UNIVERSITÉ PARIS X - NANTERRE. Mémoire de Master 1

UNIVERSITÉ PARIS X - NANTERRE Mémoire de Master 1 Ascenso y caída del peronismo vistos por el diario "ABC" de Madrid Brenda BULMAN Sous la directio
Author:  Emilia Blanco Luna

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TRANSFORMACIONES DE f (x) = x Ejemplo 1
Capítulo 9 TRANSFORMACIONES DE f (x) = x2 9.1.1 – 9.1.2 A fin de lograr un buen dominio de la modelación de datos y relaciones en situaciones cotid

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UNIVERSITÉ PARIS X - NANTERRE Mémoire de Master 1

Ascenso y caída del peronismo vistos por el diario "ABC" de Madrid

Brenda BULMAN

Sous la direction du professeur Marie-Claude CHAPUT

Domaine: Arts, Lettres, Langues Mention: Master 1 LLCE Spécialité: Espagnol Code: BMZUF 101/201 2006

Brenda BULMAN : Ascenso y caída del peronismo vistos por el diario "ABC" de Madrid

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INDICE 1

Introducción ............................................................................................................................. 3

Capítulo I: El ABC en el contexto de la época............................................................................... 7 1.1 Historia del ABC ............................................................................................................. 7 1.2 Prensa y periodismo bajo el régimen de Franco,, .......................................................... 11 1.3 La información internacional en España bajo el régimen de Franco............................ 16 1.4 Repercusión del control periodístico sobre la población, ............................................. 18 2 Capítulo II (1945-1946): El ascenso de Perón ..................................................................... 21 2.1 La Argentina del 43 ...................................................................................................... 21 2.2 El ascenso de Perón ...................................................................................................... 23 2.3 Camino a la Presidencia................................................................................................ 25 2.4 La campaña electoral .................................................................................................... 26 2.4.1 Perón y la prensa durante la campaña electoral ...............................................................31 2.4.2 2.5 2.6 2.7 2.8 2.9 2.10 2.11 3

Perón y la Iglesia durante la campaña electoral................................................................32 Las elecciones de febrero de 1946 ................................................................................ 33 El acuerdo Franco-Perón de 1946, visto a través del ABC ........................................... 33 Situación Argentina en 1946......................................................................................... 33 Situación española a mediados de los años 40.............................................................. 33 El Acuerdo de Octubre de 1946.................................................................................... 33 Perón y la Hispanidad ................................................................................................... 33 Los aniversarios de 1947 vistos por el corresponsal del ABC ...................................... 33

Capítulo III (1954-1955): La caída....................................................................................... 33 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7

4

La situación española en 1955 ...................................................................................... 33 La situación argentina en 1955 ..................................................................................... 33 Las relaciones entre Perón y la Iglesia en 1955 ............................................................ 33 Perón y la prensa argentina en 1954-1955.................................................................... 33 El fin de la Hispanidad.................................................................................................. 33 La caída......................................................................................................................... 33 El ABC frente a los sucesos de septiembre de 1955 ..................................................... 33 Conclusiones ........................................................................................................................... 33

5

Bibliografía ............................................................................................................................. 33

6

Indice....................................................................................................................................... 33

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Introducción Las crónicas señalan que, sumando sus tres mandatos presidenciales, Juan Domingo Perón ostentó la máxima investidura del Estado argentino durante sólo diez años, de 1946 a 1955, y de 1973 a 1974. Sin embargo, su influencia en la política argentina se extiende más allá de esos años en el poder, y cubre más de medio siglo, llegando incluso hasta nuestros días. Es esa trascendencia, y no la duración de sus mandatos, la que justifica los numerosos estudios que se le han dedicado. En efecto, antes de ser presidente, Perón fue en 1943 Secretario de Trabajo y Previsión, y luego Vicepresidente de la República hasta 1945. Aun en su exilio entre 1955 y 1973 siguió siendo el protagonista central de la vida política argentina, donde un solo gesto suyo bastaba para volver al país ingobernable, y donde su proscripción y su regreso – inevitable, porque pese a su ausencia que realimentaba el mito no había permitido gobernar a ninguno de quienes le sucedieron - fueron temas más importantes que ningún otro en la política argentina. Luego de su muerte en 1974, el mito releva al hombre. Perón había impuesto en las elecciones de 1973 a su tercera esposa1, María Estela Martínez, como compañera de fórmula2. Esta elección, destinada a evitar dejar espacios de poder a ningún pretendiente a la sucesión, tendrá funestas consecuencias. De carácter débil, sin más apoyos políticos que de quienes querían servirse de ella, la viuda de Perón asume la presidencia en medio de una fuerte convulsión política, que termina con el golpe de estado de marzo de 1976, y una guerra subversiva seguida de una durísima represión, que costó la vida de miles de personas. La influencia de Perón sigue intacta con el retorno a la democracia en 1983. Desaparecido el líder, son sus sucesores quienes, pese al triunfo del radicalismo en las elecciones presidenciales de ese año, lograron imponerse en sus feudos provinciales, dominando el Senado y las Gobernaciones y asediando al presidente radical con provincias rebeldes, como otrora lo hicieran los caudillos

1

Evita fue la segunda esposa, no la primera; cuando conoció a Perón, éste ya era viudo de un primer matrimonio.

2

La Constitución argentina, copiada sobre el modelo de la de los Estados Unidos, prevé la figura de un Vicepresidente y

a la vez presidente del Senado, quien es elegido en las mismas elecciones que el Presidente. Los apellidos del candidato a presidente y del candidato a vicepresidente yuxtapuestos con un guión constituyen la “fórmula”, según la terminología electoral argentina.

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provinciales de las Guerras Civiles. Desde 1983 hasta hoy (2006), sus sucesores han constituido una especie de alianza de caciques provinciales, unidos todos más por necesidad que por una ideología común, bajo una única – y redituable - etiqueta electoral: la del mito peronista. Las elecciones de 2003 se dirimirán entre dos hombres: Carlos Menem y Néstor Kirchner; ambos candidatos que se reclaman herederos de Perón.. Paralelamente al ascenso de Perón en una Argentina opulenta gracias a la Segunda Guerra Mundial, Francisco Franco había instaurado una férrea dictadura, en una España empobrecida y políticamente aislada luego de una sangrienta guerra civil que costó cientos de miles de vidas. Diez mil kilómetros de distancia, distintos modos de acceso al poder, y distintas realidades económicas separaban a estos hombres. Una conjunción de circunstancias históricas muy especiales haría que sus gobiernos entablaran profundas relaciones políticas y económicas. Las relaciones entre franquismo y peronismo han sido erróneamente asimiladas como una colaboración entre dos formas de totalitarismo. Cabe el mérito a Ranaan Rein, quien estudió estas relaciones en sus libros La salvación de una dictadura3 y Peronismo, populismo y política argentina4, el hecho de haber trazado las diferencias entre una dictadura formal como la franquista, y la de una democracia formal pero copada integralmente por un partido hegemónico, como fue el peronismo, y el de haber definido con claridad el alcance de sus relaciones. Otro error común es atribuirle a Perón la paternidad de las relaciones privilegiadas con Franco. De nuevo, Rein en sus libros establece claramente la continuidad de esas relaciones económicas con el franquismo mucho antes de la aparición de Perón en el espectro político argentino, como veremos en el capítulo 2.8, “Situación española a mediados de los años 40”. Numerosos historiadores y escritores argentinos han tratado la historia del peronismo, de la cual las relaciones con el franquismo forman parte. Para caracterizar la situación de la Argentina en el período 1943-1955 en medio de tal abundancia de material, hemos recurrido a dos libros del

3

REIN, Ranaan: “La salvación de una dictadura”. Ed. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1995.

ISBN

84-00-07505-6. Véase también: REIN, Ranaan: The Franco-Perón Alliance. Relations Between Spain and

Argentlna,1946-1955. Pittsburgh University Press, 1993 (en inglés). 4

REIN, Ranaan: “Peronismo, populismo y política argentina”. Ed. Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1998.

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historiador argentino Félix Luna5,6. Es preciso, sin embargo, tener en cuenta que Luna es un escritor de ideología peronista; de su libro hemos extraído solamente los hechos, guardando cierta distancia con sus interpretaciones. Las obras de otros historiadores y ensayistas, como Sebreli, García Hamilton u O’Donnell nos permiten situarnos en la época, su lógica y su retórica. El propósito de este trabajo es, en este contexto, de estudiar el ascenso y la caída de Perón observados desde el franquismo, a través de un diario que, aun sin ser órgano oficial, obedecía a la línea editorial del régimen, el ABC de Madrid, en edición Nacional, y de comprender la visión del ABC en su contexto histórico. A diferencia de otros órganos del franquismo como Arriba, el ABC sigue existiendo, y sus archivos han sido digitalizados y están disponibles en la biblioteca de la BDIC en el campus de la Université de Paris X. La información sobre el peronismo y la Argentina que se encuentra en el ABC es de importancia desigual, y a veces sólo confirma hechos ya analizados por los historiadores y sobre los cuales existe un consenso. Hemos centrado entonces nuestra atención sobre los siguientes puntos: •

la información transcripta por el ABC y que los historiadores han interpretado de manera diferente a la del ABC.



la información que el ABC no transcribe, pero de la cual los historiadores dan cuenta.



los pronósticos o proyecciones que el ABC hace sobre la Argentina, pero que no se cumplieron

En el ABC encontramos notas escritas por los corresponsales en Buenos Aires, Manuel de Góngora en 1946 y Ramón Garriga en 1955; cables de la agencia EFE y rebotes periodísticos atribuidos por el ABC a otros medios gráficos e incluso, a la radio. Los dos periodistas mencionados fueron corresponsales del ABC en Buenos Aires en un contexto de rígido control de la prensa en su país de origen. Por ello, hemos debido comprender las limitaciones y presiones que les imponía la censura de la época, y para ello hemos recurrido a los

5

LUNA, Félix:: “Argentina, de Perón a Lanusse” Ed. Planeta, 1972.

6

LUNA, Félix: “Golpes militares – de la dictadura de Uriburu al terrorismo de Estado”. Ed. Planeta, 2001

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textos de Justino Sinova “La censura de Prensa durante el franquismo (1936-1951)7” y Elisa Chulía “El poder y la Palabra. Prensa y poder político en las dictaduras “8 . No hemos encontrado biografías de Manuel de Góngora y Ramón Garriga. Nuestro pedido al periódico ABC de obtener datos biográficos de ambos corresponsales para comprender mejor al hombre detrás del texto no obtuvo respuesta, pero las informaciones fragmentarias que hemos podido recopilar permiten esbozar al menos las personalidades de ambos periodistas. Finalmente, para una mejor comprensión del tema, dividiremos el trabajo en tres partes. En la primera, recordaremos de manera somera la Ley de Prensa española de 1938, que rigió el trabajo de los periodistas durante el período estudiado, y que continuó vigente hasta 1966. En una segunda parte, estudiaremos los acontecimientos que llevaron al General Perón al poder, y la relación que éste mantuvo con la Prensa y la Iglesia argentina, para finalmente, en una tercera parte, observar los sucesos que condujeron a la Argentina a un nuevo golpe militar y a Perón, a un exilio de dieciocho años.

7

SINOVA, Justino: “La censura de Prensa durante el franquismo (1936-1951)”. Ed. Espasa-Calpe, 1989. ISBN 84-239-2445-

9 8

CHULIA, Elisa: “El poder y la Palabra. Prensa y poder político en las dictaduras. El régimen de Franco ante la prensa y el

periodismo”. Ed. Universidad Nacional de Educación a distancia, 2001. Serie Biblioteca Nueva. ISBN 84-7030-913-7

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Capítulo I: El ABC en el contexto de la época

1.1 Historia del ABC El periódico ABC fue fundado en Madrid por Torcuato Luca de Tena y Alvarez-Osorio el 1 de enero de 1903, inspirado en el éxito conseguido con la revista Blanco y Negro. ABC comenzó siendo semanal, y el 1 de junio de 1905 aparecía como diario. Luca de Tena era sevillano, y sociológicamente puede ubicársele como un portavoz de la clase terrateniente. Actualmente es el periódico más antiguo de Madrid. Introdujo todos los avances tecnológicos de las artes gráficas y las comunicaciones, como la adopción de un tamaño singular para la época. En 1915, empezó a utilizar el huecograbado para la impresión de sus páginas gráficas, y fue el primer diario español que adoptó el color, en 1930.

Figura 1: Portada del ABC de Madrid en el año 1945

La característica principal del nuevo rotativo era la defensa integral de la monarquía alfonsina, sin la menor concesión crítica: Con el Rey se está, con razón o sin razón, así como de la defensa de la doctrina católica. Este apoyo incondicional de Luca de Tena fue recompensado con el título de marqués, otorgado por Alfonso XIII. Juan Ignacio Luca de Tena mantuvo la posición de derechas del periódico en medio de las tensas luchas que suscitó la radicalización de todos los bandos durante la IIa República. Emprendió una tenaz campaña de afirmación nacionalista, tradicionalista y monárquica. La afirmación nacionalista, en efecto, tenía su sentido en una época de virulento catalanismo separatista. Quizás el intelectual más representativo que el periódico incorporó a sus páginas fue Ramiro de Maeztu, inspirador de la revista de pensamiento tradicional Acción Española (1931-1936) y que fuera fusilado por los republicanos en Madrid.

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El ABC tuvo una gran influencia en la opinión pública conservadora de los años treinta. En efecto, en octubre de 1934, un grupo de ocho mil mineros (anarquistas, socialistas y comunistas, cuya influencia comenzaba), tomaron la ciudad de Oviedo en actitud revolucionaria. La Armada y la Guardia Civil, apoyados por la aviación y por regimientos marroquíes, pusieron fin a la insurrección luego de quince días de resistencia. Frente a las desilusiones debidas al retorno de la derecha al poder (despidos, disminución de salarios, expulsión de granjeros en Cataluña, reforma agraria suspendida) los obreros y paisanos apoyaron en masa al frente Popular en 1936, olvidando la decepción del primer bienio de la Segunda República. En ambas circunstancias, el alzamiento de Oviedo, y la formación del Frente Popular por Azaña, el ABC adoptó una actitud beligerante, que lo convirtió en el portavoz natural y en el principal apoyo en la prensa de los futuros insurgentes. Al comienzo de la guerra civil en 1936, el periódico continuó editando su versión desde la Edición de Sevilla (que había sido fundada en 1929), mientras que el gobierno Republicano se hizo cargo de la edición de Madrid. La edición de Sevilla prestó un apoyo incondicional a Franco, y el mismo Luca de Tena se incorporó al ejército franquista con el grado de oficial. Así, durante la Guerra Civil, convivieron dos ABC, de ideologías opuestas, en cada una de las zonas en conflicto. Cuando en 1938 la Ley de Prensa estableció la creación del Registro Oficial de Periodistas, el Registro se abrió con la inscripción de Juan Ignacio Luca de Tena con el número 19. La víspera de la derrota de la República, el gobierno de Franco devolvió a la familia Luca de Tena la propiedad del periódico, el cual reapareció el 1 de abril con la más famosa portada de su historia, un autógrafo que decía así: “¡Franco, Franco, Franco! ¡Arriba España! ¡Viva España! – Juan Ignacio Luca de Tena. Madrid, 29 de marzo de 1939, III Año Triunfal.” A pesar de haber apoyado al gobierno franquista, ABC no pudo escapar a los efectos de la Ley de Prensa de 1938. En efecto, esta ley reconocía el derecho del Estado a intervenir en la designación del personal directivo, quien era obligado a responder de todo lo que apareciera en el periódico (Artículo 9 de la ley), tanto por comisión como por omisión (Artículo 10). El director del periódico

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CHULIA, Elisa: “El poder y la Palabra. Prensa y poder político en las dictaduras. El régimen de Franco ante la prensa y el

periodismo”, pág 68. Ed. Universidad Nacional de Educación a distancia, 2001. Serie Biblioteca Nueva. ISBN 84-7030913-7

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era considerado como un funcionario, y su función como un servicio al Estado. El gobierno se reservaba asimismo el derecho de cesar al director cuando estimara que su permanencia al frente del periódico era nociva para la conveniencia del Estado (Artículo 13). Asi, en enero de 1940, Serrano Súñer (falangista pronazi y cuñado de Franco) impuso como director del diario a José Losada de la Torre y destituyó a Juan Ignacio Luca de Tena como presidente del Consejo de Administración por un supuesto acto de indisciplina (negarse a insertar un artículo contra el político José María Gil Robles, ex jefe de la agrupación política republicana Confederación Española de Derechos Autonómicos (CEDA)10. Pero también el propio Losada sintió el peso de la Ley de Prensa de 1938; en 1941, se le impuso una multa de 5000 pesetas por haber publicado la noticia de un almuerzo diplomático. Como veremos más adelante, luego de la Guerra Civil existían grandes divisiones dentro de la derecha, donde cada sector intentaba ganar espacios de poder a costa de las otros. Estos directores impuestos por el gobierno no siempre velaban por los intereses del periódico; un ejemplo es que Losada publicó un artículo antimonárquico firmado por Eugenio Suárez, un artículo de un tenor inconcebible de haber estado Luca de Tena al frente de la dirección, y contradictorio con la línea editorial histórica del periódico. Juan Ignacio Luca de Tena logró finalmente destituir a Losada en 1946 y obtuvo la designación de Ramón Pastor como nuevo director del ABC 11. Pese a esas fricciones, durante más de tres décadas, el diario estuvo políticamente alineado con el nuevo Estado franquista. Juan Ignacio Luca de Tena fue recompensado por Franco con un nombramiento en las Cortes, y con el cargo de embajador en Chile y en Grecia. Esa línea fue mantenida por su sucesor, su hijo Torcuato Luca de Tena y sus diferentes colaboradores. La llegada de la democracia y el nacimiento de nuevos periódicos más acordes con la situación se tradujo en una disminución del número de ventas. El ABC apoyó a la derecha mayoritaria (Alianza Popular, luego Partido Popular), y criticó tanto la política del Partido Socialista, que llegó al poder en 1981, como a los nacionalismos.

10

CHULIA, op.cit.

11

CHULIA, op.cit.

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Precisamente, en lo que a sociedad se refiere, su ideología es coincidente con la de la Iglesia Católica. Conservador en cuestiones como el aborto, las parejas de hecho y el uso de medios anticonceptivos, el diario ha sido un ardiente difusor de la doctrina del Vaticano y sigue otorgando un lugar trascendente a la información religiosa12. Esa ha sido siempre la línea doctrinaria del ABC, y la comprensión de su adhesión a la doctrina católica será importante para hacer el análisis de la caída de Perón. ABC perdió el monopolio sobre los electores (y lectores) de derechas con el advenimiento de El Mundo en octubre de 1989, quien presentaba una ideología más liberal y progresista en asuntos de sociedad (laico, pro-abortista), y daba una alternativa a un público más joven, que quería una evolución respecto de la imagen franquista del ABC.

Figura 2: Portada actual del ABC de Madrid

Actualmente, el ABC reaccionó invirtiendo en nuevas tecnologías y flexibilizando su línea editorial13. Por otro lado, los periódicos gratuitos distribuidos en la boca del Metro como 20 Minutos14 o Metro directo erosionaron la base de lectores de toda la prensa no-gratuita española.

12

CANEL, María José: “El País, ABC y El Mundo: tres manchetas, tres enfoques de las noticias”, en

http://www.ehu.es/zer/zer6/5canel.htm#1 13

http://www.abc.es

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http://www.20minutos.es

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Figura 3: Portada de la edición digital del ABC de Madrid

En abril de 2005, El País estaba primero con 2.191.000 lectores diarios, El Mundo estaba segundo con 1.387.000 lectores, seguido de El Periódico con 893.000 y ABC con 852.000. 20 minutos tiene 2.023.000 lectores y Metro Directo 1.728.000. Nótese que ambos periódicos gratuitos declaran tiradas claramente superiores a las de cualquier diario no-gratuito, exceptuando El País.

1.2 Prensa y periodismo bajo el régimen de Franco15,16,17 El periodista de los años 40 se enfrentó a una situación de trabajo bien distinta de la vivida hasta la Guerra Civil. Ello se debió a los profundos cambios experimentados por los medios de comunicación para los que trabajaba y al estricto control de los mensajes periodísticos que ejercían los nuevos gobernantes En efecto, desde los primeros momentos de la Guerra Civil en julio de 1936 y hasta la creación del Ministerio de Información y Turismo (julio de 1951), las autoridades franquistas aplicaron la censura

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CANEL, op.cit

16

CHULIA, op.cit.

17

SINOVA, op.cit.

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previa a la prensa y controlaron toda actividad cultural. Se puede decir que en la España de Franco, la política de Prensa pasó por cuatro etapas bien diferenciadas. La primera de ellas corresponde a la primera mitad de la Guerra Civil, que estuvo caracterizada por el protogobierno militar. Las autoridades de los organismos dedicados a controlar la prensa eran militares que realizaban su trabajo junto al cuartel general de Franco. En una segunda etapa, iniciada en plena Guerra Civil, el control de la Prensa fue ejercido por el cuñado de Franco, Ramón Serrano Súñer, bajo cuyo mandato nació la Ley de Prensa del 22 de abril de 1938, inspirada en los totalitarismos del momento, el nazismo y el fascismo. En una tercera etapa, la Falange se apropió de los medios de comunicación y fue la encargada de aplicar la censura. Los organismos de control de la Prensa pasaron del Ministerio de la Gobernación a la Secretaría General del Movimiento, cuya prensa obtuvo algunos privilegios. La cuarta etapa fue la del alejamiento del totalitarismo y del intento de acercamiento a las democracias occidentales. Franco, en un intento de moderar la imagen fascista de su régimen, encomendó el control de la información a sus ministros de Educación José Ibáñez Martín y de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, presidente de Acción Católica y miembro de la Asociación Católica Nacional de Propaganda (ACNP). La ley totalitaria de 1938 nunca fue cambiada, y alargó su vigencia hasta 1966, cuando fue promulgada una ley menos estricta (ley de Fraga). Se puede hablar de una continuidad en la censura. Lo que cambió con el tiempo, fue la organización y la estrategia de control. En efecto, todas las dictaduras diseñan sus aparatos de control de la prensa optando entre diferentes métodos, opciones que se ajustan más al modelo “directivo” o al “reactivo”. •

El modelo directivo pone énfasis en la propaganda y dentro de él caben distinguir dos variantes, la variante monopolística-estatal, que se asienta sobre la propiedad pública de las agencias y medios de comunicación, así como la funcionarización de los periodistas, y la variante prescriptiva, que se basa en la “filtración” política de los profesionales y las empresas editoras y en la emisión desde instancias gubernamentales de instrucciones precisas de acuerdo con los cuales deben ser confeccionados los contenidos de la prensa.



