vest from the soldier, and put a kerchief in the leg of the wounded guerrilla fighter until he managed to get to where he expect the group at the river bank.

hirió en una pierna. ‘Lanza, ayúdame a llevar a este que está herido’, gritó el soldado a uno de sus compañeros, cuando de pronto quedamos frente a frente. Él se asustó conmigo, yo me asusté con él, y cuando él intentó cambiar el fusil de mano, le disparé primero y lo tumbé”, relata Sebastián, quien le quitó el chaleco al soldado y le puso una pañoleta en la pierna al guerrillero herido hasta que logró llegar a donde lo esperaba el grupo a la orilla del río. “Yo solo pensé en que el man iba a ‘pelarme’. Si no le gano, el man me pela, pero también pensaba en que el chino (guerrillero herido) no se me fuera a morir porque era compañero mío. Pero luego me dio un escalofrío por todo el cuerpo y me agarró una tembladera. ¿Por qué hacer esto si mis papás

“I only thought that the soldier was going to kill me. If I wouldn’t shoot he would kill me, but I also thought that the wounded guerrilla fighter would not die because he was my comrade. But then felt a chill throughout my body and I grabbed a scrapie. Why I do this if my parents did not teach me this? But if I don’t, I will get killed”.  The episode served him to realize that the war was not his destiny and that he had to find a way to get out of here. For him was clear that there were guerrilla fighters who liked to kill.  “I did shoot, but not like the others. One day I got tired of this and they name me for a war council because I was not aggressive with shots. I was going

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

67

no me enseñaron esto? Pero si no lo hago, me salen es matando a mí”. El episodio sirvió para darse cuenta de que la guerra no era lo suyo y que había que buscar la manera de salir de ahí. Para él era claro que había guerrilleros que les gustaba matar. “Yo sí quemaba, pero no como los otros. Un día me mamé de eso y me iban a hacer consejo de guerra que porque no era metelón pa’ los tiros. Me iban a amarrar, pero me salvó que otro guerrillero les dijo que yo ese día estaba como enfermo. Uno allá se tiene que echar en el bolsillo a los compañeros o si no le hacen consejo de guerra y eso es rapiditico que lo fusilan a uno”. Paradójicamente, a Sebastián le pusieron el alias de ‘Bryan’, uno que varios de los guerrilleros querían. ‘Bryan’ era un guerrillero de la columna móvil ‘Daniel Aldana’ que se destacaba por ser muy bueno para el combate, pero que ya habían matado. “Yo le dije al viejo (comandante) que por qué me ponía ese alias si yo soy más cobarde que una gallina. Y me dijo que me lo dejara, que él mismo me había bautizado así y que no jodiera”. Precisamente en 2009 sucedió una de esas cosas que obligan a replantearse todo: el asesinato de doce indígenas awa, entre ellos tres niños y dos mujeres en embarazo por parte de la guerrilla. Ya como comandante, lo habían enviado de Meta hacia Nariño. Según cuenta ‘Bryan’, estaban en el área de La Mariscal, donde también había fuerte presencia del Ejército. Entonces salió el cuento de que los indígenas colaboraban con la tropa. Esa investigación duró ocho meses y, según él, mandaron la propuesta de matarlos al secretariado. “El camarada ‘Alfonso’ (Cano) dijo que averiguáramos bien, que no fuéramos a matar a ese poco de gente. Pero al poco tiempo llegó la orden”.

68

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

to be tied up, but another guerrilla fighter told them that I was sick that day. There you have to be friendly with your comrades or if not you will face a war council, and it is fast that they will kill you”. Paradoxically, Sebastian was given the nickname of ‘Bryan’, one that several of the guerrilla fighters wanted. ‘Bryan’ was a guerrilla fighter of the mobile column ‘Daniel Aldana’ that was known for being very good for combat, but that had already been killed. “I told the old man (commander) why he put me that alias if i am more coward than a hen. And he told me to keep it, that he had chosen it and not to hassle any more”. Precisely in 2009 it happened one of those things that compel us to rethink everything: the murder of twelve indigenous awa, including three children and two women in pregnancy by the guerrillas. As a commander, he had been sent from Meta to Nariño.  According to ‘Bryan’, they were in the area of La Mariscal, where there was strong presence of the Army. Then came the story that indigenous people had collaborated with the troop. The investigation lasted eight months and, according to him, they sent the proposal to kill them to the secretariat. “Comrade ‘Alfonso’ (Cano) said that we had to investigate thoroughly, that we were not to kill those people. But short time later the order came”.

‘Bryan’  tells that he was assigned to the advanced group to skip participating in the massacre. “Next day they said they had complied the order. They took them out of the house and killed them near a culvert. The two grandparents were saved. They were to tell the story and blame the Army. Pure lie. I had to go four days after to bury them because the spout did not carry the bodies”.  The idea of defect each time gave him more turns in the head, so much so that a girlfriend he had in

‘Bryan’ cuenta que él se hizo anotar en el grupo de avanzada para no participar en la masacre. “Al otro día dijeron que habían hecho la vuelta. Los sacaron de la casa y los mataron cerca de un caño. Se salvaron los dos abuelitos. Los dejaron para que contaran la historia y le echaron la culpa al Ejército. Pura mentira. A mí me tocó ir como a los cuatro días a enterrarlos porque el caño no se llevó los cuerpos”. La idea de volarse cada vez le daba más vueltas en la cabeza. Tanto que una novia que tuvo de Montería se comprometió a ayudarle a buscar a su familia. “Ella fue a Acacías a averiguar, pero dio con un viejo que era una porquería. Le dijo que los habían matado los paracos, que ya no había nadie y que por qué estaba preguntando. Ella se inventó una mentira y se fue de ahí; fue lo mejor para ella”. Sebastián dice que ante la lapidaria noticia intentaba que el dolor y la tristeza no se le notaran, pues los jefes iban a preguntar. “Le dije a mi novia que dejáramos eso así, que mi familia ya estaba muerta y que solo contaba con ella. Me sentía culpable porque creía que por venirme para la guerrilla habían matado a mi familia”. Apenas le avisaron que Sebastián estaba vivo, la mamá tomó un bus en Bogotá que dos horas y media después la dejó en Acacías. Llegó esa misma madrugada. “Ese encuentro fue muy bacano porque llegó toda mi familia que me creía muerto y nos amanecimos hablando. Llegaron mis hermanas y charlamos hasta la madrugada. Eso fue tomada de cerveza y comilona hasta el otro día. Mi mamá estaba contenta, pero hacían falta los otros dos hermanos que la guerrilla también se llevó. Estando allá nunca supe de ellos. Cuando me fui estaban en la casa de mi mamá; ella dice que están vivos. Yo no le digo nada. Toca esperar si algún día los podemos volver a ver”.

Monteria was committed to helping him finding his family. “She went to Acacias to find out, but she came up with an old man who was a crap. She was told that they were killed by the paramilitary, that there was no longer anyone and that why I was asking. She invented a lie and got out of there; it was the best for her”. Sebastian said that on the lapidary news he was trying to hide his pain and sadness, because the heads were going to ask. “I told my girlfriend to postpone this as well, that my family was already dead and that he was alone with her. I felt guilty because I believed that by exerting for the guerrillas had killed my family”. Just told that Sebastian was alive, his mother took a bus in Bogota that two and a lf hours after left her in Acacias. She arrived that same morning. “This meeting was very significant because all my family arrived, they had though that I was dead. My sisters also came and we talked until early in the morning. We had some beers and abundant food until the other day. My mom was happy, but my other two brothers who also had been taken by the guerrilla were missing. Being there I never knew of them. When I left they still lived in my mother’s house; she says that they are alive. I do not tell her anything. We have to wait hoping to see them again someday”.

Change in the Mt. For Sebastian, the beginning of the end of the guerrillas were the deaths of  ’Raul Reyes’, ‘Jojoy’ and ‘Cano’. “The thing was no longer equal. The commanders began to go by their side. Every

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

69

Cambio en el monte Para Sebastián, el comienzo del fin de la guerrilla fueron las muertes de ‘Raúl Reyes’, ‘Jojoy’ y de ‘Cano’. “La cosa ya no era igual. Los comandantes comenzaron a ir por su lado. Sálvese quien pueda. La gente se enfermaba y duraba días enferma, no era como antes. Además, mataban a mucha gente que no tenía nada que ver. Esta vaina ya no va para ningún lado”. En la radio de la región donde estaba, los guerrilleros pueden sintonizar con relativa facilidad las emisoras de la Armada, el Ejército y la Policía. “Uno por la música prendía el radio y ahí escuchaba los mensajes de desmovilización. Prohibieron a todos escuchar esas emisoras y una vez a un chino lo fusilaron por eso. Así que tocaba escuchar a escondidas, de noche y con audífonos. Ya incluso entre los comandantes se hacían bromas sobre salirse. Yo les decía: ‘Si se quieren ir, háganlo, yo no me meto en eso, pero no le digan a nadie. Si se dejan agarrar, ya no puedo hacer nada’”. ‘Bryan’ empezó a intentar su fuga. “Un día, en Toribío, cuadré con la novia que me iba a volar. Yo ya había hablado con un man que me cobraba 40.000 pesos para sacarme en moto, pero justo antes dieron la orden de irnos ya e internarnos hacia Jambaló, así que en esa no fue. Y otro día nos mandaron a hacer inteligencia en una vía y llegamos a una vereda que se llama San Francisco. Como no vimos Ejército, nos acostamos a dormir. A las cinco de la mañana ladraron los perros y me levanté, me puse la sudadera y fui a cepillarme los dientes cuando me dijeron: ‘Buenos días, compañero’. Yo no paré bolas, pero cuando miré bien era un soldado. Quedé frío, y nosotros desarmados. ‘Compañero, permítame sus documentos’, dijo el soldado, y yo qué papeles ni nada y el soldado se me vino hasta

70

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

man for himself. People got sick and lasted sick for many days, it wasn’t like before. In addition, they killed a lot of people who had nothing to do. This mess is not going anywhere”. In the radio of the region where he was, the guerrillas can tune with relative ease the stations of the Navy, the Army and the police. “We, for the music turn on the radio and there listen the messages of demobilization. It was banned to all to hear these stations and once a comrade was shot for that. So we had to listen secretly at night and with hearing aids. Because even among the commanders made jokes about desertion. I told them: ‘If you want to go, then do so, I am not concerned with that, but do not tell anyone. If you are caught, i can’t do anything’ “. ‘Bryan’ began to try to escape. «One day in Toribio, squared off with my girlfriend that i was going to desert. I had already spoken with a guy that for $ 40,000 pesos would get me out on a motorcycle, but just before they gave the order to leave and move toward Jambaló, so that time couldn’t be. And another day we were sent to do intelligence on one track and we arrived to a sidewalk that is called San Francisco. As we saw no army, we went to sleep. At five o’clock in the morning some dogs barked and i woke up, I had a sweatshirt and I went to brush my teeth when someone said: ‘Good morning, mate’. I did not pay attention, but when I looked there was a soldier. I froze, and we unarmed. ‘Mate, let me see your documents’, said the soldier, and I thought what papers or anything and the soldier came up to the door. When I told the others, the Army had already surrounded the house, they caught us there and took us to Popayan, and we began to talk of demobilization. That was on 11 September 2011. If not, maybe I could still be there”.  That day, practically Sebastian came to life again and use his name and not the alias; finally he joined the program of demobilized. There have been four years in which he attempted to recover the lost time. It has not been easy. He wanted to find out for himself about

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

71

la puerta. Cuando les dije a los demás, el Ejército ya tenía cercada la casa, hablamos con ellos y nos llevaron a Popayán y nos empezaron a hablar de desmovilización. Eso fue el 11 de septiembre de 2011. Si no, quizás aún estaría por allá”. Ese día, prácticamente Sebastián volvió a la vida y volvió a llevar ese nombre y no el alias; al final entró al programa de desmovilización. Han sido cuatro años en los que ha intentado recuperar el tiempo perdido. No ha sido fácil. Quiso averiguar por sí mismo lo de la muerte de sus familiares y apenas pudo, lo intentó. “Me iban a mandar a Bucaramanga, pero cuando le conté mi caso al señor del programa de desmovilizados que me hizo la entrevista, me dijeron que me iban a mandar para Bogotá o Villavicencio. Así que llegué a Villavicencio y en el hogar me agilizaron los permisos. Después de firmar la remisión, el encargado me dijo que si no había nadie en Acacías me devolviera”. Pero no hubo necesidad. Encontró a su tía Florinda y luego a casi toda su familia y también contactó a su hijo, que ya está entrando en la adolescencia y que tuvo mientras militaba en la guerrilla. Y ya tiene otro. Ese día tuvo que suspender la celebración, pues debía presentarse al hogar de paz, pero desde entonces todo ha cambiado para bien. Hoy trabaja en una finca y estudia. Está a punto de terminar la primaria y el año que viene iniciará el bachillerato. “Estoy feliz, tranquilo, porque no he tenido problemas con nadie, me he movido por donde sea, no me meto con nadie y no se meten conmigo. Les huyo a los problemas porque la gente arregla todo con violencia. Por eso le pido a mi diosito que nunca me jodan, que no quede tiroteado o inválido, y así como yo estoy desmovilizado quiero ganarme a la sociedad para recuperar todo ese tiempo perdido. Si me han de matar que sea por acá, pero volver allá nunca, ni le deseo a nadie que

72

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

the death of his relatives and as soon as he could, he did. “I was going to be sent to Bucaramanga, but when I told my case to the Head of the demobilized program who interviewed me, I was told that I was going to Bogota or Villavicencio. So i arrived to Villavicencio and at home they streamlined the permits. After signing the revision, the officer told me that if there were nobody in Acacias I must return”. But there was no need. He found his aunt Florinda and then almost his entire family and also contacted his son, who is already in his early teens and who was borne while he was an activist in the guerrillas and he already has another son. This day he had to suspend the celebration, he had to be present at home, but since then everything has changed for good. Today he is working on a farm and studying. He is near completion on the Primary and the next year will begin High School. 

se vaya para la guerrilla”, dice mientras acaricia el tatuaje que tiene en un brazo. “Es el nombre de la pelada con la que estoy – explica no se le notara. Se llama Esmeralda y ella me lo regaló y también tiene uno con mi nombre”.

with women, he still leaves lose his gaze, as contemplating the new world that opens up to his feet. He has long ceased to be ‘Bryan’. Today, more than ever, is Sebastian.

Sebastián sonríe, de vez en cuando mira su celular. Sabe que la guerrilla lo tiene sentenciado, así como a todos los que se desmovilizan. “Yo para ellos estoy con consejo de guerra y fusilado”. Con sus ojos claros, entre verdes y azules, que quizás, dice, son el secreto de su éxito con las mujeres, sigue dejando perder su mirada, como contemplando el nuevo mundo que se abre a sus pies. Hace tiempo dejó de ser ‘Bryan’. Hoy, más que nunca, es Sebastián.

“I am happy, peaceful, because I haven’t had any problems with anyone else, I have moved everywhere and not involve with anyone and nobody involves with me. I avoid problems because people settle their issues with violence. That is why I ask my God that they never bother me that I don’t get shot or become invalid, and as I’m demobilized I would like to interact with society to recover all that lost time. If i am to be killed let it be here, but never going back, don’t wish to anyone to join the guerrillas,” says while he caresses the tattoo that has in the arm. “It is the name of the girl with whom I am, explains, she is called Esmeralda and she gave it to me as a gift me and also has one with my name”. Sebastian smiles, from time to time he looks at his cell. He knows that the guerrillas has sentenced him, as well as to all those who demobilize. “For them I am under war council and condemned to be shot”.  With clear eyes, between green and blue, that perhaps, he says, are the secret of his success

De ‘Bryan’ a Sebastian From ‘Bryan’ to Sebastian

73

Por JUANITA LEÓN GARCÍA

Profile of JUANITA LEON GARCIA

Abogada de la Universidad de los Andes y periodista de la Universidad de Columbia (Estados Unidos). Ha trabajo en medios de comunicación como El Tiempo y Semana. Ha escrito varios libros acerca del conflicto armado colombiano. Actualmente se desempeña como directora del portal La Silla Vacia.

Graduated from Law School at University of Los Andes and Journalismo from Columbia University in United States. She has worked in media companies as El Tiempo and Semana. She has wrote several books about colombian conflict. Actually she is the chief editor for the web site La Silla Vacia, focusen in colombian politics.

a

Las sobrevivientes The survivors

A nuestra llegada, cinco guerrilleras que habían desertado la semana anterior comían desaforadamente el almuerzo servido por los soldados. El coronel Coronado me presentó a dos, oriundas de Cundinamarca: Mayerly, una cachetona bajita de diecisiete años, originaria de Caparrapí, y Yineth, una flaca seria de catorce años, guerrillera desde los trece ‘por capricho’. Ninguna tenía muchas ganas de contar su historia, pero Coronado las invitó a desahogarse. Quizás sería la última oportunidad para hablar de sus vidas de antes, les insistió. Ellas finalmente accedieron, solo después de haber raspado los platos. El coronel las trataba como un padre benevolente. Es curioso: un guerrillero deja las armas y al instante los soldados lo tratan como a un colega o a una víctima. Rara vez se percibe entre ellos un odio profundo, quizás porque de lado y lado hay conciencia de que quienes pelean en esta guerra son igual de pobres. En una vereda, varios de los compañeros de curso se van con la guerrilla y otros con los paras. Solo aquellos con más suerte entran al Ejército o a la Policía. Para muchos

74

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Upon arrival, five guerrillas who had deserted the last week ate lunch served by soldiers. Colonel Coronado introduced me to two of them. Natives of Cundinamarca: Mayerly, a short -big faced- lady of seventeen, originally from Caparrapí, and Yineth, a serious skinny fourteen, thirteen, she was guerrilla since 13 by ‘whim’. None was eager to tell her story, but Coronado invited to vent. Perhaps it would be the last chance to talk about their lives before, they insisted. They finally agreed, only after scraping the dishes. Colonel treated them like a benevolent father. It’s funny: a guerrilla give up arms and the soldiers instantly treat him as a colleague or a victim. Rarely is seen among them a deep hatred, perhaps because on both sides there is awareness that those who fight in this war are equally poor. In a village, several classmates are going with the guerrillas and others with paramilitaries . Only the luckiest enter the Army or the Police. For many young peasants join both official or illegally Army is the only alternative to not spend the rest of their lives behind a hoe. The guerrillas and the paramilitaries are a ticket,

Los sobrevivientes The survivors

75

jóvenes campesinos formar parte de un ejército –oficial o ilegal– es la única alternativa para no pasar el resto de sus vidas detrás de un azadón. La guerrilla y las autodefensas son un tiquete –a veces el único– para permitirse soñar con un destino más halagador. Era el caso de Mayerly. Tenía los brazos rayados por la maleza y cicatrices viejas en todo el cuerpo. Llevaba ocho meses en la guerrilla, a la que entró huyendo de problemas en su casa recién cumplidos los dieciséis años. “Al principio fue chévere, pero después se complicó: nos tocaba movernos todo el tiempo de un lugar a otro para que no nos mataran. Dormir con las botas mojadas. Ya no teníamos qué comer”, me dijo cuando finalmente se animó a hablar. El hambre y la falta de su novio, un guerrillero trasladado a otro frente porque su comandante tenía interés en ella, la sumieron en la depresión. Durante los últimos tres meses se obsesionó con una sola idea: escapar con vida. “Si se iban los mandos, si ‘Pin-Pon’ se entregó, ¿por qué me iba a quedar yo, una simple guerrillera? Pensaba en eso todos los días”, agregó, con pena, como justificándose. Desde principios de octubre, cuando el Ejército destruyó uno de sus campamentos y les arrebató las estufas, estaba aliméntandose a punta de panela y pan. La última semana antes de entregarse ya no cargaba ni su equipo de campaña. Su morral, lleno de explosivos, era demasiado pesado para correr buscándole un quiebre al asedio militar. “La orden era echar plomo para no dejarse joder, botarse por donde fuera para escapar. Fueron días atormentados”, me dijo. Mayerly era una de las últimas guerrilleras del comando de occidente de las Farc que faltaba por caer. Una semana antes de su deserción habían matado a ‘Buendía’, su comandante. “Ese día salimos un grupito porque teníamos una observación. Un muchacho vio a los soldados,

76

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

sometimes the only one to afford a flattering dream destination. That was Mayerly’s case. Her arms were scratched by weeds and old scars all over her body. She had eight months with the guerrillas, fleeing from problems at home when jut turned sixteen. “At first it was cool, but after it got complicated: we had to move all the time from one place to another so they do not kill us. Sleeping with wet boots. We had nothing to eat, “she told me when she finally dared to speak. Hunger and the lack of her boyfriend, a guerrilla transferred to another front because his commander was interested in it sanked her into depression. During the last three months she became obsessed with a single idea: escape alive. “If the commanders were left, if ‘Pin-Pon’ surrendered, why would I be me, a simple guerrilla stay? She thought about it every day,“ -she said, with regret, as justifying herself. Since early October, when the army destroyed one of their camps and snatched stoves, she was fed by just panela and bread. The last week before surrendering she no longer loaded her campaign. Her backpack full of explosives, was too heavy to run looking for a break to military siege. “The order was to shoot to avoid being ‘fucked’, to be thrown anywhere to escape. These were torturing days,“ -she said. Mayerly was one of the last Western Command guerrilla Farc that hadn’t falled yet. A week before her desertion, commander ‘Buendia’ had been killed. “That day a small group left because we had an observation. A boy saw the soldiers, came up far. But when we realized there were troops everywhere“. From the 27 guerrillas of Mayerly’s group, just six remained . The commands were dead and her companions, almost all minors, desperate. “The front was defeated. The watchword was ‘every man for himself’ “Mayerly continued her story, as if narrating a film in which she was a spectator, not the protagonist.

venían subiendo lejos. Pero cuando nos dimos cuenta había tropas por todo lado”. Del grupo de 27 guerrilleros de Mayerly, solo quedaban seis. Los mandos estaban muertos y sus compañeros, casi todos menores de edad, desesperados. “El frente estaba derrotado. El santo y seña era ‘sálvese quien pueda’”, continuó su historia Mayerly, como si narrara una película en la cual ella fuera un espectador más, no la protagonista.

Amid the confusion caused by gunfire from the soldiers, she threw to a cliff and ran for several hours between the mountain, breaking the mountain with the hands. She walked through the brush, alone and wet for three days. The latter, as she crawled under a bush and saw footprints of military boots and two empty cans of tuna. She had not so long time behind. She then tried to back away, but a shot burned her ear and got paralyzed. It was then when she heard a soldier ordering her to stop and, ensured that they were going to do nothing to her.

En medio de la confusión producida por los disparos de los soldados, se tiró por un peñasco y corrió durante varias horas por entre la montaña, rompiendo el monte con las manos. Caminó entre la maleza, sola y mojada, durante tres días. El último, mientras gateaba debajo de una zarza, vio huellas de botas militares y dos latas vacías de atún. Tenía las horas contadas. Intentó entonces retroceder, pero un tiro quemó su oreja y la paralizó. Fue entonces cuando escuchó a un

When asked how it felt to hear the voice of the enemy, she remained silent a moment, looking at me. It was the only time that this iron girl showed some excitement, a sample, albeit modest, of weakness. She kept looking at the horizon, but after a few seconds confessed having suffered so much in recent weeks and was so starved in the six days she had not eaten that relieved. With hands up took a tumble and fainted in the arms of a soldier who was pointing her with the riffle.

Los sobrevivientes The survivors

77

soldado ordenarle detenerse y asegurarle que no le iban a hacer nada. Cuando le pregunté qué sintió al escuchar la voz de su enemigo, se quedó callada unos instantes, mirándome. Fue el único momento en el que esta niña de hierro dejó ver algo de emoción, una muestra, aunque modesta, de debilidad. Siguió mirando al horizonte, pero después de unos segundos confesó haber sufrido tanto en las últimas semanas y padecido tanta hambre en los seis días que llevaba sin comer que sintió alivio. Con las manos arriba dio unos tumbos y se desmayó en los brazos del soldado que le apuntaba con el fusil. El coronel Coronado relató con orgullo el resto de la historia: el comandante de la escuadra de la Fudra le dio a la niña agua pura y le curó la infección del brazo; le dio comida, champú y jabón para bañarse; le puso suero dos días. Mayerly se moría de inanición.

Los amigos de Yineth Yineth escuchó la historia de Mayerly sin inmutarse. Estaba concentrada pintándose las uñas con esmalte azul, obsequio de Coronado, y ojeando un álbum olvidado por él mismo en la mesa de cemento de la brigada alrededor de la que hablábamos. Era el álbum con las fotos de los guerrilleros que habían encontrado abandonados en un campamento del que ‘Buendía’ tuvo que salir corriendo. La mayoría eran menores de edad y casi todos salían sonriendo en las fotos, tomadas por otros compañeros. Como si se tratara de un álbum de monas con las que juegan las niñas de su edad, Mayerly y Yineth miraban las fotos de sus compañeros y decían: muerto, muerto, muerta, fugado, capturado, muerto… Les pedí que me contaran la historia de sus amigos más cercanos. Nuevamente la narraron como si hablaran de personajes lejanos: ‘Sandra’ murió cuando iba en una misión hacia Los

78

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Los sobrevivientes The survivors

79

Piscos. Se quedó de última en la columna y murió en una trampa de minas. ‘Adriana’ se entregó a la Defensoría. ‘Sergio’ y ‘Plancho’ cayeron en combate. ‘Brayan’ abandonó el movimiento. ‘Reniz’, el que manejaba el radio, desertó. Lo mismo ‘Pin-Pon’. ‘Sánchez’ se pasó a los paras. A ‘Chucho’ lo fusiló el comandante porque le encontró en la caña de la bota un volante lanzado por el Ejército desde los helicópteros que invita a los guerrilleros a desertar. ‘Diomedes’, un muchacho de la misma vereda de Yineth, cayó en un minado enterrado por los mismos guerrilleros unos meses atrás. Murió a los dos meses. Yineth había perdido a sus mejores amigos. Una historia parecía mortificarla por encima de todas. Me la contó sin levantar ni una sola vez la mirada de sus uñas azules: hacía unos meses, ‘Manguera’, el comandante de Yineth, le ordenó a ‘Andrés’, su mejor amigo, colocar minas alrededor de la casa de su mamá, ubicada a la entrada de la vereda donde acampaban. Era el recibimiento para los soldados si llegaban a buscarlos. Él no quería hacerlo, pero en la guerrilla no hay mucho espacio para la discusión. A Andrés le dio vergüenza contarle a su mamá que acababa de enterrar minas antipersonales alrededor de su casa y le pareció suficiente con obtener su promesa de que no saldría de su casa antes de las nueve de la mañana del día siguiente, cuando tenía planeado retirarlas. Pero seguramente para su mamá la petición de su hijo era una chiquillada más o quizás olvidó su palabra y salió por la noche a guardar las gallinas en el corral. Cuando Andrés se enteró de que había matado a la única persona que lo quería en el mundo, se enloqueció y se fugó. “Del mismo remordimiento, desertó”, contó Yineth sin levantar los ojos. Ni Mayerly ni yo sabíamos qué decir. Nos quedamos mudas hasta cuando Coronado nos interrumpió. El helicóptero nos estaba esperando en la pista para llevarnos a Bogotá.

80

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Colonel Coronado proudly Told the rest of the story: the commander of the Fudra squadron gave the girl pure water and cured the infection on the arm; He gave her food, shampoo and soap for bathing; he put serum two days. Mayerly was dying of starvation.

Yineth friends Yineth listened Mayerly’s story impassively. She was concentrated painting her nails with blue enamel, compliments of Coronado, and flipping through an album forgotten by himself at the cement table on the brigade where we were talking. It was the album with photos of the guerrillas who had been found abandoned in a camp where ‘Buendia’ had to run. Most were children and almost everyone were smiling in the pictures, taken by other colleagues. As if it were an album which girls of her age play with, Yineth and Mayerly looked at the photos of his companions and said: dead, dead, dead, fled, captured, dead ... I asked them to tell me the story of their closest friends. Again they narrated as if they spoke of distant characters: ‘Sandra’ died when she was on a mission to in Los Piscos. He remained last in the column and died in a mine trap. ‘Adriana’ was delivered to the Defensory. Sergio ‘and’ Plancho ‘ died in battle. ‘Brayan’ left the movement. ‘Reniz’, which handled the radio, deserted. Same as ‘PinPon’. ‘Sanchez’ went to the paramilitars. ‘Chucho’ was shot by a commander, because he found him in the leg of the boot a flyer released by the Army from helicopters to invite the guerrillas to desert. ‘Diomedes’, a boy from the same village of Yineth, fell into a mine buried by the same guerrilla few months ago. He died two months later. Yineth had lost their best friends. A story seemed to mortify her above all. She told it without raising even once the look from her blue nails: a few months ago, ‘manguera’; Yineth’s commander, ordered ‘Andrew’, her best friend, to lay mines around her mother’s home, located at the entrance to the village where they camped. It was the welcome to the soldiers if they came looking for them.

De salida hacia el potrero donde abordaríamos el helicóptero, nos topamos con un puñado de campesinos agolpados en la puerta de la brigada. La mayoría cargaba una foto en la mano. Los reportes de la prensa y de la emisora de La Palma sobre las deserciones y muertes de guerrilleros en la operación Libertad Uno les habían devuelto la fe de ver a sus niños combatientes nuevamente. Una mamá llevaba una carta para su hijo, reclutado hacía varios años por la guerrilla, mensaje en el que le rogaba volver con ella. “Hijo, perdóname si no supe comprenderte, pero creo que te di todo de mi parte para ofrecerte cariño extremo y apoyarte en tus decisiones. Tu primo, al que le dicen ‘Perrito’, te manda un saludo y te extraña igual que todos”, decía la carta, firmada por “tu madre”, para no ponerlo en peligro. Quería que el coronel Coronado la repartiera por donde fuera. Ella, como los demás papás, tenía la ilusión de que si su hijo no se había fugado con vida, por lo menos recuperaría su cuerpo. Un funeral cristiano para sus hijos representaba a esas alturas un consuelo para esos campesinos. ¿De qué tenían ilusión ahora Mayerly y Yineth? “De seguir vivas”, me dijeron ambas, por aparte, y después de meditarlo, antes de aterrizar en el aeropuerto Catam en Bogotá, donde las esperaba un funcionario del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. En un albergue permanecerían hasta cumplir los 18 años y recuperar la libertad. Mayerly tenía un deseo adicional: “Hacer de cuenta que no pasó nada, que estos meses de sufrimiento no sucedieron”. Me lo dijo casi a gritos antes de bajarse corriendo del helicóptero. Noviembre 2003 *Este es un fragmento del capítulo “La aguja en el pajar, el Ejército rompe el cerco de las Farc”, del libro País de

He did not want to, but the guerrillas not much room for discussion. Andres was embarrassed to tell her mother that had just buried landmines around her home and it was enough promise not leaving his home before nine o’clock in the next morning, when he planned to take them out. But surely to his mother, the request his son was a childish or maybe she forgot his word and came out at night to keep the chickens in the yard. When Andrew learned that he had killed the only person he wanted in the world he was mad and fled. “Just from remorse, I deserted,” -Yineth said without raising her head. Neither Mayerly nor I knew what to say. We were silent until Coronado interrupted us. The helicopter was waiting on the runway to lead us to Bogota. Going out to the paddock where the helicopter would approach, we ran into a handful of peasants massed at the door of the brigade. Most carried a picture in his hand. Press reports and the broadcasting from La Palma station on the fleed and deaths of guerrillas in Operation Liberty One had restored their faith to see their combatiant children again. A mother carrying a letter to his son, recruited several years by guerrillas, in the message she begged him to come back. “Son, forgive me if I did not know how to understand you, but I believe I gave all my extreme love and support in your decisions. Your cousin, who is nicknamed ‘Perrito’, sends you greetings and misses you as everyone”, -said the letter, signed by” your mother“, so he would not be in danger. She wanted Colonel Coronado spreads it wherever. She, like other parents, had the illusion that if his son had not escaped alive, at least recover his body. A Christian funeral for their children at that point represented a comfort to those farmers. What had Mayerly and Yineth illusion now? “Stay alive,” -both said, and after pondering, before landing at the Catam airport in Bogota where an official from the Colombian Institute of Family Welfare awaited for them. They remained in a shelter until age 18 and regain freedom. Mayerly had an extra desire, “pretend that nothing happened, that these months of suffering did not happen.” She told me, almost shouting before getting off the helicopter running.

plomo, crónicas de guerra, de Juanita León, quien lo editó

November 2003

especialmente para esta recopilación de relatos periodísticos.

