DmaOiOR-piiopiKiiiain) D. Misnol H. do Cámuru, á imion so dii-igiri toda la corrcspimcloacin

DmaOiOR-piiopiKiiiain) D. Misnol H. do Cámuru, á imion so dii-igiri toda la corrcspimcloacin. f\ SUMARIO. _' • liQVÍstfi ild TtioHíis, pov AÜco.
Author:  Antonia Vera Ramos

1 downloads 51 Views 2MB Size

Recommend Stories


SO 2 + oxidante SO 3 + H 2 O H 2 SO 4 1. PRIMEROS CASOS DE LLUVIA ÁCIDA
1. PRIMEROS CASOS DE LLUVIA ÁCIDA. La lluvia ácida se conoce desde hace tiempo, pero se asociaba a emanaciones volcánicas. En el siglo XX, en Sudbury

ACIDO SULFURICO H 2 SO 4
ACIDO SULFURICO H2SO 4 1.- CONCENTRACIONES AMBIENTALES PERMISIBLES CHILE U.S.A. LÍMITES PERMISIBLES (L.P.), DECRETO Nº 745 Límite Permisible Ponde

Story Transcript

DmaOiOR-piiopiKiiiain) D. Misnol H. do Cámuru, á imion so dii-igiri toda la corrcspimcloacin.

f\

SUMARIO.

_'



liQVÍstfi ild TtioHíis, pov AÜco.—J/'ríj'íVíJiCil'íí', no^clíi originiil, por ü . ii. Püi-ez Giildó.q.—Exi*! i "lición tío loa fií-iibíidos (IÜI texto—La litifjoniíiliiicioi], ])or C. Pidlot, Traducirla por Jn. scííovitu [loíin Conoopiiion Cortatlii, (cnniimiacioi!.)—lioceíoa de nostrimbrcfi: IJim hoAn.—Miaco11 in c n.—C] 1 a ra d f>,—Ad ver tL'aü Í;IH ,—La b m- es, —Mo d i w.—A n n no 3 o s, G - i ' E i ' b a c l o s e n e l t e x t o — T m i o de calle—Soiiiln-ci-ft Zlü.v/n— Fichú C'uívr.fírt,—Giianiícion paní delnntüro do fuldn—Gwii'iiicion do eabüKiL da lobo.—Adonio aplicriblc á miu Ruarpíeioii,—Yolnntci plepado OTi j'injnili>g.—Giianiicion do doblca eabcwiH du lobo,—Volunto llamado de cíibezafi de lobo—Delantoi'O.^ do falda on iiiifíiilog.—CollaL-in con eborrura.—Dcl.inloro do falda uii foiJna do abaiiieo,—Deliintal do poi'ífii con plioeucH, pura niño.— CHCJUO Mancmi,— l'oüa MariiiSiun,rdo.—VK]\.\\. TJnquc.'«í.~LMv,o A'í/iPíi.—La^o Jilcnn.—'Lar.o Ñormmití'j.—Pufios ele brtii.stu—CWIavi]! cruxiido,—Capota Cü'nipwnilla. —Cnollo do bíitiata, con eliOiToni. K d i c i o n d e I t i b o r e s . — ( S o reparto con Ü1 texto.)—riiejjo do dibniof, estampado por ranbn.s oiiriia.—EKpIirondor cu el ramo de la costura y GU todo lo relativo al corto, armado y confección do loa vestidos y las regla.5 para .•Lumentar ó disminuir los patrones.—Frecio 3 pesetas cu Madrid y 3,50 en provincias. C a r t i l l a d o costura.—Método p a r a l a ensoñonzia d e la c o s t u r a on l a s esouelaa.—Traducción de la cartilla adoptada en Inglaterra en las principales esouelaa, seguid.i del método para aprender á tiaeorse una misma sus vestí-' doa. Un tomo en 8." mayor, con diseñcB de dochadoa, abecedarios de marear y muchos grabados para la mejor inteligencia dol texto,. A^'éndese al precio de 1 peseta, y de 1,,'íO en provincias. H e r i d a en el corazón, iiovela original deD. J . P . Sa]iaon. Un volumen, ou 8." mayor, do 200 páginas, 4 rs. en Madrid y 5 en provincias. Calor y fric.—Loecíones dadas en Liendres ¡í. uri auditorio eonipue-íto de jí'ivenes en las vacaciones do Navidad de .18(17, por Jolm TynchilL—Un tomo de 144 paga, con 3S grabados.—Precio: S ¡}cst¡ias. E l e m e n t o s d e F í s i c a al a l c a n c e d e t o d o el m u n d o , p o r D . Gumersindo Vicuña, catodrátieo déla ITniTorsidad do Madrid.—Esta obra, adoptada como texto en la Escuela do Institutrices do Madrid, eg la piimcra Físico-elemental quo está en armonín con los nuSs modernos adelantos de la ciencia. E n 8." mayoi-, 3f;4 piij^inaa con BU gi-abndos, 13 reales en Madrid y 30 en provineras. B o c e t o s a l t e m p l e , por D. -losó M. do Pereda.—Ztí mu¡í'.r d, 18. PrOTi-inuias; diricióadoau á osba Admímgtra- Proviaciag; dirigióadoso d oafcii Adniiiiístra- Provincmü' dii-ífiiúndo90 ¡i oata Admiiiiati-aüioii: Soincalro, 13 i-H.=Arjo, 3¿.==Poi' corcion: TriiUD.íLro. 1-i r!J.=3om09tro. '2G.= •cioii: Trímuíitro, 11 ra.=SoiiH!Btru, ^0.=^ i-QB)joiig¡ilGs: SeiiiüKtru, ÜU i-(i.=ArLn, 38. Afto, •13.=ror ütuTOsiionsalo.'): Triinuabra, Afio, •J3,=Po*' corrosponsaloa: Triíacatro, 16 ra.=Si>mo.ybro. 3(l.=Ano, 52. lÜKtr.injoi'o y Ultramiu'; ou LIL AiuinUtra15 i-.'í. =Süiiiostro, 30.=Aflo, 52. cion: Ano, 50 v!!.=Poi- uomiaionmio, 70. Estraiijoi'o y DUriiiii:ir' oii 1.1 Adiniíiíatra- l!xti"aTi]cr» y lJltrani!i.r; ou l;i Adiiiinisfti'aüiOtt: Ano, 30 rH,=Porüumi&ioiindo, 100. liioii: Aüo, SO ra,=POL- comisionado, 100,

