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Una revolución a fondo
Las mayúsculas y las minúsculas Felipe Garrido
Curso-taller multidisciplinario Formadores de Lectoescritores
“Estamos determinados a que se haga visible el trabajo de miles de maestras y maestros, que desde las aulas ratifican cada día su compromiso con la educación pública, porque es como mejor sabemos servirle a México” Maestro Juan Díaz de la Torre.
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Una revolución a fondo Las mayúsculas y las minúsculas Felipe Garrido
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Una Revolución a fondo. Las mayúsculas y las minúsculas
Director del libro: Felipe Garrido Compilador: Silvia Luna Rodríguez Editorial del Magisterio “Benito Juárez” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación Venezuela 44, Col. Centro Delegación Cuauhtémoc México, Distrito Federal Primera Edición, mayo 2015 Colección, “Una Revolución a fondo” Folleto 7. Las mayúsculas y las minúsculas Derechos Reservados © SNTE 2015 ISBN: 978-607-8405-19-0 Queda prohibida, salvo excepción prevista en la Ley cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la autorización por escrito del titular del copyright.
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PRESENTACIÓN En el SNTE hemos profundizado nuestro compromiso con la educación pública y con el pueblo de México, para responder mejor a lo más importante: lo humano, en la desafiante y trascendental misión de la formación integral de los niños y jóvenes porque son ellos los portadores de la esperanza y de nuestros afanes por construir un México mejor, para nosotros ese es el corazón de la reforma educativa. La cercanía entre dirigentes y agremiados, fortalece la agenda sindical y la orienta dándole como contenido las respuestas que el desarrollo profesional exige a los maestros, porque la calidad de la educación y la certeza laboral, son dos ejes estratégicos que nuestros compañeros identifican no solo como líneas paralelas sino totalmente fundidas, a esa visión corresponde el taller multidisciplinario de lecto escritores. Porque para nosotros, la defensa de la escuela pública de calidad para todos y la defensa de nuestros derechos, son una misma lucha, que enfrentamos preparándonos cada día, para acompañar a nuestros alumnos en la construcción de un futuro cierto en un mundo de incertidumbres. La colección “Una Revolución a fondo”, se nutre de ese espacio académico que rescata el esfuerzo de los docentes por sistematizar y documentar sus experiencias exitosas en el aula, porque el primer reconocimiento a la profesión es el que se conquista entre pares, por ello, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, las editará y difundirá, para que sean aprovechadas por otros maestros y para que la sociedad aprecie el trabajo de nuestros compañeros. Con esta colección, reafirmamos que estamos determinados a que se haga visible el trabajo de miles de maestras y maestros, que desde las aulas ratifican cada día su compromiso con la educación pública, porque es como mejor sabemos servirle a México. Maestro Juan Díaz de la Torre Presidente del Consejo General Sindical
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Introducción Es importante leer, y tan importante como leer es escribir. Hoy en día todos necesitamos ser lectores capaces de producir textos. Antes que nadie los maestros, porque su vocación y su profesión consisten en ayudar a los demás para que aprendan, y lo primero que nos hace falta para aprender es hacernos lectores y servirnos de la escritura. La escritura es un medio para ordenar el pensamiento y construir el conocimiento. Poner algo por escrito nos ayuda a entenderlo y aprenderlo mejor. Escribiendo aprendemos a pensar y aprendemos a aprender. Escribir sobre un tema o sobre una asignatura dados es una forma de apropiarse de su léxico y de sus contenidos. La escritura, además, nos permite tender puentes de nosotros a los demás, de la escuela al mundo. °/° Con frecuencia se confunden, pero conviene distinguir entre planear (hacer planes) y planificar (hacer planos). ¿Cómo podemos aprender a escribir bien y sin errores ortográficos? Un manual de redacción es útil, pero no para memorizarlo, sino para consultarlo. En primer lugar, porque estos manuales, que incluyen las normas y sus muchas excepciones, son libros extensos. Una dificultad más es que para leerlos hace falta saber gramática, asignatura que desapareció de nuestras escuelas hace ya casi medio siglo. Una saludable consecuencia de consultar con frecuencia los manuales es que, a fuerza de frecuentarlos, iremos adquiriendo esos conocimientos gramaticales que nuestras escuelas no nos dan a tiempo. Por otra parte, memorizar reglas y excepciones no garantiza una buena ortografía ni una redacción correcta. Escribir bien, asimilar las normas de la sintaxis (el modo en que las palabras se suceden en un enunciado) y de la ortografía (la manera en que se escriben, y el uso de los signos de puntuación), es resultado de una práctica atenta, más que de un conocimiento memorístico. °/° En español y en otras lenguas derivadas del latín, se usa la doble negación: No vi ningún cuaderno; No me dieron nada de comer; No encontré a nadie. Escribir bien y tener buena ortografía son competencias que se adquieren con la práctica, trabajando sobre textos concretos, que correspondan a un campo que nos interese. En este curso-taller tal campo es la experiencia didáctica de los docentes