* This is a fragment from the chapter “The needle in the haystack, the Army breaks the siege of the Farc,” from the book Country of Bullets, chronicles of war, Juanita León, who edited it especially for this collection of news stories.

Los sobrevivientes The survivors

81

j

Por JORGE HERNÁN MAHECHA

Profile of JORGE HERNÁN MAHECHA

Nacido hace 40 años en Bogotá, es comunicador socialperiodista de la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado en medios como los diarios La Prensa, El País y El Tiempo. También ha colaborado como corresponsal de los noticieros 24 Horas y Noticias RCN. Ha sido jefe de comunicaciones de varias entidades públicas y privadas. Actualmente se desempeña como consultor.

Born in Bogota 40 years ago, Social Communicator and journalist from Externado University of Colombia. He has worked in media such as newspapers La Prensa, El Pais and El Tiempo. He has also worked as a correspondent for 24 hours News and RCN News. He has been head of communications of various public and private entities. He currently serves as a consultant.

Cuando la vida venció a la muerte When life conquered death Juan Carlos aún no se acostumbra al bullicio de la ciudad.

Juan Carlos is not yet used to the hustle and bustle in the city.

Camina casi agazapado, tratando de pasar desapercibido. Cuando por fin se siente un poco tranquilo, mira continuamente los cinco anillos que le adornan la mano izquierda y que le recuerdan a sus seres más queridos. Algunos de ellos ya no están acá por culpa de las Farc.

He walks almost crouching, trying to go unnoticed. When he finally feels a bit quiet, he continuously look at the five rings that bedecked his left hand and recalls his loved ones. Some of them are no longer here because of the Farc.

En 1997 Juan Carlos era un niño que vivía con su abuela, su mamá y sus siete hermanos en una pequeña casa de Lejanías (Meta). Por falta de dinero, el colegio no era una opción, por lo que pasaba los días jugando con sus amigos y primos con el yo-yo, el trompo o a las tapas. No había mucho, pero, eso sí, era feliz. Cuando cumplió once años su historia se quebró en dos. Javier, un joven que veía con frecuencia en el pueblo y que se había ganado su confianza, le dijo que si quería un futuro para él y su familia, se debía unir a la guerrilla. Las promesas de dinero y de tener un arma “para ser un hombre”, ilusionaron al pequeño.

82

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

In 1997 Juan Carlos was a boy living with his grandmother, his mother and seven brothers in a small house at Lejanías (Meta). Because they were lack of money, school was not an option, so he spent his days playing with his friends and cousins ​​with the yo-yo, the spin or ‘tapas’. There were not too much, but yes, he was happy. When he was eleven his story broke in two. Javier, a young man who was frequently seen in the village and had gained their confidence, told him that if He wanted a future for himself and his family, he should join the guerrillas. The promises of money and have a gun ‘to be a man’, deluded the kid.

Cuando la vida venció a la muerte When life conquered death

83

Cuatro días después de recibir la propuesta, Juan Carlos tomó dos mudas de ropa, salió por la parte de atrás de la casa mientras su abuela estaba en la cocina y huyó con Javier montado en una bicicleta. Eran las dos de la tarde; no lo olvida porque a esa hora comenzó un viaje que duraría los siguientes dieciocho años. Llegó al caserío de La Esmeralda, cerca de El Castillo, también en el Meta. Allí descubrió que otros niños y jóvenes ya habían llegado con la misma intención de ingresar a las Farc ilusionados con las promesas hechas por sus reclutadores. La primera noche durmió sobre una tabla y un caucho, cubriéndose con una sábana. Extrañó a su familia, pero la esperanza de conseguir dinero para ellos le permitió resistir la dureza de su nueva cama. A los tres días la realidad comenzó a tocarlo. Llegó al campamento del frente 26 de las Farc donde un guerrillero, al que llamaban ‘Crisanto’, les leyó el reglamento. Juan Carlos solo se grabó la última norma: Si escapaba, él y su familia serían asesinados. La ilusión comenzó a convertirse en temor. Tuvo que esperar tres días a que le dieran el uniforme porque era tan pequeño y delgado que no había de su talla. También recibió el morral de campaña e inició el entrenamiento básico.

Durante los ocho meses siguientes Juan Carlos se levantó antes de que saliera el sol a cumplir la misma rutina: limpiar, correr, maniobrar en los potreros, hacer flexiones de pecho, cuclillas y saltarines. En las tardes recibió doctrina para luego ser enviado a dormir, poco tiempo después de que el sol se ocultaba. El pequeño hacía lo que podía, pero eso no lo eximió de varios regaños por parte de los jefes guerrilleros. Atrás habían quedado los días en que se levantaba tarde, desayunaba mientras su mamá arreglaba la cama y luego salía a jugar.

84

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Four days after receiving the proposal, Juan Carlos took two changes of clothes, walked out the back of the house while his grandmother was in the kitchen and ran with Javier riding a bicycle. It was 2:00 pm. He does not forget that at that time he began a journey that would last for the next eighteen years. He reached La Esmeralda village, near El Castillo, also in Meta. There he found out that other young people had arrived with the same intention to join the Farc following the promises made by their recruiters. The first night he slept on a board and a rubber, covering himself with a sheet. He missed his family, but the hope to get money for them allowed him to withstand the hardness of his new bed. Three days later, reality began to touch him. He reached the camp of the front 26 of the Farc where a guerrilla, who was called ‘Crisanto’ read the regulations to all them. Juan Carlos just recorded the last rule: If escaped, he and his family would be killed. The illusion began to become fear. He had to wait three days for the uniform because he was was so small and thin that there was not of his size. He also received campaign backpack and began basic training.

During the next eight months Juan Carlos woke up with the sun to meet the same routine: cleaning, running, maneuvering in the paddocks, do push-ups, squats and jumping. In the evening he received doctrine before being sent to bed shortly after the sun went down. The kid did what he could, it didn’t exempt him from several reprimands by the guerrilla leaders. The days when he got up late, had breakfast while her mother arranged the bed and then went out to play, were gone. After finishing his training Juan Carlos received his weapon. He could barely hold the AK-47 rifle, which was twice as heavy when he made long walks in

Al terminar el entrenamiento Juan Carlos recibió su arma. A duras penas podía sostener el fusil AK47, que se hacía el doble de pesado cuando tenía que hacer las largas caminatas en las que también debía cargar su morral, comida y las ollas del campamento. La primera vez que disparó el arma casi muere del susto. El ruido de las detonaciones lo aterrorizaron. Solo después de varias prácticas en el polígono consiguió dominarlo. Su rutina continuó siendo la misma: Acostarse a las ocho y veinte minutos después estar en silencio absoluto. Al otro día, levantarse, baño y desayuno. Luego aseo al campamento o prestar guardia. Si había comida, a las nueve de la mañana y a las tres de la tarde un refrigerio. A las siete recibían adoctrinamiento y otra vez a dormir.

Todo cambió el 14 de febrero del 2000. Ese día, él y un grupo de guerrilleros se unieron a otros que atacaban El Castillo. El ruido de los disparos y las bombas llenaron de miedo a Juan Carlos, quien para ese momento tenía 15 años. Cuando los disparos del Ejército golpearon el suelo cerca de él, Juan Carlos se tiró al suelo y se tapó la cabeza intentando no ser herido. Otro guerrillero lo alzó y le ordenó que corriera detrás de los árboles. Fue su primer combate y no pudo hacer un solo disparo. Tres años después recibió el mando de una escuadra de doce hombres. Recorrió Meta, Guaviare, Caquetá, Huila, Tolima y las fronteras con Ecuador y Venezuela. Luego pasó a ser parte del grupo de seguridad de ‘Carlos Antonio Lozada’, miembro del Secretariado de las Farc. Recibió entrenamiento como francotirador, lo que le permitía acertar en un blanco a ochocientos metros de distancia. Aunque nunca llevó la cuenta, dice que por lo menos quince soldados cayeron por sus balas. A pesar de que la muerte hacía parte de su diario vivir, Juan Carlos nunca dejó de apreciar la vida.

those he also had to carry his backpack, food and camp pots. The first time he fired the gun nearly died of fright. The sound of explosions terrified him. Only after several practices at the shooting range, he managed to master it. His routine remained the same: Go to bed at 8:20 p.m., later being in absolute silence. The next day, get up, bath and breakfast. Then cleaning the camp and stand guard. If there was food, he got a snack at 9:00 a.m. and 3:00 p.m. At 7:00, they received indoctrination and again to sleep.

Everything changed on February 14, 2000. That day, he and a group of guerrillas joined others who attacked El Castillo. The sound of gunfire and bombs filled with fear Juan Carlos, who at that time was 15 years old. When the shots from the Army hit the ground near him, Juan Carlos dropped to the ground and covered his head trying not to be hurt. Another guerrilla lifted him and ordered him to run behind the trees. It was his first bout and he could not make a shot. Three years later he was given command of a squad of twelve men. He walked Meta, Guaviare, Caqueta, Huila, Tolima and the borders with Ecuador and Venezuela. Later he became part of the security team of ‘Carlos Antonio Lozada, a member of the Farc Secretariat. He was trained as a sniper, allowing him to hit a target five hundred meters away. Although he never kept records, he said that at least fifteen soldiers fell by their bullets. Although the death was part of their daily lives, Juan Carlos never stopped appreciating life. He demonstrated it to the heads of the guerrillas during a fighting in 2005. When his companion during the last three years fell wounded, he did not hesitate a second to throw his equipment and go out on his search. Despite the warning of their heads, he pulled him out of the combat area and saved his life.

Cuando la vida venció a la muerte When life conquered death

85

Así se lo demostró a los jefes de la guerrilla durante un combate en el 2005. Al ver que su compañero durante los últimos tres años caía herido, no dudó un segundo en botar su equipo y salir en su búsqueda. A pesar de la advertencia de sus jefes, lo sacó del área de combate y le salvó la vida.

That same year would receive in his own body the harshness of the conflict. He, along with three other guerrillas, was wounded in both legs during combats with the army. While healing his wounds, he began to really think if this was the life he wanted. Doubts filled his head, but he was not willing to leave the guerrillas yet.

Ese mismo año recibiría en su propio cuerpo la dureza del conflicto, cuando él, junto con otros tres guerrilleros, fue herido en las dos piernas durante combates con el Ejército. Mientras sanaba las heridas comenzó a reflexionar si en realidad esa era la vida que quería. Las dudas le llenaban la cabeza, pero aún no tenía la voluntad de abandonar la guerrilla.

At the beginning of 2014 the value of life weighed more on his conscience and led him to decide to leave the war. Although he had already had several women, it was his relationship with a guerrilla from the 53rd front that changed his life.

A comienzos del 2014 el valor de la vida le pesó más en la conciencia y lo llevó a tomar la decisión de abandonar la guerra. Aunque ya había tenido varias mujeres, fue su relación con una guerrillera en el frente 53 la que cambió su vida. Alejandra era su nombre. A pesar de las prohibiciones y fuertes castigos de la guerrilla frente al tema del embarazo, ellos habían decidido mantener en secreto la decisión de traer el niño que habían engendrado en medio de la guerra. Sin embargo, cuando cumplió el sexto mes de embarazo, descubrieron su condición y ese fue el último día que Juan Carlos la volvió a ver. Del pequeño ni siquiera preguntó porque ya sabía que nunca lo llegaría a conocer.

Y fue el sentir en carne propia el desprecio que las Farc tienen por la vida lo que llevó a Juan Carlos a arrepentirse de la decisión que había tomado diecisiete años antes. Seis meses después, Juan Carlos y otros guerrilleros llegaron a una pequeña vivienda en un corregimiento del Guaviare. Su sorpresa fue inmensa al descubrir que esa casa pertenecía a su

86

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Alejandra was his name. Despite the prohibitions and stiff penalties against guerrilla topic of pregnancy, they had decided to keep secret the decision to bring to life the child they had conceived in the midst of war. However, when she reached the sixth month of pregnancy, they discovered her condition and that was the last day that Juan Carlos saw her again. About the baby, he didn’t even ask because he knew he would never meet him.

It was to feel in his own flesh the contempt that Farc had for life which led Juan Carlos to regret the decision he had taken seventeen years ago. Six months later, Juan Carlos and other guerrillas arrived at a small house in a township of Guaviare. His surprise was immense to discover that the house belonged to his cousin Fabio, who immediately recognized him at once, despite haven’t seen him for years. The moment was bittersweet: on one hand, the joy of seeing someone from your family; on the other, the sadness of the news that his father had died a year ago. His cousin gave him the phone number of his family in a piece of paper. Taking advantage of being finance chief -that allowed him to have a cell phone- he made a call and the voice heard on the other side filled him

primo Fabio, a quien reconoció enseguida a pesar de que llevaba años sin verlo. El momento fue agridulce: por un lado, la alegría de ver a alguien de su familia; por el otro, la tristeza al recibir la noticia que su padre había fallecido un año atrás. Su primo le dio en un papel el número telefónico de su familia. Aprovechando que por ser jefe de finanzas tenía un celular, hizo una llamada y la voz que escuchó al otro lado lo llenó de esperanza: era su hermano John Fredy, quien siempre tuvo la ilusión de volverlo a ver. Las llamadas continuaron los días siguientes; durante estas, John Fredy le pedía insistentemente a Juan Carlos que volviera a casa. Aunque la idea le parecía una locura (la advertencia que le había hecho ‘Crisanto’ aún le retumbaba en la cabeza), la imagen del momento en que se llevaron a Alejandra y a su hijo fue más fuerte. Se dijo a sí mismo no más.

with hope: it was his brother John Fredy, who always had the illusion of seeing him again. The calls continued the following days; during these ones, John Fredy insistently asked Juan Carlos to come back home. Although the idea seemed crazy (the warning that ‘Crisanto’ had made still echoed in his head). The memory of the time they took Alejandra and her son was stronger. He told himself “it’s enough”. Two months later, John Fredy, at 7:00 p.m, received the call he was expecting. “I’m leaving,” said Juan Carlos on the other side of the line as he hid with two blankets in his “cambuche” to prevent the other six men with him notice the light of his cell. Juan Carlos sent several messages to his brother to arrange the meeting place. At one o’clock he put the cell down, a toothbrush and a few other things in a small carried that he wore

Cuando la vida venció a la muerte When life conquered death

87

Dos meses después, John Fredy recibió a las siete de la noche la llamada que estaba esperando. “Me voy”, dijo Juan Carlos al otro lado de la línea mientras se ocultaba con dos cobijas en su cambuche para evitar que los otros seis hombres que lo acompañaban notaran la luz de su celular. Juan Carlos envió varios mensajes a su hermano para coordinar el punto de encuentro. A la una de la mañana guardó el celular, un cepillo de dientes y otras pocas cosas en un pequeño canguro que portaba en la cintura y tomó el turno de guardia. Se alejó unos metros del campamento y, tras asegurarse de que nadie lo observaba, botó el fusil y se echó a correr. Una hora después, en medio de una carretera, encontró a su hermano. Mientras viajaban a San José del Guaviare, Juan Carlos se puso la ropa que su hermano le había llevado y botó por la ventana del automóvil el uniforme de la guerrilla. Al llegar a la casa, intentó dormir, pero no pudo. El miedo a ser descubierto lo dominaba.

Al otro día, Juan Carlos tomó un baño y desayunó. Se cambió de nuevo de ropa y salió a un encuentro que pensó nunca se daría: diecisiete años y seis meses después de haber huido de su casa abrazó de nuevo a su mamá, Rosa Elena. La mujer lloró de felicidad mientras abrazaba a su hijo. Él, aunque feliz, sintió tristeza por ver a su progenitora entrada en años, muchos de los cuales no había podido disfrutar por culpa de la guerrilla. Tras ese encuentro, Juan Carlos encontró paz. Pudo conciliar el sueño, y el temor a los bombardeos y los combates comenzaron a ser cosa del pasado. Días después, ayudado por un amigo de su hermano, se montó en un camión y, tras diez horas de viaje, llegó a Bogotá para ser recibido por sus otros hermanos, quienes habían llegado a la capital años atrás por amenazas de los paramilitares. La huida había terminado.

88

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

around his wist, then he took the guard turn. Few meters away from the camp and, after making sure that nobody was watching him, he dropped the riffle and ran. An hour later, in the middle of a road, he found his brother. As they traveled to San José del Guaviare, Juan Carlos wore the clothes that his brother had brought to him, and threw out the guerrilla uniform throught the car’s window. When he got home, he tried to sleep, but could not. The fear of being discovered dominated him.

The next day, Juan Carlos took a bath and breakfast. He changed his clothes and went back to a meeting that he thought would never happen: Seventeen years and six months after he fled his home, he could hug his mother, Rosa Elena again. The woman wept for joy as she hugged her son. He, though happy, felt sadness at seeing her mother in years, many of whom he had been unable to enjoy because of the guerrillas. After the meeting, Juan Carlos found peace. He could sleep, and the fear of the bombing and the fighting began to be something from the past. Days later, helped by his brother’s friend, he was on a truck and, after ten hours of travel, he came to Bogota to be greeted by his sister, who had come to the capital years ago by threats from paramilitaries. The flight was over.

Locked in a house room, at the way to the llanos, Bogota south west, Juan Carlos was reluctant to accept the advice of his sister Luz to surrender to the Army. The threat of ‘Crisanto’ tormented him again. A family friend policeman convinced him, and Juan Carlos entered the Program of Humanitarian Attention to the Demobilized. After spending a year in freedom and even the fear for a reprisal by the Farc still holds, Juan Carlos has begun new adventures that made him smile. He first

Encerrado en un cuarto de una casa en la salida a los Llanos, en el suroriente de Bogotá, Juan Carlos se mostraba reacio a aceptar el consejo de su hermana Luz para entregarse al Ejército. Nuevamente la amenaza de ‘Crisanto’ lo atormentaba. Un policía amigo de la familia lo convenció, y Juan Carlos ingresó al Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado.

traveled by plane to Medellin and saw his beloved football team, Atletico Nacional, beat the Once Caldas team. He also went to a cinema to watch a three dimension movie and even rode in a helicopter of the Army, one of those that terrified him so much when he was in the guerrilla.

Tras pasar un año en la libertad y aunque el temor a recibir represalias por parte de las Farc aún se mantiene, Juan Carlos ha comenzado a vivir nuevas aventuras que lo hacen sonreír. Viajó por primera vez en avión hasta Medellín y vio al equipo de sus amores, el Atlético Nacional, ganarle al Once Caldas. También fue a un cinema para disfrutar de una película en tercera dimensión y hasta montó en un helicóptero del Ejército, uno de esos que a él tanto lo aterrorizaban cuando estaba en la guerrilla.

Although now he has a look that makes him look as any other young man from the town, Juan Carlos’s face still shows the marks of war. Recalling the years of suffering in the Farc, he lowers his head and massages the rings he has. -three in the little finger: two are memories of his greatest loves in the guerrilla and the other thicker, given by his mother. The other two, one in the ring and the other in the heart- Together with a bracelet with religious images, given by his siblings.

Pero las heridas de la guerra aún no sanan por completo. Aunque ahora tiene un aspecto que lo hace parecer un joven cualquiera de la ciudad, el rostro de Juan Carlos aún muestra las marcas de la guerra. Al recordar los años de padecimiento en las Farc, baja la cabeza y masajea los anillos –tres en el meñique: dos son recuerdos de sus grandes amores en la guerrilla y el otro, el más grueso, el que le regaló su madre. Los otros dos, uno en el anular y el otro en el del corazón– junto con una pulsera con imágenes religiosas, se los dieron sus hermanos.

But the wounds of war are not yet completely healed.

He looks at the jewelry while delivering a judgment. He says that if he could turn back time and go back to being that little boy who fled to the guerrillas, He would find a way to go to school and study for not being fooled by anyone. Now his sole dream is becoming a driver, but not in the jungles in the south, but the concrete jungle streets that Bogota is to him.

Observa las alhajas mientras lanza una sentencia. Dice que si pudiera retroceder el tiempo y volver a ser ese niño pequeño que huyó a la guerrilla, buscaría la forma de ir al colegio y estudiar para no dejarse engañar de nadie. Ahora con lo único que sueña es con convertirse en conductor, pero no para recorrer las selvas del sur del país, sino las calles de la selva de concreto que para él es Bogotá.

Cuando la vida venció a la muerte When life conquered death

89

Profile of ALIRIO FERNANDO BUSTOS VALENCIA

Por ALIRIO FERNANDO BUSTOS VALENCIA Comunicador social y periodista, locutor, escritor, profesor universitario y asesor de entidades públicas y privadas. Laboró durante 15 años en el diario El Tiempo, en la Unidad Investigativa y de Justicia. Especializado en temas de narcotráfico, conflicto armado y corrupción administrativa. Ganador en varias ocasiones de los premios de periodismo Simón Bolívar y CPB. Autor de los libros Sobrevivientes de la tempestad, La ley del monte, Los secretos del general Serrano, Los niños de la violencia y Las calles ocultas.

Social communicator and journalist, broadcaster, writer, university professor and advisor to public and private entities. He worked for 15 years in the newspaper El Tiempo, on the Investigative and the Justice Unit. Specialized in issues of drug trafficking, armed conflict and administrative corruption. Winner on several occasions of the Simon Bolivar Journalism Awards and CPB. Author of books Survivors of the storm, the Law of the Mountain, The Secrets of General Serrano, Children of violence and Hidden streets.

A

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado”

“My 15th birthday party was a curettage” Atrincherada en un cementerio de pueblo, perdido ente la maleza de las selvas del Guaviare y donde sus silenciosas tumbas resguardan más de una cicatriz de la guerra, la joven guerrillera esperaba ansiosa, temblorosa, al hombre que estaba a punto de convertirse en su verdugo o libertador. Tenía claro que ese domingo 22 de febrero de 2015 sería su resurrección o su muerte. Luego de una angustiante espera lo vio asomarse en la distancia. Venía trepado en su moto, a poca velocidad. A sus 20 años sabía que había llegado la hora de ponerle fin a una agonía que comenzó cuando apenas tenía 11 años, cuando el corazón de piedra y la barbarie de las Farc la arrancaron del seno de su humilde rancho y se la llevaron para el monte. A su corta edad, ‘Yohana’ poco entendía por qué los paramilitares habían asesinado a su padre por allá en las montañas de Puerto Concordia, si solo era un humilde campesino que se ganaba la vida poniéndole el pecho al jornal o lavando motos. “Nos abandonó cuando yo tenía 8 años.

Entrenched in a cemetery in town, lost among the bushes in the jungles of Guaviare, where their silent graves shelter more than a scar of war, the young guerrilla waited anxiously, trembling, the man who was about to become his executioner or liberator. It was clear that Sunday February 22, 2015 would be her resurrection or death. After an agonizing wait she saw him peering into the distance. He came climbed on his motorcycle at low speeds. At the age of 20, she knew it was time to put an end to an agony that began when she was 11, when the heart of stone and barbarism of the Farc’s ripped from the womb of his humble ranch and took her to the mountains. At her young age, ‘Yohana’ little understood why the paramilitaries had murdered his father over there in the mountains of Puerto Concordia, if he was just a humble peasant who make a life working daily or washing motorcycles wages earned. “He abandoned us when I was 8 years old. He walked with difficulty. He had his feet bent since birth“.

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado” “My 15th birthday party was a curettage”

91

Caminaba con dificultad. Tenía sus pies torciditos desde nacimiento”.

Tampoco comprendía por qué la guerrilla les había robado la niñez a sus dos únicos hermanos y los había obligada a arrastrar los fusiles para pelear un conflicto que llenó de heridas el alma de la gente buena de la manigua. “Supimos que a mi hermano mayor lo mataron. El otro, que fue reclutado cuando tenía 14 años, se escapó y fue recuperado por Bienestar Familiar”. Menos entendía por qué su señora madre se había convertido en una desplazada que tenía que trabajar desde el alba hasta el ocaso lavando ropa ajena y hasta cocinando para una horda de raspachines que todos los días se adentraba en los cultivos de coca hasta dejar convertidas en chamizos millones de estas matas que, por culpa del poder corruptor de las mafias, se convirtieron en el combustible de un conflicto fratricida que en medio siglo ha dejado casi siete millones de víctimas. Y, como para rematar, tampoco concebía cuál era la insistencia de esa jefa guerrillera indígena, que se hacía llamar ‘Paola’, de visitar con insistencia enfermiza su rancho, de zinc y tablas, para convencerla de irse con ella durante tres meses dizque a un curso de miliciana. “Aunque me asustaba su pistola, yo le decía que no y que no”. Sus sueños eran otros. Quería volver a pisar una escuela para no quedarse para siempre en cuarto grado elemental, así tocara bregar con las matemáticas; quería seguir jugando con sus muñecas de trapo; quería seguir practicando baloncesto con los otros hijos del desplazamiento forzado. Pero la crueldad se impuso y, un mal día, el peor día de su corta existencia, la mujer de la pistola la obligó a echar dos mudas de ropa entre una

92

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

She neither understood why the guerrillas had stolen childhood to his two brothers and were forced to drag the rifles to fight a conflict that filled with wounds the soul of the good people of the jungle. “We knew that my older brother was killed. The other, who was recruited when he was 14, escaped and was recovered by the Colombian Institute of Family Welfare”. She less understood why her mother had become a displaced that had to work from dawn to dusk washing clothes, cooking for others and a horde of coca plant pickers, that every day was entering to the coca plantations, converted into shacks, millions of these shrubs that, because of the corrupting power of the mafia, it became the fuel of a fratricidal conflict that in half a century has left nearly seven million victims. And to top it off, what I couldn’t conceived about the sick insistence of that indigenous guerrilla chief, who called himself ‘Paola’, to me visit her ranch, made of zinc and wooden tables, to convince me to go with her for three months supposedly to a course of militia. “Although I was scared his gun, I said no and no”. Her dreams were different. she wanted to step on a school so she would not stay forever in fourth elementary grade even having to deal with maths; She wanted to play with rag dolls; she wanted to continue practicing basketball with other children of forced displacement. But the cruelty prevailed and, a bad day, the worst day of her short life, the woman with the gun forced her to take two sets of clothes in a plastic bag and take an eight-day journey on foot. “She did not even allow me to say goodbye to my mother”. With the last rays of Llano sun, it came the worst night. She had to sleep among the mountains, on the ground, away from her old wooden bed without the protection of his threadbare blanket. In the darkness she wept in silence and claimed God for her tragedy.

bolsa plástica y emprender una jornada de ocho días de camino a pie. “No me dejó ni despedir de mi mamá”. Con los últimos rayos del sol llanero llegó la peor noche. Le tocó dormir entre el monte, en el suelo, lejos de su vieja cama de madera y sin la protección de su raída manta. En medio de la oscuridad lloró en silencio y le reclamó a Dios por su tragedia. “Antes de llegar al campamento me advirtió que debía decir que tenía 14 años”. Su nuevo hogar era un infierno, un campo de concentración donde compartía su desgracia con por lo menos otros 60 menores de edad, obligados a trotar, cocinar, abrir trincheras, prestar guardia, armar y desarmar fusiles, disparar pistolas, hacer inteligencia a soldados y policías y transportar al hombro víveres y municiones.

Precisamente, por culpa de una pesada remesa, que cargó a la espalda por horas, le llegó su primera menstruación. “Fue tanto el peso que me vino una hemorragia que me duró 50 días. Las botas se me llenaron de sangre y así tuve que llegar con la encomienda. Tan solo tenía 12 años”. Se desmayó varias veces, pero echó mano de su instinto de supervivencia para sobreponerse y continuar adelante con sus clases de guerra, hasta que a los 14 años ya portaba pistola y machete al cinto. También aprendió primeros auxilios, a cocinar y hasta a cazar borugas, lapas y dantas, para hacer un poco más variado el menú, dominado por el arroz y los fríjoles. En medio del caos brotó el primer amor, un guerrillero de 25 años. Les falló la inyección anticonceptiva y de inmediato fueron sometidos a un consejo de guerra, los acusados son amarrados a un árbol y sus demás compañeros votan para decidir si son culpables o inocentes, si deben ser fusilados, castigados o absueltos.

“Before reaching the camp she warned me that I should say that I was 14”. Her new home was hell, a concentration camp where she shared his misfortune with at least 60 other children, forced to jogging, cooking, open trenches, providing guard, arm and disarm guns, shoot guns, and to do intelligence to the police and soldiers, and transport the supplies and ammunition on their shoulders.

Precisely because of a heavy consignment, which was loaded on the back for hours, she got his first menstruation. “The weight was so much that I kept bleeding for 50 days. Boots were filled with my blood and so I had to get the parcel. I was only 12 years old. She fainted several times, but drew upon her survival instincts to overcome and continue on with her war classes until age 14 and carried a gun and machete in her belt. She also learned first aid, cooking and even hunting borugas, macaws and tapirs, to do a little more varied menu, dominated by rice and beans. In the chaos it sprout her first love, a 25 years old guerrilla. The contraceptive injection failed and immediately they underwent a court-martial, the accused were tied to a tree and his companions vote to decide whether they are guilty or innocent, whether they should be shot, punished or acquitted. As was demonstrated that the fault was from science, the veredict was one: abortion. “My 15 years old party was a curettage.” Over time, she participated in three court-martial, and always voted in favor of the defendants, beyond if it was true or not if they tried to desert, if they took drink without permission, if they fell asleep in the guard or else they planned or not. Amid rifles, harassment of military posts, extreme fear of warplanes and extortion and vaccines to

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado” “My 15th birthday party was a curettage”

93

Como quedó demostrado que la culpa fue de la ciencia, el fallo fue uno solo: abortar. “Mi fiesta de 15 años fue un legrado”.

narcos, farmers, traders, and retailers of liquor and gasoline, she came to adult age and the first battle against the National Army.

Con el tiempo, participó en tres consejos de guerra, y siempre votó a favor de los procesados, más allá si fuese cierto o no que intentaron huir, si tomaron trago sin permiso, si se quedaron dormidos en la guardia o si no planificaron.

Her commander, who had anger to her for not accessing his sexual pretensions put her as cannon fodder, to try to attack 15 soldiers whose footprint were still fresh. “We will see who is who; and if you are afraid, then go behind”, the terrorist leader said in intimidating tone.

