UNIVERSALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN CUBA: EVALUACIÓN Y ACREDITACIÓN PARA EL MEJORAMIENTO DE LA CALIDAD
Dra. Nora Espí Lacomba Secretaria Ejecutiva de la Junta de Acreditación Nacional Profesora titular, Universidad de la Habana, Cuba Email:
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RESUMEN En la Universidad cubana se están produciendo profundas transformaciones que constituyen desafíos no solamente para garantizar su desarrollo sino también para lograr que el mismo se produzca con los niveles de calidad que exige el Sistema Universitario de Programas de Acreditación (SUPRA) en el país. En los fundamentos de estos cambios se encuentra la necesaria amplitud en el acceso a la enseñanza superior, lo que se va logrando con un exitoso proceso de universalización a este nivel educacional. En el trabajo se describen los procesos de evaluación y acreditación de programas e instituciones universitarias y los principales resultados alcanzados con la aplicación de los mismos.
Universidad para todos, durante toda la vida, es el paradigma educativo que guía a la educación superior en Cuba; es el objetivo supremo que debe alcanzar la universidad cubana para estar a la altura de los retos planteados por el desarrollo social y económico del país. A tenor de ello, la Misión de la Educación Superior cubana se expresa entonces del modo siguiente: Preservar, desarrollar y promover toda la cultura de la humanidad, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la 1
sociedad, llegando con ella a toda la población y en particular a los sectores más desfavorecidos de la sociedad No se pretende con esta definición defender la idea de que la única institución social que preserva, desarrolla o promueve la cultura, en todas sus dimensiones, es la universidad. Resulta innecesario, por lo evidente, ejemplificar esta afirmación anterior. Sin embargo, corresponde a la universidad el privilegiado rol de ser la institución social que más integralmente contribuye a ese propósito. En eso radica su especificidad. Ninguna otra institución social es capaz de acometer ese empeño con el grado de integralidad que puede hacerlo la universidad moderna. A partir del año 2000, profundas transformaciones han comenzado a desarrollarse en Cuba, con el objetivo de poder garantizar el más amplio acceso de toda la población a la educación superior, cultivando su inteligencia y multiplicando gradualmente sus conocimientos, lo que constituye el sentido de la Universalización de la Educación Superior, que comenzó en 1961 con la masiva campaña de alfabetización que se llevó a cabo en el país. En la actualidad, una nueva etapa de la Universalización, cualitativamente superior, redimensiona y amplía la misión de la Universidad. Esta ha trascendido sus muros tradicionales y desarrolla sus procesos en íntima comunidad con toda la sociedad, perfeccionándolos continuamente como parte de esa interacción en la que todos participan. Este sistemático proceso de transformaciones ha estado dirigido a la ampliación de posibilidades y oportunidades de acceso a la universidad, con lo cual se contribuye a la formación de una cultura general integral de la población y a un incremento paulatino de mayores niveles de equidad y de justicia social en nuestra sociedad. 2
Hoy en día la Universalización garantiza un acelerado proceso de incorporación de jóvenes de familias de menor desarrollo cultural a los estudios universitarios, ampliando sus oportunidades para una integración más plena a la sociedad. Se caracteriza por un amplio proceso de despliegue que incluye no solo las instalaciones universitarias tradicionales o sedes centrales, sino también la incorporación de nuevas sedes, aulas universitarias y microuniversidades pedagógicas en todos los municipios del país. Estas principales oportunidades se han identificado buscando diversas vías que permiten lograr que todo ciudadano cubano con nivel medio superior vencido que aspire a cursar estudios universitarios, tenga la oportunidad y la posibilidad de cursar estudios superiores en la carrera de su elección. Se ha diseñado un modelo pedagógico, ya probado y validado, que ha permitido asumir con flexibilidad la incorporación de fuentes de ingreso con diferente régimen de estudio y trabajo. Fórmulas alternativas para los cursos presenciales, perfeccionamiento de los cursos específicamente dirigidos a los trabajadores, la ampliación y el mejoramiento del actual sistema de educación a distancia y el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones han sido las salidas más inmediatas de este nuevo modelo de enseñanza dirigida. Para desarrollar las mismas han sido creadas las Sedes Universitarias Municipales. Este desafío representa la más importante oportunidad en toda nuestra historia para el desarrollo de la enseñanza universitaria en nuestro país. En las 938 Sedes Universitarias Municipales que actualmente funcionan, un total de 230 000 estudiantes cursan 46 carreras diferentes que abarcan todas las ramas de la ciencia que se estudian en Cuba. Un total de 75 012 profesionales, con categorías de profesores adjuntos la mayor parte de ellos, son los encargados de desarrollar este