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en el aula. Aquí, leer mejor significa que lo hacemos esforzándonos por comprender más; escribir mejor -hojas de planeación, informes, cartas, artículos, ponencias-, quiere decir que nos esforzamos para hacerlo con coherencia, claridad y corrección, evitando contradicciones y ambigüedades. A partir de esa certeza surgen estos folletos, que irán formando un curso de ortografía y redacción, no a partir de una revisión tradicional de las categorías gramaticales, sino de las dificultades concretas que los profesores tienen al escribir. En estos folletos iremos viendo la gramática que vaya haciendo falta, e iremos tomando conciencia de cómo escribimos. Durante el segundo semestre de 2014 participaron en este curso-taller más de doscientos maestros que trabajan en las más diversas zonas de la república. Los textos que ellos produjeron, sobre sus experiencias de trabajo, son el material a partir del cual están elaborados estos folletos. °/° áulico es lo perteneciente o lo relativo al palacio o a la corte: no tiene nada que ver con aula. Las mayúsculas y las minúsculas En nuestro abecedario las letras son minúsculas o MAYÚSCULAS: a, A (a) b, B (be) c, C (ce) d, D (de) e, E (e) f, F (efe) g, G (ge) h, H (hache) i, I (i) j, J (jota) k, K (ka) l, L (ele) °/° La I y la J mayúsculas no llevan punto en ninguna fuente tipográfica, pero pueden llevarlo cuando escribimos a mano. m, M (eme) n, N (ene) ñ, Ñ (eñe) o, O (o) p, P (pe) q, Q (cu) r, R (erre) s, S (ese) t, T (te) u, U (u) v, V (ve chica o uve) w, W (doble u) x, X (equis) y, Y (i griega o ye) z, Z (zeta) Tenemos, además, cinco dígrafos, es decir, grupos de dos letras que tienen un solo sonido, un fonema: El dígrafo ch, Ch representa el fonema /ch/: chancla, broche. El dígrafo gu, Gu representa el fonema /g/ ante e o ante i: Arguedas, guitarra. El dígrafo ll, Ll representa el fonema /ll/: llano, calle. El dígrafo qu, Qu representa el fonema /k/ ante e o ante i: quemar, arquitecto. El dígrafo rr representa el fonema /rr/: arriba, correr.
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°/° Cuando un dígrafo va en mayúscula sólo el primero de sus dos elementos tiene esa forma. El dígrafo rr no va nunca en mayúscula porque cuando el fonema /rr/ va al principio de una palabra se escribe con una sola r: Roma, Ramírez, Remedios. °/° Cuando la ge seguida de u no es un dígrafo, sino dos fonemas /g+u/ la u lleva diéresis: argüende, agüitado. La hache no representa ningún fonema; se conserva por razones etimológicas. Algunos hablantes la pronuncian como una jota muy suave. La equis representa una secuencia de dos fonemas /k+s/: axila [aksíla], extraño [ekstráño], mixto [míksto]. Al hablar muchas veces se pronuncie como /s/, sobre todo cuando va entre vocal y consonante: [estráño], [místo], pero no cuando va entre vocales: no decimos [asíla] sino [aksíla]. En palabras de raíces nahuas, a menudo la equis representa el fonema /j/: Oaxaca [oajáca], Xilotepec [jilotepéc], y por contagio en México muchos decimos [jenofóbia] y [jilófono] en lugar de [senofóbia] y [xilófono] para xenofobia y xilófono. Otras veces la equis representa el fonema /s/: Xochimilco [sochimílco], Taxco [tásco], o el fonema /sh/: xoconostle [shoconóstle], axiote [ashióte]. En algunas palabras esos fonemas pueden variar, según usos regionales: también se dice [joconóstle] y [ajióte]. Aquí no hay reglas: es un asunto de usos y costumbres. A algunos, con inclinaciones románticas, les gusta escribir Ximena, Xavier, relox. Esto no es incorrecto, pero hay que decidir qué forma es la que uno prefiere, para usarla siempre. °/° La preposición de, en su cuarta acepción, denota “la materia de que está hecho algo”: una falda de algodón. Y según la quinta, “se usa para señalar lo contenido en algo”: un vaso de agua; un plato de lentejas. El acento ortográfico y la diéresis en las mayúsculas Las mayúsculas llevan tilde o diéresis de acuerdo con las normas generales de ortografía: MAYÚSCULAS, Águeda, ANTIGÜEDADES. No se escribe el acento en las siglas, que van todas con mayúsculas: PEMEX, ONU, CIA. Pero en los acrónimos, donde sólo la letra inicial es mayúscula o que llevan puras minúsculas, los acentos vuelven a aparecer: Pémex, láser, módem.
