Socio-antropología del deporte

Año 1, Número 5 Instituto de Investigaciones Antropológicas 15 de agosto de 2012 SEMINARIO DE ANTROPOLOGÍA DEL DEPORTE Conferencia Socio-antropol

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Año 1, Número 5

Instituto de Investigaciones Antropológicas

15 de agosto de 2012

SEMINARIO DE ANTROPOLOGÍA DEL DEPORTE

Conferencia

Socio-antropología del deporte Dr. Pablo Alejandro Alabarces

Transcripción de la conferencia

Muchas gracias a las colegas del seminario por invitarme y muchísimas gracias a Gilberto por estar en el origen de todas las invitaciones…Mi agradecimiento es inmenso porque por suerte, desde 2006, vengo casi todos los años a México, y eso siempre es muy gratificante, y este es un país que desde mi primera visita hace once años me resultó absolutamente fascinante. Antes era un conocimiento puramente literario (bueno, por algo estudié literatura) e histórico, y que luego en estos últimos once años, se transformó en un conocimiento personal, y en los últimos seis años afortunadamente es un contacto reiterado. Pero es la primera vez que hago algo en la UNAM. Y la UNAM para un intelectual latinoamericano siempre fue un nombre sagrado, un nombre fuerte, un nombre muy potente. Quiero decir, he estado en otras universidades en México, por eso me jacto de poner en mi currículum que he sido profesor visitante en varios países latinoamericanos, entre ellos México, pero ésta es mi primera vez en la UNAM. Ésta como ciclo y esta es la primera actividad que hago en toda mi carrera académica en la UNAM; entonces, insisto en agradecer y de manera no formal, de manera muy fuerte. Realmente es un momento muy importante en mi carrera… Dos cuestiones respecto de la presentación que señalaba Gilberto este libro 678 fue un libro bastante de circunstancias: es un programa periodístico en la Argentina, no

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muy masivo, pero del cual todo mundo habla; un programa virulentamente oficialista y anti-opositor, y entonces, fue un trabajo de urgencia producir un análisis de él como parte del debate público político, porque una de las cosas que me ha fascinado como tarea intelectual desde hace muchísimos años, y con mucha intensidad en los últimos, es justamente qué sentido tenemos como cientistas sociales, si no tenemos también intervención en el debate público. De allí viene tanto el trabajo sobre el programa del cual fui uno de sus invitados, hasta que publiqué el libro—Allí dejaron de invitarme— y también en la vinculación con la prosa periodística, como la llamó Gilberto, justamente luego de ese libro a finales del 2011. En realidad el libro no ha despegado mucho. Sale un libro nuevo Peronistas, populistas y plebeyos

que es fundamentalmente recopilación del

trabajo periodístico; una recopilación de crónicas, esto es, de los textos en los cuales traté de intervenir en tanto que sociólogo antropólogo o lo que fuere dentro del debate político cotidiano en la Argentina. Allí, entonces, retrocedo un poquitito. No soy antropólogo ni estudié antropología. Creo que estudié algo de sociología en la maestría. Mi doctorado fue un doctorado inglés, y eso significa que no cursé absolutamente nada, simplemente hice investigación y tesis, y entonces, mi formación sociológica también es precaria, por decir de alguna manera; hecha muy sobre el terreno, y sin embargo, siempre digo que cada vez que tomo un avión y voy a Brasil, en el mismo momento en que el avión pasa la frontera, me “antropologizo”, porque los brasileños están absolutamente convencidos que yo soy antropólogo. En realidad no sé muy bien lo que soy. Quizás, en parte lo voy a discutir el viernes justamente, la etiqueta anglosajona de los estudios culturales es lo que mejor me cabe, pero no me siento cómodo en ella porque no es una etiqueta latinoamericana. Justamente,

los

estudios

culturales

han

tenido

enormes

dificultades

para

institucionalizarse en el continente., y por buenas razones, además. Entonces no sé muy bien qué es lo que soy. Pero sí es cierto que en esas derivas, terminé no digo inventando,

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pero contribuyendo de manera fuerte a inventar lo que son los estudios sociales, culturales, socio-antropológicos del deporte en el continente. También fue por un error, también fue por una equivocación. Mi tema de trabajo son las culturas populares y por eso el viernes voy a hablar de eso. Ese fue mi tema siempre, desde mi primer trabajo de investigación a mediado de los ochenta dedicado al rock argentino. Siempre trabajé sobre esas cosas, y en algún momento a comienzo de los noventa, buscando tema, ya un poco cansado de la música popular a la que siempre volveré (y siempre vuelvo), me encontré con el deporte y lo que me encontré fundamentalmente fue con que no se había hecho absolutamente nada sobre el deporte en todo el continente, con la excepción de estas dos personas que están acompañándonos en las imágenes. Este de aquí, Roberto DaMatta, brasileño, antropólogo. Y éste de aquí es Eduardo Arqueti, santiagueño…argentino y antropólogo. Ellos fueron los que inventaron realmente la antropología del deporte en el continente y también ampliamente los estudios sociales y antropológicos, porque inclusive aquellos que no somos antropólogos tuvimos que transitar la senda que ellos dos habían inaugurado. En 1982, Roberto publica lo que fue el primer libro dedicado al deporte en América Latina, producido desde la academia, por supuesto. El periodismo había producido una enorme cantidad de materiales. Se aparece, entonces, pero Universo fútbol. El Universo del futbol fue el primer gran libro producido por la academia. En realidad, hay antecedentes; hay una sociología del futbol brasileño muy mala de comienzo de los sesenta. Hay una sociología del deporte producida en la Argentina en 1957, un libro absolutamente espantoso. Este, digamos fue el primer libro moderno dedicado a estas cuestiones. Arqueti, que se había formado como sociólogo rural, y luego se transforma en antropólogo en Francia, su primer trabajo había sido sobre campesinado y migraciones en la zona agrícola pampeana en Argentina, y se encuentra con el deporte en su exilio

