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AÑO XV
BO G O TA , 1946
N° 92
DETERM INACION DE LA V ITA M IN A C EN ALGUNOS FORRAJES DE LAS SABANAS DE BOGOTA (0 Por FELIX ¡VI. OLIVARES
INTRODUCCION
No so-am ente el fin de llenar una form alidad reglam entaria, sino el deseo tam bién de contribuir en parte al estu dio de la com posición de una parte de la B rom atología V eterinaria de la Sa bana d e B ogotá la que me ha llevado a h acer el presente trabajo, y en el cual me inició nuestro apreciado profesor y decano de la Facultad doctor José Velásquez Q.
po, y el presente trabajo, que más que todo lo considero com o una in iciación hacia el estudio de los pastos en lo que respecta a su com posición en nuestra Facultad de M edicina Veterinaria, lie -' gue a tener algún interés, me sentiré satisfecho 'de haber correspondido, aun cuando sea en una ínfim a parte, a todos los ben eficios y fructíferas enseñanzas recibidas en m i querida Facultad.
Quizá , por el m om ento, aparte de una im portancia puram ente a;cadémcia, no revista el presente trabajo una im por tancia realm ente práctica com o fuera de pensarlo y desear, pues com o se verá más adelante, hasta h oy es m uy poca la im portancia que a la vitam ina C se le da dentro del cam po de la m edicina v e terinaria, y especialmente a la contenida en los pastos, pues se cree que ella es destruida des£^ el momento mismo de la masticación y de su acumulamiento en el rumen.
P or lo demás, dejo al criterio del H o norable C onsejo de Tesis el concepto que este pequeño trabajo pueda tener.
P ero a ciencia cierta, es tam bién des conocido hasta qué punto la vitam ina C es perdida en el rum en del ganado y tam bién de si algunos de los produc tos de oxidación de la vitam ina pueden ser convertidos en vitam ina C en el cuerpo anim al y ser utilizada com o tal en el organismo. Si después, cuando los estudios de la Vitam ina C, den tro del vasto cam po de la M edicina V eterinaria, tengan más cam
Term ino rindiendo m i testim onio de infinita gratitud ,al doctor José V elásquez Q., D ecano de la Facu'tad, p or las valiosas orientaciones que desde un prin cipio m e d io en la realización del pre sente trabajo. A l 'doctor H oracio Parra, D irector del Instituto de N utrición del Servicio C o o perativo Interam ericano de Salud P ú blica, por la form a gentil y desinteresada que tuvo al poner a mi disposición el L aboratorio para la realización de los análisis. A l doctor R oberto Castro, y Mrs. D o roth y M ontes, quím icos del L aboratorio de Nutrición por la valiosa y efectiva colaboración en la realización de los trabajos prácticos. (1 ) Tesis de grado.
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C A P IT U L O I Bosquejo sobre la historia y descubri miento de las vitaminas. E l descubrim iento de las vitam inas constituye uno de los capítulos apasio nantes de la m edicina y de la quím ica. E l conocim iento de la existencia de las enferm edades que h o y consideram os pro ducidas p or la falta o deficien cia en la alim entación de vitam inas data desde tiem pos m uy antiguos. A sí, con el descubrim iento de los es queletos prehistóricos (1 ), se descubre en ellos m arcados signos de raquitism o. L os síntom as del escorbuto, ceguera nocturna, eran conocidos por los anti guos m édicos y aparecen m uchos datos descritos en m anuscritos (1 ). P ero es de advertir que con la ex cep ción de la ce guera nocturna, no se con ocía ninguna terapia para la curación de estas en fer m edades. Los antiguos m édicos griegos, rom anos y árabes, recom endaban una terapia interna y externa, con hígado de cabra para curar la ceguera n octu r na. La cura del ciego Tobías por m edio de la bilis de pescado descrita en la biblia, pone a la luz un claro c o n o c i m iento 'de los m edios em pleados para p roced er contra la ceguera nocturna. En cam bio, para las otras en ferm e dades ya nom bradas, no se conocían ninguna clase de terapia y lo cual sola m ente v in o a con ocerse en los tiem pos m odernos. En 1657 H oefer (2 ) consideró que la ceguera nocturna era causada p or una m ala n u trición . A la misma conclusión llegó von B ergen en 1754. A m ediados del siglo X V I, el ju g o de lim ón y de n aranja fue recom endado para la curación del escorbuto. En 1755, R ouppe (2 ) observó que una deficien cia en vegetales frescos en la alim entación causaba el escorbuto. En 1720, K ram er (2 ) escribió en su “ M edicina Castrensis” que ninguna m e dicina, ni ninguna cirugía podría dar alivio al escorbuto. D ecía: “ P ero si us ted puede conseguir vegetales verdes; si usted puede preparar una cantidad su ficien te de frescos ju gos an tiescorbú
ticos; si tiene naranjas, lim ones, o su ju g o o su pulpa preservados con sueros en barril, así que usted pueda hacer una lim onada o m ejor dar la cantidad d e 3— 4 onzas de su ju g o en suero, us ted estará curado, sin otra asistencia de esta terrible en ferm edad” . En 1757, L ind (2 ) apuntó que m ientras el ju g o de lim ón retenía sus propieda des antiescorbúticas suficientem ente bien (lo usaba en sus largos v ia je s), n o había esperanza de preven ir el escorbuto por m edio de espinacas secas, porqu e éstas perdían durante su preparación algunas sustancias contenidas en el ju g o natu ral de la planta. En 1785 Rosen von Rosentein (2) pensó que el raquitism o era causado por una im perfecta alim entación anterior. En 1804, cuando el escorbuto era tan frecu en te en la A rm ada Británica, una ración regular con ju g o de lim ón deter m inó la rara 'desaparición de esta en ferm edad. En 1873 Foster (2) había observad o que palom os y perros m orían en un cor to período de tiem po cuando eran ali mentados sólo con carbohidratos, gra sas, proteínas y agua P o r los años 1878- 1882, el beriberi constituyó una tenebrosa en ferm ed a d . E l núm ero de casos era m u y grande pues se registraban anualm ente altos p orcen tajes de m ortalidad (2 5 -4 0 % ). P or el año de 1885, T akaki (2 ) pen só que la dieta tenía alguna relación con la enferm edad (b erib eri). Esto lo llev ó a h acer varios cam bios y m od ifica cio nes en ella. Uno de estos fu e el h aber sustituido cantidades considerables de arroz decorticado y p u lid o( que había sido anteriorm ente el único alim ento, p or cebada. Este cam bio llev ó p ráctica m ente a la desaparición del berib eri en la A rm ada Japonesa, y fu e en reali dad el prim er trabajo que con respecto a dicha enferm edad hacía, pues antes no se conocía nada más que los síntom as de la terrible enferm edad. Esta obser v ación de que el berih eri podía ser preven ido p or m edios dietéticos fu e el punto de partida para posteriores es tudios.