El modelo reactivo se concentra en la intervención gubernamental posterior a la elaboración de los artículos con sus dos variantes, la variante preventiva (censura previa) y la represiva (aplicación de sanciones a periodistas y empresas editoras).

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El modelo directivo es el más adecuado para regímenes con pretensiones totalitarias, es decir, para aquellos en los que el poder aspira a formar ideológicamente a la sociedad, a identificarla con el Estado, como el fascismo y el comunismo. En cambio, el modelo reactivo representa la mejor opción para dictaduras que desean apartar a la sociedad de la política, y se ajusta mejor al tipo de régimen pseudo-democrático. Las cuatro variantes no se excluyen mutuamente y muchas dictaduras las combinan. Así, el régimen de Franco modificó y se apropió de todo el sistema periodístico. Durante la Guerra Civil, y a medida que caía una ciudad sede de publicaciones periodísticas, los mandos políticos que entraban con las tropas incautaban las imprentas de los órganos leales al gobierno republicano. A continuación, decidían quiénes podían editar una publicación periódica, y finalmente adjudicaban el material de imprenta requisado entre los concesionarios. Gracias a la mejor organización política respecto de las demás fuerzas del bando nacional, la Falange llevaba la iniciativa en el proceso de distribución de licencias y material de imprenta, convirtiéndose en la principal institución editora propietaria de la emergente Prensa del movimiento. Hacia el final de la Guerra Civil, los responsables gubernamentales de la prensa decidieron adscribirse la capacidad de intervención del material de imprenta incautado hasta que se reconociera un titular legítimo; de este modo, se aseguraban el protagonismo de la Administración Central en el reparto de periódicos de Madrid y Barcelona – ciudades que aún no habían sido conquistadas. Aunque en la distribución de las nuevas publicaciones periódicas se buscaba una proporcionalidad entre las distintas fuerzas partidarias del régimen de Franco, el grupo más favorecido al comparar la situación antes y después del levantamiento, fue la Falange. En efecto, ésta pasó de poseer un órgano semanal antes del levantamiento, a una treintena de periódicos al concluir la guerra. En 1940, el gobierno dispuso que las máquinas y demás objetos incautados durante la guerra pasaran a formar parte del partido único. La promoción de la Prensa del movimiento puede ser considerada como una expresión de la voluntad política de consolidar un modelo de control periodístico con una fuerte componente monopolística estatal, sobre todo sabiendo que el Estado era propietario de cadenas de radio con una extensa red de emisoras. En 1938 Franco nombró a su primer gobierno regular, que en dos meses redactó una Ley de Prensa que se alejaba tanto del modelo de control periodístico directivo del tipo monopolístico estatal propuesto por los falangistas como del modelo de legislación de prensa vigente en el Estado Novo de Oliveira Salazar, este último próximo de la legislación aprobada en Italia y Alemania.

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Otra forma de control de la prensa y que provocó una reducción en la tirada de los periódicos, fue la escasez de papel. Todos los pedidos de papel cursados por empresas periodísticas debían obtener la conformidad de la jefatura nacional de Prensa. Poco antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial, la recién creada Dirección General de Prensa dentro del Ministerio de la Gobernación fijaba los cupos de papel que podía consumir cada periódico. (...) la Ley de Prensa de 1938 adoptaba los instrumentos de intervención ingeniados por italianos y pulidos por alemanes: el control del emisor quedaba asegurado a través de un registro profesional que permitía a la Administración quién quedaba excluido de la profesión; el control sobre el medio, a través de la exigencia de autorización administrativa para la aparición de nueva publicaciones, de la intervención gubernativa en la designación del personal directivo de los periódicos y de la capacidad sancionadora, directa y no recurrible judicialmente, sobre las empresas editoras. En cuanto al control sobre el mensaje, la Ley de Prensa sólo hacía referencia a la censura previa, es decir, al derecho de la Administración de examinar y corregir los contenidos de la prensa antes de que fueran publicados. Este método, del cual habían prescindido hasta entonces los regímenes fascista y nacionalsocialista, entroncaba con una tradición autóctona de control periodístico, y constituía quizá el punto de coincidencia más notable entre la legislación y portuguesa.18

En conclusión, el objetivo de las normas establecidas fue el de crear una institución nacional al servicio del Estado, y los medios dispuestos para alcanzar este objetivo combinaban elementos de los modelos de control directivo (autorización para el acceso a la profesión y la creación de empresas editoras) y reactivo, tales como la censura previa, o bien sanciones a periodistas y a sus empresas. En Diciembre de 1941 se creó el Sindicato Nacional de Papel, Prensa y Artes Gráficas. En él quedaban encuadrados todos los periodistas y la totalidad de las asociaciones de la prensa española. Además, en noviembre de 1943 se creó la Unión Española de Periodistas, de colegiación obligatoria para todos los profesionales inscriptos en el Registro Oficial. Todas estas organizaciones corporativas fueron sometidas a un Estatuto único en Diciembre de 1943, y federadas por decisión gubernamental en Octubre de 1944. El régimen de Franco obligó a las empresas periodísticas a retribuir a su plantilla con salarios mínimos, premios y exclusiones.

18

CHULIA, op.cit.

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A fines de 1941, la Vicesecretaría de Educación Popular dispuso la creación de la Escuela Oficial de Periodismo, dependiente de la Delegación Nacional de Prensa, hecho que aseguraba una mayor influencia sobre el profesorado, el alumnado, y el currículum académico. Hacia 1945, los nuevos responsables políticos de la prensa proceden de los círculos católicos que van a quitar importancia a la Escuela Oficial de Periodismo, dirigida por falangistas. (...) las luchas por alzarse con las competencias políticas sobre la prensa comenzaron antes de que entrar en vigor la Ley de Prensa de 1938, desde el mismo momento en que comenzó la Guerra Civil. Mientras la Iglesia iba colocando a sus representantes en las diferentes juntas que decidían sobre la salubridad moral de publicaciones y espectáculos, militares y falangistas de distinta filiación habían intentado persuadir a Franco de que eran los mejores candidatos para gobernar los periódicos. Pero el desenlace de la Segunda Guerra Mundial favoreció finalmente a los católicos, que asumieron con entusiasmo esa parcela de autoridad política.

Así, antes de concluir la 2ª Guerra Mundial, la previsible derrota de Alemania hizo que las altas esferas del régimen buscaran nuevos actores políticos, más aceptables para los vencedores de la contienda. Los mejor situados eran los vinculados con organizaciones del catolicismo oficial, como la Acción Católica o la ACNdP (Asociación Católica Nacional de Propaganda). El entonces presidente de la Junta de Acción Católica, Alberto Martín Artajo, accedió a la solicitud de asumir la cartera de Asuntos Exteriores a partir de julio de 1945, pero condicionó su aceptación al traspaso de las competencias de prensa y propaganda de la Secretaría General del Movimiento al Ministerio de Educación Nacional. De acuerdo con la solicitud de Martín Artajo, se creó una subsecretaría en el Ministerio de Ibáñez Martín. A sus órdenes, quedaron como subsecretarios y director de Prensa Luis Ortiz Muñoz y Tomás Cerro Corrochano, ambos relacionados con el mundo del antiguo diario católico El Debate. A partir de 1945, y con la prensa ya exenta de señas de identidad falangista, Alberto Martín Artajo realizó propuestas para derogar la totalitaria ley de 1938, y crear una nueva ley de Prensa. Esto se debía a que la situación, tanto nacional como internacional, había cambiado. El Vaticano condenaba los intentos de ahogar o dictar la opinión pública. La Iglesia buscaba una mayor autonomía para sus propias publicaciones. El Vaticano venía defendiendo desde el final de la 2ª Guerra Mundial una

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“(...) libertad de prensa responsable, sujeta a normas que evitasen atentados contra la moral y los dogmas católicos, sin obturar conductas de crítica política y diálogo con los poderes públicos para el desarrollo de la opinión pública.“ 19

Veremos más adelante, en 1955, un debate epistolar entre Arias Salgado y el obispo de Málaga, Angel Herrera, que refleja claramente estos puntos de vista. En las antípodas del pensamiento de Martín Artajo, Luis Carrero Blanco, la mano derecha de Franco, insistía en que la Prensa fuera utilizada como un recurso político; en la visión de Carrero Blanco, la prensa no era sino una de las múltiples herramientas del poder. Finalmente, en 1951 Franco imprimió un cambio de rumbo a la política de Prensa, con la creación del Ministerio de Información y Turismo, y encargó a Gabriel Arias Salgado la vigilancia de la Prensa.

1.3 La información internacional en España bajo el régimen de Franco Antes de la Guerra Civil, la única gran agencia de noticias española era FABRA, que no era otra cosa que una sucursal española de la francesa HAVAS. El primer gobierno franquista decidió fundar una a finales de 1938, la agencia EFE, con estructura de sociedad anónima para disimular su condición de órgano oficial. EFE era una empresa de capital privado, cuyas acciones estaban repartidas entre varios centenares de particulares. Según Chulia,20 EFE se convirtió en la única suministradora de noticias extranjeras. La falta de medios para designar corresponsales en el extranjero la obligó a contratar los servicios de agencias internacionales21. Vicente Gallego, ex director del diario Ya, y primer director de EFE, estableció en 1939 un acuerdo con Reuters22. Pedro Gómez Aparicio, el sucesor de Gallego, hizo otro tanto con Associated Press en 1945. EFE recibía entonces las noticias que estas agencias hacían llegar a

19

Pio XII, en Ecclesia (25/11/1950:5-6)

20

CHULIA, op.cit., pág. 70.

21

Veremos más adelante cómo influirá la personalidad del corresponsal en Buenos Aires sobre las noticias relativas al

ascenso de Perón. 22

Hemos verificado que aparecen cables de Reuters en los sucesos argentinos de 1955

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las redacciones de los periódicos de todo el mundo, y a continuación, EFE las filtraba para la prensa española. El Gobierno intervenía en el nombramiento de los directores, quienes tenían estrechos contactos con los responsables políticos, lo que hacía innecesaria una oficina de censura en la Agencia. Todos los diarios españoles estaban abonados a EFE. Algunos pudieron permitirse tener enviados en el extranjero y recibir así artículos de sus corresponsales, y diferenciarse de esta manera de los otros periódicos23. Por otro lado, no se habían cerrado las fronteras a la prensa internacional, pero la autorización de su distribución estaba condicionada a una revisión de sus contenidos por la Sección de Prensa Extranjera, que hasta 1945 censuraba previamente todos los despachos de los corresponsales extranjeros destacados en España. Se trataba así de garantizar no sólo que los ciudadanos de otros países quedaran al margen de los problemas españoles, sino también que ciertas noticias no llegaran a la población a través de la prensa extranjera. En 1954, el mercado de noticias internacionales que seguía monopolizado por EFE fue declarado institución pública y el Gobierno adquirió la mayoría de sus acciones. La mayoría de las informaciones aparecidas en el ABC en el período que nos incumbe (1945/1946) son entonces despachos de la agencia EFE o bien crónicas telegráficas del corresponsal del ABC Manuel de Góngora, quien residía en Buenos Aires. Conviene hacer una semblanza de este periodista que fue testigo presencial del ascenso de Perón. Manuel de Góngora nació el 1 de abril de 188924. Escritor y periodista, publicó en 1940 Dolor y resplandor de España25, un compendio de poesías sobre la Guerra Civil, de neto corte franquista. Fue autor de teatro infantil, su obra El Gigante y la Rosa fue representada en la preguerra en el teatro Calderón de Madrid. Hombre leal a Luca de Tena, fue jefe de redacción de la revista Blanco y Negro en 1932. Integró el staff de Radio Prieto y Radio Argentina26 y su obra La novia de Reverte27 fue

23

CHULIA, op.cit., pág. 80

24

http://www.cervantesvirtual.com, efemérides del 1 de abril.

25

DE GÓNGORA, Manuel: “Dolor y resplandor de España” . Poesías. Santa Fe. Barcelona, 1940 143 p.

26

Extraído de http://www.archivodifilm.com/fotografias/d/degongoramanuel.htm

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estrenada en el teatro Avenida, el más español de los teatros argentinos. Fue también autor de libretos de zarzuelas, como La fama del tartanero28. Las informaciones en 1955 provienen de distintas fuentes: del corresponsal español en Argentina Ramón Garriga, cables telegráficos de EFE, informaciones sobre la Argentina que llegan como rebotes29 periodísticos del corresponsal español de ABC en Estados Unidos, o bien de su homólogo ante el Vaticano. También se reproducen varios extractos del Osservatore Romano, el periódico oficial del Vaticano. A diferencia de Góngora, que era un poeta, autor dramático e incluso autor de libretos de zarzuelas y de teatro para niños, Garriga fue un periodista, y también hombre de confianza del ABC. Escribió para el diario Arriba, y publicó Las relaciones secretas entre Franco y Hitler en Buenos Aires30, de las que fue testigo presencial en su calidad de corresponsal del ABC en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial. Otro libro sobre el mismo tema fue El ocaso de los dioses nazis31.

1.4 Repercusión del control periodístico sobre la población32,33 Durante sus treinta años de vigencia, o sea hasta la Ley de Prensa del 18 de Marzo de 1966, la censura de prensa mostró rasgos uniformes. Fue uno de los ámbitos de poder del franquismo que menos cambios experimentó. Convirtió a la prensa en un instrumento al servicio del ejercicio del poder. No sólo disimuló la realidad a su conveniencia, sino que convirtió las páginas de los periódicos, las radios y más tarde, la televisión, en un aplauso a su gestión. Las diferencias entre editoriales fueron quebradas por la acción de las consignas, y de la censura.

27

http://www.maipo.com.ar/historia_membrives.htm

28

http://londres.cervantes.es/Biblioteca/Fichas/Ficha_11488_22_1.shtml

29

En la terminología periodística, la mención de una noticia publicada en otro medio se llama "rebote". Tiene como

característica la de deslindar responsabilidades entre el diario y la noticia. 30

GARRIGA, Ramón Las relaciones secretas entre Franco y Hitler. Buenos Aires, Jorge Alvarez Editor, 1965. 392 p

31

GARRIGA, Ramón. El ocaso de los dioses nazis. Ediciones Atlas.1ª ed. Madrid, 332 pp

32

SINOVA, op.cit., pág. 277

33

CHULIA, op.cit, pág. 75

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No sólo los periódicos estaban bajo control. Las cadenas de radio privadas no podían tocar temas políticos y tenían que conectar cada hora con la cadena estatal Radio Nacional de España para ofrecer el boletín informativo. La edición de libros estaba sujeta a autorización administrativa previa. El cine y el teatro se hallaban vigilados por juntas de censura, en las que participaban civiles, eclesiásticos y militares. La Iglesia usaba los templos y los colegios para inculcar en feligreses y alumnos sentimientos positivos hacia el gobierno. La población se dejó influir por la propaganda34 dando lugar a una amplia gama de respuestas, desde la adhesión hasta la resistencia, pasando por la pasividad más o menos indiferente. Numerosas son las razones por las cuales no hubo actos de resistencia por parte de la población. En primer lugar, la evidencia directa o indirecta de la represión, y el temor a las delaciones, hacían que la gente se aislara socialmente, y por lo tanto, fuera más vulnerable a la propaganda. En segundo lugar, existían múltiples incentivos para demostrar públicamente la adhesión al régimen y repetir los argumentos de la propaganda. Estas manifestaciones de simpatía alejaban el peligro de represalias y facilitaban la obtención de medios de subsistencia básicos como el empleo, la vivienda, o la comida. En tercer lugar, los mensajes emitidos desde los distintos medios de comunicación ejercían una acción repetitiva que debilitaba la resistencia del receptor y favorecía la memorización del mensaje, paso previo a su adopción. Estas razones reducían la probabilidad de que la gente desarrollase mecanismos de resistencia frente al discurso del Estado. A pesar de todo el esfuerzo del gobierno, su discurso era parcialmente contrarrestado por la influencia de ciertas emisiones radiofónicas como la BBC (British Broadcasting Corporation), la VoA (Voice of America), la REI (Radio Española Independiente), subvencionada por el Partido Comunista y que transmitía en onda corta desde Moscú, o bien por prensa clandestina, de origen principalmente comunista o anarquista, y que predominó sobre todo en los primeros años del régimen, e incluso hubo un periódico monárquico juanista (La Hoja Informativa).

34

CHULIA, op.cit., pág 79

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En conclusión, el éxito del régimen en su primera etapa fue lograr, a través de la propaganda y la represión, que la población perdiera todo interés en la vida política, y eso, en un contexto económico difícil. Así lo demuestra la fuerte caída de la circulación de los diarios, medida en ventas por habitante; por ejemplo, en Madrid el índice había caído de 0,7 ejemplares por habitante en la 2ª República, a sólo 0,3 después de la Guerra Civil. Podemos interpretar esta caída del indicador tanto como una consecuencia de la indiferencia por los asuntos políticos, debido esencialmente a la falta de calidad informativa, como una consecuencia de la precariedad económica de la población en esa época.

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2 Capítulo II (1945-1946): El ascenso de Perón 2.1 La Argentina del 4335 No se puede hablar de Perón sin evocar su llegada al gobierno y sin describir la situación de la Argentina en esa época. El 4 de junio de 1943 la Argentina se despertó con la noticia de un nuevo levantamiento militar. Con él, concluía el período llamado “la década infame”, con la que los historiadores describen a un decenio de miseria y desocupación, donde eran moneda corriente la corrupción y el fraude electoral perpetrado por los conservadores. En la Argentina del 43, un tercio de la población vivía en la ciudad de Buenos Aires y de sus alrededores, donde se agrupaban la industria y el comercio, la banca, la vida cultural y la vida política. Fuera de la Capital Federal, estaba el interior, mucho más pobre; las provincias, formalmente autónomas en el marco de una república federal, estaban de hecho encuadradas en un férreo centralismo. En la pampa húmeda existían unas pocas aglomeraciones urbanas como Córdoba y Rosario, y fuera de ellas, un país rural, con oasis urbanos como Mendoza o Tucumán, donde la explotación de la vid y del azúcar permitía el desarrollo de las ciudades. Al sur, la Patagonia configuraba un vacío, tanto económico como demográfico. La base de la economía argentina residía en la carne y los cereales. Existía poca energía hidroeléctrica, y las pocas centrales térmicas estaban en manos de consorcios internacionales. El país no fabricaba ni automóviles, ni neumáticos, ni papel, ni hierro, ni acero. Carecía de flota mercante. Los ferrocarriles eran de propiedad británica y los teléfonos eran norteamericanos. Ciertamente, se explotaba petróleo de la Patagonia y del Norte argentino, pero en cantidades que no permitían el autoabastecimiento. No había refinerías, por lo que la mayor parte de los combustibles líquidos venían del exterior. Al estallar la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939, el sistema de importaciones y exportaciones fue profundamente alterado. Los productos que el país importaba de los beligerantes comenzaron a escasear: neumáticos, combustibles, máquinas, papel, automóviles, camiones... Quedó

35

LUNA, op.cit.

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al desnudo la extrema dependencia de la Argentina de las potencias extranjeras, y por ende, su condición de colonia virtual. Una industria de sustitución de importaciones, de baja calidad y de alto costo, se desarrolló alrededor de los grandes centros urbanos. A su vez, esa industria atrajo inmigrantes internos, hombres y mujeres que abandonaban la provincia para instalarse en las grandes ciudades, en busca de mejores condiciones de vida. El jefe nominal de la Revolución del 43 era el general Arturo Rawson, quien propugnaba una política moderada y era aliadófilo, pero no tuvo tiempo de jurar como Presidente. Golpe dentro del golpe, fue desplazado por los responsables reales del movimiento, el ala autoritaria de los rebeldes, y en su lugar asumió el general Pedro Pablo Ramírez. Lo que el público ignoraba, era que todos los militares que habían comandado la Revolución eran miembros de una logia secreta, el GOU (grupo de oficiales unidos), que simpatizaban con el Eje y eran de orientación nacionalista; la situación reflejaba las divisiones a nivel internacional.. Dentro de esa línea, el gobierno no rompió relaciones con los países del Eje, provocando un conflicto con los Estados Unidos. Ramírez formó su gobierno con militares y marinos activos o en retiro, y rehusó apoyarse en los políticos de la Unión Cívica Radical, quienes habían celebrado la expulsión de los conservadores del gobierno. En cambio, llamó a algunos nacionalistas a formar parte de su gobierno36. Presionado por los Estados Unidos, quien le aplicó sanciones económicas, Ramírez rompió relaciones con el Eje en enero de 1944, pero esa decisión le costó el cargo. Sin apoyos políticos, Ramírez debió ceder la presidencia, y fue reemplazado por el general Edelmiro Farrell. En el orden interno, el gobierno fue de un neto corte autoritario, clausurando diarios, interviniendo universidades, deteniendo a dirigentes sindicales, disolviendo partidos políticos, realizando campañas de moralidad e instaurando la enseñanza religiosa obligatoria en los colegios. La relación con los sindicatos fue confiada a un oscuro coronel y miembro del GOU, Juan Domingo Perón, quien fuera nombrado en 1943 Secretario de Trabajo y Previsión.

