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bob marley
Documento histórico a veinticinco años de su muerte
camino al cielo En la primavera boreal de 1980, Bob Marley pasó un mes encerrado en su búnker de Nueva Kingston para terminar de darle forma a Uprising, su último disco. Por esos días también concedió una de sus últimas entrevistas, antes de partir a Miami para despedirse del mundo en brazos de su madre enfermo de cáncer en mayo de 1981. En el año de los homenajes, las reediciones y los aniversarios, la crónica en primera persona de una larga espera que tuvo su premio: un encuentro exclusivo, tan breve como intenso, cara a cara con el mito.
© Denis Morris/Imapress
Entrevista Francis Dordor
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© David Burnett/Contact Press Images
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ingston desde un Boeing. La capital jamaiquina, vista de las habitaciones, el productor Chris Blackwell analiza el prodesde las colinas fronterizas bajo una luz color ceniza, se yecto de tapa bocetado en carbónico por Neville Garrick. Y repliega como un batracio gigante. A medida que cae la mientras el rectángulo de cartón pasa de las manos de Neville a noche y se encienden los miles de faroles amarillos, la las de Blackwell, aparece Bob Marley, con los brazos y los puños ciudad se cubre de manchas y su cuadriculado de chapas levantados en señal de victoria. Su cuerpo vigoroso parece onduladas transforma el decorado. Parece un día festivo, aunque en encarnar el mismo cruce de raíces que alimentaron a las letras realidad no lo es: todo lo contrario. Para Jamaica, 1980 es el año de de Uprising: el levantamiento. Mira con una mezcla de sorpresa todos los récords: récord de precipitaciones, récord de desilusiones. La y desaprobación. ¿Una entrevista? ¿Qué entrevista? cosecha de bananas es la más pobre desde la Segunda Guerra Mundial Desde noviembre de 1979, cuenta Gowan, su representante, un porque la compañía frutera no tuvo los medios suficientes como para detalle colgado en el marco de una ventana modificó la atmósfefinanciar la fumigación de un gusano blanco que ra del búnker: la bandera de Zimbabwe. La independencia de la devora las hojas. Las cifras de desocupación son antigua Rhodesia se celebró sólo unos meses después de la apariJamaica es un país exorbitantes y, en los barrios de Vineyard y Whitción de Survival (79), por lo que el estandarte no había podido único, y se field Town, verdaderos comandos de amas de casa figurar junto a las otras cuarenta y nueve que compusieron la materializa en la enloquecidas por el aumento de la canasta básica insignia de la victoria africana en la portada de aquel álbum. intimidad del Infierno atacan los supermercados armadas con hachas. Marley, invitado a participar de las ceremonias oficiales el 17 de y el Paraíso. Es como Una vez en tierra firme, un camino a través de un abril de 1980, la había traído de su viaje y la exhibía en la ventalaberinto de callecitas mal trazadas revela los na de su cuartel general. Es su grito de victoria, agrega Cowan. Su el reggae, su fruto daños provocados por las lluvias en Concrete Juncanción Zimbabwe fue un hit clandestino que sostuvo la moral de más sabroso, que tiene un sabor doble: gle. Hasta 1966, Concrete Jungle se llamó Back los combatientes de la ZANLA (Zimbabwe African Liberation O’Wall, y fue durante mucho tiempo la villa miseArmy), vencedores de las tropas de Ian Smith después de siete una mezcla extraña ria más populosa –y la más peligrosa– de Western años de guerra. Para Marley, que uno de sus temas haya contride dolor y Kingston. En esos años, cualquier misión policial buido a escribir una de las páginas de la historia es motivo sufisensualidad. destinada a contener la epidemia de violencia ciente de orgullo. terminaba en fracaso. Para los jamaiquinos, con Por estos días, Jamaica se prepara para vivir las nuevas elecciones el barrio nació una nueva forma de control a disgenerales, y la cuenta regresiva avanza al ritmo de las víctimas de tancia, que más tarde fue aplicada por las autoridades a todas las la violencia política. Marley está en la cima de su popularidad, zonas peligrosas de la ciudad: dejar