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primero francés y luego Noruego. Eduardo tuvo la suerte de casarse con una bellísima noruega también antropóloga, y se fue a vivir a Oslo a comienzo de los años ochenta. Hizo toda su carrera como un antropólogo santiagueño/argentino desterrado en la fría Noruega. Y en 1984 publica un trabajo que se llamó Futbol y ethos, en el cual, ya en ese primer trabajo estaba señalando lo que iban a ser las líneas que tenían que guiar en la investigación en la socio-antropología del deporte en la Argentina y en América Latina en los siguientes 30 años. Lo cierto es que a comienzo de los noventa, cuando buscando tema me encontré con el futbol, o más bien, me encontré con su omnipresencia cotidiana y con su absoluta ausencia bibliográfica. Esto es que no había nada escrito desde la academia sobre el deporte. Cuando digo nada, no exagero. Nada.

Sólo estaba

o Universo fútbol, “la

coletania”, como dicen los brasileños de Roberto DaMatta, y el artículo “Futbol y ethos” de Eduardo Arqueti. No había absolutamente nada más. Cuando me encuentro con esta ausencia, entonces, bueno comenzar a construir el objeto y su problemática implicó muchas cuestiones. Implicó, por ejemplo, las ventajas y las desventajas de construir un objeto donde no había nada. Las desventajas de que , bueno, cuando uno tiene la bibliografía en la mano sabe por dónde empezar. Cuando uno no la tiene, tiene esa desventaja, pero tiene la ventaja también de que puede inventar absolutamente todo y además con la particularidad de crearlo en un departamento de comunicación, porque yo trabajo en un departamento de comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. La antropología y la sociología argentinas habían decidido que el objeto era un objeto menor, banal, que no merecía la menor atención, y cosas similares habían decidido casi todas las academias latinoamericanas. Sólo en Brasil… unos años antes se había producido la primera tesis de maestría de todo el continente dedicada al fútbol. Se llamó: Fútbol hora cero. La produjo la hoy doctora Simone Lau Guedes, y lo que es llamativo es que la primera tesis de posgrado en América Latina dedicada al futbol la

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produjo una mujer. Simone es todavía una antropóloga activa y una de las grandes líderes de estos estudios en todo el continente, y además una gran amiga y colega. Está en la Universidad Federal Fluminense. Decía, entonces, al comenzar este trabajo, me encontré básicamente con que casi todas las academias latinoamericanas habían decidido que el objeto era menor. Ninguna reparaba en el hecho de que un objeto menor, tan estruendoso y tan ruidoso, no podía pasar inadvertido. Esto es… los noventa es un momento en el cual aparecen las características del deporte tal

como lo conocemos hoy. Es decir, no voy a decir

posmoderno, porque es una categoría que me resulta muy inasible, pero de esta ultramodernidad que vivimos en los últimos veinte años en relación con la relación entre cronología, medios de comunicación, capitales etcétera, etcétera. Esa transformación se da a comienzos de los noventa: esa presencia absolutamente expansiva y potente del deporte en la vida cotidiana mediática, económica, política y social. Sin duda que, esto podía rastrearse desde mucho antes. Los noventa son el momento de la gran expansión, la gran transformación, y toda la bibliografía coincide en que el Mundial en el 90 es el gran espectáculo global del deporte. Es el momento en el cual el deporte se transforma definitivamente en la mayor mercancía de nuestra industria global, pero esto ya se venía anunciando, entonces esta expansión, esta presencia absolutamente enorme en nuestras sociedades, porque en América Latina esto era especialmente notorio; era como que por contraste señalaba esa carencia de la academia latinoamericana. Siempre digo cuando me preguntan ¿por qué te dedicaste al deporte? La pregunta correcta es ¿por qué no habría de hacerlo? Esto es, la pregunta no es por qué la sociología y la antropología se interesaron por el deporte, sino que la pregunta correcta es ¿por qué no lo habían hecho antes? Sí. En parte, muchas razones muy largas de explicar, hay un texto que ya tiene diez años, un texto que escribí para un congreso brasileño justamente que tuvo varias reediciones, varias publicaciones en medios

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distintos que se llamó “Veinte años de deportes y ciencias sociales”, donde paso revista a algunos de estos problemas. Uno de los problemas

en el caso argentino era notorio: era el fantasma del

populismo. La idea era que objetos como el deporte, el futbol en particular, solamente podían ser leídos desde el populismo. Era la única manera de leer ese tipo de fenómenos. Petición que, por supuesto, era absolutamente discutible, debatible. Lo poco que había aparecido hasta entonces, no en la academia, pero sí por parte de algunos intelectuales, era la clásica reproducción del mito del “opio de los pueblos” que procedía de cierta lectura un tanto esquemática del fenómeno, que traducía al deporte como moderno “opio de los pueblos”. Lectura que además que, ya a fines de los ochenta, estaba absolutamente desactualizada. Había perdido toda legitimidad. Decía. En el caso argentino, el fantasma populista, digamos, operó de manera fuerte como bloqueo. No se podía hacer estudio sobre deportes si no se era populista, lo cual descalificaba en el arranque todo tipo de lectura al respecto. Ahora, algo similar pasó con los estudios de cultura popular de manera más amplia. Lo cierto es que diez años después, veinte desde el comienzo de mi trabajo, diez años después de ese texto, el panorama es totalmente distinto. Ya en la senda que iniciaron Arqueti y DaMatta. (Arqueti falleció en el año 2005 ¡Esas paradojas del destino! Viviendo en la sociedad más desarrollada del mundo y en la que posiblemente tenga la mejor medicina popular del planeta, no le detectaron

a tiempo un cáncer de colon.