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Estos sectores habían olvidado su participación en la ruptura de relaciones con el Eje y la declaración de guerra a

principios de 1945

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2.2 El ascenso de Perón Cuando Edelmiro Farrell asumió como presidente, Perón fue nombrado vicepresidente, sin abandonar sus cargos de Secretario de Trabajo y Previsión y de Ministro de Guerra. A través de la agencia de noticias EFE, el ABC informó periódicamente de los diversos acontecimientos que se produjeron en la Argentina a lo largo de 1945 y 1946. Pero sólo a partir de las elecciones de febrero de 1946 y de la noticia de la fórmula Perón-Quijano, que algunos editoriales, generalmente bajo la rúbrica “ABC en Buenos Aires” y firmados por el corresponsal en el extranjero Manuel de Góngora, comienzan a aparecer comentando la política y la personalidad del nuevo presidente de forma favorable y comparándolo no pocas veces con Franco y su política37. Cabe destacar que en ningún momento antes de las elecciones el ABC intentó describir o analizar las dos propuestas que se enfrentaban en los comicios, ni tampoco intentó presentar a los protagonistas de la elección. El ejemplar del 4 de junio de 1946 es el primero que presenta la biografía y la personalidad de Perón al público español. Perón nació en 1895 en la provincia de Buenos Aires. Pasó su infancia en la Patagonia, e ingresó a los 15 años en el Colegio Militar de la Nación, la escuela de los futuros oficiales del Ejército. En 1939 había sido enviado a Italia como oficial observador en un regimiento de alpinos. Allí desarrolló no sólo su conocimiento del arte de la guerra en montaña, sino que también tuvo la oportunidad de ver desde adentro el funcionamiento del modelo fascista. Regresó en 1941. Es interesante notar que tanto Perón como la derecha española tenían como modelo más bien al fascismo que al nazismo, con la excepción -que confirma la regla- de Serrano Súñer. El contacto con la dirigencia sindical y con la masa trabajadora, y su “perspicacia de psicólogo de las multitudes obreras” van a permitir su llegada al gobierno, “a pesar de que su nombre estuviera adherido al Grupo de Oficiales Unidos y a la revolución militar de 1943, que se reputaba como un movimiento de casta y por lo tanto, antipopular”. Desde su cargo en la Secretaría de Trabajo y Previsión, “Perón urdía una nueva organización social, tan ventajosa para el proletariado que llegó a ser tildado de irrealizable y demagógico”. “Creó nuevos sindicatos, cuyos jefes

37

Cabe señalar que el corresponsal de 1955, Garriga, se cuida mucho de hacer lo mismo.

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nombraba o aprobaba personalmente”. Combatió de esta manera a los sindicalistas de orientación socialista y comunista, por un lado, por el carácter laico de su ideología marxista, y por el otro, porque los sindicatos era un feudo socialista, en el cual Perón procuraba instalarse. Los comunistas, por su parte, veían en el gobierno y en Perón a un grupo de filonazis. Para llegar a sus fines, Perón creó sindicatos paralelos, e impuso a empleadores y sindicatos convenios colectivos ampliamente favorables a los trabajadores; en otros casos, dictaminaba estatutos específicos a favor de algunos gremios adictos. Fusionó en la Confederación General del Trabajo (CGT) a las dos confederaciones gremiales que reivindicaban la representatividad de los trabajadores; lógicamente, los mandos de la CGT unificada respondían a Perón. La adhesión de la clase obrera a su figura fue una consecuencia natural de su política. El ABC lo compara en su aspecto populista con la figura de Hipólito Yrigoyen, fundador de la Unión Cívica Radical, lo que no deja de ser irónico si se recuerda que el partido radical fue durante más de medio siglo el principal opositor del peronismo. Un editorial del ABC, firmado por Tomás Borrás del 7 de junio de 1946, lo compara con José Antonio Primo de Rivera: “Arremangado, mozo, valiente, porvenirista, patriota, hombre de la entraña del pueblo, Perón me recuerda a José Antonio.”

El editorialista le vaticina un gran futuro a la Argentina bajo el gobierno de Perón, y la posición que logrará ocupar en el concierto de las naciones, para luego hacer una analogía con la lucha de España contra el comunismo que Franco intenta hacer reconocer al mundo occidental: “Pues los orígenes de la ideología y del coraje de Perón están en la semilla de España. Cuando habla Perón de que la victoria "no otorga derechos"38 o de "hacer respetar a rajatabla la soberanía nacional” o del "orgullo criollo en cumplir la palabra empeñada" repite conceptos españoles; cuando evoca a los "caballeros de España", se incluye en ellos. Y su programa particular de Gobierno puede compararse, sin mengua, con el que, entre temporales desatados, está haciendo a España una, grande y libre".

38

El autor del editorial parece ignorar que “La victoria no da derechos” no es una frase original de Perón, sino que fue

introducida por Varela, ministro de Relaciones Exteriores del presidente Mitre, luego de la Guerra del Paraguay para oponerse a las ambiciones brasileñas de expandirse a costa del país vencido [RREE]. Más de un siglo más tarde, la doctrina Varela fue incorporada al derecho internacional bajo la forma de un inciso del artículo 3 del Protocolo de Washington de 1992 que reforma la Carta de la OEA [OEA]

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2.3 Camino a la Presidencia En junio de 1945, las asociaciones patronales se alzaron contra la legislación promovida por Perón. En agosto de ese año, al rendirse Japón, se realizaron manifestaciones antiperonistas organizadas por universitarios. Los acontecimientos se aceleraron. Rawson intentó hacer un golpe militar para derrocar a Farrell y Perón, y convocar a elecciones abiertas. El golpe fracasó, instaurándose el estado de sitio. Varios dirigentes políticos fueron encarcelados, las universidades fueron desalojadas por la policía, y se instauró la censura de prensa. El 8 de octubre de 1945, un grupo de oficiales opositores exigió a Farrell la exclusión de Perón de todos sus cargos en el gobierno. El ABC informa en su edición del 11 de octubre de 1946: “El presidente Farrell llegó a las primeras horas de la tarde del martes (8 de octubre) al Campo de Mayo39 para conferenciar con los jefes y oficiales de dicha base militar”, todo esto bajo un clima de violencia. Finalmente, prosigue el periódico: “(...) el coronel Perón dimitió después de haber recibido – se afirmó – un ultimátum del general Avalos, jefe de la guarnición del Campo de Mayo, amenazando con la marcha de sus tropas sobre Buenos Aires si aquél no se retiraba.”

Perón renunció, no sin antes leer un discurso de despedida a los trabajadores, discurso que fuera transmitido por la red nacional de radiodifusión. En poco más de dos años, Perón había comprendido la importancia del apoyo de las masas trabajadoras; es comprensible entonces, que se dirigiera a ellos, en un típico gesto de político populista, en su discurso final. Mientras tanto, los dirigentes democráticos exigían que se entregara el poder a la Corte Suprema de Justicia. Aceptar esa exigencia hubiera equivalido a admitir el fracaso de la Revolución de 1943. La situación fue resuelta de manera inesperada: las masas de trabajadores, temerosas de que el alejamiento del coronel Perón significara la anulación de los derechos adquiridos durante su gobierno, salieron a la calle. El 17 de octubre, una enorme manifestación exigió el retorno de Perón.

39

Terreno militar de varios miles de hectáreas a cuarenta kilómetros de Buenos Aires, sede de varios cuarteles y escuelas

de formación de oficiales y suboficiales.

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Esta pugna entre Perón, el Gobierno y el Ejército fue reflejada en la edición del jueves 18 de octubre en la edición del ABC. El redactor es el corresponsal Manuel de Góngora, quien en su crónica del 17 de octubre escrita hacia las 19 horas dice: “(...) anoche hubo intentos de manifestaciones tumultuarias en la zona céntrica, donde tengo la oportunidad de vivir, y desde Avellaneda y otros lugares próximos a la Capital se pretendía realizar una marcha hasta Buenos Aires, vitoreando a Perón, según escuché y según declara el comunicado de la Oficina de Prensa de la Policía(...)”.

En la misma edición, pero bajo el título Al cerrar la edición, la agencia EFE informaba que el día 17 hacia medianoche la situación en Buenos Aires era cada vez más confusa. Una enorme manifestación reunida en la Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada40 reclamaba la liberación de Perón, que luego de ser detenido por su seguridad en una isla del Río de la Plata se había trasladado luego al Hospital Militar de Buenos Aires. Del Hospital Militar, Perón había ido a la Plaza de Mayo, donde había dirigido la palabra a los manifestantes. El nuevo gabinete anunciado, formado por el Dr. Álvarez quedó descartado, y un gobierno transitorio fue nombrado por Farrell, sin Perón, pero incluyendo a amigos de Perón. Farrell llamó a elecciones en 1946.

2.4 La campaña electoral Perón fue apoyado por elementos disidentes de la Unión Cívica Radical, por elementos nacionalistas que veían en él a un caudillo antiimperialista, por sectores católicos, y lógicamente, por elementos sindicales. Estos habían fundado un partido político, el Partido Laborista, quien fue utilizado como columna vertebral de la campaña. Mientras tanto, la política de Perón seguía aplicándose en la Secretaría de Trabajo y Previsión: se impuso el aguinaldo obligatorio a todos los obreros y empleados del comercio y de la industria. Perón debía hacer frente a una coalición heterogénea pero con un fin táctico preciso: impedir el acceso de Perón al gobierno. Es la única explicación que permite explicar la unión de los conservadores (los vencidos de la Revolución de 1943) con sus adversarios de siempre, los socialistas y la Unión Cívica Radical. Formaban parte de la coalición también los comunistas, los universitarios, y la prensa. El nombre elegido para esta coalición fue de Unión Democrática.

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Casa de Gobierno, descendiente directa de la residencia de los gobernadores y virreyes españoles.

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La campaña electoral fue observada por el ABC de manera objetiva pero no neutra; se pueden encontrar más informaciones sobre el bando peronista que sobre la Unión Democrática. El ABC del 18 de diciembre de 1945, en su página 23, informa al público lector la realización de los laboristas de Perón y transcribe extensos fragmentos de la lectura de la proclama en la cual el partido fundamenta la razón de su existencia. En comparación, la proclamación oficial de la Unión Democrática en Buenos Aires es transcripta en el ABC del 12 de febrero de 1946 en la página 23. El programa de la coalición apenas merece unas pocas líneas. Dentro de esa misma lógica, observamos que recién en el número del día 27 de enero de 1946 y en un conciso artículo de ocho líneas en la página 38, el ABC informa que Tamborini y Mosca habían sido proclamados candidatos de la Unión Democrática en la provincia de Tucumán41. En la misma edición, el ABC menciona la necesidad de Perón de contar con una custodia militar armada para poder proseguir su gira proselitista, ya que el tren en el que viajaba había sido “nuevamente lapidado y pistoleado”. La heterogénea coalición opositora a Perón no dudaba en hacer campaña presidencial por separado, hecho que no tardó en llamar la atención de la prensa española. El ABC irónicamente expresaba a sus lectores en el número del 26 de enero de 1946, pág. 22: “(...) ahora mismo acaban de pasar por mi calle, en el intervalo de un cuarto de hora, uno [un camión propagandístico] puramente demócrata-radical, otro laborista y el tercero –aquí hay de todo, como en botica –, “engalanado” en sus cuatro dimensiones con el emblema de la hoz y el martillo, que te prometen célicos paraísos”.

El ABC no deja de llamar la atención sobre la incongruencia de la coalición, “(...) un largo manifiesto en que ciudadanos de conocida actuación católica se adhieren, desde ayer, a la fórmula radical, protestando contra el totalitarismo, bien que sin excluir entre éstos, con incongruencia notoria, al soviético coadyuvante de aquélla...”.

Durante todo el período que va desde octubre hasta marzo, el redactor corresponsal del ABC en Buenos Aires relata la actualidad diaria de los argentinos sin dejar de mencionar el ambiente de violencia en que vivía la capital, y en los problemas cotidianos como en el número del 27 de enero de 1946, pág. 3, en el cual habla de “la carestía de la vida, singularmente en su esencial aspecto alimenticio”, y del incremento de los precios. Era ese un período de violencia, con peleas y tiroteos entre

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Provincia simbólica por haberse proclamado en ella la independencia argentina.

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simpatizantes de ambos bandos, de apedreos o tiroteos sobre los trenes o autobuses que participan en las giras de los candidatos por las diferentes provincias del país. Como ejemplo mencionaremos el ABC del 25 de enero del mismo año: “(...) sus manifestacioncitas de toda hora, sus linternazos de cualquier instante, sus bombitas lacrimógenas, para desengrosar de vez en cuando; sus abundantes, sus atronadores camiones, deambulantes con voceadores de mutuas prédicas salvadoras (...)”

Cuatro hechos marcaron la campaña electoral. El primero fue el descubrimiento de un cheque del sector patronal para apoyar financieramente a la Unión Democrática. El segundo suceso que marcó la campaña fue la acusación hecha por el coronel Perón al corresponsal del New York Times de que los Estados Unidos estaban comprometidos en el envío de armas a sus adversarios políticos, para que éstos hicieran fracasar las elecciones. El ABC lo refleja en varios números, el 1 de febrero de 1946 (págs. 22 y 38), al día siguiente en la misma página, y el 6 de febrero. El tercero fue la publicación de un documento llamado Libro Azul en el diario La Prensa, diario que se convirtió a lo largo de todo el gobierno de Perón hasta su expropiación en el paladín de la oposición, y que varias veces pagó su postura sufriendo agresiones contra sus locales. El Libro Azul contenía acusaciones de nazismo contra las autoridades del gobierno y contra Perón mismo. El autor del documento era un funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América: el Secretario Adjunto de Asuntos Latinoamericanos, Braden. Este documento, que acusaba a los dirigentes argentinos, no sólo estaba destinado a desacreditar a Perón: era un paso más en la prolongada pero infructuosa campaña de los Estados Unidos para desacreditar al régimen argentino42. El Libro Azul no era el único en su género, sino que tuvo su análogo en España, conocido bajo el nombre de Libro Blanco. El Libro Azul contenía diversas acusaciones abiertas contra España, por lo que la noticia fue ampliamente comentada – mejor dicha refutada – por el ABC. Así, en el ABC del 13 de febrero de 1946, p. 9, encontramos:

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El ABC lo refleja en su edición del 11 de noviembre de 1945, pág. 14

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“Según un informe del embajador Meynen, fue concertado un Acuerdo secreto hispano-argentino para suministrar municiones a la Argentina.43

Meynen informó también que “al incluir a España en las negociaciones comerciales, se facilitaría un tratado triple con España por el cual España entregaría armas a la Argentina, que serían repuestas en España por otras alemanas; España entregaría a Alemania materias primas, que a su vez serían reemplazadas en España por la Argentina. Entre estas materias primas figurarían lana, caseína, aceite de linaza y cueros. Las carnes y el sebo serían enviadas por Argentina para su reexportación a Alemania”..

El Libro Azul también acusa al régimen militar argentino de “(...) haber buscado formar un bloque antinorteamericano en Sudamérica”.

Con gran celeridad, en la página 11 del mismo número, el ABC refuta todas las afirmaciones aparecidas en el Libro Azul concernientes a España. Es un artículo con rango de editorial, que describe al documento en cuestión como “(...) un conglomerado de datos, procedente de fuentes bien heterogéneas y, desde luego, extraordinariamente dudosas (...)”.

El artículo explica la imposibilidad física para España de hacer ese traslado de armas ya que los barcos que salían para América eran registrados en Gibraltar y luego en Trinidad, tanto a la ida como al retorno. Agrega que en el documento sí había una gran verdad: “España deseaba, e hizo todos los esfuerzos imaginables para conseguirla, una relación comercial con la República Argentina.”

La aparición de ese documento hizo que se considerara incluso la expulsión de la Argentina de la ONU, lo que es mostrado en el número del 14 de febrero de 1946, pág. 9.. El 16 de ese mes, en la pág. 11, aparece un interesante artículo que permite identificar con gran claridad la línea editorial del periódico. El artículo desmiente de nuevo la acusación del Libro Azul de supuestas concomitancias con España para fomentar en Hispanoamérica bloques de resistencia al rompimiento de relaciones con el Eje, acusaciones que el ABC atribuye a: “(...) la propaganda roja, vengativa y llena de odio, de los refugiados españoles en las repúblicas de habla hispana (...)”

43

El supuesto acuerdo dataría de antes de la rendición de Alemania

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y acusa a un ex combatiente español y consejero de Braden, Gustavo Durán, de ser la fuente de la afirmación. En la Argentina, mientras tanto, el diario La Prensa y la Unión Democrática dieron amplia difusión al Libro Azul, lo cual paradójicamente causó un efecto contrario al buscado. Perón contraatacó afirmando que el documento era una prueba de la ingerencia extranjera en los asuntos internos de la Argentina. Con el lema “Braden o Perón”, el Partido Laborista se puso en campaña y difundió un libro defendiendo su posición, llamado Libro Azul y Blanco44. El cuarto y último suceso que ayudó a crear un ambiente más enrarecido fue la imposición del Decreto de participación en las Ganancias. En efecto, al formar Farrell el nuevo gobierno luego de la manifestación del 17 de octubre, había nombrado como Secretario de Trabajo a un íntimo amigo de Perón, el coronel Domingo Mercante45, quien continuó la política de Perón a favor de los trabajadores, que por consiguiente, apoyaban a Perón. A través de este decreto (que excluía a los trabajadores del servicio doméstico), los trabajadores percibían un aguinaldo46. Por supuesto, este decreto suscitó tanto el aplauso del sector beneficiado como la reprobación del sector Figura 4: Perón y Evita. Museo de la Casa de Gobierno, Buenos Aires. Foto: Dimitri Agüero.

opuesto,

con

sus

respectivas

asambleas

de

representantes del comercio y la industria que se negaban a cumplir con los términos del decreto47. El cronista da cuenta de numerosas huelgas en las zonas industriales de la Capital

44

CAFIERO, Antonio. "Perón y el sombrero de Braden". Artículo aparecido en el periódico La Nación de Buenos Aires, el

08/03/2006 45

ABC, 19/10/1945

46

ABC, 26/12/1945, p.23

47

ABC, 26/12/1945, p.40

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Federal48.

2.4.1 Perón y la prensa durante la campaña electoral El régimen de facto iniciado con el golpe del 4 de junio de 1943 tuvo desde el primer momento características definidas de autoritarismo. En lo que se refiere a la libertad de expresión, el Estado regenteaba todo: el contenido de los diarios, el vocabulario de los locutores de radio, y hasta incluso las letras de tango, de las cuales se suprimieron palabras consideradas inconvenientes. Perón continuó con el mismo sistema. En la campaña electoral de 1945-1946, algunos discursos de la Unión Democrática alcanzaron a pasar por la radio49. Nos es difícil comprender cómo, dada la falta de libertad del gobierno de facto del 43 y que Perón representara al grupo que había protagonizado el golpe, la prensa se volcara en su mayoría en contra de Perón y utilizara sus páginas para desprestigiarlo. En muchos casos, los medios de prensa pagaron sus críticas con ataques contra sus sedes: ataque contra el diario Crítica, o bien el diario socialista La Vanguardia, ataques reflejados en el ABC del 19 de octubre de 1945. Los periódicos argentinos no dudaban, a través de sus editoriales, en apoyar u oponerse a las medidas gubernamentales. Así, la Ley de participación en las Ganancias fue altamente debatida. Por ejemplo, el diario La Época, vinculado a la candidatura peronista, llamó al decreto “conquista efectiva y concreta de la justicia social con contenido humano y sentido profundamente revolucionario”. La Nación y La Prensa en cambio, oponían fuertes reparos documentados en el ABC del 26 de diciembre de 1945, pág. 23. En varios artículos, el ABC hace notar la enemistad de la prensa argentina hacia Perón. El ABC del 2 de abril de 1946, en la pág. 23, aparece un artículo de Manuel de Góngora en el cual explica cómo hacían los periódicos opositores para no mencionar el nombre de Perón, llamándolo “el candidato imposible, coronel retirado, líder del partido de nueva creación, ex vicepresidente de la Nación,”

y nos deja entrever el desacuerdo del enviado del ABC ante esta situación, llamándolo “un bobo alarde de impersonal alusión”.

48

ABC, 08/01/1946, p. 17; 12/01/1946, p.13; 15/01/1946, p.24; 19/01/1946 p.15

49

LUNA, op.cit., pág 36

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Además, en el mismo artículo explica cómo la prensa argentina, buscando desacreditar a Perón, reproducían íntegramente el Libro Azul, “creyendo que disparaban contra el talón de Aquiles como epitafio de su proceso electoral, como irremisible golpe mortal a su campaña de proselitismo, tan lógica y lícita como la de cualquier contrincante”.

Según el enviado del ABC, el efecto producido fue precisamente el contrario, en virtud de una “(...) patriótica reacción (...)”. Finalmente en un artículo firmado por Juan Losada, Perón y el periodismo argentino50, éste afirma que de las cuatrocientas publicaciones que se editaban en Buenos Aires, trescientas noventa se habían declarado enemigas del ex coronel Perón y de su política, ya que Perón había hecho arrestar a varios directivos de diarios, luego que numerosos rotativos fueran silenciados en septiembre de 1945 luego de que revelaran un golpe de estado fallido dirigido por el general Rawson51. El periodista explica que luego de esa situación anormal, el periodismo argentino se habría declarado un acérrimo enemigo de Perón, pero que aquella situación anormal fue también brevísima, y que todos los periodistas habían sido liberados ante protestas de los periódicos extranjeros y órganos americanos. La reacción de Perón no se hizo esperar. En los meses que siguieron a la elección y antes de asumir el mando constitucional, Perón consiguió de Farrell algunos allanamientos más, y se estableció un régimen especial para el papel de diario (lo que produjo tiradas menores y menos extensas). En conclusión, el ABC le restaba importancia a la falta de libertad de expresión que se vivía en la Argentina. No podía ser de otra manera porque esa era también la situación de España; criticar la falta de libertad de prensa en Argentina podría volverse, como ya vimos, contra los directivos del ABC en su calidad de responsables editoriales del periódico.

2.4.2 Perón y la Iglesia durante la campaña electoral En 1945-1946 la simpatía hacia Perón por parte de la Iglesia Católica era indisimulable. Ya en 1943, el gobierno de facto del que Perón formaba parte había tomado medidas como la campaña de

50

ABC, 24 de marzo de 1946, p.39

51

Rawson había sido el jefe del movimiento militar que derrocó al presidente Castillo en 1943.

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moralidad y un decreto imponiendo la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, enseñanza que había sido eliminada 60 años atrás. En su propaganda electoral, Perón prometió que si era elegido, convertiría el decreto provisorio en ley. La Iglesia veía en Perón al menor de los dos males que competían por el poder. En efecto, antes de las elecciones, los líderes eclesiásticos publicaron una carta pastoral llamando a los católicos a no votar por los partidos que favorecieran la separación de la Iglesia del Estado, que abogaran por la supresión de la religión en las escuelas públicas, el divorcio, etc. En otras palabras, llamaban a no votar por la Unión Democrática, compuesta de radicales y conservadores pero también por socialistas y comunistas, conocidos opositores a la doctrina de la Iglesia. Por su parte, Perón afirmaba en su propaganda electoral que su mensaje social se inspiraba en las bulas de los pontífices León XIII y Pío XI: “(...) para nosotros, la Iglesia argentina es benemérita, porque hoy, como siempre, está con su pueblo, y nuestra política social ha salido en gran parte de las encíclicas papales, como la doctrina social cristiana (...)”52

No se puede hablar propiamente de una alianza entre Perón y la Iglesia Argentina. Sin embargo, durante los primeros años de la presidencia de Perón, la iglesia se abstuvo de criticar al régimen en público. El gobierno, por su parte, concedía subsidios anuales a las instituciones católicas y enfatizaba la naturaleza católica del justicialismo. Se promulgaron decretos53 por el cual no se podían establecer nuevas misiones religiosas entre los indios, si no eran Católicas, Apostólicas, Romanas. La asamblea que promulgó la nueva constitución en 194954 salvaguardó el estatus especial del catolicismo. Conociendo la importancia de la Iglesia Católica en el régimen franquista de la época, cabe conjeturar que el apoyo prestado por Perón a la Iglesia Católica debe haber influido en la imagen positiva que éste tenía en los círculos de poder en España, y en la redacción del ABC.

