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XII ENCUENTRO INTERNACIONAL VIRTUAL EDUCA SEMINARIO INTERNACIONAL: APRENDER A APRENDER CON TIC
Conferencia Usos de las TIC en los procesos de aprender y enseñar en educación básica. Las TIC con sentido pedagógico, para una docencia significativa.
Manuel Moreno Castañeda Desde un enfoque conceptual que entiende la docencia como una ayuda a quien aprende y en sus modos de aprender, este texto se enfoca a analizar lo que los educadores de educación básica pueden hacer respecto a la meta que se ha fijado la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal mediante la estrategia denominada Aprender a Aprender con TIC, que tiene como finalidad “apoyar el desarrollo de competencias para la búsqueda, el análisis, el manejo y la transformación de la información en conocimiento” (SEP, 2010, p. 1), es decir, las competencias dirigidas a aprender a aprender. Un entorno que puede ser visto como geográfico, social o institucional, en este caso se verá como un sistema tecnológico que propicia condiciones favorables al aprendizaje, porque ayuda a facilitar y fortalecer los procesos esenciales de las interacciones educativas de acceso y recreación del conocimiento y la relación con la vida que le da sentido. Ahí es donde se manifiesta la posibilidad de una docencia significativa, donde las mediaciones pedagógicas y tecnológicas se fusionan para trascender en aprendizajes significativos.
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Para ubicarnos, este escrito empieza por una breve visión histórica sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en educación básica, hasta llegar a un panorama global de la situación actual con respecto a su aprovechamiento educativo. Con base en consideraciones que se ofrecen acerca de ese pasado y presente, se exponen algunas reflexiones sobre lo aprendido de esas situaciones y lo que significa e implica la innovación educativa en estas circunstancias. Para finalizar, se presentan algunas ideas a manera de propuestas, bajo la premisa de que las TIC propician innovaciones, pero no determinan las transformaciones educativas.
Las TIC y sus historias En el último medio siglo, los niños tenían sus mesa-bancos binarios verdes, cuyas tapas servían de mesa y cubrían el cajón para guardar los útiles escolares. Los de cuarto, quinto y sexto grados, que usaban canuteros y tintero, podían colocar éste en el agujero que con tal propósito tenían los mesa-bancos en la parte delantera. Ahí estaban ya en la escuela: los libros, el gelatógrafo, el lápiz, los cuadernos, las plumas, la tinta, el pizarrón, los mapas, los juegos de geometría; empezaban a aparecer el mimeógrafo, los proyectores de transparencias y opacos, etc. Fuera de la escuela: la imprenta, el cine, la radio, el teléfono, el telégrafo y, más recientemente, la TV y los casetes de audio y video. Con su larga historia, sigue presente el pizarrón, que algunos docentes suelen usar muy bien para organizar la información; en tanto que otros lo llenan de palabras dispersas y sin sentido; y, desde luego, hay quienes nunca lo usan. De cualquier manera, el pizarrón es tradicionalmente el instrumento de enseñanza por excelencia, sea el antiguo pizarrón de cemento con negro de humo enjarrado en la pared, o los llamados ahora pizarrones “inteligentes”, o con el anglicismo de “Smartboard”. Con el arranque de la última década del siglo XX, las TIC cogen desprevenidas a las instituciones educativas: ante el rápido desarrollo del 2
conocimiento, los planes de estudio pronto quedan obsoletos; el acceso a tanta información y de manera directa, requiere cada vez de menos profesores informadores; la globalización deja cortos los programas, limitados a regiones geográficas; y la explosión del cómputo, las telecomunicaciones, Internet, la digitalización y los dispositivos móviles, evidencian las limitaciones espaciales y temporales de la instrucción áulica. Esa historia pesa, pues después de más de doscientos años de ese modelo escolar, parece que no nos imaginamos otro. Igual les ha de haber pasado a nuestros antepasados, cuando les dijeron que para aprender arquitectura, agricultura, minería, etc. había que encerrarse en las escuelas, lástima que no podamos saber qué pensarán los futuros habitantes de este planeta, acerca de que en los siglos XIX, XX y ¿XXI? se encerraba a la gente en escuelas para que aprendieran y, todavía más, que había políticos en México que tuvieron la gran idea de que para que aprendieran más, tenían