Entonces murió con apenas 62 años.) Después de dejar discípulos esparcidos a lo largo y a lo ancho del planeta, entre ellos un colega local, Arqueti era un tipo de un humor…esa sonrisa era su presencia permanente. Arqueti no sólo era un tipo de un gran humor, sino un tipo generoso y absolutamente solidario. Yo lo conozco en el año 94. Él estaba de sabático en Buenos Aires. Me presento como aquel que quería investigar deporte en Buenos Aires y él me recibe con un montón así de manuscritos inéditos Me dice: “Tomá; empezá a leer”. Eso en argentina tiene una frase que dice “No hay que avivar giles”, que

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quiere decir: No podés andar repartiendo tu trabajo inédito a gente que no conocés por la duda que te roben” . En cambio, Eduardo, participaba de la idea de que el conocimiento está para ser expandido y para ser discutido. Y lo primero que hizo fue darme un pilón así de inéditos. Y luego ponerme en contacto, de manera amplia y generosa, con todos su colegas, que en Europa ya habían desplegado una investigación consistente. Por eso es que me fui a doctorar a Inglaterra. Un colega local norteamericano mexicanizado Roger Magazine que está trabajando

en la Iberoamericana, un día cuenta en un homenaje que le hicimos a

Eduardo, cómo Eduardo le había conseguido una beca en la Universidad de Oslo para que se fuera seis meses a escribir a Noruega, por ejemplo así poder terminar su tesis de doctorado. Y ejemplos como estos aparecían en los comentarios de colegas de Brasil, Perú, Guatemala, donde inclusive dirigí un programa de maestría, etcétera, etcétera. Decía. Tras esa senda, y tras el trabajo que hicimos con colegas especialmente brasileños, diez años después de ese texto; veinte años después que comencé a trabajar en esto; treinta años después de la compilación de Roberto DaMatta, el panorama es totalmente otro. Cuento en este texto que fue originalmente una conferencia, y que ya tiene una circulación impresa, que en el año 2009 hubo un encuentro de latinoamericanistas en México. La sede fue la Universidad Iberoamericana, y había un grupo de trabajo dedicado al tema de antropología del deporte que se llamó ese grupo de trabajo, que no faltaron sociólogos y comunicólogos que es otra de las vertientes fuertes de la investigación. La mayoría de los trabajos comenzaba con una frase que yo llamo frase lánguida.: “Poco o nada se ha estudiado sobre el tema en nuestro continente”. El mismo año 2009 se revisa el vigesimoséptimo congreso de ALAS, Asociación Latinoamericana de Sociología, y la Octava Reunión de Antropología de Mercosur, conocida como RAM. Una especie de gran congreso latinoamericano subcontinental de antropología. En las dos reuniones yo era coordinador de sendos grupos de deporte y sociedad. No pude participar por distintos

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problemas personales, pero yo sí evalué las propuestas. Se habían presentado más de doscientas propuestas para ambos grupos de trabajo. Es decir, que en el curso de apenas cuatro meses, lo que va de junio a septiembre de 2009, se habían presentado 250 trabajos en tres reuniones más o menos continentales. Casi todos empezaban diciendo: “Poco o nada se ha hecho sobre el tema en el continente”. Ese cuadro de 250 trabajos en cuatro meses, por supuesto muchos de ellos repetidos para poder presentarlos en tres congresos y así acreditar tres diplomas para nuestras carreras académicas, no hablan precisamente de ausencia. Más bien diría, inclusive hablan de cierta saturación el tema. El argumento de la ausencia ya no es válido; inclusive es muy poco riguroso. Estamos hablando de treinta años en los que los primeros veinte sí, fueron de producción dispersa asistemática, e inclusive en algunos casos, hasta clandestina. En el sentido no de una clandestinidad política, pero sí una clandestinidad epistemológica. Defender que se podía investigar sobre el deporte era una tarea de gran envergadura frente a los departamentos de sendos institutos, entonces había que esconderlo y hacerlo en los ratos libres. Pero insisto. Eso fue hasta hace veinte años. Estos estudios sin duda que van a permanecer ligados a, llamémosle así, la periferia de la legitimidad académica. Aunque yo insisto en hacer otras cosas, durante muchos años, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales me encontraba en los pasillos diciendo: “Y Pablo, ¿cómo anda el fútbol?” Con ese tono socarrón que un argentino puede entender de qué estoy hablando. Esa cosa menor. Uno se dedicaba, insisto, a cosas menores; a la periferia de la legitimidad. Diría que nuestro trabajo nunca va a ganar los grandes premios disciplinares, por decirlo de una manera. Sin embargo, han ganado en cantidad, visibilidad, solidez, rigor. Han ganado en una gran ductibilidad interdisciplinaria, y por eso hablamos de socioantropologías y también podríamos matizar con la historia, con los estudios en comunicación que han crecido de manera fuerte; los estudios culturales, y ya nadie más