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modelo pedagógico de conjunto con las sedes centrales, responsabilidad que cumplen con elevada motivación y compromiso social. Al mismo tiempo y como resultado de todo lo anterior, importantes y profundas transformaciones se han producido al interior de la comunidad universitaria. La universidad desconcentrada, multiplicada, que integra las sedes centrales y sus unidades docentes con las sedes universitarias municipales, hoy presentes no solo en las cabeceras de Municipios sino también en otras localidades, deviene una de las más importantes cualidades de la nueva universidad que construimos, y constituye la garantía de que la misma asumirá los retos actuales con la calidad requerida, hasta lograr convertir a todo el país en una gran universidad, en la que el pleno acceso sea una realidad irreversible. El pleno acceso y la calidad
El problema del acceso, logrando niveles de calidad adecuados constituye hoy un elemento de primer orden en el ámbito de la educación superior en el mundo, donde lamentablemente todavía predominan los enfoques elitistas, que limitan a determinados sectores sociales las reales posibilidades de cursar estudios superiores. Esta realidad se hace más aguda con la tendencia que actualmente se manifiesta en numerosos países, en los cuales la educación superior se ha convertido, por la vía de la privatización, en un creciente y lucrativo negocio. Realmente, el tema de la calidad de los estudios universitarios comienza a tener sentido cuando estos se hacen realidad para los más amplios sectores sociales. Sin masividad no puede haber realmente calidad educativa, porque esta carece totalmente de impacto, de significación social y pertinencia y ello impide que se traduzca en transformaciones sociales de envergadura. Por tanto, hablar de la 4
ampliación del acceso a las universidades es realmente trabajar en la dirección de la verdadera calidad, entendida del modo en que ha sido explicada anteriormente. La nueva realidad educativa permite abordar el problema del acceso a las universidades desde una perspectiva más amplia, lo que ha de posibilitar que se produzcan nuevos e importantes incrementos de matrícula, con un enfoque se alta sostenibilidad, bajo el principio de una calidad equivalente a la de los Cursos regulares del modelo presencial. Sistemas de gestión de la calidad centrados en los procesos de autoevaluación y mejora continua La misión y el encargo social de las universidades hacen necesario el mejoramiento y el desarrollo continuo de la competencia para la adaptación y
transformación de sus
estructuras y de los recursos humanos ante los nuevos compromisos que establecen con la sociedad. Es ya una convicción de que la universidad existe, en lo fundamental, para resolver necesidades educativas que tenga en cada momento la sociedad, independientemente de sus complejidades, así demuestra su impacto y pertinencia. Mundialmente se reconoce que el concepto de calidad es relativo y multidimensional en relación con la misión, objetivos y actores del sistema universitario. En Cuba, se ha hecho énfasis siempre en la perspectiva externa de la calidad, prestando especial atención al proceso y sus resultados. Por ello se privilegia su unidad con la pertinencia universitaria, es decir la correspondencia de los productos finales o resultados de los procesos universitarios fundamentales: formación (pre y postgrado), investigación y extensión (interacción social) y gestión con las necesidades de una sociedad sostenible