hacer. A las bandas de delincuenpero piensa que esta vez es mejor no intervenir. Y mientras afuetes sólo había que proporcionarles armas y motivos. Y el sistema estara la violencia se convierte en una barbarie barroca, nuestra ba claro: los traficantes se encargaban de las armas, los políticos, de entrevista vuelve a ser pospuesta. “Mañana”, promete Cowan… los motivos. Sin embargo, la reputación de Back Un nuevo intento de encuentro al día O’Wall surgió con la llegada en masa de una parte de siguiente, pero Cowan no está. Fuera de la El estudio instalado en oficina, Rita Marley, la madre de los hijos de la primera comunidad rasta, fundada por Leonard el fondo no tiene igual Howell. Aquí se formó la Universal Convention, el priBob, vestida con un atuendo africano en en la relación entre mer Nyabinghi del culto rasta. Para los no iniciados en tonos verdes, protesta contra los quehaceres superficie y fama. No el tema, esas bacanales consistían en golpear tambodomésticos. Ella, además, está muy ocupada es más grande que una participando en la gestión de Tuff Gong, que res, bailar, fumar kilos de marihuana y quemar gomas viejas de camión. La destrucción de Back O’Wall firmó con los Mighty Diamonds y con los cocina con lavadero, comenzó el 12 de julio de 1966, cuando un batallón veteranos de Papa Michingan y General Smilas paredes son armado con fusiles y bayonetas fue reunido alrededor planchas de madera, y ley. Tuff Gong, que ya produjo un disco de de la comisaría de Denham Road, en una de las fronteBurning Spear, Hail H.L.M, acaba de lanzar un la música es de una ras del gueto. La idea era transformar a Back O’Wall en sello adicional, 56 Hope Road, con el que gracalidad orgánica que una zona industrial, urbanizada con pequeñas consban a jóvenes talentos como Nadine Sutherya nadie ignora trucciones prefabricadas. land o los Melody Makers, el grupo de los vásEl recorrido por Concrete Jungle es arriba de una tagos de Rita y Bob. La misma Rita acaba de camioneta DS Palace que ahora desciende por Hope Road a la velocidad grabar su primer disco solista. de un coche fúnebre. Buscamos el número 56, aunque no hace falta dar Jamaica es un país único, y se materializa en la intimidad del con ningún cartel: desde la última casa de la calle se oyen, ahogadas Infierno y del Paraíso. Es como el reggae, su fruto más sabroso, por la puerta maciza del estudio, algunas notas de Uprising, el nuevo que tiene un sabor doble: una mezcla extraña de dolor y sensualidad. Un nuevo día amanece y esa misma tarde estamos invitadisco de los Wailers en el que, dicen los rumores, Bob Marley y los dos a escuchar un adelanto de Uprising. También se concreta una suyos experimentan con sonidos electrónicos. Una vez adentro, en una
bob marley >>> nueva cita a las 11 del día siguiente para la entrevista. “¡Esta vez es seguro!”, jura Cowan. En la puerta del estudio llama la atención un BMW transformado en auto oficial: la marca tiene las iniciales de Bob Marley & The Wailers. Bob está encerrado en su estudio con Blackwell, dándoles los toques finales a algunos de los temas del álbum. El estudio de veinticuatro pistas instalado en el fondo no tiene igual en la incierta relación entre superficie y fama. No es más grande que una cocina con lavadero, las paredes son planchas de madera color tabaco, y la música es de una calidad orgánica que nadie ignora desde la salida de Survival. Si afuera el clima es cálido, adentro castiga como nunca. Después de dos horas de espera, finalmente podemos escuchar cuatro temas del disco, totalmente terminados. Y mientras los dos bafles fijados en el techo catapultan Coming In From The Cold, Bob Marley irrumpe en la cabina. Su mirada severa nos interpela como si fuéramos espías… Las presentaciones previas no habían logrado ningún tipo de familiaridad, y durante algunos momentos se instala en el aire un dejo de molestia. De repente, con los dedos de la mano derecha plegados, Bob hace el gesto de dispararnos con un revólver. Le respondemos con una palma abierta y una sonrisa. Él la mira divertido, la golpea, gira y deja la habitación. Un día más, y son las 11 en punto en la oficina de Tuff Gong. Esta vez no hay vuelta atrás: hoy es el día y Cowan lo sabe. Subimos las escaleras que nos conducen un poco más cerca de Big Bob y esperamos durante más de una hora en una sala que tiene todo el aspecto de una