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habla del moderno “opio de los pueblos” que por otro lado, DaMatta dedicó su artículo en 1982 a demoler definitivamente. Las grandes líneas teóricas ya han sido confirmadas. Tanto las que plantearon Arqueti y DaMatta incialmente, como las que planteamos Sinone Lau Guedes, Quique Toledo, Rolando El Aulo, Lovisolo, Antonio Suárez, los colegas, brasileños de mi generación o un poco mayores. Hay dos compilaciones latinoamericanas que editamos para FLACSO: Peligro de gol en el año 2000 y Futbologías en el año 2004; es decir, dos tomos que recopilan producción que procede de diversos lugares del continente. Las bases sobre cómo encarar estos problemas ya están sentadas. Lo que falta es la producción empírica. Falta mucha investigación, falta mucha investigación empírica. Inclusive en la Argentina donde ottra línea más de mi trabajo, en el que no me voy a detener hoy, la cuestión de violencia. En la Argentina hemos desarrollado hoy una buena investigación sobre violencia de la que estamos muy orgullosos, de la que somos muy jactanciosos que en estos momentos nos está poniendo en el centro del debate público, porque como las “hinchadas” argentinas se empeñan en matar una persona por semana, en algún momento los medios reaccionan. Salen de su ensimismamiento y de su ombliguismo y dicen: .”¿y si le preguntamos a un sociólogo?”. Y los sociólogos somos nosotros. Y entonces decidimos redactar, producir y difundir un documento en el cual hacemos una intervención que señala todo lo mal que se ha hecho sobre el tema de violencia en la Argentina. Y a pesar de todo eso, a pesar de que hay varias tesis de doctorado producidas sobre el tema, todavía sabemos la mitad de lo que deberíamos saber. Porque, por ejemplo, nuestra investigación es fundamentalmente metropolitana, nos falta investigación en el resto del país. Nos falta investigación comparada; nos falta la apertura de nuevas zonas de trabajo. Por ejemplo, hay muy poca historia académica producida sobre el deporte en América Latina.

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La mejor historia del deporte latinoamericano la han producido investigadores norteamericanos. Por ejemplo, nos falta geografía. No hay geografía. Y uno dice: ¿qué tiene que ver la geografía? La relación entre territorios y deporte es decisiva, crucial. El cuadro general es entonces complejo, rico, variado. Han surgido grupos y redes de investigación en México y en Colombia. Hay un grupo local que es…bueno no recuerdo el nombre ahora, .Red de Investigadores del Deporte, Comunicación, Educación Física que organizaron los colegas de la Iberoamericana. Hay una filiación continental. Hay una Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte, ALESDE. Hay varias reuniones científicas. Se ha doctorado una generación de investigadores jóvenes. Hace diez años, doce años, cuando coordiné Peligro de gol, la primera compilación que hicimos para la FLACSO, me jactaba de pensar que toda la bibliografía latinoamericana la tenía en un archivo; que tenía los libros, que tenía listados; todas las publicaciones que se habían hecho. Hoy, es absolutamente imposible listar toda la producción académica sobre el tema del deporte en América Latina. Es imposible, en cuanto a libros, en cuanto a ponencias, en cuanto a reuniones en cuanto a artículos etcétera, etcétera. Ahora bien. Problemas generales, puntos de agenda que creo que todavía tenemos que seguir indagando u otros tienen que seguir indagando. Yo estoy más en posición de pasar el testigo que de continuar, a pesar de que el tema me sigue apasionando, y como conté, he vuelto sobre algunas de sus aristas, como voy a contar en los próximos minutos. La agenda inicial, la agenda de estos estudios se ha cumplido sólo en uno de sus capítulos que era justamente la de instalarlos. Cuando estos estudios nacen, como primer objetivo, tenían justamente que ganar legitimidad epistemológica, científica. Ser reconocibles como objetos y práctica de investigación legítimas en nuestras academias. Ese objetivo está cumplido.

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El resto de la agenda todavía sigue en pie. ¿Qué es lo que debemos estudiar, cuando estudiamos el deporte desde nuestras disciplinas? Bien. Muchas cosas. Entre ellas, la cuestión histórica, la cuestión lúdica, la cuestión política, la cuestión de las identidades, por supuesto, la cuestión mediática que se ha vuelto, creo yo, crucial. ¿Cómo ha sido hecho esto? Este texto presenta, pero no quiero contárselo; no quiero repetirlo, prefiero sentarme en algunos focos, cuenta el gran despliegue que estos estudios han tenido en la Argentina, en Chile, en Perú (poquito), en Ecuador(un poco más) Mucho en Colombia, un poco en Venezuela, bastante en México. Hablamos con los colegas de la figura de Andrés Fábregas que publicó el primer libro dedicado al tema Lo sagrado del Rebaño en año 2000, dedicado a Las Chivas del Guadalajara y que fue objeto de una muy linda revisión el año pasado. El trabajo de Roger Magazine sobre las porras de Los Pumas; un libro fantástico,que yo supongo que ustedes deben conocer. Hay un libro reciente. Tiene apenas dos años, de Arturo Santamaría Gómez, un investigador que está en Sinaloa, sobre futbol y migración, donde trabaja la cuestión de identidad a partir de los desplazamientos. El caso brasileño que es drásticamente inabarcable. Hay un dato interesante allí es que en Brasil la investigación surge más tempranamente por dos razones. La potencia de su antropología social, donde la figura de DaMatta es la figura clave, pero también el hecho de que su departamento de educación física

son bastante antiguos

y entonces, como son departamentos

universitarios, en la Argentina eso es un fenómeno de los últimos diez años. La educación física se hacía fuera de la universidad. En Brasil se hace en la universidad desde hace por lo menos cincuenta años. Y eso entonces permitió que surgiera, por ejemplo, posgraduación en educación física, lo cual inevitablemente conduce a la investigación en educación física. Bien, allí el campo es enorme, gigantesco, con reconocimiento en todos los organismos disciplinares, en las ciencias sociales, en la antropología, en la sociología, en la comunicación.