52

PERON, Juan Domingo: Discurso pronunciado el 17/12/1945 en un mitin electoral laborista en Buenos Aires.

Publicado en ABC, 18/12/1945. 53

ABC, 04/06/1946, p.46

54

Hecha para permitir la reeleción de Perón - la Constitución de 1853 prohibía dos mandatos presidenciales sucesivos-.

La Constitución de 1949 fue derogada luego de la Revolución Libertadora de 1955.

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2.5 Las elecciones de febrero de 1946 Finalmente, el 24 de febrero de 1946 se celebraron las elecciones, libres y democráticas, noticia que apareció en la primera plana del ABC con las fotos de ambos candidatos sólo el 26 de febrero55. En los días siguientes, el ABC informó con una importante cobertura el desarrollo de las elecciones, en las que participó 88% de los votantes. Ambos partidos se atribuían la victoria y admitían la limpieza del escrutinio. Este punto tiene su importancia: admitir la limpieza del escrutinio, era también admitir el resultado aun antes de conocerlo. Llama la atención una noticia de EFE al pie de la página de la edición del 27 de febrero56, que informa de la detención en Buenos Aires por la policía de comunistas, españoles y argentinos, participantes todos ellos en la Guerra Civil española y que poseían un importante arsenal de armas, ametralladoras y material para la fabricación de bombas. Cabe preguntarse si se proponían emplearlo en actividades guerrilleras en España, o bien para promover desorden en las elecciones argentinas. El recuento de votos fue lento y los resultados parciales fueron publicados a lo largo de todo el mes de marzo. Las cifras finales del escrutinio se publicaron el 10 de abril de 1946. La fórmula PerónQuijano obtuvo el 55% de los votos, contra el 45% de Tamborini-Mosca57. La victoria laborista en el Congreso fue aplastante: en la Cámara de Diputados, dos tercios de los diputados respondían a Perón, en la Cámara de Senadores, todas las bancas menos dos eran laboristas; finalmente, en las provincias, trece de los catorce gobernadores de provincias eran peronistas. El ABC hacía notar a sus lectores la sorpresa del resultado para quienes confiaban ciegamente en una fuerza tradicional y describe a la fórmula Perón-Quijano como “(...) una fuerza real, positiva y sobre todo, coherente y nueva (...)”.

55

No había diarios los domingos, por lo que no hubo edición del 25.

56

ABC, 27/02/1946, p.9

57

La diferencia entre los votos presidenciales y los votos para diputados se explica por el sistema electoral argentino,

cuya constitución retomó el sistema de elección indirecta practicado en los Estados Unidos.

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El ABC menciona a la incongruencia de la Unión Democrática como una de las causas que explican su fracaso en las elecciones58: “Buscáronse coaliciones que apretaran contra el coronel un frente único, una especie de Frente Popular, y esas mismas alianzas – gravísimo y trascendental error, la concertación con el comunismo- no hicieron sino adeptos peronistas”.

El Libro Azul fue aludido por el ABC como un “tiro salido por la culata”59 y fue otra de las explicaciones encontradas por el ABC para la derrota de la Unión Democrática. El corresponsal Manuel de Góngora escribió: “Se juzgó un instante, sólo un instante, en tal documento, lanzado, según apuntaba en mi crónica, en elegido y premeditado momento como certerísima flecha disparada contra el problemático Talón de Aquiles del candidato en cuestión [Perón], como epitafio de su proceso electoral, como irremisible golpe mortal a su campaña de proselitismo, tan lógica y lícita como la de cualquier contrincante. Pero no tardó en verse que el efecto resultaba contraproducente en virtud de la patriótica reacción.”

Una revista humorística publicó una caricatura mostrando a Perón vestido de uniforme (el gobierno de facto) entregando la simbólica banda presidencial a un Perón vestido de frac (el gobierno constitucional). El nuevo poder continuaba sin interrupción, pero esta vez con la legitimidad de las urnas, la política del régimen militar inaugurado en 1943.

2.6 El acuerdo Franco-Perón de 1946, visto a través del ABC El 4 de junio de 1946, Perón juró como presidente constitucional argentino ante la Asamblea Legislativa. El ABC publicó un largo editorial60 sobre su persona y una foto de Perón junto a su segunda esposa, Eva Duarte, en la rúbrica Actualidad Gráfica. Perón es presentado como

58

ABC, 10/04/1946, p. 16

59

ABC, 02/04/1946, p.23

60

ABC, 04/06/1946, págs. 16, 17 y 18

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“un hombre formado en un nacionalismo restringido que ha sembrado la alarma e inquietud entre las clases pudientes que aclamaron aquella revolución del 43 como derechista, reaccionaria y puramente nacionalista”

y agrega que los propietarios reprueban a Perón por su izquierdismo incierto y su excesiva propensión sentimental hacia una clase determinada de “hombres en mangas de camisa”. España envió para la asunción del mando al crucero español Galicia y a su bordo, el embajador extraordinario, almirante D. Salvador Moreno. Son numerosos los artículos sobre la visita del Galicia y los diferentes agasajos. En el gran desfile de tropas participan destacamentos de la Marina Española61.

2.7 Situación Argentina en 1946 Perón llegaba al gobierno en condiciones muy favorables. En ese momento, la Argentina era un país acreedor. Gran Bretaña le debía 1700 millones de dólares por los ingentes envíos que había recibido durante la guerra. La hambreada Europa de posguerra aseguraba la colocación de la carne y trigo argentinos, y la industria estaba a salvo de la competencia extranjera, ya que a corto plazo, el proceso de reconversión de la industria de guerra requeriría un plazo de cierta duración. Por consiguiente, estaba asegurada la plena ocupación y la posible inversión del ahorro nacional en las nuevas prioridades que el nuevo gobierno determinara. Además, numerosos trabajadores del Viejo Continente aspiraban a radicarse en la Argentina. En consecuencia, Perón gozaba de un contexto de abundancia económica, alto consumo, plena ocupación y saldos exportables al comienzo de su mandato, para intentar transformar a la Argentina, tradicionalmente agroexportadora, en un país industrial. En el plano político, la oposición ejercía sus derechos aún a través de la prensa y el Congreso, donde los radicales contaban con 44 bancas para oponerse a los casi 120 diputados peronistas. Perón, para integrar una fuerza política única, liquidó al Partido Laborista, el radicalismo renovador, y los

61

ABC, 05/06/1946, p.10

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núcleos menores, y ordenó formar el Partido Único de la Revolución, que adoptó el nombre de partido Justicialista.62

2.8 Situación española a mediados de los años 4063 Los años 40 fueron grandes años de privaciones para toda Europa. Como consecuencia de la II Guerra Mundial faltaban viviendas, la infraestructura vial estaba destruida, y había que recuperar los campos dejados al abandono. En particular, en España el régimen no podía satisfacer las necesidades básicas de amplios sectores de la sociedad. Los líderes franquistas necesitaban ayuda exterior, pero temían que la ayuda económica de Estados Unidos o de Inglaterra viniera acompañada con exigencias de cambio de régimen. No había reservas de oro. La República las había gastado en armamento y para financiar la guerra; lo poco que quedó fue enviado a la Unión Soviética. Durante el conflicto, la mayoría de las industrias esenciales cayeron rápidamente en manos del bando nacionalista, y no habían sufrido grandes daños. Sin embargo, el sistema de transportes sí había sido muy perjudicado. Muchas materias primas faltaban, ya que los bandos en conflicto habían dado prioridad a la compra de armas. El ganado se había agotado y en 1949 llegó a un límite aún más bajo que el de antes del conflicto. La tierra de cultivo fue descuidada, y la importación de fertilizantes cesó casi por completo. Al terminar la guerra civil, y sabiendo que una ayuda de los países de Europa Occidental involucraría obligaciones económicas, Franco anunció en junio de 1939 una política de autarquía basada en el modelo fascista. Pero Franco también procuró cultivar los lazos con los Aliados, especialmente a medida que el Eje perdía la guerra. También se establecieron relaciones con países latinoamericanos, como por ejemplo la Argentina, ya que además de la grave escasez de víveres básicos en España a lo largo de la década del 40, los mercados tradicionales en Europa se habían perdido. Argentina permaneció neutral durante casi todo el conflicto mundial, y durante toda la Guerra Civil Española. Reconoció al régimen de Franco el 25 de febrero de 1939, y tres días después, los dos países habían convenido una transacción de 200 000 toneladas de alimentos. A partir de ese momento, hubo una dependencia absoluta de la España franquista respecto de la importación de

62

ABC, 26/05/1946 p. 20

63

REIN, op.cit.

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productos alimenticios argentinos durante toda la década subsiguiente; son numerosos los llamados urgentes y casi desesperados, de españoles pidiendo alimentos. En marzo, julio y diciembre del mismo año se convino la venta a España de otros centenares de miles de toneladas de trigo, cebada y avena. En esa etapa los términos de pago por tales embarques no eran muy claros. En los años 1940-1941 España mandaba sus barcos al Río de la Plata a fin de cargarlos con trigo, maíz y carne. A medida que las necesidades de España aumentaban, se multiplicaban los galanteos al gobierno de Buenos Aires. Una delegación comercial española se asentó permanentemente en Buenos Aires a partir de marzo de 1941 para discutir los detalles concernientes al embarque de alimentos y los términos de su pago, que debido a la ausencia de divisas extranjeras en manos de España, se habían vuelto problemáticas. Mientras tanto, la Argentina, que había perdido tanto sus principales clientes durante la guerra como las mercaderías elaboradas y equipos industriales provenientes de Europa, veía en España una solución. Además, la Argentina no contaba con una verdadera marina mercante y debía utilizar los barcos extranjeros para el transporte de sus exportaciones. La Argentina estaba obligada a correr el riesgo de la venta a crédito a España, esperando que Madrid pagara cuando se cumpliera el plazo del crédito y esperando que España pudiera ofrecer a cambio mercaderías esenciales, equipos industriales y metales para la industria. En septiembre de 1942 se suscribió uno de los principales acuerdos durante la guerra. España, a cambio de los embarques de alimentos, se comprometió a vender a la Argentina 30 000 toneladas de acero y productos afines, a construir barcos para la Argentina, y a permitir que la Argentina hiciera uso de los buques-tanques españoles. El acuerdo le garantizaba a España un crédito global que incluía las deudas aun no canceladas por compras efectuadas entre 1939-1942. Otro punto discutido fue el de la posibilidad de que la Argentina estableciera un puerto franco en España y por último, la deuda española debía garantizarse con respaldo oro o alguna moneda estable para mantener su valor frente a las posibles fluctuaciones entre el peso argentino y la peseta española. En marzo de 1944 expiró el acuerdo de 1942, pero las negociaciones sobre un nuevo acuerdo se prolongaron debido a que España no había cumplido sus obligaciones anteriores, llegando a un nuevo acuerdo en junio de 1944. Este le garantizaba a España otro millón de toneladas de trigo y productos agrícolas. A cambio, Madrid se comprometió a enviar 80 000 toneladas de hierro y acero. Sin embargo, hacia 1945 las relaciones comerciales eran difíciles. Por un lado, los españoles aumentaban el precio del acero de manera excesiva (la producción era menor por falta de energía), y

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el índice de embarques a la Argentina disminuía. Paralelamente, abundaban los retrasos de los envíos de cereales y carnes a causa de las inclemencias climáticas, escasez de combustibles para el transporte de los productos a los puertos y por los conflictos laborales con los obreros portuarios. Los años 44, 45 y 46 fueron años de grandes sequías en España, y el rendimiento agrícola se redujo en más de un 30%. El pan fue racionado a 100-150g por día, y el suministro de agua a Madrid se interrumpía de 16 a 19 horas. Restricciones similares se aplicaban a la corriente eléctrica. La industria, supeditada a la fuerza hidroeléctrica, también sufría. Las exportaciones minerales en España no aportaban suficientes divisas, ya que los precios en el mercado mundial habían sufrido una reducción. La situación de España a comienzos de 1946 era muy difícil y los gobiernos español y británico temían un estallido social. Son numerosos los artículos que aparecen en el ABC sobre el problema alimentario. Como ejemplo, citamos el editorial del ABC del 4 de abril de 1946, pág. 7, o bien el artículo del 9 de abril de 1946, pág. 43, titulado Trigo o ataúdes. El Papa pronuncia en ese momento una alocución sobre la crisis mundial de alimentos64. Estos artículos hablan de la Argentina y de sus problemas, pero no con el fin de informar a la población sobre la situación en aquel país, sino con el punto de vista interesado de un gobierno que percibe incertidumbre en la situación política de su principal proveedor de alimentos. En efecto, la sequía en Argentina hubiera significado menos excedentes de cereales para la exportación. Otro ejemplo es la escasez de combustibles refinados en la Argentina, lo que llevaba a no poder transportar la cosecha y a quemar maíz o lino65. Madrid pide entonces a Londres que interceda ante Washington para que venda petróleo a la Argentina con miras a mejorar su sistema de transportes y “(...) para que no se quemen frutos tan preciados”. El problema alimentario es tratado dos meses después, en un artículo titulado “Declaraciones de Perón”, hechas frente a corresponsales extranjeros66, en las cuales Perón subraya

64

ABC, 5 de abril de 1946, págs 15-16

65

ABC, 9 de abril de 1946, pág. 23

66

ABC, 22 de junio de 1946, p. 13

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“(...) los esfuerzos extraordinarios para remitir la mayor cantidad de alimentos, pero cifrando estos anhelos no sólo en buenos deseos, sino en las posibilidades que permitan las crisis de los transportes, caucho, y combustible.(...)”

Junto a los graves problemas económicos y de abastecimiento de alimentos, España luchaba por el reconocimiento internacional, tanto a nivel bilateral como en la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la que había sido excluida. La frontera con Francia había sido cerrada. Precisamente en esa coyuntura histórica, tan crítica para el gobierno de Franco, el gobierno español recibió con optimismo la victoria peronista en las urnas argentinas el 30 de abril de 1946, ya que el gobierno militar saliente estaba dirigido en gran medida por el presidente electo, Juan Domingo Perón. La Argentina garantizó a España un crédito de 30 millones de pesos para que comprara cereales argentinos. La noticia fue dada a conocer sin grandes titulares por el ABC67. Los términos del crédito apenas se mencionan, en cambio se subraya: “(...) el acto constituyó una manifestación más de la grande y sincera amistad que une a los dos pueblos (...)”

La baja importancia que le otorga el ABC a la noticia de que en España no faltarían alimentos, no se condice con la significación de la noticia. La decisión argentina no sólo había salvado a un régimen. Había salvado a la población.

2.9 El Acuerdo de Octubre de 1946 La llegada de Perón a la Casa Rosada68 simboliza el comienzo de una nueva fase en las relaciones económicas entre ambos países. En junio de 1946, Perón promete al almirante Moreno, jefe de la delegación española a la ceremonia de asunción del mando, que ayudaría a España y se publicaron informes sobre un acuerdo económico que sería convenido entre ambos países. Estos anuncios bastaron para suscitar protestas en los sectores antifranquistas de Buenos Aires69. El acuerdo comercial y de pagos con la Argentina era valioso para el gobierno de España, tanto política

67

ABC, 17/05/1946, p. 17

68

Casa de Gobierno.

69

REIN, op.cit., p. 83

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como económicamente. Ante las protestas de los “elementos hostiles” al tratado, la embajada española exigió a las autoridades la adopción de medidas para suprimir la campaña antifranquista. Finalmente, la delegación española encabezada por Tomás Súñer (subsecretario del Ministerio de Asuntos Externos) suscribió el tratado comercial y de pagos entre ambos países. El acuerdo se firmó en la Casa Rosada y contó con la presencia del general Perón y del ex-presidente Farrell70. El alto interés que la Argentina asignaba al tratado se puede percibir al notar que el tratado se firmó en la misma Casa Rosada y no en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería71 argentina, como corresponde a tratados comerciales de ese nivel72. El acto no sólo fue transmitido por radio en toda España, también fue integralmente reproducido en el periódico ABC, y fue filmado como noticiero para su distribución cinematográfica. Los términos del acuerdo le permitían a España contar con los medios que necesitaba para continuar comprando alimentos. La Argentina se comprometió a venderle trigo y maíz (tomando en cuenta el volumen del excedente de las exportaciones argentinas), carne, aceite comestible, legumbres, huevos y otros productos. Por su parte, España se comprometió a exportar palanquilla, chapa negra, plomo, corcho, papel para cigarrillos, maquinaria agrícola e industrial, motores eléctricos y combustible. Asimismo, se avino a construir en sus astilleros barcos para la Argentina. Otro punto tratado – y de suma importancia para la Argentina – fue que España no opondría ningún obstáculo a la emigración de españoles para aquel país, ni siquiera a la emigración de obreros especializados. La cláusula 25 mencionaba el derecho a establecer zonas francas para la Argentina en puertos españoles, desde donde podría vender sus mercaderías en Europa y en la región del Mediterráneo. Desde el punto de vista político, el acuerdo fue de suma importancia para España. Disminuyó el riesgo de que el régimen de Franco se desplomara a causa de problemas económicos, especialmente por la escasez de alimentos. La asistencia argentina fue igualmente de importancia al ayudar a desbaratar las exhortaciones a la aplicación de un boicot económico contra España, lanzado por

70

ABC, 31 de octubre de 1946, págs 15-16

71

En la diplomacia argentina, el Canciller es el Ministro de Relaciones Exteriores.

72

ABC, 5 de noviembre de 1946

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varios países, y fomentadas incluso desde las Naciones Unidas. Las sanciones económicas contra España serían inútiles mientras continuara la conexión hispanoargentina. En cambio, para la Argentina, el acuerdo no aportaría beneficios.

2.10 Perón y la Hispanidad Durante sus primeros días de gobierno, Perón enarboló la bandera de la Hispanidad. El ABC recoge frecuentemente este punto de vista en las noticias provenientes de la Argentina. Así, en octubre de 1947, en ocasión del Día de la Hispanidad, el ABC transcribe partes textuales del discurso pronunciado por Perón ante la Academia Argentina de Letras73 “(...) Yo quiero proclamar en este acto mi profunda adhesión a los valores espirituales que nos vienen de la tradición hispánica (...)” “(...) Tenemos mucho de común que defender: unidad de origen, unidad de cultura, unidad de destino, unidad de religión. Vivimos hermanados por un vínculo de cultura y de historia. Y esta identidad debe impulsarnos a una empresa universal, que, desbordando los límites geográficos, integren la verdadera unidad espiritual de los pueblos hispanos. (...)” “(...) sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos. Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma imponderable que hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser por nuestro origen y nuestro destino. (...)”

Este retorno al legado de la Madre Patria no era una novedad en la tradición intelectual argentina. Desde comienzos del siglo XX, es posible encontrar voces entre los nacionalistas de la extrema derecha que reclamaban forjar la identidad mediante un regreso al seno de la hispanidad y del catolicismo. Esta corriente no fue exclusivamente argentina. A lo largo del siglo XX puede vislumbrarse en todos los países de América Latina la búsqueda por modelar la identidad nacional: una identidad destinada a crear integración social y solidaridad a nivel del país, y al mismo tiempo prepararlos para enfrentar los problemas del desarrollo y la modernización.

73

ABC, 14 de octubre de 1947, págs 15-17

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Los países hispanoamericanos esperaban también de esta manera salir de la situación de dependencia económica y contrarrestar la creciente presencia estadounidense en todo el continente. Mientras países como México o Perú evocaban el remoto pasado étnico indígena, un pasado notable y glorioso, en la Argentina no existía esa posibilidad. Para los próceres que crearon la Nación argentina, quienes rechazaban todo cuanto se relacionara con el período colonial, los indígenas y los gauchos no eran sino símbolos de la barbarie y un obstáculo al desarrollo de la civilización moderna en el país. La falta de una tradición indígena impulsó a la Argentina a una admiración exagerada de la cultura europea, principalmente francesa y anglosajona; su escasa densidad demográfica condujo a la adopción de una política inmigratoria. Al acceder al gobierno, Perón adoptó una política que tenía por objetivo poner fin al carácter semicolonial que tenía la economía argentina, garantizando así la independencia nacional. Esta política consistía en un programa de industrialización, la liquidación del dominio extranjero en las áreas del transporte y de los servicios públicos, el desarrollo de la marina mercante, etc. Junto a la búsqueda de la independencia económica, Perón buscó reducir la dependencia cultural que caracterizaba las relaciones con Gran Bretaña, Francia, y los Estados Unidos. Por lo tanto, Perón adoptó una estrategia cultural que pretendía conjugar el legado hispánico, el catolicismo y la cultura indígena como elementos centrales de la conciencia nacional. Al adoptar la Hispanidad, se buscaba un origen común para un país caracterizado por la inmigración, y con una componente italiana al menos tan importante como la española. Las relaciones económicas y políticas del gobierno de Perón con la España nacionalista fueron acompañadas con abundantes palabras sobre las raíces hispánicas. Durante los primeros años de gobierno, el régimen intentó crear una ecuación según la cual la oposición al vínculo con España equivalía a una traición a la nacionalidad argentina. La hispanidad, por lo tanto, sirvió de motivo pero también de justificación ideológica central para mantener los vínculos con el franquismo, una justificación que recibió amplia publicidad en España y llegó a transformarse en un instrumento apropiado para los fines de la propaganda de Hispanidad del régimen de Franco. Las propias palabras de Perón sirven para ilustrar esta política. En el ABC del 14 de octubre de 1947, el cronista resume el discurso de Perón del 12 de octubre: (...) Por mi parte, me he esforzado en resguardar las formas típicas de la cultura a la que pertenecemos elaborando un plan de acción (...) que tiende, ante todo, a cambiar la concepción materialista de la vida por una exaltación de los valores espirituales. (Ovación enorme). Precisamente esa posición, esa contraposición, en que materialismo y espiritualidad constituyen la ciencia del Quijote (...) De ahí la universalidad de

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Cervantes, a quien, sin embargo, es preciso identificar como genio auténticamente español, al que no puede concebirse como no sea en España. España y el hispanismo representan la más prodigiosa acumulación de ideales. (...) Tenemos mucho de común que defender: unidad de origen, unidad de cultura, unidad de destino, unidad de religión. Vivimos hermanados por vínculos de cultura y de historia. Y esta identidad debe impulsarnos a una empresa universal, que, desbordando los límites geográficos, integren la verdadera unidad espiritual de los pueblos hispanos. (...)”