que estar más tiempo en la escuela. Históricamente se puede observar que en las reformas educativas gubernamentales se promueven diversas teorías pedagógicas, que conllevan concepciones de distintas tecnologías, técnicas e instrumentos para aprender y enseñar; sin embargo, no siempre los nuevos recursos fueron utilizados y la teoría difícilmente rebasó el discurso político, o el expresado en los documentos institucionales y la justificaciones que profesoras y profesores debían expresar en sus planes de trabajo. Las mediaciones tecnológicas como herramientas para las mediaciones pedagógicas, la incorporación de recursos a la cultura pedagógica, que con ello requiere renovarse, nunca se asumieron del todo, ni es un asunto sencillo de abordar. Pero recordar la historia de las cosas no es todo, hacer una reseña de las TIC por sí mismas no tiene sentido si no la vinculamos a la historia de los estudiantes, de los docentes y de las instituciones escolares; sólo así se entenderá como en cada una de ellas se fueron incorporando las tecnologías de cada momento de la vida, tanto en los distintos ámbitos de la cotidianeidad de las 3
personas, como en la escuela (aunque suele suceder que en la escuela no entran las tecnologías con tanta prontitud e impacto como en los lugares de trabajo, el hogar o las diversiones). Lo interesante es evocar lo que significaron en la vida de cada quien y, con respecto al tema que nos ocupa, lo que han significado en la conformación de la cultura escolar, esa cultura mediático-pedagógica que se toma como referencia en el actuar cotidiano. Esa cultura se construye con las historias personales de estudiantes, docentes y administradores escolares; y así se va delineando la cultura organizacional que condiciona a ciertos modos y formas el uso de las tecnologías con propósitos educativos. Estas historias lo mismo pueden servir de plataforma de seguridad y lanzamiento, que de lastre para seguir adelante. Si se considera la educación esencialmente como procesos de relaciones (entre ellas las personales, con el conocimiento, con la realidad, con la institución y con los medios para aprender) que con ser educativas, no son sólo eso, pues tienen fuertes cargas culturales, políticas, afectivas y económicas; se debe tener claro que el uso de nuevas tecnologías, que impliquen un cambio en las relaciones educativas, no requiere sólo de soluciones académicas y tecnológicas. Dicho de otro modo, no basta con llenar las escuelas de computadoras y dar cursos a profesoras y profesores para su uso; la incorporación de las tecnologías, que llegan a romper con los modos tradicionales de aprender y enseñar, genera resistencias, lo que implica pérdida de control de las situaciones escolares y angustia de tener que enfrentar lo desconocido. Cada instrumento, en cada momento, representó un reto para las profesoras y profesores. Por una parte, representaban un adelanto técnico; y, por otro, una amenaza a la seguridad y control de sus modos de enseñar. De ahí que las estrategias que pretendan la innovación tecnológica de los procesos educativos, deben contemplar lo que significan estos cambios para la situación afectiva de estudiantes y docentes; su incidencia en las relaciones de poder; sus implicaciones económicas y la manera en que afecta la cultura 4
institucional de la escuela. Ahí deben buscarse el origen y estrategias para revertir inercias y superar resistencias.
La situación ahora Una visión panorámica de las tecnologías de la información y la comunicación muestra un acelerado crecimiento y desarrollo, aunque con una distribución muy desigual e inequitativa: grandes brechas entre las sociedades privilegiadas y las marginadas, así como una gran disparidad en los diferentes campos de aplicación. Por ejemplo, mientras que en el comercio electrónico la banca, las diversiones y el propio hogar se incorporan con rapidez y relativa facilidad, en los sistemas escolares sucede con mucha lentitud. En el Proyecto del Milenio, que se expresa anualmente en la obra State of the future (Glenn & Gordon, 2007), el potencial con respecto a las posibilidades científico tecnológicas para la educación y el aprendizaje, con vistas al año 2030, se identifica en 19 factores propiciados por el avance de la ciencia y la tecnología, posibilidades que habrá que ver cómo se incorporan en las instituciones escolares: 1. Programas nacionales para mejorar la inteligencia colectiva. 2. Conocimiento y aprendizaje justo a tiempo. 3. Educación individualizada. 4.