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En septiembre la INTERCOM, que es la organización brasileña dedicada a los estudios en comunicación, se va a dedicar justamente a sport y media (vamos abrir DaMatta y yo esa reunión), produce en todo su territorio con núcleo de pesquisas como llaman ellos en varias de las universidades más importantes del país continente, con además una continua producción de tesis de maestría y de doctorado. Cuando uno combina pos-graduación con los imperativos de los sistemas académicos estables, Argentina, Brasil y México son los casos más notorios en el continente. Esta idea del “Publish or perish“; es decir, hay que producir tesis, producir artículos, a veces conduce, como decimos en la Argentina “a cierta hinchazón, que no es gordura”; es decir, a veces hay una producción muy abundante, que sin embargo, revela poca consistencia. He escuchado ponencias de doctoras brasileñas dedicadas a deportes extremos que no hubieran pasado un examen de grado en cualquier universidad seria. Digo, insisto, el volumen ayuda a la generación del campo, pero también necesita ser definida y discutido en términos de su calidad. Pero lo cierto es que esas oportunidades en términos de pos-graduación publicación, congresos, etcétera, etcétera, ya son muy numerosas. Este año en octubre, en Chile se va a producir la Tercera Reunión de ALESDE (Asociación Latinoamericana de Estudios del Deporte) con lo cual hay un congreso específico. ALESDE acaba de sacar su revista que ya tiene dos números. Este texto completo fue publicado en el número 1 de la revista de ALESDE; es decir, que hay una revista continental temática., dedicada al deporte, a los estudios sociales del deporte. Mi perspectiva al respecto es que no me gustan esas cosas. Yo creo que el deporte no es una disciplina, es un tema. Es un objeto, es un caso; es un problema, pero no es una disciplina. Aquellos que hicimos, hacemos o haremos estudios sobre el deporte… En 1996 Eduardo Arqueti publicó lo que fue la primera jornada sobre deporte y sociedad hechas en Argentina. Y Arqueti miró al auditorio y dijo: “Yo hago antropología, no hago fútbol.” Nosotros hacemos antropología, sociología, comunicación, estudios

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culturales, crítica cultural. Llamémosle como quieran, pero no hacemos fútbol. No somos deportólogos. La deportología no existe. Está muy bien que así sea, y hay que pelear para que no exista. Una cosa es el reconocimiento de un objeto, de una serie de problemas, de una agenda de discusiones, de un objeto que además entendemos mucho más importante que lo que nuestras disciplinas están dispuestas a conceder, y otra cosa es que ese objeto se autonomice hasta constituirse en disciplina. La deportología, insisto, no existe, por eso a mí una revista de estudios sobre el deporte no me gusta. Yo creo que tenemos que publicar como lo hemos hecho en las revistas importantes de antropología, sociología, historia, comunicación, cultura

etcétera,

etcétera, con nuestros temas. Pero la existencia de una revista, inclusive de un congreso, también creo que puede llegar a producir inclusive algo de aislamiento. Nos unen y nos atraviesan las preocupaciones sobre los social, lo histórico, lo cultural y lo político. Y eso es una de las cosas, digo voy a tratar de cerrar esta charla justamente mostrando dos ejemplos de mi trabajo reciente. Insisto estoy haciendo un tercero que es el trabajo sobre violencia en el cual no me quiero detener. Pero dos ejemplos de mi trabajo que pueden justamente mostrar estas posibilidades en relación con lo social, lo cultural, lo político e inclusive lo económico. Debemos seguir hablando sobre rituales, sobre juegos, sobre historias, sobre economía, sobre política, sobre violencia, sobre héroes, sobre corporalidades sociales, etcétera. Falta trabajo en muchos otros lados. Y uno de ellos es uno en los que me quiero detener tres minutos. Que me ha ocupado recientemente. Me ha ocupado recientemente por un pedido extranjero. Los colegas europeos, que tienen mucho más desarrollados estos estudios, me piden un trabajo. Están organizando dos colegas, David Rowe y Fay Shearer, están organizando un tomo sobre televisión, deporte y ciudadanía. Entonces me piden un trabajo sobre el caso argentino. Una de las primeras cosas que descubro —las sabía, pero las comprobé—, es que aunque la economía política de la comunicación en

América Latina tiene mucho

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desarrollo, nunca trabajó sobre deporte. Nunca. No hay un solo artículo dedicado a la relación entre economía política de la comunicación y deporte. Estamos hablando de,como dije hace un rato, la mercancía de mayor facturación de las industrias culturales globales; los eventos más mediáticos más importantes de la historia de los eventos mediáticos. Ustedes saben que en los próximos meses hasta dentro de dos años vamos a asistir a dos de ellos: los Juegos Olímpicos de Londres, y el Mundial de Brasil, y luego, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Cada una de esas ocasiones se transforma en el mayor evento mediático de la historia, superando al anterior. Sí, pero además en nuestro continente, con tres grandes emporios multi-mediáticos Televisa, Globo y Clarín, que tienen en relación con el deporte no precisamente una relación menor esporádica o casual. No me voy a detener en el caso Televisa, porque ustedes lo conocen bien. No me voy a detener en el caso Globo, porque los brasileños lo conocen mucho mejor que yo, pero el caso de Argentina es un caso muy peculiar. De manera muy rápida, la televisión argentina se inaugura en octubre de 1951 con la transmisión, por supuesto, de un acto del peronismo. La primera imagen televisiva argentina es la imagen fija de Eva Perón. Pese a la primera transmisión, las transmisiones regulares comienzan un mes después con un partido de fútbol. Y el color, recién va a llegar en 1979, porque el Mundial de 78 permite la instalación del equipamiento de transmisión en color. El codificado llega con el deporte, por supuesto, a finales de los 80 por supuesto a finales de los ochenta. Y el cable se expande en la Argentina como la tecnología que permite transmitir el fútbol metropolitano, porque el fútbol argentino es un fútbol muy concentrado en zona metropolitana y que no se podía ver en el resto de la Argentina. El emporio Clarín, que es básicamente el periódico, pero a partir de los noventa, con la regulación neoliberal, comenzó a extenderse sobre otras zonas de la

