CENTRO DE CULTURA CASA LAMM

CENTRO DE CULTURA CASA LAMM CON RECONOCIMIENTO DE VALIDEZ OFICIAL DE ESTUDIOS DE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, SEGÚN ACUERDO No.962173 DE FECHA

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CENTRO DE CULTURA CASA LAMM CON RECONOCIMIENTO DE VALIDEZ OFICIAL DE ESTUDIOS DE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, SEGÚN ACUERDO No.962173 DE FECHA 21 DE OCTUBRE DE 1996

“LOS HUMILLADEROS DE LA CIUDAD DE MÉXICO CON APROPIACIONES DE LAS FORMAS ARQUITECTÓNICAS DE LA NUEVA BASÍLICA DE GUADALUPE”

TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE

LICENCIADO EN HISTORIA DEL ARTE P R E S E N T A

ALDO FABIÁN SOLANO ROJAS

DIRECTOR: ARQ. RAFAEL FIERRO GOSSMAN

MÉXICO, D.F. 2012

Agradecimientos

A Casa Lamm y a la Dra. Claudia Gómez Haro por promover la formación de historiadores del arte, a través de una de las pocas insituciones del país que se encarga de esta tarea que tanto hace falta. Al Arq. Rafael Fierro por enseñarme el entusiasmo y amor que se le puede tener a la ciudad de México y la pasión al patrimonio histórico y artístico, además de ser un guía crucial para esta investigación. Al Dr. Alejandro Ugalde quien con su disciplina y metodología nos alumbró el camino a mí y a mi generación para poder concluír un trabajo de investigación. A la Mtra. Elín Luque Agráz que con su extensiva labor de investigación de los ex votos mexicanos ha guiado esta tesis y mi propio interés hacia las manifestaciones populares de México Agradezco también al Dr. Jaime Morera quien durante la carrera fue uno de los maestros que mayor interés hacia la historia del arte me transmitió. Al profesor Ángel Guerra Cabrera, sin sus excelentes clases y amenas charlas esta investigación estaría incompleta. A mis padres por apoyarme incondicionalmente y a quienes debo todo. Agradezco a mi tía Maria Estela y a Miguel Ángel Peralta por ayudarme durante mi investigación, proporcionándome biblografía y referencias, así como en la investigación de campo. También le doy las gracias, a Alfredo Wigueras por haberme acompañado durante todo este tiempo. Doy las gracias a Google Maps y a su herramienta Google Street View, sin la cual no hubiera podido recorrer gran parte de la ciudad para poder poner en marcha la investigación de campo. A los cuidadores de los humilladeros, señoras y vendedores que me concedieron entrevistas y sobre todo, me compartieron su visión del mundo. Agradezco también a la Virgen de Guadalupe, y a la conjugación de factores sociales, económicos, iconográficos, históricos y religiosos sin los cuales no tendría objeto de estudio.   México,  D.F.  20  de  octubre  de  2012.   Aldo  Fabián  Solano  Rojas  

  Sinopsis Los humilladeros –construcciones al aire libre de carácter religioso y de manufactura popular- tienen una larga historia dentro del país, ciertos aspectos de su naturaleza han cambiado. Dentro del inmenso número de humilladeros en los espacios urbanos, en este caso de la ciudad de México, se puede identificar un grupo que presenta apropiaciones de las formas arquitectónicas de la Nueva Basílica de Guadalupe. Estos humilladeros son muestra de un largo proceso de incersión al imaginario colectivo mexicano del edificio del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y de las apropiaciones por parte de las clases populares de las formas arquitectónicas oficiales.

Abstract Humilladeros, or shrines have a long presence in the mexican history, their nature has changed ever since. Manufactured by popular lower classes we can easly identify a certain group wich presents architecural forms originally from the Nueva Basilica de Guadalupe by the architect Pedro Ramírez Vázquez. This shrines show us how this particular building has an important role inside the mexican popular culture and how the popular lower clasess take this formal language into their own.

Índice I.Introducción........................................................................................................................5 II. Los humilladeros, la Guadalupana y la Nueva Basílica II.1 Los humilladeros como tradición en México...................................................8 II.2 La Virgen morena............................................................................................14 II.3 La nueva basílica de Gudalupe en la cultura popular..................................25 III. Apropiaciones de elementos del conjunto de la Villa de Guadalupe III.1 Ejemplos de apropiaciones de elementos guadalupanos dentro y fuera de las clases populares.............................................................................................................33 IV. Los humilladeros IV.1 Los humilladeros y su contexto.....................................................................39 IV.2 Funciones de los humilladeros.......................................................................45 IV.3 Características formales de los humilladeros de la ciudad de México.......50 V. El humilladero como expresión popular V.1 Los humilladeros: receptáculos devocionales................................................53 V.2 Humilladeros urbanos de la Ciudad de México con apropiaciones de las formas arquitectónicas de la nueva Basílica de Guadalupe............................................57 Conclusiones........................................................................................................................85 Anexo A................................................................................................................................89 Lista de ilustraciones...........................................................................................................94 Bibliografía........................................................................................................................101

I. Introducción La investigación de Los humilladeros de la ciudad de México con apropiaciones de las formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe nació de una preocupación por la falta de estudios desde la óptica de la historia del arte hacia las expresiones populares dentro de los espacios urbanos, y más específicamente, de la ciudad de México; esta investigación tuvo como principal incentivo la observación y reconocimiento del espacio público de la ciudad y su relación con las clases populares, su apropiación y la reinterpretación de las formas cultas y oficiales hacia los estratos bajos de la sociedad. Los humilladeros dentro de la ciudad de México tienen ya un buen tiempo de existir, sin embargo su carácter popular y espontáneo es relativamente reciente, gracias a estas nuevas características que hacen de los humilladeros una expresión popular podemos ver cómo las formas cultas de la arquitectura oficial se decantan hacia las clases populares, y cómo estos colectivos reinterpretan este lenguaje. En  el  primer  capítulo  de  esta  investigación  se  expone  cómo  desde  el  s.  XVII  se   tienen   noticias   de   humilladeros   como   tal   dentro   de   la   ciudad   de   México.   Con   los   Misterios   en   las   cercanías   del   Tepeyac   se   sentó   precedente   dentro   de   la   cultura   popular  novohispana  de  los  humilladeros  aunque,  en  este  caso,  de  carácter  oficial.   Posteriormente   en   este   bloque,   se   hace   un   recuento   histórico   de   la   presencia   de   la   virgen   morena   dentro   de   la   cultura   popular   mexicana,   desde   su   primera   aparición   hasta  la  construcción  de  la  Nueva  basílica  en  1976.       Teniendo  un  claro  panorama  de  la  historia  de  los  humilladeros  en  México  y  de   la   presencia   histórica   en   la   cultura   popular   de   la   Virgen   de   Guadalupe   me   dedico   a    

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exponer   la   importancia   de   la   Nueva   Basílica   de   Guadalupe   dentro   de   la   cultura   popular.  A  primera  vista  redundante,  este  capítulo  analiza  la  importancia  del  edificio   como   individuo,   sinergizando   con   la   de   la   imagen   sagrada   y   compitiendo   con   arquetipos   bien   instaurados   en   la   percepción   popular.   Este   capítulo   nos   ayuda   a   entender   los   antecedentes   de   los   humilladeros,   la   importancia   de   la   Virgen   de   Guadalupe  en  la  cultura  popular  y  la  de  su  sede,  con  el  fin  de  comprender  la  naturaleza   de  los  humilladeros  que  presentan  apropiaciones  de  las  formas  arquitectónicas  de  la   Nueva  Basílica.   Los   humilladeros   cambiaron   sus   características   formales   y   sociales   a   lo   largo   de   la   historia,   finalmente   se   trata   de   estructuras   de   menor   tamaño,   en   relación   a   su   primer  antecedente,  y  de  caracter  popular,  anónimo,  espontáneo  y  cambiante.   Dentro   del   vasto   universo   de   los   humilladeros,   la   presente   investigación   se   enfoca  principalmente  en  los  que  presentan  apropiaciones  del  lenguaje  arquitectónico   de   la   nueva   Basílica   de   Guadalupe,   obra   del   arquitecto   oficialista   Pedro   Ramírez   Vázquez.  Para  poder  entender  mejor  lo  anterior,  en  el  segundo  capítulo  se  elaboró  una   tipología  de  los  humilladeros,  basada  en  las  formas  características  de  cada  grupo,  para   finalmente  identificar  a  los  que  presentan  formas  de  la  nueva  Basílica  de  Guadalupe.     La  presente  investigación  culmina  en  el  análisis  y  catalogación  de  un  cúmulo  de   humilladeros  que  presentan  las  apropiaciones  del  edificio  del  Tepeyac,  se  abunda  en   el   contexto   social,   económico   y   cultural   que   fomentaron   el   nacimiento   de   estas   expresiones   y   en   el   grado   de   detalle   de   los   humilladeros   en   relación   al   edificio   del  

 

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Tepeyac  como  indicador  del  capital  cultural  y  el  presupuesto  económico  del  colectivo   responsable  de  los  humilladeros.   Esta   investigación   tuvo   como   punto   crucial   en   la   metodología   el   recorrido   de   las   calles   de   la   ciudad   de   México   por   medio   de   la   herramienta   Google   Street   View   (GSV),   así  como  los  recorridos  presenciales  y  la  implementación  de  entrevistas  a  los   responsables  y  encargados  de  los  humilladeros,  usuarios  y  devotos  de  estos  altares,  la   observación   de   los   objetos   en   persona,   así   como   una   revisión   de   la   litertura   y   publicaciones  históricas  y  sociológicas.   La  presente  tesis  de  licenciatura  es  la  primera  aproximación  desde  la  historia   del   arte   hacia   este   tipo   de   expresión   popular,   más   específicamente   hacia   los   humilladeros  que  presentan  apropiaciones  de  las  formas  arquitectónicas  de  la  Nueva   Basílica  de  Guadalupe.  A  su  vez  es  la  primera  catalogación  de  estos  humilladeros,  que   a   su   vez   fungen   como   ex   votos,   como   punto   de   referencia   geográficas   y   centros   de   reuniones  barriales.   La investigación Los humilladeros de la ciudad de México con apropiaciones de las formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe se divide en tres capítulos subdivididos en tres partes cada uno e incluye un anexo fotográfico de otros ejemplos de estos objetos. En estos textos se analiza la relevancia de estas expresiones populares como señal del fenómeno de apropiación de parte de las clases populares de las formas cultas y oficiales en México.  

 

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II. Los humilladeros, la Guadalupana y la Nueva Basílica II.1. Los humilladeros como tradición en México

Los humilladeros son pequeñas construcciones cuya función es la de albergar una imagen religiosa, su origen es medieval, ya que respondían originalmente a una reafirmación de fe en los largos trayectos recorridos por los peregrinos, es decir, los humilladeros se situaban generalmente en un espacio rural y despoblado o a las entradas y salidas de las ciudades o villas, sin embargo hoy están dentro del espacio urbano. (Fig.1)

La palabra humilladero está en desuso, sin embargo su presencia en los diccionarios castellanos se remonta hasta el s. XVII en donde se describe brevemente como una capillita de pequeño formato que alberga una figura de algún santo o una cruz, techada y a las entradas o salidas de las ciudades, Sebastián de Covarrubias Orozco en su Tesoro de la lengua castellana o española que data de 1611 define Humilladero como:  

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Cierta capillita ſobre pilares, y cubierta con techo, dentro de la qual eſtà en medio de ordinario vna Cruz con la Imagen de nueſtro Redemptor, pueſto en ella, ú de algun Santo; y dixoſe aſsi por la deuocion que tienen todos los Fieles de humillarſe paſſando por delante deſte deuto lugar, que comúnmente eſtà en las entradas, ô ſalidas de los lugares al camino Real, ô trillado. Otros humilladeros eſtàn deſcubiertos con Cruzes de piedra ſobre peañas de gradas (sic)   A lo largo de la historia esta definición se fue acortando, y en última instancia la palabra cayó en desuso. La definición de 1611 de Covarrubias Orozco nos remite a los cruceiros, monumentos presentes en toda Galicia así como en parte de Portugal y la Bretaña francesa; los cruceiros son monumentos religiosos que básicamente son una cruz de piedra con una base, están situados en lugares públicos y sobre todo de tránsito, en encrucijadas, plazas y salidas de caminos1, al igual que los humilladeros los cruceiros no son edificios para realizar culto dentro de ellos, sino para reafirmar la fe en los transeúntes y fungir como un lugar sagrado dentro del espacio público.   Más adelante, en 1734, en el Diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Lengua Española, tomo IV la palabra Humilladero vuelve a aparecer, sin embargo su definición es más sintética: Lugar devoto, en el qual hai colocada alguna imagen de Chriſto señor nueſtro, de nueſtra señora, de algun santo, ú de la Santa Cruz; el qual ſuele eſtar en los caminos ó en los extremos de los Lugares; Dióſele eſte nombre porque alli ſe poſtran los paſſageros para hacer oración…                                                                                                                   1  As  Cruces  de  pedra  na  Galiza.  Vigo:  Editorial  Galaxia.  p.  286  

 

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…Tiene Madrid trés Ermitas y dos humilladeros2. (sic)   Finalmente en 1980 Robert Ricard menciona el humilladero de manera muy breve:   …No se tratará aquí del humilladero. Término este sólo traducible al francés utilizando uno equivalente, pero cuyo significado no representa dificultad alguna: se trata de un pequeño monumento religioso al aire libre, en el cual no se celebra culto como en nuestros calvarios. El Diccionario de Autoridades distingue muy bien entre ermita y humilladero3.  

La tradición del humilladero en América llegó gracias a la religión importada por los españoles, y se adaptó en un inicio de manera muy similar, con carácter rural y fuera del espacio urbano, sin embargo estas pequeñas construcciones encontraron un lugar dentro de las ciudades situándose dentro de barrios, colonias y lugares de común tránsito de las masas. No obstante, tenemos noticias de piedras de carácter sagrado y protector que se colocaban a las cuatro entradas de los pueblos, llamadas acante o acantún, que en maya quiere decir ‘poste erguido’. A estos monolitos se les rendían ofrendas durante las fiestas, cada uno de ellos correspondía a un año diferente, a uno de los rumbos del universo y tenía un color específico4, similares a lo que posteriormente se conocería como humilladero.