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En realidad, el estudio sobre la p osi ble causa en una form a más a fon do, de esas enferm edades que eran curadas, unas p or adición de ciertas sustancias (ju g os, vegetales frescos), otros por un cam bio en la alim entación, etc., y que hoy conocem os com o debidas a la insu ficien cia o carencia de vitam inas se in i cia en el año de 1897 con los estudios del sabio m édico holandés Eijkm an. En efecto, en 1897 E ijkm an (3 ) siendo m édico regional de las Indias H olande sas, estudió las esfadísticas y encontró que el b e r ib e r i. no se encontraba más qu e en aquellas regiones donde la ali m entación era solam ente a base de arroz decorticado y pulido. Tam bién que :as m anifestaciones del beriberi se presen taban con m enor intensidad cuando la d ecorticación era incom pleta. E sta-observación lo llev ó a conclu ir que en la parte del arroz que se quitaba, du rante la decorticación, debía contener alguna sustancia de acción preventiva sobre el beriberi Esta “ sustancia des con ocid a” fu e considerada com o el an tídoto de un veneno, veneno qu e se en contraba en el arroz decorticado. E ijkm an, con los m edios prim itivos de su laboratorio se dedicó a iden tifi car ese “ antídoto” , haciendo además es tudios experim entales en pollos, a los cuales som etió a una alim entación con arroz ipulido. Esos pollos presentaron una enferm edad m uy parecida en sus m anifestaciones al berib eri humano. En 1901 G rijns (2 ) m ostró que la p o li neuritis de los pollos, producida por una alim entación con arroz pulido podía pre venirse por la adición de habas nativas a d ich o arroz. En 1902 H u lsh off-P ol (2 ) probó tam bién con las habas y le encontró los efectos proven tivo y curativo para el be riberi. En 19G'6 E ijk m cn (2 ) retiró la h ip ó tesis de que el beriberi era produ cido por un veneno n ervioso y estableció “ que en el pulim ento del arroz estaba; presente una sustancia de naturaleza diferente a las proteínas, grp.sis y sales, sustancia qu e era indispensable para la salud y
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que su carencia era la causa de la P o lineuritis n utricional” . En 1907 Holst y Frolih (1 ), intentaron producir el beriberi en con ejillos de in dias experim entalm ente y exactam ente com o Eijkm an produjo esta enferm edad en pollos. Los con ejillos de indias, sin em bargo, no - desarrollaron el berib eri sino otra distinta enferm edad la cual fu e recon ocida com o e l “ escorbu to” . El des cubrim iento del escorbuto anim al ex p eri mental fu e pronto usado para estudiar la distribución del com puesto antiescor bútico en los alimentos. P or el año de 1910 Funk (3 ), a quien se puede considerar com o el prim ero que aisló la “ sustancia desconocida” , traba ja ba por entonces en el Instituto Lister de Londres, del cual era director el Dr. Martin. Este recibió la visita del Dr. Bradden, quien venía de las Indias H o landesas y le abordó el problem a del be riberi en dicha región. E l Dr. M artin de cía que el arroz decorticado debía estar desprovisto de algún am inoácido y esta venía a ser la causa de la eñferm edad. P artiendo de la anterior hipótesis, Funk em pezó su estudio. O btuvo las proteínas del arroz ya decorticado y tam bién las de la cutícula y pensó en producir el beriberi ex p eri m ental partiendo de la idea 'de que las prim eras proteínas (arroz decorticado) de bían de estar incom pletas, al m enos teó ricam ente. Después de algunas sem anas de trabajo, y de haber consultado varios estudios al respecto, resolvió abordar el problem a de otra manera. Funk consideró (3 ) que la en ferm edad (berib érica ) no estaba ligada, en form a alguna, a la cantidad de las proteínas, por lo cual dirigió su atención hacia el lado de las “ bases orgánicas” “ azoadas sim ples” . Este razonam iento lo hizo creer estar en lo cierto y por tal se dirigió a dem ostrar qu e la “ sustancia m isteriosa” era una sustancia sim ple análoga a las bases azoadas y no de extructura com plicada del tipo de las proteinas. Después de varios trabajos y razona m ientos, Funk se encontraba ante el d i lem a de com probar si aquella sustancia que prevenía y curaba el escorbuto sa
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trataba de una sustancia quím ica estable o de un producto de la naturaleza de los ferm en tos que el calor destruía. P ero el produ cto en cuestión se m ostraba bas tante resistente al calor y a los reactivos quím icos, puesto que la actividad antiberibérica contenida en la cutícula del arroz (o en la levadu ra) era p oco alterada, aún después de 24 horas de eb u llición con ácido su lfú rico al 20% . Esta experim en tación probaba que no se encontraba en presencia de un ferm ento. Y a con esto quiso' ¡también probar qu e el ázoe en traba en 1a constitución de la 's u s ta n cia buscada. , D em ostró Funk (3 ), que dicha sustan cia no era de naturaleza m ineral, pues calentada hasta destruir la m ateria or gánica de una muestra de la cutícula de arroz, en con tró que las cenizas no tenían ninguna actividad; p ro b ó tam bién que los alm idones, azúcares y grasas carecían d e toda activdiad antiberibérica. Con estas razones, fijó más su aten ción especialm ente sobre las m aterias azoadas. . P or procedim ientos qu ím icos y actuan do sobre la cutícula del arroz y la le vadura, obtuvo un precipitado en el que la m ayor parte de las m aterias azoadas estaban presentes. El filtrado de éste, no poseía ninguna clase de acción. F ra ccio nando cada vez más el precipitado antes, dicho,, en con tró presente la sustancia ac-tiva, la cual estaba asociada a una clase de bases azoadas: las Pirim idinas. Más tarde, obtuvo la cristalización de una sustancia la cual pu rificó. P roban do es ta sustancia cristalizada sobre unos p a lom os beribéricos, obtuvo sorprendentes curativos; encontró tam bién que eran su ficien tes pequeñísim as cantidades de esas sustancias para notar los efectos posi tivos. En resumen, es a Funk a quien se debe el aislam iento de la prim era Vitam ina (V itam in a B ) y lo cual logró en una form a m ás o m enos pura. F unk basándose y considerando que la sustancia p or él aislada era una “ A m i na” y adem ás de que esa sustancia era indispensable para la vida, la designó con el n om b re de V IT A M IN A . .
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DEFINICION DE VITAMINAS. NOMEN CLATURA Y CLASIFICACION DE LAS VITAM INAS - VITAM INAS Y HOR MONAS Las vitam inas, com o sustancias de una naturaleza com plicada que son, ha sido d ifícil buscar una defin ición que corres ponda exactam ente a su papel. Si es v e r dad que unas son ya preparadas por p r o cedim ientos sintéticos y otras ha podido conocérseles su fórm u la quím ica, etc ; los diferentes autores no han acordado en sus apreciaciones. A lgunos han tratado de definirlas basándose de su naturaleza quím ica, otros en su acción fisiológica, etc. Una defin ición , quizá bastante com pleta es la siguiente: “ Las V itam inas (1) son com puestos, los cuales son necesarios para el norm al crecim iento y m anteni m iento de la vida de los anim ales y del h om bre, quienes com o regla general, son incapaces de sintetizarlos p or procesos an abólicos y los cuales son efectiv os en pequeñas cantidades: no proporcion an energía y no son utilizados com o unida des constructoras de la arquictectura or gánica. P ero si son esenciales para la trasform ación de la energía y para la re gulación del n orm al m etabolism o de las unidades estructurales. Nomenclatura. P or los años de 1906Í912, H opkins (1 ), llam ó a los elem entos nutricionales que son necesarios para el organism o anim al, en unión" de las p ro teínas, grasas, carbohidratos, sales y agua “ Factores accesorios” , sistem atizando el conocim iento de estos ‘factores” . En 1912 Funk, propuso el térm ino genérico de “ Vitam inas, p orqu e estos com puestos, adem ás de ser necesarios para la vida eran, según él, aminas, basándose en que el fa ctor an tiberibérico que había ais lado era una “Amina”. En 1915 M endell, M c-C ollu m y D avis (1 ), distinguieron dos tipos diferentes de “ factores accesorios” , lo cual h icieron basándose en su solubilidad. A estos dos diferentes grupos los llam aron “ L ip o soluble A e H idrosoluble B ” .