En medio de fusiles, hostigamientos a puestos militares, temor extremo a los aviones de combate y de extorsiones y vacunas a narcos, ganaderos, comerciantes, finqueros y expendedores de licores y gasolina, le llegó la mayoría de edad y el primer combate contra el Ejército Nacional. Su comandante, que le cargaba bronca por no acceder a sus pretensiones sexuales, la puso al frente, de carne de cañón, para intentar atacar a 15 soldados cuyo ‘trillo’ o huella estaba fresquito. “Vamos a ver quién es quién; y si lleva miedo, pues eche pa’ tras”, le dijo en tono intimidante el jefe terrorista.

94

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

The young guerrilla accepted the challenge, but in a uncovered bush, the troops reacted first. “As bullets came from everywhere, the commander panicked and stayed unmoved. I had to push and throw him to the ground to save his life. It was demonstrated who was who“. Amid the daily routine of war, although heard on the news that her top commanders were talking about peace with the Government, “Yohana ‘sought to make their own peace process to return home. However, every time the idea of ​​desertion was going through his head, she remembered the advice of war and preferred to remain hostage to terrorism.

La joven guerrilla aceptó el desafío, pero en un destapado de monte la tropa reaccionó primero. “Como salía candela de todas partes, el comandante entró en pánico y se quedó estático. Me tocó empujarlo y botarlo al suelo para salvarle la vida. Ahí quedó demostrado quién era quién”.

One day in February 2015, she met a boy who had been summoned by a guerrilla commander to fix a computer. The young man spoke to her and, after learning that ‘Yohana’ had colon problems, even took drugs to her.

En medio de la cotidianidad de la guerra, pese a que en las noticias escuchaba que sus máximos comandantes estaban hablando de paz con el Gobierno, ‘Yohana’ buscaba hacer su propio proceso de paz para regresar a casa. Sin embargo, cada vez que la idea de la deserción se le pasaba por la cabeza, recordaba los consejos de guerra y prefería seguir siendo rehén del terrorismo.

The visitor surprised her to propose to flee with him as soon as the occasion was given. “I did not know if it was a trap.” On Sunday 22 of the same month she decided to gamble. She entered the house of a friend of weapons that gave her 100,000 pesos to undertake the race against death and immediately went to the lonely village cemetery where supposedly their saver angel would pick her up.

Un día de febrero de 2015 conoció a un muchacho que había sido citado por un comandante

Indeed, he came on the bike and without question words, launched more than two hours of flight, up to a checkpoint of a military battalion. “I was shaking

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado” “My 15th birthday party was a curettage”

95

guerrillero para que le arreglara un computador. El joven le habló y, tras conocer que ‘Yohana’ tenía problemas del colon, hasta le llevó medicamentos. El visitante la sorprendió al proponerle que huyera con él tan pronto como se diera la ocasión. “No sabía si era una trampa”. Y el domingo 22 del mismo mes decidió jugársela. Entró a la casa de una amiga de armas que le regaló 100.000 pesos para que emprendiera la carrera contra la muerte y, de inmediato, se fue para el solitario cementerio del caserío, donde, supuestamente, la recogería su ángel salvador. Efectivamente, llegó en la moto y, sin chistar palabra, emprendieron más de dos horas de fuga, hasta llegar a un puesto de control de un batallón militar. “Yo temblaba del susto. No entendía nada. Los militares me dieron la bienvenida a la libertad y ahí entendí que él era uno de ellos”, narra hoy esta sobreviviente de ojos miel y 1,50 de estatura que, pese a sus heridas del alma y del cuerpo, ya deja brotar sonrisas y recupera la vanidad femenina con la ayuda de un poco de labial rojo, pestañina y rubor.

with fright. I did not understand anything. The military welcomed me to freedom and I understood that he was one of them,” Narrates today this honeyeyed, 1.50 height survivor, that despite the wounds of soul and body, she smiles and leaves sprouting feminine vanity recovered with the help of a little red lipstick mascara and blush. ‘Yohana’ is one of the 4,208 minors who, according to figures of the Group of Humanitarian Attention to the Demobilized (GAHD), escaped or was recovered from the war between 2002 and the end of May 2015. However, intelligence sources estimate that in the montains continue at least another 2,000. With the aid of military commanders, “Yohana ‘began a new life. She visited her mother and now prepares to resume his studies and validate the school, study psychology or nursing and leave behind forever the specter of war who stole her childhood and part of his youth, but not her illusions and dreams .

‘Yohana’ es uno de los 4.208 menores de edad que, según cifras del Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado (GAHD), logró escapar o fue recuperado de la guerra entre 2002 y finales de mayo de 2015. Sin embargo, estiman fuentes de inteligencia, en el monte siguen por lo menos otros 2.000. De la mano amiga de los mandos militares, ‘Yohana’ comenzó una nueva vida. Visitó a su madre y hoy se prepara para reanudar sus estudios y validar el bachillerato, estudiar sicología o enfermería y dejar atrás, para siempre, el fantasma de la guerra que le robó su niñez y parte de su juventud, pero no sus ilusiones y sueños.

96

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

“Mi fiesta de 15 años fue un legrado” “My 15th birthday party was a curettage”

97

Profile of MÓNICA HOLGUÍN GALVIS

Por MÓNICA HOLGUÍN GALVIS Comunicadora social y periodista nacida hace 30 años en Cali. Ha trabajado en el diario Q’hubo, El País, La Opinión y Vanguardia Liberal, ha cubierto temas judiciales, económicos y variedades. Actualmente es periodista en el Ministerio de Defensa.

T

Social media communicator and journalist, born 30 years ago in Cali, Colombia. She has worked for the newspapers Q’hubo, El País, La Opinión and Vanguardia Liberal and has covered legal, economic and general news stories. She is currently a journalist for the Defense Ministry.

Los benditos hijos de Lorena

The blessed children of Lorena

98

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Tener el corazón amarrado a los hijos cuando uno está lejos, es una gran razón para volver a ellos más rápido. Así me sucedió estando en la guerrilla, mis muchachos los había dejado con el papá para dedicarme a esa vida que no me dejó más que sufrimiento y un hoyo profundo en el pecho por el tiempo que desperdicié sin ellos.

To have a heart tied to children when you are far away is a great reason to get back to them sooner. This is what happened to me by being part of the guerrilla. I left my boys with their father to dedicate myself to that life, which left me with nothing but suffering and a deep hole in my heart for the time I wasted without them.

En mi ausencia supe que una de mis muchachas era novia de un miliciano. Cuando me enteré, fui hasta ella y sin dudarlo le di una ‘juetera’ porque yo le había recalcado que con esos tipos no se podía meter.

In my absence, I realized that one of my daughters became involved with a militiaman. When I heard about it, I went to her and without hesitation gave her a piece of my mind because I had drilled it into her that she couldn’t get involved with those guys.

Claro, mis dos hijas –de 14 y 17 años– estaban bonitas, señoritas y los milicianos sabían que eran mías y las deseaban, además creían que como yo estaba en la jugada (guerrilla), iba a dejarlos. Pero yo no podía permitir que ellas tuvieran la misma suerte que yo tuve por falta de oportunidades. Mis hijos estaban para vivir otra vida lejos de la ideología guerrillera.

Of course, my two daughters –one 14 years old and the other 17– were beautiful young women and the militiamen knew that they were mine and desired them, plus they thought that because I was part of the guerrilla movement, I would not mind. But I could not allow them to have the same misfortune that I had due to lack of opportunities. My children were to live a different life, far from the guerrilla ideology.

Como si fuera poco supe por esos días que uno de mis hijos menores ya estaba haciendo mandados

In addition, I’ve heard that one of my younger children was already running errands for one of the

Los benditos hijos de Lorena The Blessed Children of Lorena

99

para un jefe guerrillero. Eran cosas pequeñas, comprar cigarrillos, llevar una remesa, pero ni él ni mis hijas podían seguir en esas porque así es que los jalan para el monte. Dígamelo a mí que yo hacía lo mismo: yo reclutaba gente pa’ la guerrilla. Fue cuando sumé todo lo que no me gustaba o me intranquilizaba de estar con la guerrilla y me resolví a salirme de allá.

A esas tierras, en el Alto de Orteguaza en el Caquetá, llegué en el 2000, desde Garzón (Huila). Tenía 27 años y con una niña de 3. Mis otros tres hijos estaban con el papá porque no había espacio ni forma de mantenerlos. Llegué a una vereda del corregimiento El Danubio y allí comencé a trabajar en una finca. Me iba bien porque yo era toda conversadora y el patrón me tenía confianza, entonces me daban hasta las cosas de aseo personal y podía ahorrar mi platica. Sin embargo, la vida se me amargaba cuando pasaban milicianos y me preguntaban qué hacía yo. Incluso una vez, ‘Samuel’, uno de los jefes del frente 3 de las Farc, un hombre de bozo grande y negro, como de mariachi, me decía que entre los milicianos ya corría la voz que una “tales” estaba infiltrada en la vereda y que era informante del Gobierno. Claro que él estaba hablando de mí, pero yo siempre le respondía “pues esa no soy yo, porque no tengo nada que esconder; yo vine acá fue a trabajar”. A los 8 meses de ‘camellar’ allá ya tenía ahorrados 800 mil pesos y pude comprarme una finquita en la vereda San Vicente: tenía casi una hectárea y una casa chiquita con un cuarto, una cocinita, un baño y ya. Eso no importaba porque al final tenía espacio propio. La tierra era fértil, sembraba yuca, el plátano y el café.

100

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

heads of the guerrilla force. The tasks were small, buying cigarettes, carrying packages, but neither he nor my daughters could follow my path because that is the way they take them into the mountains. Tell me about it! I was doing the same thing: recruiting people for the guerrilla force. It was when I thought about everything that I disliked or that made me uncomfortable with the guerrilla forces and decided to get myself out of there.

I came to those lands, in Alto de Orteguaza in Caquetá in 2000 from Garzón (Huila). I was 27 years old and had a 3-year-old daughter. My other three children stayed with their father because I did not have space or a way to provide for them. I got off on the curb at the corregimiento El Danubio, and there I began to work on a farm. I did well because I was very talkative and the patron trusted me, they gave me personal hygiene items so I could save a little money. However, I was getting more and more bitter whenever I passed by militiamen and they asked me who I was. One time, “Samuel”, one of the heads of Front 3 of the Farc, a man with a large, dark mustache, like a mariachi player, even told me that among the militiamen, they were saying that someone had infiltrated the village and was acting as a government informer. He was clearly talking about me, but I always responded, “Well, that’s not me, because I don’t have anything to hide; I came here to work”. After 8 months of working there, I had already saved 800,000 pesos and could buy myself a little property in the San Vicente area: I had about a hectare and a small house with a living room, a small kitchen, a bathroom and that’s it. It didn’t matter since at the end of the day, I had my own space. The earth was fertile, I planted yucca plants, plantains and coffee.

El ingreso

Entering in

Pasó un año y los comandantes ‘Ramiro’ y ‘Federico’ lideraron un encuentro y nos dijeron que tenían orden del bloque central para reclutar civiles y que ahí definirían quienes se iban a organizar con la guerrilla. A mí no me sonaba la idea pero al final terminé afiliándome a la Junta de Acción Comunal de San Vicente, donde fui secretaria general. Pero eso es un ‘parapeto’, porque las Farc manejan la junta y a la gente, para su beneficio.

A year passed by and the commanders “Ramiro” and “Federico” held a meeting and told us that they had orders from central command to recruit civilians and that they would define who would work with the guerrilla force. I did not like the idea, but in the end I ended up affiliating with the Community Action Council of San Vicente, where I was Secretary General. But at the end of the day, the Farc manage the council and the people for their own benefit.

Días después otro comandante, ‘Fernando’, me invitó a otra reunión en zona montañosa de San Vicente, monte adentro. Fue la reunión más larga de mi vida porque duramos tres días hablando de las políticas y los ideales de la guerrilla, temas que en realidad poco me interesaban porque lo que quería de ellos era que me ayudaran a mejorar mi situación económica. Ese día era decisivo porque se definía si me dedicaba al PC3 (Partido Comunista Clandestino Colombiano) o me iba de miliciana.

Al final elegí meterme al PC3 porque en ese grupo no tenía que estar uniformada, ni cargar armas y solo se dedicaban a hablar de sus ideales; después supe que otra de las tareas camufladas era llevar gente pa la guerrilla y pues me tocó hacerlo. Como me fue bien cuando tenía que hablar, fui avanzando y me convertí en la secretaria de la dirección de radio de los ‘cuchos’ que manejaban el PC3, que son los que tienen contacto directo con los comandantes. Allá tenía que hacer las actas para mandar al bloque central, manipulaba la papelería, ayudaba a reclutar gente, era una ‘todera’. Todo iba bien hasta que llegó un señor que era de los ‘duros’ del PC3 y en una reunión se disgustó por un papel que él no había podido hacer y yo, sin dificultades,

Days later, another commander, ‘Fernando’, invited me to another meeting in the mountainous area of San Vicente, deep in the mountain. It was the longest meeting ever, since we spent three days talking about the politics and ideals of the guerrilla forces, topics that truly were of little interest to me because the only thing I wanted from them was to help me improve my financial situation. That was a momentous day for me because it defined whether I would devote myself to the PC3 (Clandestine Colombian Communist Party) or if I would enter the militia.

In the end I chose to go into the PC3 because I would not have to wear a uniform in that group, nor would I have to carry weapons, we would just talk about their ideals. Later I found out that another one of their hidden tasks was to bring people into the guerrilla forces, and I ended up doing it myself. Since I did well when I had to speak, I went forward and became the Secretary of the Radio Department for the “seniors” who managed the PC3, who are the ones who have direct contact with the commanders. There I had to record the minutes to send to central command, handle the paperwork, help recruit people. I was a “jack of all trades”. It was all going well until a man arrived who was one of the higher-ups at the PC3, and in one of the meetings he was upset with

Los benditos hijos de Lorena The Blessed Children of Lorena

101

‘Canoso’ se llevó todo

“Canoso” took everything

Para el 2003 yo me había conseguido mi marido, otro guerrillero al que todos conocían como ‘Canoso’, antes de él había estado tentada a irme con ‘el Llanero’, un joven miliciano que tenía un algo que me gustaba.

By 2003, I got married to another guerrilla fighter who everyone knew as “Canoso”. Before him, I had been tempted to go out with “El Llanero”, a young militiaman who had something that I liked.

Estando con ‘Canoso’ hice parte del grupo de inteligencia de las Farc. A veces me preguntaban los mismos compañeros si no me daba miedo estar haciendo eso y la respuesta era no. Mi personalidad extrovertida me permitía acercarme a los soldados del Ejército y hablar abiertamente con ellos, sin que supieran quién era yo, y les sacaba todo.

Sin embargo lo que me ‘cabreaba’ era que la gente a mí alrededor ya me asociaba como la mujer de ‘Canoso’ y que era guerrillera. No faltaba un ‘sapo’ que me echara al agua y eso me causaba incomodidad porque mi hija menor ya estaba un poco más grandecita y no quería que ni ella, ni sus hermanos supieran que su mamá era guerrillera. lo hice. Él sintió que yo lo quería bajar de rango, pero esa no era mi intención.

102

a document that he could not have done and that I did myself without difficulty. He felt that I wanted to lower his rank, but that was not my intention.

Tiempo después me reencontré con ‘Samuel’, el camarada que me había reclutado. Yo le conté la situación que yo viví en el PC3 y él me dijo “Efraín Vargas está celoso de usted”. Yo no entendía por qué un hombre que llevaba una vida al servicio del PC3 iba a sentir celos de una vieja como yo, con la que no tenía nada que perder.

Some time later I met with “Samuel” again, the comrade who had recruited me. I told him about my situation in the PC3, and he told me, “Efraín Vargas is jealous of you”. I did not understand why a man who lived his life in service of the PC3 would feel jealous of a girl like me, against whom he had nothing to lose.

El caso fue que ‘Samuel’ le dio solución a mi pequeña tortura, porque propuso que me fuera para donde los sastres que hacen los uniformes a que les hiciera de comer. Yo le dije que no había problema, que con gusto me iba con tal de no tener nada que ver con el señor ese, que incluso me podía mandar a joder, y así fue.

The truth was that “Samuel” gave me a solution to my little torment, because he suggested that I should go where the tailors make the uniforms to cook for them. I told him that it was no problem, that I would gladly do that so as to have nothing to do with that man, what he could even send me to hell, and that was that.

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Trataba de no ser descubierta, aunque ante los ojos de Dios yo era una miliciana pecadora porque sabía que lo que hacía estaba mal. Las peores sospechas que podían levantarse eran las del Ejército y así lo empecé a presentir el día que el capitán Restrepo llegó a mi casa con 12 de sus soldados a pedirme el favor de que los dejara dormir ahí. Yo estaba nerviosa porque cerca a la casa habían equipos de la guerrilla, eran del ‘Canoso’, y si los descubrían se iba a caer la cortina de humo alrededor mío. En la guerrilla siempre tuve varios sobrenombres: ‘Lorena’, me llamaban cuando recién ingresé; ‘Isabel’, porque toda mi vida me habían dicho así; ‘Sonia’ me decían los del PC3 y ‘Churuca’, porque me la pasaba con un señor que le decían ‘Churuco’.

While I was with “Canoso”, I became part of the Farc intelligence group. Sometimes those same companions asked me whether I were afraid of being part of the group, and my response was always “No”. My extroverted personality allowed me to get close to Army soldiers and speak openly with them without them knowing who I was, and I got everything out of them.

However, what “pissed me off ” was when people around me knew that I was married to “Canoso,” and therefore, a guerrilla fighter. There were no shortages of “loose lips that could sink ships,” and that greatly worried me because my youngest daughter was getting bigger and I didn’t want her or her brothers to find out that their mom was a guerrilla fighter. I tried not to be discovered, although in the eyes of God, I was a militant sinner because I knew that what I was doing was wrong. The worst suspicions that could arise were the ones from the Army, and I began to sense such when Captain Restrepo arrived at my house with 12 of his soldiers to request that I let them sleep there, if I so pleased. I was nervous because there was some guerrilla equipment belonging to “Canoso” around the house, and if they discovered them, the smoke screen around me would fall. I had several nicknames in the guerrilla forces: “Lorena” is what they called me when I first entered; “Isabel”, because all my life it had been so; “Sonia” is what the PC3 named me, as well as “Churuca”, because I went out with a man called “Churuco”.

Los benditos hijos de Lorena The Blessed Children of Lorena

103

Para 2009 mi relación con ‘Canoso’ tambaleaba por varios problemas, hasta que supe, sin que nadie me lo cantara, que el desgraciado violó a mi hija mayor. Lo supe porque empecé a notarla rara y lloraba mucho en las noches, entonces un día le pregunté qué le pasaba, que si ese man le había hecho algo. Ella no contestó y se puso a llorar más, entonces sí era lo que yo pensaba. Fui a hacerle el reclamo al ‘Canoso’ y no me dijo nada, se hizo el loco y eso me lo confirmó. Yo estaba verraca y podía hacer una locura, pero como él era jefe mejor me fui donde el comandante para contarle y que ellos hicieran algo. El ‘cucho’ no dijo nada y solo comentó que había que mirar, que eso no lo hacía un comandante. Le contesté que si ellos no hacían nada yo lo hacía, pues estaba decidida a meterle un tiro; de algo me tenían que servir los cursos que nos dieron de manejo de pistolas y de fusil. Empecé a desilusionarme de las Farc. Cuando regresé a la casa a darle plomo con las mismas armas que él guardaba en el patio, ya no estaban ni él ni los AK-47 ni las pistolas ni las granadas. Volví a ver a ese desgraciado años después; el descarado quería volver conmigo. Cuando el frente 3 se enteró del escape de ‘Canoso’ empezó a tenerme desconfianza, porque me asociaban con traición, que de pronto él, donde estuviera, pudiera delatarlos por medio mío y eso me molestaba porque no era así. No tenía ni idea donde estaba metido ese hombre.

Llegó el final Ya cansada la guerrilla, que no es más que una mafia en la que se mueve la envidia, la plata mala y los chismes, decidí hacer algo útil conmigo misma.

104

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

By 2009, my relationship with “Canoso” was teetering due to many problems until I found out, without anyone telling me, that the bastard had raped my eldest daughter. I found out because I began to see that she was acting strangely and cried a lot at night, then one day I asked her what happened, whether the man had done anything to her. She did not answer and just began to cry more, so I knew that it was what I thought.

Me presenté ante los comandantes del frente 3 y les expresé que ya no quería seguir con ellos porque tenía mis hijos, quería poner un negocio y tener una vida normal, sin el susto de que me fueran a coger. Pero la gran verdad era que no quería que nadie de mi familia estuviera con ellos; ya había ‘cascado’ una hija por estar de novia con un miliciano y regañado a un hijo por andar haciendo favores y entonces es problema tenía que arrancarlo de raíz.

I presented myself before the commanders of Front 3 and told them that I no longer wanted to follow them because I had my children to think about and wanted to start a business and have a normal life without being scared of being hunted down. But the reality is that I did not want any of my family to be with them; I had already “cracked down on” one of my daughters because she was dating a militiaman and scolded one of my sons for doing favors for them, so it was a problem that I had to pull up by its roots.

I went to ‘Canoso’ to accuse him, and he told me nothing. He ignored me, and that confirmed it for me. I saw nothing but red and could have gone crazy, but as he was the head, it would be better for me to go tell the commander and have them do something.

Cuando les manifesté mi pensamiento, no tenía la plata de la multa que me tocaba pagar para salirme de las Farc.

When I told them of my thoughts, I could not pay the price they set out for me to leave the Farc.

The ‘senior’ said nothing and only remarked that he had to go see, that it was impossible for a commander to do something like that. I responded that if they did not do anything, I would, because I was determined to shoot him. Somehow what I learned about weapons was finally going to be useful. This is when I began to become disillusioned about the Farc. When I returned home to put lead in him with the same weapons that he kept on the patio, he was no longer there, nor were the AK-47s, pistols or grenades. I saw that bastard again years later; he brazenly wanted to get back with me. When Front 3 heard about the escape of ‘Canoso’, they began to distrust me, because they thought that he could use me to denounce them, and that offended me, because it was not true and I had no idea where that man scurried off to.

Reaching the end Utterly tired of the guerrilla movement, which was nothing more than a mafia which peddled in envy, blood money and gossip, I decided to do something useful with myself.

En un comienzo me cobraron 500 mil pesos, pero les dije que no los tenía, pero que hacía el compromiso de pagarles 300 mil en los días venideros, para que me dejaran en paz. Al mismo tiempo me estaba convirtiendo en blanco del Ejército, que, me enteré ya cuando estaba desmovilizada, tenían información sobre lo que yo hacía.

Fue en ese momento en donde decidí contar todo. Me puse en contacto con el teniente Daza del Ejército. Él escuchó mi historia y me ayudó para salirme de la guerrilla. El 30 de septiembre del año pasado, con 42 años, me desmovilicé: duré tres días en un batallón del Ejército en Florencia (Caquetá) donde me hacían preguntas, luego me mandaron a Bogotá y de ahí me vine al pueblo a rehacer mi vida con los muchachos. No he sentido que la guerrilla me haga seguimiento porque he cortado todo nexo con ellos, sin embargo, me arrepiento de haber burlado la ley y, lo peor, de haber quemado 13 años de mi vida peleando por ideales que no valen la pena. Eso sí, donde vea al ‘Canoso’, me las paga.

At first they charged me 500,000 pesos (200 USD), but I told them that I did not have that amount. I told them that I could promise to pay them 300,000 in the coming days so that they would leave me be. At the same time, I was becoming a target of the Army, which, I was told when I demobilized, had information about who I was.

It was at that point that I decided to spill the beans. I came into contact with Army Lieutenant Daza. He listened to my story and helped me leave the guerrilla forces. On September 30 of last year, at the age of 42, I demobilized: I spent 3 days in an Army battalion in Florencia (Caquetá), where they asked me questions, then they sent me to Bogotá, and from there I came to the city to make my life again with my children. I have not felt that the guerrilla forces have tracked me because I have cut all contacts with them. However, I regret having flaunting the law and, what’s worst, having wasted 13 years of my life fighting for ideals that were not worth it. That being said, if I ever see “Canoso” again, I’m going to make him pay for everything he did.

Los benditos hijos de Lorena The Blessed Children of Lorena

105

Por DIEGO FAJARDO

Profile of DIEGO FAJARDO

Periodista con alta trayectoria en medios de comunicación. Ha sido periodista del noticiero de NTC y en varios proyectos de los canales de televisión RCN y Caracol. También ha sido asesor de comunicaciones de varias entidades oficiales. Ha ganado varios premios de periodismo, entre ellos, el Simón Bolívar.

Journalist with a background in Media. He has been a reporter for the news program NTC and several projects in TV Broadcast as RCN and Caracol. Also He has been an advisor to NGOs. He has won several journalism awards , including the Simon Bolivar.

c

Los años perdidos The lost years

Cada palabra de Luis Ernesto Quintero está llena de amargura, de mucha amargura. Siendo un niño de 12 años fue reclutado por las Farc y permaneció en ese grupo por 25 años. Hoy asegura que, tras de más de dos décadas ‘de tristezas’, solo quiere reiniciar su vida en el lugar del que nunca debió salir: el campo.

Each Luis Ernesto Quintero’s word is full of bitterness, a lot of bitterness. Being a 12 year old boy he was recruited by the Farc and remained in that group for 25 years. Today he ensures that after more than two decades ‘of sorrows’, just wants to restart his life in the place that never should go: the countryside.

¿Por qué ingresó a las Farc?

¿Why did you join the Farc?

Yo estaba trabajando en una finca, tenía 12 años. Un año atrás había perdido a mi papá porque las Farc lo habían asesinado. Era el mayor de la casa y al ver que mi familia, mi mamá y mis ocho hermanos estaban muriendo de hambre, me fui con el hermano que me seguía en edad a trabajar en la vereda Cuesta Plata, cerca de Pueblo Bello (Cesar). Yo cogía café y arreglaba los potreros.

I was working on a farm, I was 12. A year ago I had lost my dad because the Farc had assassinated him. He was the eldest of the house and looked after my family, my mother and eight brothers were starving, I went with the brother who followed me in age to work in the village Cuesta Plata, near Pueblo Bello (Cesar). I grabbed coffee and managed pastures.

Cuando estaba en eso llegaron unos guerrilleros y me ofrecieron de todo: que me daban plata para mi familia e incluso que iban a vengar la muerte de mi papa. Yo les creí y me fui con ellos. El tiempo me demostró que fue una mentira.

106

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

At that time that some guerrillas came and offered me everything: they would give me money for my family and even they would avenge the death of my father. I believed them and went with them. Time proved me was a lie.

Los años perdidos The lost year

107

¿Pero la muerte de su papá debió ser una de las razones más fuertes?

But your father’s death must have been one of the strongest reasons?

Claro. A mi papá lo asesinaron unos milicianos de las Farc porque lo acusaron de ser ladrón. Mi papá era un hombre de negocios, vendía una cosa u otra. Él era un hombre sano, no tenía vicios. Pero una familia que vivía cerca le tenía envidia y ellos eran aliados de las Farc y dijeron que mi papá era ladrón y lo mataron. Yo los quería encontrar para hacerles lo mismo. Nunca pasó.

Sure. My dad was murdered by some Farc militiamen because he was accused of being a thief. My father was a businessman, selling one thing or another. He was a healthy man, had no vices. But a family who lived nearby was jealous and they were allied with the Farc and told my dad was a thief and killed him. I wanted to find to make them the same. It never happened.

¿Cómo fueron los primeros días en la guerrilla?

How were the early days of the guerrillas?

Yo arranqué y comencé a caminar de día y de noche, con lluvia o sol. Eso fue muy duro para mí porque, aunque yo había sufrido mucho por las necesidades de mi familia, allá fue peor. Las jornadas eran muy duras y la comida muy poca. Al final me fui adaptando.

I started walking day and night, rain or shine. That was hard for me because, although I had suffered greatly from the needs of my family, it was worse. The days were very hard and very little food. At the end I was adapting myself.

¿Cuáles fueron sus primeras responsabilidades en el monte? Me llevaron al curso básico y allá demoré ocho meses. Después me sacaron y me llevaron para el Magdalena a trabajar. Allí me dediqué a apoyar las labores de organización de masas. Yo daba seguridad mientras otros guerrilleros daban los discursos a los pobladores de las veredas cerca de Santa Marta. Luego yo aprendí cómo hacerlo y me encargué de dar los discursos. En eso duré cuatro años.

¿Y después? Me pasaron a una compañía de orden público. En esa época tenía 19 años. Me tocaba andar de vereda en vereda buscando al Ejército, haciendo inteligencia para atacarlos y a la Policía. Nos tocaba duro porque cuando hacíamos esas operaciones teníamos que huir de los bombardeos del Ejército.

108

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

What were your first duties in the jungle? They took me beyond the basic course and it last eight months. Then they took me out to the Magdalena to work. There I dedicated myself to support the work of mass organization. I gave security while other guerrillas gave speeches to the inhabitants of the villages near Santa Marta. Then I learned how to do it and was in charge of giving speeches. I lasted four years doing that.

¿And then? They move me to a public order company. At that time I was 19 and I had to go from village to village looking for the Army. Doing intelligence work in order to attack them and the police. We had a tough work because while we did those operations, we had to flee from the Army’s bombing. pasaron a una compañía de orden público. En esa época tenía 19 años.

¿Tenía temor?

Where you afraid?

Eso me daba duro. Los combates era lo que más me daba miedo. Incluso en una ocasión resulté herido en un brazo y en una pierna. Yo estuve al menos 15 veces metido en bombardeos. Al final también me adapté y eso se vuelve como ir al baño. Así duré ocho años.

It was hard to me. I was most afraid of combats. I was even injured on an arm and a leg. I was at least 15 times on bombings. At the end, I adapted and that was as common as going to the toiled. I was like this for eight years.

¿Y en ese tiempo cómo era la vida en el interior de la guerrilla? A todos nos trataban muy mal no solo de palabra. Por cualquier cosa lo sancionaban a uno y le pegaban.

¿Qué cosas tuvo que presenciar? Yo tuve que ver al menos 12 fusilamientos. En la mayoría de los casos los acusaron de ser infiltrados. Ni siquiera investigaban y simplemente los amarraban y los mataban. A mí me daba muy duro ver esta situación.

¿Algo más lo marcó? Me parecía muy injusto como trataban a las mujeres. Ver cómo las sometían a trabajos muy duros y les ponían a cargar morrales y utensilios para hacer caminatas muy largas. Muchas no aguantaban y se tiraban al suelo llorando. A nosotros nos tocaba ayudarlas porque de lo contrario venían los patrones (comandantes) y las trataban mal. Y ni hablar de los abortos. Allá las mujeres no tienen derecho a ser mamás.

En el 2002 su vida comienza a cambiar. ¿Qué pasó? En ese año las cosas se fueron apretando porque había más seguridad, más Ejército, más policía, más persecución. Entonces me enviaron a Venezuela y duré allá casi 10 años. Allá volví a dedicarme a lo que hacía de niño: limpiaba

How was the life inside the guerrilla at that time? Everyone had a very bad treatment, not only by words. One got punishment for everything, and got beaten.