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y más justa, especialmente en el desarrollo de las competencias básicas de los egresados. La calidad se ha garantizado al nivel de las universidades y de toda la organización, mediante un Sistema de control, evaluación y acreditación que presenta dos focos. La Evaluación Institucional comprende la autoevaluación y evaluación externa de las instituciones de Educación Superior (IES) y de sus distintas unidades organizativas. Después de la aplicación de cuatro versiones del reglamento de Evaluación desde 1987 hasta el 2003 y el desarrollo de 97 evaluaciones externas a las distintas IES, numerosos fueron los impactos y resultados derivados de las mismas. Entre estos los más significativos se destacan el mejoramiento de la calidad de la educación superior mediante planes de medidas para superar las deficiencias presentadas, la consolidación de una cultura de evaluación externa, el desarrollo de una comunidad de evaluadores en todo el país, la multiplicación de los logros y resultados positivos que se constataron durante los procesos de evaluación en todas las IES, los cambios en la estructura organizativa universitaria y el reconocimiento de la calidad de los graduados en pre y postgrado y de los resultados principales de la investigación por las entidades empleadoras y por la sociedad. A partir del curso 2003 – 2004 comenzó a desarrollarse un proceso de perfeccionamiento de la Evaluación Institucional, teniendo en cuenta de forma importante las trasformaciones que están teniendo lugar aceleradamente dentro de la Educación Superior cubana para alcanzar la nueva universidad que se está gestando y que sitúan a nuestras universidades en la vanguardia de los procesos de cambio por los que atraviesan el resto de las universidades en el mundo. La Universalización de la Educación Superior ha estado en el centro de este perfeccionamiento. Especial 6
connotación han conllevado realidades como la existencia de un número cada vez mayor de estudiantes y en múltiples modalidades, generalmente sobrepasando la cifra de estudiantes de una IES en cursos regulares
(masificación); diferentes modelos
pedagógicos que se corresponden con lo anterior (enseñanza presencial, por encuentros, a distancia, asistida, etc.); las transformaciones en el claustro (docentes a tiempo completo, a tiempo parcial, adjuntos de las empresas de producción y los servicios, reserva de docentes, jóvenes de talento, adiestrados, alumnos ayudantes) y la presencia cada vez mayor de innovaciones didácticas, con un fuerte componente de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso de virtualización durante la formación de pre y postgrado. Los retos de la nueva universidad, son los retos impuestos también al sistema de Evaluación Institucional. Después de distintas validaciones se ha concluido el diseño de un sistema de Evaluación Institucional que posibilita una evaluación más integral de los distintos niveles organizativos de la IES y de la propia institución y donde se aprovechan aquellos elementos que son el resultado de la experiencia y cultura de evaluación atesoradas en más de veinte años. Constituye una etapa superior en el desarrollo de la ES, donde se manifiesta la elevación constante del nivel de exigencia que la ha caracterizado a lo largo de más de 25 años, siendo un instrumento que permite evaluar con más objetividad la integración de los procesos fundamentales que tienen lugar en el modelo de universidad hacia el cual vamos transitando: humanista, científica y tecnológica, así como de sus resultados, impacto y pertinencia. Conlleva un uso más eficiente y eficaz de los recursos humanos y financieros destinados al propio proceso de evaluación, fortalece el papel protagónico de los actores principales de las IES mediante el incremento de la cultura de la autoevaluación y la automatización de la 7
información, comprometiendo a toda la comunidad universitaria en el mejoramiento de su quehacer. Considera de forma relevante las experiencias internacionales en ese campo. El Sistema Universitario de Programas de Acreditación (SUPRA) fue creado como consecuencia del grado de desarrollo alcanzado por la ES cubana y su inserción cada vez mayor en el contexto internacional. Su objetivo fundamental se definió como “contribuir a la mejora de la calidad de la educación superior en Cuba mediante la certificación al nivel nacional e internacional de programas e instituciones que cumplan requisitos de calidad establecidos”. Para cumplir con este objetivo fue constituida la Junta de Acreditación Nacional, cuya misión es la de garantizar el desarrollo y la aplicación de este sistema de evaluación y acreditación de programas e instituciones. Constituyen objetivos de la Junta de Acreditación Nacional los de promover, organizar, ejecutar