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°/° En español decimos Me di cuenta de que no venía nadie. Y No quiero que nadie nos siga. ¿Cómo saber cuál es el régimen preposicional correcto? Lo seguro es acudir al diccionario. Las mayúsculas Como puede verse en este folleto, las mayúsculas marcan el principio de enunciados, títulos y subtítulos, párrafos y otras unidades de texto. Marcan también los nombres propios: Jalisco, Laura Pérez, Centro de Enseñanza para Extranjeros que, cuando están compuestos por varias palabras no la llevan en artículos ni preposiciones. Se escriben enteramente con mayúsculas las siglas (UNAM, SEP, IMSS), los números romanos (XXI, MMXV) y leyendas que se quiera destacar: NO ESTACIONARSE. Por tradición, como señal de respeto, palabras que no van con mayúscula pueden llevarla. De acuerdo con el contexto, palabras como Presidente, Patria, Papa pueden ir con mayúscula. Lo aconsejable es reducir este uso tanto como sea posible. Mayúsculas y puntuación Llevan mayúscula inicial la primera palabra de un escrito y las que sigan a un punto o a un signo de cierre de interrogación o de admiración, aunque vayan precedidas de un signo de apertura de comillas, paréntesis, interrogación o exclamación: Vino a vernos. ¡Era ya media noche! (El último camión ya había salido). “¿Pueden recibirme?”, preguntó con angustia. Una palabra puede ir con minúscula inicial al principio de un texto si se trata de una cita que comienza con puntos suspensivos: “...eso de que no regresó es un puro decir. No había acabado de pasar su caballo cuando sentí que me tocaban por la ventana” -escribe Rulfo, en Pedro Páramo-. Si un enunciado empieza con una cifra, la siguiente palabra va con minúscula: 101 chistes para banquetes. Cuando después de un signo de cierre de interrogación o de admiración hay una coma o un punto y coma, la palabra que sigue va con minúscula: ¡Qué gusto verte!, me dijo abriendo los brazos. ¿Me esperaron hasta las tres?; ¿nadie faltó?, preguntó con sorpresa. Después de puntos suspensivos hay dos posibilidades. Si ahí acaba el enunciado, la palabra siguiente irá con mayúscula: Ida, Susana, Irene... Todas llegaron a tiempo.
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Si el enunciado prosigue después de los puntos suspensivos la siguiente palabra irá con minúscula: Los alumnos no sabían qué decir... estaban conmovidos. Se escribe con mayúscula después de dos puntos cuando este signo anuncia una unidad que tiene independencia de sentido. Por ejemplo, tras el encabezado de una carta o de un oficio, ya sea que se escriba en papel o en un archivo electrónico: Señor director: Me permito dirigirme a usted para informarle que... Asimismo cuando lo que sigue es una cita textual: Todos sabemos cómo empieza El Quijote: “En un lugar de La Mancha...” A menos que esa cita comience con puntos suspensivos, como ya se dijo: “Repito el final del soneto: ...detrás de un hondo muro.” O cuando los dos puntos siguen a palabras como advertencia, ojo, nota, etc., para introducir enunciados que tienen total independencia sintáctica y de sentido: Nota: Las ilustraciones son del autor. También cuando los dos puntos anteceden a una explicación en una lista de varias líneas o párrafos. Por ejemplo: Ingredientes: Dos cucharadas de aceite vegetal. 200 gramos de harina. Dos tazas de pan seco molido... Cuando en un documento jurídico o administrativo el objetivo principal se da a conocer en varios puntos que siguen a verbos como declarar, solicitar, exponer..., que van en mayúsculas: DECLARA: I. Que los terrenos en cuestión han sido adquiridos por el Comité Vecinal. II. Que el propósito de adquirirlos es construir una cancha de basquetbol... °/° Para salir de dudas y saber cómo se escribe algo, lo seguro es consultar el diccionario. Hay muchos muy buenos. El que sirve de referencia a todos es el DILE, el Diccionario de la lengua española, que publican la Asociación de Academias de la Lengua Española y la Real Academia Española. Los nombres propios y las expresiones denominativas La función más importante de las mayúsculas es distinguir a los nombres propios de los comunes. Los nombres propios son sustantivos o grupos nominales que designan seres únicos. Pueden ser nombres de personas (antropónimos), o de lugares (topónimos), o expresiones denominativas que singularizan entes únicos, como instituciones, organismos, obras de arte, etcétera.