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comunicación, conquistó radio, un canal de televisión de aire muy importante, luego otros en el interior, compró otros diarios, una red de radios, inversiones múltiples, y además el cable. Pero, como parte de la estrategia del cable, lo que hizo el Grupo Clarín fue, una asociacióncon la Asociación del Fútbol Argentino, un contrato de exclusividad por el cual, a través de una empresa subsidiaria, Torneos y competencias adquiría la exclusividad y monopolio de todas las imágenes futbolísticas. Luego esto se reprodujo con los otros deportes. Torneos y competencias,

una empresa del Grupo Clarín, pasó a detentar

entonces el monopolio de toda la transmisión deportiva en la Argentina. ¿Me siguen? Inmediatamente entonces lo que hizo fue comprar cables, pequeñas “cableras” como decimos nosotros, empresas de cable en las localidades del interior de Argentina. Y a la competencia le negaba el deporte. Entonces, claro, todos los usuarios pasaban al cable de la propiedad de Clarín y la competencia se fundía, o luego la compraba por poco dinero. Con esa estrategia el Grupo Clarín concentró 85 por ciento del mercado del cable en Argentina. El mercado del cable en la Argentina (piensen que 60 por ciento de los hogares de la Argentina está conectado al cable). con lo cual tener 85 por ciento de más de la mitad de los hogares es posesión monopólica. Además de lo que importaba como influencia en la opinión pública etcétera, etcétera. Al mismo tiempo crearon el primer diario deportivo el Dia y olé en el año 96; es decir, una estima perfecta de concentración monopólica organizado fundamentalmente en torno del deporte, en torno del fútbol, centralmente. Insisto sobre mi petición anterior. Esto no se había trabajado en la economía política de la comunicación. ¿Por qué el caso argentino se vuelve novedoso? Digo porque hasta aquí no tenemos nada distinto de Televisa o Globo, inclusive más. Clarín nunca quiso comprar equipos. Alguna vez hizo hubo algún intento de comprar un club, pero finalmente quedó en nada. La legislación argentina establece que los clubes son sociedades civiles sin fines de lucro, por lo tanto no pueden ser objeto de compra-venta.

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¿Cuál es la novedad? La novedad es que, el producto de la disputa entre el gobierno kirchnerista y el Grupo Clarín, el gobierno sanciona una nueva ley de medios que en algún momento teóricamente debe limitar la concentración monopólica, pero especialmente en el año 2009, si no me fallan las cuentas, la Asociación de Fútbol Argentino rescinde su contrato con el Grupo Clarín; su contrato de exclusividad con el Grupo Clarín. Lo hace unilateralmente. Se alega una disputa. El grupo tenía el contrato, el monopolio de las imágenes por contrato hasta el año 2014, entonces esta fue una rescisión unilateral. La Asociación de Fútbol Argentino pide más dinero. A todo esto, como todos sabemos, en todo el mundo, lo que soporta la economía de los clubes son los derechos televisivos, no otra cosa. La cuestión es que la Asociación del Fútbol reclama más dinero (esto por supuesto había un acuerdo previo con el gobierno nacional) reclama más gobierno, Torneos y competencias lo niegan. Entonces la Asociación rescinde el contrato y firma con el Estado argentino. Éste se adueña de los derechos televisivos del fútbol de primera división, y luego, al año siguiente, River Plate, uno de los dos grandes equipos argentinos, desciende a la primera división B, entonces el estado también compra los derechos de transmisión de la primera división B, y luego también compra (también en contra de una empresa del Grupo Clarín), los derechos del automovilismo y entonces crea el programa “Fútbol para todos” que lo transmite por el canal de televisión pública. Primero alega que el programa va a ser un gran negocio, simplemente va a vender publicidad pero transmitiendo de otra manera, y sin embargo, luego de los primeros meses, deja de vender publicidad. El programa se financia con publicidad del Estado. Es decir, el estado paga los derechos a los clubes con dinero que procede del mismo estado, porque la publicidad que vende es exclusivamente publicidad gubernamental. Esto es un fenómeno sobre el cual, por supuesto, hay todo un texto largo escrito, que intenta analizar también las cuestiones que tienen ver con modos de enunciación. No ha habido renovación periodística. Era una ocasión fantástica para renovar de manera

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radical el relato periodístico deportivo que en la Argentina era espantoso, y ahora sigue siendo espantoso. Le dieron la dirección periodística a un viejo periodista de Torneos y competencias con lo cual no ha habido transformación estilística. David Rowe, este colega inglés con el cual estuvimos trabajando y que me pidió el artículo, en un texto propio señalaba que justamente la presencia de la televisión pública permite contrastar por calidad y originalidad con la televisión privada. La televisión privada cuyo objetivo es únicamente generar plusvalía no se preocupa ni, dice Rowe, se limita a exhibición y efectismo. La televisión pública, en cambio, puede apostar a transformar i, calidad, etcétera, bien. La transmisión pública del deporte en la Argentina no ha significado ni calidad ni innovación, sino la continuidad del exceso tecnológico del deporte, inclusive de los mismos lenguajes que jalonaban el periodismo deportivo tradicional. Ahora bien, otra novedad del caso argentino que debe ser estudiada, pero es un fenómeno único en América Latina, pero no en el mundo, es que a partir del año 2011 se listó (cambio de cassette) una serie de hechos, pero que no pueden limitarse a transmisión cerrada, debe ser por transmisión abierta. Esa lista de eventos en realidad emula una lista de eventos generada por la televisión europea., primero por la televisión inglesa en 1996. Los ingleses frente al avance de Sky, gran cadena del Grupo Murdock, que venía comprando la Premiere League, Wimbledon, etcétera, etcétera, deciden hacer un alto y decir no. Hay eventos que son nacionales. Los que llamaron las “joyas de la corona”. La EBU, European Broadcasting Union, decide tomar el ejemplo y establecer que cada país tiene el derecho a listar sus propias “joyas de la corona”; es decir, los eventos que considera de interés público, de interés ciudadano. Lo que hace La Argentina es entonces copiar esto. Insisto, segundo caso en América Latina que esto ocurre. ¿Por qué lo hace? Ya en el 2000, el avance de la privatización conducía que el mundial del 2002 fuera transmitido por satélite, entonces,

