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CIUDAD PUERTA DE DIOS Transformación Sobrenatural del Corazón Cambia Tu Corazón de Acuerdo al de Dios Pastor Dr. Rafy Jiménez PhD. www.rafyjimenez.org Mayo 26 de 2015
1 1 S E Ñ A L E S D E U N C O R A Z Ó N E N D U R E C I D O Parte 1
“Y circuncidara Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” Deuteronomio 30:20
Existen señales inequívocas de que un corazón ha perdido la sensibilidad y se ha endurecido, el reconocer esas señales nos ayuda a evaluar nuestro propio corazón, con el fin de detectar signos de frialdad y dureza.
También nos capacita para idenZficar esto en la gente a nuestro alrededor, que necesita ser sanada de la dureza del corazón.
1. Un corazón endurecido no siente la presencia de Dios.
Veamos una imagen clara: “y despertó Jacob de su sueño, y dijo: ciertamente Jehová esta en este lugar, y yo no lo sabía”. Génesis 28:16
Esto es un ejemplo de que Dios muchas veces está en un lugar y no saberlo, muy parecido a los discípulos que andando con el Maestro no sabían quién era.
El corazón que no siente la presencia de Dios suele ser hosZl hacia la manifestación de su presencia; es más, la resiente y hasta la rechaza por completo.
Cuando algo así le sucede a un crisZano acZvo este comienza a operar mecánicamente, sin la parZcipación del Espíritu de Dios porque la religiosidad ha invadido su ser interior.
Para transformar el corazón, la Palabra de Dios debe ser hablada desde una atmósfera en la cual Dios esté presente.
2. Un corazón duro no permite que la fe fluya.
“ Porque con el corazón se cree para jusZcia, pero con la boca se confiesa para salvación…… así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romano 10:10,17
La fe se genera en el corazón cuando oímos y recibimos la Palabra de Dios. Del mismo modo la fe se desarrolla en el corazón. Como hemos visto todo lo que está en el corazón saldrá al exterior en lo que decimos. Rara vez, hablamos por accidente. Nuestras palabras revelan aspectos de nuestro carácter y el estado de nuestro hombre interior.
Por lo tanto, si las confesiones de su boca no expresan la fe que hay en su corazón, entonces no está permiZendo que su fe fluya.
Por lo general cuando sucede esto, la causa es un corazón endurecido. Revise las áreas de su vida que estén están estancadas o corrompidas y compárela con las áreas en las que Dios se está moviendo y créame esto es un reflejo de cómo está tu corazón.
Cuando la fe fluye las palabras de su boca están llenas del poder de Dios. Pero cuando no fluye, sus palabras no están alineadas su Palabra; no serán un reflejo de la misma fe de Dios, y por ende carecerán de poder.
La fe funciona de acuerdo al razonamiento de Dios y no el de nuestra mente. Mira lo que dice el apóstol Pablo: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”. (1 CorinZos 1:25)
La fe no es simple opZmismo; más bien, según las Escrituras, es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, por tanto nuestro camino de fe es sobrenatural.
Un corazón endurecido pasa del compromiso a un simple “deseo”.
Otra señal de un corazón endurecido es que la persona abandonara su compromisos desconectándose de las acZvidades en las que antes parZcipaba con otros creyentes, con su familia, con sus colegas y demás. Su mente está llena de deseos, pero no llega a ningún lado porque la dureza de corazón ha inmovilizado su voluntad y ha anulado su moZvación.
Esta es la famosa frase de las personas que no Zenen compromiso y lo que Zene es solo un deseo eimero: “si esta visión es de Dios, se cumplirá; sino está bien de todos modos”.
Muchas iglesias están llenas de “deseadores,” cuyos corazones se han vuelto insensibles a la fe y a los asuntos espirituales y por tanto, no se comprometen a servir a otros ni a perseguir proyectos dignos.
La integridad de una persona se mide, no por sus palabras, sino por cuanto de lo que dice hace.
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