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Hay otras dos razones para escribir con mayúscula inicial nombres comunes: La antonomasia, por la que un nombre o una expresión común remplaza por completo a un nombre propio: el Salvador, por Cristo; el Benemérito de las Américas, por Benito Juárez. La personificación, que atribuye rasgos humanos a animales, objetos o conceptos abstractos. Por ejemplo, en el cuento de Onelio Jorge Cardoso, “Francisca y la Muerte”: Así pues, echó y echó a andar la Muerte por los caminos hasta llegar a casa de Francisca. —Por favor, con Panchita. °/° Dios va con mayúscula si no lleva artículo, como nombre del ser supremo en una religión monoteísta: Según el Génesis, Dios creó el universo. Va con minúscula cuando se refiere a las divinidades de una religión politeísta: Osiris era el dios de la resurrección para los antiguos egipcios. La mayúscula inicial Llevan mayúscula inicial los nombres propios de personas: Artemio Cruz, Josefina Campos Alatorre. También los hipocorísticos, es decir, las variantes familiares de los nombres de pila: Toña, Pepe, Cuca. Cuando están en plural se mantiene la mayúscula: En este pueblo hay muchos Betos; Ya llegaron los Martínez. Los apellidos que empiezan con preposición, o con preposición y artículo, los llevan con minúscula cuando siguen al nombre de pila: María del Castillo, Ramón de la Torre, Juana de Ibarbourou. Cuando no aparece el nombre de pila la preposición va con mayúscula: la señora Del Castillo; el licenciado De la Torre. Los apellidos que comienzan con artículo lo llevan siempre con mayúscula: Cipriano La Pradera; el profesor La Pradera. Si tienen la conjunción y, ésta va siempre con minúscula: José María Morelos y Pavón; Álvaro Gálvez y Fuentes. También se escriben con mayúscula los antropónimos y los topónimos traducidos de otras lenguas: Un poderoso señor mixteca fue Ocho Venado Garra de Jaguar; Mazatlán, Tierra de Venados. Los de personajes de cuentos y fábulas: Caperucita Roja; la Zorra y el Cuervo. Los nombres propios de animales, plantas y objetos: Siete Leguas era un caballo de Pancho Villa; Al pie del Árbol de la Noche Triste Cortés lloró su derrota; El capitán Nemo construyó el Nautilus. Los de personificaciones de conceptos abstractos y de los vientos en textos alegóricos o literarios: La Justicia es esa mujer que lleva una balanza y tiene los ojos vendados; Yo soy Céfiro, el viento del oeste, hijo de Astreo y de Eos.
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Cuando el nombre de un artista se usa para designar sus obras: Este Orozco será enviado al Munal. Los nombres de familias o dinastías: los Romanov; la dinastía Ming. Cuando se usan como adjetivos se escriben con minúscula: los reyes borbones. Los apodos, alias y seudónimos, pero no los artículos que a veces los acompañan: el Chicharito Hernández; Isabel la Católica; el Dr. Atl. Los nombres de deidades y de seres mitológicos o fabulosos: Alá, Satanás, Quetzalcóatl, Cocijo, el Espíritu Santo, pero no los nombres de las clases de estos seres: sirenas, chaneques, un hada. Las advocaciones religiosas y los apelativos antonomásticos: la Virgen de la Salud; la Purísima; el Todopoderoso. En la nomenclatura científica internacional, la primera palabra de los nombres latinos de especies y subespecies de animales y plantas, que además van en cursivas: Homo sapiens [el ser humano], Canis lupus [lobo], Taxodium mucronatum [ahuehuete]. Los nombres propios de los astros y otros entes astronómicos: Saturno, la nebulosa de Andrómeda, Orión. °/° Las palabras Tierra, Luna, Sol se escriben con mayúscula sólo en contextos netamente astronómicos. En un eclipse de Sol, la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra. Los nombres de los signos del Zodíaco se escriben con mayúscula inicial: un niño nacido en Géminis. Y con minúscula cuando se aplican a las personas nacidas en determinado signo: los virgo son gente sensible y pacífica. Los nombres propios de fenómenos oceánicos y atmosféricos van con mayúscula, pero no los sustantivos genéricos que los acompañan: la corriente del Golfo va del golfo de México al Atlántico Norte; el huracán Gilberto. Los nombres propios de los accidentes geográficos, pero no los sustantivos genéricos que los acompañan: las islas Marías; el río Nilo; el mar Mediterráneo. Cuando algunos nombres geográficos comunes se usan de manera antonomástica, llevan mayúscula inicial: el Golfo (por el golfo de México, para los mexicanos); la Península (para la gente de Yucatán o de Baja California). Los nombres propios de regiones naturales: el Soconusco; la Patagonia; el Bajío. Pero no los artículos que los anteceden. Los artículos que preceden de manera opcional al nombre de algunos continentes y de muchos países se escriben con minúscula: (el) Ecuador; (los) Estados Unidos; (el áfrica). Los nombres propios de continentes, países y ciudades, reales o imaginarios:
