CRITICA DE LIBROS. económico-social cubano del azúcar. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1978, 3 vols. (350, 245 y 270 pp

CRITICA DE LIBROS M ANUEL MORENO FRA GINA LS, El Ingenio. Complejo económico-social cubano del azúcar. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 197

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.............................................................. DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN TITULACIÓN: TURISMO ASIGNATURA: C

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CRITICA DE LIBROS

M ANUEL MORENO FRA GINA LS, El Ingenio. Complejo económico-social cubano del azúcar. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1978, 3 vols. (350, 245 y 270 pp. respectiva­ mente), ilust.

En tres volúmenes manuales, bien editados en prensas cubanas e infortunadamente mal distribuidos por una firma neoyorquina (Ediciones Vitral Inc., N.Y.), Manuel Moreno Fraginals, estudioso cubano de la historia económica de su país, nos presenta ricamente investigado, analizado, compa­ rado y explicado el proceso histórico de la plantación, elabo­ ración e intercambio del azúcar cubano. El estudio, que cubre fundamentalmente los siglos XVIII y XIX, también ilustra y documenta profusamente los momentos en que la isla ingresó al mercado mundial y la primera parte de su tecnificación, mo­ dernización y expansión agroindustrial. La obra, en palabras de su autor, comenzó con un modesto esfuerzo historiográfico referido al azúcar e iniciado varios años antes. Con ella pretende analizar el desarrollo de esa producción en sus principales facetas, tanto como base de la economía de plantación, elemento fundámental de la estructura productiva insular, como para situar todo ello en los parámetros de la producción mundial. Mas la insistencia en no concebir y analizar los fenómenos conformados en el desa­ rrollo azucarero como hechos autónomos, ha llevado, a través,de El Ingenio, a que su autor pretenda “....seguir las huellas que arrancan el azúcar y se manifiestan en la instaura­ ción de una cátedra universitaria, o en un decreto sobre diez­ mos, o en la forma característica del complejo arquitectónico urbano, o en lo i efectos terribles del arrasamiento de los bos­ ques y la erosión de los suelos” (Moreno, 1-9). Así, es evidente que, a partir del análisis de un sistema productivo, el autor persigue conocer sus formas intelectuales de reproducción, sus expresiones político-económicas, sus manifestaciones cultura­

les y sus efectos en el medio ambiente físico. Para ello, del simple enunciado de haber utilizado métodos distintos a los convencionales y a partir de fuentes diversas, lo que le ha llevado a “conclusiones diferentes de las usuales”, Moreno Fraginals afirma la estructuración y referencia metodológica de su trabajo: “...el consecuente historiador marxista sigue el ejemplo creador de M arx, arranca de la posible totalidad histórica, evalúa y jerarquiza sus datos, y descubre la interacción continua entre todos los factores. Ya no se trata de sacar de las cabezas las concatenaciones de las cosas, sino de descubrirlas, en LOS. hp-rhns m is m o s ” U h id I1-94V

Ciertamente esa adopción metodológica, su seguimiento riguroso y el resultado manifiesto en la exposición, la relación e interpretación de hechos del proceso histórico analizado, acusan en el conjunto de El Ingenio, su trascendencia de la declaración a la práctica científica. Una visión histórica del desarrollo de la producción, azucarera cubana y antillana en los siglos XVIII y XIX en seis capítulos distintos, constituye la materia del primer volumen que es una versión ampliada y replanteada de un trabajo original de Moreno Fraginals publicado en 1964 por la» Comisión Nacional Cubana de la UNESCO. Destacando las condiciones reales de la producción diecio­ chesca en las Antillas, en contraste con las cubanas existentes en potencia, en el primer capítulo se presenta la cuestión del colonialismo y de la plantación. La temática del segundo se refiere a los aspectos de la economía internacional respecto a la plantación y la relación de ésta con el uso de la tierra. Parte de lo que de ello resulta lo presenta el autor al referirsé, con una lúcida visión, al mundo intelectual de los iniciadores del cre­ cimiento cubano azucarero y a la peculiar formación social que bautiza como “Sacarocracia” cubana del azúcar. En un sugerente tercer capítulo se analizan las institu­ ciones que se crearon en Cuba para adecuar su administración y aparato político a la creciente producción de azúcar a fines del siglo XVIII, el de la emergente cultura política cubana y el de la ideología resultante de una economía de plantación original y avasallante. La revisión de una serie de problemas derivados de la