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El prim ero de éstos se m ostraba a cu rar una enferm edad nutricial d e los ojos (X erofta lm ía y K eratom alacia) y ade más era necesaria para el crecim iento de l o s ; anim ales de experim entación. La deficiencia del segundo, producía el beriberi en palomas. En esta term ino logía no quedaba incluida la sustancia antiescorbútica. En 1920 D rum ond (1 ), propuso cam biar los térm inos genéricos d e Vitam ina, y llam ó al “ Factor L iposolu ble” V itam i na A , al H idrosoluble (com puesto antiberib érico) Vitam ina B y al factor an tiescorbútico Vitam ina C. Esta última sugerencia ha sido gene ralm ente adoptada por todos los inves tigadores, y las más recientes Vitam inas descubiertas, han sido clasificadas usan do las letras consecutivas del alfabeto. Así, M c-C ollum llam ó al factor antirraquítico V ita m in a . D, al com puesto anti estéril Vitam ina E, etc., así lo fu eron la G, H I. El fa ctor de la coagulación fu e el lla m ado "V itam ina K ” , tom ando la K del térm ino “ K oagulation” que en alemán em pieza por K . La Vitam ina que protege la perm ea bilidad de las células es llam ada “ V ita mina P ” . A parté de los térm inos “ V itam inas” y “ Factores A ccesorios” , han sido propues tos los de “ A diva n t” , “ H orm onas E x ó génas” , tom ando en cuenta que ninguno de los anteriores corresponde, en reali dad., a la naturaleza de las sustancias. T am poco estos últim os térm inos han te nido general aceptación. A q u ella qué originalm ente fu é llam a da “ Vitam ina B ” , exam inada, vino a ser una m ezcla de com puestos, lo cual se refiere h oy al “ C om plejo V itam ínico B ” , de acuerdo con la nom enclatura ori ginal. Este com plejo consiste en un des con ocido núm ero de diferentes V itam i nas, las cuales han sido designadas arbi trariam ente, com o Vitam inas B1-B2 etc. La Vitam ina antiberibérica, que fué la prim era que se aisló, viene a ser la que actualm ente se conoce com o “V i-' tamina B l “ .
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D espués otras diferentes Vitam inas han $ido incluidas dentro del grupo del “ C om p lejo B ” , diferenciando a cada una con subnúmeros. .. A . m edida que las Vitam inas eran ais ladas com o com puestos quím icos, se de signaban tam bién con el n om bre del com puesto quím ico a que pertenecen. Así p or ejem plo: la vitam ina B1 se le desig naba con el n om bre de “ Thiam ina” , a la “ Vitam ina B2, con el de R ibofla vin a” a la “ Vitam ina B6 con el de P irid ox in a” , etcétera. M ientras ha sido dem ostrado que la original “ Vitam ina B ” consiste en un núm ero variado de com puestos, quím ica y fisiológicam ente diferentes y cuya di ferenciación , com o ya se d ijo antes, se h ace por subnúm eros, en las “ V itam inas L iposolu bles A -D -E -K ” , h a r sido encon trado que se presentan naturalm ente, no com o com puestos, sino com o una m ezcla de varios, cada uno de los cuales e je r ce la misma acción fisiológica, pero qu e difieren ligeram ente, unos de otros, en la com posición quím ica (1 ). A sí por ejem plo, se dice que existen dos o tres Vitaminas A diferentes; al m í n im o 6 Vitaminas I>; tres Vitaminas E; dos Vitaminas K. Cada una de las V ita m inas de ‘ os diferentes grupos se d ife rencian, com o en el “ C om plejo B ” , p or subnúm eros. Por ejem plo, “ Vitam ina A l ” que ejerce, fisiológicam ente, el m is m o efecto de la “ Vitam ina A 2” , etc. P or otra parte, en las Vitam inas H id ro solubles (C om p lejo B ), cada una de ellas diferenciadas por el correspon dien te subnúm ero, indican una Vitam ina f i siológicam ente diferente y_ con un m eca nism o de acción enteram ente diferente. Clasificación. H oy las V itam inas se clasifican en dos grupos: las solubles en el agua llam adas Hiftrosolubles, y las so lubles en las grasas llam adas Liposolu bles. A l prim er grupo pertenecen: el com p le j o V itam ín ico B, Vitam ina C, Vitam ina J, el grupo de Vitam inas 1 (L l-1 2 ), V i tam ina F. A l segundo grupo perten ecen : las V i taminas del grupo A (Vitam ina A -A 2 A3 ? ) ; las Vitam inas del grupo D (D 2 -
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D 4 -D 5 -D 6 ); el grupo E (T o c o fe ro l a b - y ) ; la Vitam ina F (A c id o L in o le ic o ); las Vitam inas del grupo K (K 1 -K 2 ). Vitam inas y Horm onas. Antes de que los estudios sobre las V itam inas y H or m onas avanzaran, se m antenían a estos dos grupos de sustancias, que son de un gran poder activo y de una necesidad casi sin lím ites para la vida, com o in de pendientes unas de otras. Así, a 'as Vitam inas, prim itivam ente se les consideraba com o sustancias de ac ción específica, form adas exclu sivam en te en el R eino V egetal. En cam bio a las H orm on as se les consideraba d el R eino A n im al, “ destinadas a cum plir m isiones sim ilares en la vida anim al’ ’ . En e l Curso de los últim os años, ese con cepto ha sido m od ificado por con si derarlo, que no corresponde a los hechos. En e fe c to ,'y a está dem ostrado que las V i tam inas n o sólo se form an en los v ege tales, sino que tam bién se form an en el organism o anim al. A sí por ejem plo, la rata, bovin os, cánidos, som etidos a una dieta carente de “ Vitam ina C ” son ca paces de sintetizar grandes cantidades d e dicha Vitam ina; la Vitam ina D tam b ién se form a en el organism o anim al á partir de un esterol. E n lo que a las H orm onas respecta, en los últim os años han sido asiladas de los vegetales algunas sustancias de acción horm onal. A sí p or ejem plo, de la “ Nuez 'd,e la Palm era R ea l” se ha ex traí do una “ Estrona” o “ Folicu lin a v e g e ta l’’ (5 ) dotada de una m ism a actividad b iológica cuantitativa a la de los d iv er sos com puestos derivados e isóm eros ais lados del ovario, placenta y orina de h em bras y 'aún de los m achos (Sustan cias E s tróg en a s). P ero a pesar de que ya no se acepte una estricta separación entre vitam inas y horm onas, p or ser sustancias que están encargadas de una m isión más o m enos com ú n (Catalizadores, estim ulantes, etc.) es sabido que la m ayoría de las vita m i nas, que se form an en el reino vegetal n o son sintetizables p or e l anim al. P or tal se puede decir que. el anim al está li m itado a recib ir las vitám inas com o ta les, o com o provitam inas, transform án