EDICIONES ' L i y 3.a ó 2.^ y 3.»

EDICIÓN COMPLETA ( l . a 2.a y 3.a)

EDICIONES L ^ y 2.a

Miidi'id: Moa. CI'H,—'Irimcalro, 16.=Soiau3- ^[atli'íd: Un moH, fJ i-.y.='rrimoafcro-lS.:=SQ" ^ladi-id; üii inua, S rH.=TriiiiG3lir0| 21.=S3tro, a í . = A n o , (¡0. moabi'Q, -JL^Ailo SO. inosti'o, 31.=Ario, Cl. Provinumy: TrimoatL-e, ISr.i.^SDmcsbro, 33. Provincifia: Ti-ñnostro, 20 ra,=Somoabi'0,33. Pro-i-intiiiiíc Trimaibro, 23 r,^.=Scineabi'o, JS. =Año, OS, = r a r (jDiT03iionfi;ilo3; 20,38 y 70. =Ailo, 70,=Pí]r (iorrosiioafüilüs; li2, '12 y 7 1 =Ario, 83.=Poi- üon-ospoiisitlis: 30,52 y !tí. Bstraiijoi-D y Ultramar: Año, 100 ra. y 120 Exti-aiijofo y lJl!¡ramn.r: Año 100 ra. y 120 iior 13xli-aiijüro_ y Ulbi-atiiur: Aüo, 110 i-s. y 100 por Gomiaionado. coinisiODiido. l>or coiaiaionado.

ALBUMS DE LETRAS Y ENLACES. So pubüeavilii Doriodíeainonlo do ¿aioa, do ürosiliob y otras liiboi'G,g con los mojorM dibrijoa de LA QtrIn^^ALDA, cncuíidoriiadOB uon cubiorta do hijo,—Los prodoa MOráu: -J, O y 8 rs, uu Madrid: G, S y lU on iirovüiüiiLS.

E n vanta: ÍÑTúmoros completos, fl ra.—Número do uua sola odiciou, 4.—Pliegos de dibujos, estampados por las dos caras, f; rs.—Pliegos de dibujos, 4 rs.—Piezas de música, 4 rs.—Albums do eroehot, frivolitó y do colores para caunmaaoa y sedas, de 3 á 12 rs. Para las suscritoras, los pliegos do dibujos de auos auberioi-es 3 y 3rs.; los íllbumSj G rs. ^Vurnicios ií precios couvoueioualcs.

NOTA DE SUSCRÍCiON.

Sr. Admiüislrador ilu LA GLE ' HNALDA. Djrco, 2, MyJrid. % g

Me suscribo á LA GUIHNALDA,

'por

edición

de

y acompaño adjunto el importe da rs. vn. Deseo como regalo Á

Nombre. SrJ^ Pueblo y cali» proTÍnuia do

d*

D.*"

d& 188 (Firma fiuo'sa lo»,)

_,;...,...

LA QUIRNAJ.DA

REVISTA DE MODAS No obafcante, mis queridas lectoras, de que por nuestro bienestar hemos visto con satisfacción diiLcificarae un tiempo que nos trataba con tanta tira-

'

37

dlo de li'ebrei'o loco con BUS galas é invenciones. La conaigna para las recepciones es el color blanco, parbicularmente para las señoritas, por ser el quo iiiiís bien sienta á sus gracias juveniles, y ni decir blanco, se sobreentiende crema^ marfil, magnolia

TEA JE DE OAILE,

niv.TÍ ^'" T ^'"''^° pi-esentai' en esta Uevlstíi n s l w r '•^''''•''•^^'^^^"; P^^es, como en la anterior niñnrPm, ? ^"^ ""^ ^° ^'^'^^'^ olvidado, aignen en esta ?e e S i v n ^^'''^^'l^'''''' ti'^Jea ele salón. No qniel e e i l e s t w o Carnaval, como en el año que se ñid quedarse repagado en el presente, y aparece en meJ ASO xiv.-NÍM. S°~r, FEBiiKno 1880.

y todas las medías tinitiá uü poco atoarílíentáa, míts agradables aún ^ la vista que el blanco mismo; reinando en estos trajea una gran sencillez y elegancia. El raso ocupa siempre el primer lugar. Se le guarnece de ttil con hebras de oro ó cuentas, t a m -