oficina oficial: está amueblada con un sillón largo, un escritorio de madera maciza y repisas con ficheros metálicos. Sobre las paredes, la bandera de Etiopía, un inmenso mapa etnográfico del continente africano y algunos trofeos: discos de oro ingleses, australianos y franceses. En el escritorio, el sobre de una carta cuyo origen es Senegal dice lo siguiente: “To His Excellency Mister Bob Marley, 56 Hope Road”. De la habitación llegan risas. Marley, sentado delante de una mesa larga, juega a las damas con un brethren de trenzas abundantes. Se pasan un cáliz, y el humo es tan denso que ellos casi desaparecen con cada expiración. Juegan tres o cuatro partidas que Marley gana con comodidad, aunque no sin mostrar un sentido del sacrificio algo desconcertante. Cada vez que conduce una de sus fichas a la “coronación” –emplea esta palabra con mucho énfasis–, se dice a sí mismo: “See how I use calculation” (“Observá cómo calculo”). Es su visión alegórica, aunque humorística, del juego: el eterno combate entre el bien y el mal. Está vestido con una remera blanca y un pantalón de franela gris claro. Su rostro pasa, sin previo aviso, de la seriedad a la risa estrepitosa, todo atravesado por una mueca maquiavélica. Después de ignorarnos durante un rato, levanta la nariz, saluda con la cabeza y dice: “¿Interview?”. Antes de someterse juega tres partidos más. Los gana todos. >>>
ESPERANDO A MARLEY
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Mayo de 1980. Mientras el nuevo disco de Bob Marley se preparaba para salir, el rey del reggae saboreaba algunos instantes de descanso en su cuartel general de Tuff Gong House. Algunos periodistas, invitados por la discográfica Island, viajamos para recoger la palabra de un icono que ya había atravesado las fronteras de la popularidad para convertirse en un ser sobrenatural. Pero a este hombre singular que intervenía en el campo de la religión, de la política y del arte le quedaba muy poco tiempo de vida. Por aquellos días, nada dejaba adivinar la pronta desaparición de Marley a principios de 1981. Ni Hormis Rita, su mujer, ni sus músicos estaban al tanto de la evolución de su enfermedad, declarada tres años antes. El ambiente general era de alegría, más que nada gracias al éxito de Marley en los cinco continentes. Él, sin embargo, sólo estaba feliz por los cambios políticos en África. En el desconcierto sensual de esa primavera jamaiquina, la presencia de Bob Marley se hizo, al principio, reticente y evasiva.
Después fue peor: se puso molesto y amargo. Sin dudas, todos estábamos demasiado dispuestos a ver las señales exteriores del éxito como para prestarle atención a aquello que agrietaba la vitalidad de quien reinaba en su centro. Este artículo cuenta los días pasados en el gueto, en la “calle de la Esperanza” número 56. Una seña de Tommy Cowan, el hombre de confianza de Marley, nos invitó a formalizar el que sería el último encuentro del cantante con la prensa: veinte minutos de entrevista para una semana de espera. La oralidad fue reproducida, y apenas retocada. Los cambios bruscos de tema fueron respetados. Bob Marley, que había sido tan conversador y amable en su pasado, ahora se mostraba inflexible y apurado por terminar. De ahí el tono apocalíptico de algunos párrafos y el lenguaje cortante –a veces un poco críptico– de un hombre que, por primera vez en su vida, parecía dominado por una única preocupación: su propia salvación (terrenal). F. D.
EL PAPELÓN
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Una semana de espera para veinte minutos de entrevista.
En abril del año pasado, la BBC envió un e-mail a la Fundación Bob Marley solicitando una entrevista con… ¡Bob Marley! “Estamos muy avergonzados por no saber que el señor Marley ya no se encuentra entre nosotros”, señaló un comunicado oficial. En el correo electrónico, la BBC invitaba a Marley a pasar “uno o dos días” con los encargados del documental No Woman No Cry que la cadena estaba preparando. Según la propia BBC, la Fundación se tomó el error con “muy buen humor”.