                                                                                                                2  Diccionario  de  la  lengua  castellana  (Diccionario  de  Autoridades),  Real  Academia  Española,  tomo  IV,  G-­‐

M,  1734  

3  “Ermita:

ermitage, chapelle, sanctuaire.” In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 16, 1980. pp.

451-455. 4  Las  Piedras  sagradas  en  Arqueología  Mexicana,  Rocas  y  minerales  del  México  antiguo  vol.  V  núm.  27,  

septiembre-­‐octubre,  1997.  

 

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Dichos altares fueron aprovechados después de la conquista y modificados como cruceiros o humilladeros, esto se puede constatar en los testimonios ofrecidos durante el juicio del Santo Oficio contra Don Carlos Chichimecatecuhtli, principal de Tezcoco en 1539. Don Carlos que entre muchos otros cargos había sido acusado de idolatría, alega que los supuestos ídolos paganos a los que rendía culto no son más que las bases para las cruces en el campo y los caminos aledaños a sus propiedades puestas en donde solía haber “altares de idolatrías”. Así para eliminar el culto pagano la iglesia modificó los lugares sagrados al aire libre con sus propios emblemas y oficios5. Un primer posible antecedente de los humilladeros en un ambiente de ciudad es el caso de las capillas posas. Capillas abiertas situadas en las cuatro esquinas de los atrios, únicas en la Nueva España. La función de estas construcciones sigue en discusión, sin embargo Fray Diego de Valadés en su Rethorica Cristiana6 asegura que las capillas posas servían para la instrucción evangelizadora de los indios, optimizando la organización y procurando una mejor enseñanza así como haber sido creadas como respuesta a la tradición ritual prehispánica la cual tenía como precepto el ser llevado a cabo al aire libre. Sin embargo, el caso de los humilladeros se aleja de las capillas posas por el hecho de estar fuera del espacio institucional dedicado al culto, a diferencia de los humilladeros que son creados por la población civil en respuesta a sus propias necesidades devocionales, no obstante es posible que parte de su origen esté presente en estas edificaciones novohispanas ya que su carácter exterior, y sus dimensiones no son tan diferentes, además de que en un                                                                                                                 5  Martin  Lienhardt  en  La  otra  Nueva  España,  la  palabra  marginada  en  la  colonia.  UNAM/Azul.  México  

2002   6  Fray

 

Diego Valadés, RETORICA CRISTIANA. Fondo de Cultura Económica. México 1989.

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inicio gran parte de los conventos con capillas posas se encontraban lejos del espacio urbano (Fig. 2).

Otro posible antecedente de los humilladeros para la ciudad de México dentro del espacio urbanizado o cuasi urbanizado en su tiempo es la Calzada de los Misterios, calzada cuya traza original es de origen prehispánico, conectaba al santuario dedicado a Tonantzin en el cerro del Tepeyac con las urbes de Tlaltelulco y Tenochtitlan. Pasada la caída de Tenochtitlan, el Tepeyac no perdió importancia dentro del culto ahora cristiano ya que en 1700 se erigió la primera basílica de Guadalupe, y la calzada de traza prehispánica fue adaptada a las necesidades católicas. Después de numerosas remodelaciones y reparaciones a la Calzada de los Misterios durante los siglos XVI y XVII se colocaron a los costados quince humilladeros como les llamó el padre Francisco de Florencia. En un inicio estos misterios se pensaron como

 

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capillas, pero el arzobispo fray Payo Enríquez de Rivera reconsideró esto alegando que no era conveniente ejecutar capillas en la vía pública (sic)7 (Fig. 3).

Los quince monumentos a los que la calzada debe su nombre representan a los misterios, que forman parte de la oración de un rosario. Datan del s. XVII y respondían a las necesidades de los peregrinos durante sus recorridos a la basílica. Cada misterio es de ocho metros de alto, cuatro de largo y uno y medio de profundidad, cinco son gloriosos, cinco gozosos y cinco dolorosos8. Estas construcciones de bulto cuentan cada una con la imagen de un misterio distinto y la de la Virgen de Guadalupe en un registro superior labrados en piedra chiluca, con elementos que recuerdan a las portadas de las iglesias o a

                                                                                                                7

Horacio Sentíes, La villa de Guadalupe en Pórtico de la Ciudad. Océano, México D.F. 1991. Lo expuesto por fray Payo Enríquez de Rivera nos reafirma la definición de humilladero previamente mencionada, y nos da un dato más, que a la fecha sigue siendo definitorio para un humilladero y es el que no son capillas ya que por su tamaño no se realiza ningún rito en su interior ya que no están pensados para eso. 8  José

 

Rogelio Álvarez, Imagen de la Gran Capital. México D.F. Enciclopedia de México 1985, p. 243.  

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los retablos barrocos de los altares, esto es importante recalcarlo ya que los humilladeros por lo general también hacen uso de la apropiación de formas de los edificios de culto. Los humilladeros fueron financiados por generosas donaciones de importantes personajes de la época, así como las limosnas ofrecidas por los fieles guadalupanos de manera regular9. Los humilladeros en la actualidad distan mucho de las definiciones y los ejemplos anteriormente expuestos, y su naturaleza es distinta a la de los misterios ya que son expresiones populares espontáneas, fuera del ámbito oficial religioso. A continuación propongo una definición de Humilladero con la intención de ser más precisa y comprender las nuevas características de estas edificaciones. Humilladero: Edificación al aire libre de carácter popular y de pequeñas a medianas proporciones que alberga una o mas imágenes religiosas. Esta definición es la que se tomará en cuenta lo largo de esta investigación.

II.2. La Virgen Morena En México la Virgen de Guadalupe ha tenido una gran importancia en diversos aspectos de la vida pública, tanto religiosa como política y social. La Virgen de Guadalupe, también llamada Nuestra Señora de Guadalupe, Virgen Morena, Lupita, Reina de México, Emperatriz de América o simplemente Virgencita, debe                                                                                                                 9  Horacio

Sentíes, La villa de Guadalupe, Crónica Centenaria. Gobierno del Distrito Federal, Delegación Gustavo A. Madero. 1999

 

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su arraigo e inmensa popularidad a muchos sucesos históricos, ocurridos desde antes de su aparición y a lo largo de la historia de la Nueva España, del México independiente y hasta nuestros días. En diversas culturas del México prehispánico una de las deidades más importantes es aquella que simboliza a la madre tierra, madre de todos. Entre los Mexicas este lugar lo ocupaba Tonantzin, la figura materna por excelencia y su nombre significa literalmente “nuestra madre venerada”. La deidad materna se repite en muchas culturas, incluyendo la occidental, lo que explica la fácil transición de la diosa prehispánica hacia la virgen cristiana. Esta transición de alguna forma se convirtió en una fusión, de tal manera que el nombre prehispánico sigue siendo referencia directa a esta figura materna. Fray Bernardino de Sahagún comenta al respecto: ...uno de estos está en México, donde está un montecillo que llaman Tepeacac y que los españoles llaman Tepequilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, que ellos llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre. Allí hacían muchos sacrificios en honra de esta diosa, y venían a ella de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas de todas las comarcas de México, y traían muchas ofrendas: venían hombres y mujeres y mozos y mozas a estas fiestas. Era grande el concurso de gente en estos días y todos decían 'vamos a la fiesta de Tonantzin'; y ahora que está ahí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomando ocasión de los predicadores que también la llaman Tonantzin. ...y vienen ahora a visitar a esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como de antes, la cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra  

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Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente."10 El fervor prehispánico hacia la deidad femenina y materna fue casi calcado y transfigurado en el de la recién aparecida Virgen de Guadalupe, vista por primera vez en la zona del Tepeyac. En este lugar, como menciona Fray Bernardino de Sahagún, se encontraba uno de los santuarios más importantes dedicado a la diosa pagana. Según el mito guadalupano contenido en el Nican Mopohua11, la Virgen de Guadalupe se le presentó a un natural de Cuautitlán llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin el 9 de diciembre de 1531, solo diez años después de la caída de Tenochtitlan. Esta fue la primera de una serie de apariciones y suertes impregnadas de divinidad y milagros sobrenaturales en los que la virgen prefirió como interlocutor inmediato al indio Juan Diego12. Tomando en cuenta el contexto histórico del Anáhuac en ese momento, este hecho significó un gesto de redignificación a la población indígena. Es pertinente recordar que la destrucción de la ciudad de Tenochtitlan se prolongó durante varios años debido a que Hernán Cortés había mandado demoler todo edificio que quedara en pie. Aunado a esto, los pueblos que apoyaron a la Triple Alianza en la lucha contra los españoles también fueron

                                                                                                                10  Fray  Bernardino  de  Sahagún,  “Historia  general  de  las  cosas  de  la  Nueva  España”,  en  Memoria   Mexicana,  Fondo  de  Cultura  Económica,  México,  D.F.,  1994.   11  Nican  Mopohua,  literalmente  “Así  sucedió”  en  náhuatl,  es  el  relato  atribuído  a  Antonio  Valeriano  de  

cómo  sucedieron  las  apariciones  y  milagros  de  nuestra  señora  de  Guadalupe.  

12  Brading,  David  A.,  Los  orígenes  del  nacionalismo  mexicano,  Ediciones  Era,  México,  D.F.,  1980,  p.  27  

 

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fuertemente castigados tanto militar como económicamente. Entre estos pueblos se encontraba Cuauhtitlán, lugar de origen del indio Juan Diego13. Dentro de la nueva religiosidad occidental las apariciones de la Virgen de Guadalupe fungieron como apoyo incondicional a los naturales; esto fue una visión positiva de reconciliación y armonía14 aparente, que en realidad matizaba la derrota y el nuevo dominio español. La proximidad de la Virgen al pueblo indígena, tanto en el mito como en la iconografía fue una fórmula altamente exitosa que logró la rápida evangelización de las nuevas generaciones ahora novohispanas. En la túnica de la Virgen se puede reconocer a la Izquixóchitl, flor de trazo prehispánico que hace referencia al milagro de haber aparecido en una tierra tan infértil como la del Tepeyac15 (Fig. 4).

                                                                                                                13  Ana  Rita  Valero  de  García  Lascuráin,  “Las  apariciones,  su  entorno  histórico”  en  Juan  Diego  

Cuauhtlatoatzin,  DGE,  Equilibrista  e  Insigne  y  nacional  basílica  de  Guadalupe,  México,  D.F.  2005.  

14  Ibid.   15  Arturo  Rocha,  Y  ví  que  era  la  tierra  florida,  Juan  Diego,  Ecce  Homo,  en  Ibid.  

 

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Sabemos que desde 1556 ya existía una cierta generalización del culto a la imagen de la Virgen de Guadalupe. En un sermón fray Francisco de Bustamante menciona que le parecía que la devoción que esta ciudad ha tomado en una ermita e casa de Nuestra Señora que ha intitulado de Guadalupe, es en gran perjuicio de los naturales porque les da a entender que hace milagros aquella imagen pintada por el indio Marcos (...) Decirle [a los indios] que una imagen que pintó un indio hace milagros, sería gran confusión y deshacer lo bueno que está plantado16. Esta controversia arroja información de cuán cercana está la imagen a las clases populares indígenas de la Nueva España, ya que al aceptarse que fue pintada por un indio, la cercanía con la divinidad no solo es iconográfica, sino también política17. Aunque un                                                                                                                 16  Enrique  Florescano,  Memoria  Mexicana,  Fondo  de  Cultura  Económica,  México,  D.F.  1994.  p.  398   17  Icazbalceta,  Joaquín,  Carta  acerca  del  origen  de  la  imagen  de  nuestra  señora  de  Guadalupe  de  México,   Ed.  Porrúa,  1896,  p.  65  

 

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indio instruido en la pintura no es caso excepcional en la Nueva España, sí lo es en fechas tan cercanas a la conquista, y una imagen con tal éxito devocional puede explicarse con la existencia de una relación directa entre autor y fieles18. Aparte del mito, podemos decir que el papel aglutinante y de identidad nacional del que es objeto la Guadalupana, se debe en gran parte a los textos escritos por Miguel Sánchez a mediados del siglo XVII. Sánchez relaciona la aparición de la Virgen al indio Juan Diego con la Virgen del Apocalipsis en las sagradas escrituras19. De este modo señala cómo de entre todas las naciones la divinidad escogió a la Nueva España. Así pues, estas forzadas lecturas, junto con una iconografía sobreinterpretada que relaciona al escudo prehispánico mexica del águila y la serpiente con otros elementos bíblicos, fundieron a la Virgen y al escudo nacional, ambos de fortísimo arraigo en la población. Por si fuera poco, la cercanía de la Virgen Morena con el pueblo indígena de la Nueva España se ve reflejada en una de las pinturas que ayudaron a conformar una iconografía sólida tanto juandieguina como guadalupana, se trata del Traslado de la Virgen de Guadalupe a la primera ermita y primer milagro, atribuído a José Juárez y fechado en 165320. En esta pintura se narra el traslado de la imagen de la Virgen a la primera ermita construída en su honor en el Tepeyac, en donde los indios “mecos” realizaban un mitote en su honor con arcos y flechas recreando las batallas lacustres prehispánicas (Fig. 5), durante                                                                                                                 18  De  la  Torre  Villar,  Ernesto  y  Ramiro  Navarro  de  Anda.  Testimonios  históricos  guadalupanos,  Fondo  de  

Cultura  Económica,  México,  D.F.,  1982,  p.  130.   19  Alberro,  Solange,  El  águila  y  la  cruz,  orígenes  religiosos  de  la  conciencia  criolla.  México,  siglos  XVI-­‐XVII,   Fondo  de  Cultura  Económica,  1999,  p.  168.   20  Lenice  Rivera,  Martha  Reta  e  Iván  Martínez,  “El  visionario  de  María  de  Guadalupe:  una  historia  en  

imágenes”,  en  Juan  Diego  Cuauhtlatoatzin,  DGE,  Equilibrista  e  Insigne  y  nacional  basílica  de  Guadalupe,   México,  D.F.  2005.  