dose estas últim as en vitam inas, bien p or la intervención de la energía radiante o p or in terven ción catalítica de otros fa c tores (4 ). Tanto la m ayoría de las v i tam inas com o las provitam inas le son suministradas al anim al y al h om bre por los vegetales directam ente, o indirecta m ente de los alim entos de origen animal, donde se han alm acenado, pues com o queda dicho anteriorm ente, en un sen tido general, los anim ales son incapaces de sintetizarlas. Las relaciones íntim as entre las v ita minas y horm onas es ya casi un hecho, pues podem os decir que “ una parte in te gral d e la acción de las vitam inas es su influ encia en la secreción de h orm o nas” . C om o las vitam inas ju eg an un papel indispensable en el m antenim ien to de la vida, una parte de su acción pu e de estar dirigida a in flu enciar esa se creción horm onal. A sí puede ser ob serv a do generalm ente que en los anim ales (1) en los cuales se han suspendido las v i tam inas en la alim entación, por un lar go período de tiem po, no solam ente el organism o entero sufre, sino que, espe cíficam en te las glándulas pierden vita li dad y com o un resultado de esto las se crecion es son reducidas. Esto ha sido especialm ente evidente en las glándulas germ inales (falta de Vitam ina ? ). P ero esta relación entre V itam inas y H orm onas no solam ente se hace m ani fiesta en lo que respecta a su influencia en la secreción horm onal. Tam bién p a rece existir un sinergism o >y antagonis m o entre ellas que al efecto ha sido postulada una teoría tal (1 ), aún cuan do son pocos y aislados los casos obser vados. A sí hay quienes han interpretado co m o un sinergism o entre la Vitam ina C y las H orm onas de la m edula y corteza su prarrenal. Ha sido com probada que la V itam ina C desem peña un papel esta bilizador de la Adrenalina, protegién dola de una desintegración precipitada d -4 ). La acción óptim a de la “ Cortina” tan só lo es posible eh presencia del A cid o Ascórb ico (4 ).
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Con relación al antagonism o se citan; entre la Vitam ina C y la H orm ona T i roides; tam bién entre la Vitam ina A y la Tiroxina, pues la Vitam ina frena la acción 'de la T iroxina y esta im pide una excesiva acción de la Vitam ina A (4 ). La H orm ona Paratiroides desarrolla su acción com pleta sólo en presencia de la Vitam ina D. P arece tam bién existir una relación en tre la Vitam ina B1 y la Insulina, pues am bos intervienen en el m etabolism o de los H idratos de Carbono en form a de cisiva (4 ). Estudios H istoquím icos realizados por Tonutti, han dem ostrado que la acum u lación de Vitam ina C en el organism o es una condición indispensable para la célu 'a , con el fin de que ella sea capaz de realizar ciertas síntesis, especialm en te de H orm onas (4 ). Tam bién se ha com probado que la V i tamina C, se alm acena en grandes can tidades en las Glándulas Endocrinas y esto parece venir a dem ostrar que esa acum ulación no se puede ya considerar com o un sim ple alm acenam iento, sino más bien com o una fu nción especial de la célula. CA PITU LO III VITAM INA C. (BOSQUEJO HISTORICO) COMO OBRA EN EL ORGANISMO — PROPIEDADES FISICAS Y QUIMICAS DE LA VITAM INA C. — BIOGENESIS La avitam inosis C, o m ejor decir, las diferentes m anifestaciones clínicas que h oy conocem os com o debidas a una ca_rencia o insuficiencia de dicha vitam i na, es conocida desde hace sig’ os Los s’ ntomas del escorbuto, enferm edad p ro ducida por la vítam inosis C, eran con nocidos por los m édicos antiguos. A sí lo atestiguan m anuscritos de aquella épo ca. Tam bién fué observado durante los largos viajes de la m arinería, las gue rras, etc , los síntomas escorbúticos los cuales aparecían debido a que las tro pas, etc., de barcos eran som etidas a ali m entaciones hechas en conserva en las que, debido al m anipuleo de preparación,
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perdían esa sustancia an tiescorbútica. P ero todas, esas m anifestaciones de la' enfermedad, desaparecían cuando las gen tes llegaban a tierra y com ían vegeta les verdes y frutas. Una de las prim eras com unicaciones sobre el em pleo de los vegetales verdes y frutas en el tratam iento del escorbuto fu é h echo p or Cartier en 1534 recalcan do sobre el poder curativo del extracto fresco de “ Pin och as” (4 ). Eí estudio de la naturaleza del escor buto fué objeto de profundas preocu pa ciones por los sabios m édicos e investi gadores desde siglos anteriores hasta el año de 1918 que fué cuando vino a p o nerse en claro que dicha enferm edad te nía por causa la falta en la alim entación de un factor dietario esp ecífico antiescor bútico. V eam os algunas ligeras referencias al respecto: A m ediados del siglo X V I fu e r e c o m endado el ju g o de lim ón y de naran jas en la curación del escorbuto. En 1665 D ietz observó el efecto cu ra tivo contra el escorbuto, con ju g os de vegetales frescos En 1720 K ram er (2 ), escribió en su “ M edicina Castrensis’’ la im posibilidad de curar el escorbuto con ninguna m e dic na ni tratam iento quirúrgico, pero sí, con vegetales verdes y ju gos de frutas. En 1755 R ou ppe (2 ), observó la apa rición del escorbuto cuando en la ali m entación la ración de vegetales verdes era deficiente. En 1757, L in d (2 ), observó la im posi bilidad de preven ir el escorbuto dando espinacas secas o conservadas y al res pecto advertía que seguram ente en la preparación se perdían “algunas sustan cias contenidas en su jugo natural”. En 1804, cuando el escorbuto fu é tan frecu ente en la A rm ada Británica, se o b servó la desaparición de la enferm edad dando una ración regular de ju g o de li m ón y de naranjas. En 1895 T heobald Sm íth (2 ), notó q u e en los con ejillos de indias som etidos a una dieta de avena, desarrollaban una enferm edad hem orrágica. P ero la im por tancia de este h ech o no v in o a ser to