y controlar la política de evaluación y acreditación para toda la educación superior del país. El tránsito de cada programa por las diferentes categorías de acreditación que se han establecido por el SUPRA y que se corresponden con los diferentes niveles de calidad, comienza por el reconocimiento de Programa Autorizado, tanto para las Carreras Universitarias como para los Programas de Maestría. En tal sentido, todos los programas que se imparten en los centros de educación superior del país tienen certificado un nivel de calidad que les permite ser impartidos y que constituye el punto de partida para el mejoramiento de su implementación, gestión y administración. Mediante las correspondientes Resoluciones Ministeriales, han sido puestos en vigor los Sistemas de Evaluación y Acreditación de Maestrías (1999) y de Carreras Universitarias (2002). 8
El Sistema de Evaluación y Acreditación de Carreras Universitarias (SEA – CU) tiene su fundamento en el modelo pedagógico de formación de profesionales de la educación superior cubana, hace suyas las mejores experiencias pedagógicas nacionales e internacionales en esta labor y se estructura también en base a un patrón de calidad que expresa, de un modo esencial, el modelo al que deben aproximarse gradualmente las carreras universitarias que se desarrollan en Cuba. El objetivo general del SEA – CU es la elevación de la calidad del proceso de formación en las carreras universitarias, por lo que constituye una herramienta fundamental para la gestión del mejoramiento continuo de la calidad en la formación de los profesionales de cada carrera, y por tanto, forma parte del contenido de trabajo metodológico de los colectivos universitarios. Adicionalmente, se destaca, la autoevaluación sistemática que deberán realizar dichos colectivos como elemento básico en la elevación de la calidad. Al mismo tiempo, la aplicación del sistema ha ido paulatinamente generando juicios de valor que pueden utilizarse para adoptar decisiones oportunas, relacionadas con la mejora continua de la calidad. Sus resultados pueden conducir a lograr el reconocimiento y la equivalencia internacional de títulos universitarios. El SEA – CU privilegia la unidad de la educación con la instrucción, la relación de la teoría con la práctica y la combinación entre el estudio y el trabajo; el trabajo metodológico de los profesores y colectivos docentes garantiza el perfeccionamiento constante del proceso de formación. Luego de dos cursos de aplicación del SEA-CU, han recibido ya categorías superiores de acreditación un total de 41 carreras universitarias, y otras 15 han presentado su expediente y solicitud de evaluación externa para este año, lo que pone de manifiesto el
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grado de compromiso de directivos, profesores y estudiantes con el proceso de mejora continua del proceso de formación en el pregrado. El Sistema de Evaluación y Acreditación de Maestrías (SEA – M) tiene su base en un patrón de calidad conformado por un conjunto de estándares que, de acuerdo con la teoría y la práctica de la evaluación académica internacional y la experiencia cubana en el campo del postgrado, deben ser satisfechos para garantizar la acreditación nacional de programas de maestría. La formulación del Patrón de Calidad persigue identificar un modelo ideal al cual deben aproximarse los programas de maestría que se desarrollan en Cuba, el que define el “deber ser“ del postgrado cubano entendiendo por calidad la conjunción de la excelencia académica y la pertinencia social en su acepción más amplia. El SEA – M se orienta también a lograr la mejora continua de la calidad de los programas, a la consolidación de una cultura de autoevaluación y al desarrollo de una cultura de acreditación. El reconocimiento de la calidad de los productos finales por la sociedad, así como el de las entidades empleadoras por la satisfacción de sus necesidades de elevar su competencia profesional según los avances de la ciencia e innovación tecnológica, son los objetivos derivados de dicha mejora continua y resultado del desarrollo del SEA –M. La concepción más general que sustenta tanto al Sistema de Evaluación Institucional como al SUPRA es que la autoevaluación, la evaluación y la acreditación constituyen una unidad dialéctica y por ello, son momentos de un proceso único que se reconoce como un mejoramiento continuo de la calidad de la educación superior y de certificación pública de niveles de calidad: nacional e internacional.