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África; Japón; La Habana; Macondo. También si son denominaciones antonomásticas: el Viejo Continente (por Europa); la Ciudad de la Eterna Primavera (por Cuernavaca). °/° Hay topónimos que incluyen un artículo: La Habana, El Cairo, Las Vegas, La Rumorosa, etc. Nadie dice Lo conocí en Vegas, ni Vive cerca de Rumorosa, etc. En esos casos no se produce la contracción entre el artículo y las preposiciones a o de: Iremos a El Salvador; Las casas de El Cairo. Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de regiones que abarcan varios países: el Cono Sur; el Cercano Oriente. Los nombres propios de barrios, colonias, fraccionamientos, calles, plazas, vías de comunicación, pero no los genéricos que los acompañan: el barrio de San Juan de Dios; la colonia Las Rosas; la carretera Panamericana. Todas las palabras significativas que forman el nombre propio de instituciones, entidades, secciones administrativas, unidades militares, órdenes religiosas, clubes, partidos políticos, equipos deportivos, sociedades, grupos teatrales o musicales, etcétera: Secretaría de Salud; Museo Nacional de Arte; Universidad Nacional Autónoma de México; Compañía de Jesús; Médicos Sin Fronteras; Camerata de Coahuila; Departamento de Producción. Cuando se mencionan en forma abreviada conservan la mayúscula: el Fondo (por el Fondo de Cultura Económica); la Ponce (por la Sala Manuel M. Ponce). °/° También las denominaciones antonomásticas de algunas entidades: el Chepe (por el Ferrocarril Barrancas del Cobre); las Chivas Rayadas (por el equipo de futbol Guadalajara). Cuando las designaciones de instituciones van seguidas de un adjetivo, éste no lleva mayúscula: el Estado mexicano; la Iglesia anglicana; el Ejército francés. Los sustantivos genéricos que se refieren a una demarcación (estado, municipio, delegación, etc., no se escriben con mayúscula inicial: el estado de Campeche, la parroquia de Zapopan, el departamento de Antioquia, la delegación de Coyoacán. Los adjetivos y sustantivos con que se nombra a sedes de entidades e instituciones, edificios históricos o monumentos: el Palacio de Minería; el Cuadrángulo de las Monjas; la Columna de la Independencia; la Casa Blanca. En el nombre de establecimientos comerciales, culturales o recreativos, la primera palabra y las que sean significativas: (tienda departamental) Las Fábricas de Francia; (miscelánea) Las Quince Letras; (cantina) Mi oficina; Centro Cultural Tijuana. La primera palabra del título de cualquier obra de creación: El luto humano; Lo que el viento se llevó; El nacimiento de Venus; La piedad; Cielito lindo; La dichosa palabra.
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Los títulos se escriben con cursivas (subrayados si estamos escribiendo a mano). También si están abreviados: Leímos un capítulo del Quijote; Van a tocar la Quinta sinfonía. Los títulos de publicaciones periódicas van en cursivas, pero llevan con mayúscula inicial todas las palabras, menos artículos y preposiciones: Muy Interesante; El Siglo de Torreón; Anuario de Estadística; Nueva Revista de Filología Hispánica. Los títulos de cuentos, poemas, ensayos, capítulos, muestras, discursos, ponencias, conferencias, reportajes, columnas y otros textos semejantes van entre comillas; la primera palabra y las demás que lo requieran, por ser nombres propios, con mayúscula inicial: Inauguraron la exposición “Piedra, papel o tijera”; Durante años Granados Chapa publicó su columna “Plaza pública”: “El guardagujas” es un sobresaliente cuento de Arreola. Los sustantivos y adjetivos que integran el título de textos sagrados y de los libros que los componen, pero no el artículo que puede acompañarlos: la Biblia, el Corán, el Popol Vuh, el Génesis, las Sagradas Escrituras. Todas las palabras significativas del título de documentos oficiales o históricos, y de textos legales o jurídicos: el Convenio Multilateral de Bogotá; la Ley del Impuesto sobre la Renta. Cuando el título del documento es muy largo, la mayúscula se aplica sólo al primer elemento, y se escribe el nombre completo en cursivas o entre comillas. Todas las palabras significativas del título de programas, planes y proyectos. Cuando el título es muy largo, la mayúscula se aplica sólo al primer elemento, y se escribe el nombre completo en cursivas o entre comillas. La primera palabra de lemas y eslóganes, que se escriben entre comillas o con cursivas: El lema del programa fue “Hacia un país de lectores”. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de asignaturas y cursos: una clase de Matemáticas para Principiantes. Si la designación es larga, va con mayúscula inicial sólo la primera palabra, y se escribe el título entre comillas o con cursivas: “La vida cotidiana en Cartagena durante el siglo XVIII”. Las palabras significativas que forman parte del nombre de congresos, exposiciones, ferias, torneos deportivos, etc.: XVIII Feria Universitaria del Libro; Juegos Olímpicos. Los adjetivos y sustantivos que forman parte del nombre de premios y condecoraciones: Premio Nobel de la Paz; Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de festividades civiles o religiosas: Semana Santa; Día del Niño; Fiesta de la Rama. Los nombres de las divisiones geológicas y paleontológicas, pero no de los adjetivos que las acompañen: el Mioceno; el Jurásico superior. Si el periodo se designa con un sustantivo genérico seguido de un adjetivo, todo va en minúsculas: el periodo