Uso de simulaciones.
5. Evaluación continua de los procesos individuales de aprendizaje diseñados para prevenir a las personas crecimientos inestables y se conviertan en enfermos mentales. 6. Mejorar la nutrición individual. 7. Incremento genético de la inteligencia. 8. Uso de simulaciones globales en línea como una herramienta primaria de investigación social. 9. Uso de las comunicaciones públicas para reforzar
la consecución de
conocimientos. 10. Aparatos portátiles de inteligencia artificial. 5
11. Completar el mapa de la sinapsis humana para descubrir como ocurre el aprendizaje y de ese modo desarrollar estrategias para mejorar el aprendizaje. 12. Medios para mantener el cerebro adulto saludable por períodos más largos. 13. Química para el fortalecimiento del cerebro. 14. Web 17.0 15. Sistemas integrados de aprendizaje permanente. 16. Programas enfocados a eliminar odios y prejuicios. 17. Enseñanza con medios electrónicos. 18. Computadoras tan listas como los humanos. 19. Microbios artificiales para mejorar la inteligencia. (pp. 52-78).
En una encuesta previa a este trabajo de prospectiva, se preguntó a los participantes cómo veían los avances de estos 19 factores en los 25 años anteriores, para tenerlo como referentes en el estudio de futuro. Los resultados, como era de esperarse, expresaban la lentitud con que los avances científicos y tecnológicos se incorporaban en las políticas educativas y la educación institucionalizada, lo que no da lugar a mucho optimismo sobre lo que podría esperarse en 25 años.
Referentes conceptuales Sólo para que haya un buen entendimiento entre quien escribe y los lectores, se considera conveniente precisar enseguida el sentido que se le otorga a ciertos términos en este texto. Las tecnologías se entienden como un conjunto de estrategias y equipamiento, derivadas tanto de la aplicación de conocimientos científicos como de la reflexión y sistematización de la práctica, que se aprovechan para resolver situaciones vitales, entre ellas, las relacionadas con los ambientes y procesos educativos. En este caso, al hablar de tecnologías, se hace referencia a tecnologías educativas.
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En cuanto al término tecnologías de la información comprende las estrategias y equipamiento necesarios para la integración de datos (que solos o por sí mismos no tienen sentido) organizados con significado informativo: bases de datos, repositorios de objetos de estudio, archivos, bibliotecas y demás acervos a los que se pueda acceder para la construcción de conocimientos. Visto de esa manera, los conocimientos, que se construyen con la integración de informaciones y conocimientos mediante el diálogo y la interacción con la realidad, al tener sentido para la vida, ayudan a su entendimiento y a la toma de decisiones más certeras. En el mismo orden de ideas, a la sabiduría se llega cuando se cuenta con la virtud de saber aprovechar los conocimientos para vivir mejor. De ahí la nostálgica pregunta de T. S. Elliot; ¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información? ¿Dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?
Tecnologías para una educación significativa
Aplicación de conocimientos científicos
Tecnologías para resolver situaciones vitales
Reflexión y sistematización de la práctica
Aplicándolas a
Transformar el ambiente
Comunicación y gestión del conocimiento.
Potenciar las facultades humanas
Aplicables para
Aprender
Enseñar
Trasciende en una docencia significativa en cuanto propicia aprendizajes significativos
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En una síntesis de estos referentes conceptuales, se conciben las tecnologías educativas, como todo el conjunto de metodologías, estrategias y recursos utilizados para propiciar ambientes y procesos significativos de aprendizaje. Lo cual implica que su trascendencia radique en la consecución de mejores condiciones de vida y convivencia.