 

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esta ceremonia uno de los indios fue herido de muerte con una de estas flechas, el cual fue puesto frente a la Guadalupana quien lo resucitó21. Este cuadro es la representación más temprana de Juan Diego y su tío Juan Bernardino, ambos indígenas puros del pueblo de Cuauhtitlán, además es la única conocida que ilustra a estos personajes fuera del contexto de las apariciones22. En este cuadro se ilustran todos los integrantes de la sociedad, tanto indígenas y criollos como a representantes de poderes eclesiásticos y civiles23. Este relato plasmado al óleo da muestra del apoyo incondicional de la Virgen sin importar la posición social, e incluso se adivina una predilección por los indígenas y las clases populares24 aún estando presentes los demás integrantes de la sociedad. Ya para 1754 el papa Benedicto XIV declaró como santa protectora de la Nueva España a la Guadalupana, lo que terminó por confirmar la privilegiada posición dentro del ámbito social, político y religioso de la virgen morena.

                                                                                                                21  Nican  Mopohua,  en  Juan  Diego  Cuauhtlatoatzin,  DGE,  Equilibrista  e  Insigne  y  nacional  basílica  de  

Guadalupe,  México,  D.F.  2005.   22  Norma  Fernández  Quintero,  “La  figura  del  indio  en  las  ‘apariciones’  marianas”  en  Imágenes  de  los  

naturales  de  la  Nueva  España,  siglos  XVI  al  XVIII,  UNAM,  Fomento  cultural  Banamex,  Instituto  de   Investigaciones  Estéticas  y  DGAPA,  México,  D.F.,  2005.   23  Lenice  Rivera,  Martha  Reta  e  Iván  Martínez,  “El  visionario  de  María  de  Guadalupe:  una  historia  en   imágenes”,  en  Juan  Diego  Cuauhtlatoatzin,  DGE,  Equilibrista  e  Insigne  y  nacional  basílica  de  Guadalupe,   México,  D.F.  2005.   24  El  término  “clases  populares”  refiere  a  los  estratos  bajos  de  la  sociedad,  tanto  en  posición  

socioeconómica  como  en  capital  cultural,  la  presente  investigación  toma  este  concepto  del  historiador   Eric  Hobsbawm.  Hobsbawm,  Eric,  La  era  del  imperio  1875-­1914,  Crítica,  Barcelona,  2001.  

 

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La importancia política de la iconografía mariana y la prehispánica se mantuvo durante toda la Nueva España; la Guadalupana compartía lugar armónicamente con las armas prehispánicas y juntos rivalizaban con el escudo otorgado por el rey Carlos I de España y V de Alemania en 1523, el cual obedecía de manera fiel a las normas heráldicas españolas y se alejaba por completo del lenguaje tradicional mexicano. De esta forma la Virgen sinergizó con las formas mexicas creando más arraigo en la población. Durante la guerra de independencia, a principios del s. XIX, esta añeja rivalidad iconográfica25 se agudizó. Más allá de la heráldica, la Guadalupana rivalizó directamente

                                                                                                                25  Brading,  David  A.,  La  Virgen  de  Guadalupe,  imagen  y  tradición,  Taurus,  México,  D.F.,  2002.  p.  225.  

 

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con otra imagen religiosa, la Virgen de los Remedios, siendo abiertamente la primera la Virgen de los mexicanos y la segunda la Virgen de los españoles26. El cura Hidalgo al ondear su estandarte con la imagen de la Guadalupana usó su fuerza para atraer a sus filas a indígenas y campesinos así como a letrados, militares y otros miembros de las clases medias de las ciudades27. Todo esto se sostuvo gracias al apoyo criollo que tuvo desde un inicio el culto a la Guadalupana, ya que otorgaba identidad y daba sentido a la existencia criolla28 (Fig. 6). Durante el movimiento insurgente se popularizó la consigna de “¡Viva nuestra señora de Guadalupe y mueran los gachupines!”29 poniendo del lado independentista a la imagen y convirtiéndola en un emblema nacional defensor de las causas populares y nacionalistas; de hecho, a la Virgen de Guadalupe se le llegó a llamar María Insurgente30. Habiendo logrado su independencia la nueva nación se volcó a los símbolos nacionales prehispánicos y, definidos los colores y emblemas durante el gobierno de Agustín de Iturbide, la Virgen se desplazó del discurso oficial, pasando exclusivamente al ámbito religioso, aunque siguió siendo un símbolo nacional. Así, la Virgen desapareció de

                                                                                                                26  Eduardo  Matos  Moctezuma,  “El  México  prehispánico  y  los  símbolos  nacionales”,  en  Arqueología   Mexicana,  vol.  XVII,  número  100,  México,  D.F.,  noviembre-­‐diciembre  2009,  pp  46-­‐53.     27  Enrique  Florescano,  La  bandera  Mexicana,  breve  ensayo  sobre  su  formación  y  simbolismo,  Fondo  de  

cultura  Económica,  México,  D.F.,  1998,  p.  114.   28  Florescano,  op.cit.  p.  15.   29  Ibid.  p.15   30  Ibid.  p.15

 

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banderas, emblemas y escudos, tanto en publicaciones y membretes como en fachadas de edificios civiles31.

Ya en el México independiente y durante el s. XX la Virgen Morena reapareció en la escena política y militar: durante la guerra cristera tuvo una importante participación iconográfica, siendo el emblema principal de la bandera de los cristeros. La enseña cristera era similar a la oficial pero el escudo del águila en el nopal devorando a la serpiente no estaba solo, sino que en un registro superior se encontraba la Virgen de Guadalupe, ambos                                                                                                                 31  Enrique  Florescano,  Imágenes  de  la  patria,  Taurus  México,  D.F.,  2006.  

 

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elementos rodeados por el lema “Viva Cristo Rey y nuestra señora de Guadalupe” (Fig. 7), consigna que nos deja clara la importancia de la Virgen dentro de las devociones religiosas del país. Es curioso que a Cristo solo se le menciona y a la Guadalupana se le retrata.

Durante el conflicto cristero la Virgen fue objeto de uno de los primeros atentados terroristas del país: dentro de un florero que fue ofrendado en el altar se había colocado una bomba, que al estallar dañó vitrales y otras imágenes dejando, sin embargo, ilesa la de la Virgen de Guadalupe. Esto fue considerado como un milagro, alimentando el fervor religioso y acentuando las posturas políticas del enrarecido ambiente social. Terminado el conflicto cristero el estado y la iglesia convivieron silenciosamente en lo que el lenguaje sociopolítico denomina Modus Vivendi; en éste el Estado no infiere en asuntos clericales y la iglesia no interviene en lo civil. Durante el resto del s. XX la devoción guadalupana siguió siendo la de mayor importancia en México. En 1979 el papa Juan Pablo II visitó por primera vez el país, lo que

 

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sirvió para reafirmar, por si fuera necesario, el culto guadalupano y legitimó la nueva sede de la tilma de Juan Diego, lo cual se revisará más detalladamente en el siguiente capítulo.

II.3. La nueva Basílica de Guadalupe en la cultura popular Desde su primera aparición en 1531 la Virgen de Guadalupe ha tenido el mayor número de fieles dentro de los cultos católicos de México, esto gracias a la cercanía icnográfica de la imagen con la población mexicana así como los antecedentes prehispánicos del culto a Tonántzin. Sin embargo no fue hasta 1709 que la Virgen Morena tuvo un recinto especial y exclusivo. Este templo elevado a basílica en 1904 fue construido inspirándose en los edificios descritos de la Nueva Jerusalén en el nuevo testamento. Este santuario rápidamente fue inserto por los fieles dentro de la iconografía inherente a la Virgen de Guadalupe, como se puede ver en exvotos y pinturas posteriores a su construcción (Fig. 8).

 

25  

Por la inmensa afluencia y devoción el templo fue rebasado en capacidad, al igual que las zonas circundantes como la Capilla del Posito, los Prados del Tepeyac destinados a exvotos monumentales y la Calzada de Los Misterios urgieron una remodelación para ampliar su capacidad. Ya entrado el siglo XX se empezaron a gestar proyectos para construir un nuevo recinto ya que la Colegiata estaba rotundamente rebasada. José Luis Benlliure, Alejandro Schonenhofer y fray Gabriel Chávez de la Mora, asesorados en la parte estructural por Manuel González Flores habían iniciado un proyecto en el cerro del Tepeyac, solicitado por el abad de la Basílica. Paralelamente los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafel Mijares presentaron su propio anteproyecto ante el abad, quien decidió conjuntar a todos los arquitectos, finalmente el proyecto resultó en la Nueva Basílica que ahora conocemos32 (Fig. 9).

                                                                                                                32  Principios  estructurales  en  la  arquitectura  mexiacan,  Luis  Fernando  Solís,  Trillas,  México  D.F.  2010,  

p.  43  

 

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El edificio de planta circular y de monumentales proporciones remite a las tiendas de campaña usadas por los judíos en sus peregrinaciones en tiempos bíblicos, además de fungir como un punto de referencia y avistamiento para los peregrinos desde distancias lejanas, su forma toma en cuenta las necesidades masivas de ingreso y desalojo de fieles y peregrinos, cuenta con siete capillas-palco en un primer piso33. En tiempos recientes a su construcción, el edificio del arquitecto Ramírez Vázquez recibió un rechazo generalizado por la masa de fieles ya que acostumbrados al antiguo recinto novohispano veían con lejanía esa construcción la cuál muestra un lenguaje arquitectónico muy distante al del edificio del siglo XVIII (Fig. 10).

No fue sino hasta la visita del Papa Juan Pablo II a México y a la Nueva Basílica en 1979 cuando este rechazo empezó a matizarse, gracias a la devoción guadalupana y al fervor católico que una visita papal conlleva34, así como la masiva cobertura de los medios de comunicación los cuales mostraban de manera inevitablemente reiterativa una especie de                                                                                                                 33  ibídem  p.23   34  Camacho  de  la  Torre,  María  Cristina,  Fiesta  de  nuestra  señora  de  Guadalupe,  CONACULTA,  Oaxaca,  

2001.  p.  111.  

 

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trinidad mediática: La Virgen de Guadalupe, Juan Pablo II y la Nueva Basílica de Guadalupe (Fig. 11).

De manera un tanto extraña estos tres personajes se fundieron para reafirmar nuevamente la gran devoción a la virgen del Tepeyac, convirtiéndose así la Nueva Basílica de Guadalupe, en un ícono inevitable dentro del colectivo y dentro de sus expresiones devocionales (Fig. 12).

A partir de este momento la Nueva Basílica de Guadalupe empezó a formar parte de la cultura popular dentro del país y sobre todo dentro de la Ciudad de México, dentro y  

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fuera del culto devocional. El edificio empezó a aparecer en souvenirs, postales y libros sobre la ciudad y el país (Fig. 13).

Es aproximadamente a mediados de los años ochenta en que expresiones populares dentro de los espacios completamente urbanizados de la ciudad empiezan a aparecer referencias directas a este edificio, sobre todo en murales y humilladeros35 . La Nueva Basílica empieza a estar presente en toda clase de productos que se relacionen con el culto guadalupano, productos que son rápidamente consumidos por los fieles. Por ejemplo, estos productos de carácter industrial y lejanos (en un principio) de las expresiones populares no tienen siempre aproximaciones tan literales a las formas de la                                                                                                                 35  Según  los  entrevistados  durante  la  investigación  de  campo  los  humilladeros  en  cuestión  fueron  

ubicados  temporalmente  en  los  años  ochenta,  así  como  algunos  murales  que  ya  funcionan  como  punto   de  referencia  por  su  antigüedad.  

 

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Nueva Basílica, sin embargo se insertan fácilmente dentro de la estética generalizada en las expresiones populares. Muchos de estos productos se pueden encontrar en tianguis, mercados y puestos ambulantes en las cercanías a la Villa (Fig. 14).

En algunos casos estos artículos de fabricación industrial no necesariamente tienen que ser efigies religiosas para formar parte de una expresión popular como lo es un humilladero. Se pueden encontrar esferas navideñas, focos de colores, jarrones, floreros, telas, camisetas, etc. (Fig 15). En casos como los souvenirs de vidrio impresos con la imagen de la Guadalupana al fondo, se pueden observar simultáneamente la imagen de la Nueva Basílica en un extremo y al opuesto el recinto novohispano. Las aproximaciones esquemáticas de ambos templos son un claro referente de cómo a pesar de que el edificio de Ramírez Vázquez ya está completamente inserto en la cultura popular se sigue haciendo referencia al templo novohispano.

 

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Así pues, la Nueva Basílica de Guadalupe se ha vuelto un referente tanto geográfico como devocional dentro y fuera de la Ciudad de México. La estación del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) que llega a las cercanías del Tepeyac tiene como logo tanto a la Virgen de Guadalupe como a su nuevo recinto, lo que hace pensar en una especie de sinergia simbólica entre la Virgen y su santuario; recordemos que los logotipos del Metro fueron pensados en un inicio por el diseñador gráfico Lance Wyman para que la población analfabeta y cualquiera que no hablara español los pudiera comprender36, por lo tanto el logotipo de esta estación puede hacer referencia al lugar en sí, una especie de escenario completo que apela al referente geográfico, la Nueva Basílica, así como al significado devocional, la Virgen de Guadalupe (Fig. 16).

                                                                                                                36  Entrevista  del  autor  a  Lance  Wyman,  20  de  enero  del  2011.  

 

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En el cine nacional la Nueva Basílica de Guadalupe también tuvo su debut, aún sin terminar sirvió como escenario del dramático final de Matinée (1976) filme de Jaime Humberto Hermosillo, en donde una pareja homosexual planea un asalto a la Vieja Basílica, el cual es infructuoso y trágico ya que uno de ellos muere a balazos de la policía. En el afiche de la película se aprecia uno de los protagonistas cargando a su pareja herida, ambos disfrazados de curas dando la espalda a la Vieja Basílica y al lado derecho el nuevo recinto el cual sigue en construcción, avanzan entre bultos de cemento y montículos de arena37 (Fig. 17). El que Matinée incluya en su trama un atraco a la basílica da muestra de la importancia en la cultura popular mexicana del santuario del Tepeyac. Además de agregar dramatismo a las secuencias, las imágenes de la Nueva Basílica en construcción nos sirven como documento del aspecto y contraste que imponía el nuevo edificio que, con los últimos detalles y arreglos al atrio de América, estaba por inaugurarse. Como dato curioso, esta cinta fue la primera en tratar de manera abierta una relación homosexual en el ámbito cinematográfico de México.                                                                                                                 37  Carlos  Martínez  Assad,  La  Ciudad  de  México  que  el  cine  nos  dejó.  Océano  2010,  México,  D.F.  p.  107.  