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carbonífero. Los nombres de los periodos en que se dividen la prehistoria y la historia: la Edad de Piedra; el Paleolítico; la Baja Edad Media; el Clásico Tardío; el Renacimiento; el Romanticismo; la República Restaurada; el Porfiriato; la Decena Trágica; la Revolución Mexicana. Si se trata no de periodos, sino de sucesos puntuales, irán con mayúscula inicial sólo los nombres propios: el sitio de Cuautla; la batalla del Cinco de Mayo. Las palabras significativas que forman parte de los nombres de las revoluciones y los imperios, excepto cuando se trata de adjetivos gentilicios (los que indican la procedencia geográfica). Así, la Revolución Industrial, pero la Revolución francesa; el Imperio romano. Por tradición, acostumbramos hacer la excepción con la Revolución Mexicana. Las marcas y nombres comerciales: La Costeña; Google; Ford; Me ofrecieron una Bohemia. °/° Una expresión que debe evitarse: Nadie traía monedas. Fue por eso que no pudimos pagar. Lo correcto es: Nadie traía monedas. Por eso no pudimos pagar. Los adjetivos y los nombres propios que llevan artículo Como se ha visto, la mayoría de los toponímicos y los antropónimos no necesitan llevar un artículo. Pero en algunos casos el artículo forma parte del nombre propio y debe ir con mayúscula: El Dorado; La Haya; La Atlántida; El Colegio de México, etc. Si en estos casos se les antepone un adjetivo, éste debe ir antes de la denominación completa, incluido el artículo: la tan enigmática La Atlántida; el benemérito El Colegio de México; mi querida La Haya. Hay otros que lo requieren, aunque no sea parte de su denominación, y entonces el artículo irá con minúscula inicial: la Sierra Gorda; la Patagonia; los Andes; el Grijalva; el Instituto Politécnico Nacional. En esos casos el adjetivo puede ir colocado entre el artículo y el nombre propio: la inolvidable Sierra Gorda; la inmensa Patagonia. °/° Siempre con minúscula: los artículos que van antes de apodos y seudónimos: el Pensador Mexicano; Juana la Loca. O de animales y cosas: el Pájaro Loco; el Potrero del Llano. Los artículos que preceden a accidentes geográficos, vaya o no incluido su sustantivo genérico: el (río) Bravo; los (montes) Urales. Y a nombres de comarcas: la Huasteca; la Amazonia; el Soconusco. Los que, de manera opcional, llevan algunos continentes y países: (el) África; (la) India; (los Estados Unidos).
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Nombres genéricos categorizadores En muchos nombres propios se usa algún sustantivo común genérico que indica la categoría a la que pertenecen (secretaría, río, océano, etc.) y, en seguida, el término que los hace singulares: la Secretaría de Salud; el río Usumacinta; el océano Índico. A veces el sustantivo genérico forma parte del nombre propio y se escribe con mayúscula; se escribe con minúscula cuando no es parte del nombre propio. En los nombres de organismos y entidades con frecuencia el sustantivo genérico forma parte del nombre propio: el Instituto Nacional de Bellas Artes; el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; la Universidad Veracruzana. En los nombres de establecimientos comerciales y de espacios culturales o recreativos muchas veces puede optarse por una u otra forma de escribirlos: café París o Café París; teatro Reforma o Teatro Reforma. En esos casos es la costumbre lo que decide cómo hay que escribirlos. En los nombres geográficos los sustantivos genéricos son, en general, simples clasificadores y van con minúscula: el mar Negro; la bahía de Acapulco; el cañón del Sumidero. No es así cuando el sustantivo genérico denota una realidad diferente a la de su significado: Mar del Plata (que es una ciudad); Cabo Verde (que es una isla). Tampoco cuando el nombre, incluido el genérico, no exige que vaya precedido por el artículo: Soy de Ciudad Juárez; Se cambiaron a Ciudad Nezahualcóyotl. °/° Pero decimos Vivo en la ciudad de México, y escribimos el genérico con minúscula. Casos en que debe escribirse con minúscula inicial No son nombres propios y, por lo tanto, no llevan mayúscula inicial, aunque muchas veces se cometa ese error, las palabras que a continuación se listan: Los tratamientos, ya sea que precedan a un nombre propio (don Jaime; sor Juana; fray Julián; san Luis), o que se usen sin él (señor/a; licenciado/a; reverendo/a; usted; señoría, etc.). Se usa la mayúscula inicial, sin embargo, cuando se aplican a las más altas dignidades sin que vayan seguidos de los nombres propios de esas personas: Se recibirá a Su Majestad en Los Pinos; pero Llegó su majestad Isabel II en un Rolls-Royce negro. °/° Las abreviaturas de los tratamientos llevan siempre mayúscula inicial: Arq.; Dr.; Lic.; Sra. Etcétera.