bob marley ENTREVISTA> En Survival, el tema central fue la unidad africana. ¿Uprising gira alrededor de alguna idea o concepto? Bob Marley: Uprising tiene una dirección, ¿entendés?… ¿Cuál? ¡Rasta! ¡¿Cuál va a ser?! Uprising te explica algunas cosas… Por ejemplo, sabemos que todos los opresores del mundo ejercen un poder inmenso y aplastan a los pueblos sin ninguna justificación, ¿no? Entonces, Uprising te recuerda que, alguna vez, esos opresores fueron bebés. Si de repente tomaran conciencia de que ellos también ensuciaron sus pañales y se hicieron pis en sus camas, o de que sus madres venían a socorrerlos en esas pequeñas tragedias cotidianas… Si recordaran eso, tal vez su actitud sería un poco más humana. Uprising refleja lo que vivimos aquí. Dice: “¿Quién se atreverá a cerrar un trato con el sistema que asesina a tu hermano?”. A lo que el pueblo responde: “¡Yo no!”. ¿Hace referencia a la violencia política generada por los partidos? Claro, pero ese sistema va a desaparecer, ¿entendés? Uprising también pregunta: “¿Sos capaz de recibir al amor?”. Anuncia la llegada del Zion Train, que es la parte espiritual de la salvación… ¿Salvación? Sí, la sal… vación (acentúa cada una de las sílabas de la palabra, haciendo sonar fuerte la primera “sal”, el alimento pagano por excelencia para los rastas). ¿Es decir? Sería necesario que fumaras un poco más de hierba para comprenderlo, man…
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>Acaba de reeditarse Catch A Fire, el disco de 1973 que significó el despegue mundial de Bob Marley. Lo cuenta su propio productor, Chris Blackwell “Los Wailers querían que les propusiera un contrato. No tenían más dinero y yo acababa de cortar mi trabajo con Jimmy Cliff porque él me había traicionado firmando con EMI. Una semana más tarde, Bob y los Wailers estaban en mi oficina. Para el primer disco, hice un acuerdo con Bob y le di el dinero para que grabara. Todo el mundo me decía que se iba a gastar la plata en otra cosa y que me olvidara del álbum prometido, porque los músicos de reggae siempre hacían lo mismo. Sin embargo, un tiempo más tarde viajé a Jamaica para escuchar lo que habían hecho y no lo pude creer, me pareció genial. Me hicieron escuchar Concrete Jungle, Slave Driver, Midnight Ravers, Kinky Reggae… Mi primera decisión como productor fue pasar de ocho pistas a dieciséis para agregarle más guitarras y un sintetizador. Y la segunda fue que hubiera solos, porque me parecía que era lo que necesitaban para triunfar. Yo estaba en el mundo del rock y creía que era necesario presentarlos como un grupo de rock negro. En ese momento, el reggae no era considerado como una música seria sino como una curiosidad. Pero yo sabía que los Wailers sí eran serios y que podían llegar a ser grandes de verdad. Queríamos desarrollar esta música, hacerla despegar para que se pareciera más al rock y quitarle el aire de música pop o variété. Con el disco siguiente, Burnin’ no tuve que hacer casi nada: ellos mismos habían ensanchado su campo sonoro.”
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¿Qué otras canciones hay en el disco? Está Coming In From The Cold. (Marley canta) “In this life, in this old sweet life/ Coming in from the cold...” Todos los hombres vienen al mundo de las entrañas de una mujer y cubiertos de sangre. Eso es lo que aquí llamo “el frío”.
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“A un hombre que trabaja en una mina de sal en la Unión Soviética se le dice que Dios no existe. Y a otro que trabaja en una fábrica de los Estados Unidos se le dice que Dios es el dólar.”
¿Qué es? ¿Un símbolo? Bueno, el hombre nace de la mujer, frágil y ensangrentado. Y dolorido… Quizá. No lo sé, porque yo nunca sentí eso. Se dice que quien sufre de verdad es la mujer, y que nunca vuelve a sentir un dolor igual. Entonces, esos seres sin piedad que matan y oprimen a su prójimo deberían tomar conciencia de su origen, de sus lenguas mojadas y sus narices sucias. Where’ you from… (se ríe sólo). Es un mensaje de conciencia profunda… Cuando te volvés conciente de lo que hacés, te das cuenta de que la realidad es la misma en todos lados. El sistema que rige en el Norte es el mismo del que rige en el Sur. A la noche, en nuestras casas, todos cocinamos nuestras comidas, ¿no? En Jamaica, en Francia, en todos lados, todos nos parecemos mucho. El pueblo es el pueblo en todas partes. Pero el combate sin fin por el poder despedaza todas las cosas sobre la Tierra. Esa gente sabe quién es Dios, pero no quiere admitirlo… (Silencio largo) ¿Por qué un mundo le quita a otro el derecho de alimentar a sus niños? A causa de las riquezas económicas, que son pura frivolidad y pura locura. Se necesita un ingeniero, el papel, la impresora, la máquina que corta los billetes y todas esas cosas. Entonces, yo me pregunto: ¿por qué Dios nos dio las frutas? ¡La cantidad infinita de fruta que nos dio! ¡Él nunca nos dijo que había que comprarla, solamente nos dio la fruta! La riqueza de la tierra es una gracia de Dios que el hombre corrompió al convertir esa bendición en dinero. Fue el hombre quien