What things did you have to see? I had to see at least 12 shootings. Most of the times they were acussed to be infiltred. They didn’t even investigate, they simply got tied and killed them. It was so hard to me to see that situation.

There was something else that marked you? For me it was unfair the treatment to women. To see how they were given a very hard work, they had to carry heavy backpacks and tools, then do very long journeys. Many of them couldn’t stand and throw theirselves to the floor crying. We must help them, on the contrary the commandants came and punished them. Not to mention about the aborts. Women there do not have the right to be mothers.

In 2012 your life came to a change, what happened? In that year things got more difficult, because there was more security, more Army and more prosecution. Then they sent me to Venezuela and I lasted there almost 10 years. On there I did what I used to do when was I child. Cleaning fields, caring chicken, portks, crop yucca, plantain and corn.

Los años perdidos The lost year

109

potreros, cuidaba pollos, marranos, cultivaba yuca, plátano y maíz.

And the autorities chased you out there?

¿Y allá los perseguían las autoridades?

In Venezuela no. I do not if there is an agreement there. But there, guerrillas are not molested.

En Venezuela no. No sé si hay un convenio, pero allá a la guerrilla no la molestan.

Pero igual también tuvo problemas estando allá. Sí. Tuve un accidente en un trapiche. La máquina me cogió el brazo derecho y me lo partió en cuatro partes. Me atendieron en el hospital de Machique. Yo dije que el accidente había ocurrido en mi finca; al otro día llegó un guerrillero y trajo 60.000 bolívares para pagar la cirugía. Allá la guerrilla tiene muchas fincas en las que pone a los guerrilleros a cultivar, a criar ganado y marranos. Pero toda la plata que se produce se la quedan los patrones y uno no ve nada.

Y si estaba tranquilo, ¿por qué regresó a Colombia? Yo me aburrí de estar allá y de que siempre me trataban mal. No era persona, era una cosa, siempre me hacían sentir que no valía nada. Yo me devolví con una comisión que pasó a Colombia. Duré un año acá y luego volví a Venezuela a hacer lo mismo, aunque a veces entraba al país para hacer ataques al Ejército y a la policía, pero siempre pasaba de nuevo a Venezuela.

¿Y cuándo decide que se va a salir de la guerrilla? Yo me aburrí porque después de casi 25 años nadie me valoraba y a pesar de que era juicioso para trabajar, no tenía un solo peso para mí.

110

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

But, being there you faced troubles anyway. Yes, I had an accident in a trapiche. The machine got my right arm and cutted it in four parts. I received medical attention in Machique hospital. I said that the accident had occurred in my farm. The next day a guerrilla came and brought 60.000 bolivares to pay the surgeon. The guerrillas have many farms there where they put the guerrilla to crop, to raise livestock and porks. But all money that were produced was for the bosses and I one do not see anything.

If you were undisturbed, why did you came back to Colombia? I was bored to be there and always get bad treatment. I was not a person there, I was an object, they always made me think I worthed nothing. I came back with a commission that passed to Colombia. I lasted a year here and then I went back to Venezuela to do the same, but sometimes I entered the country to attack the Army and the Police, but I always went back to Venezuela.

When did you decided to leave the guerrillas? I got bored, because after almost 16 years nobody valued me. And despite I was judicious to work, I didn’t have a penny to me.

Los años perdidos The lost year

111

Pero tuvo una motivación adicional…

But you had an additional motivation…

Sí. En el 2011 conocí a mi pareja. Ella es una indígena wayuu que habían reclutado cuando tenía solo 14 años. Ella estaba con el frente 19 y yo con el 59. Convencí al patrón de ella y al mío para que la dejaran estar conmigo y nos autorizaron. Cuando estábamos solos hablamos de las cosas y ella me decía que estaba muy aburrida. Yo le decía que también y que nos íbamos a volar, pero que teníamos que ser pacientes porque cualquier error y nos matan.

Yes, In 2011 I knew my couple. She is a Wayuu indigenous that they had recriuted when she was just 14. She was in the Front 19 and I was in the 59. I conviced her boss and mine to let her being with me and they agreed. When alone, we talked about things and she told me that she was very tired. I told her I was too and we will fleed. But we had to be patient because any mistake would mean death.

¿Cómo fue la fuga?

We took advantage that we were sent to a comission from Venezuela to Guajira. In a guard shift we escaped. I could locate a sister who lived in Barrancas and there she picked us and led us to Valledupar to my mother’s place. I was so scared because all the way I thought they would kill us.

Aprovechamos que nos enviaron en una comisión desde Venezuela a La Guajira. En un turno de guardia nos volamos. Yo logré ubicar una hermana que vivía en Barrancas y allá nos recogió y nos llevó para Valledupar donde mi mamá. Yo tenía mucho susto porque todo el camino pensaba que nos iban a matar.

Imagino que el encuentro con su mamá fue muy emocionante... Cuando llegué allá fue como morir y volver a nacer. Llevaba 16 años sin ver a mi mamá. Fue algo hermoso. Mi mamá me abrazaba y me decía de todo. Pero también sentí tristeza por todo ese tiempo que la había abandonado y solo hasta ese momento la volví a recuperar.

¿Y la desmovilización? Yo tengo un medio hermano que es abogado. Él habló con la brigada del Ejército en Valledupar y vinieron a la casa de mi mamá unos militares. Hablamos de las cosas, de cómo iba a ser la ayuda que nos iban a dar y nos convencieron.

112

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

¿How was the fleed?

I imagine that the meeting with your mother was so exciting… When I got there it was like dying and living again. I lasted 16 years without seing my mother. It was beautiful. My mother hugged me and told me many things. But I also felt sadness because all that time that I had abandoned her and just until that moment I recovered her.

¿And the demobilization? I have a stepbrother who is a lawyer. He talked to the Army brigade in Valledupar and some militars came to my mother’s home. We talked about the matters, about how will be the aid that they will give us and they convinced us.

¿Y qué balance hace ahora, después de tanto tiempo en la guerrilla?

What is your balance after so many years in the guerrillas?

Mi balance es que todos esos años fueron perdidos. Yo creo que mi mamá vive ahora en la pobreza por culpa mía, porque yo debí haberme quedado y ayudarla. Yo pude haber hecho cosas mejores para ella y mi familia.

My balance is that all these years were lost. I think that my mom lives now in powerty because me. Because I should stay and help her. I could have done better things for her and my family.

¿Y su pareja qué dice? Mi pareja me dice que también le pesa haberse ido para la guerrilla porque a ella la sacaron unos guerrilleros cuando estaba en tercero de bachillerato. A ella nunca le gustó esa vida porque ella era la consentida de la casa.

¿Aún tiene ese sentimiento de venganza contra quienes mataron a su papá? No. Supe que los paramilitares mataron a tres y el que disparó contra mi papá quedó inválido y vive en Cúcuta. Pero eso ya se lo dejo a mi Dios.

¿Ahora qué quiere hacer? Quiero montar un galpón de pollos porque yo sé trabajar eso y da plata. Igual, quiero montar una marranera. Mi señora, que ahora tiene 20 años, quiere trabajar conmigo, pero también quiere ser modista. Yo quiero volver a mi tierra y montar ese negocio en Valledupar.

¿Qué piensa ahora que ha dejado por completo la vida en la guerrilla? Creo que trabajando juicioso y haciéndole el bien a la gente todos salimos adelante. Y espero tener muy pronto mi propia empresa de la mano de los buenos corazones, no como los que hay en la guerrilla, donde solo se enriquecen los patrones y los de la base llevamos del bulto.

What does your couple say? My couple says that she also regret to have joined the guerrillas, because she was taken by guerrillas when she was in third grade of secondary school. She never liked that life because she was the spoiled girl of the family.

Do you still have that feeling of revenge against the ones who killed your father? No, I knew that the paramilitars killed three people and the one who shooted my father now is a handicapped person and he lives in Cucuta. So now God will decide.

What do you want to do now? I want to open a chicken coops because I know how to do it and it gives money. I also want to crow porks. My wife, who is 20 years old now wants to work with me, but she also wants to be a dressmaker. I want to go back to my hometown and open that business in Valledupar.

What do you think now that you have left the guerrilla definitely? I think that working hard and doing well everyone gets ahead. I hope to have my own company with the help of goodhearted people. Not as the ones in the guerrillas, where only the bosses get rich and the low levels keep working.

Los años perdidos The lost year

113

Profile of GINA NATALIA SEGURA

Por GINA NATALIA SEGURA Bogotá 19 de enero de 1984. Periodista, reportera y productora de contenidos. Ha trabajado para medios como El Espacio y RCN Radio y Caracol Televisión en el cubrimiento de diferentes hechos como orden público, conflicto armado y judicial.

l

Es ganadora de varios premios de reconocidas universidades del país en la categoría de crónica audiovisual y escrita.

Bogotá January 19th / 1984. Journalist reporter and content producer. Has worked for media companies as El Espacio, RCN Radio and Caracol TV coverage of different sources such as public order, and armed conflict. She has won several awards from recognized universities the country, in the category of audiovisual and written chronicle.

Llanto en el Ariari Crying in the Ariari La mañana en que recibió su primer disparo, Jeaneth Castro se había levantado tarde, sobre las 5:50 de la madrugada. A esa hora ya los primeros rayos del sol se habían colado entre la espesura de la maleza que recubre el suroriente de la región del Ariari y casi todos los miembros del frente 43 del bloque Oriental de las Farc ya estaba vestidos y alerta, listos para realizar el parte diario. De repente, decenas de balas comenzaron a silbar entre los árboles cerca de donde se encontraba la joven de 17 años, al tiempo que una columna de humo azul grisáceo comenzó a salir de la ‘rancha’ que servía de cocina para los guerrilleros. Esa mañana del 27 de marzo de 2014, durante la operación militar realizada por la Fuerza de Tarea Omega cayó Fredy Romero Mejía, alias ‘Jaime Crespo’, y fue allí, donde sola, en medio de la selva y con un brazo dormido por un disparo, Jeaneth supo que había tomado la peor decisión de su vida. Quince meses atrás, la joven morena de grandes ojos y voluptuosa figura aún se paseaba tranquila

114

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

In the morning when she got her first shoot, Jeaneth Castro has got up late, about 5:50 in the early morning. By that time, the first sun rays had been cast on the thickness of the weed covering the southeast of the region of the Ariari, and 90 percent of the 43 Front of the Eastern Block of the Farc was dress and alert, ready for the daily report. Suddenly, tens of bullets began to whistle among the trees near the 17 years old young woman, and a column of blue-gray smoke began to come out from the ranch, that was used as kitchen for the guerrillas. That morning of March 27, 2014, during the military operation done by the Omega Task Force, Freddy Romero Mejia, alias ‘Jaime Crespo’, was killed. It was in that place, alone in middle of the jungle and a numbed arm by a gunshot, Jeaneth knew that she was taken the worst decision of her life. Fifteen months before, the young brunette big-eyed and voluptuous figure still wandered calmly between the cold Bogota and the municipality of Puerto Rico (Meta) visiting Don Orlando Castro, her father, a man of peasant tradition that had decided to leave Jeaneth

Un llanto en el Ariari Crying in the Ariari

115

entre la fría Bogotá y el municipio de Puerto Rico (Meta), visitando a Orlando, su padre, un hombre de tradición campesina que había decidido dejar la tarea de crianza de Jeaneth y su hermano a otras personas y comenzar una nueva vida con una mujer llanera. La joven, con tan solo 15 años, viajaba con frecuencia de un hogar a otro por las constantes peleas con sus progenitores y sus padres putativos por cuestiones típicas de la edad: llegar tarde a casa, no hacer oficio, obtener malas notas en el colegio. Y en ese ir y venir se encontró de frente con el rostro del engaño disfrazado en la oportunidad de convertirse una mujer independiente, sin ataduras. Por primera vez, Jeaneth vio con buenos ojos la posibilidad de entrar a la guerrilla de las Farc. Serían las 9 de la noche del 9 de enero de 2013, luego de una discusión familiar, cuando fue a una tienda del pueblo; allí fue vista desde la distancia por tres hombres ataviados con camuflado y botas llaneras, la vestimenta típica de la guerrilla en el sector. Jeaneth, enfadada aún porque no la habían dejado salir a una fiesta, se dirigía hacia la finca cuando fue interceptada por el más joven de los tres guerrilleros, un hombre alto con ojos almendrados. “No te dejes mandar más por tu papá, vente con nosotros. Los jóvenes debemos buscar la independencia, salir de las naguas de los viejos. Aquí en la guerrilla se sufre, pero también se goza; tú solo dinos y nosotros te venimos a buscar”, le dijo el muchacho mientras se aferraba a su fusil. Jeaneth no dijo nada, solo asintió con la cabeza y salió corriendo hacia su casa, dejando atrás al guerrillero. La mañana siguiente, luego de haber preparado un rápido desayuno, la joven salió a tomar el sol en una hamaca que estaba a un costado de la casa. Hasta allí llegó en una moto azul uno de

116

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

and her brother’s parenting duties to other man and start a new life with another llanera woman. The young woman, just 15 years old, for several months came and go alone from the Colombian capital, where she lived with her mother and stepfather, to Don Orlando’s farm. Always escaping from one and another parent because the penalties given for coming late home, not doing the household chores, and getting bad grades at school. In this to and from, in these typical quarrels of a girl her age, she found herself face to face with the deception disguised as a chance to become an independent woman, no strings attached. For the first time, Jeaneth look favorably upon the possibility of joining the Farc. It was about 9 p.m. of January 9, 2013, after a family quarrel, she left to a village shop. There she was seen by three men dressed in camouflage and boots, the typical guerrilla way of dressing in that place. Jeaneth, still angry because she was not allowed to go to a party, was heading to the farm when was intercepted by the youngest of the guerrilla men. A tall, almonded-eyed man. “Do not let yourself be commanded by your father, come with us. Youth must seek independence, leaving the petticoats of old people. Here in the guerrilla you can suffer, but you also can enjoy; you just tell us and we will come back for you”, the young man told her while he clutched his riffle“, Jeaneth said nothing, only nodded and ran toward home, leaving behind the guerrilla man. The next morning, after having prepared a quick breakfast to his father and ask for few thousand pesos for a juice bag, she went to sunbathe in a hammock that was on the left side of the house; there one of the boys who saw last night arrived on a blue bike. Without a word, the man gave her a yellow paper with some words scribbled laboriously; Jeaneth

los muchachos con los que había conversado la noche anterior. Sin cruzar palabra, el hombre le pasó un papel amarillento con algunas palabras garabateadas afanosamente. Jeaneth reconoció de inmediato la letra de Marcos, el hombre con quien había perdido la virginidad y de quien había estado profundamente enamorada desde los 13 años. En la nota el hombre le decía que desde hacía algunas semanas él se encontraba en el bloque Oriental y que la esperaba con ansias para poder retomar la relación que había quedado en el pasado.

surprised by the gesture of the guerrilla, immediately recognized the handwritting of Marcos, the man whom she had lost her virginity with and the man who she was fallen in love from the age of 13, during these sporadic visits to her father. The man wrote that since some weeks he was already rowed in the Western Block and he was waiting for her to restart the relationship from the past. This love promise was the excuse that the young woman had to make the decision to go to a destination, that time would demonstrate, it was not as rose as she expected.

Esa promesa de amor fue la excusa que la jovencita tuvo para tomar la decisión de irse a un destino que habría de demostrarle el tiempo no era tan rosa como esperaba.

Un llanto en el Ariari Crying in the Ariari

117

Sin retorno No habrían pasado más de tres o cuatro horas luego de la operación militar que abatió a alias ‘Jaime Crespo’ cuando Jeaneth intentó fugarse monte abajo buscando un cambuche para no morir. Ya no se escuchaba el perturbador sonido de las ráfagas de los fusiles ni el griterío de los guerrilleros rasos al ver que estaban siendo abandonados por sus comandantes.

Not more than three or four hours had passed after the military operation that strucked alias “Jaime Crespo”, when Jeaneth tried to return ten or more kilometers looking for a improvised refuge, so she wouldn’t be killed. The disturbing rifle rush shooting and the yelling of the new guerrillas, left behind by their commanders were not heard anymore.

Sin embargo, el temor de ser encontrada por el Ejército o quedar como una prófuga ante la guerrilla le impidió correr. Esa noche, sola, lloró amargamente en medio de la selva.

However, the fear of being found by the Army, or remain as a fugitive of the guerrillas impeded her to run. That night, alone and wept bitterly in the middle of the jungle.

Con el brazo aún sangrando, con un trozo de la camiseta alrededor de la herida para intentar detener la hemorragia, la joven tuvo que esperar casi un día entero a que algún guerrillero la rescatara. Durante el tortuoso camino de vuelta al campamento, la joven, a punto de desvanecerse por la pérdida de sangre y la falta de alimentos y líquidos, recordó en silencio a ‘Dábinson’, la última persona que tuvo la valentía de huir del grupo guerrillero.

With her arm still bleeding, covered only with a piece of her shirt to stop the hemorrhage, she had to wait almost a whole day for some guerrilla to rescue her. During the tourtous road back to camp, the young woman almost coming into shock from the loss of blood, the lack of food and drink, quietly recalled Dábinson, the last person who had the courage to flee the guerrilla stronghold.

El joven, de 20 años, fue su único amigo en el campamento, aquel que la consoló luego de que ella se diera cuenta de que la promesa de amor hecha por Marcos se había quedado solo en el papel, pues cuando llegó al campamento se encontró con que ya estaba haciendo vida con otra subversiva. ‘Dábinson’ le enseñó a hacer a punta de pala los ‘chontos’ (letrinas) y en algunas oportunidades le ayudó con la pesada carga que tenía que poner sobre sus hombros cuando huían del Ejército.

Cuando Jeaneth se enteró de que su amigo había escapado, la joven supo que si lo atrapaban, su muerte iba a ser terrible. Efectivamente, semana y media después,

118

No return

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

The young man, just 20, was perhaps her only friend in the camp, who comforted her after she realized that the promise of love made by Marcos had remained just on paper, because she discovered, after getting to the camp, that He was already living with another subversive woman. Dábinson not only taught her to use the shovel to dig “Chontos” (latrines), but also on several occasions he helped her to carry heavy parcel that had to be taken on their shoulders when they escaped from the Army.

When she found out that he had escaped, she knew that if they found her, she would have a terrible death. Indeed, a week and a half later she heard from one of the commanders boastfully saying that his young companion had been found, he was tied to a tree to the

Un llanto en el Ariari Crying in the Ariari

119

escuchó jactanciosamente de boca de uno de los comandantes que su joven compañero había sido encontrado, amarrado a un árbol al sol y al agua durante ocho días, ejecutado por la espalda y luego enterrado como un animal en un socavón donde sus familiares jamás lo podrían hallar. Recordar aquello, herida y sintiendo que la muerte la acechaba, hizo que no se despegara ni un segundo de la persona que la llevaba de regreso al campamento. Se sentía aferrada a su verdugo. Los vestigios del combate de horas atrás habían quedado esparcidos por todo el lugar; los cuerpos de algunos de sus compañeros muertos ya habían sido recogidos por el Ejército y todos sus objetos personales habían quedado inutilizables. Horas después todo el frente ‘Joselo Lozada’ sabría que durante el ataque había muerto el cabecilla y que habría que reagruparse en otro municipio, lo cual implicaba una larga caminata de varios días. La joven duró 15 días con el brazo infectado y sin medicamento para el dolor. Durante los meses siguientes Jeaneth fue encargada del radio. A través de este pudo enterarse de las atrocidades que sus mismos superiores cometían con la población civil, de las mutilaciones que sufrían los insurgentes más jóvenes por su inexperiencia al instalar minas antipersonal y de los abortos de sus compañeras cuando los comandantes se enteraban de que habían quedado embarazadas. Jeaneth solo aguardaba que su muerte llegara en el momento menos esperado, incluso mientras dormía.

‘Conté con suerte’ Sin embargo, una meningitis y un descuido de la guerrilla en la clínica a donde fue llevaba le permitió huir de la selva y del infierno al que estuvo sometida durante más de 25 meses. “Conté con suerte”, asegura.

120

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

sun and water for eight days, he was shot in the back and then buried like an animal in a adit where his family could never find him. Recalling that, being injured and feeling that death stalked. Made that she wouldn’t separate even for a second from the person that took her back to the camp. She was clinging to her executioner. The vestiges of the war had been scattered all over the place; the bodies of some of her companions killed during the fight had already been collected by the Army; all personal items were left unusable. Hours later, the entire front Joselo Lozada would know that during the attack the leader had died and they would have to regroup in another municipality, which meant a long walk of several days. The girl lasted with her infected arm without pain medication through 15 days. During the following months, Jeaneth was in charge of the radio. Through this she could know about the atrocities that her own seniors commited to the civilians, about the mutilations to which the younger rebels suffered because their inexperience by putting landmines. And the aborts of her companions when the commands found out about their pregnancy. Jeaneth just waited for death coming in the most unexpected moment, even when sleeping.

Hoy, mientras descansa envuelta en un edredón amarillo, cómodamente acostada en una humilde pero acogedora cama a cientos de kilómetros de donde fue reclutada, aún recuerda en sueños y pesadillas los rostros de todas las personas a quienes vio morir, incluso las de los soldados que fueron ejecutados sin piedad. Aún hoy sus nervios están de punta, y hasta el sonido de una olla pitadora la altera, pues dice que es muy similar al de las bombas que lanzan los aviones en la espesura de la selva.

cooker, bescause it is simmilar when a bomb falls into the dense jungle, she says. The same sound, -she assures, alters the scars of her wounded arm, which she can not use comfortably yet. It must be the psychologic wounds of war. Despite the bad memories, she finds relief in the face of her mother, who is happy to see her every day alive. That has been her best medicine for the injures of body and soul.

Ese mismo sonido también, afirma, le altera las cicatrices del brazo herido, el cual aún no puede usar a plenitud. Deben ser las lesiones sicológicas de la guerra. A pesar de los malos recuerdos, encuentra consuelo en el rostro de su madre, quien todos los días se alegra de verla con vida. Esa ha sido la mejor medicina para las heridas del cuerpo y del alma.

‘I was lucky’ However, a meningitis and an oversight of the guerrilla in the clinic took her out of the jungle and the hell that she was subjected for more than 25 months. “I was lucky,” -she assures. Today, while resting wrapped in a yellow quilt, comfortably lying in a humble but cozy bed, hundreds of kilometers away from where she was recruited, she still remembers dreams and nightmares, the faces of everyone who she saw dying, the soldiers who were executed without mercy. Even today she is not able to hear, without fear, the sound of a pressure

Un llanto en el Ariari Crying in the Ariari

121

Por JOHAN TRIANA BERDUGO

Profile of JOHAN TRIANA BERDUGO

Periodista de 30 años, nacido en Bucaramanga (Santander). Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), trabajó como reportero en Caracol Radio y RCN La Radio. Desde enero de 2014 hace parte del grupo de comunicaciones y prensa del Ministerio de Defensa Nacional. Durante su paso por las dos principales cadenas radiales de Colombia, su labor periodística se concentró en temas de medio ambiente, vivienda y tecnología. 

30-year-old journalist, born in Bucaramanga (Santander). Graduated from the Autonomous University of Bucaramanga (UNAB), he worked as a reporter at RCN Radio and Caracol Radio. From January 2014 he is part of the communications and media team of the Ministry of National Defense. During his time through the two main radio networks of Colombia, his journalistic activity focused on issues of environment, housing and technology.

c

“Por un fusil perdí

un hijo y 16 años

de mi vida”

“For a rifle I lost a son and 16 years of my life” Cuando recuerda los 16 años y 22 días exactos que vivió en las Farc, las lágrimas comienzan a rodar por su rostro sin control. Fue más de una década y media en la que ‘Ana’ dejó atrás a su familia para vivir en carne propia las injusticias de la columna móvil ‘Teófilo Forero’, de las Farc.

When she remembers the exact 16 years and 22 days she lived in the Farc, tears begin to roll down on her face without control. It was more than one and half decades in which ‘Ana’ left behind her family to live firsthand the injustices of the mobile column Teofilo Forero of the Farc.

A los 13 años ‘Ana’ vivía con sus padres y un hermano en Inírida. Su familia, al igual que otras del departamento de Guainía, había llegado para colonizar las selvas del oriente del país. Soñaba con ser policía y por eso, con mucha dedicación, asistía a la escuela del corregimiento más cercano para estudiar la primaria.

At the age of 13, “Ana” lived with her parents and a brother in Inírida. Her family, like other from Guainia municipality, had come to colonoze the jungles of eastern Colombia. She dreamed of being a police. Therefore with great dedication, she attended the nearest township school to study primary education.

Como muchos otros niños que han ingresado a la guerrilla, las promesas de dinero y ayudas para sus familias también convencieron a la pequeña ‘Ana’ para que ingresara a las Farc. Ahí comenzó una triste historia que aún no termina. Corría el año 1999.

122

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

As many other children that had been admitted into the guerrilla, the promises of money and aid for their families convinced the little ‘Ana’ to be join to the Farc. There it began a sad story that has not yet come to end. It was 1999.

“Por un fusil perdí un hijo y 16 años de mi vida” “For a rifle I lost a son and 16 years of my life”

123

Durante los dos primeros años permaneció en la denominada Zona de Distensión, un área de 42.000 kilómetros dispuesta por el Gobierno nacional de ese momento para realizar los diálogos con las Farc. Aunque no entró nunca en combate, ‘Ana’ conoció otro de los espantosos rostros de la guerra: el secuestro. Con solo 15 años, y mientras otras niñas de su edad jugaban con muñecas, ‘Ana’ vigilaba a la congresista Gloria Polanco y a sus hijos Juan Sebastián (‘Tatán’) y Jaime Felipe (‘Pipe’), secuestrados junto con otras 12 personas durante una incursión armada de la guerrilla al edificio Miraflores, en Neiva, ocurrida el 26 de julio de 2001. “Yo sabía que estaban ahí porque tenían que pagar plata, pero era muy duro ver a esa señora y sus hijos viviendo esa situación. Aunque no estaban amarrados, se les notaba la tristeza. A pesar de todo, doña Gloria sacaba fuerzas y se disfrazaba, hacía chistes, cualquier cosa para que sus hijos estuvieran lo mejor posible”, recuerda ‘Ana’.

Además de crecer en medio de secuestrados, también presenció la muerte de muchos de sus compañeros a quienes les aplicaron la denominada ‘justicia guerrillera’. “Para las Farc –afirma ‘Ana’– los únicos veredictos son sanción o fusilamiento. Yo vi cómo mataron a varios muchachos solo por quedarse dormidos en una guardia o porque otro guerrillero envidioso lo acusaba de ser infiltrado. Juzgaban sin pruebas, algunas veces yo defendía a algunos guerrilleros porque me parecía injusto el trato. Nunca valió de nada”. Ocho años después, ‘Ana’ estuvo encargada de una comisión de finanzas. “Tocaba cobrarle a todos, a comerciantes, campesinos, ganaderos, empresarios. A cada rato llegaba la gente a rogarme que no les cobrara porque si pagaban se quebraban o no tenían con qué darle de comer a

124

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

During the first two years she remained in the socalled “demilitarized zone” a 42.000 kilometers area arranged by the National Government of that time to do the negotiations with the Farc. Altought she never engaged in combat, ‘Ana’ knew other of the horrible faces of war: kidnapping. She was just 15 years old, and while other girls of her age played with dolls, “Ana” watched over the congresswoman Gloria Polanco and her sons Juan Sebastian (‘Tatan’) and Jaime Felipe (‘Pipe’), kidnapped together with other 12 people during an armed incursion of the guerrilla in the Miraflores building, in Neiva, happened in July 26, 2011.

su familia. Cuando eso pasaba yo me acordaba de mi familia, porque, al igual que la gente a la que le cobrábamos, ellos también son muy pobres y era injusto que tuvieran que pagarle a la guerrilla lo poquito que ganaban en un jornal”, recuerda. Meses después, cuando ‘Ana’ pensaba en abandonar las filas de las Farc, la tiranía de esa guerrilla y sus cabecillas la tocaron directamente. Durante su tiempo en la columna Teófilo Forero sostuvo una relación con un guerrillero, de quien quedó embarazada en tres ocasiones; sin embargo, dos fueron descubiertos por sus jefes, y fue obligada a abortar.

“I knew that they were there because they had to pay money, but it was so hard to see that woman and her sons living that situation. Although they were not tied, their sadness could be noticed. Despite everything, Ms. Gloria drew strength and disguise herself, said jokes, anything in order to have her sons as best as possible”, “Ana” recalls. Besides growing in the middle of kidnapped people, she also witnessed the death of many of his peers whose were applied the so-called ‘guerrilla justice’. “For the Farc -’Ana’ says- the only veredicts are penalty or execution. I saw how they killed several boys just to fall asleep in a guard or because another jealous guerrillas accused them of being a guerrilla

“Por un fusil perdí un hijo y 16 años de mi vida” “For a rifle I lost a son and 16 years of my life”

125

El tercer embarazo fue sorpresivo y, aunque logró parirlo, el bebé resultó afectado por las altas dosis de anticonceptivos que consumió y una droga que le aplicaron cuando estuvo enferma por paludismo durante la gestación.

“El bebé se lo entregué a una cuñada porque estaba muy enfermo. Murió antes de cumplir dos años. Esa es una injusticia que vivimos las mujeres en la guerrilla. ¿Por qué le niegan a hombres y mujeres de la tropa el derecho a ser padres, mientras los hijos de los comandantes viven y estudian en las mejores universidades del mundo?”, dice con rabia ‘Ana’ mientras la cara se le inunda de lágrimas y trata de calmarse con suspiros profundos. El dolor de la ausencia Pasaron los años y ‘Ana’ seguía viviendo momentos amargos y dolorosos. Después de 15 años volvió a ver a una parte de la familia que había dejado cuando entró a la guerrilla. Algunos ya no estaban. El encuentro la marcó porque no resultó lo que esperaba. “Cuando llegué a la casa mi mamá casi no me reconoce, mi hermano estaba muy grande y mi hermana, que era una bebé cuando me fui, casi una quinceañera –recuerda–. Pero lo peor fue cuando me dijeron que mi papá había muerto y que, aunque mis jefes en la guerrilla lo sabían, nunca me dijeron y tampoco ayudaron a mi familia ni con un mercado”, nuevamente suspiró. Luego de ver a su familia, ‘Ana’ regresó al monte, volvió a la guerrilla, pero la rabia en el corazón no la dejaba en paz; ese sentimiento, junto con un hecho fortuito que le permitió escapar de la muerte, sería su camino para salir de las Farc. ‘Ana’ cayó de una camioneta cuando se movilizaba por las sabanas de Caquetá. Debido

126

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

infiltrate. They judged without evidence, sometimes I defended some guerrillas because I thought it was an unfair treatment. It never worth it“. Eight years later, ‘Ana’ was in charge of a finances commission. “I had to charge all merchants, farmers, ranchers, businessmen. Every time people asked me to not charge them because if they paid they would be broken or without anything left to feed their families. When that happened I recalled my family, because, same as the people we charged, they are also very poor and it was unfair to have to pay the guerrilla the few monwy they earned in a labor day”, she recalls. Months later, when ‘Ana’ thought about leaving the ranks of the Farc, the tyranny of the guerrillas and their leaders touched her directly. During her time in the column Teofilo Forero she had a relationship with a guerrilla, from whom she became pregnant three times; however, two of them were discovered by their bosses, and she was forced to abort. The third pregnancy was a surprise and although she managed to give birth, the baby was affected by the high doses of contraceptives consumed and a drug she was given when she was ill with malaria during pregnancy. “I gave the baby to a sister-in-law because he was very sick. He died before their second birthday. That is an injustice that we the guerrilla women live. Why men and women of the troops are denied the right to be parents, while the children of the commanders live and study in the best universities in the world? “’Ana’ says with rage while her face was flooded with tears and tries to calm down with deep sighs.