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hay una ley del 2000 que establece que los partidos de la selección argentina de fútbol, sólo la selección argentina de fútbol tenía que ser transmitida por televisión por aire. Este decreto en cambio en 2011 hace una lista de fútbol, tenis, jockey, básquetbol, volleybol, rugby y, de manera amplia, deportes olímpicos. Y una serie de eventos, llámese Copa del Mundo, Mundial Sub 20, Copia Libertadores, Juegos Olímpicos, Copa Davis, Copa del Mundo de Rugby, Copa del Mundo de Jockey, Copa del Mundo de Básquetbol, Copa del Mundo de Volleybol, que aunque el propietario de los derechos sea una empresa privada, está obligado a transmitirla por televisión abierta. Esto, insisto, también es un tema en el cual debemos parar a discutir. ¿Qué significa patrimonializar un deporte? Es decir, hay un aparato jurídico, una ley, un decreto que dice: el deporte es un relato de la patria. Esto que es una tesis socio-antropológica, a la cual dediqué una tesis de doctorado y un libro, se transforma en instrumento jurídico. Que si no es un sociólogo el que dice el fútbol y la patria tienen algo que ver, el estado nacional dice: el deporte es también la patria. Es también un lugar donde se construye ciudadanía, es también un lugar donde se construye identidad. Esto como fenómeno es fantástico. Y no puede ser despreciado. Y finalmente, la cuestión del nacionalismo. Finalmente algo de eso acabo de hablar. (Proyecta algunas imágenes en diversos países y sus idiomas para mostrar aspectos culturales) El tono chauvinista es indiscutible. Por otro lado, tiene ese giro narcisista al cual los argentinos somos tan afectos. El universo habla de nosotros diciendo “¡Qué grandes que somos¡” Y si así no fuera sería desgarrador. Pero eso, podría ser el objeto de otra discusión. Se soporta sobre ese mantra que repiten todo el tiempo: es cultural, es cultural, es cultural. Lo que quiero decir es que inclusive las operaciones de marketing se ha antropologizado. Introducen y utilizan una suerte de teoría general de la cultura y la identidad. Esto nos pone en un problema, en tanto que cientistas sociales hemos sido tan exitosos en nuestra divulgación de la teoría de la identidad, que se han vuelto ahora propiedad también de los publicitarios.

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Es un tema my complejo como para solucionar en los próximos cinco minutos. Hemos escrito mucho sobre el tema. He vuelto a escribir sobre el tema. Gilberto señalaba sí Futbol y patria fue mi tesis de doctorado y se publicó en el 2002 y la pude reeditar en el 2010, en el 2008 en realidad, pero su

último capítulo

se llamó originalmente

Conclusiones: La vida por Batistuta y el fútbol es tan rápido que después en su reedición le tuve que poner La vida por Messi, y luego los alemanes, decidieron traducir el libro y lo publicaron en 2010, y lo titularon directamente Für Messi sterben, La vida por Messi. Claro, esto tenía que ver con cierta lógica del campo deportivo que había desplazado a un héroe para encontrar a otro. Hemos escrito mucho sobre eso. Hemos vuelto a trabajar porque una cosa que me resultaba muy fuerte cuando trabajé con Futbol y patria era que en el nacionalismo no se podía formular una teoría general sobre nacionalismo y deporte. Que la única generalidad posible era, sin duda, la cuestión de la identidad nacional. El deporte es importante pero cómo, para limuitarme sólo al caso latinoamericano cada sociedad lo resolvía de maneras distintas que tenían que ver con historia, tradiciones, lenguaje, discurso, prácticas, etcétera. El caso argentino era muy distinto del brasileño, del ecuatoriano, del peruano, del chileno, del mexicano. Muy distintos. No se podía proponer una teoría general. Que lo general podía ser que tenían que ver y que había una serie de factores que tomar en cuenta entre ellos las historias, la relación con el éxito, por ejemplo. La relación con la mayor o menor integración, el peso del estado, el peso de los aparatos mediáticos. En el caso argentino, me parecía muy claro que el gran narrador de la nación había sido el estado argentino, hasta los tiempos neoliberales…. Piensen además

que la

Argentina tiene una experiencia populista tan importante como la peronista, y en esos años es un clímax de la relación entre deporte y patria. Los años cuarenta y cincuenta son años muy fuertes tanto en términos estrictamente deportivos o políticos, como

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también en términos ampliamente culturales. La mayor parte de los films sobre deporte en la argentina son de esos años. Decía entonces, el gran relator de la patria en Argentina había sido el estadonación. Las crisis de las dictaduras y luego los tiempos neoliberales que provocaron lo que se ha discutido tanto como repliegue del Estado, desaparición del estado. Entre otras cosas este repliegue llevaba que el relato de la patria pasaba a la sociedad civil. Una sociedad civil profundamente débil, luego de la experiencia de la dictadura. Entonces el actor de la sociedad civil que tomaba a su cargo el relato de la patria eran los medios. Es decir, estábamos frente a un relato nacionalista básicamente generado como argumento de marketing. Cuando uno ve las publicidades argentinas en tiempos de eventos internacionales, por ejemplo, los mundiales, piensa que está frente a una sociedad chauvinista de xenófobos dispuestos a declararle la guerra a todo el que se cruce por delante. Cuando uno trabaja sobre los hinchas, trabajo que hicimos simultáneamente, se encuentra con gente a la cual le importa minuciosamente, es si River va a ascender o no va ascender. Es decir

una expectativa fuertemente tribal local que limita contra un

discurso más mediático expansivo profundamente nacionalista., xenófobo, etcétera. narcisista, etcétera. Y de pronto llega el Mundial de 2010, y antes del Mundial de 2010, lo que había aparecido eras nada más y nada menos que los festejos del bicentenario

de

independencia, y lo que apareció fue que el estado argentino volvió a narrar la patria. Estado argentino que se volvía a presentar como un estado nacional popular, como un estado activo presente que seguro de presentar—Esto es, no estoy diciendo si lo es o no lo es. Lo que estoy diciendo es que se presenta como tal. Hay más presencia del estado. Digo

la

nacionalización

del

petróleo,

por

ejemplo

es

un

buen

dato,

pero

fundamentalmente el estado dice de sí mismo que está más presente. Y uno de los rasgos más fuertes de esa presencia cotidiana fue el bicentenario en el cual el estado puso en escena durante cinco días un nuevo relato estatal de la patria.