imprimió los billetes para comprar lo que nos fue dado. ¡Es perverso! ¡No tiene sentido! Entonces, en la concepción de la riqueza existe una anomalía esencial. El diablo controla el dinero. Y todos los males tienen sus raíces en el dinero. Si te querés enriquecer, tenés que hacer un trato con el diablo, porque él es quien maneja la mesa de dinero. Pero Bob Marley es un hombre rico, ¿o no? Mucho más rico de lo que pensás. Pero no son las mismas riquezas comunes por las que todo el mundo corre de manera patética. Soy rico por mi fe. ¡Soy rico por Rasta! Si Dios gobernara al mundo, no habría necesidad de trabajar. A un hombre que trabaja en una mina de sal en la Unión Soviética se le dice que Dios no existe. Y a otro que trabaja en una fábrica de los Estados Unidos se le dice que Dios es el dólar. (Otro silencio larguísimo) Comparemos… (Más silencio) De un lado tenés aquello que creó Dios: la Tierra, el cielo, el sol, el agua, el aire y las frutas; del otro, lo que hizo el diablo: un rectángulo de papel ridículo que controla al mundo. ¿Cuál tiene más peso? El dinero, porque maneja al planeta de una manera muy estúpida… (Se ríe) ¡Pero todo esto va a derrumbarse, man! ¡Escuchá! ¡¿Lo escuchás?! Ya se está derrumbando…
En el nuevo disco h ay un tema ska, un género que los Wail ers no t oca ban d esde media dos d e l os 60. ¿A q ué se d ebe esa elección, justo ahora que se puso de moda en Ingla terra? Mirá, lo que vos llamás ska son diferentes humores de la música. La moda del ska llegó a Inglaterra porque a todas las personas que beben alcohol les gusta emborracharse y bailar con ritmos rápidos. ¿ En ho no r a qué? ¿Pero qué me estás preguntando? ¿En qué Europa vivís, man? En tu continente, después de cada concierto, lo único que se ve son montañas de botellas de cerveza vacías. Entonces, el regreso del ska, quince años después, te muestra que el reggae está adelantado… Porque toda tu gente todavía tiene que digerir el ska, ¿entendés? Y después, antes de alcanzar el reggae, va a ser necesario que comprendan el rock steady. Todavía están lejos, viven en el pasado, pero es mejor que nada. Están en el buen camino… ¿Qué sensaciones trajiste de tu viaje a Zimbabwe? Es algo que no me voy a olvidar nunca, es lo más excitante que me pasó en la vida. Para mí, fue un favor y un gran honor poder asistir a un evento como ése. Teníamos un objetivo preciso: queríamos alcanzar y compartir la victoria. Y es necesario que se sepa que gente de diferentes razas y con distintos horizontes aceptó la verdad y ahora la sostiene con todas sus fuerzas. Ese via je se v olv ió más notorio d esde el éxito que tuv o l a can ción Zi mba bwe e n e l f r e n t e … Viajamos para festejar la independencia del país, y fuimos testigos de un acto de una gratitud inconmensurable: Inglaterra le entregó al pueblo de Zimbabwe su propia tierra, ¿no? (Se ríe irónico…) No, no fue ninguna “devolución”… Inglaterra quiso dar la impresión de que les estaba dejando la tierra a los africanos, como si se hubiera tratado de un favor, pero no. Porque mientras Ian Smith –el líder de extrema derecha que gobernó Rhodesia hasta su desaparición– afirmaba públicamente el principio de la independencia, al mismo tiempo continuaba incitando a la policía a maltratar al pueblo. Además, todo el mundo sabe que se refugió en Sudáfrica para formar una armada secreta, y que planeó esparcir el miedo en el gobierno negro antes de que Inglaterra le aconsejara rendirse. ¡Pura mierda! El príncipe Carlos también estuvo presente. Lo elegimos para tener una buena imagen. ¿ Te reuniste con el presidente Mugabe? No, pero me reuní con otra gente. Muchísima… Cuando bajé del
avión, la multitud era tan grande que hubiéramos podido caminar sobre sus cabezas hasta la sala de desembarque sin poner un pie en la tierra. Veíamos a las mujeres extender su cuello para vernos… Allá tienen los cuellos más largos del mundo. Debe haber sido un gran orgullo contribuir con ese momento histórico. Más que un orgullo, es una alegría inmensa. Es el mejor salario que jamás recibí en toda mi carrera. Pero espero ganar más aún. ¿Pensás viajar a Sudáfrica? ¡No me gusta hablar de esas cosas! Vos hablás de eso, pero la realidad no está en tus ojos… La justicia que debe ser devuelta al pueblo es responsabilidad de cada uno. Si los blancos de Sudáfrica persiguen a los negros, hay que atraparlos ahora. ¡Es imprescindible “Algunos luchan hacerlo ya! En situaciones como éstas, los culpables son la apa- por su propia tía y el silencio, porque en tiempo de juicios no hay inocentes, salvación, pero ¿entendés? Sudáfrica es una fuente de riquezas inestimable cuando se dan para el hombre blanco porque tiene minas de diamantes. El siscuenta de que de tema blanco contaminó al mundo, y permitió la explotación de esa manera sólo una raza por otra. ¡Pero en realidad no fue el hombre blanco, están llamando a sino su sistema! (Silencio) Sudáfrica será libre este año. Hailé la muerte, Sélassié es Dios para todos los hombres. Una profecía dice que eso será en 1983… Antes, antes, va a ser antes… Se ganarán dos años…
abandonan la idea.”