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m ado en cuenta sino y a varios años des pués. P or los años de 1907-1912 H olst y F ro lich ( 2 ) j al m ism o tiem po que E ijkm an y otros m ostraban que el berib eri podía producirse en pollos com o resultado de una dieta carente de algunas sustancias definidas, aun cuando n o idénticas, em prendieron sim ilares experim en tos con diferentes anim ales de laboratorio con la esperanza de obtener alguna luz sobre la enferm edad beribérica. Pensando que sus experim entos podrían ser aplicados más directam ente a lo hum ano si p rim e ro se experim entaba en m am íferos, más bien que en pollos dieron particu lar atención a las pruebas de alim entación en con ejillos de indias. Para el efecto som etieron a estos anim ales a una ali m entación carente de régim en v erd e y daban solam ente cebada perlada y pan blanco. L os resultados de esta experim en ta ción fu eron m u y sorprendentes y distin tos a los que se obtenían con p ollos so m etidos a una dieta a base de arroz d e corticado y pulido. En efecto en v ez de que los con ejiddos en experim en tación presentaran los síntom as del berib eri e x perim ental, desarrollaban un cuadro de síntom as idéntico al escorbuto. En 1914 Hess y Fish describen la irru p ción del escorbuto en un asilo de niños huérfanos, los cuales habían sido alim en tados con leche calentada a 165? F p or 20 m inutos y a 145? F p or 30' m inutos En 1915 Ingier (2 ), estudió el efecto de una dieta escorbú tica en con ejillos de indias preñadas y sobre los recién n aci dos. E n contró que cu a n do la h em bra recibía dicha dieta en los prim eros esta dos de la preñez, los h ijos nacían m u er tos, con frecu encia prem aturam ente, y e l exam en de estos m ostraba eviden cia de una detención del crecim iento. C uan d o la dieta se daba solam ente durante los últim os días de la preñez, los h ijos n acían v ivos y aparentem ente com p leta m ente desarrollados, pero con el escor buto latente el cual pronto aparecía en la form a aguda si la m adre continuaba con esa dieta y los h ijos alim entándose con esa ’ eche. Tam bién observ ó qu e las
hem bras preñadas sucum bían más rápi dam ente con la dieta escorbútica que los anim ales no sujetos a las necesidades de preñez y lactancia. En 1916 Jackson y M oore describieron estudios experim entales de escorbuto en con ejillos de indias m antenidos b a jo con diciones de laboratorio, con una consi derable variedad de dietas, algunas de las cuales contenían alim entos supuestos antiescorbúticos. Los exám enes p ost-m ortem m ostraban hem orragias en los mús culos, extrem idades 'de los huesos, m e dula ósea, piel y pulpa de los dientes; tam bién hinchazón de las articulaciones y fragilidad de los huesos. En 1917 Chick y Hums (2 ), discutie ron sobre la necesidad de establecer una independencia entre las sustancias anti escorbúticas y antineuríticas en las die tas, la ausencia de la prim era en los c e reales y legum bres secas, su desarrollo en cada una de las sem illas cuando germ i nan (en las sem illas secas no se encuen tra Vitam ina C) y la presencia de ella, en variadas proporcion es en frutos y v e getales verdes. F u e en el año de 1918 (6 ) cuando v i n o a ponerse en claro que la causa del escorbu to era debida a la falta en la dieta de un factor. P robablem ente la tardanza en poner este punto en claro, y q u e fu e durante tanto tiem po una in cógnita, se debió en parte a1 hecho de que los prim eros y aún m uchos de los trabajos experim entales se llevaron a efecto en ratas y palom os, anim ales que no son susceptibles al escorbuto. P or los años de 1927-1928, el investi gador húngaro v. Szent G yógi aisló de las suprarrenales de las vacas y de algu nas plantas (ju g os cítricos, repollos, b er za ), una sustancia cristalina, del carác ter de un ácido orgánico fuerte, carac terizada por una intensa capacidad redu ctora, considerada por su descubridor com o sum am ente im portante para los procesos de oxid ación y reducción de la célula vegetal y lo llam ó “ A cid o H ex u rón ico” . (4). En 1932 G yogi, en colaboración con S v irb ely (4 ) dem ostró que su “ A cido H ex u rón ico’ ’ era idéntico a la Vitam ina
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C antiescorbútica. Y más trade en cola boración con H aw orth estableció una di ferente configuración estructural y lla mó a la Vitamina C, Acido Ascórbico. Tam bién en el año de 1942 fue anun ciado el aislam iento de la Vitam ina C cristalina, del ju g o del lim ón, p or K ing y Waugh. Después de averiguada la constitución de esta sustancia p or varios quím icos in gleses y alemanes (H aw orth, Hilst, Michel y colaboradores), Reigchstein con siguió en 1934 (4 ), la síntesis de! A cido A scórb ico dextrógiro, partiendo de la d-xilosona, obtenida tam bién sintética m ente; y m uy pronto la síntesis del A cido A scórbico levógiro idéntico a la V itam i na C. Otros m étodos sintéticos fueron elaborados en adelante. Como obra la Vitamina C: A lguna idea de cóm o actúa la Vitam ina C en el orga nismo ha sido obtenida de cuidadosos es tudios en conejillos de indias. P or ciertas pruebas quím icas, es p o sible trazar com o la Vitam ina C es usa da por el cuerpo, y cóm o cuando su au sencia tiene lugar, se notan los cam bios cuando ella es añadida. Tales estudios han dem ostrado (7 ) que en dichos animales tienen lugar im por tantes cam bios al rededor de las células de ciertos tejidos, tales com o en la m e dula ósea, la dentina y varios tejidos co nectivos. N orm alm ente dichas células están ro deadas por una sustancia dura, jaleosa o cem éntica, la cual, en anim ales despro vistos de Vitam ina C, aparecen com o una capa delgada de líquido (acu osa), que soporta débilm ente a las cé’ ulas Cuando la Vitam ina C es suplida de nuevo, la sustancia reasum e de nuevo su antiguo carácter. D e esto se deduce, indudable mente, que los resultados _obtenidos en caso de una insuficiencia de Vitam ina C sean debidos a esta liqu efacción de la sus tancia intercelular En conejos ha sido dem ostrado que las heridas experim entales curan m ucho más lentam ente cuando el anim al está som e tido a una dieta ba ja en Vitam ina C que cuando lo está a una dieta plena de dicha sustancia.