El ABC aprovecha el tema de la Hispanidad para la propaganda interna. De esa manera, el 25 de mayo, fiesta nacional argentina, aparece una serie de artículos74, en los cuales se resalta “la democracia como legado de España”, contrapuesta al comunismo “de los pueblos desventurados que gimen bajo el signo totalitario, intransigente y feroz, de la hoz y el martillo.”

El ABC prosigue diciendo: “(...) mientras centenares de millones de hombres sufren y sucumben bajo la férrea inhumana tiranía soviética, es oportuno recordar que fue España que constituyó las primeras democracias de la Edad Moderna (...)”

El texto continúa explicando que España era la escuela de las libertades políticas en América, y dando un breve resumen de la historia de las instituciones argentinas desde la Colonia hasta el estado actual. La Hispanidad no fue aceptada por todos los sectores de la sociedad. Esa concepción de la Hispanidad confería preeminencia a España sobre las repúblicas hispanoamericanas. Mientras existieron fuertes lazos económicos y políticos entre ambos países, la política oficial sofocó las reticencias inspiradas por la tesis de la Hispanidad. Pero ya en 1955, cuando las relaciones económicas se paralizaron, por un lado en la Argentina los detractores de la Hispanidad pasaron a la ofensiva, y por el otro, España había mostrado falta de interés por el quehacer argentino y su historia. El concepto de la Hispanidad se desmoronó para ambos. Los tiempos han cambiado. Luego de las protestas suscitadas sobre la conveniencia de festejar el Quinto Centenario del Descubrimiento de América, hay una corriente revisionista de la historia y de las relaciones internacionales que habla en términos de naciones hermanas y no ya de Madre Matria. Esta

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ABC, 25 y 26 de mayo de 1946

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corriente no sólo afecta a pensadores de izquierdas, sino incluso a los de derechas. En la revista ultra-católica Arbil75, un artículo describe claramente este cambio de punto de vista: La España actual es una entre los pueblos hispánicos, tan hija de la España progenitora, como pueden serlo Ecuador o Venezuela. La Madre Patria de que hablan con tanto amor como respeto hispanoamericanos y filipinos, es también la madre de nuestra España, a la que solo corresponde, por razón de su mayorazgo, la custodia y no la propiedad de los viejos papeles de familia. El centro de gravedad de los pueblos hispánicos, su nivel, no esta aquí ni allá, en Europa, en América o en Oceanía, esta en aquel grupo de hombres que representen, en cada instante, de un modo más fiel, exacto y preciso, los ideales de la Hispanidad.

2.11 Los aniversarios de 1947 vistos por el corresponsal del ABC Para terminar con el análisis del período 1945-1946, mencionaremos dos aniversarios, el 4 de junio de 1947 (primer aniversario de la asunción al poder de Perón), y el 17 de octubre de 1947, segundo aniversario de la manifestación en la Plaza de Mayo. Con respecto al primero de ellos, el ABC no realiza un inventario del primer año de gobierno76. En cambio, menciona los festejos realizados en Buenos Aires, festejos que coincidieron con la noticia de la renuncia de Spruille Braden, Director General de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. La noticia fue anunciada por los altavoces a la muchedumbre concentrada en la Plaza de Mayo; Braden fue presentado como el enemigo número uno del régimen peronista. También resulta significativo que Perón, quien había llegado al poder de manera democrática a través de las urnas, ordene festejos para un golpe de estado, el aniversario de la Revolución Nacional del 4 de junio. En efecto, hablar de la Revolución Nacional de 1943 y de su política nacionalista es un mensaje destinado a poner en relieve sus intenciones de independizarse de los Estados Unidos. El aniversario coincide asimismo con los preparativos del viaje a Europa y España que prepara Eva Duarte, esposa de Perón. La conmemoración de ese segundo aniversario del 17 de octubre también fue festejado con una gran concentración en la Plaza de Mayo77. El corresponsal Mariano Daramas

75

Revista ARBIL, número100: “Algunas cuestiones sobre la Hispanidad”. Firmado con las iniciales DBPL. ISSN 1697-1388.

http://www.arbil.org 76

ABC, 6 de junio de 1947, pág. 12

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ABC, 19 de octubre de 1947, pág. 18

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describe el ambiente festivo de la plaza, la cual es comparada con la Puerta del Sol y la Plaza Oriente. El corresponsal recuerda a los lectores el motivo de tal manifestación en estos términos: “En tal día como hoy, volvió al Poder el coronel Perón para optar a la Presidencia de la República y reñir y ganar una batalla contra el Departamento de Estado de Norteamérica”

El corresponsal hace notar también que “(...) entre los descamisados, ninguno aparece mal vestido (...)”

Por último, y de manera sutil, el corresponsal habla de la violencia ejercida hacia el periódico La Prensa (que acaba de sufrir apedreos a causa de su oposición al régimen). Deja entrever que el diario se ha buscado los problemas, que esa violencia no es sino una reacción natural de la gente, y agrega: “El blanco y el azul de la enseña nacional se estremecen por doquier al aire friolento de una tarde primaveral. Sólo el edificio adyacente de La Prensa – diario que, por cierto, festeja el LXXVIII aniversario de su fundación – se atreve a abrir un claro en este bosque de insignias, carteles y banderas. De tal suerte, que no contentos con apedrear al inmueble y hacer añicos sus cristales, grupos compactos tratan de irrumpir violentamente en él. Es menester que el vigoroso servicio de orden emboque el cornetín y dé varias cargas para que los manifestantes despejen la calle”

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3 Capítulo III (1954-1955): La caída

3.1 La situación española en 1955 A mediados de los años 50, España se fortalecía económicamente. Los signos de recuperación económica se hicieron evidentes en 1951-1952, ya que dos años de lluvias abundantes estimularon a los sectores agrícola y de energía hidroeléctrica. Ya no hizo falta imponer el racionamiento de pan, azúcar, carne y aceite de oliva. Durante esos dos años, hubo que gastar menos divisas en la importación de cereales y víveres, mientras que simultáneamente hubo un incremento en la importación de materias primas y bienes de capital, esenciales para impulsar la productividad industrial, así como también aumentó la importación de fertilizantes y maquinaria agrícola, esenciales para incrementar el rendimiento. Fue fundamental el acercamiento a los Estados Unidos, fruto del comienzo de la guerra de Corea (junio de 1950). En ese período, España comenzó a disfrutar de créditos americanos. En 1953, España sufrió otra sequía, y de nuevo se vio forzada a gastar divisas para importar trigo y evitar el racionamiento. Casi un quinto de esas importaciones era de origen norteamericano. Este acercamiento a los Estados Unidos y su distanciamiento en las relaciones con la Argentina queda reflejado en el ABC a través de la importancia y la frecuencia de noticias relacionadas con ambos países. La posición de España frente a otros países, también continuó mejorando. Después de que la Asamblea General de las Naciones Unidas revocara el boicot diplomático en noviembre de 1950, los embajadores de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos llegaron a Madrid y se hicieron cargo de sus funciones. España fue admitida en varias organizaciones internacionales, tales como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional de Aviación Civil, la Unesco (1952) y finalmente la ONU en diciembre de 1955. Así, a principios de 1955, las noticias de la Argentina que aparecen en el ABC, se destacan por su intrascendencia: visitas de delegaciones universitarias, incendios forestales78, un motín en una

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ABC, 6 de enero de 1955

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prisión79, o giras de artistas argentinos. No hay actividad diplomática argentina en Madrid. El nombre de Juan Perón aparece una sola vez en todo el mes de enero80, sólo para aparecer acusado de acoger elementos masónicos y marxistas en su gobierno. La llegada de un nuevo cónsul argentino, Sosa Perón, pariente lejano del Presidente, nos sugiere el nepotismo del régimen. En efecto, en esa época, los cargos de responsabilidad eran asignados no por méritos, sino por fidelidad al régimen. En cambio, las ásperas relaciones entre el gobierno argentino y la Iglesia Católica son ampliamente cubiertas, tanto en la columna política como en las noticias relativas al culto católico, como veremos en detalle más adelante. Paralelamente, la actividad diplomática estadounidense en España es intensa. Hay un embajador norteamericano en Madrid81, y el diario publica la lista de naves de la Flota estadounidense que visitarán puertos españoles. El 7 de enero82, el ABC publica in extenso la traducción del discurso del presidente Eisenhower. La explicación probablemente esté en el ejemplar del 6 de enero: la diplomacia española toma como nuevo foco de atención la lucha contra el comunismo. El ABC informa83 que la población comunista del mundo se eleva a 800 millones de seres, que: “(...) sin el dominio del Mediterráneo, las fuerzas occidentales podrían mantener escasísimo tiempo sus posiciones en el corazón de la Europa central (...)” “(...) el optimismo para el futuro se mantendrá solamente a condición de que la Europa no esclavizada al comunismo, se arme hasta los dientes (...)”

El artículo recuerda que: “(...) los planes defensivos europeos, la potencia aérea, será el factor dominante como moderno conducto de guerra (...)”

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ABC, 9 de enero de 1955

80

ABC, 20 de enero de 1955

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ABC, 4 de enero de 1955

82

ABC, 7 de enero de 1955, págs. 15-18

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ABC, 6 de enero de 1955, pág. 23

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En efecto, en agosto de 1953 se había firmado una acuerdo bilateral por el cual, a cambio de ayuda económica norteamericana, los Estados Unidos recibían cuatro bases aéreas en territorio peninsular (Torrejón de Ardoz, Sevilla, Zaragoza y Morón de la frontera) y una base naval en Rota. En esa lucha contra el comunismo, los Estados Unidos no son la potencia que la despojara de las últimas colonias medio siglo atrás, ni el enemigo ideológico de la Segunda Guerra Mundial, sino un aliado de gran peso, como lo demuestran las delegaciones intercambiadas, los viajes de altos funcionarios y hasta la presencia de un almirante español en las maniobras de la Sexta Flota84. El dinero norteamericano no sólo proporcionó víveres, sino también medios para adquirir bienes de capital, e inversiones. El propio diplomático argentino D. José Arce, en visita privada a Barcelona, reconoce que España es el mejor aliado en Europa de los Estados Unidos85. Como premio a esa lealtad, el 26 de enero España es admitida como observador en la ONU86, paso previo a su admisión como miembro plenario. Es una gran victoria diplomática española, pero también es una derrota de la diplomacia argentina, que se ha hecho suplantar en menos de diez años por la diplomacia estadounidense. Lejos estamos de los tiempos de 1946, en los que, para poder encontrar a un homólogo extranjero, los diplomáticos españoles utilizaban la embajada de Buenos Aires; o bien de los tiempos en los cuales la Argentina defendía la causa española en la ONU. El 11 de enero, el ABC informa que los Estados Unidos piden una política económica interamericana con la liberalización de tarifas aduaneras que hiciera posible intensificar el intercambio comercial, una reducción de impuestos sobre beneficios para las compañías americanas con inversiones en el exterior. Desde 1945, los Estados Unidos habían ejercido presiones e influencia sobre la región. Ahora, su dominación es económica. Mientras tanto, mientras que el crédito de la Argentina y sus embarques de víveres en 1946 habían sido vitales para la perennidad del régimen franquista, objetivamente no hubo contrapartida para el régimen peronista. En el próximo capítulo analizaremos más en detalle este punto.

84

La Flota del Mediterráneo

85

ABC, 25 de febrero de 1955, pág. 25

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ABC, 26 de enero de 1955, pág. 25

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3.2 La situación argentina en 1955 A principios de 1953, la situación económica y social en la Argentina había empeorado. Un plan de austeridad en 1952 frenó una peligrosa tendencia inflacionaria que roía todo tipo de ahorro y provocaba inversiones especulativas a corto plazo. El segundo Plan Quinquenal (diciembre de 1952) preveía inversiones en distintos rubros, pero no se dirigía a las bases del sistema productivo. Tres años consecutivos de sequías, de 1949 a 1951, dañó las exportaciones, la balanza comercial y las reservas de divisas. El fracaso de las cosechas de trigo y maíz en 1951 obligó a la Argentina a importar cereales desde Brasil y Estados Unidos – fue la primera vez en la historia de la República que la Argentina se veía obligada a importar trigo. El ABC, a través de EFE, da cuenta regularmente de la producción agraria argentina y de los excedentes disponibles para la exportación. Esta vigilancia no es inocente, sino interesada. Recordemos que según los tratados comerciales suscriptos entre ambos países, la venta de productos agropecuarios a España estaba supeditada a la existencia de excedentes. Así, podemos ver como ejemplo el ABC del 5 de agosto de 1955, pág. 32, a través de la agencia EFE, se informa de una sequía veraniega en Argentina, sequía que había producido una reducción en la producción de maíz, la cual a su vez tenía influencia sobre la disponibilidad de carne porcina. También se informa que: (...) cabe suponer que los ingresos deben haber disminuido en similar proporción que el volumen físico de las exportaciones. En cambio, existe la impresión de que las importaciones mantienen un ritmo más elevado que en 1954.”

En una situación adversa, y con las reservas evaporándose, el crédito exterior era cada vez menos asequible, y el Estado no podía realizar inversiones significativas. Desde el punto de vista de las materias primas, la Argentina sufría de una creciente dependencia de insumos industriales y de combustibles. Además, el retraso de la reposición de maquinarias y de la indispensable modernización de la infraestructura vial, de comunicaciones y transporte constituía un déficit cada vez más pesado, traducido en baja productividad y una caída en la calidad de vida de los habitantes.

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Sin embargo, el gobierno podía exhibir algunos logros en el sector de las materias primas: desde 1950 se producía formaldehído, se construían aviones nacionales a reacción87, y automóviles en pequeñas series desde 1951. Una planta petroquímica se había instalado en Santa Fe, y desde 1952 se producía tolueno sintético. En 1953 se construyó el buque más grande de América latina, en astilleros argentinos. El sistema económico del peronismo, con su complejo mecanismo de permisos de importaciones y tipos de cambio preferenciales, posibilitaba maniobras que crearon suculentos negociados y enriquecimiento clandestino de funcionarios. Juan Duarte, hermano de Evita y secretario privado de Perón desde 1946, se suicida en 1953, acusado de estar involucrado en un negociado relacionado con la escasez de carne que afectaba a los consumidores. En abril de 1953, durante una manifestación de adhesión al presidente luego de ese suicidio, un grupo de opositores colocó bombas entre la multitud. Enfurecidos por el atentado, una parte de los manifestantes incendió el Jockey Club, club tradicional y centro de reunión de las clases altas porteñas. Los manifestantes destruyeron además sedes partidarias de los partidos opositores, como el radicalismo, el socialismo y el conservadorismo, todo ello ante la pasividad policial. Las universidades, la entidades deportivas y culturales, la educación en absolutamente todos los niveles, la prensa, la radio, la incipiente televisión, eran instrumentos de la propaganda oficial y nada escapaba al atento control de la censura. Las relaciones políticas entre España y la Argentina habían comenzado a deteriorarse desde fines de 1952. El general Oscar Silva, embajador argentino ante Madrid desde 1950, abandonó Madrid y ningún embajador argentino lo reemplazó hasta mediados de 1955. Muchos factores ayudaron a crear discrepancias entre ambos países; crisis personal en la relación Arulza88 - Perón, conflicto personal entre Manuel Aznar, el embajador español de 1952 a 1955, con Remorino, canciller argentino, ataques antifranquistas en la prensa argentina, pero el corazón del conflicto hispano-argentino fue la disputa económica de los diferentes acuerdos comerciales.

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Es preciso relativizar estos logros aeronáuticos. Los motores de los reactores Pulqui I y Pulqui II eran de fabricación

inglesa, y el equipo de ingenieros alemanes que había dirigido el proyecto abandonó el país poco tiempo después. 88

Sobre José María de Arulza, ver: 3.5 El fin de la Hispanidad

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Finalmente, a comienzos de 1955 se obtuvo cierto progreso en las conversaciones económicas hispano-argentinas, luego de que la Argentina estuviera dispuesta a hacer concesiones en la cotización de la peseta-dólar, a la reclamación de intereses por los saldos de pesetas en los años transcurridos, de aceptar suministrar el hierro necesario para construir los barcos. En los meses de abril a junio de 1955, una delegación española estuvo negociando en Buenos Aires. El ABC informa someramente sobre estos encuentros y augura la firma de la reanudación del pacto comercial en un breve lapso. Pese a que el viaje de la delegación es seguido de cerca (números del 11, 16 y 17 de febrero, y del 1, 5 y 9 de abril) y que el ABC informa del viaje de los negociadores, en ningún momento el lector del periódico es informado de qué es lo que se negocia. Finalmente no se llegó al acuerdo, tanto por motivos económicos como políticos. España tenía la creencia de que el futuro del régimen peronista era incierto. Es en este difícil contexto económico e internacional que se produciría la caída de Perón.

3.3 Las relaciones entre Perón y la Iglesia en 1955 La indisimulable simpatía de la iglesia hacia Perón en 1946 evolucionó hacia una neutralidad que fue adoptando tonos más críticos a medida que el régimen acentuaba sus características coactivas. A lo largo de 1950, ya había habido tensiones entre el régimen y la iglesia. El conflicto se centraba en el plan (nunca llevado a cabo) de legalizar la prostitución, la cual había sido proscrita en 1933. El ministro de Salud Pública, Ramón Carrillo, había abogado por el establecimiento de burdeles legales supervisados por el Estado, para combatir las enfermedades venéreas. La iglesia se opuso y la idea se desvaneció. A la iglesia no le agradaba tampoco la cada vez mayor intromisión del Estado en sus campos de actividades tradicionales: caridad, bienestar, educación, así como tampoco el monopolio asumido por Perón como intérprete exclusivo del significado social del "verdadero cristiano". Tras la muerte de Evita, el gremio de obreros de la alimentación pidió al Papa la inmediata beatificación y canonización de Evita. Al Vaticano sólo se le pedía que confirmara la decisión que el pueblo ya había adoptado. La decisión de dejar el cadáver de Evita en una sala de la CGT hasta la construcción de un mausoleo en vez de ser sepultada en la iglesia de San Francisco, fue interpretada por el movimiento peronista como una victoria de la tendencia laica y secular sobre la religiosa. La decisión sorprendió y decepcionó a la jerarquía religiosa local.

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En octubre de 1952, en un discurso frente a los interventores del partido peronista en las distintas provincias, Perón comparó al Movimiento Peronista con el cristianismo primitivo y se presentó como su líder que quería dejar detrás de sí a millones de fieles para diseminar la doctrina justicialista. También circulaban rumores de que Perón se asesoraba a menudo en lo de un médium espiritista brasilero, y que era aficionado a la astrología. El punto culminante de la crisis llegó a fines de 1954, cuando algunos laicos de tendencia demócrata cristiana formaron grupos de estudio con la idea de formar en un momento propicio un partido político no oficialista. También comenzaron a formarse asociaciones obreras católicas. Estos movimientos, por medio de la religión y reformas sociales avanzadas, tendrían la fuerza suficiente para quitar poder al partido gobernante. Perón, quien por su parte no ignoraba que en los medios católicos eclesiásticos se criticaban sus costumbres y relaciones, informado por los servicios de informaciones, creyó descubrir conspiradores. El justicialismo de esa época, esencialmente totalitario detrás de una fachada de normalidad democrática, no podía aceptar como rival a una institución independiente y con suficiente fuerza e influencia para obstaculizar su pleno control de la sociedad. En este sentido, perón no se equivocaba, como lo demuestra un artículo del ABC del 30 de julio de 1955, que en su página 21 reproduce un artículo del enviado especial Ramón Garriga y que comenta que los católicos argentinos, a través de la Junta Promotora Nacional del Partido Demócrata Cristiano habían manifestado su programa político y que "(...) no se trata de intentos esporádicos surgidos al amparo de las circunstancias. Puede decirse que estos movimientos existían hace tiempo y que aprovechan ahora la situación presente para dar organización a lo que de hecho ya tenía vida (...)"

En octubre de 1954, Perón lanzó un ataque contra la iglesia, sin prever su resultado. Acusó públicamente a algunos obispos y sacerdotes de sabotear la obra de su gobierno. Habló sobre intentos de infiltrarse en los sindicatos obreros, en los gremios profesionales y en las asociaciones de estudiantes. Reprobó en particular a la Acción Católica. A partir del ataque verbal de octubre de 1954, el estilo anticlerical se convirtió en política antirreligiosa. Los dirigentes sindicales de origen izquierdista se entusiasmaron con la idea de hacer de "los curas" los responsables del malestar reinante, en efecto, se atravesaba un período de un sustancial declive en el apoyo activo de las masas al régimen. En el transcurso del año 1954, cada vez menos gente venía a ovacionar a Perón en los actos públicos, y más gente participaba en huelgas de protesta contra la política del gobierno.

