Una mirada oblicua en las parejas de los cuentos de Rosa Montero

Una mirada oblicua en las parejas de los cuentos de Rosa Montero Ester Abreu Vieira de Oliveira (UFES) “El amor es una mentira, pero funciona.” Rosa

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Una mirada oblicua en las parejas de los cuentos de Rosa Montero

Ester Abreu Vieira de Oliveira (UFES)

“El amor es una mentira, pero funciona.” Rosa Montero.

La idea de que la mujer pertenece a su marido y a su casa perdura desde hace mucho tiempo. Sin embargo, a lo largo de los siglos, se observa un esfuerzo de la parte femenina para alejar ese prejuicio, y su lucha para alcanzar ese fin resultó en conquistas significativas en varias áreas de actuación sea académica, profesional, social o personal. Hoy, en el mundo occidental, la mujer escritora produce en todos los géneros literarios: poesía, prosa y teatro. La historia es testigo de la conquista femenina y de los obstáculos que enfrentó. Eso provocó una pequeña, o casi nula producción en el género narrativo, y la mujer destacó en la poesía, género que, por su delicadeza y subjetividad, parecía más adecuado al mundo femenil. Mirando hacia España, se puede detectar épocas de gran esplendor literario, pero el temple masculino es preferentemente su marca principal. Si se vuelve la mirada hacia los siglos anteriores al XX, se averigua que, en medio de la gran producción masculina en el género narrativo, pocas escritoras han despegado en ese género: Fernán Caballero, Gertrudis de Avellaneda y Pardo Bazán, por ejemplo. No obstante, a partir del XX, hubo un cambio en esa situación y la mujer ocupa un espacio importante en el mundo ficcional narrativo. El arte de escribir cuentos o novelas pasa a formar parte del quehacer femenino y se pueden nombrar narradoras de reconocido mérito como: Carmen Laforet, Ana María Matute, Rosa Chacel y Rosa Montero. Planteo, en este corto espacio, provocar una mirada hacia la técnica narrativa de Rosa Montero para desvelar en los cuentos de Amantes y enemigos1 los

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enclaves de sentido, la modulación de los temas, la reiteración de algunos recursos técnicos en lo poético de su prosa y la firmeza del humor irónico y más bien oscuro, que forma parte de su creación artística al reflexionar sobre nuestro tiempo, a lo mejor, en la búsqueda angustiosa de sí mismo, creando personajes de carácter complejo. Rosa Montero, ganadora de varios premios de la crítica, por su labor de periodista o de escritora, es una voz representativa de las ideas y las posturas políticas presentes en las editoriales de El País o en los anaqueles de las librerías españolas y extranjeras, con sus novelas, cuentos, ensayos, teatro y periodismo. Muchas de sus obras están traducidas en varios idiomas. Así, por la importancia de su producción literaria y por la singularidad de su escritura, volvemos nuestra mirada al mundo de la representación de esa escritora en Amantes y enemigos, obra de 2000, que contiene 19 cuentos, casi todos muy cortos, fáciles de leer y de entender. En esos relatos hay una constante presencia de lo feo y de la soledad humana y no hay carcajadas, sino un humor que se asemeja a la estética esperpéntica de Valle-Inclán y a las pinturas negras de Goya. La narración, presentada por un hombre o una mujer en primera persona o por un narrador omnisciente,

se verte manancialmente al

erotismo, en ella se explora el amor total y el deterioro de las pasiones, pareciendo señalar que el amor es una gran mentira. En los cuentos desborda la soledad humana y se dan las manos el amor y el odio; la fealdad y la belleza; lo real y lo fantástico. Hay muertes por puñal y por envenenamiento. Esa tónica, en los cuentos, del arte de mezclar lo feo con la belleza se acerca al gesto esperpéntico y a lo barroco. Los cuentos no se cierran y lo narrado, como en un río que crece y sale de madre, lleva al lector a entusiasmarse sea por el primor estético, por la gran tensión y por el ritmo reiterativo como en “Un viaje a Vetusta”, que nos acuerda la Regenta y que en la repetición de “Aquel viaje sólo empezó a tener sentido ante la visión de las piedras que se amontonaban a espaldas de la Cátedra” (p. 89), periodo que introduce el cuento y que, a lo largo del relato, hasta el último párrafo, se repite en un refuerzo de la