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En las enferm edades infecciosas, la ac ción an ti-infecciosa de la Vitam ina C encuentra su explicación en la observa ción de que la form ación de anticuerpos y el poder bactericida de la sangre pue den ser exaltados por la acción de la vitamina. Es posible que la desaparición de la Vitamina C durante el progreso de las enferm edades infecciosas, acom pañadas de fiebre, com o es usualm ente el caso, es debido en parte al aum ento d,el m eta bolism o que produce la elevación de la temperatura. Evidencia este aumento, en to'do caso, que la Vitam ina C juega una parte im portante en la defensa e inm u nidad del cuerpo y que los aumentos perm itidos son necesarios cuando esas de fensas son llamadas a com batir la in fección (7 ). El modo específico de acción de la V i tamina C, el cual está posiblemente aso ciado con su propiedad oxido-Reductora, aún permanece desconocido. Propiedades físicas de la Vitamina C. La Vitam ina C o A cid o A scórbico, se presenta com o un p olv o "blanco, cris talino, el cual se torna ligeram ente en am arillento estable, term olábil, fácilm en te oxidable por la luz; soluble en agua y alcohol; in soluble en benceno y éter; se funde aproxim adam ente a 192? C. Propiedades Químicas.— La Vitam ina C llamada A cido A scórbico, A cid o C evitám ico, se encuentra b a jo la form a natural en sus fuentes (vegetales verdes, fru ta s); ba jo la form a quím ica preparada sinté ticamente. Esta última tiene la com ple ta actividad fisiológica del producto n a tural El A cido A scórbico se encuentra ba jo las form as de A cido 1-A scórb ico, el cual es una lactona del 2-3 d ie n o l-l-A c id o gu-ónico y cuya actividad antiescorbú tica depende d el 4° átom o de carbon o donde sus propiedades ácidas son debi das al grupo “ enol” (8 ); lu ego está el A c i do D eh idro-A scórb ico, el cual es el p r o ducto prim ario (reversib le) de oxidación del A cido A scórb ico y el cual m anifiesta tener cerca la misma acción fisiológica de la form a reducida. En m edio de los dos anteriores hay
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el A cid o R am noascórbico, el cual es una quinta parte de potente con relación al A cido A scórb ico mismo. La Vitam ina C contenida en los ali m entos es debida solam ente al A cid o A s córb ico y a su producto de oxidación reversible (9 ). Entre, las propiedades quím icas del A cid o A scórb ico está la de ser un p o deroso agente oxido-reductor. Y esta c a pacidad réductora para reducir el nitrato de plata, el yodo, el ferrocian u ro, el azul de m etileno, el 2 -6 -d iclo ro fe n o l indoi'enoi, etc., sirve com o la- base para los m étodos de investigación ción h isto lógica y estim ación quím ica. La o x id a ción del A cid o A scórb ico se efectú a con especial facilidad en soluciones neutras y alcalinas, y en presencia de la luz; es estable en soluciones acidas y esta p r o piedad. se utiliza para la extración de O
ias fuentes naturales en las determ ina ciones, etc. La oxidación del A cido A scórb ico está inhibida por antioxidantes, especialm en te p or el HCN y el Sh glutation, y es m uy probable que a la presencia de tales sus tancias anti-oxidativas, se deba la es tabilidad de la Vitam ina C en el tejido vegetal y el organism o anim al (4 ). El A cid o A scórb ico tiene, com parativa m ente, una estructura sim ple la cual es sim ilar a la de los carbohidratos que contienen 6 (seis) átom os de carbono. La fórm ula em pírica condensada es C6 H8 0 6 . Contiene un doble enlace el cual posiblem ente es usado en los procesos de oxidación y reducción en el cuerpo humano. Las fórm ulas desarrolladas del A cid o 1-A scórb ico y a-dehidroascórbico son:
O
c
C----------
C
>>
I H O .C H O .C
J>
I
!
| ” ¡
O (A cid o
0 = C 1 -a scórb ico).
I I H .C ----------I H O .C .H I C H2 O H Biogénesis de la Vitam ina C El m eca nism o de la form ación de la Vitam ina C en los tejidos vegetales y anim ales p e r m anece aún desconocido. P arece con cebib le (1 ), que la V itam i na C puede ser producida por tran sfor m ación de azúcares ácidos, tales com o el A cid o G licurón ico, el G alacturónico, o por síntesis total. En fa v or de la últim a hipótesis es la observación de que constituyentes v o lá tiles de la materia no sapon ificable de tejidos de plantas y anim ales, lípidos, se conservan precursores del A cid o A s có r b ico en el cuerpo de la rata. A dem ás ha sido en con trado que la Vitam ina C con tenida en el hígado e intestino de las ratas
I | (A cid o Dehi| O d ra s ícó r b ico ) C | I
H .C
!
! H O .C .H I C H2 O H que habían sido som etidas a extrem os p e río'dos de inanición, no cam bia significati vam ente Esto sugiere que el precursor d e’ A cid o A scórb ico fué probablem en te de origen endógeno e independiente de la tasa de carbohidratos. Entre los m uchos azúcares investiga dos, la mañosa causa un gran crecim ien to de A cido A scórbico, más que otros azúcares investigados en experim entos in -vivo e in -v itro; tam bién la 1-sorbosa ha sido encontrada activa com o precu r sora de A cid o A scórbico. Recientem ente ha sido postulado que la presencia de trazas de M anganeso son necesarias para la próspera síntesis de la mañosa, y en m enor extensión, para
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la glucosa y galactosa, en tejidos de plantas y animales, especialm ente en el hígado. Tam bién la incapacidad del h om bre y con ejillos de indias para la síntesis de la Vitam ina C, ha sido discutida, en v is ta de la baja concentración de M anga neso en sus tejidos.
CA PITU LO IV IMPORTANCIA DE LA VITAM INA C EN GENERAL. IMPORTANCIA DE LA V I TAM INA C EN. MEDICINA VETERINA RIA. La Vitam ina C, aparte de su acción vitam ínica específica, y del norm al re querim iento nutricional para m antener, tanto en lo hum ano con en los animales, el equilibrio constante del norm al fu n cionam iento, com o lo hacen las otras vitam inas y horm onas, viene dicha V ita mina a constituir una nueva partida co mo droga (10) en la terapia diaria. El que la Vitam ina C desempeña un papel im portante, tanto en el organism o vegetal com o animal, es un hecho. En los vegetales lo dem uestra el h echo de que, com o en la arveja, se cortan las h o jas retoñales, el desarrollo de la planta se detiene, y solam ente el agregado de agua que contenga A cid o A scórbico fa cilita un desarrollo norm al (Prueba e x perim ental de von H susens) ( 4 ) . Com o se ha dicho anteriorm ente, has ta ahora no se conoce, de manera cier ta, el m odo de acción de la Vitam ina C en la vida celular (investigaciones re cientes hacen probable que el A cid o A s córb ico intervenga activam ente en la fotosíntesis de la planta verde, au n cu aqdo parece que p or su capacidad redu c tor?, desem peñe la función de un im por tante reductor interm edio en el desarro llo de los procesos de oxidación o deshidratación respectivam ente). La Vitam ina C tiene la posibilidad de r-ctivar ciertos ferm entos. A sí por ejem plo, es un activador de los ferm entos desdobladores de la albúmina, com o la Papaína (M aschm an y Helm ert, la C a-
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tepsina (v. Euler, K arrer y Zehender) y la Arginasa (E dlbacher Lenthardt) (4). Las inyecciones endovenosas de A cid o A s córb ico aumentan la actividad de la C atalasa de la sangre (Jusartz) (4). P or otra parte, una alim entación carente de Vitam ina C, dism inuye el tenor de ¡a Catalasa (4). De las hipoavitaminosis C . Stepp (4), ha señalado, aparte de otras causas de avitam inosis C, otras que podrían resi dir en alguna alteración de la resorción de las vitaminas, por ejem plo, en las gastroenteritis crónicas en las que, con m otivo de la fuerte aceleración del trán sito intestinal, las vitam inas son absor bidas en m enor cantidad. Especialm ente es deficiente .a resorción, en la aquilia y las gastroenteritis anacidas y su bá ci das (E inhauser). Es seguro que desem peña algún papel, la rápida oxidación y la subsiguiente inactivación del A cid o A scórb ico en m edio alcalino. D ebe tenerse en cuenta también qu e la Vitam ina C es destruida rápidam ente p or ciertas bacterias intestinales, tales c o m o del grupo Coli y el P aratífico B. El establecim iento patológico de tales ba c terias en el estóm ago e intestino delgado podría así originar grandes pérdidas de la Vitamina. Las hipoavitam inosis C podrían clasi ficarse en tres grupos: 1?.— Las prim arias debidas a una ca rencia directa de la Vitam ina en la a li menta ción. 29 — Las secundarias debidas a un re querim iento endógeno elevado de V ita m ina C, el que se com prueba en los d i versos estados m orbosos, tanto com o en la edad senil, durante el crecim iento, trabajo m uscular y sobre todo, durante el em barazo y la lactancia. 3?.— Una form a enterógena se desarro'la por una resorción deficiente, sea por un quim ism o anorm al o por una flora intestinal patológica, siendo n or mal el aporte de Vitam ina con la alim en tación. La vitamina C y la coagulación san guínea. U no de los trabajos sobre la m o dificación de la coagulación sanguínea por el ácido ascórbico es el h ech o p or