The pain of absence Years passed and ‘Ana’ still lived bitter and painful moments. After 15 years she returned to see a part

a las lesiones, fue trasladada a una casa para iniciar su recuperación.

of her family that she had left when she joined the guerrillas. Some of them were not there anymore.

“Un día llegaron a esa casa unos encapuchados, yo estoy segura de que eran paramilitares, me sacaron de ahí y me llevaron para el monte. Uno de ellos me miró a la cara y dijo ‘esa es’; ahí mismo pensé que me iban a matar. De un momento a otro escuché otra voz que decía ‘alto ahí’ y los tipos se fueron. Voltié y vi a un uniformado que me tomó del brazo y me llevo a un campamento. Yo lo veía de arriba abajo revisándole el uniforme. Cuando confirmé que era un soldado me morí del susto porque creí que de ahí no pasaba”.

The meeting marked her because it was not what she expected. “When I got back home my mom almost did not recognize me, my brother was very big and my sister, who was a baby when I left, was nearly a teenager, -she recalls-. But the worst part was when they told me that my father had died, and although my bosses in the guerrillas knew about it, I was never told, nor helped my family even with some groceries“, she sighed again-.

Pero, contrario a lo que pensó ‘Ana’, ese día, en vez de ser su final, fue el comienzo de una nueva vida. “Los soldados me trataron muy bien. Se notaba que, al igual que nosotros, somos humanos y lo que menos queremos es matarnos entre nosotros”. En medio de ese momento, también recuerda el día más feliz de su vida: cuando su mamá la abrazó en la brigada del Ejército a la que fue trasladada. “Ella lloraba, pero me decía que no era por tristeza sino de alegría porque ahora sí sabría dónde estaba su hija y que ella iba a estar bien”, narra la desmovilizada. Sin embargo, su felicidad no es completa. Hace pocos años su hermano, a quien llama ‘Rafael’, fue obligado a ingresar a la guerrilla y hoy teme por su vida porque cree que las Farc pueden asesinarlo como represalia por haberse desmovilizado. Por ello, prefiere no dar detalles reales de su vida y de su paso por la organización criminal. “Yo me siento culpable porque cuando era jefe de finanzas, a ‘Rafael’ lo llevaba para todo lado. Él me ayudaba con algunas cosas y yo le daba algunos pesos porque él no tenía trabajo y tenía

After seeing her family, ‘Ana’ returned to the mountain, returned to the guerrillas, but the rage in her heart would not let her alone; that feeling, along with a fortuitous event that allowed her to escape death, would be her way out of the Farc. ‘Ana’ fell off of a truck when she was driving by the savannas of Caqueta. Due to injuries, she was taken to a house to begin her recovery. “One day hodded men came to that house, I’m sure they were paramilitaries, they took me out there and led me to the forest. One of them looked at my face and said ‘she is the one’; right there I thought they would kill me. Suddenly I heard another voice saying ‘stop right there!’ and the guys were gone. I turned over I saw a man in uniform who took my arm and led me to a camp. I looked up and down checking his uniform. When I confirmed that he was a soldier I had the scare of my life because I thought I would not survive“. But contrary to what ‘Ana’ thought, that day, rather than to be her end, it was the beginning of a new life. “The soldiers treated me very well. You could tell that, like us, they are human and the last thing we want is to kill each other. “In between that time, she also recalls the happiest day of her life: when her mother hugged her in the Army brigade to which she was transferred.

“Por un fusil perdí un hijo y 16 años de mi vida” “For a rifle I lost a son and 16 years of my life”

127

que sostener a su familia con tres hijos. Como yo me volé, ahora lo tienen como un guerrillero más y me da miedo por su vida, y que de pronto los hijos de mi hermano no van a ver nunca más a su papá”, expresa con el rostro desconsolado y nuevamente bañado en lágrimas. Aunque ese pensamiento la embarga a diario, ‘Ana’ hoy busca aprovechar cada día en libertad para tener un futuro para ella y su familia. “Perdí 16 años y 22 días por un fusil. Yo hice muchas cosas en las Farc, pero eso no me va a servir de nada acá. Estoy haciendo el bachillerato y luego estudiaré contaduría, porque lo único bueno que hice en el monte fue cogerle el amor a los números. Si no, estudiaré pedagogía porque me gustan los niños y quiero enseñarles cosas buenas para que no tomen decisiones tan malas como las que yo tuve”, afirma ‘Ana’, esta vez con una voz de esperanza y, por primera vez, con una sonrisa en el rostro.

“She was crying but she told me that it was not by sadness but of joy because now she would really know where her daughter was and she was going to be alright”, tells the demobilized. However, her happiness is not complete. A few years ago her brother, whom she calls ‘Rafael’, was forced to enter to the guerrillas and today she fears for his life because she believes that the Farc may assassinate him in retaliation for having been demobilized. Therefore, she prefers not to provide actual details of his life and his step by the criminal organization. “I feel guilty because when I was head of finances, I took ‘Rafael’ everywhere. He helped me with some things and I gave him some pesos because the didn’t have a job and had to support his family with three children. As I escaped, now they took him as a guerrilla, and i fear for his life. And the sons of my brother will never see their dad anymore”, She said with disconsolate face and bathed in tears again. Although that thought overwhelms every day, ‘Ana’ wants to take every day in freedom to have a future for herself and her family. “I lost 16 years and 22 days for a rifle. I did many things in the Farc, but it won’t work for anything here. I’m doing the high school, and then I will study accounting, because the only good thing that I did in the forrest was to get love for the numbers. If not, I shall study pedagogics because i love children and I want to teach them good things to make not-so-bad decisions as that I had”,” says ‘Ana’, this time with a voice of hope and, for the first time, with a smile on the face.

128

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

“Por un fusil perdí un hijo y 16 años de mi vida” “For a rifle I lost a son and 16 years of my life”

129

Profile of HARVY ARMANDO RODRÍGUEZ CHÁVEZ

Por HARVY ARMANDO RODRÍGUEZ CHÁVEZ Periodista y comunicador social de la Universidad Externado de Colombia, con 16 años de experiencia en los medios de comunicación. Ha trabajado en medios como Canal A Noticias, noticieros TV Hoy, NCA, En Vivo 9:30 y 11 P. M. Profesor de la Universidad Sergio Arboleda en Crónica y Periodismo Investigativo. También se ha desempeñado como productor de diferentes programas de televisión institucionales y asesor de comunicación de entidades públicas.

s

Journalist and social communicator from External University of Colombia, with 16 years of experience in the media. He has worked in media such as Channel A News, TV News Today, NCA, Live 9:30 pm and 11 pm. Sergio Arboleda University teacher in Chronicle and Investigative Journalism. It has also served as producer of various television programs and institutional communications consultant of public entities.

“Las Farc son como

animales de selva” “The Farc are like jungle animals” Su juventud es solo un recuerdo borroso. Son ya nueve años desde que dejó a su familia por vengar la muerte de dos de sus hermanos, lo cual nunca pudo hacer y, en cambio, inició un infierno que casi lo consume por completo.

His youth is just a blurry memory. It has been nine years since he left his family to avenge the death of two of his brothers, which could never accomplish and instead, started an hell that consumed him almost completely.

A los 16 años José Luis era un joven que se dedicaba a las labores del campo en las montañas de Llorente, en Nariño. A su padre no lo conoció, aunque sabe que su apellido era Quintero y lo dice con orgullo. Además de trabajar, acudía a la Escuela Rural Integral, donde cursaba séptimo (segundo grado de bachillerato).

At 16, José Luis was a young man who used to work in the fields in the mountains of Llorente, in Nariño. He did not know his father, but he knows that his name was Quintero and says it proudly. Besides working, he went to the Integrated Rural School, where was studying seventh grade (second bachelor’s degree).

La vida era sencilla, pero alegre. Recuerda las verbenas populares en donde todos los pobladores gozaban al ritmo de los aires musicales del sur de la costa de Nariño.

Life was simple, but joyful. He remembers the popular festivals in which all people enjoyed by the rhythm of music from the south coast of Nariño.

Aunque la presencia de las Farc en la zona era algo conocido, en 2005 llegaron los grupos paramilitares. Dos de sus hermanos fueron acusados por ese grupo ilegal de ser auxiliares de la guerrilla y fueron asesinados.

130

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Although the presence of the Farc in the area was something known, in 2005 paramilitaries arrived. Two of his brothers were charged with the illegal group to be assistant of the guerrillas and were killed.

“Las Farc son como animales de selva” “The Farc are like jungle animals”

131

A pesar de su juventud, José Luis decidió vengar la muerte de sus seres queridos. Y fue ese resentimiento el que aprovechó el ‘comandante’ Ariel en la vereda El Vallenato, cerca de Llorente, para agregarlo como un miembro más de la Columna ‘Daniel Aldana’. Ni el hambre, ni las condiciones de vida infrahumanas, ni los malos tratos impidieron que cumpliera con el curso básico de entrenamiento. Por esta razón, y gracias a sus capacidades, pasó también el curso de inteligencia. “Cada día entraba más y más en un mundo de delincuencia y terror”, recuerda. Ganó la confianza de sus superiores, fue mando de escuadra y después de nueve meses quedó enrolado como miliciano bolivariano. “Tenía ventajas sobre los milicianos clandestinos y sobre los milicianos populares. Podía hacer inteligencia y trabajo con la comunidad, tenía que cumplir misiones, podía ir a los pueblos, porque el miliciano bolivariano es casi guerrillero, pero al final no lo es”.

En el 2007, en inmediaciones del río Patía, el tercero al mando de la columna ‘Daniel Aldana’, alias ‘Mondanga’ o ‘Camarada Édgar’, se convirtió en uno de los más atroces e indolentes miembros de las Farc. No solo humillaba y maltrataba sicológica y físicamente a los guerrilleros bajo su mando, sino que ponía en riesgo a la población civil utilizándola como escudo para poder atacar al Ejército y la Policía. José Luis tuvo la desgracia de ser guerrillero bajo su mando. Con tan solo 18 años y estando de centinela de turno, Quintero fue testigo del hecho más aterrador de los nueve años que estuvo en las Farc.

132

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Despite his youth, José Luis decided to avenge the death of his loved ones. And was this resentment which used the ‘commander’ Ariel at the El Vallenato village, near Llorente to add it as a member of the Daniel Aldana column. Nor hunger, nor subhuman living conditions, nor abuse detained that he complete the basic training course. For this reason, and thanks to his capabilities, he also passed the course of intelligence. “Every day came more and more into a world of crime and terror,” -he recalls. He won the confidence of his superiors, was squad commander and after nine months he was enrolled as a Bolivarian militia. “I had advantages on illegal militia and the people’s militia. I could make intelligence and work with the community, I had to fulfill missions, I could go to the villages, because the bolivarian militia is almost guerrilla, but, an the end it is not. “

At 2007, Around Patia River, the third in command of the Column ‘Daniel Aldana’, Alias ‘Mondanga’ or ‘Comrade Edgar’ became one of the most atrocious and indolent Farc members. He not only hummiliated and abused psychologically and physically to the guerrillas on his command, but also put into risk the civil population using them as shield to attack the Army and the Police. José Luis had the misfortune to be a guerrilla under his command. With just 18 years old and being a centinel, Quintero was witness of the most terrifiying event that he lived in 9 years in the Farc. “I was 12 meters around, I listened to the pleads of forgiveness, I saw the anguish and fear faces. But nothing matter to the comrade ‘Mondanga’. I saw how he took away their equipment, tied them like animals and shot them, one to one unjustly, accusing them of being infiltrators”.

“Yo estaba a 12 metros, escuchaba las súplicas de perdón, veía los rostros de angustia y temor, pero nada de eso le importó al camarada ‘Mondanga’. Vi cómo les quitó su equipo, los amarró como animales y uno a uno los fusiló injustamente acusándolos de ser infiltrados”. La barbarie de alias ‘Mondanga’ fue total. A José Luis lo que más le impresionó fue ver que de los 12 milicianos condenados a muerte, cuatro eran menores de edad. Aún hoy ese recuerdo cubre de angustia su mirada y el tono de su voz: “Eran menores de edad, no hay palabras para expresarlo. Estaban Julián, su compañera Esperanza, Mónica y Daniela. ‘Mondanga’ sacó su pistola 9 milímetros y los mató”, recuerda.

Books for guns These atrocities from the Farc prompted José Luis to correct his course. He got tired of living in fear dying in combat with the Army, the Eln or paramilitaries. He got tired of seeing the death of their colleagues, their friends. He got tired of running away, violence, and lies. On April 15, 2015 he met with the ‘commander Oliver’ in the city Francisco Pizarro to leave behind his job as a militiaman and return to the mountain. Seven days after the guerrilla leader was killed in mysterious circumstances, and he took advantage of the confusion to flee.

“Las Farc son como animales de selva” “The Farc are like jungle animals”

133

dejar atrás su trabajo como miliciano y regresar al monte. Siete días después el jefe guerrillero fue asesinado en extrañas circunstancias, y él aprovecho el desorden para huir.

“If I could change one pistol for a book, I’d keep the book. The book is part of the faith that I have, it will strengthen me and let me grow more as a person“.

Su fuga lo llevó hasta Risaralda. “Fui dando pasos hasta Pereira, hablé con el padre Libardo, llamaron al coronel Franco del Batallón de Infantería Número 8 de Pereira. Me recogen el 24 de abril a las 10:30 de la mañana en la catedral de Pereira”, narra como si estuviera dictando un telegrama.

Quintero regrets the day he joined the Farc. Today he thinks that his life will change for him and his people, Llorente, who has already received the benefits of the intervention of the National Government through the Colombian Agency for Reintegration.

Aunque él cree que los delitos que cometió son leves, es consciente de que tiene que pagar por sus errores de alguna forma, pero confía en el Gobierno y en el Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado.

“I look forward, as the whole country does, that the Farc sign the peace process and end with their heinous acts, to stop being labeled as murderers because that’s what they are: a jungle animals who attack innocent prey and flee from the hunters“.

Hoy, mientras pasa los días en un hogar de paz, asegura que es temprano para decir que es feliz, pero piensa en su futuro: quiere ser concejal de Pasto; piensa en sus hijos, a quienes quiere enseñarles a levantarse si se caen y a aprender de sus errores. La tragedia no terminó ahí. El jefe ordenó al resto del grupo que cavaran 12 fosas y enterraran los cuerpos. Luego recolectaron las armas y los equipos de campaña y se los llevaron al campamento de ‘Mondanga’. “Todos quedamos aterrados porque pensábamos que hoy fueron ellos, mañana el del tiro de gracia podría ser para mí”, apunta José Luis.

Libros por pistolas Estas atrocidades de las Farc impulsaron a José Luis a corregir su rumbo. Se cansó de vivir temiendo morir en los combates con el Ejército, el Eln o los paramilitares. Se cansó de ver morir a sus compañeros, a sus amigos. Se cansó de huir, de la violencia, de las mentiras.

His flee took him to Risaralda. “I was taking steps to Pereira, I spoke with Father Libardo, they called Colonel Franco from Infantry Battalion No. 8 of Pereira. They picked me on April 24 at 10:30 am at the Cathedral of Pereira“ , relates as if dictating a telegram. Although he believes the crimes he committed are minor, he is aware that he will have to pay for his mistakes in some way, but trust in Government and in the Program of Humanitarian Attention to the Demobilized. Today, while passing the days in a foster home, he assures it is early to say that he is happy. But he thinks about his future: he wants to be councilman of Pasto; think of his children, who want to teach how to stand up if they fall and to learn from their mistakes.

“Si pudiera cambiar una pistola por un libro, me quedo con el libro. El libro hace parte de la fe que tengo, me va a fortalecer y hacer crecer más como persona”. Quintero se arrepiente del día en que ingresó a las Farc. Hoy cree que su vida va a cambiar para él y su pueblo, Llorente, que ya ha recibido los beneficios de la intervención del Gobierno Nacional. “Espero con ansia, como lo hace el país entero, que las Farc firmen el proceso de paz, lo cumplan y acaben con sus actos atroces, para que dejen de ser asesinos porque eso es lo que son: unos animales de selva que atacan presas inocentes y huyen de los cazadores”.

El 15 de abril de 2015 se reunió con el ‘comandante Oliver’ en el municipio Francisco Pizarro para

134

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

“Las Farc son como animales de selva” “The Farc are like jungle animals”

135

Profile of GINA NATALIA SEGURA

Por GINA NATALIA SEGURA Bogotá 19 de enero de 1984. Periodista, reportera y productora de contenidos. Ha trabajado para medios como El Espacio y RCN Radio y Caracol Televisión en el cubrimiento de diferentes hechos como orden público, conflicto armado y judicial.

a

Es ganadora de varios premios de reconocidas universidades del país en la categoría de crónica audiovisual y escrita.

Bogotá January 19th / 1984. Journalist reporter and content producer. Has worked for media companies as El Espacio, RCN Radio and Caracol TV coverage of different sources such as public order, and armed conflict. She has won several awards from recognized universities the country, in the category of audiovisual and written chronicle.

Casi una década en el infierno Nearly a decade in hell Años después, cinco para ser exactos, Camilo Amador, un robusto hombre de estatura mediana, ojos azabaches y porte militar digno de los habitantes de la región tolimense, inmóvil al borde de una quebrada, recordaba su pasada vida en la vasta finca ganadera de su padre.

Years later, five to be exact, Camilo Amador, a sturdy man of medium height, jet black eyes and dignified military appearance, worthy of the people of the Tolima region. Motionless on the edge of a gorge, remembered his past life in his father’s vast cattle ranch.

Llevaba en el riachuelo ya más de medio día, esperando la noche, esperando la silenciosa señal del comandante del bloque que indicaría que era tiempo de escabullirse en medio de la selva, por lo que el pasar de las horas le dejaba tiempo para traer viejos recuerdos a su mente y añorar aquellas mañanas cuando el viento frío de la parte alta del corregimiento del Cañón de las Hermosas quemaba su piel morena, y los olores a frailejón y curuba de monte inundaban el ambiente.

He had been in the creek for more than half a day, waiting for the night, waiting for the signal from the commander indicating that it was time to sneak away in the jungle. SWith the passing hours left him time to bring old memories to his mind and yearn those mornings when the cold wind of the upper side of Cañon de las Hermosas village made his brown skin burned, and the frailejón and curuba filled the environment

Eran esos días cuando Camilo, con poco menos de 30 años de edad y una vida organizada en la pequeña población del municipio de Chaparral (Tolima), se levantaba sobre las 4:30 de la mañana para ayudar con las tareas de ganadería de su padre y la siembra de plátano, yuca y fríjol. Allí, en medio de la constante presencia de la guerrilla de

136

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

They were those days when Camilo, with just under 30 years old and an organized life in the small population of the municipality of Chaparral (Tolima), woke up at 4:30 am to help his father’s livestock tasks and planting banana, yucca and beans. There, amid the constant presence of the Farc, the man and his family got used to the constant presence by the armed group and its forced collaboration towards

Casi una década en el infierno Nearly a decade in hell

137

las Farc, el hombre y su familia se acostumbraron al requerimiento constante por parte del grupo armado y a su obligada colaboración hacia ellos, la cual con el terminar de la década de los años 90 se había visto bastante incrementada. El sonido de un tiro de fusil era la señal por la que los pobladores dos o tres veces por semana sabían que tenían que dejar sus actividades y reunirse en una plaza o finca cercana con algunos comandantes de la guerrilla. Era eso o atenerse al castigo, que bien podía ser el destierro de la región o incluso la muerte de algún miembro de la familia.

No obstante, para el robusto Amador eso era parte de su cotidianidad, y los pocos momentos en los que podía estar en su rol de agricultor los disfrutaba segundo a segundo, no había quien le diera órdenes ni quien le impusiera un horario. Por ello esa mañana de junio de 2001, cuando fue llamado al campamento por alias el ‘Zorro’, al mando del frente 21 de las Farc, y por alias ‘Marlon’, hoy comandante del Bloque Central, Camilo supo que su vida tal como la conocía se había terminado. La vida solitaria del guerrillero En el sur del departamento del Tolima, durante la época de verano la temperatura oscila entre 26 y 35 grados centígrados. Sin embargo, en medio de la selva la sensación de calor puede ser aún más alta y la deshidratación se da en cuestión de horas. En un día caluroso –como el que estaba viviendo Camilo aquella tarde al borde de la quebrada– fue reclutado en medio de una reunión de rutina y de inmediato enfilado en uno de los bloques más combatidos por las fuerzas militares en Colombia. “Necesitamos más hombres”, fue la única explicación que le dieron en el momento de preguntar el porqué de su incorporación al

138

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

them, which with the end of the decade of the 90’s, had quite increased. The sound of a gunshot was the signal by which two or three times a week, people knew they had to stop their activities and meet in a plaza or nearby farm with some guerrilla commanders. It was either that or face the punishment, which could be the banishment of the region or even the death of a family member.

However, for robust Amador that was part of everyday life, and he enjoyed every second of the few times he could be in the role of the farmer. There was no one who would give orders or impose him a schedule. Therefore this morning June 2001, when he was called into camp by alias ‘Zorro’, chief of Farc front 21, and alias ‘Marlon’, now commander of the Central Bloc, Camilo knew that his life as he knew it was over.

The lonely life of a guerrilla In southern Tolima, during summer, the temperatures range between 26 and 35 degrees Celsius. However, in the jungle the heat sensation can be even higher and dehydration occurs within hours. On a hot day -As Camilo was living that afternoon on the edge of a stream- He was was recruited in the middle of a routine meeting and immediately rowed in one of the most fought by military forces in Colombia blocs. “We need more men”, it was the only explanation they gave when being asked about why he was joining the camp. Camilo, with a knowledge that only a life in the region could give, quicky understood that his existence would become a nightmare, in a constant struggle to stay alive. Cañon de las Hermosas -between Tolima and Valle del Cauca- was during that time the refuge of Alfonso Cano, a member of the secretariat, therefore a high military target.

campamento. Camilo, con el conocimiento que solo da una vida entera en la región, entendió que su existencia se iba a convertir en una pesadilla, en una lucha constante por seguir vivo. El Cañón de las Hermosas –entre el Tolima y el Valle del Cauca– era durante esa época el refugio de ‘Alfonso Cano’, miembro del secretariado, por ende un alto objetivo militar. Dejó a su esposa, a sus hijos y a su padre; no hubo momento para despedidas, ni para avisar al resto de la familia. Una semana después le dieron entrenamiento de orden cerrado, lo armaron con un fusil AK47 y una pistola 9 milímetros. Su porte de hombre de batalla cayó en gracia de los comandantes, quienes le dieron tareas como economista o de enlace entre los civiles, el llamado correo humano. Así, el hombre viajaba con frecuencia entre El Cañon y Roncesvalles, Chaparral, Planadas, El Cairo y otros municipios del occidente y sur tolimense. En muchas de esas misiones como infiltrado, veía de lejos a sus hijos haciendo algún mandado o jugando en la plaza central. Acercase a ellos implicaba ponerlos en peligro al relacionarlos con la milicia, por lo que simplemente se conformó con verlos crecer a la distancia. Se inclinó a tener los enlaces, hablar con los abogados, prestar seguridad a ‘Alfonso Cano’, todo con el propósito de que no fuera enviado a combate y seguir con vida. Aunque dentro de la guerrilla es casi imposible tener un amigo y la vida de un guerrillero es solitaria, Camilo durante un par de años tuvo un confidente, Carlos Esguerra, alguien que como él había sido reclutado con la presión de que si no colaboraba corría el riesgo de que su familia fuera asesinada. Como los dos eran del municipio de Chaparral, se contaban entre sí historias de la región, de sus hijos y de sus vecinos, compartían añoranzas de comida típica y recordaban las fiestas del pueblo, algo que por instantes los hacía sentir cerca de casa.

He left his wife, his children and his father; there was no time for goodbyes, and to warn the rest of the family. A week later they gave him a closed order training. They armed him with an AK47 rifle and a 9mm pistol. His man-of-battle demeanor fell in favor of the commanders, who gave him work as an economist or liaison among civilians, the so-called human mail. So the man traveled frequently between El Cañon and Roncesvalles, Chaparral, Planadas, Cairo and other cities in western and southern Tolima. In many of these missions as an infiltrator, he saw from afar his children doing an errand or playing in the central plaza. Get closer would endanger them as they would be linked to the militia, so he settled for simply watching them grow from a distance. He concentrated to get the links, talking with lawyers, and provide security to Alfonso Cano, all for the purpose of not being sent to combat and stay alive. Although within the guerrillas is almost impossible to have a friend and life of a guerrilla is lonely, Camilo for a couple of years had a confidant, Carlos Esguerra, someone that, as himself had been recruited with the pressure that if doesn’t collaborate, he could have risk to have his family assasinated. As the two were from the municipality of Chaparral, they told each other stories from the region, their children and their neighbors. They shared longing for typical food and reminded the parties of the town, which at moments made them feel closer to home.

They tried to walk together when traveling, even with the fear that one day one of them was forced to execute the other, as had happened months ago with two young men who share a taste for marijuana. Camilo recalls that without knowing it, the boys were taken to court martial and there, one of the guerrillas was forced to treacherous kill his comrade, just as he was walking from one camp to another. The sound of blank shot was the signal that the commander had that his orders have

Casi una década en el infierno Nearly a decade in hell

139

disparada justo detrás de ellos, pegó contra el tronco de un cedro negro. De inmediato, llovió plomo de todo lado y los gritos de los guerrilleros y los soldados heridos se confundieron con la caída de matorrales al paso de las balas de fusil. Los dos amigos se separaron en medio del caos y la línea de combate que habían aprendido durante el entrenamiento se perdió con la premura de conseguir no ser alcanzado por un proyectil o ser capturado. Horas después del enfrentamiento, Camilo fue a buscar a su compañero para regresar juntos al campamento, pero no lo encontró. Al otro día, con la llegada del amanecer, supo que el nombre de Carlos estaba entre los guerrilleros que habían caído el día anterior. Nunca se supo si la bala que lo mató salió del fusil Galil del Ejército o del AK47 de la guerrilla; es una duda que siempre quedó en el ambiente.

El día que la tierra tembló

Intentaban andar juntos durante los desplazamientos, incluso con el temor de que algún día uno de los dos fuera obligado a ejecutar al otro, como había sucedido meses atrás con dos jóvenes que compartían el gusto por la marihuana. Camilo recuerda que sin saberlo, los muchachos fueron llevados al consejo de guerra y allí uno de los guerrilleros fue obligado a asesinar a traición a su compañero, justo cuando se encontraba en plena caminata de un campamento a otro. El sonido del disparo a quemarropa fue la señal que tuvo el comandante de que la orden había sido cumplida. El resto debía seguir sin mirar atrás, como si nada hubiera pasado. Una tarde de 2004, Carlos, en medio de su turno en el anillo de seguridad, le contó a Camilo que había rumores de que una tropa del Ejército estaba cerca y que había que tener cuidado; no terminó de contar el rumor cuando una bala,

140

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

been fullfilled. The rest of the group should go on without looking back, as if nothing had happened. One afternoon in 2004, Carlos, -in the middle of his patrol shift, in the ring of security-, told Camilo that there were rumors that the Army troops was near and they had to be careful; He not finished telling the rumor when a bullet, fired right behind them, hit against the trunk of a black cedar. Immediately, a rain of bullets came from everywhere and the cries of the wounded guerrillas and soldiers mingled with falling scrub the passing of rifle bullets. The two friends separated in the chaos and the front line they learned during training was lost in the rush of not being caught by a projectile or be captured. Hours after the confrontation, Camilo went looking for his partner to return together to the camp, but didn’t find him. The next day, with the arrival of dawn, He knew the name of Carlos was among the guerrillas who had fallen the day before. It was never known whether the

Durante los nueve años que Camilo duró en la guerrilla, no hubo una sola noche en la que pudiera dormir tranquilo, en la que pudiera descansar seguido más de dos horas. En la región donde él se encontraba, con el pasar de los años los combates con el Ejército se volvieron más frecuentes, casi diarios, por lo que ya era ‘natural’ escuchar -e incluso ver- cómo niños, jóvenes y mujeres recién reclutados, a quienes el camuflado les quedaba grande y tenían dificultad para cargar la encomienda, caían muertos en medio de la virginidad de la selva.

También decidió no volver a hablar a nadie con confianza para evitar apegos y futuros llantos con compañeros que, ya sabía, podían morir en combate o a manos de sus mismos comandantes por razones tan insignificantes como la pérdida de una libra de arroz. Allí en la guerrilla la vida humana vale menos que un mercado básico, por lo que nadie sabía qué podría pasar mañana; para Camilo ese podía ser su último día vivo.

bullet that killed him came the Army Galil rifle or the guerrillas AK47; is a question that always remained in the atmosphere.

The day the earth shake During the nine years Camilo lasted in the guerrillas, there was no night when he could sleep peacefully, in which he could rest more than two hours. In the region where he stood, with the passing of time, the combats with the army became more frequent, almost daily. So that, it was ‘natural’ to hear and even see how new recruited children, young people and women, whose the camouflage costume was too large and had difficulty carrying the charge, fell dead in the middle of the virginity of the jungle.

He also decided not to speak confidently with anyone, to prevent attachments and future tears with his peers, that as he knew, they could die in battle or at the hands of his own commanders for such petty reasons as the loss of a pound of rice. There in the guerrilla human life is worthless than a basic grocery. So, no one knew what might happen tomorrow; To Camilo this could be his last day alive. Despite this, the Tolima man could never avoid panic he felt when heard from the distance the incessant sound of a bomber approaching. It was just what saved him from dead the night when a bomb dropped from the sky, fell in the camp that he looked after from a security ring. He felt the ground shake, he thought it was the end of the world; instinctively he took the drop position to the ground, but in seconds he recalled that there is a myth that when a bomb falls near around, the waves travel through the earth, so that any body that is attached to it remains broken. He ran away while seeing how the bullets buzzed in his ears; However, once again, he had been saved from death.

Casi una década en el infierno Nearly a decade in hell

141

Pese a lo anterior, el tolimense nunca pudo evitar el pánico que sentía cada vez que escuchaba desde la lejura el sonido incesante de un bombardero al acercarse, por lo que siempre intentó mantenerse aislado. Fue justamente lo que lo salvó de morir la noche en que una bomba lanzada desde el cielo cayó en el campamento que cuidaba desde un anillo de seguridad. Sintió temblar la tierra, pensó que era el fin del mundo; por instinto hizo el amague de tirarse al suelo, pero en segundos recordó que existe el mito de que cuando cae una bomba cerca, las ondas viajan por la tierra haciendo que cualquier cuerpo que esté pegado a ella quede destrozado. Salió a correr viendo cómo las ráfagas zumbaban en sus oídos; una vez más se había salvado de la muerte. La región de Las Hermosas se caracteriza por su enredada topografía y su acceso difícil, por lo que durante años fue el refugio preferido por los grandes cabecillas de las Farc; pero con el pasar del tiempo las operaciones de las Fuerzas Armadas se intensificaron y las grandes columnas guerrilleras tuvieron que separarse y tratar de mimetizarse con el ambiente, quedándose inmóviles durante días enteros a la orilla de una quebrada, esperando la señal para cruzar los claros y poder aterrizar un campamento. Esos días eran los que Camilo más odiaba, pues no solo aguantaba hambre y sed, sino que de pie debía tolerar los mosquitos y otros bichos que abundan en medio del calor húmedo de la espesa vegetación. Era por ello que elevaba su mente a otros lugares, preferiblemente a su pueblo, a su finca, a la compañía de su familia; fue la única manera de no pasar el límite de la cordura.

