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CIUDAD PUERTA DE DIOS Transformación Sobrenatural del Corazón Cambia Tu Corazón de Acuerdo al de Dios Pastor Dr. Rafy Jiménez PhD. www.rafyjimenez.org Julio 21 de 2015
Sanidad para el Corazón Ofendido
“El Hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las con=endas de los hermanos son como cerrojos de alcázar” (Proverbios 18:19)
4 Soluciones para las Ofensas
Dado que las ofensas son inevitables en nuestro mundo caído, también son oportunidades para discernir el estado de nuestro corazón. Lo más sano que podemos hacer cuando somos ofendidos, es enfrentar ese asunto de inmediato.
Por tanto ahora mismo, antes que ocurra una nueva ofensa, tome conscientemente la decisión de perdonar a cualquier persona que lo ofenda en el futuro y de buscar también la reconciliación. Si usted se niega a hacer esto, sus relaciones serán débiles y de corta duración.
Los siguientes pasos lo capacitaran para escapar de la trampa de la ofensa.
1. Confesar las Ofensas
Veamos lo que revela la Biblia
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” San=ago 5:16
Para ser libre de las ofensas, la confesión es necesaria: *Primero la confesión a Dios. *Segundo la confesión ante aquellos que hemos ofendido. *Tercero ante quienes nos ofendieron.
Si estamos genuinamente contritos, debemos expresar nuestro arrepen=miento. Así que, comience a confesar ante Dios que usted ha guardado ofensas en su corazón, reconociendo que son pecados contra Él y contra otras personas. Solo a través de la confesión, su corazón podrá comenzar el proceso de sanidad.
2. Pedirle a Dios que lo perdone y perdonar a quienes lo han ofendido.
Es importante no solo confesar nuestras ofensas, sino también pedirle perdón a Dios por ellas; además debemos perdonarnos a nosotros mismos así como a nuestro prójimo, por las ofensas come=das.
Si no vamos más allá de confesar las ofensas en nuestro corazón, nuestra “confesión” puede volverse una queja amarga, que servirá solo para verbalizar nuestro resentimiento, no para sanarlo. El perdón es el antídoto que traerá sanidad. Por eso de nuevo digo, debemos pedirle perdón a Dios y a los demás por nuestras ofensas, y perdonar a cualquiera que nos haya ofendido.
Debemos prac=car el perdón como un es=lo de vida.
3. Morir al “yo” y a la naturaleza de pecado
Si queremos alcanzar mayores dimensiones del poder y la gloria de Dios, debemos renunciar al egocentrismo que demanda su derecho a la compensación y/o venganza cuando se ha come=do una falta contra nosotros.
Estar “muerto al yo” significa que no retenemos nada de Dios; Él es el Señor de nuestro corazón, alma, cuerpo, mente, fuerza, finanzas, ¡de todo! Ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que le pertenecemos a Él.
Además debemos morir a la naturaleza del pecado, quitándole el control sobre nosotros y, en cambio, dejando que sea la vida de Cristo y el Espíritu Santo de Dios quienes dirijan nuestros pensamientos y empoderen nuestras acciones.
Mira qué clase de revelación dice la biblia
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios el cual me amo y se entregó a si mismo por mi…… Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Gálatas 2:20; 5:24-‐25
Cuando usted muere a su naturaleza de pecado ya no se ofende fácilmente, tampoco se siente ofendido por asuntos triviales. Cuando usted muere al “yo”, libera su egocentrismo y le entrega su vida a su amoroso Creador para su propósito.
Sabrás que cuando ocurra una verdadera ofensa, Dios traerá jus=cia en esa circunstancia, y/o usará la ofensa para su bien.
“Y Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayuda a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28
4. Comprometerte a Madurar
Es hora de dejar la inmadurez atrás, para poder hacernos más fuerte espiritual y emocionalmente. A medida que maduramos, esas ofensas que solían carcomer nuestro ser interior ya no hallarán lugar para permanecer en nuestro corazón.
Consideraremos irrelevante e innecesario gastar =empo en esos asuntos, y no queramos arriesgar la salud de nuestra alma por una mera ofensa. Tendremos el amor y la paciencia para entender que quienes nos ofenden necesitan recorrer el camino hacia la madurez, tanto como nosotros lo necesitamos.
Vamos a Orar para Perdonar
Preguntas ????????
Estudio Próxima Semana: LIBRES DE UN CORAZÓN DE INCREDULIDAD