It

LA &tJIRNAIJ)A

bien con gasas bordadas de flores de tjedaa de colores. Es precioso un veafcido de raso, roaa silv^eatre, recubierto casi íiodo de gasa blanca, Bembriida de niyosobis y capullos de rosas. Cuerpo de peto, muy largo en el delantero, abrochado por la espalda y guarnecido el eacotiC de una di'apería do gasa bordada. E a el pecbOj u a poco á la izquierda, se prende im ramo de loaas y niyosofcis, haciendo juego con otro que figura prender la drapeiía sobre el hombro derecho. Otro caprichoso modelo. Disponed una fnlda de tafefcan de Ifcalla, corta y de un blanco deslumbrador. Se drapa de tul de motitas, el cual debe ser muy ligero y graciosamente prendido, formando un vaporoso bullonado. Sobre la dicha falda, corriendo en encontrados sentidos, se colocan abundantea guirnaldas de enredaderas de todas clases y colores. Cuerpo de dos petos, baUonado de tul, con ramos en los hombi'cis, formando echarpe; el bajo de la falda se horda de enredaderas, y desapareciendo bajo- e.'itas mismas llores las palas de los zapatos, también blancos. Los pendientes y brazaletes son reemplazados por un sencillo collar de las llore-s yn. dichas. ÉL peinado req^uiere estar en analogía con el todo, para lo cual, se trenzan los cabellos, qno se levantarán graciosamente, con guirnaldas de llores, entrelazadas en las trenzas, líablando ahora en general, los peinados para las señoritas son sencillísimos, pues basta sólo con rizar los cabellos y recogerlos en rodetes sobre la nuca. Una bonita peineta de conelia y un ramito de flores, alguna vez un lazo, constituye todo el adorno de este peinado. Respecto de la lencería, debo decir que las enaguas se continúan haciendo con anchos canesús, sobre todo para los vestidos ceñidos. Cuando estos son cortos, la enagua tiene el mismo largo. Para las toilettes de cola se signe el uso de adaptar ú. aquella también obra cola con bullones de muselina y encajes, unida íí la misma falda, por cuyo medio se recoge (í un tiempo y se evita el recargar las caderas con superabundancia de telas, cnj'-o sistema es cóm,odo y elegante. No habréis olvidado, mis queridas amigas, que en el número anterior os habita de los abrigos que se hacen de los tejidos imitando los chales de la India. Hoy debo añadiros que los adornos de pasamanerías, flecos y cordones, convieiLe ponerlos con los colores cachemir, pues estos lisos, serían de mny poco buen efecto. Sobre el delantero, cerca del cuello, Reponen dos hermosos adoraos de pasamanería con borlas, en el lado izquierdo cordonería con herretes, fijándose en el hombro con una roseta mayor que el adorno de delante. Este abrigo debe estar guarnecido todo i^l con un hermoso ñeco. En novedades extrañas se puede citar el nuevo modelo de corbatas, entre Ins cuales tienen algunas cin'Uienta centímetros de ancho. ¡Exageración mayúscula! Se hacen GOU BV/rah liso, cortadas en la parte inferior por entredoses de encaje vn.^o, terminando después con un volante plegado en su-i'ah gnnrnecido también de un encEije. Empiezan á usn.rse íichús db'tul antiguo y guipar, todos de un tinte amarillo, los cuales tienen 1 metro Cf) ó 2 metros 10 de largo. Son dobbs, redondos por el medio y van en aismimicion hasta las puntas que son muy esbrechas. .. ....... ;.^,v; : A u c B ,

•'•••

•••.:,.



MARIA^TBLA. NOVELA O E T G I N . U J POR B. PÉREZ GALDÓS (Oontinuíiciüri.}

—Pues yo no oigo sino mido de gárgaras—dijo el doctor riendo. —Así parece desde aquí... Pero nonos retardaremos, que es tarde. Prepárese usted á pasar obra galería. ' —¿Otraí —Sí, señor. Y esta, al llegar á la mitad se divide en dos. Play después un laberinto de vueltas y revueltas, porque se hicieron galerías que después quedaron abandonadas, y aquello está como Dios quiere. Choto, adelante. Choto se metió por un agujero, como hurón que persigue al conejo, y siguiéronle el doctor y sn gnía, que tentaba con su palo el tortuoso, estrechó y lóbrego camino. Nunca el sentido del tacto habia tenido más delicadeza y fliuTra, prolongándose desda la epidermis hum.ana hasta un pedazo de madera insensible. Avauzartm, describiendo primero una curva, después ángulos y más ángulos, siempre entre las dos paredes de tablones húmedos y medio podridos. —¿Sabe usted á lo que so me parece esto?—dijo el doctor, conociendo que los símilos agradaban á su guía.—Pues ee me parece á los pensamientos del hombre perverso. Parece que somos la intuición del malo, cuando penetra eu su conciencia para verse en toda su fealdad. Creyó Goliin que se habia expresado en lenguaje poco inteligible para el ciego; mas tíste probóle lo contrario, dicieudo: —Para el que posee ese reino desconocido de la luz, estas galerías deben, de ser tristes; pero yo que vivo en las tinieblas, hallo aquí cierta conformidad de la tierra con mi propio ser. Yo ando por aquí como usted por la calle más ancha. VSL no fuera porque á veces es escaso el aire y otras la humedad excesiva, preferiría estos lugares subterráneos á todos los demás lugares que conozco. —Esto es la idea de la meditación. —Yo siento en mi cerebro un paso, un agujero lo mismo que este por donde voy; y por el corren mis ideas desarrollándose maguííicamente. —¡Oh! ¡cuan lamentable coaa es no haber visto nunca la bóveda azul del cielo en pleno dia!—exclamó el doctor eou espontaneidad suma.—Dígame usted, ¿este conducto donde las idens de usted so desarrollan magníficamente, uo se acaba nuncaí —Ya, 3'a pronto estaremos fuera... ¿Dice usted que la bóvoda del cielo...? ¡Ah! Ya me figuro que será una concavidad armoniosa, á la cual parece que podi'emos alcanzar con las manos, sin poder hacerlo realmente. Al decir esto, salieron; Oolfin, respirando con placer y fuerza, como el que acaba de soltar un gran peso, exclamó mirando al cielo: —Gracias á Dios que os vuelvo á ver, estrelUtas del firmamento. Nunca me habéis parecido más'lindas que en este instante. —Al pasar—dijo el ciego, alargando su mano que mostraba una piedra—he cogido esto pedazo de caILm cristalizada; ¿sostendrá usted que estos crlstalifcoiS que mi tacto halla tau biea cortados, tan finos.