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temática, para hablarnos de una realidad que sale de lo pequeño y particular y va hacia lo grande y universal del dolor humano masculino o femenino. En los cuentos de Amantes y enemigos hay en común la complejidad de las relaciones humanas y un deseo de señalar que “es [...] rara la vida de los matrimonios” (p. 187). Sin embargo, no se puede decir que su escritura sigue la tendencia feminista. La autora retrata los problemas de la humanidad. En los cuentos se da una tensión que permanece hasta el final. La coherencia interna se construye alejando la escritora del texto, por eso no se puede decir que sea una obra autobiográfica. La ficción del personaje prevalece y no datos biográficos de la escritora. El personaje, en esos relatos cortos, se manifiesta en lo particular suyo y actúa en la caracterización del cuento con toda fuerza. El personaje con su voluntad y emoción impone al creador y no al revés, aunque lo creado sea objeto del autor que lo ve y conoce todo lo que él ve y conoce. En la escritura de Rosa Montero se puede observar la filosofía teológica barroca de Calderón de que “la vida es sueño” y la risa, la ironía, como un ingrediente propio de la tendencia de la narrativa tradicional hispánica que parte del Libro del buen amor, pasa por La Celestina y las narrativas de Cervantes y Valle-Inclán. En cuanto a sus ideas sobre el cuento y la novela, en entrevista y en sus obras, Rosa Montero manifiesta su opinión. Según ella:

El cuento es como asomarse a una ventana y la novela como caminar por el paisaje. [...] Los cuentos me gustan cada vez más. La cosa es que la novela es una suerte de viaje interior muy largo, lo cual es muy fascinante y tiene su propio ritmo. El cuento es mucho más breve. Como aventura personal, una novela es irse de viaje de Madrid a Australia y un cuento es sólo como salir a las afueras de Madrid. Pero es a través de los cuentos, por lo menos para mí, te estás asomando a materiales narrativos que luego van a aparecer en tus novelas.2

En el prólogo de Amantes y enemigos, explica que es aficionada a cuentos pero prefiere hacer novelas pues ofrecen más lugar para la aventura, “porque

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supone(n) un largo e incierto viaje al mundo fabuloso de lo imaginado y en ese vasto territorio cabe todo”. Y sobre los cuentos dice: “Estas ficciones cortas poseen curiosas propiedades para quien escribe” (p. 9). En cuanto a la dualidad del título de Amantes y enemigos que se repite en muchas parejas de los relatos, Rosa Montero la interpreta como parejas que “hablan de amor y desamor, de obsesión y de venganza, de pasión o rutina entre hombres y mujeres, hombres, padres e hijos, humanos y monstruos” (p. 10). Veamos, por el orden de presentación, los cuentos de esa obra:

1. “Paulo Pumilio” — El relato de un gran amor y odio de un asesino confeso, un enano homosexual de 42 años, que, cumpliendo el encargo de una revista de sucesos, escribe para la posteridad — el “destino fatal de las obras de los genios” —, según él. No obstante tenía la certeza de no alcanzar la comprensión de sus coetáneos, por haber matado a su amado y haberse suicidado. La búsqueda del pasado, en este cuento y en otros de esta obra, tiene una pretensión veritativa que confirma la separación de la memoria y de la inspiración. Mientras ésta tiende a situarse en el ámbito de la ficción, de lo irreal, o de lo posible, la memoria asume su labor de ser fiel y exacta, aunque sus errores se refieren a la temporalidad propia del recuerdo, de una imagen. La narrativa de la vida de Pablo Torres, de apodo El Chapa, sigue el camino de la de la picaresca. Abandonado a los tiernos años por la madre, que deja indicado su nombre en un retazo de papel higiénico, va a pasar a convivir con varias gentes. Primero será creado en un medio militar, aspiraba a hacer carrera en las artes marciales, pero su talle le impidió, 88 centímetros. Luego, muertos esos padres va a vivir con un sacerdote que, al morir, le deja un libro de Plutarco que será su libro de cabecera y su guía ético, donde encontrará justificativas para su homosexualidad y, después, para el asesinato y el suicidio.