 

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III. Apropiaciones de elementos del conjunto de la Villa de Guadalupe III.1 Ejemplos de apropiaciones de elementos guadalupanos dentro y fuera de las clases populares Las apropiaciones de las formas oficiales por parte de otras clases sociales o grupos distintos a la élite que los establece no es cosa exclusiva de los humilladeros, ni siquiera de las clases populares. La apropiación de las formas cultas u oficiales ha sido usada a lo largo de la historia como una herramienta de legitimación, en México podemos ver varios ejemplos a través de la historia, más específicamente los casos que tienen que ver con el ámbito religioso. A lo largo de la historia la realidad ha querido ser representada y mientras más fiel sea el relato mejor, tal es el caso de los exvotos o también llamados retablos, una tradición

 

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de carácter popular38. Un exvoto es un objeto ofrecido a la divinidad, en cumplimiento de una promesa con el fin de obtener un beneficio al cual no se puede acceder por medios naturales39. El caso de los retablos es peculiar ya que se narra la historia de manera escrita y gráfica, generalmente en el registro superior se encuentra pintada una escena que ilustra el milagro y las circunstancias del donante y en un registro inferior la cartela. Los retablos representan lo más fielmente posible las adversidades y sucesos tomando en cuenta el entorno y condiciones de los protagonistas, esta fidelidad a la realidad se puede constatar en representaciones de pueblos, villas o templos mismos, así como en la atención al representar a la deidad a la que se agradece. En muchas ocasiones no solo se representa a la imagen solamente, sino que se le acompaña con la peana, nicho o dosel en la cual la imagen se encuentra en la realidad y en su templo en específico o aludiendo al lugar onde se encuentra. Lo anterior se puede ver plasmado en el retablo ofrecido por la Señora María de la Luz Hernández de Gasca en un óleo sobre lámina. Podemos ver del lado izquierdo a la Virgen de Guadalupe en un rompimiento de gloria y detrás de ella una bandera de México ondeando. Del lado derecho la donante rogando por su hija en cama y convaleciente. Entre la Guadalupana y la Señora María de la Luz un paisaje del Valle de México con el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Esta referencia geográfica es probablemente un comentario directo a en dónde sucedió el milagro o en dónde se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe, no obstante la imagen de la virgen con el Valle de México es casi inherente (Fig. 18).                                                                                                                 38  Agraz  Luque,  Elín,  Los  relatos  pintados,  la  otra  historia,  Exvotos  mexicanos,  Centro  de  Cultura  Casa  

Lamm,  México,  D.F.,  2010.  p.  25.     39  Bélard,

Marianne y Philippe Verrier, Los exvotos del occidente de México, El colegio d Michoacán y Centre Français d’études Mexicaines et Centraméricaines, México, D.F., 1996. p. 17.  

 

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Otro ejemplo se puede constatar en las novenas y cantos religiosos elaborados por la ahora extinta Imprenta San Judas Tadeo en Naucalpan, Estado de México. De carácter popular y de precios muy accesibles esta imprenta elaboró una serie de cuadernillos que contenían las letras de las mañanitas y variadas oraciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe a principios de los noventa, en las portadas se puede observar la imagen de la guadalupana acompañada en algunos casos del indio Juan Diego y en registros inferior y en pequeños recuadros la Nueva Basílica de Guadalupe o la Capilla del Pocito. De esta forma, a parte de representar a la imagen religiosa es necesaria también la aparición de un edificio que remita al culto, el lugar donde se celebra el rito. Ambos, la Capilla del Pocito como la Nueva Basílica trasladan el mensaje a un escenario concreto: la Villa de Guadalupe. Esta precisión casi obsesiva nos recuerda al nivel de detalle expresado en los humilladeros que presentan apropiaciones arquitectónicas de la Nueva Basílica de Guadalupe de los que se

 

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hablará más adelante, sin embargo podemos identificar una relación estrecha entre imagen religiosa y recinto sagrado aludiendo a la hierofanía40 (Fig. 19).

Otro caso donde podemos ver referencias directas hacia las formas arquitectónicas y formales del conjunto de la Villa de Guadalupe desde un ámbito ajeno al religioso y al oficial es el cromo titulado Fiesta Guadalupana hecho por Xavier Gómez para el calendario de Línea del año 194841. Se trata de una colorida escena de verbena popular a las afueras de                                                                                                                 40

Término acuñado por Mircea Eliade, el cual define un acto de manifestación divina y su relación espacial en el mundo, diferenciando los lugares divinos de los mundanos. En esta investigación se ha aplicado a los lugares elegidos por las clases populares como divinos, así tanto la Villa de Guadalupe como un humilladero serán manifestaciones hierofánicas. Eliade, Mircea, Tratado  de  Historia  de  las  Religiones,  Ed.  Cristiandad   Madrid  2000. 41  La  leyenda  de  los  cromos,  El  arte  de  los  calendarios  mexicanos  del  siglo  XX.  Museo  soumaya,  México,  

D.F.,  2001.  

 

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la capilla del pocito a las faldas del Tepeyac. Llama la atención el que haya sido escogida solamente esta pequeña iglesia, y que aparezca aislada de los demás templos. En el momento en que fue pintado este cromo aún no existía la nueva Basílica, pero sí la Colegiata, sin embargo en la escena no aparece ningún otro templo. La iglesia del pocito está fielmente retratada y pareciera ser lo suficientemente relevante como para identificar el lugar, no obstante su presencia se complementa con estandartes con la imagen de la Virgen, flores de magueyes y danzantes con sombreros y penachos muy mexicanos. La presencia de guirnaldas con los colores patrios, zarapes e incluso un globo aerostático con los colores de la bandera nos recuerda la estrecha relación que tienen los símbolos nacionales con la Virgen de Guadalupe y su coevolución (Fig. 20).

En el ámbito arquitectónico existen otros ejemplos como el de la casa habitación de Elías Henaine, proyecto del ingeniero Eduardo Fuhrken, construida en 1939. De estilo neobarroco esta casa habitación fue terminada en el entonces flamante fraccionamiento  

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Polanco en la Ciudad de México. Nutrido por diversas corrientes como el colonial californiano y el Spanish colonial revival este estilo recordó el pasado colonial de México. Precisamente la casa proyectada por el ingeniero Fuhrken mira directamente a la Capilla del Pocito en el cerro del Tepeyac. Dicha capilla es obra del arquitecto Francisco Antonio Guerrero Torres y fue terminada en 1791, desde ese entonces es distintivo y visita obligada de quien va a la Villa de Guadalupe42 (Fig. 21).

Esta referencia a la capilla barroca del Tepeyac en la entrada principal del proyecto de Fuhrken se hace más evidente en el blasón que arranca en la base del segundo registro, donde antes se podía leer una oración en latín de carácter religioso que luego fue removida. El ojo de buey a manera de ventana coral es casi idéntico a los presentes en la portada y el tambor de la capilla del pocito, así como la presencia de nichos y veneras.                                                                                                                 42  Rafael  Fierro  Gossman,  La  gran  corriente  ornamental  del  siglo  XX.  Universidad  Iberoamericana,  

México,  D.F.,  1998  

 

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Es curioso pensar que una casa habitación se apropie de las características formales de un templo religioso, pero tomando en cuenta el contexto cultural, en 1939 debió ser vista como una casa en extremo elegante43 y dentro del estilo de moda entre la clase alta. Nuevamente la Villa de Guadalupe y sus diferentes componentes se nos presenta reinterpretada en un ambiente civil y espontáneo, aunque no exclusivamente de las clases populares. Lo anterior da muestra de las distintas aproximaciones hacia el conjunto de la Villa de Guadalupe, poniendo en evidencia la importancia dentro de la cultura popular y dentro de las herramientas de legitimación. Tanto en pasquines, exvotos, cromos o casas de la clase alta como en humilladeros en plena vía pública, la importancia de la arquitectura y el lenguaje visual de las instituciones oficiales se decanta hacia clases populares o fuera del ámbito oficial religioso.

IV. Los humilladeros IV.1 Los humilladeros y su contexto El nuevo recinto de la Virgen de Guadalupe finalmente ha sido acogido por la población mexicana como un lugar fundamental dentro de la vida cotidiana. Sea turismo religioso o no, la Nueva Basílica de Guadalupe es constantemente visitada y está presente

                                                                                                                43  Bourdieu,  Pierre,  Disctinction,  a  social  critique  of  the  judgment  of  taste,  Trad.  Richard  Nice,  University  

of  Harvard  Press,  Cambridge,  1984.  p.  63.    

 

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en el día a día de los habitantes de la Ciudad de México, más aún cuando del fervor religioso se trate. Por lo anterior no es mas que lógica la aparición de expresiones populares que hagan constantes referencias a dicho edificio, los humilladeros son una de estas expresiones desprendidas de la devoción guadalupana y de la arquitectura oficial. Dentro de este universo se pueden distinguir claramente a los humilladeros que formalmente miran directamente a la Nueva Basílica de Guadalupe tomando elementos arquitectónicos formales de este edificio reinterpretados, de los cuales se hablará más adelante y que son interés principal de esta investigación. Los humilladeros no son exclusivos de las zonas urbanas, ni siquiera de su periferia, pueden estar presentes en espacios rurales, en carreteras y caminos así como en lugares aislados. Es común encontrar humilladeros en los caminos, tanto en paradas de autobuses, cruceros o incluso casetas de cobro de las autopistas, sin necesariamente estar cerca de una población fija44. Probablemente donde se concentre el mayor número de humilladeros son las ciudades, ya que al haber mayor densidad poblacional casi necesariamente aumenta la densidad de humilladeros, sin embargo las pequeñas comunidades en los estados del país también presentan grandes cantidades.                                                                                                                 44  Es

importante aclarar que estos humilladeros que se encuentran en los caminos son cosa distinta a las

cruces que señalan en dónde murió alguna persona, las cuales pueden tener tamaños considerables, sin embargo estas cruces no son humilladeros ya que no pretenden ser un lugar sagrado ni obedecen a las necesidades devocionales de ninguna población.

   

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Los humilladeros llevan una estrecha relación entre forma, función y ubicación y han estado presentes dentro del espacio urbano por un largo periodo de tiempo, como se ha visto con anterioridad. Los humilladeros no tienen una distribución uniforme a lo largo y ancho del espacio urbano, sin embargo se puede decir que están presentes en todo tipo de zonas, ya sean residenciales de clase alta, media o baja, zonas industriales, comerciales, universitarias o periféricas, zonas de tránsito y traslado e incluso en los espacios rurales de la ciudad (Fig 22).

Dentro de la Ciudad de México los humilladeros pueden ser encontrados en un sin fin de lugares, sobre todo en las zonas donde la mayoría de los habitantes es de clase baja, o en lugares de trabajo de estas clases que estén inmersos en una zona de clase alta. Tomando en cuenta lo anterior, la localización específica de cada humilladero tiene que ver con el momento en el que fue construido; es necesario que una zona esté completamente habitada para que expresiones populares como un humilladero empiecen a estar presentes, es por esto que un humilladero no lleva una congruencia cronológica con la  

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zona en la que está, es decir, un humilladero situado en una zona urbanizada en los años cincuenta no necesariamente corresponde a esa época, sino que puede ser posterior ya que no son planeados previamente, sino elaborados por la población que ahí habita. Lo anterior no puede ser generalizado, dado que los humilladeros no se encuentran exclusivamente en zonas habitacionales, sino que pueden responder a las necesidades devocionales de una población flotante. Tal es el caso de los humilladeros situados en paraderos de autobuses, sitios de taxis, en las afueras de estaciones del Metro o terminales, debajo de puentes peatonales, dentro de parques, en cruceros de importantes avenidas o en árboles de camellones y jardines públicos así como dentro de los mercados o incluso en las calles que circundan a los mercados, en estos lugares ni los que trabajan ahí ni los usuarios que visitan estos lugares habitan la zona (Fig. 23).

Los humilladeros también pueden ser encontrados en zonas de menos tránsito, dentro de colonias exclusivamente habitacionales se pueden encontrar en esquinas, adosados a las fachadas de casas, o al término de una calle cerrada (Fig. 24).  

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Es común encontrar humilladeros a las entradas de las grandes unidades habitacionales así como en su interior, el mismo caso se repite en las pocas vecindades que quedan en el Centro Histórico de la Ciudad de México y en el barrio de Tepito. La localización de los humilladeros está estrechamente relacionada con el grupo que los elabora, encontrando constantes como las gasolineras o los estacionamientos, donde es raro encontrar alguno que no cuente con un humilladero. Los humilladeros varían en forma y materiales, y su posición dentro del espacio urbano también es variable, sin embargo se puede decir que, en general, los humilladeros irrumpen en el espacio público, invadiendo banquetas y calles sin importar la interrupción de la vialidad. Estos templos miniatura hacen uso del mobiliario urbano como estructuras y soportes, tal es el caso de los adosados a postes de luz, semáforos o señalética de la ciudad (Fig. 25). Las esquinas son una constante dentro de la ubicación de los humilladeros, hay esquinas que tienen más de un humilladero presente, y gracias a esta ubicación privilegiada

 

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los humilladeros pueden volverse un referente geográfico dentro del barrio donde se encuentran.

Lo anterior hace pensar en cómo los humilladeros se adaptan al espacio que los circunda, en el caso del centro histórico de la Ciudad de México, donde los humilladeros están dentro de las vecindades o en nichos dentro de los muros de las casas, estos nichos no sobresalen ya que el espacio es reducido al igual que las banquetas las cuales por la gran afluencia de gente a esta zona no son irrumpidas por estas construcciones (Fig. 26).