Volviendo a casa Pasaron varios años antes de que este hombre pudiera ver una luz para poder encontrar la paz que tanto anhelaba. Pese a estar en un paraíso

142

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Las Hermosas region is characterized by tangled topography and difficult access, so for years it was preferred as refuge for the great leaders of the Farc; but over time the military operations intensified and major guerrilla columns had to separate and try to blend in with the environment, remaining motionless for days on the banks of a creek, waiting for the signal to cross the jungle clearing, and landing a camp. Those days were those that Camilo hated the most, because he not only endured hunger and thirst, but also remaining standing he must to tolerate mosquitoes and other critters that abound amid the humid heat of the thicket. It was thus that he transported his mind elsewhere, preferably to his hometown, to his farm, to the company of his family; It was the only way not to go over the edge of sanity.

Returning home Several years passed before this man could see a light in order to achieve the peace he hoped. Despite being in a natural paradise, the feeling of being in a hell was constant, so when he learned that one of his sisters -accused of collaborating with the Army on her farm- had been murdered on the orders of alias ‘Marlon’, his own commander. He sought an opportunity to deliver a message to his wife, his father and sister to warn them to leave the region. That sooner or later another member of the family would die executed or, worse, fall in the hands of the guerrillas and forcibly recruited like him. Months after the request from the Tolima man had been heard, and the Amador’s family had already left the village. He knew the news on the day he found in the midst of greenery one of the thousands of flyers that months ago the Army had launched into the jungle, in which it said that if I he wanted to demobilize, he only had to make the decision and seek the help of the authorities.

natural, el sentimiento de estar en un averno era constante, por lo que cuando supo que una de sus hermanas, acusada de colaborar en su finca con el Ejército, había sido asesinada por orden de alias ‘Marlon’, su propio comandante, buscó la oportunidad para hacer llegar el mensaje a su esposa, su padre y sus otros hermanos de que se fueran de la región, que tarde o temprano algún otro miembro de la familia iba a morir ajusticiado o, peor aún, caerían en manos de la guerrilla y reclutados a la fuerza como él. Meses después la petición del tolimense había sido escuchada y ya los Amador habían salido del pueblo; la noticia la supo el día en que encontró en medio de la vegetación uno de los miles de volantes que meses atrás el Ejército había lanzado a la selva, en el que decía que si quería desmovilizarse solo debía tomar la decisión y buscar la ayuda de las autoridades.

Thus, in 2009 he took the opportunity in a mission which he was sent, and, through an acquaintance he met a colonel; the decision was made, but he had to be sure that his family could not be found, so he waited six months. Finally, in a day of October, during a trip as a human mail to Planadas, Camilo was picked up by the Army and returned to freedom. Today, six years after leaving the guerrillas, the Tolima man lives with his family in the nort of a centric colombian city. Now he sleeps quietly, relieved and protected by the program to the demobilized. He ensures that if at some point someone were to tell him to come back to life militia, He prefers to get killed. However, the more than 40 years old man, chooses not to think about it; only he cares to stay alive for his family, for his children and for himself.

Así, aprovechó en 2009 una misión a la que fue enviado y a través de un conocido se entrevistó con un coronel; la decisión estaba tomada, pero debía asegurarse de que su familia no pudiera ser encontrada, por lo que esperó seis meses más. Finalmente, un día de octubre durante un viaje como correo humano al municipio de Planadas, Camilo fue recogido por el Ejército y devuelto a la libertad. Hoy, seis años después de haber salido de la guerrilla, el tolimense vive con su familia en el norte de una céntrica ciudad colombiana. Ya duerme tranquilo, aliviado y protegido por el Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado. Asegura que si en algún momento alguien llegase a decirle que regrese a la vida de miliciano, prefiere hacerse matar. No obstante, el hombre hoy de 40 años escoge por ahora no pensar en ello; solo se preocupa en permanecer con vida por su familia, por sus hijos, por él.

Casi una década en el infierno Nearly a decade in hell

143

Por LAURA MARCELA HINCAPIÉ

Profile of LAURA MARCELA HINCAPIÉ

26 de enero de 1986. Periodista caleña con nueve años de experiencia. Especializada en el cubrimiento del conflicto armado. Galardonada en los Premios Simón Bolívar, Semana, Colprensa y Alfonso Bonilla Aragón por sus crónicas, entrevistas y reportajes publicados en el Diario El País de Cali. Becaria del Curso Iberis (Madrid, España) para periodistas latinoamericanos.

(January 26 /1986). Journalist from Cali (Colombia), with nine years of experience, covering armed conflict. Colombian National Journalist Award, Simon Bolivar - Best Interview, Semana Magazine - Best Chronic, Colpresa (Colombian National News Agency) – Best Chronic, Alfonso Bonilla Aragon Award – Best Chronic. Multiple articles and interviews published in “El País”, Colombian Newspaper. Fellow in Iberis Lationamerican Journalists Program, Spain.

h

Heredera de la guerra Heiress of war “¡Hágale!, me dijo mi papá. ¡Hágale que le van a dar moto y celular!”, insistía. Él ya llevaba varios años en la guerrilla del Cauca y decía estar amañado. Entonces yo le hice caso, al fin y al cabo dicen que los papás siempre quieren lo mejor para uno. Mi hermano también estaba allá, en la selva, y parecía que le iba bien.

“Do it!, said my dad. ¡Do it, as they will give you a motorbike and a mobilephone!”, he insisted. He already had several years in the guerrilla of Cauca and claimed to be accustomed. Then I followed him. After all, all the parents say that they want the best for you, My brother was also there in the jungle, and it seemed that he was well.

Me preocupaba, claro, dejar a mi bebé de seis meses, pero como guerrillera, seguro, iba a ganar plata para darle a la niña. Ellos me dijeron que podría bajar del monte a verla. Entonces se la llevé al papá. Le dije que había conseguido un trabajo como interna, pero que la visitaría todos los meses.

I worried, of course, to leave my six months baby, but as a guerrilla, I would earn money to give the baby. They told me I could go down the mountain to see her. Then I left her to her dad. I told him he had gotten a job as an intern, but would visit every month.

Así entré al Frente Sexto de las Farc. Así me convertí en guerrillera. En una guerrillera de 15 años.

En departamentos como el Cauca, las Farc reclutan a menores de edad con un ‘combo’ que para ellos resulta irresistible: moto y celular. Fabio Dicué, consejero de Derechos Humanos de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), cuenta que las milicias

144

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

So I entered the 6th Front of the Farc. So I became a guerrilla. In a 15 years old guerrilla. In provinces such as Cauca, the Farc recruit minors with a ‘combo’ which for them is irresistible: a motorbike and phone. Fabio Dicué, Minister of Human Rights of the Association of Indigenous Councils of Northern Cauca (ACIN), note that guerrilla militias roam the schools when the output of high school students. Boys of 13, 14 and 15 are seduced by such offers. Fabio explains that Indigenous Guard is alert

Heredera de la guerra Heiress of war

145

a una vereda, cerca a la frontera con Huila, a un campamento de unas 30 personas. Me presentaron al jefe. Se llamaba ‘Jaimito’. Sí, al que mataron. Él me dio la bienvenida y me presentó al grupo. Había otras seis peladas como yo. Los primeros días solo tenía que prestar guardia, o sea, pararme en una esquina del cambuche y vigilar que no vinieran soldados. También me mandaban a recoger leña y a ayudar a las demás a cocinar para todos. Pero a las pocas semanas empezó la verdadera guerra. Un día me tiraron un fusil y me lanzaron de una al combate. Me quedé helada. Es que ya ni me acordaba de lo que enseñaron en ese entrenamiento. Entonces me agarré a disparar y a agacharme para que no me cayeran las balas. Qué sería de mi hija si a mí me mataban en esa selva. Desde ese día odié los combates, cada vez que escuchaba los disparos del Ejército, me dolía el estómago, me sudaban las manos, me echaba la bendición y le pedía a Dios que me cuidara.

de la guerrilla rondan los colegios a la hora de la salida de los estudiantes de secundaria. Chicos de 13, 14 y 15 años se dejan seducir por esas ofertas. La Guardia Indígena – explica Fabio– está alerta a las denuncias que hacen algunos familiares. Pero a veces, como le ocurrió a Diana*, el destino es uno solo. Cuando los padres, hermanos, tíos, primos son subversivos, la guerra se hereda. Todo empezó con un entrenamiento. En un pueblo del Cauca nos reunieron a varios muchachos y nos pusieron a hacer ejercicios y a trotar todos los días, como en las clases de educación física del colegio. Luego nos enseñaron primeros auxilios: teníamos que aprender a curar una herida, a sacar una bala, para poder atender a las ‘camaradas’ si caían heridos. Luego nos mostraron cómo disparar pistolas y fusiles, cómo utilizar las granadas, cómo movernos en los combates. Ese entrenamiento duró un mes. De ahí me mandaron

146

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

to allegations made by some families. But sometimes, as happened to Diana *, the destiny is only one. When parents, brothers, uncles, or cousins ​​are subversives, war is inherited. It all started with a training. In a village in Cauca we met several young men and they put us to exercise and jogging every day, and physical education classes at school. Then we were taught a First aid course: we had to learn to heal a wound, you get a bullet out in order to assist the ‘comrades’ if were wounded. Then they showed us how to shoot guns and rifles, how to use grenades, how to move in the fighting. This training lasted a month. From there I was sent to a village near the border with Huila, a camp about 30 people. I was introduced to the boss. He was called ‘Jaimito’. Yes, the one who was killed. He welcomed me and introduced me to the group. There were six other girls like me.

Diana temía ser un número más en las cuentas del Ejército. En el norte del Cauca, la Fuerza de Tarea Apolo ha abatido en combate a varios adolescentes que habían sido obligados a permanecer en las filas de las Farc. ¡Me mintieron! ¿Dónde está el celular y la moto y la plata? ¿No dizque podía ver a mi hija cuando quisiera? Les reclamaba todo el tiempo porque ya habían pasado ocho meses y yo seguía metida en esa selva, sin poder visitar a la niña. Esa no era la vida que yo quería. Les rogaba entonces que me dejaran ir para el pueblo, que yo podía trabajar como miliciana, que no me les iba a volar. Pero siempre me decían que no, que no jodiera tanto con ese cuento. De repeso, tenía que aguantarme los castigos que nos ponían. Si uno, por ejemplo, dejaba caer un pelo cuando cocinaba, tenía que cargar leña todo

The first few days only had to pay duty, that is, standing in a corner of a cambuche and ensure that no soldiers came. I was also sent to collect firewood and help others to cook for everyone. But a few weeks later the real war began. One day they gave me a gun and threw me to combat. I froze. It is that not even remember what they taught me in that training. Then I grabbed shooting and ducking to avoid bullets. What would my daughter do if I got killed in that jungle. Since that day I hated fighting, every time he heard gunfire from Army, my stomach hurted, my hands were sweating, I blessed myself and asked God to look after me. Diana feared to be an extra number in the accounts of the Army. In the North of Cauca, the Apolo Task Force had killed in combat several teenagers who had been forced to remain in the ranks of the Farc. They lied to me! Where is the phone and the motorbike and the money? I was not supposed that I could see my daughter whenever I wanted? I complained all the time because it had already passed eight months and I was stuck in the jungle, unable to visit the girl. That was not the life I wanted. Then I begged them to let me go to the town, that I could work as militia, that I would not fly. But they always said no, that I should stop annoying them with that bullshit. Besides that, I had to stand the punishment they gave us. If one, for example, dropped a hair when cooked, then I had to carry firewood all day. They almost they did not punish me for it, but by being rude to the leaders. Several times I left tied to a stick overnight. Thus, sleepless, cold, hungry. The only half-good thing was that the girls were all very united. If someone’s punished taking away her breakfast or lunch, the other secretly brought food to her. So It was very hard to see them suffer. I realized, for example, that they were pregnant and at any

Heredera de la guerra Heiress of war

147

el día. A mí casi no me castigaron por eso, pero sí por ser grosera con los cabecillas. Varias veces me dejaron amarrada a un palo toda la noche. Así, en vela, con frío, con hambre. Lo único medio bueno era que todas las muchachas éramos muy unidas. Si a alguna la castigaban quitándole el desayuno o el almuerzo, las otras le llevábamos comida a escondidas. Por eso me daba muy duro verlas sufrir. Darme cuenta, por ejemplo, de que estaban embarazadas y de un momento a otro aparecían sin barriga, llorando por ahí escondidas. Luego me contaban que las habían obligado a tomar pastillas o a aplicarse inyecciones para abortar. Pero a algunas les iba peor: cuando ya tenían cuatro o cinco meses, las rajaban para sacarles los bebés. Eso era horrible. Siempre pensé que si algún día quedaba embarazada, me volaba como fuera, porque no iba a dejar que mataran a mi hijo.

Mientras muchos civiles consideran el aborto un pecado, allá, en la selva, en las reglas de la guerra, no hacerlo es una sentencia de muerte. Un mayor de inteligencia del Ejército cuenta que, aunque algunas guerrilleras intentan ocultar sus embarazos, los comandantes las descubren y las castigan. Algunos desmovilizados han relatado que, incluso, cuando el embarazo está muy avanzado, dejan nacer a los bebés. Pero nunca crecen: “Les quiebran la tráquea para ahogarlos. Luego los entierran”. Una noche, después de dos años de insistir, uno de los ‘camaradas’ me llamó y me dijo: “Usted, que no hace sino decir que se quiere ir, pues váyase, pero váyase ya, la veo...” ¡De una!, le contesté. Yo creo que él pensó que le iba a decir que no, porque eran las ocho de la noche, estaba oscuro y hacía mucho frío. Pero yo pensé: es ahora o nunca. Obvio, antes de irme me advirtieron que tenía que presentarme cada mes y cumplir con la vigilancia en el pueblo.

148

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

moment they appeared without any belly, crying out hidden. Then they told me that they had been forced to take pills or injections to abort. But to some they fared worse: when they had four or five months, they got slit to extract their babies. That was horrible. I always thought that if I ever got pregnant, I would find a way to flew out because I would not let them kill my son. While many civilians consider abortion a sin, there in the jungle, in the rules of war, not doing so is a death sentence. An Army intelligence Major tells that while some guerrilla try to hide their pregnancies, the commanders discovered and punished them. Some demobilized have reported that even when the pregnancy is advanced, they let the babies born. But they never grow: “They break the trachea to make them drown. Then bury them“. One night, after two years of insisting, one of the ‘comrades’ called me and told me: “You, who always say that you want to leave, then leave, but leave now, I see ...”, Roger!, I replied. I think he thought I was going to say no, because it was eight in the evening, it was dark and very cold. But I thought it’s now or never. Obviously, before leaving they warned me that I had to report monthly and fulfill with the vigilance in the town. After walking all night, I came to a road. There a cousin, who was the head of the militias was waiting for me. He would become my shadow. That day I went looking for my daughter. I was so excited, I wanted so badly to see her. When I got her dad’s home, the girl was outside playing. “Doll, come give me a hug, came the mother,” I shouted. And she looked at me all weird, as asking who is this. I knew that she called “mom” to her stepmother, that was very sad. But I kept visiting her every weekend and, little by little, I gained her. I wanted to live with her, but her dad would not let me. And that was better somehow.

Luego de caminar toda la noche, llegué a una carretera. Allí me estaba esperando un primo, que era el jefe de las milicias. El mismo que se convertiría en mi sombra. Ese día fui a buscar a mi hija. Estaba tan emocionada, tenía tantas ganas de verla. Cuando llegué a la casa del papá, la niña estaba afuera jugando. “Muñeca, venga, deme un abrazo, llegó la mamá”, le gritaba. Y ella me miraba todo raro, como esta quién es. Me enteré de que le decía mamá a su madrastra. Eso fue muy triste. Pero yo seguí visitándola todos los fines de semana y, poco a poco, me la fui ganando. Quería vivir con ella, pero el papá no me dejaba. Y hasta mejor. Yo no tenía tranquilidad; en la noche, en la tarde, en la madrugada, a la hora que fuera, mi primo me mandaba a la loma a mirar si estaban los militares. Y cuando había combates, me

I had no peace; at night, in the afternoon, in the morning, whatever the time, my cousin sent me to the mound to see if the the Army was there. And when there was fighting, I had to put on the camouflage and fight as any guerrilla. In the house he kept weapons and grenades to be prepared. So I spent two more years until I made the decision. It was now or never. Diana tells her story sitting on a park of Miranda (Cauca). It’s a brunette girl, with black hair and slanted eyes. A few days ago she was demobilized from the guerrillas, who recruited her when she was 15 years old. Now she is 19. Beside her, her four-year old daughter tear down an arm from a Barbie that the the military gave her when she was demobilized. Diana caresses the head of the girl and says that she was not able to leave her. Before surrending to the Army, she went to pick her up to her dad’s house. “He thinks I’m working, and in a few days I am back”. but, returning is not in her plans. She knows she is

Heredera de la guerra Heiress of war

149

tocaba ponerme el camuflado y pelear como cualquier guerrillera. En la casa mantenía armas y granadas para estar preparada. Así pasé otros dos años hasta que me decidí. Era ahora o nunca.

Diana cuenta su historia sentada en un parque de Miranda (Cauca). Es una chica trigueña, de pelo negro y ojos rasgados. Hace pocos días se desmovilizó de esa guerrilla, que la reclutó cuando apenas tenía 15 años. Ahora tiene 19. A su lado, su hija de cuatro años le arranca los brazos a una Barbie que le regalaron los militares cuando se desmovilizó. Diana acaricia la cabeza de la niña y cuenta que no fue capaz de dejarla. Antes de presentarse al Ejército, la fue a recoger a la casa del papá. “Él cree que estoy trabajando y que en unos días vuelvo”. Pero en sus planes no está regresar. Sabe que no puede. Si lo hace, su primo la mata. Porque así se castiga a los ‘faltones’.

not able to do it, If she does it, her cousin will kill her. Because that is the punishment for the ‘unreiable’. –¿Are you afraid? –A lot –Then how did manage to made the decision to escape? –I was not going to allow them to do the same that they did to my friends, I am two months pregnant and I want to be a free mom. *Name changed for security

–¿Tiene miedo? –Mucho –Entonces ¿cómo logró tomar la decisión de escaparse? –No iba a dejar que me hicieran lo mismo que a mis amigas. Tengo dos meses de embarazo y quiero ser una mamá libre. *Nombre cambiado por seguridad.

150

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Heredera de la guerra Heiress of war

151

Profile of INDALECIO CASTELLANOS

Por INDALECIO CASTELLANOS Cucaita (Boyacá), 11 de julio de 1984, periodista con más de 25 años de experiencia en periodismo radial. Fue director de noticias de radio súper de Boyacá, coordinador de nocturna de RCN y actualmente es editor de noticias de RCN La Radio y director del programa La Noche de la Libertad. Ha sido profesor de radio en las facultades de periodismo de la Universidad del Rosario, Javeriana y Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, también ha sido corresponsal del diario El Tiempo y colaborador de varios medios escritos del país.

U

Cucaita (Boyacá) , July 11, 1984 , journalist with over 25 years of experience in radial journalism. It was news director of Radio Súper Boyacá, Nocturna RCN coordinator and is currently editor of RCN La Radio news and director of Night of Freedom. He has taught radio journalism schools at the University of Rosario, Javeriana and Jorge Tadeo Lozano of Bogotá, it has also been a correspondent for the daily El Tiempo and contributor to several print media in the country.

Sufrir el infierno, para luego perdonar Suffer in hell, to then forgive Una niña de 14 años abandonada por su padre, indefensa porque su mamá enferma iba al pueblo en busca de atención médica y además víctima de abuso por parte de su padrastro, dolorosamente era presa fácil para los integrantes de la guerrilla de las Farc que acampaban en la vereda en la que quedaba su finca. Sus hermanos habían sido golpeados y lesionados por su padrastro por haberles comentado a los hombres de la guerrilla sobre sus actuaciones; estos últimos les ofrecieron llevárselos, como una pretendida manera de protegerlos de la insoportable situación familiar. Eso que algunos llaman un ‘reclutamiento voluntario’, en este caso era una muestra de la utilización perversa de una niña frágil para los fines de la guerra. “Tenía rabia por lo que pasaba en mi casa porque mis papás no se habían preocupado por mí, no me ayudaron y mi mamá nunca me creyó lo que le dije”, asegura esta joven que identificaremos como Carolina, para proteger su identidad.

152

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

A 14 year old girl abandoned by her father, defenseless because her sick mom went to the town looking for medical attention, and besides a victim of abuse by her stepfather, painfully was a pushover for the Farc guerilla members who were camping in the town were her land was located. Her brothers had been beaten and injured by her stepfather for having told to the guerrilla members about their actions; this men offered her to take them away, as a pretended way to protect them from the insufferable family situation. What some people call a voluntary recruitment, in this case was an example of the perverse utilization of a fragile girl for furfilling the war purposes. “I was angry because of my home situation, because my parents hadn’t worried about me, they didn’t support me and my mom never believed me what I told her”, assured this young girl that we will call Carolina, to protect her identity. She had told her mom about the constant harassment that she suffered by her stepfather, but she didn’t

Sufrir el infierno, para luego perdonar Suffer in hell, to then forgive

153

Le había contado a su mamá de los constantes acosos a que era sometida por su padrastro, pero ella no le creyó, por lo que una tarde de noviembre del año 2007 con su hermano de 13 años les contaron todo a los guerrilleros, “que al ver eso, decidieron reclutarnos”.

La ida El primer pensamiento como guerrillera es que si su mamá le hubiera parado bolas, ella no habría cogido ese camino. Aunque estaba familiarizada con los guerrilleros que merodeaban por los alrededores de su finca, los miedos de una niña vulnerable y triste cambiaron esa misma tarde de manera insospechada cuando llegó al campamento de la columna móvil Daniel Aldana y sin fórmula de juicio empezó la instrucción en el manejo de armas. “Yo había escuchado historias de guerrilleros a los que se le explotaban granadas o se disparaban y perdían un brazo o se morían y por eso me dio mucho miedo”, relata Carolina. Varias horas después de dejar su casa “sin pensar en nada”, intentaba aprender cómo desarmar un fusil o una pistola, cómo cargar un arma, cómo manipular un explosivo. La niña golpeada, en menos de 24 horas estaba siendo sometida a los rigores infames de la guerra. A pesar de los problemas en el entorno familiar, esa noche Carolina empezó a darse cuenta de que no todo era malo en su casa, extrañó su cama y sintió por primera vez ese vacío inmenso de no poder dormir con su hermano, con quien compartía sus soledades y sus miedos. “Casi no pude dormir, porque era difícil hacerlo en una caleta en la que la cama estaba en la tierra y el colchón estaba hecho de hojas de palma con

154

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

believe her. That’s why a November afternoon in 2007, with her 13 year old brother, they told everything to the guerilla men, “who decided to recruit us, seeing our situation”.

The leaving The first thought as a guerrilla was that if her mom had listened to her, she hadn’t chosen that way. Although she was familiarized with the guerrillas who surrounded her land, a vulnerable and sad girl’s fears changed that same afternoon in an unsuspected way, when she arrived to the camp of the Columna Móvil Daniel Aldana, a division of the Farc Guerilla. And without trial, she started to be trained in handling a weapon. “I had heard stories of guerrillas who had been injured by hand grenades that had exploded in their own hands, or guerrillas been shot and lost an arm or died, that’s why I was scared”, relates Carolina. A few hours after leaving her home, “thinking of anything at all”, she tried to learn how to disarm a fusil or a pistol, how to load a gun, how to manipulate an explosive. The beaten girl, in less than 24 hours, was put on the infamous rigors of the war. Despite the problems in the family environment, that night Carolina started to realize that not everything was wrong at her home. She missed her house, her bed, and felt for the first time that huge emptiness of not being able to sleep with her brother, with whom she shared her loneliness and fears. “I could hardly sleep, because it was difficult to do it in a caleta (a place to hide) where the bed was on the ground, and the mattress was made of palm leaves with a rubber cover on it. Besides, I used to think all

un caucho encima y además pensaba todo el tiempo qué iba a hacer y cómo sería la vida a la mañana siguiente”. Habían pasado algo más de 14 horas reclutada por la guerrilla; al amanecer del día siguiente ya estaba sometida a la rutina infame de una mujer que aún no era consciente de su nueva condición.

“De una vez me di cuenta que había que pedir permiso para todo, como para ir a chontiar, que es como le dicen en la guerrilla a hacer las necesidades, y me dieron instrucciones sobre la levantada, la acostada y luego, sin instrucción, me pusieron a hacer calistenia y ejercicios con armas, sin más”, relata Carolina.

the time about what was I going to do and how life was going to be like the next morning”. It had passed more than 14 hours of being recruited by the guerrilla. To dawn, the next day, she was already summited to the infamous routine of a woman who’s not yet aware of her new condition.

“At once, I realized that I had to ask for a permission for everything, like to go to “chontiar”, that is the word guerrillas use for going to the bathroom (in a ground floor), and they gave me instructions about waking up, going to bed, and then, without instruction, they put me to make calisthenics and exercises with guns, with no explanations”, tells Carolina.

Apenas empezada la primera mañana del día siguiente de su reclutamiento, ya estaba pensando que “no quería seguir” y es posible que empezara a sentir ese miedo que le producían las agresiones cobardes de su padrastro mientras su mamá enferma buscaba atención médica en la cabecera del pueblo.

Barely starting the first morning of the next day of her recruitment, she was already thinking that she “didn’t want to go on”. And it’s possible that she started to feel that same fear produced by the coward aggressions her stepfather used to make her, while her mom looked for medical attention in the town.

Ella recuerda que le dijo a alias ‘Teófilo’ que se quería ir a buscar a su familia, pero él le dijo que no tenía familia y fue entonces cuando por primera vez contempló la posibilidad de buscar a su papá y a su familia, y se lo dijo, pero obviamente no le ‘paró bolas’.

She remembers to have told alias ‘Teófilo’ that she wanted to go and search for her family, but he told her she didn’t have family. It was when, for the first time, she thought of the possibility of looking for her biological father and his family. And she told him, but obviously he didn’t pay attention.

Para completar sus desgracias en tan poco tiempo, al amanecer su hermano ya había sido trasladado a otro frente y la perspectiva de perderlo la hizo aún más infeliz ante la certeza de que ya no podía devolverse.

To make her disgrace complete in such small time, to dawn her brother had already been transferred to another guerrilla front, and the perspective of losing him made her even more unhappy, with the certainty that she couldn’t go back.

La primera caminata

The first walk

Pronto se haría realidad lo que imaginaba: al segundo día le anunciaron que la iban a trasladar a la zona donde posteriormente fue abatido el máximo jefe de las Farc, alias ‘Alfonso Cano’.

Soon, it would come to reality what she had imagined: the second day she was announced that she’d be moved to the zone where, later, the main leader of the Farc, ‘alfonso Cano’, would be murdered.

Sufrir el infierno, para luego perdonar Suffer in hell, to then forgive

155

Reencuentro y despedida

Reunion and farewell

Carolina, que ha estado contando su historia con absoluta tranquilidad, haciendo pausas mientras recuerda la historia de su pesadilla que duró seis años y seis meses en la guerrilla de las Farc, solo se descompone mientras recuerda cómo cuatro años después de esa separación el destino quiso que se topara de nuevo con su hermano.

Carolina, who has being telling her story with absolute calm, making pauses while she remembers her nightmare, that lasted six years and six months in the Farc guerrilla, only collapses when she remembers how four years after the separation, the destiny made her run across her brother.

“Los dos éramos remolcadores, es decir, llevábamos cartas y comida, y una vez después de dos días de caminar, él bajaba de dejar la remesa y yo subía y nos encontramos”. Se escapa un uf de asombro y luego recobra el aliento para contar el momento, ocurrido en septiembre del 2013, que Carolina califica como el mejor regalo de Amor y Amistad. Recuerda que cansados de caminar, pidieron permiso para quedarse juntos durante la noche y hablar de cómo estaban y contarse lo que sabían de su mamá.

Podría ser anecdótica y hasta interesante la manera como la transportaron en la noche, cómo llegó a una zona “fría como una nevera” y cómo fue descubriendo que la presencia del máximo jefe de la guerrilla iba a marcar de una vez y para siempre la ruptura definitiva con sus lazos familiares. Una guerrillera bajita, gordita, de cabello ondulado le dijo la sentencia de su vida cuando le expresó que por la seguridad del cucho tenía que olvidarse de la familia del todo. Carolina cuenta que lo que más le dolió fue separarse de su hermano y que durante varios días le repicó en la cabeza la frase de su compañera de cambuche: “Sepa que si usted se vino para acá, no vuelve a ver a su hermano ni a su familia y que a usted no la van a dejar salir fácil”.

156

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

It could be anecdotic and even interesting the way she was carried in the night, how she got to the zone, “cold as a fridge”, and how she was discovering that the presence of the main leader of the guerrilla would mark once and forever the final break of her family ties. A short, chubby, curly haired guerrilla told her what would become her life sentence, when she said that, for her old man’s safety, she had to forget about her family. Carolina tells that the most painful thing was separating from her brother, and that during several days she had in her mind her roommate’s sentence: “Know that coming here means you won’t see your brother or your family never again, and you won’t be able to go out that easy”.

“Yo le dije que quería irme y hablamos para escaparnos”, pero no hubo oportunidad porque tiempo después de ese encuentro su hermano murió a manos de su compañera sentimental, quien al parecer por celos activó una granada. A pesar de que han pasado varios años de ese episodio, Carolina insiste en que sabe dónde está el cadáver de su hermano y quiere sacarlo. Reconoce que él tenía un carácter muy fuerte, pero insiste en que era “un niño muy lindo” que su mamá no supo aprovechar.

El regreso Así como está fresco en su memoria el día de noviembre en que se fue con la guerrilla, también Carolina recuerda ese día de agosto de 2013 en el que regresó a la libertad.

“We were both tugs, which means we carried letters and food, and after walking for two days, he was coming down from leaving the dinner and I was walking up, and we met”. It can be Heard an “uf” of surprise, and then she gets her breath back to tell the moment, happened in September of 2013, which Carolina qualifies as the best gift for Love and Friendship’s day. She remembers that, tired of walking, they asked for a permission to stay together that night and talk about their lives and telling each other what they knew about their mom.

“I told him that I wanted to leave and we talked about escaping”, but there was no chance because some time after that reunion, her brother died at the hands of his sentimental partner, who, apparently for jealousy, activated a hand grenade. Despite it has been a long time after that episode, Carolina insists that she knows where her brother’s corpse is and that she wants to take it out. She recognizes that her brother had a strong character, but insists in saying that he was a “very cute boy” that their mom didn’t valued.

The return With the same clarity that she remembers the day of November when she left with the guerrilla, Carolina also remembers that august day in 2013 when she got her freedom back.