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Perón puso en marcha un mecanismo imposible de detener una vez lanzado: unió a todos sus opositores detrás de la Cruz. En diciembre de 1954, en un discurso a la Asamblea General de la CGT llamó a sus adeptos a salir a las calles y castigar a los "muñecos clericales", enemigos del pueblo. Habló de una conspiración religiosa para derribar al régimen y afirmó que sus enemigos "se disfrazaban de sacerdotes" Tanto en noviembre como en diciembre de 1954, la prensa española comentó con mucha amplitud la confrontación entre el gobierno de Perón y la iglesia. Cabe recordar que la Iglesia Católica era un pilar central del régimen franquista, y que todo ataque contra ella sería irremediablemente mal recibido por la prensa española. Paralelamente a los ataques de Perón contra la iglesia argentina, la iglesia española gozaba de un status privilegiado y las relaciones entre Madrid y la Santa Sede eran excelentes. La iglesia y sus diversas organizaciones se contaban entre los partidarios del bando nacionalista a lo largo de la guerra civil, y habían proporcionado justificación ideológica a su cruzada contra "los rojos". La iglesia española había contraído una deuda de gratitud con el nuevo régimen surgido de la guerra, por haberla liberado de los "horrores" de la Segunda República. El Vaticano había reconocido al régimen franquista en 1938, y el sello de aprobación oficial fue dado en agosto de 1953 bajo la forma de un Concordato, suscripto un mes antes del acuerdo sobre las bases militares con los Estados Unidos. En esas circunstancias, fue natural la disconformidad del gobierno español frente al ataque de Perón contra la iglesia argentina. Esa disconformidad adquirió expresión en la prensa española, a pesar de que el gobierno pidiera a la prensa que se abstuviera de comentarios hostiles a Perón. Se prohibió la publicación de editoriales contra el gobierno de Perón, aunque sí se publicaron informes sobre el conflicto y se citaban las declaraciones de dignatarios eclesiásticos, y las cartas pastorales que eran leídas en las iglesias de la Argentina, o los editoriales del diario católico El Pueblo. Tampoco se publicaron los editoriales anticlericales de la prensa peronista. Hemos encontrado varios ejemplos de esa política de informar sin atacar explícitamente al régimen peronista en el ABC. Durante los meses de enero y febrero de 1954, por ejemplo, en pleno conflicto, hemos encontrado muchas noticias sobre la iglesia argentina, pero no en la sección

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política, sino en la sección Culto Católico. De esa manera, el diario conseguía expresar su desacuerdo sin violar las consignas de la censura. Tanto Franco como Artajo previnieron a Perón por vías extraoficiales que corría el riesgo de perjudicarse a sí mismo en su acometida contra la iglesia. Pero ya era demasiado tarde. En enero de 1955, la agencia de noticias EFE publicó en el ABC párrafos formados por el padre Caprile, extraídos de un artículo aparecido en la revista Civilla Católica, editada por la Compañía de Jesús. En él, el autor afirmaba que "existe la impresión de que alrededor del presidente, e incluso muy cerca de él, trabajan influencias de naturaleza anticlerical, masónica e incluso marxista, que aprovechándose de circunstancias favorables, están llevando adelante sus planes de descristianización".

En una palabra, Madrid veía en el ataque a la iglesia, no un acto deliberado de Perón, sino una creciente influencia de los izquierdistas en el peronismo, influencias que se sumaban a la de los masones y los judíos. Estos pensamientos forman parte de la retórica en boga en los años 30. Se destacaba en particular la influencia sobre el canciller argentino Remorino, influenciado según Madrid por Jiménez de Asúa - un militante socialista español -; el Ministro del Interior Borlenghi, uno de cuyos ayudantes era el comunista español Francisco Galán, y el ministro de Asuntos Técnicos, Raúl Mendé, que contaba entre sus asistentes al anarquista español Abad de Santillán89. Despojándose de la cautela que suavizara sus informes a fines de 1954, la prensa española se puso en 1955 claramente de parte de la iglesia argentina y comenzó a publicar reportajes críticos enviados por sus corresponsales en Roma ante la Santa Sede, que citaban al Osservatore Romano, el órgano oficial de prensa del Vaticano. Así, el ABC del 5 de enero de 1955 da cuenta en la página 34 de la prohibición de la procesión anual en honor de San Nicolás de Bari, con arreglo a la nueva ley que disponía que todas las ceremonias religiosas debían celebrarse en el interior de los templos. En realidad, la ley estaba destinada a evitar manifestaciones antigubernamentales. El gobierno argentino derogó la ley de enseñanza religiosa que había sido en 1946 la tácita prenda del apoyo católico a Perón. Con ello, el gobierno esperaba fortalecer la peronización de la educación.

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REIN, Ranaan, op.cit. [REIN]

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También retiró el apoyo oficial a los institutos privados de enseñanza católicos, muchos de los cuales fueron clausurados por falta de apoyo financiero90. Por otra parte, los sacerdotes que enseñaban en las escuelas públicas fueron suspendidos de sus cargos y reemplazados por maestros o funcionarios públicos, que actuaban como "consejeros morales"91. El ABC publicó varias cartas del episcopado argentino, con diferentes denuncias. Por ejemplo, el número del 24 de marzo de 1955, en su página 28, protesta por la prohibición de emitir programas en la radio o la televisión en los cuales aparezcan portavoces católicos. También denuncia la privación de la autonomía del Instituto dependiente del Consejo Superior de Educación Católica, destinado a formar profesores de primera y segunda enseñanza con título oficial. Uno de los puntos de mayor tensión, entre el gobierno argentino y la iglesia se produjo en mayo de 1955 cuando el Congreso sancionó una ley declarando la necesidad de reformar la Constitución justicialista de 1949 para establecer la separación de la Iglesia y del Estado. Según la oposición, esta medida era de paso una excusa para modificar la Constitución para permitir la entrega de una vasta comarca del sur argentino a un consorcio petrolero extranjero92. Toda esta serie de pequeñas tensiones que se iban acumulando a partir de 1950, y que aisladamente no hubieran tenido repercusión, se sumaron al creciente descontento de la gente, producido por el ambiente de violencia, de falta de libertad, pero por sobre todo, de deterioro económico. La campaña anticatólica convirtió a la iglesia en una trinchera para la oposición, la cual, al igual que la iglesia española, también se puso resuelta y públicamente de parte de la iglesia argentina. El ABC comparaba la persecución anticlerical en la Argentina con el trato que se daba a la religión en la Unión Soviética y que formaba parte de un plan para la formación de un estado totalitario y ateo93. ARGEN TINA SE CONVERTIRA EN “ESTADO TOTALITARIO Y ATEO”

90

ABC, 20/03/1955, pág. 36

91

ABC, 20/03/1955, pág. 36

92

La Constitución del 49 lo prohibía explícitamente.

93

ABC, 17/04/1955, pág 45

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Londres 16. El Catholic Times, al comentar la política argentina actual en relación con la Iglesia católica, dice que llevará a la formación de un estado totalitario y ateo. El periódico añade: “Comenzamos a ver los ataques a la Iglesia como parte de un plan y en una acción típicamente totalitaria la Iglesia es acusada de atacar al Estado.”

Nótese que no se trata de una noticia propiamente dicha, sino de las conjeturas de un editorialista de un periódico confesional que se edita a once mil kilómetros de Buenos Aires. También afirmaba que la influencia masónica y comunista en el liderazgo peronista crecía notablemente y criticaban el culto y la deificación de Perón y Evita, así como la obediencia total sin ningún tipo de resistencia94. (...) Durante casi diez años ha sido Perón el único en establecer la política a seguir y las decisiones que se debían adoptar. Los diputados y senadores no hicieron otra cosa que ratificar lo que quería el líder, sin oponer la menor resistencia (...).

El 11 de junio de 1955, durante la tradicional procesión del Corpus Christi, una inofensiva vuelta alrededor de la Plaza de Mayo se transformó en una manifestación de opositores, quienes vocearon estribillos antigubernamentales, los cuales fueron acusados de quemar una bandera nacional y de destruir una placa de Eva Perón. Para el gobierno, las manifestaciones habían sido organizadas por “oligarcas y sacerdotes rebeldes”95 . (...) Sin embargo, un locutor de la “radio” oficial ha dicho que los “ultrajes” fueron cometidos por enemigos políticos de Perón y no guardan relación con la manifestación católica. Pero la misma emisora ha dicho que la manifestación católica fue organizada por “oligarcas y sacerdotes rebeldes” (...)

Según declaraciones de Perón, los católicos planearon y ejecutaron la traición, y la iglesia católica era un “lobo con piel de oveja”96. PERON HABLA DE LA CUESTION RELIGIOSA EN LA ARGENTINA “Mi conflicto con la Iglesia – dijo – es una cuestión clerical y política y no religiosa”

94

ABC, 31/07/1955, pág. 53

95

ABC, 14/06/1955, pág 27

96

ABC, 15/06/1955, pág 37

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Buenos Aires 14. En un gravísimo discurso lleno de violentas declaraciones, el presidente Perón ha dicho que la Iglesia Católica es “un lobo con piel de oveja”, y ha prometido que su Gobierno la obligará a obedecer. Acusó a los católicos de “planear y ejecutar la traición” durante las manifestaciones de fin de semana, en las que resultaron veintidós personas heridas (...). (...) Hizo la acusación de que los dirigentes católicos han estado trabajando sistemáticamente contra su régimen desde 1943 en colaboración con la “oligarquía”, los enemigos acaudalados del peronismo. (...)

En los días sucesivos a la manifestación, el ABC cubrió ampliamente los sucesos y las diferentes investigaciones que se llevaban a cabo para buscar a los responsables, a través de la agencia de noticias EFE, de notas del corresponsal Ramón Garriga, y de los rebotes periodísticos del Osservatore Romano, el proceso que concluiría tres meses más tarde con la caída de Perón.

3.4 Perón y la prensa argentina en 1954-1955 Desde 1948 el gobierno peronista fue adquiriendo las radioemisoras privadas, lo que cerró a la oposición toda posibilidad de difundir sus críticas. Hasta julio de 1955 las ondas radiofónicas no habían transmitido ni una sola opinión opositora. Todas las radioemisoras estaban vinculadas a la secretaría de Prensa de la Presidencia de la Nación, y fueron una eficiente y abrumadora red de propaganda. En lo que se refiere a la prensa escrita, la política fue claramente la de controlar todas las publicaciones, y silenciar todas las publicaciones opositoras. En 1948 se clausuró el semanario socialista La Vanguardia, y el radical Provincias Unidas97. Hubo restricciones postales a la circulación de periódicos como La Prensa y La Nación, que además veían restringido el acceso a las cuotas de papel, lo que disminuía el tiraje y el grosor de sus ediciones. En 1950 se clausuraron más de un centenar de diarios opositores en el interior del país. En la capital, uno tras otro, la mayoría de los periódicos pasaron a funcionar bajo el control del régimen. Hacia

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Provincias Unidas del Sud fue uno de los primeros nombres de la actual Argentina durante las guerras de la

Independencia.

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fines de 1930 ya estaba montado un aceitado aparato de propaganda, coacción y represión. Dicho proceso alcanzó su apogeo en abril de 1951, cuando La Prensa fue expropiada a la familia Paz y transferida a la CGT, convirtiéndose en su vocero oficial. Esta expropiación tuvo repercusión internacional. Un efecto no previsto de la censura en los medios de difusión argentinos, fue que la España franquista se benefició, ya que todas las voces opositoras a Franco en Argentina perdieron acceso a aquellos medios. Pero durante ese mismo año 1950, los medios informativos bajo control peronista lanzaron una vigorosa campaña contra España y la imagen de Franco. Sólo a partir de los acontecimientos de julio de 1955 se logró romper la censura y la tutoría oficial de los medios informativos98, luego de que Perón, en un intento de pacificación, llamara a la oposición a participar en un gran debate: “[Los jefes de la oposición] quieren disponer libremente de las columnas de los periódicos y de los micrófonos de las emisoras de radio. No existe hoy en la Argentina una ley o una disposición que prohíba a la Prensa o a las radios privadas recoger las manifestaciones de los elementos de la oposición. Lo que ocurre, es que todas las empresas periodísticas o de radio son peronistas o neutrales, y no les interesa dar acogida a la oposición.” Radicales, socialistas, comunistas, etc. deben limitar su acción a la publicación de semanarios, que cuentan con escasos medios materiales. “Si se concede la libertad de expresión que pide la oposición, la política argentina entrará en una fase de agitación y de polémica como no se ha visto desde 1945. Y la agitación está reñida con la obra de concordia que ahora se quiere llevar a cabo”99

Paradójicamente, luego agrega que la censura es necesaria para la tranquilidad del país. Luego del discurso de Frondizi en julio de 1955, que marcó el comienzo del fin del monopolio de la propaganda oficial ya que fue difundido por radio en todo el país, el corresponsal del ABC reacciona con cautela. Incluso se puede decir que reacciona con extrema cautela. En efecto, el corresponsal del ABC en Buenos Aires se encontraba entre dos fuegos. No podía felicitarse de la apertura de los medios de difusión en Argentina, ya que hubiera podido ser

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Ver el discurso de Frondizi en el Cap. 3.6 ”La caída”

99

ABC, 22 de Julio de 1955, pág 19

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interpretada elípticamente como una alusión a la situación de la prensa española, más difícil, y que presentaba similaridades con la argentina: censura estatal, cuotas de papel, y autocensura. Tampoco podía criticar esa apertura, porque ello equivaldría a tomar abiertamente partido por el campo peronista, ya en franco declive. La cautela del corresponsal del ABC se ve reforzada por un debate contemporáneo entre el ministro de Información, Arias Salgado y el obispo de Málaga, Ángel Murcia, cuyo intercambio epistolar fue íntegramente reproducido en el ABC en el ejemplar del 13 de Marzo de 1955. El tema de dicho debate era la reforma que el ministro intentaba llevar a cabo, que culminaría con la Ley de Prensa de 1966. En efecto, la Ley de Prensa de 1938 ya era obsoleta en 1955, en la medida en que España había salido progresivamente del aislamiento internacional gracias a la Guerra Fría y que en el sector económico España avanzaba hacia una política más liberal al menos en lo económico, que beneficiaba a las clases alta y media. Tanto el ministro como el obispo coincidían en la aplicación de la censura, pero entre ambos había una diferencia ideológica de fondo: el ministro consideraba que la censura era una atribución del Estado, mientras que el obispo consideraba que hubiera debido ser ejercida por un ente independiente del Estado. Sin decirlo abiertamente, el obispo reclama esa función para la Iglesia, e incluso le atribuye a la Iglesia la paternidad de la censura. Es en ese contexto de luchas internas por el control de los medios en España, que comprendemos mejor la prudencia del corresponsal del ABC al reflejar los sucesos de Argentina.

3.5 El fin de la Hispanidad100 Mientras se mantuvieron lazos económicos y políticos estrechos entre los dos países, el discurso oficial rechazó la oposición que provocaba la concepción de Hispanidad. En efecto, esta concepción de Hispanidad confería a España la preeminencia sobre las repúblicas latinoamericanas, lo que no era de agrado de muchos. Cuando a mediados de 1947 llegó a Buenos Aires el nuevo embajador español José María de Arulza, se percató de que los asuntos relacionados con su país no eran particularmente populares. Esto lo

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REIN2:, op.cit., capítulo sexto: “El nacionalismo peronista y el legado hispánico”,

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explicó debido a los múltiples esfuerzos de la Argentina desde la proclamación de su independencia por acentuar su individualidad. También Arulza debió tener en cuenta las olas de inmigrantes europeos no-españoles que llegaron a fines del siglo XIX y ayudaron a reducir la influencia española. En efecto, hacia el primer tercio del siglo XX, la inmigración desde Italia había sido mayor que la proveniente de España, lo que aumentó la declinación de la influencia hispánica. Un tercer factor enfatizado por Arulza era le posición de la vieja oligarquía económica y política, la cual a pesar de que muchos de sus miembros eran de origen español, desde el punto de vista cultural su orientación era francesa. Cuando la influencia gala comenzó a decaer, a fines de los años 30, su lugar fue ocupado en gran medida por una orientación anglosajona. En cuanto a la oposición política a la dictadura de Franco, ésta era amplia y abarcaba tanto círculos opositores a Perón como sectores dentro del bando peronista. Un destacado papel en la generación de la atmósfera antifranquista en la Argentina cupo a los vascos y a los exiliados republicanos, que llegaron durante y después de la guerra civil. En la década del cincuenta, las relaciones entre Madrid y Buenos Aires comenzaron a oscilar de una crisis a otra. Sobre este trasfondo, las expresiones de disgusto por la cooperación con España fueron en aumento. El año 1950, primer centenario de la muerte del General San Martín, fue declarado Año del Libertador en la Argentina. La prensa española ignoró el hecho, lo qua causó disgusto en Buenos Aires. En 1951, un comunicado del embajador español en Washington subrayando el significado espiritual del Descubrimiento y la Conquista de América fue altamente criticado por diarios argentinos, quienes atribuyen el comunicado como un deseo de asumir el tutelaje de América Latina. Los peronistas recomendaron a los españoles que se concentraran en el pasado reciente, es decir, en la deuda contraída con la argentina por los embarques. El ABC no tardó en reaccionar con un editorial titulado “Hipertrofia nacionalista en la Argentina” A fines de 1952 Perón presentó su Segundo Plan Quinquenal, que contenía una cláusula que llamaba al desarrollo de la literatura argentina por medio de la creación de normas lingüísticas nacionales. Un año después se publicó el Manual del Partido Peronista, que contenía una descripción de la violenta subyugación de América por parte de los conquistadores que oprimieron y explotaron brutalmente a

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la población indígena. Hablaba también del único objetivo de los españoles: el enriquecimiento rápido y fácil. No mencionaba para nada la cultura, la lengua, ni la religión heredadas. El paso más abrupto se produjo en 1954 con una campaña antiespañola en los periódicos que comenzó en el vespertino Crítica el 6 de octubre de 1954. Los periódicos argentinos criticaban a España por un lado por su permisividad hacia los Estados Unidos, quienes establecieron allí bases militares, y por otro lado por no pagar las deudas contraídas con la Argentina. Asimismo, criticaban la invitación de un abogado católico nacionalista e hispanófilo, el doctor Mario Amadeo, a pronunciar conferencias en Madrid. Amadeo era un acérrimo enemigo del régimen peronista, y según los diarios, viajaba para presentar un plan para la formación de un partido demócrata cristiano que competiría con el peronismo. Mientras que durante el período 1950-1954 los peronistas fueron socavando la idea de una Hispanidad, vital para la identidad nacional, Perón comenzó a enarbolar las ideas de la Latinidad, idea que exaltaba el vínculo argentino con las naciones latinas de Europa, particularmente Italia, España y Francia. Esta vía rompía toda relación cultural y económica con el mundo anglosajón y capitalista101, y comprendía a los dos grupos principales originarios de la ciudadanía argentina (española e italiana). Además, esa idea le evitaba quedar identificado con la dictadura franquista. Son numerosos los artículos del ABC relativos a la Hispanidad y a la proyección de España en América durante el año 1946, como así los discursos de Perón y otras personalidades allegadas al gobierno argentino que enarbolaban el concepto de Hispanidad. En cambio, en los años 1954-1955, las noticias sobre el proceso de propaganda y difusión de la idea que la reemplazaba, la de Latinidad, brillan por su ausencia. Sólo de tanto en tanto pueden leerse entre líneas la disconformidad de España ante esta nueva orientación de la diplomacia argentina. Ya consumada la caída de Perón, el disgusto se demuestra de manera más explícita. Así, en el ABC del viernes 23 de septiembre de 1955, pág 26, se puede encontrar un artículo titulado “La situación argentina e Italia”, artículo firmado por Julián Cortes Cavanillas, corresponsal del ABC en Roma. El artículo describe la actitud de los periódicos italianos frente a los sucesos argentinos. Por un lado, los

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Pese a que Rein sitúa esas ideas entre 1950-1954, la idea de ruptura económica con el mundo anglosajón es incluso

anterior. Ya el 9 de julio de 1947 el presidente Juan D. Perón declaró la “Independencia Económica” en San Miguel de Tucumán, ciudad donde se había declarado la independencia argentina en 1816.

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periódicos socialistas y comunistas, simpatizantes con la causa del general Perón debido a la analogía existente entre la Confederación General del Trabajo argentina y la Confederación del Trabajo italiana, según explica el corresponsal. En cambio, los periódicos de orientación gubernativa se alegran “(...) ante el derrumbamiento de un hombre que tanto ha cantado a cuanto era italiano o procedía de Italia (...)”.

Por último están los periódicos llamados independientes que gozan con el triste final de Perón, entre otras razones porque la elite de los potentes italianos de Buenos Aires había sufrido mucho en sus intereses financieros. En cuanto a los círculos políticos y diplomáticos italianos, explica Cortes Cavanillas, pronostican un duro camino para la mejoría del país, el único problema resuelto fue el religioso, que se creó “(...) con el fin exclusivo de complacer la fobia anticlerical de un grupo de demagogos hebreos de apellidos polacos, rusos o italianos (...)”. El artículo termina con un claro reproche la actitud de Perón frente a España: “El entusiasmo, también interesado, de Perón por Italia no ha sido correspondido en la hora del triste epílogo. Quien ensalzó la ficción de la “Latinidad” frente a la “Hispanidad” se encuentra en estos momentos con que sus servicios, muchas veces importantes y generosos, son correspondidos mínimamente”.

Hacemos notar que para el cronista, el concepto de Latinidad era una “ficción”. Un nuevo ejemplo que demuestra la tirantez reinante entre ambos gobiernos respecto del tema Hispanidad – Latinidad, puede observarse en un artículo del ABC firmado por Ramón Garriga el 9 de octubre de 1955, pág 56. En éste se comunica la llegada del nuevo embajador español Juan María Alfaro a Buenos Aires para presentar sus credenciales al general Lonardi, “(...) hecho que demuestra que se ha restablecido la cordialidad tradicional entre Madrid y Buenos Aires, que quedó perturbada hace un año por iniciativa del General Perón.”

El artículo menciona la tirantez en las relaciones entre Argentina y España, tirantez nunca mencionada en los meses estudiados hasta la aparición de este artículo. Garriga, haciendo alusión a Perón pero sin mencionarlo explícitamente, agrega: “La hermandad entre nuestros pueblos jamás ha sido interrumpida, pues los lazos de sangre, idioma y tradiciones están por encima del capricho de los hombres.”

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Sin lugar a dudas, los lazos de sangre, idioma y tradición hacen referencia a la Hispanidad. El artículo termina mencionando las buenas perspectivas (en especial, las de relaciones económicas interrumpidas) para “(...) restablecer toda clase de contactos, que sólo pudieron ser perturbados artificialmente.”

Por último, el miércoles 12 de Octubre de 1955, pág 35, el ABC informa a sus lectores de que el general Lonardi restauró el “Día de la Raza”, también llamado Fiesta de la Hispanidad, celebración que había sido suprimida en 1954 por el general Perón. El ABC publica: este comentario: “La españolísima Argentina vuelve de nuevo sus ojos a la Madre Patria. Cuatro siglos de vinculación espiritual y material a España recobran ahora su rango en la conmemoración de la gesta.”

Quizás el término “españolísima Argentina” encubra el temor que tenía España de que Italia aprovechara la actitud pro-italiana de Perón para incrementar su influencia en la Argentina, a expensas de España y la Hispanidad. El ABC publica a continuación el discurso pronunciado un año antes por Dr. Mario Amadeo, argentino profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y enemigo de Perón. Llama la atención de que ningún escrito de este opositor fuera publicado durante la presidencia del líder depuesto. En la Argentina, el entusiasmo suscitado por la idea de la Latinidad se extinguió rápidamente. Una vez derrocado el régimen en Septiembre de 1955, el concepto de Latinidad no dejó ninguna huella profunda en la sociedad, ni tampoco lo hizo la Hispanidad. Una década no es un período suficiente para permitir una remodelación de la identidad nacional, especialmente cuando se trata de una sociedad de inmigrantes con experiencias diferentes.