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K ohnau (4 ). En efecto, con el ácido as córb ico lev ógiro a un pH de 7.4, la coa gulación es acelerada, y este efecto del A cid o A scórb ico es reforza do por v esti gios o'e hierro. K ohnau explica la acción fa v o re ce d o ra de la coagulación, desenvuelto por el ácido, ascórbico, cóm o debido a una activación de la Trombina. Sin em bar go, ese efecto coagulante de la Vitam ina C es independiente del carácter propia mente vitamínico, y se basa, más bien, en el poder reductor d el ácido ascórbico. El poder coagulante no es de suyo e x clusivam ente del ácido ascórbico de p o der antiescorbútico, sino que lo es tam bién de los isómeros y homólogos de la Vitam ina C que no tienen efecto anties corb ú tico (4 ). La Vitamina C y las Hormonas. B a sándose en el hecho de que uno de los signos sobresalientes en los casos de hipoavitam inosis C eran las hem orragias, se pensó en hacer uso del ácido ascórbico en las afecciones h em orrágicas— y los resultados llevaron a considerar a la Vitam ina C com o un h em ostíptico e x celente en m uchos casos (B og er y S ch roed er) (4 ). A sí el ácido ascórbico ha sido indicado, sobre todo en: a ) Diátesis hem orrágicas (Púrpura de Schonlein-H enroch) y T rom bop enia esen cial. b ) Diátesis hem orrágicas de origen in feccioso en las cuales posiblem ente (F in k e) hay un déficit de Vitam ina C. c ) En los casos 'de H em ofilia, la V ita mina C pura ha dado m u y buenos resu l tados. La form a com o la Vitam ina C obra en esta enferm edad sobre el alte rado quim ism o de la sangre, n o sé sabe todavía. L o cierto es que con el trata m iento intenso con la Vitam ina C y u sa do m ejor por vía parenteral, se ha co n seguido reducir la duración de la h em o rragia y coagulación, de 6 a 10 horas, solam ente a pocos minutos. A dem ás se nota un m arcado m ejoram ien to d el es tado general. d) H em orragias pulm onares e) H em orragias gastrointestinales. f ) H em orragias renales.
g) Hem orragias post-operatorias. h ) Hem orragias post-ictéricas y postifosss. i) En algunas form as de hem orragias ginecológicas. j ) Hem orragias oculares. El m ecanism o cierto de cóm o la V ita mina C obra en las hem orragias no está aclarado todavía. Parece que .a V ita mina obra por una acción vascular, con sistente en la im perm eabilización de las paredes de los vasos capilares, indepen diente dei aum ento trom bocitario p r o ducido por la Vitam ina C. A sí parece de m ostrarlo la observación hecha en la enferm adad de W eilhof, en la que la h e m orragia se detiene ya antes de haber aum entado la cifra de trom bocitos (B o ger y Schroeder (4 ). En .a m ayoría de los casos de Trom bopenias las inyecciones de Vitam ina C producen un aum ento de T rom bocitos, y este aumento parece ser producido por una acción c e la Vitam ina en la m édu la de los huesos, en el sentido de au m entar la fu n ción trom bopoyética de dicha medula. En el m ecanism o de la acción antihem orrágica de la Vitam ina C, debe tener se en cuenta tam bién, la acción ya an tes dicha del papel ju gado p or la vitam i na en el proceso de la coagulación san guínea (activación de la T rom b in a ). La Vitamina C y el metabolismo cere bral. Las relaciones entre la Vitam ina C y el sistema n ervioso son todavía poco estudiadas. En los últim os tiem pos han aparecido algunas puplicacioníes sobre la posibilidad de m od ificar trastornos vegetativos con las Vitam inas C y B l. D iehl y N eum ann (4 ) dem ostraron que ’ a concentración más alta de la V itam i na C en el cerebro, se encuentra en aque llas partes en lc:S que se acum ulan los núcleos vegetativos. En cam bio regiones libres de estos centros, acusan un con tenido menor. Un ejem plo de la influencia de las V i taminas sobre la acción vegetativa -en docrina, es la m od ificación de la hipogluOemia paroxística por las Vitam inas B l y la C. A sí m ism o han respondido al tratam iento con dichas vitam inas los
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trastornos del sistema n ervioso vegetati vo debido a la hipertireosis. Vitamina C y el Canal gastrointestinal. La estrecha vecindad que existe entre la Vitam ina C y la pared intestinal parece de im portancia para el proceso biológico. E fectivam ente, en la avitam inosis C ex is te una marcada predisposición a las en ferm edades infecciosas del canal gastro intestinal. Investigaciones experim en ta les han dem ostrado que las lesiones m e cánicas de la m ucosa duodenal curan rápidam ente y aún com pletam ente con un régim en alim enticio rico en V itam i na C, mientras su falta fav orece el de sarrollo de úlceras pépticas. M ás aún, según otros investigaciones b a jo una ali m entación pobre en Vitam ina C, se de sarrollan, en m uchos casos, úlceras gás tricas y duodenales (4 ). Según estas investigaciones, la V ita mina C parece ser. precisam ente, de la m ayor im portancia para la preven ción de las úlceras del canal gastrointestinal Stepp y otros investigadores, basán dose en observaciones clínicas, recom en daron la adm inistración abundante de Vitam ina C en los casos de úlcera gás trica y duodenal. La Vitam ina C y la procreación. D u rante m ucho tiem po se creyó que la V i tamina C no era de im portancia para la función sexual. El h echo de que esta V i tamina se acum ula en las glándulas sexu a les, y de que en el escorbu to se m ani fiestan lesiones graves en los órganos sexuales de los anim ales de am bos sexos, dem uestran que existen tam bién rela ciones entre la sustancia C y la p rocrea ción. W inkler (4 ) constató que el conteni do C en el ovario infantil aumenta en la m adurez sexual y en el prim er tercio del embarazo. D ism inuye en- cam bio en el segundo y últim o tercio, durante los cuales la fu nción endocrina pasa del ovario a la placenta A base de estas in vestigaciones, el autor supone qu e la Vitam ina C es un activador esp ecífico de la función endocrina. D entro de la M edicina V eterinaria c o nocem os ya que m uchos casos de este rilidad e inapetencia sexual, ceden en
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form a adm irable, a un tratam iento parenteral con Vitam ina C. Vitamina C y fracturas óseas. E x p e riencias realizadas en con ejillos de indias han dem ostrado que la carencia de V i tam ina C im pide e in terfiere la regen era ción del hueso. Cuando la Vitam ina C era añadida a la dieta, la regen eración aparecía norm al. La adición de m ayores cantidades ce Vitam ina C, usualm ente acelera la regeneración El uso del ácido ascórbico está ju stificado en aquellas fracturas que son lentas en curación y tam bién en el tratam iento operatorio de fracturas y tum ores óseos (11). Tam bién se ha dem ostrado (12) que la deficien cia de Vitam ina C está acom p a ñada de disturbios en la form ación d el callo. Vitamina C y la curación de las heri das. E xperiencias realizadas en co n e ji llos de indias han dem ostrado que h ay un requerim iento de la Vitam ina C du rante la curación de las heridas, y q u e anim aies con una dieta deficiente en d i cha Vitam ina m ostraban una dism inu ción d e la vitam ina en los órganos de alm acenam iento, en la piel, y en la r e gión de la herida la cual es lenta en cu ración. A nim ales que recibieron dietas ricas en Vitam ina C y 100 m iligram os de la Vitam ina al día, m ostraron buena canti dad de la Vitam ina en los órganos de a l m acenam iento, la piel y la región de la herida, la cual cura m e jo r y está m ás lib re ’ de in feccion es que otros anim ales (13 ). Tam bién se habla de la acción que la Vitam ina C ejerce sobre el cuadro r o jo de la sangre, sobre ciertas en ferm edades alérgicas, y también sobre el m etabolis m o pigm entario, pues en este caso, el em pleo de la Vitam ina C en la en fer m edad de Addison, con un tratam iento in terno y enérgico, ha perm itido conse guir aclarar la piel Se habla tam bién del papel que ju e ga la Vitam ina C en las enferm edades in fecciosas Y ese efecto an tiin feccioso de h Vitam ina se ex p lica en el sentido de que los anticuerpos y el poder b a c tericida de la sangre pueden ser exalta
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dos por las aplicaciones del ácido as córb ico. En sentido igual se habla del sinergism o de la Vitam ina C y la H or m ona Cortical.