 

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A diferencia de lo anterior, en barrios donde hay más libertad por parte de los habitantes, los humilladeros alcanzan dimensiones asombrosas, en la colonia Oficios, por nombrar una, al oriente de la ciudad hay un gran número de ellos y sin importar el obstaculizar banqueta y calle llegan a tener hasta tres pisos de altura (Fig. 27).

IV.2 Funciones de los humilladeros Los humilladeros pueden encontrarse en lugares estratégicos para que cumplan con alguna función práctica, lo que se verá más adelante, por esto podemos encontrar humilladeros en donde antes se tiraba basura, en esquinas inseguras o lugares de alta inseguridad, lotes baldíos o construcciones abandonadas. El universo de lugares donde se pueden encontrar humilladeros dentro del espacio urbano es igual de diverso que sus formas y sus materiales ya que cada humilladero por ser una expresión popular espontánea es distinto y único en relación a los demás, tanto su localización como su forma, los materiales que lo conforman y su advocación son producto

 

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de la conjugación de un sin número de factores sociales, políticos, culturales, económicos y devocionales. Por lo general los humilladeros urbanos presentan dos funciones constantes que influyen en su forma, primeramente proteger a la imagen, y la segunda exhibirla y anunciar su presencia (Fig. 27).

La forma de los humilladeros probablemente está limitada por el presupuesto disponible, cosa estrechamente relacionada con la posición social del grupo que lo elabora. Los humilladeros elaborados por grupos de muy escasos recursos y con una posición social baja suelen ser pequeños y de materiales deleznables como madera, cartón o plástico, adosados a árboles o a muros, generalmente no cuentan con una imagen de bulto sino con una estampa o impresión bidimensional (Fig. 28).

 

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En el caso de los humilladeros realizados por grupos con mayor poder adquisitivo y con una mayor organización y nivel social, por ejemplo sitios de taxis, rutas de microbuses , unidades habitacionales, casas particulares o mercados, estos altares aprovechan la diversidad de materiales y explotan la ubicación dada al humilladero derrochando acabados lujosos y llamativos, así como estructuras más complejas y elaboradas, e incluso el contratar a alguien especializado en algún oficio para la elaboración de los detalles del humilladero. Este derroche de dinero y de materiales, además de una acción votiva a la divinidad, es una manera de ostentar y de hacerse un lugar en el barrio, colonia o calle en el que se encuentre. Aunque se cuente con un mayor presupuesto, los humilladeros no necesariamente tienen una mejor planeación, ya que las limitaciones no necesariamente son monetarias o sociales, sino también educativas, de habilidades o conocimiento sobre materiales y oficios. Una constante en estos casos es la austeridad de formas pero no de materiales, y la forma  

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básica de caja ortogonal, techo piramidal o plano y cuatro patas se repite, este último elemento, el de las patas, alza al humilladero a manera de un palafito, tal vez por cuestiones prácticas ya que al ras del piso se pierde visibilidad, o para separar a la imagen del suelo, dividiendo así el espacio sagrado del mundano. El pragmatismo está presente en estas construcciones, en muchos casos se integran como parte estructural del humilladero sostenes para floreros o veladoras, y de manera menos frecuente puertas de acceso trasero para no obstruir la visibilidad. Es prudente mencionar la clara intención de los humilladeros de montar una especie de escenario, donde el actor central es la imagen de bulto o la estampa de la divinidad, desde la estructura del humilladero, la iluminación, los adornos florales, guirnaldas, series de luz, regalos, veladoras e incluso otras imágenes religiosas. Además de lo anterior los humilladeros hacen uso de jardineras para sembrar plantas florales, cosa que además de ser práctica también sirve para delimitar el espacio sagrado, esto es constantemente visto en el universo de estas construcciones, el espacio sagrado es delimitado ya sea por jardineras, macetas o rejas, las cuales marcan un espacio intermedio entre el exterior, la calle como espacio mundano, y el sancta sanctórum al interior del humilladero, es curioso ver cómo este espacio intermedio suele estar adornado y cuidado también, con azulejos, pisos diversos, flores o pintura (Fig. 29). La teatralidad y el carácter escenográfico de los humilladeros reflejan una clara iniciativa creativa de las clases populares que los elaboran, haciendo uso de las herramientas que están a su alcance. Esta teatralidad puede llegar a grados de sofisticación complejos, dependiendo de las intenciones del sujeto o grupo que realice el humilladero.

 

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En general los humilladeros por ser de carácter popular y espontáneo no obedecen a mas que a algunas generalidades, las cuales dependen de su localización, del nivel socioeconómico y cultural del grupo autor, de la dinámica barrial y de muchos otros factores. No obstante se puede decir que los humilladeros hacen uso de diversos materiales, obedeciendo su forma a su función, los humilladeros son una suerte de vitrina, que protegen y exhiben a la imagen y que están insertos en un espacio urbanizado, público y a la vista de todos. Dependiendo del contexto son los oficios y técnicas implementados en su construcción, sin embargo, se puede decir que los más comúnmente utilizados son la herrería, el concreto, el vidrio y el aluminio, así como la madera, el aluminio y los domos de plástico.

 

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IV.3 Características formales de los humilladeros de la ciudad de México Los humilladeros en general pueden dividirse en varios grupos de acuerdo a sus formas, cada uno es muy diverso y variable, sin embargo se ha intentado clasificarlos según características generales que comparten entre ellos; recordemos que cada humilladero es el producto de un contexto y dinámicas distintas que lo hace único e irrepetible. Un primer gran grupo, fácilmente reconocible dentro del espacio urbano a primera vista, es el de los humilladeros que remiten a las formas arquetípicas de templos católicos como iglesias y capillas. Se trata de iglesias de proporciones mucho menores a las de las iglesias novohispanas, sin embargo se reproducen sus formas. Estos humilladeros son de planta de cruz latina, pueden presentar bóvedas de cañón corrido, cúpulas, capulines y campanarios o torres, se observa a la imagen desde la parte frontal, o lo que sería la portada. Estos humilladeros no siempre presentan todas las formas arquetípicas de un edificio católico novohispano, pueden solo presentar las torres, las cúpulas o ciertos elementos que sugieren esta decantación de formas hacia las clases populares45, este grupo de humilladeros generalmente están hechos de mampostería, sin embargo se pueden encontrar ejemplos de diversos materiales (Fig. 30).

                                                                                                                45  Algunos

humilladeros que no presentan en lo absoluto formas arquetípicas de los edificios de culto novohispanos son, sin embargo, adornados como si se tratara de alguna parroquia de tamaño natural, poniendo adornos florales que circundan el arco de entrada.  

 

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Otro gran grupo de humilladeros es el que se ciñe a la forma típica de una casa sencilla de dos aguas, con un cuerpo ortogonal. Es común ver estas construcciones de formas sencillas y austeras, su gran distintivo es, en efecto, el techo de dos aguas o incluso piramidal, generalmente tres de sus cuatro paredes son de vidrio, siendo la pared posterior donde se encuentra la imagen o estampa. Este grupo de humilladeros puede estar a nivel de piso, adosados a muros, esquinas y postes de luz o sobre pilotes que los elevan a la altura de los ojos, sus materiales pueden variar, desde aluminio y metal hasta mampostería y madera (Fig. 31). Dentro de este grupo se encuentran de igual forma los que no presentan un techo, sino solo son un cuerpo ortogonal sin mayores atributos, cosa que no los hace sencillos ni austeros.

 

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Probablemente sean los más comunes de todos, por el hecho de ser más sencillos en concebir y realizar, además de aprovechar estructuras previas, como se mencionó antes tales como postes de luz, o señalética urbana. Estos humilladeros son probablemente el grupo más diverso en cuanto técnicas y materiales empleados en su elaboración estos pueden ser desde mampostería hasta madera y plástico, tomemos en cuenta que esta forma por ser la más sencilla trasciende las posiciones sociales y económicas de los grupos que los elaboran, pueden ser de gran formato, superando la altura de una persona, de mediana talla o pequeños (Fig. 32). El último de los grandes grupos es el de los humilladeros que presentan apropiaciones de elementos arquitectónicos de la Nueva Basílica de Guadalupe. Al parecer escasos, este grupo es tal vez igualmente grande que los anteriormente mencionados. Sobre este grupo se ahondará más adelante, ya que son los humilladeros que interesan a esta investigación.

 

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V. El humilladero como expresión popular V.1 Los humilladeros: receptáculos devocionales Como se ha mencionado con anterioridad los humilladeros son fruto de acciones colectivas, devocionales y un tanto azarosas. Irrumpen en el espacio público respondiendo a varias necesidades, aunque esto signifique sacrificar otras de menor importancia como la vialidad o el aparente orden del paisaje urbano. Las dinámicas sociales alrededor de un humilladero son también definidas según el contexto que gestó a dicha construcción, sin embargo estas suelen ser mucho más homogéneas entre sí. Un humilladero nace por las necesidades devocionales de algún colectivo que busca satisfacerlas en su entorno, ya sea en el lugar donde habita, donde labora, así como los lugares que solamente transita.

 

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Los humilladeros son un referente directo en cuanto expresiones populares, ya que su constante renovación, así como su mantenimiento y actualizaciones nos arrojan importantes datos acerca de las dinámicas sociales, los gustos y los recursos de estas clases populares. Estos pequeños templos fungen como un recinto sagrado, el cual brinda protección a los transeúntes, son un lugar para encomendarse y agradecer, es por esto que las dinámicas alrededor de estás construcciones son similares a los templos de tamaño normal. Suelen ser un punto de encuentro en las fiestas religiosas, al albergar la imagen de la divinidad los festejos se realizan también entorno a estas edificaciones con todos los componentes de una fiesta religiosa en una iglesia o santuario. Además de una restauración y limpieza del humilladero, por lo general también se adorna la calle en la que está, y el día de la celebración la imagen es sacada del humilladero para ser festejada con los feligreses, se come en la calle, se ofrece una misa y al final del día es devuelta a su recinto46. Lo anterior hace pensar en cómo estas pequeñas construcciones son un punto de partida dentro de las clases populares para diversos comportamientos y expresiones. Volviendo a los humilladeros, es interesante observar cómo en general presentan algo mas que una simple estructura desarquitecturizada que es enriquecida con pintura de colores, floreros, estampas, macetas, crucifijos, etc. Por lo que es más correcto entender al humilladero como un todo que incluye tanto la estructura, la imagen y los accesorios religiosos que son añadidos posteriormente y de manera espontánea, colectiva, anónima y constante.                                                                                                                 46  Entrevista

con los choferes y el supervisor del paradero de Ave. Montevideo y Tenayo realizada por el autor. Colonia Guadalupe Tepeyac, 29 de marzo del 2010, México D.F.  

 

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Esta riqueza adosada a los humilladeros es otra muestra de la gran devoción del pueblo mexicano a la Virgen de Guadalupe principalmente, y a la diversidad de expresiones populares que de ella se desprenden, es por esto que estos recintos son un crisol de muchas otras expresiones populares. Además de los dedicados a la Guadalupana, existen muchas otras advocaciones dentro de los humilladeros urbanos. Una de las más comunes después de la Virgen de Guadalupe es la devoción a San Judas Tadeo, patrón de las causas desesperadas, caso que por su popularidad entre las clases sociales también recibe grandes celebraciones en templos de gran importancia como la parroquia de San Hipólito en el Centro Histórico de la Ciudad de México, así como en los humilladeros dedicados al santo. De acuerdo a las observaciones de esta investigación, otra advocación con gran y creciente popularidad es la de la Santa Muerte, también presente en el universo de los humilladeros urbanos, sin embargo la Santa Muerte está más comúnmente presente en las calles mediante una especie de humilladeros móviles, los cuales son llevados en la mañana y retirados por las noches. Es curioso observar cómo conviven en algunas calles del Centro Histórico la Santa Muerte y San Judas Tadeo, las divinidades favoritas de las clases populares, además de la virgen de Guadalupe. Es posible que los humilladeros en ciertos casos sirvan como espacio de catarsis devocional dentro de su contexto barrial, ya que la devoción hacia la Virgen de Guadalupe despierta la creatividad votiva entre los fieles, esta es una creatividad motivada por la fe y por los milagros cumplidos, por lo tanto el humilladero es también un receptáculo de una

 

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gran variedad de formas de ex votos. Aunado a lo anterior es importante tener en cuenta que en una gran cantidad de casos el humilladero en sí es un ex voto. Además del fervor creativo al que convocan los humilladeros, podemos observar aportaciones de diversas índoles a estas pequeñas construcciones, las cuales se engalanan con toda clase de beneficios y mejoras, tales como iluminación, instalación eléctrica, aportaciones de albañilería, herrería, pisos de madera, entre muchas otras. Muchos humilladeros urbanos toman importancia y un carácter más formal dentro de su contexto que otros que no son enriquecidos, esta diferenciación puede deberse al grado de importancia y posición social del grupo que lo elabora y administra, como se ha mencionado con anterioridad, o por la importancia geográfica y su relevancia geográfica dentro del espacio barrial. Estos humilladeros al cobrar importancia convocan no solamente a la devoción y a las prácticas religiosas, sino a las aportaciones expresivas de parte de los feligreses, adornos navideños, veladoras, efigies de otros santos, formando todo esto un cúmulo de expresiones emitidas por la comunidad que altera continuamente al humilladero. Esto nos habla de expresiones populares que no necesariamente se relacionan con las artesanías o con una autoría material de los objetos, sino de acciones votivas promovidas por un fervor religioso que lleva a un colectivo específico (colonia, barrio, cuadra, vecindad) a expresarse dentro de su contexto de manera similar que los demás colectivos lo hacen en sus propios contextos, esto también nos señala que el alcance de cada humilladero se reduce a su propio contexto. Es evidente que conforme los productos vayan cambiando también estas expresiones lo harán. Lo anteriormente expuesto sirve para entender al humilladero, las razones de su ubicación geográfica y las dinámicas sociales y votivas a su alrededor, así como las razones  

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de la diversidad de formas que conforman al universo de los humilladeros. Esto ayudará a la comprensión del objeto de estudio de esta investigación, los humilladeros que presentan apropiaciones de las formas arquitectónicas de la Nueva Basílica de Guadalupe.