política insular, de lo que la produce y a lo queda origen, cons­ tituyen el resto del primer volumen. De esa manera se analiza el medio físico desde la perspectiva de la expansiva plantación de caña (Cap. IV); la tecnología, su expresión, el problema de los bosques, la estimulante producción de ron y el aguardiente (Cap. V) y la importación decimonónica de mano de obra para laborar en plantaciones y en ingenios, como problema del trabajo y crecimiento demográfico, al igual que de rendimien­ to e inversión: a mayor número de trabajadores, mayor plus­ valía de trabajo pero también mayor inversión (Cap. VI) El segundo tomo de El Ingenio presenta materiales novedosos para el investigador del trabajo, la tecnología, la sociedad y la cultura del sistema de plantación. Bajo el título de “Trabajo y Sociedad” se exponen, en una primera parte, los problemas de la mano de obra africana, su exportación de origen, las condiciones de su traslado, su compra-venta, su des­ tino y localización en la isla, su asentamiento y vivienda. Todo un cuadro de las dificultades para su integración orgánica es presentado objetivamente al hablar de la práctica ausencia de núcleos familiares estables, de la desproporción de los sectores sexuales de los esclavos, de la práctica de mantener separados a hombres y mujeres, del índice de mortalidad y de las pésimas condiciones de salud en el trabajo y los bohíos. El autor recoge, además, las expresiones de la violencia de las sublevaciones de esclavos y del paícrnalismo de los patrones en muchos ingenios cubanos. Una interesante relación de las creencias, prácticas cotidianas e ideología de la negritud redondea la visión de un sector importante de la sociedad cubana de los siglos XVIII y XIX y da cuenta del origen de buena parte de la cultura cubana contemporánea. Analizados frente a los factores de la producción y del tra­ bajo, los aspectos sociales referidos se relacionan de inmediato con la organización de las épocas y jornadas de trabajo, la tec­ nología, el control técnico, la concepción de rentabilidad pre­ valeciente en la Cuba del siglo XIX y aun con las condiciones derivadas de los conflictos internacionales que afectaban la ex­ portación e importación de mercancías en la isla.

El análisis que el autor hace de los factores perturbadores de la vida social, del nivel y promedio de vida de la mano de obra esclava, frente a los servicios prestados por los patrones y los aspectos de la economía alimentaria cubana de ese tiempo, satisface para apreciar igualmente los cambios y adelantos logrados en Cuba respecto al manejo de la producción y la mano de obra en el siglo XIX. En la segunda parte de este volumen la preocupación del autor es la de describir y analizar la estructura socio-económica cubana en la transición de una economía mercantil -en la que predomina el sistema manufacturero, se emplea una tecnología de nivel medio y mano de obra esclava- a una economía de corte capitalista caracterizada por la industrialización, la tecnifícación de nivel avanzado y el empleo de mano de obra asala­ riada. En un convincente intento de periodificar la historia eco­ nómica cubana, de acuerdo a las condiciones materiales obser­ vables en las que la isla produjo e intercambió su azúcar y otras mercancías, M oreno Fraginals establece dos períodos. Un pri­ mero de 1788-1792 a 1869-1873 y el que le sucede, entre esos últimos años y los de 1929-1933 cuando, por cierto, aparece en la escena cubana Fulgencio Batista asociado a una junta mili­ tar y se inicia su arribo al poder. La estructuración de un nuevo orden económico social, iniciado a fines del siglo XVIII, en el que Cuba logró cierta autonomía e independencia de la metró­ poli y desarrollarse; la caducidad del sistema esclavista en términos de productividad, la tecnologización (maquinaria de vapor, ferrocarriles), la producción semimecanizada y la rein­ tervención en Cuba de la metrópoli española (1820-1840) cons­ tituyen, junto con un crecimiento por involución, reducción de la pluralidad de mercados, caída del tráfico esclavista y crisis de la agroindustria cubana de azúcar (séptima década del siglo XIX) las fases sobresalientes del primer período. La transformación estructural de la industria del azúcar y su tecnifícación en Cuba, la emergencia del monopolio refinador (últi­ mas décadas del siglo XIX) y la dependencia cubana del merca­ do norteamericano, asociada a un “desarrollo deforme como vehículo de dependencia”, son las primeras fases del segundo