Lo aprendido La historia de los estudiantes, los docentes y las instituciones, tiene una gran carga de situaciones de poder, seguridad y confort, que suelen ser fuertes obstáculos a las innovaciones; como también puede haber experiencias de innovación positivas. De manera que, la historia escolar lo mismo pude ser un lastre con resistencias que van desde la negación directa o la simulación, como también puede ser una plataforma de lanzamiento a las trasformaciones educativas. Las historias institucionales, con sus historias personales y de modos de relación van conformando las historias escolares de las TIC, lo que a su vez va dando lugar a la cultura mediática escolar. Para revertir inercias y vencer resistencias se requiere modificar las relaciones educativas de manera tal que se propicien cambios educativos que resulten estimulantes para lo novedoso y superen los temores de las inseguridades. Las TIC, en cualquier nivel educativo, pueden ser aprovechadas para construir entornos tecnológicos que propicien ambientes favorables para el aprendizaje. Ello en la medida en que ayudan a la relación y comunicación entre quienes aprenden y quienes les ayudan a aprender, al tiempo que posibilitan mejores maneras de acceder a la información y a la gestión, recreación y socialización del conocimiento.
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Con respecto a esta estrecha relación entre tecnologías y conocimiento, es muy interesante lo que nos dice Juan Carlos Tedesco: La aparición de las nuevas tecnologías ha producido un fenómeno comparable al que produjo la invención de la primera imprenta. Todo lo que no circule por los circuitos creados por esas tecnologías tendrá una existencia precaria, como lo tuvieron todas las informaciones y saberes que no fueron incorporados al libro o al documento escrito a partir de la expansión de la imprenta. (Tedesco, 2011, p 31)
Sin embargo, no se deben perder de vista las limitaciones del uso de las tecnologías, entre ellas: las brechas de diversa índole que separan a la gente en su acceso, los límites de cada medio, la cultura educativa tradicional y las limitaciones personales para su uso. Las tecnologías propician la innovación educativa, pero no la garantizan ni determinan;
las
determinantes
suelen
ser
culturales,
políticas
y,
como
consecuencia, institucionales. Entre las competencias a desarrollar, una primordial es la de saber trabajar en colaboración, tanto entre docentes como con otros profesionales, como son los del ámbito tecnológico: programadores, diseñadores gráficos, guionistas de multimedia, etc. Es fácil que cambien las competencias de carácter técnico; en tanto que otros rasgos permanecen, entre ellos la actitud innovadora y la actitud y capacidad de enfrentar situaciones inciertas y problemáticas con valor, creatividad y capacidad profesional. El docente, sea que actúe sobre el objeto de aprendizaje, a favor de quien aprende, o propiciando un ambiente favorable al aprendizaje; requiere hacer uso de las mediaciones pedagógicas de acuerdo a la pertinencia de las mediaciones tecnológicas. Desde cualquier estrategia, lo importante es no perder la visión de la mediación tecnológica como soporte de la mediación educativa, y no caer en la mediatización, de los medios por los medios.
En todo caso, las tecnologías
amplían y fortalecen lo que humana y profesionalmente somos capaces de hacer. 9
¿Qué aprovechar, desechar e innovar? Cuando se posee un edificio viejo o antiguo (hay que decir que luego los adjetivos tienden a predisponer a la acción), ¿qué suele hacerse con él?, ¿se le conserva, se le restaura, se le reconstruye o mejor se le destruye para construir otro? Lo primero sería no tomar una decisión apresurada, así nada más, a la primera intención; sino cuestionarse críticamente qué suele hacerse y qué debe hacerse. Así, al plantear las mismas preguntas con respecto al sistema escolar, ¿qué hacer? ¿Restaurar el viejo sistema?, ¿reconstruirlo?, ¿construir uno nuevo? Sería interesante pensar qué se podría hacer si se retomaran algunas de las propuestas del pasado, como son las ideas de Montessori, Decroly, Dewey, Freinet, Freire, Frobel, Rafael Ramírez, renovándolas y aprovechando las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Cuando se habla de innovar, se habla de cambios hacia una sociedad del conocimiento que supere las actuales formas del modelo de sociedad industrial, de productos masivos en serie y homogéneos, y transite hacia nuevos modos de relación educativa, desde las políticas macro hasta la micro cotidianeidad escolar. Relaciones que comprenden lo personal, los modos de acceder al conocimiento y su recreación y la vinculación institucional, tanto en las gestiones personales como en la relación entre escuelas y comunidad. Hay que preguntarse: ¿qué papel desempeñan las tecnologías en la innovación educativa? No se puede creer que la sola tecnología vaya a hacer el milagro educativo y que con esta ilusión se tiendan, a un altísimo costo, líneas de fibra óptica, redes de cómputo, sistemas de videoconferencias, aulas interactivas, aulas virtuales, laboratorios para la producción de multimedia. Esta exageración puede llevarnos, en el mejor de los casos, al desperdicio o subutilización de la infraestructura o en el peor a reforzar modos tradicionales de aprender y enseñar, o potencializar acciones educativas de baja calidad, si no se tienen claros los propósitos educativos, los requerimientos tecnológicos de los procesos de aprendizaje que se pretende propiciar y las posibilidades de acceso a dicha tecnología. 10