V.2 Humilladeros urbanos de la Ciudad de México con apropiaciones de las formas arquitectónicas de la nueva Basílica de Guadalupe

Dentro del universo de humilladeros está el gran grupo que presenta apropiaciones de elementos arquitectónicos de la nueva basílica de Guadalupe. Estos humilladeros destacan del resto por las referencias directas a un edificio en concreto, y no a un prototipo abstracto de un templo religioso como es el caso de las iglesias novohispanas en miniatura. Estos humilladeros miran directamente al recinto de la Virgen de Guadalupe con la clara intención de recrear este lugar sagrado, reconociendo al edificio del Tepeyac como un escenario empapado de divinidad, buscando de esta manera una recreación del lugar a la imagen resguardada en el humilladero, y de esta forma trasladar el espacio sagrado completo o sea, basílica del Tepeyac, al espacio donde se localiza el humilladero, el cual puede ser un lugar de trabajo, en donde se habita, se transita, etc. Durante la investigación de campo, los entrevistados, que solían ser trabajadores del lugar, cuidadores especialmente asignados al humilladero o gente que habita en esa zona, identificaban rápidamente que los humilladeros en cuestión emulaban a la nueva basílica de Guadalupe, principalmente por el techo cónico convexo y por la planta circular o

 

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semicircular, esto nos habla de una cuestión práctica y funcional de las formas, las cuales nos indican la advocación de un humilladero sin necesariamente tener que ver la efigie de cerca y aprovechando que las peculiares formas de la nueva basílica de Guadalupe están fundidas con la devoción guadalupana. Las entrevistas hechas a los encargados de los humilladeros o trabajadores de la zona con contacto frecuente con el altar constantemente y de manera aproximada calculaban la construcción de los humilladeros hacía la segunda mitad de la década de los ochenta y hasta los noventa. Tomando en cuenta el posicionamiento de la Nueva Basílica de Guadalupe en la cultura popular y el proceso y tiempo que tomó se puede calcular que la decantanción de las formas tardó unos diez años, y expresiones populares como los humilladeros en cuestión empezaron a aparecer en el espacio urbano de la Ciudad de México a partir de la década de los ochenta. Hay que aclarar que humilladeros con estas apropiaciones de formas de la nueva Basílica siguen apareciendo, tal es el caso de un humilladero en el barrio Oficios al poniente de la Ciudad de México que en las imágenes de Google Street View (GSV) que son de 2009 aparece en construcción y presenta dichas formas (Fig. 33). Dentro de este grupo de humilladeros las variaciones son tan diversas como las condiciones que definen la existencia y forma de un humilladero, cada humilladero de estos es una reinterpretación particular de una o varias personas, las cuales estudiaron a profundidad o no las formas de la nueva basílica de Guadalupe. Estas reinterpretaciones dan cuenta de la diversidad de maneras en las que es entendido por las clases populares un edificio de la llamada ‘arquitectura culta’ o arquitectura oficial. Esto se pone en evidencia al comparar un humilladero que presente apropiaciones de estas formas con otro.  

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Los siguientes elementos que ponen en evidencia la apropiación de las formas de la nueva basílica de Guadalupe en los humilladeros pueden presentarse todos en uno mismo o no, ninguna de estas formas forzosamente está presente si otra lo está, así como ninguna es excluyente de otra. Este grupo de humilladeros cuenta, con condiciones de presupuesto, contexto social y político igualmente variable que los otros grupos anteriormente mencionados, sería erróneo pensar que su especificidad en cuanto a referencias formales los hace suntuosos o son elaborados por grupos con un mayor nivel socioeconómico o cultural, sin embargo muchas veces estos humilladeros presentan acabados lujosos y caros, al igual que los altares que no cumplen con estas referencias formales.

 

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Este cúmulo de humilladeros muestra como constantes distintivas varios elementos. Primeramente la planta circular, que emulando al edificio de Ramírez Vásquez muchos de estos humilladeros presentan este elemento, sin embargo no todos los humilladeros dentro de este grupo presentan necesariamente una planta circular. Otra característica, quizá la más constante y la más frecuente es el techo cónico excéntrico con las caras convexas, este techo que es una clara referencia si no es que copia detallista y reinterpretada de uno de los distintivos de la nueva basílica de Guadalupe es tan frecuente como diverso, a veces de mampostería o herrería, puede estar pintado de colores que remiten al color del bronce del templo del Tepeyac, verde, cobrizo, azul, sin embargo también puede tener colores libres y arbitrarios (Fig. 34).

Generalmente están señaladas las estrías también características de la basílica, el nivel de detallismo y fidelidad al edificio original varía, desde una simpleza hasta un nivel asombroso estudio del edificio de Ramírez Vásquez. Cabe mencionar que dentro de este elemento de apropiación también está presente la característica punta que sirve tanto de  

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ventilación como de iluminación del interior del edificio con su característica banda, a manera de cinturón que sirve de base a la cruz que corona a la nueva basílica. Las cruces presentes en el exterior de la nueva basílica también están presentes en este grupo de humilladeros, desde su ubicación, una al frente y la otra en la punta, hasta las formas características de una y de otra, las cuales son atípicas dentro de las cruces presentes en los demás edificios religiosos, contemporáneos o no. Desde luego esto no se puede generalizar, recordemos que cada humilladero es distinto ya que su contexto físico, social y económico es definitorio para sus formas (Fig. 35).

Otro elemento arquitectónico apropiado por las clases culturales y expuesto en los humilladeros es la celosía de estrías verticales de la parte posterior de la nueva basílica, esto es importante, ya que nos habla de un estudio meticuloso y de una clara intención por replicar al edificio incluso en su parte posterior, el estudio de estas formas secundarias y no

 

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necesariamente características de la nueva basílica nos habla de una apropiación completa de un edificio. Dentro de las formas de estos grupos también se encuentra la apropiación del tambor reticulado, se trata de la base y primer cuerpo de la basílica de Guadalupe, la que carga a la cúpula y presenta una serie de cuadrantes marcados pesadamente, el central de estos cuadrantes es el conocido balcón desde el cual el Papa Juan Pablo II dio misa en sus visitas a México47 (Fig. 36). Este elemento a pesar de no ser uno de los más característicos del edificio está presente en los humilladeros pero con menor frecuencia y no siempre de manera afortunada ni detallada.

                                                                                                                47  Francisco

 

J. Perea, El Papa en México, presencia y mensaje de Juan Pablo II, Diana, México, D.F. 1979.  

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Un elemento más de la basílica de Guadalupe presente en los humilladeros es la tipografía presente en todo el complejo de la Villa de Guadalupe, con la cual está escrito en la parte frontal del edificio la leyenda “Qué no estoy yo aquí que soy tu madre”. Este elemento a pesar de no ser un elemento arquitectónico es prudente mencionarlo, ya que forma parte de la imagen tanto de la Villa de Guadalupe como del edificio de Ramírez Vásquez. Esta tipografía está presente incluso en humilladeros que no presentan algún otro elemento similar o referente a la nueva basílica de Guadalupe. Los humilladeros con apropiaciones de las formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe forman junto con otros dos grandes grupos propuestos el universo de los humilladeros urbanos. El grupo que interesa a esta investigación es igualmente diverso que los otros, sin embargo más escaso, la cantidad de humilladeros que presentan estas apropiaciones por parte de las clases populares en menor en relación a los de formas ortogonales o arquetípicas de un templo novohispano, no por esto su población es pequeña. Recordemos que los humilladeros están presentes prácticamente en toda la ciudad, distribuidos a lo largo y ancho de zonas industriales, residenciales, de clases altas o populares. El que estos humilladeros presenten estas formas implica un mayor presupuesto tanto económico como educativo y cultural, ya que se necesita una planeación, la elaboración de un proyecto, la mezcla de oficios como herrería, cancelería y albañilería entre otros, todos con miras a un proyecto que no solamente cumplirá con las necesidades básicas de un humilladero, como podrían ser la mera protección y exhibición de la imagen, sino que también contempla una referencia directa y votiva la cual se enriquece y le da sentido al

 

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apropiarse de las formas del recinto primigenio: la nueva basílica de Guadalupe. Lo anterior es probablemente la razón por la que los humilladeros que presentan esta decantación de las formas cultas a las clases populares son escasos y peculiares dentro del universo total de los humilladeros; teniendo que sortear limitantes económicas, culturales y sociales estos proyectos colectivos y anónimos logran terminarse, es lógico que sean menos en cantidad que los demás grupos, los cuales son más sencillos, austeros o presentan formas más familiares dentro de las culturas populares. Dentro de este grupo de humilladeros guadalupanos encontramos una gran variedad en cuanto a materiales, soluciones y nivel de detalle, estos tres factores están íntimamente relacionados, hay que recordar que cada humilladero es producto de una interconexión de factores, los cuales son definidos y definen al grupo que los elabora, las necesidades devocionales, etc. A continuación se exponen algunos de los ejemplos que ayudan a ilustrar esta diversidad de maneras de aproximaciones hacia las formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe.

Humilladero de Indios Verdes Entre las calles de Insurgentes Norte y Huitzilihuitl en uno de los camellones del inmenso paradero de Indios Verdes se encuentra este humilladero (Fig. 37). Esta construcción que se encuentra sobre una base de mampostería y que está empotrada en una jardinera, pertenece a una línea de autobuses y es una de las reinterpretaciones más detalladas de la nueva basílica de Guadalupe dentro de los humilladeros observados por  

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esta investigación. Sobre la base de mampostería que incluye una pequeña escalinata, está el humilladero elaborado solamente de herrería y vidrio.

De planta circular, presenta por todos sus lados detalles estructurales del recinto de la virgen morena, como la división reticulada de las capillas en el registro superior, la celosía de estrías verticales en el lado posterior y los detalles escalonados a los costados de las entradas frontales. En la cúpula a manera de cono excéntrico y cóncavo las estrías están fuertemente señaladas, así como las dos cruces, la de la punta y la frontal, algo que llama la atención es el estudio de la punta de la cúpula, la cual también presenta el tragaluz que sirve de ducto de ventilación en el edificio del Tepeyac (Fig. 38).

 

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Es evidente que quien haya elaborado o dirigido la construcción de este humilladero conocía a detalle la nueva basílica. Probablemente el que este humilladero esté exento y no adosado a ningún muro haya facilitado el nivel de detalle, pudiendo reproducir la celosía de la parte posterior y los detalles escalonados (Fig. 39).

 

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A pesar del alto nivel de detalle buscado, las proporciones de la nueva basílica no fueron seguidas en la elaboración del humilladero, el cual presenta un tambor muy alto con relación a la altura y anchura de la cúpula, de esta forma el edificio fue seguido al pie de la letra solamente en cuanto a elementos externos emblemáticos se tratara. Esto último nos señala cómo las clases populares reinterpretan y adaptan a sus necesidades devocionales las formas de la arquitectura oficial, no perdamos de vista que estas reinterpretaciones están supeditadas a las limitaciones culturales, económicas y sociales del grupo que las elabora. Las proporciones de las formas del edificio de Ramírez Vásquez fueron alteradas para el funcionamiento del humilladero, de esta forma sí puede ser usado para contener la imagen de bulto de la Virgen de Guadalupe, algo curioso si pensamos que a pesar de ser una fiel reinterpretación del edificio no lo es en cuanto a la imagen ya que la Virgen de Guadalupe primigenia es un lienzo bidimensional, y en este y en la mayoría de los humilladeros la imagen es de bulto. El humilladero se abre por la parte frontal, a diferencia de otros humilladeros, entorpeciendo la vista de la imagen de la Virgen, pero siendo fieles a la forma del edificio de magnas proporciones, ya que reproduce tal cual el cómo se entra a la nueva basílica y desde donde se observa (Fig. 40). En las imágenes tomadas durante la investigación de campo, a finales de 2010, el humilladero está pintado en colores blanco y azul, probablemente aludiendo al óxido del bronce que recubre la cúpula del edificio de Ramírez Vásquez, sin embargo en las fotos de Google Street View (GSV) que datan del 2009 el humilladero estaba pintado en su totalidad de un verde pistache, el mismo color de los autobuses de la línea que ahí tiene su paradero. Esta variación cromática nos habla de dos cosas; primeramente de los constantes cambios  

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que un humilladero sufre a lo largo de su vida al ser un punto de referencia, de arraigo y fe, así como geográfico, las clases populares que se encargan de su mantenimiento adhieren objetos en su interior, cambian el aspecto o incluso amplían el espacio sagrado y lo trasladan alrededor del humilladero, esto también se puede ver con el adorno a manera de arco adintelado que sostiene guirnaldas al frente de este humilladero.

En segundo lugar, el que el humilladero presentara anteriormente el mismo color de los autobuses de esa línea pone en evidencia el carácter votivo de los humilladeros, a manera de exvoto, los choferes de la línea dan mantenimiento al humilladero y para hacer notar su acto lo pintan del mismo color que sus autobuses, haciendo más fuerte su arraigo tanto al humilladero como a su línea de autobuses y a su lugar de trabajo. Este humilladero también nos arroja información de la relación con su contexto, contrastando la limpieza y mantenimiento así como los materiales de la base y escalinata de  

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mampostería, los vidrios ahumados y la impecable pintura de la construcción con lo descuidado de las calles que lo circundan. El espacio sagrado es anónimamente aseado, restaurado y adornado, es digno de mantenerse limpio, de esta forma las acciones votivas no se limitan al espacio interior del humilladero, sino a la zona que lo circunda. Finalmente, en las fotografías tomadas para esta investigación se puede observar sobre el humilladero una gorra y una cubeta, las cuales seguramente pertenecen a uno de los encargados de la limpieza del lugar y del paradero de los autobuses, esto es algo constante en todos los humilladeros, lo cual nos señala una función más, y es la de un lugar de descanso, de trabajo y de arraigo el cual lleva una relación más profunda con la persona que se encarga de ese lugar.