¿Seguís pensando que repatriar a los rastas a África es la única solución? Parece que entre los jóvenes brethren, algunos abando naron esta idea… Es el gobierno de Jah el que debe dirigir ese mundo. Es la única solución. Desde que se ejerce la opresión, están los que sufren y están los que se compadecen. Y la gente debería saber que si se tiene compasión es porque también se sufre un poco. ¡Los que tienen más compasión son los que más sufren! Y ése es el oro del pueblo… ¡Pronto se va a producir un ras claat (el juramento jamaiquino) explosivo! Porque el combate para salvar al género humano es en vano. Todo lo que emprende el hombre virtuoso y sensato es exitoso. Algunos luchan por su propia salvación, pero cuando se dan cuenta de que de esa manera sólo están llamando a la muerte, abandonan la idea. (Se levanta, apurado por terminar.) ¿Qué pensás de la actitud de las compañías discográficas europeas que se deshacen de sus catálogos de reggae porque ya no les signi fica un gran beneficio económico? Compraron al reggae como en otra época compraron esclavos…
II
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la $uce$ión Dicen que Bob Marley era generoso con sus allegados, pero muy difícil en otros aspectos. Obedecía a un severo código de conducta y mereció el famoso sobrenombre que más tarde él mismo utilizaría para bautizar a su propio sello: Tuff Gong, “El duro”. Después de su muerte, su patrimonio fue gestionado de una manera tan hábil que hoy figura en el primer puesto de los iconos mundiales junto con los artistas vivos. Se estima que, a la fecha de su muerte, el fondo de comercio Marley llegaba a los treinta millones de dólares. Hoy es imposible calcular de manera precisa su valor y sólo hay una certeza: ese patrimonio creció de manera extraordinaria. Los rumores sugieren una cifra delirante: cientos de millones de dólares. Y el reglamento de la sucesión se convirtió en un dolor de cabeza a la jamaiquina, con un conjunto de requerimientos más o menos justificados y de conductas que atravesaron a veces la línea blanca de la legalidad. Desde siempre, la principal fuente del conflicto es la cantidad de participantes en un serial oficioso y clandestino. Aunque el buen sentido proverbial sugiera lavar los trapos sucios en casa, aquí el cuadro familiar explotó, se dinamitó a causa de la numerosa descendencia de Marley y la abundancia de participantes y de intermediarios en su carrera.
Recién llegado TRENCH TOWN REGGAE: EN LAS CALLES DE BOB MARLEY HÉLÈNE LEE (Océano)
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El patrimonio de Bob Marley no sólo es espiritual. Y sigue siendo una fuente de conflictos. Las múltiples reediciones y las exhumaciones de sus rarezas aportan tantas satisfacciones como dolores de cabeza. Por Vincent Brunner
En Kingston, parecería haberse instalado una saga mafiosa. Y si fuese una película de Coppola o Scorsese, los papeles principales los tendrían la madre de Marley, su viejo manager Don Taylor, el productor de los años de oro Chris Blackwell y los antiguos Wailers. Pero el lugar del padrino le correspondería a Rita Marley. Después de haberse casado con Bob, la corista de los I Three permaneció junto a él en el estudio y más tarde, en la morgue, se convirtió en la interlocutora clave de la sucesión novelesca. En ese folletín tan jurídico como patético, la filosofía globalmente pacífica del reggae desapareció detrás de preocupaciones materialistas y criminales. Entre otros juegos oscuros y habilidosos, Rita Marley no dudó en imitar la firma de su marido sobre algunos documentos testamentarios para transformarse, con sus hijos, en la única heredera de la fortuna. En 1986, cercada, admitió haber sido responsable de ese hecho sin inquietarse demasiado. Finalmente, después de múltiples intentos y sospechas de irregularidades, la matrona jamaiquina ganó definitivamente ese partido de póker mentiroso. En 1991, obtuvo los derechos para explotar el jugoso catálogo de Island. Cuatro años más tarde, se la reconoció definitivamente como la heredera directa del profeta