3.6 La caída Tras la manifestación del 11 de junio y la reacción de Perón acusando a los opositores de haber quemado una bandera, la expulsión de dos dignatarios eclesiásticos y la farsa del agravio (en realidad, la quema de la bandera había sido perpetrada por policías, siguiendo instrucciones del Ministro del Interior), efectivos de la Armada intentaron un golpe de estado el 16 de junio, que fracasó. El artículo de cuatro páginas resume todos los hechos, las explicaciones de monseñor Tato, expulsado del país, sobre la conmemoración del Corpus Christi; declaraciones de Perón y noticias

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sobre los militares refugiados en el Uruguay. Curiosamente, habla de que el levantamiento habría sido realizado por la Armada y las otras dos fuerzas (según una emisora bonaerense), dato erróneo ya que hasta ese momento el Ejército permanecía leal a Perón. La noticia fue dada a conocer en España por el ABC, quien anunciaba con grandes titulares: “Rebelión abortada en la Argentina”. El mismo informe comunicaba la sentencia de excomunión de la Santa Sede a todos quienes en la República Argentina habían hollado los derechos de la Iglesia y ejercido violencia contra personalidades eclesiásticas. La excomunión de Perón fue silenciada en la Argentina. Otro informe que llama la atención es, según el diario ABC, la convocación de la Confederación General del Trabajo a sus afiliados a través de la radio para que se concentrasen en la Plaza de Mayo utilizando para ello todos los medios posibles, como apoderarse de autobuses y coches particulares, y si fuese necesario, matando a los conductores. El ejemplar del ABC del 18 de junio de 1955, da cuenta de la proclamación del estado de sitio en todo el territorio argentino, y de los desmanes de grupos de peronistas que se lanzaron a quemar iglesias luego de un discurso de Perón, prometiendo “ajusticiar” a los culpables. Da cuenta de mensajes radiales del presidente, quien atribuye a los comunistas la responsabilidad de la quema de las iglesias. El corresponsal se limita a describir la arquitectura y la historia de las iglesias destruidas sin dar opinión alguna. También se publica un artículo del corresponsal español en Washington, José Mario Massip, quien relata una entrevista con Gainza Paz, propietario del expropiado diario La Prensa, y que vivía en Estados Unidos. El artículo recuerda las tensiones entre la Argentina y los Estados Unidos y sobre todo, el problema del Libro Azul, publicado por Braden. Estados Unidos ya dudaba sobre el futuro del régimen. Las noticias en los días sucesivos son como el mismo ABC afirma “pocas, inconexas y confusas”102. Las noticias se presentan con dos tipografías diferentes, pero ninguna de las dos está firmada por el corresponsal en la Argentina y dan la impresión de ser un resumen de informaciones telegráficas que llegan a la redacción, con aclaraciones (escritas en tipografía diferente) del ABC.

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ABC, 23/06/1955, pág. 23

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Según Ramón Garriga, los grupos que habían profanado las iglesias obraron de acuerdo con un plan perfectamente sincronizado que en algunos aspectos recuerda la quema de las iglesias que se había registrado en España en julio de 1936103. Según Félix Luna, el Ejército, que se había mantenido leal al gobierno en su totalidad, presentaba ahora seria resistencias a ejercer un papel represivo. En sus filas progresaba sigilosamente una conspiración que urdía un jefe sin mando de tropa, el general Pedro Eugenio Aramburu, con quien entraron en contacto los marinos conspiradores. Mientras tanto, en España se informaba que Perón había cedido importantes poderes al jefe de las fuerzas armadas, el general Franklin Lucero. Los ministros habrían dimitido y la CGT se encontraba desunida. Hacia fines de junio, el ABC informa sobre el cese del estado de sitio y la disolución de las fuerzas de represión. Por otro lado, disminuyen los ataques verbales hacia la iglesia, en un intento de reconciliación. Finalmente, el 6 de julio, Perón en un discurso pide a sus adversarios una “tregua en la lucha política” y termina su discurso con estas palabras: “Que Dios haga que esta dura lección nos sirva a todos”104. Paralelamente a la oposición de la prensa española frente al conflicto entre iglesia y peronismo, su posición hacia el gobierno de Buenos Aires no es muy categórica. Así, el ABC del jueves 7 de julio de 1955 edita en su pág 25 una nota titulada “El peronismo es elástico” con tipografía de nota editorial, pero sin firma. En él, expresa los grandes cambios del peronismo en sus diez años de gobierno. Lo califica como un nacionalismo derechista por su respeto a las tradiciones y la religión, e izquierdista en lo social durante sus primeros años. Luego, su alejamiento de la iglesia es explicado por su temor a un gran partido católico y social. Luego, en su última época, el abandono de la industrialización excesiva, un regreso al sector agrícola, el acercamiento al ejército y el distanciamiento de los elementos más

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ABC, 20/07/1955, pág. 29

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ABC, 6/07/1955, pág. 27

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radicales de su partido. Para el comentarista del ABC, la elasticidad del peronismo podría permitirle salvar la situación de la crisis actual105. En otro artículo de Ramón Garriga, éste defiende la censura y la falta de libertad de prensa en estos términos: “La oposición quiere disponer libremente de las columnas de los periódicos y de los micrófonos de las emisoras de radio. No existe hoy en la Argentina una ley o una disposición que prohíba a la Prensa o a las radios privadas recoger manifestaciones de los elementos de la oposición. Lo que ocurre, es que todas las empresas periodísticas o de radio son peronistas o neutrales, y no les interesa dar acogida a la oposición. Radicales, socialistas, comunistas, etc. deben limitar su acción a la publicación de semanarios, que cuentan con escasos medios materiales. Si se concede la libertad de expresión que pide la oposición, la política argentina entraría en una fase de agitación y de polémica como no se ha visto desde 1945”.

Extraño comentario, si se tiene en cuenta que el diario “La Prensa”, máximo órgano periodístico de la oposición, había sido expropiado y había sido incendiado por las turbas peronistas. El 27 de julio, el presidente del radicalismo se dirigió al país por radio. En diez años era la primera vez que una voz no oficialista podía escucharse por ese medio. Frondizi planteó las condiciones que exigía la pacificación ofrecida por el gobierno, desde la devolución de las libertades públicas, hasta la anulación de las concesiones petroleras otorgadas por el Poder Ejecutivo. Expresó un amplio programa de reconstrucción de la convivencia argentina y pidió una justicia independiente. Un resumen de lo expuesto por Frondizi apareció en el ABC, quien sin embargo no se abstuvo de hacer notar que los radicales siempre habían proclamado la separación entre la Iglesia y el Estado: “El líder radical prometió respeto y libertad para la religión, pero silenció la tragedia conocida por todos, porque su partido siempre ha defendido la separación de la Iglesia y del Estado”106.

y que “(...) el jefe del partido Radical, Arturo Frondizi, ha sido demandado por falta de respeto a la judicatura durante el discurso que pronunció por radio”107.

105

ABC, 22 de julio de 1955, pág 18

106

ABC, 5 de agosto de 1955

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ABC, 30 de julio de 1955, pág 21

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El 31 de julio de 1955, aparece en el ABC un artículo firmado por Ramón Garriga, en el cual critica y da ejemplos de la obediencia total del partido a su jefe, y de la nueva postura de la CGT frente a la renuncia de la jefatura de Perón al partido. Además, Garriga agrega que “(...) en las futuras consultas electorales, los radicales no contarían con el voto de los católicos, quienes esperaban que surgiera una nueva fuerza política (...)”. Se trata de la Democracia Cristiana. A lo largo de los días subsiguientes aparecen en el ABC cables de la agencia EFE, que dan cuenta de la actualidad argentina; el 7 de agosto informa del fracaso de una sesión especial de la Cámara de Diputados solicitada por el “Partido Radical”108. También recogen acusaciones de los radicales (en una sesión de la Cámara de Diputados) en el sentido de que la Flota argentina era vigilada por buques de guerra norteamericanos109; del descubrimiento de un complot para asesinar al general Lucero110, y de la noticia aparecida en el periódico peronista Democracia contra la iglesia argentina, acusada de estar conspirando, “(...) emboscada tras de sotanas (...)”. El 20 de agosto, Ramón Garriga, ante la noticia del aplazamiento de la convocatoria de elecciones para reformar la Constitución, realiza una reseña histórica de la situación de la iglesia en la Argentina. Esta medida, según el corresponsal, cabría dentro de la política de pacificación preconizada por el presidente. Mientras tanto, la prensa peronista, como en muchas manifestaciones progubernamentales, pedía el fin de la tregua, y emitía un llamado a salir a las calles a combatir contra los enemigos de Perón111. Ramón Garriga, en otra publicación favorable a Perón aparecida en el ABC del 31 de agosto de 1955, pág. 19, comentaba que la lucha política abierta y franca había desaparecido del país porque el peronismo y el Gobierno se habían confundido en una misma cosa, pero que Perón con su renuncia a la jefatura del Partido y su anuncio de ser el presidente de todos los argentinos, permitía ahora una

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El nombre oficial del partido es « Unión Cívica Radical » y se lo conoce comúnmente por la sigla UCR.

109

ABC, 13 de agosto de 1955

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ABC, 17 de agosto de 1955

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ABC, 20, 21 y 27 de agosto de 1955

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lucha política entre los diferentes partidos ubicados todos en un mismo nivel, y transcribe la declaración de Perón sobre la cuestión católica en la que decía que respetaría a la Iglesia. Sin embargo, nadie hubiera podido prever que el día 1 de Septiembre, los diarios argentinos recibirían un documento firmado por Perón en el que daba a conocer su renunciamiento112, y señalaban que las respuestas a su oferta de conciliación ponían como condición su alejamiento del poder. De inmediato, la CGT decretó un paro general e invitó a una concentración en la Plaza de Mayo para pedirle a Perón que reviera su decisión. Perón, cambiando totalmente de rumbo, realizó un discurso virulento y amenazador113: “A la violencia hemos de contestar con una violencia mayor. (...) Cuando uno de los nuestros caiga – dijo – haremos caer a cinco de los suyos.”

Perón retiró su dimisión. En un artículo del 2 de septiembre, Garriga comunica que se había declarado el estado de sitio en el distrito federal de Buenos Aires. El artículo retrata la carrera de Perón y realiza un paralelo entre la jornada del 17 de Octubre de 1945 y la del primero de Septiembre de 1955. Recordemos que en 1945, Perón había renunciado a sus tres cargos de Vicepresidente, ministro de Guerra, y Secretario de Trabajo, y que tras una gran manifestación de los descamisados, había sido liberado y se había abierto su ruta hacia la presidencia. Si Perón buscaba provocar la violencia popular, no lo consiguió, dejando de lado hechos aislados de desmanes contra los domicilios de radicales114. Lo que sí logró, fue atemorizar a la oposición. Una sensación de temor descendió sobre todo el país no peronista con el efecto de acentuar las actividades conspirativas de grupos de militares y marinos, quienes urgían al general Aramburu la

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Este renunciamiento es el segundo de la mitología peronista : el primero fue el de Evita, en 1952, cuando gravemente

enferma, debió renunciar a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación. Pero no es un término de exclusivo origen peronista. El ingreso del término en la historia argentina se produce con el Renunciamiento sanmartiniano, cuando el General San Martín renunció al poder en Lima para permitirle a Bolívar terminar su obra independentista bajo un mando unificado. Al utilizar el mismo término que San Martín, Perón pretende equipararse con el Libertador y darle a su inminente salida del poder un aire de decisión magnánima, y no de fracaso político. 113

ABC, 1 de septiembre, págs. 15, 16 y 17

114

ABC, 4 de Septiembre de 1955, pág. 52

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señal de desencadenar la insurrección armada. Pero Aramburu declinó encabezar la conspiración, no creía contar con fuerzas suficientes y temía que el fracaso de un nuevo intento revolucionario desencadenaría toda la violencia que flotaba en el ambiente. El último error en todo este proceso, se cometió el 8 de Septiembre, (la noticia apareció en la edición del 9 de Septiembre del ABC). El secretario general de la CGT dirigió al ministro del Ejército una nota por la cual ofrecía el concurso de los trabajadores a la institución armada, para “apoyar al Ejército con voluntarios del pueblo, con el fin de impedir cualquier posible intento de la oligarquía para impulsar a los obreros hacia los tiempos de ignominia anteriores al justicialismo”.

Perón, en el discurso que siguió al ofrecimiento, advirtió que “si la oposición insiste en el desorden, se tendrá que responder con la represión en todos los campos”. “Debemos prepararnos para la lucha”.

De inmediato, la imagen de “milicias obreras” con su connotación de caos y guerra civil golpeó la imaginación de las clases medias y, sobre todo, de las esferas castrenses. Finalmente, Eduardo Lonardi asumió por propia decisión el comando de la operación. El levantamiento del 16 de septiembre se inició en dos puntos principales: Córdoba, bajo el comando del general Lonardi, y la base naval de Puerto Belgrano, cerca de Bahía Blanca115. La marina de guerra desempeñó un papel decisivo. El almirante Isaac Rojas amenazó con cañones los tanques de petróleo en el puerto de Buenos Aires, y la refinería de La Plata. El ministro de Guerra, general Franklin Lucero, anunció por radio que estaba dispuesto a conversar con los insurgentes y leyó una carta de Perón proponiendo la transferencia de su autoridad a los comandantes del ejército para facilitar un arreglo con los rebeldes. No queda muy claro qué poderes tenían los jefes del ejército, ni si el Presidente había realmente renunciado. Sin embargo, los generales vieron en la carta de Perón una renuncia, y cuando Perón trató de explicarles que no había renunciado, se negaron a escucharlo y le aconsejaron abandonar el escenario político. El 20 de Septiembre, Perón recibió asilo en la casa del embajador del Paraguay, de donde pasó a un barco paraguayo fondeado en el puerto de Buenos Aires116.

115

Puerto Belgrano es la base principal de la Armada Argentina.

116

REIN, Ranaan, op.cit. [REIN]

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Así lo afirmaría Perón, en una entrevista concedida en octubre al corresponsal de la Agencia united Press: “(...) escribí una nota ofreciendo si era necesario mi retirada del gobierno... La Junta se reunió el mismo día e interpretó mi nota como una dimisión. Al enterarme de esta interpretación, llamé a los generales a la residencia presidencial y les dije, naturalmente, que mi nota no era una dimisión sino un ofrecimiento que podrían utilizar en sus negociaciones con los rebeldes. Les dije con claridad que si hubiera sido una dimisión la hubiera enviado directamente al Congreso y no al Ejército del pueblo.”117.

Según Félix Luna118, Perón, en una carta enviada a John William Cooke, afirmó que Lucero y Sosa Molina se habían opuesto a entregar armas al pueblo, y que éste se sintió traicionado por la cúpula militar. El ABC mantuvo informados a sus lectores de todos los acontecimientos, resumiendo los diferentes y confusos cables telegráficos que recibía, tanto de Buenos Aires como de los países limítrofes a la Argentina, y de Washington. La cobertura fue amplia, con detalles y cartas geográficas, explicando los movimientos de las diferentes fuerzas. Se publicaron fotos de archivo y fotos recientes. Lo cierto es que el ABC presentó la renuncia de Perón como una decisión propia, tomada por Perón para ahorrar al país una terrible guerra civil: “La dimisión rubrica esta personalidad del presidente, que podrá haber sido, o no, un buen gobernante, pero que durante más de diez años fue el brazo rector de su país y ha tenido este gesto de retirarse, evitando a la Argentina una lamentable guerra civil, de incalculables consecuencias119”.

3.7 El ABC frente a los sucesos de septiembre de 1955 El gobierno español, comprensiblemente, recibió con satisfacción los sucesos de 1955. Esta complacencia puede atribuirse a dos factores. Primero, se trataba del final político de un líder cuya conducta hacia España era inconstante y que a fines de 1954 había permitido a la prensa de su país una campaña hostil contra el régimen de Franco. Segundo, a la Casa Rosada entró un gobierno entre cuyos miembros se encontraban algunos de los más antiguos y fieles adeptos argentinos de la causa

117

ABC, jueves 6 de Octubre de 1955, pág. 42

118

LUNA, op.cit.

119

ABC, 20 de Septiembre de 1955, pág. 16

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franquista. El general Lonardi era un católico devoto y su gobierno incluía a varios católicos nacionalistas e hispanófilos, como Mario Amadeo y Atilio Dell’Oro Maini. Además, Lonardi planteó una política moderada, bajo la consigna “ni vencedores ni vencidos”. Este nuevo régimen fue establecido en la Argentina, despertando esperanzas en la España de Franco de que las relaciones con Buenos Aires se podrían rehabilitar. Pero la avenencia no fue lograda sino varios años después, ya que la Argentina estaba ocupada con su turbulenta situación interna y porque el interés de España por América Latina disminuía a medida que el régimen franquista se incorporaba gradualmente a la Europa Occidental. Mientras tanto, el ABC mostró durante los primeros días de su caída una cierta simpatía por el líder depuesto. El 20 de septiembre, publicó un extenso artículo con los datos biográficos del general Perón, en el cual pueden leerse frases como: “(...) rescató a los ferrocarriles argentinos de manos de firmas extranjeras”120.

Insiste en no emitir juicio alguno: “No nos incumbe enjuiciar la política argentina...” “... nos parece caballeroso y justo recordar ahora, no sus yerros, que por lo que tuvieron de universales hirieron sentimientos arraigados en la estirpe hispánica, sino sus aciertos y sobre todo, su fiel amistad para con España en los momentos en que ejercer de hispanófilo ni era un negocio ni era propagandístico.”

Finalmente, el corresponsal intenta explicar los desacuerdos internos argentinos como la lucha de dos tendencias argentinas, Buenos Aires contra las provincias121, quietas y patriarcales, de nuevo Rosas frente a Urquiza122. Ese paralelo entre Urquiza con Lonardi, y de Rosas con Perón, es poco afortunado y erróneo.

120

La compra de los ferrocarriles, a apenas dos años de vencer las concesiones al cabo de los cuales el Estado se

quedaría con la plena propiedad sin necesitar erogación alguna, fue uno de los actos de gobierno más incomprensibles – e incompetentes - de Perón. 121

122

Alude a las guerras civiles argentinas del período 1818-1860. Rosas representaba al caudillo patriarcal como Perón, Urquiza al federalismo pero progresista. Lonardi era

entrerriano, como Urquiza.

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En el siglo XIX, las dos tendencias en pugna eran los federales y los unitarios, o sea, los partidarios de un país dirigido por el centralismo porteño contra los partidarios de mantener poderes autónomos en las provincias. A mediados del siglo XX, las fuerzas que se oponían era una oligarquía descendiente del patriciado español y que no deseaba perder su posición ni sus ventajas aliada a una clase media herida en su tradición católica, frente a un país urbano y obrero que, debido a la política de Perón, había cambiado su mentalidad de “m’hijo el Dotor”123 por el de una clase que vivía de la asistencia y que se acostumbró a exigir mejoras sin contrapartida (a veces con derecho, a veces sin él) en sus condiciones de vida. En su conjunto, los comentarios del cronista nos muestran a una persona que peca de cierta ligereza en su conocimiento de la historia argentina. El 21 de Septiembre, el ABC publica una carta de un lector, Emilio Romero, que agradece al ABC su posición frente a la situación argentina y sobre la dimisión del general Perón. Les recuerda al resto de los lectores que la Argentina no había retirado su Misión Diplomática en Madrid a finales de la II Guerra Mundial. Alaba la política social de Perón y su decisión de abandonar el gobierno para evitar derramamientos de sangre. Para terminar, agrega que en su viaje a Buenos Aires había observado que un núcleo enemigo de Perón, era asimismo enemigo de Franco. El jueves 22 de Septiembre, en la página 18, aparece otro editorial firmado por José V. Puente, quien afirma conocer profundamente a la Argentina por haber vivido en ella. En su artículo recuerda el ascenso de Perón, “candidato del pueblo”, frente a una fórmula radical Tamborini-Mosca, y aclara que Perón cubría las aspiraciones de los católicos que deseaban un cambio de gobierno”, siempre detentado “por la masonería o el laicismo de los radicales”. Recuerda que en el punto cuarto del programa del binomio radical existía la ruptura de la relaciones con España, mientras que en los labios del general Perón” se oían “palabras de cariño a la Madre Patria”. El artículo termina explicando que el gobierno de Perón derivó negativamente. “Los vencedores, encaramados en el Poder, no olvidan cuanto sucedió antes, y junto con el programa de acción que tenían preparado, inician una campaña de aniquilamiento de los derrotados. Es el tiempo en

123

Célebre obra de teatro del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, en la que relata en estilo naturalista el anhelo de

progresión social de las clases bajas en las postrimerías del siglo XIX.

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el cual “oligarcas” y “descamisados”, en posiciones de fuerza muy desigual, inician un duelo que ha terminado con el tronar de los cañones.”

Ya hacia fines de Septiembre, el juicio hacia Perón y su gobierno se torna menos positivo. En efecto, se alaban las palabras de Lonardi: “ni vencedores ni vencidos”, y su programa de gobierno caracterizado por la moderación y el respeto a las libertades, ya que no puede olvidarse que el régimen anterior había coartado muchas libertades, en forma abierta, legalmente diríamos, y otras de facto124. También recuerda que la situación económica había llegado a extremos insostenibles. El ABC125, informa a los lectores de reacciones tardías de los peronistas, muchos de los cuales no habían tomado parte en los conflictos debido a la forma vertiginosa en la que se sucedieron los hechos y por “(...) el engaño en que mantuvo al país el gobierno del general Perón acerca de su desarrollo, hablando tan sólo, hasta su desplome fulminante, de avances y de victorias.”

causa a la cual se agrega que la sublevación dejó a Buenos Aires fuera de la misma. El 27 de Septiembre, el ABC informa a sus lectores que Lonardi prepara una investigación de las fortunas privadas de algunos peronistas acusados de enriquecimiento ilícito y también sobre los planes de normalización del mercado del papel para que los periodistas pudieran salir con el número de páginas que deseen. Este mecanismo utilizado tanto en Argentina como en España, era parte de la censura impuesta a la Prensa (ver Capítulo I). El ABC del 6 de octubre de 1955, en su página 41, recopila graves acusaciones de Teissaire (vicepresidente de la República Argentina durante el segundo mandato de Perón). Este afirmó que la caída de Perón se había iniciado con la inmoralidad administrativa y había culminado con la agresión a la Iglesia. Según Teissaire, Perón había construido un sistema de dominio personal sin precedentes, nunca había compartido el poder con nadie. Afirmó que la Alianza Libertadora Nacionalista no era ningún partido político, sino un cuerpo de tropas de choque dirigidas por Perón para emplear la violencia contra sus adversarios, y aún contra sus propios partidarios.