Humilladero de Colima y Cuauhtémoc Este humilladero cuenta con una mayor infraestructura y mayor terreno que muchos otros. El lugar en el cuál está situado está delimitado por una reja que protege al altar, es de mayor altura en la parte posterior, esta reja es constante en muchos otros humilladeros, es una especie de divisor entre el espacio mundano y el sagrado, convirtiendo el interior de la edificación un sancta sanctórum, dicha reja sostiene en la parte frontal una caja para recibir limosnas y recipientes para flores (Fig. 41). El humilladero es de planta circular, el tambor metálico sobre una base de mampostería tiene la altura de una persona promedio, está coronado por el característico cono cóncavo excéntrico, las estrías son muy pronunciadas y el remate de la punta es una

 

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síntesis austera del la nueva basílica, siendo una cruz sencilla que parte de un tambor pequeño.

El humilladero además de contar con iluminación a su interior, tiene a un costado un farol que arranca del piso (Fig. 42). Al interior se puede observar un telón de fondo, el cual tapa la puerta de acceso del humilladero y da énfasis en la teatralidad y montaje al interior haciendo resaltar las imágenes que alberga, las cuales son la Virgen de Guadalupe al centro, San Judas Tadeo a la derecha y San Juan Diego del lado izquierdo y más cercano al espectador, de tal forma que este último mira reclinado a la Virgen.

 

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La escena pareciera ser el montaje tridimensional de alguna estampa religiosa, solo que con mayor libertad iconográfica, ya que la presencia de San Judas Tadeo desentona con la relación íntima entre la Guadalupana y el indio Juan Diego. San Judas Tadeo presente en este humilladero de advocación guadalupana nos hace notar la gran devoción de las clases populares a este santo, que no pretende ni puede rivalizar con el rito a la virgen, sin embargo está en un registro superior al de Juan Diego. El resto del espacio dentro del humilladero está ocupado por arreglos de flores artificiales. Durante la investigación de campo el humilladero sufrió algunas variaciones: el telón de fondo, originalmente blanco, fue sustituido por uno verde y posteriormente rojo. Dicho humilladero cambió de color varias veces; en las imágenes de GSV el humilladero aparece de color blanco con las estrías y la cruz doradas al igual que los taxis del sitio que patrocina (Fig. 43).

 

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Más adelante, a finales del 2009, el humilladero fue pintado en su totalidad de color verde y las estrías y la cruz de un tono más oscuro, al entrevistar a los taxistas contestaron que era en referencia al color de la cúpula de la nueva basílica de Guadalupe en el Tepeyac. Finalmente, a principios del 2010, el humilladero fue pintado de color cobrizo con pátina metálica y las estrías de la cúpula junto con la cruz fueron pintadas de plateado. Durante cada etapa el telón de fondo al interior del humilladero fue cambiado, al principio era blanco, luego fue verde y posteriormente rojo, todo esto para lograr una unidad cromática y una armonía, esto da prueba de cómo el humilladero funciona como un todo, incluyendo su interior, su estructura, su rededor y de cómo está en constante evolución. En diciembre del 2010 el sitio de taxis colgó una manta sobre el humilladero, invitando a la comunidad a asistir a la misa en honor a la virgen de Guadalupe, poniendo en evidencia la relevancia barrial del humilladero, el cual por su privilegiada ubicación, puede convocar a una ceremonia de medianas proporciones. La cita fue el 11 de diciembre, justo un día antes del día de la virgen de Guadalupe. Como se ha mencionado anteriormente, un  

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humilladero según su contexto puede cobrar gran importancia dentro de las dinámicas del barrio, volviéndose un punto clave de las necesidades devocionales del colectivo que lo circunda. Todos los domingos en el jardín en donde está este humilladero se establece un tianguis de comida, el cual usa al humilladero como ancla de las lonas de los puestos, sin embargo al retirarse el tianguis el espacio circundante al humilladero el perfectamente limpiado.

Humilladero de Montevideo y Tenayo Este humilladero es similar en forma, dimensiones y materiales al de Colima y Cuauhtémoc, no sería absurdo pensar que fue elaborado por el mismo hojalatero. Ambos patrocinan a transportistas, uno de taxis y otro de microbuses. La altura es superior a la de una persona promedio, es de planta circular y está apoyado en una base de mampostería recubierta con talavera poblana dispuesta en dos registros, la talavera y la pintura de la base hacen juego perfecto con la pintura color rosa y crema del resto de la estructura (Fig. 44). El humilladero tiene la parte posterior ocupada por una puerta metálica que sirve de acceso al interior, el resto está cubierto por vidrios ahumados, está coronado por la cúpula con forma de cono cóncavo, excéntrico y trunco, la punta remata con un mini tambor que sirve de marco a una cruz sencilla.

 

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El interior del humilladero tiene piso de duela, iluminación y una imagen de bulto de la Guadalupana de mediano formato, una efigie de San Juan Diego y arreglos de flores artificiales. La buena planeación de este humilladero también es similar a la del de la colonia Roma, y habla de un grado de planeación perteneciente a un grado de educación superior al de otros humilladeros; el acceso es por la parte posterior lo que no obstruye la visibilidad de la imagen sagrada. Este humilladero también cuenta con un gran presupuesto para su mantenimiento en relación a otros. El uso de vidrios ahumado, duela, iluminación e infraestructura eléctrica son evidencia de un derroche presupuestal, así como el impecable acabado que presenta (Fig. 45).

 

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Este humilladero contrasta notablemente con su entorno, su buen estado y grado de mantenimiento desentona con lo sucio y descuidado de la esquina, además de irrumpir en el espacio público obstruyendo la banqueta, sobre todo en un lugar de importante tránsito como lo es un paradero de microbuses en una de las esquinas de un eje vial. Como se ha mencionado anteriormente, esto es constante dentro del universo de los humilladeros, el espacio público es irrumpido y la vialidad y accesibilidad pasan a segundo plano frente a un espacio sagrado. El humilladero es propiedad colectiva de la ruta de microbuses que tiene base en esa esquina. El checador del sitio, al ser entrevistado dijo que el humilladero tenía un poco más de veinte años, que él es el encargado de su mantenimiento y que había sido el pago de una deuda que tenía uno de los choferes de la ruta con la virgen de Guadalupe, mismo que diseñó el pequeño altar. Lo platicado por el checador arroja información de la calidad

 

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votiva del humilladero y del nivel de agradecimiento del devoto, el cual no escatimó en lujos, ya que tomando en cuenta el trabajo en herrería, la instalación eléctrica, los vidrios y la talavera poblana podemos deducir que no salió nada barata la construcción del humilladero. El entrevistado también platicó que los días previos al 12 de diciembre se hace una fiesta en torno a la imagen de la Guadalupana, la cual es trasladada a un salón de fiestas cercano, antes cerraban la calle para comer al aire libre y llevarle mariachis, pero la delegación lo prohibió. La proximidad de este humilladero con la nueva basílica de Guadalupe hace pensar en una posible correlación entre forma y ubicación geográfica, teniendo una influencia radial el edificio de Ramírez Vásquez sobre los humilladeros próximos. Esto es posible pero tomando en cuenta que hay humilladeros con mayor grado de detalle que el de Montevideo en zonas tan lejanas al Tepeyac como Xochimilco, Iztapalapa o Azcapotzalco difícilmente se trata de una influencia por cercanía al edificio.

Humilladero del Metro Cuitláhuac Este altar es un buen ejemplo de la variedad y de las distintas aproximaciones de los humilladeros hacia las formas cultas y oficiales de la arquitectura “educada”, así como del uso de diversos materiales y cómo la creatividad colectiva soluciona problemas de manera tan variada como humilladeros hay en la ciudad. Este humilladero está localizado en un paradero de microbuses justo a la salida de la estación del Metro Cuitláhuac, una zona populosa y muy transitada sobre la avenida México-Tacubaya (Fig. 46).  

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Sobre una base de mampostería, la cuál tiene un nicho con un crucifijo descansa este humilladero, cuenta con una altura considerable, dos metros aproximadamente. Es de planta octagonal, con vidrios en todos sus lados, sobre el tambor media sección del característico cono convexo, es de cancelería de plástico y aluminio. Un trabajo de herrería señala la retícula del primer nivel de la nueva basílica de Guadalupe de manera muy esquemática. Durante la investigación de campo se entrevistó al checador del paradero de microbuses. Comentó que él mismo lo había diseñado inspirado en la Nueva Basílica de Guadalupe, que estaba incompleto ya que también había planeado una réplica del órgano para colocarlo dentro del humilladero. Comentó también que la virgen que se encuentra adentro fue regalada por una pasajera de la ruta, y calculó 20 años de edad al humilladero, él mismo no lo ejecutó, sino que lo mandó a hacer siguiendo su diseño.  

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El supervisor se mostró muy orgulloso de su humilladero y de que la forma se haya entendido, fue enfusivo y se explayó al momento de explicar y contar la historia del altar, esto nos habla de una relación estrecha entre el autor que sigue presente y el humilladero, generando un apego íntimo y personal. Lo anterior nos habla del carácter colectivo de este humilladero, ya que la virgen fue regalada por alguien ajeno al paradero, lo que motivó su construcción, lo que también es razón de la desproporción entre la imagen de la virgen y su recinto Al observar la dinámica del paradero se observó que el humilladero también funge como una superficie de trabajo, es donde el supervisor se recarga y escribe, funciona a manera de un escritorio de recepción. También sirve como ancla de lonas de los puestos ambulantes que lo rodean. Este humilladero cuenta con instalación eléctrica y focos a su interior (Fig. 47).

 

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Humilladero de Labradores y Hojalatería En el barrio Oficios, al poniente de la Ciudad de México, se encuentra este humilladero, entre muchos otros que presentan o no formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe. Este barrio presenta una cantidad sorprendente de humilladeros, probablemente a que es un vecindario casi completamente de clase baja, debido a la inseguridad o a la densidad poblacional concentrada en tan pequeño barrio. El humilladero en la esquina de las calles Labradores y Hojalatería es de proporciones relativamente grandes en relación a los ejemplos antes mencionados, con aproximadamente tres metros de altura. Es de planta circular con un diámetro aproximado de dos y medio metros. Este altar irrumpe en el espacio público, estando completamente en el arroyo vehicular, respetando, salvo por una pequeña porción, el espacio de la banqueta (Fig. 48).

 

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Una reja delimita el espacio mundano del sagrado, al igual que en el humilladero de Colima y Cuauhtémoc y que muchos otros. La reja es un barandal que no obstruye la visibilidad, dentro de la reja hay losetas cerámicas. El humilladero de planta perfectamente circular tiene tres vanos en la parte frontal, el vano central es la puerta de acceso y los laterales sólo son ventanas. En la parte posterior, que es ciega se observa un mural, el cual en un primer plano muestra a San Judas Tadeo, la virgen de San Juan de los Lagos y San Charbel, mural que se refleja en la pared a espaldas del humilladero, solo que con un paisaje de los volcanes del valle de México y como personajes están Jesucristo al centro, a los lados la virgen de San Juan de los Lagos y la Virgen de Guadalupe. La existencia de este último mural que sale del cuerpo y del espacio del humilladero es prueba de lo anteriormente mencionado: el humilladero funge como espacio sagrado, el cual muchas veces incluye la zona circundante, así no sólo el humilladero y su interior son un lugar privilegiado y sacralizado, sino la esquina o parcela en donde se encuentra (Fig. 49).

 

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El humilladero tiene como cúpula un cono excéntrico casi plano que es rematado por otro cono mucho más pronunciado que se asemeja a la sección superior de la cúpula de la nueva basílica de Guadalupe. Este remate tiene aplicaciones metálicas de tubos y pedazos de cancelería que fungen como estrías, este cono está trunco y señalado con una banda también metálica a manera de tambor de donde arranca la cruz mariana con el característico monograma, este último elemento de concreto macizo (Fig. 50).

La decoración mural es importante en este caso, está presente sobre las paredes del humilladero así como en la pared posterior. La pintura aplicada sobre el humilladero parecer querer contrarrestar la simplicidad de la construcción, la cual es un cilindro liso. En cuanto a la decoración externa, aparte de la pintura, se encontró durante la investigación de campo una serie navideña que circunda la cúpula y delinea el monograma

 

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de la cruz con la M. Al interior del humilladero resaltan redes de series navideñas, arreglos de flores artificiales que cuelgan como guirnaldas y pasto artificial. Al interior del humilladero no solo podemos encontrar la imagen de bulto de la Guadalupana, sino que alberga efigies de varios santos como San Martín de Porres, San Judas Tadeo, San Juan Diego y San Charbel, entre otros. La presencia de varias vírgenes o santos es común y constante en los humilladeros, como se ha podido observar en los ejemplos expuestos anteriormente. El caso de este altar no es la excepción, sin embargo la gran cantidad de imágenes sagradas es de notar, probablemente por el gran tamaño del humilladero o por lo diverso y populoso del barrio, también puede deberse a la preferencia por la diversidad del encargado del humilladero o por la cantidad de contribuciones de los fieles de los alrededores. La relación entre número de imágenes sagradas y el tamaño del humilladero no puede ser sólo una casualidad; dejando de lado la gran devoción y preferencia del pueblo mexicano hacia la virgen del Tepeyac, el humilladero con mayor espacio es más propenso a albergar más y más imágenes, ya sea que fue planeado así en un inicio o como practicidad teniendo espacio disponible. Este humilladero es un buen ejemplo de cómo las clases populares sacrifican espacio público para elaborar su propio espacio devocional, también nos sirve para ejemplificar la trascendencia del espacio sagrado y cómo sale del espacio interno del humilladero.

 

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Humilladero del segundo callejón de San Andrés, Azcapotzalco. Estos elementos reinterpretados y apropiados por las clases populares, de la nueva basílica de Guadalupe están presentes, por lo general, en humilladeros de advocación guadalupana, sin embargo se han encontrado algunos ejemplos dedicados a San Judas Tadeo con claras referencias al edificio del Tepeyac. El del humilladero con formas guadalupanas pero devoto a San Judas Tadeo es un caso aislado hasta ahora, y su existencia puede deberse a varios factores a continuación propuestos. Es posible que las formas arquitectónicas de la nueva basílica de Guadalupe tengan tanta importancia en el ámbito religioso que se hayan vuelto arquetipo de recinto sagrado, que cumple con las necesidades devocionales, trascendiendo así las formas arquitectónicas a los cultos y advocaciones. Esto nos habla de la gran importancia que puede cobrar un edificio que funge como recinto del culto más importante de una nación, el de la Virgen de Guadalupe. Así, San Judas Tadeo de gran importancia en los cultos religiosos de las clases populares se encuentra inserto antes que nada en un universo guadalupano (Fig. 51). Otra posibilidad es que se trate de un humilladero reciclado, y el cual por circunstancias que no conocemos haya cambiado de dueño, de cuidador o de advocación, algo altamente improbable, ya que es difícil competir con la virgen morena, un culto difícil de sustituir.