líi

LA GUIENALDA

y fcaa bien pegados loa unos á los otros no son una bi'e no es bueno. Esta señora Nela tendrá la bondad cosa muy bellaí Al menos á mí me lo parece. de acompañarme. Diciándolo, desmeuuKn,lja los crisbales. —De aquí á las oficinas no hay más que un cuar—Amigo querido—dijo Golña con emoción y to de horade camino... piocacosa... Cuidado no trolástiraa—es verdaderamente trisfce que usted nu piece uabed en los rails; cuidado al bajar el plano pueda conocer que ese pedruzco no merece la aten- inclinado. Suelen dejar los vagouetea aobre la vía... ción del hombrcj mientras cate suspendido sobre y con la humedad, la tierra está como jabón... nuestras cabeiías el infinito rebaño de maravillosas Adiós, caballero y amigo mió. Buenas noches. luces que llenan la bóveda del cielo. Subió por una empinada escalera abierta en la El ciego volvió su rostro bácia arriba, y dijo tierra y cuyos peldaños estaban reforzados con v i con profanda tristeza: gas. Golfín siguió adelante, guiado p e r l a Nela. Lo —¿Es verdad que existís, estrellas? que hablaron ¿merecerá capítulo aparte? Por si aca''•?C —I3ioa es inmensamente grande y misericordio- so, se lo daremos. so—observó Golñn, poniendo au mano sobre el -^bombro'de su acompañante.^Quión sabe, quién sabe, amigo mió... Se ban visto, ao ven todos los EXPLICACIÓN DE LOS GRABADOS. diaa casos muy raros. Mientras esto decía, le mii'aba de cerca^ tratando de examinar íí la escasa claridad de la noche las TxtAJB DE oALLi!.—Trnje de faüle y muschun de la pupilas del joven. Fijo y sin mirada, el ciego vol- Inclia, color ¡línnl pálido y terciopelo vcrdo mar.—Fiílda ac . vía sonriendo su rostro bíícia donde sonaba la voz faille, gaanieciihi con \m voliinLe plegado. Cutitro di'íiperías del doctor. Uc imiselina do la ladia, adoinadiía conflecode seda, sobre . •—No tengo esperanza—murmuró. la Tidda do failk van á reunirse dos á Í^OS con nn nudo do Habían salido íí, un sitio despejado, La luna, más clara (\ cada rato, iluminaba praderas ondulantes y muselina. Por deLriís nn paño enadfado recogido en jiouf, largos talndeSj que parecían las escarpas de inmen- —Cuerpo do terciopelo. Los deLinteros se abotonan en línea sas fortificaciones. A la izquierda y íí regalar a l t u - recta y no llevan mis que una pinza. Dos fiddoncs cortos de ra vio el doctor un grupo de blancas casas en el seda azul pálido puestos uno sobre otro van unidos á. ostoa mismo borde de la vertiente. delanteros. La espalda es de corto de sastre, y se jirolonga —Aqui á la izquierda—dijo el ciego—está mi más abajo del tidlc en forma de pliegue aluiecado.—Doble casa. Allá arriba... ¿sabe usted? Aquellas tres casas cuello do terciopelo: niauga de codo, terminada por una does lo que queda del lugar de Aldeacorba de Suso: lo demás ba sido expropiado en diversos años para be- blo Yuelta,—Sombrero Mosquetero, de fieltro negro, adornaneficiar el terreno; todo aquí debajo ea calamina. do de plumas negras y azules. 1. SOMBIII:RO Dosla, de fieltro afelpado, color cuero. Loa Nuestros padres vivían, sobre miles de milloneB sin bordes van levantados á la dcreeba. Dos largas pluma.'; del saberlo. Esto decía, cuando se vino corriendo bácia ellos mismo color, caen á la izquierda, se coloca enmcdionn mirlo una muchacha, una niña, una chicuelaj de ligerísi- metálico y do.s puntas do plumas sobre los bordes. mos ¡Áés y menguada estatura. 2. Ficni'r CoraUa, compuesto de un doble bies do ratisc•—Nela, Nela—dijo el ciego.—¿Me traes el abrigo? lina de la ludia, eon dos volantes de encaje, y terminado con —Aquí está—repuso la muchacha poniéndole un un largo aconeliadito, formando al principio un hizo: y procapote sobre los hombros. longándose después sobi'c el referido lazo, un salpicado do • —¿Esta es la que cantaba?... ¿Sabes que tienes una preciosa VOK?

—¡Oh!—exclamó el ciego con candoroso acento de encomio—canta admirablemente.—Ahora^ K a riquilla, vas á acompañar á este caballero -basta las oficinas. Yo me quedo en casa. Ya siento la voz de mi padre que baja á buscarme. Me reñirá de seguro.., ¡Allá voy, allá voy! —Iletírese usted pronto, amigo—dijo Golfín esbrechííndole la mano.—El aire es fresco y puede hacerle daño. Mucbaa gracias por la compañía. Espero que seremos amigos, porque estará aquí algún tiempo... Yo soy hermano de Carlos Gollin^ el ingeniero de estas minas. —¡Ah!... y a . . . D. Oárlos es m u y amigo de mi padre y mío: le espera á usted desde ayer. —Llegué esta tarde á la estación de Víllamojada... dijóronme que Socartes estaba cerca y que podía venirme á pié. Como me gusta ver el paisaje y hacer ejercicio, y como me dijeron que adelante, siempre adelante, echó á andar, mandando mi equipaje en un carro. Ya ve usted cómo me perdí... pero no hay mal que por bien no venga... le he conocido a usted y seremos amigos, quizás muy amigos... vaya, adiós; á casa pronto, que el fresco de Setiem,0DíKJ.íii.';i:;r/.::•

llores, y más abajo bebiüaa de cinta I*ompadoiir do ca- ' chemíi'. 3.