124

ABC, 24 de Septiembre de 1955, pág. 17

125

ABC, 25 de Septiembre de 1955, pág. 48

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Finalmente, se reproducen las primeras declaraciones del General Perón hechas en el exilio, desde el Paraguay, al corresponsal de la agencia United Press, una serie de once preguntas que el presidente depuesto accedió a contestar al día siguiente (6 de octubre de 1955, página 41). Para terminar, llaman la atención las primeras declaraciones hechas por el presidente Lonardi a requerimiento del corresponsal del ABC126, ya que hasta aquel momento no había entrevistas a los protagonistas por parte del corresponsal. También se puede observar que con el paso del tiempo, las noticias sobre la Argentina se relacionan cada vez más con el nuevo gobierno y el relance de las negociaciones económicas; las noticias son cada vez menos frecuentes y menos importantes.

126

ABC, 12 de octubre de 1955

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4 Conclusiones El estudio del ascenso y la caída de Perón vistos por el ABC ha planteado varios puntos que han sido señalados durante este trabajo. Vamos a sintetizar cada uno de esos puntos y daremos nuestra interpretación sobre las causas de cada uno. En primer lugar, consideraremos la vaguedad de las informaciones. El lector español era informado de los hechos de manera superficial, y sin un análisis de las causas y las consecuencias profundas que esos hechos podrían tener para él, por varias razones: •

razones internas a la situación española o la dictadura española no podía permitir que el lector de 1946 comprendiera que el interés por la Argentina era debido tanto al aislamiento diplomático como a la incapacidad de España para autoabastecerse en alimentos. o el cronista de 1955 no podía informar sobre la censura de prensa en la Argentina sin referirse indirectamente a la de España



razones externas a la situación española o en 1955, el uso de “rebotes” de informaciones retranscritas de la radio oficial, informaciones sin verificación y provenientes de una sola de las partes en conflicto, no resisten el menor análisis, por ejemplo, el editorial de Catholic Times. o la prudente distancia que el corresponsal de un medio de prensa extranjero debía mantener frente a las partes en conflicto

A medida que fue progresando el análisis de las noticias comparado con los hechos descritos por los historiadores, fue decantando una sensación de vaguedad. Un análisis más profundo sugiere que esta vaguedad era voluntaria. En la teoría del periodismo anglosajón, se suele hablar de la regla de las cinco W: “what, when, where, who and why”, o sea: qué, cuándo, dónde, quién y por qué127; probablemente a causa de todas las razones expuestas más arriba, es en el arte de eludir a esta última W que el ABC de esa época sobresale.

127

Véase por ejemplo: STOVAL, James Glen: “Journalism: Who, What, When, Where, Why, and How”. Ed. Pearson,

2004. ISBN 020537204X En inglés.

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Si bien frecuentemente la presencia de corresponsales extranjeros nos permite arrojar nueva luz sobre sucesos acaecidos en los países en los que son enviados, este no es el caso de Garriga y de Góngora, quienes se veían más influenciados por la situación española de sus tiempos respectivos que por la situación del país en el que estaban destacados. Ya hemos notado anteriormente que en 1955, Garriga no podía ni celebrar ni criticar la relajación de la censura en la Argentina sin aludir a la censura española. Con estas consideraciones comprendemos mejor la vaguedad de las informaciones que hemos analizado. Una agradable sorpresa de este trabajo fue entrever las personalidades de ambos corresponsales, Manuel de Góngora y Ramón Garriga. Artista el primero, testigo de primera línea el segundo, ambos tienen personalidades interesantes, independientemente de su ideología fascista, y que merecerían una atención mayor que la dispensada por este estudio, siquiera por haber sido testigos de su tiempo. Una eventual continuación de este trabajo podría ser el estudio de la obra de los corresponsales españoles en Buenos Aires en tiempos de Perón, estudiar la manera en que se integraron en la vida cultural argentina de la época, y buscar huellas de su paso en el teatro, la zarzuela, el ensayo y el periodismo, fuera de su ámbito natural, el ABC. Baste recordar que de Góngora parece haber estrenado una zarzuela en Buenos Aires, y que en Buenos Aires fueron editados los libros de Garriga dedicados a su testimonio del ocaso del régimen nazi. Por otro lado, como una sombra detrás de ambos escenarios, el de la elección de Perón en 1946 y el de la España camino a la prosperidad de 1955, los Estados Unidos ejercen su influencia desequilibrante; en el primer escenario es protagonista directo a través del secretario Braden, en el segundo, es la Guerra Fría que libra contra la Unión Soviética la que convierte a España en pocos años de un acorralado enemigo ideológico en un fiel aliado geoestratégico. Son los Estados Unidos quienes involucran simultáneamente en un tráfico de armas a la Argentina y a España en 1946; el severo tratamiento que aplica el ABC a la diplomacia americana en 1946 es obligado ya que España ha sido involucrada en un escándalo de tráfico de armas. También son los mismos Estados Unidos quienes ocupan en 1955 el lugar hasta entonces por la Argentina en la diplomacia española; las noticias de los movimientos de la Sexta Flota, las

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invitaciones mutuas de delegaciones civiles y militares reflejadas en el ABC ilustran claramente ese momento de mutuo encanto. La influencia de los Estados Unidos es eficazmente recogida por el periódico, y leyendo entre líneas es posible comprobar la evolución de las relaciones entre Estados Unidos y España. A esta altura del análisis, cabe preguntarse cuán confiable puede ser la información que leía el lector español. A diferencia de la legibilidad de la política exterior norteamericana, constatamos es difícil para el lector español hacerse una idea cabal de la vida política argentina a través del ABC. En efecto, en las elecciones de 1946 el ABC no toma decididamente partido en la pugna electoral argentina, aunque se le nota una simpatía por Perón, explicable por su condición de enemigo ideológico común de las fuerzas de izquierda. Otro ejemplo es cuando en 1946 el ABC hace hincapié en las mejoras sociales de los trabajadores y de la alegría y del apoyo popular a Perón. Fiel a su perfil de periódico católico, el ABC subraya que las mejoras sociales peronistas no son sino una aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia – dicho por Perón en persona -. Por otro lado, critica a la fórmula adversaria por ser una inverosímil alianza electoral entre sectores tan disímiles como los radicales (conocidos anticlericales), la aristocracia, los socialistas y los comunistas. Es, pues, esta componente ideológica marxista y anticlerical en la coalición electoral la que decide la antipatía del ABC por la fórmula Tamborini-Mosca.. Por otro lado, en 1955, Ramón Garriga, el enviado del ABC en esa época, no tiene una línea editorial definida frente a la política argentina. Cambia de opinión frecuentemente; por ejemplo, se contradice cuando defiende la censura un día, y luego celebra la apertura de los medios periodísticos a la palabra de opositores al peronismo. Ese vaivén vuelve imposible comprender la política argentina. Comprendemos un poco mejor la línea editorial del ABC cuando notamos que los dardos hacia Perón son más que nada dirigidos hacia su entorno. El ABC habla de elementos “masones”, “judíos” y “rojos” en el gobierno peronista o sus allegados – inevitables en un país que recibía a refugiados europeos – quienes serían responsables de las decisiones erradas del Presidente. Los historiadores, en cambio, refutan esas interpretaciones. Existe consenso entre ellos de que la caída de Perón se debió al efecto conjunto de un agotamiento del régimen autoritario, una situación económica desfavorable, y una mala administración de la hacienda pública.

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Como un espejo que le devuelve una imagen de su propia realidad, si el ABC ve rojos, masones, judíos y anticlericales en la política argentina, es debido a su propia percepción de los enemigos reales o ficticios de España, y no a la existencia real de tal infiltración en el régimen peronista. Luego de la caída de Perón, el ABC se expresa con menos ambigüedad. En 1955, tras la caída de Perón, Garriga intenta explicar las causas del derrumbe del peronismo. Según Garriga, fue el sistema peronista mismo, quien encerrado en una lógica de repartición, cuando no hubo más recursos se desplomó. Se habían acabado las reservas. El descamisado se había acostumbrado demasiado a recibir y no comprendía que no podía recibir más, y pasaba a la huelga. Esta interpretación es conforme con consenso de los historiadores128. Los historiadores también están de acuerdo en que la relación entre Franco y Perón fue una relación oportunista. Pese a las activas relaciones diplomáticas y comerciales sostenidas por sus gobiernos sobre todo en 1946, Franco y Perón nunca se encontraron siendo presidentes129. Ni en los más tensos momentos entre la Iglesia Católica y Perón, ni en los más distendidos sucesos del año 46, Franco y Perón basaron su relación diplomática en el perfil del otro. Perón hablaba de “España” y de la “Hispanidad” y apenas mencionaba a Franco; el ABC presentaba la personalidad de Perón pero sin hacer muchos paralelos con Franco; a lo sumo, hemos encontrado un discutible paralelo con José Antonio Primo de Rivera. De manera análoga a la relación entre Franco y Hitler, la relación entre Franco y Perón fue una relación oportunista entre regímenes, no entre personas. El interés era político y comercial. Una vez acabado el interés en cultivar esta relación, no quedó nada digno de señalar. Por otro lado, uno de los ejercicios más interesantes cuando se trata de comprender la visión de un periódico con cierta perspectiva histórica, es el de analizar la razón de sus predicciones erradas. En efecto, el análisis de los pronósticos incumplidos nos da una idea de la escala de valores de la época, de su percepción del futuro posible, de la conciencia – o no - de los momentos históricos que la sociedad estaba viviendo, y del conocimiento profundo del país.

128

LUNA01, op.cit.

129

Perón figuró en la comitiva presidencial del presidente Cámpora en su visita oficial a España en 1973

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Cabe aquí entonces citar nuevamente a Tomás Borrás, de quien hemos transcripto fragmentos de un editorial escrito el 7 de junio de 1946, en pleno ascenso de Perón, quien vaticina un futuro glorioso a la Argentina en estos términos “Pues los orígenes de la ideología y del coraje de Perón están en la semilla de España. Cuando habla Perón de que la victoria "no otorga derechos" o de "hacer respetar a rajatabla la soberanía nacional” o del "orgullo criollo en cumplir la palabra empeñada" repite conceptos españoles; cuando evoca a los "caballeros de España", se incluye en ellos. Y su programa particular de Gobierno puede compararse, sin mengua, con el que, entre temporales desatados, está haciendo a España una, grande y libre".

Un análisis cuidadoso de este párrafo permite comprender que en la mirada del editor, ese futuro glorioso que le esperaría a la Argentina, no sería sino una consecuencia de los valores que España le ha inculcado a la Argentina. Ese futuro glorioso, entonces, no sería sino el legítimo orgullo de una madre que ha dado vida a una gloriosa hija. Volvemos a ver, una vez más, que el ABC no ve en la Argentina sino un espejo en el cual ve retratados tanto sus propios problemas como su propia grandeza añorada. Ciertamente, las profecías de Borrás sobre la Argentina no se cumplieron, porque el régimen peronista marca el principio del fin del mito de la Argentina próspera. Pero no sólo hubo predicciones erradas; también hubo informaciones que no habían sido publicadas. El interés de buscar lo que el ABC no menciona radica en comprender qué informaciones habían sido silenciadas por la censura, o bien no habían suscitado suficiente interés. Ya hemos dicho, en política interior argentina, que en 1946 se habla poco de Tamborini – Mosca; y que sólo se menciona el vergonzoso y descarado apoyo de la clase dirigente (representado por el periódico La Prensa) a la fórmula radical, y la presencia de elementos marxistas y anticlericales en la coalición; el silencio en torno de sus propuestas es, por lo tanto, explicable. También llama la atención la casi inexistencia de reportajes a los protagonistas políticos del momento por parte de los enviados del ABC. No podemos sino conjeturar las razones por las cuales los enviados especiales no han hecho reportajes; entre esas explicaciones podría figurar la existencia de otras ocupaciones, el que los reportajes fueran inusuales en el periodismo de la época, la voluntad de no quedar asociados a ninguna de las partes en conflicto, o bien instrucciones de la censura. Para resolver esta cuestión, este trabajo podría ser extendido con un estudio comparativo con otros periódicos españoles de la época, para establecer si la falta de entrevistas, de editoriales y de análisis

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constatada se debe a condicionamientos de la época (estilos, técnicas, hábitos), o bien a una particularidad del ABC. Conviene analizar también el llamativo silencio de los corresponsales frente a la falta de libertad de expresión; ésta no parece ser un valor para el ABC, y lo que es peor, evocarla remitiría a la falta de libertad de expresión en España. Otra manera de no decir cosas es presentar los hechos sin análisis ni interpretación. Un ejemplo claro es que en ningún momento el periódico habla en 1946 de que la Argentina le sirve a España como un último y tenue lazo diplomático para mantener relaciones internacionales. Tampoco habla explícitamente del apoyo argentino. Admitirlo hubiera sido admitir en el frente interno que España estaba aislada. En resumen, en 1946 la actitud editorial es el famoso “ni/ni”130 francés. Otro punto en el cual el ABC hace un llamativo silencio en 1946, es en la italianidad de la Argentina. Al momento de producirse el ascenso de Perón, la mitad de la población urbana argentina es de origen italiano. Causa extrañeza que se hablara tanto de los lazos de Hispanidad con el más italiano de los países de América Latina131. Esta extraña situación podría constituir una continuación de este trabajo. La historia del peronismo no se detiene con el período que hemos analizado; ni siquiera se detiene con la muerte de su líder en 1974. El movimiento peronista se ha diversificado, se ha actualizado ideológicamente, se ha adaptado a las realidades regionales, ha sobrevivido a derrotas electorales pero no se ha desmembrado; en una palabra, ha cambiado, lo cual explique, probablemente el porqué de la supervivencia del Movimiento a su líder. Entonces, ¿qué queda de los años del peronismo descritos en este trabajo? ¿Qué aprendieron los dirigentes peronistas de 2006 de los años 46-55? ¿Por qué el movimiento no desapareció con su líder? Un análisis de la ideología peronista, que se desprende de este trabajo, sugiere que aun en vida de Perón, el peronismo, a diferencia del fascismo de Mussolini, del franquismo o del salazarismo, no

130

131

Ni a favor, ni en contra. En las elecciones parlamentarias de mayo de 2006, la Argentina ubicó tres diputados y dos senadores en el

Parlamento italiano para representar a sus (aún) seiscientos mil compatriotas, en su gran mayoría binacionales ítaloargentinos.

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fue un movimiento totalitario, sino un movimiento hegemónico. El peronismo admite la democracia formal y convoca a elecciones; aunque ponga todos los medios del estado, legales e ilegales, al servicio del partido con el objeto de evitar la derrota electoral. A casi cuarenta años de distancia, encontramos en la presidencia de Carlos Saúl Menem (1989-1999) esa misma visión de la relación entre el poder y el gobierno. Finalmente, otra característica del peronismo de hoy cuyas raíces se encuentran en el período considerado, es la idea de que el Presidente lo puede todo, aún en niveles de decisión que corresponden a la de funcionarios de muy bajo nivel. Esa divinización de los poderes del Presidente – bien o su demonización para sus adversarios –- la vemos en este trabajo: basta su elección para que los periodistas del ABC le predigan a la Argentina un futuro venturoso; basta su renuncia para que a ojos del ABC una situación política negativa se enderece, pero cabe preguntarse si un Presidente puede ser tan importante que con su mera renuncia se arregle la crisis económica o mejore la coyuntura internacional. Encontramos esa misma divinización del peronismo de la primera época en las veleidades de regreso de Carlos Saúl Menem en las presidenciales de 2003132, que perdió sin librar batalla, y de 2007, para las cuales se ha postulado. En resumen, el estudio del tratamiento que el ABC ha conferido al ascenso y a la caída de Perón ha delineado el perfil de un medio de prensa con una personalidad definida por un catolicismo militante, un apoyo sin fallas a la ideología del régimen franquista, el apego a las consignas de la censura y mucha ambigüedad a la hora de analizar los hechos en un país extranjero como la Argentina. Ese perfil era esperable, en función de las circunstancias históricas de su creación y del momento en el que vivía el diario. El peronismo de la primera época se ha adaptado pero marca con su impronta la vida política de la segunda mitad del siglo XX. El ABC ha sido testigo de su ascenso, su momento de gloria, y su caída, con una mirada fuertemente influenciada por la situación española de la época.

132

Baste recordar el slogan “Con Menem estábamos mejor” de la campaña de 2003. Véase por ejemplo el diario Clarín del 25

de abril de 2003. Versión Internet disponible en http://www.clarin.com/diario/2003/04/25/p-00601.htm

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Brenda BULMAN : Ascenso y caída del peronismo vistos por el diario "ABC" de Madrid

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6 Indice 12 de Octubre, 64 17 de octubre, 25, 26, 30, 45 Acción Católica, 12, 15, 53 Alianza Libertadora Nacionalista, 74 Amadeo, 62, 64, 71 Aramburu, 66, 69 Argentina, 5, 18, 21, 23, 24, 28, 29, 30, 32, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 47, 49, 50, 51, 52, 54, 56, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 68, 70, 71, 73, 74 Arias Salgado, 16, 60 Armada, 64, 70 Artajo, 12, 15, 16, 55 Arulza, 51, 60, 61 Asamblea General de las Naciones Unidas, 40, 47 Associated Press, 16 Aznar, 51 Blanco y Negro, 7, 17 boicot diplomático, 47 Braden, 28, 29, 30, 45, 65, 82 Braden o Perón, 30 Cancillería, 41 Carrillo, 52 Casa Rosada, 26, 40, 41, 71 CGT, 24, 52, 54, 58, 66, 67, 69 Confederación General del Trabajo, 24, 62, 65 Cortes Cavanillas, 62, 63 Crítica, 61 década infame, 21 Decreto de participación en las Ganancias, 30 Democracia Cristiana, 67 Departamento de Estado, 28, 45 Día de la Hispanidad, 42 Día de la Raza, 64 diario Crítica, 31 Domingo Mercante, 30 EFE, 5, 16, 17, 18, 23, 26, 34, 50, 55, 58, 67 Eisenhower, 48 Escuela Oficial de Periodismo, 15 Estados Unidos, 3, 18, 22, 28, 37, 43, 45, 47, 49, 50, 54, 61, 65 Eva Duarte, 35, 45 Eva Perón, 57 Evita, 51, 52, 57, 68

Falange, 12, 13 Farrell, 22, 23, 25, 26, 32, 41 Francia, 40, 43, 47, 62 Franco, 6, 8, 9, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 23, 24, 35, 37, 40, 41, 43, 55, 59, 61, 71, 73, 82 Frondizi, 59, 67 Gainza Paz, 65 Galicia, 36 Garriga, 18, 53, 58, 63, 65, 66, 67, 68, 69 Gómez Aparicio, 16 Góngora, 17, 23, 26, 31, 35 Gran Bretaña, 36, 43, 47 Guerra Mundial, 14, 15, 21, 37, 49, 73 Hipertrofia nacionalista en la Argentina, 61 Hispanidad, 42, 43, 44, 60, 62, 63, 64 Hispanoamérica, 29 Iglesia Argentina, 33 Iglesia Católica, 10, 32, 33, 48, 54 Inglaterra, 37 Isaac Rojas, 70 Jockey Club, 51 Juan Duarte, 51 Justicialista, 36 La Epoca, 31 La Nación, 30, 31, 58, 82 La Prensa, 28, 30, 31, 46, 58, 65, 67 La Vanguardia, 31, 58 Latinidad, 62, 63, 64 Ley de participación en las Ganancias, 31 Ley de Prensa, 8, 9, 12, 13, 14, 15, 18, 60 Ley de Prensa de 1938, 8, 9, 14, 15, 60 Ley de Prensa de 1962, 60 Libro Azul, 28, 29, 30, 31, 35, 65 Libro Azul y Blanco, 30 Lonardi, 63, 64, 70, 71, 72, 73, 74 Luca de Tena, 7, 8, 9, 17 Lucero, 66, 68, 70, 71 Madre Patria, 42, 64, 73 Madrid, 4, 7, 8, 13, 20, 38, 39, 47, 48, 51, 54, 61, 62, 63, 73, 83 Maini, 71 Manuel de Góngora, 5, 6, 17 Massip, 65 Ministerio de Información y Turismo, 11, 16 Ministro del Interior, 64 Moreno, 36, 40

Brenda BULMAN : Ascenso y caída del peronismo vistos por el diario "ABC" de Madrid

Mosca, 27, 34, 73, 79 Murcia, 60 New York Times, 28 ONU, 47, 49 Organización Mundial de la Salud, 47 Oscar Silva, 51 Osservatore Romano, 18, 55, 58 Papa, 39, 52 Partido Laborista, 26, 30, 36 Perón, 16, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 39, 40, 41, 42, 43, 45, 48, 51, 52, 53, 54, 55, 57, 58, 59, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 79, 82 Plan Quinquenal, 50, 61 Plaza de Mayo, 26, 45, 57, 65, 69 Primo de Rivera, 24 Quijano, 23, 34 racionamiento, 47 Radio Nacional de España, 19 Ramírez, 22 Ramón Garriga, 5, 6 Rawson, 22, 25, 32 Rein, 4, 62 Remorino, 51

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Reuters, 16 Revolución de 1943, 25, 26 Santa Fe, 51 Secretaría de Trabajo y Previsión, 23, 26 Serrano Súñer, 9, 12 Silva, 51 Sindicato Nacional de Papel, Prensa y Artes Gráficas, 14 Sosa Perón, 48 Súñer, 41 Tamborini, 27, 34, 73, 79 Teissaire, 74 Unesco, 47 Unión Cívica Radical, 22, 24, 26, 68 Unión Democrática, 26, 27, 28, 30, 31, 33, 34, 35 Unión Española de Periodistas, 14 Unión Soviética, 37, 56 United Press, 74 Urquiza, 72 Varela, 24 Vaticano, 15, 18, 52, 54, 55 Washington, 24, 39, 61, 65, 71 Yrigoyen, 24

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