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Pero todo esto además ocurre al mismo tiempo que se produce la reaparición del gran héroe de la patria, que es Maradona. Y paso este último ejemplo. Donde Maradona dice: “Pues yo tengo buena memoria y ahora voy a recordar más que nunca. Para los que no creyeron en esta selección, para los que me trataron a mí como una basura, hoy estamos en un mundial adentro, sin la ayuda de nadie. Con todos los honores. Vamos ganándole a un gran equipo como el uruguayo que se jugó la vida en todo momento, y le ganamos el partido como hombres. Esto quería decirles nada más… —Diego, Cristian Mendoza de Radio Café de Formosa. ¿A quíen dedicás esta clasificación? ¿Este triunfo? A los que no creímos en vos hace un momento; a la familia, a los amigos… Está bien. Te lo digo. Pues yo tengo memoria, hermano. Al que no creía o a los que no creyeron —con perdón de las damas— que la chupen, que la sigan chupando. Yo soy o blanco o negro. Gris, no voy a ser en mi vida ,eh? Ustedes me trataron como me trataron, sigan mamando. Ahora otra pregunta. El héroe de la patria, se transforma en un animal que dice: “Y ahora sigan practicándome sexo oral como recompensa por lo mal que me la hicieron pasar”. Éste no es más el héroe de la patria, el héroe inmarcesible similar a San Martín y los héroes de la independencia. La estatura del ídolo ha disminuido ya no puede encarnar. Maradona fue en algún momento la articulación del discurso nacional popular en ausencia del discurso nacional popular estatal. Maradona llega a ser lo que es. Antes de este nuevo ciclo argentino, yo había dicho que Maradona era una suerte de continuación del peronismo por otros medios. Claro, Maradona soportaba, articulaba un discurso nacional popular, en momentos de ausencia del discurso nacional popular por parte del estado. Pero, ¿qué ocurre cuando ese discurso popular reaparece? Y reaparece además con potencia, con fuerza, con presencia. Lo que ocurre, entonces Maradona no puede ocupar el mismo lugar. Él no puede solo soportar la patria, porque además, ya no hace falta que el solo soporte la patria, y consecuentemente, el fútbol deja de ser ese lugar en

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el cual, ese único lugar en el cual se construye el nacionalismo. ¿Por qué? Porque el nacionalismo, bien mal, de manera discutible, de manera progresista, de la manera más reaccionaria, objeto de análisis, el discurso nacionalista ha vuelto a ser construido en lo que era tradicionalmente el lugar legítimo que es

el estado. Entonces el fútbol no

necesita ocupar ese espacio ni producir ese relato. Se limita simplemente a esos devaneos chauvinistas, propios del marketing, que como dice el colega chileno: Eduardo Santa Cruz, “produce una suerte de neo-nacionalismo de mercado” .es decir, un nacionalismo transformado en mercancía. Habría mucho más para conversar, pero insisto esto es apenas la presentación de dos casos sobre los cuales mi trabajo recientemente

ha vuelto a pesar de mis

declaraciones en contrario. Dije: el fútbol me tiene cansado, y sin embargo, apareció la estatización de los relatos deportivos, apareció la figura de Maradona, en relación con, no lo he mostrado pero obviamente, con la figura de Messi. Y esto me obligó a volver sobre el tema. Y quiero con esto apenas señalar dos ejemplos posibles: la agenda de estos estudios, como dije, es enorme; tiene múltiples posibilidades. Necesita de mucho más trabajo, muchísimo más trabajo que el que hemos podido hacer en todo este tiempo. Necesita como dije, la construcción de empirias novedosas, rigurosas, ligadas a interpretaciones críticas informadas, e intersección adecuada con las categorías y debates contemporáneos de nuestras ciencias sociales. Esta es una agenda que puede y debe encontrar a cada paso sus desafíos y sus posibilidades. Si fuimos capaces de construir un campo donde no había nada, tenemos que ser capaces de expandirlo en la medida de sus posibilidades con el requisito de la crítica insobornable y el rigor científico como práctica inalterable. Porque además, tenemos que seguir preguntándonos, la pregunta de hierro, que es la pregunta sobre el poder. Estos temas, estos objetos nos permiten seguir preguntándonos sobre el poder. Aun equivocándonos, aunque sustancialicemos las posibilidades impugnadoras o

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resistentes de los sujetos en las prácticas deportivas, incluidos los espectadores, o a la inversa, aunque pensemos como omnipotentes o irrefutables la capacidad de las instituciones y los agentes y las regulaciones. En ambos casos y en toda la gama intermedia, siempre tenemos que formular la pregunta crucial de las ciencias sociales latinoamericanas que es la pregunta por el poder. Quién administra, quién es el dueño, quién autoriza, quién tiene poder de hablar, quién tiene poder de responder, etcétera. Ya que nos hemos ganado el derecho de pertenecer a las ciencias sociales latinoamericanas, entonces no huyamos de sus tradiciones críticas más interesantes. Les agradezco muchísimo la atención.

Transcripción Patricia Martel

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