O u A i m i C I O N 1>A1ÍA UIÍJ.ANTJÍRO n K l'ALDA. E l b a j o

os un vulanto de pliegues muy dobles, con dos plegados al bies, por eaeinia, y separados por otros dos plegados, forman- • do concluís. Todo este delantal va rodeado por otros dos pie- ; gados. -1, GiiAiii'XOiox DE CABEZA i>E LOiíO, cuyos pliegues vuelven como se ve en el dibujo. -•). AuORNO APj.icABLE Á UNA GL'ARXioiON. Sc compone dc dos volautes, en forma, de áogulo, colocados contrapuestos y separados por un bíiís. G.

VOLANTE PLEGADO EX ÁNGULOS. La oabeza se plie-

ga al mismo tiempo, después se le sopara y so coloca encima del volante. Una cinta ó biós i)legftdo oblicuamente, cubre la unión. 7. GlíAHNrCION DE DOBLES CABEZAS DT5 LOBO, COn l03 pliegues encontrados. Cuando las dos orillas que forman loa pliegues están cosidas, se desbacon estos por el revés, para que forme buHonca, S.

VOLANTE LLJÍ3I.\BO

UK CABEZAS DE LOBO. Sujgto

en dos sitios como indica oí modelo.

fÍtÍ^W::}^mk 9

DELAUTEROfl DE FALDA EN" AtíaFLOO.

COLLARIN OON CHOÍIUKIIA,

í.l.

PELASTÉItO DE FALDA EN FORMA DE AHAHICO,

i í y fi"!' i—'

21.

CoLLAHm CHUZADO Jreíiff.

22.

CAPOTA Caíjí¿ja«í2Zfl!.

23.

CüELI.0 DE BATISTA.

LA GUIKNALDA

22 0.

DETJANTEUO DE PALBA

EN ANOUI.OR.

tiompucsto

de voíautes plegados oTjlíouamente y puestos on cada, filn, en sentido iuvorso, La parto inferior, se comiiono do un volante con pliegues en forma de cuMortas á dos aguas. 10. CoLLAEiN CON ciioaiiEKA, de fcul j^oiíit (Ves2)rif. Se forma con un aconcliado, soTjre un patrón de tul engomadoj en el lado dereelio de la chorrera se ponen lazadas de ' cinta de raso blaneo. 11.

X)EIiASTEItO DE T'ALllA EN FOUJEA DE ABANICO. Gran

volante con pliegues aplastados, Dos tiras plegadiía oblicuamente so colocan encima, y se reúnen con un ticís plegado en la misma forma, pero muy doLlcs. XTn abanico plegado so pono bajo el adorno, rodeándolo todo con un plegado oblicuo. 12.

DELANTAL DE PERCAL CON PLIEGUES, TARA NISO.

La espalda se compone de dos piezaSj y atándose en la cintura la completa una faldita plegada y un cinturon igualmente plegado y abotonado cierra el dicho delnntal por detrás. El cuello se compone de un plogadifco de Nansoiik,con una banda bordada sobrepuesta; el mismo bordado alrededor del cuello, mangas y bolsillos. 13. CUELLO Mcmcini, doble, de tela fina, adornado con punto turco y guarnecido do un plegado de batista. 14. TOCA María Stuarih, do terciopelo azul verde mar. Los bordes van cubiertos de terciopelo sembrado de perlas, coi'tados en punta, sobre la frente. Copa alta. Un hermoso pájaro medio oculto encima del ala derecha, y dos puntas de plumas azul do mar, caen sobre la frente, y otra amazona del mismo color, vuelve á la derecha, 15. Ficnú Duquesa, montado sobro dos bullonados de muselina de la India, con dos volantes de encaje; para hacer las puntas, que no son muy largas, se riza el encuje do manera que forme conchas, en el lado izquierdo se pone un ramito de flores, el bulloñado se termina con un haz de cintas. 16. LAZO Ninon, formado con un lazo rizado en forma do conchas, y haciéndose un manojo on la parte superior, alargándose enseguida, lazo do cinta y una abrazadera de cinta ó puntilla, separa el aconchado en su prolongación. 17. L A 7 0 ISlena. Ligero xiouf de encaje, con puntas de lo mismo, artísticamente graduado. Para montar estos fichús y lazos, es indispensable armarlos en tul ó linó.engomado. 18. LAZO "Normanüo de \ÍUT\Í% point de Bayeux con lazadas de raso algarrobo. 19 y 20.

PUÑOS DE BATISTA, ABIEUTO Y CEERADO.

21. COLLARÍN CRUZ.\DO Irency compuesto de un rizado montado ^aimni d'esjiHf; terminado por dos rollos de raso, qne le separan de un doble volante do encaje. 23, CAPOTA Cmn})miÜla, de fieltro gris, des plumas sombreadas de m'ttria y color naranja suben desde el lado ÍKquierdo, cubriendo el pió de ellas, un colohri multicolor. 23.

CUELLO DE BATLSTA, con chorrera.

L A KBGONGXX.XAGXON POB G.

FALLET.