Sufrir el infierno, para luego perdonar Suffer in hell, to then forgive

157

Había sido separada de su compañero sentimental y estaba embarazada, y aunque lo intentó ocultar, alias el ‘Gordo’ le dijo que no podía tener el niño y que tenía que abortar.

She had been separated from her sentimental partner and she was pregnant. And despite she tried to hide it, alias the ‘fat’ told her she couldn’t have the kid and that she had to have an abortion.

Regresó para intentar no repetir lo que pasó con ella y sus dos hermanos y con la íntima convicción de que la sociedad la perdonara, pero también perdonar.

She went back to try not to repeat what happened to her and her two siblings, and with the conviction that she could receive the society forgiveness and that she could also forgive.

Se sentía agobiada “por la caminadera” y por la guerra sin sentido; y a pesar de que sabía que no podía decirle a nadie de sus propósitos de fuga, hubo un guerrillero que la escuchaba cuando le decía que quería que la trasladaran de frente, que estaba muy aburrida y quería desaparecer.

She felt overwhelmed because of all the hiking and the meaningless war; and, besides she knew she couldn’t tell anybody about her escaping purposes, there was a guerrilla who used to listen to her when she said she wanted to be transferred to another front, that she was very bored and she wanted to disappear.

Como lo había imaginado alguna vez mientras estuvo reclutada, cuatro meses después de su fuga tuvo un emotivo encuentro con su padre, quien le pidió perdón por haberla abandonado, y seis meses después la nueva pareja de su mamá le pidió que dejara los rencores y se encontrara de nuevo con ella para perdonarla.

As she had imagined once while she was recruited, four months after her escape, she had an emotional reunion with her father, who asked her for her forgiveness for having abandoned her, and six months later, her new mom’s partner asked her to leave the rancor behind and visiting her to forgive her.

“Tranquila que no le va a durar mucho”, le dijo, tras lo cual le anunció que se preparara para ir hasta una casita que servía para secar la ropa, con el pretexto de “ir por una colchoneta para arreglarla dizque para que no sintiera frío”. Nunca habló de huir, por la prudencia que había que tener, pues algunas parejas que lo habían planeado fueron fusiladas. Sin embargo, su compañero de fuga lo tenía todo previsto porque trajo consigo los documentos de identidad y hasta había preparado el minikuy, que es como se llama al revuelto de kola granulada, Chocolisto, leche y galletas que se consume cuando se realizan largas caminatas.

158

“Don’t worry, this won’t last that much”, he told her. After that, he announced her to get ready to go to a little house that was used for drying the clothes, with the excuse of going for “a mattress to fix it, in order of not feeling cold”. She never talked about defect, due to the caution she should have, because some couples that had planned it had been killed. Nevertheless, her escaping pal had it everything settled, because he brought with him their identity documents and even he had prepared the ‘minikuy’, the word they use for the mix of granulated kola, chocolate powder, milk and cookies, which is drunk when they make long walks.

Cuenta que conocían el camino y que después de cuatro horas llegaron a un lugar en el que había señal de celular, desde donde su compañero llamó a su familia para advertirle de la fuga y pedirle que los recogieran después. Luego vivió por tres meses con la familia del muchacho, hasta que una vez se encontró con el exmarido de una tía y pudo contactarse de nuevo con su familia.

She tells they knew the way and that after four hours they got to a place where they had cellphone signal and her mate could call his family, to warn them about the escape, and ask them to pick them up later. Then, she lived three months with the guy’s family, until once she met her aunt’s ex-husband and could contact again her own relatives.

Perdonar a los suyos

Forgiving her people

Se fue odiando a su mamá y regresó convertida en mamá. El primer día en la guerrilla le aplicaron una inyección para planificar, y un problema con su método de planificación le hizo concebir.

She had left home hating her mom and came back being a mom. The first day in the guerrilla, she was given an injection for family planning, but a problem with the method made her get pregnant.

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Ahora Carolina es una mujer independiente que vive con su hijo y trabaja en una entidad hospitalaria, mientras termina su bachillerato y se prepara para estudiar farmacia. Ha logrado restañar las heridas de su entorno familiar, pero dice que el precio ha sido demasiado alto porque lamentablemente sus hermanos tuvieron que morir y ella sufrir las heridas de la guerra para que sus padres cambiaran. Con la tranquilidad de quien está rehaciendo su vida con la ayuda del Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado, esta joven reflexiona sobre el infierno que pasó en la guerrilla, para decir con certeza que “esa no es una verdadera forma de vivir y que eso tiene dolorosamente sus consecuencias”. Recuerda lo que ocurrió con su familia y sabe que no puede repetir la historia con su hijo.

Now, Carolina is an independent woman who lives with her son and who Works for a hospital entity, while she finishes her high school and gets ready to study Pharmacy. She has healed all the wounds in her family environment, but she says the Price has being too high, because, pitifully her siblings had to die and she had to suffer the injuries of war, to change her parent’s mind. With the peace of who is remaking her life, with the support of the Humanitarian Attention to the Demobilized program, this young woman reflects about the hell she lived in the guerrilla, to say with certainty that “that is not a real way of living and it has painful consequences”. She remembers what happened to her family and knows she can’t repeat the same story with her son. “Love is not indulging”, she says, to internalize that life would be different if she had never left home.

“Amor no es alcahuetería”, dice, para repetirse que la vida sería otra si jamás se hubiera ido de la casa.

Sufrir el infierno, para luego perdonar Suffer in hell, to then forgive

159

Profile of JIMMY MONTES

Por JIMMY MONTES Periodista de la Universidad Central con más de diez años de experiencia en medios impresos, digitales y en televisión. Durante varios años fue reportero del periódico El Tiempo; también fue editor de la Mesa de Edición para América Latina de la agencia EFE. Fue enviado especial de Publicaciones Semana, y trabajó como investigador y reportero de Crónicas RCN, del canal RCN TV.

l

Journalist from Central University with over ten years experience in printed and digital media and television. For several years he was a reporter and columnist for the newspaper El Tiempo; He was also editor of the Editorial Board for Latin America of the international news agency EFE. He has travelled to several regions through the country as a special envoy of Publicaciones Semana, and worked as a researcher and reporter for the RCN TV program Crónicas RCN.

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc

The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the Farc La comunicación de radio proveniente del corregimiento de Las Mercedes, en Sardinata (Norte de Santander, en la frontera con Venezuela), solicitaba la evacuación aérea –de carácter urgente– para un policía que se encontraba en la zona y debía trasladarse a Cúcuta para asistir a las honras fúnebres de uno de sus hermanos. La solicitud fue atendida por el capitán Ismael Murcia y el patrullero Edwin Rodríguez, piloto y copiloto, respectivamente, de uno de los helicópteros Bell212 de la Policía Nacional de Colombia. Esa mañana del viernes 21 de marzo de 2014 Murcia y Rodríguez abordaron la aeronave junto con otros tres uniformados que servían como apoyo, pues la zona está infestada de miembros de las Farc, del Eln y de bandas criminales (bacrim) al servicio del narcotráfico. El cielo estaba un poco despejado, las condiciones eran aceptables. Al llegar al sector de Cristo Rey, lugar de la evacuación, la fuerza de las hélices revolvió la maleza suelta y el ruido de los rotores rompió el silencio del campo: la misión parecía ser exitosa y sin mayores contratiempos.

160

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

The radio communication coming the village of Las Mercedes in Sardinata (Norte de Santander, bordering Venezuela) solicited the emergency air evacuation assistance for a police officer who was in the area and had to move to Cúcuta to attend a funeral of one of his brothers. The request was granted by the Captain Ismael Murcia and Patrolman Edwin Rodriguez, pilot and copilot, respectively, of one of the Colombian National Police Bell-212 helicopter. That morning of march 22, 2014. Murcia and Rodriguez boarded the plane with three other soldiers that served as support, because the area was infested with members of the Farc, the Eln and criminals gangs (bacrim) at the service of drug trafficking. The sky was a bit cloudy, the conditions were acceptable. Once they arrived to Cristo Rey, place of evacuation, field strength of the helixes churned the loose brush and the noise of the rotors broke the silence of the countryside: the mission appeared to be successful and smoothly.

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the FARC

161

A menos de 500 metros de la planicie en la que se aprestaba a aterrizar el Bell-212, un imperceptible sonido iba casi al mismo ritmo de las revoluciones del motor de la aeronave, eran las palpitaciones del corazón de alias ‘Reynaldo’, cabecilla de la columna móvil ‘Antonia Santos’, del frente 33 de las Farc, quien desde su escondite –entre los árboles– esperaba pacientemente para cumplir con la misión encomendada por su comandante, alias ‘Roldán’: hacer explotar en mil pedazos el helicóptero del capitán Murcia. Un cable azul y uno rojo, que se extendían cerca de medio kilómetro camuflados entre el follaje del campo, eran sostenidos por las ásperas manos del cabecilla guerrillero. La peligrosa conexión artesanal hacía parte de dos ‘tatucos’ (cilindros cargados, cada uno, con más de 11 kilogramos de explosivo R1 y metralla) que semanas atrás habían sido enterrados por ‘Reynaldo’ y sus hombres en el lugar del aterrizaje. La suerte estaba echada para Murcia, Rodríguez y los otros tres uniformados: mientras la aeronave descendía, el guerrillero –con la sangre gélida, consecuencia de la barbarie de la guerra– unió las puntas de los dos cables y, tras una presurosa chispa, provocó una fuerte explosión que dejó en pedazos la aeronave de la Policía. Ese día, a pesar de las graves heridas, los cinco miembros de la tripulación le hicieron el quite a la muerte. La misma suerte corrió ‘Reynaldo’, quien se escabulló por entre las montañas esquivando las ráfagas de una segunda aeronave artillada que lo persiguió durante varias horas, antes de que encontrara refugio en su inhóspito campamento guerrillero.

Reflexión entre las minas Los más de 30 grados centígrados a la 1:30 de la tarde sobre una desolada carretera cercana a Las

162

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Less than 500 meters from the plain on which it was preparing to land the Bell-212, an imperceptible sound was about the same speed rhythm of the aircraft engine, it was the heart palpitations of alias ‘Reynaldo’ ringleader the mobile column ‘Antonia Santos’ Front 33 of the Farc, who from his hiding place -among the trees- waited patiently to fulfill the mission entrusted by his commander, alias ‘Roldan’ mission: to blow to pieces the Captain Murcia’s helicopter. A blue and a red wire, which stretched nearly half a kilometer hidden among the foliage of the field. They were supported by the rough hands of the guerrilla leader. The dangerous handcrafted connection was part of two ‘tatucos’ (loaded cylinders, each with more than 11 kilograms of explosives R1 and shrapnel) that weeks before had been buried by ‘Reynaldo’ and his men in the landing place. The die was cast for Murcia, Rodriguez and the other three uniformed members: while the aircraft descended, the guerrilla, with cold blood, due to the savagery of the war- joined the tips of the two wires and after a hasty spark, it caused a strong explosion that left the Police aircraft into pieces. That day, despite serious injuries, the five members of the crew avoided death. The same fate befell ‘Reynaldo’ who slipped through the mountains dodging bursts of a second aircraft artillery that pursued him for several hours before he found refuge in the inhospitable guerrilla camp.

Thoughs among the mines More than 30 degrees Celsius at 1:30 pm on a desolate road near Las Mercedes seared ‘Reynaldo’s 1.70 meters figure. Dressed in a sweatshirt and black rubber boots, kneeling, he finished to ‘plant’ a minefield on the edge of the road to activate it as soon as the Members of Security Forces approach.

Mercedes abrasaban la figura de 1,70 metros de ‘Reynaldo’. Vestido con una sudadera y botas de caucho negras, arrodillado terminaba de ‘sembrar’ un campo minado al borde de la vía para activarla al paso de los miembros de la fuerza pública. “Estaba ahí, solo, haciendo unas conexiones que hacían falta y estirando los cables para una emboscada”, recuerda el curtido explosivista de las Farc. Su único respaldo aquella tarde del jueves 27 de noviembre de 2014 eran una granada de mano y una pistola Pietro Beretta, que aferraba al cuerpo con la pretina del pantalón. La noche anterior había llegado hasta ese punto tras más de dos horas de caminata desde su campamento, para instalar esos 10 artefactos explosivos artesanales, hechos con tubo PVC y jeringas, las mismas que entre 1990 y mayo de 2015 registran en Colombia 11.122 víctimas. “Las minas están llenas de explosivo R1, que es el que más revienta; se les meten puntillas oxidadas, grapas, balineras gruesas y hasta cadena de motosierra enrollada por fuera del tubo; se les echa de todo lo que se pueda para que al que agarren lo truecen de una sola vez”, explica el guerrillero, un verdadero alquimista de la muerte. Enterradas a 30 centímetros de profundidad, el guerrillero terminaba de camuflarlas con hojas secas para evitar que fueran descubiertas a simple vista por policías y militares, las principales víctimas de estos artefactos, que solo en el primer semestre de 2015 dejan 6.861 afectados, entre muertos y mutilados. ‘Reynaldo’ afirma que cuando terminó de instalar el campo minado, tuvo una especie de revelación que no explica si fue fruto del calor inmisericorde, la soledad o el hecho de llevar más de 8 de sus entonces 31 años de vida poniéndole el pecho a una guerra que nunca pudo entender:

“I was there alone, doing some connections that were needed and pulling cables for an ambush,” -recalls the tested Farc explosives expert. His only support that afternoon Thursday November 27, 2014 were a Granada and a Pietro Beretta pistol, which clung to the body with the waistband. He has come to hat place on last night after more than two walking hours from his camp, to install the 10 explosive devices, made with PVC pipe and syringes, the same as between 1990 and May 2015 recorded 11,122 victims in Colombia. “The mines are packed with explosive R1, which is the most bursts; it is put oxidized tiptoe, staples, thick metal balls, and even saw chain rolled outside the pipe. wound outside the pipe. It is put anything that could be grab, so if it approach someone he could be torn off at once” -says the guerrilla, a true alchemist of death. Buried 30 centimeters deep, the guerrilla tried to camouflage them with dry leaves to prevent to be naked-eyed discovered by police and military. The main victims of these devices, which only in the first half of 2015 left 6,861 affected, killed and maimed. ‘Reynaldo’ claims that when he finished installing the minefield, had a revelation that was not able to explain whether it was the result of relentless heat, loneliness or the wearing of more than 8 of his then 31 years of life putting the chest to a war which could never understand: “Why in hell do I bury these ‘pips’ (mines) here?”, asked himself, knowing that the answer had to be given on his own. ‘Reynaldo’ recalled at that moment how he left behind his life in the countryside, A his home town in Los Angeles, in Sardinata (Norte de Santander), with his parents -Luis and Mercedes- and his eight siblings, three women and five men . One of them, Misael, younger than him, was recruited by the Eln

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the FARC

163

“¿Y yo para qué carajos entierro estas ‘pepas’ (minas) aquí?”, se preguntó, a sabiendas de que la respuesta se la tenía que dar él mismo.

two years after his departure to the Farc. Sometimes he could see him when the two groups met and not shooted to death in the to gain ground.

‘Reynaldo’ recordó en ese instante cómo dejó atrás su vida en el campo, en su natal vereda Los Ángeles, en Sardinata (Norte de Santander), junto a sus padres –Luis y Mercedes– y a sus ocho hermanos, tres mujeres y cinco hombres. Uno de ellos, Misael, menor que él, fue reclutado por el Eln dos años después de su partida hacia las Farc. Algunas veces lo pudo ver cuando los dos grupos de cruzaron y no se cogían a balazos para pelear terreno.

No matter that he had only studied until second grade of primary and his youth passed of as a coca collector ‘raspachín’. That is the life ‘Reynaldo’ began to miss. On that day on the edge of that dusty road and shimmering heat.

Sin importar que solo hubiera cursado hasta segundo de primaria y que su adolescencia transcurriera como ‘raspachín’ de hoja de coca, esa vida la comenzó a extrañar ‘Reynaldo’ aquel día a la orilla de esa carretera polvorienta y el reverberante calor. Durante esos minutos recordó cómo a los 22 años su primo ‘Toto’ lo reclutó para convertirse en explosivista de las Farc y desde aquella tarde de abril de 2006 –en la que salió de su casa sin despedirse y con apenas dos mudas de ropa dentro de una vieja mochila– no hablaba con sus padres, que ya lo creían ‘finado’. ‘Reynaldo’ se volvió a recriminar mientras se refugiaba en sus recuerdos: “¿qué estoy haciendo aquí? ¡Nada bueno! No hago más que matar soldados campesinos, que son los que mandan por allá pa’l monte a pelear y a que los maten, ‘igualitico’ los que nos pasa a nosotros los ‘guerrillos’”.

Matar. Esa palabra, infortunadamente, ya hacía parte de su escaso léxico. No recuerda bien si fue en 2011 o en 2012, porque “en la guerrilla no se llevan bien la cuenta de los años ni de los meses”, pero sí tiene muy clara la vez que en un enfrentamiento en El Tarra

164

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

During those minutes he remembered how at age 22 his cousin ‘Toto’ recruited him to become an explosives expert at the Farc, and since that afternoon of April 2006 -in which he left home without saying goodbye and with just two changes of clothes inside an old backpack did not talk to their parents, who already believed he was death. ‘Reynaldo’ turned to recrimination as he retreated into his memories: “What am I doing here? Nothing good! I keep killing peasant soldiers, who are in charge over the mountains to fight and to be killed. Same which happens to us the guerrillas “. Killing. That word, unfortunately, I already was part of his limited vocabulary. He does not remember well if it was on 2011 or 2012, because “the guerrillas don’t keep well track of the years or months,” But he has it clear that while a clash in El Tarra (Norte de Santander) He killed the first of the 25 police and military who he claims to have killed by own hand in battle. Not counting the countless lives that ended with over a thousand mines planted for eight years. That day, amid bursts and explosions near the bridge of this municipality, while sheltering behind the trees, he found himself facing a military: separated by about 20 meters, It began a shooting that ‘Reynaldo’ will never forget: “He showed himself and me too: and we fought out there! I took out splinter to the tree where he sheltered, he did the same. I was careless and he shot me me. He hit the magazine and opened a huge

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the FARC

165

(Norte de Santander) asesinó al primero de los 25 policías y militares a los que afirma haber asesinado por mano propia en combate, sin contar las innumerables vidas que terminó con las más de mil minas que sembró durante ocho años. Ese día, en medio de ráfagas y explosiones cerca del puente de este municipio, mientras se resguardaba entre los árboles, se encontró de frente con un militar: separados por unos 20 metros comenzó un tiroteo que ‘Reynaldo’ nunca olvidará: “Él me sacó la cara y yo también: ¡y nos ‘prendimos’ ahí mismo! Yo le sacaba ‘chinclones’ (pedazos) al palo (árbol) con el que él se cubría y él hacía lo mismo. Yo me descuidé y él me pegó un tiro: le dio al proveedor y le abrió un huecononón. La bala se me incrustó en las costillas –se señala el costado derecho–. Después, me mandó una granada y me ‘jodió’ el codo –lo exhibe como si todavía ahí estuviera la herida–, la cara y las piernas. Cuando me vi echando sangre –relata exaltado– me dio una rabia terrible. Ahí mismo, le metí otro proveedor al fusil y me le fui de frente: a punta de bala le trocé el palo donde se cubría y le disparé hasta que botó un chorrononón de sangre. Le alcancé a meter un balazo y cuando oí que se quejó, ahí mismito le salté encima y le descargué el proveedor. Cuando estuvo muerto le quité la pechera, el fusil y las botas. Recuerdo que ese día fue tanta la bala que nos dimos con ese soldado que hasta se me totearon los oídos”.

Desde ahí la vida le cambió para siempre: se graduó de guerrillero. Un mes duró escondido en la casa de unos ancianos, recuperándose, sintiéndose solo porque sus ‘camaradas pasaban apenas de vez en cuando a saludarlo: “Si a uno lo matan en un combate, si la guerrilla está cerca, pues lo entierran; pero si no, se lo comen los gallinazos en el monte”.

166

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

hole on it. The bulled lodged in my ribs -he points at his right side-, then he threw me a granade and ‘screwed’ my elbow -he shows it off as if the wound were still there-, my face and my legs. with which he was covered and he did the same. I was careless and he hit me one stone and gave the provider opened a huecononón. The bullet lodged in my ribs He said the right-side. Then I sent him a Granada and I ‘screwed’ the’m elbow displayed as if the wound was still there, face and legs. When I saw myself blood pouring -excited relating- I was in a terrible rage. Right there, I put another magazine in the rifle and I went to face him: by bullet I destroyed the tree where he was sheltering and I shot him until he threw one chorrononón blood. I managed to get a shot and when I heard he moaned, At once I jumped on him and unloaded the magazine. When he was dead I removed his chest harness, the rifle and boots. I remember that day we shooted each other too much that my ears got burst”. From there on, He changed his life forever: he graduated from guerrilla. He lasted a month hiding at some elderly home, recovering, feeling lonely because his ‘comrades went just occasionally to greet him: “If one is killed in combat, if the guerrilla is near, he is buried; but if not, they get eaten by the vultures in the jungle“.

Road to redemption Sitting in front of the minefield that had just planted in Las Mercedes, ‘Reynaldo’ understood then, That in his body did not run the same adrenaline that felt overnight Friday March 18, 2011, when -at 10 nighthe participated in his first guerrilla attack precisely at the police station of that township. That day, the darkness of this humble town was lit by the flashes of two cylinders loaded with explosives twelve drizzle bombs and four ‘tatucos’ with which the finished the live of three policemen.

Camino a la redención Sentado frente a ese campo minado que acababa de sembrar en Las Mercedes, ‘Reynaldo’ entendió entonces que por su cuerpo ya no corría esa misma adrenalina que sintió durante toda la noche del viernes 18 de marzo de 2011, cuando –a las 10 de la noche– participó en su primera toma guerrillera, precisamente en el puesto de policía de ese corregimiento. Aquel día, la oscuridad de ese humilde pueblo fue iluminada por los destellos de dos cilindros cargados de explosivos, doce bombas llovizna y cuatro ‘tatucos’ con los que diez guerrilleros acabaron con la vida de tres policías. ‘Reynaldo’ sintió entonces la necesidad de volver a abrazar a Angie, su pequeña hija de doce años, a quien una tía materna cuidaba como suya, debido a que sus dos padres andaban con el fusil al hombro peleando guerras en el monte que, entenderían después, no eran suyas ni por los suyos. La decisión estaba tomada: ocho años después de ponerle el pecho a esa guerra ajena, este hombre por fin pasaría una Navidad y un año nuevo junto con su verdadera familia. Justo en ese momento, a lo lejos, en esa desolada carretera por la que desde la noche anterior, por miedo, nadie había transitado, el ruido de una motocicleta fue el mensaje divino que Dios le mandó a ‘Reynaldo’ desde lo más alto del cielo para sellar su pacto de dejar las armas y cambiar de rumbo su vida. “Venía una moto nuevecita y de una vez me salí pa’ la carretera. Le hice la parada y, pistola en mano, le quité 300.000 pesos en efectivo al conductor y las llaves de la moto y le di cinco minutos para que se fuera, antes de ‘llenarle la cabeza de plomo’”. Dios, piensa ahora, actúa de formas misteriosas.

‘Reynaldo’ then felt the need to re-embrace Angie, his little daughter of twelve, whom a maternal aunt cared because her parents fought wars on the mountains with the rifle on their shoulders, which he could understand later, they were not his nor for theirs. The decision was made: eight years after that risk his life in a far-off war, this man finally would spend a Christmas and New Year with his real family. Just then, in the distance, in this desolate road in which nobody had transited since the last night because fear. The sound of a bike was the Divine Message that God sent to ‘Reynaldo’ from the highest in the sky to seal his pact to disarm and change the course of his life. “A brand new bike approached and at once I moved to the road. I made it to stop and, gun in hand, I took 300,000 pesos in cash from the driver and the bike keys. And gave him five minutes go out there before ‘lead his head with bullets.’ “ God works in mysterious ways -he thinks now. The did journey to the town of Sardinata in just two hours . The road was battered and his head was set in any of his colleagues would go out on the road and try to ruin his escape plan. I would have no choice than shoot him, -he marks. Before reaching the town of Sardinata he dismounted the bike and in a ceremony full of fear and uncertainty, which ended up being symbolic. Under a stone, he hid two remaining ‘life insurances’: the hand granade and his Pietro Beretta pistol. “When I buried the only two weapons that accompanied me, then I realized that it was the last point. At that moment I thought: I won’t be with the guerrillas anymore!“. Then his objective was to arrive safe and sound to the Army’s Thirtieth Brigade Battallion, based in Cúcuta.

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the FARC

167

El recorrido hasta el municipio de Sardinata lo hizo en apenas dos horas. El camino era maltrecho y su cabeza estaba puesta en que alguno de sus compañeros saliera a la carretera y tratara de arruinar su plan de fuga. No tendría más remedio, anota, que darle plomo. Antes de llegar al casco urbano de Sardinata se apeó de la moto y en un acto lleno de temor e incertidumbre, que terminó siendo simbólico, debajo de una piedra escondió los que hasta ese momento eran sus dos ‘seguros de vida’: la granada de mano y su pistola Pietro Beretta. “Cuando enterré las dos únicas armas que me acompañaban entendí que hasta ahí había llegado. En ese instante pensé: ¡no voy más en la guerrilla!”. Su objetivo era entonces llegar sano y salvo al Batallón de la Trigésima Brigada del Ejército, con sede en Cúcuta. Una vez en Sardinata, esa tarde del 27 de noviembre de 2014, ‘Reynaldo’ hizo algo con lo que había soñado desde hace ocho años: de su humilde billetera sacó un papel amarillento en el que alguna vez su hermano Misael –el que estaba en el Eln– le había apuntado el número celular de Luis, su padre, quien sin esperar un segundo viajó al encuentro del hijo que le había rapado la guerra.

“Apenas me vio, mi ‘cuchito’ se puso a llorar. Se nos salieron las lágrimas cuando nos abrazamos, porque él me creía muerto: hacía ocho años y medio que no hablábamos. Me dio las gracias por haberme salido de la guerrilla. ‘Mijo, gracias por haber regresado. ¡Tomó una buena decisión! ¡Esto es mejor que quedarse por allá en las montañas muerto como un perro!’, me dijo”. Fueron muchas las cervezas que ‘Reynaldo’ y Luis se tomaron aquella tarde. Eran varios los

168

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

Once in Sardinata, this afternoon November 27, 2014, ‘Reynaldo’ did something he had dreamed for eight years: from his humble wallet he pulled a yellowed paper in which his brother Misael, -the one who was in the Eln- had pointed the cellphone of Luis, his father, who did not awaited a second to meet the son who that war had took out from his hands. “As soon as my ‘daddy’ saw me, he began to cry. We shed tears when we hugged each other, because he believed I was dead. It passed eight and half years since we had talked. He thanked me for having left the guerrillas. “Son, thanks for coming back. you made good decision! This is better than staying there in the mountains dead like a dog! ‘-He told me“. There were many beers ‘Reynaldo’ and Luis took that afternoon. There were several calendars that had passed without a hug. There was time even for a short call that had also been postponed for many years and he remembers as if he had just done. “Mom, forgive me for giving you so much trouble and not being a good son,” he said. At the other side the phone, he heard a voice full of emotion and forgiveness: “Dear son, do not worry. For me the best gift in this new year is to have you alive and out of the guerrillas. I love you, son!“. The cries and happiness of Mercedes, his mother, gave ‘Reynaldo’ the strength to tell his father to call one of his cousins, who works in the battalion of Cucuta. To go there with members of Police to pick he up and to be part of the more than 1,175 Farc guerrillas in 2014 they made the decision to lay down arms. An hour later his words would put an end to a history of more than eight years of war, death and suffering. And tonight, for the first time in years, ‘Reynaldo’ slept peacefully in a comfortable bed. Two weeks later, after a telephone communication, sharing his good experiance in the legal life, his

calendarios que habían pasado sin un abrazo. Hubo tiempo hasta para una corta llamada que también había estado aplazada por muchos años y que recuerda como si hubiera acabado de hacer. “Mamá, perdóneme por darle tantos problemas y por no ser un buen hijo”, dijo. Al otro lado del teléfono, escuchó una voz llena de emoción y perdón: “Mijo querido, no se preocupe. Vea que para mí el mejor regalo en este fin de año es tenerlo a usted vivo y por fuera de la guerrilla. ¡Lo quiero mucho, mijo!”.

brother Misael also was motivated to leave the ranks of the Eln to be reunited with his family. That is the end of his time as an explosive expert to the guerrillas. After eight years of carefully link the cables and so many bombs and outrun death many times in the midst of the fighting. Finally ‘Reynaldo’ had an internal ‘short-circuit’ and, after completing several formalities of law, on Wednesday February 18, 2015- he officially signed his demobilization. Now he wants to be a mechanic. Arm and disarm car engines.

El llanto y la felicidad de Mercedes, su madre, le dieron a ‘Reynaldo’ las fuerzas para decirle a su padre que llamara a uno de sus primos, que trabaja en el batallón de Cúcuta, para que fuera con miembros de la Policía a recogerlo y así entrar a hacer parte de los más de 1.175 guerrilleros de las Farc que en 2014 tomaron la decisión de dejar las armas. Una hora después sus palabras le pusieron punto final a una historia de más de ocho años de guerra, muerte y sufrimiento. Y esa noche, por primera vez en años, ‘Reynaldo’ durmió tranquilo y en una cama confortable. Dos semanas después, tras una comunicación telefónica compartiéndole su buena experiencia en la legalidad, su hermano Misael se motivó a abandonar las filas del Eln para reencontrarse con su familia. Así terminó su época como explosivista de la guerrilla. Después de ocho años de unir cuidadosamente los cables de tantas bombas y de hacerle el quite a la muerte muchas veces en medio de los combates, por fin ‘Reynaldo’ tuvo un ‘cortocircuito’ interior y, tras completar varios trámites de ley, el miércoles 18 de febrero de 2015 –oficialmente– firmó su desmovilización. Ahora quiere ser mecánico: armar y desarmar motores de carros.

El explosivista que hizo ‘cortocircuito’ en las Farc The explosive expert who made ‘short-circuit’ in the FARC

169

Profile of IVETH CARMEN ARISTIZÁBAL

Por IVETH CARMEN ARISTIZÁBAL Comunicadora social y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Aspirante al título de magíster en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales en la Universidad del Rosario. Vinculada al sector de Defensa desde hace más de 13 años con énfasis en trabajo con comunidades.

a

Social communicator and journalist from Jorge Tadeo Lozano University. Candidate for certification as Master Degree in Political Studies and International Relations at the Universidad del Rosario. Affiliated to the Defense sector for over 13 years with an emphasis on working with communities.

La guerrilla mató mi derecho a ser mujer Guerrilla killed my right to be a woman La huida

The escape

“A gritos me ordenó: ‘máteme, máteme, no me deje así herido, usted sabe lo que me pueden hacer’; yo le dije que no era capaz, entonces me dijo: ‘hágale, vuélese, porque también la van a matar’” (…). Esas fueron las últimas palabras que alias ‘Alicia’ escuchó de su compañero cuando intentaban consolidar su sueño de iniciar una familia en la legalidad.

‘Shouting he ordered me ‘Kill me, kill me, do not let me hurt like this, you know what they can do to me’; I told him I was not able to do so, then he said to me: ‘do it, fly away, because they also will kill you’(...). Those were the last words that alias Alicia ‘heard from her partner when trying to consolidate their dream of starting a family on the legality.