Reediciones, DVDs, homenajes… Todo suma cuando se trata de conmemorar el 25° aniversario de la muerte de uno de los mitos musicales más grandes de todos los tiempos. Sin dudas, por estos días la gran noticia es la distribución local de Trench Town reggae: en las calles de Bob Marley, un meticuloso informe periodístico sobre el barrio que vio crecer a la leyenda. En principio, Trench Town… tiene un valor agregado: la investigación llevada a cabo por la periodista francesa Hélène Lee está escrita en el lugar de los hechos. Una primera visita a Kingston despertó el interés de Lee por la tensión política de la capital jamaiquina. A partir de allí, su vieja obsesión por la
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Roots criollas
del reggae. Después de años de luchas de clanes, la máquina financiera pudo volver a funcionar y recuperar el tiempo perdido en búsqueda del máximo lucro. En 2000, Marley se posicionó en la clasificación de los artistas difuntos con una actividad provechosa y muy disputada, a pesar de la inactividad de los principales interesados. La cifra de su pequeña empresa post mortem alcanzó los diez millones de dólares, para ubicarse por encima de Frank Sinatra y Jerry García –el líder de Grateful Dead– y por debajo de Hendrix. En la actualidad, la cima del hit parade macabro la pelean Elvis Presley y John Lennon. En el capítulo de los best sellers, el compilado Legend penetró en más de veinte millones de hogares y lo sigue haciendo: acaba de editarse por enésima vez. Bajo los efectos de esta gloria póstuma y de descubrimientos en el fondo de los cajones, la sección musical de Marley se agrandó de manera exponencial. El flujo de grabaciones desconocidas y versiones remasterizadas no sólo llega a un público especialista. En 2001, por el vigésimo aniversario de su muerte, llegaron los DVDs y las nuevas ediciones de Catch A Fire y Exodus –la de Catch A Fire acaba de reeditarse en la Argentina, junto con un compilado de simples más que interesante. La leyenda continúa. El negocio, también.
vida de Bob Marley cobró otro sentido. Pero fue su segundo viaje el que terminó dándole forma a esta crónica en primera persona por las calles del Cristo del reggae. Y lo que podría haber sido una simpática biografía del cantante derivó en una investigación sociopolítica sobre Jamaica y sus vaivenes post Marley. En Jamaica, las cosas cambian demasiado rápido, asegura Lee antes de revelar detalles sobre asesinatos, mafias, pactos gubernamentales y cuentos de pandillas. Así, en ese roce entre el libro de aventuras y el expediente político, se construye un relato más que atractivo sobre los últimos años de un país chiquito, pero en combustión eterna.
Fue la respuesta doméstica a los desmanes de Babilonia. Después de la sacudida social de fines de 2001, el reggae nacional tomó su fuerza de las debilidades del sistema. Y las 18 mil personas que en 2002 colmaron las instalaciones de Obras en la segunda visita de The Wailers demostraron la consistencia de una tribu dispersa pero numerosa. A partir de ese momento, el reggae fue un negocio más o menos rentable y enarboló una infraestructura resistente a los golpes. Santiago Palazzo, conductor de La de Dios, el programa de radio dedicado enteramente al género que se transmite los sábados entre los dos y las ocho de la mañana por Rock & Pop: “Tenemos censados a unos ciento cincuenta grupos. Entre 1996 y 2002, hubo una época llamada ‘la sequía’ donde no pasó nada. El reggae ya existía, pero ese show de The Wailers impulsó el crecimiento, fue un hecho histórico que prendió la mecha de algo. En un momento, me preocupaba que el mainstream lo convirtiera en otra moda estúpida y lo terminara destruyendo. Pero eso nunca pasó, porque sus intentos fracasaron: este año, Shaggy tocó en Pinamar gratis y apenas juntó ochocientas personas, lo cual es una señal
El reggae argentino está en su mejor momento. La opinión de sus principales difusores. Por Yumber Vera Rojas
de que no todo el mundo está empapado. Eso te demuestra que el movimiento está medio disgregado… Sin embargo, no es tan hippie como se cree. Todos están intentando mostrar un poco más de profesionalismo”. Sebastián Gómez, productor, manager y curador del compilado Buenas Vibraciones –ya tiene dos volúmenes en la calle–, reconoce la intención de crecer. Aunque tiene sus peros: “Buenas Vibraciones ofrece un camino diferenciado porque muestra lo que se viene. Existen bandas que ya tienen diez años de existencia y todavía la gente no las conoce… Nuestro trabajo consiste en darlas a conocer. El under está cada vez más unido, pero muchos de los que organizan los eventos ni siquiera son músicos ni estuvieron vinculados a nada de una manera formal. Y el 80 por ciento de las bandas no alcanzó el nivel de profesionalismo que se pretende. Para hacer eso, tiene que apasionarte”. Pero no sólo los conciertos y las fiestas le dieron al reggae su madurez y su constancia: su crecimiento más sostenido se produjo en el área discográfica. Subterrannia Discos es un sello curado por Sebastián “Cebolla” Parisi, que también es el baterista de Los Cafres y de Los Intocables y el organizador de las fiestas Jamaica Rebel Nights. “En el resto del mundo, la mayoría de los artistas del reggae tienen sellos, disquerías y organizan fiestas,