Trailucida por la señorita doña Concopcion Cortada. (ÜOiitUiMitcian}

Este casamieoto realizado sin el consentimiento del con-

de era una grave ofensa al respeto profesado á su jefe por las familias aristocráticas; pero Gastón había sufrido mucho para no ser indulgente. —|Sed bien dichoso, Pabian! dijo. V-^'t^f '-^-i/fi^l —¡Quií! ni una queja, ni un reproche. ¡Ati, quá bueno sois hermano mió! contestó el joven conmovido. —fTÜünde habéis dejado íl mi hermana? preguntó Gastón. —En Santo Domingo. Pronto os dejaré para ir ¿ buscarla; pero será mi último viaje. —¿Por qué no la escribís que venga á reunirse con vos? La vería a¡íí mucho más pronto. Fabián siguió este consejo, y etnco meses después iba á recibir á Marsella á su mujer y á su hija. Gastón acogió con satisfacción á su cuñada, graciosa y frágil niña de dicK y seis . ,^, años, y á su sobrina, pequeño r(uevubin rosado y sonriente, 'que Fabián devoraba á besos, No habia aún visto á su hija; pero la amaba con pasión. Gastón no podia ocujiar más que el tercer puesto en el corazón de Fabián, cuando para él era el todo; pero se contentó con ello, y la felicidad vino una voz más á habitar en el viejo castillo. La sentencia de proseripcion rjuo posaba so- . bre Fabián había sido levantada, y Gastón, para no separarse de él, habia renunciado á BU carrera entrevista por un momento. Durante algunos meses todo fué bien; poro insensiblemente la joven criolla palidecía; echaba de menos el hermoso sol y la espléndida vegetación de su país natal. Gastón adivinó el primero la causa de su mal y se lo advirtió á Fabián; pero ya la vizcondesa no tenía suficientes fuerzas para emprender un viaje tan largo. Languideció aún durante algunas semanas y todo se concluyó. Fabián, entregado al más sombrío dolor rechazó todo consuelo, y Gastón tembló por su vida. Pero la suerte de las cosas violentas es no poder durar mucho tiempo sin debilitarse. Fabián se avergonzó de .su poco valor y se tranr[uilizü; pero no demostró á su hermano la misma eonfiaüza y el misrao cariño que en el pasado. Al principio del año 1S15, Fabián se ausentaba frecuentemente del castillo; la ncceaidad de ver á su hija, que había puesto en ama á algunas leguas de allí, servia de pretexto á sus ausencias, de las que Gastón no tardó en, saber el verda-. dero motivo: Fabián conspiraba. Gastón era indulgente; pero so habia hecho responsable de la sumisión de su hermano y su honor estaba compróme-';; tido si Fabián se hacia enemigo del rey; y ae puedo saoriíicar todo á la amistad, esiccpto el honor. Gastón intentó atraer á su hermano á otros sentimientoa, le recordó los deberes que lo imponían su nombro y el ejemplo de sus antepasados. Fabián no contestó; pero no renunció tampoco á sus salidas misteriosas. Gastón comprendió que habia llegado el momento de pronunciarse, y fué á esperarle una noche en el parque . á la hora en que Fabián tenia costumbre de volver. Hacía rato que estaba allí cuando creyó oir que varias personas andaban con precaución en la tierra endurecida, y hablaban entro ellos en voz baja. La noche era oscura. Gastón pudo aproximarse sin ser apercibido, y agazapado detrás del tronco do un árbol escuchó la conversación de loa paseantes que se habían parado. Hablaban on italiano, y aunque el conde no comprendía más que imperfectamente este.^ idioma, entendió lo bastante para saber que su hermano, oá-''^'

v.\'i-á. •jíi:.¡;.ím'i^ií^-'^'--'

L A G-UIRNALtiA vcK de ser aiTastvíido, como creiíi, ijor los se(3iciosüs, era el jülü do lii reunión nocturua. Se iiiiiignó; su lealtad so sublevaba íí la idea de quo Fabián hubiera escogido para liaccr un foco do rebelión la antigua inorada de sus padres, la propia casa del rjue le babia recogido y prestado pov él su juramento. Ouaüdo los cúmpliccs de Fabián se hubieron abjado so lanzó hilcia él, —¿Ea así, Fabián, le dijo, como respetáis el honor de vuestro hermano? —¿Qué queréis decir, G-aaton? progantó él. ' —Quiero decir que haciendo traición lí la palabra quo be dado por vos, faltáis, no solamente ú. la amistad, sino al deber de un hombre honrado. —¡Tened.cuidado! esclamó Fabián, con un tono en quo se deaeubria la cólera. Sois mi hermano; pero no me dejaré acusar... —No intentéis engañarme; estaba aquí y os he oído. —(Así, pues, sois mi espía, caballero! ¡Bonito papel escogéis! —¿Es mejor el vuestro, Fabián? Pensad en lo que sois y contestadme. —¿Y, quién soy yó? El deaeondiente de una noble raza... lüs un honor del que nó estoy orgulloso y que encontraría ])agado demasiado caro ai tuviera que haceide el sacrificio de mis conviccioufls y de mis simpatías. —Fabián, os avropentirois do estas palabras. Seis sigloa de virtud y de gloria no son una herencia para desdefiarla así. {'Su ouUciiiiaráJ BOCETOS DE COSTUMBRES.

II.