período que concluye en 1959 con la revolución y la nacionali­ zación de esa industria. El autor inicia el tercer volumen de El Ingenio con una dis­ cusión sobre la relevancia del estudio de la estadística de los siglos XVIII y XIX, tanto de la generada en Cuba como la pro­ ducida fuera de la isla que la complementa, tendiente a la com­ prensión del desarrollo económico, del colonialismo y de la for­ mación de clases dominantes en Cuba. Ahí resalta la calidad técnica y la confiabilidad de las clasificaciones mercantiles y de las informaciones estadísticas de la primera mitad del siglo XIX para poder historiografiar la economía de la isla. Destaca también la importancia que tuvo para Cuba su crecimiento economico (Primer exportador de azúcar hasta 1870, de café hasta 1840, de los primeros productores de cera y miel de abe­ jas, cobre, tabaco, maderas preciosas y segundo país exportador-importador en relación con los Estados Unidos) respecto al nivel de su eficiencia técnico-informativa y el de ésta como base de su desarrollo. La historia de la estadística cubana se concibe ^n dos dis­ tintas épocas contrastantes pero consecuentes. En una primera (1826-1850) se respondió a la necesidad de una información rá­ pida, veraz y disponible que expidieron los propios producto­ res y sus compradores extranjeros. La segunda, ya bien caracte­ rizada en 1860, responde a la necesidad de desinformación, mas “ ...no se trata de una cuestión de pérdida... sino de ocultación de la información...(que se entiende cuando) se opera un proce­ so de apropiación por una minoría dominante” (M oreno,III, 10- 11).

El dominio de los intermediarios en los campos de la producción, el mercado, la información, y las operaciones de bolsa; las nuevas prácticas de crédito y de ventas, y los adelan­ tos tecnológicos en las comunicaciones, ayudan a entender las contradicciones habidas en Cuba entre los productores -la anti­ gua “Sacarocracia”- y los comerciantes, refaccionistas-negreros-represem.intes del comercio metropolitano. Todo este dra­ ma, como lo advierte el autor, permite finalmente comprender cómo, con sólo el control de los servicios, sin inversión alguna

en plantaciones o en ingenios, los Estados Unidos pudieron capturar la producción cubana del azúcar. Una nutrida información estadística a base de cuadros ocupa la segunda parte del tercer volumen. En ella se muestra la producción cubana mundial de caña y remolacha de 1820 a 1967, la exportación insular de azúcar y productos derivados, su producción por zonas y provincias, su destino en el mercado y la confirmación global de la producción cubana y su mercado exterior hasta el comienzo del presente siglo. Completan el tercer volumen y la obra en su conjunto un interesante glosario del azúcar y una “Mínima bibliografía” de 365 fichas comentadas que resulta básica, selecta y que orienta e informa a todo interesado sobre los mil y un ineisosde la pro­ ducción del azúcar en los ingenios. Resulta difícil, para quien sólo de manera tangencial se ha ocupado de la producción azucarera, e injusto, para quien no ha llevado a cabo una obra de tal magnitud como la de El Inge­ nio, el evaluarla y comentarla. No obstante, en una primera ins­ tancia se antoja la necesidad de ampliar el estudio de la historia de la plantación en Cuba que equivale al mismo estudio del colonialismo y, consecuentemente, al del ser actual de los que -colonialísticamente- hemos sido llamados “Latinoamerica­ nos”. La propia historia lo demanda si ha de aceptarse que el historiografiar equivale a un ejercicio de La Política. La isla de Cuba fue el primer territorio colonizado del con­ tinente americano, también el último independizado de la hege­ monía española. En Cuba se dio una primera versión del cam­ pesino latinoamericano, del pequeño y mediano propietario rural. Fungió como centro de colonización, produciendo y sien­ do base dé colonos expedicionarios. En Cuba se originó una de las más interesantes sociedades “criollas” latinoamericanas, la que, en consideración de Sidney Mintz, constituyó Una Cuba rural, prohispánica, autónom a, folk-católica; que desarrolló una literatura y una música distintivas, un dialecto español, una ideología nacional y adquirió integridad cultural y solida­ ridad al mismo tiempo, en contraste con otros territorios cari­ beños (Mintz 1974). Pocas colonias españolas estuvieron tanto tiempo ligadas