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2. “Alma caníbal” — Una narradora cuenta una aventura de un amor frenético, interior e intempestivo y una separación de una relación con un hombre no fundamental en su vida, “aunque tampoco [había sido] de los que [se procura] olvidar el nombre”. 3. “La vida es fácil” — El narrador es un joven que cuida de una anciana y, al bañarla, la mata por haber estropeado su reloj que ella le había dado. 4. “Noche de reyes” — Es la historia la soledad de Pedro, un alcohólico y triste que busca una mujer para vivir y para morir y su frustrada búsqueda de compañía en una noche de Reyes, día de fiesta y de roscón con sorpresa. 5. “La otra” — Es la historia de un misterioso y monstruoso asesinato. La narradora, una niña, cuenta la entrada en la familia de una querida del padre y malquerida de ella y de su abuela y el misterioso desaparecimiento de la mujer intrusa. 6. “El reencuentro” — Una pareja se reencuentra, pero se ha acabado la llama del deseo y, aunque queriéndose, se van. Cuando se despidieron “se miraron, se sonrieron; y se abrazaron estrechamente, con el dulce recuerdo de los abrazos de antaño. [...] se separaron los dos, muy aliviados” (p. 100). 7. “La gloria de los feos” — Es una historia del amor despertado entre dos seres raros, muy feos. Lupe redonda, patizamba “y de rodillas para abajo, las piernas se escapaban cada una para un lado, como patas de un compás. [...] Estaba mal hecha, con un cuerpo que parecía un torpedo y la barbilla saliéndose directamente el estercón”. Además “[...] Era guapa da cara: tenía los ojos grises y el pelo muy negro, la boca bien formada, la nariz correcta. [...] la mirada cruda y el rostro borrado por una expresión de perpetuo estupor” (p. 101). Lolo

era delgadísimo “con el pecho hundido y las piernas como dos

palillos [...]. Tenía el pelo tieso y pelirrojo, grandes narizotas, ojos de mucho susto” (p. 103). Con un tono poético de humor Rosa Montero termina el cuento: “[...] cuando los ojos de Lolo y Lupe se encontraron tembló el mundo, los mares se agitaron, los cielos

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se llenaron de ardientes meteoros. Los feos y los tristes tienen también sus instantes gloriosos” (p. 104). 8. “Mi hombre” — Una mujer, fracasada en el casamiento, sigue en esas bodas frustradas por miedo de la soledad. 9. “El monstruo del lago” — Un periodista en su viaje se para en un hotelito cerca del lago Ness, en Escocia, y habla con un señor extraño, feo, que se presenta como la apariencia humana del sueño del monstruo del lago que, en su soledad, cuando duerme, sueña ser humano y crea personajes. 10. “Carne quemada” — En una cafetería, una pareja se reencuentra y habla de la partilla en la división de los bienes. La carne de una hamburguesa que habían pedido se carboniza, pero el hombre, sin reclamar al camarero, la come “con el mismo talante suicida con que tomaría un frasco de barbitúrico” (p. 120). Eso disgusta a la mujer, que se indigna y se marcha, por verlo siguiendo sin tesón, deteriorándose. 11. “Retrato de familia” — En la playa, mientras la mujer miraba su primer retrato de familia que estaba en una revista, su marido, se puso mal. 12. “Parece tan dulce” — El narrador se divide ante la personalidad de la mujer: dulce y enérgica, lo que le provoca una sensación de enemistad y cariño, pues sabe que quiere a esa “enemiga” “con toda su voluntad”. 13. “El puñal en la garganta” — Contemplando una fotografía, la narradora recuerda una relación amorosa. Es una historia, también, de amor y odio. El amante compra en una tienda de antigüedades de Madrid un baúl de mago y obliga a la mujer a pararse frente a una puerta de corcho mientras le tira cuchillos, dibujando su silueta. Ella decide envenenarle. 14. “Tarde en la noche” — La historia se pasa en una ciudad con lo social contaminado. Hay miedo, sexo, erotismo; atracos; criminalidad y una gran soledad. Una mujer cuarentona se relaciona con un joven de unos veinte años que tenía una cicatriz en la faz, mientras imagina que él es el jefe de la criminalidad del barrio, pero