TNA

'•



BOBA,

Puesta en marcha la numerosa comitiva, es de ver y son de oír los gestos de admii-acion y Jas hiperbólicas alabanzas que la incitante belleza de la novia arranca á los transeúntes. Los del seso feo en particular. Una turba de chiquillos, gozosos y harapientos, sigue detrás, moviendo una algazara infernal. El padrino ae detiene alguna.^ veces, h^a amenaza con un gesto, loa dispersa; poro á loa cinco segundos vuelven íí dar su guardia de lionor, engrosada por toilos loa compioehca do la vecindad que liallan al paso. Por aer voces de dudosa ortografía, no nos atrevemoa d •estampar aquí loa requiebros picantes, las aluaiones intencionadas que en continuo y alborotado tiroteo sufren al pasar los futuros cónyuges. Firito hace reír al novio, que disimula la satisfacción que aquello lo causa, mordiéndose el labio inferior, mientras mira á su prometida, que con loa ojos cada vez máa bajea y la tez unía eoloradaj cata deseando que so acabo aquello cuanto antea. Llegan por ün á San Lorenzo, d la puerta do cuya iglesia hay otro corro de gente esperando la boda. Los monaguillos son los priraci-oa que la atiaban al desembocar por la calle. "^ y miontraa uno de elloa entra corriendo en la sacri.sfcía i avisar al apñor cura, los otros procuran enterarse de quién ea el padrino.

2:-!

Dentro ya del augusto santuario, todavía ao oyen las risas comprimida.^, loa alegres cuchicheos, el festivo miirmulio de la boda. La presencia del señor cura, revestido y acompañado del sacristán y los monaguillos, impone, como por ensalmo, un respetuoso silencio. Nada diremos de la ceremonia. .;••_ '_-.Hi[í Todos nuestros lectores son católicos, y todos, como euutrayentes unos, como testigos, convidados o curiosos los demás, han podido presenciarla más de una vez. .,-•• Sólo haremos constar la frase clara, enérgica, precisa, la voz acentuada del novio al lu'onunciar el sí ante los altares, contrastando con el dulce y apagado timbro de la voz de la muchacha, que presa de arrebatadora emoción, contesta miís • con los ojos, más con el alma que con la boca. —Esta chica, parece que tiene miedo—murmura despechada la SGfiíí Auiceta, sin recordar, rjue ella, en tal ea.so liizo lo propio, y contestó de igual manera. Virginal pudor do la mujer, suavísimo perfume do castidad y de pureza, que embarga sus sentidos, aun cu aquel momento en que el amor y la religión consagran y autofizan de consuno la cspansion do los más bollos sentimir-ntosl Después de la bendición nupcial, los monaguillos se apoderan del padrino, hasta .hacerle soltar la tradicional ]iropina, la madre se enjuga los ojos, y la murga atruena los ámbitos del atrio do San Lorenzo con el más popular, y estrepitoso do loa -walses callejeros. Otra propina al del figle. |fj, La vuelta jí casa es rápida. En la puerta de la casa de la novia esperan ya dos vetustos y destartalados ómnibus, tirados por doa arenques on conserva, á los que el mayoral llama pomposamente caballos, y embutiéndose cu los coches cutre grandes y chicos hasta veintisiete personas, amen de los comestibles y loa instrumentos, salen al escape volador de loa bichos, desempedrando la calle de Lavapiés, en dirección i la Puerta de San Vicente. Desde entonces entra en BU período álgido la bulliciosa algazara de la boda. Laa inmousas cestas de laa provisiones, y el descomunal pellejo de vino va colocado ou la vaca del carruaje. El maestro barbero y el padre del novio traen üad,a cual su guitarra.

^

, .,:,:;;..;,. i ^.,^,1VYIÍ^/ DÍ -IÍWV^^^ •-- y."

Uno de los testigos.una bandurria. -ijj;fp',-i o::i •--••i'i El aprendiz del barbero la flauta. , :, ,," . , Todas laa mujeroa, la seña Auiceta inclusive, tienen guardadas en el bolsillo su correspondiente par de castañuelas., i, Deutvo del carruaje hay una algarabía infernal. Laa pullas y los dichos intencionados llueven en aquel estrecho recinto y las rosas de las mejillas de la novia so han convertido ou dos pimientos de laRioja. La acñora Claudia, ocupa el lugar preferente; á su lado cata sentado el barbero; ambos aon viudoá y.,, dicen que de una boda siempre se arregla otra... La esperanza sonrio aún ala jamona doña Claudia. ,,£ Llegan por ün, despucs de varios sustoa y aacudidaa, ftl celebrado Vivero de Migas Calientes, ac apean ante la verja de liierro que da acceso á la posesión, y la sofiá Claudia deposita en manoa del conserje las papeletas impresas que dan derecho asolanarse todo un dia en aquellas praderas sin césped, y en aquellos bosques ain árboles.