L A V IT A M IN A C ¿EN L A M E D IC IN A V E T E R IN A R IA Hasta hoy, el papel que la Vitam ina C ju ega en lo que respecta a la m ed i cina veterinaria es m u y p oco am plio y tam bién m u y poco lo qu e se conoce. La m a yor parte de las experiencias realizadas han sido llevadas en el sen tid o de probar que la m ayoría de los ■animales dom ésticos n o necesitan de la ad m in istración de la Vitam ina C. En electo, son varios los trabajos realizados en diferen tes especies anim ales con die tas escorbúticas sin p od er llegar a p r o ducir el escorbuto y sí en cam bio en contrar abundantes cantidades de la V i tamina C en diferentes órganos P e ro sí es ya un h ech o c?s i com p ro bado que la m ayoría de los anim ales do m ésticos, con algunas e x cep cion es( m o no, con ejillos de indias, h om bre y otros qu e no la sintetizan), son capaces de sintetizar la Vitam ina C en cantidades suficientes para satisfacer sus n ecesi dades, tam bién es verdad que no por ello los anim ales no dejan de m anifestar, en determ inadas ocasiones, algunas ne cesidades de esta Vitam ina com o es el caso de ciertos estados de esterilidad e inapetencia sexual en los bovin os, esta dos que ceden a un tratam iento paren teral con Vitam ina C. Tam bién se citan algunos casos, aún cuando aislados, de estados en perros que han desaparecido o m ejora d o con la adm inistración de á cido ascórbico o al gunas de sus fuentes (Ju gos cítricos, etc.). A sí, p or ejem plo, h ay algunos inform es ocasionales de la ocu rren cia espontánea de un estado parecido al escorbu to y el cu a l fu e m ejorado por la adm inistración de ácido ascórbico o d e alguna sustancia rica en Vitam ina C, tal com o el ju g o de lim ón. C ollet (14) ha descrito un estado en perros jóv en es m antenidos a una dieta
ba ja en Vitam ina C. Este estado presantaba los siguientes síntomas: ligera ane m ia, hinchazón de la m andíbula y signos de pseudoparálisis en los m iem bros El estado fu e com pletam ente m ejorado por la adm inistración de ju g o de lim ón y na ran jas F loh il (14) describe tam bién la ocu rren cia de síntom as parecidos al escor buto, en perros alim entados enteram en te con alim entos cocidos. Estos síntomas se disiparon con la adm inistración de ju go de lim ón. Jordán (1 4 ) ha h echo un in form e s i m ilar. P ero Innes (15) alim entó perros con una dieta com pletam ente deficien te en V itam ina C, y a los 5 meses : e esa dieta n o se p rodu jo m alos efectos en los ca chorros. Con la misma dieta, con ejillos d e indias m urieron en 25 días Los pe rros así alim entados, al final d ;l quinto m es, tenían am plia Vitamina C 'en el h ígado com o para p rotejer a los co n e ji llos de in iia s contra el escorbuto. G regoire (1 4 ), ha atribuido un estado observado en perros, y que él llam a “ En ferm edad de B a rlow ” , a una deficiencia de Vitam ina C en la ración. Los anim a les se ponen aném icos, presentan signos d e raquitism o, considerable dolor en los huesos a la presión y cerca de las articu laciones. Los anim ales perm anecen echa dos parte del tiem po; la excreción de Vitam ina C en la orina es más ba ja de lo norm al. A lgu nos anim ales respon die ron a dosis m asivas de Vitam ina C y otros nó. Este estado parece sólo ocurrir en anim ales jóven es y parece resultar de una falta en el m etabolism o de la V ita m ina C, sugiriendo una falta en el fu n cionam iento norm al del organ smo en la síntesis del ácido ascórbico, cuyas causas son desconocidas. A ves. En aves, Palm er (6 ) y cola b o radores encontraron que los pollos p o seen la habilidad. 3e sintetizar la V ita m ina C. En efecto, ellos encontraron que estos anim ales som etidos a una dieta ausente de esta Vitam ina tienen, a p e sar de ello, una gran riqueza de este fa ctor en su hígado.
R E V IS T A DE M ED ICIN A V E T E R IN A R IA Y DE ZO O TEC N IA
Las gallinas con dietas deficientes en esta Vitam ina no m anifiestan m alos e fe c tos y sus huevos em pollan norm alm en te (16). El huevo es prácticam ente libre en Vitam ina C Sin em bargo, el em brión contiene grandes cantidades de la Vita mina tan pronto com o alcanza el cuarto día de incubación (1 6 ). El hígado y riñón de gallinas alim en tadas con una dieta baja en Vitam ina C, por largos períodos de tiempo,, con tie nen grandes cantidades de este factor, lo que significa evidentem ente, que el ácido ascórbico es necesario para el n or mal proceso m étabólico en aves y a la vez estas son capaces de sintetizarla en cantidades suficientes para suplir sus dem andas (16). Bovinos. En los bovinos, así com o en los cánidos y aves, es un prin cipio ya establecido que ellos son capaces de rea lizar la síntesis de la Vitam ina C en cantidades suficientes para satisfacer sus demandas. Pero estudios más recientes tienden a hacer variar tal concepto, al haber lo grado resultados satisfactorios en bovinos en el tratam iento de ciertas form as de esterilidad e inapetencia sexual, con la adm inistración de ácido ascórbico. Y más aún, tiende a aceptarse (17) que la de ficiencia