a la matriz colonial como Cuba. Pocas sufrieron tanto en carne propia las consecuencias de los conflictos de España con otras naciones. Cuba logró, no obstante, cierta autonomía e inde­ pendencia para manejar su desarrollo bajo la férula española y logró mantener íntegro su territorio después de haber sido do­ minada por los Estados Unidos. ¿Qué elementos o qué situacio­ nes del proceso histórico cubano resultan únicos respecto al resto de Latinoamérica? ¿Cuáles son comparables y similares? ¿Cuáles se pueden postular como comunes en el desarrollo de los países colonizados?. El estudio de M oreno Fraginals demanda una fuga hacia el pasado con preguntas referidas al presente. También, como promete su autor, hacia el presente, en términos de la proble­ mática de la economía política azucarera (I-ll). En cuanto al rigor en el uso de fuentes documentales escri­ tas y gráficas El Ingenio no tiene tacha y gracias a la reproduc­ ción de gráficas, dibujos y grabados se convierte, a su vez, en fuente indispensable para el estudio de la industria azucarera y muchos otros temas. A las ahora clásicas obras de Ramiro Guerra, Azúcar y Población en las Antillas; de Fernando Ortís Fernández, Con­ trapunteo cubano del tabaco v el azúcar y de Gilberto Freyre, Casa-Grande y Senzala, se ha sumado El Ingenio de Manuel Moreno Fraginals, una obra indispensable como punto de in­ formación, discusión e inspiración de la buena historia econó­ mica. José Lameiras El Colegio de Michoacún REFEREN CIAS. FREYRE, Gilberto (1977) Casa-Grande y Senzala. (Casa de vivienda y barracón), Caracas: Biblioteca Ayacucho. GUERRA, Ramiro (1927) Azúcar y población en las Antillas, La Habana: Cultural, S.A. -----(1940) La industria azucarera de Cuba, La Habana: Cultural, S.A.

MINTZ, Sidney (1974) Caribbean transformations, Chicago: Aldine. ORTIZ FERNANDEZ, Fernando (1940) Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. La Habana: Imprenta de Jesús Montero. Jean-Jacques SERVAN SCHREIBER, Le defi mondial, le livre de poche, No. 5576, París: Fayard, 1980, 480 pp. James W. BOTKIN, Mahdi ELM ANDJRA, Miercea MALITZA, On ne f i n itp a s d ’a pprendre. L efosséhum aind combler. R appor au Club de Rome, Pergamon Press, 1980, 180 -pp. La prospección y análisis global son normalmente más fá­ ciles de llevar a cabo a propósito de tecnologías de punta que el seguimiento del porvenir de las sociedades “retrasadas”. Es, sin embargo, de mayor interés, a fin de renovar y profundizar los estudios sobre el Tercer M undo, examinar lo que dicen quienes tratan de comprender hacia donde va el mundo en su conjunto. Examinemos primero lo dicho por Servan-Schreiber en Le défi m ondial Para situar mejor este libro, habrá que recor­ dar El desafío americano del mismo autor; escrito hace ya trece años. Este último libro preveía claramente lo que iba a conver­ tirse en la revolución tecnológica de la informática, así como el lugar que Japón iba a ocupar a este respecto dentro de la econo­ mía mundial. Pero ¿cómo no traer a colación que no preveía en absoluto la crisis que comenzó a otear en el horizonte por el año 1970 y que se presentó en el otoño de 1973? El autor no había descubierto aún a los petroleros del Tercer Mundo. Ignoraba, por su parte, a éste (salvo por una optimista previsión del fin de la guerra de Vietnam, que duraría aún otros siete años y me­ dio), lo que sorprende dentro de la visión mundial que desarro­ lla, a propósito de ciertos problemas de los Estados Unidos y de Europa. En Le défi mondial se vuelve a hallar el talento de periodis­ ta, la información política, un conocimiento de los expedientes técnicos. Pone esta vez su pluma al servicio de un Grupo de París -es uno de sus promotores- que incluye a europeos, jap o ­ neses y gente de la O PEP, reunidos para encontrar una solu-

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