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Los sustantivos que designan títulos nobiliarios, dignidades o cargos: El presidente saludó al secretario de Educación y al obispo de Morelia. Los sustantivos que designan profesiones: Tiene un hermano abogado y otro contador; Margarita es jefa de asesores. Los adjetivos y sustantivos con que se nombran pueblos, etnias, nacionalidades o la procedencia geográfica: los mayas, una máscara vienesa; los argentinos. Los nombres de lenguas: el holandés, el mazateco, el japonés. Los nombres en español de los taxones zoológicos y botánicos: Los félidos y los cánidos suelen no llevarse bien; Traje de Oaxaca unas cactáceas. Los nombres de los puntos cardinales: Viajamos hacia el este; El viento sopla del sur; Vivo al norte de la ciudad. Los nombres de los hemisferios, las líneas imaginarias y los polos geográficos: el ecuador, el trópico de cáncer, el círculo polar. Polo Norte y Polo Sur van con mayúsculas cuando no se refieren a los extremos del eje de rotación de la Tierra, sino a la región que circunda esos puntos: Scott llegó al Polo Sur el 17 de enero de 1912, pero se encontró con que Amundsen lo había hecho cinco semanas antes. Los nombres de los vientos: Los vientos alisios soplan en la zona tórrida; El simún es un viento abrasador que sopla en los desiertos de África y Arabia; El tehuano sopla en el istmo de Tehuantepec. Los nombres de los días de la semana, los meses y las estaciones del año: El martes próximo, 21 de septiembre, comenzará el otoño. Los nombres de las notas musicales: La Quinta sinfonía de Beethoven está escrita en do menor. Los nombres de los elementos y compuestos químicos, y los de las unidades de medida: hidrógeno, mercurio, metro, vatio, etc. Los nombres de los principios activos de los medicamentos: ácido acetilsalicílico, paracetamol, pregabalina. Los nombres comerciales son nombres propios: Aspirina, Duorol, Lyrica. Los nombres de las monedas: pesos, quetzales, yenes. Los nombres de los impuestos: impuesto sobre el valor agregado; impuesto sobre la renta. °/° Las siglas de los impuestos van en mayúsculas: IVA, ISR. Las formas de Estado y de gobierno: el imperio de Napoleón; las repúblicas de América; una monarquía parlamentaria; una democracia. Estas voces se escriben con mayúscula cuando designan periodos históricos concretos (el Primer Imperio fue el de Iturbide) o forman parte del nombre oficial completo de un país: el Reino de Bélgica.
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Los poderes del Estado: el poder ejecutivo, el poder judicial (también los poderes fácticos: el cuarto poder por la prensa). Los movimientos o tendencias políticas o ideológicas: el maderismo, el neoliberalismo, la doctrina Estrada. Las disciplinas científicas y las ramas del conocimiento: La medicina del siglo XXI; Mario sabe mucho de historia y de música. Las leyes, principios y teorías científicas (no los nombres propios que puedan incluir): la teoría del caos; el binomio de Newton; el principio de Arquímedes. Los nombres de las escuelas del conocimiento y de los estilos, movimientos y géneros artísticos: darwinismo, platonismo, positivismo, realismo mágico, barroco, novela negra. Las religiones y el conjunto de sus fieles: budismo, judaísmo, cristianismo, islamismo, cristiandad, islam. Los conceptos del ámbito religioso: eucaristía, misa, pecado, caridad, cielo, infierno, parábola. Los episodios en la historia de las religiones: la oración en el huerto, la resurrección de Cristo. Nombres propios que se usan como comunes Los sustantivos propios de personajes o lugares cuando designan de modo genérico los seres o los lugares que poseen los rasgos más notables del referente: Don Julio es un quijote, pero su hijo de un donjuán; Hollywood es la meca del cine. Muchos nombres de enfermedades, aparatos, productos que pasan a ser designados con el nombre de su descubridor, su inventor, su fabricante: alzhéimer (de A. Alzheimer), chagas (de C. Chagas), diésel (de R. Diesel), quevedos (de F. de Quevedo). La mayúscula se mantiene cuando el nombre propio aparece en el complemento especificativo de un sustantivo genérico: el mal de Chagas; la enfermedad de Parkinson. Los nombres de comidas y bebidas que tienen su origen en un nombre propio: un tequila, unas rebanadas de cotija, un rioja. Los nombres de razas de animales que tienen su origen en un topónimo: un siamés, un chihuahua. Los nombres de premios aplicados al objeto que los representa o a la persona premiada: Al dar las gracias se le cayó el óscar; El Villaurrutia de 2014 fue José de la Colina. Las marcas que no designan ya un objeto de la propia marca, sino cualquier otro producto con características semejantes: Le pedí un kleenex (cualquier toalla de