24

LA GUIRNALDA

El foncionEirio recibe á los expedición arios con lamas amable ele sua aonriaas, y basta lea ayuda ú. traapovtar los víyeroa y efectos que traen en los óinnibus. Aquella gira representa para él, el alquiler de nlguna paella, y otros eacliarros útilea, y la ineludible propina d la fcerminacioa del festin. Hete ya colocados en animado círeulo, ií todos nucatvos amigos en derredor de la bullidora fuente, depositando loa suculentos comestibles aobre la nieaa de piedra bcrroquerin, y admiremos laactividad del maestro barbero que, con cuatro ladrilloa y un hoyo profundo en la tierra, lia improvisado un hornillo al naiiiral, capaz de poderse guisar en él todas las terneras que se consumieron en las famosas bodas de Camacbo. A los cinco minutos todos los hombi'es están en mangas de camisa. Las personas formales de la reunión, degüellan y despluman las aves, y arreglan la comida, la gente joven ha formado ya el círculo, suenan las guitarnisy las bandurrias y da comienzo el baile, siendo saludados con un hurrá y un aplauso general, los novios, que como es de rigor, son la pri* mera pareja que rompe el baile. Alegre, decidor, y un si ca no es atrevido él; ruborosa y tímida, pero feliz, la mucbacha. y á las seguidillas, suceden laa seguidillas y al bailo popular el de sociedad, y á una cantaora, otra y de vez en cuando la señft Aoiceta, rebosando de satisfacción, con la cara tiznada, y remangado el brazo deja el cucharon con que aliña lapaella y entra en el corro arrastrando tras sí al paciente padrino, y echa sa'cuarto á espadas, hasta que el chirriar de la grasa sobre la lumbre le aviaa que sus deberes de cocinera la llaman, y abandona las delicias del baile, para echar una ma7io á. la comida. Pero antes de la hora ya están todos roncos, Suena lu hora de comer, y allí es el mutuo obsequiarae, y la libación frecuente, y la alegría sin tasa, y el tiznarse la cara con el holUn de la paella, y la alusión frecuente que hace enrojecer íl Tomasa hasta lo blanco de loa ojos, y la prohibición de la scñá Aniccta á los más atrevidoa para que no digan eiertaa cosas, y la alcgi-ía y la expansión y la chacota'general. Algunas vecca el zumo de Argantla y Valdepeñas suele hacer perder la serenidad á algunos do los comensales, y es necesario convenacrle, y acostarle hasta que le pase la monaY ya anochecido, todoa, cansados de baile y de jarana, pero aún gozoaoa y bullangueros, tornan á. empaquetarse en loa vehículos y se dirigen al domicilio conyugal. Y allí es el abrazo, que no acaba nunca, y hs lágrimas de la seña Aniceta, y las recomendaciones de la semí Claudia, y laa últimas bromas del padrino, y después se alejan todos. Despuea la enamorada pareja, allá en el nido de aua dichosos amores, en el santuario del hogar doméstico, sueña en un porvenir de color do rosa, y el amante esposo ao mira en los hermoaoa ojos de la joven dcaposada, como en un cielo sin nubes, y se juran constancia y fidehdad eterna el uno para el otro. Muchos olvidan sus juramentos antes del ano. Otros, los más, comienzan en aquel día solemne una era de paz y de ventura, que sólo termina con la muerte. jDios les haga á ustedes bien casados!

MISCELÁNEA. El cóiebrc facultativo ffauciis doctor Bertiand, on un estndin sobre la tisis, publicado on un periódico científico, rectiñca la idea equivocada, y muy general por cierto, de qua la tíais es contagios a. Hó aquí cómo su explica el doctor Bertraud la causa de ese error: "Adomíis de liQroditaria, la tisis es iuoculabley la manera facilísima como esta inoculaeion so verifica ha sido cauaa, sin dada, deque liiuclios obáorvadoros admitan,, ¡íun hoy, la propagación do esta terrible onlermcdad por oL contagio. Mis obaorvaciones porsonaloa me autorizan JÍ negar en absoluto toda posibilidad de trasmitirse por medio del BÍniplo co]itacto ó do la traspiración nocturna. Lo quo sucede es quo la niataria tnborcnlosa- expectorada por loa caformos el priiicipio de la enfermedad no es muy nUuudaato, ao seca y se divide en pequoílas pacticnlas que al barrer laa habitaciones donde habitan los euíermoa se mezclan al aire respirabio, con el cual penetran en las vías aéreas, donde se depositan y se inoculan. lista iuoeulaciou os evidentísima: so han hecho experiencias que lo dümuestrau. Oon una lancota se ha inoculado materia tuborculoaa á varios co]iejos. La pequeña cisura se cicatrizaba ouaegnida, y algunas semanas después do la operación, osos conejos sometidos li vina autopsia, tenían tubérculos, no sólo en la parte inoculada, sino hasta en loa pulmones: los liermanos de eaoa mismos couojüs, que no habiauaido inoculados, no tonian t u bérculos da ningún género. II **# Aun cuando algo exageradas son curiosas las siguientos explicaciones etimológicas do im escritor contemporáneo que da]i una idea del parentesco por afíuidad. iiYeruo..i La íornia do dos palabras; naycrir—MHOH lis decir: ayer no era lo que es hoy, un tonto. iiNuerai. De nuon—iieca,ii que viene á, significar lo mismo quo yerno. iif!Íucgro.ii tío forma de laa dos palabras iisuii—i,ogro,ii porque el suegro es el ogro, el verdugo delpobre yerno, iiNevio.ti Be forma de las dos palabras: nuon—iivió,ii . es decir que cataba ciego, que no supo lo qneliacia cuando se casó. iiiIarido.li Se forma do las dos palabras; nmarn—iiido,ii ó ido al mar, por la semejanza que hay entre casarse y echarse al mai-j aunque lo primero es peor que lo segundo porque el que sabe nadar noae ahoga. iiKspoaa.n Puede significar dos cosas: la primera nosposa.ii es decir, quo ía mujer es la que descansa y se puede ochar á-la bartola. Cuando se busca ia etimologíareapecto al marido, .icaposan signiñca esposa ó argolla que sujeta ai pobre hombre. - : ,• ,^^_j.., iiGuuada.ii Se forma do las dos palabras ncuñan'—iida,ii ea decir, .ida.i ó pone ncurian entro el marido y la mujer. ..

.

-

, .

..

_d*.

CHARADA. La segunda en el guiaado: • nota musical -primera) y la dos tras de laíWiVirt so véamonudo enla Iglesia»

(La RíAucion an el mtrñ'ifOpréximá.) Solución d la anterior: Limares, Imprenta y litografia de LA GUIRWALDA, Pozas, 12, Madrid.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.