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la llama erótica se apaga cuando descubre que es simplemente un camarero nocturno de un MacDonald’s y que eso era la causa de sus horas irregulares. El tema es del miedo del otro. Ese cuento fue llevado al cine argentino por Cinemacional.com, en una adaptación de Jorge Goldenberg, dirigido por Docampo Feijóo. 15. “Las bodas de plata” — Los hijos desean festejar las bodas de plata de los padres con una fiesta sorpresa, lo que trae una serie de desentendimientos familiares, primero suspensión de la fiesta y luego realización de una fiesta sorpresa que trajo alegría a los padres. Cuando éstos, quienes siempre estaban con broncas entre sí, se besaron, la hija mayor, la narradora, comprendió que

[...] además de esas broncas a las que [los hijos asistían] cada día, [había] otras complicidades y otras complicaciones que los [unían]: un entrañamiento de vidas y pasado, una intimidad secreta y sólo suya, puede que incluso una necesidad de maltratarse [y que es] tan rara la vida de los matrimonios (p. 187).

16. “Un viaje a Vetusta” — El narrador describe a Mariano, el personaje principal, como un tipo que estaba intermedio entre gallo y gallina, metódico, con unos ojos que, a menudo, lagrimean, feo, calvo, narigudo, con un cuerpo fuerte y ágil. Una ladra de su carné de identidad había comprado un coche en nombre de Mariano y había hecho varios daños a terceros, por ello Mariano tuvo que ir a una citación en el juzgado. Con ello deja su vida metódica y sale en busca de la mujer causadora de ese trastorno en su vida. Cuando la encuentra va a su casa y tiene con ella una tarde de aventura amorosa. 17. “Él” — Un chico muere al salvar a una chica que resbalaba por una ladera. Su muerte ocasiona un cambio de vida de la chica, que busca identificarse con él, pensando estar realizando cosas que a él le podrían gustar, procurando identificarse con él, hasta que un día, pensando suicidarse, comprendió que no podría hacerlo pues le debía al chico su existencia. Así pensó: “Si su muerte hipotecó mi vida, ahora su no-

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vida quedaba compensada con mi no-muerte” (p. 219). A partir de entonces, siguió su vida un nuevo ritmo. 18. “Los besos de un amigo” — Se narra la historia de Ana que piensa estar enamorada de un vecino, italiano, periodista y casado, con quien mantiene correspondencia por correo electrónico, o sea, tienen “una comunicación inmaterial y limpia, instantánea, extracorpore”, y “distanciarse del objeto amado lo convierte en algo irresistible” (p. 225). Pero su pasión le daba miedo a Ruggiero y explica la narradora que “el amor es un juego de vasos comunicantes; y cuanto más presión apliques sobre el líquido emocional en este extremo, más se desbordará por el otro lado” (p. 227). Al final le escribe una razonable carta terminando con “casi amistosos besos”. Como respuesta él le envía “besos amistosos”. Eso fue la fatal gota de agua para que termine la pasión de Ana. 19. “Amor ciego” — Como en otros cuentos el narrador es el protagonista y se pinta con los tintes negros de la impiedad, propios de las descripciones de Cervantes, ValleInclán y Arcipreste de Hita. Es una parodia del amor romántico. Una mujer de cuarenta años se dice fea “hasta el frenesí”; “hasta el punto de interrumpir las conversaciones de los bares” cuando entra: dos ojos pequeñitos, una cabezota, pelo escaso “color de rata”, labios diminutos, “dientecillos afilados de tiburón pequeño y la nariz aplastada, como un púgil”. Tenía una voz agradable y estaba casada con un ciego hermoso. Su fealdad enfrió las relaciones conyugales, pues el ciego se molestó por cargar con una notoria fea sólo por ser ciego. Según Rosa Montero, este cuento es uno de sus preferidos y la frase final (“El amor es una mentira, pero funciona”) es como un resumen de todo el libro.

Con ese resumen de los cuentos, se puede notar la fuerza de la técnica narrativa de Rosa Montero y lo difícil que es elegir el mejor cuento para hacerse un análisis, pues por lo bueno que son, además de no poder hacerles un juicio de valor,

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nos mueve nuestra sensibilidad a cuestionarlos, en un intento de descubrir la magia oculta.

Notas

1

MONTERO, R. Amantes y enemigos. Madrid: Santillana, 2000.

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Entrevista: Especulo, n. 14 (UCM).

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