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papel) para secar la mesa; Dame de tu coca (aunque se trate de cualquier otro refresco). Usos especiales de las mayúsculas EN INSCRIPCIONES, CARTELES, LETREROS, TEXTOS INFORMATIVOS, TÍTULOS DE LIBROS, ENCABEZADOS DE DIARIOS Y REVISTAS, AVISOS, ETCÉTERA, ES FRECUENTE QUE SE ESCRIBAN PALABRAS, ENUNCIADOS, PÁRRAFOS E INCLUSO PÁGINAS COMPLETAS TOTALMENTE CON MAYÚSCULAS, BAJO EL SUPUESTO DE QUE DE ESE MODO SERÁN MUCHO MÁS VISIBLES. En inscripciones, carteles, letreros, textos informativos, títulos de libros, encabezados de diarios y revistas, avisos, etcétera, es frecuente que se escriban palabras, enunciados, párrafos e incluso páginas completas totalmente con mayúsculas, bajo el supuesto de que se ese modo serán mucho más visibles. Sin embargo, si se comparan los dos párrafos anteriores se verá que un texto largo en mayúsculas es MENOS LEGIBLE que cuando se encuentra escrito con mayúsculas y minúsculas. Si el texto en mayúsculas es breve, como el “menos legible” del párrafo anterior, entonces sí se logra destacarlo. Hay que tomar esto en cuenta cuando se decide escribir algo totalmente con mayúsculas. Siglas y acrónimos Las mayúsculas se emplean en las siglas. Es decir, en voces formadas por el conjunto de letras iniciales de una expresión compleja: S(ecretaría) de H(acienda) y C(rédito) P(úblico) = SHCP. Las siglas no pueden pronunciarse y se leen deletreando sus componentes; se escriben siempre con mayúsculas: SHCP [ése-háche-cé-pé]; FCE [éfe-cé-é]; DDT [dé-dé-té]; FBI [éfe-bé-í]. °/° También las letras que forman una sigla se llaman siglas. S, N, T y E son las siglas que forman la sigla SNTE. Las siglas que al leerlas pueden pronunciarse en realidad no son siglas, sino acrónimos. Se forman de varias maneras: Con las letras iniciales de diversas palabras: O(bjeto) V(olador) N(o) I(dentificado = OVNI. L(ight) A(mplification) by S(timulated) E(mission) of R(adiation) = LASER.
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Con varias letras de una serie de palabras: CO(nsejo) NA(cional) para la CULT(ura) y las A(rtes) = CONACULTA. Con el principio de una palabra y el final de otra: FERRO(carriles) (Nacio)NALES = FERRONALES. PE(tróleos) MEX(icanos) = PEMEX. A medida que los acrónimos son usados, se van lexicalizando; es decir, se van convirtiendo en palabras. En la actualidad ovni y láser (que se escribe con acento ortográfico, de acuerdo con las normas de acentuación) son voces que se han incorporado totalmente al español. CONACULTA, FERRONALES y PEMEX se escriben también Conaculta, Ferronales y Pémex, al igual que Unesco o Unicef. Esta manera de escribir los acrónimos con mayúscula inicial es la recomendable. Existen siglas que se refieren a expresiones comunes. Por ejemplo, TIC, que va en mayúsculas como cualquier sigla, pero no al desatarse como tecnologías de la información y la comunicación. En la publicidad, el diseño gráfico, los nombres comerciales y las nuevas tecnologías de la comunicación la necesidad de llamar la atención del público y las condiciones de tiempo y espacio que se dan en el Facebook y el Twitter provocan que se relajen las normas relativas a la ortografía, incluidas las que se refieren a las mayúsculas y las minúsculas. Esto es comprensible, no tan grave como se nos quiere hacer creer y admisible en tales espacios. En una comunicación formal, como las que se hacen al través del correo electrónico, o impresas en papel, hay que respetar las reglas de la ortografía. No olvidemos que nuestra forma de escribir es siempre una manera de presentarnos; de decir quiénes somos.
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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de mayo del año 2015 en los talleres gráficos de la Editorial del Magisterio “Benito Juárez” del SNTE Calle Héroes de Nacozari #23, Colonia Morelos C.P. 15270 Venustiano Carranza, Distrito Federal Tiraje: 10,000 ejemplares.
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