En este sentido, es muy interesante que reflexionemos en la mejor manera de utilizar nuestros equipos de cómputo y que tiene que ver con nuestros propósitos educativos. Por ejemplo el software que podemos crear y adquirir para prácticas y ejercicios variados y atractivos que permitan retroalimentar los procesos de aprendizaje; tutoriales que propicien la autogestión y la interacción; demostraciones con animación e interactividad; simulaciones que reproduzcan diversas situaciones de aprendizaje que no siempre pueden estarse realizando por su complejidad, peligro, dificultad o costo; juegos, que hagan del aprendizaje una situación atractiva y placentera, o el planteamiento de problemas que pueden ser resueltos, bien sea de manera personal o colectiva, a través de las redes de cómputo. (Moreno, 2005, p. 14).
Para reflexionar hasta qué punto las tecnologías de la información y la comunicación ayudan a una innovación educativa realmente significativa, hay que hacerse las siguientes preguntas: 1. ¿Hasta dónde el desarrollo tecnológico influye en la trasformación de las prácticas docentes y cómo éstas se resisten o propician la incorporación de nuevas tecnologías e instrumentos? 2. ¿Cuál es la potencialidad de los recursos técnicos para informar, comunicar y desarrollar habilidades para propiciar ambientes favorables al aprendizaje? 3. ¿Qué relación hay entre las mediaciones pedagógica y tecnológicas y, en esa dirección, entre la cultura pedagógica y tecnológica?
Propuestas Desde luego que no se trata de dar recetas, ni recomendaciones cuya aplicación conduzca de manera automática a las soluciones. Tampoco de presentar modelos que en algunas instituciones educativas han funcionado, para que de manera acrítica se apliquen en otros contextos. Más bien se pretende compartir reflexiones sobre las experiencias y conocimientos propios, para que se tomen como
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referentes en las decisiones que cada quien tome de acuerdo a las condiciones de su trabajo y proyectos educativos. Para empezar, es necesario buscar congruencia y consistencia entre las teorías en que se fundamenta el propio trabajo, el método que lo orienta y las técnicas aplicadas. Suele suceder que primero se adquieren los instrumentos tecnológicos y después surja la pregunta de qué hacer con ellos y cómo prepararse para utilizarlos, cuando el camino debe empezar por el porqué y para qué de la educación. Tener clara su orientación social, bases filosóficas y fundamentación científica, y de ahí se derive la metodología de ésta, se precisen principios metodológicos que requerirán ciertas tecnologías, las técnicas necesarias y los instrumentos pertinentes. Hasta entonces, se debe decidir qué aparatos se necesitan; no los de moda, sino los más apropiados. En el siguiente esquema se pueden apreciar los ámbitos en que las instituciones educativas tendrían que trabajar para lograr trascender hacia modos de vida de mejor calidad, siguiendo las instancias escolares y mediante modelos educativos adecuados, con el soporte de las mediaciones tecnológicas apropiadas. Desde luego, con procesos ligados a la formación no formal e informal que se adquieren en la espontaneidad de la vida diaria, para situar y darle sentido a la formación institucional. ¿Qué personas y sociedad deseamos? Pacífica Justa plural
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Informal
¿Qué educación requerimos? Colaborativa Equitativa Diversificada
No formal
Formal Institucionalizada Circunstancias espacio-temporales
Modelo académico Mediaciones personales y tecnológicas
Contexto institucional
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Seguir esos caminos institucionales implica llevar a cabo procesos si no imposibles, si muy engorrosos y lentos, que no responden al dinamismo con el que se desarrollan las TIC. De manera que mientras los procederes escolares continúan con sus rutinas inerciales, la virtualidad está logrando relaciones y creando comunidades más allá de lo que permiten las burocracias nacionales e institucionales. Esta situación induce a pensar en la necesidad de rebasar las barreras escolares; no es posible, ni deseable, seguir encerrando a la gente en las escuelas como fórmula privilegiada para aprender y enseñar. (Moreno, 2010, p. 13).