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Una autoevaluación rigurosa con planes de mejora derivados de la misma, que reflejen a cabalidad las acciones que se requieren acometer para producir los cambios, garantiza la calidad en toda la actividad de gestión y evaluación universitaria. En la medida que se desarrollen los sistemas de Evaluación Institucional y el SUPRA, se habrá ganado en complejidad en toda la actividad de evaluación universitaria en general, pero dicha complejidad reflejará una mayor exigencia y profesionalidad en la evaluación de los procesos sustantivos de las IES y de las interrelaciones entre los mismos. Paralelamente, la divulgación de los resultados de los procesos de evaluación y acreditación ha ejercido una influencia decisiva en el reconocimiento de la calidad de nuestras instituciones y programas, así como de los instrumentos de evaluación y acreditación
empleados,
en
los
marcos
legales
nacionales,
regionales
e
internacionales. Los principales obstáculos que se van sorteando están relacionados con la necesidad de fortalecer los dispositivos encargados de la conducción de los diferentes procesos, y con la mejora en la preparación de los expertos evaluadores. Adicionalmente, se ha comprobado que la estimulación a programas e instituciones que alcancen determinados niveles de calidad unido a la conciencia de la real necesidad de cambios para la mejora, incentiva la participación de un mayor número de actores y la solicitud voluntaria de las evaluaciones externas. No obstante, son dos los desafíos importantes que presenta la actividad de evaluación y acreditación de la nueva universidad cubana. En primer lugar, se trata de poder establecer los estándares de calidad pertinentes para cada una de las formas organizativas del pregrado y del posgrado que se desarrollan en las Sedes Universitarias Municipales, de las modalidades empleadas que pueden variar de una a 11
otra así como del impacto que producirán en cada territorio los resultados del quehacer universitario en cada una de ellas. No pueden adoptarse los mismos estándares de calidad para programas presenciales, con un número limitado de estudiantes, que los que deben ser empleados para un programa a distancia, impartido en variadas sedes y municipios con profesores de distintos niveles de preparación para la atención al curso: del país, de la provincia y del propio municipio , en una pirámide concebida correspondientemente. Por ello se trabaja en el establecimiento de los modelos de calidad que garanticen la misma en las nuevas condiciones: poca presencialidad, masividad, alta flexibilidad de los currículos, preparación y atención en varios niveles. Estos son los modelos menos desarrollados dentro de los sistemas de evaluación y acreditación de la calidad hacia los cuales hemos orientado el trabajo inmediato. Partimos del supuesto de que la calidad de la educación superior se determina por la conjunción de la excelencia académica y su pertinencia y esta última solamente se logra con la masividad que supone la universalización. En la medida en que las Sedes Universitarias Municipales se incorporen a modelos de evaluación institucional y en el futuro, a la acreditación de programas a partir de patrones de calidad pertinentes, que reflejen las particularidades de esta labor, los mismos ejercerán la debida influencia sobre la calidad de la gestión y los procesos que en estas se desarrollan. Ello conllevará por una parte el reconocimiento de la calidad de sus diferentes programas, al igual que ocurre en los casos de carreras universitarias y maestrías con el modelo presencial, que han culminado exitosamente procesos de evaluación y acreditación. Por otra parte, tendrá también su reflejo en el mejoramiento continuo de la gestión de los procesos universitarios en las sedes municipales, tal como 12
se experimenta ya en los centros de educación superior una vez culminado el proceso de evaluación institucional. El segundo desafío está relacionado con el aprovechamiento de la experiencia internacional en el campo de la Evaluación y Acreditación universitarias, lograr la visibilidad del SUPRA y del Sistema de Evaluación Institucional para poder avanzar en el consenso de prácticas comunes en el escenario internacional, especialmente en el de América Latina y el Caribe. Para ello se ha priorizado el desarrollo de proyectos conjuntos de evaluación y acreditación de programas e instituciones con el objetivo de integrar experiencias y poder desarrollar la cooperación y el aprendizaje mutuo. Ello posibilitará la comparabilidad, compatibilidad y flexibilidad de los sistemas de educación superior en correspondencia con el desarrollo de actuales e innovadores modelos pedagógicos. El incremento de estudiantes extranjeros en las universidades cubanas exige la celeridad de estos resultados. Actuando sobre criterios y procedimientos mutuamente reconocibles, puede contribuirse a la homologación de títulos, y facilitar el intercambio de estudiantes y profesionales de los distintos países con Cuba así como el desarrollo de proyectos comunes de impacto en la sociedad. Por último, la evaluación y acreditación de la calidad de la educación superior tanto en lo nacional como en lo regional, requiere disponer de
un sistema de variables,
indicadores y criterios, de procedimientos metodológicos y de las estrategias para su perfeccionamiento continuo. Hacia su garantía también se dirigirán nuestros esfuerzos en los próximos años.
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