no es sólo una realidad local: en el reggae hay que hacerse de abajo. Subterrannia surgió a raíz de la primera visita de Rico Rodríguez a Buenos Aires. Después vinieron el Tributo a Marley y la edición del disco de Los Intocables. Estamos asociados con Popart, tenemos una relación de distribución y compartimos artistas. Hay muchas bandas, y la más chica ya tiene cinco años. El mensaje es fuerte.” Alerta Discos, por su lado, no tiene como caballito de batalla al reggae. Pero el sello dirigido por Zeta Bosio le da un rol protagónico dentro de su catálogo. “El reggae es una realidad y Los Cafres son una muestra de eso”, dice el ex Soda. “Existe un circuito, y la gente la pasa bien. En Alerta queremos rescatar ese espíritu, ayudamos a que los grupos se organicen para que puedan difundir su material.” La última novedad local del género es el disco de La de Dios, un jugoso compilado basado en el ranking de las bandas que pasaron por el programa. Nuevamente Palazzo: “Al público argentino le tomó diez años llegar al reggae, aunque para este género nunca es tarde. Hubo un momento en el que el que escuchaba ska no se juntaba con el rasta. Es más, había enfrentamientos. Antes, en los barrios se formaban dos bandas de rock stone y dos de cumbia. Ahora, se forma una de rock stone, una de cumbia y una de reggae”.
ISRAEL VIBBRATION La imagen de un judío ortodoxo que entona estrofas sincopadas –mientras baila dancehall y sacude su larga barba despreocupado de su kipá– podría suponer la simpática actuación de un participante de American Idol. Pero no. El reggae kosher es una realidad que parece encerrar el último intento desesperado de parte de los Estados Unidos por no quedar afuera del circuito de la música jamaiquina. El movimiento está encabezado por el incipiente Matisyahu. Y con escuchar dos estrofas de su plegaria en clave dub, ya es suficiente para derribar cualquier prejuicio y poner las orejas a disposición del Viejo Testamento. Matisyahu nació en West Chester, Pensilvania, bajo el nombre de Matthew Millar. Tiene veintiséis años, y en su adolescencia fue un hippie rebelde fan de Grateful Dead. Pero un buen día, un viaje a Jerusalén despertó sus raíces hebreas y la inquietud de combinar su espiritualidad con la cultura rastafari. Hoy, Matisyahu es un estudioso del Talmud, y un practicante disciplinado de la tradición jasídica. Sin embargo, en 2004 lanzó su primera piedra: Shake Off The Dust… Arise, un disco sorprendente que reza las plegarias del rabino y cantante Shlomo Carlebach, y combina el reggae con el rap, el ragamuffin y el hip hop. Y si bien
Jah no tiene demasiado lugar en su poesía, para Matisyahu la cultura babilónica sigue siendo el obstáculo hacia la ansiada salvación del alma: “Un cocodrilo podría sonreír y mostrar sus dientes/ vos podrías ver la belleza en brillar exteriormente/ pero ésa es la historia de Grecia”, canta en Got No Water. En vivo, su performance es todavía más atractiva. Live At Stubb’s (05) documenta un concierto en el célebre restaurante de Austin. En ese disco, Matisyahu rediseña su repertorio con pasajes instrumentales que incluyen ritmos vocales que imitan bandejas e improvisaciones varias. Y mientras sus aptitudes vocales comienzan a cotizarse en otros terrenos musicales (colaboró en dos temas de Testify, el nuevo disco de P.O.D.; los Death Cab For Cutie son sus fans declarados), su filosofía sociomusical ya fue testeada y aprobada en Jerusalén y Tel Aviv. Por estos días, el Mesías norteamericano publicará su nuevo manifiesto musical, Youth, que promete seguir sumando adeptos a la Tierra Prometida. Nicolás Blanco Rodríguez Audio + video + info: matisyahu.org
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