En fin, se trata de avanzar hacia una docencia significativa, que tome en cuenta: en primer lugar, a la persona en su ser individual y social, en su relación con la realidad o idealidad que desea aprender; en segundo, al objeto de estudio en la trascendencia que pueda tener para la vida del estudiante; luego propiciar el ambiente favorable al aprendizaje y decidir sobre las tecnologías apropiadas y el sentido que tienen para los propósitos educativos planteados.
¿TIC para qué? Según lo que se busque para innovar y diversificar los procesos de aprendizaje, habrá que decidir cuáles son
los modos más adecuados y los medios más
pertinentes: A. Si lo que se desea es tener ambientes de aprendizaje más lúdicos y placenteros, hay que propiciar espacios de comunicación y esparcimiento educativo entre los estudiantes; por ejemplo, los video juegos multi usuarios, o el uso de los dispositivos móviles.
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B. Los recursos multimedia pueden ser de gran utilidad para mejorar y potenciar las percepciones, que pueden ir desde remediar deficiencias sensoriales, o fortalecer y ampliar los sentidos, hasta experimentar la realidad virtual. C. Lograr un mayor acercamiento y comunicación entre estudiantes y docentes, mediante el uso de tecnologías semejantes. D. Ir más allá de los espacios y tiempos áulicos, mediante situaciones de búsqueda y exploración. E. Propiciar la gestión de información y conocimientos en fuentes diversas, con la búsqueda en bases de datos, archivos, bibliotecas digitales, acervos de objetos de aprendizaje y demás procedimientos que faciliten y den fluidez a la socialización y construcción colectiva del conocimiento. Aquí pueden ser de gran utilidad las redes sociales apoyadas de TIC. F. Simulaciones de la realidad con base en ambientes digitales, como el caso de la recreación de situaciones históricas, los laboratorios virtuales aplicados a diversas disciplinas científicas o campos profesionales. G. Ya en el ámbito organizacional, mejorar el acceso a los servicios educativos y facilitar la gestión institucional. H. Y desde luego, la preparación para el mundo del trabajo, donde el uso de las TIC es imprescindible. No se trata de buscar las innovaciones educativas directa y únicamente en las tecnologías, sino en cómo su potencial y cualidades se pueden incorporar y aplicar en y para nuestros propósitos educativos, de ahí debe surgir y [es] en donde debe manifestarse lo innovador; no como tecnologías o aplicaciones aisladas, y sí, en cambio, como proyectos integrales, pensados, diseñados y operados con una visión amplia y de futuro. (Moreno, 2010). En síntesis: lo esencial es lo que profesionalmente podemos hacer sin el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Lo significativo de su uso está por lo que potencien esas competencias y por su incidencia en los procesos de aprendizaje, que trascienden en mejores condiciones de vida y convivencia. 14
Fuentes de información Secretaría de Educación Pública – SEP. (2010). Aprender a aprender con TIC. Estándares TIC para la educación básica en el Distrito Federal. México: Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal. Recuperado el 06 de junio de 2011 de http://tic.sepdf.gob.mx Burbules N. C. y Callister T. A. (2001) Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. España: Granica. Glenn, J. C. & Gordon, T. J. (2007). 2007. State of the future (The Millenium Project). Washington, D. C., EE. UU.: World Federation of UN Asociations. --- & Florescu, E. (2010). 2010. State of the future (The Millenium Project). Washington, D. C., EE. UU.: World Federation of UN Asociations. Recuperado
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