 

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Algo curioso es cómo este humilladero de planta semicircular y con cúpula claramente referente a la del edificio del Tepeyac tiene en su base las iniciales a manera de monograma las iniciales SJT correspondientes al santo, además de tener una paleta cromática que alude a los colores arquetípicos del santo en cuestión: verde, blanco y amarillo. Lo anterior indica que este humilladero tuvo planeación relacionada con su advocación, lo que puede ser suficiente para descartar la posibilidad del reciclaje del humilladero. Este humilladero es importante ya que nos dice que las formas arquitectónicas trascienden a las devociones, siempre y cuando estas formas sean tan importantes como lo son las de la nueva basílica, esto es posible al privilegiado lugar que tiene la virgen morena en la religiosidad mexicana.

 

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VI. Conclusiones La conformación de la identidad mexicana fue un proceso largo y azaroso, que dio como frutos al México moderno una serie de personajes, sentimientos y arquetipos inherentes a la mexicanidad presentes en el imaginario colectivo popular de México. Dentro de este imaginario una de las protagonistas es, sin duda alguna, la Virgen de Guadalupe, esta imagen sigue presente en los aconteceres religiosos, políticos e identitarios del país, su última actuación en la vida pública nacional fue a través de la Nueva Basílica, la visita papal y otros mecanismos que ya hemos visto. No es que la virgen no estuviera cómodamente inserta en la cultura popular desde siglos atrás, sino que después de la difusión del edificio de Ramírez Vázquez, y la apropiación de sus formas por parte de las clases populares, podemos ver el alcance real de esta devoción y de su nueva sede, a través de objetos específicos, en este caso los humilladeros. La presencia de humilladeros con apropiaciones arquitectónicas de la Nueva Basílica de Guadalupe a lo largo y ancho de la ciudad de México y del resto de la república son testimonio de varios aspectos de la situación nacional, como se ha demostrado en esta investigación. Primeramente el grandísimo alcance de la devoción guadalupana dentro de las clases populares, la presencia de humilladeros dedicados a la Guadalupana es inmensa, como se ha mencionado antes, es una advocación mariana de gran popularidad seguida por la de San Judas Tade. Así, la labor aglutinante que la Virgen Morena ha tenido a lo largo de los siglos dentro del pueblo mexicano sigue vigente con un profundo fervor religioso que comparten todos los mexicanos.  

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La presencia de estos humilladeros de manufactura popular al abarcar cualquier zona sin importar la clase social que domine el área o la índole del lugar –comercial, habitacional o industrial- hacen presente la imagen de la Guadalupana en casi todo espacio habitado. El hecho de que se respeten estos nichos de devoción popular, incluso cuando irrumpen el espacio público, nos muestra la necesidad a la devoción guadalupana por parte de todos los integrantes de la sociedad. Una vez más la virgen de Guadalupe patrocina una actividad artística popular como son los humilladeros. En segundo lugar, el número de humilladeros dentro de los espacios urbanos como rurales da muestra de la cantidad de población perteneciente a las clases bajas en el país, de sus limitaciones culturales, económicas, sociales y de una necesidad de adaptación del espacio que los rodea. La construcción de un humilladero por parte de un colectivo nos habla de una intención de hacer propio el espacio circundante. Ya sea de tránsito o de trabajo, es una manera de apropiación de su entorno a través de un símbolo religioso común, en este caso la Virgen de Guadalupe; esta intención de apropiación y pertenencia viene de parte de las clases populares que, por lo general son las más desposeídas, esto puede ser un mecanismo de defensa ante su difícil situación. Tercero, la apropiación de formas de la Nueva Basílica de Guadalupe pone en evidencia la fuerza de la Virgen del Tepeyac en relación a un todo, el santuario se funde con la imagen otrora protagonista y sinergizan para estar presentes en el imaginario colectivo, cosa que se ve materializada en los humilladeros que se apropian de este lenguaje arquitectónico, así la Nueva Basílica se inserta como un personaje dentro de la cultura popular por sí sola. La Virgen de Guadalupe es en parte transfigurada en las formas de la Nueva Basílica. Tan fuerte es esta decantación que hemos visto ejemplos que involucran las  

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formas arquitectónicas del edificio de Ramírez Vázquez en humilladeros que nada tienen que ver con la advocación guadalupana, tal vez, en este caso, la forma ha trascendido a la devoción y estemos presenciando el nacimiento de un futuro arquetipo arquitectónico que señale divinidad y religiosidad. Como se vio con anterioridad, la Nueva Basílica de Guadalupe fue objeto de diversos factores históricos, religiosos, políticos y sociales que la erigieron como un símbolo nacional per se, su presencia en la cultura popular la hace no solo un destino turístico obligado, sino un elemento activo en el acontecer público mexicano, esto se hace evidente en la presencia de los humilladeros que se apropian de su lenguaje arquitectónico, la Basílica sigue vigente y viva, los humilladeros que la emulan se siguen construyendo. Los humilladeros con formas similares a las de la Nueva Basílica, así como los que no las presenten son parte del cúmulo de expresiones populares de nuestro país, tienen una función social, religiosa y económica y son a la vez testimonio y síntoma de la situación por la que atraviesa nuestra nación. Así como las devociones pueden darnos datos de los problemas más comunes dentro de las clases populares, los humilladeros nos pueden hablar acerca de dinámicas sociales y barriales por su caracter práctico y por su estrecha relación con su entorno. Hemos visto cómo las clases populares se han apropiado de un símbolo de suma importancia dentro del ámbito religioso y cómo se transluce hacia expresiones populares como los humilladeros, apropiaciones que fungen como un mecanismo de defensa y legitimación. Sin embargo pienso que este mecanismo de apropiación no sólo está presente en el campo religioso devocional votivo, sino que también se pueden encontrar ejemplos de

 

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arquitectura popular civil que involucre la apropiación de otros objetos icónicos dentro de la cultura popular nacional: rascacielos, heráldica, estilos pictóricos, géneros musicales o modos de festejos están decantándose hacia las clases populares. Investigaciones dentro del campo de la historia del arte, la antropología o la sociología podrán dar en un futuro más información acerca de estos procesos socioculturales. La presente investigación ha catalogado y documentado de forma académica y desde la óptica de la historia del arte una buena parte de los humilladeros, en general y de manera específica; se ha propuesto una tipología y se ha ahondado en el grupo de los altares que presentan formas decantadas de la Nueva Basílica de Guadalupe proponiéndolos así como parte del patrimonio cultural de México. La presente reivindicación de estas expresiones populares por parte de la historia del arte tuvo como objetivo situarlos en el interés de futuros estudios académicos, hacer notar su relevancia dentro de la historia del país y de la cultura popular, para que en un futuro sean considerados como los documentos históricos y socioculturales que son, evitar su destrucción y promover su conservación.

 

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Anexo A Imágenes complementarias de otros humilladeros que presentan apropiaciones del lenguaje arauitectónico de la Nueva Basílica de Guadalupe.

Fig. 52. Humilladero en Avenida de las Granjas, Texcoco, Estado de México. Imagen de GSV.

Fig. 53. Humilladero en la calle de Violeta, Coyoacán, México, D.F. Foto del autor.

 

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Fig. 54. Humiladero en una gasolinera, Calzada Ermita Iztapalapa. Foto del autor.

Fig. 55. Humilladero dentro de una gasolinera, ave. Mazatlán, Condesa. Foto del autor.

 

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Fig. 56. Humilladero en el barrio Oficios, poniente de la ciudad de México. Foto del autor.

Fig. 57. Humilladero en la esquina de Alfareros y Panaderos en el barrio Oficios al poninete de la Ciudad de México. Foto del autor.

 

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Fig. 58. Humilladero dedicado a San Judas Tadeo con formas de la Nueva Basílica de Guadalupe, Calabazas y Maíz, Iztapalapa, México, D.F. Imagen de GSV.

Fig. 59. Humilladero en la calle de Membrillo en Iztapalapa, México, D.F. Foto de GSV.

 

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Fig. 60. Humilladero en la calle de Pozo Pedregal, Azcapotzalco, México, D.F. Imagen de GSV.

Fig. 61. Humilladero en la colonia Anáhuac, Itzcóatl y Lago Zirahuén, México, D.F. Imagen de GSV.

 

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Lista de ilustraciones Figura

Página

1. Humilladero anexo a sitio de taxis, Parque España, Condesa, México, D. F. .....................................................................................................................................8

2. Capilla posa del convento de Huejotzingo, Puebla, 1526-1570. ..............................12

3. Humilladero de la Calzada de Los Misterios, s. XVII. ............................................13

4. Detalle del manto de la Virgen de Guadalupe. .........................................................18

5. José Juárez (atribuído), Traslado de la Virgen de Guadalupe a la primera ermita y primer milagro, óleo sobre tela, 1653. .................................................................... 21

6. Anónimo, Estandarte de las fuerzas insurgentes, óleo sobre tela, ca. 1810.............23

7. Reconstrucción moderna de la enseña cristera. ........................................................24

 

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8. Casimiro Castro, La Villa de Guadalupe tomada en globo, tinta sobre papel, 1854. ...................................................................................................................................25

9. La Nueva Basílica de Guadalupe, Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, et al, 1976. ....................................................................................................................26

10. Bono guadalupano por veinte pesos, ca. 1974. ........................................................27

11. Juan Pablo II oficiando misa desde el balcón central de la Nueva Basílica de Guadalupe, 1979.......................................................................................................28

12. Medalla en plata conmemorativa de la primera visita del papa Juan Pablo II a México, 1979.............................................................................................................28

13. Anónimo, Álbum Guadalupano, Ediciones Marianas, 1983.....................................29

14. Souvenir guadalupano. .............................................................................................30

 

95  

15. Souvenir guadalupano...............................................................................................31

16. Anónimo, Logotipo de la estacion La Villa-Basílica del Sistema de Transporte Colectivo (Metro), ca. 1980......................................................................................32

17. Jaime Humberto Hermosillo, Matinée, 1976............................................................33

18. Anónimo, Exvoto de Ma. De la Luz Hernández Gasca, óleo sobre lámina, sin fecha......................................................................................................................... 35

19. Imprenta San Judas Tadeo, Cantos religiosos, alabanzas y mañanitas conocidos en todas las regiones, ca. 1991. ....................................................................................36

20. Xavier Gómez, Fiesta Guadalupana, óleo sobre tela, 1948.....................................37

21. Eduardo Führken, Casa habitación de Elías Henaine, 1939......................................38

22. Humilladero a orillas del Periférico sur....................................................................41

 

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23. Humilladero en ave. Politécnico...............................................................................42

24. Humilladero en Azcapotzalco...................................................................................43

25. Humilladero adosado a poste de luz..........................................................................44

26. Humilladero en la calle de Mesones, Centro Histórico.............................................44

27. Humilladero en Santa Úrsula Xitla, Tlalpan.............................................................46

28. Humilladero adosado a un árbol, Condesa................................................................47

29. Humilladero en Clavería...........................................................................................49

30. Humilladero con formas arquetípicas de un templo religioso novohispano.............51

31. Humilladero ortogonal..............................................................................................52

32. Humilladero elevado, Colonia Cuauhtémoc.............................................................53

33. Humilladero en construcción, colonia Oficios..........................................................59  

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34. Humilladero del Metro Apatlaco...............................................................................60

35. Humilladero en avenida Ticoman.............................................................................61

36. Humilladero del Callejón Chicoco............................................................................62

37. Vista lateral del humilladero de Indios Verdes.........................................................65

38. Detalle superior del humilladero de Indios Verdes...................................................66

39. Detalle posterior del humilladero de Indios Verdes..................................................66

40. Vista frontal del humilladero de Indios Verdes.........................................................68

41. Humilladero de Colima y Cuauhtémoc, Colonia Roma............................................70

42. Vista lateral del Humilladero de Colima y Cuauhtémoc...........................................71

43. Humilladero de Colima y Cuauhtémoc en 2009.......................................................72

44. Humilladero de Montevideo y Tenayo......................................................................74

45. Detalle de la cúpula del humilladero de Montevideo y Tenayo................................75  

98  

46. Humilladero a las afueras del Metro Cuitláhuac.......................................................77

47. Detalle del humilladero del Metro Cuitláhuac..........................................................78

48. Humilladero en la calle de Labradores......................................................................79

49. Detalle posterior del humilladero en la calle de Labradores.....................................80

50. Detalle del remate del humilladero en la calle de Labradores..................................81

51. Humilladero del Callejón San Andrés, Azcapotzalco..............................................84

52. Humilladero en Avenida de las Granjas, Texcoco, Estado de México....................89

53. Humilladero en la calle de Violeta, Coyoacán, México, D.F....................................89

54. Humilladero en una gasolinera, Calzada Ermita Iztapalapa......................................90

55. Humilladero dentro de una gasolinera, ave. Mazatlán, Condesa..............................90

56. Humilladero en el barrio Oficios, poniente de la ciudad de México.........................91

 

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57. Humilladero en la esquina de Alfareros y Panaderos en el barrio Oficios al poniente de la Ciudad de México............................................................................................91

58. Humilladero dedicado a San Judas Tadeo con formas de la Nueva Basílica de Guadalupe, Calabazas y Maíz, Iztapalapa, México, D.F. ........................................92

59. Humilladero en la calle de Membrillo en Iztapalapa, México, D.F. ........................92

60. Humilladero en la calle de Pozo Pedregal, Azcapotzalco, México, D.F. .................93

61. Humilladero en la colonia Anáhuac, Itzcóatl y Lago Zirahuén, México, D.F. ........93

 

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