Era agosto de 2011 cuando alias ‘Alicia’ llegó en la noche a la caleta donde se encontraba alias el ‘Bogotano’, y sin pensarlo dos veces le propuso que se desmovilizaran, que era la oportunidad de crear una familia y tener hijos, dos cosas imposibles de lograr dentro del grupo armado organizado al margen de la ley como las Farc. En ese momento, la respuesta de su compañero, con quien llevaba dos años de ‘socia’, fue darle la espalda y dormirse en medio del frío y los sonidos selváticos de la noche. Al día siguiente, cuando se encontraron nuevamente en la caleta ya entrada la noche, se

170

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

It was August 2011 when alias ‘Alicia’ arrived at night to the cove where it was the alias ‘Bogotano’, and without any hesitation she proposed twice to him to be demobilized. That was the opportunity to create a family and have children, two things which are impossible to achieve within the organized illegal armed groups as the Farc. At that time, the answer of her companion, with whom she had two years of ‘partner’ in the group, was to turn his back on and fall asleep in the middle of the coldness the sounds of the jungle. The next day, when they met again in the cove late at night, ‘Bogotano’ approached her and without a much thought, he asked if it was true what she had

La guerrilla me mató el derecho de ser mujer Guerrilla Killed my right to be a woman

171

acercó el ‘Bogotano’ y sin pensarlo demasiado le preguntó que si era cierto lo que ella le había propuesto la noche anterior; entonces ‘Alicia’ le dijo que sí, que era hora de volarse, que su relación no prosperaría en la guerrilla sabiendo que los mantenían en comisiones separadas y tan solo se veían cada tres meses, sumado a que el comandante siempre la había pretendido. Esa misma noche acordaron que aprovechando que en esa semana a ella le tocaba prestar guardia, se podrían escapar del grupo en la madrugada. En la noche del 9 de agosto, ella recibió el turno de guardia a la una de la madrugada, esperó a que el guerrillero que le acababa de entregar se quedara dormido; antes de emprender la huida, el ‘Bogotano’ había empacado lo necesario y estaba presto a su señal para unirse a la aventura. A él lo habían reclutado hacía mucho menos tiempo que a Alicia; su pericia en el terreno no era la mejor y como su alias lo ratifica, no era hombre de campo; por el contrario, su vida había transcurrido en la ciudad, característica que sería determinante en su destino. Desde que empezaron a correr no voltearon a mirar hacia atrás, corrieron por horas y horas hasta el amanecer, pasando riachuelos, potreros y caminos veredales; decidieron descansar un rato escondidos dentro de una mata de monte llamada ojo de gato, que tiene la característica de puyar. Pensaron que sería el último lugar donde los buscarían; sin embargo, unas voces despertaron a ‘Alicia’ y de inmediato ella movió a su compañero y le dijo: “nos encontraron, nos encontraron”; decidieron quedarse quietos para esperar que pasaran y no detectaran su presencia, pero la suerte no estuvo de su lado. En esta oportunidad eran buscados por sus compañeros de guerrilla, con quienes habían compartido durante años. ‘Alicia’ y el ‘Bogotano’ sabían que si los encontraban les significaría la muerte. Según los estatutos guerrilleros, desmovilizarse se considera como traición a la causa y su castigo es la muerte.

172

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

proposed the night before; then ‘Alicia’ said yes, it was time to escape, that their relationship did not prosper in the guerrillas, knowing that they were kept in separate committees and they see each other only every three months, plus the commandant always pretended her. That night they agreed that taking advantage of that week she had to stand guard, they could escape from the group in the morning. On the night of August 9, she received guard duty at one in the morning. She waited until the guerrilla who had just came fell asleep; before undertaking the flight, ‘Bogotano’ had packed the necessary and was pending to the signal to join the adventure. He was recruited from much less time than Alice; his expertise in the field was not the best and as his alias ratified it, He was not a man of the field; on the contrary, he had spent his life in the city a feature that would determine his destiny. Since they started running, they did not turn to look back, they ran for hours until dawn, passing streams, pastures and village roads; They decided to rest a bit hidden in a clump of bush called cat’s eye, which characteristic was to prick. They thought it would be the last place to be found; however, some voices awakened ‘Alice’ and immediately she moved to her companion and said, “They found us, they found us”; They decided to stay still to wait they to pass and will not detect their presence, but they were unfortunate. This time they were sought by fellow guerrillas, with whom they had lived for years. ‘Alice’ and ‘Bogotano’ knew that if they were found, it would mean death. According to the guerrillas statutes, to be demobilized is considered betrayal of the cause and its punishment is death.

They felt the steps of the guerrillas who would become their executioners closer and closer. Seeing rubber boots just meters away, the ‘Bogotano’ drew his gun and started shooting; in the exchange of fire he was wounded in the stomach and fell. When he saw that ‘Alice’ will

Cada vez sentían más cerca los pasos de los guerrilleros que se convertirían en sus verdugos. Al ver las botas de caucho a tan solo metros de distancia, el ‘Bogotano’ desenfundó el fusil y empezó a disparar; en el intercambio de disparos fue herido en el estómago y cayó al suelo. Al ver que ‘Alicia’ no respondió a su pedido de rematarlo, casi le ordenó que se volara mientras él la cubría con los pocos cartuchos que le quedaban en su arma. Fue así como ella sin pensarlo dos veces se escabulló entre la maleza, con un impacto en el pie derecho y con esquirlas en la cara. El temor a ser asesinada le anestesió el pie, lo que le permitió correr por un buen rato hasta encontrar un platanal, donde se escondió nuevamente para no ser detectada por los guerrilleros que la perseguían; allí empleó los conocimientos de supervivencia que había aprendido durante su entrenamiento para soportar días sin alimentarse e hidratarse. Hasta ese momento no había sido capaz de quitarse la bota y examinar el pie herido; ya habían pasado cuatro días y aún los guerrilleros la buscaban, sabía que debía hacer su último esfuerzo por volver a escapar, porque de pasar más tiempo escondida podría morir. Herida y sin alimentos, no le quedaría mucho tiempo. En ese lapso pudo analizar qué había pasado y por qué los habían encontrado. Llegó a la conclusión de que al desertar de la guerrilla no lo habían hecho en línea recta, para alejarse de ellos, y lo que hicieron fue casi regresar, huyeron en círculo. La oscuridad de la noche y la inexperiencia del ‘Bogotano’ en el campo, por su característica de citadino, los confundieron en el terreno. Al cuarto día el clima estuvo de su lado; al caer la tarde empezó a llover, esto ayudó para que los guerrilleros no escucharan sus movimientos; de allí salió con el objetivo de cumplir el sueño que había construido con su compañero: estar en libertad para disfrutar con su familia.

not respond to his request of killing him, He almost ordered her to escape while he covered her with his remaining few cartridges in his gun. That was how without thinking twice she slipped through the undergrowth, with an impact on the right foot and splinters in the face. The fear of being murdered numbed her foot, allowing her to run for a while to find a banana plantation, where she hid again to avoid being detected by the guerrillas who pursued her; In that place, she used the survival skills he had learned during her training to withstand days without feeding and hydration. Until then she had not been able to remove the boot and examine the injured foot; They had already spent four days and even the guerrillas were looking for her, She knew she had to do her last effort to escape again, because if she spend more time hiding she could die. Injuried and without food, there would not be much time left. During that time she could analyze what happened and why their pursuer had found them. She concluded that when they deserted the guerrillas, they had not done it in a straight line away, but instead, what they did was almost coming back, ran in circles. The darkness of the night and the inexperience of ‘Bogotano’ in the field, for thia characteristic of a city dweller, confused them on the ground. On the fourth day the weather was on their side; in the evening it started to rain, this helped the guerrillas to not hear their movements; She came forth in order to fulfill the dream she had built with her companion, to be free to enjoy with her family. At this point, the important thing was to reach the Ariari River to get her out of the jungle toward a population center, where he could express to a military unit her desire to lay down their arms and demobilize. On the shore of Ariari she found a canoe, which used to reach a village where she received

La guerrilla me mató el derecho de ser mujer Guerrilla Killed my right to be a woman

173

para que ingresara a las filas guerrilleras. Una vez aceptó, jamás volvió a saber de él.

El ‘Bogotano’ no fue su única pérdida Ya llevaba en la estructura armada 11 años cuando la descubrieron. “El médico que habían traído al campamento me dio unas pastillas dizque para quitarme una infección que tenía, pero yo sabía que lo que quería era que yo abortara mi bebé, por eso no me las tomé”. Esa fue la primera vez que intentaron separarla de su hijo cuando ya tenía ocho meses de gestación. “Nunca tuve un control médico ni me alimenté diferente; por el contrario, hacía mi trabajo como si nada para que no se dieran cuenta que estaba embarazada, tanto que mi compañero se enteró el día que una guerrillera me vio y me dijo: ‘usted lo que esta es preñada’, entonces salió corriendo y me delató”.

En este punto, lo importante era llegar hasta el río Ariari para que la sacara de la selva hacia un centro poblado, donde pudiera manifestar ante una unidad militar su deseo de abandonar las armas y desmovilizarse. En la orilla del Ariari encontró una canoa, la cual utilizó hasta llegar a un caserío donde recibió ayuda por parte de los pobladores, que ya habían escuchado de lo ocurrido a ella y a su compañero. Según la persona que la auxilió, corría la voz de que a ella aún la estaban buscando y que a su compañero ya lo habían asesinado; que al ‘Bogotano’, al quedar herido, lo cogieron y se lo llevaron hasta el campamento para que muriera frente al resto de guerrilleros y, de esta forma, sirviera de escarmiento para quienes pensaran seguir sus pasos. ‘Alicia’ y su compañero pertenecían al frente Camilo Torres, el cual delinque en el Guaviare; a él lo habían reclutado hacía cuatro años muy cerca de Bogotá por medio de engaños; a ella la había enamorado un guerrillero que la convenció

174

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

help from the people who had heard about what happened to her and her companion. According to person who aided her, words spread that guerrillas still wanted her and her companion had already been murdered; that ‘Bogotano’, being wounded, was caught and taken to the camp to die in front of the other companions and thus serve as a warning to those who think follow. ‘Alice’ and his companion were in the front Camilo Torres, which commits crimes in Guaviare; He had been recruited four years ago near Bogota by deception; she had fallen in love with a guerrilla who suggested her to join the guerrilla ranks. Once she accepted, she never heard from him again.

Así inició su relato alias ‘Alicia’, una joven guerrillera que permaneció por 15 años en las Farc y para quien el paso del tiempo le demostró que lo que dicen los estatutos guerrilleros no se cumple por igual y, por el contrario, tienen preferencias. En ese momento sostenía una relación con un mando medio del frente 44, pero ni en él confiaba para contarle que estaba esperando un bebé. Ella sabía que apenas se enterara, era el primero en presionarla para que abortara. Cuando el médico la revisó, le suplicó que dejara que su hijo naciera, pero él le respondió que no estaba en sus manos, sino en la decisión de los comandantes. Finalmente, la revisó y le ayudó con una pequeña infección que tenía, pero le dijo que la última palabra era del ‘mando’. Por su avanzado estado de embarazo, decidieron después de una larga deliberación que una vez naciera el niño, debía ser entregado. En junio de 2007, en un paraje del Guaviare y sin las debidas condiciones de salubridad, nació

‘Bogotano’ was not her only loss She had been in the army structure 11 years, when she was discovered. “The doctor who had brought the camp gave me some pills supposedly to rid an infection that I had. But I knew that what he wanted was that I abort my baby, that’s why I didn’t took them.” That was the first time they tried to separate her from her son when she was eight months pregnant. “I never had a medical check neither I fed different; on the contrary, it did my work as if nothing happens so they would not discover I was pregnant, then a companion found it out in a day that a female guerrilla saw me and said, ‘you are pregnantt,’ then he ran out and he betrayed me“. Thus alias ‘Alice’ began her story, a young guerrilla who spent 15 years in the Farc and who over time showed that guerrilla rules are not fullfilled with equally and, on the contrary, they have preferences. At that time kept a relationship with a mid-level commander of the front 44th, but she even didn’t trust him to tell that she was pregnant. She knew that as soon as he found out, he was the first person to push her for abortion. When the doctor examined her, she begged him to allow the baby to live, but he replied that it was not in his hands, but on the decision of the commanders. Finally, he checked her and helped with a little infection she had, however, he said that the last word was the ‘commanders’. Because her advanced state of pregnancy, they decided after much deliberation that once the child was born, he should be given to other person. In June 2007, in an area of ​​Guaviare and without proper sanitation, the baby was born, whom she called Nelson. In the camp she could only enjoy being a mother just 12 days until the child didn’t allow her to sleep a night because burning fever; that’s when the commander decided to give it to a family. ‘Alicia’ never heard from Nelson, as hundreds of guerrillas

La guerrilla me mató el derecho de ser mujer Guerrilla Killed my right to be a woman

175

el bebé, a quien le puso por nombre Nelson. En el campamento solo pudo disfrutar el hecho de ser madre tan solo 12 días, hasta que su hijo no dejó dormir una noche porque ardía en fiebre; allí fue cuando el comandante tomó la decisión de entregarlo a una familia. ‘Alicia’ nunca volvió a saber de Nelson, al igual que cientos de guerrilleras que no se quedan con sus hijos. Ni el mando de su pareja ni los años de entrega a la ‘causa’ la dejaron con su bebé.

La entrega Finalmente, la habitante del caserío al que llegó ‘Alicia’ la llevó hasta donde se encontraban algunos soldados de la Brigada Móvil 7, unidad que pertenece a la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que tiene como misión salvaguardar la vida, integridad personal, bienes de los habitantes de los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare. Como nunca lo esperó y desvirtuando lo que les decían los cabecillas guerrilleros que hacían a las personas que se desmovilizaban, la recibieron con un saludo de “bienvenida a la libertad”; después de recibir alimento fue llevada hasta un centro de salud para curarle el pie y limpiarle las heridas causadas en el intercambio de disparos. Las personas que había combatido hoy eran sus protectores. A partir de ese momento, ‘Alicia’ forma parte de los más de 4.031 desmovilizados que desde el 2004, cuando inició la Fuerza de Tarea Conjunta Omega a operar en estos tres departamentos, han abandonado las armas y se han beneficiado con el Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado (GAHD), que ofrece el Gobierno nacional como alternativa de vida a los integrantes de los grupos armados organizados al margen de la ley, en este caso a las estructuras de los bloques Oriental y Sur de la guerrilla de las Farc. La presentación de integrantes de las Farc pertenecientes a las estructuras que delinquen

176

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

who do not stay with their children. Nor the rank of her couple nor years of dedication to the “cause” let her stay with her baby.

The surrender Finally, the inhabitant of the village that where ‘Alicia’ arrived, led her to some soldiers of the Mobile Brigade 7 unit, which belongs to the Joint Task Force Omega, whose mission is to safeguard life, personal integrity, and goods of the inhabitants of the departments of Meta, Caqueta and Guaviare. As she never expected and distorting what they were told by guerrilla leaders about the destiny of people who were demobilizing, the soldiers received her with a greeting: “Welcome to freedom”; after receiving food, she was taken to a health center to cure her foot and clean her wounds in the crossfire. People who she had fought today, now were her protectors. From that moment, ‘Alice’ is part of the more than 4,031 demobilized since 2004, when the Joint Task Force Omega began to operate in these three departments. She have laid down their arms and have benefited Care Group Humanitarian to the Demobilized (GAHD), which provides the national government as an alternative of life for members of organized illegal armed groups, in this case the structures of Eastern and Southern blocs Farc armed groups. The presentation of Farc members belonging to structures that commit crimes in the area of operations of Omega is 74 demobilized in 2015. The determining factors in making the decision to leave the armed group are ill treatment, constant military pressure as well as family leave and the desire for a change of life.

en el área de operaciones de Omega asciende a 74 desmovilizados en el 2015. Los factores determinantes para la toma de la decisión de abandonar el grupo armado son el mal trato, la constante presión militar, así como la ausencia familiar y el deseo de un cambio de vida.

El reencuentro Durante los 15 años que perteneció a las Farc, ‘Alicia’ nunca tuvo contacto con su madre ni con el hijo que dejó de un año de nacido cuando decidió ingresar a la guerrilla. Había perdido toda relación con su familia. Por eso, lo primero que pidió a la Brigada Móvil 7 fue localizarla, pues no sabía nada de sus familiares, en qué lugar se encontraban o qué había pasado durante sus años de ausencia. No pasó un mes desde que tomó la decisión de desmovilizarse para empezar a retomar su vida como hija, madre y hermana. La unidad militar a la que se entregó se dio a la tarea de localizar a su familia y acordar un reencuentro. Así fue como pudo volver a ver a su progenitora, reencontrarse con su hermano y abrazar a su primer hijo, que hoy es un adolescente de 16 años. Este fue solo el comienzo para reunir a toda su familia. De la mano de las autoridades inició su lucha con el propósito de encontrar a su segundo hijo, que le obligaron a entregar hace cuatro años en la selva y del que solo sabe su nombre y el día en que nació. “Para mí lo más importante en estos momentos es cumplir el sueño que teníamos con el ‘Bogotano’: reunir a mis hijos y ser una familia; aunque él ya no esté, voy a luchar”.

The reunion During the 15 years that belonged to the Farc, ‘Alicia’ never had contact with her mother or the child who left when he was a year old when she decided to join the guerrillas. She had lost all contact with her family. So, the first thing she asked the Mobile Brigade 7 was to locate her family, as she didn’t know anything about them. About where they were or what it had happened to them during her years of absence. A month hadn’t passed since she made the decision to start demobilizing and restart her life as a mother, daughter and sister. The military unit to which she surrender, setted down the task of locating her family and agreed to have a reunion. In that way she could see her mother again, reunited with her brother and hug her first child, who is now a 16 years old teenager. This was just the beginning to bring his entire family back. With the aid of the authorities she began their struggle in order to find her second son, who was forced to give out four years ago in the jungle and only knows his name and the day he was born. “For me the most important thing right now is to fulfill the dream we had with the ‘Bogotano’: bring my children and be a family; though he is gone, I will fight“. Currently, ‘Alicia’ is next to her mother, son and brother, the engine that led to the decision to demobilize and continue their reintegration process, to leave behind once and for all, the horror of having remained in the guerrilla.

Actualmente, ‘Alicia’ se encuentra al lado de su madre, hijo y hermano, el motor que la llevó a tomar la decisión de desmovilizarse y continuar con su proceso de reintegración, para dejar atrás, de una vez por todas, el horror de haber permanecido en la guerrilla.

La guerrilla me mató el derecho de ser mujer Guerrilla Killed my right to be a woman

177

Por DIEGO CAMILO ARGÜELLO

Profile of DIEGO CAMILO ARGÜELLO

Comunicador Social-Periodista y Profesional en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue periodista y editor de la Agencia de Noticias Colprensa, reportero de Proexport (hoy Procolombia) y del Ministerio de Defensa Nacional.

Journalist and Social Communicator. Profesional in literature studies of Javeriana University. He worked as journalist and editor in Colprensa News Agency. Also he has worked as reporter with Proexport (Now Procolombia) and Monistry of Defense.

L

Desmovilización:

En busca del tiempo perdido Demobilization: In search of lost time Lo habrían podido comparar con un aguacero, algo violento, estrepitoso y fugaz de la naturaleza, pero jamás con la llegada al campamento de las tropas del Comando Conjunto Sur de Occidente en plena transmisión del partido Colombia-Brasil, a comienzos de septiembre de 2014. El resultado de la operación, en zona rural de la vereda San José del Palmaro (Cauca), fue de nueve guerrilleros neutralizados –dos muertos y siete capturados–, además de la entrega del mensaje de las Fuerzas Armadas para que depongan las armas, se desmovilicen y se acojan al Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado. Este tipo de presión militar que realizan las fuerzas militares y de policía en un trabajo conjunto y coordinado por todo el país, y que el Ministerio de Defensa bautizó en 2011 Plan de Guerra ‘Espada de Honor’, logró, desde 2002 hasta finales de mayo de 2014, la desmovilización de 25.063 guerrilleros. Según las cifras oficiales, desde mediados de 2012, cada mes se desmovilizan en promedio 113 subversivos. 

178

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

They could have compared it to a downpour, something violent, loud and fleeting from nature, but never with the arrival to the camp of the troops of the South West Joint Command in full broadcast of the match Colombia-Brazil, in early September 2014. The result of the operation, in rural area of ​​the village of San Jose del Palmaro (Cauca), was nine guerrillas neutralized -two killed and seven caught-, in addition to delivering the message from the Armed Forces to lay down their weapons, and benefit from the Program of Demobilization Human Care. This kind of military pressure performed by the military and police forces in a joint and coordinated work across the country, which the Ministry of Defense named in 2011 ‘Sword of Honor’ War Strategy, accomplished, from 2002 to end of May 2014, 25,063 demobilized guerrillas. According to official figures, since mid-2012, each month an average 113 subversives are demobilized.

Desmovilización: En busca del tiempo perdido Demobilization: In search of lost time

179

El general Henry Torres, comandante del Comando Conjunto de Suroccidente, manifestó que la presión militar contra las Farc en el Valle del Cauca, Cauca y Nariño dejó el año pasado más de diez guerrilleros muertos en combate y un número similar a disposición de la justicia.  Pese a la presión, Torres explicó que la orden impartida por el Gobierno nacional al Comando Conjunto Suroccidente y a las Fuerzas Armadas es conseguir la desmovilización del mayor número de integrantes de las Farc y el Eln.  En esa misión trabajan 32.800 soldados a lo largo y ancho de los 83.768 kilómetros que conforman los tres departamentos en los que tiene jurisdicción este comando y en los 225 kilómetros de frontera con el Ecuador. En esa zona habitan 7 millones de personas en 145 municipios, 185 resguardos indígenas y 223 cabildos. Según aseguran desmovilizados, en esta región hacen presencia cerca de 900 guerrilleros en armas de las Farc, y un número similar estaría en las redes de apoyo al terrorismo, es decir, participando como informantes disfrazados de civil y dedicados a funciones logísticas para las acciones delictivas que realiza ese grupo. Todas esas personas están bajo el mando de Jorge Torres Victoria, alias ‘Pablo Catatumbo’. Por el lado del Eln se habla de 287 guerrilleros al mando de alias ‘Antonio’, 400 hombres de las bacrim dedicados al narcotráfico y a la extorsión y cerca de 200 delincuentes de los ‘Rastrojos’, todos ellos combatidos a diario por uniformados del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y la Policía, que, además de proteger las cuatro hidroeléctricas que existen en la región, deben evitar los atentados con explosivos de la guerrilla, que ahora se concentran en afectar los sistemas de alcantarillado, para sembrar el terror en las comunidades.

180

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

General Henry Torres, commander of the South West Joint Command, said the military pressure against the Farc in Valle del Cauca, Cauca and Nariño last year left more than ten guerrillas killed in combat and a similar number brought to justice. Despite the pressure, Torres explained that the order issued by the National Government to South West Joint Command and the Armed Forces is to get the demobilization of as many Farc and Eln terrorists. 32,800 soldiers work in this mission across the 83.768 kilometers that form the three departments where this command has juridiction, and the 225-kilometer border with Ecuador. In this area live 7 million people in 145 municipalities, 185 indigenous reserves and 223 indigenous councils. According to some demobilized, in this region there are present about 900 guerrillas belonging to the Farc, and a simmilar number would be in the networks of supporting to terrorrism. That is to say, acting as desguised as civil informants and dedicated to logistic functions for criminal actions performed by the organization. All these people are under the command of Jorge Torres Victoria, alias ‘Pablo Catatumbo’. On the Eln side, It is said about 287 guerrillas under the command of alias ‘Antonio’, 400 men of the bacrim (criminal gangs), involved in drug trafficking and extortion and about 200 offenders from ‘Rastrojos’. All them are fought daily by soldiers of the Army, Air Force, Navy and Police. Which, in addition to protecting the four hydroelectric placed in the region, they also have to avoid the guerrilla bombing, now concentrated in the sewerage systems in order to terrorize the communities.

Pleace of peace One of the five houses given by Ministry of Defence for the guerrillas who choose to surrender their weapons and recover their lives, called ‘Hogares

Hogares de paz Una de las cinco viviendas del Ministerio de Defensa para recibir a los guerrilleros que deciden entregar las armas y recuperar sus vidas, llamados Hogares de Paz, se alza en una zona conocida (Valle del Cauca), lugar apacible por su clima y particular vegetación.  En 2014 recibió a unos 420 desmovilizados; cuenta con capacidad para alojar a 80 personas entre hombres, mujeres y niños. El personal administrativo lo integran dos sicólogos, dos cocineras, dos enfermeras, dos administradores, un supervisor y un encargado del mantenimiento. El orden y la limpieza parecen convertirse en el obsesión para cada uno de ellos.

de paz’ (Places of peace), rises in Valle del Cauca, a peaceful place because its climate and particular vegetation. In 2014 it received around 420 demobilized; It has capacity to accommodate 80 people, including men, women and children. The administrative staff is integrated by two psychologists, two cooks, two nurses, two administrators, a supervisor and a maintainer. The housekeeping seem to become the mantra for each of them. On the brighten halls surrounding the central plaza of the house, decorated with several tables with giant red-and-white umbrellas, and a fountain which pumps up warm water with thin droplets in the air, sometimes forming a rainbow, live 36 demobilized

Desmovilización: En busca del tiempo perdido Demobilization: In search of lost time

181

Por los pasillos luminosos que rodean la plaza central de la casona, decorada con varias mesas con parasoles gigantes rojo con blanco y con una fuente que empuja chorros delgados de agua templada con gotitas suspendidas en el aire que por momentos forman un arcoíris, conviven 36 desmovilizados y 39 beneficiarios o familiares que los acompañan en esta primera fase del proceso de desmovilización.  Estos hogares de paz, en los que los exguerrilleros permanecen los tres primeros meses. La idea es que en ellos, ubicados en Valle del Cauca, Meta, Santander, Cundinamarca y Antioquia, los desmovilizados compartan sus experiencias del proceso y se motiven a invitar a sus compañeros en filas a acogerse al plan del Gobierno e inicien una nueva vida. Aquí los excombatientes de las guerrillas reciben atención pedagógica, sicológica, médica y orientación jurídica; esta última es vista por la mayoría de mujeres como uno de los beneficios más importantes, puesto que reciben orientación legal para recuperar la custodia de sus hijos, motivo principal para abandonar las filas guerrilleras. Hace unas cinco semanas llegaron cinco exguerrilleros: dos hombres y tres mujeres. Uno de ellos fue escolta personal de ‘Tirofijo’ por ocho años y miembro del anillo de seguridad de ‘Alfonso Cano’ por cuatro. Justamente en uno de los enfrentamientos con el Ejército resultó herido mientras este huía por entre los matorrales en 2004.  Él es uno de los exguerrilleros que entregó testimonios a una comisión gubernamental de Estados Unidos que recientemente visitó el lugar. De ella hacían parte, entre otros, las subsecretarias de Defensa de Estados Unidos. “Entré de trece años a la guerrilla con mis dos

182

Sobreviviendo al infierno: Las Farc desde adentro Surviving hell: Inside the Farc

and 39 beneficiaries or accompanying family members at this early stage of the reintegration process. These ‘Hogares de paz’, in which the former guerrillas remain the first three months. The idea is that in them, located in Valle del Cauca, Meta, Santander, Cundinamarca and Antioquia, demobilized guerrillas share their experiences of the process and are encouraged to invite their partners in rows to benefit from the Government Plan and begin a new life. Here guerrilla veterans receive educational, psychological, medical and legal advice; the latter is seen by most women as one of the most important benefits, since it helps them regain custody of their children, the main reason to abandon the guerrilla ranks. About five weeks ago five former guerrillas came to the house, two men and three women. One was personal bodyguard of ‘Tirofijo’ for eight years and a member of ‘Alfonso Cano’ security ring for four years. Just in one of the clashes with the Army he was wounded while he fled through the bushes in 2004. He is one of the former guerrillas who gave testimony to a US government commission that visited the site recently. Being part of it, among others, the Under Secretaries of Defense of United States. “I joint the guerrilla at the age of 13 with my two brothers, but one served well to them until oneself health is lost. They saw me sick and I was sent to the front 17 as cannon fodder. I was afraid to get out for being senior, to be suddenly killed, disappeared or to be taken to a helicopter and being thrown down Unfortunately one have to accept that politic”, said the 45 years-old former guerrilla. The oblivion to which the elder guerrillas are being left, is one of the main causes of demobilization. Adding that, according to statistics of the Program

hermanos, pero uno les sirve a ellos hasta que pierde la salud. Me vieron enfermo y me mandaron al frente 17 como carne de cañón. A mí me daba temor salirme por ser antiguo, que de pronto me mataran, me desaparecieran o lo subieran a uno a un helicóptero y lo tiraran a uno. Lamentablemente a uno le toca aceptar esa política”, contó el exguerrillero, de unos 45 años.

of Humanitarian Attention to the Demobilized, the pressure from the military, abuse (31 percent) and lack of the family (17 percent). Official numbers also report that 88 percent of the demobilized are from Farc, 67 percent are single and the departments with most demobilizations in 2014 were Meta, Caqueta and Antioquia. The most affected structure is the Eastern bloc of the Farc.

Ese olvido al que van siendo dejados los guerrilleros de mayor edad por parte de sus jefes es una de las principales causas de la desmovilización. A esto se suman, según las estadísticas del Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado, la presión de las Fuerzas Armadas, los malos tratos (31 por ciento) y la falta de la familia (17 por ciento).

A few steps from Tirofijo’s former bodyguard, there is another demobilized, who spent 21 years in the Farc. He confessed to visitors during that time he only learned to take orders and ‘ranchar’ (cooking), besides living with the anxiety that overflying helicopters left to him, as indeed happened on the football game day.

Las cifras oficiales también dan cuenta de que el 88 por ciento de los desmovilizados son de las Farc, el 67 por ciento son solteros y que los departamentos con mayores desmovilizaciones en 2014 fueron Meta, Caquetá y Antioquia. La estructura más afectada es el bloque Oriental de las Farc. 

“Being at home has been good to me, because they have given me safety and support to going on. I thank to the men of the household, who are very concerned about us. My idea is to finish school, to project myself to bring up my daughter and fight for her, so she will not have a life as I had, in which I wasted a lot of time“.

A pocos pasos del exescolta de ‘Tirofijo’ está otra desmovilizada, quien estuvo 21 años en las Farc. Confesó a los visitantes que durante todo ese tiempo solo aprendió a recibir órdenes y a ‘ranchar’ (cocinar), además de vivir con la zozobra que dejaba el sobrevuelo de helicópteros en cada incursión militar, como efectivamente sucedió el día del partido.  “Estar en el hogar me ha parecido bueno, porque me han brindado seguridad y apoyo para salir adelante. Les doy gracias a los señores del hogar, que se preocupan mucho por nosotros. Mi pensado es terminar los estudios, proyectarme para poder sacar adelante a mi hija y luchar para que ella no tenga una vida como la mía, en la que perdí mucho tiempo”. 

Desmovilización: En busca del tiempo perdido Demobilization: In search of lost time

183

Carrera 66 No. 24-09 PBX: (0571) 457 8000 www.imprenta.gov.co Bogotá, D. C., Colombia

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.